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Considero que uno de los relatos de poder y con mucho peso es el del Estado, cuyo
representante en materia educativa es el Ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta. Él
argumenta que hay que priorizar la salud ante todo, que no existe la certeza de cuándo
volverán los docentes y alumnos a las aulas y que toda la comunidad educativa debe asumir el
desafío de seguir educando. El ministro se apoya en la decisión epidemiológica junto con el
Ministerio de Salud y la OMS y plantea “¿cómo llevar la escuela a casa? y ¿cómo garantizar el
año lectivo 2020?” Su relato principal se complementa con el hecho de que las clases
continúan, ni los docentes ni los alumnos están de vacaciones. Expresa que a través del
Estado se continúa el aprendizaje de todas maneras: se realiza todo virtual, hay un
lanzamiento del programa educativo “Seguimos educando” que tiene como objetivo no
profundizar la desigualdad en Argentina, hay catorce horas de producción televisiva diaria con
siete programas desde el nivel inicial hasta el secundario, se emiten siete programas de radio,
se lleva a cabo la distribución de cuadernos pedagógicos a las escuelas en sectores más
vulnerables y se pone a disposición la plataforma educativa nacional que no consume datos.
Trotta propone centrarse en el acompañamiento y no recargar de tareas a los alumnos;
defiende el papel del Estado frente a esta situación y manifiesta que “el ciclo lectivo no se
pierde” (…) “hay que profundizar la presencia del Estado para que la sociedad sepa que
estamos presentes”. Su relato reivindica el trabajo del ministerio, de su gabinete educativo y de
las políticas públicas educativas llevadas a cabo en este período de cuarentena.
Por otra parte, hoy podemos visibilizar otra arista principal de la educación como lo son
los docentes. Como soporte y fuente de información, además de la vivencia personal
actualmente en tres escuelas diversas, logré realizar entrevistas a cinco docentes de
diferentes niveles y escuelas (públicas y privadas). Y surgió un denominador común: los
docentes trabajan el triple que cuando lo hacían de manera presencial, algunos lo están
haciendo ad honorem porque no hay gestión de vacantes y las exigencias son abrumadoras
(van desde llenar un libro de temas virtual hasta comunicarse alumno por alumno para brindar
ayuda y continuar el vínculo). Además, manifiestan que la tecnología no ayuda sino que hace
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ver aún más la desigualdad que sufren las personas, algunos docentes se encuentran
desorientados, poco familiarizados con los medios tecnológicos y sobre exigidos con los
pedidos de los equipos directivos (en cuanto a la entrega de actividades diariamente, manejo
de la mayor cantidad posible de las Tics, suministro de todos los medios al alcance para
comunicarse con el alumno, incluso el número de teléfono personal del docente, etc.) que
sobrepasan el pedido real que hace el Estado. “Se hace lo que se puede muchas veces y eso
tampoco alcanza, es una situación muy compleja” comenta una docente de Córdoba capital de
una escuela secundaria urbano-marginal.
Otro relato social que es necesario conocer es el de las familias. Dentro de este grupo
hay mucha diversidad de recepción y consideración del trabajo que está realizando la escuela.
Algunos manifiestan que los docentes no se preocupan por sus alumnos, que las consignas
son poco claras, que no tienen comprensión de la situación de cada hogar y que no hay una
retroalimentación que guíe al alumno. Además, las familias no se sienten preparadas para
enseñar en casa, hablan de padres ausentes, de la dificultad para entender la tecnología, de
las condiciones laborales inestables que padecen, de la dificultad de los niños con necesidades
educativas especiales, etc. Y por otro lado, existen familias que agradecen, apoyan la labor
docente y acompañan en todo momento reivindicando el trabajo que hace la escuela desde
casa.
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por parte del Estado, las desigualdades se profundizan. Este tema de la visibilidad de la
desigualdad social, económica, tecnológica y educativa también la expresa Flavia Terigi
cuando nos dice que la pandemia no la produjo sino que estaba antes. Para ella la crisis
educativa que se está viviendo no trae oportunidades como se escucha en otros relatos, que
“disponer de tecnología no es disponer de didáctica”, es decir que por más que el alumno y el
docente cuenten con todos los medios tecnológicos para llevar a cabo el binomio enseñanza-
aprendizaje, eso no garantiza que este suceda. Para Terigi, no hay clases virtuales en este
momento de cuarentena porque ello requiere mucha preparación y planificación por parte del
sistema educativo, que ahora no se estaría dando, sino que hay “una educación en el hogar
comandada por la escuela.” Su relato continúa resaltando que no se puede enseñar todo
online, que hay que dejar cosas para cuando vuelva la escuela presencial y que por ahora este
tipo de enseñanza requiere intervención específica que la familia no tiene posibilidades de
resolver. Otro aspecto interesante que Terigi desarrolla es el tema de la presencia de los
estudiantes frente a las pantallas por demasiado tiempo y a la cantidad de información que
puede procesar en contraposición con todo el material educativo avasallante que presenta el
Estado. Con respecto a los docentes, ella apunta a la idea de que no tienen por qué saber todo
lo que la tecnología les brinda, ni sobre exigirse y exigir a sus estudiantes hasta cansarlos.
Como cuarto representante del mundo académico, nos encontramos con Franccesco Tonucci
cuyo relato se centra en que es necesario pensar una propuesta educativa que tenga como
protagonista a los alumnos, su pensamiento y la forma de educarlos, más que a los contenidos
en sí. Él propone una evaluación al revés es decir hacia padres y docentes (¿qué aprendieron
en esta época de sus hijos/alumnos?) y una educación sin mucho control ni evaluación, más
bien experimental (“la casa como laboratorio”) sin atenerse al curriculum y partir de las
experiencias y vivencias en la cotidianidad de la vida en casa.
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docente y a la vez reprochando el rol de algunos de ellos, por ejemplo, se lee en una parte “hay
que estar ante un docente ágil, abierto y creativo, no aquel que sólo acepta aquella respuesta
que tiene una única salida, que sigue establecidos pasos previos inamovibles.” Y en el segundo
diario online, se hacer referencia, además de la cantidad de clases enviadas sin un fin claro, al
tema de la pérdida del año: “hay peleas entre quienes quieren que las universidades sigan su
cursada online para no perder el año y quienes dicen que perder el año no es grave.” Esto nos
puede hacer recordar las afirmaciones del ministro sobre la no pérdida del año escolar.
Asimismo, el artículo reivindica de alguna manera el papel de Estado y de los docentes como
héroes.
De esta manera, hoy se vivencian nuevos espacios para educar, con herramientas ya
conocidas pero ahora utilizadas obligatoriamente; se habilitan nuevas formas de comunicación
y prácticas docentes. Este tiempo nos permite apostar por aprender a desaprender para que el
cambio de paradigma sea verdadero y auténtico y se deje de una vez por todas simular la
educación: conocer las propuestas de las Tics, organizar una clase en este nuevo contexto,
acompañar, guiar, trabajar colaborativamente, formar ese andamiaje tan necesario y contener
al que se encuentra del otro lado de la pantalla (en el mejor de los casos) es una tarea esencial
para el vínculo pedagógico y emocional docente-estudiante. Actualmente, no solo es muy
importante el qué se enseña y el para qué sino fundamentalmente también el cómo, ya que
esta pandemia nos ha mostrado más crudamente la desigualdad y la falta de oportunidad, que
existieron siempre entre los miembros de nuestra sociedad, pero que hoy se revela sin tapujos.
Vale la pena aclarar que una educación para respetar la vida debería posicionarse como eje
del debate porque somos individuos dentro de una sociedad; como átomos interrelacionados
que merecemos respeto e igualdad de oportunidades. Sin embargo, esto solo se podrá lograr
cuando dejemos de ser hipócritas de una vez por todas, y tener en cuenta que en el centro de
la discusión política se encuentra, nada más y nada menos, la educación de un sujeto.
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Bibliografía:
Diarios online:
https://www.clarin.com/cartas-al-pais/oportunidad-sistema-educativo-tiempos-
pandemia_0_1ij5Wp9oB.html
https://www.pagina12.com.ar/262584-educacion-a-distancia-una-solucion-desigual
Otras fuentes: