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Universidad Autónoma de Santo Domingo

Primada de América Fundada el 28 de Octubre de 1538


Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
Escuela de Derecho
División de Postgrado y Educación Continuada
UASD Recinto BARAHONA

Derecho Constitucional y Procesal Constitucional


Maestría

Derechos Fundamentales 1
Asignatura

Miguel A. Díaz Villalona


Maestro

Ezequiel Abenirdo Cuevas Espinosa


94 – 0025

Ander Rafael Medina López


402-2238202-6
Sustentantes

La Evolución de los Derechos Fundamentales


en la República Dominicana
Trabajo Final

Barahona, República Dominicana


Julio, 2020
La Evolución de los Derechos Fundamentales en la
República Dominicana

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Indice

Introducción
Evolución histórica de los Derechos Humanos
Periodos de los derechos fundamentales
Ciudadanía y tipos de ciudadanía
Categorías de ciudadanía
Relación entre derechos fundamentales y ciudadanía
Derechos Humanos
"Las 5 Generaciones De Los Derechos Humanos"
1ra generación
2da generación
3ra generación
4ta generación
5ta generación
Derecho Fundamentales Conceptos
Evolución Histórica de Derechos
Derechos fundamentales de tercera generación
Conclusión
Bibliografía

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Introducción
En el presente ensayo titulado "La Evolución de los Derechos Humanos en la República
Dominicana" relacionado a la asignatura Derechos Fundamentales I de la maestría en Derecho
Constitucional y Procesal Constitucional; inicia dando una mirada a la evolución histórica de los
Derechos Humanos, desde sus orígenes, y a la lucha de hombres y mujeres por lograr el pleno
disfrute de sus derechos fundamentales, que les corresponden por el simple hecho de ser
personas, por lo tanto el valor de los derechos humanos como productos históricos condensan
conquistas pasadas, demandas presentes y proyectos futuros.

Los derechos humanos son valores, principios, exigencias éticas y cívicas, así como normas
legales indispensables para la vida en sociedad. Éstos rigen las relaciones de convivencia
humana, orientan el ordenamiento jurídico institucional y tienen, a su vez, una
función crítica frente al orden establecido. Todo derecho implica un deber. En suma, son el
conjunto de condiciones materiales y espirituales inherentes al ser humano, orientadas a la
satisfacción de las necesidades para su plena realización. Los derechos humanos se fundamentan
en el reconocimiento de la dignidad y del valor como cualidades intrínsecas de todo ser humano.
Esto quiere decir que tanto el hombre como la mujer constituyen un fin en sí mismos y no un
medio o un instrumento para “otros fines”.

Desde la entrada en vigor de los tratados internacionales; las garantías individuales señaladas en
la Constitución, así como con la creación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, los
derechos fundamentales se encuentran precisados no solamente en tratados internacionales,
cuyo objetivo es la de promover la protección y defensa de los derechos fundamentales de la
persona humana.

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Evolución histórica de los Derechos Humanos
En el devenir de la especie humana, ha existido una "apasionante historia de la larga, y a veces
trágica, lucha de hombres y mujeres por lograr el pleno disfrute de sus derechos fundamentales,
es decir, aquellos que les corresponde por el simple hecho de ser personas, miembros de la
gran familia humana" (Tünnermann, 1997:7). El valor de los derechos humanos
como productos históricos condensan conquistas pasadas, demandas presentes
y proyectos futuros: De esta forma evolucionan los derechos humanos en dirección al presente,
acumulando el pasado e integrándolo con cada innovación. La historia de los derechos humanos
se revela, a la vez, como paradigma y como progreso constante. En el ideal de la historia
humana: jamás la violencia, la desigualdad, la exclusión, la hambruna y, por lo tanto la opresión
económica han afectado a tantos seres humanos, en la historia de la tierra y de la humanidad; en
términos absolutos, nunca en la tierra tantos hombres, mujeres y niños han sido sojuzgados,
conducidos al hambre o exterminados.

Periodos de los derechos fundamentales


Estos derechos fundamentales, pueden visualizarse, como apunta Combellas (2001), en tres
grandes períodos; en donde se puede vincular cada uno de dichos períodos con "modelos de
derechos humanos".

El primer período guarda relación con el predominio de la concepción liberal de Estado, donde


los Derechos Humanos tienen una interpretación individualista. Así, se consagra como derecho
inviolable y sagrado a la propiedad privada. Son los derechos civiles y políticos los que surgen
en esta etapa, los cuales son denominados derechos de la primera generación. La libertad, la
igualdad y la seguridad, son las directrices de estos derechos. En este sentido, la libertad tiene
una connotación estrictamente individualista; la igualdad se entiende desde un aspecto formal,
igualdad ante la ley; y la seguridad, como apunta, una especie de escudo protector Combellas
(2001).

El segundo período, el cual se da en el período entre guerras (se inicia en la finalización de la


Gran Guerra y termina a comienzo de segunda guerra mundial). El rasgo identificador de éstos,
es que se identifican con el reconocimiento constitucional de los derechos sociales y el

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intervensionismo estatal en la economía. (Combellas, 2001; Brewer-Carias, 2000). Las
directrices o "soportes valorativos" (Combellas, 2001) de estos derechos conocidos como
de segunda generación, son totalmente diferentes del modelo anterior. En cuanto a la libertad,
Combellas considera que se entiende como "liberación de la indigencia, condición
del desarrollo de las libertades; la igualdad es una igualdad fundamental, material, no puramente
formal; se introduce el valor de la justicia social y son englobados bajo el principio esencial de
la dignidad humana, dignidad que presupone la satisfacción de las necesidades materiales de
la persona humana como condición para satisfacer sus necesidades espirituales" (2001:59-60).

Finalmente, se llega al tercer período. Este de acuerdo a diferentes autores, tiene su origen en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) (Combellas, 2001; Brewer-Carias,
2000; Tünnermann, 1997; Bobbio, 1982).

Aquí surgen los derechos de tercera generación, que corresponden al reconocimiento a


los derechos relacionados con la ecología, la paz, el desarrollo sustentable, la información. Estos
derechos de tercera generación tienen como soporte valorativo la solidaridad humana en su
dimensión de contribución común inscrita en un destino común; la cual, según Combillas (2001),
va más allá de las fronteras de Estados y requieren de su cooperación para su realización. Este
tipo o generación de derechos humanos guarda más relación con el colectivo que con
el individuo aislado. En cuanto a esta tercera etapa, donde surge este tipo o generación de
derechos humanos, advierte Bobbio que se comienza una tercera o última fase "...en que la
afirmación de los derechos es al mismo tiempo universal y positiva: universal en el sentido de
que no sólo son destinatarios de los principios contenidos en ella los ciudadanos de éste o aquel
Estado sino todos los hombres; positiva, en el sentido de que pone en movimiento un proceso a
cuyo término los derechos del hombre deberían ser ya no sólo proclamados o idealmente
reconocidos, sino efectivamente protegidos incluso contra el mismo Estado que los ha violado.

Ciudadanía y tipos de ciudadanía


El concepto clásico moderno de ciudadanía, entendido como status legal otorgado y reconocido
por el Estado, como una estrecha relación a lo territorial, de acuerdo a Bauman y Jara (2001),
está en crisis.

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La ciudadanía se ha vuelto el prerrequisito del derecho de entrada y residencia en el territorio de
un Estado. De este modo la ciudadanía ha dejado de ser el fundamento de la igualdad. Mientras
internamente la ciudadanía se ha fracturado en diferentes tipos de ciudadanías desiguales
correspondientes a nuevas diferenciaciones de status que de ciudadanos plenos a semiciudadanos
con derechos de residencia, refugiados e inmigrantes ilegales; en lo extremo funciona como un
privilegio y una fuente de exclusión y discriminación con respecto a los no ciudadanos.

Categorías de ciudadanía
Bermúdez Tapia (2001), realiza una categorización de ciudadanía, en las cuales toma como base
el goce de los derechos fundamentales, por lo que plantea tres tipos o grados de ciudadanías, en
donde parte de las diferencias en el efectivo goce de derechos y el acceso a gozar o disfrutar de
las garantías institucionales. Dichas Categorías son: La ciudadanía plena o ciudadanía, La
ciudadanía de segunda clase y La ciudadanía de tercer grado. La Ciudadanía plena no admite
limitación alguna en el ejercicio de los derechos civiles, políticos, sociales, económicos,
culturales y lingüísticos. En lo que se refiere a La ciudadanía de segunda clase, entiende que aquí
está un sector de la población que no pude disfrutar de la totalidad de sus derechos (civiles,
políticos, sociales, económicos, culturales y lingüísticos), considerándolos este autor, relegados
del desarrollo nacional. La ciudadanía de tercer grado, Bermúdez Tapia señala que está
constituida por la población catalogada como "niño y adolescente"; puesto aun cuando son
considerados "sujetos de derechos", el ejercicio de todos los derechos depende de su edad. Dicha
situación, aunque resulta chocante y podría decirse que, hasta absurda que esté presente en la
actualidad, lamentablemente se observa que en Latinoamérica.

La ciudadanía, se ha convertido en el último privilegio personal, el último factor


de discriminación y la última reliquia premoderna de las diferenciaciones por status, como tal se
opone a la aclamada universalidad e igualdad de los derechos fundamentales.

Relación entre derechos fundamentales y ciudadanía


La relación entre los derechos fundamentales de la persona y ciudadanía, consiste en el hecho de
que si se entiende que la ciudadanía se refiere a condiciones que tiene un individuo en
su comunidad, los derechos fundamentales se refieren a esas condiciones, tal como lo afirma

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Bermúdez Tapia, "puesto que esta definición le asegura un mínimo de derechos inviolables,
inalterables que el Estado así como el resto de la colectividad deben respetar" (2001:2). Entiende
Bermúdez Tapia a la ciudadanía "como aquella condición que posee un individuo en una
comunidad que comprende un conjunto de derechos y responsabilidades, cuyo ejercicio es
garantizado constitucional e institucionalmente por el Estado de construir y fortalecer una
comunidad" (2001:2).

Derechos Humanos
Los Derechos Humanos, también llamados Derechos Fundamentales o Derechos del Hombre,
son aquellos atributos o facultades propias a la naturaleza del hombre, no conferidos por la ley
o autoridad alguna, pero sí reconocidas por éstas; cuyo pleno ejercicio le concede integridad
como tal y cuyo respeto ayudará a generar condiciones de vida que le permitan
desarrollar valores y cualidades para realizarse como ser humano.

Los Derechos Humanos son el conjunto de prerrogativas inherentes a la naturaleza de la persona,


cuya realización efectiva resulta indispensable para el desarrollo integral del individuo que vive
en una sociedad jurídicamente organizada.

Los derechos fundamentales son: el derecho a la vida, derecho a la igualdad entre los hombres y
mujeres y el derecho a la libertad. Sin embargo, los Derechos Humanos no se limitan a los
mencionados arriba, es un concepto sumamente amplio en el cual se inscriben tanto aquellos
derechos naturales que le corresponden al hombre y la mujer por el simple hecho de existir, así
como los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales que le corresponden por
ser parte integrante de la sociedad y que abarcan toda aquella posibilidad que tenga el ser
humano a realizarse como tal.

"Las 5 Generaciones De Los Derechos Humanos"


Los Derechos Humanos han sido clasificados de diversas maneras, de acuerdo con su naturaleza,
origen, contenido y por la materia que refiere. La denominada Generaciones es
de carácter histórico y considera cronológicamente su aparición o reconocimiento por parte del
orden jurídico normativo de cada país.

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1ra generación
Se refiere a los derechos civiles y políticos, también denominados "libertades clásicas". Fueron
los primeros que exigió y formuló el pueblo en la Asamblea Nacional durante la Revolución
francesa. Este primer grupo lo constituyen los reclamos que motivaron los principales
movimientos revolucionarios en diversas partes del mundo a finales del siglo XVIII.

Como resultado de esas luchas, esas exigencias fueron consagradas como auténticos derechos y
difundidos internacional mente, entre los cuales figuran:
- Toda persona tiene derechos y libertades fundamentales sin distinción de raza, color, idioma,
posición social o económica.
- Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad jurídica.
- Los hombres y las mujeres poseen iguales derechos.
- Nadie estará sometido a esclavitud o servidumbre.
- Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes, ni se le
podrá ocasionar daño físico, psíquico o moral.
- Nadie puede ser molestado arbitrariamente en su vida privada, familiar, domicilio o
correspondencia, ni sufrir ataques a su honra o reputación.
- Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia.
- Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.

En caso de persecución política, toda persona tiene derecho a buscar asilo y a disfrutar de él, en
cualquier país.
- Los hombres y las mujeres tienen derecho a casarse y a decidir el número de hijos que desean.
- Todo individuo tiene derecho a la libertad de pensamiento y de religión.
- Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión de ideas.
- Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacífica.

2da generación
La constituyen los derechos económicos, sociales y culturales, debidos a los cuales, el Estado de
Derecho pasa a una etapa superior, es decir, a un Estado Social de Derecho.

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De ahí el surgimiento del Constitucionalismo Social que enfrenta la exigencia de que los
derechos sociales y económicos, descritos en las normas constitucionales, sean realmente
accesibles y disfrutables. Se demanda un Estado de Bienestar que implemente
acciones, programas y estrategias, a fin de lograr que las personas los gocen de manera efectiva,
y son:
1. Toda persona tiene derecho a la seguridad social y a obtener la satisfacción de los
derechos económicos, sociales y culturales.
2. Toda persona tiene derecho al trabajo en condiciones equitativas y satisfactorias.
3. Toda persona tiene derecho a formar sindicatos para la defensa de sus intereses.
4. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure a ella y a
su familia la salud, alimentación, vestido, vivienda, asistencia médica y
los servicios sociales necesarios.
5. Toda persona tiene derecho a la salud física y mental.
6. Durante la maternidad y la infancia toda persona tiene derecho a cuidados y asistencia
especiales.
7. Toda persona tiene derecho a la educación en sus diversas modalidades.
8. La educación primaria y secundaria es obligatoria y gratuita.

3ra generación
La tercera generación de derechos se pergeño tras la Segunda Guerra Mundial y el periodo de
la guerra fría y que aun levanta discusiones. Ejemplos son el derecho a la auto-determinación.

Este grupo fue promovido a partir de la década de los setenta para incentivar el progreso social y
elevar el nivel de vida de todos los pueblos, en un marco de respeto y colaboración mutua entre
las distintas naciones de la comunidad internacional. Entre otros, destacan los relacionados con:
a) La autodeterminación.
b) La independencia económica y política.
c) La identidad nacional y cultural.
d) La paz.
e) La coexistencia pacífica.
f) El entendimiento y confianza.

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g) La cooperación internacional y regional.
h) La justicia internacional.
i) El uso de los avances de las ciencias y la tecnología.
j) La solución de los problemas alimenticios, demográficos, educativos y ecológicos.
k) El medio ambiente.
l) El patrimonio común de la humanidad.
m) El desarrollo que permita una vida digna.

4ta generación
La cuarta generación de derechos humanos no es estrictamente conferida o atribuible a seres
humanos, sino que son los derechos de los animales no-humanos. Ejemplos son la conservación
de especies en peligro de extinción y trato ético a animales no-humanos.

5ta generación
La quinta generación de derechos humanos tampoco será estrictamente extensible a seres
humanos, sino a maquinas, artefactos, robots y software inteligente. Ejemplo será el día en que
un robot pueda tener una conducta autárquica (libre) con respecto a su programador y realice un
acto ilegal. ¿Habrá que castigarle?, ¿otorgarle derechos de protección legal justa.

Derechos Fundamentales: Concepto
Se entiende por derechos fundamentales los atributos de toda persona inherentes a su dignidad,
que el estado debe garantizar, respetar y satisfacer. En su aspecto positivo son los que otorga la
constitución política de nuestro país y los que se recogen en los pactos, convenios y tratados
internacionales suscritos y ratificados por el país. Son derechos fundamentales todos aquellos
derechos subjetivos que corresponden universalmente a todos los seres humanos en cuanto
dotados de status de personas, de ciudadanos o personas con capacidad de obra; entendiendo por
“derecho subjetivo” cualquier expectativa positiva (de prestaciones) negativas (de no sufrir
lesiones) adscrita a un sujeto por una norma jurídica, y por “status” la condición de un sujeto,
prevista así mismo por una norma jurídica positiva, como presupuesto de su idoneidad para ser
titular de situaciones jurídicas y/o autor de los actos que son ejercicios de estas.

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Derechos fundamentales según la teoría iusnaturalista: son todos aquellos que tienen la persona
por el simple hecho de serlo. Según la teoría positivista: son un conjunto de normas jurídicas que
imponen deberes al Estado y conceden facultades a las personas, provistas de sanciones para
asegurar su efectividad.

Estos derechos están reconocidos en la totalidad de las constituciones actuales de los Estados
cuyo régimen tiene forma de Estado de derecho.  Estos derechos son derechos supraestatales a
los que los estados están vinculados y subordinados en el plano del derecho internacional pues
no son derecho de ciudadanía, sino derecho de personas con independencia de sus diversas
ciudadanías gracias a  la aprobación de cartas y convenios internacionales sobre los derechos
humanos.

Evolución Histórica de Derechos


Los más importantes antecedentes históricos de las declaraciones de derechos  (aunque no los
más antiguos) deben buscarse en Inglaterra podemos citar la Carta Magna de 1215, la petition of
Rights de 1677, la habeas corpus de 1679, el Hill of Rights de 1689, el acto of seattlement 1700.
También con menor peso en la historia del constitucionalismo podemos citar las cartas florales
españolas en especial los fueros de Aragón y de castilla y sus instituciones anexas. A partir de las
primeras constituciones de las colonias que luego integrarían los  estados unidos y
fundamentalmente a partir de la constitución de la primera República Francesa de 1791 las
declaraciones de los derechos figuran en todas las constituciones escritas y codificadas, no ya
como concesión del príncipe sino como reconocimiento a la de ciertos derechos y garantías de la
libertad y del a dignidad humana, que están más allá de toda potestad terrenal y cuyo respeto es
condición necesaria para la legitimidad de cualquier sistema de gobierno PG75  En 1948, la
asamblea general de la organización de las naciones unidas sancionó la declaración universal de
los derechos humanos ,el mismo año, la Organización de Estados Americanos aprobó
la Declaración de los Deberes y Derechos del Hombre. Posteriormente en 1966, la Asamblea
general de la Organización de Estados Americanos aprobó dos pactos internacionales de los
derechos humanos _uno sobre derechos económicos, sociales y culturales y el otro sobre
derechos civiles y políticos _ y el protocolo facultativo, los cuales entraron en vigencia en 1976,
al haber sido ratificados por diez países.

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Derechos Fundamentales de Tercera Generación
El estudio de estos derechos es difícil, ya que no están categorizados con rigor sistemático y su
elaboración se halla todavía en proceso. Por su reciente aparición muchos de ellos no están
presentes aun en el derecho positivo ya sea interno o internacional. En lo que se refiere al
derecho constitucional comparado algunas normas de este grupo que han tenido más desarrollo
son las que se refieren a la seguridad social no así los restantes. En el derecho internacional
existen algunas disposiciones aunque limitadas en declaraciones de la asamblea de las naciones
unidas y en algunos pactos internacionales.

El derecho a una mejor calidad de vida; este derecho es reciente y comprende varios aspectos. El
primero de ellos reside en la defensa del medio ambiente y los recursos naturales y que son
relativamente nuevas del derecho constitucional están consagrados en algunas constituciones
como la de España de 1978 art 45  y 46.

La necesidad de protección del medio ambiente humano se produce como causa de la enorme
preocupación suscitada por la contaminación de los países industrializados. Se piensa que el
modelo de desarrollo deja como consecuencia el envenenamiento del aire, del agua y de la tierra
no es deseable ni siquiera desde el punto de vista estrictamente económico, ya que si el
desarrollo dilapida los recursos naturales no renovables, no habrá actividad económica en un
futuro no muy lejano. Hoy día en los foros internacionales se está exigiendo que los países
desarrollados brinden ayuda económica y tecnológica necesaria para que los países en desarrollo
puedan adoptar procedimientos industriales limpios, que eviten la degradación de los recursos.

Derecho al desarrollo y al progreso social: estos se fundan en el respeto a la dignidad y el valor a


la persona humana, todos los pueblos y todos los seres humanos tienen derecho a vivir con
dignidad y a gozar de los frutos del progreso social. El derecho a la libre determinación a la no
injerencia y a la integridad territorial de cada país. El incremento de la participación en la vida
económica, social, cultural y política de los países, pero por el momento estos principios no son
exigidos coactivamente, dado que no se han incorporado al derecho interno de cada Estado, ni
están plasmados en tratados internacionales sel executing.

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En el caso dominicano, los derechos fundamentales son producto de la comunidad política y, por
tanto, no pueden ser considerados como previos a ella.

Una de las discusiones más importantes en el Derecho Constitucional es el origen y naturaleza de


los derechos fundamentales. La concepción liberal tradicional –que es la que se ve reflejada en
las constituciones- tiende a asumir que los derechos fundamentales son previos a la comunidad
política y que, por lo tanto, ésta gira en torno a ellos y no hace más que actuar sobre la base de lo
que ya existe.

La diferencia es importante porque va al quid del problema constitucional. Si prevalece la


concepción iusnaturalista, entonces los derechos son el origen y fin último de la comunidad
política (el alfa y el omega, por usar otro término). Esto implica que la capacidad de los seres
humanos para decidir sobre la forma y contenido de los derechos es limitada y que la progresiva
democratización de las sociedades humanas es un proceso de descubrimiento y no de creación.
Bajo este supuesto, lo que gobierna la sociedad humana es el conjunto de derechos decididos por
un legislador supremo del universo.

La posición contraria tiene consecuencias completamente distintas. Implica que el camino de la


política no tiene un fin cierto, que el camino lo trazan las sociedades y que cada uno de los
derechos ha sido construido sobre la base de la interacción social. Descarta un camino
preconcebido para los derechos y su desarrollo, convirtiendo así el ámbito político (y el jurídico
a través de la Constitución) en el elemento determinante de su desarrollo.

En el caso de la Constitución de la República Dominicana (CRD), independientemente del


énfasis que ésta hace en la concepción liberal de los derechos, es innegable que al declarar el
desarrollo de la “persona humana” como su fin último ha establecido un punto de referencia
axiológico sumamente importante. Jorge Prats ve en ello una declaración implícita del principio
de la dignidad humana como principio estructural de la CRD y punto de partida de su concepción
de los derechos. En sentido general, esto es correcto. La Declaración Universal de los Derechos
Humanos, fuente de inspiración de la nueva redacción de la declaración de derechos en la CRD,
tiene la función de afirmar “el valor de la persona humana y de su protección como fundamento

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de todo orden jurídico-político”. No quiere esto decir que la CRD asume una posición
iusnaturalista en lo relativo a los derechos fundamentales.

En principio, la “dignidad humana” es un concepto -o valor- con un contenido axiológico que


existe independientemente del ordenamiento jurídico positivo, por lo que son extra
constitucionales en la medida en que no se encuentren previstos dentro del ordenamiento. Sin
embargo, en el caso dominicano, tiene validez o fuerza normativa sólo en la medida en que sus
elementos constitutivos han sido adoptados por la CRD misma o por los mecanismos que ésta
prevé.

Tal como afirma Pérez Luño para el caso español, los derechos fundamentales sólo son jurídicos
cuando han sido adoptados de acuerdo con la CRD. Sólo entonces puede afirmarse que son una
manifestación de la voluntad soberana del pueblo dominicano. No hay que olvidar que el
contenido de estos valores no es estático, cambia con el tiempo. Así que no puede afirmarse que
dentro del sistema constitucional dominicano ese concepto tiene fuerza jurídica. Lo que sí la
tiene son los derechos fundamentales. Lo contrario implicaría volver tan voluble el contenido de
los derechos fundamentales que terminaríamos no sabiendo cuáles son, con la consiguiente
devaluación normativa.

Incluso el artículo 10 de la CRD limita la posible expansión de los derechos a aquellos que sean
de la misma naturaleza que los ya proclamados. Esto es, en todo caso una licencia para la
interpretación abierta de la aplicación de los derechos fundamentales reconocidos por el Estado
dominicano. Ahora bien, la doctrina dominicana está conteste en que este problema ha sido
superado en buena medida por el proceso de positivización en el plano interno e internacional de
los derechos fundamentales que sirven de garantía a los valores democráticos modernos.

Lo anterior encuentra apoyo en la Resolución 1920-2003 de la Suprema Corte de Justicia (SCJ),


en la que esta afirma que: “Atendido, que en un Estado constitucional y democrático de derecho,
el reconocimiento y tutela de los derechos fundamentales, constituye la dimensión sustancial de
la democracia; Atendido, que estos derechos tienen como fundamento los atributos de la persona
humana que emanan de su dignidad inherente y son reconocidos por el sistema constitucional”.

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Es evidente que la SCJ considera que los derechos fundamentales concretan jurídicamente unos
valores “sustancialmente democráticos”. Sin embargo, y a pesar de que reconoce que los
derechos tienen como fundamento “la dignidad inherente” de la persona humana, el argumento la
reconduce a que estos derechos son válidos sólo si han sido reconocidos por el sistema
constitucional. La SCJ entiende que lo que se encuentra protegido por el ordenamiento jurídico
dominicano son los derechos individuales y sociales consagrados en la CRD. Es sólo dentro de
este marco que entiende que puede cumplir su función de “guardiana de la Constitución”. Para
declarar la inconstitucionalidad de una disposición de la Ley de Colegiación de Periodistas que
obligaba a éstos a colegiarse, la SCJ proclamó que era “violatoria de los Derechos Humanos
protegidos por la Constitución de la República”.

La manifestación jurisprudencial más clara de esta doctrina se puede encontrar en la Sentencia


No. 1 del 4 de agosto de 2004. En esta sentencia, la SCJ hace referencia a la resolución 1920-
2003 donde expone que el bloque de constitucionalidad está compuesto por dos fuentes: a) la
interna, formada por la CRD y las decisiones jurisprudenciales y b) la internacional, formada por
los tratados internacionales de derechos humanos y las decisiones de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos. Afirma sobre este bloque que: “Comprende entre sus principios y normas
una serie de valores como el orden, la paz, la seguridad, la igualdad, la justicia, la libertad y otros
que, al ser asumidos por nuestro ordenamiento jurídico, se configuran como patrones de
razonabilidad, principio establecido en el artículo 8, numeral 5, de nuestra Constitución”.

Es decir, que para que un valor sea considerado “norma” debe antes haber sido “asumido por el
ordenamiento jurídico”. Es decir, mediante la positivización de ese valor. Ya sea por la vía
constitucional interna o por la adopción de una norma internacional de derechos humanos. Esos
valores positivizados pueden ser entonces utilizados para determinar la conformidad material de
las normas jurídicas inferiores a la hora de evaluar su constitucionalidad. Pero siempre, hay que
reiterarlo, que este principio haya sido positivizado.

La naturaleza de la “fundamentalidad” de la declaración de derechos de la CRD se puede


entender si analizamos el problema sobre la base de su “fundamentalidad formal” y su
“fundamentalidad material”. Aplicando a la CRD el análisis propuesto por Robert Alexy, la

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fundamentalidad formal le viene dada a la declaración de derechos por la posición que ocupa en
la cúspide del ordenamiento jurídico formal. Lo que la hace directamente vinculante sobre todo
el ordenamiento, incluyendo las demás normas, los poderes del Estado y, en el caso dominicano,
los particulares.

Según Alexy, la categoría de la fundamentalidad formal tiene dos extremos posibles: el modelo
puramente fundamental y el modelo puramente material. En el primero, que -como señala Alexy-
se corresponde al principio kelseniano de la relación dinámica entre las normas
(“nomodinámica”), en la cual la validez de una norma jurídica no depende de su contenido, sino
de la forma en que ha sido adoptada. Según esta visión, los derechos fundamentales son válidos
sólo porque han sido positivizados y son fundamentales porque se encuentran en la CRD. Bajo
este modelo, la existencia misma de los derechos fundamentales se encuentra sujeta a la voluntad
del legislador (entendiéndose por “legislador” a aquel que tenga en sus manos la capacidad
jurídica -o fáctica- de modificar la CRD). Este modelo es de una extracción puramente
positivista.

El modelo puramente material, correspondiente al principio kelseniano de las relaciones estáticas


de las normas (“nomoestática”), en el cual la Constitución contiene solamente normas de carácter
material. De esta norma, utilizando operaciones lógicas, sería posible deducir todas y cada una
de las demás normas del ordenamiento. Siguiendo este concepto, el resto de las normas del
ordenamiento son solamente desarrollos de las normas de carácter material (en este caso los
derechos fundamentales) previstos en la CRD. Es decir, que “lo que en el modelo puramente
procedimental debe ser solucionado a través de una decisión dentro del marco de la Constitución,
en el modelo puramente material, ha de llevarse a cabo a través del conocimiento de su
contenido”.

La CRD no adopta ninguno de estos dos sistemas, sino uno mixto. Los derechos fundamentales
tienen capacidad normativa porque están contenidos en ella. Sin embargo, sirven de principios
ordenadores de todo el sistema jurídico. Tanto la corrección formal en su creación como la
sujeción a los principios materiales constitucionalizados son necesarias para que una norma sea
constitucional. Como en el caso alemán -al que se refiere Alexy-, en la CRD los elementos

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formales y materiales están recíprocamente vinculados y ambos tienen consecuencias jurídicas.
Según Alexy, de todos los contenidos constitucionales formalmente posibles, la determinación
de los que son necesarios o que no pueden ser aceptados se hace sobre la base de los derechos
fundamentales. “El hecho de que las normas iusfundamentales determinen los contenidos
constitucionalmente necesarios e imposibles, constituye el núcleo de su fundamentalidad
formal”.

El concepto de “fundamentalidad material”, por su parte, implica que las normas fundamentales
-entre las que contamos a los derechos fundamentales- son materialmente fundamentales porque
“con ellas se toman decisiones sobre la estructura normativa básica del Estado y de la sociedad”.

El ya comentado párrafo capital del artículo 8 de la CRD no deja lugar a dudas sobre la
“fundamentalidad material” de los derechos fundamentales. Al considerar su cumplimiento y
garantía como la finalidad principal del Estado, la CRD convierte estas normas en el punto de
referencia interpretativa de todos los actos estatales y como objetivo de sus políticas. Sin
embargo, esto no debe confundirse con un reconocimiento iusnaturalista de la preeminencia total
de unos valores extraconstitucionales. Lo que hace el artículo 8 de la CRD es declarar cuáles son
los principios ordenadores del proyecto que ha asumido la comunidad política dominicana
-entendida como la agregación de los ciudadanos. El artículo 2 de la CRD reconoce que la CRD
es producto -aun indirecto- de la voluntad del pueblo.

Por lo tanto, como parte integral de la CRD, los derechos fundamentales son producto de la
actividad normativizadora de esa comunidad política. Para asumir una posición iusnaturalista,
debería asumirse que el proceso es el contrario y que es la comunidad política la que es fruto de
los derechos fundamentales. En la CRD no hay confusión alguna entre “finalidad esencial” y
“origen” del Estado dominicano. Por lo tanto, en el caso dominicano, los derechos fundamentales
son producto de la comunidad política y, por tanto, no pueden ser considerados como previos a
ella.

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Conclusión
A pesar de que en el proceso reformador de la Constitución de la República que culminó con la
reforma integral de la Carta Magna, el 26 de enero del 2010, el pueblo dominicano incrementó
significativamente su conocimiento sobre la Ley Fundamental del Estado, todavía es mucho lo
que se debe hacer a los fines de que las personas conozcan a cabalidad sus Derechos
Fundamentales.

Los Derechos Fundamentales constituyen en esencia el conjunto de los derechos inalienables de


la persona humana, o sea aquellos derechos de los cuales el ser humano es titular por el solo
hecho de ser persona, y que por tanto, no le pueden ser negados, ni arrebatados, ni perturbados. 
Los Derechos Fundamentales son sinónimo de Derechos Humanos.

Ahora, en los tiempos en que vivimos, la principal responsabilidad del Estado es ser garante de
esos derechos fundamentales, ya que estos tienen primacía sobre los demás derechos.

Es importante acotar, que uno de los principales logros que ha tenido el sistema político
democrático en beneficio de la humanidad, ha sido el hecho de que todos los Estados miembros
de la Organización de las Nacionales Unidas (ONU) asumieran el compromiso y la
responsabilidad de ser garantes y protectores de los derechos inalienables de las personas,
independientemente o no de que los mismos estén consagrados en la Constitución o Ley
Sustantiva del Estado.

La Constitución de la República Dominicana ha sido modificada 39 veces, la primera fue en


1854 y la última en el 2015, El constituyente que llevó a cabo la majestuosa obra de la reforma
constitucional del 2015, organiza los Derechos Fundamentales en cuatro categorías, que son:
Derechos civiles y políticos, derechos económicos y sociales, Derechos culturales y deportivos, y
Derechos colectivos del medio ambiente.

Los Derechos Fundamentales están contemplados en los artículos 37 al 67 de la Carta Magna. 


Nos preocupa el hecho de una parte importante de la población de la República Dominicana a
esta altura de juego, todavía desconozca sus Derechos Fundamentales.

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El texto Constitucional Dominicano responde a criterios de una carta sustantiva moderna,
adecuada a los preceptos de la Declaración Universal de los Derecho Humanos, y su
modificación posee características de avance institucional, aunque a la vez presenta algunas
duplicidades que deberían corregirse en el corto plazo, pues podrían lesionar principios y
conquistas que la propia Constitución acuerda.

Aparición de otros cargos públicos como el Defensor del Pueblo, y figuras jurídicas como el
Amparo Constitucional, el cual será oral, público, breve, gratuito y no sujeto formalidad.

Aumento de los Derechos Políticos, Económicos, Sociales, Familiares, del Trabajo y de la Salud
de todos los ciudadanos.

En cambio en la venezolana corresponde al Ejecutivo Nacional con la participación de aquellos,


demarcar y garantizar el derecho de propiedad.

El Estado Dominicano es el "Protector" de esos derechos y la salvaguarda de los mismos


corresponde al Poder Judicial, representado por los diferentes tribunales de nuestro País,
teniendo como tribunal de garantías constitucionales al Tribunal Constitucional.

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