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En los últimos tiempos, ha crecido el interés en la planificación urbana sostenible.

El agotamiento
de los recursos no renovables, la polución ascendente, las emisiones de carbono y la amenaza
ecológica resultante son incentivos de peso como para tratar de implementar políticas de
sostenibilidad en ciudades alrededor del mundo.

Hablar de la sostenibilidad referida a la cuestión urbana es una temática amplia. Primordialmente,


siempre se piensa en el consumo energético y en las emisiones de los edificios como factores
centrales. Sin embargo, hay otros sectores a considerar, tales como la producción industrial, la
provi- sión de energía, el manejo del transporte, el agua y los residuos. El tema del transporte se
impone como uno central en la agenda de la sostenibili- dad, ya que consume una cantidad
masiva de energía.

Por lo que darle mayor prioridad al tráfico peatonal y al ciclístico contribuiría a cambiar el perfil
del sector de transporte y se convertiría en un elemento central dentro de cualquier política
sostenible.

Tanto el tránsito peatonal como el ciclístico usan menos recursos y afectan el medio ambiente
muchísimo menos que cualquier otro medio de trans- porte. Son los usuarios quienes proveen la
energía, y así se convierte en un modo de circulación barata y silenciosa,

Ni el tránsito peatonal ni el ciclístico producen amontonamientos en el es- pacio urbano. Las


necesidades espaciales de un grupo de personas que se mueve a pie son modestas: dos
veredas de 3,5 metros de ancho, o una calle peatonal de 7 metros de ancho, pueden
acomodar hasta 20 mil per- sonas por hora. En dos ciclovías de dos metros de ancho caben
hasta 10 mil bicicletas por hora.

En cuanto al estacionamiento, en el espacio donde cabe un automóvil, entran 10 bicicletas. El


tránsito pea- tonal y ciclístico abarca menos espacio y hace una contribución significativa.
La sostenibilidad social es un concepto amplio que presenta una serie de desafíos por resolver.
Uno de sus objetivos es lograr que los diversos gru- pos sociales que conviven en una ciudad
tengan las mismas oportunida- des para acceder al espacio público y desplazarse a través de él.
Esa igual- dad de oportunidades se ve reforzada cuando las personas, además de usar el
transporte público, pueden también circular caminando o arriba de una bicicleta.
Los problemas son muchos más acuciantes en sociedades urbanas de menores recursos, porque
la diferencia entre los más ricos y los más pobres es muy amplia. La pobreza generalizada, por su
parte, limita las oportu- nidades de los segmentos más marginales de la sociedad. Enfrentarse a
los problemas de estas sociedades requiere revisar la distribución de los recursos, políticas
urbanas visionarias y liderazgos.

La ciudad es vista así como una entidad que cumple una función democrática, donde la gente se
encuen- tra con un panorama social y culturalmente diverso. Al compartir el mismo espacio
urbano, todos deben procurar comprender al otro

una vida sedentaria detrás del volante del automóvil y la pantalla de la


computadora
Una vida inactiva, desarrollada detrás del volante del automóvil y de la pantalla de la
computadora, se ha convertido en un severo problema de salud pública. En los últimos
años, la obesidad se ha vuelto una epidemia en aquellos países donde la práctica de
ejercicio físico no forma parte de la rutina diaria.

3.4. LA CIUDAD SALUDABLE


El trabajo sedentario ha reemplazado a las tareas manuales de antes, los automóviles se han
convertido en la forma dominante de transporte y actividades tan simples como subir las
escaleras están siendo reemplazadas por ascensores y escaleras mecánicas. Si a esto le
sumamos que al llegar al ho- gar nos sentamos y pasamos muchas horas mirando la televisión,
vemos que emerge un modelo de vida donde la gran mayoría de la población no cuenta con
oportunidades para usar su cuerpo y su energía diariamente. A esta situa- ción hay que
agregarle además los malos hábitos alimentarios, la tendencia a excederse con la comida y a
ingerir productos altos en grasas saturadas.

ejercicio como opción

patinaje en invierno en la plaza de Copenhague

El costo de dejar de tener una serie de ejercicios como parte de la rutina diaria es alto:
decrece la calidad de vida, aumenta el costo de la salud y se acorta el tiempo de vida.
La solución para estos nuevos desafíos es que el hombre debe buscar opor- tunidades para hacer
ejercicios diariamente, que ya no forman parte de su rutina habitual. El deporte más popular en
Dinamarca, en 2008, fue “correr” y la gente que trotaba en los parques durante su tiempo libre
contribuyó a incrementar el nivel de actividad en las ciudades. Para cumplir con su cuota de
ejercicio y mejorar su nivel de vida, otros optaron por hacer deportes o inscribirse en un
gimnasio

El ejercicio voluntario requiere tiempo, determinación y dinero. Asistir a ciertos eventos y


comprar equipamiento también cuesta plata. Hay gru- pos sociales y etarios que pueden
operar de esta manera, pero también hay muchas personas que no tienen ni el tiempo ni el
dinero ni la energía para hacerlo

ciudades han priorizado ciertos avances, como hacer veredas más anchas para mejorar las
tramas peatonales, pavimentando con materiales de mayor calidad, plantando árboles para
lograr sombra, removiendo obs- táculos innecesarios y mejorando los lugares donde se cruza la
calle. El ob- jetivo es lograr que sea simple, poco complejo y seguro de usar tanto de día como de
noche.

Cuando caminar o andar en bicicleta son parte de la rutina diaria, tanto

la calidad de la vida urbana como el bienestar del individuo aumentan


Lograr estímulos convincentes que lleven a las personas a caminar o a andar en bicicleta
requerirá un cambio en la cultura del planeamiento. Los proyectos para las ciudades nuevas
deben empezar por diseñar rutas lo más directas y atractivas posibles para el tránsito peatonal y
el ciclístico, para re- cién volcar su atención a las necesidades de otros medios de transporte. Este
nuevo orden de prioridades resultará en áreas urbanas más compactas

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