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Educación cósmica por

Mario Montessori
(Síntesis de la Conferencia que el 19 de Marzo de 1944 en Kodaikanal,
India dictó la Dra. Maria Montessori)
Association Montessori Internationale

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Educación cósmica.
Debemos aclarar lo que significa nuestra concepción cósmica. La
idea no es nueva. Ha sido expuesta desde los griegos y se ha
expandido. Junto con otros, nosotros creemos que en el cosmos hay
armonía, que todo lo que hay en él, tanto lo animado como lo
inanimado ha colaborado en la creación de nuestro globo
integrando en ello sus tareas individuales. Pero nosotros pensamos
que entre los innumerables agentes que participaron en esta
creación el hombre ha tenido y tiene una muy importante tarea.
También que la creación no está terminada y que el único agente
que hasta ahora no ha sido tomado en consideración es el niño.

Consideramos algunos hechos. Hay ciertos animales, aún los más


humildes y sin inteligencia como los pólipos de coral que son
agentes de creación en el globo. La mayor proporción de los
Himalayas ha sido construida por ellos. Lo continúan ocupando
tranquilamente, eliminando el carbonato de calcio que es un
veneno para otras formas de vida y así construyen islas y arrecifes.
Otros agentes son las plantas verdes que incorporan y eliminan el
bióxido de carbono, otro veneno, y nos dan oxígeno que es esencial
para los animales. Conectado con estos últimos, hay otros agentes.
Hay insectos que polinizan las flores y aseguran la multiplicación de
las plantas. Seguramente, si profundizamos la materia,
encontraremos que todas las cosas que existen trabajan para
asegurar la armonía cósmica; todos, desde los seres vivientes más
pequeños contribuyen con su tarea individual, uniéndose a la
creación de los inmensos continentes que se unen para crear
nuevas montañas y abismos del océano. A esto se le llama
naturaleza. Cada ser viviente obedece los instintos que la naturaleza
ha implantado en él y actúa de acuerdo a sus impulsos. Cada uno
busca las mejores condiciones para la continuidad de su vida y de
su especie, pero ninguno está consciente de la labor que
desempeña en la economía telúrica y cada uno está limitado al
territorio que ocupa ya que sólo éste contiene las condiciones
especiales que él requiere. Los corales, por ejemplo necesitan una
temperatura y salinidad específica.
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Otro hecho sorprendente es que para cumplir su tarea, todos los
agentes cósmicos trabajan incesantemente. Los corales beben
galones y galones de agua, no porque estén sedientos, sino porque
el carbonato de calcio está tan diluido que son necesarias enormes
cantidades de agua para crear la protección concreta que sus
cuerpos necesitan. Todos son conscientes (si es que las plantas
tienen alguna consciencia) de sus necesidades; pero de lo que ellos
ciertamente no están conscientes, es de su tarea cósmica de
construir nuevos continentes.

¿Y los insectos? En tanto que hay luz de día ve uno a las abejas
apurándose de flor en flor para beber hasta la más pequeña gota de
néctar que esté disponible. Son insaciables. Si hay algo de lo que
están conscientes es de su propia necesidad, ciertamente no de su
tarea cósmica de asegurar la reproducción de las plantas.

¿Y éstas últimas? Que enorme cantidad de aire deben filtrar para


poder juntar los diminutos vestigios de carbón con los cuales ellas
construirán su cuerpo y cubrirán la tierra de bosques. Si las plantas
tienen alguna consciencia, realmente no estarán conscientes de que
su tarea es eliminar un veneno y producir en su lugar oxígeno, el
cual es el aliento de la vida.

Éstas son fuerzas brutas, alguien puede objetar, pero el hombre


dotado de inteligencia omnicomprensiva ¿se incluye en la misma
categoría? ¿es también él un agente de la creación? Y sí, lo es. ¿Es
él inconsciente de su tarea cósmica? Si investigamos, llegamos a
darnos cuenta de que si él hubiera estado consciente de ésta desde
su aparición en la Tierra, la historia de la humanidad podría no haber
sido el largo camino de trabajo y sufrimiento. ¡Trabajo!

Ésta ha sido la gran lección de la naturaleza: Trabajo.

Desde luego, como todos los otros seres vivientes, el hombre ha


sido dotado de instintos e impulsos y por consiguiente también ha
buscado las mejores condiciones para él, pero si uno considera la
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historia de la humanidad uno ve que una de las diferencias con el
hombre es el hecho de que él no fue limitado respecto al territorio
o el clima, sino que fue destinado a ocupar toda la superficie del
globo.

También al tener inteligencia, él empieza a darse cuenta de que


debe tener una tarea cósmica. Uno de los medios para este
crecimiento de consciencia es que, como los corales y los insectos,
él nunca está satisfecho con lo que tiene, sino que siempre busca
más y más. La historia muestra sin embargo, que él no se limita a la
búsqueda del alimento, sino que su lucha más significativa es
producir cada vez herramientas más fuertes, no sólo para
procurarse el alimento, sino que para lograr cualquier meta en la
que haya puesto su inteligencia o en la que se haya imaginado le
proporcionaría mejores condiciones a su existencia. ¿Y su
contribución? ¿Su labor cósmica?

Considere la diferencia entre el tiempo de su primera aparición en


el mundo y nuestra civilización actual. En el principio él, como toda
otra criatura viviente tenía que depender de la naturaleza, pero
entonces no estando satisfecho con los que tenía, en su eterno
deseo de más y más, él se echó la carga de mejorar la naturaleza
para satisfacer sus anhelos. Y en lo que se refiere a las plantas,
¿cuántas nuevas especies y variedades ha creado él?

Para hacer lo mismo, los procesos naturales habrían empleado


millones de años y posiblemente sin el mismo éxito. A pesar de las
fuerzas de sus vientos y de la extensión de las corrientes de agua, la
naturaleza no habría sido capaz de transportar plantas de un
continente a otro y mejorarlas.

Trabajo, creación de nuevas herramientas y formas de usarlas, con


esto el hombre tomó algunas de las tareas de otros agentes
cósmicos sin darse cuenta de su objetivo fundamental.

Sí, los corales crean concreto para construir islas, pero véase la
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cantidad de concreto que el hombre ha creado para construir las
ciudades y los bellos monumentos que cubren hoy la superficie de
la tierra.

Urgidos por la naturaleza, los castores construyen presas y canales,


pero qué pobres construcciones son éstas en comparación con las
inmensas presas y canales que irrigan aquellos desiertos a los que
una naturaleza providente no puede llegar con sus lluvias y ríos.
Éstos son solamente incidentes aislados de la labor cósmica del
hombre, pero si uno investiga más, ve que él usó todo lo que había
en su medio ambiente: agua, concreto, fuerzas cósmicas, sol,
energía como la electricidad, la nucleas, los rayos cósmicos, etc.
para transformar la faz de la Tierra. Él se ha separado de la
naturaleza para crear con su trabajo algo por encima de él, la
supranaturaleza en tal forma que hoy la humanidad no necesita
depender de la naturaleza sino del trabajo del hombre.

La historia del hombre nos muestra otras características notables:


el instinto de posesión es innato en el hombre, así como la
tendencia hacia la formación de grupos cada vez mayores y en este
caso hay una inmensa generosidad. Todos los otros seres se
procuran el alimento para sí mismos y frecuentemente para su
progenie. Allí paran, pero la tendencia del hombre es producir más
de lo que él y sus descendientes podrían nunca consumir. Más y
más, ¿para qué? Para distribuirlo al mayor número de hombres que
puedan ser alcanzados; esto es verídico no solamente para la
comida sino para cualquier cosa que él pueda producir.

Su satisfacción sería diseminarlo entre la humanidad completa. ¿No


es verdad que entre el que más vende más feliz es? Ésta es otra de
sus tendencias, procurar la unidad entre los hombres. Tendencia,
no consciencia.

Desde luego, el hombre se ha vuelto consciente de mucho de lo que


era inconsciente al principio, pero él no está todavía consciente de
que para continuar existiendo debe llegar a aquello para lo que
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trabaja ahora solamente intuitivamente; hacer una nación que
incluya a la humanidad entera.

Que él hace eso intuitivamente y trabaja hacia ello lo muestran la


creación de la Unión Europea, las Naciones Unidas, etc., pero él
todavía continua hablando de dar libertad a las naciones oprimidas.
Eso muestra que la humanidad todavía no se da cuenta que el
progreso definitivo puede ser logrado solamente uniéndose. El
mundo entero debe convertirse en una nación. No es una cuestión
de ser libre u oprimido. Es una cuestión de darse cuenta que la
humanidad ya está tan unida físicamente que si algo desastroso
pasa en algún lugar del mundo, las consecuencias se sienten se
sienten a través de todo él. No. No es una cuestión de ser libre o
estar oprimido, sino de si a una parte de la humanidad se le va a
permitir funcionar. Y si no, es como tener a un cuerpo humano con
un brazo o una pierna paralizados. Pero para eso todavía no
estamos listos. Llegará en las próximas generaciones. Es cuestión de
hacer el uso del último agente cósmico: el niño. Si nosotros
tomamos al niño desde su infancia y le permitimos desarrollar sus
poderes psicológicos y las potencialidades dentro de él, ponerlo en
relación con otros hombres y hacer que se de cuenta de lo que la
humanidad ha logrado, se formará el primer escalón en la
formación del suprahombre hacia la cual tiende la humanidad.

La historia de la humanidad ha mostrado que el hombre vino al


mundo desnudo y débil. Fueron las experiencias en el medio
ambiente las que le permitieron cambiar la faz de la Tierra y al
mismo tiempo desarrollar su intelecto de tal manera que él pudo
usar lo animado y lo inanimado en el mundo, aún hasta las energías
invisibles del cosmos. Respecto a los medios físicos y poderes
intelectuales del hombre de lo que él era al aparecer en la Tierra, se
ha convertido físicamente en un suprahumano. Ahora debe
convertirse en lo mismo espiritualmente y esto no necesita tomar
cientos de miles de años, puede hacerse en una generación. Es
cuestión de una educación diseñada como una ayuda a la vida y al
desarrollo.
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Esto es lo que ha mostrado nuestro acercamiento; así como que el
incremento del intelecto y la armonía viene de las experiencias en
el medio ambiente; el niño pequeño ha mostrado que no necesita
una enseñanza impositiva y opresiva, sino libertad, guías y trabajo,
trabajar por tanto tiempo como él desea y tan fuerte como se lo
dicten sus impulsos. Si se dan estas condiciones, el resultado sería
alegría y amor. También el niño ha demostrado que el amor es la
esencia espiritual que permea al ser humano desde el nacimiento y
que es al mismo tiempo el instrumento mediante el cual se
construye a sí mismo, pero por esto él debe ser dejado en libertad
para obedecer su propia naturaleza y su propio ritmo de trabajo, y
no laborar bajo la imposición de los adultos que tratan de amoldarlo
a su imagen y semejanza. Este mismo acercamiento debe ser usado
durante todas las fases de su desarrollo. Al niño pequeño le damos
guías para el mundo y la posibilidad de explorarlo a través de su
propia y libre actividad; al niño mayor debemos darle no el mundo
sino el cosmos y una clara visión de cómo las energías cósmicas
actúan en la creación y el mantenimiento de nuestro planeta.

Esto debe ser acompañado por una clara visión de cómo a través
del trabajo, el desnudo y débil hombre que era cuando apareció
sobre la Tierra se convirtió en el superhombre que ha construido
nuestra civilización actual.

Me gustaría terminar esta intervención con las palabras con las que
la Dra. Montessori en la conferencia del 29 de marzo de 1944 en
Kodaikanal manifestó los conceptos que he tratado de exponer
anteriormente. El curso había terminado, pero ella deseaba dar una
síntesis de él:

“he venido porque es el último día que estaremos juntos, a


expresarles el gran placer que he sentido al estar con ustedes en
este curso. Debo agradecerles la actitud de aceptación con la que
ustedes lo han seguido. Deben haber recibido alguna impresión de
él; pero yo he recibido una mayor impresión de todos ustedes.
Quiero decirles que he tocado muchos puntos sin haber tenido
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tiempo de terminarlos, espero que florecerán en tal forma que
ustedes serán nuestros colaboradores para ejecutar nuestro trabajo
por los niños del mundo.

Nuestro propósito no era instruirlos en distintas materias dado que


ustedes ya están muy bien entrenados y serían bastante capaces de
instruirnos a nosotros. Hemos tratado de mostrarles un método
más directo de educar a la futura generación para lograr una cultura
mucho más grande que la nuestra. Queremos que se den cuenta
que la cultura puede ser dada a la gente joven en una forma mucho
más eficiente de lo que nos fue dada a nosotros en nuestros días,
pero la educación debe ser impartida de otra manera. Y el mostrar
esta forma ha sido el propósito de este curso…

Consecuentemente yo les digo: vayan adelante y conviértanse en


luchadores de la paz, no como otros que solamente la predican, sino
llevando a cabo una reforma práctica. La paz es una conquista y no
solamente una idea, y a esto debe llegarse a través de la experiencia
y no por las ideas. La paz es lo que todo ser humano anhela y puede
ser una realidad para la humanidad especialmente a través de los
niños”.

Y su colaboración, queridos lectores, es la que nosotros


necesitamos para lograr la unión espiritual de la humanidad, la cual
en lo material ya está unida.

Mario Montessori, Diciembre, 1976

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