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Política.

Ordena jurídicamente la vida social humana. De ella deriva el Gobierno en la comunidad


organizada, y consiste en las acciones ejecutadas con la intención de influir, obtener, conservar,
crear, extinguir o modificar el Poder, o la organización de la comunidad.

se cristaliza en hechos de comportamiento, en el modo de vivir, de crear estructuras y


perfeccionar la convivencia dentro de la comunidad, de ahí que el ser humano es un ser político.

¿Qué es el Poder?
Es la imposición de una voluntad sobre otras para la ordenada realización de un fin. Los que
dirigen y son dirigidos, una relación de Mando y Obediencia.
En Política, referimos al Poder como el Estado (la organización del poder político), pero el Poder y
la política se vinculan a todo poder organizado, no solamente el estatal (Política sindical,
económica, familiar, religiosa, militar, familiar), la diferencia, es que el poder estatal impone
obligatoriamente sus decisiones, contando con el monopolio de la fuerza para asegurar esas
decisiones.
La Política como Acción: es la técnica del gobierno, pero también, las relaciones de fuerza que se
dan en una sociedad (dirigentes y dirigidos, opinión pública, grupos sociales, grupos de presión,
entre otros). Se nos presenta tanto como gobierno (que por otro lado, lucha por conservarlo), y
como lucha por obtener el poder. 
La política como actividad abarca tres momentos:
 La conquista del Poder
 Su ejercicio
 El mantenimiento de ese ejercicio, mediante la institucionalización y la lucha por
modificaciones en el ejercicio.
De esa dinámica surgen las Organizaciones, especialmente la Organización del Poder en el Estado-

A nivel de la Política Cultural, se gobierna la cultura desde las estructuras del Estado, sin dejar de
lado las estructuras sociales que pretenden modificaciones, y se "lucha" por los cambios que uno
pretende, muchas veces esos cambios vienen de la mano de acceder a estructuras de gobierno,
pero desde cualquier ámbito organizado podemos "luchar" por cambiar la situación de
la Cultura en el ámbito en que nos desenvolvemos.

Legislación

Las normas: reglas que se establecen con el propósito de regular comportamientos y así procurar
mantener un orden. Existen variados usos de la palabra norma, básicamente, porque casi todo lo
que existe en el mundo es susceptible de ser regulado.
Las normas jurídicas: son los mandatos, reglas o prescripciones emanadas de una autoridad legal
o judicial. Asignan deberes, confieren derechos o imponen sanciones a los individuos que viven en
una sociedad, otorgándoles un marco común por el cual juzgar sus acciones.
Las leyes son sólo un tipo de norma jurídica. El ordenamiento jurídico de las sociedades no es más
que la suma de las normas jurídicas establecidas en cada sociedad. Allí se contemplan los distintos
aspectos de la vida individual, ciudadana e institucional.
Esa suma de normas jurídicas, se establece mediante cuerpos normativos. 
En Argentina, el cuerpo normativo más importante es la Constitución Nacional. En ella se
organiza el Estado, la forma de Estado y la forma de gobierno, mediante la creación de sus
instituciones. Pero también establece derechos y garantías para los habitantes, revistiendo
muchas de sus normas carácter operativo, entendido este como regla de conducta que debe
cumplirse obligatoriamente, mientras que otras normas solo son de carácter programático, es
decir, que el Estado debe tratar de conseguir los fines que ella propone, de manera gradual.
Pero dentro de la Constitución, se han incorporado tratados internacionales, que en principio
obligaban al Estado a su cumplimiento progresivo, con carácter programático, pero que al
encontrarse dentro de la Constitución, en lo que se dio en llamar "Bloque Constitucional", muchos
de ellos se tornaron operativos, es decir de cumplimiento inmediato y con la posibilidad de exigir
ese cumplimiento.
Cuerpos normativos: el Código Civil y Comercial, la Ley de Trabajo, el Código Penal.
Las Leyes en sentido material: se caracterizan por prescribir conductas de manera general,
obligatorias, dirigidas a toda la población.
En sentido formal, la ley es sancionada por el "Poder Legislativo" representado en el "Congreso de
la Nación".
La división de poderes: nuestra Constitución ha adoptado la forma de gobierno representativa
republicana, dividido en tres poderes:
El poder ejecutivo, es el que tiene a cargo la actividad política y la consecución de los fines que se
propone el Estado.
El poder legislativo, además de la Administración, dicta las leyes normas jurídicas en sentido
material y que regulan la conducta,
El poder judicial, quien hace efectivas las sanciones ante los incumplimientos de las normas (ya sea
que el que no cumple sea un individuo o el propio Estado).

Jurisdicciones. 
Como Estado Federal además, las provincias cuentas con autonomía, pueden regular sus
instituciones y las conductas de sus ciudadanos, teniendo siempre presente las facultades
delegadas, no delegadas y las concurrentes según la Constitución Nacional.
Las facultades delegadas: son aquellas que las provincias otorgaron al Estado federal, para su
Jurisdicción exclusiva. Los códigos civil, comercial, penal, del trabajo, se delegaron para
homogeneizar la legislación, más su aplicación corresponde a las provincias.
Las facultades no delegadas: las que las provincias reservaron para sí, sin intervención del Estado
Federal. Los códigos de procedimientos, por ejemplo.
Las concurrentes, son aquellas facultades que tienen tanto las jurisdicciones provinciales como la
federal.
Que son jurisdicciones?
La jurisdicción es la autoridad (el poder) para dictar y aplicar las leyes. Y también es el ámbito
territorial donde se ejerce esa autoridad
En Argentina coexisten la Jurisdicción federal, que tiene la autoridad en todo el territorio (de
acuerdo a las facultades delegadas y concurrentes), y las jurisdicciones provinciales, que tienen
autoridad en el ámbito de su territorio (de acuerdo a facultades no delegadas y concurrentes).
A ello, debemos sumar la autoridad de los "municipios", que también tienen Jurisdicción sobre
asuntos puntuales de las comunidades que se encuentran en su territorio.

Encontraremos en Argentina un cúmulo de legislación, nacional, provincial, y municipal, que


regulan la cultura en general, el patrimonio cultural y los museos en particular

Pirámide normativa:

CULTURA

La cultura es todo lo creado o intervenido por el hombre: destacamos la educación, y luego al arte
en todas sus vertientes, música, danza, pintura, escultura, teatro, audiovisuales, y en el caso de
Argentina, las distintas identidades y diversidades culturales, como ser los pueblos originarios,
respetando la interculturalidad, y también las distintas particularidades de las regiones de nuestro
país.

La Antropología Social define a la cultura como el conjunto de las producciones simbólicas que
hacen que un individuo determinado se sienta representado por un conjunto mayor de
pertenencia.

"…la  cultura puede considerarse actualmente como el conjunto de los rasgos distintivos,
espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o un grupo
social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos
fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias y que la
cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros
seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella
discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma
conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias
realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden".

"El Patrimonio Cultural de un pueblo comprende las obras de sus artistas, arquitectos, músicos,
escritores y sabios, así como las creaciones anónimas, surgidas del alma popular y el conjunto de
valores que dan sentido a la vida, es decir, las obras materiales y no materiales que expresan la
creatividad de ese pueblo; la lengua, los ritos, las creencias, los lugares y monumentos históricos,
la literatura, las obras de arte y los archivos y bibliotecas". 

Ambas definiciones fueron elaboradas por la Conferencia Mundial de la UNESCO sobre Políticas
Culturales, celebrada en México en 1982.

Promotores culturales, gestores y funcionarios públicos enfrentan un conjunto de problemas


prácticos e insuficiencias legislativas.

PATRIMONIO
PATRIMONIO
La idea de patrimonio está vinculada a la de pérdida o desaparición potencial -tal fue el caso a
partir de la Revolución Francesa- y de allí surge la voluntad de preservación de los bienes.
Patrimonio en Museología: son los bienes que tienen un valor, el que puede ser: Económico,
Histórico, Geográfico, Edilicio, Natural, Afectivos. Cultural. Todos ellos, nos dan identidad.
En un país encontramos también bienes culturales que se originan a lo largo de su historia, éstos
cuentan los contextos sociales, dejan plasmada la memoria de sociedades anteriores y actuales.
El Patrimonio Cultural Tangible de un país son dos: (objetos materiales.)
·         Bienes muebles: como pinturas, vasijas, esculturas, etc.
·         Bienes inmuebles: estructuras arqueológicas, edificios históricos (en la que muchas veces se
encuentran instalados los museos
El Patrimonio Cultural Intangible de un país es:
·         Sus costumbres, tradiciones, creencias, música, lenguaje, etc. se encuentran vivos en la
sociedad.

VALORES CULTURALES DEL COLECCIONISMO


Toda colección suele ser incompleta, la incompletud es la paranoia de los coleccionistas, que
nunca paran de llenar ese vacío. Cuando una colección puede parecer completa, el coleccionista
comienza a indagar en singularidades cada vez más sutiles.
Todas las piezas de una colección, a partir su incorporación a la misma, nacen de nuevo, por eso
las colecciones son “bautizadas” con los nombres de sus propietarios o de las instituciones a las
que pertenecen. En ese vaivén que va de la colección al coleccionista, algo del ojo del propietario
se cuela en la obra. Se trata de la influencia de sus propias concepciones políticas, sociales,
culturales, y en el marco de un contexto socio-cultural determinado.
Todos los coleccionistas se debaten entre el precio y el valor de las obras: desde la perspectiva del
“mercado”, el arte forma sus precios con una cuota altísima de subjetividad. En este sentido decía
Oscar Wilde que hay quienes conocen el precio de todas las cosas, pero el valor de ninguna.
http://www.museoimaginado.com/textos/martorell.pdf)

Al analizar los valores culturales del coleccionismo, Aurora León en “El Museo – Teoría, praxis y
utopía”, subraya tres puntos a tener en cuenta:
 El coleccionismo ideológicamente plantea una posesión única, no compartida. La colección
queda supeditada al comportamiento social del propietario y al uso que hace de las obras.
Por otra parte, el coleccionista es el que establece ideológicamente sus preferencias
incorporando determinados objetos y/o desechando otros. La colección se define
ideológicamente por preferencias manifiestas.
 El coleccionista incide en la función ideológica de la cultura. “La clientela de arte
representa a una clase determinada que dirige, controla e instrumenta los objetivos
de cultura en función de sus intereses y objetivos”. La masiva industrialización de
la cultura es presentada falsamente como progreso cultural cuando en realidad es la clase
dominante la que sigue determinando y dirigiendo a su antojo lo que es valioso y lo que
no lo es.
 El coleccionismo tiene un valor formativo-consolidante sobre el arte, la crítica y el gusto. El
coleccionista se plantea como pionero en la elección una nueva dirección artística al
mismo tiempo que puede desvalorizar otra. Ejerce su influencia sobre las predilecciones
estéticas en un condicionamiento del arte a la esfera político-económica dominante. Es
pionero del estilo de un futuro próximo, el profeta de la dirección artística. El arte se ha
producido con el apoyo de las clases altas, tanto por exigencias económicas como con
fines propagandísticos y decorativos asociados al poder, es tan antiguo como la
Humanidad, pero como era artículo de lujo (no un bien básico), las clases humildes no
tenían fácil acceso a él.
El coleccionismo se vio concretado principalmente en las esferas del poder económico- político-
social y allí impuso sus valores ficticios para la valorización de la obra de arte. Se cotiza la
antigüedad y la pátina es la única garantía; se supervalora el carácter “único”, la originalidad, y el
motivo más cotizado es su procedencia.
Los artefactos demuestran el poder de su dueño y su posición en la jerarquía social; se convierten
en marcas del individuo que hacen referencia a su continuidad en el tiempo, y son evidencia
concreta de la relación del individuo con el mundo y la sociedad. Los objetos son una especie de
ancla que nos sujeta a la realidad tanto en el espacio como en el tiempo.
La colección se transforma en un discurso que en ocasiones habla no sólo de su dueño, sino de la
comunidad a la que pertenece. En la conformación de una colección podemos encontramos
referencias al coleccionista, su pasado, sus ideas de país, de patrimonio, política, historia, pobreza,
riqueza, juego, ocio, cultura popular, entre otras consideraciones.
Las colecciones en su marco ideológico trascienden las fronteras personales pasan a ser parte del
patrimonio histórico de la sociedad donde nacieron y crecieron. Eso basta para justificar su
importancia, analizarlas críticamente y conservarlas como un deber ineludible.
El patrimonio cultural es un todo que nos identifica como sociedad, siendo dignos de
protección también aquellos que son minoritarios pero hacen a la multiculturalidad que
caracteriza la Nación Argentina. Por ello, incluimos en la clasificación al patrimonio natural, y luego
el patrimonio cultural propiamente dicho.

BIENES COSAS DE DOMINIO

Hemos visto que el patrimonio de un pueblo es el conjunto de bienes culturales, obras materiales
e inmateriales que dan sentido, que expresan e identifican a ese pueblo, de acuerdo a
la Conferencia Mundial de la UNESCO sobre Políticas Culturales, celebrada en México en
1982.
También hemos visto, que la noción de patrimonio se vincula a aquellos bienes que son
transmitidos de generación en generación, y aquellos que se adquieren a lo largo de la vida de una
persona. 
En la legislación, las personas son titulares de los derechos sobre los bienes que integran su
patrimonio, pero para que integren este patrimonio estos bienes deben ser susceptibles de valor
económico, porque existen bienes que no integran el patrimonio en ese sentido pero las personas
tienen derechos sobre los mismos. Estos se denominan bienes extra patrimoniales (vida, cuerpo
humano, honor, libertad, cultura, entre otros). Pueden ver los Arts. 15 y 16 del Código Civil y
Comercial 
ARTÍCULO 15.- Titularidad de derechos. Las personas son titulares de los derechos individuales
sobre los bienes que integran su patrimonio conforme con lo que se establece en este Código.
ARTÍCULO 16.- Bienes y cosas. Los derechos referidos en el primer párrafo del artículo 15 pueden
recaer sobre bienes susceptibles de valor económico. Los bienes materiales se llaman cosas. Las
disposiciones referentes a las cosas son aplicables a la energía y a las fuerzas naturales
susceptibles de ser puestas al servicio del hombre.
Las personas, además de ejercer los derechos sobre sus bienes, tienen afectado su patrimonio al
cumplimiento de sus obligaciones, y responden con él frente a los acreedores, esto significa que
un bien económico puede "salir" del patrimonio de una persona, de distintas formas
legales. Pueden ver los Arts. 242 y 243 del Código Civil y Comercial 
ARTÍCULO 242.- Garantía común. Todos los bienes del deudor están afectados al cumplimiento de
sus obligaciones y constituyen la garantía común de sus acreedores, con excepción de aquellos
que este Código o leyes especiales declaran inembargables o inejecutables. Los patrimonios
especiales autorizados por la ley sólo tienen por garantía los bienes que los integran.
ARTICULO 243.- Bienes afectados directamente a un servicio público. Si se trata de los bienes de
los particulares afectados directamente a la prestación de un servicio público, el poder de agresión
de los acreedores no puede perjudicar la prestación del servicio.

Existen patrimonios culturales de la humanidad, de un pueblo o de una sociedad determinada,


todos ellos merecedores de protección política y legal, y que no pueden "salir" de ese patrimonio.
La Convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural, adoptada
por la UNESCO en París, en 1972, vincula la conservación de la naturaleza y la
preservación de los bienes culturales. 
Esta reconoce la relación entre sociedad (cultura) y naturaleza, buscando preservar su equilibrio.
Son bienes para la museología los que tiene un valor (no necesariamente económico) y que
otorgan una identidad cultural. 
Luego integramos el patrimonio cultural con bienes tangibles e intangibles.
Los bienes tangibles en la legislación son aquellos bienes materiales susceptibles de valor
económico (agregamos los otros valores que tiene la cultura en general y la museología en
particular) y los bienes intangibles, que son aquellos que no son materiales (costumbres, lenguaje,
música, folclore) y también tienen un valor. 
Clasificaciones que sirven al momento de determinar la existencia o no de un bien patrimonial
cultural merecedor de protección: Los bienes tangibles (las cosas) en primer lugar, pueden ser
muebles (las que se pueden desplazar) o inmuebles (aquellas que no se pueden desplazar). Existen
otras clasificaciones como ser: cosas principales (las que existen por sí mismas), cosas accesorias
(aquellas que dependen de otra cosa o a la cual se encuentra adherida), cosas fungibles (aquellas
que se pueden intercambiar por una de la misma especie) y cosas consumibles (aquellas cuya
existencia termina con su primer uso). Pueden ver los Arts. 225 a 234 del Código Civil y Comercial 
ARTICULO 225.- Inmuebles por su naturaleza. Son inmuebles por su naturaleza el suelo, las cosas
incorporadas a él de una manera orgánica y las que se encuentran bajo el suelo sin el hecho del
hombre.
ARTICULO 226.- Inmuebles por accesión. Son inmuebles por accesión las cosas muebles que se
encuentran inmovilizadas por su adhesión física al suelo, con carácter perdurable. En este caso, los
muebles forman un todo con el inmueble y no pueden ser objeto de un derecho separado sin la
voluntad del propietario.
No se consideran inmuebles por accesión las cosas afectadas a la explotación del inmueble o a la
actividad del propietario.
ARTÍCULO 227.- Cosas muebles. Son cosas muebles las que pueden desplazarse por sí mismas o
por una fuerza externa.
ARTÍCULO 228.- Cosas divisibles. Son cosas divisibles las que pueden ser divididas en porciones
reales sin ser destruidas, cada una de las cuales forma un todo homogéneo y análogo tanto a las
otras partes como a la cosa misma.
Las cosas no pueden ser divididas si su fraccionamiento convierte en antieconómico su uso y
aprovechamiento. En materia de inmuebles, la reglamentación del fraccionamiento parcelario
corresponde a las autoridades locales.
ARTÍCULO 229.- Cosas principales. Son cosas principales las que pueden existir por sí mismas.
ARTÍCULO 230.- Cosas accesorias. Son cosas accesorias aquellas cuya existencia y naturaleza son
determinadas por otra cosa de la cual dependen o a la cual están adheridas. Su régimen jurídico es
el de la cosa principal, excepto disposición legal en contrario.
Si las cosas muebles se adhieren entre sí para formar un todo sin que sea posible distinguir la
accesoria de la principal, es principal la de mayor valor. Si son del mismo valor no hay cosa
principal ni accesoria.
ARTÍCULO 231.- Cosas consumibles. Son cosas consumibles aquellas cuya existencia termina con el
primer uso. Son cosas no consumibles las que no dejan de existir por el primer uso que de ellas se
hace, aunque sean susceptibles de consumirse o deteriorarse después de algún tiempo.
ARTÍCULO 232.- Cosas fungibles. Son cosas fungibles aquellas en que todo individuo de la especie
equivale a otro individuo de la misma especie, y pueden sustituirse por otras de la misma calidad y
en igual cantidad.
ARTÍCULO 233.- Frutos y productos. Frutos son los objetos que un bien produce, de modo
renovable, sin que se altere o disminuya su sustancia. Frutos naturales son las producciones
espontáneas de la naturaleza.
Frutos industriales son los que se producen por la industria del hombre o la cultura de la tierra.
Frutos civiles son las rentas que la cosa produce.
Las remuneraciones del trabajo se asimilan a los frutos civiles.
Productos son los objetos no renovables que separados o sacados de la cosa alteran o disminuyen
su sustancia.
Los frutos naturales e industriales y los productos forman un todo con la cosa, si no son separados.
ARTÍCULO 234.- Bienes fuera del comercio. Están fuera del comercio los bienes cuya transmisión
está expresamente prohibida:
a) por la ley;
b) por actos jurídicos, en cuanto este Código permite tales prohibiciones.
La conclusión más importante de esta clasificación, desde el punto de vista político legislativo, es
la protección que se debe dar a los bienes culturales y a la naturaleza.

Noción de dominio y clasificación de los bienes: bienes del dominio público y bienes del dominio
privado. Código civil y comercial.
ARTICULO 235.- Bienes pertenecientes al dominio público. Son bienes pertenecientes al dominio
público, excepto lo dispuesto por leyes especiales:
a) el mar territorial hasta la distancia que determinen los tratados internacionales y la legislación
especial, sin perjuicio del poder jurisdiccional sobre la zona contigua, la zona económica exclusiva
y la plataforma continental. Se entiende por mar territorial el agua, el lecho y el subsuelo;
b) las aguas interiores, bahías, golfos, ensenadas, puertos, ancladeros y las playas marítimas; se
entiende por playas marítimas la porción de tierra que las mareas bañan y desocupan durante las
más altas y más bajas mareas normales, y su continuación hasta la distancia que corresponda de
conformidad con la legislación especial de orden nacional o local aplicable en cada caso;
c) los ríos, estuarios, arroyos y demás aguas que corren por cauces naturales, los lagos y lagunas
navegables, los glaciares y el ambiente periglacial y toda otra agua que tenga o adquiera la aptitud
de satisfacer usos de interés general, comprendiéndose las aguas subterráneas, sin perjuicio del
ejercicio regular del derecho del propietario del fundo de extraer las aguas subterráneas en la
medida de su interés y con sujeción a las disposiciones locales. Se entiende por río el agua, las
playas y el lecho por donde corre, delimitado por la línea de ribera que fija el promedio de las
máximas crecidas ordinarias. Por lago o laguna se entiende el agua, sus playas y su lecho,
respectivamente, delimitado de la misma manera que los ríos;
d) las islas formadas o que se formen en el mar territorial, la zona económica exclusiva, la
plataforma continental o en toda clase de ríos, estuarios, arroyos, o en los lagos o lagunas
navegables, excepto las que pertenecen a particulares;
e) el espacio aéreo suprayacente al territorio y a las aguas jurisdiccionales de la Nación Argentina,
de conformidad con los tratados internacionales y la legislación especial;
f) las calles, plazas, caminos, canales, puentes y cualquier otra obra pública construida para
utilidad o comodidad común;
g) los documentos oficiales del Estado;
h) las ruinas y yacimientos arqueológicos y paleontológicos.
ARTICULO 236.- Bienes del dominio privado del Estado. Pertenecen al Estado nacional, provincial o
municipal, sin perjuicio de lo dispuesto en leyes especiales:
a) los inmuebles que carecen de dueño;
b) las minas de oro, plata, cobre, piedras preciosas, sustancias fósiles y toda otra de interés similar,
según lo normado por el Código de Minería;
c) los lagos no navegables que carecen de dueño;
d) las cosas muebles de dueño desconocido que no sean abandonadas, excepto los tesoros;
e) los bienes adquiridos por el Estado nacional, provincial o municipal por cualquier título.
ARTÍCULO 237.- Determinación y caracteres de las cosas del Estado. Uso y goce. Los bienes
públicos del Estado son Inenajenables, inembargables e imprescriptibles. Las personas tienen su
uso y goce, sujeto a las disposiciones generales y locales.

-La Constitución Nacional, la legislación federal y el derecho público local determinan el carácter
nacional, provincial o municipal de los bienes enumerados en los dos artículos 235 y 236.
ARTÍCULO 238.- Bienes de los particulares. Los bienes que no son del Estado nacional, provincial,
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o municipal, son bienes de los particulares sin distinción
de las personas que tengan derecho sobre ellos, salvo aquellas establecidas por leyes especiales.
Los bienes del dominio público son del Estado, y tiene como características principales, que son:
Inenajenables: no pueden realizarse actos de disposición sobre ellos, que impliquen la pérdida del
dominio del Estado.
Inembargables: no pueden ser afectados por obligaciones asumidas por el Estado, y el Estado no
responde frente a sus acreedores con estos bienes.
Imprescriptibles: ningún bien público puede ser adquirido por un particular por el transcurso del
tiempo.
Dominio público: La legislación establece que las personas tienen el uso y goce de los bienes del
estado sujeto a los límites dispuestos por la ley .Todos los bienes que no sean de dominio público,
son susceptibles de tener como titulares a personas, incluso el Estado, en su carácter de persona.
Dominio privado: uno de los límites más importantes es la función social del bien conformándose
su ejercicio con las normas dictadas en interés público, y la no afectación del funcionamiento y
sustentabilidad de los ecosistemas de la flora, la fauna, la biodiversidad, el agua, LOS VALORES
CULTURALES, el paisaje, entre otros. 
Puntualmente, ver el Art. 240 del Código Civil y Comercial 
ARTICULO 240.- Límites al ejercicio de los derechos individuales sobre los bienes. El ejercicio de los
derechos individuales sobre los bienes mencionados en las Secciones 1ª y 2ª debe ser compatible
con los derechos de incidencia colectiva. Debe conformarse a las normas del derecho
administrativo nacional y local dictadas en el interés público y no debe afectar el funcionamiento
ni la sustentabilidad de los ecosistemas de la flora, la fauna, la biodiversidad, el agua, los valores
culturales, el paisaje, entre otros, según los criterios previstos en la ley especial.
(LEER WORD DOMINIO PÚBLICO Y PRIVADO (CARPETA MUSEOLOGIA)

LA SITUACION DE LA IGLESIA CATOLICA


Quién tiene su dominio, y por lo tanto ejerce los derechos sobre él. En principio es el Estado.
El Estado es una persona jurídica, capaz de adquirir derechos y contraer obligaciones.
Por ello, la legislación diferencia las personas jurídicas públicas de las personas jurídicas privadas. 
Las personas jurídicas públicas, conforme el ordenamiento civil y comercial (ver Art. 146 del
Código Civil y Comercial 
ARTÍCULO 146.- Personas jurídicas públicas. Son personas jurídicas públicas:
a) el Estado nacional, las Provincias, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, los municipios, las
entidades autárquicas y las demás organizaciones constituidas en la República a las que el
ordenamiento jurídico atribuya ese carácter;
b) los Estados extranjeros, las organizaciones a las que el derecho internacional público reconozca
personalidad jurídica y toda otra persona jurídica constituida en el extranjero cuyo carácter
público resulte de su derecho aplicable;
c) la Iglesia Católica.

Son los Estados (recordar jurisdicciones), las entidades autárquicas, y aquellas a las que el
ordenamiento jurídico le atribuye este carácter, los estados extranjeros y organizaciones
internacionales, y la Iglesia Católica.

¿Cuál es la consecuencia más importante de esta clasificación?


Que solo las personas jurídicas públicas son titulares de derecho en una relación de dominio sobre
bienes públicos.
Por lo tanto, la Iglesia Católica, es la única entidad religiosa cuyos bienes tienen una protección
especial. El Estado, como cualquier persona jurídica, puede ser titular de dominio privado sobre
algunos bienes.

ADQUISICION Y ENAJENACION DEL PATRIMONIO CULTURAL

Adquisición: es la acción y efecto de adquirir; el acto por el cual se hace uno dueño de algún bien.
La enajenación implica la transferencia del derecho de un patrimonio a otro. Es decir, el acto
inverso de la adquisición, es la salida o pérdida de ese patrimonio.

¿Cuándo se produce la adquisición del dominio público?


Bienes públicos que son declarados como tales incluso antes de ser encontrados o hallados: los
yacimientos arqueológicos y paleontológicos. En este caso estaríamos ante un dominio originario
del Estado, otros que lo son al momento de su creación: los documentos oficiales del Estado.
También estaríamos frente a un dominio originario del Estado.
Están los que son adquiridos por el Estado, pero no para su uso particular, sino para su protección
en función de su valor patrimonial cultural, mediante un mecanismo particular: la expropiación: es
un acto jurídico administrativo compulsivo que realiza el estado, para ADQUIRIR un bien (público o
privado), para satisfacer una necesidad de bien común.
El Estado también puede adquirir por otros actos jurídicos, administrativos: la compraventa, la
donación. 
Y por último, existen bienes del dominio privado que se encuentran restringidos o limitados en su
adquisición y enajenación, también por causas de utilidad pública. 

Dice la Ley 12.665: "Art. 5.° - Los bienes protegidos en los términos de esta ley no podrán ser
vendidos, ni gravados ni enajenados por cualquier título o acto, ni modificado su estatus jurídico,
sin la intervención previa de la Comisión Nacional. La Comisión Nacional emitirá su dictamen
vinculante dentro del plazo de sesenta (60) días hábiles computados a partir de la fecha en que el
o los interesados soliciten la autorización. Queda expresamente prohibida la salida del territorio
nacional de bienes protegidos, sean bienes muebles o inmuebles por accesión, sin la previa
intervención y autorización de la Comisión Nacional, en los mismos términos dispuestos en el
párrafo anterior." 
Es importante advertir cuáles son los actos de adquisición del dominio para declarar bien público
un bien del Estado. Porque su efecto primordial es la pérdida de la posibilidad de la
"enajenación". La evitación de la enajenación incluye la destrucción o pérdida (ya sean estas por
negligencia, impericia o incumplimiento de los deberes de la persona que tenga a cargo el bien)

UNIDAD DOS

NORMAS INTERNACIONALES

La normativa internacional es programática y vinculante para el Estado Argentino.


Existen numerosos convenios, tratados, protocolos, recomendaciones
Evidentemente, el más importante según mi opinión es la "Convención sobre la Protección del
Patrimonio Mundial Cultural y Natural" (UNESCO París 1972).
Les dejo un archivo que contiene casi todos, para que los tengan a mano y a disposición.
(LEER MANUAL DOCUMENTOS FUNDAMENTALES CARPETA UNIDAD II MUSEOLOGIA)

PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO DESDE LA CONST NACIONAL

La reforma constitucional del año 1994, agregó un nuevo capítulo de derechos y garantías.
Entre estos nuevos derechos, agregó el derecho, la garantía y el deber, a la preservación,
protección y difusión del Patrimonio Cultural.
Nuestra Constitución Nacional (1853-1860), es de base liberal individualista. La reforma del año
1957 introdujo los derechos sociales (Art. 14 bis), Y por último, la reforma de 1994 agregó los
derechos colectivos, que fueron reforzados luego con el nuevo Código Civil y Comercial.
Lamentablemente, se pone hincapié en el medio ambiente, entendido este como el patrimonio
natural solamente, considero debe aplicarse a la preservación del patrimonio cultural.

Básicamente, es el Art. 41 de  la Constitución Nacional.


Artículo 41
Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo
humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin
comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental
generará prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la ley.
Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los recursos
naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la
información y educación ambientales.
Corresponde a la Nación dictar las normas que contengan los presupuestos mínimos de
protección, y a las provincias, las necesarias para complementarlas, sin que aquéllas alteren las
jurisdicciones locales.
Se prohíbe el ingreso al territorio nacional de residuos actual o potencialmente peligrosos, y de los
radiactivos.
Con este Artículo se cierra el bloque constitucional del Patrimonio Cultural.
(LEER ART 41 LA PRESERVACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL UNIDAD II CARPETA MUSEOLOGIA
6 PÁG En este archivo, encontrarán un comentario al Art. 41 de la Constitución Nacional.
Aunque no coincido en muchas partes, y no es muy completo, es un puntapié para el análisis.
Y EL NUEVO ART 41 DE LA CONST NAC Este comentario al Art. 41 de la Constitución Nacional,
parte del presupuesto del medio ambiente, entendido este como "lo natural".
No es de aplicación "inmediata" a la temática del Patrimonio Natural, pero como dijera, su
doctrina podría aplicarse al Patrimonio Cultural. 
“LEER 3 LEYES FUNDAMENTALES, CARPETA UNIDAD II MUSEOLOGIA”

Argentina tiene una larga tradición de protección del patrimonio cultural.


Desde leyes específicas, hasta la declaración de bien público de los yacimientos y ruinas
arqueológicas y paleontológicas dispuestas por el Código Civil y Comercial conforme el Art. 235
inciso H).
ARTICULO 235.- Bienes pertenecientes al dominio público. Son bienes pertenecientes al dominio
público h) las ruinas y yacimientos arqueológicos y paleontológicos.

La más importante a nivel de Museos, es la Ley 12.665, que crea la Comisión Nacional de Museos,
y Monumentos y Lugares Históricos.
Luego se sancionó la Ley de Registro del Patrimonio Cultural N° 25.197.
Y por último la Ley de Protección del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico N° 25.743.
(LEER LAS TRES LEYES EN CARPETA UNIDAD II MSUEOLOGIA)
(LEER COMPARACION DE INSTRUMENTOS NACIONALES; “DERECHO Y CULTURA BREVE INTRO 10
PAG)

En este comentario, verán un análisis histórico comparado de las normas constitucionales de


distintos Estados, que protegen la cultura, y el patrimonio cultural.
Este comentario les vendrá bien como inicio del trabajo final.
Justamente, el término final del nombre de la cátedra: "Política y Legislación Cultural Comparada",
quiere decir que debemos adentrarnos, además de conocer los instrumentos internacionales,
cuáles son los mecanismos de protección en otros países, de allí la necesaria comparación.

ACERCA DE LA NECESIDAD DE UNA LEY GENERAL DE CULTURA

ART PAGINA 12:

Discutir sobre un nuevo gobierno nacional de la cultura implica también discutir en qué tipo de
sociedad los argentinos queremos vivir. Pero esa discusión no inhabilita para nada considerar la
importancia de volver a contar con un Ministerio Nacional de Cultura y que podamos aprobar una
Ley Federal de Cultura para que el Ministerio cuente con una ley orgánica cuya autoridad de
aplicación sea el propio Ministerio de Cultura. Una ley que garantice un gobierno federal de la
cultura, un sistema democrático, participativo, inclusivo. Una ley que establezca un presupuesto
general para la cultura. Discutir el país que queremos implica en primer lugar darle a la cultura el
lugar que se merece en su vida institucional y productiva. Sabemos que la cultura no es sólo las
Bellas Artes, la Artes Escénicas, la Literatura o las Industrias Culturales. Aunque también es todo
eso y mucho más. La cultura genera trabajo genuino. La cultura ha aportado al Producto Bruto
Nacional en la plenitud de su desarrollo más que la pesca o que la minería.

El debate cultural permite hablar de los contratos sociales, del sentido de la propiedad de la tierra,
del cuidado del medio ambiente o de la soberanía nacional y la integración latinoamericana. Se
trata de reconocer los derechos culturales y la importancia del rol del Estado para que todo
ciudadano tenga acceso a la cultura. Estos temas siempre estuvieron instalados en los grandes
debates sobre la cultura. Pero debemos ir por todas las cosas que nos garanticen volver a las
grandes conquistas históricas y a su vez ejercer un nuevo Gobierno de la Cultura con una Ley
Federal de Cultura que le de calidad institucional al futuro Ministerio.

Cómo vamos a distribuir y producir los bienes culturales en el país. Cómo vamos producir
democráticamente las industrias culturales. Cómo vamos a gobernar centralizadamente y des-
centralizadamente todas las instituciones culturales es un gran tema. Cuáles son las instituciones
que nos faltan y cuáles serán sus legislaciones en el caso de la Ley Nacional del Libro o de la Ley
Nacional de Danza por ejemplo. Que hay que hacer con el Instituto Nacional de Cine y Artes
Audiovisuales (INCAA) o con el Instituto Nacional del Teatro (INT) o con el Fondo Nacional de las
Artes para que tengan presupuestos y gobiernos con autonomías relativas y centralizaciones que
no sean corporativas.

Pero a la vez hay que considerar que hay nuevos paradigmas en las lógicas de producción cultural,
en la forma en que participan los públicos en el consumo cultural y en las nuevas
reconfiguraciones del propio núcleo social de la cultura. No podemos pensar en formas tardías de
gobierno asociadas al siglo XX. Estamos ante una nueva era muy vinculada a las nuevas tecnologías
En este sentido el Grupo Barolo ha reconocido ejes fundamentales organizadores de nuevas
políticas culturales que están asociados a la democratización de la convergencia digital ante el
masificado uso y disfrute de la cultura por la vía digital. El Estado debe garantizar el acceso a la
conectividad. La cultura implica diversidad, pluralidad de voces, el mercado uniforma todo por
intereses comerciales. Debemos respetar a los trabajadores de la cultura, a sus tiempos de
especialización en nuevas tecnologías y a las transiciones profesionales frente a los nuevos
soportes digitales. También debemos considerar la soberanía digital y el comercio electrónico en
los derechos de autor y en las nuevas redes de comunicación. Además debemos considerar las
múltiples identidades basadas en cuestiones sociales, sexuales, lingüísticas, étnico-culturales o de
cualquier tipo.

Por eso se trata de pensar en un Ministerio de Cultura con políticas federales y presupuesto, en
una ley que regule la vida orgánica del Ministerio, en el rol determinante de las nuevas tecnologías
considerando que cada provincia debe tener un observatorio de políticas culturales asociado a las
nuevas tecnologías. Debemos aceptar que la creación de imágenes, metáforas, bienes culturales, o
la artesanía popular, no están en contradicción con las nuevas tecnologías, que la centralidad de
un Ministerio no confronta con las autonomías provinciales ni con las autonomías de las
instituciones nacionales. Se trata de reconocer que la gran crisis que generó el neoliberalismo en
la cultura nos da la gran oportunidad para inaugurar una nueva etapa para los gobiernos de la
cultura en el país de forma participativa, integral y moderna.
ACERCA DE LA NECESIDAD DE NORMATIVA DE PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL

ART PAG 12: OBSOLETO E INSIFUCIENTE:

Las polémicas en torno a la destrucción de una escalera histórica en la Casa Rosada han puesto al
tope de la agenda pública la cuestión del patrimonio cultural. La instalación y posterior retiro de
las rejas de la Plaza de Mayo y el cambio de uso de los hoteles turísticos de Chapadmalal también
provocaron ríos de tinta real y virtual en medios de prensa y redes sociales. Lo que está claro, es
que, en todos los casos, la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos
no había autorizado las modificaciones que se llevaron adelante.
Estas tres situaciones conflictivas, podríamos enumerar muchas más, revelan una realidad más
profunda e imprescindible de abordar: el sistema de protección de patrimonio cultural en la
Argentina es obsoleto y contrario a la Constitución Nacional o al menos insuficiente para
garantizar los derechos por ella consagrados.
La obsolencia e insuficiencia es conceptual y operativa. Desde el punto de vista teórico, la reforma
constitucional de 1994 permitió que se reconocieran nuevos derechos sociales y culturales, e
incluso se incorporaron nuevos preceptos mediante la jerarquización de los tratados
internacionales suscriptos por la Argentina.
La actuación del Estado sobre el patrimonio cultural dejó de ser una facultad discrecional motivada
-o no- por los lineamientos políticos del gobierno de turno y pasó a ser una obligación: debe
garantizar a los ciudadanos la preservación del patrimonio cultural, tanto como la educación, la
salud o el sufragio.
La ley 12.665 vigente con sus modificatorias -algunas, incluso contraproducentes- creó en 1940
una Comisión de carácter honorario -desde hace algunos años el presidente y el secretario son
rentados-, como tantas otras comisiones honorarias que se iniciaron en aquellos años para los más
variados temas, predominando los sociales y sanitarios. Sin embargo, cuando esos temas fueron
paulatinamente reconocidos como derechos, se dictaron leyes específicas de protección y se
crearon los mecanismos institucionales y administrativos para garantizar su ejercicio. Con el
patrimonio cultural no ocurrió lo mismo.
Es curioso, porque la Constitución Nacional -y los tratados internacionales de cumplimiento
obligatorio en la Argentina- consagran el derecho al patrimonio cultural, dentro del concepto más
amplio de la protección del medio ambiente. La Carta Magna incluye al patrimonio natural y
cultural dentro del mismo artículo 41º: ambos y conjuntamente constituyen nuestro medio
ambiente.
El Congreso de la Nación avanzó y mucho en la elaboración de leyes destinadas a hacer operativo
el derecho a la preservación del medio ambiente natural (ley general del ambiente, ley de
residuos, ley de glaciares, ley de bosque nativos, etc.) y hasta incorporó sanciones en el Código
Penal, pero nada -o muy poco- sucedió en la operativización del derecho a la preservación del
medio ambiente cultural.
En materia de medio ambiente natural se han creado instituciones profesionalizadas específicas,
que han llegado, como ocurre en la actualidad, a nivel de ministerio. Felizmente se ha re
jerarquizado al Ministerio de Cultura y a la Secretaria de Patrimonio Cultural, pero es otra su
misión y sus funciones.
La Comisión sigue siendo casi en su totalidad honoraria y con recursos limitados, a pesar de que el
patrimonio cultural -cuyo concepto también se amplió a los largo de las últimas décadas- abarca
hoy numerosos bienes que exceden los monumentos con casi exclusiva relevancia histórica o
religiosa, como ocurría en el pasado. En la actualidad ya se han declarado cientos de inmuebles,
sitios, lugares y bienes patrimoniales y más de diez poblados históricos o áreas enteras de
ciudades como el Casco Fundacional de La Plata, que requieren de normas urbanísticas específicas
y la aplicación cotidiana y el control de las mismas. Esto también es responsabilidad de la Comisión
Nacional, tal como oportunamente lo determinó la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de
Buenos Aires.
Es por ello que una Comisión con una jerarquía limitada dentro de la estructura de la
Administración y sin oficinas en otros puntos del país, más que su sede del Cabildo de Buenos
Aires, no parece ser el mecanismo institucional más eficiente para que todos los ciudadanos
puedan gozar de su derecho a la preservación del patrimonio y para que el ya declarado pueda ser
controlado y supervisado adecuadamente.

Otra de las deudas con el patrimonio cultural es la creación de un régimen de sanciones efectivas.
La propia constitución determina -y la Justicia ha dictaminado en ese sentido en varias
oportunidades- que el derecho a la preservación del patrimonio cultural es superior al derecho a la
propiedad. Pero en el Código Penal no se considera como un delito de daño la destrucción de un
bien patrimonial si lo ejecuta su propietario. En lo que refiere al medio ambiente natural esto ya
está resuelto desde hace años: no poder contaminar un lago o talar un bosque nativo por más que
esté dentro de tu propiedad. Finalmente, otro de los aspectos débiles de la legislación vigente es
la imposibilidad por parte de la Comisión de detener obras ilegales en bienes patrimoniales. Esta
tal vez es la principal facultad que le otorgaba la ley de 1940 y hoy por vía de la reglamentación la
ha perdido. Resulta entonces necesario y urgente que se dicte una verdadera ley de patrimonio
cultural de la Nación a la luz del artículo 41º de la Constitución Nacional y de los tratados
internacionales ratificados por Argentina.

Algunos de los aspectos que debería contemplar son: definición amplia del concepto de
patrimonio, incluyendo elementos intangibles para su valoración y preservación del uso como
criterio de patrimonialización; creación de un ente operativa y financieramente autárquico que
tenga la posibilidad de oponerse y detener a obras que atenten contra el patrimonio cultural,
aunque su ejecución sea un deseo del presidente de turno; rentar todos los cargos - reduciendo el
número de miembros- del directorio del ente para que puedan ejercer sus funciones a tiempo
completo y evitar que desarrollen otras actividades incompatibles con esa función; creación de un
Consejo Asesor Federal para que las decisiones la tome reflejando la diversidad cultural de todas
las regiones de la Argentina; reforma del Código Penal para establecer el delito de daño agravado,
aunque sea provocado por el propietario del bien; inclusión de un mecanismo de protección
provisoria que impida la destrucción de bienes culturales valiosos durante su estudio o por el solo
hecho de que nadie propuso aún su declaratoria; creación de oficinas regionales o provinciales
para garantizar el ejercicio de los derechos al patrimonio cultural en todo el país; creación de
mecanismos de incentivo fiscal y crediticios destinados a la puesta en valor de los edificios
patrimoniales por parte de sus propietarios; instauración de un mecanismo de financiamiento
genuino de la comisión destinados a la restauración de bienes patrimoniales públicos o intervenir
en casos de emergencia; reconocimiento del valor económico que los bienes culturales
(ver https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/m2/10-1778-2010-01-04.html) aportan en
forma directa -valor de uso- o indirecta -valor de existencia- a la generación de riqueza del país;
creación de mecanismos de participación ciudadana, acorde con los preceptos constitucionales
vigentes; e, incorporación al ente de los pueblos originarios en atención a lo dispuesto en la
legislación específica.

Una vez que se haya sancionado esa ley, los ciudadanos podrán ejercer su derecho a la
preservación del patrimonio cultural y no solo inundar con quejas las redes sociales y así se habrá
saldado una deuda institucional que lleva demorada 26 años.

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