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Porque el cielo es azul

Personajes:

Teresa, prostituta de la isla Maciel, 45-50 años. Mujer que fue importante para Gabriel de

chico.

Gabriel, 21-24 años, un pibe que tiene ganas de ser escritor y va a buscar una historia a la

casa de Teresa luego de más de 10 años de no verla.

Lugar: Una cocina humilde, pileta, un jarrón y un balde con agua a los pies de la pileta.

Un calentador, una mesa y tres sillas, una ventana a la calle. Una cortina a un lugar que

no puede verse. Una puerta a un pequeño baño en el costado izquierdo. Un tocadiscos,

pava, mate, dos lámparas lindas pero medio caseras (etc.).

Suena Because de THE BEATLES, en diferentes momentos -- fade in de luces y los

personajes ya están en escena.

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UNO

GABRIEL está parado frente a la cabecera de la mesa, con un paquete de facturas en la

mano. TERESA se lava los pies y las piernas en una palangana cerca de la Pileta de la

cocina, desde una jarra antigua se va tirando el agua, y hacerlo es incómodo. Suena la

versión Because de The Beatles, la versión a capella. Teresa Chita, como protestando por

algo que debe protestar siempre, una incomodidad de lavarse a la cual está a acostumbrada

pero que, ante la mirada de Gabriel, prefiere simular que no.

TERESA (como para ella misma): Los intendentes no deben saber que la isla es parte de

Avellaneda.

GABRIEL (sin soltar el paquete) ¿Querés que te ayude?

TERESA (agachada) Dale

(Gabriel se acerca, con el paquete en la mano, toma la jarra y le va soltando el agua a

Teresa, es muy cuidadoso de no acercarse demasiado a ella, si ella se mueve un poco el

aleja levemente la pelvis, hay respeto y el miedo de pasar un límite y que eso cause dolor se

ha instalado en él aunque él aún no pueda percibirlo como tal. Teresa se escurre el pelo

pesado y teñido de rubio, luego con la toalla, sin frotarse se hace un turbante. Se endereza,

se toca la zona lumbar.)

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TERESA (se vuelva a tocar la cintura, como por un dolor): Que vergüenza, agarrarme

justo cuando me estoy lavando. Tirame despacio, que tiene que alcanzar

GABRIEL: No hay problema.

TERESA : Hasta bañadera debés tener, no? Digo, ahí, en la capital

(Teresa termina de acomodarse y ahora sí, se frota el pelo con la toalla)

TERESA (pragmática): Dame eso (Le recibe el paquete y lo apoya en la mesa, seba un

mate desde la pava que tenía. Se lo da a Gabriel y pone la pava a calentar. Gabriel sigue

parado, ella lo mira, lo estudia)

TERESA: Sentate, ¿o te vas a quedar ahí de florero?

(Gabriel se sienta en la cabecera, Teresa abre el paquee y muerde una medialuna):

TERESA: Vas a decir algo, si algo recuerdo es que no eras mudo

(Teresa no responde, toma el mate, suspira, se levanta y toma el secador de pelo, lo

enciende. Ruido infernal que tapa todo. Por lo tanto el dialogo que sigue es medio a los

gritos y entrecortado )

GABRIEL: Parezco el hombre de la casa.

TERESA: Gabriel, querido, no hay hombre de esta casa, donde hay hombres no hay

hombre (sonríe, se queda pensando)

GABRIEL: no entiendo?

TERESA: Lo que oíste

GABRIEL: quiero decir que no escuché bien


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TERESA: dejalo ahí, al menos te di la cabecera, no?

GABRIEL: Dicen que el hombre que se sienta en la cabecera se muere primero

TERESA: si venís más seguido te lo soluciono

GABRIEL: ¿me sacás de la cabecera?.

TERESA: No, compro una mesa redonda

(Teresa apaga el secador de pelo. Le pasa un mate pero luego de dudar con la mano

extendida para qué él lo tome de su mano, Teresa lo apoya en la mesa, Gabriel toma el mate

chupa hasta que la bombilla hace rudo, hace ruido otra vez, tres veces hace ruido)

TERESA: Traé para acá que todavía el agua es gratis

GABRIEL: acá, de este lado de la isla, no es gratis, justamente

(Acá hay un espacio de ternura, TERESA se conectó inesperadamente con la infancia de

Gabriel)

TERESA: ¿Te acordás bien? fue tu primer trabajo

GABRIEL: Esas cosas no se olvidan

TERESA: si, ya sé, pero ¿te acordás de cómo fue la primera vez? No me olvido más la

cara. Se lo dije a la santiagueña, nunca había visto una cara así, tenías de todo en la

cara. Misterio, asco, respeto y, aunque eras chiquito, creo que calentura también.

(Gabriel se sonríe, pero en realidad siente el comentario de TERESA un poco agresivo,

algo se le desdibuja, el miedo de que haber ido hasta ahí haya sido un error comienza a

envenenarle la sangre)

(Luego de una pausa, habla)


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GABRIEL: ¿El baño está en el mismo lugar?

TERESA: Por ahora no lo incluimos en la reforma. Por esa puerta, cuidado que está

abierta la tapa de pozo ciego

GABRIEL (camina hacia Teresa y le devuelve el mate, irónico): no vaya ser que termine

en la mierda (atraviesa la cortina rumbo al baño. FADE OUT de luces)

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DOS

(FADE IN de luces se lo ve a Gabriel sentado sobre el inodoro por pocos segundos, se

agarra la cabeza, no tiene los pantalones bajos, no tenía necesidad de ir al baño fue a buscar

aire. FADE OUT de luces. Suena un arreglo de Because)

(Fade in de luces en la cocina. Bajo la música se miran los dos, la iluminación es como de

ensueño. Teresa está vestida de fiesta, con tacos y el pelo recogido. Como si fuera una

anfitriona de algún lugar hace pasar a personas imaginarias por la cortina que da al cuarto

que no podemos ver pero del que nos llegan luces de colores. No como un boliche, sino

como un burdel en los Campos Elíseos. De hecho podemos ver un cartel que dice Elíseos

encendido en Neón rojo. Gabriel abre la puerta del baño y entra en la cocina. Está vestido

elegantemente, también, parece mayor que antes. La mira a Teresa, y se va acercando a

ella. Sus pasos son casi una danza. No baila pero son pasos rítmicos. Se acercan mucho,

llegan a la distancia en la cual podrían darse un beso. No se mueven, unos segundos, la

música crece, él toma la manos de Teresa, la levanta y la besa con caballerosidad. Luego se

sienta en la silla que ocupaba antes. Fade Out de Luces. La música crece, suena un tiempo

importante. Fade in de Luces, ellos como estaban antes, la cocina iluminada como antes)

GABRIEL (como si toda esa alucinación no hubiese existido): ¿De qué estábamos

hablando?

TERESA: De cosas sin importancia supongo

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GABRIEL: Hablar de cosas sin importancia nos hace dos personas desconocidas, o dos

personas tontas.

TERESA: Hablar de cosas sin importancia me sirve a mí, me da tiempo.

GABRIEL: ¿Tiempo para qué?

TERESA: No sé, tal vez para encontrar ese rayito de sol, un poco de esa luz, en tu

cara, detrás de ese gesto de preocupación, encontrar al pibe que vi crecer de los 9 a los

14 años, al “palanganero lindo”, como te decía la Santiagueña

GABRIEL: ¿qué se hizo de la Santiagueña?

TERESA: Pelota, creo, el Turco, ese infeliz. Dicen que la metieron en el Moyano, yo

fui, pero no está ahí. Eso significa que no está en ningún lado.

GABRIEL: No entiendo

TERESA: ¿Y para qué querés entender Gabriel? Vas a hacer algo

(Gabriel sonríe, entiende la derrota, o mejor aún, entiende su propia estupidez)

GABRIEL: No, ¿qué podría hacer?

TERESA: Salvarla, llevártela a vivir con vos, jugar al novio y comprarle un vaso lindo

para que deja la dentadura postiza todas las noches.

(Silencio)

GABRIEL. ¿Lo mejor es que me vaya, no?

TERESA: No, querido, lo mejor es que seas sincero, al menos conmigo, creo que me lo

merezco.

GABRIEL (Se para va hacia la pileta y se tira agua de la jarra para lavarse la cara. Habla de

espaldas, al final de la frase de da vuelta): Me casé y me separé, tengo un hijo que se

llama Alejandro. Mañana me voy al campo, a laburarla de verdad. A mandarles

guita, si es que me queda alguna guita.


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(Gabriel vuelve a su silla, Teresa le da otro mate Gabriel lo recibe, lo toma y lo devuelve)

GABRIEL: Gracias, ya me dio acidez

TERESA (mira a Gabriel, está decidida a preguntarle de manera más directa): Y decime

una cosa, ¿qué bicho te picó en todos estos años?

(Silencio)

GABRIEL. No es un bicho, Teresa, son muchos

(Gabriel se levanta, acaba de ver un cuadro pintado, tres figuras de mujeres calvas, sin

manos)

TERESA: ¿lo ves recién ahora?

GABRIEL (Descuelga el cuadro y lo observa, lo lleva hasta la mesa): ni me imaginaba

que podías guardar esto. Es una de las primeras cosas que pinté. Y creo que una de las

últimas.

TERESA: querías ser músico y doctor, no tenés cara de ninguna de las dos cosas.

Querías ser chulo, también. Cómo me hacías reír.

GABRIEL: Y lo de pintar se te metió en la cabeza a vos, sólo porque un vez me viste

hacer un dibujo

TERESA (señalando el cuadro con un movimiento de cabeza): Ese es lindo, las escaleras

son el destino que te lleva a un lugar desconocido, y que siempre es hacia arriba. Me lo

dijiste vos, ¿te acordás?

GABRIEL: No, Teresa, no me acuerdo. Además que lo diga yo no tiene mucha

importancia, quiero decir que no es lo mismo que lo diga yo a que lo diga una persona

importante

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TERESA (Sonríe): ¿qué te pasó, pibe? Vos eras una persona muy importante, en esta

casa lo eras, en esta casa aún lo sos.

GABRIEL (Se pone de mal humor): No sé, todo lo que quería en la vida me salió mal,

qué importa lo que yo sea en esta casa si allá fuera soy un cero a la izquierda

TERESA se para, va a la mesada trae un plato, pasa las facturas al plato. Vacía la yerba del

mate sobre el papel, envuelve la yerba usada y la tira en una tacho de basura)

GABRIEL (arrepentido, deja el cuadro en la mesa): Eso no fue muy amable, te pido

disculpas.

TERESA: ¿Y entonces te subiste al tren, te bajaste en la estación, caminaste entre las

vías, pasaste la villa y te metiste en la isla, con un paquete de facturas, después de casi

10 años, para pedirme disculpas por esto?

GABRIEL: Tal vez no sea por esto, tal vez sea por aquello.

TERESA: Tal vez es un tema de Ricki Martin. Y “aquello”, como vos lo llamás, te

alejó definitivamente de mí, no soportaste mirarme a los ojos y te fuiste.

GABRIEL: Fue mi precio, Teresa

TERESA: No, querido, fue mi precio. Vos lo pusiste y yo lo pagué. Pero no te fuiste

sólo de mi, te fuiste de todo, del todo te fuiste. De vos, de los demás, del amor, de la

alegría. Nunca imaginé que alguna vez te vería como te veo ahora.

GABRIEL: ¿Y cómo me ves?

TERESA: Amargado a los… ¿24 años?

GABRIEL: Yo no quiero aterrarte, no quiero eso.

TERESA: Pero así estoy hora, aterrada, y te das cuenta, y si algo no sos es estúpido,

querido
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GABRIEL: ¿qué es lo que te aterra de mí?

TERESA: La boca, esa boca hermosa que pueda acariciar o lastimar tanto a los

demás, que siento que vino flotando en ese limbo. Que no sabe cómo contener esa

ofensa que estás mascando en la garganta.

GABRIEL: Nunca volvería a decir lo que te dije

TERESA ¿y si lo hicieras?

GABRIEL: No hay ninguna posibilidad de eso, Teresa

(Teresa da la vuelta a la mesa y por detrás de Gabriel toma el cuadro. Va y viene con el

cuadro hasta la mesada. Toma un cuchillo)

GABRIEL: ¿que vas a hacer?

TERESA: Refrescarte la memoria, o refrescarte el alma

(Teresa da vuelta el cuadro, y lo apuñala exagerada y cómicamente por detrás. Lo que hace,

en realidad es sacarle un forro de papel madera que el bastidor tiene detrás)

TERESA (Se acerca a Gabriel con el cuadro en la mano): lee, lo escribiste vos

GABRIEL (lee): “La fe es la capacidad de sostener la duda, no te olvides nunca de mí,

Teresa, ni aun cuando dudes de que yo esté en lo que fuera que miren tus ojos”

(El final en cursiva de la frase lo dicen los dos a dúo)

TERESA: es una frase de un filósofo muy importante, no me digas ahora cual, ni que

hizo ni nada. Tampoco sé si la entiendo bien, yo creo que dice que el que se la banca es

el que vale la pena, el que se la banca aún en el momento en que todo parece perdido.

El que duda, pero se sostiene, ese es un hombre de Fe

GABRIEL: Es Kierkegaart, y la entendiste perfectamente bien, mejor que yo, mejor

que cualquiera.

TERESA: Yo siempre tuve fe en vos, yo TENGO fe en vos, Gabito


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GABRIEL (se ríe): Cuanto hace que no escuchaba eso

TERESA: Gabito

GABRIEL (se ríe) No me digas así, no me gustaba

TERESA: Gabito

GABRIEL: GUAU!

TERESA: Gabito

GABRIEL: GUAU! Bata, dale

TERESA CACHORITO

GABRIEL: Basta Teresa

TERESA: Pero si sos un Gabito, mi Gabito

GABRIEL: Basta Teresa

TERESA: Ga bi ti to

GABRIEL: Basta, no hagas eso, no hables así

TERESA: Cuántas

GABRIEL no dice nada

TERESA: cuántas, Gabito, cuantas, Gabito cuantas… cuantas

GABRIEL (ya desesperado) ¿Cuántas qué? ¿Cuántas qué?

TERESA: Cuantas, cuantos, cómo, por dónde. ¿Eso es lo que te preocupa?

GABRIEL (al borde del llanto): Teresa perdón, te pido perdón, te pedí perdón.

(Teresa le da una calentada más al agua. Apaga la hornalla y le cambia un poco la yerba al

mate. Luego, siempre en silencio, le pasa todo a Gabriel para que él cebe. Teresa acomoda

las cosas de la mesada, de la mesa, barre un poco, suspira. Hace quehaceres domésticos con

una energía desmedida. Luego, en un momento, se sienta y comienza a peinarse. Gabriel a


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todo esto no ha cebado ni un solo mate. Se la pasó haciendo dibujitos en el papel de la

factura o haciendo algo trivial)

TERESA: ¿No vas a cebar ni un mate?

GABRIEL: Ya te dije que me dio acidez

TERESA (deja de peinarse se levanta y abre un mueblecito tipo alacenita, saca bicarbonato

sirve un vaso de agua y le agrega dos cucharadas de bicarbonato. Revuelve, se acerca a

Gabriel): tomate esto de un trago

GABRIEL (toma el remedio) Gracias

TERESA: Hubo una época en la cual pensabas que podía ser una madre para vos.

Una madre, eras tan hermoso querido, te pensabas que una puta era una especie de

Diosa del Olimpo.

GABRIEL: Todavía lo pienso

TERESA: Entonces estás muerto, y estás en el cielo

GABRIEL: En los elíseos

TERESA (distraída, afectada par5a bien por algo que ahora vive como un piropo) ¿en los

qué?

GABRIEL: Los campos Elíseos, es ahí a donde iban los antiguos griegos cuando

morían, sólo tenían que tener una moneda para pagarle al barquero que los lleve más

allá del Aqueronte. Es un rio.

TERESA: Me gusta mucho que sepas tanto de todo

GABRIEL: Aqueronte quiere decir TEMIBLE, en griego antiguo

TERESA (seducida como madre y como mujer, íntegra, radiante) Me encanta, Gabito

GABRIEL: Y el barquero que pide la moneda se llama Caronte.

TERESA: Carente, ¿de qué? ¿De amor? No. De dinero, de monedas para el colectivo
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GABRIEL: Caronte quiere decir Brillo intenso, Brillo que enceguece

TERESA: Entonces ¿yo soy el río y vos el barquero? Eso es, no

GABRIEL: No, yo soy el muerto y vos el río, el río temible. No tenemos barquero, no

sé quién me haría cruzar, no sé si quiero cruzar este río Teresa, no sé para qué vine en

realidad

TERESA) Viniste a mamar un poco de la antigua teta, viniste a saber quien sos,

después de mucho tiempo, a saber de lo que sos capaz, viniste a arriesgarte en nada, a

arriesgarme en todo porque fui como una madre para vos. Una vez lo pensaste, no

recuerdo que lo hayas dicho

GABRIEL: Fuiste como una madre para mí

TERESA (no responde)

GABRIEL: Una santa

TERESA (se ha puesto sería, están otra vez rozando el dolor)

GABRIEL: Madre Teresa

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TRES

(Teresa de golpe se siente sola. Tal vez tan sólo jugó un rol superficial en la

vida de Gabriel. Piensa eso y se siente un poco desconcertada.

TERESA la luz

GABRIEL no entiendo

TERESA: Ni yo, pero la luz, eso debe ser, seguro que es eso.

GABRIEL: Me parece que el mate tuyo tiene algo que el mío no tiene… el que come y

no convida

TERESA: No seas estúpido, querés, mirá la luz, mirá esa lámpara transparente por

ejemplo.

(Gabriel mira la lámpara, un momento importante, entrecierra los ojos):

TERESA: Tampoco te quedes ciego. Ahora esperá (teresa apaga el interruptor): ¿Y?

¿qué ves?

GABRIEL: Luces de espejismos, muchas, como le pasa a todo el mundo

TERESA (contenta): Si, pero cómo las ves?

GABRIEL: Teresa, esto del misterio no es para mi

TERESA: No te das cuenta que vez los filamentos de la lámpara, el borde del vidrio y

muchas otras cosas que cuando miraste no pudiste ve.

GABRIEL: La luz enceguece

TERESA: Exacto, eso te paso, no supiste que hacer, no sabes qué hacer con tanta luz,

estas ciego y no se te ocurre pedirle a alguien que apague el interruptor.

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GABRIEL: Apagar la luz para ver la luz

TERESA: para sentir el amor. Vos no te casaste, pero tenés un hijo, sí, vos no te vas a

laburara a ningún campo. Vos viniste acá movido por el amor que es lo contrario del

amor. Viniste traído por tu amor propio.

GABRIEL: Lo contrario del amores el odio

TERESA: No, lo contrario del amor es el amor propio. Eso me lo dijo tu madre, hace

un tiempo, cuando yo tenía el rancho frente al arroyo que ahora entubaron

GABRIEL: ¿Mi mamá? ¿y qué hacía mi mamá hablando con vos? Bueno, perdón, me

refiero a la conversación, no quise decir que vos no puedas hablar con ella, que eso

esté mal. Pero no entiendo, ¿de qué hablaron? ¿Por qué hablaron?

TERESA: Hablamos por culpa de tu padre, pero no hablamos de él, hablamos de vos.

hablamos cosas de mujeres también.

GABRIEL: ¿te preguntó cómo nos conocimos?

TERESA: eso lo sabe todo el mundo. Me preguntó por tu primera ves, por ese día en el

cual vinieron todos tus amigos, y vos también viniste.

GABRIEL: No se debe ni imaginar

TERESA: Se lo conté.

GABRIEL: ¿Y que le dijiste?

TERESA: La verdad. Tu mamá es una amiga muy querida.

GABRIEL: teresa, ustedes no se ven nunca, ¿cómo podría ser tu amiga?

TERESA: ¿O sea, que si no veo a una persona por mucho tiempo no puede ser mi

miga íntima? La verdad es que a veces te pienso tan brillante y después salís con una

pelotudez como esta y me parece que me equivoqué de genio.

GABRIEL: Dejalo ahí, ¿de qué hablaron?


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TERESA: ¿Esa vez o la última vez?

GABRIEL: Esa vez

TERESA: primero de la cachetada que le dio tu papá delante de todo el mundo.

Después hablamos de un tipo que se desbarrancó con el auto por mirarte el culo y casi

terina en el arroyo. Y después de aviones, de viajes, de vuelos nocturnos en cabinas

vacías

GABRIEL: Mi mamá jamás se subió un avión

TERESA: Yo tampoco, querido, hay gente que viaja sin pasaporte, y hay otros que por

más que estén en el corazón mismo del paraíso sólo miran su imagen en cuanto espejo

haya por ahí. Y mirá que hay muchos.

GABRIEL: Yo me acuerdo bien de ese día, yo vi cuando le pegó la cachetada.

TERESA: ¿y sabés hasta dónde dolió?

GABRIEL: No creo, mamá nuca me dijo nada

TERESA: Tu madre nunca volvió a ser la misma. Tan sólo siguió por vos y por tus

hermanos

GABRIEL: Una cachetada no puede ser para tanto

TERESA: según como y dónde puede arrasar con todo, fijate si no, apenas te comiste

dos bifecitos y ya viniste a llorarme la cantinela

GABRIEL: vine a despedirme, ya te dije, me voy al campo

TERESA: Entonces chau, Gabriel, mandame fruta y alguna postal del pasto y las

vacas tanto

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GABRIEL: No me hablés así, Teresa, qué querés que diga, qué querés que haga.

Necesitaba venir a verte, a mi mare hace meses que no la veo

TERESA: Y a tu hijo

GABRIEL: Meses también

TERESA: ¿te drogas?

GABRIEL (se ríe, mucho): Ahora parecés mi abuela...no, no es por ahí

TERESA: Perdoname, no puedo evitarlo. ¿Sabés que ese día tu vieja y yo nos fuimos

al aeroparque? Yo tenía un cliente que era operador de vuelos y fuimos ala cabina a

ver despegar y aterrizar aviones.

GABRIEL: No te creo

TERESA: Después le hice un servicio al tipo y ella me esperó, no sabés la cara.

Supongo que eso la hizo volver a la realidad, la realidad de lo que yo era, de lo que

soy, quiero decir y fue que en el viaje de vuelta me preguntó por vos. Por tu hermano

Alejandro no, por vos

(hay un momento de silencio)

TERESA: Por tu primera vez me preguntó

GABRIEL: Me lo imaginaba, y le contaste

TERESA: Con lujo de detalles, porque mirá vos que fuimos detallistas.

GABRIEL: ¿Y que dijo? Me quiero imaginar la cara que puso pero o puedo

TERESA: Se rió tan lindo que le volvió el sol a la cara, le borró la marca de la mano

de tu papá

GABRIEL: Lo contrario del amor propio

TERESA (se ríe): Claro, imaginate el beso que me dio, en la boca me lo dio. Cerrada,

ojo! Cuando le dije que estabas bien armado y que me susurraste al oído que no
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querías engañas a tu novia, Federica se llamaba? Y entonces te dije que te quedaras

tranquilo, los dos sabíamos que ellos miraban por los agujeros de la chapa, yo sabía y

vos ni te imaginaste, quisiste hablar y te callé. Y le conté como te la puse a un costado

y fingimos como actores profesionales. Lo que no le conté es que me manchaste.

GABRIEL: No te manché, Teresa

TERESA: No me manchaste Gabito

GABRIEL: Lo contrario del amor

TERESA: ¿Querés que renueve los mates, o querés que comamos algo?

GABRIEL: Estoy un poco cansado, un poco nervioso.

TERESA: Tirate en el sofá, voy a ver qué tengo para hacerte

GABRIEL: Tal vez sea lo mejor, tirarme un rato y después me voy

TERESA: Ahí, en ese sofá

GABRIEL (se levanta, va hacia el sofá): Este lo usas para…

TERESA (sonríe): No, no te haría acostar sobre uno de esos

GABRIEL: Lo contrario del amor

TERESA: Dormite un rato, Gabito, un rato.

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CUATRO

GABRIEL (Desde la cama): ¿Nunca pensaste en cosas normales?

TERESA (Desde fuera de escena): No te oigo, repetís

GABRIEL (Alzando la voz): Cosas normales

TERESA: (Gritando): Ya voy, no te oigo nada

TERESA (Entra, dinámica, llevando tres tápers en las manos y una botella de vino bajo el

brazo): ¿Qué decías, Gabriel?

GABRIEL: Si nunca pensaste en cosas normales, en vivir como la gente normal

TERESA: ¿Qué son cosas normales?

GABRIEL: No sé, hijos, trabajo digno mal remunerado

TERESA: (se ríe): Ya voy, no te oigo nada

TERESA: Mira que seguís siendo loco eh. Decime una cosa, ¿cómo me ves?

GABRIEL: Joven, linda, podrías pasar por mi hermana

TERESA: Si, por la hermana superiora.

GABRIEL: Por esa te aseguro que no

TERESA: Si te bajo un poco la luz te dormís un poco, y preparo una picada, algo

chiquito, lo que tengo encontré en la heladera.

GABRIEL (desde la cama, preparándose para descansar, de costado o boca abajo): No

vayas a apagar del todo

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TERESA: Si afuera es de día, Gabriel, y yo sé lo que te pasa con la oscuridad (apaga

alguna luz, desde afuera entra la claridad, corre las cortinas un poco):

GABRIEL (Bajando la vos, bostezando, durmiéndose): Si, afuera es de día

TERESA: (Gritando): Si querido, de día, un día hermoso

GABRIEL: Entonces no hay problema, afuera es de día (se queda dormido)

TERESA: (Comienza a destapar los taper y a poner la mesa) Y adentro se va haciendo de

noche

(Escena dónde Gabriel duerme y ella prepara la mesa, la picada, destapa el vino, se mira en

el espejo se desabrocha uno o dos botones, se levanta el busto, se arrepiente y abotona un

botón, se huele una axila, enciende un cigarrillo. Crece alguna versión de Because o alguna

música de Snajer. La luz se va en fade out)

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DIALOGO EN OFF VISUAL:

(Fade out de luces y Fade out de música. Sólo la luz de afuera tras la cortina, la silueta de

ellos dos recortada, Gabriel en la cama, teresa sentada a su lado, sin tocarlo)

TERESA: ¿No querés que encienda la luz?

GABRIEL: No.

TERESA: ¿Me dejás que al menos te toque?

GABRIEL: No.

TERESA: No entiendo a qué viniste.

GABRIEL: Si me tocás lo arruinamos. Así que mejor no. No intentes engatusarme.

TERESA: ¿Por dónde entraste?

GABRIEL: Por la puerta, ¿por dónde va a ser? Te estabas lavando el pelo, ¿te

acordás?

TERESA: ¿Esto es un hospital?

GABRIEL: No me asustes, Teresa

TERESA: ¿La policía?

GABRIEL: Estamos en tu casa, yo estoy durmiendo, creo que estoy soñándote

mientras haces la picada.

TERESA: ¿Yo qué soy?

GABRIEL: Una puta

TERESA: ¿Y vos qué sos?

GABRIEL: Joven argentino, de la acción católica, en la casa de una puta. Quiero ser

escritor.
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(ESPACIO)

TERESA: Estoy triste, tengo una pelota en la garganta, Gabito, algo que me tiene mal.

GABRIEL: Lo mejor es hablar, para que se afloje

TERESA: ¿Sabés que en el campo vacunan a las vacas contra la tristeza?

GABRIEL: ¿De verdad?

TERESA: Sí, te lo juro.

GABRIEL: Increíble.

TERESA: Pero verdad.

GABRIEL: Será.

TERESA: A mí me habría gustado ser vaca.

GABRIEL: ¿Vaca triste?

TERESA: No, vaca vacunada.

(Espacio)

GABRIEL: ¿Encendé la luz? ¿Me das la mano?

TERESA: No.

GABRIEL: Se invirtieron las cosas

TERESA: No entiendo

GABRIEL: Yo pido y vos decís que no, recién era al revés

TERESA: Si yo estoy acá no le tenés miedo a la oscuridad, ¿te acordás de so?

GABRIEL: Está bien, no insisto más. Pero no te vayas.


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TERESA: Calladito.

GABRIEL: Teresa, no me dejes solo.

TERESA: Silencio.

GABRIEL: ¿Te vas a quedar?

TERESA: Shhh.

GABRIEL: Como hace la lechuza.

TERESA: Lindo.

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CINCO

(Fade in de luces, pero la escena continua, no fue una alucinación esta vez si no que

realmente hablaron en la oscuridad. Ella se levanta va hacia las luces y enciende algunas.)

TERESA: Comamos algo, comé algo y después te vas, ¿dale?.

GABRIEL: No se si tengo hambre

TERESA: ¿Y qué tenés? Sueño por lo que veo tampoco, ¿estás mimoso?

GABRIEL: Ya sabés como soy

TERESA: Tu madre y yo la madre superiora sabemos bien como sos, siempre con la

mano entre las piernas. ¿Te acordás? La santiagueña baldeaba así apropósito, se te

veía el ojito a través del agujero de la puerta del baño

GABRIEL: no me avergüences

TERESA: Si estamos sólo vos y yo, Qué culo tenía la santiagueña, y cómo se lo

mirabas.

GABRIEL: Te daba celos

TERESA: Un poco

GABRIEL: Celos de madre o celos de qué

TERESA: ¿a dónde querés llegar Gabito?

GABRIEL: A nada estoy jugando un poco.

TERESA: qué juego querés jugar

GABRIEL: No quiero, te sigo un poco el juego a vos


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TERESA: Contame algo del pibe, Alejandro dijiste que se llama, ¿es parecido a vos?

(Teresa ahora rodea a Gabriel, se ´pone detrás de él. Busca un sensualidad al borde de salir

lastimada.

GABRIEL (comienza a sentir una incomodidad profunda, se paraliza): Es igual a la madre

(Teresa echa el cuerpo sobre Gabriel, le acaricia los hombres, desliza las manos hacia los

pechos de Gabriel, baja por los costados hacia las piernas, evita claramente el vientre

sexual, sube las manos y se aleja. Comienza a desabrocharse el vestido, de abajo hacia

arriba, lentamente pero sin dejar lugar a dudas de que va a llegar hasta el final. Gabriel gira

sobre la silla y la mira, va a decir algo pero no puede hacerlo. Espera. Teresa se detiene

antes de sacar el último botón que es en realidad el primero)

GABRIEL: Teresa.

TERESA (En el exacto momento en que está por desabrocharse del todo): Estás

necesitando mujer, ¿es eso, no?

(Gabriel la mira y cree encontrar las palabras)

GABRIEL: Esperá, ¿Sabés lo que creo? (se levanta, con la mano hace como que la frena)

Esperá (Teresa se detiene, levanta la mirada, lo enfrenta)

GABRIEL: Creo que el simple acto que estás pro hacer, el simple, simplísimo acto de

desabrochar ese botón, ese límite que vas a cruzar, va a entristecer el mundo para

siempre

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(Teresa se desabrocha el botón, separa los costados del vestido, muestra una bombacha

negra, sus pechos no salen a la vista)

GABRIEL (como para él, como para el sótano de su alma): Entristecer el mundo, no

nuestro mundo solamente, el mundo entero

TERESA: Un solo cuerpo, un cuerpo cansado te va a dar la paz que viniste a buscar

GABRIEL(La mira, la mira avergonzado, mira hacia abajo NO LLORA EN ESTA OBRA

NADIE LLORA): Teresa

TERESA: No se te ocurra llorar, en esta casa nadie llora

TERESA (se da vuelta comienza a abotonarse el vestido): ¿Te acordás del disco que me

regalaste?... Te acordás o no, era cuando empezaste con eso del inglés, estabas meta

traducir canciones.

(Gabriel, la cabeza gacha, asiente sin palabras)

TERESA: A veces quiero acordarme y no puedo, es como tener una espina clavada eso

de no poder acordarse

(Teresa se mete en la habitación que no podemos ver, se escucha que busca en cajones,

habla de las cosas que ella ordena y a veces no sabe como se desordenan, no sabe porque

ella vive sola, dice todo esto que no escribo porque me parecería mejor que lo improvise la

actriz en el momento. Teresa sale, con el disco simple en la mano. Se lo da a Gabriel)

TERESA (al límite de quebrase, acomodándose la ropa, el pelo, nerviosa): Hablaba de un

tipo que lloraba por una tontería, me acuerdo de eso, un tipo que lloraba por una

tontería más grande. (Señala el tocadiscos) Ponelo, vas a ver

GABRIEL: Porque el cielo es azul me hace llorar

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TERESA: Porque el cielo es azul me hace llorar…. (Teresa se sienta, esta partida en dos,

Gabriel pone el disco, frituras) Qué tipo más raro, que tontería más grande

Suena Because de los Beatles.

FIN.

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