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Cómo fueron las intervenciones

armadas impulsadas por Cuba en


América Latina
Ángel Bermúdez (@angelbermudez)BBC News Mundo. 29 marzo 2019

Fidel Castro y Ernesto "Che" Guevara intentaron exportar la revolución a otros países de América
Latina.

Eran unos 90 hombres armados los que desembarcaron del yate en aquella playa del Caribe.
Casi todos eran cubanos, vestían uniforme militar y venían dispuestos a derrocar al gobierno
de aquella pequeña nación. Ocurrió hace 60 años, pero si piensa que se trata de la expedición
del Granma a Cuba, liderada por Fidel Castro, se equivoca.

La escena corresponde a una invasión a Panamá ocurrida en abril de 1959 y que fue la primera de
una decena de intervenciones armadas impulsadas por Cuba en América Latina, desde el triunfo de
la revolución castrista el 1 de enero de aquel año.

En las últimas semanas, el tema de la injerencia militar cubana en la región entró con fuerza en el
debate internacional a propósito de la crisis política que vive Venezuela.

En un discurso el pasado mes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, calificó al


mandatario venezolano, Nicolás Maduro, como "títere cubano" y aseguró que está "controlado por
los militares cubanos y protegido por un ejército privado de soldados cubanos".

Es una denuncia que se hace desde hace años en Venezuela.

Rocío San Miguel, presidenta de la ONG venezolana Control Ciudadano, le dijo a BBC Mundo que
"Cuba intervino en la reestructuración de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y que en los
cuarteles venezolanos hay una presencia permanente de militares cubanos".

Sin embargo, La Habana niega tener alguna injerencia militar en Venezuela y defiende su apoyo a
Maduro como un gesto de solidaridad.
Cuba y Venezuela se convirtieron en aliados tras la llegada al poder de Hugo Chávez.

Desde la prensa oficial de la isla se insiste en que la gran mayoría de los 23.000 cubanos presentes
en Venezuela son trabajadores del sector salud.

El diario oficial del Partido Comunista de la isla, Granma, afirmaba en un reciente artículo que en
Venezuela no hay ni agentes ni soldados cubanos.

Es un "ejército de batas blancas", decía en referencia a los médicos que conforman el grueso de las
misiones sociales cubanas que -según afirman- también incluyen maestros, entrenadores deportivos,
periodistas y asesores científicos e industriales, entre otros.

Desde los inicios de la Revolución cubana, una de las marcas de su política exterior ha sido
"exportar el socialismo".

Alineados con la Unión Soviética durante la Guerra Fría, los cubanos tienen un historial de apoyo a
gobiernos y actores políticos ideológicamente afines.

Y lo han hecho con envíos de médicos pero también con asesoría técnica y soporte logístico en el
campo militar.

Así fue que entre 1975 y 1989 envió soldados a la Guerra de Angola (aunque el conflicto duró hasta
2002) o más recientemente los programas "Barrio Adentro" y "Mais médicos", por los que enviaron
personal sanitario a Venezuela y Brasil.

BBC Mundo te cuenta cuáles han sido algunas de las intervenciones militares más importantes de la
isla en América Latina.

Panamá
El yate con los hombres responsables de ejecutar la invasión de Panamá zarpó el 19 de abril de 1959
del puerto cubano de Batabanó. La expedición había sido promovida por Roberto Arias, un sobrino
del expresidente Arnulfo Arias, que logró el apoyo de Fidel Castro.
El presidente de Panamá, Ernesto de la Guardia, denunció la invasión cubana ante la OEA.

Aunque los invasores lograron tomar el puerto colonial de Nombre de Dios, la pronta denuncia del
mandatario Ernesto de la Guardia ante la OEA y la masiva movilización de fuerzas panameñas,
estadounidenses y guatemaltecas derivó en la rápida rendición de los agresores.
Fidel Castro, quien estaba de visita en Estados Unidos, intentó desligarse y calificó la operación
como "vergonzosa, inoportuna e injustificada"; mientras que Ernesto "Che" Guevara aseguró que
Cuba exportaba ideas revolucionarias pero no la revolución en sí misma.

La Habana ofreció garantías a Panamá de que una agresión similar no sería permitida y logró que los
detenidos cubanos fueron repatriados a la isla, donde supuestamente enfrentarían el riesgo de ser
sometidos a un tribunal militar. Apenas un mes más tarde, todos estaban en libertad.
Fi
del Castro se encontraba en EE.UU. cuando se produjo la invasión a Panamá e intentó desligarse de
lo ocurrido.

"El error de esa operación fue que la mayor parte de los guerrilleros eran cubanos, por lo que no
tuvieron apoyo local una vez que llegaron allí. Eran invasores extranjeros. A partir de allí, Cuba
cambió la estrategia y usó más combatientes locales", explicó a BBC Mundo Jonathan Brown,
profesor de Historia Latinoamericana en la Universidad de Texas y autor del libro Cuba's
Revolutionary World, sobre cómo la isla intentó exportar la Revolución a otros países a través de la
insurrección armada.

Nicaragua
Menos de dos meses después del fiasco de Panamá, en junio de 1959, una expedición de unos 60
hombres armados que partió de Cuba desembarcó en la costa caribeña de Honduras.

Durante un par de semanas acamparon en el lugar esperando para avanzar sobre su verdadero
objetivo: Nicaragua, justo al otro lado de la frontera.
Los expedicionarios eran mayormente exiliados nicaragüenses, acompañados de guerrilleros
cubanos y guatemaltecos, que buscaban derrocar al mandatario Luis Somoza Debayle.
Lu
is Somoza Debayle era el objetivo de la expedición que desembarcó en Honduras para intentar
ingresar a Nicaragua.

El gobierno de Honduras envío soldados a la zona que atacaron por sorpresa el campamento,
causando la muerte de 6 guerrilleros, hiriendo a 15 y deteniendo al resto. "No fue una batalla, fue
una masacre", lamentó luego Carlos Fonseca, un nicaragüense que fue herido.

Varios de los sobrevivientes regresaron después a Cuba para una larga estadía, donde siguieron
recibiendo entrenamiento militar y se reagruparon con otros exiliados nicaragüenses.
"Se convirtieron en los sandinistas. Fidel les siguió apoyando y, al final, sus esfuerzos dieron
frutos dos décadas más tarde", comentó Brown en referencia al triunfo de la revolución
nicaragüense en 1979.

República Dominicana
El 14 de junio de 1959, una fuerza de unos 60 hombres -dominicanos y cubanos- despegó del oriente
de Cuba en un avión C-46 pintado con los colores de la Fuerza Aérea Dominicana. La nave aterrizó
en el aeropuerto de Constanza en el interior del país, donde tomaron un cuartel por sorpresa.
Tras el triunfo de la revolución en Cuba, algunos grupos de exilados dominicanos esperaban que
Castro les ayudara a derrocar a Trujillo.

El avión regresó inmediatamente a Cuba, donde Camilo Cienfuegos -quien había estado a cargo
de la operación- ordenó el "arresto" del piloto venezolano y luego negó la participación de la
isla en el suceso.

En paralelo, tres barcos transportaron unos 150 guerrilleros armados hasta un lugar cercano a Puerto
Plata. Estas naves, sin embargo, llegaron con tres días de retraso a Dominicana, lo que permitió al
gobierno de Rafael Leónidas Trujillo ponerse en alerta y emboscarlos.

"La fuerza que buscaba instigar una rebelión armada en el territorio nacional ha sido completamente
exterminada, todos sus participantes han muerto", anunció el 23 de junio el portavoz del gobierno
dominicano.
En realidad, unos pocos expedicionarios sobrevivieron, incluyendo al comandante cubano Delio
Gómez Ochoa, quien pudo regresar a su patria luego de que Trujillo fuera asesinado en 1961.

Según explicó Brown a BBC Mundo, "en 1959 solamente quedaban cuatro dictaduras en América
Latina", de las cuales tres estaban en el Caribe y Fidel Castro se había propuesto eliminarlas pues
"quería crear un mundo que fuera seguro para la Revolución".

El caso de Trujillo era especialmente preocupante para La Habana.

"Él estaba dando ayuda y refugio a exoficiales del extinto ejército de Batista, que conspiraban para
volver al poder en Cuba", señaló el experto.

Haití
En agosto de 1959, un grupo de unos 30 hombres armados -mayormente cubanos y haitianos junto a
dos venezolanos- zarparon de Baracoa, en la costa oriental de Cuba, rumbo a Haití con el fin de
promover el derrocamiento del gobierno de François "Papa Doc" Duvalier.
La
s fuerzas del gobierno de François "Papa Doc" Duvalier sofocaron la invasión.

Los voluntarios haitianos habían recibido tres meses de entrenamiento en una base a las afueras de
La Habana.
Los expedicionarios contaban con el alzamiento de una columna del ejército haitiano que
nunca se produjo, según cuenta el historiador cubano Juan F. Benemelis en su libro "Las guerras
secretas de Fidel Castro".

"La reacción militar haitiana, encabezada por el general Mercerón, fue de íntegro apoyo a Duvalier",
escribe Benemelis.

La consecuencia de ello fue la aniquilación de prácticamente todos los invasores, con algunas
excepciones como la de cuatro adolescentes cubanos que fueron capturados, interrogados y
deportados.

Argentina
Si las invasiones de Nicaragua, República Dominicana y Haití podían ser vistas como operaciones
que buscaban eliminar adversarios peligrosos en el entorno próximo de Cuba, Brown considera que
las intervenciones militares en otros países latinoamericanos tenían otra función.
"Cuba luego se vengó de cada gobierno de América Latina que no la reconoció así como de aquellos
que se sumaron al boicot de Estados Unidos. Fidel Castro trajo jóvenes de izquierda de esos
países a la isla, les dio entrenamiento guerrillero y, luego, los envió de vuelta. Así fue como él
siguió interviniendo en la región", explica el experto.

Er
nesto "Che" Guevara planificó la operación guerrillera en Argentina.

Uno de esos casos fue Argentina. En 1962, Guevara planificó establecer una guerrilla rural en la
provincia norteña de Salta. Al frente colocó a Jorge Ricardo Masetti, un periodista argentino que le
había acompañado desde los tiempos de la Sierra Maestra.

En junio de 1963, Masetti encabezó un grupo de cinco hombres armados -cuatro argentinos y un
cubano- que ingresó en Salta a través de Bolivia. Uno de ellos viajó a Buenos Aires y Córdoba para
reclutar unos 30 hombres adicionales entre los grupos de extrema izquierda.

En un comunicado enviado a la prensa de Buenos Aires, Masetti anunció la existencia del grupo y su
intención de liberar a Argentina del imperialismo internacional pero no hubo ninguna reacción.
En febrero de 1964, las autoridades de Salta recibieron información sobre la presencia de hombres
sospechosos en un área remota, lo que derivó en una serie de operaciones que culminaron con la
incautación de todas las armas, municiones y alimentos del campo guerrillero.

Los hombres de Masetti se pasaron un mes vagando por la selva en busca de comida y refugio.
Al final, tres murieron de hambre, otros tres perecieron en enfrentamientos con las autoridades, unos
13 fueron detenidos sin hacer casi ninguna resistencia, mientras que Masetti se adentró en la selva
sin que nadie nunca volviera a saber de él.

Venezuela
El desembarco en mayo de 1967 de un grupo de guerrilleros procedentes de Cuba cerca de la playa
de Machurucuto, en el oriente de Venezuela, dejó al descubierto los intentos de injerencia armada de
La Habana en ese país.

Tras detectar el desembarco de Machurucuto, el ejército venezolano se desplegó en la zona.

Héctor Pérez Marcano, uno de los protagonistas de aquella operación, le dijo a BBC Mundo que la
misma fue ideada y supervisada directamente por Fidel Castro, quien les brindó todo el apoyo.

Pérez Marcano era parte de un grupo de militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria
(MIR) venezolano que viajó a Cuba a entrenarse como guerrilleros para luego regresar a hacer la
revolución en su país.

Según su relato, el plan original era el desembarco de ocho combatientes -cuatro venezolanos y
cuatro cubanos- que se iban a unir a un foco guerrillero del MIR que operaba en una zona montañosa
a unos 160 kilómetros al este de Caracas.
Sin embargo, la captura de tres tripulantes cubanos de la lancha que les había llevado hasta la
orilla puso al descubierto la expedición.

La situación derivó en la ruptura de las relaciones diplomáticas entre Caracas y La Habana.


La prensa venezolana dio grandes titulares al suceso.

Sin embargo, el incidente conocido como "el desembarco de Machurucuto" no fue la primera ni la
mayor operación de este tipo que Castro ejecutó sobre Venezuela.
Un año antes había ocurrido una expedición mayor que había trasladado a un grupo de
guerrilleros del Partido Comunista de Venezuela formados en Cuba junto a combatientes de la
isla, incluyendo a Arnaldo Ochoa Sánchez, quien años más tarde tras alcanzar el rango de general
fue fusilado en la isla tras ser condenado en un polémico juicio por narcotráfico.

Perú
En los primeros años de la década de 1960, unos 200 jóvenes izquierdistas peruanos recibieron
entrenamiento guerrillero en Cuba.
El gobierno del presidente Fernando Belaúnde respondió con dureza ante la aparición de grupos
insurgentes en Perú.

Según señala Brown en su libro, el grupo más numeroso correspondía a los militantes del
Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), un grupo formado por jóvenes desertores de las
filas del APRA. También había otro conformado por disidentes del Partido Comunista de Perú, que
optaron por llamarse Ejército de Liberación Nacional.

Muchos de estos hombres regresaron luego a Perú, donde ambos grupos entraron en acción por
separado en 1965, realizando ataques en diversas partes del país.

El gobierno del presidente Fernando Belaúnde respondió con un despliegue abrumador de fuerzas.
Las autoridades lograron sofocar esos primeros focos de insurgencia guerrillera en un año, llegando
a declarar "misión cumplida".
"Una vez que se dieron cuenta de que había guerrillas en las zonas rurales fueron tras ellas con
toda su fuerza. Muchos de los militares de América Latina habían aprendido de lo ocurrido en la
revolución cubana y no iban a ignorar la presencia de grupos armados en el país. Eso fue lo que hizo
Batista en Cuba en la década anterior: ignoró a las guerrillas en la Sierra Maestra hasta que fue
demasiado tarde", comenta Brown.

Guatemala
"Guatemala fue uno de los proyectos donde más enconadamente se precipitaron Castro y el Che
Guevara desde un principio; sobre todo porque Guatemala había concedido bases de entrenamiento
para los cubanos exilados que participaron en la abortada invasión de Bahía de Cochinos", asegura
Juan F. Benemelis en su libro.

Sin embargo, según el autor, ya antes de ese episodio el Che Guevara había hecho un pacto secreto
con el expresidente guatemalteco Jacobo Arbenz -derrocado por un golpe apoyado por Estados
Unidos- para restituirle en el poder.
Raúl Castro junto al depuesto presidente de Guatemala Jacobo Arbenz durante un acto en La Habana
en 1960.

El 3 de octubre de 1960, el gobierno del presidente Miguel Ydígoras Fuentes divulgó un comunicado
en el que informó que su Fuerza Aérea había atacado una embarcación cubana que
aparentemente estaba desembarcando armas en la costa atlántica del país.

Unas tres semanas más tarde, el gobierno denunció un plan para invadir al país a través de la frontera
con Honduras.

Aseguraba que la operación iba a ser realizada por una fuerza de unos 200 hombre liderados por
Augusto Charnaud MacDonald, exministro de Interior de Arbenz, quien había sido visto por última
vez en La Habana.

Al mes siguiente, se produjo un levantamiento militar en las localidades de Zacapa y Puerto Barrios,
en el que participó el teniente Marco Yon Sosa, quien tenía contactos con Cuba y luego se convirtió
en un comandante guerrillero.

Según relata Benemelis, hubo aviones de la fuerza aérea cubana aprovisionando a los alzados
mientras que en Honduras había sido descubierta una columna de hombres armados liderados por
oficiales cubanos que buscaban dar apoyo a los rebeldes.

El alzamiento fue sofocado por el gobierno de Guatemala que exigió a la OEA tomar medidas contra
Cuba.

Colombia
La influencia y el apoyo de Cuba se encuentra en el origen del Ejército de Liberación Nacional
(ELN) de Colombia.
El Ejército de Liberación Nacional de Colombia fue creado por un grupo de estudiantes formados en
Cuba.

La primera semilla de esta agrupación la constituyó la "Brigada Pro Liberación José Antonio
Galán", creada en Cuba por seis jóvenes estudiantes colombianos que viajaron a La Habana
con becas del gobierno de la isla.

Dos años más tarde, en 1964, con solamente 18 guerrilleros se creó el ELN, a cuyas filas pronto se
unirían varios sacerdotes católicos seguidores de la Teoría de la Liberación.

Sin embargo, según señala Brown, una vez que el ELN se puso en marcha se convirtió en un
movimiento independiente que no dependía de la tutela de La Habana. Eso, sin embargo, no descarta
que recibieran apoyo material de la isla.

En la Conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad, realizada en La Habana en


agosto de 1967, representantes del ELN recibieron la promesa de armas cubanas suficientes para
dotar a 500 campesinos que ellos habían organizado en el oriente de Colombia.

Décadas más tarde, otro episodio.

En marzo de 1981 el gobierno del entonces presidente colombiano Julio Cesar Turbay anunció que
su país rompía relaciones con Cuba, acusando al gobierno de la isla caribeña de apoyar un
desembarco de armas y combatientes del movimiento guerrillero M-19 en la costa pacífica
colombiana, en el departamento del Chocó. Cuba negó en ese momento las acusaciones de
Colombia.

El desembarco fue un fracaso, con el ejército colombiano interceptando a los combatientes en la


zona selvática del Chocó al poco tiempo de haber llegado a la costa.

El Salvador
La oportunidad para la injerencia militar de Cuba en El Salvador surgió con el triunfo de los
sandinistas en Nicaragua en 1979.
Est
ados Unidos aseguraba que Cuba fue determinante en ayudar a que las guerrillas salvadoreñas se
unificaran.

Sin embargo, de acuerdo con Brown, eso no se tradujo en la presencia de militares cubanos en El
Salvador, sino en un gran apoyo material y en asesoría.
Un informe desclasificado del Departamento de Estado de EE.UU. de 1981 atribuye a Fidel Castro y
al gobierno cubano el haber jugado un papel central en promover la unificación de los grupos
guerrilleros salvadoreños -cuyos líderes se habrían reunido en La Habana en mayo de 1980-, así
como en la entrega encubierta de casi 200 toneladas de armamento que sirvieron para
preparar la "ofensiva general" que lanzaron estos grupos en enero de 1981.

Según el gobierno estadounidense, antes de septiembre de 1980 los grupos guerrilleros salvadoreños
estaban mal armados y mal coordinados, pero para enero de 1981 -cuando lanzaron la ofensiva-
disponían de un impresionante arsenal de armas modernas.

En el año 2000, durante la X Cumbre Iberoamericana en Panamá, el entonces presidente de El


Salvador, Francisco Flores, implicó a Castro en la muerte de miles de salvadoreños durante la guerra
civil de su país (1980-1992).

"Es absolutamente intolerable que usted, involucrado en la muerte de tantos salvadoreños, usted, que
entrenó a muchísimas personas para matar salvadoreños, me acuse a mí de muertes en El Salvador".
Castro, en un tono beligerante, respondió que "condenamos esos crímenes" y se desligó de esas
acusaciones.

Bolivia
Bolivia fue el país escogido por el Che Guevara para demostrar su tesis de que no hacía falta que
existieran condiciones objetivas en un lugar para realizar la revolución pues la propia guerrilla era
capaz de crear esas condiciones.

Con este convencimiento, en 1966, Guevara viajó de incógnito a Bolivia para encabezar un foco
guerrillero en ese país. Le acompañaban unos 25 combatientes cubanos.

Ernesto "Che" Guevara quiso abrir un nuevo foco guerrillero en Bolivia.

Según Brown, estefue el único caso en el que la presencia cubana fue tan importante desde la
fallida invasión de Panamá. ¿La razón de ello? Los comandaba Guevara.

La iniciativa duró unos pocos meses. Tras unos éxitos iniciales, los guerrilleros se encontraron
huyendo constantemente del ejército boliviano, que parecía omnipresente. Para octubre de 1967,
cuando Guevara fue capturado y ejecutado, ya el grupo estaba prácticamente aniquilado.

Hacia el final de la década, las intervenciones cubanas en la región disminuyeron de intensidad.


Según Brown, esto se debió al hecho de que todas las operaciones que se realizaron durante esa
década fracasaron, a la muerte de Guevara -que era uno de los principales impulsores de la idea de
llevar la revolución al resto de la región- y a la oposición de la Unión Soviética a esta tipo de
acciones.

"Moscú estaba en contra de estas intervenciones en el resto de América Latina que no se ajustaban a
la doctrina soviética acerca de cómo el comunismo iba a apoderarse del mundo. Ellos siempre se
opusieron pese a que Castro siguió haciéndolo durante la década de 1960. Al final, él tuvo que darse
cuenta de que no iba a tener éxito. Y eso ocurrió después de la muerte del Che", concluye Brown.

De: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-47674885
Intervenciones militares de Cuba

Tanque cubano PT-76 en las calles de Luanda (Angola), 1976

Las intervenciones militares de Cuba en el resto del mundo iniciaron luego


de 1959 y el triunfo de la Revolución cubana, que significó su alineamiento con
una de las dos superpotencias de la época, la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas (URSS), lo que significó un cambio en la política exterior cubana.12
Todas estas intervenciones tenían como elementos comunes el estar dirigidas
hacia países del Tercer Mundo, ayudando a la implantación o sostenimiento de
gobiernos afines al marxismo-leninismo, justificadas por el gobierno cubano
bajo el argumento de que se trataba de «internacionalismo proletario»
o anticolonialismo realizado en apoyo de los pueblos que según el gobierno
cubano deseaban tener un Estado socialista, que las invasiones cubanas eran
funcionales a los intereses geopolíticos de la Unión Soviética y en oposición a
la política exterior de los Estados Unidos de América, y se realizaron con
respaldo técnico soviético y de la República Democrática de Alemania.1 En la
terminología oficial permitida por el gobierno cubano, las intervenciones
militares llevadas a cabo por la Cuba socialista se pueden denominar
«misiones internacionalistas».34
Durante la Guerra Fría, el gobierno socialista cubano presidido por Fidel
Castro priorizó la actuación militar como el principal rol del Estado cubano en el
mundo, convirtiendo a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba (FAR) —
de un país pequeño— en la segunda fuerza militar más grande de América,
después de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos y probablemente
similares a las Fuerzas Armadas de Brasil de la época.12 En esta época Cuba
tuvo el noveno de los diez ejércitos más grandes del mundo. 1
El período en que se dan las intervenciones ha sido llamado en ocasiones por
sus críticos la era del «imperialismo cubano» o «imperialismo militar cubano»,1
mientras que en la terminología oficial cubana también puede encontrarse el
término «internacionalismo militar cubano»,3 e incluiría tanto las intervenciones
militares directas (guerras, envío de fuerzas militares) e indirectas (sostén
logístico de gobiernos o de movimientos guerrilleros, actividad del servicio
de espionaje, incitación a golpes de Estado). El régimen socialista cubano, en
los planes de expansión de su influencia, dio preferencia a la intervención
militar directa en África Subsahariana a diferencia de América Latina donde dio
preferencia al auspicio de organizaciones subversivas locales. Es
particularmente notable la presencia militar cubana en África, 5 con más de
36 000 efectivos en 1985, especialmente en Angola (23 000) y Etiopía (12 000).
Dentro de Cuba el régimen justificaba el envío de cubanos a las lejanas
guerras africanas bajo el discurso de que Cuba es una nación «latinoafricana». 1
2

A medida que se derrumbaba el Bloque socialista a finales de la década de


1980 las tropas y operaciones cubanas en el extranjero se redujeron, y con
el colapso de la Unión Soviética y el inicio del Período especial en Cuba a
inicios de la década de 1990 cesaron las intervenciones militares cubanas al
extranjero.

Intervenciones militares[editar]

Artilleros cubanos se preparan para disparar a las fuerzas somalíes en Ogaden

Las FAR oficialmente reconocen cinco intervenciones militares de Cuba, en


Argelia, Siria, Congo, Angola y Etiopía.4 Sin embargo otras fuentes amplían la
lista incluyendo a Nicaragua. Esta lista sólo incluye el envío de militares
cubanos como fuerzas regulares reconocidas como beligerantes entre los
Estados. Se agregan separadamente las invasiones militares con fines
golpistas.
1963: Guerra de las Arenas en Argelia. Cuba envió un batallón de 22 tanques,
grupos de artillería y morteros, una batería de cañones antitanque y varios
centenares de soldados.
1973-1974: Durante la Guerra de Yom Kipur, la República Árabe Siria solicitó
ayuda militar a Cuba y el gobierno cubano envió una brigada de tanques que
participó en combates.
1975-1991: Fuerzas regulares cubanas ingresaron en Angola, en la misión
llamada Operación Carlota, para sostener al gobierno comunista y participaron
en la Guerra Civil de Angola y la Guerra de la frontera de Sudáfrica. La Fuerza
de Defensa de Sudáfrica (SADF) intervino en Angola en apoyo de la UNITA y
el FNLA. El 14 de octubre de 1975, el SADF comenzó la Operación
Savannah en un esfuerzo por capturar a Luanda desde el sur. El 5 de
noviembre de 1975, sin consultar a Moscú, el gobierno cubano optó por una
intervención directa con las tropas de combate en apoyo del MPLA. A fines de
diciembre, las tropas cubanas, equipadas con vehículos blindados soviéticos y
lanzacohetes, habían ayudado a cambiar el rumbo a favor del MPLA, y las
tropas sudafricanas se retiraron sustancialmente un mes después. En 1987,
Sudáfrica envió nuevamente fuerzas militares a Angola para detener un avance
de las fuerzas de FAPLA (MPLA) contra UNITA, lo que condujo a la Batalla de
Cuito Cuanavale, donde la SADF no pudo derrotar a las fuerzas cubanas. Los
aviones de combate cubanos MiG-23 realizaron ataques aéreos contra las
fuerzas sudafricanas en Namibia durante la batalla.6 Durante parte del tiempo
cuando se cumplió la misión en Angola, un contingente militar cubano se
desplegó en Pointe-Noire (República del Congo) con la misión de actuar como
apoyo de las tropas que defendían Cabinda.4
1977-1988: Durante la Guerra Civil de Etiopía y la Guerra de Ogaden, tropas
cubanas ingresaron a Etiopía para sostener al gobierno socialista y combatir al
movimiento de liberación nacional somalí del Ogaden. Las tropas cubanas
jugaron un papel importante en la expulsión de los regulares somalíes del
Ogaden.
1979-1990: En la Revolución sandinista en Nicaragua, el Estado cubano envió
personal militar que se hizo con la dirección de los servicios de seguridad e
inteligencia militar nicaragüenses.7
Invasiones fallidas[editar]
1959: Expedición fallida a Panamá con el fin de iniciar un movimiento
revolucionario en el país. Fueron detenidos luego de una escaramuza con la
Guardia Nacional panameña.8
1959: Expedición fallida a la República Dominicana para derrocar a la dictadura
de Rafael Leónidas Trujillo, en alianza con el exilio dominicano.9 Los diez
cubanos y 200 exiliados dominicanos fueron masacrados apenas unas horas
después de haber desembarcado.10
1963 y 1967: Expediciones fallidas de militares cubanos para tomar el poder
en Venezuela instalando un gobierno amigable con Cuba y asegurar el
suministro de petróleo a la isla. El gobierno venezolano repele la
invasión destruyendo las artillerías cubanas instaladas en islas venezolanas. 11

Referencias[editar]
1. ↑ Saltar a:a b c d e f «La intervención militar cubana: manifestación del poder militar
soviético en países del tercer mundo (1960-1993)». Consultado el 14 de septiembre de
2018.
2. ↑ Saltar a:a b c Domínguez, Jorge (2009). «Introducción». La política exterior de Cuba
(1962-2009). Madrid: Editorial Colibrí. pp. 9-35. ISBN 978-84-934605-7-0. Consultado el 14 de
septiembre de 2018.
3. ↑ Saltar a:a b Abreu, José (5 de septiembre de 2011). «El internacionalismo militar
cubano en la historiografía de la isla». Holguín: Radio Angulo. Consultado el 14 de
septiembre de 2018.
4. ↑ Saltar a:a b c Sautié, Pedro; Pérez San Miguel, Alfredo. «Misiones militares
internacionalistas cumplidas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de la República de
Cuba». La Habana: Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba. Consultado el 14 de
septiembre de 2018.
5. ↑ Freire, Orlando. «La otra cara de la intervención en África». Cubanet. Consultado
el 14 de septiembre de 2018.
6. ↑ «The Cuban Army Abroad – Meet Castro’s Foreign Cold Warriors».
7. ↑ «Las guerras secretas de Fidel Castro: Los sandinistas». cubamatinal.com. 30 de
agosto de 2008. Consultado el 14 de septiembre de 2018.
8. ↑ «Rubén Miró y la invasión de cubanos a Panamá». Ciudad de Panamá: La
Estrella de Panamá. 22 de abril de 2010. Consultado el 14 de septiembre de 2018.
9. ↑ Lora, J. Armando. «Invasión». Consultado el 14 de septiembre de 2018.
10. ↑ Castañeda, Jorge G. (2009). Companero: The Life and Death of Che Guevara.
Knopf Doubleday Publishing Group. p. 147.
11. ↑ Flores, Victor (28 de septiembre de 2013). «“Los cubanos son los artífices del
fraude electoral en Venezuela”». El País. Madrid: Ediciones El País. Consultado el 14 de
septiembre de 2018.

De: https://es.wikipedia.org/wiki/Intervenciones_militares_de_Cuba

El internacionalismo militar cubano en la historiografía de la isla


José Abreu Cardet / Lunes, 05 Septiembre 2011 11:02

Es difícil encontrar en la historia de la segunda mitad del siglo XX, un país del tercer mundo de límites
geográficos y demográficos tan reducido, que tiene un impacto internacional de tales dimensiones como
Cuba desde 1959.

Si nos atenemos tan solo al papel militar, estaremos ante una larga historia, los cubanos han combatido
en: Nicaragua. República Dominicana, Argelia, en la República del Congo, Zaire, Guinea Bissau, Angola,
Mozambique, Siria, Granada, Bolivia, Venezuela, Argentina y Etiopía. Además han apoyado material y
espiritualmente a movimientos revolucionarios en diversos países del mundo. Se sumaron a la solidaridad
con estados revolucionarios o progresistas en África, América Latina y Asia. Pese a esa asombrosa
historia de la solidaridad militar de la mayor de las Antillas, la obra escrita por los cubanos sobre el tema
es poco conocida en el mundo intelectual. Queremos poner a disposición del lector un fragmento del libro
titulado La historiografía en la Revolución cubana. Reflexiones a 50 años. Publicado por la Editora
Historia, Instituto de Historia de Cuba, La Habana, 2010. En el publicaron 16 historiadores cubanos sobre
la historiografía después de 1959. En el cuarto capítulo del libro (Temas de Historia Militar) aparece el
ensayo "La historiografía militar en la Revolución cubana" del Dr. Roberto Pérez Rivero, del cual
ofrecemos al lector la parte que se extiende de la página 233 a la 236, y que está dedicada precisamente,
a las misiones internacionalistas militares. A continuación el texto de Pérez Rivero que reproducimos
textualmente:

Misiones Internacionalistas en la esfera Militar

El internacionalismo es consustancial a la Revolución Cubana, ella se ha defendido, y sobre todo ha


contribuido a la liberación y defensa de otros pueblos, gracias a la consecuencia con que ha seguido este
principio. Una de las esferas más notables de la ayuda solidaria cubana, ha sido precisamente la militar.
Desde el mismo año 1959, en decenas de países y cientos de miles de cubanos, han cumplido
numerosas misiones internacionalistas; desde la participación en incipientes movimientos guerrilleros en
América Latina hasta la realización de grandiosas operaciones militares en los vastos teatros de
operaciones militares el continente africano.

La magnitud, variedad, alcance e impacto de estas misiones en la historia no solo de Cuba, sino de varias
regiones y continentes del mundo es relevante; sin embargo, muchas de ellas, historiográficamente
hablando, son prácticamente desconocidas. Éste, es uno de los retos más grandes que tienen ante sí los
historiadores cubanos.

La trascendencia y significado de las misiones internacionalistas militares de Cuba en el continente


africano, se expresa en las siguientes palabras del compañero Jorge Risquet Valdés, pronunciadas en la
clausura del acto por el 40 Aniversario del inicio de la misión del Che y sus compañeros en tierras
congolesas (7 de julio del 2005):
Desde el 24 de abril de 1965, en que el Che y sus 13 compañeros de la vanguardia de la Columna Uno
cruzaron el Lago Tanganika y pisaron el suelo de la patria de Lumumba, hasta este día en que concluyó
la “Operación Carlota” habían transcurrido un cuarto de siglo, más un año, más un mes, más un día.
En estos 26 años no hubo un solo día en que los combatientes cubanos dejaran de empuñar el fusil en
África. A veces fueron sólo unas decenas, en algún campamento guerrillero en la selva o instruyendo al
nuevo ejército nacional de un país recién liberado. A mediados de 1988, fueron más de cincuenta mil
soldados y oficiales. (1)
De esa colosal epopeya de los internacionalistas cubanos en las tierras de África, y habría que añadir en
muchas otras partes del mundo, se infiere la notable importancia que este tema tiene para el ulterior
desarrollo de la historiografía militar cubana.

Ya empiezan a encauzarse los primeros esfuerzos; por ejemplo, el CEMI de las


Fuerzas Armadas Revolucionarias, FAR, desarrolla proyectos de investigación tendientes a lograr las
primeras sistematizaciones de las misiones internacionalistas. Sus investigadores han obtenido
importantes resultados consistentes en la elaboración de ideas o visiones generales de varias de las
misiones cumplidas por las FAR en otras tierras del mundo, que permitirán el desarrollo de sucesivos
proyectos de investigación más específicos.

Desde hace varios años, también en la Academia de las FAR se han elaborado algunos materiales
teóricos sobre las misiones internacionalistas en general, y sobre todo en la RPA. Entre los primeros,
porque aborda aspectos de las misiones menos conocidas, se debe resaltar “Expresiones más
importantes de la solidaridad internacionalista de la Revolución Cubana en la esfera militar”, de Fernando
Rodríguez Portela (1957-2003). Asimismo, se desarrolló en esa institución una investigación sobre la
Batalla de Cuito Cuanavale.

A pesar de lo mucho que está por hacer, en las dos últimas décadas han aparecido no pocas
publicaciones que indican favorablemente que la atención a este tema aumenta; sobre todo desde la
óptica testimonial.

De las misiones en países de América Latina como República Dominicana, Nicaragua, Venezuela,
Argentina, y Bolivia; se conoce más la que en este último país, cumplió el grupo de guerrilleros que lideró
el Che. Desde que fue publicado su diario en 1968, la lista de obras dedicada a la epopeya de la guerrilla
en Bolivia creció considerablemente. En ese sentido, sobresalen los esfuerzos de Froilán González y
Adys Cupull, convertidos en los principales autores de obras sobre este tema. (2)

Entre las obras dedicadas a la guerrilla boliviana se pueden citar además, Che en tres tiempos (Alfredo
Pérez San Miguel, Ed. Verde Olivo, 2001), es un acercamiento al pensamiento militar del comandante
Ernesto Che Guevara en Cuba; pero, también en las misiones internacionalistas del Congo y
particularmente Bolivia; Pombo. Un hombre de la guerrilla del Che (Harry Villegas, Ed. Política, 1996), que
tiene la valía de ser el testimonio de uno de los principales protagonistas de aquella gesta; y Épica
Hazaña (Luis Neyra, Ed. Verde Olivo, 2003), la que ofrece exacta y valiosa información sobre aspectos
organizativos, de mando, políticos, combativos y éticos de la guerrilla.

Otras misiones apenas se empiezan a conocer con obras como Secretos de generales (Ed. SI-Mar S. A.,
1996), en ella, 41 generales de las FAR entrevistados por Luis Báez, exponen desde la valentía, y sobre
todo la modestia y la sencillez; vivencias de su trascendental desempeño. Muchas de sus experiencias
están relacionadas con el cumplimiento de misiones internacionalistas en la esfera militar en numerosos
países, sobre todo de África y América latina.

De igual manera pueden considerarse La misión internacionalista de Cuba en Argelia (Gisela García,
DPC FAR, 1990), y la monografía inédita de Jorge Luis Joanicot y Ramón Támbara titulada Las misiones
militares de Angola y Etiopía. Tanto en una como en la otra, sobre la base de los testimonios e
informaciones bibliográficas, se muestran acciones militares protagonizadas por las tropas cubanas.

Recientemente, se ha puesto a disposición de los lectores dos visones de la misión de cubanos y


dominicanos en República Dominicana: El artículo “La solidaridad de la Revolución Cubana: La
Expedición Dominicana-Cubana a Santo Domingo en 1959”, de Orlando Cruz Capote (Revista Cubana de
Pensamiento e Historia, http://www.revistacaliban.cu ), en el que se propone esclarecer si la expedición
dominicano-cubana a Santo Domingo fue una respuesta o una acción independiente de Cuba
revolucionaria y solidaria; y La victoria de los Caídos (Ed. Verde Olivo, 2009). Ésta es la edición cubana
del libro, anteriormente fue editado dos veces en República Dominicana (1998 y 2007). Es el testimonio
que ofrece Delio Gómez Ochoa, acerca de las expediciones que a partir del 14 de junio de 1959, llegaron
a tierras dominicanas por Constanza, Maimón y Estero Hondo. De veinte cubanos que se involucraron en
esa misión; solo dos sobrevivieron. (3)

El tratamiento a las misiones de tropas cubanas en África, comienza a incrementarse. A Etiopía: Una
brillante lección de internacionalismo (El Oficial, No. Especial, 1990), y La Guerra de Angola,(4) se han
sumado importantes publicaciones como Cuba y África, historia común de lucha y sangre, en ella sus
propios autores declaran que el objetivo perseguido es dar a conocer la verdad sobre la presencia cubana
en el continente africano.

Misiones en conflicto. La Habana, Washington y África. 1959-1976 (Piero Gleijeses, 2004), de la Editorial
de Ciencias Sociales, es una importante y voluminosa obra, que aunque de un autor foráneo; por la valía
de su prólogo a cargo de Jorge Risquet, por el profundo análisis de la epopeya africana de Cuba desde
1959 hasta 1976 (Argelia, Congo Leopoldville, Congo Brazaville, Guinea Bissau, y final y principalmente
Angola son examinados), y por sustentarse en la consulta de valiosos fondos documentales de varios
países, entre ellos cubanos, debe ser tenida en cuenta de manera significativa en este recuento
historiográfico. Según Piero, él ha sido el único estudioso que ha usado documentos cubanos para
evaluar la política cubana en África.

Los testimonios sobre la guerra en Angola, se conoce de la existencia de muchos aún inéditos,
igualmente empiezan a llenar espacios vacíos. Entre ellos se pueden referir, Al sur de Angola (Rubén G.
Jiménez, Ed. Verde Olivo, 2002), en el que aparece la vida diaria de los combatientes cubanos en Angola,
los principales hechos militares ocurridos al sur de ese país en 1988, y aspectos cardinales de la Batalla
de Cuito Cuanavale; Ecos que germinan (Rolando T. Crespo; Ed. Verde Olivo, 2007), narración
anecdótica que repasa momentos de la última etapa de la misión internacionalista en la RPA, la
Operación Victoria, consistente en el regreso de las tropas cubanas a la patria; Cuito Cuanavale. Viaje al
centro de los héroes (César Gómez, Ed. Verde Olivo, 2008), testimonio de un fotorreportero acerca de la
batalla en el sureste angolano, editado por segunda ocasión (primera edición en 1989).

Destaque singular para La Batalla de Cabinda (Ed. Verde Olivo, 2001), es la primera obra publicada en la
que un jefe militar destacado, general Ramón Espinosa Martín, narra los pormenores de una histórica
batalla. En otro libro suyo, Siempre en combate (Ed. Verde Olivo, 2009), recuerda todos los servicios que
ha prestado a la patria, entre ellos, incluye sus experiencias en otra misión internacionalista, la ayuda
prestada a Etiopia en el rechazo de la invasión de gran escala de Somalia. Asimismo, presenta recuerdos
de su visita a Vietnam al frente de una delegación que buscó en aquel país, experiencias en la
organización de las formaciones de milicias y otras fuerzas populares.

Finalmente, debe ser mencionada la obra de Jorge Martín Blandino: Cangamba (Ed. Verde Olivo, 2006).
Este libro de elocuentes testimonios y el filme KANGAMBA, a decir del Comandante en Jefe Fidel Castro
Ruz, uno de los más serios y dramáticos que ha visto; motivaron varias reflexiones suyas, imprescindibles
para el estudio de la guerra en Angola: Una, de igual nombre a la producción cinematográfica (del 30 de
septiembre de 2008); y otra, publicada en tres partes, “La verdad en Batalla y el Libro de Martín Blandino
(9, 12 y 14 de octubre del 2008). En ellas, reafirma y argumenta la frase ¡Los que cayeron en Cangamba
no murieron en vano!, y realiza un pormenorizado análisis del contexto, realización e impacto de esa
trascendental acción combativa.

NOTAS
1-- Tomado de: Piero Gleijeses, Jorge Risquet y Fernando Remírez: Cuba y África, historia común de
lucha y sangre. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2008, pp. 103-104.
2-- De su autoría son las siguientes obras: De Ñancahuasú a La Higuera. Editora Política, La Habana,
1989; La CIA contra el Che. Editora Política, La Habana, 1992; Un hombre bravo. Editorial Capitán San
Luis, La Habana, 1994; y Ciudadano del mundo, Editorial Capitán San Luis, La Habana, 1994.
3--- Además de lo citado por Pérez Rivero sobre la solidaridad cubana con Republica Dominicana, en el
año 2009, fue publicado por la Editorial Oriente Dictadura y revolución en el Caribe: las expediciones de
junio de 1959. En este libro, sus autores (José Abreu Cardet y Emilio Cordero Michel) aseguran que la
expedición a Dominicana no fue inútil pese a su fracaso militar. A partir de ella, y los crímenes cometidos
por la dictadura de Trujillo, se inició el proceso de descomposición de esta.
4--Colectivo de autores: La Guerra de Angola. Editora Política, La Habana, 1989. Estas dos publicaciones
ofrecen información sobre los antecedentes históricos, el inicio de la cooperación entre Cuba, Etiopia y
Angola; así como, acerca de importantes operaciones, acciones combativas, el desempeño de las
diferentes armas y aseguramientos, y otros importantes temas; tratados, por protagonistas de esas
hazañas.

De: http://archive.is/saeD1#selection-823.1-937.411

La  otra  cara de la intervención en África


Orlando Freire Santana

 LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) – El pasado 10 de noviembre se


cumplieron treinta y cinco años del inicio de la intervención de tropas regulares cubanas en
Angola. Ese día de 1975, actuando de manera unilateral y en franco desdén por las otras
dos agrupaciones guerrilleras que combatieron al colonialismo portugués (UNITA y Frente
Nacional de Liberación de Angola), el Movimiento Popular para la Liberación de Angola
(MPLA), dirigido por Agostinho Neto, proclamó la independencia del país y ocupó la ciudad
de Luanda con la ayuda de las tropas cubanas.

Comenzaba así nuestra participación en un conflicto que, según los analistas, costó la vida
a 10 mil cubanos. La contienda finalizó en 1991, en momentos en que también llegaba a
su término la mayoría de los conflictos regionales que florecieron en la época de la guerra
fría. Por esa razón no faltan voces que opinan que los cubanos sólo fueron una pieza
empleada por el Kremlin en dicha pugna. Además, la presencia de Cuba en la guerra de
Angola marcó uno de los instantes de más bajo nivel en las relaciones de la isla con su
hoy estrecho aliado chino, pues en aquella época los maoístas apoyaban UNITA y FNLA.

No obstante, las autoridades cubanas exhiben la gesta de Angola como la vertiente


positiva y heroica de la presencia de sus tropas en tierras africanas. Argumentan que los
combatientes no fueron allí a intervenir en el conflicto interno angolano, sino a defender a
esa nación del avance del ejército sudafricano que pretendía imponer el apartheid. Insisten
en que la intervención tenía sus raíces diez años atrás, cuando el Ernesto  Guevara hizo
contacto con Neto cuando estuvo en Congo. Después de eso los cubanos marcharon a
Angola para cumplir un deber histórico con nuestros ancestros africanos, erradicar el
apartheid en Sudáfrica y garantizar la independencia de Namibia.

Sin embargo, en un segundo plano queda la actuación cubana en el denominado Cuerno


de África. En esa región se enfrentaban, hacia la segunda mitad de los años setenta,
Somalia y Etiopía, dos naciones tercermundistas, no alineadas y amigas por igual de Cuba
hasta el momento de iniciarse las hostilidades. Incluso las universidades cubanas
albergaban a becarios de los dos países. ¿Qué acontecimiento posibilitó que los
gobernantes cubanos se alinearan junto a Etiopía, al extremo de enviar centenares de
soldados a combatir contra los somalíes?

Ni más ni menos que el ascenso al poder en ese país de Mengistu Haile Mariam, un militar
que arribó al gobierno con las manos manchadas con la sangre de sus adversarios
políticos, y de repente juró su adhesión al marxismo-leninismo.

De inmediato los soviéticos comprendieron que Mengistu era su hombre en la región, y


encomendaron a sus aliados cubanos la tarea de apuntalar militarmente a su régimen. El
saldo de la intervención para Cuba no pudo ser más funesto: además de la pérdida de
vidas de nuestros jóvenes soldados, destaca el hecho de haber apoyado a un tirano que
asesinó a 200 mil personas y provocó el desplazamiento de 750 mil de sus compatriotas.

Por otra parte, y comoquiera que el gobierno etíope combatía también a las guerrillas
eritreas que luchaban por la liberación de su patria, era la primera vez que los cubanos se
veían en la necesidad de oponerse a las aspiraciones de un movimiento guerrillero de
liberación nacional. Ellos, que en América Latina y otras regiones del mundo habían sido
siempre los máximos inspiradores de la lucha guerrillera.

Abundan las razones para que los dirigentes cubanos prefieran hablar de Angola y callar
acerca de Etiopía.

De:
https://web.archive.org/web/20101202041649/http://www.cubanet.org/CNews/year2010/No
v2010/29_C_2.html

Redacción Digital La Estrella


Rubén Miró y la invasión de cubanos a Panamá
¡Al amigo Gonzalo Menéndez Franco, In Memorian, quien en La Mesa de La
Papaya, se refería a la verdad historica!

22/04/2010 02:00

¡Al amigo Gonzalo Menéndez Franco, In Memorian, quien en La Mesa


de La Papaya, se refería a la verdad historica!

El 19 de abril de 1959, salió una expedición de noventa y siete


hombres en el yate Mayari, desde el Puerto Surgidero en Batabanó,
Cuba a treinta millas de La Habana, desembarcando en Playa
Colorada, San Blas a las 8:00 p.m. del viernes 24 de abril.

Bredio Benavides, intendente de San Blas, quien visitó el barco


abandonado y encallado en la playa, el 26 de abril, dio parte a las
autoridades. De Playa Colorada, los invasores se dirigieron a Nombre
de Dios, donde establecieron su base de operaciones.

La expedición estaba compuesta de tres panameños, un


puertorriqueño, un argentino y el resto de nacionalidad cubana. El
domingo 26, fueron capturados los primeros invasores, entre ellos el
panameño Guillermo González, y los cubanos Antonio Puente Blanco,
Alberto o Gilberto Bethancourth Chacón y/o Roberto A. Arancibia
Rodríguez, quienes fueron identificados por sus pasaportes. Éstos no
se rendieron, abriendo fuego contra la Guardia Nacional. En el
desembarco muere el panameño Enrique Morales Brid y dos personas
más, quienes no fueron identificados. Una vez capturados, informaron
que se esperaban dos barcos más con mercenarios.

El primero de enero de 1959, el Ejéercito rebelde, llega al poder, luego


de la salida de Fulgencio Batista. La efervecencia revolucionaria,
estaba de moda.

La invasión de cubanos a Panamá en abril de 1959, para unos guarda


relación y para otros no, con los levantamientos que se dieron en
Cerro Tute, en Veraguas, el desembarco en las playas de Santa Clara, y
los proyectados asaltos a los cuarteles de Boquete y La Chorrera.
Desde principios del año 1959, el gobierno panameño tenía informes
fidedignos y confiables, de que en la Isla de Cuba se proyectaba una
invasión a territorio panameño de cuatrocientos hombres en tres
naves distintas, siendo comunicado esto por el canciller panameño
Miguel J. Moreno, al canciller del Gobierno Revolucionario de Cuba,
doctor Roberto Agramonte. Tanto el doctor Agramonte, como el
embajador Raúl Roa, pusieron al tanto al comandante Antonio Enrique
Lussón Batlle, y éstos dieron seguridad a Moreno, que no permitirían
que se llevaran a cabo dichas actividades en contra de Panamá.
Diógenes De La Rosa, estuvo presente en dicha reunión, celebrada en
Caracas, Venezuela.

Mientras tanto, Rubén Oscar Miró Guardia, llega a Cuba como turista
con su esposa y sus hijos el 15 de enero de 1959. Miróo, primo
hermano de Roberto "Tito" Arias, fue absuelto en diciembre de 1957,
por su participación en el magnicidio del presidente José A. Remón
Cantera. El 4 de agosto de 1958 sufrió un atentado, recibiendo tres
disparos de arma. El 9 de abril de 1959, llega a Miami procedente de
La Habana, y el Miami Herald en su edición del 10 de abril, en una
noticia que firma el periodista George Southword, señala que "Miró
prometió a un fiscal distritorial de Estados Unidos que se portaría bien
durante sus tres días de visita en Miami, y "que era un viaje de placer".
"Yo soy el jefe del movimiento revolucionario de Panamá, y deseo
registrarme con el gobierno de los Estados Unidos. No violaré las leyes
de neutralidad de este país". En dicha noticia señala que Miró "está
escribiendo un libro titulado ¿Quién mató a Remón?".

Miguel Moreno, el 15 de abril, puso en conocimiento personalmente al


encargado de negocios a.i. de Cuba en Panamá, Ricardo Riaño Jauma,
que el gobierno panameño estaba enterrado que en territorio cubano
se preparaba una expedición armada. En esa nota "se invocó la
obligatoriedad de parte del gobierno cubano de reprimir tales
preparativos, en cumplimiento del artículo primero de la Convención
sobre Deberes y Derechos de los Estados en caso de Luchas Civiles,
aprobada en la Sexta Conferencia Internacional Americana en La
Habana, Cuba en el año 1928". El 17 de abril, Riaño Jauma contestó
"que su Gobierno se pronunciaría en evitación de que se produjeran
los hechos denunciados".

El 16 abril, Panamá convocó al Órgano Ejecutivo, y comunicó al país


"de que se preparaba una expedición de extranjeros para invadir el
país". Ese mismo día, a las 9:30 p.m., Miguel Moreno entregó el
comunicado a las delegaciones de los países de la OEA acreditados en
Panamá, para que lo trasnmitieran a su respectivo gobierno.

Colombia envió dos fragatas y dos aviones caza, para la custodia de


las costas del Istmo. Ecuador puso dos aviones, Guatemala un avión
con aprovisionamiento militar y con voluntarios, inclusive Cuba, envió
dos oficiales del Ejército cubano, para que éstos desistieran de su plan.
Además ofreció una fragata para vigilar las costas panameñas.

La Cancillería agradeció al gesto de la fragata, pero solicitó que la


misma se utilizara para evitar la salida de otras naves de puertos
cubanos, y que la cooperación ofrecida, se empleara para impedir las
actividades en Cuba de Rubén Miró y mantener estrecha vigilancia de
Andrés Cantillo y otros.

La misión de los dos oficiales cubanos en Panamá, capitán Armando


Torres y teniente Fernando Ortiz enviados por Cuba, para convencer a
los invasores de desistir de la aventura, fracaso, porque Torres y Ortiz,
querían que se les permitiera regresar a Cuba con las armas a los
invasores.

El embajador de Panamá ante la Organización de los Estados


Americanos, Ricardo M. Arias Espinosa, solicitó la intervención de la
OEA invocando el artículo 6 del Tratado Interamericano de Asistencia
Recíproca de Río de Janeiro de 1947. El 28 de abril el Consejo aprobó
una resolución para que se trasladara al lugar de los hechos para
investigar la situación denunciada.

La comisión quedó integrada por los embajadores de Brasil -


presidente, Estados Unidos - vicepresidente, Paraguay, Argentina y
Costa Rica. La comisión llegó a Panamá, el 29 de abril. Ese mismo día,
es arrestado en La Habana, Rubén Miró. Luego de un estudio de los
interrogatorios, pruebas, entrevistas, la comisión comunica al Consejo
la noche del 19 de abril sus conclusiones, entre los que se señalaba: el
carácter foráneo de la expedición, en cuanto a la organización y a sus
componentes, ya que la totalidad era de nacionalidad cubana,
Panamá sostuvo como base para cualquier arreglo, la rendición
incondicional de los invasores, la cual fue aceptaba el 1 de mayo y así
se evitó el derramamiento de sangre. La Guardia Nacional condujo a
los cubanos a la Cárcel Modelo en Panamá. El destino de éstos quedó
en manos de la justicia. Mientras, que el 30 de junio, mediante Decreto
1523 y publicado en la Gaceta Oficial de Cuba el 2 de julio, se dispuso
la expulsión de Cuba de Rubén Miró, siendo deportado a Miami.

El Segundo Tribunal Superior de Justicia el 25 de junio perdonó el


delito cometido por los invasores cubanos, en razón que se rindieron
incondicionalmente y depusieron las armas sin disparar un solo tiro. A
cinco extranjeros y un panameño, no les tocó el perdón, porque no se
sumaron a la rendición incondicional en Nombre de Dios, y por
enfrentarse con las armas a la Guardia Nacional. A la Cancillería le tocó
tramitar la concesión de varios asilos diplomáticos y dar
salvoconducto a panameños [Jaime Padilla Beliz y Samuel Gutiérrez]
que se asilaron en la Embajada de Chile acreditados en Panamá.
El 12 de mayo el gobierno panameño, se pronuncia por unas
declaraciones de Fidel Castro en Río de Janeiro, Brasil. El gobierno
panameño, calculó los perjuicios de la invasión en más de trescientos
mil dólares en gastos directos y en daños indirectos en varios millones
de dólares, ya que el comercio y la industria se paralizaron durante
varios días. Los invasores cubanos regresaron a Cuba en vuelo de
COPA, pagados por el gobierno de Cuba, debiendo aterrizar en el
aeropuerto militar Ciudad Libertad de La Habana.

Años atrás un cubano me contó que conoció a Rubén Miró en Cuba


reclutando a los futuros miembros de la aventura de la invasión en
Cuba para venir a Panamá, y que al recibir el ofrecimiento de Miró, no
aceptó.

Cincuenta y un año después de estos hechos, sirva para recordar los


mismos.

*El autor es Contador Público Autorizado a2twin@msn.com

De: https://www.laestrella.com.pa/opinion/columnistas/100422/miro-ruben-cubanos-invasion

Invasión
por J. Armando Lora
DERECHOS RESERVADOS

EL PRURITO REVOLUCIONARIO

 
   El 1959 fue verdaderamente un año aciago y prolífico en movimientos
revolucionarios que estremecieron hasta sus cimientos las estructuras de varios
gobiernos latinoamericanos, principalmente aquellos que se sostenían mediante
el terror, contra la voluntad de sus pueblos.
   El día de año nuevo de 1959, la victoria alcanzada por el Ejército Rebelde de
Fidel Castro en Cuba, obligó al dictador Fulgencio Batista a buscar un exilio
ignominioso en playas dominicanas.
   La llegada de Fidel Castro a La Habana por esa fecha, marco el inicio de una
serie de acontecimientos simultáneos escenificados en varias naciones
americanas, pero eslabonados entre sí, que convulsionaron de tal modo el área
del Caribe, hasta el punto de que parecía inminente una guerra declarada entre la
República Dominicana, Cuba y Venezuela, rompimiento de hostilidades que, de
haberse producido, iba a involucrar también aunque indirectamente, a los
gobiernos de Costa Rica, Guatemala, Panamá, Haití y Puerto Rico.
   Un verdadero conflicto intercontinental de mayúsculas proporciones, que se
evitó por la vía diplomática en los foros de la ONU y la OEA con la intervención
directa de los Estados Unidos ante esos organismos.
   En orden cronológico, durante ese lapso los principales incidentes de
repercusión internacional protagonizados por países Caribeños y
centroamericanos fueron los siguientes:

Ø       Al mes de su llegada al poder, a principios de febrero, Fidel Castro de


visita en Caracas hacía un sustancioso aporte en efectivo para abrir allí un
centro de reclutamiento de exiliados dominicanos y voluntarios de otras
nacionalidades, con el objeto de ser trasladados a Cuba para recibir
entrenamiento en guerra de guerrillas y luego ser lanzados contra la
dictadura dominicana. Trujillo fue enterado inmediatamente por sus
servicios de inteligencia.

Ø       En marzo, ante tal amenaza y para reforzar su ejército, Trujilo creaba la
Legión Extranjera en la que se le dio cabida a miles de veteranos de las
Fuerzas Armadas dominicanas y a cientos de mercenarios provenientes de
Europa, principalmente griegos, españoles, búlgaros, yugoslavos y
alemanes.

Ø       También en marzo con solo tres meses en el poder, Fidel autorizaba el


primer intento de exportar su revolución enviando una fuerza marítima
compuesta en su mayor parte por exiliados panameños, cuyo objetivo era
derrocar al presiden. te constitucional de Panamá, Ernesto de La Guardia.
Los expedicionarios fueron sometidos por el ejército de ese país.

Ø       En mayo, despegó un avión transporte de la Fuerza Aérea


Revolucionaria Cubana con un grupo de exilados nicaragüenses a bordo,
fuertemente armados, cuya misión era invadir a Nicaragua desde Costa
Rica para ayudar a un levantamiento dirigido por Pedro Joaquín Chamorro
contra el gobierno del presidente Luis Somoza.

Ø       A principios de junio, tras capitular Chamorro y sus expedicionarios, el


jefe de las Fuerzas Armadas Nicaragüenses, general Anastasio Somoza
Debayle, anunció que la invasión a su país había sido preparada en Cuba y
ayudada a partir desde Costa Rica por el ex—presidente Pepe Figueres.

Ø       A mediados de junio, la Chancillería Dominicana anunciaba el


rompimiento de relaciones diplomáticas entre la República Dominicana y
Venezuela, por lo que denominó “política de provocación del gobierno de
Rómulo Betancourt contra el régimen de Ciudad Trujillo”.
Ø       También a mediados de junio salió desde Oriente en Cuba, una invasión
hacia la República Dominicana para abrir tres frentes sincronizados el día
14, uno aéreo por Constanza y dos marítimos por Maimón y Estero Hondo
sobre las playas de Puerto Plata. La invasión fracasó y murieron casi todos
los expedicionarios.

Ø       A fines del mismo mes de junio, el ex—secretario de Estado Adjunto de


los Estados Unidos, Mister Braden, denunciaba ante la OEA que había un
estado de agitación política en Martinica, Guayana Inglesa, Guatemala y
Haití. Inmediatamente el Consejo de Seguridad de la OEA hizo una
exhortación a las repúblicas americanas para que redoblaran sus esfuerzos
a fin de impedir que se usaran sus respectivos territorios para preparar
invasiones a países vecinos del área.

Ø       En agosto, en represalia por las invasiones de junio, Trujillo envió desde
la República Dominicana por vía aérea una expedición formada por
exiliados cubanos, con la finalidad de derrocar a Fidel. Esta fuerza
invasora una vez desembarcada en Trinidad, provincia de Las Villas,
actuaría en connivencia con el comandante William Morgan, ex—
combatiente fidelista en la sierra del Escambray. Pero Castro tenía en sus
manos los hilos de la trama y la aventura tuvo un desenlace fatal.
Descubierta la complicidad del comandante Morgan, éste fue fusilado
algún tiempo después.

Ø       Dias mas tarde, también en agosto, se puso en marcha una fuerza


invasora desde Cuba hacia Haití para derrocar al régimen del dictador
Francois Duvalier. Todos los miembros de esta expedición fueron
exterminados por Papa Doc.

Ø       No bien iniciado su gobierno, el nuevo presidente de Guatemala, Miguel


Ydígoras Fuentes, declaraba “persona non grata” al diplomático cubano
Antonio Rodríguez Echazábal por intervenir en los asuntos internos de ese
país centroamericano, lo que provocó un rompimiento de relaciones con el
régimen de La Habana. Este rompimiento sirvió como excusa para que
Ydígoras, tentado por la CIA norteamericana, permitiera establecer en
territorio guatemalteco los campamentos donde se adiestraron centenares
de exiliados cubanos, que mas tarde participaron en la invasión de Bahía
de Cochinos con la intención de derrocar a Castro.

Ø       Toda esta agitación llegó a su climax el 24 de junio de 1960, cuando


Trujillo tras comprobar la participación de Betancourt en las invasiones de
jun10 del 1959, ordenó un atentado contra el presidente venezolano. La
criminal acción, preparada por Johnny Abbes García, se ejecutó con una
bomba de alto poder explosivo accionada por micro-ondas, colocada en un
automóvil estacionado en una calle de Caracas por donde debía pasar
Rómulo Betancourt. No salió ileso, salvó la vida milagrosamente.
Ø       Como consecuencia del atentado contra el presidente venezolano, en
agosto de 1960 la Quinta Reunión de Cancilleres celebrada en San José de
Costa Rica, impuso sanciones diplomáticas y económicas al régimen
dominicano para “aislar a Trujillo del resto del hemisferio con un cordón
sanitario”, acogiendo una propuesta del propio Betancourt. Desde ese
instante se inició la cuenta regresiva de la tiranía, decapitada al año
siguiente el 30 de mayo de 1961.

   La situación a finales del 1959 llegó a su punto de máxima tensión; había


una franca perturbación de la paz en esta parte del Continente. Para evitar la
catástrofe, Estados Unidos se vio precisado a intervenir. A principios y
mediados del 1960 el presidente Eisenhower ordenó a la flota norteamericana
del área patrullar el  Mar Caribe, para prevenir cualesquiera nuevos
desembarcos desde Cuba hacia países centroamericanos y antillanos, o
viceversa.
   Tales eran a “grosso modo” los sucesos que durante la época afectaron
profundamente las relaciones entre los gobiernos caribeños y del istmo.
   El triunfo relámpago de Fidel Castro tuvo una repercusión tal, que bien
pronto se crearon las condiciones para que se esparciera por todo el Continente
un prurito revolucionario, que desde luego contagió a los exiliados
dominicanos, la mayoría de ellos jóvenes idealistas que actuaban impulsados
por un ferviente deseo de dar al traste con el régimen de terror trujillista, que
para entonces llevaba 29 años oprimiendo a su pueblo.
 

 
Exhibiendo banderas dominicanas y cartelones
con leyendas anti-trujillistas, este grupo de
exiliados piquetea frente al consulado de su
país en la ciudad de New York. De estos grupos
salieron los jóvenes que se enrolaron en la
expedición de Junio de 1959.

De:
https://web.archive.org/web/20080304060111/http://www.redom.com/invasion/prurito.htm

HÉCTOR PÉREZ MARCANO / EXGUERRILLERO VENEZOLANO


“Los cubanos son los artífices del
fraude electoral en Venezuela”
El antiguo revolucionario repasa la penetración cubana en su país al
cumplirse 50 años de la primera acción de la guerrilla venezolana, el
ataque al Tren del Encanto
VÍCTOR FLORES GARCÍA
México 28 SEP 2013 - 20:24 CEST

La historia de la injerencia cubana en Venezuela se remonta a los años 60,


cuando Fidel Castro y Ernesto Guevara, el Che, organizaron dos desembarcos
guerrilleros en 1966 y 1967 que terminaron en fracaso meses más tarde. Las
travesías marítimas fueron inspiradas en la mítica expedición del
yate Granma que partió de las costas de Veracruz a la isla caribeña para
comenzar la revolución. Las acciones militares abiertas comenzaron en 1963, y
este domingo 29 de septiembre se cumplen 50 años de la acción más recordada
de la primera gran campaña guerrillera en Venezuela: el malhadado ataque al
Tren del Encanto, un asalto armado al tren turístico realizado en un domingo por
las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional, donde fueron ejecutados siete
guardias nacionales y varios turistas fueron heridos de bala. Este es el testimonio,
a través de una larga conversación telefónica, de uno de los protagonistas de
aquella guerrilla, Héctor Pérez Marcano, autor del libro autobiográfico La
invasión de Cuba a Venezuela. Del desembarco de Machurucuto a la revolución
bolivariana. A pesar de su complicidad y confesa admiración por Fidel, este
militante de 82 años se ha opuesto a la intromisión abierta de La Habana en su
país, desde la era de Hugo Chávez a la actualidad.

Pregunta. En su libro narra que se reunió con el Che Guevara y Fidel Castro en
la famosa suite privada del Hotel Habana en los años 60. ¿Cómo ocurrió aquel
encuentro?

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Respuesta. Yo formaba parte de la delegación del Frente de Liberación Nacional
de Venezuela, que agrupaba a los partidos que estaban en la lucha armada a la
Primera Conferencia Tri-Continental de La Habana, para unificar el movimiento
revolucionario de Asia, África y América Latina, en enero de 1966. Fidel Castro
se había instalado en la suite del piso 25 del Hotel Habana. Allí nos
entrevistamos con Fidel para planear un desembarco conjunto. Para entonces, el
ala izquierda se había separado de Acción Democrática [AD, partido
socialdemócrata, fundado por el ex presidente Rómulo Betancourt], y constituido
el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR, clandestino). Fui copresidente
de ese congreso en Cuba.

P. ¿Cómo fue su primer encuentro con Fidel?

R. Había conversado con él por primera vez durante el Primer Congreso


Latinoamericano de Juventudes que se realizó en julio de 1960 en La Habana,
meses después del triunfo revolucionario. En esa oportunidad me tocó tener una
entrevista con Fidel y con el Che Guevara, con motivo de un incidente que se
presentó en el acto inaugural del evento. Al Che le tocó el discurso de apertura.
Las relaciones de Cuba con Venezuela bajo la presidencia de Betancourt ya
habían empezado a agriarse; y el Che dijo en su discurso inaugural que
Betancourt era un prisionero de los militares venezolanos. La delegación del
gobernante partido AD que, como todos los partidos de América Latina habían
asistido, se retiró del acto en protesta.

P. ¿Qué hizo usted para mediar entre el Che y los venezolanos de Betancourt?

R. El Che quiso atribuirles una conspiración a los militares reaccionarios y


golpistas del dictador venezolano Marcos Pérez Jiménez (1914-2001). Hubo que
hacer una reunión con el Che, a petición de él mismo para enderezar las cosas. Es
la única que vez que he sabido que el Che haya retrocedido en una posición. A
Cuba le interesaba que la delegación de AD no se retirara del evento, porque eso
iba a tensar aún más las relaciones entre Cuba y Venezuela, en los albores de la
Revolución, que terminaron con la expulsión de Cuba de la OEA en 1962, con el
voto de México en contra. En esa oportunidad el Che nos dio algunas
concesiones y se retractó de lo que había dicho. Su objetivo era que la delegación
venezolana de AD permaneciera en el evento de La Habana.

P. ¿Cómo fue aquel choque de personalidades entre Castro y Betancourt, que


también tenía formación socialista?

R. Betancourt había empezado una política de hostilidad hacia la Revolución


Cubana. Curiosamente, el primer viaje de Fidel al extranjero luego de tomar el
poder fue a Venezuela. Pero ya Betancourt iba inclinando su Gobierno a ser la
contraparte socialdemócrata en América Latina del revolucionario Fidel Castro.

P. ¿El petróleo venezolano estaba en la mira de Fidel desde su llegada al poder?

R. Sí, desde 1959. Fidel hizo aquí algunas peticiones, las cuales el presidente
Betancourt no quiso resolver, incluido un pedido relacionado con los suministros
del petróleo. Fidel entró el 6 de enero a la Habana; y en Venezuela se celebraba
el 23 de enero un año de la caída del general Pérez Jiménez. Fidel vino entonces
a Caracas en agradecimiento a Venezuela, que le había apoyado mucho en sus
tiempos de la Sierra Maestra. Wolfang Larrazabal, presidente de la Junta de
Gobierno que derrocó al dictador venezolano en 1958, le había enviado un
embarque de dos aviones con armas para la revolución.

P. ¿Cuáles fueron los planes del Che y Fidel para Venezuela?

R. Al Che Guevara comenzó a hacérsele incómoda su situación en Cuba, porque


no estaba de acuerdo con el rumbo de la Revolución, según lo que conversé con
él. En alguna oportunidad me dijo que no estaba de acuerdo con el dominio de la
penetración soviética sobre Cuba, ni con las condiciones políticas que le imponía
por la solidaridad y el subsidio que le daban los soviéticos. Después, el Che quiso
venir primero a Venezuela, a incorporarse a la lucha armada; pero para esas
fechas el Partido Comunista de Venezuela (PCV) ya atendía la línea pro-
soviética y estaba en retirada de la lucha armada. El PCV rechazó la idea de que
el Che viniera a Venezuela; y Guevara se fue al Congo. Después de pasarla muy
mal en África, y al no poder venir a Venezuela, decidió irse a Bolivia.
P. ¿Cómo organizaron ustedes con Fidel Castro los desembarcos?

R. Para esa época, Fidel ponía muchas esperanzas en la lucha revolucionaria


venezolana; por eso adopta, atiende y chequea personalmente esas operaciones
con nosotros, incluido el simulacro en lanchas. La confianza era tal que, antes de
partir a Venezuela, Fidel nos hizo una revelación íntima que nos sorprendió: nos
confesó que el Che estaba en Bolivia. La lucha revolucionaria en Venezuela y el
proyecto del Che en Bolivia y Centroamérica, formaba parte de lo que he
llamado el proyecto continental de Fidel.

P. ¿Cuándo termina aquella etapa de la expansión continental armada cubana?

R. Cuando el Che es derrotado y muere en Bolivia en octubre de 1967 y la lucha


armada en Venezuela da muestras de debilitamiento y visos de derrota. Los
cubanos que vinieron a Venezuela, como la primera expedición de julio de 1966
dirigida por el cubano Arnaldo Ochoa [quien llegaría a ser general, Héroe de
Angola y Nicaragua, fusilado por narcotráfico en 1989 en Cuba]; y otros que
vinieron con nosotros al segundo desembarco, el de Machurucuto, del 8 de mayo
de 1967, comienzan a regresar a Cuba. Ese desmoronamiento hace que Fidel
tenga que rendirse a las presiones soviéticas, que provocan un viraje importante.
Era evidente que Fidel no había abandonado la idea, siempre buscó por otra vía
el desarrollo continental de su revolución. Esa otra vía es la que ahora vemos
desplegarse en América Latina en la era de Hugo Chávez y sus herederos.

P. ¿Fidel se anticipó a lo que pasaría en Venezuela?

R. Sí. Tanto es así que cuando vino a Caracas en 1989, a la inauguración del


segundo mandato de Carlos Andrés Pérez, el Presidente convocó a una charla
con Fidel en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela (UCV), a la
cual fui invitado. Me sorprendió, en esas cinco horas que habló, el grado de
conocimiento de los problemas sociales del país. Incluso llegó a decir que la
revolución cubana se había mantenido por el equilibrio entre las dos potencias,
Washington y Moscú; y que otra revolución como la cubana no era posible en
Latinoamérica. Ocurrió una cosa en aquel banquete, cuando el presidente Pérez
vio cierta efusividad en el trato de Fidel con nosotros, le dijo en tono de broma:
“No los abraces mucho, porque a lo mejor tengo que volver a perseguirlos”
(risas). Esto ocurrió tres años antes del golpe de Estado de Chávez. Fidel tuvo
una muy buena relación con Carlos Andrés Pérez. Ambos y el general Omar
Torrijos de Panamá, apoyaron el derrocamiento de la dictadura de los Somoza en
Nicaragua en 1979. El 4 de febrero de 1992, Fidel condena el cuartelazo de
Chávez y le da su apoyo al presidente Pérez. Cinco años después, el ojo de Fidel
captó la potencialidad en el militar golpista, que lo hizo seducir políticamente a
Chávez. Cuando viajó por primera vez a Cuba en 1994, Hugo Chávez era una
especie de arcilla en las manos de un artesano como Fidel, tan buen orfebre.

P. ¿Quiénes fueron los exguerrilleros que apoyaron a Chávez en el golpe?

R. Sólo algunas individualidades, como Douglas Bravo, exlíder del PCV, estaban
comprometidos en el golpe a través de Adán Chávez; pero la izquierda como
movimiento no. Incluso algunos de ellos en el momento del golpe fueron
apartados por Chávez. Ellos fueron dejados afuera de la conspiración de 1992.
Después Douglas Bravo le reclamó a Chávez, que le respondió: “Es que los
civiles molestan en una situación como esa”.

P. ¿Todo lo verde olivo le causa ahora cierta aversión?

R. Algo de eso hay. Por eso los dirigentes del PCV hicieron esfuerzos para que
me incorporara a la campaña de Chávez en 1998 y me entrevistara con él. Y lo
rechacé. Ya desde mediados de 1998 advertía lo que ocurriría y alerté del peligro.

P. Usted afirma en su libro que casi nadie atendió su advertencia del regreso del
proyecto continental de Fidel, luego de la reelección de Chávez en 2006. ¿Cuáles
fueron sus fuentes?

R. Así es. Nadie me hizo caso. Veía la conexión a partir de información de un


agente de inteligencia cubano que trabajó en la Embajada de Cuba en Venezuela
en las décadas de los años 70 y 80. Yo sabía que él era del G2 [espionaje
político] en aquel tiempo, cuando yo por supuesto era solidario con la revolución
cubana. Él salió de Venezuela, ya no reside en Cuba y ha seguido trabajando en
Centroamérica para la inteligencia cubana; preferentemente vive en México.
Viene con frecuencia a Venezuela. Esa fue mi fuente.

P. ¿Puede dar su nombre?

R. No.

P. ¿Qué contactos tiene en Venezuela ese espía cubano?

R. Viene con frecuencia a Venezuela. Tiene excelentes relaciones con los


sectores políticos de Venezuela, tanto de derecha como de izquierda, con
movimientos políticos de todo tipo. Es un cuadro político importante, influyente
que desarrolla una labor muy útil para los cubanos. Cuando viene se entrevista
con todo el mundo. Y una de las personas con la que se reúne siempre es
conmigo. Fue a través de él que supe detalles de la presencia cubana, ya como
una intervención en Venezuela. Me di cuenta que se estaba armando lo que
califiqué de nuevo proyecto continental cubano. Teniendo el poder por la vía
electoral, busca promover la expansión de estos movimientos en América Latina.
Él tenía contactos con Ramiro Valdez, el sucesor de Manuel Piñeiro, Barba Roja,
el principal responsable de la subversión cubana en Latinoamérica en la era de
Fidel.

P. ¿Cuáles son sus objeciones al papel de los cubanos en Venezuela hoy?

R. Ellos controlan el servicio de identificación nacional de los ciudadanos


venezolanos Está vinculado con el registro electoral permanente. Ese registro
tiene un crecimiento que no se corresponde con el crecimiento vegetativo de la
población venezolana. Allí hay varios millones de electores virtuales. Los
cubanos son los artífices del fraude en Venezuela.

De: https://elpais.com/internacional/2013/09/28/actualidad/1380392697_591646.html

Granada: a 30 años de la invasión


Juan O. Tamayo. jtamayo@elnuevoherald.com
21 DE OCTUBRE DE 2014 03:58 PM

Soldados de la 82 División Aerotransportada del Ejército de EEUU disparan una pieza de


artillería durante la invasión a Granada en 1983. ARCHIVO

Cuando las tropas estadounidenses y cubanas se enfrentaban en la diminuta isla de


Granada 30 años atrás, los medios oficiales de prensa de La Habana reportaban que los
“gloriosos combatientes” cubanos estaban en ese momento “inmolándose por la patria
envueltos en la bandera cubana”.

Eso no fue cierto. Pero al parecer esa fue la orden que La Habana dio al contingente de
más de 700 “soldados-albañiles” que estaban construyendo un aeropuerto en Granada.

Una unidad militar estadounidense que vigilaba el tráfico de radio durante la invasión
escuchó una transmisión de La Habana que ordenaba a los cubanos “pelear hasta el
último hombre”, dijo Chris Simmons, entonces teniente del Ejército que aterrizo en
Granada el primer día de los combates, el 25 de octubre de 1983.

Los vigilantes estadounidenses estaban apoyando a otra unidad de EEUU cuya misión
era capturar a los líderes del contingente cubano, dijo Simmons. Pero los cubanos se las
arreglaron para asilarse en la embajada de la Unión Soviética.

El gobernante cubano Fidel Castro no quedó complacido.

Su principal jefe militar en Granada, el coronel Pedro Tortoló Comas, fue enviado a
Angola y la última noticia confirmada sobre él era que manejaba un taxi en La Habana.
Y su embajador ante Grenada, Julián Torres Rizo, se anuncia ahora como guía de
turismo en La Habana.

La invasión, conocida como Operación Furia Urgente, es recordaba en gran medida


como el único momento en que tropas estadounidenses y cubanas se enfrentaron
directamente a pesar de años de relaciones profundamente hostiles, 30 de ellos durante
la Guerra Fría.

Diecinueve soldados de Estados Unidos murieron en choques breves pero violentos,


entre ellos cuatro miembros del Equipo SEAL Team 6, el mismo equipo que luego mató
a Osama Bin Laden. También murieron 45 granadinos del Ejército Revolucionario del
Pueblo (PRA) y 24 civiles.

Veinticinco cubanos murieron en combate y otros 638 fueron capturados, entre ellos 86
que se rindieron luego que aviones A-7 Corsair de la Marina de Guerra de EEUU
bombardearan las oficinas centrales del destacamento cubano, marcadas en los mapas
militares estadounidenses como “Pequeña Habana”.

ASESINATO DE MAURICE BISHOP


Los planes de Furia Urgente comenzaron luego de que el primer ministro de Granada
Maurice Bishop, un estrecho aliado de Cuba, y 10 de sus seguidores fueron asesinados
el 19 de octubre en un golpe de estado asestado por su vice primer ministro de línea
marxista dura, Bernard Coard, y el general Hudson Austin, jefe del PRA, de 1,500
hombres.

El presidente Ronald Reagan ordenó la invasión, diciendo que le preocupaba la


seguridad de 600 estudiantes de medicina estadounidenses en Granada, pero claramente
preocupado también por la construcción por parte de Cuba de un aeropuerto civil pero
con capacidad militar en la antigua colonia británica de 100,000 habitantes cerca a las
costas de Venezuela.

Combates esporádicos duraron cuatro días, en lo que 7,300 soldados del Ejército, la
Marina de Guerra y la Fuerza Aérea de EEUU, más 330 soldados de una coalición
caribeña, ocuparon rápidamente la isla de 133 millas cuadradas a pesar de terribles
problemas de comunicaciones y mapas mal hechos.

Simmons dijo que su pelotón, parte de la division 82nd Airborne, se vio envuelto en el
último combate de importancia de la invasión, una escaramuza de 10 minutos en la que
murieron siete combatientes del PRA. Otra unidad estadounidense que trató de apoyar a
su pelotón causó un incidente de fuego amigo en que murió un capitán de los Rangers
del Ejército estadounidense.

Los últimos soldados norteamericanos salieron de Granada el 12 de diciembre. Pero la


saga de Granada continuó.

MÁS DE 600 CUBANOS SE RINDIERON


Los más de 600 cubanos que se rindieron, descritos por La Habana como “soldados-
albañiles”, fueron recibidos como héroes cuando regresaron a su país pocas semanas
después. Ellos marcharon cerca de la cabeza del desfile del Primero de Mayo en 1984,
llevando una pancarta que decía “Héroes de Granada”.

Alrededor de 1,000 ciudadanos estadounidenses en Granada, incluyendo los estudiantes


de medicina, fueron evacuados sin problemas. El segundo al mando de la invasión, el
general Norman Schwarzkopf, Jr., encabezó más tarde la Operación Tormenta del
Desierto para sacar a las tropas iraquíes de Kuwait en 1991.

Simmons alcanzó con el tiempo el rango de teniente coronel y fue asignado como
especialista principal de contrainteligencia de Cuba a la Agencia de Defensa de
Inteligencia de EEUU, donde ayudó a rastrear a la espía cubana Ana Belén Montes en el
2001. Se retiró en el 2010.

Los restos de Bishop y los otros que fueron masacrados no se encontraron nunca. El
Aeropuerto Internacional Point Salines, construido por los cubanos, fue rebautizado en
su honor. Coard y otros seis hombres convictos de asesinar a Bishop fueron puestos en
libertad en el 2009 luego de casi 26 años de prisión.

Granada celebra ahora cada 25 de octubre como Día de Acción de Gracias.

Pero dos de los cubanos que jugaron papeles clave en Granada no salieron bien parados.
Castro criticó públicamente a Torres por no reportar apropiadamente el caos que
provocó el ataque estadounidense, y castigó a Tortoló por las vergonzosas rendiciones.
Torres había sido un funcionario en ascenso en el Ministerio de Relaciones Exteriores,
quien sirvió de primer secretario de la misión diplomática de Cuba en las Naciones
Unidas durantre dos años antes de ser enviado a Granada en 1979. Un desertor de la
inteligencia cubana lo identificó más tarde como agente de inteligencia a cargo de los
contactos con la Brigada Venceremos, fundada en la década de 1960 por ciudadanos
estadounidenses que apoyaban la revolución de Castro.

Pero Torres desapareció de la palestra pública después de su regreso a La Habana.


Algunos reportaban que él estaba trabajando en un puesto subordinado en el Ministerio,
y otros llegaron a decir que había sido reducido a cortador de caña.

Torres, quien anda ahora por los 70 años, no respondió a solicitudes de entrevista
enviadas por el Nuevo Herald a su cuenta de LinkedIn, en la cual aparece listado como
guía turístico de La Habana.

Su esposa, Gail Reed, periodista y miembro de la Brigada Venceremos nacida en


Chicago, sirvió como agregada de prensa en la embajada cubana en Granada y regresó a
La Habana. Se reportó que trabajó como periodista independiente para Business
Week y NBC News en la década de 1990.

Reed trabaja ahora como directora internacional de Cooperacion en la Educación


Médica con Cuba (Medical Education Cooperation with Cuba), una organización sin
fines de lucro radicada en California que promueve intercambios de salud pública.
Reed, quien tiene ahora unos 65 años, no respondió a una solicitud de El Nuevo Herald
pidiéndole una entrevista.

TODA LA IRA SOBRE TORTOLÓ


Quien sufrió el mayor peso de la ira de Castro fue Tortoló, quien tenía entonces 38 años
y había fungido como jefe de Estado Mayor de una de las tres regiones militares
cubanas —un alto puesto dentro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias — y
terminado una etapa de trabajo como asesor militar en Granada en mayo de 1983.

Castro había enviado a Granada un día antes de la invasión a Tortoló y a Carlos Díaz
(un operativo del Partido Comunista) en un avión AN-26 de Cubana de Aviación
cargado de toneladas de armamentos para organizar la resistencia de los “soldados-
albañiles”.

Díaz murió en combate, pero Tortoló pidió asilo en la embajada soviética. Un chiste que
se contaba en La Habana en esa época decía que él había sufrido una lesión de combate:
la fractura del dedo gordo apretando el timbre de la embajada soviética.

El coronel fue llevado a corte marcial y degradado a soldado raso. El entonces ministro
de Defensa Raúl Castro le arrancó las insignias de su rango de las hombreras en una
ceremoonia que fue grabada en video, y lo envió a la guerra de Angola conjuntamente
con otros 25 a 40 cubanos que se consideraba se habían rendido con demasiada
facilidad.

Aunque se reportó por muchas partes que Tortoló había muerto en Angola, cubanos de
Miami que lo conocen dicen que él regresó de Africa, ocupó un cargo de poca
importancia en el gobierno y en algún momento en el 1999 o el 2000 fue visto
vendiendo zapatos. Ellos no quisieron dar su información actual para contactarlo,
diciendo que el quería dejar Granada atrás.

El periodista de Miami Camilo Loret de Mola dijo que él se había encontrado con
Tortoló en el 2003 cuando el ex coronel trabajaba de taxista en La Habana con su Lada
personal, un auto soviético copiado del Fiat que se otorgaba a los altos funcionarios del
gobierno en las décadas de 1970 y 1980.

De: https://www.elnuevoherald.com/noticias/especiales/cuba-desde-
adentro/article3201874.html

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