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Santa Mónica

La construcción social
de una ciudad sustentable
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Santa Mónica
La construcción social
de una ciudad sustentable

Guillermo Ibarra
Adriana Moreno

Facultad de Estudios Internacionales y Políticas Públicas


Universidad Autónoma de Sinaloa
Juan Pablos Editor
México, 2012
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA

Dr. Víctor Antonio Corrales Burgueño


Rector

Mc. Ilda Elizabeth Moreno Rojas


Directora de Editorial

Dr. Guillermo Ibarra Escobar


Director de la Facultad de Estudios Internacionales y Políticas Públicas

Cuerpo Académico Internacionales UAS-SIN-CA-131


PIFI-2010-25-70

Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable


Guillermo Ibarra y Adriana Moreno

Primera edición: enero de 2012

Universidad Autónoma de Sinaloa


Facultad de Estudios Internacionales y Políticas Públicas
Prol. Josefa Ortiz de Domínguez s/n, Ciudad Universitaria
Culiacán, Sinaloa 80040

Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología


Miguel Hidalgo 1058 Col. Centro Sinaloa
Culiacán, Sinaloa 80000

Juan Pablos Editor, S. A.


2a. Cerrada de Belisario Domínguez 19
Col. del Carmen, Coyoacán
México, D. F. 04100

Diseño de portada: Frida Rodelo

Fotografía de portada: Alek Solo

ISBN: 978-607-711-040-8

Impreso en México
Printed in Mexico
Para María Luisa Escobar,
por todo.

Para Jesús Adrian Moreno


y Eulalia Martínez,
con cariño y agradecimiento.

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Índice

Introducción 11

Primera parte:
Espacio urbano y desarrollo sustentable

1. El espacio urbano 21
Las ciudades como motor de la civilización 27
Forma urbana y forma social 36
Planeación del espacio urbano 41

2. La noción del desarrollo sustentable 47

3. Ciudades sustentables: ¿Cómo se construyen? 61


Espacialidad urbana y sustentabilidad 63
Elementos tangibles 67
Elementos intangibles 75

4. Economía de las ciudades 81


Medición del desarrollo y la competitividad 86
Construyendo competitividad local 88

5. Mercadotecnia del lugar 97

[7]

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8 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

Segunda parte:
Desarrollo urbano sustentable en Santa Mónica

6. De rancho a ciudad posmoderna 117

7. El movimiento progresista 147


El liderazgo de la ciudad 158

8. Geografía económica y urbana 165


El turismo 175
Movimientos sociales de base 177

9. Institucionalización de la planeación urbana


sustentable 181
El marco general 181
El Plan General 185
Proyecto de Ordenación Territorial y Circulación (LUCE)
del Plan General 187
Santa Monica Sustainable City Plan 191
El Plan Maestro del Santa Monica Place 196

10. Conclusiones 201

Apéndice

1. Cronología de Santa Mónica 219


2. Organizaciones vecinales de la ciudad
de Santa Mónica 222
3. Organizaciones sin fines de lucro relacionadas
con la sustentabilidad en el área de Santa Mónica 224

Referencias 227

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Índice de tablas e ilustraciones

Tablas

1.1. Fases de crecimiento económico del mundo,


1900-2001. Tasa de crecimiento promedio del PIB 55
4.1. Ranking de las áreas metropolitanas más grandes
de Estados Unidos por índice de competitividad 87

Ilustraciones

4.1. Modelo conceptual de mejoramiento


de la competitividad territorial 89
5.1. Regeneración del centro de la ciudad
de Baltimore 102
5.2. Park Slope, Nueva York 105
6.1. Mapa del Virreinato de Nueva España
y del Rancho de Santa Mónica 120
6.2. Hotel Arcadia 122
6.3. Santa Monica Hotel 123
6.4. Bathhouses 124
6.5. El Long Wharf 125
6.6. La costa dorada 128
6.7. Clubes de playa privados 129
6.8. Población histórica de Santa Mónica 131

[9]

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10 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

6.9. J. C. Penny 133


6.10. Gentrificación y revitalización urbana
en Santa Mónica 135
6.11. Interestatal 10 137
6.12. Third Street Promenade 140
6.13. Antiguo Santa Monica Place 141
6.14. Santa Monica Pier 144
7.1. Consejo de la ciudad 2010-2012 160
7.2. Liderazgo local 162
8.1. Vecindarios de Santa Mónica 168
8.2. Homeless 170
8.3. Ficus canopy vs. ginkgos 178
9.1. Talleres de actualización del LUCE 188
9.2. Contexto de localización del Santa
Mónica Place 196
9.3. Santa Monica Place remodelado 197
9.4. Santa Monica Place en remodelación 199

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Introducción

E
l propósito central de este libro es explicar los procesos
sociales que hicieron posible la institucionalización en
Santa Mónica, California, de una estrategia de desarro-
llo local en donde la sustentabilidad se convirtió en el eje prin-
cipal de su política urbana. Estudiamos este caso desde 1979,
cuando una coalición progresista asume el poder municipal,
hasta 2010, fecha de reinauguración del Santa Monica Place y
de entrada en vigor del plan denominado Land Use and Cir-
culation Element (LUCE), ambos de gran importancia para el
estudio actual y prospectivo de la sustentabilidad urbana en
ese lugar.
Santa Mónica, una ciudad de 90 750 habitantes (Departa-
mento de Finanzas de California, 2009), forma parte de la se-
gunda conurbación más grande de Estados Unidos, después
del área metropolitana de Nueva York. De acuerdo con la
clasificación de la Oficina del Censo de ese país, esta ciudad
pertenece a dos importantes aglomeraciones urbanas: el área
metropolitana de Los Ángeles y la región de Greater Los An-
geles, integrada por los condados de San Bernardino, Ventura,
Riverside, Orange y Los Ángeles. Si bien Santa Mónica es parte
de las más de 340 urbes que componen esta región, la ciudad
posee raíces propias.
Con un origen y una historia distintiva, Santa Mónica es un
ente geopolítico formal con tradiciones, carácter e instituciones
particulares que posibilitan estudiarla como una unidad

[11]

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12 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

geográfica con dinámica económica y social singular. Partimos


de las ideas de Manuel Castells, David Harvey y Edward Soja
de que lo geográfico es también social y la vida humana es es-
pacialización de hechos sociales, y por tanto la sociedad local
es a la vez una geografía humana plena de tradiciones, valores,
imaginarios y espacios construidos pertenecientes a esa comu-
nidad histórica específica.
Con base en esta perspectiva nos proponemos analizar en
qué aspectos Santa Mónica es una ciudad sustentable; expli-
car los elementos que le han permitido ser considerada una
de las ciudades estadounidenses con mayor avance en mate-
ria de sustentabilidad; examinar los resultados obtenidos de
las políticas de revitalización y sustentabilidad urbana, parti-
cularmente en su industria turística; y finalmente, evaluar las
contradicciones existentes entre sus proyectos de desarrollo
urbano y los principios de sustentabilidad.
El nacimiento del movimiento ciudadano denominado Santa
Monicans for Renters’ Rights (SMRR) y su triunfo en las eleccio-
nes locales de 1979 marcaron el inicio de profundas transfor-
maciones en la política local. Desde el poder municipal, este
movimiento apostó por un régimen progresista tanto en asun-
tos sociales como medioambientales. Con ello, la ciudad ad-
quiere un nuevo carácter y consolida una tradición de activis-
mo social que ha influido en la negociación de las políticas de
planeación urbana. Mark Kann (1986) denominó “radicalismo
de clase media” a este tipo de activismo político presente en
algunas ciudades estadounidenses como Santa Mónica, West
Hollywood y Berkeley.
El radicalismo de clase media, fortalecido por el estatus
socioeconómico de los residentes de Santa Mónica y por
la riqueza fiscal del Ayuntamiento, favoreció una política
exhaustiva de protección medioambiental a mitad de la
década de 1990 en un contexto internacional favorable. Con la
Cumbre de Río en 1992 el concepto de sustentabilidad empezó
a difundirse con intensidad en el mundo; entonces, un grupo
de trabajo del gobierno local sobre el medio ambiente decide
adoptarlo. De este modo, en septiembre de 1994, el Consejo
de Gobierno aprobó el programa de la ciudad sustentable

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Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 13

(Santa Monica Sustainable City Plan). Por medio de este plan


se formalizó una nueva agenda de desarrollo, siendo de
las primeras ciudades estadounidenses en concretar un
proyecto de esta naturaleza, después de San José, California;
Jacksonville, Florida; Portland, Oregon; Seattle, Washington;
y de Cambridge, Massachusetts (Portney, 2003). Aunque la
mayoría de los residentes de Santa Mónica, sus políticos y
funcionarios públicos están comprometidos con la protección
medioambiental, las políticas han sido controversiales debido
a la amplia variedad de actores sociales que interactúan en
el territorio con prioridades, programas, objetivos e intereses
contrapuestos.
A pesar de que en Santa Mónica el proyecto de ciudad sus-
tentable posee en la actualidad connotaciones empresarialis-
tas, no nació como una mera estrategia de mercadotecnia o
revitalización urbana neoliberal para elevar la competitividad
del lugar, sino que fue producto de un movimiento social de
base que demandaba la protección de los derechos ciudada-
nos (particularmente vivienda asequible) y el aseguramien-
to a largo plazo de una mayor calidad de vida. Al llegar al
poder municipal, el movimiento priorizó el bienestar de la
población sobre afanes de lucro, pero terminó cediendo a la
presión de mantener la vitalidad económica y descuidando
la calidad de vida de sus residentes. De este modo la política
medioambiental se desvió de su propósito inicial y se convir-
tió en una útil herramienta para la competencia interurbana.
El gobierno local, en colaboración con la Cámara de Comercio
y el Consejo de Turismo de la Ciudad, convirtió el programa
de sustentabilidad en base de la mercadotecnia del lugar y en
justificación de proyectos de revitalización urbana orientados
hacia la atracción de un mayor número de visitantes, inver-
sionistas y nuevos residentes con capacidad de pagar altos
impuestos.
Las estrategias de desarrollo urbano adoptadas en Santa
Mónica tienen su fundamento en el nuevo urbanismo, el
crecimiento inteligente y la certificación de edificios verdes
–Leadership in Energy and Environmental Design (LEED)–,
que conforman lo que Farr (2008) denomina urbanismo sus-

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14 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

tentable. Éste implica acciones como el desarrollo compacto,


la reducción del uso del automóvil, aumento de áreas verdes
al interior de la ciudad, aplicación de innovadoras tecnologías
“verdes”, entre otras. Al impulsarlas, Santa Mónica logró no-
tables mejoras en sus indicadores en el manejo de los recursos
naturales.
Diversos autores como Smith (2002), Ellis (2002) y Larsen
(2005) argumentan que este tipo de desarrollo urbano justifi-
ca la revitalización neoliberal y las políticas empresarialistas,
que tienen como base social alianzas público-privadas para
realizar proyectos de innovación cultural, mejora física del
entorno urbano, infraestructura para atraer a consumidores
(parques recreativos, centros comerciales) y eventos de todo
tipo (conciertos, exposiciones y festivales locales). Con dichas
acciones, y promocionando su imagen de ciudad sustentable,
Santa Mónica ha construido una reputación tal que por medio
de la mercadotecnia se muestra como “un lugar innovador,
interesante, creativo y seguro para visitar, vivir y consumir”
(Harvey, 1990: 377), con lo que ha adquirido atractividad para
la inversión y el turismo. Tal objeto se contradice con la injusti-
cia espacial que provocan algunas propuestas de revitalización
llevadas a cabo, pues aunque mejoran el atractivo de la ciudad
frente a los inversionistas, visitantes y residentes potenciales,
atentan contra el bienestar de la población o contra el buen ma-
nejo de los recursos naturales. Ante este tipo de conflictos el
capital social que posee la población habilita a los ciudadanos
para organizarse y pugnar por lo que consideran corresponde
a los ideales de una ciudad sustentable.
En la actualidad las ciudades están desprovistas de capa-
cidades socioculturales, habilidades técnicas y conocimien-
tos necesarios para enfrentar los retos que implica la trans-
formación del mundo en uno predominantemente urbano y
global, lo que ha provocado fuertes tensiones entre los inte-
reses de los grupos sociales y la conservación de los recur-
sos naturales. Lo anterior exige acciones que coadyuven a
compatibilizar las aspiraciones económicas y sociales con las
medioambientales. Por ello, la noción de ciudad sustentable
surge como una alternativa de política de desarrollo para la

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Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 15

construcción de una red de ciudades en donde la protección


del medio ambiente y la calidad de vida de la población guían
la política pública.
Esta investigación se inscribe en un marco teórico multidis-
ciplinario que coadyuvará a la comprensión de la ciudad como
un ente multifacético resultado de las fuerzas de la geohistoria
y sujeto a procesos de interacción social entre los principales
actores locales. Así, las políticas de desarrollo y planeación
negociadas en la arena local serán fundamentales para la
construcción de un medio urbano sustentable.
La experiencia de una ciudad como Santa Mónica, que tran-
sitó a la sustentabilidad, de sus fortalezas y debilidades, es una
referencia importante para aquellas comunidades que aspiren
a implementar los principios del urbanismo sustentable. Asi-
mismo, su estudio fortalecerá los conocimientos sobre Améri-
ca del Norte al explorar la peculiaridad de los mecanismos de
aplicación de la política de la ciudad sustentable en un espacio
social estadounidense donde la legislación ambiental puede
visualizarse como una amenaza a la libre empresa. No obstan-
te, la ideología pragmática distintiva de ese país ha permitido
a las coaliciones pro desarrollistas de las ciudades adaptar las
nuevas regulaciones de gestión medioambiental y convertirlas
en una oportunidad de marketing generadora de nuevos nichos
de mercado.
Las principales preguntas que intentamos responder en
este libro son las siguientes: ¿Qué factores hicieron posible
la institución en Santa Mónica de una estrategia de desarro-
llo en donde la sustentabilidad se convirtió en el eje principal
de su política urbana? ¿En qué sentido es Santa Mónica una
ciudad sustentable? ¿Cuál ha sido la política de planeación y
desarrollo que le ha permitido ser considerada entre las ciu-
dades estadounidenses con mayores avances en materia de
sustentabilidad urbana? ¿Cuáles son las características socio-
culturales que facultaron la formalización de un proyecto de
ciudad sustentable? ¿Qué influencia han tenido hasta hoy las
políticas de revitalización y sustentabilidad en la economía y
competitividad de Santa Mónica, particularmente en su indus-
tria turística? ¿Qué contradicciones existen entre la planeación

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16 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

orientada a la sustentabilidad y los compromisos de hacer


efectiva la justicia social y espacial?
Para responderlas adoptamos un marco analítico multidisci-
plinario de tres ejes: sustentabilidad, urbanismo y crecimiento
económico. Analizaremos el territorio de Santa Mónica desde
una perspectiva geohistórica, en donde la ciudad es un ente
que cobra forma, adquiere carácter y funciones mediante la in-
teracción de la comunidad con el medio natural y construido.
Luego abordamos el juego político de los actores locales, la im-
portancia del turismo en la economía y la influencia del triunfo
de una coalición progresista en el contexto de la ciudad. Ex-
plicaremos cómo esta coalición no recogió la sustentabilidad
de esquemas de mercadotecnia urbana sino de movimientos
de base (grassroots) que impulsaban el desarrollo desde aba-
jo (bottom up) con aspiraciones de justicia espacial. Posterior-
mente evaluamos el tipo de planeación sustentable en Santa
Mónica y las yuxtaposiciones entre discurso, plan y realidad,
lo que nos permitirá medir la cercanía entre los objetivos de
sustentabilidad y el tipo de democracia urbana y justicia espa-
cial conseguida.
El argumento central se enfoca en explicar los elementos
que coadyuvaron a la transición de Santa Mónica hacia una
estrategia de sustentabilidad: el surgimiento de movimientos
sociales de base que lograron convertirse en gobierno, pero
que al llegar al poder municipal adoptaron pragmáticamente
los objetivos del empresarialismo junto a los de justicia social;
factores macro-espaciales relativos a las regulaciones, historia
e ideología a nivel nacional y estatal; pertenencia a la conurba-
ción de la ciudad global de Los Ángeles; la riqueza fiscal del
Ayuntamiento y la composición demográfica local, dominada
por profesionistas de clase media no propietaria; la negocia-
ción de la política de la ciudad sustentable entre los diversos
actores, es decir, la existencia de contrapesos sociales que evi-
tan que dicha política se convierta a final de cuentas en una
estrategia de crecimiento económico, revitalización urbana y
mercadotecnia de la ciudad.
La investigación se apoya en una abundante literatura aca-
démica, reportes y trabajo de campo. Analizamos noticias de

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Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 17

diarios locales y publicaciones de páginas electrónicas del


gobierno municipal y estatal. Asimismo, realizamos evalua-
ciones críticas de documentos oficiales, en particular el Pro-
yecto de Ordenación Territorial y Circulación (LUCE), el Plan
Maestro de remodelación del Santa Monica Place y el Santa
Monica Sustainable City Plan, proyecto que institucionalizó
la sustentabilidad como concepto guía de la política local. De
igual manera, nuestra argumentación se apoya en la informa-
ción recabada de entrevistas a actores clave de la comunidad:
Shannon Parry, coordinadora del Plan de Sustentabilidad;
Terry O’Day, fundador de la organización no gubernamental
Environment Now y miembro del Consejo de la Ciudad; Ana
Jara, integrante del consejo directivo de los Santa Monicans
for Renters’ Rights y activista de la asociación vecinal de Pico
Neighborhood. Asimismo, recogimos opiniones directas de
académicos y especialistas.
Santa Mónica: La construcción social de una ciudad sustentable
se integra en dos partes; en la primera abordamos los aspectos
teóricos de la investigación y en la segunda nuestro estudio
de caso. En cuanto a la primera parte, en el capítulo uno ana-
lizamos las especificidades del espacio urbano, su historia y
caracterización actual. Asimismo, presentamos los retos que
han enfrentado las ciudades en la globalización y el papel que
han jugado las diversas reestructuraciones urbanas en la deli-
neación de la ciudad moderna. En el segundo capítulo analiza-
mos el debate sobre la evolución y métodos de operación del
concepto del desarrollo sustentable, exploramos la perspectiva
de académicos y organismos internacionales al respecto, y va-
loramos la compatibilidad de la lógica capitalista con las ten-
dencias proteccionistas del medio natural. En el capítulo tres
abordamos un nuevo paradigma de planeación urbana centra-
da en la institución de ciudades sustentables. En el cuarto y
quinto discutimos el crecimiento económico en las ciudades y
las oportunidades de competitividad interurbana que ofrece el
marketing “verde”.
La segunda parte del libro inicia en el capítulo seis, mostran-
do la evolución de Santa Mónica desde una perspectiva geohis-
tórica; en el siete abordamos el movimiento progresista y en el

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18 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

ocho la actualidad socioeconómica de la ciudad y su actividad


turística. En el capítulo nueve examinamos la planeación ur-
bana a partir de diversos planes de desarrollo: el Plan general,
Land Use and Circulation Element del Plan General, Santa Mo-
nica Sustainable City Plan y el Plan Maestro del Santa Monica
Place. Finalmente, en el capítulo diez exponemos los resulta-
dos finales, que dan respuesta a las preguntas con las que ini-
ciamos nuestra investigación.
En la realización de esta investigación tuvimos la fortuna de
contar con el apoyo de Edward Soja y Leobardo Estrada, pro-
fesores del Departamento de Planeación Urbana de la Univer-
sidad de California en Los Ángeles, a quienes manifestamos
nuestro reconocimiento, y dejamos exentos de responsabilidad
de las tesis sostenidas en la presente obra. Los profesores Ana
Luz Ruelas y Juan Ramos, de la Facultad de Estudios Interna-
cionales y Políticas Públicas de la UAS, contribuyeron positi-
vamente al libro con sus observaciones en la lectura de una
primera versión. Asimismo agradecemos a Roger Thornton
y Yuridia Ojeda su valiosa colaboración durante el trabajo de
campo. De igual manera estamos en deuda con personalidades
de la vida política y social de Santa Mónica que accedieron a
ser entrevistados: Ana Jara, Cecilia Gracia, Shannon Parry y
Terry O’Day.

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Primera parte:
Espacio urbano y desarrollo sustentable

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1. El espacio urbano

L
as características que nos definen como civilización se
encuentran básicamente en las ciudades. Es ahí donde el
avance de la ciencia, la tecnología, la cultura, las artes, la
política, las instituciones e ideas se incuban y despliegan con
toda su potencialidad. En cada unidad urbana existen parti-
cularidades que la distinguen como única: características de
su población, actividades productivas, fortalezas sociales, tra-
diciones y costumbres. Tanto el armazón sociocultural como
su sistema productivo tienen una geografía peculiar, una orde-
nación física y social que impacta las aspiraciones del diseño
futuro de la ciudad.
Jane Jacobs (1971) visualiza a la ciudad como órgano pri-
mario y madre del desarrollo económico pues la considera “el
ambiente natural de las innovaciones” y “cuna de los nuevos
descubrimientos”; sus innovaciones son de vital importancia
en la ampliación de la economía y de la división social del tra-
bajo. Louis Wirth (1938) por su parte, afirma que el espacio
urbano “no sólo es morada y taller del hombre moderno sino
que constituye también el centro de iniciación y de control de
la vida económica, política y cultural”; sugiere que en las ciu-
dades reside el potencial para moldear el carácter de la vida
social en su forma urbana. Sin embargo, el urbanismo no se
encuentra confinado a éstas sino que se patentiza con inten-
sidad variable donde quiera que se infiltra la influencia de la
ciudad.

[21]

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22 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

Robert Park (1999) se refiere a la ciudad desde una perspec-


tiva sociológica definiéndola como “una entidad viviente […]
que muestra el bien y el mal de la naturaleza humana”; asimis-
mo sostiene que la ciudad es mucho más que un dispositivo
físico basado en una construcción artificial, ya que se encuen-
tra involucrada en los procesos vitales de los individuos que la
integran, constituyéndose así en “un producto de la naturaleza
humana”. Park otorgó una atención especial a tres mecanismos
que componen la ciudad: la organización moral (tradición), el
orden material (estructura) y sus interacciones. Desde esta vi-
sión es posible aprehender la ciudad, más que como una uni-
dad esencialmente económica, como una entidad integradora
de diversos elementos que convergen en un punto geográfico
específico. El autor define el aspecto intangible de una ciudad
como “un conjunto de costumbres, tradiciones, actitudes orga-
nizadas y sentimientos inherentes a esas costumbres” (ibíd.: 49).
Mediante la interrelación social, la ciudad se convierte en una
expresión geográfica de un ente socio-espacial con su propia
sensibilidad, tradiciones e historia particular. Es decir, al paso
del tiempo, la ciudad “adquiere algo del carácter y de las cua-
lidades de sus habitantes. Incluso cada parte distinta de ésta,
“se colorea inevitablemente con los sentimientos particulares
de su población” (ibíd.: 52). Harvey Molotch (1997) considera
la existencia de fases de estructuración en las acciones indivi-
duales y colectivas de cualquier ciudad, las cuales al repetirse a
lo largo de su historia crean tradiciones y forjan lo que se deno-
mina “el carácter del lugar”; a partir de ello, describe la inter-
dependencia dialéctica entre historia y geografía que distingue
una ciudad de las demás. El agrupamiento de individuos de
similar condición provee un sostén moral por los intereses que
comparten; así, los lazos y las preocupaciones locales comunes
producen un sentimiento de comunidad que, al poseer cana-
les de comunicación entre los individuos, originan la acción
colectiva. Los integrantes de una sociedad son los principales
demiurgos de la realidad de la ciudad en la que residen, sus ac-
ciones moldean, deforman o transforman el lugar que habitan.
Entonces, “la ciudad proyecta sobre el terreno una totalidad
social, comprendida su cultura, instituciones, ética, valores, es

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Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 23

decir, sus superestructuras incluyendo su base económica y las


relaciones sociales que la constituyen” (Lefebvre, 1971: 139).
Sin embargo, dicho entorno se relaciona siempre con un medio
más vasto que es la sociedad global.
Joseph Rykwert (2002: 5-7) expone de manera muy ilustra-
tiva la opinión de que la ciudad no es formada por una diná-
mica racional dirigida por fuerzas impersonales, sino que es
una obra humana colectiva donde todos los que la habitamos
participamos de cualesquier manera:

Me parece, entonces, que otras nociones, sentimientos y deseos go-


biernan a los hacedores y constructores de ciudades, que las ciuda-
des no avanzan como los economistas piensan, por medio de leyes
cuasi naturales, sino que lo hacen como un artefacto deseado, es
una construcción humana en la cual muchos factores conscientes e
inconscientes juegan su parte. La ciudad parece tener algo del in-
terjuego de lo consciente e inconsciente que encontramos en nues-
tros sueños […] Nosotros somos agentes creadores y objetos en la
fabricación de nuestras ciudades. Las ciudades y los pueblos no
son enteramente impuestos sobre nosotros por direcciones econó-
micas y políticas desde arriba; ni tampoco son determinadas desde
abajo por mecanismos de fuerzas oscuras que no podemos iden-
tificar lo suficiente, ni controlar con nuestro pensamiento […] Las
ciudades como sus habitantes, son una mezcla de cosas buenas
y malas […] La ciudad moderna está repleta de contradicciones;
es hogar de muchas etnias, diversas culturas y clases, y distintas
religiones: debe por tanto tener muchas caras, no solo una. Es la
condición real de apertura la que hace a nuestras conflictivas ciu-
dades tan atractivas para que se llenen de gente. La ausencia de al-
guna imagen coherente, explícita, resultaría entonces en nuestras
circunstancias, una virtud positiva, y no alguna falta o problema.

No obstante la riqueza de la espontaneidad reinante en la


vida urbana, existen procesos y tendencias que conforman es-
tructuras que se repiten y pueden ser percibidas y modeladas
a la luz de conceptos teóricos. La ciudad moderna, como argu-
mentó Lefebvre (1971) en su obra El pensamiento marxista y la ciu-
dad, constituye el gran escenario geográfico de la acumulación

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24 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

de capital y de su poder político. Es un aglomerado de fenóme-


nos económicos donde el dinero circula con fines de ganancia,
subordinando el valor de uso y disfrute de la ciudad a la lógica
de mercado. Al discurrir en un espacio geohistórico específico,
el ciclo de la acumulación de capital, como plantea Harvey, se
convierte en el motor de crecimiento y transformación física
y social de las ciudades, creando y destruyendo espacio para
lograr la reproducción ampliada de capital en un contexto ins-
titucional, político y cultural específico. Es un procedimiento
de destrucción creativa en donde los grupos y actores sociales
tienen diferente participación de acuerdo con su conformación
como agentes económicos o personas políticas.
Los proyectos de futuro para las ciudades sólo pueden
entenderse apreciando en una amplia perspectiva la natura-
leza del espacio urbano sobre el cual todavía predomina en
las ciencias sociales una visión convencional, como si fuera
un contenedor de los fenómenos sociales o en el mejor de los
casos un factor externo o reflejo de los mismos. Sin embargo,
las proféticas tesis de Henri Lefebvre de los años de 1960 han
cobrado presencia en la geografía radical que recupera en el
análisis la espacialidad de la vida humana. Algunas de éstas
son: su explicación sobre cómo el ser humano habita el mundo
generando espacio –idea retomada del poeta suavo Hölderling
de que el hombre “habita en poesía”–;1 la forma en que el ca-
pitalismo resuelve sus crisis creando y destruyendo espacios;
la revolución urbana que haría universal la forma de vida que
nace en la ciudad; el derecho a la ciudad en el sentido de fo-
mentar prácticas sociales y espaciales, desde la vida cotidiana
a la tarea de gobierno, que procuren justicia a todos los que la
habitan; entre otras. Aunque la vieja escuela de pensamiento
urbano de la Universidad de Chicago había constituido una

1
“El ser humano (no vamos a decir el hombre), no puede habitar sino en poeta.
Si no se le concede, en calidad de ofrenda o don, una posibilidad de vivir
poéticamente o de intentar una poesía, la fabricará a su manera. Incluso la
más vulgar cotidianidad, conserva rasgos de grandeza y de poesía espon-
tánea, excepto quizá cuando es solamente la aplicación de la publicidad y
la encarnación del mundo de la mercancía, cuando el valor de cambio ha
abolido el valor de uso o lo ha hecho secundario” (Lefebvre, 1983: 89).

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teoría específica y creativa sobre los cambios en la vida de la


ciudad, su ecologismo y alejamiento de las ciencias sociales le
habían quitado las potencialidades que Lefebvre logró desa-
rrollar en medio de la crisis urbana global de 1960 que afectó a
París, Chicago, Los Ángeles, Londres, México y otras metrópo-
lis, lo que anunciaba una gran reestructuración del capitalismo
que tenía una vertiente geográfica.
Lefebvre sintetizó su pensamiento sobre el espacio urbano
en la idea de que la ciudad es la sociedad toda proyectada en
el territorio, y siguiendo esta idea Manuel Castells clarificó
que lo social mismo es geográfico, pues el hombre es un ser
espaciotemporal. A su vez, David Harvey (1973), en su libro
Social Justice and the City, incluye el concepto de imaginación
geográfica y amplía la propuesta de C. Wright Mills (2003) de
revolucionar a las ciencias sociales mediante el entendimiento
de la imaginación sociológica. Harvey, con la inclusión de la
imaginación geográfica, sentó un magistral precedente para
avanzar en el estudio de la ciudad en su interrelación entre
forma urbana y forma social.

[…] El único marco conceptual adecuado para entender la ciudad


es el que abarca y se basa en la imaginación geográfica y en la ima-
ginación sociológica. Debemos relacionar la conducta social con el
modo en que la ciudad supone una cierta geografía [...] una vez
creada [...] ésta tiende a institucionalizarse y, en algunos aspectos,
a determinar el desarrollo futuro del proceso social. Necesitamos,
sobre todo, formular conceptos que nos permitan armonizar e in-
tegrar estrategias para abordar la complejidad social y los elemen-
tos de la forma espacial (Harvey, 1973: 27, en Soja, 2010).

A casi cuatro décadas de su nacimiento, esta idea seminal


emparentada con las de Lefebvre y Castells ha cobrado gran
presencia en los estudios urbanos, aunque todavía no es la ver-
tiente dominante. Edward Soja (2000) resumió con brillantez
esta reaserción de la geografía en el entendimiento de la vida
social. Al criticar la predominancia de la historia sobre la geo-
grafía en las ciencias sociales, propone una manera de replan-
tear su relación dialéctica y recuperar el poder explicativo de

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26 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

lo espacial por medio de lo que denominó consequential geogra-


phies.

Existe una influencia mutua y una relación formativa entre la


dimensión social y espacial de la vida humana, cada una dando
forma a la otra por vías similares. En esta noción de una dialéctica
socioespacial, como la llamé hace tiempo atrás, la espacialidad, o
cualquier tema que estemos observando, es vista como formación
de relaciones y desarrollo social, tanto como procesos sociales que
configuran y dan significado a las geografías humanas o espa-
cialidades en las cuales nosotros vivimos. Estas dos ideas juntas,
ayudan a comprender el significado de consecuencial geographies,
una asertiva perspectiva espacial y del poder explicativo del pen-
samiento espacial (ibíd.: 4).

Este giro que enfatiza la dialéctica socioespacial, reafirma


que las personas somos tanto seres temporales como espacia-
les, que ambas experiencias son mutuamente correspondientes
y formativas, tanto en términos explicativos como conductua-
les, por lo que no tiene sentido otorgar a priori mayor impor-
tancia a un aspecto que a otro.

La espacialidad de la vida humana debe ser interpretada y com-


prendida desde este principio, como un complejo producto social.
Como una configuración y socialización del espacio colectivamen-
te creado que define el contexto de nuestro hábitat, la geografía
humana y humanizada en la cual vivimos nuestras vidas. Esta
existencia es vivida en un espacio socializado construido de for-
mas espaciales, físicas, naturales y mentales que están material-
mente entrelazadas con el tiempo de nuestras vidas socializadas
para crear nuestras biografías y geohistorias. La vida humana es
consecuente y consecuencialmente espacial, temporal y social, si-
multánea e interactivamente real e imaginada. Nuestras relaciones
como nuestras historias toman forma en vínculos sociales y espa-
ciales pero son igualmente representadas creativamente en imáge-
nes, ideas e imaginaciones […]. Desde que nosotros construimos
nuestras geografías multiescalares, de manera más poderosa
que otros, se sigue que nosotros podemos actuar para cambiar o

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Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 27

reconfigurarlas y así incrementar o disminuir sus efectos positi-


vos o negativos. Esos esfuerzos para modificar las configuraciones
espaciales de nuestra existencia –ya sea que implique redecorar
nuestras casas, luchar en contra de la segregación racial en nues-
tras ciudades, crear políticas para reducir la disparidad del ingreso
entre países desarrollados o subdesarrollados o combatir el calen-
tamiento global– no expresan asumir inocentemente objetivos uni-
versales. Estos esfuerzos son objetivo y fuente de propósitos con-
flictivos, fuerzas en competencia y acciones políticas polémicas a
favor o en contra del status quo. El espacio no es un ente vacío. Está
siempre lleno de política, ideología y otras fuerzas que dan forma
a nuestras vidas y nos desafían para involucrarnos en conflictos
sobre la geografía” (ibíd.: 17-19).

La ciudad, entonces, es una realidad geohistórica en la que


las trasformaciones materiales son a la vez transformaciones
económicas, políticas, institucionales, culturales, mentales e
imaginarias. En tal contexto podemos comprender los nuevos
fenómenos de las ciudades en la globalización, entre ellos sus
cambios en la conformación de movimientos sociales, grupos,
ideologías, métodos de planeación; y entre los fenómenos que
las acompañan, las acciones individuales y colectivas en busca
de la justicia social y medioambiental. Los grandes cambios de
la sociedad radican en las ciudades y en sus relaciones de unas
con otras, lo que amplifica a una escala colosal el papel que ha
jugado la ciudad en la experiencia humana como civilización,
desde las primeras de las que tenemos noticia hasta las gigan-
tescas ciudades globales, como Nueva York, Los Ángeles, la
ciudad de México, Tokio y Londres.

Las ciudades como motor de la civilización

El nacimiento de las ciudades es uno de los acontecimientos


históricos más relevantes en la existencia del hombre. Desde
su origen, la ciudad se convirtió en el lugar en donde se han
engendrado y desarrollado la mayoría de las innovaciones
de la cultura humana. Su transformación va acompañada del

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28 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

crecimiento de la complejidad social y, a la vez, de todos los


artefactos que creó el hombre para sobrevivir y reproducir su
existencia en la tierra, los cuales constituyen una segunda na-
turaleza, que se añade a los elementos terrenales condicionan-
tes de su vida.
Hace 40 mil años, en el paleolítico superior, en diferentes
partes del mundo, cazadores y recolectores se tornaron paula-
tinamente sedentarios y, aunque existía aislamiento entre los
campamentos, establecieron formas esporádicas de comercio
de sal, ornamentos o herramientas rústicas, elaboradas estas
últimas con una tecnología identificada con la vieja edad de
piedra. Luego, entre los años 13 mil y 8 mil a. C. se generó un
ambiente ecológico y social que paulatinamente llevó a la re-
volución neolítica.
Entre 12 mil a. C. y 11 mil a. C. en el sur centro de Anatolia, en
la actual Turquía, ya estaban domesticados los cereales. Exis-
tían pequeñas sociedades agrarias que generaron formas de
organización social protourbanas, es decir, contenían elemen-
tos que anunciaban lo que sería la ciudad y sus instituciones
de gobierno, e incluso una manera peculiar de vivir, sentir
y pensar en función de la aglomeración humana. La ciudad
más antigua hasta hoy descubierta es Jericó; fue fundada al
menos 8 350 a. C. y en su momento de mayor esplendor llegó
a tener alrededor de tres mil habitantes. Estaba localizada en
una montaña, más arriba del río Jordán, en Palestina, donde
sus pobladores fabricaron herramientas, artesanías y obras de
riego para su zona de cultivo. Estaba rodeada por una muralla,
lo cual refleja la existencia de una identidad geográfica como
comunidad que la diferenciaba de su entorno. Su sociedad es-
taba integrada por vínculos de parentesco y existía cierta jerar-
quía social.
Durante los siguientes cuatro mil años estuvieron apare-
ciendo múltiples centros urbanos, los cuales ocuparon el terri-
torio del oriente medio y formaron una detectable red de co-
mercio. Entre estas ciudades se hallaban: Abu Hureya, Bouqras
y Mureya, en las partes altas de río Éufrates; en la actual costa
de Siria, Ain Ghazal, Abu Gosh, Beida; en el sur del Oriente
Medio, Zawi Chemi, Jarmo, Ali Kosch; en las fronteras entre

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Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 29

Irán e Iraq a lo largo del río Tigris y del este al oeste de Ana-
tolia, Cayonu, Asikli Huyuk, Catal Huyuk y Ancilar. La teoría
dominante no concibe a estos asentamientos humanos como
ciudades, pues convencionalmente la revolución urbana se pe-
riodiza entre los años 5 000 y 2 500 a. C., con el avance de la
agricultura de riego, la invención de la rueda, la escritura, la
formación de religiones y la estructuración de formas estatales
(Childe, 1936).
A partir de los resultados de las excavaciones de James Me-
llaart de 1961 a 1963 en Catal Huyuk, Jane Jacobs (1971) cues-
tiona que el desarrollo de la agricultura fuese primero que la
aparición de las ciudades, y postuló la tesis contraria de que
éstas posibilitaron el desarrollo de las actividades agrícolas.
Catal Huyuk estaba localizada en el valle de un volcán, tenía
un conjunto de casas unidas desordenadamente y sin calles,
como un pueblo apuñado. Algunas casas tenían dos niveles y
existía en la ciudad un área de mercado. Carecía de un templo
edificado, aunque había una religión regida por una deidad
femenina, pues se presume que el poder político hasta 4 000
a. C. estaba en manos de la mujer. Tenía a su alrededor una
agricultura variada, se sembraba trigo, lentejas, oleaginosas
y completaban la dieta con pistachos, almendras, manzanas,
entre otros. Los alimentos no sólo eran producidos localmen-
te sino que provenían del comercio exterior. La dieta de sus
pobladores también incluía carne de venado, jabalí, leopardo,
carnero y asnos salvajes, así como huevos y diferentes frutas.
Su población permaneció por milenios; los esqueletos desen-
terrados por Mellaart revelaron que sus habitantes eran altos
y bien nutridos, como si comieran mejor que los europeos me-
dievales, considera Jacobs (1971).
En la localidad se producía cerámica de notable calidad, se
fabricaban armas y ornamentos pulidos de piedra por la cer-
canía del volcán. Entre sus residentes había individuos con
habilidades complejas y artesanos profesionales: tejedores,
cesteros, carpinteros, ensambladores, fabricantes de instru-
mentos y armas de piedra, pulidores de obsidiana y pedernal,
trabajadores del hueso –que hacían cuchillos, cucharones y cu-
charas–, mercaderes, trabajadores del cobre, constructores de

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30 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

casas, escultores, pintores, entre muchos otros . La ciudad tenía


una fuente de recursos muy valiosa que permitió lograr un alto
nivel de productividad; contaba con una “economía local crea-
dora”, la cual revolucionó su área circundante pues era mucho
más que un simple punto de comercio o un pueblo con una
mina donde se explotaba una piedra volcánica valiosa para su
época.
A partir de esta evidencia, Jacobs construye un modelo de
ciudad llamado Obsidiana para ilustrar que el desarrollo de
la agricultura y el mejoramiento de la caza fue promovido por
las ciudades. Asimismo, utilizó este modelo para demostrar
que los inventos y las necesidades de las ciudades modifican la
vida rural, pues consideró a las aldeas rurales hijas de una ciu-
dad madre articuladas mediante una interacción que fomenta-
ba la creatividad. De esta manera, la vida urbana revolucionó
el entorno agrícola y no lo contrario. Posteriores excavaciones
de Ian Hooder en 1995, en dirección Este del asentamiento ori-
ginal de Catal Huyuk, revelaron la existencia de tres mil ca-
sas que albergaron a diez mil residentes permanentes. Entre
los descubrimientos del primer excavador Mellaart, aparecie-
ron los restos de un fresco que representa una panorámica de
la forma física que tenía la ciudad como si fuera vista desde
el cielo y la estampa al lado de un volcán en ebullición, que
evidenciaría una representación cartográfica de su identidad
urbana. Para Edward Soja (2000) todo esto prueba que había
una vida urbana, económica, política, religiosa e ideológica, en
donde estaba presente la primera revolución urbana, mucho
antes del momento en que la historia predominante reconoce
la existencia de la misma –entre 5000 y 2500 a. C. En esta prime-
ra revolución urbana quedaron en evidencia procesos semina-
les que permitirán explicar posteriormente muchos fenómenos
de cambio social y construcción de estructuras económicas, po-
líticas y culturales.
La principal consecuencia de que los individuos vivan y ac-
túen aglomerados en un mismo territorio, junto a la existencia
de una red jerárquica de asentamientos en continua interacción,
es la formación de una fuente permanente de cambio, apren-
dizaje, creatividad, innovación; es un sinecismo –rebautizado

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Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 31

por Soja como synekism– que ayuda a los que viven juntos a
resolver problemas de sobrevivencia, formar instituciones,
identidades sociales y creencias, y permitir la persistencia de
la sociedad. Jane Jacobs llama a este efecto de manera metafóri-
ca como la chispa que enciende la vida económica y considera
que las ciudades son la madre del desarrollo sin las cuales la
humanidad todavía estaría integrada por cazadores y recolec-
tores.
La revolución urbana que ocurrió entre los años 5000 y 2500
a. C. es una segunda revolución urbana (no la primera y úni-
ca), según la misma versión de Soja. Ésta provocó la expan-
sión de una masa productiva mayor, el entrelazamiento de los
asentamientos a través de redes de comercio, la construcción
de sistemas de irrigación agrícola, la formación de burocracias
y Estados, de instituciones religiosas y liderazgos políticos. Se
reconoce que tal revolución urbana empezó en Mesopotamia,
luego ocurrió en Egipto, Persia, India, China y posteriormen-
te en otras partes del mundo. En esta segunda revolución se
reforzó la formación de la ciudad Estado con grupos de po-
blación identificados: una burocracia civil institucionalizada,
empresarios y comerciantes, fuerzas militares y policía, y la
aparición de una capa más pobre de la población.

En la primera revolución urbana, el synekism –el estímulo de la


aglomeración urbana– trabajó primeramente revolucionando la
producción social a través de la invención de la agricultura (siem-
bra y domesticación de animales), la creación de formas especiali-
zadas de producción artesanal y el desarrollo asociado al comercio
y a las redes de intercambio. En la segunda revolución urbana,
el synekism continuó encendiendo la innovación en la agricultura
(la creación de sistemas de irrigación más grandes, por ejemplo),
pero quedó más enfocado en el ámbito de la reproducción so-
cial, generando esencialmente una revolución política, que arrojó
extraordinarias innovaciones en la geografía de la gobernabilidad,
haciendo posible el mantenimiento de sociedades cohesionadas y
culturas de un tamaño de población y alcance territorial sin pre-
cedentes. El momento de cristalización de este synekism fue la in-
vención del estado urbano imperial y sus aparatos institucionales,

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32 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

incluyendo aquellos que permitirían la excepcional expansión en


escala y alcance social con la formación de imperios centrados en
ciudades (Soja, 2000: 60-61).

Con el avance de la revolución neolítica se fue ampliando


la formación de ciudades en la región del Medio Oriente por
la expansión de sociedades que explotaban la caza, agricultu-
ra, ganadería, pesca, y sobre todo el comercio. Por su ventajo-
sa localización cerca del mar y los cauces de los ríos Tigres y
Éufrates, la región de Sumeria desarrolló una red de ciudades
Estado, cuyos comerciantes expandieron con el tiempo redes
de comercio a través del Golfo Pérsico hacia el océano Índico.
Entre las más antiguas estuvieron Ubaid, Eridu, Ur y Uruk, la
primera fundada 5 500 a. C. Arqueólogos e historiadores atri-
buyen a Ur, fundada en 4 500 a. C., la invención de la escritura
cuneiforme y la rueda para fabricar cerámica, y fue quizá la
primera gran ciudad Estado, aunque la cima de este tipo de
centros urbanos se dio en Uruk bajo el gobierno de Hammura-
bi en 1792-1757 a. C.
El gran excavador de la ciudad de Ur, el antropólogo lon-
dinense Leonard Woolley, descubrió en la década de 1920
elementos que hacen suponer que la ciudad era un importan-
te centro activador del comercio en el conjunto de la región,
gracias al intercambio de excedentes agrícolas y artesanías de
cobre, piedras preciosas, conchas y condimentos. Por su ubica-
ción y forma urbana se desprende que Ur fue considerado un
lugar sagrado. Era una ciudad amurallada en forma de hue-
vo y con el eje más largo de norte a sur, morfología urbana
que correspondía a un simbolismo religioso y de poder que
alimentaba la vida diaria. Es la primera ciudad donde se tiene
una geografía definida de acuerdo con las relaciones de poder
real y simbólico de la sociedad. En principio Ur, lo mismo que
otras ciudades sumerias del periodo, contaba con un enorme
monumento sagrado llamado zigurat que fue construido alre-
dedor de 2100 a. C. El zigurat era de material sólido y de una
altura de 17 metros, ubicado en el centro noroeste de la ciudad;
era a la vez templo y lugar de residencia de los reyes y sacerdo-
tes, configurando lo que después sería en las ciudades el centro

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Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 33

cívico. Este templo se proyectaba de forma visible en el terreno


de la ciudad y semejaba un puente entre el cielo y la tierra, que
impactaba en los mapas mentales y la imaginería de sus habi-
tantes. En esa época tales edificios proliferaron en la ciudades
de Sumeria y rivalizaban con las tumbas pirámides de Egipto.
La torre de Babel que construyeron los hebreos fue un zigurat
de 90 metros de altura. También en Ur existía una zonificación
interna para diferentes tipos de actividades y residencias de
personas de diverso nivel social. Contaba con un área para
actividades comerciales, financieras y económicas como la fa-
bricación de cerámica. Tenía suburbios con casas habitación y
áreas de jardín, lo que ayudaba a contrarrestar las condiciones
insalubres al interior de las murallas. Esta ciudad declinó en
1 500 a.C., pero en su mejor momento tuvo 35 mil habitantes en
un área de más de cinco kilómetros cuadrados; fue el núcleo
de un conjunto de ciudades que abarcaba 250 mil personas con
una base económica fincada en una amplia división del trabajo
y una clase dominante organizada con legitimidad política y
religiosa. Ur revela cómo la ciudad es un espacio donde se for-
ja la sociedad, se desarrollan instituciones políticas, religiones,
identidades sociales y surgen innovaciones, pero sobre todo,
muestra cómo la sociedad a medida que se desarrolla crea un
espacio no sólo mecánico sino organizado, con una simbología
peculiar que provoca la aparición de mundos imaginados de
ese mismo espacio social.
Para Soja, lo esencial de esta forma de espacio urbano, ciu-
dad Estado, es que se globalizó innovándose, reinventándose,
en Roma, Grecia, el resto de Europa y América, pero conser-
vando lo esencial de las metrópolis de Sumeria; su división
del trabajo, zonificación por actividades, articulación con otras
ciudades dependientes, la conformación de un centro de in-
fluencia, la existencia de grupos diferenciados de poder con
sus propios espacios, instituciones, ideologías, religiones que
identifican a la sociedad urbana y a sus ciudadanos. En la épo-
ca moderna surge un tipo de ciudad que crea un orden capita-
lista y mundial, el cual inicia en el siglo XIII con las ciudades
estado italianas del mediterráneo, Venecia, Génova y Floren-
cia, y continuada por las ciudades del Mar del Norte, Brujas,

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34 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

Amsterdam, Amberes, Utrech, Flandes y, posteriormente, Lon-


dres, París y Barcelona.
En el siglo XVIII, la gran mayoría de la población del mundo
vivía en el campo; en el XIX se urbanizaba pero estaba fuera de
las grandes ciudades, aunque bajo su control territorial. Man-
chester fue un lugar característico de la expansión urbana de la
época de la revolución industrial, ya que de ser una pequeña
población-mercado en 1750 en menos de cien años se trans-
formó en una de las ciudades más densamente pobladas de
Inglaterra, donde las desigualdades entre la clase trabajadora
y la burguesía eran inmensas. A partir de la revolución indus-
trial del siglo XVIII, por primera vez en la historia se aglomeró
en las ciudades la actividad industrial, lo que provocó un gran
crecimiento de las mismas a límites antes no imaginados. Para
Soja, estos grandes cambios constituirían la tercera revolución
urbana, con Manchester y Chicago como sus principales crea-
ciones. Las vertiginosas transformaciones ocurridas durante
la tercera revolución urbana dieron en el siglo XIX diversas
formas a las ciudades capitalistas. A cada nuevo prototipo de
ciudad le precedía una etapa de reestructuración originada por
un periodo de crisis.
Soja identifica tres ciclos de reestructuración dentro de esta
tercera revolución urbana. El primero de ellos ocurrió a media-
dos del siglo XIX y se amplió hasta finales del mismo, dando
lugar a la ciudad mercantil, basada en la competitividad indus-
trial. El segundo ciclo empieza en la década de 1920, atravesó
la Gran Depresión, y finalizó con la conclusión de la segunda
guerra mundial; a partir de 1920 la forma de corporación mo-
nopolio distinguió la ciudad. El tercer ciclo comenzó a fines
de 1960 y aún se encuentra vigente a comienzos del siglo XXI.
Hasta 1970, la ciudad fue moldeada por el control estatal y el
fordismo y, a finales del siglo XX, transformada por la globa-
lización, lo que representa “una nueva variación del urbanis-
mo como modo de vida” (ibíd.: 174-175). En opinión de Soja,
la transición postmetropolitana es producto de un periodo de
intensas transformaciones en la metrópolis moderna y de un
cúmulo de relaciones cambiantes entre “el espacio, el conoci-
miento y el poder” (ibíd.: 224). Al tomar como caso icónico a

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Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 35

Los Ángeles, postula la hipótesis de que podríamos estar vi-


viendo una cuarta revolución urbana que transforma a la me-
trópolis moderna en una posmoderna.
Efectivamente, en la segunda mitad del siglo pasado las
transformaciones urbanas se intensificaron a medida que se
aceleraba el fenómeno de la globalización. Con los avances en
comunicaciones y transportes se pensó que las ciudades per-
derían su fortaleza, sin embargo sucedió lo contrario; a con-
secuencia de la globalización la necesidad de interacción en-
tre distintos elementos sociales se intensificó, de ahí que las
ciudades no perdieron su funcionalidad socioeconómica. En
opinión de David Harvey (1990), numerosas características del
contexto observado a principios de 1980, como la descentrali-
zación de los procesos de producción, la subcontratación, la
difusión del uso del sistema financiero electrónico, la movili-
zación en masa de diversos mercados, la efimeralidad del con-
sumo y en general la propia vida social, fueron impactadas por
la acumulación capitalista flexible. La producción posfordista
se desarrolló gracias a novedosos métodos de organización y
tecnologías que provocaron transformaciones espaciales como
consecuencia de las alteraciones en la estructura económica y
en la forma de actuar, pensar y sentir de la gente.
En esta transición ocurrió el cambio de una forma distintiva
de regulación formal e informal a otra que emerge con la des-
integración de la producción en la gran empresa (Kipfer y Keil,
2002). Así, la economía en la globalización implica la flexibili-
zación de la producción, mercados de trabajo pulverizados y
una distinta relación trabajador-empresa. Con el nuevo modo
de producción cambió también el modo de regulación, lo que
implicó una dimensión espacial distinta que generó una nueva
forma de acumulación afectando toda la organización espacial
y las relaciones territoriales en su totalidad.
Las nuevas formas de urbanización en la globalización son
amplias y complejas. Soja (2000) pretende capturarlas en una
síntesis de seis discursos que identifican estos cambios en la
literatura académica, los cuales corresponden a las nuevas ca-
racterísticas de la posmetrópolis. Su primera faceta es que la
nueva ciudad región global es una flexópolis porque surge de

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36 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

las transformaciones producidas por la transición de la econo-


mía fordista a la producción flexible, donde predomina una
economía del conocimiento, las industrias culturales y del
entretenimiento. Es además una cosmópolis, por ser global,
adquiriendo atributos propios del Estado-nación; crea nuevas
identidades y enfrenta una competencia basada en el desarro-
llo tecnológico. Es también una ciudad fractal, por su forma
física y socialmente fragmentada. Igualmente es una exópolis
por su forma policéntrica que se reurbaniza permanentemente
y se convierte en una fábrica de desigualdades sociales, polí-
ticas, étnicas y de género. Luego, es una ciudad fortaleza, por
la creciente inseguridad que las caracteriza y que influye en su
forma urbana, lo cual da lugar a una arquitectura del miedo.
Y finalmente le atribuye un carácter de ciudad simulada por el
hiperrealismo posmoderno del nuevo imaginario urbano, que
se refleja en su función y forma física.

Forma urbana y forma social

La forma física de la ciudad está integrada a su estructura so-


cial. Su economía, cultura, ideología e incluso su vida cotidia-
na, están inmersas en una espacialidad que en el capitalismo
se corresponde con una lógica de acumulación, pero además
con específicas formas de vida política e institucional que con-
llevan a la formación de una multiplicidad de identidades y
conflictos de gobernabilidad. Por eso Scott (2006) considera
que las ciudades son mucho más que una simple acumulación
inerte de capital y trabajo y que constituyen arenas donde
florecen muchos otros fenómenos sociales, culturales y políti-
cos. Los complejos de producción constituyen un mecanismo
protourbano, es decir, no son por sí mismos una ciudad pero
generan múltiples sucesos mediante los cuales las distintas
dimensiones de la vida urbana son continuamente moldea-
das. En las sociedades modernas dicho mecanismo gobierna
lo protourbano, que es a final de cuentas el ciclo continuo de
acumulación de capital, que ocurre en medio de crisis y rees-
tructuraciones.

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Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 37

Pero a la vez que se da la circulación del capital y su espaciali-


dad económica, existe una condición política e ideológica bajo la
que ocurre la gestión de la ciudad y su gobierno para orientarla
hacia ciertas metas colectivas negociadas, impuestas o espontá-
neas. Es necesario, entonces, conocer cómo los grupos humanos
construyen la ciudad en lo político e ideológico. Las ideas de
Park (1999) y Rykwert (2002) de que los individuos le imprimi-
mos nuestro sello distintivo, aunque reveladoras, quedan en un
ámbito de generalidad que no permite discernir los proyectos
sociales dominantes que en ellas se incuban. Una manera de lo-
grarlo es aproximarse a los procedimientos de conformación de
identidades e imaginarios urbanos que determinan el tipo de
espacialidad que acompaña a la vida social de una ciudad.
El turco Engin Isin (2002) presentó una interesante visión so-
bre el encuentro entre identidad y ciudadanía. Desde la aproxi-
mación de la otredad social estudia cómo a lo largo de la histo-
ria diversos grupos se han erigido como ciudadanos ideando
múltiples categorías, tipificaciones e identidades con la finali-
dad de gobernarse a sí mismos y a los otros. En distintos pe-
riodos, la ciudadanía ha servido para expresar un derecho de
ser político en un territorio, de constituirse a sí mismo como un
agente para gobernar y ser gobernado, para actuar con otros e
imponer el destino de la sociedad a la cual uno pertenece. Las
imágenes del ser político o ser ciudadano que transmite la his-
toria provienen de los vencedores, de los que en las ciudades
fueron capaces de constituirse a sí mismos como un grupo he-
gemónico, de conferir derechos e imponer obligaciones sobre
otros, diferenciándose de ellos, construyendo una identidad y
una alteridad al mismo tiempo, que es lo que ocurrió en las
ciudades griegas, romanas, medievales, y también es caracte-
rístico de las metrópolis modernas y cosmópolis.
La teoría de Isin (2002) sobre la generación de la ciudada-
nía proviene de cómo los grupos dominantes se definen a sí
mismos en oposición a otros distantes, asumiendo como na-
tural su “superioridad” y la “inferioridad” de los dominados.
Por ello Isin sostiene que la ciudadanía es una construcción
de identidades en donde los que adquieren este estatus no
sólo se constituyen ellos mismos como sujetos políticos sino

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38 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

que construyen la otredad, prefiguran a los que no lo son y


que consideran socialmente inferiores. Al interactuar, los in-
dividuos lo hacen como miembros de un grupo social, ya sea
bien constituido o en vías de lograrlo. En esas relaciones se
generan recursos tácticos para distinguirse, mediante estrate-
gias de asociación electiva, orientaciones intencionales y tec-
nologías de distanciamiento unos de otros. Hay entonces una
lógica de alteridad y exclusión, de reconocimiento, incorpora-
ción, congregación; luchas simbólicas o de clasificación entre
ellos. Es decir, los que se establecen a sí mismos como ejem-
plares, virtuosos y superiores generan una diferenciación con
los strangers, outsiders y aliens, y apelan a lo que Isin denomina
“estrategias y tecnologías de ciudadanía” (ibíd.: 36). En éstas
identifica tres tipos de relaciones posibles: solidarísticas, que
implican afiliación, asociación, identificación; agonísticas, que
son de conflicto, competencia, resistencia y tensión; y aliena-
ción, que significa exclusión, opresión, expulsión y separación.
De esta manera, en la formación de ciudadanos ocurre, a
la vez, una producción de extraños y foráneos. Los grupos
dominantes crean estereotipos sobre los grupos dominados,
con diferente intensidad de acuerdo a su poder real, a quienes
confieren menos virtudes de las necesarias para ser parte de
ellos. En esta relación de unos individuos con otros se hace
acopio, según el autor, de diferentes tipos de capital: marcial,
económico, cultural, social y simbólico que cobran diferentes
formas y usos en las estrategias de los grupos en pugna, lo cual
ocurre en un espacio material y otro simbólico en cuya inte-
racción prefigura un tercer espacio donde median entre ellos.
Por eso, la ciudad es una espacialidad específica; una máquina
social productora de diferencias sociales. Entonces, está llena
de identidades en formación, tensión, enfrentamiento, donde
las prácticas espaciales –que van desde la forma personal de
vestir, habitar, adornar casas, transportarse, ejercer ocio, pro-
ducir, consumir, realizar rituales religiosos, celebrar, y crear
arte–, están preñadas de la ética de los grupos dominantes y
subordinados, pero en donde los que aparecen como correctos
y deseados son los del grupo políticamente superior. Es una
forma de dominio que Antonio Gramsci llamó hegemonía de

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 38 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 39

clase. De esta manera, el tipo de edificios y plazas públicas,


los estilos arquitectónicos, los modelos de casa habitación, los
complejos comerciales, las escuelas, universidades e iglesias,
los diferentes equipamientos colectivos, las banquetas, la al-
tura de los edificios, el uso de la naturaleza –como las playas,
los ríos, árboles, ríos y especies animales–, las actividades pro-
ductivas más acreditadas, la imagen de la ciudad que se quiere
proyectar hacia los extraños y los propios, están espacializados
estética y políticamente por los valores del grupo profesional
hegemónico en la actual ciudad.
Ruppert (2006: 147) encontró que en la remodelación del
área de Yonge-Dundas Square, en Toronto, se desplegó en el
lenguaje de los diseñadores del proyecto una intencionalidad
de moralizar la geografía urbana, construir un espacio cultu-
ral, de negocios, icónico de lo mejor de Canadá, y desplazar
la geografía del vicio y marginalidad en que supuestamente
estaba convertida esa parte del centro de la metrópoli, lo que
corresponde por supuesto a los prejuicios estéticos y políticos
de los grupos que alimentan con su identidad lo que es estéti-
camente bueno y correcto: clase media, trabajadores de oficina,
turistas, profesionales. La autora sostiene que

construir ciudades depende de cómo la gente combina los factores


económicos tradicionales de la tierra, trabajo y capital. Pero tam-
bién depende de cómo se manipulan los lenguajes simbólicos de
la exclusión y el derecho. La imagen y el feeling de las ciudades
reflejan decisiones acerca de lo que –y quién– debe ser visible y
lo que no, en los conceptos de orden y desorden, y sobre los usos
del poder estético. En este sentido primario, la ciudad siempre ha
tenido una economía simbólica.

De acuerdo con el argumento de Isin, en la cosmópolis


–ciudad de importancia internacional habitada por personas
de diferentes naciones y llena de inmigrantes y extraños de
todo tipo– hay una nueva formación de ciudadanía que tiene,
entre sus fuerzas activadoras, la profesionalización. Como en
ciudades de épocas anteriores, en las de hoy ciertos grupos
de profesionales desarrollan estrategias de autoconformación

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40 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

como grupo virtuoso frente al resto (inmigrantes, pobres, ho-


meless). En la nueva economía de estas ciudades se abren paso
ocupaciones ligadas a las industrias culturales, alta tecnología,
etc., que demandan autonomía, legitimidad y credencialismo,
tales como arquitectura, marketing, publicidad, entretenimien-
to, comunicaciones, moda y diseño, y se les crea reputación
como profesiones éticamente ejemplares. Estas profesiones
dedicadas a la construcción de ciudades se constituyen en ma-
quinarias de definición del espacio de la ciudad, con lugares
de acción, realización de sus metas, rituales y relación con di-
ferentes públicos. Las ciudades se convierten en su espacio de
legitimación; adquieren una forma y funcionalidad de acuer-
do con los valores, ideologías e intereses de este grupo de pro-
fesionales que trata de darle a la forma urbana una distinción
de ciudad global, con un prestigio de éxito económico.
Con la globalización las ciudades se disputan la atracción de
elementos de éxito, gente talentosa, inversiones, flujos finan-
cieros y turistas. En este contexto, la arquitectura y sus profe-
siones aliadas en la construcción de ciudades como ingeniería,
planeación y diseño urbano, juegan un papel relevante en el or-
den social concebido por el grupo dominante que impone sus
gustos, valores estéticos y los de sus clientes. La transforma-
ción del espacio en las modernas cosmópolis se orienta por una
concepción neoliberal donde lo moral y estéticamente deseable
son los valores de competencia, el éxito económico, el lucro y
las condiciones materiales e institucionales que lo garanticen,
por encima de los intereses o el bienestar de grupos de tra-
bajadores de bajos ingresos, inmigrantes, homeless, entre otros.
Dependiendo del carácter que haya configurado una ciudad y
los valores dominantes en el imaginario urbano, el gobierno
local será susceptible o no de aplicar políticas progresistas de
desarrollo. Usualmente son los miembros de la clase media y la
clase media alta los que han generado una agenda más recepti-
va a estas alternativas de planeación (Dreier, 1999: 354).
Pasemos ahora a explicar cómo se lleva a cabo la planeación
del espacio urbano, cuáles son los propósitos que la guían y
cómo se regula. Asimismo, qué impacto tiene sobre la condi-
ción humana de los habitantes de las ciudades.

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 40 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 41

Planeación del espacio urbano

El objeto de las regulaciones que impulsan los planificadores


es “establecer límites y medidas que moldean de manera ge-
neral la localización y el carácter de las construcciones urbanas
e imponen una disposición ordenada de los edificios erigidos
por la iniciativa privada o por las autoridades públicas”; no
obstante, las regulaciones no ejercen un poder absoluto de la
naturaleza humana (Park, 1999: 51). De este modo, la especi-
ficidad espacial no sólo se determina por normas o pautas de
planeación, pues ya sea espontánea o dirigida es un fenómeno
complejo que se estructura en múltiples dimensiones sociales y
espaciales, y se muestra en la calidad del ambiente construido y
natural: la estructura física, calles, edificios, monumentos, par-
ques, patrones de uso del suelo, diferencia de clases, cantidad
de áreas verdes al interior de la ciudad y niveles de contami-
nación del agua y el aire (Soja, 2000). El ideal de los partidarios
de la planeación progresista es “brindar un ambiente favora-
ble al ser humano en el cual se desenvuelva como ser social”
(Lefebvre, 1971: 147), de ahí que los documentos relativos a la
planeación urbana reflejen la dinámica de interacción entre los
actores locales, el grado de orientación progresista de la ciudad
y la forma futura que se quiere lograr de ésta.
Uno de los mayores retos que las ciudades contemporá-
neas tienen que enfrentar en la reestructuración neoliberal
que experimentan es mantener las ventajas de competitivi-
dad de su territorio frente a la descentralización y la dismi-
nución de subsidios de los gobiernos centrales. Las políticas
de revitalización fueron una de las estrategias que avanzaron
para reactivar su dinamismo económico y crear una imagen
atractiva frente a inversionistas, visitantes y futuros residen-
tes. Las políticas de revitalización se han aplicado principal-
mente en el área del centro de las ciudades para contrarres-
tar su declive y consisten en potenciar su atractivo frente a
las empresas y los consumidores recreando una imagen y un
“sentido de lugar” particular. Roberts (1999, en Faulk, 2006)
expone siete estrategias comunes de revitalización en los cen-
tros de las ciudades: “Peatonización”; creación y remodelación

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42 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

de centros comerciales; preservación histórica; desarrollo del


waterfront; creación de espacios para oficinas; actividades
alternativas, culturales y de entretenimiento; y mejora en el
transporte público.
En relación con la reestructuración de la forma urbana y el
discurso medioambiental, Kriken (2010) presenta ciertas pau-
tas de planeación que en su opinión convertirían a la ciudad de
hoy en un mejor espacio para la interacción de los seres huma-
nos con el medio natural y construido. Su perspectiva se basa
en nueve principios estrechamente ligados a la revitalización
urbana. El primero de ellos es la sustentabilidad, que se refiere
a la conservación y protección de recursos y espacios naturales
no renovables o irremplazables. Es decir, recomienda que la
planeación y el diseño de las ciudades estén comprometidos
con la ética medioambiental. El segundo principio, accesibi-
lidad, alude a facilitar el movimiento e intercambio de perso-
nas, bienes, servicios e ideas. Kriken (2010) propone como es-
trategias para el logro de este segundo objetivo, contrarrestar
el patrón de expansión de las ciudades a través de un diseño
urbano que facilite la movilidad. En el tercer principio reco-
mienda mantener la variedad visual del paisaje y maximizar
la diversidad del uso del suelo (mix use development) para pro-
veer “opciones de vivienda, oportunidades de trabajo, servi-
cios, actividades culturales, interés visual y espacios de recrea-
ción, así como acceso a los servicios educativos y de salud”.
El cuarto principio es regenerar el sistema natural incremen-
tando las áreas verdes en el interior de la ciudad. El quinto, la
compatibilidad, sugiere que la definición del carácter de un
lugar debe fortalecerse con cada uno de los nuevos proyectos
de desarrollo, pues los elementos de afinidad en el ambiente
construido son tan importantes como los landmarks para cum-
plir el propósito de establecer un sentido de lugar identifica-
ble. En el sexto principio, Kriken (2010) recomienda utilizar
incentivos para atraer nuevas inversiones que impulsen la
revitalización urbana, entre los cuales menciona: reducción de
impuestos; subsidios en el costo de los terrenos; nueva infra-
estructura de transporte; servicios educativos, de salud y se-
guridad pública; espacio abierto y finalmente embellecimiento

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Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 43

del paisaje de la ciudad. El séptimo es la adaptabilidad de los


proyectos en términos de tamaño y diseño, con la finalidad
de que se ajusten a los cambiantes escenarios del mercado de
bienes raíces. El principio de la densidad constituye el octavo
punto abordado por Kriken (2010) para afrontar el problema
del desarrollo expansivo que provoca la pérdida de territorio
de valor natural irremplazable, el desperdicio de energía, in-
fraestructura y de millones de horas que la población utiliza
para trasladarse de su lugar de residencia a su trabajo y vice-
versa. El autor sugiere la compactibilidad, la proximidad y la
densificación como alternativas a la problemática. Finalmente,
el noveno principio es la identidad, donde como parte de las
estrategias de revitalización local recomienda utilizar “las ca-
racterísticas socioculturales y naturales, el clima y el diseño de
la ciudad como fuentes primarias de la individualidad de las
urbes” (ibíd.: 211).
La revitalización de las ciudades por medio de este tipo de
planeación que frecuentemente se califica de “innovadora”,
“inteligente” y “saludable”, es de suyo controversial pues
desplaza de la agenda gubernamental cuestiones de justicia
social prioritarias para la ciudadanía, particularmente para
los sectores desfavorecidos. Aunque todos los que habitan en
la ciudad debieran participar activamente en su construcción,
tradicionalmente se ha impuesto la visión que los grupos do-
minantes (profesionistas, empresarios, inversionistas) desean
forjar.
Leinberger (2005) expresa que existen significativas moti-
vaciones fiscales y financieras que impulsan la revitalización
de los centros de las ciudades contemporáneas, ornamentados
por la planeación sustentable. Reconoce que la regeneración
de estos espacios significa más empleos, residentes y visi-
tantes trayendo riqueza al área. Además, según este autor, la
revitalización urbana tiene la capacidad de reclutar y retener
a lo que Richard Florida (2003) denomina “la clase creativa”,
aspecto que considera clave para el crecimiento económico fu-
turo de las ciudades. Sin embargo, la evidencia empírica reve-
la que esto trae aparejados fuertes costos sociales para la cla-
se trabajadora pues aunque los ingresos fiscales municipales

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44 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

aumentan, los bienes raíces y alquileres se encarecen, lo que


desplaza al segmento de la población que no puede afrontar
los costos de habitar en los centros revitalizados.
Mientras Leinberger (2005) visualiza este cambio como po-
sitivo, algunos lo denuncian como parte de las paradojas socia-
les de la revitalización neoliberal. Una de ellas es la gentrifica-
ción, que representa la victoria del interés económico y social
de un grupo de la población sobre otros. Se refiere a la invasión
de barrios marginados por residentes relativamente pudientes,
acompañada de la rehabilitación de las viviendas y del espacio
público que como resultado provoca el desalojo de los anti-
guos residentes (Beauregard, 1990). Smith (2002), por su parte,
define este neologismo como una estrategia que encuentra su
expresión en la regeneración urbana por medio de la cual el
núcleo de una ciudad es remodelado y los estratos sociales de
menor nivel son trasladados a otras áreas para ser reemplaza-
dos por los ciudadanos de clase media alta y alta o por familias
de profesionistas. Esto ha facilitado que la clase burguesa tome
un control más fuerte del núcleo de las ciudades.
La globalización dio lugar a un urbanismo neoliberal en
donde la gentrificación se ha extendido en el mundo y, aun-
que emergió de manera esporádica como una anomalía en la
industria de bienes raíces, se ha generalizado como estrategia
local de desarrollo. El nuevo papel asumido por las adminis-
traciones locales facilita la gentrificación pues el gobierno se
ha convertido en un agente del mercado antes que un agen-
te social regulador. Los gobiernos locales asumieron una res-
ponsabilidad primaria en la tarea de propiciar la revitalización
económica de zonas marginadas en los centros urbanos (Porter,
1995). Al privilegiar la producción capitalista, el sector público
ha ofrecido en ocasiones “zanahorias al capital y garrotes a la
fuerza laboral”, lo que desmantela el soporte de la reproduc-
ción social (Smith, 2002).
Para planear una ciudad competitiva son necesarias alian-
zas sociopolíticas, formas ideológicas y estrategias dominantes
que regulen la formación de la ciudad global. Dichas conste-
laciones y estrategias amenazan con robustecer la hegemonía
burguesa con una serie de reclamos de las clases sociales más

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Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 45

desprotegidas (Kipfer y Keil, 2002), provenientes de movi-


mientos sociales de base espontáneos u organizados que pug-
nan por una mayor calidad de vida.
El debate relativo a la justicia medioambiental y al buen ma-
nejo de los recursos naturales en el área urbana se ha fortaleci-
do en la ciudad contemporánea. Problemas como la invasión
de áreas naturales únicas o de alto valor para la producción
agrícola, la dependencia excesiva del automóvil y los altos ín-
dices de contaminación del aire han llevado a la búsqueda de
alternativas de desarrollo. Las medidas para enfrentar la pro-
blemática han sido variadas y van desde innovadoras tecnolo-
gías, políticas de gestión medioambiental y regulaciones, has-
ta nuevas pautas de planeación y desarrollo urbano. El sector
empresarial ha sabido aprovechar esta coyuntura para impul-
sar, en colaboración con el gobierno local, proyectos “amiga-
bles con el medio ambiente” que son en ocasiones estrategias
de revitalización justificadas por la idea de la sustentabilidad
en detrimento de la calidad de vida de los habitantes de la ciu-
dad. No obstante, existen grupos de la sociedad civil que for-
man identidades que desafían a la dominante desempeñando
un importante papel para equilibrar los deseos de maximiza-
ción de la ganancia del sector privado y las aspiraciones de
bienestar de la ciudadanía. En Estados Unidos un ejemplo es
el activismo de grupos étnicos específicos que, con el apoyo de
anglos progresistas de clase media, ha coadyuvado al fortale-
cimiento de la lucha por la justicia medioambiental. Esto plan-
tea problemas “asociados a la raza, el estatus socioeconómico,
el género, las políticas espaciales y los grados de exposición
de los sectores vulnerables a los riesgos de contaminación am-
biental” (Soja, 2000: 450).2
Ya sea por los peligros que la contaminación representa para
la salud del ser humano o por la creciente conciencia ecologista

2
Como la campaña Concerned citizens (CCSCLA), que luchó en 1985 contra
la propuesta de ubicar una incineradora de basura sólida en el vecindario
Vernon Central de Los Ángeles; y el movimiento denominado Health the
Bay, fundado en ese mismo año para pugnar por la aplicación de la ley de
aguas limpias en la bahía de Santa Mónica.

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46 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

desarrollada en las ciudades, la conservación del medio natu-


ral se ha convertido en una de las cuestiones en boga de la
agenda urbana contemporánea. Cada vez es mayor el número
de ciudadanos preocupados por el fomento de estilos de vida
y estrategias de crecimiento económico compatibles con el cui-
dado de la naturaleza. Es por ello que la sustentabilidad, como
un nuevo paradigma de desarrollo, ha influido paulatinamen-
te en la planeación urbana alrededor del mundo y en las aspi-
raciones de las comunidades locales respecto al tipo de ciudad
en la cual desean habitar.
Esto no ha sido un avance fácil, ni en el terreno práctico ni en
el ideológico. A mediados del siglo XX, el gran historiador de
las ciudades, Lewis Mumford, alertaba sobre la insostenibili-
dad a futuro de la urbanización, si no se asumía como necesario
el restablecimiento del equilibrio ecológico que originalmente
prevaleció en la vida de las ciudades, aprovechando para ello
los avances y la reorganización de las instituciones humanas:
“Ni la destrucción del paisaje ni la desaparición de la ciudad
–postuló– pueden ser considerados la culminación del proceso
de urbanización. Más bien, ésta debe buscarse en el equilibrio
previsor entre la población de las ciudades y los recursos dis-
ponibles, manteniendo un nivel alto de desarrollo en todos los
campos (social, económico y agrícola) necesarios para la vida
en común” (Mumford, 1956). En abierta contraposición a esta
idea del neoyorquino, como en muchas otras, Jane Jacobs (1971)
tildaba de reaccionario poner límites al crecimiento de las ciu-
dades y la población, pues su original argumento – preñado de
un modernismo radical– de que las ciudades eran las madres
del desarrollo económico, la hacía concluir que la innovación,
avance tecnológico y el ahondamiento de la división del traba-
jo las convertiría en las minas del futuro, por sus redituables
industrias de aprovechamiento de desperdicios y reciclaje de
basura y materiales contaminantes. En su opinión, detener el
crecimiento urbano significaría fomentar la pobreza. Como vi-
mos en este capítulo, con el cambio de siglo, la prudencia de
Mumford ha ganado terreno.

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2. La noción de desarrollo sustentable

E
l concepto ciudad sustentable vincula los conceptos de
desarrollo, ecología, comunidad y sistema urbano. Estas
nociones están sujetas a una miríada de interpretaciones
por lo que su caracterización está desprovista de un fundamento
teórico unívoco.
El establecimiento de una política de desarrollo urbano ba-
sada en la sustentabilidad promueve transformaciones a favor
del medio ambiente. Es decir, en las ciudades sustentables se
establecen políticas encaminadas a gestionar el uso eficiente
de suelo, agua y energía, utilizar materiales y tecnologías ami-
gables con el ambiente natural en la construcción de edificios,
aumentar las áreas verdes y reducir en general la transporta-
ción motorizada.
La sustentabilidad se asocia con mantener la capacidad de
carga del planeta a través de modificaciones del comportamien-
to colectivo e individual para la conservación de los recursos
naturales, lo que implica alterar los valores humanos basados
en la lógica de la maximización de la ganancia (Portney, 2003).
Las iniciativas de política medioambiental, las prioridades en
el manejo éticamente responsable de los recursos naturales y
las definiciones operativas de sustentabilidad están determi-
nadas por factores sociales y políticos locales; es decir, “antes
que un problema ecológico y económico, [el desarrollo susten-
table] es una cuestión ideológica y política en torno a su sig-
nificado y formas de implementación” (O’Connor, 2002: 28).

[47]

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48 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

Entonces, si mantener la capacidad de carga del planeta está


en función de valores sociales y políticos que determinan el
comportamiento del ser humano, es necesario compatibilizar
la sustentabilidad con los objetivos de crecimiento económico
y bienestar social. Sin embargo, el ideal del desarrollo susten-
table en la práctica no es compatible con los valores básicos
que prevalecen en el mundo guiado por el mercado, que han
convertido al hombre y la tierra en una mercancía. Si no se im-
ponen frenos a su comercialización y uso para la obtención de
ganancia, el mercado se puede convertir en lo que Karl Polan-
yi (1944) llamó “molino satánico”, metáfora que utilizó con el
fin de señalar el poder destructor del mercado cuando no tiene
regulaciones que garanticen la protección de la naturaleza y
la integridad física y moral del ser humano. Para apoyar su
hipótesis analizó el pauperismo y la decadencia de vida que la
revolución industrial inglesa provocó al convertir a los cam-
pesinos en trabajadores asalariados y transformar los terrenos
comunales en tierras de pastoreo y cotos de caza. De acuerdo
con el escritor húngaro, si el Estado no hubiera intervenido
para regular los salarios, la jornada de trabajo y proveer servi-
cios básicos, la condición humana hubiera llegado a límites de
degradación extremos.
Efectivamente la propuesta del desarrollo sustentable
presupone que la maximización de ganancias se encuentra
acompañada de considerables impactos negativos en la “huella
ecológica” del planeta, que mide el impacto de una comunidad
en su entorno, a través de la estimación de los recursos naturales
que utiliza y los desechos que genera (Office of Sustainability
and the Environment, 2011). Esto ocurre particularmente en
las ciudades, donde se magnifican las contradicciones de la
disociación entre el medio natural y el medio construido por
el hombre. Para comprender la importancia de las urbes en la
disminución de la huella ecológica, a continuación abordaremos
la noción de desarrollo sustentable.
Con las secuelas de la revolución industrial en Europa y
Estados Unidos en el siglo XIX apareció un discurso medio-
ambientalista que planteó un doble cuestionamiento al desa-
rrollo capitalista: una crítica naturalista y una crítica social.

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Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 49

La primera surge como protesta por la destrucción del medio


natural que la industrialización provocaba; se subdivide en
el higienismo, el naturalismo y el conservacionismo. El higie-
nismo decimonónico demandaba en las primeras ciudades
industriales la mejora sanitaria de las condiciones de vida y
trabajo de la clase obrera; el naturalismo proponía restaurar la
armonía entre el ser humano y el medio ambiente a través del
cambio de conductas individuales; y el conservacionismo en-
trañaba una percepción romántica de la naturaleza, cargado
de nostalgia aristocrática por los escenarios naturales vírge-
nes, siendo anti-industrial y ruralista. Riechmann y Fernán-
dez (1994) le denominaron “proteccionismo aristocrático” ya
que fue promovido por los estratos altos de Europa y Nor-
teamérica. La crítica social nació con el afán de contrarrestar
los efectos negativos de la industrialización en la población,
constituyendo el antecedente de la dimensión social de la
sustentabilidad. A partir de entonces, comienzan a confor-
marse las tres grandes corrientes de pensamiento dominantes
a lo largo del debate ambientalista (Pierri, 2001), que analiza-
remos a continuación.
La corriente ecologista conservacionista o sustentabilidad
fuerte prioriza el objetivo de protección medioambiental sobre
las aspiraciones económicas o sociales. Tiene su origen en el
conservacionismo naturalista del siglo XIX y es partidaria de
un crecimiento económico y poblacional cero. Algunos expo-
nentes de esta tendencia son: Aldo Leopold (1949) y sus ideas
ecocentristas, para quien el ser humano es un elemento más
de la comunidad biótica integrada por la materia orgánica, no
orgánica y los seres vivientes; Ame Naess (1973) y su ecología
profunda, que considera a la ética antropocéntrica –colocar al
hombre como centro del universo– y al desarrollo industrial las
causas de la crisis ambiental (Foladori, 2000); y Herman Daly
(2008), quien asegura que los límites ecológicos están transfor-
mando el crecimiento económico en un crecimiento antieconó-
mico, pues al aumentar los costos globales de la producción
más que los beneficios, los costos de oportunidad (relativos a
la degradación del medio ambiente) podrían ser mayores que
las ganancias.

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50 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

La corriente del ambientalismo moderado o sustentabilidad


débil es “antropocéntrica y desarrollista”, pues aunque conce-
de un amplio margen de libertad para disponer de los recur-
sos naturales con fines de bienestar económico, reconoce tam-
bién los límites impuestos por el medio natural a la economía
capitalista. Es decir, promueve el crecimiento con políticas e
instrumentos de gestión ambiental que establecen fronteras de
conservación del medio natural. El ambientalismo moderado
tiene como base las ideas precursoras de Thomas R. Malthus
(1968), John S. Mill (1989), Alfred C. Pigou (2005), Hotelling
(1931) y Ronald H. Coase (1960). Su expresión teórica la encon-
tramos en la economía ambiental que surge a partir del modelo
de Pearce-Atkinson (1993) y de las formulaciones de Hartwick
(1977) y Solow (1986). En esta corriente se apoya la política am-
biental de numerosos países como Suecia, Canadá, Australia,
entre otros, que afrentan los conflictos entre desarrollo capita-
lista y medio ambiente con tecnologías eficientes, innovaciones
y regulación.
La corriente humanista crítica se inspiró en ideas anarquistas
y socialistas. Su objetivo central es alcanzar un cambio social
radical para que se prioricen las necesidades y derechos de las
mayorías, particularmente de los países y sectores vulnerables,
y se promueva el uso responsable de los recursos naturales. Po-
see dos vertientes: la anarquista y la marxista. Las ideas anar-
quistas empiezan a gestarse en el siglo XIX, donde destacan
Élisée Reclus (1830-1905) y Piotr Kropotkin (1842-1921), dos
importantes precursores quienes recomendaron un manejo hu-
manista del medio natural. Reclus en su obra L’homme et la terre
(1903) considera cómo la contaminación y la explotación de los
recursos naturales trae enfermedad y deterioro de la calidad
de vida de los bajos estratos sociales. Como ejemplo presentó
el caso del enriquecimiento de las empresas abastecedoras de
aguas en su estudio del río Támesis en Londres, donde denun-
ció las deplorables condiciones de higiene y sus repercusiones
en la población de algunos barrios pobres de Inglaterra: “La
metrópolis de Inglaterra no toda tiene agua pura a su disposi-
ción, muchos barrios, solamente obtienen un líquido lleno de
materias orgánicas en descomposición, como consecuencia la

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Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 51

mortalidad se eleva al doble o al triple en los barrios donde los


habitantes no beben agua segura” (Reclus, 1897; en Domínguez
y Noble, 2009). Kropotkin, por su parte, cuestionó duramente
el esquema de progreso capitalista cuyas contradicciones se
manifiestan en la degradación ambiental y las grandes dispa-
ridades económicas que provoca, por lo que propuso un pro-
yecto social basado en la solidaridad y el equilibrio con la natu-
raleza (Domínguez y Noble, 2009). Por otro lado, un elemento
importante de la vertiente anarquista es la ecología social, que
combina las corrientes ecologistas y anarquistas para procurar
una gestión del medio ambiente centrada en las necesidades
básicas del ser humano, como alimentación, vivienda, salud y
otras; supone el acoplamiento de la naturaleza y el ser humano
en una relación holística autorregulada exenta de regímenes
autoritarios (Red Medioambiental Social, 2010).
Dentro de lo que Pierri describe como la ramificación mar-
xista de la corriente humanista crítica, encontramos a autores
como Enzensberger (1979), O’Connor (2001) y Foster (1994). En
esta corriente se inserta el eco-socialismo, fundado por Joel Ko-
vel, que identifica al medio ambiente como el escenario de la
interrelación entre la naturaleza y la sociedad, y critica la lógica
del capitalismo como destructiva y rapaz. Para los ecosocialis-
tas los objetivos de la sustentabilidad capitalista son ilusorios
por lo que buscan contrarrestar las pantallas ideológicas del
discurso burgués. Consideran que el capitalismo es el motor
irrefrenable de la crisis ecológica pues es medioambientalmen-
te insustentable, tiende a la autodestrucción y a la crisis (Cre-
varok, 2006; O’Connor, 2002).
No obstante sus discrepancias de origen, durante la segunda
mitad del siglo XX hubo acontecimientos que favorecieron la
confluencia de las tres corrientes, sobre todo las protestas y mo-
vimientos que nacen en defensa del medio ambiente durante
la década de 1960. Uno de los textos científicos que documentó
por primera vez los efectos nocivos de la industria química a
través de los pesticidas fue el libro The Silent Spring (“La pri-
mavera silenciosa”), de Rachel Carson (1962). De igual forma,
algunos de los desastres ecológicos que ocurrieron entre 1950
y 1970 alertaron a la comunidad internacional; un ejemplo es la

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52 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

catástrofe que provocó el derrame petrolero ocurrido en 1969


en las costas de Santa Bárbara, Estados Unidos.
Las convenciones y conferencias de la Organización de las
Naciones Unidas así como la publicación de informes científi-
cos que alertaban sobre las posibles consecuencias económi-
cas de la degradación medioambiental, constituyeron factores
que, lo mismo que el movimiento ambientalista, indujeron el
nacimiento de la noción del desarrollo sustentable. Uno de los
informes más influyentes fue el del Club de Roma (1972) ti-
tulado “Los límites del crecimiento”. El Club de Roma, como
una asociación privada de científicos, empresarios y políticos,
encargó a un grupo de expertos del Instituto Tecnológico de
Massachusetts, dirigidos por la estadounidense Donella H.
Meadows, la realización de un análisis sobre el escenario fu-
turo de la problemática económica. El informe advirtió que
si se mantenía la actual dinámica de crecimiento poblacional,
contaminación ambiental, industrialización y agotamiento de
los recursos naturales “el planeta alcanzaría los límites de su
crecimiento en el curso de los próximos cien años” (D.L. Mea-
dows et al., 1972).
Ante esta alarma de tintes catastróficos se generaron dos
respuestas: la intensificación del movimiento ambientalista,
fortalecido por nuevas ONG nacionales e internacionales
como Greenpeace (1971), Amigos de la Tierra (1969), Natural
Resources Defense Council (1970), entre otros; y el nacimiento
de formas institucionales para asumir la problemática y
delinear políticas al respecto, lo cual se concretó a nivel
internacional con la creación de instituciones, convenciones y
conferencias de la ONU y a nivel nacional con la creación de
entidades gubernamentales y las primeras leyes ambientales
(Pierri, 2001). En Estados Unidos, por ejemplo, sobresale en
1970 la creación de la EPA (Environmental Protection Agency,
“Agencia de Protección del Medio Ambiente”) y la aprobación
de leyes como la National Environmental Policy Act (1970),
Clean Air Act (1963), Endangered Species Act (1973) y Clean
Water Act (1977). En México la institución de leyes y entidades
públicas en materia medioambiental ha sido más pausada:
En 1972 se creó la Subsecretaría para el Mejoramiento del

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 52 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 53

Ambiente en la Secretaría de Salubridad y Asistencia, primer


antecedente de los organismos públicos federales para
gestionar esta problemática; en 1982 se instituyó la Secretaría
de Desarrollo Urbano y Ecología (SEDUE) y se promulgó la Ley
Federal de Protección al Ambiente; en 1994 fue instaurada la
Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca
(Semarnap); y en 2000, con las modificaciones a la Ley de la
Administración Pública Federal, se dio origen a la Secretaria
de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
En el ámbito internacional, un precedente notable en la
formulación del concepto de desarrollo sustentable fue la De-
claración de Estocolmo, de 1972, producto de la Conferencia
sobre Medio Humano de la Organización de las Naciones Uni-
das, donde se invitó a los países a identificar sus problemas
ambientales, evaluar las posibles acciones para resolverlos, y
establecer leyes para proteger sus recursos (ONU, 1972). Para-
lelamente fue formulada la propuesta del ecodesarrollo para
enfrentar la crisis ambiental tomando en cuenta las circunstan-
cias específicas de la población y los países más vulnerables.
El ecodesarrollo, acuñado en 1973 por Maurice Strong, primer
director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para
el Medio Ambiente, critica la simetría que se asume entre los
conceptos de desarrollo y crecimiento económico. A través de
esta noción, Strong argumentó que es necesario compatibilizar
la economía con la ecología priorizando las necesidades bási-
cas de la población en materia de vivienda, alimentación, edu-
cación y salud. El ecodesarrollo promueve solidaridad con las
generaciones futuras, participación de la población, conserva-
ción de los recursos naturales y de las culturas. En suma, busca
conciliar el respeto a los ecosistemas y el deseo de crecimiento
económico con las aspiraciones del bienestar social (Balarezo,
1990; Pierri, 2001; Espinoza, 2004).
La trayectoria política e intelectual recorrida por el debate
ambientalista muestra que en los años setenta del siglo XX aún
seguían en controversia las tres corrientes del pensamiento am-
bientalista originadas en el siglo XIX. La propuesta ecologista
conservacionista de crecimiento cero se expresó median-
te el mencionado informe al Club de Roma, “Los límites del

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54 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

crecimiento”; la desarrollista o ambientalismo moderado, en


la Declaración de Estocolmo de la ONU sobre Medio Humano
de 1972; y la humanista crítica en la noción del ecodesarrollo.
¿Cómo fue entonces que se llegó a la propuesta hegemóni-
ca del desarrollo sustentable? En la segunda mitad del siglo
XX, fueron mayormente visibles las dimensiones del problema
ambiental; el cambio climático, la lluvia ácida y el descubri-
miento de un agujero en la capa de ozono en 1981 por Gor-
don Dobson, son sólo algunos ejemplos. También influyeron
la crisis del petróleo de 1973 y diversas catástrofes químico-
ecológicas en distintas partes del mundo, como la ocurrida en
1976 en Seveso, Italia. En esa época el mundo experimentó un
prolongado periodo de desaceleración económica, lo que pro-
vocó desempleo e inflación. En la década de 1970 el desempleo
alcanzó 8 % en Estados Unidos y 4 % en Europa, y la inflación
llegó a 9 % en Estados Unidos y 13 % en Europa (Harvey, 1990).
En la tabla 2.1 se muestra una perspectiva general de los ciclos
de desaceleración económica mundial durante el siglo XX. Se
advierte con claridad que en el periodo 1973-2001 el prome-
dio de crecimiento del mundo fue de 1.4 % anual, menos de
la mitad del periodo precedente de 1950-1973. En Europa Oc-
cidental la caída fue de 4.1 a 1.9 %; América del Norte de 1.5 a
1.8 %; y en América Latina de 2.6 a 0.9 %. En respuesta a la si-
tuación, se buscó generar nuevas tecnologías para aumentar la
productividad y disminuir los trabajadores e insumos necesa-
rios para la producción, interés que se incrementó con la crisis
del petróleo. La inclinación por idear e implementar nuevas al-
ternativas energéticas provocó un impacto ambiental positivo
aunque no era lo que se buscaba (Pierri, 2001). Aunado a ello,
se reconoció que la pobreza era causa del deterioro ambien-
tal. Es decir, las comunidades en precaria situación económica
buscan obtener los medios de subsistencia a corto plazo, aun
cuando esto implica la explotación intensiva y el agotamiento
de sus recursos naturales a largo plazo.
En este escenario, las tres grandes corrientes de pensamiento
ambiental confluyeron en la propuesta del desarrollo sustentable
ideada por la noruega Gro Harlem Brundtland en el Reporte
Brundtland (1987), proceso que dio inicio en 1983, cuando la ONU

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Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 55

creó la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo,


presidida por ella. Su objeto fue evaluar las relaciones entre
el desarrollo y el medio ambiente y preparar una agenda
para afrontar el problema. En 1987 se presentó el reporte,
que explica que la degradación ambiental tiene el potencial
para desacelerar e incluso dar marcha atrás al crecimiento
económico. El Reporte define el desarrollo sustentable como
“un proceso de cambio en el que la explotación de los recursos
naturales, la dirección de las inversiones, la orientación de la
tecnología del desarrollo y el cambio institucional se encuentran
en armonía con la capacidad, presente y futura, para satisfacer
las necesidades humanas” (WCED, 1987).
Ha habido diversos foros internacionales para negociar
los enfoques teóricos y operativos del desarrollo sustentable.
Uno fue la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio
Ambiente y Desarrollo de 1992, conocida como Cumbre de
Río o Cumbre de la Tierra (UNCED, 1992). En esta conferencia
se presentó el programa Agenda 21 que describe los términos
de acción básica, objetivos y alternativas de implementación
de una política local basada en el desarrollo sustentable. La

Tabla 2.1. Fases de crecimiento económico del mundo,


1900 - 2001. Tasa de crecimiento promedio del PIB

Región / periodo 1900- 1913- 1950- 1973- 1900-


1913 1950 1973 1900 2001
Europa Occidental 1.4 0.8 4.1 1.9 1.9
América del Norte 2.1 1.6 2.5 1.8 1.9
Japón 1.3 1.6 2.5 8.1 2.9
Europa Oriental 1.3 1.4 3.5 -0.5 1.3
América Latina 0.3 1.4 2.6 0.9 1.7
Asia 0.9 0.1 2.9 2.9 1.5
África 0.1 -0.6 2.9 8.3 1.9
Mundo 1.5 0.9 2.9 1.4 1.6

Fuente: Maddison (2003).

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56 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

Agenda 21 fue diseñada como una guía “adaptable a dife-


rentes situaciones, capacidades y prioridades de los países y
regiones” (UNCED, 1992b). Sin embargo, no existe ningún méto-
do de coerción que comprometa a los países a cumplirla, pues
como se expresa en el segundo principio de la Declaración de
Río, cada país tiene el derecho de ejercer soberanía respecto al
manejo y explotación de sus recursos naturales (UNCED, 1992).
Como parte del seguimiento de lo ocurrido en Río, diez años
después, en 2002, se realizó la Cumbre Mundial sobre Desa-
rrollo Sustentable en Johannesburgo, en la cual se delineó un
programa para complementar la Agenda 21.
La ambigua conceptualización del desarrollo sustentable en
el Reporte Brundtland de 1987, prohijó múltiples definiciones.
Para Chavarro y Quintero (2005), la sustentabilidad se logra
cuando “la cantidad de consumo se puede mantener indefi-
nidamente sin degradar las existencias de capital, incluyendo
las existencias de capital natural, por tanto, la sustentabilidad
se materializa a través del adecuado contacto entre la econo-
mía humana y el ecosistema global” (ibíd.: 5). Según la Organi-
zación para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)
el desarrollo sustentable es “un camino en construcción a lo
largo del cual la maximización del bienestar de los seres hu-
manos de las generaciones actuales no provoca el declive del
bienestar futuro” (OCDE, 2008). Por otro lado, la Comisión de
Desarrollo Sostenible de la ONU lo concibe como “una aproxi-
mación integrada a la toma de decisiones y elaboración de
políticas en la que la protección ambiental y el crecimiento
económico a largo plazo no son incompatibles, sino comple-
mentarios” (Nieto, 2001: 1). En opinión de Borrayo (2002), el
debate actual del desarrollo sustentable ya no debe ocuparse
de si “las cuestiones ambientales y los objetivos de crecimiento
son puntos de conflicto”, sino que debería centrarse en “cons-
truir estrategias, normas, criterios e instrumentos concretos
que hagan posible el tránsito hacia una sociedad sustentable”
(ibíd.: 7).
Aunque el Banco Mundial parece haber formulado por
primera vez de forma triangular la problemática ambien-
tal, es neceario reconocer que el verdadero origen de esta

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 56 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 57

tridimensionalidad es la persistencia de las tres corrientes his-


tóricas del pensamiento ambientalista que aparecieron en el
siglo XIX. Las formulaciones contemporáneas no se han des-
pegado de esa matriz conceptual decimonónica. Cada autor,
influenciado por su ideología, y cada gobierno o comunidad,
a partir de lo que consideran de mayor importancia, otorga
prioridad a una u otra dimensión. La causa de esta pluralidad
de interpretaciones, según el interés o ideología particular,
descansa en que la palabra sustentabilidad puede ser utilizada
“para significar casi cualquier cosa que uno desee, lo que cons-
tituye parte de su atractivo” (O’Connor, 2002: 27). Esta forma
de manejar el concepto resulta inmadura y regresiva, lo que
ocurre, asimismo, con su uso retórico ya que “dificulta su uti-
lidad práctica en acciones concretas tendientes a modificar la
compleja realidad medioambiental” (Sánchez, 2002: 5).
La racionalidad económica que se aplica en el enfoque
neoclásico se encuentra en estrecha relación con el análisis cos-
to-beneficio. A través de la historia, los economistas habían vi-
sualizado la naturaleza como “infinita” y por lo tanto no escasa
por lo que le asignaron un “costo cero”. Dado que la econo-
mía estudia la utilización de los medios escasos, y los recursos
naturales no se habían considerado como exiguos, el medio
ambiente no formó parte del análisis económico. Sin embar-
go, ahora se sabe que los recursos naturales sí son finitos, por
tanto, deben ser “costeados” y no solamente en términos eco-
nómicos (Daly, 2008).
Más allá de la discusión teórica en torno al significado, ori-
gen y aplicabilidad del desarrollo sustentable, resulta pertinen-
te estudiar cómo los principios y prácticas de la sustentabilidad
han superado la abstracción del debate y se han convertido en
elemento medular de la estrategia de desarrollo local. Cabe
señalar que en los países de primer mundo aunque se han lo-
grado notables avances al respecto, su ejecución se concentró
en los objetivos económicos y medioambientales (corriente
ecologista-conservacionista y ambientalismo moderado), y
dejó relegada la dimensión social de la sustentabilidad (co-
rriente humanista crítica). Al respecto, Edward Soja (comu-
nicación personal, 26 de mayo de 2010) concuerda en que en

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58 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

la noción de sustentabilidad se encuentra un aspecto positivo


relacionado con elementos de justicia social, aunque dichos
elementos parecen haber sido olvidados y tanto los gobiernos
como las empresas en Estados Unidos se han enfocado más en
los objetivos medioambientales: “se han obsesionado tanto con
convertirse en verdes que se han olvidado de que la inequidad
social también es un problema grave”. En su opinión el desa-
rrollo sustentable debe priorizar la justicia social, pues aunque
considera importantes las políticas de protección medioam-
biental a escala global y la participación de niveles de gobierno
inferiores, cuando se llega a la escala urbana hay problemas
inmediatos que tienen que ser atendidos.
El discurso de la sustentabilidad propone atender íntegra-
mente los objetivos de crecimiento incluyendo cuestiones de
protección medioambiental y bienestar social. No obstante, ha
enfocado gran parte de sus esfuerzos en aliviar el deterioro del
medio natural brindando insuficiente atención a los problemas
de la pobreza. La desigualdad social y el daño ecológico, con-
secuencias del progreso occidental, son evidentes incluso en
los países desarrollados pues existen con igual intensidad en
sectores marginados de los países ricos; es decir, “podemos en-
contrar el tercer mundo dentro del primer mundo” (Miraftab,
2009). En este sentido Soja (2010) reconoce que las condiciones
del medio urbano en los últimos treinta años se han modifi-
cado rápidamente. Uno de los cambios es que las diferencias
entre las ciudades del primer y el tercer mundo son mucho
menores de lo que eran en el pasado. Así que mucho del pri-
mer mundo se está expandiendo en Sao Pablo, Río de Janeiro,
Ciudad de México, Buenos Aires; y mucho del tercer mundo
–barrios bajos, pobreza creciente, daño ecológico y margina-
ción social– lo podemos encontrar en Los Ángeles, Londres,
Nueva York y París. Las diferencias no han desaparecido com-
pletamente, aunque son menores que antes.
El desarrollo sustentable se ha especializado para su
aplicación en sectores económicos específicos como el minero,
automotriz, agrícola, turístico, entre otros. En el caso de la
industria turística existe una noción derivada del desarrollo
sustentable que ha pretendido seguir la lógica sobre justicia

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Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 59

social: el turismo sustentable. Esta estrategia ha prosperado


enfatizando métodos para la solución de la problemática
generada por los visitantes y sus demandas en la comunidad
anfitriona.
El turismo sustentable busca expandir “empresas económi-
camente viables que provean medios de sustento para la po-
blación y a la vez protejan su calidad de vida, cultura y medio
ambiente” (Simpson, 2007: 186), asumiéndose así como alter-
nativa de un desarrollo turístico inapropiado y desventajoso
para el medio local (Travis, 1992, en Aronsson, 2000).
Como otros sectores, el turismo adoptó el concepto de
sustentabilidad. Hoy podemos encontrar una creciente litera-
tura orientada a analizar la teoría y práctica del turismo sus-
tentable, el cual se conoce también como desarrollo sustentable
de las comunidades turísticas, turismo orientado a la comu-
nidad local (community oriented tourism), turismo a favor del
pobre (pro-poor tourism), y desarrollo sustentable del turismo
(Hall, 2007; Singht, 2003).
A pesar de la apariencia agradable de este concepto no es
fácil converger en objetivos para lograr acciones comunes y
mantener el equilibrio a largo plazo. Para ello es necesario en el
aspecto económico satisfacer las necesidades materiales de la
comunidad; en el social, enfocarse en cuestiones de igualdad,
justicia e influencia; y en el aspecto medioambiental proteger y
preservar los recursos naturales para el bien de la comunidad
anfitriona, pero también para mantener la competitividad tu-
rística (Aronsson, 2000).
Podemos concluir entonces que el debate en torno a la
cuestión medioambiental se configura desde sus inicios en
tres formas de interpretación: la ecologista conservacionis-
ta o sustentabilidad fuerte; el ambientalismo moderado o
sustentabilidad débil; y la humanista crítica. El escenario ini-
cial de la discusión ambiental evolucionó y dio lugar en 1987
a la concepción del desarrollo sustentable en donde convergie-
ron las tres corrientes de pensamiento ambientalista contem-
poráneo. Actualmente, en tales corrientes se manifiestan las
prioridades operativas del concepto ya sea para aplicarse en
una comunidad, un país o una actividad económica. Tal es el

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60 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

caso del turismo sustentable que bajo la línea preponderante


del humanismo crítico privilegia las aspiraciones de bienestar
social.

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3. Ciudades sustentables.
¿Cómo se construyen?

D
ada la importancia que en los últimos años ha adqui-
rido la protección del medio natural en las ciudades,
al realizar la investigación para la publicación de
este libro entrevistamos en su oficina del Departamento de
Planeación Urbana de la Universidad de California en Los Án-
geles al geógrafo Edward William Soja, autor de Postmodern
Geographies (2003) y Thirdspace (2005) y le preguntamos si la
sustentabilidad podría ser uno de los discursos, abordados
en el capítulo uno, en los que él mismo ha compendiado las
nuevas realidades y la literatura sobre la ciudad de la globali-
zación. El académico expresó que los seis discursos que iden-
tificó en su libro Posmetrópolis son sobre los nuevos procesos
de urbanización y los rápidos cambios que han experimentado
las ciudades alrededor del mundo durante los últimos trein-
ta o cuarenta años, y al enfocarse en los cambios más recien-
tes señaló que “el discurso medioambiental se ha mantenido
básicamente igual […], no se reconoce un hecho en el que las
ciudades hayan cambiado drásticamente en su dinámica de
urbanización producto de algún grado de política y control
medioambiental” (Soja, 2010, información personal mayo 27).
En su opinión, el discurso medioambiental no es nuevo, es el
mismo viejo discurso que crece cada vez más. No obstante, de-
claró que sucesos recientes lo han hecho pensar en los asuntos

[61]

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 61 06/12/11 10:54


62 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

medioambientales como una opción para un séptimo discurso.


Soja reconoce que al desarrollar un nuevo discurso alrededor
de la justicia medioambiental, tendría que evitar ser prisionero
de la ecología profunda de la que desconfía, pues diverge con
las personas cuyo criterio gira alrededor de la madre natura-
leza y de su preservación a cualquier costo. Para el geógrafo
la idea del desarrollo sustentable no es el problema, porque la
sustentabilidad en teoría supone elementos de justicia social,
pero en la práctica esta cuestión es casi totalmente ignorada
por su centralización en el “ambientalismo estrecho”: los edi-
ficios y tecnologías verdes, la protección de la biodiversidad,
la contaminación, sus causas y estrategias para reducirla, y se
ignoran frecuentemente las condiciones de la calidad de vida
de la población.
En su reciente libro En busca de la justicia espacial (Seeking
Spatial Justice), Soja (2010) teorizó sobre el concepto de justicia
espacial como una noción que engloba los reclamos de justicia
social que podrían reivindicar a individuos y movimientos hu-
manos. Reconoce que la búsqueda contemporánea de justicia
se ha convertido en un poderoso “grito de guerra” entre los
movimientos políticos de diferente naturaleza. A la vez obser-
va que ahora los debates van más allá de lo que normalmente
ocurría dentro de la democracia para lograr justicia económica
y social, pues se agregan demandas que acuñan nuevos tér-
minos para los activismos y luchas por diferentes tipos de
justicia: ambiental, racial, laboral, para la juventud, humana,
comunitaria, para la paz, monetaria, fronteriza, de género y,
por supuesto, espacial. El geógrafo está convencido de que la
petición de justicia espacial podría ser un reclamo ciudadano
que permitirá englobar las múltiples reivindicaciones de jus-
ticia que hay, partiendo de que son parte del derecho a la ciu-
dad en la época de la sociedad global urbana; es decir, todos
los derechos están referidos a una realidad socioespacial, en
múltiples escalas geográficas, y toda reivindicación de justicia
implica, a la vez, una modalidad de justicia espacial.
Los proyectos gubernamentales y ciudadanos por lograr
ciudades sustentables son, bajo este contexto, estrategias para
dotar de justicia ambiental a sus habitantes y, en cierto sentido,

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Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 63

una búsqueda de justicia espacial parcial, según el criterio de


Soja. No obstante, como también vimos en el capítulo uno res-
pecto a la forma en que se imponen las imágenes de lo moral-
mente bueno, bonito y correcto para una ciudad, esto forma
parte de conflictos ideológicos y políticos entre grupos urba-
nos con diferentes identidades, los cuales negocian permanen-
temente las políticas que dan forma y función a la ciudad. Por
tanto, la búsqueda de ciudades sustentables siempre tiene un
desenlace resultante de correlaciones de fuerzas entre actores
urbanos y por tanto no es puramente empresarial, conservador
o progresista. Bajo la lógica capitalista de la ciudad, que impli-
ca destrucción creativa de la forma urbana, existe la disputa
hegemónica en las luchas de los derechos por la ciudad.
Bajo estas premisas pondremos atención no sólo al por qué
y para qué, sino cómo se construyen las ciudades sustentables
en la búsqueda de afrontar los nuevos desafíos de la urbe como
espacio social. Es importante para ello conocer de qué manera
se define y caracteriza la ciudad sustentable en el lenguaje de
académicos y planificadores. También, analizar las políticas y
estrategias de implementación y los requisitos necesarios para
que una localidad inicie su transición hacia un tipo de desarro-
llo ecológico y socialmente sensible.

Espacialidad urbana y sustentabilidad

En un principio, el debate sobre el desarrollo sustentable se


orientó principalmente a los problemas mundiales de la de-
gradación medioambiental; el concepto aludía de manera abs-
tracta al nivel global, sin referencia a una escala espacial clara.
No obstante, con la incorporación del espacio como factor de-
terminante de la sustentabilidad, la discusión descendió de la
escala global a la local (Bithas y Christofakis, 2006). En el plano
urbano el desarrollo sustentable adquirió un carácter distinto.
Dado que las ciudades poseen características socioeconómicas
específicas, fue necesaria una formulación adicional del con-
cepto general de desarrollo sustentable que tomara en cuen-
ta las peculiaridades del sistema urbano (Naes, 2001; Bithas y

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64 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

Christofakis, 2006). De este modo las ciudades se convirtieron


en el foco principal de los esfuerzos para mejorar la capacidad
de vivir de “manera sustentable en el planeta” (Luton, 2001:
742). Como muestra de lo anterior, un creciente número de
localidades se está abocando a políticas que promueven diver-
sas formas de sustentabilidad, invirtiendo en ello tiempo, re-
cursos y capital político. Sin embargo, cada urbe le otorga a la
sustentabilidad un significado diferente según las dimensiones
que consideran de mayor relevancia para su caso particular
(Portney, 2003).
Las ciudades sustentables son un ensayo cada vez más
amplio en el mundo y sus políticas tienden a converger. En
Estados Unidos, por ejemplo, más de veinte ciudades fueron
pioneras en seguir políticas de sustentabilidad como Santa
Mónica, CA; Portland, OR; Seattle, WA; y San Francisco, CA. Ade-
más de Chattanooga, TN; Jacksonville, FL; Orlando, FL; Tampa,
FL; Olympia, WA; Milwaukee, WI; San José, CA; Santa Bárbara,
CA; Austin, TX; Indianápolis, IN; Boulder, CO; Cambridge, MA;
Boston, MA; Brookline, MA; Scottsdale, AZ; Phoenix, AZ; Tucson,
AZ; Brownsville, TX; Cleveland, OH; New Haven, CT (Portney,
2002). Asimismo, el desarrollo sustentable ha permeado el di-
seño de las ciudades en otras regiones del mundo, tanto en paí-
ses desarrollados como en países en vías de desarrollo, entre
las que encontramos a Gothenburg, Suecia (Sandstrom, 2002);
Almere, Holanda (Beatley, 2001); Bristol, Reino Unido (Kambi-
tes y Owen, 2006); Waitakere, Nueva Zelanda (Freeman, 2004),
Dongtan, China (Li, 2005); Istanbul, Turquía (Oktay, 2004) y
Loreto, México (Farr, 2008).
Se han acuñado numerosos conceptos para describir la
aplicación de las políticas de sustentabilidad en el entor-

3
Planeación para un desarrollo urbano sustentable (Naess, 2001); planeación
sustentable (Naess, 2001; Wheeler, 2003); sustentabilidad urbana (Bunce,
2009; Bulkeley y Betsill, 2005; Bithas y Christofakis, 2006; Lieberherr-Gar-
diol, 2009); ciudad sustentable (Theaker, 2001; Whitehead, 2003; Portney,
2002); forma urbana sustentable (Bentivegna et al., 2002; Weeler: 2003); pro-
yecto urbano sustentable (Lieberherr -Gardiol, 2009); desarrollo sustentable
de los asentamientos humanos (Deb, 1998); desarrollo urbano sustentable
(Bentivegna et al., 2002) y urbanismo sustentable (Farr, 2008).

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Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 65

no local.3 Aunque divergen según el enfoque de cada autor,


estos conceptos se refieren a la aplicación de las políticas de
sustentabilidad. Para Bentivegna et al. (2002: 90), por ejem-
plo, el desarrollo urbano sustentable es “el procedimiento de
adaptar el medio ambiente construido a través del tiempo de
modo que sostenga patrones de vida, trabajo y producción
más prudentes con el medio ambiente”. La planeación para
un desarrollo urbano sostenible, según Naess (2001), tiene una
orientación marcadamente ambientalista pues se refiere a po-
líticas que reducen el deterioro de la naturaleza causado por
la actividad humana, siendo los objetivos básicos de este tipo
de planeación: i) disminuir el uso de energía y de emisiones
de bióxido de carbono per cápita; ii) minimizar la invasión
y transformación de áreas naturales, ecosistemas y terrenos
para la producción de alimentos; iii) reducir el consumo de
materiales de construcción dañinos para el medio ambiente;
iv) generar condiciones de vida para sus residentes en donde
ni el ruido ni la contaminación dañen su salud, con suficientes
áreas verdes para mantener el lazo emocional de la población
con la naturaleza. Desde otra perspectiva, Farr (2008) define
el urbanismo sustentable como un conjunto de nuevas tecno-
logías, estrategias, principios y técnicas de planeación para
rediseñar el medio ambiente construido y modificar los efec-
tos negativos de los patrones del diseño urbano tradicional de
las ciudades estadounidenses. Para tal rediseño sugiere: calles
amigables con el peatón y los ciclistas, programas de carro
compartido, técnicas de manejo de aguas pluviales, mayor ex-
tensión de áreas verdes, aprovechamiento de espacios no de-
sarrollados dentro del área urbana, infraestructura de alto des-
empeño, promoción del consumo de los productos y negocios
locales, diseño orientado a formas alternativas de transporte,
uso de biocombustible, producción local de alimentos, centros
multimodales de transportación, techos verdes, jardines co-
munitarios, ventilación natural, vivienda asequible, desarro-
llo integral de los vecindarios y de terceros lugares (espacios
informales de reunión en donde la gente se conoce, interactúa
y forma asociaciones: café, biblioteca, lavandería, parque, igle-
sia).

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66 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

De las múltiples conceptualizaciones, la más influyente es la


de ciudad sustentable, que constituye un “híbrido de formas
sociales, económicas, políticas y ecológicas que continuamente
se articulan y se re-articulan según sus especificidades espacia-
les e históricas” (Swyngedouw, 1997, en Whitehead, 2003: 1186-
1187). De este modo, la construcción de ciudades sustentables
va más allá de un simple ejercicio tecnocrático de planeación,
pues involucra además una extensa colección de fenómenos
socioecológicos de regulación. Whitehead (2003: 1186) aduce
que la ciudad sustentable representa tanto un objeto tangible
como una visión política y un ideal social; involucra aspectos
técnicos, como ecotecnologías, jardines comunitarios y reduc-
ción del consumo de energía así como una “colección compleja
de ideas, discursos, prácticas materiales y conflictos políticos a
través de los cuales son producidas”. De esta manera, una ciu-
dad sustentable es mucho más que un modelo de planeación,
pues se trata también de un entramado de estrategias e ideales
económicos, sociales y ambientales de desarrollo urbano que
se patentizan en un momento histórico determinado. White-
head llega a la conclusión de que las ciudades sustentables no
son “objetos planeados genéricamente sino que representan
fenómenos producidos socialmente en una escala y un espa-
cio geográfico específico, construidos de forma individual”
(ibíd.: 1202). Percibido de este modo, el estudio de la ciudad
sustentable pasa de un conjunto de principios de planeación al
análisis de contextos espacio-temporales específicos que per-
miten la aplicación de estrategias de desarrollo urbano que se
pretende conduzcan hacia prácticas que mejorarán la calidad
del entorno y del nivel de vida de la población, en donde está
en juego la construcción de identidades ciudadanas en las que
los grupos crean cercanías y distancias sociales que llevan a
definir las formas espaciales desde prejuicios estéticos de los
grupos de poder.
Entonces, ¿cómo se construye una ciudad sustentable y
qué comunidades están más propensas a lograr este objetivo?
Existen dos grupos de elementos que nos ayudan a compren-
derlo: (1) los elementos tangibles; tecnologías sustentables,
estrategias y prácticas de planeación y diseño de la ciudad; (2)

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 66 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 67

los elementos intangibles; identidades políticas e ideológicas


de los grupos ciudadanos, el carácter del lugar, el armazón
sociocultural de las ciudades, su capital político, fortaleza
institucional e interacciones entre los principales grupos de
interés.
Bentivegna et al. (2002: 88) describen un patrón similar para
analizar las ciudades sustentables. Afirman que el éxito de las
políticas del desarrollo urbano sustentable depende de tres
factores: i) el físico, relacionado con la estructura y la morfolo-
gía de la ciudad, la densidad de la población, la forma urbana,
las redes de transporte y el patrimonio local; ii) los patrones
sociales de comportamiento local, las actitudes de los ciudada-
nos, las elecciones respecto a su estilo de vida, los patrones de
movilidad y la conciencia ambiental; iii) la gobernanza, que se
refiere a las instituciones, la administración y la organización
del sistema urbano, los modos de cooperación público-priva-
da, y las formas de participación ciudadana.
Con apoyo en la propuesta para el estudio de las ciudades
sustentables presentada por Bentivegna et al. (2002) y White-
head (2003), a continuación discutiremos los elementos tangi-
bles que constituyen este tipo de ciudades, es decir, el ejercicio
tecnocrático de su construcción, y posteriormente analizare-
mos los elementos intangibles que se refieren a los rasgos so-
cioculturales facilitadores de la conformación de comunidades
urbanas sustentables.

Elementos tangibles

Según Lieberherr-Gardiol (2009), los aspectos tangibles tienen


su fundamento en los siguientes principios de planeación: ges-
tión del espacio para combatir la expansión de la mancha ur-
bana y generar una correlación balanceada con el área natural
circundante; preservación de áreas naturales en el plano de la
ciudad; administración del transporte público de modo que
optimice la movilidad; uso de técnicas para un manejo adecua-
do del medio natural; promoción de patrones de uso de suelo
que incentiven la diversidad y la interacción de la población

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 67 06/12/11 10:54


68 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

con la finalidad de combatir la exclusión social; y finalmente,


estrategias de participación democrática en la estructuración
de los proyectos de desarrollo.
De igual modo, Stephen Wheeler (2003: 327) enumera los
objetivos del desarrollo urbano sustentable para lograr una
mayor justicia social: elevar la proporción de espacio al aire
libre; reducir el uso del automóvil; promover la vitalidad
económica de la comunidad; generar heterogeneidad en el
tipo de vivienda y el uso de suelo; implementar un diseño ur-
bano que estimule la interacción comunitaria así como la pro-
moción del uso de la bicicleta y el transporte público. El autor
identifica cinco principios de diseño para moldear una forma
urbana más sustentable: compactibilidad, espesar el espacio
urbano; contigüidad, promover la cercanía entre los diversos
ámbitos de la vida de la comunidad (trabajo, hogar, espacios
de recreación); conectividad, establecer lazos entre los princi-
pales nodos urbanos para facilitar la movilidad; diversidad,
promoción de la heterogeneidad residencial y económica en
los vecindarios; y finalmente integración ecológica en la pla-
nificación territorial. Wheeler (2003) apunta que el desarrollo
urbano del siglo XX no promovió estos principios, sin embar-
go, son enfatizados por los movimientos recientes, como la
certificación Leadership in Energy and Environment Design (“li-
derazgo en diseño energético y medioambiental”; LEED por
sus siglas en inglés), el nuevo urbanismo y el crecimiento in-
teligente.
En general, las políticas de planeación en las ciudades com-
prometidas con la sustentabilidad, se relacionan con el nue-
vo urbanismo, el crecimiento inteligente y la certificación de
“edificios verdes”. Algunos autores como Farr (2008), Bunce
(2009) y Wheeler (2003) relacionan explícitamente al urbanis-
mo sustentable con estos tres movimientos; otros, sin embargo,
aunque se refieren a los mismos principios no los encasillan
en alguno de ellos. Tal es el caso de John Lund Kriken (2010),
quien al exponer sus nueve principios de planeación de las ciu-
dades para el siglo XXI no se refiere ni al nuevo urbanismo,
ni al crecimiento inteligente, aunque su libro descansa en las
mismas ideas.

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 68 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 69

Desde la perspectiva de Douglas Farr (2008), el urbanismo


sustentable es una gran oportunidad para rediseñar el ambiente
construido mediante diversas estrategias de desarrollo que ge-
neran un mejor entorno para la interacción de los seres huma-
nos y de éstos con la naturaleza para revitalizar el área urbana
y atraer con ello más visitantes e inversiones al territorio. Para
fines prácticos, analizaremos este fenómeno integrándolo en
las tres vertientes que propone Douglas Farr (2008): el nuevo
urbanismo, el crecimiento inteligente y el movimiento de cer-
tificación ambiental de edificios verdes (sustainability’s building
performance and certification movement).
Los principios del nuevo urbanismo fueron establecidos en
la declaración del Congreso del Nuevo Urbanismo realizado
en Alexandría, Virginia en 1993. Sus fundadores fueron Peter
Calthrope, Andres Duany, Elizabeth Plater-Ziberk, Stephanos
Polyzoides, Elizabeth Moule y Daniel Zolomon (Farr, 2008). A
este primer congreso asistieron alrededor de cien personas, en-
tre arquitectos, urbanistas, académicos e ingenieros. El éxito
de este congreso, que desde entonces se realiza cada año, ha
sido progresivo; en la edición decimonovena –realizada en ju-
nio de 2011 en Madison, Wisconsin– se reunieron más de mil
asistentes. En 1993 este foro estableció que el nuevo urbanismo
impulsaría ciudades bien estructuradas con centros y límites
identificables; estimularía el desarrollo compacto (compact deve-
lopment), que preserva áreas de valor agrícola y medioambien-
tal; promovería el incremento de la densidad, la revitalización
de los centros de las ciudades y la estrategia denominada infill
development, cuya finalidad es aprovechar espacios urbanos en
desuso. Asimismo, el nuevo urbanismo fomenta el uso hetero-
géneo del suelo (mix use development); interconexión de calles
amigables con el peatón y los ciclistas; colocación discreta de
las cocheras para evitar paisajes dominados por el automóvil;
desarrollo orientado al transporte público (transit oriented de-
velopment); espacios y edificios cívicos bien diseñados y esta-
blecidos; una forma urbana coherente por medio del uso de
tipologías en calles y edificios; construcción de parques de alta
calidad y conservación de espacios para conectar vecindarios
y distritos; y, finalmente, la adopción de un diseño urbano que

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 69 06/12/11 10:54


70 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

respete la historia local y el carácter regional (Ellis, 2002; Con-


gress for the New Urbanism, 1996; Cozens, 2008; Hall, 2000).
Para Ellis (2002: 261), la propuesta del nuevo urbanismo cons-
tituye un amplio rango de “patrones espaciales que no sólo
resultan en un buen diseño urbano, sino que también se ajus-
tan a la gestión del crecimiento, la protección ambiental y la
revitalización de la ciudad”. Según el sitio NewUrbanism.org
(consultado en febrero de 2011) existen en Estados Unidos al-
rededor de cuatro mil proyectos de desarrollo cimentados en
las pautas de planeación del nuevo urbanismo. Algunos ejem-
plos son Seaside, Florida; la comunidad de Verrado en Buc-
keye, Arizona; y el Arena District en Columbus, Ohio. Fuera
de Estados Unidos encontramos a McKenzie Towne, Canadá;
Jakriborg en Hjärup, Suecia; y la comunidad de Coed Darcy,
en Reino Unido.
El crecimiento inteligente, por su parte, surgió como alter-
nativa a la problemática de la ciudad estadounidense caracte-
rizada por centros urbanos degradados, expansión excesiva de
la mancha urbana y uso inmoderado del automóvil. En 1996
se formalizó la Red de Crecimiento Inteligente (Smarth Growth
Network) con la colaboración de 32 entidades públicas y pri-
vadas. La red incluía la participación de instituciones educati-
vas, grupos cívicos, organizaciones profesionales, organismos
públicos y sin fines de lucro, entidades educativas y empre-
sariales. Aunque la propuesta del crecimiento inteligente nace
como una iniciativa gubernamental (de arriba hacia abajo)
sugerida por la U. S. Environmental Protection Agency (EPA),
ésta superó las expectativas originales y logró convertirse en
un movimiento multidisciplinario que se consolidó con la for-
malización de los diez principios básicos del crecimiento inteli-
gente. Emily Talen (2003: 195) define el crecimiento inteligente
como un movimiento estadounidense que se enfoca en “pro-
mover un desarrollo urbano compacto, diverso y con distan-
cias confortables para el peatón en oposición a la tendencia tra-
dicional autodependiente y consumidora de terreno”. Al igual
que el nuevo urbanismo, el crecimiento inteligente promueve
políticas para mantener fronteras establecidas de crecimiento
y diseño urbano. Algunas de las más importantes son: crear

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 70 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 71

un rango mayor de opciones y oportunidades para la vivien-


da; instituir vencindarios amigables para el peatón; impulsar
la colaboración entre la comunidad y los demás actores socia-
les como el gobierno, los desarrolladores y las ONG; elevar el
atractivo de las ciudades así como promover la formulación o
acentuación de características y atributos locales de cada lugar
con la finalidad de generar un intenso sentido del lugar; pro-
mover que las decisiones de desarrollo sean predecibles, jus-
tas y eficientes en costo; impulsar el uso heterogéneo del sue-
lo urbano; preservar el espacio al aire libre, la belleza natural,
el suelo agrícola y las áreas naturales de crítica importancia;
proveer variedad respecto a las opciones de transporte; dirigir
el desarrollo hacia los vecindarios ya existentes; y, finalmente,
tomar ventaja del diseño compacto (Ellis, 2002; Farr, 2008; Do-
wns, 2005; Mayer, 2002).
El nuevo urbanismo y el crecimiento inteligente han sido
esenciales en la promoción de la sustentabilidad. Debido a las
similitudes de ambos movimientos, Lund (2003) las maneja
de manera indistinta. No obstante, poseen su propia historia
y particularidades. Según Berke (2003), el nuevo urbanismo
y su análogo, el crecimiento inteligente, producen una forma
medioambientalmente sustentable de desarrollo local que
contrarresta los efectos negativos del patrón convencional de
expansión urbana de baja densidad. De igual modo, Larsen
(2005) reconoce que los principios del crecimiento inteligen-
te permiten la gestión ambiental. El autor pondera que este
movimiento toma en cuenta la capacidad de “carga ecológica”4
–límite de población que puede sobrellevar un medio ambiente
dado sin padecer un impacto negativo significativo– al esta-
blecer fronteras de crecimiento urbano. Asimismo, recomien-
da que los nuevos desarrollos sean dirigidos al interior de la
ciudad procurando mayores índices de densidad de población
y una mezcla en los usos del suelo urbano. Otro aspecto de la
compatibilidad entre el nuevo urbanismo y el crecimiento inte-

4
La carga ecológica es diferente al concepto de huella ecológica que vimos
en el capítulo anterior y que se refiere a la proporción entre recursos utili-
zados y desechos.

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 71 06/12/11 10:54


72 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

ligente es la protección de áreas de gran valor histórico o natu-


ral, de espacios medioambientalmente sensibles y de terrenos
de alta productividad agrícola, adyacentes al espacio urbano
(Ellis, 2002). Mike Davis (2003: 430), por su parte, considera
que la base de las políticas propuestas por el nuevo urbanismo
descansa en los “problemas de sustentabilidad” enfrentados
por la sociedad estadounidense como producto de la expan-
sión urbana, la dependencia del automóvil, las congestiones,
la contaminación, el sedentarismo, el aislamiento social y la
obesidad”.
La certificación LEED –último de los tres elementos que inte-
gran lo que Farr (2008) denomina urbanismo sustentable– tie-
ne sus antecedentes en la crisis del petróleo de los años setenta
cuando se fortalece la idea de promover la eficiencia energética
de los edificios y el uso de la energía solar. La propuesta falló en
atraer suficiente apoyo gubernamental; sin embargo, durante
la década de 1980 un creciente número de simpatizantes se unía
a la causa, lo que coadyuvó a la creación en 1993 del Consejo
de los Edificios Verdes de Estados Unidos (United States Green
Building Council [USGBC]), fundado en Wahington, DC, por los
desarrollistas David Gottfried, Richard Fedrizzi y Michael Ita-
liano. Nació como una organización sin fines de lucro con el
fin de impulsar la sustentabilidad a través de la promoción del
diseño, construcción y operación de edificios amigables con el
medio ambiente. Sus fundadores formularon mediciones de
eficiencia energética de los edificios y crearon un comité para
este fin integrado por arquitectos, agentes de bienes raíces,
ecologistas, abogados, propietarios de edificios y representan-
tes de la industria inmobiliaria (U.S. Green Building Council,
2009). El primer borrador de estándares para certificación de
edificios verdes fue terminado en 1995 y la denominación Li-
derazgo en Diseño Energético y Medioambiental (LEED) entró
en vigor al siguiente año (Farr, 2008). Otro acontecimiento que
le dio fuerza a este movimiento fue La guía de los recursos medio-
ambientales (1999), inspirada en la Cumbre de Río; constituyó
un “detallado instructivo de la teoría, práctica y tecnología de
la construcción de los edificios verdes” (Ellis, 2002: 35). Esta
guía fue publicada por el Comité Medioambiental del Instituto

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 72 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 73

Americano de Arquitectos que desde su fundación en 1990 tie-


ne la finalidad de promover la inclusión del diseño sostenible y
las cuestiones ecológicas en la edificación de los asentamientos
humanos.
La certificación LEED provista por el Consejo de los Edifi-
cios Verdes de Estados Unidos posee reconocimiento a nivel
mundial. Constituye un marco para identificar e implementar
medidas relacionadas con la operación, diseño, construcción
y mantenimiento de “edificios sustentables”. Esta certificación
es voluntaria y verifica que un edificio ha sido diseñado y es
operado con ahorro de energía, eficiencia en el uso de agua,
reducción en la emisión de bióxido de carbono (CO2) y calidad
medioambiental interior. De acuerdo con el Informe de Impac-
to Medioambiental de los Edificios Verdes (Green Building Im-
pact Report), escrito por Robert Watson (2009), la certificación
LEED ha estimulado a la industria de materiales de construcción
“verdes”, pues según el USGBC en los proyectos certificados se
han invertido más de 10 billones de dólares en este rubro y se
estima que para el año 2020 esta cifra se elevará a 100 billones
de dólares. Hasta agosto de 2011, un total de 22 824 proyec-
tos habían adquirido la certificación LEED en Estados Unidos
y el mundo, y muchos otros están en evaluación. De acuerdo
al USGBC, la certificación LEED provee beneficios medioambien-
tales, comerciales y financieros para los propietarios de cons-
trucciones certificadas pues están diseñadas para: reducir los
costos de operación, conservar energía y agua, disminuir la
emisión de gases invernadero, aumentar la seguridad e higiene
para sus ocupantes, calificar para incentivos gubernamentales
otorgados por los Ayuntamientos y demostrar el compromiso
del propietario con el cuidado del medio ambiente y la respon-
sabilidad social. Se han creado lineamientos para la certifica-
ción de edificios específicos: LEED para escuelas, vecindarios,
nuevas construcciones, mantenimiento y operación de edifi-
cios ya existentes, comercios al por menor, hospitales y vivien-
das (U.S. Green Building Council, 2009). Las gestiones de este
consejo lograron involucrar al sector privado e impulsaron la
industria de los edificios verdes. Una muestra de lo anterior es
que las cien empresas contratistas más importantes del rubro

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 73 06/12/11 10:54


74 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

(green contractors) en Estados Unidos generaron durante 2009


un ingreso de 43.05 billones de dólares.
Las nuevas prácticas recomendadas por el movimiento
de certificación de edificios verdes, el nuevo urbanismo y el
crecimiento inteligente ofrecen alternativas para la protección
y restauración del medio ambiente (Berke, 2003). Además de
constituir nuevos patrones de desarrollo que demandan con-
siderablemente menos suelo urbano (Congress for the New
Urbanism, 1996; Berke, 2003).
Los tres movimientos descritos resumen las aspiraciones de
diseño urbano de las ciudades sustentables. Su influencia cre-
ce progresivamente alrededor del mundo, aunque no siempre
se encuentra enmarcada por la formalización de un plan de
desarrollo local ya que pueden ser aplicadas en distintas áreas
geográficas: campus universitarios, centros cívicos, distritos de
negocios y vecindarios.
El paradigma de las ciudades sustentables tiene su antítesis.
Ekins y Cooper (1993, en Bentivegna et al., 2002: 87) sostienen
que actualmente hay gran cantidad de “ciudades insustenta-
bles” las cuales poseen un medio ambiente degradado y conta-
minado, perjudicial para el bienestar humano y sobrecargado
de infraestructura deficiente; una economía incapaz de soste-
ner las expectativas de la población en cuanto a la generación
de riqueza, calidad de vida y del medio ambiente; y un con-
texto social disfuncional por escasa interacción comunitaria,
temor a la violencia, altos niveles de crimen y, como resulta-
do, un creciente estrés de la población. Tal es el caso de De-
troit, que en 2009, según la revista Forbes, se clasificó entre las
diez ciudades estadounidenses con menor calidad de vida. De
acuerdo con reportes criminales del FBI, Detroit es una de las
ciudades más violentas del país con 1 220 crímenes por cada
100 mil habitantes y una tasa de desempleo de 13.7 %. Mientras
que Portland –catalogada por la misma revista como uno de
los mejores lugares para vivir en ese país– posee una tasa de
desempleo de 6.5 % y un índice de 383 crímenes violentos por
cada 100 mil habitantes.
Existen elementos de distinta naturaleza para describir la
insustentabilidad urbana. Farr (2008) y Wheeler (2003) identi-

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 74 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 75

fican ciertos rasgos de la morfología urbana típica de Nortea-


mérica que han generado consecuencias negativas tanto para
el medio ambiente como para la población; de tal suerte que
“la mayoría de las grandes ciudades estadounidenses son in-
sustentables” (Farr, 2008: 371). Ambos autores destacan que el
desarrollo regional expansivo (sprawling regional development)
va en contra de los principios del urbanismo sustentable pues
consume grandes cantidades de espacio abierto y tierra de cul-
tivo, daña los ecosistemas naturales, requiere altos niveles de
uso del automóvil, provoca segregación espacial de grupos ra-
ciales y de clase, y debilita la interacción de la comunidad con
el lugar y sus residentes, como en el caso del área metropolita-
na de Phoenix (Soto e Ibarra, 2010).

Elementos intangibles

Veremos ahora aquellos rasgos sociales que habilitan a las co-


munidades para realizar cambios hacia formas urbanas más
sustentables, es decir, los elementos intangibles: el carácter y
tradición del lugar, el armazón sociocultural de las ciudades,
su capital político e institucional, así como las interacciones en-
tre los principales grupos de interés, entre otros.
Para Bentivegna et al. (2002), los dos elementos intangibles
más importantes son los patrones de comportamiento local y
la estructura de gobernanza. Señala que para averiguar si las
intervenciones realizadas en una comunidad determinada son
compatibles con el objetivo de generar sustentabilidad en el fu-
turo, es necesario estudiar las particularidades del lugar, pues
cada comunidad posee “restricciones económicas, sociales y na-
turales que determinan su predisposición a la sustentabilidad”
(ibíd.: 90). Esta visión es compatible con la de Molotch (1997),
para quien el carácter y la tradición de las ciudades determi-
nan la presencia de ciertos patrones de comportamiento local
generadores de innovaciones, como en este caso las relativas al
cuidado del medio ambiente.
Otro elemento intangible es el papel desempeñado por los
principales actores de la comunidad, la relación existente en-

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 75 06/12/11 10:54


76 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

tre éstos y las estrategias para negociar y defender sus intere-


ses. Algunos de los actores más importantes en las políticas de
sustentabilidad son los líderes empresariales y las cámaras de
comercio, el gobierno en sus distintos niveles, las organizacio-
nes internacionales, los movimientos ciudadanos y las organi-
zaciones no gubernamentales (ONG).
Bulkeley y Betsill (2005: 42) afirman que la capacidad para
implementar la sustentabilidad no se encuentra exclusivamen-
te en los gobiernos y las fortalezas locales, sino que es mol-
deada por formas de gobernanza multinivel, las cuales “se
extienden a través de las escalas geográficas más allá de las
fronteras de lo urbano”. La gobernanza involucra una “nueva
red de esferas de autoridad” que retan los límites tradicionales
de autoridad local, nacional y global. No obstante, es vital el
rol desempeñado por los gobiernos locales. En Estados Uni-
dos, por ejemplo, la elección de las políticas relacionadas con el
uso del suelo se encuentra bajo la autoridad del gobierno local
que tiene la responsabilidad de coordinar los esfuerzos para
promover la sustentabilidad en el territorio y aplicar políticas
medioambientalmente más conscientes del uso del suelo (Lu-
ton, 2001). Es el caso de California, donde no obstante existir
en el nivel estatal una norma que obliga a los gobiernos locales
a establecer un plan de desarrollo urbano integral (Plan Gene-
ral), son los Ayuntamientos los que establecen las prioridades
y pautas a seguir en su proyecto particular de desarrollo urba-
no.
Para Liberherr-Gardiol (2009) el plan de ciudad sustenta-
ble puede formularse en una variedad de “proyectos, áreas de
negociación y formas de gobernanza”. En la construcción de
ciudades sustentables no es fácil generar anuencia entre todos
los grupos de interés de la comunidad; es por ello que Naess
(2001) sugiere que en lugar de perseguir el consenso entre todos
los actores, se debe facilitar la formación de alianzas entre los
grupos de la población que pueden apoyar sus políticas. Así,
la implementación de la sustentabilidad en el entorno urbano
depende de decisiones negociadas, formal e informalmente,
entre todos los actores del lugar, “desde residentes y ejecutivos
de empresas, hasta activistas de una organización, políticos y

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 76 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 77

líderes de la administración municipal”. El desarrollo susten-


table en la ciudad adquiere en muchos casos una dimensión
participativa que incita la emergencia de movimientos sociales
de base y, en otros, son los movimientos de base los que empu-
jan el desarrollo sustentable (Liberherr-Gardiol, 2009).
Un caso ilustrativo de este tipo de ensayos urbanos es Vic-
toria, capital de la Columbia Británica en Canadá (Nava e Iba-
rra, 2010), que se consolidó como destino turístico con gran
presencia en los mercados canadiense, estadounidense y asiá-
tico. El lugar cuenta con recursos costeros de gran belleza; fue
puerto de embarque principal en la época colonial por lo que
posee una gran herencia cultural que aprovecha para impulsar
el turismo, el cual constituye su segunda actividad económica
más importante. La estrategia de promoción de la ciudad se
asienta en la temática de sustentabilidad ambiental, finca su
competitividad en el disfrute de una naturaleza excepcional.
Su posicionamiento proviene de constantes innovaciones so-
cio-institucionales en materia de turismo, como alternativa al
decaimiento de su base económica tradicional desde la década
de los sesenta. En 1985 se creó Turismo Victoria, un organis-
mo integrado por autoridades locales, empresarios, sociedad
civil, asociaciones conexas al turismo, instituciones educativas,
todos ellos interesados en el futuro de la ciudad. Mediante el
trabajo colectivo se promovió el turismo sustentable con pro-
yectos de reconversión urbana en zonas del puerto. Canaliza-
ron créditos para pequeñas y medianas empresas, establecie-
ron relaciones con universidades para la formación de capital
humano, crearon organismos de profesionistas medioambien-
tales para delinear criterios de preservación de sus recursos tu-
rísticos naturales, de donde surgieron los Jardines de Victoria.
En 2000 fue –con gran éxito como destino turístico– sede de las
Olimpiadas del Commonwealth (Jackson y Murphy, 2002, en
Nava e Ibarra, 2010).
Por otro lado, Wheeler (2003) afirma que existen fuerzas
clave que han moldeado a través del tiempo la forma urba-
na, las cuales son: la fuerza institucional, social, tecnológica,
económica y física-geográfica. De todas estas, las que cuentan
con mayor potencial para modificar la forma urbana son las

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 77 06/12/11 10:54


78 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

fuerzas sociales e institucionales. Para comprobar su hipóte-


sis y responder la pregunta de cómo es posible asegurar una
forma urbana más sustentable en el futuro, Wheeler (2003)
recurre a comparar la evolución de dos regiones metropo-
litanas de América del Norte, Portland y Toronto, con el fin
de identificar las fuerzas principales que moldean la forma
urbana; los factores clave que podrían promover una mayor
sustentabilidad; y obtener conclusiones sobre los esfuerzos
que serán necesarios para moldear la estructura de las ciu-
dades en el futuro. El autor descubrió que cuando una forma
urbana se convierte en un patrón dominante, es necesario que
emerja algún elemento de cambio económico, tecnológico o
cultural que impulse el surgimiento de una morfología de ciu-
dad alternativa, tal como ocurrió en el pasado pues existieron
factores –como el nacimiento de las ciudades industriales o la
invención del automóvil– que promovieron la transición de
una forma urbana a otra. El autor concluye que en la ausencia
de nuevos agentes económicos, tecnológicos o geográficos son
los movimientos sociales de base y las instituciones del sec-
tor público las que poseen el mayor potencial para promover
“nuevas y más sustentables formas urbanas” (Wheeler, 2003:
317).
Las estrategias de desarrollo bottom-up que resultan de este
activismo social incluyen la construcción de canales de comu-
nicación e intercambio, un sentido de empoderamiento de la
comunidad, su participación en la negociación de las políticas
de desarrollo urbano y la expansión de la experiencia, conoci-
mientos y oportunidades de aprendizaje de los ciudadanos or-
ganizados (Larrison, 1999). Existen ciudades en las que la de-
bilidad institucional y la ausencia de participación ciudadana
anula las oportunidades de avanzar en la sustentabilidad. En
casos como éstos, la utilización del modelo de desarrollo top-
down (de arriba hacia abajo) es una alternativa para cristalizar
proyectos que bajo la tutela de los gobiernos centrales, o agen-
cias externas, resulten en formas urbanas más sustentables.
Las decisiones sobre dónde son necesarias las intervenciones
son tomadas por la administración federal o estatal, contando
en ocasiones con la colaboración de organismos internaciona-

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 78 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 79

les (Pike et al., 2011). El modelo top-down se estructura alrede-


dor de un grupo guía de profesionales provisto por recursos
externos a la comunidad, que planea, implementa y desarrolla
los programas de desarrollo urbano sustentable.
En este aspecto, las ONG y las organizaciones internacio-
nales han desempeñado un importante papel al promover la
sustentabilidad, particularmente en los países en desarrollo.
Muestra de ello es el denominado The Sustainable Cities Pro-
gramme (SCP) de las Naciones Unidas que tiene como finalidad
“construir capacidades de gestión y administración ambiental
en el entorno local” y promover la participación de los distintos
actores (United Nations, 2010). Este programa ha beneficiado
a ciudades de más de treinta países, entre éstas Bayamo, Cien-
fuegos y Holguín en Cuba; Enugu, Ibadan y Kano en Nigeria;
Chennai, Panvel y Virar en India; Vinh en Vietnam. Bayamo,
Cuba, es un ejemplo de la mediación de la ONU en la promo-
ción de la ciudad sustentable. El lugar sufría de problemas de
movilidad urbana, ineficiencia en el manejo de la basura y po-
bre calidad del agua. El Sustainable Cities Programme inició
en el año 2005 con el proyecto de la Agenda 21, a través de
la planeación urbana y la gestión medioambiental, y logró la
mejora de la calidad del agua del río Bayamo, la gestión de los
desperdicios sólidos y la extensión de las rutas de transporte
público alternativo no motorizado, con lo que mejoró la movi-
lidad urbana.
En suma, existen políticas e ideales generales del desarro-
llo sustentable a escala urbana, sin embargo, cada comunidad
le otorga un significado específico de acuerdo con sus rasgos
sociales, culturales, económicos y físicos. La definición que un
lugar en transición hacia la sustentabilidad le confiere al con-
cepto en su plan de desarrollo local, revela qué aspectos tienen
mayor relevancia para su caso particular. Las ciudades susten-
tables están constituidas por una colección de prácticas, tecno-
logías y principios de planeación que tienen como finalidad
elevar la calidad ambiental y el bienestar de sus residentes.
También involucran un conjunto de ideales, discursos, regu-
laciones y formas sociales, económicas y ambientales que se
producen y desenvuelven en un contexto socio-temporal espe-

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 79 06/12/11 10:54


80 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

cífico. Un aspecto básico de la sustentabilidad urbana es el di-


namismo económico, que debe encuadrarse dentro de políticas
de crecimiento compatibles con los objetivos de protección de
la naturaleza y bienestar social. Es por ello que en el siguiente
capítulo abordaremos el papel de las estrategias de crecimiento
económico de las ciudades.

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 80 06/12/11 10:54


4. Economía de las ciudades

L
a prosperidad económica, financiera y fiscal es funda-
mental para materializar las aspiraciones sociales y
medioambientales vinculadas con las ciudades. Sin em-
bargo, en un lugar autodefinido como sustentable, indicadores
como el producto interno bruto, la tasa de desempleo y el in-
greso per capita resultan insuficientes para determinar el ni-
vel de bienestar de la población pues es necesario evaluar la
prosperidad económica de acuerdo con la visión del prototipo
de comunidad que se quiere edificar (Portney, 2003). En la li-
teratura académica los economistas han identificado diferen-
tes factores y mecanismos que interrelacionados permiten el
crecimiento económico en el territorio, el cual se define como
la capacidad de elevar en forma sostenida el producto por
habitante y su justa distribución. Entre esos factores están las
condiciones históricas previas, la acumulación de capital físico,
humano y financiero, así como su eficiente aplicación en un en-
torno competitivo; dotación natural de recursos, localización
geográfica, redes de transporte, creciente división del trabajo,
difusión tecnológica y, junto a ello, los elementos legales, cul-
turales e institucionales que permiten el aprovechamiento de
los primeros.
Con la globalización, las oportunidades de expansión
económica se agrandan para países y regiones por la posibili-
dad de atraer capitales, capacidades de innovación y acceder
más rápido y en mayor volumen a mercados en crecimiento.

[81]

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 81 06/12/11 10:54


82 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

Pero a la vez, las ciudades son ahora más frágiles y suscepti-


bles a súbitos castigos por malos desempeños de la economía
mundial, por lo que pueden experimentar lo contrario: fuga
de capitales, éxodo de recursos humanos altamente califica-
dos, pérdida de mercados y con ello mengua en el ingreso de
la población. En este contexto, el desarrollo económico local
y regional ha cobrado gradual importancia desde las décadas
de 1960 y 1970, lo que desplaza a los países del centro de aten-
ción. La estructura financiera de ciudades y regiones se ha in-
tegrado a las pautas de la economía global y los gobiernos han
cambiado para crear relaciones de niveles multiescalares entre
estructuras locales, regionales, nacionales y supranacionales.
También surgieron nuevos instrumentos de políticas públicas
orientados a obtener no sólo resultados cuantitativos sino tam-
bién aspectos cualitativos, en donde lo ambiental gana crecien-
temente terreno.
Para clasificar las políticas dirigidas a enfrentar los desafíos
de la globalización y fomentar el desarrollo de las ciudades,
Pike, Rodríguez-Pose y Tomaney (2011) adaptaron de Vás-
quez Barquero tres conceptos de la informática para la teoría
del desarrollo; éstos son: economic hardware, software y orgware.
El primero implica políticas de desarrollo tradicionales para
conformar todos aquellos elementos materiales esenciales para
el funcionamiento de la organización social y productiva del
hombre, tales como infraestructura para atraer inversiones y
facilitar el desempeño empresarial, redes de comunicaciones
y transporte, áreas industriales, servicios públicos básicos y
de esparcimiento (desde centros educativos y hospitales hasta
espacios culturales y recreativos). El segundo, el software, es
un elemento diferenciador de la nueva política de desarrollo
regional; consiste en estrategias deliberadas que estimulan la
capacidad empresarial, la certificación (especialización) del ca-
pital humano, la atracción de inversión y el mejoramiento de la
competitividad de las firmas. Está relacionado con los aspectos
cualitativos del desarrollo, es decir, con los de carácter inmate-
rial, constituidos por la cultura local, la capacidad innovado-
ra, los índices de generación de conocimiento, la difusión del
quehacer tecnológico, entre otros (Vázquez, 2000). Y en tercer

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 82 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 83

lugar, el orgware se basa en la mejora organizativa del territorio


para diseñar, implementar y vigilar el desarrollo de las estra-
tegias adoptadas involucrando una gran cantidad de actores
públicos y privados, para cooperar y trabajar en conjunto con-
cretando las metas establecidas.
Con estos nuevos estilos de desarrollo, es factible transpa-
rentar las instituciones gubernamentales, hacerlas rendir cuen-
tas, mejorar el diálogo con autoridades, lograr mayor autono-
mía de la sociedad frente a sus gobernantes, y con ello elevar
el bienestar general de la población. Dentro de esta renovada
política del desarrollo regional, hay algunas ventajas que se
derivan directamente de la revolución de las telecomunicacio-
nes, de las tecnologías de información y de transporte, pues
mejoran la comunicación entre lugares alejados y activan pro-
cesos de aprendizaje al vincularse unos con otros. Esto suce-
de en distintas escalas geográficas, empresas, organizaciones
civiles y gobiernos locales y regionales. Existe también mayor
concientización de ciudadanos, firmas y gobierno en torno a
las oportunidades económicas y amenazas que la problemática
ambiental representa, por lo que cada vez son más frecuen-
tes las políticas dirigidas a gestionarla. Estas políticas pueden
estar diseñadas en tres direcciones: disminuir la degradación
ambiental; elevar la competitividad del lugar a través del mar-
keting verde (tema que profundizaremos en el siguiente capítu-
lo); o lograr ambos objetivos.
El éxito de las ciudades y regiones se evalúa ahora a través
del concepto de competitividad territorial (urbana o regional)
que es, en general, una condición económica y social para ob-
tener los mejores resultados en una economía global integrada
por lugares que se disputan mercados y capitales. La cuestión
medioambiental ha sido vinculada con métodos de promoción
económica y estrategias de competitividad. De hecho, es un
indicador importante en índices de competitividad a nivel in-
ternacional como el Global Competitiveness Index (GCI) y el
Travel and Tourism Competitiveness Report del Foro Econó-
mico Mundial.
La competitividad territorial a la que aspiran regiones y
ciudades, se basa en la capacidad construida, aglomerada

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 83 06/12/11 10:54


84 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

y desplegada en una unidad geográfica para mantener el


crecimiento económico en el mediano y largo plazo, elevar de
manera sostenida sus inversiones de capital así como su pro-
ducto por trabajador y exportaciones. Se consideran además
todas las facilidades que tienen las unidades productivas para
competir en los mercados sectoriales y geográficos, su dota-
ción de recursos, infraestructura, capacidades de innovación,
calidad de los marcos regulatorios, instituciones y acciones del
gobierno que favorecen o entorpecen el desempeño de las em-
presas. Para las firmas, las condiciones óptimas para competir
están en una economía donde no existan monopolios prote-
gidos por el gobierno, rija el estado de derecho, haya trans-
parencia y rendición de cuentas. Por tanto, se asume que la
prevalencia de instituciones modernas y democráticas favore-
cedoras del mercado libre, dotará a los territorios de fuertes
capacidades competitivas y de economías externas que pue-
den contribuir al éxito de las empresas que se localizan en ese
espacio económico.
En la teoría económica convencional, la competitividad es
un concepto que tiene relación con las empresas, que son las
que directamente invierten capital para producir bienes y ser-
vicios y se disputan a los compradores para obtener el máximo
beneficio de su inversión. No obstante, con el avance del nuevo
empresarialismo urbano que se instauró con la reciente globa-
lización al generalizarse las alianzas público-privadas en los
esquemas de gobernabilidad de los territorios, la teoría cambió
y en la literatura académica y en reportes de agencias del de-
sarrollo se estudia a la competitividad de los países, regiones
y ciudades como si fueran empresas, y en efecto parecen serlo
si se consideran los criterios capitalistas mediante los que se
administran ahora.
Las estrategias de este empresarialismo son múltiples: ex-
plotar las ventajas geográficas, competitivas y humanas de los
territorios; regenerar su arquitectura con el fin de hacerlos lu-
gares apropiados para las empresas turísticas, culturales, de
alta tecnología y del conocimiento, transformando su entorno y
otorgándoles una imagen agradable, innovadora y sofisticada;
crear infraestructura cultural y deportiva, para de este modo

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 84 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 85

obtener la reputación de ser sitios seguros para vivir, trabajar,


divertirse y consumir. Estas estrategias llevan a la subvención
fiscal de los gobiernos locales al sector privado en desmedro
de gastos para atender a los grupos menos favorecidos y a las
necesidades sociales colectivas.
Una de las consecuencias ligadas al empresarialismo es la
gentrificación que, como señalamos anteriormente, se refiere
a la regeneración del espacio público en barrios marginados,
lo que ocasiona el desalojo de los antiguos residentes, particu-
larmente en los centros urbanos (Smith, 2002). Así ocurrió en
Park Slope en Nueva York y el Waterfront de Baltimore, don-
de la renovación urbana se enfocó a la conversión de áreas de
significativo valor para la ciudadanía en otras consideradas
business friendly así como en espacios exclusivos para las clases
pudientes.
Bajo la máscara de atractivos proyectos que aparentemente
traen buenos resultados para la ciudad, se soslayan problemas
sociales y económicos graves. Estos problemas han tomado la
forma geográfica de “ciudad dual”, con la regeneración del
centro urbano por un lado y una creciente periferia de pobreza
por el otro. Es por ello que existe el riesgo de que en las ciuda-
des con proyectos de urbanización sustentable, suceda algo si-
milar si los responsables del desarrollo local se enfocan sólo en
mejorar su imagen, dejando de lado los problemas económicos
y sociales de fondo.
Cuando el proyecto de ciudad sustentable es gestionado
como una modalidad de marketing, el empresarialismo y la
gentrificación –bajo la bandera de la sustentabilidad– gene-
ran fuertes contradicciones sociales. La realidad revela que las
políticas de sustentabilidad urbana en América del Norte han
sido utilizadas como medio para promover la competitividad
interurbana y favorecer los índices de crecimiento económico
a expensas del bienestar de sectores vulnerables. Bunce (2009)
considera que el urbanismo sustentable se encuentra estrecha-
mente relacionado con las políticas de revitalización y visuali-
za la sustentabilidad como una herramienta de maximización
de la ganancia en las políticas de uso del suelo, las cuales aso-
cia con las demandas de la clase media y media alta. Por medio

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 85 06/12/11 10:54


86 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

del caso de Toronto, el autor explica cómo la planeación para


la creación de nuevas comunidades sustentables se encuentra
ligada la gentrificación con orientación de mercado (Bunce,
2009). Esta gentrificación, ventajosa para los grupos poderosos
y desfavorable para la mayoría de la población local, puede ser
moldeada a través de la participación social como contrapeso
de la lógica de ganancia.

Medición del desarrollo y la competitividad

La capacidad de gobiernos, economías y actores sociales


para promover el desarrollo económico a través de políticas
públicas más efectivas se ha incrementado en las últimas déca-
das. Esto ocurre en parte gracias a la creciente disponibilidad
de datos económicos de países y regiones, a la revolución en la
teoría y los métodos estadísticos, así como a la expansiva so-
fisticación de las herramientas de encuestas que proporcionan
información antes impensable que puede ser comparada año
con año (McArthur y Sachs, 2002). En el ámbito institucional
existen múltiples estudios sobre las capacidades de los países
de diferente nivel de desarrollo para conseguir un crecimiento
económico sostenido, y el más relevante es el que publica
anualmente el Foro Económico Mundial, titulado World Com-
petitiveness Report (WCR), que inició en 1979 comparando el
desempeño de dieciséis economías europeas, y en la edición
2009-2010 abarcó ya a 133 países. El reporte contiene un per-
fil detallado de las economías incluidas en el estudio, que en
conjunto aportan cerca del 98 % del PIB mundial, jerarquizadas
de acuerdo con su desempeño en cien indicadores, que a su
vez están agrupados en 12 grandes pilares: Instituciones, In-
fraestructura, Macroeconomía, Salud y Educación Básica, Edu-
cación Superior y Capacitación, Eficiencia de los Mercados de
Bienes, Eficiencia del Mercado laboral, Sofisticación del Merca-
do Financiero, Disposición Tecnológica, Tamaño del Mercado,
Innovación y Sofisticación de los Negocios. Tal metodología ha
sido replicada por otros organismos internacionales y nacio-
nales. Por ejemplo, el Internacional Institute for Management

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 86 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 87

and Development (IMD) elabora un reporte similar titulado


The World Competitiveness Yearbook, con cerca de 300 criterios
de evaluación (IMD, 2009). Con esta tipología de indicadores
mide la competitividad de las ciudades y regiones.
Si bien es positivo comparar cuantitativamente los indica-
dores entre los diferentes territorios para evitar subestimar o
sobrestimar el alcance de las economías locales, la mayoría de
esos índices pueden provocar problemas de generalización o
descontextualización de la situación competitiva de cada lugar
(Mercado, 2007; Navarrete, 2009). Dallas por ejemplo, apare-
ce como lugar octavo en costo de hacer negocios según Eco-
nomy . com, pero lugar 22 en LQ de producto por trabajador,
según Expansion Managment; Atlanta, que es considerada por
Forbes la cuarta mejor ciudad de negocios, es considerada por
Expansión Managment en lugar 18. Si se comparan los casos de

Tabla 4.1. Ranking de las áreas metropolitanas más grandes de


Estados Unidos por índice de competitividad

Ciudad/área metro- Forbes: Economy. Expansion BIH: compe-


politana por tamaño mejores com: costo management: titividad del
de la población lugares de hacer mano de obra área metro-
negocios calificada politana
Los Ángeles 47 48 24 32
Nueva York 41 51 16 35
Chicago 38 32 17 37
Boston 19 50 1 3
Washington, D. C. 3 31 2
Filadelfia 24 38 14 33
Houston 5 14 20 24
Atlanta 4 11 18 10
Detroit 49 36 31
Dallas 11 8 22 12

Fuente: Fisher (2005: 78).

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88 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

Boston y Nueva York se apreciará una situación de similares


disparidades (ver ilustración 4.1).
Ante esta situación, Mercado (2007) sostiene la necesidad
de introducir elementos cualitativos en la medición de la com-
petitividad local. El autor propone seis consideraciones cuali-
tativas. La primera es detectar la organicidad de los elemen-
tos favorecedores de la competitividad en un lugar que no
necesariamente tienen relación positiva con el resto de los fac-
tores coadyuvantes. Puede haber instituciones de investiga-
ción, por ejemplo, pero habrá que evaluar sus relaciones con
el aparato productivo. La segunda es indagar sobre la existen-
cia de efectos de clúster y economías de aglomeración en la
localidad, pues este efecto ocurre no sólo con la existencia de
empresas en un sitio, sino por la calidad de sus interacciones.
La tercera está relacionada con los anteriores, y consiste en
evaluar las posibilidades reales para impulsar una trayectoria
tecnológica centrada en la región. La cuarta, diagnosticar la
lógica de la competencia del lugar, qué hacen sus competido-
res y la problemática de los mercados donde ocurre, lo que
implicaría estudiar aspectos externos a los países. La quinta
tiene que ver con las capacidades locales para el aprendizaje y
la acción reflexiva, las formas de solución colectiva de proble-
mas, movilización social y política para impulsar estrategias
de largo plazo. La sexta está relacionada con la generación de
factores de atractividad sociocultural y del medio ambiente,
que pueden ser engañosas y crear imágenes distorsionadas
de éxito.

Construyendo competitividad local

Una síntesis de todos los elementos que se deben movilizar


endógena y externamente para lograr la competitividad de las
ciudades, se muestra en el modelo de competitividad territorial
de Johnson (2002). Este modelo (ver ilustración 4.1), que agru-
pa en seis categorías de capital las condiciones que una urbe
necesita para volverse competitiva, constituye una alternativa
para las ciudades sustentables pues a diferencia de estrategias

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Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 89

Ilustración 4.1. Modelo conceptual de mejoramiento


de la competitividad territorial

Fuente: Johnson (2002).

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 89 06/12/11 10:54


90 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

como el empresarialismo y la gentrificación, pone en el centro


del análisis a la acción ciudadana y comunitaria.
Los objetivos del desarrollo económico de la ciudad se ad-
vierten en la parte baja del diagrama, que son generar empleos,
abatir la pobreza y lograr el mejoramiento de la comunidad.
Para ello se requiere un conjunto de recursos que el lugar está
en condiciones de conseguir con la movilización de activos en-
dógenos y mediante importaciones, inversiones, inmigración y
colaboración. Estos son, financiero (disponibilidad de recursos
para la realización de obras públicas, capacidad fiscal, capa-
cidad de gestionar recursos para proyectos públicos); capital
físico (infraestructura urbana, red de carreteras y vialidades,
transporte público y de carga eficientes, equipamientos como
parques y jardines); humano (capacidades y actitudes que pro-
picien la iniciativa individual y colectiva, especialistas, univer-
sidades, centros de investigación, mano de obra calificada y
empresarios innovadores y arriesgados); cultural (identidad,
tradiciones, políticas y procedimientos públicos que mejoran
la imagen del lugar con espacios emblemáticos, festivales, fe-
rias, eventos culturales, artistas y creadores locales, ambientes
incluyentes y de tolerancia); y social (redes de colaboración
formal e informal que generan confianza, aprendizaje y solida-
ridad). Con la colaboración entre gobierno, organizaciones de
la sociedad civil y empresas, se forma un capital político para
potenciar los elementos que componen los capitales descritos
y para desatar dispositivos que movilicen la iniciativa ciuda-
dana con el fin de cumplir las metas de empleo, bienestar y
desarrollo local.
Cagmani (2009), Florida (2003) y Scott (2006) presentan vi-
siones complementarias de los factores necesarios para elevar
el índice de competitividad territorial. Cagmani5 postula que

5
“Cada región tiene un específico ‘capital territorial’ que es distinto al de
otras áreas y genera una alta retroalimentación a específicos tipos de in-
versión diferente al de otras, cuando éstas son más adecuadas para el área,
usando sus activos y potencialidades más efectivamente. Las políticas de
desarrollo territorial (políticas con una propuesta territorial a desarrollar)
deberían primeramente y principalmente ayudar a desarrollar su capital
territorial” (Cagmani, 2005, en Capello y Nijkamp, 2009: 120).

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 90 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 91

las características de la población de un lugar, sus valores, tra-


diciones, instituciones, empresas, universidades y otros facto-
res de producción, son los que crean un entorno en el territorio
que podrá atraer o ahuyentar las posibles inversiones (Cag-
mani, 2009). Diversos autores subrayan la contribución del
ambiente cultural e institucional de las ciudades para alcanzar
su competitividad: Las tres T de Richard Florida (2003), tec-
nología, talento y tolerancia; el armazón de industrias y ser-
vicios culturales como factor de competitividad (Markusen y
Schrock, 2006); la cultura y los estilos de vida (Dziembowska y
Funck, 1999); las redes de interconexión digital, física, institu-
cional y cultural (Malecki, 2002).
Scott (2006) aborda el tema mediante una pregunta central:
¿Cómo emergen las ventajas competitivas en las ciudades y
cómo pueden ser mejoradas por la acción política? Considera
que ello depende en principio de las redes que establecen entre
ellas mismas, pues las ciudades son complementarias, cautivas
en el intercambio mutuo de productos especializados, pero a la
vez, compiten fuertemente con el fin de asegurar sus propios
intereses colectivos en un mundo de recursos finitos; buscan
la inversión, nuevos mercados y más visitantes que generen
ventajas competitivas y funcionen en conjunto con las externa-
lidades del lugar.
Las ciudades tienen que actuar en una economía donde la
producción es flexible y ocurre en cadenas extendidas de fir-
mas (grandes y pequeñas), con mercados laborales extremada-
mente competitivos y fluidos, por lo que los productores com-
piten no sólo respecto del precio de sus productos y servicios,
sino en innovaciones y diseño. Estos lugares operan en una
creciente integración a otras unidades geográficas, con una
división social de trabajo que se expresa en primera instancia
en cadenas de producción verticalmente desintegradas, en sec-
tores como microelectrónica, biotecnología, moda, cine. Estos
sectores se aglomeran en clusters y forman mercados de traba-
jo locales, con una nueva fuerza laboral orientada a proyectos
más que a rutinas de una división rígida del trabajo, la cual
genera productos con alto nivel estético y contenido semióti-
co que simboliza las ciudades en donde son producidos. En

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92 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

estas aglomeraciones hay algo que Scott llama campo creativo,


que ocurre mediante la interacción cara a cara, donde emergen
nuevas ideas, sistemas de aprendizaje y efectos innovadores.
Lo llama campo creativo porque es un conjunto de interrela-
ciones que estimulan y canalizan las expresiones individuales
de creatividad. En las ciudades más avanzadas aparece lo que
Florida llama la clase creativa que despliegan un dinamismo
cultural y una gran energía innovadora. Proliferan ahí estable-
cimientos culturales (museos, galerías de arte, óperas), abun-
dan calles con enclaves residenciales y tiendas comerciales de
artículos de lujo.
La posibilidad de que surja una ciudad creativa se encuen-
tra en la aglomeración a gran escala de estas condiciones de
producción, donde los costos de las relaciones transacciona-
les entre los productores generan incentivos para que algunas
firmas converjan en un lugar; luego, las cadenas de producto-
res complementarios y especializados, junto con su mercado
de trabajo, generan externalidades positivas. Según Scott, la
combinación de atributos como éstos en un territorio, repre-
senta una potente y exponencial fuente de ventajas compe-
titivas localizadas, elemento crítico de la creatividad de una
ciudad.
En estas condiciones hay ciudades que se diferencian por
la alta calidad de sus productos, que ganan preferencia de los
consumidores por sus aspectos cualitativos, pues adquieren
una especie de certificado del lugar de origen, un caché del
sitio en donde es producido. Los hacedores de política regio-
nal, agrega Scott, deben administrar estas externalidades crea-
das. Como sólo pocos lugares se conforman como ciudades
verdaderamente creativas, en la mayoría de las metrópolis
aparecerán enclaves dentro de un espacio de amplia pobreza
y marginación. Las grandes ciudades han albergado capacida-
des creativas sin precedentes, pero también son lugares donde
inequidades sociales, culturales y económicas prevalecen. La
creatividad, en opinión de Scott (2006), no es algo que pueda
ser importado por hackers, skateboarders, gays y bohemios como
afirma Florida (2003), sino que debe ser desarrollada orgánica-
mente dentro del contexto urbano.

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 92 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 93

En la construcción social de lo urbano, dada una base


económica, la participación o pasividad de los distintos actores
es determinante para la configuración particular del espacio
y para alcanzar el bienestar de cada sector de la población en
función de la capacidad local de generación de riqueza. Otro
elemento importante que moldea el clima económico y social
de la ciudad es la maquinaria de crecimiento, que se refiere a
la unión de actores que convergen con la finalidad de influir
en la creación de una atmósfera apropiada para el buen fun-
cionamiento de la economía urbana. Tradicionalmente, dicha
maquinaria se compone por la cámara de comercio local, fi-
nancieros, industriales y comerciantes, líderes empresariales y
promotores inmobiliarios (Molotch, 1976; Harvey, 2007). Otros
actores que pueden ser parte de la maquinaria de crecimiento,
aunque en la búsqueda de objetivos distintos, son las ONG, las
instituciones educativas y religiosas, las organizaciones labo-
rales locales y los movimientos sociales. En este esquema de
gobierno, las autoridades formales ceden terreno frente a una
nueva gobernanza urbana con la participación de múltiples
actores y niveles de decisión, que en esta época de urbaniza-
ción neoliberal tiende a ser hegemonizada por los valores em-
presariales y de clase media. Las industrias de alta tecnología,
culturales y del conocimiento se convierten en el nuevo motor
del crecimiento económico y transforman el espacio urbano en
una arena de conflictos entre actores internos y externos que
conducen a la disyuntiva entre orientar el desarrollo local al
interés privado-empresarial o colectivo. Como mencionamos
anteriormente, para fomentar la competitividad entre las ciu-
dades se ha venido imponiendo desde principios de la década
de 1980 un empresarialismo que en Estados Unidos se ha con-
vertido en práctica común de su política de desarrollo urbano.
La historia de la nueva gobernanza urbana y de este em-
presarialismo está lleno de contradicciones y claroscuros. La
primera ciudad que fue forzada a realizar este ajuste fue Nue-
va York, que experimentó una fuerte crisis fiscal a finales de
los años setenta y principios de los ochenta, al ser obligada
por el gobierno de Ronald Reagan y los organismos financie-
ros (que les negaron la posibilidad de renegociar su deuda) a

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94 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

desmantelar un conjunto de programas sociales de tal suerte


que se privilegiara resolver los aspectos que favorecieran a
los empresarios. Forzado por ello, el gobierno de la ciudad de
Nueva York retiró programas de asistencia a homeless, introdu-
jo cobro de cuotas en las universidades del gobierno, privatizó
espacios públicos y financió grandes megaproyectos. Si bien la
ciudad ganó en competitividad global, lo hizo a costa de una
polarización extrema y un empobrecimiento de la mayoría de
la población compuesta por inmigrantes del más diverso ori-
gen étnico (Harvey, 2009). El modelo de Nueva York se hizo
común en las principales ciudades de América del Norte y del
mundo. Una a una las grandes ciudades fueron orientando su
funcionamiento hacia este empresarialismo urbano con el fin
primordial de ganar competitividad, la cual se evaluaba por
resultados para atraer inversión, mejora fiscal, desarrollar in-
dustrias culturales, financieras y de alta tecnología, ganar mer-
cados, elevar el poder de sus corporaciones, reformar la es-
tructura de la ciudad para crear nuevas áreas residenciales, de
negocios de clase mundial y favorecer a las instituciones edu-
cativas que formarían capital humano para los proyectos de las
grandes empresas. Aunque, retóricamente, a estos modelos de
gobernanza para la competitividad se les confería la obligación
de promover la sustentabilidad ambiental, la justicia social y
la mejora del nivel de vida, siempre avanzaron como grandes
fábricas de desigualdad.
La evaluación del modelo de gobernanza urbana para la
competitividad aún es incierta. Es común que los interesados
en calificarlo positivamente pongan atención en las ciudades
que tienen éxito en un determinado momento. Por ejemplo,
Baltimore, Barcelona y Bilbao fueron celebrados como ganado-
res en la nueva economía urbana altamente competitiva; pero
una vez que comenzaron a revelar saldos negativos en su mo-
delo empresarialista, se orientó la atención hacia nuevos casos
de éxito pasajero, que seguramente serán olvidados cuando
sus indicadores revelen los costos sociales del neoliberalismo
urbano. Esto no significa que pueda evadirse el modelo em-
presarialista de competitividad impuesto hace más de dos dé-
cadas por la globalización y el neoliberalismo. Sin embargo, es

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 94 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 95

necesario evaluar con objetividad sus ventajas, desventajas y


riesgos.
Otra tendencia en la organización del espacio urbano, me-
nos frecuente, ocurre en ciudades con fuerte activismo social,
en donde la participación de la ciudadanía ha influido de ma-
nera notable en la negociación de las políticas de planeación.
Para Gottdiener (1987), los casos en los que la clase trabajadora
ha coadyuvado al control del gobierno local por radicales son
excepcionales en Estados Unidos. En las últimas décadas, al-
gunos grupos de votantes de diversos distritos electorales se
han inclinado por la justicia redistributiva y otras ideas asocia-
das con la izquierda logrando en varios casos, que elementos
que comparten esta visión lleguen al gobierno municipal. Tales
localidades son conocidas como ciudades progresistas. Pierre
Clavel (1989) menciona cinco de ellas que fueron pioneras:
Hartford, Cleveland, Berkeley, Santa Mónica y Burlington.
Mark Kann (1986) denomina “radicalismo de clase media” a
este activismo urbano contemporáneo que se ha desarrollado
en las ciudades progresistas. El tema dominante de estas coali-
ciones radicales en su propaganda es “poner a la gente primero
que a las ganancias” por medio de la redirección de las deci-
siones políticas estableciendo así una “comunidad a escala hu-
mana”. Sin embargo, este autor, a la par de subrayar los logros
de tales coaliciones, pone en tela de juicio la aplicabilidad real
de las políticas propuestas, pues como vimos anteriormente, la
competencia interurbana obliga a los líderes locales a buscar
estrategias de desarrollo y promoción de la ciudad que colocan
en segundo plano el bienestar de los residentes. Tal es el caso
de algunas “ciudades sustentables” en donde el proyecto de
sustentabilidad ha sido adulterado por agresivas estrategias
de crecimiento económico basadas en el marketing del lugar y
la imagen de sustentabilidad.

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Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 96 06/12/11 10:54
5. Mercadotecnia del lugar

P
ara lograr los objetivos de una ciudad sustentable se re-
quiere una base económica que permita un crecimiento
sostenido, el cual depende de la movilización de factores
internos y la atracción de elementos externos en un marco de
gobernanza multinivel cada vez más descentralizado donde la
incorporación a los mercados internacionales de bienes, ser-
vicios y capitales es central en cualesquier estrategia de largo
plazo. Esto provoca una “guerra de lugares” en donde las ciu-
dades compiten por su supervivencia económica. En la bús-
queda de mantener su competitividad, los gobiernos urbanos
actúan como corporaciones que diseñan, promocionan y ven-
den su espacio local; y por medio de alianzas, los empresarios
y el gobierno unen fuerzas para transformar la ciudad en un
producto que atraiga el mayor número de consumidores (Hall,
1997).
Para este fin han sido importantes tres estrategias: la crea-
ción o acentuación de una identidad local, la construcción de
una imagen de ciudad y la mercadotecnia del lugar. La identi-
dad se refiere al conjunto de rasgos propios que caracterizan a
un grupo de individuos, a una ciudad o un país de los demás.
Según Erickson y Roberts (1997), la identidad de una locali-
dad se encuentra estrechamente relacionada con la población
que la compone y se refiere a aquello que hace que sea única
y reconocida por sus características particulares. Su nacimien-
to es producto de la evolución histórico-natural basada en la

[97]

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 97 06/12/11 10:54


98 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

relación de los individuos con el territorio que habitan; “es una


parte esencial del perfil de sus habitantes” (ibíd.: 36). El espacio
y los significados que un individuo comparte con otros, propi-
cia la formación colectiva de una identidad local. Cuando ésta
es vaga y no tiene una connotación lo suficientemente llama-
tiva como para constituirse en base del marketing del lugar, se
procede a la fabricación de una artificial.
El escenario capitalista dirigido a la maximización de la ga-
nancia desgasta la relación auténtica de la población con el es-
pacio en el cual habitan al permitir la “producción sintética de
pseudo-lugares”, como Las Vegas en Estados Unidos o Costa
del Sol en España. En otros casos, las particularidades de un
territorio cuentan con el potencial suficiente para ser utilizados
como base de estrategias publicitarias, entonces se acentúan
por medio de la mercadotecnia y otras estrategias de reestruc-
turación urbana (Ralph, 1976, en Erickson y Roberts, 1997).
Además de fortalecer la identidad, es fundamental que tan-
to residentes como turistas e inversores identifiquen el lugar
como uno deseable para vivir, visitar e invertir. La ciudad debe
crear una reputación para presentarse al público como un espa-
cio vibrante y dinámico que posee las características que ellos
buscan. Para lograr este objetivo se utiliza la mercadotecnia del
lugar.
El bien de consumo, que es la ciudad, requiere ser adapta-
do a las demandas y deseos de los consumidores; por ello los
esfuerzos de sus gobiernos y agencias de desarrollo se enfocan
a generar un ambiente deseable para el tipo de mercado que
se quiere alcanzar y el perfil de visitantes que se busca atraer
(Hall, 1997). Un mercado creciente y cada vez más importante
es el de los consumidores que demandan “productos verdes”.
Este grupo está dispuesto a pagar más por un bien o servicio
certificado. En este sentido, las ciudades sustentables son un
fenómeno complejo que involucra tanto lo simbólico como lo
tangible y constituyen la mayor expresión del intento de gene-
rar un producto amigable con el medio ambiente. Los lugares
que ahora se promocionan como sustentables han tenido que
fraguar un consenso social en el que los residentes, lo mismo
que el gobierno y los empresarios, aceptan la sustentabilidad

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 98 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 99

como un modo de proceder beneficioso para la ciudad y sus


intereses; y lo hacen estableciendo en el concepto de desarrollo
sustentable una imagen que los distingue en el mercado como
centros de consumo responsables con el medio ambiente.
El procedimiento de crear una imagen es particularmente
importante para las ciudades turísticas y para aquellas que
pretenden atraer mayor número de visitantes, pues, al cons-
tituir en sí mismas un producto, es esencial que fabriquen
ventajas competitivas que las distingan por sus atributos del
resto de los destinos. Queensland, una de las regiones más in-
ternacionalizadas de Australia, siguió ese camino a principios
de la década de 1990 para superar una depresión económica.
Los empresarios y diversos agentes decidieron reestructurar
su industria turística tematizando el destino con base en los
atractivos naturales de la región. Formaron la organización
Cairns Regional Economic Development Corporation (CREDC),
que unió esfuerzos con Tourism Queensland, agencia guber-
namental, y Tourism Tropical North Queensland, organización
de operadores turísticos. En 1995 crearon la feria Reef Tourism
para visitar y proteger la zona de corales que le dio mayor pres-
tigio (Nordin, 2003). Se promocionó con éxito como la “ciudad
del sol”, un lugar de playas vírgenes, islas tropicales, bancos
de arena, arrecifes, selvas exuberantes, de poblados exóticos
y vibrantes que epitomizan un australianismo auténtico. Todo
ese acento del marketing en la responsabilidad medioambiental
y en la belleza natural del lugar, es parte de los recursos “crea-
dos” por la estrategia de mercantilización del lugar (Nava e
Ibarra, 2010).
Sin embargo, no todas las ciudades están capacitadas para
realizar las gestiones que les permitan constituirse y promocio-
narse como espacios sustentables. Unas han apelado a su pa-
trimonio histórico-cultural, otras han revitalizado sus espacios
urbanos, particularmente el centro cívico, y algunas más han
creado conceptos temáticos como herramientas de promoción
turística. Tal es el caso de los municipios colombianos Zona
Bananera y Aracataca, que se unieron –en colaboración con
operadores turísticos, hoteleros y agencias de viaje– para pro-
mocionar el concepto de “La Ruta de Macondo”, que establece

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 99 06/12/11 10:54


100 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

un recorrido por los lugares simbólicos de la novela Cien años


de soledad, del premio Nobel Gabriel García Márquez.
La fabricación de la ciudad como un sujeto geográfico úni-
co –envidiable para hacer negocios, trabajar, residir, divertirse,
consumir, localizar firmas, realizar espectáculos– no impli-
ca solamente una campaña de publicidad para promocionar
ciertos sitios emblemáticos de alto valor natural, estético o his-
tórico, sino también crear deliberadamente una forma física
e institucional que acentúe las características de la urbe que
se desea producir. En este sentido, el marketing de la ciudad
sustentable deberá ir acompañado de transformaciones del
espacio que favorezcan la integridad medioambiental me-
diante una planeación urbana sustentable. La maquinaria de
crecimiento de la ciudad es la encargada de formular una es-
trategia de mercadotecnia del lugar para “diseñar una comu-
nidad a la medida de sus clientes clave” (Kotler et al., 1993: 18).
Hall (1997) asevera que este diseño integra cuatro actividades
interrelacionadas: Generar una correcta combinación entre las
características de la comunidad y los servicios que brinda; es-
tablecer incentivos para los actuales y potenciales comprado-
res/usuarios de los bienes y servicios ofertados en la ciudad;
proveer los productos y servicios de una manera eficiente y
accesible; y, finalmente, presentar la imagen y los valores de la
ciudad de modo que los usuarios potenciales se den cuenta de
las ventajas distintivas del lugar.
El marketing incluye la construcción y proyección de con-
ceptos particulares acerca de un territorio. Hall (1997) sostiene
que se debe procurar “la recreación de un sentido de lugar” a
través de la formulación y aplicación de estrategias de diseño
basadas en modelos conceptuales de la ciudad. De este modo,
la revitalización de un lugar comprende tanto la remodelación
del ambiente construido, que refuerza el perfil promocional de
la ciudad, como la incorporación de “imágenes culturales y tra-
diciones que son de substancial importancia en el marketing del
lugar” (Hall, 1997: 68). Algunas urbes donde oficialmente se ha
instituido el modelo conceptual de la ciudad sustentable han
materializado un simulacro donde juegan un papel determi-
nante los planes de renovación urbana. Tales planes incluyen

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 100 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 101

megaproyectos para infraestructuras culturales y deportivas,


rehabilitación de zonas históricas y espacios recreativos, cen-
tros comerciales frente a costas y riberas, zonas residenciales
de última moda, núcleos de negocios de frontera, entre otros.
Esta reinvención de las ciudades asentada en el empresarialis-
mo estimula la gentrificación.
Harvey (2001) expone cuatro modalidades básicas de em-
presarialismo urbano: la primera se basa en la competencia
dentro de la división internacional del trabajo en la que se ex-
plotan las ventajas competitivas para la producción de mer-
cancías y servicios; algunas ciudades, por ejemplo, pueden po-
seer una completa base de recursos naturales o una ubicación
privilegiada, cómo las de la costa suroeste de Estados Unidos,
mientras que otras tienen que construir las ventajas por medio
de infraestructura física y social. Una segunda clase de empre-
sarialismo descansa en la mejora competitiva respecto de la
división espacial de consumo; se busca atraer consumidores a
la región (turistas, jubilados) por medio de la mejora física del
entorno y atracciones para los consumidores (estadios depor-
tivos, centros comerciales, atracciones turísticas); el objetivo es
que “la ciudad parezca un lugar innovador, interesante, crea-
tivo y seguro para visitar, vivir y consumir” (ibíd.: 377). Tal es
el caso de Baltimore que, mediante una serie de subvenciones
en la regeneración del centro de la ciudad –cuya primera fase
se llevó a cabo entre 1958 y 1976– buscó mejorar su posición
como un lugar atractivo para la inversión y el turismo (ver
ilustración 5.1). Un tercer tipo de empresarialismo se enfoca
en la adquisición de capacidades clave de “control y de mando
en las altas finanzas, en el gobierno o en la recopilación y el
procesado de información” (ibíd.: 378); esta opción demanda
fuertes inversiones en transporte, comunicaciones y área para
oficinas, no obstante es difícil superar a los centros ya estable-
cidos como Nueva York, Chicago, Londres o Los Ángeles. Fi-
nalmente, una cuarta figura de empresarialismo se basa en la
“redistribución de excedentes mediante las administraciones
centrales”. Un ejemplo de lo anterior son los contratos con el
Departamento de Defensa de Estados Unidos. Estas categorías
no son excluyentes sino que el éxito en su aplicación depende

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 101 06/12/11 10:54


102 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

también de coaliciones entre estas cuatro estrategias (ibíd.: 379-


380).
Desde la década de los noventa el empresarialismo se for-
taleció en las ciudades, que al perder el tradicional apoyo de
los gobiernos nacionales se vieron obligadas a hacerse cargo
por sí mismas de su crecimiento económico. Desde entonces, la
competencia interurbana por el capital y los mercados se agu-
dizó a la par de la disminución de las barreras espaciales. Las
características específicas del lugar cobraron gran relevancia
en la tarea de absorber capital hacia el territorio. La estrategia
de atracción de inversiones se basó en la construcción de un
buen clima empresarial con atractivos para el capital. Sin em-
bargo, el interés por la instauración de un entorno empresarial
óptimo desvió la atención gubernamental hacia los asuntos del
crecimiento económico. El bienestar colectivo de los residentes
pasó a un segundo plano y los Ayuntamientos comenzaron a

Ilustración 5.1. Regeneración del centro de la ciudad


de Baltimore

Imágenes que muestran distintos puntos de la regeneración del cen-


tro de Baltimore, particularmente el waterfront y las viviendas del área
del pier adyacentes al puerto. Según Harvey (2001), las estrategias de
renovación urbana aplicadas en esta ciudad se convirtieron en un
modelo de políticas de empresarialismo urbano. (Tomadas de www.
panoramio.com)

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 102 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 103

dedicar más recursos a proyectos que buscaban elevar la com-


petitividad de las ciudades que a atender a los grupos desfa-
vorecidos por el mercado, con lo que se crearon grandes des-
igualdades espaciales y sociales. Lo más lamentable es que con
el tiempo las ciudades que invierten enormes sumas para vol-
verse competitivas pierden su atractivo y son desplazados por
otros lugares más exitosos coyunturalmente; por tanto, todo
esfuerzo por mejorar el entorno físico con el fin de atraer ca-
pital a costa del bienestar de la población resulta costoso, pues
cualquier ventaja competitiva construida dentro de la red de
ciudades resulta a la larga transitoria.
La experiencia de Sevilla en su intento de convertirse en el
Silicon Valley europeo es un ejemplo de lo anterior. En 1982,
con el fin de erigir este territorio en la tecno-ciudad más gran-
de de Europa, el Ayuntamiento, apoyado por el gobierno espa-
ñol, inició un megaproyecto de desarrollo local y regional para
superar su prolongado decaimiento económico. La finalidad
fue posicionar a Sevilla como “escaparate de una España mo-
derna y dinámica”, motor económico regional de Andalucía,
principal polo de desarrollo tecnológico al sur del continente
europeo, y puente tecnológico entre Europa y Latinoamérica.
Esta estrategia denominada Expo ‘92 Feria de la Cartuja ‘93
combinó dos proyectos: Exposición Universal, para celebrar
quinientos años del descubrimiento de América y otro de lar-
go plazo denominado Cartuja ‘93, diseñada por los destacados
urbanistas Manuel Castells y Peter Hall. Los cuatro pilares del
plan fueron: inversión en infraestructura, atracción de inver-
sión extranjera, mejora de la educación y promoción de la ima-
gen de la ciudad y la región. No obstante su visión holística,
en su aplicación el proyecto se inclinó hacia dos de los pilares:
el desarrollo de infraestructura y la promoción internacional
de la imagen de Sevilla como ciudad-región moderna con vi-
sión de futuro, desvinculada de su tradicional figura de centro
turístico. Entre 1985 y 1992 se invirtieron alrededor de 10 mil
millones de dólares en diversas obras públicas. Sin embargo,
en materia educativa no se generó el capital humano indispen-
sable para sustentar la clase de polo de crecimiento tecnológico
ideado por Castells y Hall. Con una ejecución desequilibrada,

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104 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

los esfuerzos por materializar la estrategia se concentraron en


la promoción de la imagen de la ciudad y en la provisión de in-
fraestructura dando como resultado un tejido industrial débil
y recursos humanos inadecuados (Pike et al., 2011).
En Estados Unidos y Canadá la revivificación de los espacios
de consumo mediante estrategias de urbanización empresaria-
lista –como sucedió en Park Slope, Nueva York (ver ilustración
5.2); Darien Street, Philadelphia; y Toronto, Canadá– provoca
que la mayoría de la población quede como espectadora pues
los espacios revitalizados se vuelven asequibles sólo para las
clases pudientes. Un caso emblemático de revitalización ur-
bana y creación de imágenes culturales para reconfigurar la
identidad local es la ciudad de Toronto. El proyecto de reno-
vación del centro de Toronto (The Toronto Waterfront Revita-
lization Initiative) está enmarcado por la colaboración de los
tres niveles de gobierno para consolidarla como una ciudad
competitiva y para revitalizar las áreas de consumo. Se buscó
fortalecer la identidad y el sentido del lugar por medio de la
relación de la ciudad con su waterfront (“frente de agua” en el
lago Ontario), por lo que éste se convirtió en el elemento más
emblemático de la renovación. Aunado a lo anterior, la maqui-
naria del crecimiento empezó a promover la imagen de Toron-
to ante los residentes, inversores y visitantes, como la “ciudad
de la diferencia” y el multiculturalismo. El proyecto se apoyó
en un discurso atractivo hacia la sociedad. Según el reporte del
gobierno federal titulado Evaluation of the Federal Government’s
Participation in Toronto Waterfront Revitalization Initiative, esta
iniciativa fue diseñada para “contribuir al desarrollo urbano
sustentable del área del waterfront de Toronto mediante la re-
generación de la infraestructura del lugar” (Gobierno de Ca-
nadá, 2008). Inició en octubre del año 2000, enmarcada por la
aspiración de lograr la designación de Toronto como sede de
los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2008; el proyecto aún
continúa vigente a pesar de que la ciudad no fue seleccionada
como anfitriona y de que la renovación ha sido acompañada
por múltiples conflictos.
Atlanta fue otra de las ciudades que experimentó una radi-
cal transformación urbana neoliberal. La reestructuración del

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 104 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 105

espacio en Atlanta inició a principios de la década de 1970 y se


aceleró al convertirse en sede de los Juegos Olímpicos de 1996.
Éstos detonaron múltiples proyectos para revitalizar áreas de-
primidas e hicieron crecer a las periferias a expensas del área
central. Se construyeron al norte nueve grandes centros comer-
ciales; además, ocho de los once sub-mercados más grandes de
oficinas se concentraron en la misma área lejos del distrito cen-
tral (Vega, 2007). Larry Keating (2001) señala dos hechos claves
que en Atlanta detonaron el éxodo de grandes negocios fuera
de este distrito: el primero fue el cierre en 1991 de las tiendas
departamentales de la familia Rich y la donación del edificio
del Banco Nacional del Sur –ubicado en el centro cívico– a
la Georgia State University; ambos símbolos de la fortaleza
económica de la ciudad se desvanecieron ante la suburbaniza-
ción. Los costos sociales de este desarrollo se impusieron en el

Ilustración 5.2. Park Slope, Nueva York

Park Slope, en los sesenta, fue uno de los barrios más degrada-
dos de Nueva York. Después de haber pasado por un proyecto de
revitalización, se convirtió en un lugar atractivo para residentes de
clase media y media alta. En el año 2010 fue seleccionado por la revis-
ta New York Magazine como el mejor vecindario para vivir de Nueva
York. (Tomada de http://nymag.com/realstate/neighborhoods/2010/65374)

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106 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

centro urbano, que perdió su estatus como distrito de negocios


más importante por el desplazamiento hacia el norte de bancos,
bufetes de abogados, firmas de bienes raíces y contadores. Sin
embargo, la permanencia y concentración de empresas líderes
como The Coca Cola Company y Geogia Pacific, de la mano
de una fuerte concentración de actividades de gobierno a la
inner city, impidieron el desplome de la base económica cen-
tral. En años posteriores aparecieron proyectos residenciales,
centros comerciales como North Point Mall, nuevos desarro-
llos en Buckhead y grandes cadenas hoteleras que los Juegos
Olímpicos de 1996 acarrearon. Uno de los más importantes fue
la creación de una pequeña ciudad en Atlantic Station, termi-
nada en septiembre de 2005, después de más de una década de
construcción. El patrón de concentración y crecimiento de los
suburbios coincidió con la ubicación y distribución desigual
de los ingresos y riqueza entre la población. Los nuevos hote-
les –Westin, Intercontinental– y las oficinas de compañías im-
portantes –Cypress Communications Holding Inc., Coldwell
Banker, Cousins Properties Inc.– se ubicaron en los suburbios
del norte, espacios de mayor concentración poblacional blanca;
mientras que los suburbios del sur dominados por población
negra, se deterioraron irremediablemente (Vega, 2007).
Otro caso de la promoción de ciudades –en el antiguo bloque
socialista de Europa– es Lodz, Polonia. Ubicada en el centro de
Europa, fue fundada en 1423, y se convirtió en un importante
centro textil. Desde principios de los noventa se han aprobado
planes para dotarla de una personalidad renovada hacia el ex-
terior. Se pretende convertirla en una ciudad multicultural, por
lo que se promueve como centro de grandes recursos profesio-
nales y empresariales, con un complejo universitario de alta
calidad, instituciones bancarias de clase mundial, bajos costos
de inversión y, sobre todo, un ambiente de alta cultura (Craig
y Kaczmarek, 1999). Esta mercantilización de lugares no sólo
abarca a ciudades grandes o medianas sino también a sitios
menores como Kfar Blum, en Israel. El Kfar Blum Music Festi-
val, un festival de música organizado en un kibbutz en el norte
(la Alta Galilea), iniciado en 1985 para audiencias israelíes, se
convirtió en una medio para promocionar, internacionalizar y

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Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 107

vincular a este pequeño territorio de Israel al desarrollo regional


(Waterman, 1998). También son objeto de estas reinvenciones
segmentos de ciudades, como la pequeña India de Singapur,
que fue tematizada en 1989 como distrito histórico, subvirtien-
do con ello un auténtico enclave de cultura hindú. El gobierno
desplazó a sus residentes del control de la zona al privilegiar la
actividad comercial por sobre la residencial, trastocando así las
identidades urbanas ahí sobrevivientes (Chang, 2000).
Estos fenómenos demuestran que la vida social es por sí
misma producción de espacialidad, es decir, al actuar no sólo
nos creamos a nosotros mismos sino que también producimos
lugares, los cuales a su vez imponen su sello a los artefactos
y artículos de consumo que ahí se fabrican. En este sentido,
la ciudad es una gran mercancía colectiva; los servicios y pro-
ductos que generan sus habitantes poseen un contenido se-
miótico relacionado con su forma urbana, arquitectura, carác-
ter e imaginario social, estilo de vida cotidiana, pluralidad de
su población, tejido social, tipo de clientes locales y externos,
infraestructuras, regulaciones vernáculas, tradiciones, tipo de
turismo que reciben, atmósfera cultural y de negocios, entre
otros. Es decir, lo que en ella anida influye en la forma en que
se diseña, construye y consume. Pero además, hay en los terri-
torios más proclividad a producir un tipo de bienes que otros,
y hacerlo de una manera peculiar.

Los edificios, la infraestructura, la iconografía y la física de la ciu-


dad, sirven de soporte para cierto tipo de fabricación de bienes. La
configuración de los espacios públicos puede promover un tipo de
interacción productiva frente a otras, además de que influyen en el
tipo de visitantes que entran o que salen (las personas que quieren
una “escena” de plaza en comparación con aquellos que prefieren
caminos separados que no crucen). El aspecto y la funcionalidad
de la ciudad afecta a los diseñadores, y la forma en que hacen su
trabajo, a los productores en idear qué hacer, y a los consumido-
res en cómo liberan sus deseos de adquirir bienes y servicios. El
entorno construido y sus accesorios –las señalizaciones, diseño de
tiendas, la publicidad, escaparates, la forma como están hechas
las calles– proporciona evidencia a las personas sobre la clase de

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108 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

lugar en que se encuentran, de lo que es apreciado y desdeñado, y


provee claves acerca de ‘cómo se hacen las cosas por aquí’. Las for-
mas arquitectónicas afectan el tipo de materiales de construcción
y muebles que se usan en los edificios, influyen en cómo éstos se
convierten en populares a través de imitaciones. La arquitectu-
ra prepara los ojos de los grandes públicos no sólo por un cierto
diseño de construcción de edificios, sino también para los bienes
de todo tipo que comparten los estilos a la vista. La historia de la
construcción de la ciudad es paralela a la historia de los bienes,
con similares ires y venires de las preferencias de estilo (Molotch,
2002: 681).

Existe también, junto a la mercadotecnia y fabricación de


la ciudad misma como unidad geográfica de “consumo”, la
promoción de los bienes procedentes de ese lugar a partir de
la generación de “ciudades marca” en las cuales el turismo
constituye una “actividad paraguas” que cobija no sólo los
productos turísticos, sino a la totalidad de la oferta local. Por
ello, la imagen de una ciudad hacia el exterior va inserta en
sus mercancías y servicios. Para comprender el marketing de
las ciudades, que usualmente se asocia a la atracción de inver-
sionistas o turistas, debe considerarse en primera instancia a
la ciudad como un todo, pues al adquirir y consumir un bien
se comparte psicológicamente lo que ese lugar significa estéti-
ca y culturalmente. Los relojes suizos, los perfumes de París,
las pistolas de Birmingham, los autos de Detroit, el tequila de
Jalisco, el Whiskey de Tennessee, artículos de piel de ciuda-
des italianas, incluyen en su valor de uso el prestigio de sus
lugares de origen. En este sentido, una ciudad se vende con
sus productos, porque se constituyen en una carta de presen-
tación, y a través de ellos gana clientes en los mercados como
una marca geográfica o territorial; aquí ocurre una especie de
marketing de ciudad implícito.
Al consumir una mercancía se realiza a la vez un consumo
simbólico del territorio en que se produjo, con todas sus sig-
nificaciones culturales que representa: “La gente desea bienes
asociados con lugares específicos porque a la distancia, de-
sean el lugar en sí mismo. Nosotros canibalizamos el espacio

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Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 109

–tomamos de alguna manera su poder social y cultural, su ca-


ché– por medio del consumo de los objetos que genera. Las ad-
miradas relaciones sociales que están adheridas a sus produc-
tos pueden ser apropiadas a través de su adquisición material”
(Molotch, 1996: 229).
En este sentido, el consumo simbólico de un artefacto es una
base material para imaginar la pertenencia a un mundo común
y adoptar cierta emocionalidad de ser parte de una misma co-
munidad apreciada. Como Molotch señala, “en su nivel más
profundo los artefactos no sólo emiten significado social sino
que producen simbolismos de cualquier tipo posible […] For-
man la base tangible de un mundo que la gente puede adop-
tar para estar en un ámbito común, cosas que pueden tomarse
como ‘reales’ en un acuerdo que trabaja en contra del vérti-
go social de vivir entre significados erráticos y terriblemente
inestables” (Molotch, 2003: 11). Esto puede apreciarse en cosas
sencillas, como el consumo de una bebida. En la página web de
Coca Cola Co. aparece una sección de testimonios de familias y
personas en las que transcriben memorizaciones acerca de qué
significa para ellos su degustación, y entre los comentarios se
encuentra el de un militar veterano que describe el acto de con-
sumir este refresco como un regreso a su patria: “Yo he traba-
jado en el ejército por treinta años –dice–, en tiempo de guerra
y de paz, alrededor del mundo, y cuando las cosas se pusieron
horribles, en la jungla o en el desierto, tomar una coca cola me
traía a mi casa, con mi familia y a mis recuerdos. Coca Cola
hizo la diferencia. Es América en una botella” (T.C.C., 2010).
Pero, además, el consumo, que ocurre por múltiples vías
para satisfacer alguna necesidad real o imaginada, contribu-
ye a crear barreras sociales, construir identidades sociales, del
grupo y los otros; es una práctica cultural que esencialmente
nos adscribe en un grupo de principios para justificar apoyo y
solidaridad con unos y signos para excluir a otros (Douglas y
Isherwood, 1996). En su famosa novela Desayuno en Tiffany’s,
Truman Capote narra la historia de Holly Golightly, una ex-
travagante joven que reside en Nueva York. Ella vive como
celebridad en un barrio acomodado de la “Gran Manzana” de-
seando sentirse satisfecha con la vida, y encuentra en la lujosa

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110 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

tienda Tiffany’s, donde compra y consume gente adinerada, el


sitio perfecto para asociar ese anhelado sentimiento de satisfac-
ción: “No quiero poseer nada hasta que encuentre un lugar en
donde yo esté en mi lugar y las cosas estén en el suyo. Todavía
no estoy segura de dónde está ese lugar. Pero sé qué aspecto
tiene. –Sonrió, y dejó caer el gato al suelo–. Es como Tiffany’s
–dijo–.” (Capote, 1958). Es muy importante entonces que los
productos y servicios gocen de una reputación deslumbrante,
fascinante, real o artificial, la cual será objeto de un deseo de
pertenecer a la comunidad que representan estéticamente.
Una perspectiva adicional a la de Molotch (1996) es la de
Goss (1993), quien además al observar el lugar de fabricación
del producto, añade a su análisis la trascendencia del espacio
en donde el artículo es adquirido o consumido. El autor sos-
tiene que el mensaje que la mercadotecnia busca enfatizar es
el siguiente: eres lo que compras, “y si eres lo que compras,
entonces también te defines por ‘dónde compras’” (ibíd.: 23).
De este modo, no sólo el bien o servicio es importante para
el consumidor, sino también el lugar en el que el producto se
adquiere. Por ello, los centros comerciales y las ciudades, como
unidades establecidas de consumo, utilizan estrategias para
atraer el mayor número de clientes hacia un punto geográfico
incluyendo lo material y lo simbólico en su promoción. El prin-
cipal objetivo del marketing de ciudad es edificar una imagen
local que reemplace las ideas negativas que puedan tenerse de
ella. Para que una estrategia de mercadotecnia sea efectiva, las
herramientas mediáticas no son suficientes, es necesario acom-
pañarla con la regeneración de los espacios públicos por me-
dio de una política de planeación y regulaciones que refuercen
la noción de ciudad que se quiere transmitir (Holcomb, 1993,
en Hall, 1997). El ambiente construido es de vital importan-
cia; es considerado tanto “la materia prima como el producto
de la práctica social que genera un paisaje cultural distintivo
a través del tiempo” (Erickson y Roberts, 1997: 37). En esta di-
rección, las presiones del mercado, las políticas de planeación,
diseño urbano y regeneración de los espacios públicos pueden
contribuir tanto a la degradación como al reforzamiento de la
identidad local.

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Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 111

Hall (1997) destaca un tipo de fabricación de imagen vincu-


lada con la ciudad medioambientalmente responsable origina-
da en el peculiar estilo de vida consumista que prevalece en
Estados Unidos. Sus ciudades han buscado explotar por medio
de la mercadotecnia y el diseño de lo construido, la ilusión de
que el consumidor está haciendo “algo más que sólo comprar”.
Es decir, “se manipula el comportamiento del comprador por
medio de la configuración del espacio y la construcción de
paisajes simbólicos” (ibíd.: 293), que en el caso de las ciuades
sutentables se vincula con la responsabilidad medioambiental.
Al inventar asociaciones virtuosas, los desarrolladores buscan
legitimar esta actividad alejándola de su naturaleza aparente-
mente frívola. Los temas utilizados para este objetivo han sido
variados. Algunas ciudades y centros comerciales idealizan re-
presentaciones de los espacios públicos del pasado en donde
la interacción social y los espacios amigables para el peatón
son priorizados; otros, por el contrario, presentan la imagen
de modernidad, y algunos más han recreado épocas históricas,
como en el caso de La Encantadora Mall, en Phoenix, y Paseo
Nuevo Mall, en Santa Bárbara
No obstante, uno de los temas en boga es el relacionado con
la protección medioambiental. Este concepto ha comenzado
a ser recurrente en la producción/construcción y promoción
de productos, centros comerciales y ciudades como bienes de
consumo. Comprar un producto con certificación ambiental,
lo mismo que adquirir dicho producto en un “lugar certifi-
cado” o “verde”, le da al consumidor la justificación que in-
conscientemente desea para realizar el acto de adquirir un
bien o servicio, más aún cuando aquellos que demandan este
tipo de productos son en su mayoría de clase media y media-
alta. Y aunque el precio de estos bienes es mayor, el público
comprometido con la causa de protección ambiental está dis-
puesto a pagar el costo extra. De igual modo, un lugar que di-
rige su estrategia de marketing a este nicho de mercado, puede
esperar un perfil de visitantes con alto poder adquisitivo, ya
sean turistas que permanezcan en la ciudad por una o más
noches o visitantes de un día que lleguen al lugar para hacer
sus compras.

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 111 06/12/11 10:54


112 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

El consumismo, a pesar de su popularidad y de ser


ampliamente practicado, es objeto de cierto desdén enraizado
en los orígenes de la cultura estadounidense. El rechazo al ma-
terialismo, afirma Goss, tiene su origen en el legado puritano
y se sostiene actualmente por una aversión intelectual a la so-
ciedad del consumo. El comprador, en tanto que siente placer
por consumir, experimenta una especie de autocensura debido
al vacío culturalmente percibido de la actividad. Los desarro-
lladores, conscientes de este fenómeno, han buscado “aliviar
esta culpa colectiva” diseñando en el entorno construido “los
significados para una disociación del acto de comprar” (Goss,
1993: 300). De ahí la importancia de vincular el consumo con
la sustentabilidad.
Comprar es una actividad espacial, es decir, las personas
“van” de compras a un lugar específico –centro comercial,
mercado, boutique–. En Estados Unidos, la creciente popula-
ridad del consumo de productos por catálogos e Internet no
ha desplazado al centro comercial como el lugar donde usual-
mente se realizan las compras al por menor. Los impuestos
generados por este tipo de venta son importantes fuentes de
ingreso para ciudades como Santa Mónica, Seattle, San Fran-
cisco y Boulder, por lo que tanto el gobierno como las cáma-
ras de comercio han invertido en promocionar las ventajas de
consumir en los establecimientos comerciales localizados en
su territorio.
Jon Goss (1993) analizó la forma, funciones y significado
de la infraestructura en el comercio al por menor e incluyó el
factor cultural para entender el funcionamiento de los centros
de compra. El autor asevera que existen conexiones entre el
diseño del ambiente construido y la industria de la publicidad
ya que ambos son medios de comunicación que utilizan como
herramienta la retórica y los efectos ocultos de la persuasión.
Los encargados de promocionar un producto, conocedores del
subconsciente humano, crean estrategias para enlazar un bien
de consumo con símbolos culturales a fin de crear no solamente
demanda por el objeto sino también generar una identificación
personal con éste. Entonces la actividad de comprar bienes y
servicios “no es sólo un medio para satisfacer necesidades ma-

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 112 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 113

teriales, sino también un modo en la que los individuos dan


forma a su identidad” (Goss, 1993: 293).
Gozar de prestigio como lugar exitoso, agradable o exótico,
representado en el fetichismo de sus mercancías, tiene venta-
jas económicas y competitivas. La conexión positiva entre la
imagen del producto y el lugar garantiza un tipo de renta mo-
nopólica que se adhiere al territorio constituyéndose éste en in-
signia y marca privada para los bienes que ahí se fabrican. Así,
la base económica de estos espacios utiliza su propia imagen
como barrera a los productos de sus competidores (Molotch,
1996). Incluso, existen dispositivos legales para asegurar que
esa marca de origen se registre, como es el caso del tequila y el
champán.
Uno de los lugares más exitosos del mundo es el Sur de Cali-
fornia, particularmente la gran región de Los Ángeles. Su fama
se forjó durante la fiebre del oro en el siglo XIX gracias a una
legendaria imagen de tierra de buena fortuna y aventura. A lo
largo de su historia, esta percepción se ha fortalecido con ele-
mentos que lo ratifican como un sitio de grandes oportunida-
des económicas, con identidad multicultural, libertades de todo
tipo, buen clima, playas, montañas; impresión que se reforzó
por la fábrica de sueños en la que se convirtió Hollywood, con
su rutilante cosmos de celebridades y exitosos deportistas. Es
por ello que los productos que se fabrican en esa región traen
atados esos elementos de glamour: ropa, artículos deportivos,
muebles, autos, juguetes, joyas, cosméticos, comida rápida, te-
nis, chamarras, residencias.
Esta nueva antropología de los bienes, intensificada por la
globalización, ha revalorado la cultura como fuente de venta-
jas competitivas; de ahí el auge de las industrias culturales y
de alta tecnología. En las últimas dos décadas los gobiernos
locales han promovido el arte y la cultura como una solución
al decaimiento de los viejos centros urbanos. La idea de que
las inversiones públicas y filantrópicas en el arte son positivas
gana terreno lo cual permite la aglomeración en las ciudades
de actores, directores, bailarines, coreógrafos, músicos, escri-
tores y artistas visuales como pintores, fotógrafos, cineastas,
artistas textiles y escultores. La actividad de todos ellos pro-

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 113 06/12/11 10:54


114 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

duce dividendos en términos de ingresos y aprovechamiento


de inversiones pasadas, pues pueden mejorar la calidad y la
aceptación de productos y servicios de la región. Markusen y
Schrock (2006) consideran a estos dividendos artísticos como
un tipo de bien público, una devolución de décadas pasadas
de inversiones por fundadores, patrocinadores, empresarios,
organizaciones de arte, sector público y de los artistas mismos
en el capital humano e infraestructura física que constituyen
“mundos de arte” en la economía regional. También conside-
ran importantes los eventos deportivos y la aportación de los
grandes atletas, pues atraen clientes que gastan su dinero en la
ciudad, sin embargo, las actividades relacionadas con el arte
y los artistas residentes, realizan una mayor contribución. Los
autores coinciden con Richard Florida en que las decisiones de
los artistas, y de la clase creativa en general, de vivir en ciertas
áreas pueden estimular la formación de nuevas firmas y atraer
otras firmas más a la región que sean consumidoras de arte.
A lo largo de esta primera parte del libro, abordamos las dis-
tintas líneas teóricas para el estudio de las ciudades sustenta-
bles. Examinamos las particularidades del espacio urbano, su
dinámica económica, evolución y nuevos procesos de urbani-
zación incitados por la globalización. Asimismo, expusimos la
noción del desarrollo sustentable y la inclusión del espacio en
su concepción, con lo cual el análisis para su aplicación empíri-
ca desciende de la escala global a la local. Todo ello con la fina-
lidad de contar con una base conceptual sólida para interpretar
la experiencia de Santa Mónica en su proyecto de construir una
ciudad sustentable.

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 114 06/12/11 10:54


Segunda parte:
Desarrollo urbano sustentable
en Santa Mónica

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 115 06/12/11 10:54


Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 116 06/12/11 10:54
6. De rancho a ciudad posmoderna

E
n su historia, Santa Mónica ha atravesado por distintos
escenarios que en su mayoría son resultado del sello que
las élites en el poder le han impreso a la especulación
inmobiliaria y a las fuerzas del libre mercado. Su trayectoria
revela cómo por décadas la ciudad cimentó su desarrollo en
los valores de la empresa privada en detrimento del bienestar
de la población.
Hasta la década de 1970, los grupos dirigentes concibieron
la ciudad como una valiosa oportunidad para hacer negocios
sin restricciones legales que les recordaran sus “responsabili-
dades hacia la naturaleza y hacia la naturaleza humana” (Har-
vey, 2003: 245). La política urbana era negociada casi exclusiva-
mente entre inversionistas, empresarios y representantes de la
industria inmobiliaria en alianza con el gobierno local. Había
discrepancias entre estos grupos respecto al tipo de ciudad que
deseaban impulsar, pero todos coincidían en un aspecto: las
políticas debían estar orientadas por la libre empresa y el lucro
(Capek y Gilderbloom, 1992). No obstante, en 1979, con la lle-
gada al poder municipal de representantes de un movimiento
social progresista dirigido por la asociación Santa Monicans
for Renters’ Rights, el carácter de la localidad dio un giro que
resultó en una tradición de participación ciudadana primordial
en la institucionalización del proyecto de ciudad sustentable.
En este capítulo realizaremos un recuento de la trayectoria
histórica de Santa Mónica desde su orígenes hasta la década

[117]

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 117 06/12/11 10:54


118 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

de 1970 con la finalidad de identificar los actores sociales y


acontecimientos clave que contribuyeron a conformar el esce-
nario físico, político y cultural que en 1978 posibilitó el naci-
miento de la coalición progresista y en 1994 la adopción por
las autoridades municipales de un proyecto de sustentabilidad
urbana. Hasta antes de que apareciera esta coalición, la élite
dominante administraba a la localidad como un coto de ne-
gocios, lo que provocó que muchos proyectos de inversión
pública en infraestructura marginaran a grandes contingentes
de población.
La existencia del asentamiento humano de Santa Mónica se
remonta a la presencia de tribus nativas. A mediados del si-
glo XVI se organizaron en este territorio ranchos hispanos y
a partir de finales del siglo XIX pasó gradualmente a ser un
centro vacacional, luego industrial y finalmente de servicios
culturales, de cómputo y educativos. Por la composición de su
población, su base económica, arquitectura e imaginario colec-
tivo plural, es actualmente una ciudad posmoderna.
Gran parte del atractivo de Santa Mónica se debe a su posi-
ción geográfica, que se extiende frente a la costa del Océano Pa-
cífico a 22 kilómetros del tejido megalopolitano de Los Ángeles.
Su ubicación privilegiada y sus atractivos naturales le brindan
múltiples oportunidades de desarrollo económico. Además de
esto, han sido fundamentales para su crecimiento los medios
de transporte y el montaje de su infraestructura turística: la
construcción de los primeros hoteles, piers, clubes y casas de
playa y, recientemente, el centro comercial lineal Third Street
Promenade y la reinauguración del shopping mall Santa Monica
Place. No obstante la importancia de dichos factores, han sido
los actores sociales –las instituciones públicas, los ciudadanos
y las entidades privadas– los que al interactuar con el espacio
moldean la forma urbana de Santa Mónica y le confieren una
identidad que la distingue del resto de las comunidades que
le circundan. Así, inversionistas, estrellas de cine, especulado-
res inmobiliarios, políticos, organizaciones ciudadanas y hasta
mafiosos han influido en su forma física, política y económica:
John P. Jones y Collis Huntington, fundadores de la ciudad;
Marion Davis, actriz de Hollywood, Tony Cornero, líder de la

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 118 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 119

mafia; Tom Hayden, Jane Fonda y John P. Conn, importantes


actores del movimiento progresista, entre otros, son figuras
públicas que al elegir a Santa Mónica como lugar de residencia
o para invertir han influido en su porvenir.
El fundador del lugar fue el navegante portugués al servi-
cio de España, Juan Rodríguez Cabrillo. El 28 de septiembre
de 1542 descubre la Bahía de San Diego, luego el 6 de octubre
toca San Pedro y el día 9 las costas de la actual Santa Mónica;
continúa sus exploraciones hasta llegar al Cabo Mendocino, al
extremo norte de la actual California. La expedición de Cabri-
llo, que partió de lo que hoy es Barra de Navidad en Jalisco,
México, iba en busca de la mítica ciudad de Cíbola, supuesta-
mente llena de riquezas y localizada en el norte de la Nueva
España. Constaba de tres embarcaciones con una tripulación
de marineros europeos e indios, esclavos negros, ganado y ali-
mento para dos años. Cuando llegó a la bahía de Santa Mónica
encontró a los Tongva, una tribu indígena no agresiva, también
conocida como la tribu de los gabrielinos. A partir de la llegada
de Rodríguez Cabrillo, Alta California formó parte de la Nue-
va España (ver ilustración 6.1). Sin embargo, lo mismo que el
resto de la región, no recibió atención por parte de la corona
española en los siguientes dos siglos (Bates et al., 2007). Los
primeros asentamientos permanentes ocurrieron en octubre de
1769 con la llegada del explorador catalán Gaspar de Portolá,
en terrenos del actual Wilshire Boulevard.
En 1760, la Casa de Borbón, que había regresado al trono
de España desde principios del siglo XVIII con Felipe de An-
jou (V), emprendió una profunda reforma económica, política
y administrativa de sus dominios en América y sobre todo
en las intendencias del Norte de la Nueva España y las go-
bernaciones de la Alta California. Tuvieron el interés de sacar
mayor provecho de sus dominios de ultramar y protegerlos
ante el temor de invasiones extranjeras. Aunque las reformas
borbónicas reanimaron el tráfico comercial y la comunicación
de Alta California con otras regiones de la Nueva España, con-
tinuó siendo hasta principios de siglo XIX una zona poco ex-
plotada. Después de consumada la independencia de Nueva
España, en 1822, Alta California, con aproximadamente 3 200

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 119 06/12/11 10:54


120 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

hispanos en la región, pasa a manos de la República mexicana.


Los rancheros mexicocalifornianos que recibieron en 1828 con-
cesiones de este gobierno para poseer legalmente la tierra, se
convirtieron en los primeros propietarios privados en Santa
Mónica; entre los más destacados encontramos a Isidro Reyes,
Francisco Márquez y Francisco Sepúlveda, que eran dueños de
los ranchos San Vicente, Santa Mónica, Boca de Santa Mónica y
La Ballona (Annenberg Community Beach House, 2009).
En 1845 el gobierno de Estados Unidos emprende una guerra
de invasión contra México, que es derrotado en 1848 y pierde
éste y otros territorios. Con una nueva nacionalidad, el rancho
de Santa Mónica seguía operando con cambios mínimos, sin
advertir que la ideología y la dinámica económica estadouni-
dense –cuya aspiración básica es la libertad para crear riqueza–
traerían marcadas transformaciones al área (Touchard, 1972).

Ilustración 6.1. Mapa del Virreinato de Nueva España


y del Rancho Santa Mónica

División territorial de la que fue parte el rancho Santa Mónica en sus


primeros años de existencia. (Santa Monica Public Library Image Ar-
chives, http://digital.smpl.org/cdm4/item_viewer.php?CISOROOT=/smar
chive&CISOPTR=2611&CISOBOX=1&REC=1)

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 120 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 121

La era estadounidense en este lugar significó el despliegue de


una cultura empresarial y especulativa.
A causa de la “fiebre del oro” desatada en California (1848-
1855), ciudadanos estadounidenses, junto con una turba de
buscadores de fortuna de diversas nacionalidades, llegaron
a Los Ángeles. En poco tiempo, esa región se convirtió en un
centro de juego, crimen y violencia. Las familias poseedoras
del rancho de Santa Mónica, enlazadas de diversas maneras a
Los Ángeles, se dieron cuenta de que su ambiente pueblerino
sería afectado por los recién llegados (Keil, 1998).
Entre los que arribaron con el fin de aprovechar las opor-
tunidades que la minería ofrecía, estaban el coronel Robert S.
Baker y el ex senador de Nevada John P. Jones, hombres de ne-
gocios y visionarios. En 1872 Baker y su esposa Arcadía Bandi-
ni (hija de Juan Bandini, un rico californiano y viuda de Abel
Steams, uno de los hombres más acaudalados de Los Ángeles)
compraron los ranchos Boca de Santa Mónica y San Vicente en
54 mil dólares, propiedad de las familias de Isidro Reyes y José
del Carmen Sepúlveda, respectivamente. Por su parte, en 1874
John Percival Jones, compra una porción de la propiedad de
Baker en 164 mil dólares. Ambos diseñaron el trazo urbano de
Santa Mónica, que fue fundada en 1875 e incorporada al con-
dado de Los Ángeles en 1886 (Santa Monica Convention and
Visitors Bureau, 2008).
Jones y otros empresarios estaban persuadidos de la oportu-
nidad económica que significaba erigir la infraestructura para
atraer visitantes y realizar inversiones estratégicas. En 1875, Jo-
nes fundó la línea de ferrocarril Los Angeles and Independen-
ce Railroad, que conectó a Santa Mónica con Los Ángeles; dos
años más tarde, por dificultades económicas, se vio obligado a
venderla a la Southern Pacific Company por 195 mil dólares,
menos de un cuarto del capital originalmente invertido (Stan-
ton, 1990).
Las penurias financieras por las que atravesaba Jones fue-
ron producto de una seria crisis económica con repercusiones
globales –conocida como “el Pánico de 1873”–, que hasta 1879
afectó duramente a Europa y Estados Unidos. Provocada por
la disminución de la demanda internacional de plata, esta

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 121 06/12/11 10:54


122 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

crisis hundió a Santa Mónica en una profunda depresión al


grado que en 1880 la población no superaba los 350 residentes.
Sin embargo, sus playas y cercanía con Los Ángeles coadyu-
varon a reavivar la economía local. El interés de la Southern
Pacific en el ferrocarril de Jones y sus planes de construir un
puerto en la localidad provocaron un alza del precio de los
bienes inmobiliarios. Al mismo tiempo estimuló la llegada de
nuevos residentes y empresarios. Uno de ellos fue J. W. Scott,
quien en 1876 adquiere un terreno de 174 m2, entre la calle
Quinta y Lincoln Boulevard, que dividió en 40 lotes. Tres cuar-
tas partes las vendió en 30 mil dólares, dinero que invirtió en
la construcción de un hotel de primera clase inaugurado en
1886: el Arcadia Hotel (Stanton, 1990; Basten, 1974). (Ver ilus-
tración 6.2.)

Ilustración 6.2. Hotel Arcadia

Imagen que muestra la época de esplendor del hotel Arcadia (Santa


Monica Public Library Image Archives. Fotografía de Bartlett, Adel-
bert, http://digital.smpl.org/cdm4/item_viewer.php?CISOROOT=/smarchi
ve&CISOPTR=4901&CISOBOX=1&REC=4)

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 122 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 123

Con una inversión de 65 mil dolares, el Arcadia Hotel,


llamado así en honor de Arcadia Bandini de Stearns Baker, fue
en su tiempo el primer hotel de lujo y el segundo de mayor ta-
maño en el suroeste de California, después del Pasadena’s Ra-
ymond. El monumental hotel contribuyó a extender la fama de
esta comunidad costera. Sin embargo, con el paso del tiempo
su arquitectura victoriana pasó de moda y su atractivo dismi-
nuyó, por lo que fue demolido en 1909 para dar lugar al Seasi-
de Terrace, un exclusivo desarrollo residencial (Vaught, 2010;
Basten, 1974). Actualmente, en el espacio que ocupó el Arcadia
Hotel se encuentra localizado otro lujoso establecimiento: El
Loew’s Hotel.
Abbot Kinney tuvo la visión de convertir la sección sur de
Santa Mónica (Ocean Park) en un espacio vacacional. En 1887

Ilustración 6.3. Santa Monica Hotel

Fotografía del primer hotel de Santa Mónica inaugurado en 1885 so-


bre la avenida Ocean y destruido en 1888 a causa de un incendio.
(Santa Monica Public Library Image Archives, http://digital.smpl.org/
cdm4/item_viewer.php?CISOROOT=/smarchive&CISOPTR=4887&CIS
OBOX=1&REC=5)

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 123 06/12/11 10:54


124 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

formó la Santa Monica Improvement Company y llevó a cabo


múltiples proyectos de inversión, entre los que destacan un
club de tenis y un Amusement Pier. Asimismo, en asociación
con Francis G. Rayan, creó la Ocean Park Improvement Com-
pany a través de la cual fundaron el balneario de Ocean Park
con la finalidad de consolidarlo como un importante centro tu-
rístico de playa. Estas y otras obras de infraestructura turística
–como el Santa Monica Hotel (1885) y las populares Duffy Bath
House (1877) y Santa Monica Bath House (1877) (ver ilustra-
ciones 6.3 y 6.4)– encaminaron a Santa Mónica a convertirse en
un próspero destino turístico. La accesibilidad conseguida por
el ferrocarril Southern Pacific construido por Jones, el Arcadia
Hotel de Scott, la continua expansión de los servicios para los
visitantes así como los atractivos naturales de esa zona costera,

Ilustración 6.4. Bathhouses

Construida en 1877, la Santa Monica Bath House fue la segunda inau-


gurada en el área; Duffy Bath House fue la primera. Sin embargo, la
Santa Monica Bath House era de mayor tamaño con 25 cuartos para
renta, baño sauna y de agua salada. (Santa Monica Public Library Ima-
ge Archives, http://digital.smpl.org/cdm4/item_viewer.php?CISOROOT=/
smarchive&CISOPTR=4952&CISOBOX=1&REC=6)

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 124 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 125

propiciaron en 1899 la llegada de 200 mil visitantes a una ciu-


dad de poco más de tres mil residentes (Scott, 2004).
El compromiso de la administración pública y los empre-
sarios con la promoción de la ciudad fue visible desde épocas
tempranas. El diario Santa Monica Outlook, además de ser un
importante medio informativo, coadyuvó a mejorar la percep-
ción pública del lugar. Fue fundado por Lemuel T. Fisher en
octubre de 1875 para convertirse en el periódico más antiguo
de la región de Los Ángeles. Estuvo en circulación por 123 años
hasta que en 1998 cesó su publicación.
Santa Mónica avanzaba como un próspero destino vacacio-
nal. Sin embargo, Collis Huntington –magnate del ferrocarril,
presidente de la Southern Pacific– y algunos empresarios loca-
les, tenían otros planes. Este grupo encabezado por Huntington,

Ilustración 6.5. El Long Wharf

El Long Wharf, de 1.43 km de longitud, fue construido en 1893 por


la Southern Pacific Railroad Company, y demolido en 1920. (Santa
Monica Public Library Image Archives, http://digital.smpl.org/cdm4/
item_viewer.php?CISOROOT=/smarchive&CISOPTR=1561&CISOBOX
=1&REC=2)

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 125 06/12/11 10:54


126 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

se propuso convertirla en un puerto de aguas profundas y dar-


le a la economía local un giro más comercial, distinto al turís-
tico. Con miras a lograr su propósito, Huntington construyó
en 1893 el Long Wharf (ver ilustración 6.5), y añadió también
una línea de ferrocarril para brindar todas las facilidades de
transportación. En su tiempo, el Long Wharf fue el muelle más
largo del mundo con una extensión de 1.43 km y requirió para
construirlo una inversión de 200 mil dólares (Stanton, 1990).
A pesar del poder económico y político de Hungtington como
principal promotor del proyecto, hubo otro grupo liderado por
el senador Stephen M. White, que lo superaron en influencia
política. En 1897, después de cuatro años de cabildeo político,
el Congreso de Estados Unidos eligió a San Pedro, un sitio más
al sur, como sede del puerto de Los Ángeles y todos los recur-
sos federales se dirigieron hacia aquella localidad. Esto influ-
yó decisivamente en la identidad y perfil económico de Santa
Mónica, pues para la complacencia de sus actuales residentes
y visitantes, al perder la oportunidad de convertirse en un gi-
gantesco puerto industrializado, se volvió ahora un atrayente
centro vacacional y de servicios culturales (Viscount, 2011).
Para Capek y Gilderbloom (1992), la controversia sobre si
Santa Mónica sería o no puerto de Los Ángeles fue una de las
batallas tempranas en torno a la consolidación de su identi-
dad urbana, lo cual demostró dos cosas: primero, la medida en
que Santa Mónica figuraba como un producto de inversión; y
segundo, el significado del rol desempeñado por fuerzas exter-
nas en determinar su futuro.
En menor escala, ambos aspectos se revelaron en la
construcción de los diversos piers que se edificaron en Santa
Mónica. La llegada de inversionistas interesados en emplear
sus recursos financieros en proyectos tan innovadores como
los piers demuestra el carácter emprendedor que ha distin-
guido a la localidad. Abbot Kinney, de Nueva Yersey, Charles
Looff, originario de Alemania, Thomas Dudley, de Inglaterra,
y Alexander Fraser, de Canadá, son sólo algunos de los hom-
bres de negocios que invirtieron en este tipo de proyectos dan-
do lugar a una rica tradición local ligada a los amusement piers
como centros de esparcimiento público: Ocean Park Pier, de

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 126 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 127

Kinney; Million Dollar Pier, de Fraser; Looff Pier, de Loof; Pa-


cific Ocean Park (POP), de CBS Broadcasting Incorporated y Los
Angeles Turf Club, Inc.
El censo de 1905 registró que la población de Santa Mónica
había alcanzado 7 208 habitantes, lo que le daba la posibilidad
de calificar para tener el estatus de charter city, que es una cate-
goría de ciudad que permite al gobierno municipal, y por tanto
a los votantes, adquirir control de los asuntos locales (Cons-
titución de California, art. 11, sección 6). Asimismo provee la
capacidad para promulgar leyes complementarias a las adop-
tadas por el estado; sin embargo, hay asuntos de naturaleza
no municipal en los que todas las ciudades se someten a la ley
general de California. La clasificación de Santa Mónica como
charter city fue ratificada por la legislatura en enero de 1907
(League of California Cities, 2010).
Un acontecimiento que coadyuvó al avance de la economía
local fue la construcción entre 1910 y 1930 de una red de carre-
teras que conectaron varias ciudades periféricas con Los Án-
geles, entre las cuales se encontraba Santa Mónica (Fogelson,
1993). Algo muy célebre en 1926 fue su selección para ser pun-
to de llegada de la legendaria Ruta 66, que inicia en Chicago,
Illinois, y termina en las playas de Santa Mónica, atravesando
lugares como Saint Louis, Missouri; Oklahoma City; Amarillo,
Texas; Alburquerque, Nuevo México; Flagstaff, Arizona; y Los
Ángeles.
Con estos avances, la ciudad floreció como un destino de
ocio en donde “la buena vida, las actividades en la playa, el
tenis, las carreras de autos, los vuelos en aeroplanos y el consu-
mo de bebidas alcohólicas fueron practicadas cotidianamente
por los visitantes y algunos residentes locales” (Scott, 2004: 61).
Charles Loff, un empresario de origen Alemán que llegó a Santa
Mónica proveniente de Brooklyn, declaró en 1917 que había
decidido invertir su capital en ese lugar pues lo consideraba
“uno de los centros de playa más finos de la costa del Pacífico
capaz de atraer como visitantes y residentes a los miembros de
clase alta”. La perspectiva de Loff fue profética. Durante la dé-
cada de 1920 fue visible la proliferación de una clase pudiente
gracias a que un importante número de celebridades y actores

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 127 06/12/11 10:54


128 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

de Hollywood construyeron sus casas de playa en Santa Móni-


ca (Pitt, 1997). De hecho, el área a lo largo de Palisades Beach,
al norte del pier hasta el Cañón de Santa Mónica, fue conocida
como “la Costa Dorada” (ver ilustración 6.6.) debido a los re-
sidentes famosos y adinerados que se localizaron en esta zona
–gran parte de los cuales fueron estrellas de cine como Marion
Davies, Wll Rogers, Mary Pickford y Norma Shearer–. En 1925
la diva Greta Garbo tuvo como primera residencia de Nortea-
mérica el Hotel Miramar, antigua mansión del senador Jones.
La proliferación de los clubes de playa privados en Santa
Mónica (ver ilustración 6.7) fue un signo de prosperidad y

Ilustración 6.6. La Costa Dorada

La “Costa Dorada”, Palisades Beach y el Pacific Highway en Santa


Mónica, California. Año 1950, fotografías de la parte superior y 2010,
imágenes de la parte inferior. (Santa Monica Public Library Image
Archives, http://digital.smpl.org/cdm4/item_viewer.php?CISOROOT=/
smarchive&CISOPTR=1694&CISOBOX=1&REC=4 y http://digital.smpl.
org/cdm4/item_viewer.php?CISOROOT=/smarchive&CISOPTR=2432&
CISOBOX=1&REC=5)

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 128 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 129

crecimiento. A finales de los veinte, tres de los clubes de playa


más famosos eran: The Breakers, Edgewater y Del Mar Club
(Annenberg Community Beachhouse, 2009). No obstante, esta
prosperidad privilegiaba a sectores adinerados. Los clubes fa-
vorecían a la clase alta al operar bajo la condición de mem-
brecía limitada. Fue entonces cuando Santa Mónica empieza a
forjarse como un glamuroso y exclusivo centro de playa donde
borbotaba la especulación inmobiliaria.
Además de turistas de verano y residentes adinerados,
Santa Mónica atrajo a hábiles hombres de negocios. Logró ser
parte de la nueva industria de la aviación que ganó fuerza
en el sur de California a principios de siglo, impulsada por
las grandes ventajas de localización geográfica, un ambiente
de innovación y riesgo, instituciones educativas y capacidad
de atraer a grandes visionarios como Glenn Martín, Donald
Douglas, los hermanos Allan y Malcom Lockhedd, Jack Nor-

Ilustración 6.7. Clubes de playa privados

La fotografía muestra tres de los clubes de playa más populares en


1928: The Breakers, Edgewater y Del Mar Club. (Annenberg Commu-
nity Beachhouse, http://beachhouse.smgov.net/beachstories/2.html)

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 129 06/12/11 10:54


130 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

trop, Howard Huhes y otros. En poco tiempo, el sur de Cali-


fornia se convertiría en la capital de la industria aeroespacial
de Estados Unidos y la coyuntura de las guerras la favoreció
fuertemente. Uno de estos pioneros, Donald Douglas, inge-
niero graduado en aeronáutica por el Instituto Tecnológico de
Massachusetts y egresado de la academia naval de Estados
Unidos, se asoció con Glenn Martín, precursor de la produc-
ción de aviones en Sana Ana desde 1905 quien, ayudado por
Henry Chandler de Los Angeles Times, instaló en Santa Mónica
su propia compañía, que prosperó gracias a la efectividad con
la que utilizó sus contactos en Washington para hacer nego-
cios en el área de la Defensa. En 1921 inauguró la Douglas Air
Craft Company en un estudio de cine abandonado en Wils-
hire Boulevard. No obstante su modesto lanzamiento, llegó a
ser el tercer mayor productor de aviones en la Segunda Gue-
rra Mundial con 30 696 unidades, sólo superado por North
American con 41 188 y Consolidated-Vultee 30 903 (Squawks,
2009).
Esta compañía diversificó la economía local y se convirtió en
el mayor complejo industrial de la ciudad hasta 1975, cuando
cerró sus puertas. La población crecía paulatinamente de 37 146
habitantes en 1930 pasó a 53 500 en 1940 y 71 595 en 1950 (U. S.
Decennials Censuses, 2011) ( ilustración 6.8), en parte gracias a
la compañía de Donald Douglas, que empleó alrededor de 40
mil trabajadores, muchos de los cuales establecieron su resi-
dencia en la ciudad (Pitt, 1997: 455).
Douglas auspició la construcción del aeropuerto municipal
con la finalidad de ser base de las operaciones de prueba de la
Douglas Aircraft Company. Este es el aeropuerto más antiguo
de la región y su etapa de mayor actividad fue la Segunda Gue-
rra Mundial. En los años setenta sus actividades estuvieron
cerca de ser clausuradas cuando un grupo de residentes cerca-
nos a las instalaciones del aeropuerto protestaron por el ruido
que generaban los aviones. Los vecinos lograron que el Ayun-
tamiento instituyera en 1974 un foro de debate ciudadano (The
Airport Neighbors Forum) en el cual se reunieron represen-
tantes del gremio de la aviación y de vecindarios cercanos al
aeropuerto. A partir de este foro se establecieron regulaciones

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 130 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 131

que prohibían los vuelos los fines de semana, los días festivos
y de 11 p.m. a 7 a.m. Dichas medidas nacieron directamente
de la intervención de este grupo de ciudadanos inconformes y
constituyeron uno de los precedentes de las transformaciones
que ya se gestaban en el tejido social urbano.
La Douglas Air Craft Company prosperó notablemente du-
rante las guerras mundiales, pero en la etapa posterior a la se-
gunda guerra entró en crisis. Con la disminución de la deman-
da de material bélico la empresa sufrió una profunda depresión
y sus trabajadores empezaron a ser despedidos. No obstante,
el mercado de la aviación comercial floreció rápidamente, lo
que permitió que la empresa conservara sus operaciones y
los trabajadores locales de la industria de la aviación mantu-
vieran su empleo por algunos años más. Aun con la eventual
crisis posbélica, la Douglas Air Craft Company siguió sien-
do el mayor empleador durante las décadas de los cuarenta

Ilustración 6.8. Población histórica de Santa Mónica,


1880 - 2010

Fuente: Elaboración propia a partir de información del U.S. Census


Bureau: Decennial Censuses (http://www.census.gov/prod/www/abs/de-
cennial).

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 131 06/12/11 10:54


132 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

y cincuenta, hasta que en 1967 se fusionó convirtiéndose en


la compañía McDonnell-Douglas y, en 1975, en medio del fe-
nómeno de desindustrialización e implementación del sistema
de producción flexible cerró sus operaciones en Santa Mónica
(Scott, 2004).
Al término de la segunda guerra mundial, modernizar el
gobierno local fue una cuestión de primera importancia pues
se encontraba casi en bancarrota a causa de “las demandas de
la guerra y la necesidad de proveer servicios para los nuevos
residentes” (ibíd.: 29). La forma de gobierno por comisiones
establecida en 1915 era la vigente en aquel entonces. Median-
te esta estructura de gobierno el Ayuntamiento se organizaba
en tres departamentos: Obras públicas, seguridad pública y
finanzas. El Consejo de la Ciudad estaba integrado por tres
comisionados electos popularmente, responsables de cada de-
partamento. Se consideró que gran parte de la problemática
existente se debía a que ninguno de los comisionados poseía
los conocimientos técnicos para administrar la política pública,
por lo que requerían la ayuda de administradores entrenados
profesionalmente.
Así, en 1945 se estableció una forma de gobierno distinta
con el objetivo de mejorar la administración pública (Santa
Monica City Council, 2010). Bajo esta nueva forma de gobier-
no, el Consejo de la Ciudad se integró por siete ciudadanos
elegidos democráticamente cuyas responsabilidades estarían
complementadas por un city manager o administrador de ciu-
dad contratado por el Ayuntamiento y elegido por los miem-
bros del consejo. La responsabilidad de establecer las políticas
locales recae en los integrantes del Consejo, mientras que el
administrador de la ciudad se ocupa de dirigir a los empleados
del Ayuntamiento, manejar los asuntos cotidianos y ejecutar la
política establecida por el Consejo (Scott, 2004).
Las mejoras administrativas que produjo el cambio de la
forma de gobierno fueron visibles desde los primeros años de
su aprobación. Randall Dorton fue el primer manager de la ciu-
dad y estuvo en el puesto por doce años, de 1947 a 1959. La efi-
ciencia económica de Santa Mónica a través de la forma de go-
bierno council-manager trajo como contraparte perjuicios para

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 132 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 133

la población más vulnerable pues se aplicó la política pública


con métodos empresariales privilegiando los intereses de los
inversionistas (Scott, 2004: 127).
La nueva lógica de la administración pública favoreció el
crecimiento económico. Muestra de ello fue que el distrito de
negocios de Santa Mónica (Santa Monica bussines district) se
agrandó en la década de los cincuentas. Tiendas departamen-
tales y comercios se inauguraron en el área. Uno de los edi-
ficios comerciales más antiguos de dicho distrito es la tienda
departamental J. C. Penny (ver ilustración 6.9) que abrió sus
puertas en 1949 en la esquina de la calle tercera y Wilshire. Esto
atrajo masivamente a consumidores y estimuló la apertura de
nuevos negocios de ventas al por menor (City of Santa Mónica,
2009).
Desde entonces, el Consejo de la Ciudad empezó a cimentar-
se en el desarrollismo, tendencia que sigue la lógica productiva
en Southern California donde el mercado inmobiliario es uno de
los negocios más rentables (Scott, 2004: 131). La expansión de

Ilustración 6.9. J.C. Penney

Del lado izquierdo se encuentra una fotografía del edificio de J.C.


Penney construido en 1948. A la derecha, una vista panorámica del
Santa Monica Mall (Third Street). (Santa Monica Public Library Ima-
ge Archives, http://digital.smpl.org/cdm4/item_viewer.php?CISOROOT=/
smarchive&CISOPTR=335&CISOBOX=1&REC=4 y http://digital.smpl.
org/cdm4/item_viewer.php?CISOROOT=/smarchive&CISOPTR=3492&
CISOBOX=1&REC=3)

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 133 06/12/11 10:54


134 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

los bienes raíces, provocó en Santa Mónica el desplazamiento


de grupos pobres y minorías etnicas –japoneses, afroamerica-
nos y latinos– que no tuvieron la capacidad para resistir las
consecuencias que los decretos sobre los nuevos usos del suelo
provocaron en sus condiciones de subsistencia, particularmen-
te lo relacionado con la vivienda.
A finales de los cincuentas el actual Centro Cívico comenzó
a cobrar forma con la inauguración del Auditorio municipal en
1958. Esto ocasionó la desaparición de un pequeño vecinda-
rio de residentes afroamericanos conocido como The Belmar
Triangle Neighborhood (Gruber, 2009), lo que marcó el inicio
de la gentrificación (ver ilustración 6.10). Con el fin de gene-
rar espacio para la construcción del Auditorio, se destruyeron
alrededor de 350 estructuras de diversos tipos, la mayoría re-
sidencias. En nombre de la renovación urbana, la población
de origen latino y afroamericano fue menguada y confinada
a espacios desventajosos (Brodkin, 2007). Según la comunidad
empresarial y política estas eran medidas adecuadas para re-
novar estructuras decadentes que daban un mal aspecto de la
ciudad, además de que no cumplían los códigos y estándares
para alcanzar la imagen de ciudad con glamour que se deseaba
de Santa Mónica. En aquellos tiempos, la destrucción de edi-
ficios antiguos era signo de modernidad y progreso; nociones
como la preservación histórica, el medioambientalismo y la
justicia espacial no formaban parte todavía del habla común
(Scott, 2004).
El vecindario de Ocean Park también fue víctima de esta ten-
dencia. Su población, políticamente apática, estaba compuesta
por grupos de ingreso medio-bajo entre los que destacaban
adultos mayores de origen judío. La comunidad empresarial,
que entonces moldeaba la política local, consideró el área como
desagradable, ruinosa y poco atractiva para la inversión, sin
embargo por su contigüidad con el litoral generaba una alta
plusvalía. De este modo, con el pretexto de aprovechar el po-
tencial económico de ese barrio costero, en 1962 el gobierno
local y desarrolladores inmobiliarios idearon una reurbaniza-
ción que obligaba al desalojo de más de 1 500 residentes, lo que
representaba en aquel entonces más del 2 % de su población.

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 134 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 135

El objetivo del Ayuntamiento fue construir en la zona espacios


comerciales y departamentos de alta densidad que incremen-
taran su valor comercial. Como es de suponerse, “ninguno de
los individuos que decidieron el futuro de Ocean Park vivían
en el vecindario” (Capek y Gilderbloom, 1992: 60). Una vez
más, la escasa habilidad política de los residentes y su inca-
pacidad para organizarse propició que los intereses económi-
cos socavaran su bienestar. El cambio urbano impulsado por
el Ayuntamiento a mitad del siglo XX provocó que en esta y

Ilustración 6.10. Gentrificación y revitalización urbana


en Santa Mónica

(1) Destrucción de una vivienda a principios de la década de 1950.


(2 y 3) Fotografías tomadas alrededor de 1965 que muestran la
construcción del Santa Monica Mall como un centro comercial lineal
amigable con el peatón. En los ochentas, el área se convirtió en el
Third Street Promenade. (4) Belmar Triangle Neighborhood. Este
mapa muestra la forma triangular del barrio de afroamericanos que
fue destruido por el Ayuntamiento con la intención de disponer de
espacio para la construcción del Auditorio Cívico. (Santa Monica Pu-
blic Library Image Archives, http://digital.smpl.org/cdm4/item_viewer.
php?CISOROOT=/s marchive&CISOPTR=3557&CISOBOX=1&REC=5

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 135 06/12/11 10:54


136 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

otras zonas de la ciudad numerosas viviendas fueran destrui-


das para sustituirse por departamentos.
En lugares con poca extensión territorial como Santa Mó-
nica, la competencia por el espacio es intensa, de tal manera
que la planeación y el urbanismo neoliberal se enfocan a lograr
que cada espacio se utilice de modo que produzca el mayor
provecho económico (Smith, 2002). Dicha visión del espacio
urbano está muy lejos de alcanzar el ideal de justicia social.
Esta lógica de crecimiento urbano fue expresada en 1975 por
Sam Porter, oficial de la Cámara de Comercio local, quien ante
la nula disponibilidad de suelo declaró: “es necesario derribar
dos viviendas unifamiliares para construir veinte departamen-
tos” (Scott, 2004: 136).
Pico fue otro vecindario que sufrió acoso inmobiliario a
causa de la tendencia gentrificadora. Tradicionalmente ha
constituido el barrio étnico de la ciudad, donde residen ja-
poneses, afroamericanos e hispanos. La apariencia desalinea-
da de la zona motivó a que el Ayuntamiento la considerara
propicia para la construcción de la autopista que conectaría
la ciudad con el centro de Los Ángeles. En los años sesenta,
antes de la elección de Santa Mónica como punto final de la
interestatal número diez (llamada también intercontinental
Cristóbal Colón), hubo una fuerte controversia respecto a qué
ciudad sería la designada para ello. Debido a la intervención
de Robert E. McClure –editor del Outlook, miembro de la Sta-
te Highway Comission y conocido booster local– y a las ges-
tiones de la élite empresarial, Santa Mónica obtuvo la sede
por encima de otras posibles ciudades vecinas como Venice
(Capek y Gilderbloom, 1992: 134). Cuando el primer segmen-
to que conectó a Santa Mónica con el resto de la autopista
fue inaugurado en 1966, la ciudad fue colocada en el mapa
nacional de las grandes oportunidades del Sunbelt gracias a
que nuevamente fue designada zona terminal de una red na-
cional de carreteras. El tramo de la interestatal 10 hacia Santa
Mónica –que con fines propagandísticos McClure logró que
se le denominara dentro del Greater Los Angeles como Santa
Monica Freeway– favoreció la industria turística y fortaleció
la economía de la ciudad que en aquel entonces empezaba a

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 136 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 137

configurarse como un centro especializado en el turismo de


compras.
Si la llegada de la interestatal 10 (ver ilustración 6.11) trajo al
turismo resultados fructíferos, para la población pobre ubicada
en el barrio de Pico representó uno de los mayores daños que
sufrió después de la posguerra. Antes de la construcción de la
autopista, los espacios residenciales de los vecindarios de Pico
y, en menor medida, de Mid-City y Sunset Park, que habían te-
nido una actividad automovilística moderada, se convirtieron
en lugares ruidosos y contaminados. En la actualidad el debate
y las investigaciones respecto a los efectos negativos del Santa
Monica Freeway siguen vigentes. Durante los primeros meses
del año 2010, según un estudio realizado por expertos en salud
medioambiental de la UCLA, en colaboración con el California

Ilustración 6.11. Interestatal 10

La llegada de la interestatal número 10 a Santa Mónica significó un


importante impulso para la actividad turística. La autopista se em-
pezó a construir en 1961, pero la sección que conectó a la ciudad
con el resto de la autopista se abrió hasta 1966. (Santa Monica Pu-
blic Library Image Archives, http://digital.smpl.org/cdm4/item_viewer.
php?CISOROOT=/smarchive&CISOPTR=5000&CISOBOX=1&REC=1)

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 137 06/12/11 10:54


138 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

Air Resources Board, la exposición de la población del barrio


de Pico a la contaminación automotriz aumenta el riesgo de
desarrollar asma y otras enfermedades respiratorias y cardio-
vasculares. María Loya, vicepresidenta de la asociación vecinal
de Pico, denunció que en su barrio ya hay familias que sufren
de estos males (Herrera, 2009).
La demanda de suelo para la construcción de la autopista
obligó a cientos de familias a vender sus casas, la mayoría de
las cuales fueron demolidas junto con algunos edificios co-
merciales. Dado que en esta área los precios de bienes raíces
eran bajos, la cantidad que las familias recibieron por la venta
de sus propiedades no fue suficiente para comprar una nueva
vivienda en otra zona de la ciudad. Además, cuando la au-
topista era construida entre Olympic Blvd y Michigan Ave,
en 1965, muchas familias y redes sociales se desmembraron.
Lo mismo que en Ocean Park, “los desplazados tenían una
larga historia en la ciudad; 40 % de las familias habían sido
propietarias de sus viviendas por más de 70 años” (Santa Mo-
nica Seaspace, julio-agosto de 1983, en Capek y Gilderbloom,
1992: 60). Según registros del diario local The Outlook, en el
vecindario de Pico sí hubo manifestaciones de inconformidad
lideradas por el reverendo Welford Carter, de la Calvary Bap-
tist Church; sin embargo, no tuvieron la fuerza para persuadir
al Ayuntamiento de modificar la ubicación de la nueva ruta
(Scott, 2004).
La rampante gentrificación y la llegada del freeway tra-
jeron transformaciones sociales profundas. Una de las más
importantes fue el influjo de una población arrendataria que
llegó a la ciudad para ocupar los espacios disponibles por la
construcción masiva de departamentos, particularmente en
Ocean Park. Los nuevos inquilinos, además de que superaron
en número a los propietarios de vivienda, también transforma-
ron el perfil político de la ciudad. Las preferencias partidarias
locales inclinadas a los republicanos, se trocaron a favor del
Partido Demócrata en el contexto de sus elecciones primarias
de 1976 para el Senado de Estados Unidos, en la que participó
Tom Hayden, un destacado residente de Santa Mónica (Capek
y Gilderbloom, 1992: 61).

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 138 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 139

Entre 1955 y 1960 más de 1 340 unidades de vivienda fueron


construidas anualmente. En su gran mayoría fueron departa-
mentos, lo que ocasionó que para 1974 de cada cinco residentes
locales cuatro vivieran en departamentos en lugar de residen-
cias unifamiliares (Scott, 2004). Curiosamente, esta marcada
alineación hacia la derecha mediante la cual Santa Mónica se
convirtió en una ciudad dominada por multifamiliares coadyu-
vó pocos años después al nacimiento del radicalismo de clase
media que inauguró una tradición progresista de intenso acti-
vismo social (Capek y Gilderbloom, 1992).
Durante los años setenta, el municipio seguía aceptando
nuevos proyectos de desarrollo inmobiliario, y la tendencia
gentrificadora corría paralela a la conversión del centro en una
zona de primera clase, como venía ocurriendo en las principa-
les ciudades estadounidenses. En aquel momento no parecía
tan evidente como en la actualidad, que ese espacio se adap-
taba y embellecía para atraer un mayor número de consumi-
dores y turistas. Para Scott (2004), este plan ha sido impulsado
desde la década de 1950 cuando el Consejo de la Ciudad, en
conjunción con el liderazgo empresarial, empieza a proyectar,
con su epicentro en la calle tercera, lo que Cindy Frazier (2004)
denominó “el nacimiento de la meca de las compras”.
Al seguir la novedosa tendencia de los “centros comerciales
al aire libre” –conocidos también como “centros comerciales
lineales”– Third Street se convirtió en noviembre de 1965 en el
Santa Monica Mall, predecesor del Third Street Promenade (ver
ilustración 6.12). Con base en este concepto, se buscó diseñar
un paisaje urbano agradable y con amplias aceras, adiciona-
do con actividades culturales y de entretenimiento para atraer
a los compradores. Las tiendas “estaban ordenadas de forma
lineal en un paisaje al aire libre sin flujo de automóviles, pero
con fácil acceso a estacionamientos adyacentes” (Scott, 2004:
132). De este modo, tres cuadras del centro de la ciudad –desde
la calle Wilshire hasta la Brodway– fueron remodeladas para
convertirse en uno de los primeros centros comerciales peato-
nales del país (Bayside District, 2007).
Por dos décadas el Santa Monica Mall fue exitoso; sin embar-
go, en 1983 tuvo un fuerte declive que obligó a los empresarios,

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 139 06/12/11 10:54


140 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

en asociación con el gobierno local, a buscar alternativas para


dinamizar nuevamente la zona. El rediseño, que inició en 1984
a cargo de la agencia Third Street Development Corporation,
dio como resultado el Third Street Promenade. Los trabajos de
remodelación del Santa Monica Mall duraron cinco años, con
una inversión estimada de 500 millones de dólares (Bayside
District, 2007). Su éxito es sobresaliente. En 2008 recibió un
promedio de 7 mil visitantes diarios y ha sido pieza sustancial
de la fortaleza económica actual de Santa Mónica (Santa Moni-
ca Convention and Visitors Bureau, 2008).
La inauguración del Santa Monica Place (ver ilustración
6.13), un centro comercial localizado al extremo sur de la calle
tercera, fue otro elemento que favoreció el posicionamiento
de esta ciudad como un importante destino de compras. La
idea surgió a finales de los setenta con el objetivo de construir
un nuevo centro de compras regional diseñado por el promi-

Ilustración 6.12. Third Street Promenade

Espacio que constituye uno de los proyectos más exitosos en la con-


formación de Santa Mónica como un destino turístico de compras.
(http://andmdi.wordpres.com/2010/07/27/santa-monica-pier)

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 140 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 141

nente arquitecto canadiense, nacionalizado estadounidense,


Frank Owen Ghery (autor del proyecto del Museo Guggen-
heim de Bilbao). El Santa Monica Place empezó a funcionar
en 1980. Tras haber sido remodelado en dos ocasiones, 1990
y 1996, y después de casi veinte años de funcionamiento,
el lugar fue comprado por The Macerich Company en 1999
(Omniplan, 2006). Fundada en 1964, The Macerich es una
compañía enfocada en iniciativas turísticas que posee, desa-
rrolla y opera 71 centros comerciales en Estados Unidos (The
Macerich, 2010). Dicha compañía impulsó la remodelación
del antiguo Santa Monica Place en un centro comercial “sus-
tentable” inaugurado el 8 de agosto de 2010. La configuración
de Santa Mónica en un centro de compras constituye un an-
tecedente importante para comprender el papel del marketing
local basado en la ciudad sustentable y en la vinculación del

Ilustración 6.13 Antiguo Santa Monica Place

En la parte superior, fotografías de dos de las entradas principales del


antiguo Santa Monica Place, inaugurado en 1989. En el resto de las
imágenes se puede apreciar el interior de este centro comercial antes
de su remodelación. (http://www.labelscar.com/california/santa-monica-
place)

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 141 06/12/11 10:54


142 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

lugar, los productos y servicios ahí brindados con la respon-


sabilidad ambiental.
La reestructuración industrial del sur de California por el
ascenso de una economía flexible que socavó su otrora fuerte
base productiva fordista en Los Ángeles, se acompañó de las
reestructuraciones urbanas más grandes de las últimas déca-
das; gracias a esto, surgieron firmas enfocadas sobre todo al
sector de los servicios, que proliferaron en la región, y uno de
sus nodos se conformó en Santa Mónica. La descentralización
residencial y empresarial de los Ángeles hacia las áreas subur-
banas de la zona oeste, como Hollywood, Pasadena y Santa
Mónica, ocasionó un aumento en su población y una mejoría
de su dinámica económica. Los nuevos habitantes de estos
suburbios eran sobretodo estadounidense de raza blanca que
buscaban alejarse de la agitación y el tumulto metropolitano,
que se aglomeraba en el centro de esa metrópoli (Fogelson,
1993).
En este contexto ocurrió además el declive manufacturero
del área después del auge de los años veinte. La falta de espa-
cio, los altos precios del suelo y el cierre de la Douglas Aircraft
Company en 1975, disminuyeron las ventajas para ese tipo de
industrias y se incrementaron para la ubicación de oficinas, he-
cho que encaja en las estrategias más comunes de revitalización
de los núcleos urbanos estadounidenses (Robertson, 1999). Al
iniciar el siglo XXI múltiples complejos de oficinas se habían
instalado en la ciudad, de modo que el sector de los servicios
reemplazó definitivamente la manufactura como fuente de tra-
bajo e ingresos para esta urbe (Scott, 2004). Particularmente, las
firmas de la industria del entretenimiento se han multiplicado
constituyéndose en parte fundamental de la economía local;
en 2010 algunas estaban en la lista de principales empleado-
res: Activision Blizzard Group, que genera 663 empleos; MTV
Networks Inc, 648; Universal Music Group, 620; Ascent Me-
dia Corporation, 475; Lions Gate Entertainment Corporation,
406; Google Santa Mónica, 302; Yahoo Media and Music, 380;
Sony Computer Entertainment America, 273; Home Box Offi-
ce (HBO), 265; y CBS Television Distribution, 199 (City of Santa
Mónica, 2009). La industria del entretenimiento ha estado enla-

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 142 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 143

zada a Santa Mónica desde la segunda década del siglo veinte,


de modo que las oportunidades que brinda van más allá de
los pagos de arrendamiento de oficinas, pues la localidad está
“ligada al glamour de Hollywood no sólo por las celebridades
que han decidido residir en ella, sino también porque la ciudad
por sí misma juega un rol importante en el negocio de producir
entretenimiento” (ibíd.: 143).
Al mismo tiempo, Santa Mónica cuenta con una larga tra-
yectoria en el área de educación, investigación y desarrollo,
lo que la ha convertido en un territorio de innovaciones. Dos
instituciones que han coadyuvado a darle este perfil son la
Biblioteca Pública de la ciudad, fundada en 1890, y el Santa
Monica College, inaugurado en 1929. Asimismo, la RAND Cor-
poration, que nació en 1946 como un centro de investigación
exclusivamente para las fuerzas armadas de Estados Unidos,
el cual en 1948, con el apoyo de la fundación Ford, se convirtió
en un centro independiente sin fines de lucro cuyo propósito
se extendió para incluir asuntos de naturaleza social y política
(Rand Corporation, 2010). A lo largo de la década de 1970, la
RAND Corporation se convirtió en un importante empleador.
Era visible entonces el crecimiento de destacados sectores de la
economía que darían forma al perfil económico actual de Santa
Mónica, pues se contaba con alrededor de 250 compañías es-
pecializadas en la electrónica, piezas de armamento bélico e
investigación y desarrollo.
En la década de 1950 el turismo desempeñaba un papel mo-
desto, en comparación con la importancia que tuvo a finales del
siglo XIX y que tiene a principios del XXI. Con todo y su bajo
perfil, la industria turística seguía impulsando proyectos inno-
vadores. Tal fue el caso del Play Land Arcade, sala de juegos
localizada en el pier, inaugurada en 1954 por sus propietarios y
administradores George y Eugene Gordono. El proyecto logró
al principio atraer un importante número de visitantes, sin em-
bargo, el éxito no subsistió y los propietarios se declararon en
bancarrota en 1965 (Stanton, 1990). El pier estuvo en peligro de
ser demolido años más tarde cuando Parry Scott –city manager
de 1964 a 1973 y miembro del Consejo de la Ciudad de 1977 a
1981–, junto con la Mutual Development Company, idearon un

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 143 06/12/11 10:54


144 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

plan para construir una isla de aproximadamente 10 km2 en


el espacio que actualmente ocupa el pier (ver ilustración 6.14).
Este proyecto fue presentado oficialmente al Ayuntamiento por
Scott en 1972, incluía múltiples servicios turísticos: un hotel de
1 500 habitaciones, restaurantes, tiendas, pabellón deportivo y
muelle. El Ayuntamiento dio luz verde a las pretensiones de
Parry Scott y la Mutual Development Company; no obstante,
la decisión de derrumbar el pier fue revocada gracias a las ges-
tiones de un grupo de ciudadanos que se unieron en la campa-
ña Save Our Pier Forever.
Aunque los habitantes de Santa Mónica participaban exi-
guamente en los asuntos locales, este hecho subrayó la influen-
cia que podía lograr la organización ciudadana frente a los de-
cretos del gobierno local, que contradicen lo que la población
considera adecuado para el bienestar de la ciudad y sus resi-
dentes. La restauración del Pier de Santa Mónica, después del
deterioro de su popularidad y de sus instalaciones, constituye

Ilustración 6.14. Santa Monica Pier

Vista actual del Santa Monica Pier, uno de los espacios más repre-
sentativos del lugar. (http://www.visitingdc.com/city/santa-monica-pier-
address .asp)

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 144 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 145

un importante precedente del activismo local, gracias al cual


en 1973 se dio marcha atrás a los planes de demolición. En 1983
nace la Santa Monica Pier Restoration Corporation con el com-
promiso de representar los intereses de la comunidad en las
decisiones sobre el pier. En 1988 el gobierno local, dirigido por
los concejales Herbert Katz, James Conn, Dennis Zane, entre
otros, adoptó el Programa de Desarrollo del Pier, que decre-
tó la construcción de una nueva subestructura de concreto y
estableció la anexión de tiendas, restaurantes, actividades de
entretenimiento y del parque de diversiones Pacific Park (Stan-
ton, 1990). Actualmente el Santa Monica Pier es un elemento
central de la identidad de la ciudad y una de las atracciones
turísticas más representativas del lugar.
Como hemos visto hasta aquí la localidad ha sido moldeada
por actores urbanos vinculados con intereses y visiones especí-
ficas de cómo debe ser la ciudad. Hasta antes del movimiento
progresista, prácticamente todos ellos pertenecían a la comu-
nidad empresarial: banqueros, inversionistas, especuladores y
propietarios de viviendas como Thomas Dudley, J.W. Scott y
Sam Porter. Aunque había desacuerdos, convergían en la idea
de que el desarrollismo, por encima de cualquier política so-
cial, constituía la mejor estrategia para el progreso local. Go-
bernada por el gremio empresarial, Santa Mónica operaba
como una tierra de grandes oportunidades para los negocios, y
marginalmente como una comunidad (Capek y Gilderbloom,
1992). Estos poderosos actores se guiaban por la maximización
de la ganancia por lo que, con raras excepciones, el empeño
por extender la utilidad económica del uso de suelo prevaleció
sobre las aspiraciones ciudadanas de bienestar. Esta tenden-
cia se enraizó convirtiéndose en un rasgo definitorio del lugar
hasta 1979, cuando el movimiento progresista desafió a la ma-
quinaria de crecimiento a favor de los vecindarios y grupos de
ciudadanos con lo que logró establecer los derechos y aspira-
ciones de los residentes en el debate de la agenda de la política
local.
En su ascenso como centro turístico, primero de ocio y pos-
teriormente de compras, este liderazgo político y empresarial
se esforzó por erigir en Santa Mónica un escenario físico e

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 145 06/12/11 10:54


146 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

imaginario que invitaba al turista a consumir no sólo los pro-


ductos y servicios que se ofrecían, sino a la ciudad misma. De-
trás de ellos estaban actuando serios conflictos urbanos que
llevaron a negociaciones las cuales encontraron su espacio de
convergencia en el tema de la sustentabilidad urbana, como
veremos posteriormente.
El activismo político radical desde abajo, de finales de los
setenta, y el nacimiento de una estrategia de sustentabilidad,
poseen particular importancia para entender la actualidad de
Santa Mónica, temática que profundizaremos en el siguiente
capítulo con la finalidad de mostrar una caracterización más
actual del perfil económico, social y político de la ciudad.

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7. El movimiento progresista

L
a experiencia de Santa Mónica en la institucionalización
del plan local de desarrollo urbano sustentable, provee
un valioso material para el estudio de los movimientos
sociales de corte ambiental en una sociedad capitalista. Brinda
también una panorámica general para comprender la impor-
tancia de los rasgos culturales e históricos de una comunidad
–reflejados en las tradiciones del lugar– en el éxito o fracaso de
las aspiraciones de bienestar ciudadano. Pero sobre todo, Santa
Mónica nos enseña que en un contexto de capitalismo neolibe-
ral, los objetivos de protección medioambiental y justicia social
pueden ser negociados con los de maximización de la ganancia
a través de la participación ciudadana. Tal negociación, como
es natural, no está exenta de conflictos pues como lo explican
Capek y Gilderbloom (1992), su tradición urbana actual, que
entreteje los valores de la empresa privada con los de la de-
mocracia, presenta tensiones inherentes entre los diversos seg-
mentos sociales que integran la ciudad.
Durante la década de 1970, Santa Mónica fue escenario de la
gestación de un movimiento ciudadano de base por la unión
de individuos que desafiaron la maquinaria de crecimiento a
favor de los intereses comunitarios. Su coalición logró en dos
ocasiones convertirse en “símbolo nacional del debate entre
la libre empresa contra la regulación” (Capek y Gilderbloom,
1992: 55): Primero, en 1979, cuando un grupo de ciudadanos or-
ganizados en la asociación Santa Monicans for Renters’ Rights

[147]

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 147 06/12/11 10:54


148 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

(SMRR) ganaron la aprobación de una de las leyes de control de


renta más estrictas de Estados Unidos; y posteriormente, en
la elección local de 1981, cuando con un exiguo financiamien-
to cuatro integrantes de la asociación fueron elegidos para el
Consejo de la Ciudad, con lo que lograron ser mayoría.
Pongamos atención ahora en este movimiento que hemos
identificado como progresista: en sus antecedentes, nacimien-
to, evolución, actores clave y dinámica política. Examinaremos
cómo se conformó una alianza ciudadana y una tradición de
participación que confluyó en la demanda de una planeación
urbana para lograr una ciudad sustentable. Ya en el gobierno,
los progresistas coincidieron en rehabilitar en la política local
un empresarialismo que tenía larga historia en el lugar, lo que
convirtió al proyecto de sustentabilidad en plataforma de la
mercadotecnia y coartada para la ejecución de proyectos de
revitalización urbana encaminados a la atracción de mayor
número de inversionistas, visitantes y residentes de clase adi-
nerada.
En la comprensión de este tema debemos tener en cuenta
que al avanzar mediante crisis y reestructuraciones, la urbani-
zación capitalista crea y destruye espacios en diferentes escalas
geográficas en función de la rentabilidad. Esto ocurre siempre
en un contexto histórico y político específico. El cambio físico
en la estructura urbana discurre en un marco institucional y
jurídico regulado por el Estado, que pretende dar confianza
y certidumbre a los actores sociales. La urbanización se corre-
laciona con ámbitos de poder político e ideológico. Se genera
cierta coherencia regional en los espacios urbanos, tanto por
la infraestructura y comunicaciones construidas, como por las
instituciones y la cultura que forja. En este contexto, quienes
controlan la transformación del espacio adquieren poder para
influir en la acción social colectiva y la vida cotidiana (Harvey
1990, 2007; Rodriguez-Pose y Storper 2006).
Con la agenda neoliberal surge una nueva gestión de la ur-
banización con criterios empresariales, donde predomina el
interés privado sobre el público. Se adoptan alianzas entre el
Estado y las empresas para competir con otras ciudades, atraer
inversiones y ganar mercados, mejorar los servicios públicos,

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 148 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 149

realizar obras de infraestructura, parques industriales, científi-


cos y tecnológicos, complejos culturales y grandes centros co-
merciales. Se aduce por los defensores de estas políticas que, si
bien los gobiernos locales en coalición con el sector empresarial
no resolverán el conjunto de problemas sociales de la ciudad,
actuarán de manera más equilibrada bajo la vigilancia y par-
ticipación ciudadana. Esta gobernanza se finca en los valores
del eficientismo, mayor respeto al estado de derecho, rendición
de cuentas, transparencia, ciudadanización de las políticas
públicas, gestión pública por medio redes ciudadanas, entre
otros. Lo dramático es que la nueva gobernanza avanza lenta-
mente y las grandes decisiones en el desarrollo urbano termi-
nan recayendo en los grupos de poder (Harvey, 2007; Koenig y
Held, 2003; Kipfer y Keil, 2002).
La idea predominante de lo que debe ser la ciudad y cómo
relacionarnos con su entorno natural y construido, se basa en
conocimientos geográficos que siempre tienen un fuerte con-
tenido ideológico interiorizado. Los individuos y los grupos
sociales tenemos conocimientos geográficos específicos de re-
ferencia para nuestro actuar social, mapas mentales que nos
dotan de identidades cartográficas al organizar nuestras vidas
en el espacio. En una ciudad se configuran múltiples identida-
des cartográficas; por ejemplo, los empresarios inmobiliarios
tienen un conocimiento geográfico que les permite competir
en el mercado del suelo, la vivienda y la construcción en ge-
neral. Los grupos e individuos tendrán una identidad carto-
gráfica influida por lo que hacen en ese territorio. Existe una
identidad cartográfica dominante o de un grupo hegemónico
que impone en el territorio sus valores y conocimiento sobre
la ciudad; construye su propia identidad mediante una dife-
renciación social del resto e instituye formas de actuar y cono-
cer que determinan lo que consideran formas de economía y
urbanización moralmente deseables. Esta identidad ciudada-
na dominante emana de las nuevas profesiones empresariales
que se expandieron desde los años setenta, las cuales ligan las
culturas de producción a la producción de cultura. Las ocupa-
ciones en este campo son marketing, publicidad, entretenimien-
to, comunicaciones y diseño. Su influencia ideológica lleva a la

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 149 06/12/11 10:54


150 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

reingeniería del estado del bienestar: privatizando infraestruc-


tura, servicios públicos, instituciones educativas y moldeando
al gobierno con las racionalidades del sector privado (Harvey,
2007; Ruppert 2006; Isin, 2003).
La hegemonía política se construye en un territorio median-
te conflictos entre grupos de interés que al actuar pueden tener
mayor o menor afinidad. En ocasiones surgen movilizaciones
para conseguir ciertos objetivos dentro de la ciudad. Grupos
de usuarios de transporte pueden reclamar un sistema de mo-
vilidad más eficiente. Vecinos solicitan detener obras que los
perjudican o exigen la construcción de infraestructuras de bie-
nestar social. Empresarios actúan políticamente para obtener
contratos del gobierno. Cuando estas movilizaciones adquie-
ren coherencia se constituye un particularismo militante, que
de acuerdo con su fuerza y efectividad pueden lograr que las
diferentes instituciones de gobierno traduzcan sus intereses
en políticas de carácter general. El particularismo militante es
definido por Harvey (2007) como un movimiento político de
base amplia originado en luchas particulares, de personas par-
ticulares, en un tiempo y lugar particular. Éste sólo alcanzará
el éxito cuando se logren objetivos colectivos, es decir, que la
traducción de dichos objetivos sea llevada a un plano más uni-
versal. Asumimos aquí como movimiento político un actuar
coherente y sistemático en la esfera pública de un conjunto de
actores sociales.
La transición hacia un esquema de desarrollo urbano sus-
tentable en Santa Mónica, que entremezcló ideas contrapues-
tas de lo que debería ser la ciudad, puede apreciarse en dos
elementos intangibles que vimos en la primera parte de este
libro: el carácter y la tradición del lugar, que Molotch (1997)
explica mediante la teoría del actor-red. El autor muestra cómo
un cúmulo de componentes físicos y sociales se reúne en un
territorio por medio de vínculos entre diversas esferas mate-
riales e ideológicas creando así el carácter del lugar que defi-
ne como la conjugación de diversos elementos sociales en un
tiempo específico y el modo de conexión entre éstos. Explica
que la unión de distintos factores produce un “carácter” parti-
cular en un momento dado y cómo dicho carácter al permane-

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Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 151

cer a través de la historia del lugar se constituye en “tradición”


local; asimismo, utiliza la noción de lash up para referirse a los
ordenamientos espontáneos y acuerdos temporales e impro-
visados entre los distintos actores dentro de un territorio en
un momento histórico dado. Para indicar la manera en que
discurre la tradición del lugar, utiliza la teoría de la estructu-
ración que explica cómo las entidades sociales se componen
del conjunto de acciones de los individuos. Al actuar las per-
sonas crean estructuras; cada una de ellas restringe o permite
la siguiente creando de este modo las tradiciones locales que
el autor define como la forma particular por la cual los lash
up persisten logrando que el carácter permanezca a través del
tiempo. Así, las interacciones en un momento determinado de
la historia del lugar, restringen o permiten un modo particu-
lar de conjunciones en el siguiente punto temporal. Por medio
de este enfoque Molotch expone de qué manera un modo de
lash up en un momento histórico se traslada al siguiente con-
virtiéndolo en parte de la tradición y del carácter del lugar.
Al estudiar el caso de Ventura y Santa Bárbara, en California,
Molotch (1997: 813-320) llegó a la conclusión de que lo distin-
tivo entre las diversas unidades geográficas no es una lista de
atributos sino la manera en la que estos atributos interactúan;
considera que en una investigación todos los elementos de-
ben estar simultáneamente disponibles para poder identificar
conexiones críticas entre los actores ya que la historia ocurre
todo el tiempo en todas las esferas; es decir, dada la singula-
ridad de las interacciones del lugar no siempre es factible im-
plementar soluciones a problemas locales de una comunidad
a otra. Asimismo, Molotch encontró que algunas tradiciones
son más propensas que otras a generar innovaciones cultura-
les y económicas; en este sentido los tejidos compuestos por
las organizaciones no gubernamentales (ONG) y las diversas
asociaciones civiles son claves en la construcción del carácter
de una localidad como contrapeso de las fuerzas internas o
externas negativas. Desde la perspectiva del carácter y la tra-
dición, agrega Molotch, los esfuerzos por influenciar el destino
económico y social por medio de infraestructura tienden a ter-
minar en proyectos fallidos o con resultados parciales pues en

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 151 06/12/11 10:54


152 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

la mayoría de los casos los hacedores de políticas públicas no


toman en cuenta los complementos locales.
Desde esta óptica es posible identificar tres coyunturas his-
tóricas clave en la gestación de una renovada tradición y un
carácter urbano que le permitió a Santa Mónica iniciar y dar
continuidad al proyecto de ciudad sustentable: la llegada al
área de Ocean Park de nuevos residentes integrados por per-
sonas y matrimonios jóvenes que participaron activamente en
las diversas movilizaciones sociales de los sesenta; la consoli-
dación del movimiento progresista en 1979, con su triunfo en
las elecciones locales; y la formulación y seguimiento del plan
de sustentabilidad urbana a partir de 1994.
Los años setenta representaron el inicio de un largo periodo
de transformaciones en la estructura socioeconómica de Santa
Mónica. Diversos elementos se conjugaron para generar un
lash up (Molotch, 1997) de una naturaleza distinta a los que le
habían precedido –que se expresaban en la cultura de negocios
de la maquinaria de crecimiento dominante–, dando lugar, con
la continuidad en el tiempo, a una nueva tradición de corte
progresista. Este proceso inició con la llegada de exactivistas
de los sesentas al área de Ocean Park, la mayoría de los cuales
habían sido parte de las diversas protestas y movimientos so-
ciales que se desarrollaron en Estados Unidos durante aquella
década. Ese barrio fue un caldero de contracultura. Sus nuevos
inquilinos contaban con un amplio capital humano para orga-
nizar movilizaciones ciudadanas y programas comunitarios de
diversa índole, como los dirigidos a la prevención del crimen,
la lucha contra la pobreza y la conformación de grupos de
apoyo dentro del Ocean Park Community Center –guarderías,
escuelas y servicios legales para personas de bajos recursos–.
Para Fulton (1997: 28), “de forma sutil, la presencia de tales
activistas transformaba a Santa Mónica”.
En aquel entonces, uno de los más notables residentes de
Ocean Park fue Tom Hayden, escritor, político y activista esta-
dounidense. Tenía amplia experiencia como reformador social
por su liderazgo en las protestas pacifistas a favor del medio
ambiente, de los derechos civiles y en contra de la guerra de
Vietnam. Establecido en ese barrio, acompañado de su espo-

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Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 153

sa, la actriz Jane Fonda, empieza participar activamente en


la política estatal con base en un movimiento que denominó
Campaña por la Democracia Económica (Hayden, 2010). El
reverendo James Conn fue otro destacado vecino de Ocean
Park que se convirtió en un actor clave en el nacimiento del
movimiento progresista. Su compromiso con el activismo so-
cial creció durante los 22 años que estuvo al frente de la Iglesia
Metodista no tradicional de esa área. Ahí instituyó múltiples
proyectos de servicio social a través de la formalización del
Ocean Park Community Center, inaugurado en 1963 y que
provee desde entonces servicios humanitarios para la pobla-
ción del oeste de Los Ángeles. En este centro de servicios socia-
les fundado por Conn se gestaron las redes primarias para el
inicio del movimiento y creció la base ciudadana de la reforma
política que experimentó Santa Mónica a finales de la década
de 1970. James Conn fue cofundador de los SMRR y miembro
del Consejo de la Ciudad de 1981 a 1988; después de seis años
de pertenecer a este organismo asumió la alcaldía ampliando
así su influencia política en la ciudad. El compromiso de Conn
con la comunidad le mereció ser identificado como empresario
social, defensor de la justicia y los derechos humanos. A lo lar-
go de su vida se ha involucrado en organizaciones de diversos
tipos incluyendo: iglesias, vecindarios, Ayuntamientos y agen-
cias de servicio social y comunitario. Ha ayudado a instituir
cerca de 25 organizaciones no gubernamentales proveyendo
asistencia a homeless, personas mentalmente incapacitadas,
mujeres, jóvenes en riesgo y servicios de guardería para fami-
lias de bajos recursos.
Los activistas de Ocean Park desarrollaron la capacidad
para moldear la comunidad y las instituciones relaciona-
das con el crecimiento económico a una escala más amplia
después de involucrarse en la Campaña por la Democracia
Económica de Hayden. En diversas ocasiones, durante los
años setenta, se aliaron a otros ciudadanos de clase media
para oponerse a proyectos del municipio que amenazaban el
bienestar de la población y ponían el peligro el patrimonio
natural e histórico de la comunidad, como la iniciativa de de-
moler el Santa Monica Pier en 1973 para construir en su lugar

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 153 06/12/11 10:54


154 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

una zona de servicios turísticos, condominios y hoteles, que


ya mencionamos.
La ocasión para consolidar esta incipiente inclinación ha-
cia la organización ciudadana, fue el exagerado aumento del
importe de los arrendamientos provocado por el auge de la
industria de bienes raíces en el área de Los Ángeles. Miles de
habitantes del este de Estados Unidos se volcaron hacia Bever-
ly Hills y el oeste de Los Ángeles buscando un lugar agrada-
ble para vivir y un escenario seguro dónde invertir su capital.
Esta situación provocó un aumento de la demanda de bienes
inmuebles y con ello la inflación de los bienes raíces en Santa
Mónica. El costo de la renta se elevó de tal modo que hubo
casos en los cuales los arrendatarios fueron desalojados por
no poder costearla. Los empresarios del giro inmobiliario y
propietarios de las viviendas visualizaron en esta coyuntura
grandes oportunidades para hacer negocio. Sin restricciones
legales, elevaban el precio de las rentas, desplazaban a los in-
quilinos y derribaban viviendas con el fin de construir en su
lugar condominios y departamentos de lujo cuyos precios ya
no eran asequibles para la mayoría de los residentes locales.
Ante esta situación, los activistas de Ocean Park, la Campaña
por la Democracia Económica y un grupo de arrendatarios, al-
gunos de ellos organizados en la Santa Monica Fair Housing
Aliance, se unieron formalmente en contra de la clase arren-
dadora a través de una nueva asociación que denominaron
Santa Monicans for Renters’Rights (SMRR). Este movimiento,
conocido como la coalición progresista, contó con el apoyo del
conjunto de arrendatarios que no poseía los recursos económi-
cos suficientes para aspirar a comprar una casa o costear los
altos precios de los alquileres (Fulton, 1997). Los residentes se
vieron obligados a involucrarse en los asuntos locales si es que
querían dejar de ser víctimas de sus arrendadores y mejorar las
condiciones de sus contratos de renta (ibíd.: 72).
El trasfondo ideológico del movimiento progresista se en-
cuentra en una serie de pensamientos de corte radical, con
los cuales sus principales fundadores –Tom Hayden, Derek
Shearer, James P. Conn y Ruth Y. Goldway– simpatizaban
ampliamente. James Conn, por ejemplo, se unió a principios de

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Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 155

los años ochenta a las filas de la sección local de la Democratic


Socialist of America, una de las organizaciones socialistas más
grandes de Estados Unidos que promueve ideas y políticas de
izquierda en temáticas relativas a la economía, medio ambiente,
desarrollo comunitario y derechos laborales. Asimismo, Conn
ha sido afín a los ideales del Asset-Based Community Develo-
pment Institute y miembro del mismo desde 1998. Este centro
constituye un creciente movimiento que estima las capacida-
des locales como cimiento de la construcción de comunidades
sustentables.
Tom Hayden, Derek Shearer y Ruth Y. Goldway, por su par-
te, estuvieron involucrados en las actividades del Institute for
Policy Studies (IPS) –fundado en 1963 por Marcus Raskin y Ri-
chard Barnet– que constituye un influyente think tank y centro
de entrenamiento para la izquierda estadounidense e interna-
cional. Sigue una línea pro-marxista en temas de política exte-
rior, defensa, medio ambiente y economía. El instituto ha sido
germen de otras organizaciones que siguen la misma ideología
radical. Tal fue el caso del Center for Public Policy of Califor-
nia (CPPC) del cual Ruth Y. Goldway y Derek Shearer fueron
directivos. Este centro lo mismo que la Campaña para la Eco-
nomía Democrática (CED) de Hayden, colaboró en la National
Conference on Alternative State and Local Public Policies que
se desarrolla anualmente auspiciada por el IPS. Hayden, Gold-
way y Shearer participaron en la conferencia inaugural llevada
a cabo en junio de 1975 y en las subsiguientes. Esta conferen-
cia se constituyó en una fuente enriquecedora de ideas para
los líderes del movimiento progresista en Santa Mónica, pues
ahí se reunieron miembros del servicio público, organizacio-
nes comunitarias, activistas y urbanistas interesados en pro-
mover una progresista visión de la política pública, gran parte
de la cual era resultado del radicalismo de la década de 1960.
Las temáticas debatidas en este foro en donde los pioneros del
movimiento radical presentaron sus propuestas fueron: regu-
lación corporativa, desarrollo económico, medio ambiente y
uso de suelo, servicios públicos, recursos energéticos, vivien-
da, servicios humanitarios, reformas locales, gestión comuni-
taria, entre otros.

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156 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

La Campaña por la Democracia Económica (CED) iniciada


por Hayden ha mantenido una cercana relación con el IPS, a
través de la National Conference for Alterntive State and Local
Public Policies. La CED funcionó desde sus inicios como fuer-
za política radical en el estado de California y en localidades
como Santa Mónica. El discurso político de este movimiento es
anticorporativo y se enfoca en el desarrollo económico, la regu-
lación de las empresas, gestión de los recursos energéticos, me-
dio ambiente y reforma local a través del control comunitario.
En 1976, Hayden participó como candidato en una elección
primaria del Partido Demócrata enfrentando a John V. Tun-
ney, ex senador norteamericano por California y obtuvo 40
por ciento de los votos. Aunque no consiguió la victoria, ob-
tuvo más de un millón de votos. Al constituirse Ocean Park el
punto focal de su campaña, los activistas de Ocean Park obtu-
vieron experiencia en la política electoral que aplicaron más
tarde para apoyar a Ruth Y. Goldway en las elecciones locales
de 1979. Ella fue una de las principales líderes de los Renters
Rights, trabajó como directora del Department of Consumer
Affairs del estado de California y se distinguió como activista
social. Tras su triunfo en las votaciones se convirtió en alcalde
pro tempore de Santa Mónica (provisional) de 1979 a 1981 y en
alcalde de 1981 a 1983 (Santa Monica City Council, 2010).
En las elecciones de 1979, la coalición progresista obtuvo im-
portantes victorias. Se aprobó la Ley de Control de Renta; Ruth
Y. Goldway y William H. Jennings, miembros de la SMRR, fue-
ron electos para formar parte del Consejo de la Ciudad; ade-
más algunos de sus miembros ocuparon los puestos directivos
del primer Consejo de Control de Renta. Las tres campañas
llevadas a cabo en 1979 por el grupo de los Renters’ Rights
representaron un logro extraordinario. La Ley del Control de
Renta llevó a una redistribución del ingreso en el área entre los
propietarios y los arrendatarios a favor de los últimos (Keil,
1998: 187). Esta ley contemplaba la institución de un Conse-
jo de Control de Renta elegido popularmente. Algunas de sus
disposiciones principales son: ajustes anuales a las rentas (cap.
3); regulación del monto total que se cobra por unidad de alqui-
ler (cap. 4); designación de los servicios incluidos como parte

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Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 157

del alquiler e indemnización si dichos servicios se eliminan o


reducen (cap. 8); desalojos permitidos sólo por “causas justas”
(cap. 9); y normas para que cualquier propietario que desee
excluir una unidad del mercado de alquiler de vivienda por
demolición, conversión u otros medios, obtenga antes un per-
miso del Consejo de Control de Renta (cap. 5). La aprobación
de esta ley y la llegada de la coalición progresista al gobierno
local fueron determinantes para estructurar en Santa Mónica
un nuevo carácter local e iniciar una tradición de activismo y
participación ciudadana que ha dado continuidad a las innova-
ciones en torno a las políticas de desarrollo urbano cimentadas
en el proyecto de ciudad sustentable. Esta situación fue deter-
minante para fortalecer la cultura de participación ciudadana,
la cual era raquítica hasta entonces. El despliegue de fuerzas
que apoyaron a la SMRR a favor de la ley creó una concien-
cia de participación en esos años cuando “muchas personas
en Santa Mónica no sabían ni siquiera en qué ciudad vivían”
(Fulton, 1997: 32). A partir de entonces se diferenció del resto
de las ciudades del suroeste de California, exceptuando West
Hollywood, por la promoción de políticas liberales dentro de
un estado en su mayoría conservador.
El éxito de los progresistas se reafirmó en las elecciones de
1981 cuando las fuerzas de los Renters’ Rights obtuvieron cua-
tro asientos del Consejo de la Ciudad, que tradicionalmente
habían sido ocupados por banqueros, abogados, propietarios
y otros miembros de la máquina del crecimiento. A pesar de su
fortaleza económica, este grupo político de hombres de nego-
cios fue derribado por una oposición pobremente financiada
de ala izquierda.
En estas condiciones pudo establecerse en Santa Mónica a
principios de 1980 un régimen progresista capaz de articular
la acción colectiva. La combinación de una amplia población
arrendataria con una clase media joven liberal “proporcionó la
base sociológica para un radicalismo autóctono y una mayoría
progresista en el Consejo de la Ciudad a partir de 1981” (Ful-
ton, 1997: 183). El nuevo gobierno estableció como puntos cen-
trales de su actividad política la democracia directa y la partici-
pación ciudadana. Aunque el control de la renta fue la cuestión

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158 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

articuladora de la coalición, este asunto trascendió hacia una


amplia agenda. Otras acciones se enfocaron a regular el precio
del suelo urbano y la demanda por espacio para oficinas, la
construcción de viviendas de bajo costo y en general el control
sobre la planeación del crecimiento. En temas sociales aborda-
ron la problemática relacionada con los homeless, la asistencia
a las personas mayores y discapacitados, la prevención de de-
litos y el cuidado del medio ambiente (SMRR, 2008). La política
urbana se reestructuró, particularmente en las áreas de política
social, control de arrendamiento y crecimiento urbano. Se en-
lazaron los planes de desarrollo con programas de vivienda
asequibles y se vincularon los servicios sociales a proyectos de
desarrollo privado (Keil, 1998).
Con el transcurso de los años, el régimen progresista meta-
morfoseó. Las políticas promovidas por la coalición reflejaron
una “marginación del contenido ideológico del ala izquierda
tradicional a favor de un ambivalente pluralismo postmoder-
no y pragmático” (ibíd.: 188). Muestra de lo anterior es la adop-
ción del proyecto de ciudad sustentable como eje fundamental
de la política de planeación urbana que englobó los ideales lo-
cales progresistas al tiempo que se adaptó a la desiderata de
competitividad y marketing de la clase empresarial, particular-
mente del sector turístico (Riposa, 2005: 223).

El liderazgo de la ciudad

Los personajes que han dirigido Santa Mónica a lo largo del


régimen progresista, han sido de vital importancia para el pro-
yecto de ciudad sustentable. Sus antecedentes, aspiraciones y
visión de futuro han influido notablemente en el acontecer lo-
cal.
Durante las últimas tres décadas en Santa Mónica se confor-
mó un grupo de líderes que ha permanecido en el Consejo de
la Ciudad por varios periodos de gobierno. La transición ge-
neracional de estos, ya sea por jubilación o fallecimiento, en el
contexto de las elecciones locales de noviembre de 2010, origi-
nó una serie de debates y especulaciones respecto del devenir

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 158 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 159

del movimiento progresista y de la SMRR como fuerza política


dirigente.
Un hecho que generó en 2009 una serie de negociaciones
entre las principales fuerzas que controlan el gobierno de la
ciudad –la Cámara de Comercio y la SMRR– fue el fallecimien-
to del entonces alcalde de la ciudad Herb Katz. El periodo de
Katz terminaría en 2012, por lo que fue necesario nombrar
un miembro interino así como un nuevo alcalde. El 23 de fe-
brero de 2009 el Consejo Municipal eligió para cubrir el inte-
rinato a Gleam Davis, entonces integrante de la Comisión de
Planeación y miembro de la mesa directiva de la SMRR, y como
alcalde interina a Pam O’Connor, miembro del Consejo desde
1994, adscrita a la SMRR y especialista en preservación históri-
ca y planeación urbana. O’Connor ocupó la alcaldía hasta no-
viembre de 2010, cuando se realizaron elecciones locales, en
las que fue nuevamente elegida para el Consejo; pero en esta
ocasión Richard Bloom, miembro también de los SMRR, abo-
gado e integrante del Consejo de la Ciudad desde 1999, fue
seleccionado como alcalde de Santa Mónica.
Otro caso es Ken Genser, quien como Herb Katz, dejó va-
cante su lugar en el Ayuntamiento al fallecer a principios de
2010 siendo miembro del Consejo de la Ciudad. Genser tuvo
un asiento en ese Consejo desde 1988 y fue electo como alcalde
en tres ocasiones (Lyons, 2010). De 1983 a 1985 incorporó la
comisión local de planeación; de 1985 a 1988 la junta de restau-
ración del Santa Monica Pier, y fue durante ese periodo fuerte
opositor de los grandes proyectos de desarrollo comercial lo
cual fue decisivo para que en 1988 fuera electo miembro del
gobierno (Los Angeles Times, 2010). Personajes como Herb Katz
y Ken Genser, que habían gestionado políticas a favor de la
sustentabilidad, están dando lugar a una nueva generación de
dirigentes con prioridades distintas a las de los líderes pione-
ros del movimiento progresista.
En medio de las especulaciones sobre quién ocuparía el
puesto vacante en el Consejo de la Ciudad (ver ilustración
7.1) para sustituir a Genser, el columnista Bill Bauer escribió
un artículo en el Santa Monica Daily Press donde mencionó
como posibles candidatos a Terry O’Day, miembro de la SMRR,

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 159 06/12/11 10:54


160 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

fundador de la ONG Environment Now y antiguo director de


la Comisión de Planeación; a Ted Winterer, director de la Co-
misión de Planeación; y a Patricia Hoffman, presidenta de la
asociación Santa Monicans for Renters Rights (Bauer, 2010).
Para Bauer, el mejor candidato era Ted Winterer pues, desde su
punto de vista, se había distinguido por su posición a favor de
políticas equilibradas de desarrollo urbano. En cambio visuali-
zó a O’Day como “un partidario de la agenda pro crecimiento
que los SMRR planean implementar en la ciudad”. Sin embargo,
el Consejo, cuya mayoría pertenece a los miembros del SMRR,
decidió elegir a O’Day en lugar de a Winterer (Bauer, 2010).
Otro periodista local del Santa Monica Daily Press, Kenny Mack,
calificó este hecho como un momento decisivo en la historia de
Santa Mónica, pues al elegir a O’Day en lugar de a Winterer,

Ilustración 7.1. Consejo de la Ciudad, 2010-2012

Este grupo de políticos, cinco de ellos (re)elegidos democráticamente


en 2010, guiarán el Ayuntamiento hasta noviembre de 2012. En la fila
inferior se encuentran Gleam Davis (Alcalde Pro Tempore), Richard
Bloom (Alcalde) y Pam O’Connor. De pie, Bob Halbrook, Bobby Shri-
ver, Terry O’Day y Kevin McKeown. (Santa Monica Council, http://
www.smgov.net/departments/council)

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 160 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 161

los SMMR dejaron claro que la prioridad en su gestión guber-


namental es el desarrollismo y no la defensa de los derechos
ciudadanos (Mack, 2010).
Actualmente los SMRR dominan el juego político de esta co-
munidad al dirigir el Consejo de la Ciudad, la Junta de Con-
trol de Rentas, el Distrito Escolar y el Colegio de Santa Móni-
ca. Para Kenny Mack la influencia de los SMRR en el contexto
local es tan grande que sugirió en un artículo titulado “Si no
puedes contra el enemigo únete a él”, su deseo de ser parte de
esta asociación con la intención de integrar un frente que des-
de el interior encauce sus políticas “lejos de una rapaz agenda
pro-crecimiento”. Mack expresó: “no tengo otra opción más
que convertirme en miembro de los SMRR si, como residente,
quiero influir en la manera en la que mi ciudad es goberna-
da”.
En marzo de 2010, Kenny Mack convocó a través de su
columna periodística a que por lo menos 600 personas se le
unieran para procurar ser parte de los SMRR y conformar una
camarilla política al interior de la asociación llamada “Nueva
Energía” (Mack, 2010b). La finalidad era configurar una plata-
forma que creciera progresivamente e influyera cada vez más
en las políticas para la ciudad. En mayo del mismo año, Mack
expuso en su columna semanal del Santa Monica Daily Press
que su solicitud para ser miembro de los SMRR fue rechaza-
da, lo mismo que la del resto de los que pretendían confor-
mar la camarilla política (Mack, 2010b). Tres meses antes de
las elecciones locales de noviembre de 2010, declaró que había
cambiado de opinión al darse cuenta de que la estructura del
poder de los SMRR, dirigida por los cinco miembros de su comi-
té ejecutivo, no permitiría una transferencia de poder. Así que
decidió, en lugar de promover el nacimiento de la camarilla
“Nueva Energía”, coadyuvar al decaimiento de la “vieja ener-
gía” y seguir siendo uno de los mayores críticos de la política
promovida por los SMRR que, en su opinión, sacrifica los resi-
dentes más vulnerables y favorece el negocio de bienes raíces
al gestionar el uso de suelo como “un producto de consumo
generador de capital a favor de la maximización de la ganan-
cia” (Mack, 2010).

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 161 06/12/11 10:54


162 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

Es notorio también cómo otro grupo de ciudadanos que,


advirtiendo –lo mismo que Kenny Mack– la preponderancia
de los SMRR en la toma de decisiones locales, decidieron adhe-
rirse paulatinamente a la asociación. Se trata de líderes/acti-
vistas de origen hispano que en los últimos años han acrecen-
tado su influencia al interior de los SMRR. Algunos de ellos,
con la membrecía y el apoyo de esa organización, han logrado
ocupar puestos importantes a nivel local: María León-Vázquez
y Oscar de la Torre –integrante de la asociación vecinal de Pico
y del Pico Youth and Family Center– son miembros de la Jun-
ta de Educación del Distrito Escolar Unificado de Santa Mó-
nica-Malibú; Margaret Quiñones Pérez es miembro del Santa
Monica College Board of Trustees; y Ana Jara –joven de 26
años de ascendencia venezolana y activista del vecindario de
Pico– integra la mesa directiva de los SMRR. En una entrevista
que sostuvimos con Jara en la ciudad, expresó que su motiva-
ción principal al involucrarse en la dirigencia de esta fuerza

Ilustración 7.2. Liderazgo local

Richard Bloom, Terry O’Day, Herb Katz y Margaret Quiñones. En


la sección inferior de izquierda a derecha: Gleam Davis, Kevin Mc-
Keown, Pam O’Connor, Oscar de la Torre y María León-Vázquez.
(http://www.smrr.org/news/elected.html)

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 162 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 163

política, fue representar los intereses de las minorías de la ciu-


dad (Jara, 2010, información personal, 27 de mayo de 2010).
Las elecciones de noviembre de 2010 fueron cruciales para de-
terminar el rumbo que tomarán las políticas de sustentabilidad
local. El liderazgo de los SMRR se reafirmó en los últimos comi-
cios, a pesar de que algunos miembros de la comunidad, como
los columnistas Mack y Baurer, esperaban que los resultados
reflejaran una reprensión ciudadana en respuesta a la política
desarrollista impulsada por los SMRR en los últimos años (Mack,
2010). Sin embargo, después de las votaciones los SMRR conti-
núan siendo la principal fuerza política local ya que cinco de
los siete integrantes del Consejo de la Ciudad –Pam O’Connor,
Terry O’Day, Gleam Davis, Kevin McKeown y Richard Bloom,
quien es el nuevo alcalde– son miembros de los SMRR.
Parece probable entonces que en el futuro inmediato, las po-
líticas de sustentabilidad urbana en Santa Mónica impulsadas
por el gobierno local seguirán orientadas a elevar su atractivo
económico y otorgar prioridad a los asuntos medioambienta-
les sobre los sociales. No obstante, la modesta presencia de un
nuevo liderazgo de origen hispano en el interior de los SMRR,
la participación de ciudadanos que abiertamente expresan su
oposición ante las políticas pro-desarrollistas del Ayuntamien-
to y la influencia de los movimientos de base, serán un impor-
tante contrapeso de esta tendencia que favorece a los desarro-
lladores y a la clase empresarial.
Santa Mónica, como caso de estudio, representa un micro-
cosmos del debate entre la regulación y la libre empresa, así
como de las alternativas para equilibrar los valores del sector
empresarial con las aspiraciones de bienestar social de los ciu-
dadanos (Capek y Gilderbloom, 1992). A partir del movimiento
progresista, la historia reciente del lugar se ha caracterizado
por una constante confrontación entre los intereses ciudadanos
y los del gremio empresarial. En el contexto de una sociedad
capitalista, esta contienda se desenvuelve en el terreno de las
políticas públicas en donde dos de los temas centrales para los
residentes han sido la protección medioambiental y la justicia
social, englobados en el objetivo de sustentabilidad urbana.
Existen actualmente claras evidencias de que el radicalismo

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 163 06/12/11 10:54


164 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

que caracterizó a la coalición progresista en sus inicios, poco a


poco se ha debilitado. Los empresarios audazmente adaptaron
la estrategia de la ciudad sustentable para convertirla en plata-
forma de la mercadotecnia del lugar y de algunos proyectos de
revitalización urbana. Sin embargo, como veremos más ade-
lante, han surgido organizaciones ciudadanas y movimientos
de base que actúan como contrapeso.

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 164 06/12/11 10:54


8. Geografía económica y urbana

D
iversos aspectos geográficos de Santa Mónica han mar-
cado su desarrollo: poseer tan sólo 21.7 km2 de territo-
rio, localizarse dentro del área de la región global de
Los Ángeles y estar asentada a lo largo del litoral. Tiene una
población estimada de 90 750 habitantes, 0.92 % de la pobla-
ción del condado de Los Ángeles (Departamento de Finanzas
de California (2009). El volumen de sus visitantes es exponen-
cialmente mayor al de sus residentes pues recibe 6.33 millones
de turistas al año, lo que representa 6 975 veces su población
(Santa Monica Convention and Visitors Bureau, 2010). Sus re-
sidentes tienen un perfil socioeconómico más homogéneo que
el resto del condado, pues 78.3 % son blancos de origen no his-
pano, 13.4 % de origen hispano y 7.3 % asiáticos. En contraste,
la población blanca no hispana del condado de Los Ángeles
es 29.2 %, la de origen hispano 47.3 % y la de origen asiático
13.1 % (U.S. Census Bureau, 2008).
De igual modo, el nivel educativo de los habitantes de Santa
Mónica es superior al del condado. Del total de la población
mayor de 25 años, 91 % culminó su educación media superior
mientras que 54.8 % obtuvo nivel licenciatura o algún grado
más alto. En tanto que en el resto del condado, el promedio de
la población con nivel de licenciatura o posgrado es de 24 % y
con preparatoria 69.9 %. A pesar de su preparación profesional
y nivel de ingreso per cápita, que según la Oficina del Cen-
so de Estados Unidos es de 41 875 dólares, los residentes de

[165]

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 165 06/12/11 10:54


166 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

Santa Mónica no han podido obtener casa propia pues tan sólo
29.8 % de las viviendas son habitadas por sus dueños, el resto
es ocupada por arrendatarios (U. S. Census Bureau, 2008). Sin
embargo, su perfil educativo los ha empoderado para ser una
sociedad participativa e informada de los asuntos locales, ca-
racterística que ha sido clave para llevar a cabo el proyecto de
ciudad sustentable.
La administración pública está presidida por el Consejo de
Gobierno de la Ciudad compuesto por siete miembros que son
designados para un periodo de cuatro años con derecho a re-
elección. Cada dos años, después de las votaciones, el Conse-
jo elige a uno de sus siete miembros para que ocupe el cargo
de Alcalde (Santa Monica City Council, 2010). Existe también
un “Gerente de Ciudad”, titular de la oficina ejecutiva del go-
bierno municipal, que se encarga de la ejecución de las orde-
nanzas y políticas establecidas por el Consejo, la supervisión
de los catorce departamentos que componen el gobierno y del
desarrollo del presupuesto. Las cuatro divisiones de la oficina
del Gerente de la Ciudad son: Administración, Relaciones de
Gobierno y Comunidad (incluida la televisión de la Ciudad),
aeropuerto municipal, y Oficina de Sustentabilidad y Medio
Ambiente (City Manager’s Office, 2008).
Santa Mónica posee una amplia variedad de empresas que
generan empleo y vitalizan la economía local. De acuerdo con
la División de Desarrollo Económico, existen 6 464 empresas
que generan 74 237 empleos: los sectores que crearon el mayor
número de empleos en el año 2010 fueron: alojamiento y ser-
vicio de alimentos (11 278), servicios profesionales, científicos
y técnicos (10 546) y comercio al por menor (10 236) le siguen
los servicios de salud y asistencia social (8 351), industria de la
información (8 103) y los servicios proveídos por el gobierno
local (6 122). Aunque el salario anual del total de las perso-
nas dedicadas a la industria de servicios científicos profesio-
nales y técnicos suma 236.1 millones de dólares, sólo el total
de los empleos generados por actividades turísticas produce
anualmente una masa salarial mayor. Los puestos de trabajo
en Santa Mónica son ocupados en su mayoría por residentes
de ciudades vecinas, particularmente de Los Ángeles, y tan

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 166 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 167

sólo 16.7 % de la fuerza laboral local trabaja dentro de la ciu-


dad. Esto trae importantes consecuencias para la cotidianidad
urbana y sus patrones de movilidad (City of Santa Monica,
2009).
Un indicador de la distribución territorial de la actividad
económica es el ingreso de impuestos por ventas. Las calles
que mayores impuestos recaudaron en el 2009 fueron: Santa
Monica Boulevard (471.1 millones de dólares), Wilshire Boule-
vard (307.6 millones) y Third Street Promenade (261.5 millo-
nes). Con la finalidad de optimizar la gestión del presupuesto,
el centro de la ciudad ha sido dividido en Distritos de Mejora
Empresarial (BID). Algunos han existido por más de tres déca-
das mientras que otros son de reciente creación. Los BID de hoy
en día son: Third Street Promenade and Downtown District;
Downtown Parking and Business Improvement Area; Main
Street Business Improvement Area; Montana Business Impro-
vement Area; y Pico Business Improvement District.
La ciudad tiene seis vecindarios residenciales distintivos
(ver ilustración 8.1) que geográficamente representan 94 % de
su territorio: North Montana, North Wilshire, Mid-City, Pico,
Ocean Park y Sunset Park (Hanatani, 2009). Con el paso de los
años, cada uno ha desarrollado problemáticas particulares que
las asociaciones vecinales han buscado atender. En el vecinda-
rio North of Montana se concentra la población más adinerada,
las viviendas son de tipo unifamiliar con cuatro, cinco o más
recámaras, su valor de venta osciló en el año 2010 entre los
2 y 6 millones de dólares. North of Wilshire es un vecindario
contiguo a North of Montana; la mayoría de las viviendas aquí
son de dos y tres recámaras, aunque también proliferan con-
dominios y algunas casas de mayor tamaño. Las residencias
unifamiliares cuestan entre 1.3 y 3 millones de dólares y los
condominios entre 750 mil y 900 mil dólares (Brunet, 2008).
Algunos problemas en ambas zonas son: la escasez de espacio
para parques, tráfico, falta de espacios para estacionamiento y
la construcción excesiva de condominios. Sus residentes están
organizados en una asociación sin fines de lucro de más de 17
años de existencia denominada Wilshire/Montana Neighbor-
hood Coalition, conocida también como Wilmont.

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 167 06/12/11 10:54


168 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

En área de Mid-City podemos encontrar condominios,


townhomes y pequeños departamentos así como un número
reducido de viviendas unifamiliares. Un condominio de una
recámara puede adquirirse por alrededor de 500 mil dólares,
mientras que viviendas de mayor tamaño cuestan poco más
de un millón de dólares (Brunet, 2008). En esta zona, lo mismo
que en Sunset Park y Pico, los residentes siguen preocupados
por la demolición de casas y por la pérdida de unidades de
vivienda asequible. Desde el año 2004, la asociación vecinal del
área, denominada Mid-City Neigborhoods, cesó sus funciones,
lo que menguó la capacidad organizativa de sus residentes. Sin

Ilustración 8.1. Vecindarios de Santa Mónica

Mapa que muestra la ubicación de los seis vecindarios de Santa Mó-


nica: North of Montana, North of Wilshire, Mid-City, Pico Neigh-
borhood, Sunset Park y Ocean Park. (http://www.santamonicahomes.
net/neighbor.html)

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 168 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 169

embargo, en diciembre del año 2010 esta asociación retoma sus


funciones gracias a un grupo de habitantes interesados en res-
tablecer el trabajo de la asociación.
Sunset Park cuenta tanto con viviendas de estilo tradicio-
nal, construidas entre 1930 y 1950 para los trabajadores de la
Douglas Aicraft Company, como con casas de estilos arquitec-
tónicos contemporáneos. El precio de un búngalo pequeño es
de alrededor de 900 mil dólares, uno de mayor tamaño puede
llegar a los 2 millones de dólares, mientras que los condomi-
nios y las townhomes del área cuestan alrededor de 750 mil dó-
lares (Brunet, 2008). La contaminación y el ruido causado por
el aeropuerto así como la congestión automovilística generada
principalmente por el Santa Monica College han sido los más
importantes retos para este vecindario. El barrio cuenta con
una organización vecinal sin fines de lucro fundada en 1989
denominada Friends of Sunset Park.
Las viviendas del vecindario de Ocean Park se localizan a
poca distancia del mar. La mayoría de los lotes son pequeños,
diseñados para acomodar mayor número de residencias. Los
precios de las casas cercanas a la playa oscilan entre 900 mil y
3.5 millones de dólares; los condominios 500 mil, mientras que
los que tienen vista al océano cuestan entre 1.5 y 2.3 millones
de dólares. Como Sunset Park, también Ocean Park cuenta con
una organización vecinal llamada Ocean Park Association.
Dividido en dos por el Freeway 10, el vecindario de Pico
es el más modesto de todos. Aquí se concentran las minorías
étnicas y la población que percibe menores ingresos. Prevale-
cen los departamentos y los condominios que se cotizan en el
mercado en un rango de 400 mil y 650 mil dólares. También
hay algunas viviendas unifamiliares valuadas entre 700 mil y
un millón de dólares. Su problemática está relacionada con el
control del arrendamiento, desempleo, educación y violencia
juvenil. Asimismo, se enfrentan a la propuesta de la Exposi-
tion Construction Authority, de localizar un centro de mante-
nimiento para los vagones de la línea Expo Light Train en esta
zona. Poseen una organización vecinal: Pico Neighborhood
Association (PNA), cuya misión es “promover la justicia social
en asuntos de vivienda, condiciones del vecindario, desarrollo

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 169 06/12/11 10:54


170 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

comunitario, servicios para jóvenes y control de tráfico y es-


tacionamiento de vehículos”. La PNA se considera a sí misma
como un movimiento grassroot portador “de la voz y el corazón
de la comunidad que representan”. Trabaja desde 1979 para
mejorar la calidad de vida de la zona y contribuir en la toma de
decisiones del ámbito local, por lo que promueve la participa-
ción de los residentes (PNA, 2010). Otra importante asociación
ciudadana de Pico es el Pico Youth and Family Center (PYFC)
que nació en 1998 como respuesta a una serie de asesinatos
ocurridos en el barrio en aquel año; su finalidad es aminorar la
violencia juvenil.
Un área residencial importante que no constituye formal-
mente un vecindario, se localiza al este de la Ocean Avenue
y al norte del distrito turístico, de negocios y entretenimiento
de la ciudad. Aquí se encuentran lujosos condominios y de-
partamentos, algunos con vista al mar. Los precios van de 600
mil dólares por un estudio, hasta 9 millones de dólares por un
pent-house con vista al mar. Los habitantes de este sector, así
como los del centro de la ciudad, manifiestan que los desafíos

Ilustración 8.2. Homeless

La presencia de indigentes en la ciudad es uno de los problemas más


visibles de Santa Mónica. En estas fotografías se observan personas
sin hogar que descansan en espacios turísticos, en las bancas adya-
centes a Third Street Promenade y en Palisades Park. (Fotografías de
Adriana Moreno.)

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 170 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 171

a los que se enfrentan son el ruido de los autobuses, el tráfico y


la falta de sanitarios para los homeless (Hanatani, 2009).
Con esta geografía urbana, la construcción de la ciudad sus-
tentable se encuentra enmarcada por conflictos de diversa na-
turaleza: violencia juvenil, tráfico, falta de oportunidades de
empleo para los residentes, presencia de homeless en la ciudad
(ver ilustración 8.2), los debates por la llegada de la línea del
metro Expo Light, y diversas protestas en torno a la injusticia
social y medioambiental. Otro aspecto importante es la rivali-
dad de intereses entre los sectores sociales que conforman la
comunidad –los residentes y turistas; los habitantes del barrio
de Pico y los del resto de los vecindarios; los empresarios y
la comunidad; la alianza Ayuntamiento/desarrolladores y los
ciudadanos– pues sus prioridades e intereses son en ocasiones
divergentes. Equilibrar las aspiraciones y necesidades de los
distintos grupos es una complicada tarea, lo que dificulta la
aplicación del plan de desarrollo urbano y provoca múltiples
visiones del significado de la ciudad sustentable y de los pro-
cedimientos necesarios para su materialización.
Una de las mayores debilidades del proyecto se encuentra
en la dimensión de justicia social. El Ayuntamiento no ha sa-
bido proteger los intereses de la población local que por su si-
tuación socioeconómica o étnica se encuentran en desventaja
frente al resto de los residentes. Aunque es racialmente más
homogénea que la media del condado de Los Ángeles, Santa
Mónica posee un considerable sector de población hispana, si-
tuado en su mayoría en el barrio de Pico. Frank Gruber (2005)
denomina “el otro Santa Mónica” a este vecindario en donde
se concentran las minorías y los residentes con menos ingresos
el cual se ha mantenido políticamente activo a pesar de estar
relegado de los círculos de poder. Pico posee 13 189 habitantes
(16 % del total de la ciudad) y alrededor de 5 600 viviendas.
Comparado con el 13 % de latinos en promedio que habitan en
otros barrios de Santa Mónica, este vecindario posee 38 % de
esa minoría. Tiene una base arrendataria más amplia (83 % en
Pico, 70.2 % en el resto de la ciudad), un ingreso per cápita de
5 mil dólares menor que el del resto de la ciudad, y 22 % de fa-
milias que viven por debajo de la línea de pobreza, comparado

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 171 06/12/11 10:54


172 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

con 5.4 % del promedio local (City of Santa Monica, 2006). Gru-
ber crítica que el Ayuntamiento, la burguesía y la ideología de
los Santa Monicans for Renters’ Rights (SMRR) no se han ocupa-
do seriamente de resolver los problemas básicos que afectan el
vecindario de Pico que son, en su opinión, “primordialmente
económicos”. Para él la desventaja de Pico se debe a que el voto
de estos ciudadanos no es crucial para los políticos en época de
elecciones locales. Edward Soja (2010) por su parte, interpreta
las circunstancias desfavorables de Pico y de ciertos grupos de
población, como un rasgo común de la metrópoli moderna que
crea mosaicos sociales polarizados y acentúan las disparidades
en sectores marginados y grupos étnicos específicos.
Además de la problemática antes señalada, Pico se enfrenta
a dificultades relacionadas con la salud pública. Las asociacio-
nes Pico Youth Family Center y Pico Neighborhood Associa-
tion denunciaron en 2010 que el bienestar de sus habitantes
está en riesgo por la conformación de un “triángulo tóxico”
compuesto por el Freeway 10, el centro de acopio de desechos
peligrosos de la ciudad y la posible localización en el área de
una unidad de mantenimiento de la línea Expo Light, que se
prevé sea inaugurada en 2015. Esto resulta contradictorio en
un lugar donde se supone que promover la justicia medioam-
biental es un ejercicio prioritario para el buen desenvolvimien-
to del proyecto de ciudad sustentable.
Con el objetivo de elevar la atractividad de la ciudad fren-
te a los turistas e inversores, en repetidas ocasiones el gobier-
no local ha desatendido las peticiones no sólo del vecindario
de Pico, sino también del resto de los residentes de la locali-
dad. Los ingresos fiscales provenientes del turismo son muy
importantes para el Ayuntamiento por lo que ha apoyado a
la clase empresarial para fabricar un lugar más atractivo para
los turistas. Tales estrategias están vinculadas a la agenda de
sustentabilidad urbana.
Pareciera que la visión del gobierno y los empresarios es
que Santa Mónica, como ciudad turística, constituye en sí un
producto para vender al mayor número de clientes, y si son
de un alto poder adquisitivo, mejor. Para lograr tal objetivo se
ha fomentado la estrategia de promocionar el lugar como una

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 172 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 173

ciudad responsable con el medio ambiente; es por ello que la


idea de que lo “verde” es un medio para atraer a nuevos nichos
de mercado se promueve en Santa Mónica de diversas formas.
El concepto de lo sustentable se convirtió en una estrategia de
ventas.
La Cámara de Comercio y el Consejo de Turismo están se-
riamente interesados en mejorar la imagen de la ciudad y las
prácticas para disminuir el impacto negativo de la actividad
productiva en el medio ambiente, y a la vez añadir nueva
clientela que aumente el flujo de turistas. Sin embargo, este
proceder entra en conflicto con los intereses de la población
anfitriona. Un aspecto de la problemática es el tráfico, que au-
menta exponencialmente a causa de los visitantes en ciertos
periodos y días del año, particularmente en marzo a causa del
spring break y el Maratón de Los Ángeles, y en julio durante la
celebración del día de la independencia estadounidense (Ha-
natani, 2009).
Terry O’ Day, miembro del Consejo de la Ciudad, citando a
Robert Kennedy Junior, afirma que “una buena política am-
biental es una buena política económica el cien por ciento de
las veces” (O’Day, 2010). Según el concejal, con este tipo de es-
trategias el estado de California ha ahorrado millones de dóla-
res desde 1970 mediante la aplicación de regulaciones relativas
a la construcción de edificios de alta eficiencia energética. A
partir del plan de sustentabilidad inaugurado en 1994, surgió
lo que O’Day denomina una “nueva economía que ya ha pro-
ducido resultados”: existen más de cuarenta empresas certifi-
cadas como negocios verdes, se expande el número per cápita
de edificios reconocidos por su alto desempeño energético, y
los distritos escolares han ahorrado grandes cantidades de di-
nero al aplicar medidas de conservación de energía y reciclaje.
Otra ventaja económica de la sustentabilidad, agrega, es que
los negocios se ven obligados a invertir en la innovación si es
que desean prosperar.
Hannah Heinemann, columnista del Santa Monica Daily
Press, sostiene que en medio de la crisis económica los nego-
cios invierten tiempo y dinero en generar formas para atraer
nuevos clientes, mientras que cada vez más consumidores se

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 173 06/12/11 10:54


174 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

preocupan por saber cuáles productos y servicios son “ver-


des”. Esta cuestión motivó al Santa Monica College y al Ayun-
tamiento a organizar, el 28 de julio de 2009, una conferencia so-
bre las oportunidades del “negocio verde”, impartida por Tom
Bernathal, miembro del Kelton Research’s. Para Bernathal, el
movimiento verde no es una moda sino que las personas es-
tán sinceramente interesadas en modificar su comportamien-
to para no dañar el medio ambiente con sus acciones. Por lo
tanto, “potenciar los mensajes emocionales que hagan que los
productos tengan la apariencia de ser más responsables con el
medio ambiente animan a los clientes a consumir”. Este tipo
de conferencias muestra que el interés en la sustentabilidad
no tiene raíces meramente ambientalistas, sino que es también
parte de una estrategia de promoción económica (Heinemann,
2009).
Al respecto, Jennifer Wolch (2005), miembro del grupo de
trabajo para la ciudad sustentable, recomienda un replantea-
miento de la economía local basada en los servicios turísticos y
su significado para el ordenamiento territorial. Wolch expresa
que el enfoque común de la economía local privilegia las impli-
caciones relativas a la recaudación de impuestos. Lo anterior
conduce al apoyo a los negocios, centros comerciales, a la crea-
ción de shopping districts y a la generación de empleos relacio-
nados con el turismo que demandan mano de obra no califica-
da y, por tanto, sueldos mínimos. Lo que la economía de Santa
Mónica realmente necesita para ser sustentable, considera, es
producir localmente los bienes que la población demanda, mi-
nimizar el uso de la energía y el agua así como proveer salarios
altos para personas capacitadas; igualmente sugiere un diseño
urbano que permita a la población comparar y transportarse
sin utilizar su vehículo, y de este modo generar el mínimo de
contaminantes. En este marco propone el enfoque eco-indus-
trial como alternativa económica en donde la industria será el
mayor recurso para el desarrollo. Plantea que se genere energía
solar, se provean oportunidades para los residentes calificados
y se reduzca así la mobilidad cotidiana de los habitantes hacia
otras ciudades vecinas con el fin de transportarse a sus em-
pleos. Wolch pide al Ayuntamiento ser cauteloso respecto del

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 174 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 175

tipo de espacio comercial que permite en el centro de la ciudad


pues con las decisiones equivocadas se pondrían en riesgo los
comercios de propietarios locales que, establecidos en distintos
vecindarios, permiten a sus habitantes hacer sus compras a pie
o utilizando la bicicleta (Wolch, 2005).
Un caso en el que el Ayuntamiento tuvo la oportunidad de
vigilar la mejora de los espacios comerciales y los servicios tu-
rísticos fue la remodelación del Santa Monica Place. Su rein-
auguración como un centro comercial sustentable, en agosto
de 2010, causó grandes expectativas entre los interesados en
promover el desarrollo económico. Numerosas prácticas de los
edificios verdes fueron incluidas en su remodelación: ventila-
ción y luz natural, fuentes renovables de energía y tecnologías
de uso eficiente de agua (Clay, 2010; Heinemann, 2009b). Pres-
tigiosas marcas –como Burberry, Hugo Boss, Swarovski, Bet-
sey Johnson, Barneys Co-Op, L’Occitane, White House y Black
Market– se instalaron en ese centro comercial, lo cual se espera
atraiga turistas de alto nivel adquisitivo; sin embargo, sin una
combinación adecuada de comercios que provean una mezcla
de precios, habrá reducidas posibilidades de que los trabajado-
res de la industria turística y los habitantes de ciertos sectores
de la ciudad consuman en tan exclusivo lugar (Vincent, 2010).

El turismo

La industria turística en California ocupa el segundo lugar de


ganancias entre las industrias orientadas a la exportación, sola-
mente superada por la manufactura de microelectrónica. Cali-
fornia se divide en once zonas turísticas. De todas ellas, la zona
de Los Ángeles es la que recibe mayor número de visitantes. En
el 2006 el gasto de los turistas en el condado ascendió a 22, 266
millones de dólares, donde el alojamiento y los servicios de co-
mida son los mayores receptores, con 2 834 millones de dólares
(Dean Ruyan Associates, 2008: 46). El ingreso del impuesto por
hospedaje constituye un indicador importante al momento de
analizar el turismo de las ciudades que conforman la región.
En este caso, Santa Mónica es la segunda ciudad con mayor

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 175 06/12/11 10:54


176 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

ingreso por impuestos por hospedaje, superada solamente por


la ciudad de Los Ángeles y seguida por Long Beach, Beverly
Hills y West Hollywood (Dean Ruyan Associates, 2008: 92-94).
La variación de los indicadores de la actividad turística
en Santa Mónica ha evolucionado de manera inusual debido
a la recesión económica de los últimos años. De acuerdo con
el Santa Monica Convention and Visitors Bureau (2010) –que
cada tres años evalúa el impacto del turismo en la economía
de la ciudad– del 2006 al 2009 el número de turistas aumentó
13.5 %; no obstante el gasto de los visitantes disminuyó 5.6 %,
los ingresos por impuestos al hospedaje descendieron 12.9 % y
los empleos relacionados con el turismo se redujeron. Aun con
las recientes fluctuaciones, el turismo sigue siendo un sector
clave de la economía local.
Las áreas de la ciudad con mayor afluencia turística son:
Las playas de Santa Mónica, Third Street Promenade, Wilshire
Boulevard, Santa Monica Pier, Santa Monica Place, Montana
Avenue y Santa Monica Boulevard (Santa Monica Tourism,
2011). Tomando en cuenta que 88 % de los turistas que llegan
son visitantes de un solo día, es comprensible que el mayor
gasto se destine a compras y regalos, con aproximadamente
353 millones de dólares en ingresos por este concepto en 2009.
En segundo y tercer lugar los turistas gastaron en alojamiento
y comida 226 y 234 millones de dólares, respectivamente, du-
rante el mismo año. Aunque los turistas que se hospedan en
la ciudad es de tan sólo 8.54 % del total de los visitantes, es el
segmento que mayor derrama económica genera durante su
estancia pues su promedio de gasto diario es de 226 dólares en
tanto que el gasto de los turistas que visitan la ciudad por un
día es de 74.43 dólares (Consejo de Turismo de Santa Mónica,
2010).
En 2009, la entrada por concepto de turismo ascendió a 1.15
billones de dólares, ingresos que son de fundamental impor-
tancia para la economía local. Por ello, el Ayuntamiento y la
iniciativa privada se han esmerado por generar un ambiente
agradable para ellos. Lo anterior ha sido causa de múltiples
conflictos sociales. Esto es particularmente cierto para el barrio
de Pico cuyos problemas básicos no han sido atendidos; es un

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 176 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 177

lugar de poco atractivo para la inversión, por lo que la clase


empresarial y el Ayuntamiento han preferido emplear sus re-
cursos en otras áreas.
Desde la perspectiva del turismo sustentable es insuficiente
la atención que el gobierno local ha prestado a la problemática
de esta comunidad. Por ello, la aplicación de las ideas bási-
cas del turismo responsable representa una oportunidad para
dinamizar el sector de Pico, trasladar los beneficios económi-
cos del turismo a esta área y abatir la desigualdad social. Una
estrategia posible es aprovechar su diversidad cultural, que
con las inversiones correctas y la participación de la población
puede convertirse en un nicho de mercado para el turismo in-
ternacional.
La actividad turística es pieza clave del desarrollo de
Santa Mónica por lo que provee múltiples oportunidades de
crecimiento económico. Sin embargo, los procedimientos para
elevar la competitividad turística, en combinación con las po-
líticas de desarrollo urbano basadas en la sustentabilidad, han
sido una especie de coartada para elevar el atractivo de la ciu-
dad ante visitantes e inversores, tendencia que ha sido con-
trarrestada por diversos movimientos sociales de base que se
levantan en contra de las políticas que menoscaban la calidad
de vida de los residentes.

Movimientos sociales de base

En Santa Mónica es común que existan quejas sobre la forma


en que el gobierno maneja los recursos naturales e infraestruc-
tura. Los medios de comunicación reflejan que existe un ge-
nuino interés de la población por hacer realidad el proyecto de
ciudad sustentable y, para contribuir a ello, los residentes crean
asociaciones, generan nuevas ideas y defienden lo que consi-
deran favorable para el medio ambiente y la sociedad.
Muestra de lo anterior fue el asunto de la conservación
de los árboles antiguos de la ciudad. En octubre de 2007, un
grupo de ciudadanos se unió por medio de una organización
llamada Treesavers (treesavers.blogspot.com) para contrarrestar

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 177 06/12/11 10:54


178 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

la determinación del municipio de reemplazar de las calles se-


gunda y cuarta a más de cincuenta árboles conocidos como fi-
cus canopy (ver ilustración 8.3), con alrededor de cuarenta años
de antigüedad, y colocar en su lugar ginkgos, una especie de
aspecto atractivo conocida como árbol de los cuarenta escudos
(Siel, 2007). Aunque el gobierno local argumentó que muchos
de los viejos ficus canopy estaban demasiado dañados o decaí-
dos para ser preservados, los miembros de esta organización
acusaron al municipio de implementar esta medida para hacer
más agradables esas dos calles para los turistas (Silverstein,
2009).
Durante su existencia, los Treesavers han conseguido varios
triunfos como contrapeso del poder gubernamental. Uno de

Ilustración 8.3. Ficus canopy vs. ginkgos

A la izquierda se aprecia la Calle Cuarta de Santa Mónica repleta de


ficus canopy, árbol que el Ayuntamiento intentó reemplazar en 2007
por ginkgos, conocidos también como de los cuarenta escudos, cuya
imagen se encuentra en la parte inferior derecha. (Imagen superior
derecha: http://11thhouraction.com/blog; imagen inferior izquierda:
http://halkanursey.com/picts/ginco_biloba_halk; imagen del lado izquier-
do: Adriana Moreno)

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 178 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 179

ellos fue que gracias a las protestas ciudadanas se logró que los
oficiales de gobierno decidieran dar marcha atrás al plan de
remover un árbol conocido como Australian bunya con más de
treinta años de antigüedad del parque Douglas (Jarvey, 2009).
Sin embargo, en el 2008 veintitrés ficus no corrieron la misma
suerte al ser removidos como parte de un plan de mejoras al
paisaje urbano. Los Treesavers no olvidan este hecho y con mo-
tivo del segundo aniversario de la “muerte de estos árboles”
salieron a las calles en señal de protesta (Wise, 2010). De este
modo vemos que también el gobierno cuenta con los medios
para realizar sus proyectos aun cuando no obedecen a la idea
de la sustentabilidad o a las demandas ciudadanas.
Lo mismo que los Treesavers, los ciclistas han mantenido
comunicación constante con el gobierno a fin de trabajar con-
juntamente por sus intereses; sin una asociación formal han
tomado un papel activo en la búsqueda de mejoras para trans-
portarse en un ambiente agradable y seguro. Aun cuando en
el 2009 Santa Mónica recibió el premio Bike Friendly Award
que otorga la Liga de Ciclistas Americanos (League of Ame-
rican Bicyclists), los ciudadanos que se transportan en bicicle-
ta no apoyan del todo este galardón pues consideran que es
necesario mejorar los espacios públicos para transitar con este
medio alternativo de transporte (Cain, 2009). Los ciclistas, con
el apoyo de Sean Bonner como uno de sus principales líderes,
sostuvieron pláticas con representantes del gobierno local en
marzo de 2010, con la presencia de la asistente del gerente de
la ciudad, Jennifer Phillips, el jefe de policía, Phillip Sanchez,
y el director de planeación de la transportación urbana, Lucy
Dyke. Las peticiones de los ciclistas fueron mejorar los señala-
mientos y la conectividad de las ciclovías, el establecimiento
de boulevares para bicicletas y de lugares adecuados para es-
tacionarlas, pero sobre todo demandaron aumentar su seguri-
dad (Kavanagh, 2010).
Otra muestra de lo que pueden lograr los movimientos de
base se encuentra en un proyecto de jardínes comunitarios di-
rigido por una asociación no gubernamental, Ocean View Far-
ms Community Garden (http://www.oceanviewfarms.net), cuyos
miembros son residentes de Santa Mónica, Mar Vista y otras

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 179 06/12/11 10:54


180 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

localidades del oeste de Los Ángeles. Su esfuerzo representa un


ejemplo de la implementación de técnicas de sustentabilidad
por la población (Zielineski, 2010). Tiene como misión brindar
a la comunidad un espacio para crear su propio jardín al tiem-
po que se practican técnicas orgánicas y se trabaja por aumen-
tar el espacio verde en el área urbana. Asimismo, brindan ase-
soría en cuanto al cultivo de plantas y al reciclaje de residuos
por medio del compostaje (Ocean View, 2010)
Tal y como la coalición progresista –en su rol de movimiento
ciudadano y posteriormente desde el poder municipal– modi-
ficó la política de desarrollo local e instituyó el plan de ciudad
sustentable, ahora otros movimientos de menores dimensio-
nes defienden los ideales del desarrollo sustentable uniéndose
para contrarrestar el giro hacia la política desarrollista. Así, no
sólo las disposiciones gubernamentales influyen en la especifi-
cidad espacial de la ciudad sino que también los movimientos
de base, espontáneos u organizados, modifican la forma y el
diseño urbano por medio de la negociación de sus intereses
con otros sectores sociales.

En este capítulo hemos expuesto los aspectos más impor-


tantes de la actualidad económica y política de Santa Mónica
y la influencia de los patrones de comportamiento de la po-
blación en el juego político para la construcción y progreso de
la agenda de sustentabilidad. Vimos también que la evolución
del gobierno progresista hacia otro de tipo desarrollista, ha
amenazado importantes dimensiones de la ciudad sustentable
por lo que la tradición de activismo social, que nació con el
movimiento progresista, motivó la participación de los resi-
dentes en la toma de decisiones locales. A continuación exami-
naremos la institucionalización de la planeación urbana sus-
tentable en Santa Mónica a través de importantes proyectos de
desarrollo como son: Plan General, Santa Monica Sustainable
City Program, Land and Circulation Element y Plan Maestro
del Santa Monica Place.

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 180 06/12/11 10:54


9. Institucionalización de la planeación
urbana sustentable

L
a planeación de las ciudades tiene su base, como hemos
visto, en los conflictos políticos entre movimientos urba-
nos; las contradicciones en la formación de las identida-
des sociales de los grupos ciudadanos –que forjan tradiciones
y visiones sobre el espacio urbano que se anhela–; el concepto
de “buena ciudad” que se impone y la manera que gobierna.
El movimiento progresista que desafió la maquinaria del
crecimiento tradicional de Santa Mónica, al llegar al poder
municial, se involucró gradualmente en los imperativos de
competitividad, marketing e impulso al turismo. Lo anterior
generó nuevas movilizaciones ciudadanas en torno a una
sustentabilidad más justa que sobrepasara las cuestiones me-
ramente medioambientales. Esto se refleja en los elementos
tangibles del proceso formativo de ciudad sustentable, que es-
tán enmarcados en un sistema institucional que revisaremos
en este capítulo para discutir sus modificaciones a partir de las
correlaciones de fuerzas políticas creadas, y vislumbrar luego
el futuro que le depara al proyecto de ciudad sustentable.

El marco general

La política de planeación urbana de Santa Mónica está delinea-


da por las regulaciones nacionales y estatales, pero sobre todo
por las consideraciones de los actores locales respecto del tipo

[181]

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 181 06/12/11 10:54


182 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

de interacción que desean fomentar entre la estructura física, el


medio ambiente y la comunidad. La convergencia de opinio-
nes de múltiples grupos sociales respecto del proyecto de ciu-
dad sustentable fue un hito en la historia local pues actualmen-
te constituye una referencia para evaluar cualquier proyecto
de desarrollo urbano. El concepto de sustentabilidad guía su
política pública por lo que oficialmente la protección, preser-
vación y restauración del medio ambiente natural es una prio-
ridad para el Ayuntamiento que considera “la sustentabilidad
ambiental una condición primaria del bienestar económico y
social” (Santa Monica Sustainable City Task Force, 2003: 5).
No obstante, la perspectiva de cada sector respecto de cómo
concretarla discrepa constantemente; aparecen choques y ne-
gociaciones que se inscriben en la pluralidad de los conflictos
económicos, políticos e ideológicos que nacen en las ciudades.
Para analizar cómo se lleva a cabo en la práctica la planeación
urbana sustentable en Santa Mónica, abordaremos el antece-
dente del Plan Nacional de Uso de la Tierra propuesto por Na-
thaniel Owings en 1970. Estudiaremos también las regulaciones
sobre desarrollo urbano que California impone a los condados
y ciudades del estado mediante el Plan General. Luego exami-
naremos el Santa Monica Sustainable City Plan que instituyó el
concepto de desarrollo sustentable como guía de la planeación
urbana. Asimismo, analizaremos algunos planes de desarro-
llo local: el Land Use and Circulation Element (LUCE) del Plan
General, el Plan Específico del Centro Cívico y el proyecto de
la remodelación del Santa Monica Place. Estos proyectos, aun-
que de distinta naturaleza y alcance geográfico, se encuentran
estrechamente relacionados y muestran parte de los elementos
tangibles que han favorecido el avance de un ensayo social de
ciudad sustentable.
Un precedente en la definición de una política urbana sus-
tentable y su vínculo con la revitalización de las ciudades en
Estados Unidos fue la propuesta de crear un marco nacional
para la ordenación territorial. En 1970 Nathaniel Owings pro-
puso a la Oficina de Gestión Territorial de Estados Unidos
(United States Bureau of Land Management) crear el Sistema
de Servicios Federales para el Uso de Suelo Nacional (Federal

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 182 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 183

Service Systems for Nationa Land Use). Owings fue un arqui-


tecto estadounidense experto en planeación urbana, fundador
de la Skidmore, Owing y Merrill (SOM) que se convirtió en una
de las firmas arquitectónicas y de planeación urbana más gran-
des del mundo. La SOM fundada en 1936 en Chicago, ha basado
buena parte de sus proyectos en la arquitectura orgánica u or-
ganicismo arquitectónico –tendencia que fomenta la creación
de espacios humanos en armonía con la naturaleza–, pero su
prestigio lo adquirió gracias a la construcción de rascacielos.
El Sears Tower (actualmente Torre Wills) es un ejemplo de ello;
construida en Chicago en 1973 fue por veinticinco años el edi-
ficio más alto del mundo. Actualmente su prestigio es inter-
nacional con oficinas en Nueva York, San Francisco, Londres,
Washington, Hong Kong, Shanghai, Abu Dhabi y Mumbai.
Aunque el esquema sugerido por Owings no fue adoptado
por el gobierno estadounidense, “proveyó un vocabulario y
una sintaxis de la sustentabilidad y constituye una de las más
importantes herramientas para el uso inteligente del suelo”
(Kriken, 2010: 36). Se reconoció que el alcance de la conserva-
ción de los recursos y las inversiones en infraestructura para
guiar la localización de los asentamientos y futuros desarro-
llos, establecen beneficios medioambientales que incrementan
el valor de las propiedades y mejoran la calidad de vida. Na-
thaniel Owings planteó establecer un marco de referencia para
valorar inversiones en infraestructura urbana e iniciar prácti-
cas más sensibles con el medio ambiente. Asimismo propuso la
utilización de incentivos en lugar de sanciones para promover
la gestión del desarrollo regional de acuerdo con tres patrones
a seguir, los cuales en opinión de Kriken (2010) son básicos en
el diseño de las ciudades sustentables:
1. Mantener la población en aquellos lugares que sufren de-
presión económica, es decir, evitar el éxodo de la población en
ciudades en declive a través de estrategias de revitalización
económica. Las recomendaciones fueron fortalecer la base
económica de la comunidad por medio de inversiones en infra-
estructura que generen empleo y atraigan capital humano; re-
modelar áreas y edificios existentes así como destinar espacios
en desuso al denominado infill development, para reurbanizar

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 183 06/12/11 10:54


184 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

áreas vacías; y tomar ventaja de la inversión existente en infra-


estructura cívica, industrial y residencial.
2. La segunda propuesta fue modificar el modelo tradicio-
nal extensivo (urban sprawl) de desarrollo urbano en Estados
Unidos en el que “la nueva infraestructura pública sigue pa-
sivamente los proyectos de la iniciativa privada guiados por
la maximización de la ganancia y la especulación del suelo”
(ibíd.: 33). El propósito de eliminar este patrón tradicional bus-
ca, por un lado, aprovechar las inversiones ya realizadas en in-
fraestructura de servicios públicos (electricidad, agua potable)
y por el otro, atraer nueva infraestructura hacia espacios desig-
nados de antemano para el crecimiento futuro de la población.
3. En tercer lugar, incrementar la densidad de la población
en las áreas existentes que experimentan la creación de nuevos
empleos. Es decir, alentar el crecimiento de la población en zo-
nas adecuadas para impulsar mayor densidad residencial, pero
en escala “habitable”. Para ello, la inversión pública tendría
que dirigirse a expandir la infraestructura en forma medioam-
bientalmente sensible. Kriken (2010) asegura que las iniciati-
vas de urbanismo sustentable emplean por lo menos uno de
los tres patrones de asentamiento formulados por Owings.
El paradigma de Owings estableció también una zonifica-
ción para clasificar el uso de suelo en las regiones metropolita-
nas: a. Zona agrícola; se clasifica como no urbanizable o condi-
cionalmente urbanizable; b. Zona protegida; incluye áreas de
importancia ecológica o histórica, paisajes y áreas recreaciona-
les de extraordinaria calidad y hábitat de especies en peligro
de extinción; c. Zona urbana; incluye espacios ya urbanizados
o adecuados para su uso inmediato; d. Asentamientos reserva-
dos, son aquellos que no se encuentran en alguna de las tres
primeras categorías y que pueden ser utilizados en el futuro.
Con esta zonificación sugerida por Owings en el Plan Nacio-
nal de Uso de la Tierra se pueden identificar áreas apropiadas
para el crecimiento urbano a través de la capacidad de carga
ecológica. También propuso ciertos estándares de calidad de
vida pues “las ciudades necesitan crear y mantener cierto esti-
lo y calidad de vida para ser un lugar apropiado para vivir y de
ese modo, atraer residentes cuya presencia vivifique la cultura

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 184 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 185

de la ciudad” (ibíd.: 34). Para generar esta fuerza gravitacional


es necesario en primer lugar la existencia de amenidades, una
gama de opciones de vivienda, parques y áreas de recreación,
así como instalaciones culturales y cívicas de entretenimien-
to. Otros aspectos son los servicios de salud, la calidad de la
educación y la infraestructura adecuada para la transportación
hogar- trabajo, hogar- escuela y hogar-lugares de recreación.
Una de las enseñanzas más importantes que dejó el Plan
de Owings es que las inversiones públicas en infraestructura
deben ser cuidadosamente coordinadas para evitar las con-
secuencias medioambientales que surgen de la expansión no
planificada de las ciudades, pues cuando se utilizan de manera
adecuada esas inversiones se generan beneficios económicos y
medioambientales y se mejora la calidad de vida de la ciuda-
danía (Kriken, 2010). Las ideas de Owings han sido retomadas
en diversas regulaciones y documentos oficiales, como el Plan
General en California.

El Plan General

En el nivel estatal la ley de California obliga a cada ciudad y


condado del estado a adoptar un plan a largo plazo de natu-
raleza integral, con la finalidad de que se gestionen problemas
relativos al desarrollo físico, crecimiento, necesidades de vi-
vienda y protección de los recursos naturales. Este plan deno-
minado Plan General “se utiliza para proyectar el crecimiento
y la demanda futura de servicios públicos como agua potable,
drenaje, avenidas, parques y servicios de emergencia” (Land
Use and Circulation Element, 2010). El Plan General debe “te-
ner una visión sistémica, consistente con las necesidades inter-
nas de cada comunidad y con visión de largo plazo”. Aunque
se abordan temas obligatorios establecidos por la ley del esta-
do, el Plan General de cada ciudad o condado está organizado
de modo que se adapte a sus necesidades y particularidades.
El propósito es que se constituya en el proyecto rector del de-
sarrollo futuro de dichas entidades (Governor’s Office of Plan-
ning and Research, 2010).

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 185 06/12/11 10:54


186 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

La Oficina de Planificación e Investigación del Gobernador


de California (The Governor’s Office of Planning and Research) se
compone de cinco unidades administrativas de las cuales The
State Clearinghouse (el Centro de Información del Estado) es
responsable de renovar la regulación y las directrices del Plan
General así como de brindar asesoría técnica para su realiza-
ción. Otra función de la Oficina es evaluar la implementación
del Plan por medio del reporte anual de progreso entregado
por los Ayuntamientos. El código del gobierno de California,
en la sección 65302, enumera siete elementos obligatorios que
deben incluirse en el Plan General: uso de suelo, circulación,
vivienda, espacio al aire libre, conservación, ruido y seguridad
(Office of Planning and Research, 2010). Asimismo, existen 48
elementos opcionales, de los cuales el gobierno local o regional
tiene la libertad para decidir si elige alguno de ellos o no; entre
estos elementos encontramos el de preservación histórica, par-
ques y recreación, calidad del aire, diseño comunitario, eficien-
cia energética, entre otros.
En Santa Mónica, el Plan General está integrado por siete
documentos que constituyen alguno de los elementos obligato-
rios u opcionales. Los aspectos del Plan General de Santa Mó-
nica y el año de su última actualización son: Ordenación terri-
torial y circulación (LUCE), 2010; vivienda, 2008; espacio al aire
libre, 1997; conservación, 1975; seguridad, 1995; ruido, 1992; y
se adhirió además el elemento opcional de preservación his-
tórica en 1992. Cuando se inicia la actualización de alguno de
los elementos del Plan General, el gobierno estatal da un plazo
de dos a siete años para llevar a cabo la reforma y aprobación
del documento con el fin de ofrecer el suficiente tiempo para la
evaluación y debate público. La Oficina de Planeación e Inves-
tigación de California permite a los gobiernos locales que así lo
deseen, consolidar dos o más elementos de los siete que com-
ponen el Plan General (Office of Planning and Research, 2010).
Así ocurrió en Santa Mónica donde se utilizó recientemente el
formato de consolidación para integrar la ordenación territo-
rial y circulación en un solo documento denominado Land Use
and Circulation Element (LUCE) del Plan General.

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 186 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 187

Proyecto de Ordenación Territorial y Circulación (LUCE)


del Plan General

Aunque para algunos miembros del Ayuntamiento, como


Shannon Parry, el Plan General posee una importancia secun-
daria frente al Santa Monica Sustainable City Plan, para otros
es fundamental. Tal es el caso de Suzanne Frick, directora del
Departamento de Planeación de Santa Mónica de 1994 a 2005,
quien visualiza el Plan General como la “Constitución” de
Santa Mónica. Afirma que los dos elementos que componen
el LUCE poseen gran importancia, pues las regulaciones ahí es-
tablecidas tienen la capacidad legal que “moldeará la forma
urbana futura de la ciudad” (Santa Monica Mirror, 2005). Las
gestiones para la actualización y adopción del nuevo LUCE del
Plan General iniciaron en el 2004 y se tenía contemplado que
terminaran en dos años; sin embargo la consulta se prolongó
debido al intenso debate que se originó y que se extendió por
seis años (ver ilustración 9.1). El primer borrador estuvo lis-
to en diciembre de 2009 para ser revisado por la comisión de
planeación y posteriormente ser remitido al Consejo de la Ciu-
dad para su revisión final y adopción.
Suzanne Frick consideró esencial la participación pública
para que el borrador final del LUCE “reflejara los pensamientos
de la comunidad y no sólo las decisiones de los miembros del
Ayuntamiento”. La asistencia de los diversos sectores de la so-
ciedad a los talleres y debates sobre el LUCE fue masiva, hasta
que en julio de 2010 fue aprobado entre conflictos y controver-
sias respecto de su contenido. El tiempo que se invirtió en su
actualización, así como la participación del público y la rique-
za de la discusión registrada en las notas de los diarios locales,
reflejan la trascendencia de este documento para la comunidad
y el gobierno local (Taborek, 2010).
Antes de julio de 2010, cuando se adoptó la actualización
del LUCE, se encontraba vigente el proyecto elaborado en 1984.
Gran parte del medio ambiente construido y de las redes de
transporte actuales “reflejan la visión y los objetivos articula-
dos de aquel documento de política establecido a mediados de
los ochentas”. De ahí la importancia de su aprobación el 6 de

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 187 06/12/11 10:54


188 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

julio de 2010, pues establece las pautas para moldear la forma


urbana hasta el año 2025. Este documento está estrechamen-
te ligado al proceso de construcción de la ciudad sustentable
pues en el nuevo LUCE se tuvo la meta de “seguir los ideales
de sustentabilidad y crecimiento inteligente” (Land Use and
Circulation Element, 2010b).
Como antes señalamos, el Land Use and Circulation Ele-
ment está integrado por el elemento de ordenación territorial
y el de circulación. El primero de ellos se enfoca en gestionar
asuntos relacionados con la categorización de los terrenos de
la ciudad –residenciales, comerciales, recreacionales, indus-
triales– y especificar su localización y distribución. Asimismo
regula la altura y tamaño de los edificios, las conexiones entre
las calles, aceras y paisaje. El Land Use Element puntualiza “la

Ilustración 9.1. Talleres de actualización del LUCE

Durante la actualización del LUCE, se realizaron talleres públicos en


todos los vecindarios de la ciudad. Estas imágenes muestran los lle-
vados a cabo durante el 2007 en Ocean Park/Sunset Park, Wilshire/
Mid-City Neighborhood y Pico Neighborhood. (Tomada de la página
electrónica del sitio oficial del LUCE.)

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 188 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 189

trayectoria futura del desarrollo físico de la ciudad”. Este ele-


mento incluye también el documento de ordenación territorial
basado en distritos.
El Circulation Element contiene prioridades y metas en
relación con la transportación, lo cual influye: en el medio
ambiente físico de la ciudad, su aspecto y funcionamiento; en
el medio económico, pues el buen funcionamiento de los sec-
tores de la economía requieren de la circulación de materiales,
productos y trabajadores; y en el contexto social, ya que la in-
teracción entre los miembros de la comunidad, sus actividades
y elecciones son influenciadas por el sistema de transporte, el
cual debe ser accesible para todos los segmentos sociales, los
jóvenes, los residentes de bajos recursos económicos, las per-
sonas de la tercera edad y los discapacitados (Land Use and
Circulation Element, 2010b).
Según Taborek (2010) los cambios más significativos del
LUCE de 2010 fueron: modificar la normatividad para permitir
el incremento de hasta 3.3 metros en la altura máxima de las
construcciones; un requerimiento para el nuevo desarrollo de
la “zona creativa de uso mixto” (localizada al este de la ciu-
dad entre Mid-City y Pico Neighborhood), que obliga a utilizar
50 % de uso de suelo con fines residenciales y 50 % con fines
comerciales, con 5 % de margen de variación; la adición al LUCE
de un “lenguaje” que reconoce la carga histórica a la que ha
estado sujeto el vecindario de Pico en lo que se refiere a infra-
estructura comunitaria y regional, y la obligación de los encar-
gados de la planeación municipal de gestionar el problema en
términos de justicia medioambiental e impacto acumulativo.
Esto último se logró gracias la manifestación de los residentes
de Pico frente al Ayuntamiento el 1 de julio de 2010 en donde
demandaron, a través de una audiencia con el Consejo de la
Ciudad, mayor justicia medioambiental para su barrio.
La controversia más intensa en torno al LUCE ocurrió cin-
co días antes de su aprobación final cuando fueron incluidas
al borrador del documento reformas repentinas respecto de la
normatividad de la altura máxima de los edificios. Esto susci-
tó un intenso debate público. Incluso hubo discrepancias en-
tre los miembros del Consejo de la Ciudad que se expresaron

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 189 06/12/11 10:54


190 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

públicamente. Tal fue el caso del concejal Kevin McKeown


quien, a diferencia de sus colegas Richard Bloom y Gleam Da-
vis, se opuso a esta modificación pues en su opinión alterar el
borrador del LUCE a última hora daña la base de participación
social con la que los líderes del municipio formularon el docu-
mento: “en este plan trabajamos por seis años con el público de
Santa Mónica, invitándolos a ser nuestros colaboradores. No es
justo cambiar las reglas en el último minuto y sin previo aviso
a tu colaborador” (Taborek, 2010).
La Cámara de Comercio local y algunos especialistas, como
Wade Killefer, fundador y socio de la firma Killefer Flammang
Architects, y Jennifer Liu, arquitecta y residente de Santa Mó-
nica, coincidieron en que permitir mayor altura en las edifi-
caciones estimulará un diseño de ciudad más amigable con
el medio, por lo que modificar la normatividad para permitir
mayor altura de las construcciones con el propósito de pro-
mover la heterogeneidad en el uso de suelo, fomenta algunos
principios importantes de la sustentabilidad urbana como la
densificación y la diversidad. No obstante, Jennifer Liu expresó
también cierto recelo respecto de las motivaciones económicas
que guían la propuesta pues afirma que “los desarrolladores
quieren exprimir tantos metros cuadrados como sea posible
para obtener el mayor provecho financiero” (Flores, 2010).
Por su parte, representantes de las asociaciones vecinales
expresaron que la aprobación de esta medida facultaría a los
desarrolladores inmobiliarios para extender su margen de ga-
nancia a expensas de la población local, pues la carga ambien-
tal y las nuevas demandas originadas por la llegada de nuevos
residentes –que arribarían a ocupar los espacios de vivienda
disponibles gracias a la regulación que permite edificaciones
de mayor altura– disminuirían la calidad de vida de los habi-
tantes de una ciudad que recibe 6.33 millones de visitantes al
año y posee una densidad de población de cerca de diez mil
habitantes por milla cuadrada. Específicamente, los represen-
tantes de la asociación Wilshire/Montana Neighborhood Coa-
lition solicitaron al Ayuntamiento que reconsiderara establecer
límites menores en la altura de los edificios establecidos en el
borrador del LUCE, pues permitir edificios altos en la ciudad

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 190 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 191

provocaría fuertes problemas de tráfico vehicular e iría en con-


tra del “desarrollo a escala humana que los residentes prefie-
ren” (Taborek, 2010).
A pesar de la oposición de la sociedad civil, el gobierno local
decidió aprobar la medida lo que puso en tela de juicio la uti-
lidad de los instrumentos de participación ciudadana promo-
vidos por el Ayuntamiento durante los años de actualización
del LUCE. Hemos explicado esto como parte de la reconversión
del gobierno local, que ha venido inclinándose a favor de una
agenda de competitividad y marketing de la ciudad, descuidan-
do aspectos sociales de la sustentabilidad. Sin embargo, esta
tendencia tiene un importante contrapeso en organizaciones
ciudadanas que acotan los alcances de estas medidas, las cua-
les se orientan por la rentabilidad del uso de suelo y no por los
principios de la sustentabilidad oficializados en los planes.

Santa Monica Sustainable City Plan

El Plan de la Ciudad Sustentable significó la formalización de


una política urbana en la que el concepto de sustentabilidad
sería el eje vertebral. Tomando en cuenta otros proyectos, como
los antes mencionados, cabe preguntarse ¿qué relación tiene el
Plan de la Ciudad Sustentable con el Plan General, el LUCE y el
resto de los proyectos locales de desarrollo urbano? Shannon
Parry (comunicación personal, 27 de mayo de 2010), coordina-
dora del proyecto de ciudad sustentable, expresó que el Plan
General y el de Sustentabilidad son totalmente distintos, no
obstante, los objetivos y valores que han guiado las actualiza-
ciones más recientes de los elementos del Plan General se rela-
cionan estrechamente con los del Plan de Sustentabilidad. Pa-
rry expresa que el Plan de Ciudad Sustentable es el documento
más cercano a las aspiraciones de la comunidad pues fue la
política adaptada específicamente para la política urbana de
Santa Mónica. Los elementos del Plan General “son estructu-
rales y se tienen que cumplir por ley”, pero una vez termina-
dos “son puestos en un estante y la gente no vuelve a acudir
a ellos”. El Plan de Sustentabilidad, dado que es actualizado

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 191 06/12/11 10:54


192 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

cada diez años y es evaluado anualmente, “interactúa constan-


temente con la comunidad, lo que le permite constituirse en un
documento mucho más dinámico y vivo”.
El nacimiento del Sustainable City Plan refleja los cambios
ocurridos en la estructura social así como en el carácter de
Santa Mónica a partir de la década de los años setenta. Fue
el resultado de las gestiones de un gobierno progresista para
formalizar y consolidar en el nivel municipal una política de
desarrollo urbano basada en los principios de sustentabilidad.
Terry O’Day, miembro del Consejo de la Ciudad de Santa Mó-
nica y fundador de la ONG Environment Now, sostiene que este
programa ha tenido notable influencia en la comunidad y ha
logrado visibilidad entre la ciudadanía: “el público está muy
comprometido con los objetivos de sustentabilidad ambiental”
(O’Day, comunicación personal, 27 de mayo de 2010).
El Plan de Sustentabilidad fue diseñado para “ayudar a la
comunidad a pensar, planear y actuar de una manera más sus-
tentable” proveyendo un criterio para “evaluar a largo plazo el
impacto de las decisiones presentes en la naturaleza, la econo-
mía y la sociedad” (Santa Monica Sustainable City Task Force,
2003). El documento atribuye a la sustentabilidad una naturale-
za tridimensional que evalúa los logros a largo plazo tomando
en cuenta las tres formas de capital que posee una comunidad:
(1) capital natural; (2) capital humano (perfil sociocultural de
los residentes), y capital social (vínculos entre las personas de
la comunidad); (3) el capital financiero y físico, que se refiere
a la infraestructura, bienes manufacturados, edificios, recursos
de información, crédito y deuda. De este modo, oficialmente,
la sustentabilidad posee tres dimensiones; la justicia social, el
crecimiento económico y la conservación de recursos natura-
les. Pero existe una línea adicional que, según Shannon Parry,
sostiene a las demás, que es la identidad cultural de la comu-
nidad.
Este plan fue propuesto por el grupo de trabajo sobre el
medio ambiente en 1992 y adoptado en 1994 con el nombre
de Santa Monica Sustainable City Program. Transcurridos dos
años de preparación, negociaciones y consultas, se establecie-
ron objetivos e indicadores para evaluar los avances en cuatro

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 192 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 193

áreas: conservación de recursos, transportación, prevención


de la contaminación y protección de la salud pública y desa-
rrollo comunitario y económico. En julio de 2001, después de
casi ocho años de haber entrado en vigor, se propuso la actua-
lización del plan que estuvo a cargo de un grupo de trabajo
constituido por funcionarios del Ayuntamiento, organizacio-
nes no gubernamentales, representantes vecinales, de escuelas
y miembros del sector empresarial. Con las contribuciones de
los residentes recibidas durante el verano de 2002 y con quin-
ce meses de deliberación y análisis, el grupo propuso modi-
ficaciones a los objetivos e indicadores del antiguo proyecto
aprobado en 1994. A este documento actualizado se le denomi-
nó Santa Monica Sustainable City Plan. La decisión de llamarle
plan en lugar de programa se hizo con el fin de “reflejar mejor
la naturaleza integral y de largo plazo del proyecto”. Respecto
a la estructura, el plan se fundamenta en diez principios guía,
donde se establece que el concepto de sustentabilidad regirá
la política de la ciudad, que la protección, restauración y pre-
servación del medio ambiente será una alta prioridad en Santa
Mónica y que la calidad del medio ambiente, el bienestar eco-
nómico y la equidad social son interdependientes entre sí. Con
la actualización se incluyeron nuevas áreas-objetivo al proyec-
to para sumar un total de ocho, las cuales son: conservación
de recursos naturales; educación comunitaria y participación
cívica; salud pública y medioambiental; vivienda; espacio al
aire libre y uso de suelo; transporte; desarrollo económico; y
dignidad humana. Cada área-objetivo tiene propósitos especí-
ficos que “comprenden el núcleo de la visión de la comunidad
y representa lo que Santa Mónica debe lograr con el fin de con-
vertirse en una ciudad sustentable” (Santa Monica Sustainable
City Task Force, 2003: 3). Aunque los objetivos propuestos en
el plan de sustentabilidad son generales y no se detallan los
procedimientos operativos para alcanzarlos, sí se especifican
los aspectos prioritarios en los cuales se debe trabajar.
En el plan se expresa preocupación porque el consumismo
inmoderado, el crecimiento de la población así como la presión
originada por los patrones tradicionales de crecimiento urba-
no provocan una intensa demanda de recursos naturales. Esto

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 193 06/12/11 10:54


194 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

amenaza la sustentabilidad futura de la economía e impacta


negativamente el medio natural, las comunidades y la calidad
de vida. A partir de esta afirmación, es claro que en el discurso
gubernamental la dimensión medioambiental tiene estrecha
relación con la dinámica económica y la calidad de vida de la
población (ídem).
Según Shannon Parry (comunicación personal, 27 de mayo
de 2010), las debilidades y las fortalezas del plan se deben vi-
sualizar desde dos perspectivas: la de la programación y la
implementación. Desde el marco de la programación, asegura
Parry, una fortaleza del Sustainable City Plan es que no cons-
tituye un “plan verde de ciudad” (green city plan). Es decir, la
ciudad no sólo considera asuntos relacionados con el medio
ambiente como el desperdicio del agua, la energía o el mane-
jo de la basura y desechos tóxicos, sino que toma en cuenta,
además de la conservación de los recursos, la equidad social
y la vitalidad económica. Esta fortaleza, agrega la funcionaria,
constituye también un reto pues es difícil lograr “ser exitosos
en manejar la relación entre conservación de recursos, diná-
mica económica y bienestar de la comunidad”. Desde la pers-
pectiva de la ejecución, el reto es asegurarse de que se están
cumpliendo las prioridades y de que los programas y políticas
en las diferentes divisiones se han implementado para dar so-
porte al plan. Una herramienta para ello es el reporte anual. El
Departamento de Sustentabilidad y Medio Ambiente entrega
un reporte de los avances del plan cada año en un documento
titulado The Sustainable City Progress Report en donde se pro-
vee información sobre cada uno de los ocho ejes del proyecto.
Lo anterior, según Parry, constituye una fortaleza ya que brinda
credibilidad y transparencia. Los logros, datos, indicadores y
objetivos, expresa la funcionaria, “están disponibles tanto para
los funcionarios del gobierno local como para los miembros
de la comunidad. A través de la página web (http://www.smgov.
net/Departments/OSE/progressReport/default.aspx) todos pueden
disponer de esta información”. Sin embargo, esto puede ser
un arma de doble filo, expresa Parry, pues se corre el riesgo
de que, con el compromiso de reportar cada año, “todo lo que
hagamos sea reportar sin realmente concretar el cambio”.

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 194 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 195

Hay otros enfoques respecto del plan de la ciudad sustenta-


ble que contrastan la opinión oficial de Shannon Parry. Como
Ana Jara –integrante de la Asociación del barrio de Pico, el Pico
Youth and Family Center y miembro de la mesa directiva de
los SMRR– quien afirmó que a causa del énfasis del gobierno en
las cuestiones ambientales, los asuntos urgentes para la pobla-
ción no se están atendiendo. Declaró que el capital humano de
los dirigentes de la ciudad es notable, tienen ideas innovadoras
y buenas intenciones relacionadas con la “ciudad verde”, sin
embargo, no se quieren dar cuenta aún de que los intereses del
vecindario de Pico son distintos a los del resto de Santa Mónica
(Jara, comunicación personal, 24 de mayo de 2010). En opinión
de la joven activista, las prioridades de los residentes son la
violencia juvenil, la protección frente a los arrendadores y la
gestión de servicios que mejoren la calidad de vida de la po-
blación. Reconoce que hay algunos beneficios recibidos por la
política basada en la sustentabilidad, como los espacios recrea-
tivos de calidad, el buen aspecto del centro cívico y el fomento
a través del sistema educativo de una cultura de sensibilidad
ecológica. Lamentablemente, afirma Jara, las prioridades de la
clase trabajadora de la ciudad no son cuántos edificios verdes
se han logrado acreditar, sino la vivienda, el trabajo, la educa-
ción de los hijos y la salud. Ana Jara considera una paradoja
advertir las carencias sociales de su vecindario y los problemas
de violencia juvenil, y ver por otro lado los esfuerzos que el
Ayuntamiento está haciendo por embellecer la ciudad con base
en lo “sustentable”.
La política de sustentabilidad que institucionalizaron los
SMRR y el movimiento progresista, viene siendo rebasada
por movimientos más generales que coinciden con las luchas
por justicia espacial en el sentido que Soja le otorga, de am-
plia reivindicación de derechos a la ciudad, sociales, políticos,
humanos, educativos, de género, económicos, a la salud. La
planeación por la sustentabilidad se mantendrá en tensión en
los próximos años, entre estos movimientos y los grupos que
controlan el gobierno de Santa Mónica que siguen la orienta-
ción empresarialista de la maquinaria del crecimiento.

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 195 06/12/11 10:54


196 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

El Plan Maestro del Santa Monica Place

El área en la que se localiza el Santa Monica Place es parte de


un extenso proyecto urbano titulado Civic Center Specific Plan.
La inclusión del espacio ocupado por el Santa Monica Place al
Plan del Centro Cívico se aprobó en noviembre de 2001 lo que
hizo posible enlazar puntos clave del desarrollo turístico de la
ciudad. El proyecto de remodelación del Santa Monica Place
establece “nuevas conexiones entre el Third Street Promenade,
el Centro Cívico y el Santa Monica Pier que definirán y unifi-
carán el núcleo más importante del centro de la ciudad” (Santa
Monica Place, 2009) (ver ilustración 9.2).
La remodelación fue realizada por The Macerich Company,
misma que en el 2004 presentó al Ayuntamiento un plan de
naturaleza completamente distinta a la de un centro comercial.
The Marcerich Company propuso reemplazar el antiguo Santa
Monica Place, inaugurado en 1980, por un complejo de 21 pi-
sos compuesto por condominios, departamentos, oficinas y
tiendas comerciales en una abierta violación a las regulaciones

Ilustración 9.2. Contexto de localización


del Santa Monica Place

El plano en la parte central de la imagen, ilustra los vínculos entre


el Santa Monica Place y otras tres importantes áreas turísticas de la
ciudad: Third Street Promenade, Santa Monica Pier, y Centro Cívico.
(Tomada del documento oficial del Plan del Centro Cívico.)

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 196 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 197

respecto de la altura de los edificios. Este proyecto enfrentó una


fuerte oposición de los ciudadanos, organizaciones vecinales y
asociaciones no gubernamentales, por lo que la autorización
no le fue concedida. Organizaciones sin fines de lucro y acti-
vistas denunciaron que su realización arruinaría la atmósfera
característica de la ciudad basada en edificios de poca altura,
además de agravar los problemas de tráfico (Groves, 2007). La
compañía buscó alternativas que compatibilizaran más con las
expectativas de los habitantes de la ciudad a la vez que fue-
ran redituables económicamente. Tres años después, en 2007,
The Macerich Company propuso la remodelación del original
Santa Monica Place para transformarlo en un centro comercial
de espacio abierto con un diseño compatible con el establecido

Ilustración 9.3. Santa Monica Place remodelado

Las fotografías superiores muestran el Santa Monica Place después


de la remodelación. El plano de la parte inferior, representa el Santa
Monica Place original y las modificaciones realizadas. (Tomada del
Plan Maestro del Santa Monica Place.)

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 197 06/12/11 10:54


198 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

para los edificios sustentables (ver ilustración 9.3). El proyecto


fue aprobado en enero de 2008 y el mall cerró sus puertas tem-
poralmente para su remodelación. Se programó terminar los
trabajos en otoño del año 2009, sin embargo la inauguración se
aplazó hasta agosto de 2010 (ver ilustración 9.4).
Por el diseño y los materiales utilizados para la remodelación
del edificio, es considerado por Leobardo Estrada, académico
del departamento de Planeación Urbana de la UCLA, uno de los
primeros centros comerciales “sustentables” de Estados Uni-
dos (comunicación personal, 26 de mayo de 2010). El lugar no
logró la certificación ambiental, sin embargo, con el objetivo de
obtener la certificación LEED otorgada por el U.S. Green Buil-
ding Council, se incluyeron en su reconstrucción elementos
que reforzaron la imagen de Santa Mónica como una ciudad
sustentable. Por medio de innovaciones en su diseño fue po-
sible incorporar prácticas y tecnologías de los edificios verdes:
generadores solares de electricidad, programas de eficiencia en
el uso de agua y energía eléctrica con el aprovechamiento de la
luz y la ventilación natural (Hanatani, 2009).
No es común que los centros comerciales consideren adqui-
rir la certificación LEED por las complejidades que represen-
ta lograr una convergencia de opiniones e intereses entre los
arrendatarios, que ofrecen diversos servicios. A pesar del méri-
to que esto representa para propietarios, diseñadores y promo-
tores del Santa Monica Place, dicha renovación está claramente
dirigida a aumentar el consumismo y satisfacer demandas de
los visitantes y residentes adinerados. Al promocionarse como
un centro comercial sustentable y contener tiendas de marcas
exclusivas, Macerich espera “servir a un grupo de clientes
sofisticados” de clase alta. La zona primaria de mercado del
lugar será Marina del Rey, Beverly Hills, vecindarios del oeste
de Santa Mónica, así como los turistas. Se espera que el lugar
atraiga compradores cuyo ingreso per cápita promedio, según
un reporte publicado por Jeff Green Partners/Retail Focus, es
de alrededor de 49 mil dólares al año, esto sin mencionar el
sector de clientes potenciales pertenecientes a hogares de clase
alta de la ciudad con un ingreso promedio familiar de entre 100
mil y 195 mil dólares anuales (Walker, 2007).

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 198 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 199

En suma, un antecedente de la estrategia de sustentabilidad


local lo constituye el Plan General, el cual ya había encamina-
do la política de desarrollo hacia algunos aspectos de la ciu-
dad sustentable como la protección de los recursos naturales,
la gestión del crecimiento, la infraestructura –particularmen-
te de vivienda–, la ordenación territorial y la movilidad. Sin
embargo, la planeación urbana sustentable en Santa Mónica
se institucionalizó hasta 1994 con la entrada en vigor del Santa
Monica Sustainable City Plan. Desde entonces, los diversos
planes de desarrollo urbano han estado guiados por el con-
cepto de sustentabilidad, como la actualización del LUCE y del
Plan Maestro del Santa Monica Place –ambos sometidos al es-
crutinio público–. Lo anterior muestra que los residentes tienen
la oportunidad de externar sus inquietudes y sugerencias; sin

Ilustración 9.4. Santa Monica Place en remodelación

Este grupo de fotografías tomadas en mayo de 2010, exponen los


avances en la construcción del nuevo centro comercial a tres meses de
su reinauguración en agosto del mismo año. (Fotografías de Adriana
Moreno.)

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 199 06/12/11 10:54


200 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

embargo, en repetidas ocasiones las prioridades ciudadanas no


han sido atendidas. Por tal motivo, la planeación sustentable
no ha estado exenta de debates, injusticias, inconformidades y
negociaciones entre los diferentes sectores de la sociedad pues
cada uno posee visiones distintas de las prioridades de una
ciudad sustentable.

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 200 06/12/11 10:54


10. Conclusiones

A
l inicio de este libro nos propusimos como objetivo cen-
tral analizar qué factores hicieron posible la institución
en Santa Mónica, California, de una estrategia de de-
sarrollo urbano sustentable. Asimismo, nos preguntamos: ¿En
qué sentido es Santa Mónica una ciudad sustentable? ¿Cuál es
la influencia de las políticas de revitalización y sustentabilidad
en su economía y competitividad, particularmente en su in-
dustria turística? ¿Qué factores intangibles la habilitaron para
formalizar una estrategia de sustentabilidad? ¿Cuáles han sido
los elementos tangibles, es decir las técnicas, tecnologías y po-
líticas de planeación y desarrollo que le permitieron ser consi-
derada entre las diez ciudades estadounidenses con mayores
avances en materia de sustentabilidad? ¿Qué contradicciones
existen entre la planeación orientada a la sustentabilidad y los
compromisos de hacer efectiva la justicia social y espacial que
la hicieron posible en sus inicios?
En el desarrollo de este trabajo mostramos que Santa Móni-
ca es una ciudad sustentable en términos de su reconocimiento
oficial y de los avances logrados a lo largo de dieciséis años de
vigencia del plan de sustentabilidad urbana, lo que le permite
ser identificada en los niveles nacional e internacional como
una comunidad amigable con el medio ambiente. No obstante,
en los resultados obtenidos hay un vacío en cuestiones de jus-
ticia espacial, término que se usa para darle a la justicia social
un espectro amplio y espacializado.

[201]

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 201 06/12/11 10:54


202 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

Santa Mónica pudo transitar hacia la sustentabilidad urbana


gracias a sus antecedentes históricos. Durante las décadas de
1960 y 1970 confluyeron un agregado de fenómenos geográ-
ficos, físicos y sociales que a través de vínculos entre esferas
materiales e ideológicas o lash up (Molotch, 1997) persistieron
en el tiempo e instituyeron una tradición de corte progresista
que posibilitó su conversión a una ciudad sustentable. La raíz
de este cambio se encuentra en el auge del negocio de bienes
raíces en el área de Los Ángeles, cuando Santa Mónica fue víc-
tima de la especulación inmobiliaria en la construcción de edi-
ficios, permitiendo que desarrolladores y propietarios de las
viviendas forzaran injustamente a los residentes a desalojarlas
ante la indiferencia del Ayuntamiento.
En esa misma década llegaron a Santa Mónica, al área de
Ocean Park, nuevos residentes que habían participado en los
diversos movimientos sociales contracultura y antibelicistas
de la década de 1960. Los activistas de Ocean Park y un grupo
de adultos mayores arrendatarios, con el apoyo de organiza-
ciones locales y vecinales, unieron fuerzas contra la máquina
de crecimiento que amenazaba el bienestar de la población e
incluso su permanencia en la ciudad. De este modo nació una
visión política alternativa que dio lugar a la asociación Santa
Monicans for Renter’s Rights (SMRR). La unión de estos mo-
vimientos ciudadanos de base posibilitó una fuerte alianza,
conocida como la coalición progresista, que en los primeros
años de su existencia pugnó por la vivienda asequible y los
derechos de los arrendatarios. Este grupo luchó por mayores
garantías sociales y logró la aprobación de la Ley de Control
de Renta de 1979, que protegía a los ciudadanos arrendatarios
ante los intereses y demandas injustas de los propietarios de
las viviendas, las compañías de bienes raíces y las empresas
del centro de la ciudad.
En 1979 la coalición, liderada por los SMRR, triunfó en las
elecciones locales y en 1981 logró ser mayoría en el Consejo Mu-
nicipal. Como parte del Ayuntamiento, intervino directamente
en la producción social del espacio urbano y comenzó a desem-
peñar un papel activo dentro de la maquinaria de crecimiento a
la que anteriormente los miembros de ese movimiento habían

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 202 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 203

considerado una amenaza para ellos. La coalición promovió


medidas progresistas y moldeó la política de desarrollo local
para aplicar su propia visión de la planeación urbana que con
el tiempo se orientó hacia la sustentabilidad. La aprobación del
Santa Monica Sustainable City Program en 1994 formalizó la
sustentabilidad como eje de la política de desarrollo urbano
local.
Además de la llegada de un gobierno progresista al poder
municipal y el nacimiento de una tradición de activismo social
de base, jugó un papel central la estructura social de la ciudad.
Santa Mónica está compuesta por una población educada; en
2008, de los habitantes mayores de 25 años, 91 % culminó su
educación media superior, mientras que 54.8 % obtuvo nivel
licenciatura o posgrado. Su formación educativa ha contri-
buido a que sea una sociedad participativa, con una profun-
da conciencia ecológica e informada de los asuntos locales. El
promedio del ingreso anual de sus habitantes es el doble del
ingreso promedio del de los habitantes del resto del condado.
No obstante, los habitantes de la ciudad no han podido finan-
ciar la compra de una casa propia pues tan sólo 29.8 % de las
viviendas son habitadas por sus dueños (U.S. Census Bureau,
2008).
Además de sus particularidades como unidad urbana, la
política de sustentabilidad de Santa Mónica ha sido influida
por otros factores de naturaleza macro-espacial como la ideo-
logía, historia y regulaciones a escala nacional y regional que
ejercen peso en lo local. En el nivel estado, por ejemplo, encon-
tramos la obligación de los condados y ciudades de California
de formular el Plan General con la finalidad de que cada mu-
nicipio posea un instrumento para gestionar las cuestiones de
infraestructura, movilidad, crecimiento de la mancha urbana,
necesidades de vivienda y protección de los recursos natura-
les. La actualización de los elementos obligatorios del Plan Ge-
neral en Santa Mónica, desde la institucionalización del plan
de ciudad sustentable en 1994, crearon condiciones para que
los actores sociales negocien la aplicación de sus principios. Tal
fue el caso de la actualización del Land Use and Circulation
Element, aprobado en julio de 2010, en donde se incluyeron

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 203 06/12/11 10:54


204 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

los ideales del urbanismo sustentable a través del debate y la


participación pública.
Santa Mónica está ligada de diversas maneras al sinekism
(Soja, 2010) de Greater Los Ángeles, aspecto macro-espacial que
trae ventajas y desventajas para la sustentabilidad. Pertenecer
a una de las aglomeraciones urbanas más grandes del mundo
produce múltiples oportunidades de crecimiento para esta pe-
queña ciudad conurbada, lo que contribuye al fortalecimiento
de su dimensión económica. Su localización geográfica, inmer-
sa en la ciudad global de Los Ángeles, ha estimulado la activi-
dad turística, la generación de empleos y el establecimiento de
grandes corporaciones. Diariamente, miles de personas atra-
viesan los linderos de Santa Mónica hacia otras municipalida-
des del área metropolitana y viceversa, sea por ocio o asun-
tos de trabajo. Sin embargo, en la dimensión medioambiental
hay aspectos negativos que proceden de tendencias regionales
fuera del control del gobierno y de la población local, como la
emisión de gases que provocan el efecto invernadero. Es nece-
sario que éste y otros problemas medioambientales se enfren-
ten mediante una coalición regional y el desarrollo de políticas
ecológicas que activen conexiones entre lugares motivando a
otras municipalidades a impulsar la gestión medioambiental,
tal como ocurrió en los setenta con el pronunciamiento a favor
de la justicia espacial y el control de la renta en Santa Móni-
ca, movimiento que según Soja (comunicación personal, 26 de
mayo de 2010) pudo contagiar a otros lugares y logró estimular
demandas similares en el nivel regional y nacional.
Por otra parte, en la dimensión social también hay conse-
cuencias que se desprenden de la conurbación, como el caso
de la violencia juvenil vinculada con las pandillas del área de
Los Ángeles y la afiliación de jóvenes de Santa Mónica a estos
grupos, lo que ha provocado desde 1989 la muerte de alrede-
dor de 40 jóvenes, la mayoría pertenecientes al barrio de Pico.
Tal situación está entre las principales preocupaciones de este
vecindario, que es el más afectado. Sus representantes conside-
ran que una ciudad que se autodefine como sustentable debe
priorizar la problemática relacionada con la seguridad y cali-
dad de vida de sus habitantes. Activistas del sector opinan que

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 204 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 205

la violencia juvenil tiene sus raíces en la pobreza, segregación


y marginalización de las comunidades de bajos ingresos. No
obstante, hay que tomar en cuenta también la influencia del
contexto regional, pues las pandillas en la ciudad son lo que
Paula Scott (2004) califica de “pequeños microcosmos del pro-
blema de pandillas en Los Ángeles”.
Otro elemento macro-espacial destacado en la forma en la
que Santa Mónica ha asumido la estrategia de la sustentabilidad
es la ideología estadounidense. Influida por el pragmatismo,
la idiosincrasia “americana” supo adaptar las políticas de pro-
tección medioambiental para crear nuevas oportunidades de
crecimiento económico. Esto ha estimulado el interés y partici-
pación de las cámaras de comercio y del sector empresarial en
las ciudades que se han orientado hacia la sustentabilidad. En
Santa Mónica el sector privado se ha alineado bien a las regu-
laciones de la gestión medioambiental. Algunos empresarios,
aunque no coinciden con las políticas de sustentabilidad, han
orquestado una especie de simulación y han preferido unirse
al programa de ciudad sustentable ya que en términos prácti-
cos, y como una estrategia de marketing y promoción, es posible
elevar la competitividad del lugar sobre la base del desarrollo
sustentable. La remodelación del Santa Monica Place es mues-
tra de ello. El nuevo edificio se promocionó como uno de los
primeros centros comerciales sustentables de Estados Unidos,
lo que constituyó la punta de lanza de la estrategia de publici-
dad de este lugar y “paraguas” de la promoción del resto de la
ciudad como producto de consumo. Aunque la inversión en su
reconstrucción en un edificio “verde” fue significativa, desde
el punto de vista pragmático redituaría en la atracción de clien-
tes de mayor poder adquisitivo.
Al constituir Santa Mónica un centro turístico de compras,
el marketing verde cobró gran fuerza. Tanto el gobierno local
como los empresarios han buscado atraer mediante la imagen
de ciudad sustentable, nuevos nichos de mercado. No obstan-
te, concebir la cuestión ambiental como generadora de nuevos
nichos de mercado o como una estrategia de mercadotecnia,
obstaculiza la aplicación cabal de las políticas de sustentabilidad
urbana con justicia espacial.

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 205 06/12/11 10:54


206 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

En Santa Mónica, el proyecto de ciudad sustentable se ha


relacionado con una revitalización urbana neoliberal que jus-
tifica las políticas empresarialistas y eleva su competitividad
como centro turístico de compras. La mejora física del entorno
urbano, la innovación cultural y las inversiones en infraestruc-
tura se han enfocado principalmente a la atracción de capita-
les de inversión, residentes de clase adinerada y visitantes con
elevado poder adquisitivo. En los últimos años la noción de la
sustentabilidad ha apadrinado la mayoría de estas acciones. El
Ayuntamiento ha fortalecido la imagen de Santa Mónica con
base en este concepto no sólo por vía de herramientas mediá-
ticas, sino también a través de la regeneración de los espacios
públicos y el establecimiento de un régimen de planeación
que refuerza la noción de ciudad que se quiere transmitir. De
este modo, al constituirse en un lugar amigable con el medio
ambiente, brinda a los clientes la incorporación de imágenes
culturales relativas al modelo conceptual de ciudad sustenta-
ble fortalecidas por un entorno diseñado para disgregar el va-
cío y la frivolidad culturalmente percibida del acto de comprar
(Goss, 1993).
Para favorecer el turismo de compras, la maquinaria de
crecimiento local ha procurado moldear el ambiente construido
y generar, con base en la idea de la sustentabilidad, lo que
Erickson y Roberts (1997) denominan un “escenario cultural
distintivo”. Mediante el diseño de los espacios públicos y la
certificación LEED, se han construido en Santa Mónica “paisajes
simbólicos” (Goss, 1993) relacionados con la ciudad sustenta-
ble. Ahí el cliente o turista crea asociaciones positivas con el
acto de comprar pues lo hace en un “centro de consumo res-
ponsable”. El renovado Santa Monica Place es una ejemplifica-
ción de lo anterior; en su construcción se utilizaron materiales
certificados como “verdes”, se incluyeron generadores solares
de electricidad, programas de eficiencia en el uso del agua e
innovaciones en su diseño para el aprovechamiento de la luz
y la ventilación natural. Al agregar todas estas medidas y pro-
mocionarse como un centro comercial sustentable, el nuevo
Santa Monica Place reforzó la imagen de ciudad respetuosa
del medio ambiente.

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 206 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 207

La importancia del turismo para la economía local y la can-


tidad de impuestos recaudados por el gasto de los visitantes,
es otro factor coadyuvante para la continuidad del proyecto.
Los ingresos a favor del erario público producto del turismo
han posibilitado las inversiones de la ciudad en el proyecto de
sustentabilidad; han elevado la calidad de los servicios públi-
cos y la cantidad de programas relativos al crecimiento econó-
mico, revitalización urbana y gestión medioambiental.
La principal preocupación de los gobiernos locales es man-
tener la vitalidad económica en medio de la cruda competen-
cia interurbana, y Santa Mónica no ha sido excepción, razón
por la cual la coalición progresista, que en un principio tenía
el carácter de movimiento social de base, al llegar al gobierno
municipal tuvo que asumir una posición mucho más equili-
brada entre los intereses de la población y los del sector pri-
vado. En sus inicios, el régimen fue excepcionalmente liberal,
impulsando el bienestar social. Sin embargo, en los últimos
años, tiende a favorecer los intereses de los empresarios y los
turistas lo cual ha distorsionado el discurso inicial del grupo
progresista. Los SMRR tienen ahora un pie en la maquinaria
de crecimiento de Santa Mónica y otro en las organizaciones
vecinales.
Con el paso del tiempo, el gobierno de corte izquierdista se
enfrentó a conflictos producidos por las fuerzas del mercado de
bienes raíces. La intensa competencia por el espacio y los pre-
cios del suelo socavaron los ideales de la coalición progresista
y dieron lugar a una estrategia identificada por Smith (2002)
como urbanismo neoliberal. Dicha política enfocada a generar
el mayor provecho económico de cada espacio de la ciudad fue
justificada en ocasiones con el discurso de la sustentabilidad.
En tal escenario, encontramos que las condiciones para alcan-
zar la prosperidad económica de Santa Mónica implica ciertos
costos y desigualdades sociales que son incompatibles con la
propia idea de sustentabilidad. De este modo, con la globali-
zación y las estrategias fundadas en el nuevo empresarialismo,
parece poco probable que el desarrollo sustentable se lleve a
cabo con los preceptos éticos, filosóficos y técnicos que lo ha-
gan compatible con la justicia espacial.

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 207 06/12/11 10:54


208 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

Al optar por el proyecto de ciudad sustentable como eje de


la política de planeación urbana se logró englobar los idea-
les progresistas y adaptar, al mismo tiempo, una estrategia
de competitividad dirigida por los empresarios y el Ayunta-
miento. Con el paso del tiempo, el Consejo de Gobierno favo-
reció los intereses de la clase empresarial por lo que fue acu-
sado de sacrificar el bienestar de los residentes y favorecer el
establecimiento de un régimen desarrollista. La reorientación
del discurso progresista suscitó inconformidades ciudadanas
que motivaron el nacimiento de movimientos de base –orga-
nizaciones vecinales, comunitarias y distintas ONG– para ha-
cer frente a las políticas empresarialistas que contravienen los
preceptos de la sustentabilidad urbana y la visión cívica de la
ciudad sustentable.
Siguiendo la tradición pragmática estadounidense, el go-
bierno y los políticos locales han sabido adecuar los principios
de la sustentabilidad para acreditar sus decisiones y proyectos.
Así, el tópico de la sustentabilidad constituyó para las eleccio-
nes de noviembre de 2010 parte de la retórica y del discurso
de los candidatos al Consejo de la Ciudad; ellos apelaron a su
compromiso con la ciudad sustentable para ganar el apoyo de
los votantes. Otro ejemplo es el de la negociación del LUCE en
donde, valiéndose de los principios del urbanismo sustentable
relativos al incremento de la densidad y al desarrollo mixto, se
aprobó una modificación a la reglamentación para permitir un
incremento en la altura máxima de los edificios, aun cuando
esto significa mayor congestión automovilística.
La construcción de la sustentabilidad urbana de Santa Mó-
nica ha descansado en dos grupos de elementos. Primero, los
tangibles, presentes en los proyectos de desarrollo urbano
referentes a los aspectos tecnológicos o técnicos y en los de
planeación/diseño de la ciudad como el LUCE, el programa de
certificación LEED y las tecnologías de ahorro de recursos natu-
rales promovidas por el Ayuntamiento. Segundo, los intangi-
bles, que determinan la predisposición de la ciudad a la apli-
cación de los principios de sustentabilidad en su territorio. Los
elementos intangibles se vinculan con el carácter específico de
Santa Mónica: los patrones de comportamiento de la comuni-

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 208 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 209

dad que tienden a la participación activa en los asuntos locales,


la formación de asociaciones sin fines de lucro y el compromi-
so con el ideal de la ciudad sustentable. Aunado a lo anterior,
otros factores intangibles coadyuvantes con la conformación
de la ciudad sustentable se relacionan con su fortaleza institu-
cional, el papel de los actores sociales, sus interrelaciones y la
calidad del procedimiento de negociación entre los grupos de
interés.
Las organizaciones vecinales han sido claves para la estra-
tegia de sustentabilidad urbana. Al gestionar su problemáti-
ca particular, relacionada con el bienestar de los residentes de
cada vecindario, se han constituido en un importante contra-
peso de la política gubernamental y las aspiraciones de la clase
empresarial. Las asociaciones vecinales de Santa Mónica son:
Wilshire / Montana Coalition (Wilmont), Friends of Sunset
Park, Ocean Park Association, Pico Neighborhood Association
(PNA), North of Montana Association (NOMA) y Mid-City Neig-
hborhoods (MCN) –esta última, aunque había estado inactiva
desde 2004, a finales de 2010 reinició gestiones como represen-
tante de la comunidad de Mid-City–. Cada asociación vecinal
tiene prioridades tanto en el ámbito citadino como en su ve-
cindario.
Santa Mónica posee un carácter propio forjado por su po-
sición geográfica, estructura económica e interacciones entre
los principales actores de la comunidad y las características de
la población local. Aunque la llegada del grupo progresista al
poder municipal debilitó paulatinamente su activismo políti-
co radical –hasta el grado de ser acusado de pretender con-
vertir a Santa Mónica en pro desarrollista–, la historia de tal
movimiento radical iniciado por los SMRR marcó el carácter y la
tradición de la ciudad. A pesar de que la ideología progresista
ya no está presente explícitamente en el discurso oficial del
Ayuntamiento como en sus inicios, el radicalismo urbano que-
dó impregnado en el tejido social de la ciudad. Santa Mónica
se convirtió en una comunidad activa con capacidad de orga-
nización social que participa, negocia y discute con su gobier-
no las políticas que favorecen o amenazan su calidad de vida.
Este es uno de los elementos intangibles más significativos

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 209 06/12/11 10:54


210 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

que con expresiones contestatarias y movimientos sociales,


contrarresta la retórica gubernamental y las simulaciones de la
clase empresarial.
Otra pieza de los factores intangibles que ha marcado la pre-
disposición de Santa Mónica hacia la sustentabilidad es su forta-
leza institucional y su régimen de gobernanza. Las asociaciones
vecinales, los centros educativos, las organizaciones no guber-
namentales y los movimientos sociales, como el dirigido por el
Pico Youth and Family Center, promueven la sustentabilidad
urbana. Al ensayar enfoques distintos o complementarios so-
bre las prioridades de la agenda de sustentabilidad, estas coali-
ciones generan conflictos y convenios entre los diversos grupos
de interés que al interactuar en el territorio moldean una forma
urbana más justa. Esta negociación existe incluso dentro del
gobierno local entre los empleados y funcionarios del Ayunta-
miento, donde también hay ciudadanos comprometidos con el
objetivo de gestionar la problemática medioambiental.
En Santa Mónica la intervención de las instituciones y los mo-
vimientos sociales permiten formas factibles de sustentabilidad
que se reflejan en un ensayo de planeación urbana que busca
aplicar principios del cuidado medioambiental en una ciudad
de 21.7 km2 de extensión territorial, donde la competencia por
el espacio es intensa y prácticamente no existe lugar vacante
para desarrollar.
El otro grupo de elementos que analizamos en este libro
son los tangibles. Éstos han posicionado a Santa Mónica como
una de las ciudades estadounidenses con mayores avances
en la materia. Su proyección se plasmó en el Santa Monica
Sustainable City Plan donde fue diseñada una vía para hacer-
la realidad y sus especificaciones operativas. Más allá de las
políticas de desarrollo urbano neoliberal, es preciso aceptar
que a partir de este plan han surgido esquemas innovadores,
como el programa de reciclamiento local y el proyecto de los
jardines comunitarios. El énfasis en la sustentabilidad impul-
sado por los SMRR a través del Ayuntamiento, ha jugado un rol
significativo en cómo opera la ciudad pues se determinó que
las resoluciones tomadas por el gobierno local se regirían por
el precepto de reducir o eliminar los impactos ambientales ne-

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 210 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 211

gativos. Entre los elementos tangibles relativos a los aspectos


tecnológicos y técnicos del plan de sustentabilidad, encontra-
mos que Santa Mónica posee un extenso esquema de reciclaje
dirigido a ciudadanos, centros educativos, dependencias de
gobierno y empresas. También cuenta con un programa de
manejo de desechos peligrosos; promueve el uso de energía
renovable y la construcción de edificios verdes; e impulsa la
eficiencia en el uso del agua. Aunado a lo anterior, se cuenta
con una agencia gubernamental responsable específicamente
de hacer operativa la sustentabilidad en la ciudad.
El nuevo urbanismo, la certificación LEED y el crecimiento
inteligente, sintetizan los ideales del desarrollo urbano de
las ciudades sustentables impulsados por desarrolladores,
ambientalistas, líderes políticos y diversos grupos ciudada-
nos. Este conjunto de elementos tangibles –concernientes a la
planeación y diseño de la ciudad sustentable– se han incluido,
no sin controversias, en los distintos planes de desarrollo urba-
no de la ciudad como el LUCE, Santa Monica Sustainable City
Plan, Plan Específico para el Centro Cívico y el Plan Maestro
para la Remodelación del Santa Monica Place.
Siguiendo las pautas del urbanismo sustentable se institu-
yó en Santa Mónica la preservación de áreas naturales en el
plano urbano, aunque con algunas excepciones. Es el caso de
los árboles conocidos como ficus canopy que el Ayuntamien-
to intentó en 2007 reemplazar por otra especie con la idea
de mejorar la imagen de la ciudad; sin embargo, gracias a la
participación del grupo Treesavers, se preservó la mayoría de
estos árboles. El Ayuntamiento promueve el mantenimiento
y construcción de parques, áreas verdes y espacios al aire li-
bre de alta calidad; igualmente, se han impulsado patrones de
uso de suelo orientados a la heterogeneidad y a la diversidad
en el tipo de vivienda; se establecieron regulaciones para la
utilización de materiales amigables con el medio ambiente en
la construcción y remodelación de edificios. Otro aspecto im-
portante es la promoción de medios alternativos de movilidad
urbana a través de mejoras al transporte público y espacios
amigables con los ciclistas y el peatón. La intervención de un
grupo de ciclistas locales que demandan mayor seguridad

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 211 06/12/11 10:54


212 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

para los usuarios de bicicletas ha estimulado la acción del


Ayuntamiento.
Otra medida recomendada por el urbanismo sustentable
es la acentuación de características y atributos distintivos con
el fin de generar un “sentido de lugar”. Santa Mónica cuen-
ta desde principios de los años noventa con un programa
de preservación histórica; asimismo el gobierno ha procura-
do que los ciudadanos se identifiquen con el programa de
sustentabilidad, que sea parte de su identidad. Los residentes
poseen una fuerte cultura de participación cívica, aspecto que
impulsa el Ayuntamiento mediante la constante organización
de talleres y mesas de discusión sobre las políticas locales. Sin
embargo, en la actualización del LUCE se infringieron aspectos
importantes de la sustentabilidad. En los debates públicos
para su actualización, que se llevaron a cabo de 2004 a 2010,
uno de los elementos más controversiales fue el de la regu-
lación de la altura de las construcciones, ya que la elevación
baja de los edificios es parte distintiva de su escenario urba-
no. No obstante la oposición ciudadana, se modificaron las
regulaciones aprobando un incremento de hasta 3.3 metros
en la altura máxima permitida en las construcciones. Aunque
la población acusa al Ayuntamiento de querer maximizar la
ganancia por el uso de suelo, éste argumenta que la medida
promueve los principios del urbanismo sustentable, como el
uso heterogéneo de suelo y el desarrollo urbano compacto y
diverso, dando lugar a “un diseño medioambientalmente más
amigable”.
Hay aspectos icónicos del urbanismo sustentable que por las
características geográficas de Santa Mónica no son aplicables
a este territorio, como la recomendación del infill development,
la densificación y la disminución de la tendencia auto-depen-
diente. Una de las inconveniencias para los residentes de esta
localidad es el tráfico, por el gran flujo de vehículos que entran
y salen con motivos laborales o de ocio. Por tanto, la reducción
del uso del automóvil requiere un esfuerzo enorme de las au-
toridades regionales, que ya inició con el proyecto de introduc-
ción de una línea del metro (Exposition Light Rail Transit Line)
a principios de 2012.

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 212 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 213

Como hemos visto hasta aquí, los avances en materia de


cuidado medio ambiental y crecimiento económico a partir de
la aplicación del concepto de urbanismo sustentable han sido
notables. Se han alcanzado en medio de constantes debates y
continuas negociaciones entre los diversos sectores sociales,
lo que permite un mayor acercamiento a la sustentabilidad
urbana. No obstante, hay porciones de la población local que
no han recibido sus beneficios. En Santa Mónica oficialmente
la sustentabilidad posee tres dimensiones; la justicia social, el
crecimiento económico y la conservación de recursos natura-
les. Sin embargo, se relegó la cuestión de la justicia social y las
prioridades de los sectores más vulnerables de la población,
como las minorías, los indigentes y los residentes de bajos in-
gresos. En su construcción como ciudad sustentable, un factor
crucial ha sido el empuje de estrategias de crecimiento local
compatibles con ese ideal. Es cierto que el desarrollo económi-
co es fundamental en la tarea de elevar la calidad de vida de la
población; sin embargo, bajo las premisas de la sustentabilidad
debe tomar un carácter distinto al tradicional. La maximiza-
ción de la ganancia, para una comunidad sustentable, no de-
bería contemplarse como objetivo central pues, como vimos en
el caso del vecindario de Pico, el crecimiento económico no ha
significado una mayor calidad de vida para sus residentes.
Históricamente, Pico ha sido objeto de diversas formas de
injusticia social y espacial. Esta tendencia se acentuó en los
sesentas con la construcción del Santa Monica Freeway en el
vecindario, con todos los efectos colaterales que esto ha sig-
nificado a través de los años: el ruido, la contaminación del
aire, la pérdida del valor de las propiedades y la falta de in-
versiones públicas en infraestructura. Actualmente las priori-
dades de Pico Neighborhood son el empleo, la revitalización
económica de la zona, la calidad de la educación, disminución
de la violencia juvenil y protección de la salud pública, la cual
es amenazada por el proyecto de la Autoridad Regional de
Transporte de colocar un centro de mantenimiento de la futura
línea del metro en esta zona.
Pico es uno de los barrios más activos en la escena pública
gracias a su amplio capital social. Nuevos líderes han surgido

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 213 06/12/11 10:54


214 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

en el vecindario, como Ana Jara y Oscar de la Torre que se inte-


graron a los SMRR, principal fuerza política de la ciudad, con el
fin de defender los derechos de las minorías locales. Asimismo,
el vecindario se ha organizado por su propia cuenta para en-
frentar la problemática no atendida por el gobierno local, como
las actividades del Pico Youth and Family Center y de algu-
nos grupos religiosos de la zona en apoyo de la prevención y
disminución de la violencia juvenil. Igualmente, es notable el
surgimiento de una campaña a favor de la justicia medioam-
biental como protesta a la desproporcionada distribución de
los riesgos de la contaminación y de los desechos tóxicos.
Aunque es evidente que las políticas de ciudad sustentable
se han centrado en la búsqueda del equilibrio entre los objetivos
económicos y medioambientales –dejando relegada la dimen-
sión de la justicia social de la sustentabilidad–, esta política ha
empoderado a los movimientos de base en sus manifestacio-
nes. La campaña de los residentes de Pico en pro de la justicia
medioambiental parte de que el vecindario sufre de “injusticia
medioambiental” pues visualizan la contaminación como una
forma de violencia que afecta la salud de los habitantes. Por
ello, han denunciado que Pico Neighborhood podría ser presa
de un “triangulo tóxico” compuesto por el Freeway 10, el cen-
tro de acopio de desechos peligrosos de la ciudad (Household
Hazardous Waste Center) y por los planes de localizar un cen-
tro de mantenimiento para los vagones de la línea Expo Light
Train en esta zona residencial.
El caso de Santa Mónica manifiesta que una ciudad sus-
tentable es mucho más que un modelo de planeación urba-
na, pues implica también un cúmulo de ideales económicos,
sociales y ambientales de desarrollo que se patentizan en un
momento histórico determinado. Entendida de este modo,
la sustentabilidad urbana pasa de ser un mero conjunto de
principios de planeación a ser concebida como un conjunto de
procesos de estructuración de acciones sociales en contextos
espacio-temporales particulares, lo cual permite la aplicación
de estrategias de desarrollo que se espera que conduzcan a
prácticas que aumentarán el nivel de vida de la población y la
calidad del medio natural y construido.

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 214 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 215

La experiencia de Santa Mónica muestra que no puede haber


ciudades sustentables puras, sino que el desarrollo sustentable
es resultado de una permanente negociación entre los intereses
y prioridades de los sectores que componen una comunidad.
Las presiones por mantener el dinamismo económico, basado
principalmente en la actividad turística, las leyes del mercado
de bienes raíces, los precios de suelo y las aspiraciones de la
clase empresarial, son fuerzas que empujan hacia una simula-
ción de la sustentabilidad y al uso del discurso medioambiental
con propósitos de maximización de la ganancia. No obstante,
la participación de ciudadanos seriamente comprometidos con
los objetivos de cuidado medioambiental le han dado credibi-
lidad al proyecto.

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Anexos

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1. Cronología de Santa Mónica

1542. Juan Rodríguez Cabrillo navegó por las costas de Cali-


fornia. El 28 de septiembre descubre la Bahía de San Diego;
el 6 de octubre, San Pedro; y el día 9, las costas de la actual
Santa Mónica.
1822. Después de la Independencia de México, Alta California
–donde se asentaba el rancho de Santa Mónica– pasa a ser
parte de la República mexicana.
1845-1848. Estados Unidos emprende una guerra de invasión
contra México, éste es derrotado en 1848 y pierde el terri-
torio de Alta California. El rancho de Santa Mónica ostenta
desde entonces la nacionalidad estadounidense.
1848-1855. Fiebre del oro en California.
1872. Baker y su esposa Arcadía compran los ranchos Boca de
Santa Mónica y San Vicente.
1874. El ex senador de Nevada, John Percival Jones, compra a
Baker el rancho Santa Mónica en 164 mil dólares.
1875. Baker y Jones diseñan el trazo urbano de Santa Mónica y
fundan la ciudad. Jones inauguró la línea de ferrocarril Los
Angeles and Independence Railroad, que conectó a Santa
Mónica con Los Ángeles.
1885. Inauguración del Santa Monica Hotel, primer hotel
construido en el lugar.
1886. Santa Mónica es incorporada al Condado de Los Ánge-
les. Apertura del Arcadia Hotel.
1890. Inauguración de la primera biblioteca de la ciudad.
1893. Construcción del Long Wharf.
1897. Después de cuatro años de cabildeo, el Congreso de Es-
tados Unidos elige a San Pedro, en lugar de Santa Mónica,
como sede del puerto de Los Ángeles.
1907. Santa Mónica adquiere el estatus de charter city.
1910-1930. Construcción de un sistema de carreteras que co-
nectaron varias ciudades periféricas con Los Ángeles, entre
las cuales se encontraba Santa Mónica.

[219]

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 219 06/12/11 10:54


220 Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

1920. Santa Mónica comienza a configurarse en esta década


como un exclusivo centro vacacional de playa.
1921. La Douglas Air Craft Company se instala en la ciudad.
1926. Llegada de la Ruta 66 a Santa Mónica.1929. Nace el Santa
Monica College.
1930-1950. La población crecía paulatinamente de 37 146 habi-
tantes en 1930 a 53 500 en 1940 y 71 595 en 1950.
1945. Se estableció una nueva forma de gobierno: City Council-
City Manager.
1946. Se funda la RAND Corporation.
1958. Inauguración del Auditorio Cívico.
1963. Inauguración del Ocean Park Community Center, lugar
donde se gestaron las redes sociales primarias para el inicio
del movimiento progresista.
1965. Apertura del Santa Monica Mall, que posteriormente se
convertiría en el Third Street Promenade.
1966. Llegada de la Interestatal 10.
1950-1970. Nace una tendencia gentrificadora que provoca la
expulsión de un importante número de residentes de los ba-
rrios de Pico y Ocean Park.
1973. Campaña Save Our Pier Forever.
1974. Se instituye un foro de debate ciudadano para gestionar
la problemática generada por el aeropuerto.
1975. Cierre de la Douglas Aircraft Company.
1978. Se crea la organización ciudadana Santa Monicans for
Renters’ Rights.
1979. Gracias a las gestiones de los Santa Monicans for Renters’
Rights (SMRR) se aprueba una de las leyes de control de renta
más estrictas de Estados Unidos.
1980. Inauguración del Santa Monica Place.
1981. Cuatro integrantes de la asociación SMRR fueron elegidos
para integrar el Consejo de la Ciudad con lo que lograron
ser mayoría.
1989. Inauguración del Third Street Promenade.
1994. Adopción del Santa Monica Sustainable City Program
2003. Actualización del Santa Monica Sustainable City Program
que con las modificaciones se convierte en el Santa Monica
Sustainable City Plan.

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 220 06/12/11 10:54


Guillermo Ibarra · Adriana Moreno 221

2004. Inician los trabajos para la actualización y adopción del


nuevo LUCE del Plan General.
2007. Los Treesavers gestionan la conservación de ficus canopy
en las calles del centro de la ciudad.
2010. Reinauguración del Santa Monica Place. Adopción del
nuevo LUCE del Plan General.

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 221 06/12/11 10:54


2. Organizaciones vecinales de la ciudad de Santa Mónica
222

Año de Nombre Área Precio promedio Cuestiones de interés


creación de vivienda

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 222


1993 Wilshire / North of Mon- Tráfico. Aumento de condominios construidos. Preservación de
Montana tana: entre 2 y áreas verdes.
Neighbor- 6 millones de
hood Coali- dólares.
tion (conoci- North of Wils-
da también hire: entre 700
como Wil- mil y 3 millones
mont) de dólares
1989 Friends of Sunset Entre 750 mil y Llegada de la línea Light Rail. Seguimiento al Land Use and
Sunset Park Park 2 millones de Circulation Element (LUCE). Contaminación y ruido causado
dólares por el aeropuerto. Congestión del tráfico automovilístico gene-
rado por el Santa Monica College.
2005 Ocean Park Ocean 900 mil y 3.5 Pérdida de edificios con arrendamientos asequibles para vivien-
Association Park millones de da y uso comercial. El Plan General. Regeneración del Oceean
dólares Park Boulevard. Dar seguimiento al Ocean Park Green Street
Project. Elevar la eficiencia en el uso de la energía eléctrica por
Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

parte de los residentes.

06/12/11 10:54
1979 Pico Neig- Pico 400 mil y 1 mi- Prevenir la violencia juvenil. Promover el arte comunitario y los
hborhood Neigh- llón de dólares eventos culturales. Control del precio de los arrendamientos.
Association borhood Fomentar empleo y la calidad de la educación. Supervisar la
(PNA) llegada a Santa Mónica de la Expo Light Train.

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 223


1998 North of North of Entre 2 y 6 Escasez de estacionamiento. Moderar el desarrollo intensivo
Montana Montana millones de del negocio de bienes raíces. Problemas de tráfico derivados del
Association dólares crecimiento comercial en la Avenida Montana. Falta de espacios
(NOMA) para la convivencia comunitaria en áreas al aire libre.
– Mid-City Mid-City 500 mil y 1.5 Asuntos relacionados con la llegada a Santa Mónica de la Expo
Neigh- millones de Light Train. Tráfico, desarrollo inmobiliario, reciclaje, ruido y re-
borhoods dólares colección de basura. La escasez de espacios de estacionamiento
(MCN) alrededor del St. John Hospital.
Guillermo Ibarra · Adriana Moreno
223

06/12/11 10:54
3. Organizaciones sin fines de lucro relacionadas con la sustentabilidad
224

en el área de Santa Mónica

Nombre Tipo / Alcance Intereses / Objetivos Dirección Página electró-

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 224


nica
1 Heal The Bay Organización Evitar mayor contaminación del océano, 1444 9th St, http://www.
sin fines de lu- salvaguardar la vida marina y la salud hu- Santa Monica, healthebay.org
cro / Regional mana. CA 90401

2 Santa Monica Organización Restauración y protección de las bahías de 120 Broadway http://www.
Baykeeper sin fines de lu- Santa Mónica, San Pedro, y de los ríos y Suite 105, Santa smbaykeeper.
cro /Regional arroyos del condado de Los Ángeles. Monica, CA org/
90401
3 Santa Monica Organización Garantizar un gobierno local que favorezca 1223 Wilshire http://www.
Coalition sin fines de lu- la calidad de vida de los residentes. Blvd. Box 1002, smclc.net/
for a Livable cro /Local Santa Monica,
City CA 90403-5400

4 Sustainable Organización Promover la educación medioambien- 1744 Pearl http://www.


Works educativa sin tal dirigida a empresas, residentes e Street, Santa sustaina-
fines de lucro/ instituciones educativas. Monica, CA bleworks.org/
Nacional 90405 index.html
Santa Mónica. La construcción social de una ciudad sustentable

06/12/11 10:54
5 Bikerowave: Organización Capacitar a la población local para cons- 12255 Venice http://www.
Basic mainte- sin fines de lu- truir, reparar y dar mantenimiento a sus Blvd., Mar Vis- bikerowave.
nance clinic cro /Local bicicletas. Buscan empoderar a los ciclistas. ta, CA 90066 org/
6 Community Organización Promover vivienda asequible para familias 1423 2nd Street www.commu-

Santa M¢nica (29 de noviembre).pdf 225


Corporation sin fines de lu- de bajos ingresos en el área metropolitana Ste B, Santa Mo- nitycorp.org
of Santa Mo- cro/Regional de Los Ángeles. nica, CA 90401
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de una ciudad sustentable
se terminó en enero de 2012
en Impenta de Juan Pablos, S.A.
2a. Cerrada de Belisario Domínguez 19,
Col. del Carmen, Del. Coyoacán,
México 04100, D.F.
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