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reflexiones urgentes
tercer número
rincón ediciones
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Rafael Bautista S.
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Hacia una fundamentación del Pensamiento Crítico
Un diálogo con Zemelman, Dussel y Hinkelammert
reflexiones urgentes
Reservado todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido por
Ley; quedando prohibido, bajo sanciones penales y resarcimiento civil, a quienes
reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comunicasen públicamente, en todo o en
parte, el presente texto, sin autorización previa y escrita del autor o la editorial.
© reflexiones urgentes
tercer número, 2011
© Rafael Bautista S., 2011
rafaelcorso@yahoo.com
© rincón ediciones, 2011
rinconediciones@gmail.com
dirección: Av. Pasos Kanki # 1690
teléfono: (591-2) 223 5047
La Paz, Bolivia
© diseño de cubierta: Mabel Vicel Rivera Jiménez
© foto: Internet
*
IMPRESO EN BOLIVIA / PRINTED IN BOLIVIA
ISBN: 978-99954-2-068-0
D.L.: 4-1-967-11
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ÍNDICE
Anexos
Bibliografía................................................................................................. 123
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PRÓLOGO
9
PRÓLOGO
10
PRÓLOGO
1 La Vida Humana como criterio de Verdad, en seminario con Enrique Dussel y Lo polí-
tico como modelo de funcionamiento, con Ernesto Laclau, ambos realizados en el “II Seminario
Pensando el mundo desde Bolivia”, en marzo de 2008; Lo político de la historicidad o del atrave-
sar: de la Historia a la Política, con Hugo Zemelman, realizado en el “III Seminario Pensando
el mundo desde Bolivia”, en noviembre de 2008.
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HACIA UNA FUNDAMENTACIÓN DEL
PENSAMIENTO CRÍTICO
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§ 1. Introducción: el sujeto de la crítica
Franz: Hacia una Economía para la Vida. Preludio a una Reconstrucción de la Economía,
edición revisada y aumentada, DEI, Costa Rica, 2009, p. 36. Cursivas mías. Tema que de-
sarrollaremos en los capítulos 4, 7, y 8 .
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HACIA UNA FUNDAMENTACIÓN DEL PENSAMIENTO CRÍTICO
tener son más verdaderos cuanto más son expresión de los primeros:
“la dignidad humana no es sólo patrimonio de los que tienen resueltas
sus condiciones elementales de vida, también los que nada tienen de lo
material poseen lo que nos hace diferentes de las cosas y los animales:
la dignidad”9.
Por eso, una constitución política del sujeto es también una
reconstitución de la verdad. La vida humana como criterio de verdad es, en
ese sentido, un apartado que hemos creído necesario incluir en esta
exposición. Porque lo potencial que aparece, de modo hasta variado,
requiere una comprensión acerca de qué de lo potencial es verdadero; es
decir, en última instancia, qué es real10. Si no tenemos un concepto
fuerte de verdad entonces toda posibilidad (sólo por el hecho de ser
posible) tendría el mismo nivel de validez. Si no hay criterio de verdad, lo
que acaba diluyéndose es, en última instancia, lo verdadero (en cuanto
producción, reproducción, ampliación y desarrollo de la vida) que manifiesta lo-
que-todavía-no-es: un mundo pleno de justicia y dignidad, como modo
de trascender lo-que-es, lo constituido en cuanto dominación, exclusión
e injusticia. La necesidad de una fundamentación del pensamiento crítico
no es la solicitud que reclama un afán académico; tiene que ver, más
bien, con la exigencia política de fundamentar, de modo verdadero, un
proyecto de liberación: otro mundo ya no sólo es posible sino, más
que nunca, es necesario.
9 Carta del FZLN, citado en Dussel, Enrique; 1492. El encubrimiento del Otro. Ha-
cia el origen del “Mito de la Modernidad”, Biblioteca Indígena, Vicepresidencia del Estado
plurinacional de Bolivia, La Paz, 2008, p. 245.
10 Según Hegel, no todo lo que aparece, por el hecho de aparecer, es real. La frase
“todo lo real es racional y todo lo racional es real”, parecería afirmar la conservación de lo
dado; pero dialécticamente la razón, cuando se determina, cuando como proyecto se lanza
a su realización histórica, es cuando aparece de modo fáctico, es decir, deviene en real. Pero
este devenir real es algo contenido en ella, de modo que lo real es lo que contiene, en sí
misma, de modo anticipado; este previo reconocimiento es lo que la lanza a su realización.
Sólo en su determinación, la razón, se lanza a sí misma a un nuevo proceso dialéctico. De
modo que real tendría que ser aquella potencialidad que se determina, es decir, se realiza;
que transforma la realidad y la lanza a un nuevo proceso. Para precisar eso es necesario un
concepto de verdad y de validez (en referencia a un giro pragmático de la política). El con-
cepto de realidad no puede estar al margen de la verdad, así como todo proyecto político
no puede estar al margen de la validez.
22
§ 2. El ángulo de lo político.
15 Ibid., p. 18.
16 Ibidem.
25
§ 2. EL ÁNGULO DE LO POLÍTICO.
19 Ibid., p. 19.
20 Ibid., p. 20.
21 Ibid., p. 29.
22 Ibidem.
23 Ibid., p. 35.
27
§ 2. EL ÁNGULO DE LO POLÍTICO.
24 Ibidem.
25 Ibid., p. 38.
28
§ 3. El ejercicio crítico de la teoría.
27 Zemelman, Hugo: Uso Crítico de la Teoría, El Colegio de México, México, 1987, p. 117.
28 Ibid., p. 95.
29 Ibid., p. 97.
30 Ibidem.
31 Ibid., p. 119.
32 Ibid., p. 97.
30
HACIA UNA FUNDAMENTACIÓN DEL PENSAMIENTO CRÍTICO
38 Ibid., p. 115.
39 Ibid., p. 101.
32
HACIA UNA FUNDAMENTACIÓN DEL PENSAMIENTO CRÍTICO
de juicios predicativos”40.
Por eso el conocimiento se construye, en sentido estricto, no
para proporcionarse respuestas inmediatas sino para plantearse
adecuadamente las preguntas; el planteamiento de los problemas
requiere de una verdadera comprensión de estos, para así posibilitar
su posterior resolución. La construcción del conocimiento es la
construcción de la relación con la realidad. Esta construcción es
constitución de la subjetividad. El sujeto tiene necesidad de realidad porque
tiene necesidad de saber-de-sí. Por eso la crítica no puede ser sino
autocrítica; el sujeto mismo se evalúa en la evaluación que hace de su
realidad. Esta es una tarea normativa, que no es convencional: “ver la
realidad como problema exige desarrollarse como forma crítica”41.
La teoría como conjunto de proposiciones hipotéticas suele
devenir como acrítica; en este caso, la teoría reduce la realidad a un
conjunto deducido de sus propios esquemas. Lo dado es constituido
como forma teórica cristalizada, de ese modo, lo dado es apariencia
empírica, porque su constitución acabada es lo acabado de la teoría
como sistema, sin apertura posible a lo dándose siempre de la realidad;
lo dado se constituye en fatalidad, así aparece en la conciencia social el
sentimiento trágico de lo inevitable y surge la resistencia conservadora.
Lo acrítico del conocimiento funda la actitud conservadora; mientras
que lo crítico, como momento teórico de lo revolucionario, muestra lo
político del conocimiento, como actitud transformadora.
Esta actitud es propia de la razón en cuanto apertura, es decir,
en cuanto se relanza a sí misma a un nuevo proceso; donde lo teórico
es instrumento del modo crítico de ejercer la razón en cuanto pensar. El
instrumento, en este caso, brinda las mediaciones, pero es su ejercicio
lo que, en definitiva, asegura su eficacia: “es necesario que el punto
de partida no sea el reflejo escrito de una proyección teórica sino el
desarrollo de la función gnoseológica de la intuición”42.
No se busca prescindir de las teorías sino de subordinarlas a las
exigencias epistemológicas de teorización de la realidad: “lo que
40 Ibid., p. 114.
41 Ibid., p. 82.
42 Ibid., p. 114.
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§ 3. EL EJERCICIO CRÍTICO DE LA TEORÍA.
44 “... esta irrupción ha sido siempre devaluada, ya sea por su exclusión, o por su sub-
sunción: como inferencia del orden político vigente; es decir, como momento ‘negativo’
de su desarrollo, como lo subdesarrollado. De ese modo, nunca pudo explicitarse teórica-
mente, porque el marco categorial moderno-occidental negaba lógicamente todo aquello que
no fuera determinación de la identidad primera. Es decir, si lo político conforma una totalidad
y el fundamento de la totalidad se expresa siempre en términos de ser; la totalidad del ser es
auto-referente y todo aquello que no es referencia al ser, o se lo niega (se lo destruye) o se
subsume como momento o mediación del desarrollo del ser. La política, en cuanto totalidad,
se funda en el ser del fundamento y justifica el orden que produce el ser. Por eso, pensar otra
política no es posible si no se parte de lo más allá que el ser (en este caso, del sistema político
vigente en cuanto totalidad); de aquel ámbito de exterioridad que trasciende, en este caso,
sistémica e históricamente, a la totalidad moderno-occidental”. Bautista S., Rafael: Hacia
una Normatividad Comunitaria de la Política, de próxima aparición. Ver: Dussel, Enrique:
Filosofía de la Liberación, Nueva América, Bogotá, 1996; Para una De-strucción de la
Historia de la Ética, Ser y Tiempo, Mendoza, 1973; Para una Ética de la Liberación, Siglo
XXI, Argentina, vol. I-V, 1973. También: Levinas, Emmanuel: De Otro Modo Que Ser o
Más Allá de la Esencia, Sígueme, Salamanca, España, 1987; Totalidad e Infinito, Sígueme,
Salamanca, España, 2002.
35
§ 4. LO POLÍTICO DE LA HISTORICIDAD ...
62 Ibid., p. 75.
63 Ibid., p. 87.
64 Ibid., p. 83.
65 Ibid., p. 73.
66 Ibidem.
67 Ver: Hegel, G. W. F.: Ciencia de la Lógica, Solar, Argentina, 1968.
41
§ 4. LO POLÍTICO DE LA HISTORICIDAD ...
78 Ibid., p. 19.
79 Ibid., p. 20.
80 Ibid., p. 54.
81 Ibid., p. 52.
82 Ibid., p. 19-20.
47
§ 5. UNA CRÍTICA DE LA CRÍTICA
principio general.
Esta aporía queda expresada por el mismo Hinkelammert:
“Necesita sostener tal carácter lógico para proteger su metodología;
ésta se derrumba si aquella imposibilidad no es lógica, pues en tal
caso tiene que aceptar enunciados no-falsables en el interior de la
ciencia empírica”83. Para aceptar enunciados no falsables Popper
tendría que revisar el criterio de demarcación que establece entre lo
que es y lo que no es ciencia; pero este criterio le sirve precisamente para
invalidar todo aquello que sostiene al utópico (y aquí ya podemos detectar
una insistencia detrás de la empresa popperiana: denunciar a los
utopistas). Si los falsadores de los principios empíricos generales de
imposibilidad, resultan ser “los mundos metafísicos y religiosos hasta
ahora pensados y, probablemente, posibles de pensar”84, entonces,
como dice Hinkelammert, la metafísica ingresa dentro de la ciencia y
la demarcación que hace Popper no tiene sentido.
Pero Popper necesita convertir al “principio general de
imposibilidad” en una “imposibilidad lógica”, pues así puede falsar
la imposibilidad fáctica de modo lógico, acudiendo a manipulaciones
lógicas de los enunciados (como se demuestra en el listado de los
falsadores85); las cuales inevitablemente llevan también a contradicciones
inexcusables: “Los falsadores maravillosos describen, por tanto,
acontecimientos posibles. Sin embargo el principio de imposibilidad al
cual tienen que falsear sostiene, precisamente, la imposibilidad de tales
acontecimientos (…) En cuanto forman juicios apodícticos, implican
que sus posibles falsadores describen acontecimientos imposibles por
lo que no pueden ser enunciados básicos”86.
En resumidas cuentas, la ciencia empírica no puede construirse
a partir de principios generales que sean falsables pues, de este modo,
las leyes que se deriven de ellos no pueden sino acabar siendo falsas;
es decir, todo el conocimiento que se derive de ellas se invalida por
completo: “si se muestra su falsabilidad, dejan de ser leyes generales
83 Ibid., p. 24.
84 Ibid., p. 52.
85 Los cuales aparecen en las pp. 51 y 52.
86 Ibid., p. 53-54.
48
HACIA UNA FUNDAMENTACIÓN DEL PENSAMIENTO CRÍTICO
y tienen que ser sustituidas por otras formulaciones que resulten ser
no-falsables, pues solamente en esta forma pueden indicar el límite de
posibilidad”87. Pero esta insoluble contradicción parece no preocupar
a Popper porque, detrás de toda esta argumentación, se detecta un
interés solapado que aparece cuando se derivan políticas de esta
postura (ahora sí podemos decir) pseudo-científica. En definitiva,
Popper quiere invalidar y ajusticiar “científicamente” todo intento de
querer y buscar lo imposible; porque no le basta que una imposibilidad
sea fáctica sino que tiene que ser lógica para denunciar su irracionalidad y así
justificar el amputar esa anomalía; es la “imposibilidad lógica” la que le da
los argumentos necesarios para denunciar a los utópicos: ya no se trata
de ilusos sino de irracionales, o sea, insensatos, dementes, en suma,
peligrosos; son los “enemigos” que tiene que perseguir su “sociedad
abierta”.
Hinkelammert reconoce la crítica utópica que intenta realizar
Popper pero, a partir de ella misma, evalúa su crítica efectiva, y descubre
un grado de ideologización que enceguece la teoría popperiana, lo cual
es evidente en su crítica al socialismo. Porque si todos los argumentos
en contra de la “planificación perfecta” muestran el carácter utopista de
éste, los mismos valen y, hasta de mejor modo, si se trata del “equilibrio
perfecto” (postulado utópico del neoliberalismo); pero, curiosamente,
éste queda justificado mientras que toda planificación de la economía
queda demonizada.
Esta demonización es la que preocupa, porque se deriva de la propia
metodología popperiana. Es decir, sus consecuencias políticas son
consecuencias científicas y, bajo este manto, aparece “racionalmente”
una persecución de todo oponente. Porque la teoría popperiana
justifica posiciones como la de Bunge, quien declara que “distinguir la
ciencia de la no ciencia, nos da un criterio para evaluar proyectos de investigación
y, con ello, un criterio para saber si debemos o no apoyarlos”88; o de un Félix von
Cube, quien considera que “exclusivamente el concepto de ciencia del
Racionalismo Crítico es compatible con una democracia libertaria”89;
porque los demás, como señala Hans Albert, son “el extremo polo opuesto
87 Ibid., p. 55.
88 Ibid., p. 100.
89 Ibid., p. 102.
49
§ 5. UNA CRÍTICA DE LA CRÍTICA
90 Ibid., p. 103.
91 Ibid., p. 102-103.
92 Ibid., p. 104.
93 Ibid., p. 25.
50
HACIA UNA FUNDAMENTACIÓN DEL PENSAMIENTO CRÍTICO
94 Ibid., p. 101.
51
§ 5. UNA CRÍTICA DE LA CRÍTICA
52
§ 6. ¿Qué quiere decir fundamentar?
95 Ver Bautista S., Rafael: Hacia una Constitución del Sentido Significativo del Vivir
Bien, rincón ediciones, La Paz, Bolivia, 2010.
53
§ 6. ¿QUÉ QUIERE DECIR FUNDAMENTAR?
la comunidad de vida que presupone, de modo real, histórico y concreto, todo ámbito discur-
sivo. Ver Capítulo 7: El criterio de verdad como principio de la crítica.
98 Ver Hinkelammert Franz: San Pablo: La maldición que pesa sobre la Ley. Un ensayo sobre
la Carta a los Romanos, en pensamientocritico.info
55
§ 6. ¿QUÉ QUIERE DECIR FUNDAMENTAR?
57
§ 6. ¿QUÉ QUIERE DECIR FUNDAMENTAR?
principio el objeto está afuera, no adentro, esto es, la correlación sujeto-objeto principio arquímedo de la
teoría del conocimiento contemporáneo parece que en el fondo sirve para fundamentar la crítica despre-
ciativa o nihilista”. Bautista, Juan José: Hacia una Crítica Ética del Pensamiento Latinoamericano. Intro-
ducción al pensamiento crítico de Franz Hinkelammert, grito del sujeto, La Paz, Bolivia, 2007, pp. 92-93.
103 No basta llamarse crítico para ser, en efecto, crítico; tampoco toda crítica es verda-
dera crítica. En el ámbito del conocimiento, una nueva demarcación se hace necesaria –ante
la apremiante necesidad de superar los estrechos márgenes del conocimiento moderno-
occidental– no sólo entre teoría estándar y teoría crítica sino, sobre todo, entre conoci-
miento justificador de toda relación de dominación y conocimiento crítico de la liberación.
La demarcación, en última instancia, es ético-crítica: “Pensar lo político críticamente exige indepen-
dencia de criterio, pero no en el sentido de renunciar a una determinada opción social, a un
proyecto de sociedad o a una ética de la vida. Pero tampoco se trata de negar derechos
democráticos de afiliación y asociación política. Se puede ser miembro de un partido, pero
si no mantengo una posición crítica frente al partido con el cual simpatizo o trabajo, si no
se evalúa la realidad constantemente a la luz de los valores y convicciones que se defienden, se pierde la
capacidad intelectual de reflexionar libremente. Se trata de una característica propia del trabajo
intelectual crítico. En cierto sentido, la intelectualidad tiene su propia lógica, al menos si
pretende ser crítica y no apologética”. Hinkelammert, Franz: Hacia una Economía para la
Vida. Preludio a una Reconstrucción de la Economía, edición revisada y aumentada, DEI,
Costa Rica, 2009, pp. 804-805.
58
HACIA UNA FUNDAMENTACIÓN DEL PENSAMIENTO CRÍTICO
104 Zemelman, Hugo: Uso Crítico de la Teoría, El Colegio de México, México, 1987, p. 119.
105 El lector, si lo desea, puede dirigirse directamente a los capítulos 9 y 10. Pero,
para una mejor comprensión de lo expuesto allí, sobre todo de la crítica como punto de
vista, hemos considerado la inclusión de los capítulos 7 y 8.
59
60
§ 7. El criterio de verdad como principio de la crítica.
107 Ver Hinkelammert, Franz: Crítica de la Razón Utópica, Desclée, Bilbao, 2002.
108 Hinkelammert, Franz: La Ética del Discurso y la Ética de la Responsabilidad: una posición
crítica, en Filosofía para la Convivencia, Raúl Fornet-Betancourt eds., Sevilla, 2004, p. 259.
109 Ibid., p. 260.
110 Ibidem.
62
HACIA UNA FUNDAMENTACIÓN DEL PENSAMIENTO CRÍTICO
111 Ibid., p. 264. La cita de Weber procede de: Ensayos sobre Metodología Sociológica,
Amorrortu, Buenos Aires, 1958, p. 87.
112 Ibid., p. 267. La cita de Apel proviene de: Transformación de la Filosofía, Taurus,
Madrid, 1985, p. 206.
113 Ibid., p. 268.
63
§ 7. EL CRITERIO DE VERDAD COMO PRINCIPIO DE LA CRÍTICA.
117 Hinkelammert, Franz: La Ética del Discurso y la Ética de la Responsabilidad: una posición
crítica, en Filosofía para la Convivencia, Raúl Fornet-Betancourt eds., Sevilla, 2004, p. 282.
118 Ibid., p. 283.
119 Ibid., p. 282.
65
§ 7. EL CRITERIO DE VERDAD COMO PRINCIPIO DE LA CRÍTICA.
146 El paso decisivo que estaría dando Dussel, incluso adoptando la sugerencia apelia-
na, de una filosofía posmetafísica, consiste en no privilegiar de modo unilateral, ni siquiera
el principio material; sino en proponer una fundamentación de carácter complejo. Por eso
señala: “Estos principios son primeros, en cuanto no hay ningún otro detrás de ellos. Cada
principio recorta un aspecto o determinación necesaria del campo político; por ello hay
tantos principios como momentos de este complejo campo, y, por su parte, se tendrán
tantos oponentes para sus respectivas fundamentaciones como tipos de principios hayan”.
Dussel: op. cit., p. 379. Dussel está entonces subsumiendo el “giro pragmático” incluso al
nivel de la fundamentación, pues ante los oponentes una fundamentación no sólo asume
como pretensión la verdad sino la validez de esa fundamentación.
147 “Cuando la oligarquía dice ‘defender la democracia’, hay que precisar qué hay de-
trás de esa consigna (...) cuando la apariencia es la propia bandera de lucha, entonces
asistimos no a una simple sustracción sino a un rapto. Pero el rapto, en este caso, no es
cualquier rapto. En la historia de los raptos, sucede una instancia paradigmática, donde se
percibe la naturaleza de la enajenación: cuando el precio del rescate no es en ningún modo
una transacción, sino la estrategia para tenerlo todo. Algo similar sucede cuando se raptan
las banderas de lucha. El precio es impagable. Supone renunciar a todo, es decir, dejarse
morir. El que se deja morir ya no es sujeto. Se es sujeto desde la vida y si la vida es lo que se
pide a cambio, entonces el precio del rescate es impagable. Es la misma lógica de la deuda:
la deuda es impagable y, precisamente, porque lo es, debe pagarse. El discurso neoliberal
es un discurso del rapto, porque toma como rehén a la propia democracia y, como rescate,
74
HACIA UNA FUNDAMENTACIÓN DEL PENSAMIENTO CRÍTICO
nos pide renunciar a ella”. Bautista S., Rafael: Pensar Bolivia del Estado colonial al Estado
plurinacional, rincón ediciones, La Paz, Bolivia, 2009, p. 287.
148 Ver Zavaleta Mercado, René: Lo Nacional Popular en Bolivia, Siglo XXI, México,
1986.
149 Para ver la determinación del poder en potentia y potestas, ver: Dussel, Enrique: 20
Tesis de Política, Siglo XXI, México, 2006. Principalmente tesis 2 y 3.
150 Dussel, Enrique: Política de la Liberación. Arquitectónica, Trotta, Madrid, España,
2009, p. 458.
75
§ 8. LA VIDA HUMANA COMO CRITERIO DE VERDAD.
El Alto, de ese modo reconoce al origen del cambio. El Alto es la expansión rural, es decir,
es la presencia indígena que cerca y descentra al centro del poder. Es la profundidad de la
nación que interpela a un Estado que nunca la había expresado. Que La Paz haya subido
y ya no El Alto haya bajado simboliza la autoconciencia que se reconoce: La significación
real de una nación siempre había estado en sus márgenes, en aquella exterioridad que
nunca se consideró como parte del país, en lo excluido centenariamente: el indio. Subir
significa ascender y el ascenso es histórico: sólo se puede lograr perspectiva de futuro des-
de las raíces más profundas. Y nuestras raíces no son ni griegas ni latinas (que pregona la
mentalidad colonial), menos europeas, o sea, modernas. Nuestras raíces son indias. Lo na-
cional que tenemos lo tenemos por lo indígena”. Bautista S., Rafael: Pensar Bolivia del Es-
tado colonial al Estado plurinacional, rincón ediciones, La Paz, Bolivia, 2009, pp. 437-438.
154 Dussel, Enrique: op. cit., p. 439.
155 Ver Anexo: Lo político como modelo de funcionamiento.
156 “Se justifica una decisión (acuerdo, norma, ley, etc.) desde sus principios. Justificar es un
acto de la capacidad de juzgar determinante, que pasa de lo universal a lo particular o sin-
gular”. Ibid., p. 379.
157 Ibid., p. 440.
77
§ 8. LA VIDA HUMANA COMO CRITERIO DE VERDAD.
158 “El hambre o sufrimiento de un pueblo puede ser detectado cognitiva y afecti-
vamente como hechos a los que se tiene acceso desde una referencia a lo real por parte de
nuestra subjetividad, acceso a lo real que se encuentra más allá de una mera interpretación
intersubjetiva válida de valores”. Ibidem.
159 Ibid., p. 439.
160 Ibid., p. 443.
78
HACIA UNA FUNDAMENTACIÓN DEL PENSAMIENTO CRÍTICO
166 Ibidem.
167 Ibid., p. 440.
168 Ibidem.
80
§ 9. La crítica como forma de razonamiento.
177 Cita de Ernst Bloch, en Zemelman, Hugo: Los Horizontes de la Razón. Dialéctica
y Apropiación del Presente, Anthropos, Barcelona, España, 1992, p. 103.
178 Ibid., p. 58
179 Zemelman, Hugo: Los Horizontes de la Razón. Historia y Necesidad de Utopía,
Anthropos, Barcelona, España, 1992, p. 48.
180 Zemelman, Hugo: Los Horizontes de la Razón. Dialéctica y Apropiación del Pre-
sente, Anthropos, Barcelona, España, 1992, p. 57.
181 Ibid., p. 102.
84
HACIA UNA FUNDAMENTACIÓN DEL PENSAMIENTO CRÍTICO
185 Zemelman, Hugo: De la Historia a la Política, Siglo XXI, México, 1989, p. 19.
186 Ibid., p. 20.
187 Ibid., p. 29.
86
HACIA UNA FUNDAMENTACIÓN DEL PENSAMIENTO CRÍTICO
188 Zemelman, Hugo: Los Horizontes de la Razón. Dialéctica y Apropiación del Pre-
sente, Anthropos, Barcelona, España, 1992, p. 80.
189 Ibid., p. 77.
87
§ 9. LA CRÍTICA COMO FORMA DE RAZONAMIENTO.
195 Zemelman, Hugo: Los Horizontes de la Razón. Dialéctica y Apropiación del Pre-
sente, Anthropos, Barcelona, España, 1992, p. 101.
196 Hinkelammert, Franz: Pensamiento Crítico y Crítica de la Razón Mítica, en pensamien-
tocritico.info, 2008.
91
§ 10. LA CRÍTICA COMO PUNTO DE VISTA.
Es el ser humano que no es, el ser humano que debería ser. Y lo que
debería ser es ser humano. Emerge entonces una trascendencia, que
es humana y que brota a partir de la crítica de la deshumanización
de lo humano. El mundo está atravesado por lo inhumano, por
deshumanizaciones. Desde el ser humano como ser supremo para
el ser humano se constituye aquí el humanismo, que en seguida se
vincula con la emancipación, siendo la emancipación el proceso de
humanización”197.
De este modo, en referencia a Marx, Hinkelammert señala que
el pensamiento crítico hace suya aquella sentencia en contra de todos
los dioses del cielo y de la tierra. Lo cual desemboca en la teoría del
fetichismo. Esta sentencia es la que Marx insiste como imperativo
crítico: “echar por tierra todas las relaciones en que el hombre sea un
ser humillado, sojuzgado, abandonado y despreciable”. Lo decisivo
es siempre ese punto de vista; es aquello que posibilita los juicios
críticos acerca de un sistema dado de dominación y la posibilidad de su
transformación. No es algo añadido desde afuera, una ética de valores
de alguna “sustancia eterna”, sino una presencia de la ausencia; aquello que
Marx presenta como postulado: como “relaciones directamente sociales
de las personas en sus trabajos”, o el “imaginemos una comunidad de
hombres libres”.
Esta ausencia se halla presente, como algo que no hay, en las propias
relaciones de dominación y explotación; es esta ausencia que, en las
víctimas, se eleva como un grito al cielo: “Eso es el grito del sujeto. El cielo,
al cual grita, es precisamente esta ausencia de relaciones directamente
sociales de las personas en sus trabajos”198. De modo que el cielo hace
referencia a lo imposible en las relaciones de dominación. La apertura
originaria proviene de allí, de esa capacidad del sujeto de proyectar
su trascendentalidad como horizonte utópico de referencia; el cual
pone en suspenso la estabilidad del sistema, le saca de su pretendida
eternidad (pretensión de toda dominación).
Por eso se produce la posibilidad de su transformación, el poder
desatar lo ya constituido y arrojarlo a nuevos procesos de constitución,
197 Ibid.
198 Hinkelammert, Franz: Sobre la Reconstitución del Pensamiento Crítico, en pensamiento-
critico.info, 2008.
92
HACIA UNA FUNDAMENTACIÓN DEL PENSAMIENTO CRÍTICO
Rafael Bautista S.
La Paz, Chuquiago Marka, julio de 2010
202 Ver Bautista S., Rafael: Hacia una Normatividad Comunitaria de la Política, de
próxima aparición.
95
96
ANEXO
97
98
La tridimensional fundamentación de los principios203
203 Este trabajo fue el borrador inicial para la ponencia: La vida humana como criterio de
verdad. Su inclusión responde a razones propedéuticas; para mostrar cómo se fue elaboran-
do el cuerpo del argumento que presenta aquella ponencia.
204 Ver Dussel, Enrique: Política de la Liberación. Arquitectónica, Trotta, Madrid,
España, 2009.
99
ANEXO
205 Bautista S., Rafael: Hacia una Normatividad Comunitaria de la Política, de próxima
aparición.
206 Para una más detallada exposición de los principios, ver Dussel, Enrique: op. cit.;
20 tesis de Política de la Liberación, Siglo XXI, México, 2006.
207 Ibid., p. 347. Todas las cursivas son mías si no se indica lo contrario.
100
LA TRIDIMENSIONAL FUNDAMENTACIÓN DE LOS PRINCIPIOS
103
ANEXO
burguesa, por lo tanto, no parte del ser como fundamento del sistema
sino del no-ser (de ese modo “da vuelta” la dialéctica hegeliana); hay
que hacer notar que Dussel, metodológicamente, tiene que producir
una fundamentación atípica, pues ya no establece un principio para,
deductivamente, describir una cadena lógica de consecuencias lineales.
En primer lugar, la referencia a la materialidad re-sitúa a esta política de
liberación desde un orden trans-ontológico, de lo contrario, como él
mismo indica, “podemos caer en una mera fenomenología intencional
de corte idealista (…); se perdería el orden de la verdad práctica, y el origen
del poder como realidad”216.
La referencia última a la vida concreta de la comunidad es como
el ancla que no permite una política a la deriva. De este modo, “los
principios éticos (y en su momento políticos, como despliegue del “ser-
humano” en una región ontológica o un “campo práctico” analógico)
explicitan como enunciados que tienen dimensiones ontológicas, o del
sujeto real viviente, ya dadas”217. En este caso, se reconoce al ser humano
como un ser ético, pues no es sólo capaz de auto-conciencia sino de
responsabilidad, es decir, siempre responde por sus actos ante alguien
más, de modo libre y reflexivo; el mismo hecho de ser responsable es
una exigencia ética que se obliga a sí mismo, de modo libre.
En ese sentido, Dussel habla de una normatividad implícita que se
explicita en principios, que expresarían la reproducción y desarrollo de
la vida de la comunidad. Y estos principios son varios y se co-determinan
porque la vida a la que se hace referencia no es la vida de algún vitalismo
metafísico sino la vida concreta de toda la comunidad política. En este
caso, la vida no se desarrolla por inercia desde un punto cero, tampoco
surge espontáneamente, ni su realización es algo acabado y dado.
El modo cómo es posible la vida en comunidad es siempre político, es
decir, con plena participación democrática de todos los afectados, con el
consenso efectivo de constituir las mediaciones institucionales necesarias
para, siempre, y como contenido continuo, “reproducir, desarrollar y
ampliar” la vida de la comunidad. De este modo, los principios material,
formal y de factibilidad, se co-implican mutuamente, mostrando en su
fundamentación teórica la dinámica y la movilidad política propia de
216 Ibid., p. 352.
217 Ibidem.
105
la comunidad real. En ese sentido, una política de liberación aspiraría
a producir una subjetividad abierta a la dinámica del movimiento de lo
real que, en este caso, realiza un proceso de fundamentación en sentido
tridimensional, lo cual transforma y libera el concepto de lo político,
no ya como algo determinado unívocamente sino como algo que se
determina constantemente por la dinámica de la co-implicancia de los
principios que presupone.
Dussel lo propone de este modo: “Intentaremos una descripción compleja
sin última instancia. Es decir, con diversos momentos mutuamente determinantes.
De esta manera el campo político no tendría un último principio universal de
todo el campo sino varios; cada principio sería el último en las diferentes esferas que
componen la totalidad del campo político”218. Y ese debería ser, en una política
crítica, el modo de enfrentar teóricamente a la realidad.
225 Ibid., p. 8.
226 Ibid., p. 90.
227 Laclau, Ernesto: La Razón Populista, ed. cit., p. 10.
228 Ibid., ver toda la primera parte: La Denigración de las Masas.
229 Ibid., p. 31.
109
ANEXO
pueblo”236.
El contenido de los conceptos, en este caso, nos dice el cómo
suceden y es, básicamente, lo que Laclau irá mostrando: el cómo
acontece lo político. Del juego relacional se irán entonces constituyendo
los conceptos, no como instancias fijadas sino dinámicas, haciendo de
ese dinamismo su razón de ser. De ese modo, por ejemplo, el pueblo se
constituye de la tensión entre “función hegemónica” y “equivalencia
de demandas”. El ser es un siendo.
Del mismo modo acontece con la democracia: “En tanto la
igualdad como valor es reconocida por Lefort como la marca de la democracia,
parecería que no estamos lejos de nuestra lógica equivalencial”237. Es el
modo lógico lo que va constituyendo los entes o, dicho de otro modo, es
por la lógica inherente relacional de los elementos que se definen estos
mismos y definen el campo en el que se encuentran: “La construcción
de una cadena de equivalencias a partir de una dispersión de demandas
fragmentadas y su unificación en torno a posiciones populares que
operan como significantes vacíos no es en sí misma totalitaria, sino
la condición misma de la construcción de una voluntad colectiva
que, en muchos casos, puede ser profundamente democrática”238. El
modo de construir es, en sí, lo que va “describiendo” (no definiendo) los
entes políticos y, en este caso, va “describiendo” también los marcos
conceptuales; de ese modo, conceptos fuertes, como el de democracia,
se van llenando de contenido a medida que se va constituyendo toda
la dinámica de la praxis referencial: la construcción equivalencial y
su unificación es condición de la construcción de la voluntad; aquí la
voluntad ha sido “descrita” no por ella misma sino por lo que la hace
posible, ha “descrito” también el por qué esta voluntad no es, en sí,
totalitaria239; es más, ha “descrito” ya algo de lo democrático, como
aquello que no debe simplemente oponerse a lo totalitario, ya que:
“el totalitarismo, aunque se opone a la democracia, ha surgido dentro del
la fundamenta.
La democracia es entonces una forma. Así como el populismo
es una forma, el contenido de lo político se disuelve en una forma. Por
ejemplo, si “en nuestra perspectiva no existe un más allá del juego de las
diferencias [todo] debe ser explicado por el juego de las diferencias como
tal”246, entonces el juego se vuelve auto-referencial. El por qué se juega se
diluye en el cómo de algo que ya está funcionando por sí mismo; el juego
preexiste a todo, ya en él, sólo se juega y, una vez en el juego, el sentido
radica en el jugar mismo; el que haya precisamente estos actores y
no otros es, como en el ajedrez, algo que no afecta al juego; porque,
si es la lógica del juego lo que importa, los actores se disuelven como
determinaciones del juego. En este tipo de lógica, como toda auto-referencia
lógica, al parecer, va desapareciendo el ser humano; al ser pura determinación
del juego, sus intereses o contenidos, se entiende que aparezcan como
particularismos que, para trascenderse (hacerse universales digamos),
deben subsumirse en las lógicas del juego (como en el ajedrez: las fichas
se reducen a las funciones que cumplen, por eso es secundario el de
qué estén hechas, es más, esto es lo que menos interesa).
Aquí ya entramos a bosquejar las razones por las cuales creemos
necesaria la presencia, en toda reflexión política que se pretende
crítica, de un criterio ético desde el cual la teoría política no se reduzca
a la sola descripción, porque “el concepto en sí no es definitorio de la
realidad sino que muestra el modo de aproximación que supone ese
proceso complejo, en tal caso el ángulo de lo político es una situación
epistemológica del conocimiento; no es una descripción teórica, de
la cual se deduzca la realidad, sino es un modo de relacionarse con ella,
de modo que la preeminencia está en la realidad y no en un esquema
teórico (...). Esta consideración muestra el carácter político de la
epistemología, puesto que esta construcción de voluntades no se agota en
lo estrictamente teórico sino que reclama su realización en praxis.
Entonces, el conocimiento no es neutral, por eso su carácter no es
descriptivo, es profundamente comprometido con ‘los esfuerzos para
darle a la realidad una organización’ (...). Porque, a diferencia de las
ciencias naturales, las ciencias sociales se enfrentan a una realidad que
se construye. Epistemológicamente, esto es una diferencia rotunda
que especifica el quehacer teórico del cientista social en un quehacer,
258 Ver Dussel, Enrique: Marx y la Modernidad, rincón ediciones, La Paz, Bolivia, 2008.
259 Ver Bautista S., Rafael: Octubre: El Lado Oscuro de la Luna, Tercera Piel, La Paz,
Bolivia, 2006.
260 Ver Bautista S., Rafael: Crónica de una Insurrección Señorial, artículo aparecido en rebe-
lion.com, noviembre de 2007.
118
LO POLÍTICO COMO MODELO DE FUNCIONAMIENTO
BAUTISTA, Juan José: Hacia una Crítica Ética del Pensamiento Latinoamericano.
Introducción al Pensamiento Crítico de Franz Hinkelammert, grito del sujeto,
La Paz, Bolivia, 2007.
________; Hacia una histórica transmoderna y posoccidental, inédito, 2010.
BERG, Philip. S.: El Poder de Alef Bet, tomo II, versión castellana por Alan
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licenciatura, UNAM, México, 2009.
DUSSEL, Enrique: Para una Ética de la Liberación, Siglo XXI, Argentina, vol.
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________; Filosofía de la Liberación, Nueva América, Bogotá, 1996.
________; 20 Tesis de Política, Siglo XXI, México, 2006.
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Romanos, en pensamientocritico.info.
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