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13.

VALORACIÓN DE LAS REACCIONES POSTURALES

Para valorar la alineación de la coordinación central, Vojta describió las siete reacciones
posturales que muestran el proceso de maduración del SNC y señalan la etapa del desarrollo
donde se encuentra el niño en el primer año de vida. Cabe recalcar que, durante la realización de
las valoraciones, el examinador cambia rápidamente la postura del niño en el espacio para
desencadenar determinadas respuestas reflejas.

La reactividad postural muestra los patrones que están maduros con respecto al enderezamiento
de tronco, al control postural, al control postural y al movimiento coordinado de las
extremidades.

Las respuestas evolucionan progresivamente a lo largo del primer año por lo cual esta evolución
es paralela a la ontogénesis postural.

Las reacciones posturales descritas por Vojta son las siguientes:

1. Reacción de tracción

Esta prueba diagnóstica se utiliza para valorar la posición de la cabeza durante el movimiento de
tracción, desde la horizontal hasta la posición vertical de sedestación. En cambio, si se le lleva a
una posición más lábil, oblicua respecto a la horizontal (alrededor de 45º), es posible observar la
reacción de todo el cuerpo y de las extremidades.

Se ha de poner atención en aprovechar el reflejo de prensión de las manos. Para ello se introduce
un dedo en la mano del niño desde el lado cubital. Con los demás dedos se sujeta la parte distal
del antebrazo sin tocar al dorso de la mano, ya que dicho estímulo exteroceptivo frenaría al
reflejo de prensión.

Posición de partida: Decúbito supino con la cabeza en la línea media.

Realización: Lentamente se eleva al niño hasta unos 45º.

Reacción: Se da en cuatro fases según el nivel de desarrollo:

 Primera fase (desde la 1ª semana hasta el final de la 6ª semana): La cabeza se cuelga


hacia atrás, y las piernas están flexionadas y levemente abducidas.
 Segunda fase (desde la 7ª semana hasta el final del 6º mes): Flexión de la cabeza con
movimiento flexor de todo el tronco y flexión de las piernas.

 Tercera fase (8º y 9º mes): El niño se endereza por lo que disminuye paulatinamente el
movimiento de flexión de la cabeza, del tronco y también de las piernas, provocando un
impulso activo en sentido de la tracción hacia arriba. Presenta una semi extensión de
rodilla por la disminución del movimiento flexor de las piernas. Las nalgas son el punto
de apoyo que permite fomentar su base de sustentación para su equilibrio.
 Cuarta fase (desde el 9º/10º mes hasta el 14º mes): La cabeza se mantiene alineada con
el tronco superior, el movimiento de flexión ocurre fundamentalmente en la zona de la
charnela sacrolumbar, las piernas están abducidas y las articulaciones de las rodillas están
en extensión relajada, donde su centro de gravedad se desplaza caudalmente. Cabe
recalcar que el niño debería encontrarse en un estado de ánimo equilibrado, ya que
cuando llora frecuentemente hiperextiende su tronco.

2. Reacción a la suspensión axilar

Realización: Consiste en mantener al niño en una posición vertical, donde se le sujeta por el
tronco con la cabeza arriba y la espalda hacia el examinador. Para lo cual, se ha de tener cuidado
con que el niño no esté colgando de las manos del examinador a nivel de las axilas, y que el
examinador no toque el borde inferior del trapecio del niño con sus pulgares, ya que ello supone
un estímulo propioceptivo, el cual provoca una posición extensora de
las piernas.

Reacción: Se da en tres fases según el nivel de desarrollo:

 Primera fase (desde la 1ª semana hasta el final del primer


trimestre): Las piernas en posición de flexión inerte (similar
a la 1ª fase de Landau y en la reacción de tracción más allá del
periodo perinatal).
 Segunda fase (desde el paso del 3er al 4to trimestre hasta el final
del 7mo mes): Las piernas flexionadas hacia el tronco (sinergia
flexora de las piernas) que corresponde a aquella fase del desarrollo
en la motricidad espontánea, cuando el niño en decúbito supino
flexiona las piernas y los pies empiezan a cogerse entre ellos.
Además, el niño adopta una postura similar a la de la reacción de
Landau o a la 2ª fase en la reacción de tracción.

 Tercera fase (desde el final del 8vo mes): Las piernas se


encuentran en extensión relajada, y los pies en flexión dorsal, donde
aparece en el periodo de la preparación de la reacción de la puesta
en pie.

3. Reacción de Landau

Realización: Se le sujeta al niño de forma rigorosa a nivel del abdomen en posición horizontal,
para lo cual el niño debe estar tranquilo y que no presenta ninguna validez la extensión de las
piernas que pueden aparecer cuando el niño llora.

Reacción: Se da en cuatro fases según el nivel de desarrollo motor:

 Primera fase (desde la 1ª semana hasta la 6ª semana):


La cabeza está ligeramente inclinada hacia abajo con el
tronco en leve flexión y los brazos y piernas en flexión
relajada.

 Segunda fase (desde la 7ma semana hasta el tercer


mes): Extensión simétrica del cuello hasta el eje de los
hombros con el tronco en leve flexión, y los brazos y piernas en flexión relajada. El niño
es capaz de adoptar en decúbito prono el apoyo simétrico en codos y la extensión
simétrica de la nuca. En ello hay que prestar atención a cualquier asimetría del tronco.

 Tercera fase (se alcanza a los 6 meses): El niño presenta un avance de extensión
simétrica del tronco hasta la charnela dorso lumbar
con piernas en flexión relajada y ligera abducción
(articulaciones de cadera y rodilla alrededor de 90º).
Además, presenta brazos sostenidos de forma
relajada, y hay disminución de la flexión de la pierna
más allá del 7º mes.

Existe una posición rectilínea de la columna vertebral. En este periodo de tiempo el niño
ya tiene que ser capaz de realizar la prensión radial fásica y en decúbito prono apoyarse
sobre un codo, llevando la mano libre hacia delante para la prensión.

 Cuarta fase (se alcanza a los 8 meses): Los brazos y


las piernas se mantienen en una extensión relajada. Al
realizar flexión pasiva en la cabeza las piernas se
vuelven a la flexión. Al soltar la cabeza todo el tronco y
cuello se colocan recto en la horizontal.

4. Reacción a la suspensión horizontal de Collis


Realización: Se eleva lateralmente al niño por el brazo y el muslo del mismo lado. Para evitar
una distención de la cápsula articular del hombro hay que esperar hasta que el niño intente
traccionar del brazo sujetado por el valorador hacia su cuerpo.

Reacción: Según el nivel de desarrollo, 3 fases:

 Primera fase (desde la 1ª semana a la 12ª semana): En las primeras 6 semanas hay
movimiento tipo moro del brazo libre. En la 7ª a la 9ª semana, presenta abducción del
brazo como en la reacción de Moro. En la 10ª a la 12ª semana, el niño realiza una
posición de flexión relajada del brazo libre. Para lo cual, en este período son normales los
movimientos de pataleo relajado de la pierna libre.

6 semanas 7ª a 9ª semana 10ª a 12ª semana

 Segunda fase (del 4º al 6º mes): El niño es capaz de


colocar el antebrazo libre en pronación, pero no
comienza hasta que el niño sea capaz de apoyarse de
forma segura en los codos, en decúbito prono, con
extensión simétrica de la nuca, y siempre está
directamente relacionada con la flexión dorsal de la
muñeca y la relajación del puño.
Además, la pierna se mantiene en posición de flexión; y al final de la 2ª fase, la mano
asume la carga de peso (sin extensión rígida del codo) que aparece al mismo tiempo de la
desaparición del reflejo de prensión palmar y la capacidad del niño de realizar la prensión
fásica radial.

 Tercera fase (del 8º al 9º mes): Indica el inicio de la fase de desarrollo de presencia


clínica de la verticalización. Ahora el niño es capaz de sentarse espontáneamente e
intenta traccionarse hacia arriba, allí el niño presenta abducción de cadera de la pierna
libre, apoyo en el borde externo del pie (8º mes) y apoyo sobre toda la planta del pie
(comienzo del 4º trimestre).

5. Reacción a la suspensión vertical de Collis

Posición de partida: Decúbito supino.

Realización: Se sujeta al niño por una rodilla y se le lleva a la posición vertical, de manera
suave.

Reacción: Según el desarrollo, en 2 fases:

 Primera fase (de la 1ª semana hasta el final del 6º/7º mes): La pierna libre adopta una
posición de flexión de cadera, rodilla y tobillo.

 Segunda fase (a partir del 7º mes): La pierna libre adopta una posición de extensión relajada de
la rodilla, la cadera se mantiene flexionada.
6. Reacción a la suspensión vertical de Peiper-Isbett

Posición de partida: En los primeros 4–5 meses en decubito supino, después en decúbito prono. Cabeza
en posición media, las manos deben abrirse.

Realización: En el recién nacido y lactante joven se sujeta la parte proximal del muslo, en
lactantes más mayores y niños pequeños la parte distal del muslo o las rodillas. De forma
repentina se le lleva al niño a la posición vertical con la cabeza hacia
abajo.

Reacción: Según el nivel de desarrollo, en 4 fases:

 Primera fase (desde la 1ª semana hasta el final del 3º mes): En


las primeras 6 semanas de desarrollo se presenta un movimiento
de abrazo tipo moro (fase-1a). Después (fase-1b) hay una reacción
de moro incompleta de los brazos (sin abrazo) con la nuca
extendida y la pelvis flexionada.

 Segunda fase (desde el 4º hasta el 5º/6º mes): Allí el niño


presenta brazos extendidos hacia lateral a una altura media, manos
abiertas, nuca y tronco extendidos hasta la charnela dorsolumbar y
posición de flexión de la pelvis disminuye.
 Tercera fase (desde el 7º hasta el 9º/10º/12º mes): Brazos se extienden
hacia arriba, manos abiertas, y extensión simétrica de nuca y tronco
hasta la charnela sacrolumbar.

 Cuarta fase (a partir del 9º mes): El niño de forma activa intenta


sujetarse en el valorador y traccionarse hacia arriba. En el 1ª trimestre el
brazo se dispone perpendicular al eje del tronco. Ese ángulo aumenta
paulatinamente en el 2º trimestre de 90º a 135º. Al final del 3º trimestre
alcanza alrededor de 160º.

7. Reacción lateral de Vojta

Realización: Se eleva al niño desde el decúbito prono y de forma rápida


se le inclina lateralmente desde la vertical a la posición horizontal.

Reacción: Según el desarrollo, 2 fases:

 Primera fase (de 1ª a 10ª semana): Para la utilidad clínica es más importante la
valoración de las extremidades superiores.

 Primera fase de transición (de 11ª a 20ª semana): Disminuye el movimiento de abrazo
tipo Moro, los brazos siguen abduciéndose, las manos están abiertas.
 Segunda fase (desde los 4 meses hasta el final del 7º mes): Todas las extremidades
adoptan una posición de flexión relajada, manos abiertas o cerradas de manera relajada,
pies en flexión dorsal, en la mayoría de los casos supinados, y los dedos de los pies en
posición media o flexionados.

 Segunda fase de transición (después del 7º mes hasta el final del 9º mes): Brazos
flexionados de manera relajada, después extensión hacia delante y lateral, piernas
claramente extendidas hacia delante, la flexión de rodilla disminuye, pies en flexión
dorsal y los dedos de los pies en posición media.

 Tercera fase (después del 9º mes hasta el 13º/14ª mes): Extremidades del lado de arriba
en extensión hacia lateral, pies en flexión dorsal. Tras alcanzar la bipedestación, la
reacción de Vojta en un niño sano apenas aporta información, ya que el niño es capaz de
modificar voluntariamente a su postura a pesar de las aferencias masivas.
14. VALORACIÓN DE LOS REFLEJOS PRIMITIVOS

Son denominados reflejos primitivos o automáticos innatos. La comprobación de estos reflejos y sus
automatismos primitivos es necesaria pues permite, junto con la valoración de la ontogénesis y de las
reacciones posturales, evaluar la motricidad normal y los trastornos motores.

15. APLICACIONES EN TRASTORNOS NEUROLÓGICOS

En el recién nacido el actante la locomoción refleja y sus complejos musculares se activan de una manera
rápida y completa pero cuando el desarrollo está alterado la activación sucede de una forma lenta y no
siempre es completa. A veces se necesita estimular varios puntos y combinarlos entre sí para que aparezca
la activación.

El niño con una alteración central sustituye los patrones normales por los patrones sustitutorios,
provocando con el tiempo la fijación de patrones anormales. En estos niños con patrones anormales esta
alterado el control de la postura, el enderezamiento, el equilibrio y los puntos de apoyo son pobres o
inexistentes.

La motricidad propositiva está reducida y los objetivos que se plantean se ven continuamente frustrados la
postura y el movimiento se ven restringidos en su función, en usuarios que tienen parálisis cerebral
infantil se van instalando progresivamente patrones sustitutivos anómalos que muchas de las veces se
restringen a los patrones primitivos del recién nacido.

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