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Trabajo práctico domiciliario Nº 1

América III

Alumno: Dias, Pablo Gabriel

Legajo: 95751.

UNLu
1- Compare los procesos de transición al capitalismo, seleccionado dos casos
nacionales. Considerando las siguientes variables: inserción al mercado
mundial, cambios en las relaciones de producción, surgimiento de nuevos
sectores productivos y sociales
El primer caso nacional que desarrollaré es el de Brasil, y su conversión de una
economía esclavista, a una capitalista. Luego seguiré con el caso de México, para luego
así, poder comparar ambos casos con sus respectivas variables.
La economía brasileña ya estaba cambiando antes de la independencia, convirtiéndose
en el primer productor azucarero; y originando al sur del país, el desarrollo de
economías exportadoras que no dependían de la mano de obra esclava. Con la
independencia, esta economía se acentúa, ya que las exportaciones de café y azúcar se
dirigen a Inglaterra y otros países antes y después de la independencia. En otras
palabras, en el proceso independentista brasileño existieron cambios políticos, pero no
económicos hacia fines del siglo XVIII y principios del XIX.
La esclavitud, en la segunda mitad del siglo XVIII se expande, y a principios del XIX
continúa creciendo. Cada vez había más esclavos, pero en Brasil y Cuba existió un
proceso de abolición de esclavitud gradual, que respondió más bien a cambios
económicos que luego se reflejaban en lo político, que viceversa.
La esclavitud requería una fuerte inversión inicial en capital para formar los ingenios y
comprar los esclavos. El negocio esclavista dependía de la oferta de precio de esclavos.
Si eran caros, la actividad esclavista no era rentable. Esto resulta de suma importancia
para el análisis, ya que en 1844 Inglaterra prohíbe el tráfico de esclavos, encareciendo el
precio de los esclavos, y disminuyendo las ganancias del sector azucarero.
Comenzaron entonces a redistribuirse los esclavos en el interior del país, creando un
comercio interregional esclavista. El nordeste, principal productor azucarero se estanca,
y comienzan a aflorar zonas como el sudeste, quienes ganan protagonismo y poder
gracias al cultivo del café.
El nordeste, ejecuta adaptaciones como que los campesinos subordinados a las
plantaciones pagaran su renta en alimentos para los esclavos, para así reducir los costes
de mantenimiento, y la llamada brecha campesina que menciona Cardozo. Por supuesto
que esto no es la solución al problema, y sólo se presenta como un paliativo.
Lo del nordeste, finalmente sin esclavos, con el tiempo se volvieron rentistas de
campesinos masivamente, es decir, en una burguesía rentista, dedicándose casi
enteramente al cobro de renta, y a las actividades políticas.
La burguesía brasileña, sin embrago, se desarrolla en el sur con el café. Este producto
no necesitaba inicialmente ingenios, pero requería una gran inversión inicial. El costo
inicial giraba en torno a preparar el terreno y desmalezar. Primero compran los esclavos,
luego preparan la expansión del terreno para el café. Como tenían que esperar tanto
tiempo para que el café produzca fruto, usaban los campos que no estaban en condición,
para arrendarlo a campesinos, que en su mayoría eran inmigrantes italianos y suizos.
Estos mismos inmigrantes son los que luego ascendieron, se volvieron propietarios y
una burguesía mercantil local.
Finalmente, el éxito del café origina una clase social, que se transforma en una
burguesía industrial muy potente en San Pablo. Ejemplos de ello son industrias como
Quilmes, Brahma y Loma Negra.
Ilán Bizberg, doctor en historia y ciencias políticas del Colegio de México, asegura que
el carácter de la oligarquía terrateniente en Brasil se entiende mejor si la comparamos
con la Argentina. Mientras que la acaudalada oligarquía argentina generaba suficientes
ganancias en divisas extranjeras y mantenía una relación privilegiada con Inglaterra que
le permitía importar bienes manufacturados para cubrir las necesidades de su población,
la oligarquía brasileña nunca fue tan próspera y se vio, por lo tanto, forzada a invertir en
industria desde finales del siglo XIX. Esto explicaría en parte según Bizberg, por qué
mientras la industrialización fue un tema controvertido en Argentina, no lo fue en
Brasil, en donde hubo una alianza entre agrarios e industrialistas para fomentarla.
Esta burguesía producirá lo textil y lo alimenticio para el mercado interno brasileño.
Con el tiempo, la esclavitud irá perdiendo mayor importancia, ya que la sociedad se va
transformando en capitalista. En esos momentos hubo dos sectores sociales que iban
creciendo y eran dinámicos: las clases medias, y los libertos, que iban en aumento.
El sistema político imperial estaba construido para el sistema esclavista, y en esta época
se vuelve obsoleto. En 1889 el ejército derroca al imperio y se crea la república. En
otras palabras, no es una revolución, sino una adaptación.
Finalmente, los esclavos no se convierten en asalariados luego de 1888. Se quedaron
fuera del sistema productivo, ya sea trabajando en servicio doméstico, temporal, o
pequeñas producciones.
En el caso de México, el gobierno encabezado por Porfirio Díaz (1876-1910) cedió
grandes concesiones ferrocarrileras, cuyas vías se dirigieron hacia la frontera con
Estados Unidos. Esta decisión ocasionó un aumento en el valor de las tierras que
rodeaban a las vías de ferrocarril, favoreció un amplio despojo de tierras comunales por
terratenientes y compañías de bienes raíces, convirtió a miles de indígenas en
trabajadores asalariados, eliminó las barreras físicas que obstaculizaban la integración
territorial y, colaboró en la generación del mercado interno. Este fue uno de los
primeros pasos dados por el gobierno mexicano para transitar al ámbito capitalista. Se
buscó que el mercado ocupara un lugar central, y el rol del Estado en este esquema, era
brindarle todo su apoyo estableciendo un sistema unificado de impuestos, por lo cual,
suprimió las alcabalas. En resumen, en México se dio un desarrollo económico hacia
afuera con un alto contenido de capital extranjero (Solorza, 2011).
El estado se esforzó en gran manera para abolir las tierras comunales casi en su
totalidad, impulso que otorgaron las reformas liberales. Los reformistas, defendieron el
desarrollo de pequeñas propiedades privadas, ya que creían que serían la nueva base
económica mercantil; al tiempo que consideraron a las tierras comunales como símbolo
de atraso, y perjudiciales al progreso económico del país. En la segunda mitad del siglo
XIX, mediante la ley Lerdo, y apoyada por la ley de baldíos porfiriana, se
nacionalizaron los bienes del clero y se apropiaron, mediante grandes luchas, las tierras
comunales indígenas.
Por otra parte, Romana Falcón, en su trabajo Las naciones de una república. La
cuestión indígena en las leyes y el Congreso mexicanos (1999), afirma que otro de los
ámbitos en los cuales se notó el avance de la lógica de mercado y la ideología de la
sociedad capitalista liberal fue en el terreno de lo que la autora denomina la “esfera de la
vida cotidiana de las clases subalternas”. En la cual se realizó el reclutamiento forzoso
de hombres a través de la leva, que aunque opuesto a las doctrinas puras del liberalismo,
representó un aumento de manos armadas para la defensa de su proyecto de nación, que
era presentado como beneficioso para todas las clases de la sociedad.
También se intentó controlar a la población rural mediante la aplicación de leyes contra
la vagancia junto con la creación de una policía federal y de unas milicias rurales para
controlar esas zonas. Con todo esto lanzaron a grandes cantidades de comuneros
indígenas a un incipiente mercado de trabajo, que respondía a las crecientes demandas
del mercado mundial.
Ahora bien, ya desarrollados, podremos comparar ambos casos. En cuanto a la inserción
al mercado mundial observamos que México y Brasil experimentaron una diferencia. El
primero vivió un gran desarrollo de la inserción al mercado mundial por medio de
grandes inversiones de capitales extranjeros, por ejemplo con líneas férreas. Los
cambios económicos mexicanos fueron producto de la dirección política porfiriana que
favoreció que esto ocurriera. Diferente fue el caso de Brasil, que generó una burguesía
industrial pujante que desarrolló el mercado interno, y que se origina por cambios en la
producción económica (el cultivo de café), y no por dirección política.
Tanto en Brasil como en México se consolidaron las clases burguesas. En el caso
mexicano fueron las burguesías terratenientes, que absorbieron gran cantidad de tierras
anteriormente comunales, y las ligadas a los capitales extranjeros quienes cobraron
mayor protagonismo. En Brasil, fueron las industriales y productoras de café quienes se
destacan hacia fines del siglo XIX. También aparecen las clases medias como nuevo
sector social dinámico, y una masa cada vez mayor de libertos, con serias dificultades
de asimilarse en el nuevo orden social.
Por último, en México, mientras los cambios de relaciones de producción cambian del
uso de producción campesina en comunas, al trabajo en grandes haciendas (paso de
economía de auto subsistencia a campesino asalariado), en Brasil el cambio de
producción se da el reemplazo gradual de la mano de obra esclava, y su reemplazo por
otras fuerzas de trabajo.

2- Explique la incidencia de las guerras en los procesos de formación de los


estados nacionales de América Latina, en el siglo XIX.

A fin de comprender la incidencia de las guerras en los procesos de formación de los


estados nacionales de América Latina, resulta inevitable citar el estudio del caso
peruano.
Heraclio Bonilla intenta analizar el rol del campesinado peruano y su incidencia en la
cuestión nacional. En teoría, el nacionalismo de los campesinos había respondido a la
agresión chilena y al empuje de Cáceres. Sin embargo, para el autor esta es una
interpretación simplista, ya que ningún nacionalismo puede nacer sólo por agresión
externa, sin antes existir bases que la sostengan y desarrollen. Por eso, Bonilla se
pregunta qué es lo que los campesinos entendían por “patria” o “nación”. Sin embargo,
resulta significativo que este levantamiento de la sierra central contra los chilenos no
ocurrió en otras zonas del país. La cuestión entonces era ¿cómo se podía explicar un
nacionalismo donde no existía un mercado nacional o una burguesía afianzada? Oslak
asegura que las bases de los estados nacionales en América son iguales a los europeos
en esto, que es la existencia de un mercado unificado y una burguesía consolidada. La
respuesta que ofrecen por su parte Mallon y Manrique, es que existió un nacionalismo
precapitalista en Perú que no logró prosperar. Dicen, en otras palabras, que el
campesino inició un nacionalismo que no rindió frutos debido a la inexistencia de una
clase burguesa que lo desarrollara.
Otro caso que se destaca es el de Brasil, ya que la batalla que libró contra el Paraguay,
llevó a que muchas de sus áreas, políticas, económicas y sociales se vieran involucradas.
La movilización masiva de brasileños generó muchas tensiones, ya que quitaba las
bases de los jefes locales, que veían como sus clientes iban a la guerra. Esto hizo que el
gobierno comenzara a regular asuntos privados, como por ejemplo, el pedido de
liberación de esclavos para su reclutamiento. Como innovaciones para la guerra, se creó
un ejército de voluntarios y la convocatoria de guardias nacionales. El voluntariado
sirvió para llamar a todos los sectores sociales, e iniciar indirectamente, un proceso de
nacionalización (Izecksohn, 2004) En el inicio de la lucha contra el Paraguay, asegura
Carvalho, existió un verdadero entusiasmo cívico brasileño. Según sus palabras,
apareció “en la población un sentido positivo de patria brasileña”. La bandera comenzó
a hacer acto de presencia en desfiles, batallas y numerosos eventos del país. Se crearon
los primeros héroes militares, y el emperador parecía levantarse como representante
político de todos los habitantes. Por otra parte, en el ámbito literario, esto se
manifestaba en la poesía popular y los diversos periódicos que circulaban en esa época,
con leyendas de “Brasileños, a las armas”. Si bien Carvalho agrega otros elementos que
también favorecieron el despertar nacional brasileño, destaca a la guerra como un gran
catalizador de este sentimiento y organización política.

3- Compare las interpretaciones sobre la participación del campesinado, en la


revolución mexicana.

A fin de comparar las diversas interpretaciones sobre el rol del campesinado en la


revolución mexicana, primero las desarrollaré brevemente.
El primero de los análisis corresponde a Arturo Warman, quien no está de acuerdo con
la imagen de un campesino pasivo, que no posee poder para transformar o crear un
proyecto global para sociedades complejas. Intentará para esto demostrar, que el
zapatismo presentó un proyecto político radical y coherente para la ya mencionada
transformación de la sociedad. En su investigación, se proponían en el programa
zapatista además de la cuestión agraria, diversas garantías individuales, políticas y
laborales entre otras. No obstante, la mayoría de estas leyes no pudieron aplicarse, ya
que su expedición fue durante la pérdida de grandes territorios por parte de los
zapatistas. Las leyes, por ende, tuvieron un carácter más propagandístico que de hecho.
Si bien el programa zapatista varió a través de los años, el autor ve que toda
transformación se da de manera natural a partir de un núcleo base. Este núcleo base era
la solución del problema agrario, la autonomía campesina en cuanto a la organización
de la producción y creación de municipios libres en base a comunidades agrarias. Toda
reforma y cambio social partía de esta base. No es extraño entonces, que Warman vea
un campesinado activo, que desea transformar su realidad.
Además, los zapatistas fundaron un partido político y poseían, según el autor, una
conciencia de clase que se ejemplifica en las circulares que dan prioridad a la
confiscación de ganado: primero hacendados, luego ricos, y como última acción, a los
pobres. En estas circulares, se hace mención también a las expresiones de “capitalistas”,
como enemigos de la causa. Por otra parte, otro aspecto que afianzaba la idea de
conciencia de clase en este grupo, sería el ejército liberador del sur, que a pesar de su
posición, nunca se formó como un grupo diferenciado del resto de la sociedad.
Ahora bien, otra interpretación del rol que ejerció el campesinado la encontramos con
Hans Werner Tobler, quien asegura que el campesinado tuvo un rol pasivo, en cuanto a
que actuó como títere, o según el reclutamiento “desde arriba” de ciertos grupos
sociales. Tobler asegura que los acontecimientos de la revolución mexicana no se
pueden explicar sólo como producto de una crisis agraria o por iniciativa campesina, ya
que fue una manifestación de protesta política en contra del centralismo del Porfiriato.
Un indicador de esto sería entre otros, que los iniciadores de la revolución no fueran
víctimas de la política agraria porfiriana, sino beneficiarios de la distribución de las
propiedades comunales. Tampoco los componentes agrarios pueden limitarse sólo al
zapatismo, ya que hubo rebeliones por fuera de Morelos.
La revolución no fue totalmente producto de una rebelión espontánea de grandes
sectores de la población, sino que se basó en el reclutamiento “desde arriba”, como
ejemplifica el caso de Sonora e incluso la movilización de obreros a partir del
reclutamiento de los batallones rojos en la guerra civil.
Una tercera interpretación es la de Arnaldo Córdoba, afirma que las masas expresaban
necesidades sociales, casi siempre locales. Por ende, no tenían proyectos de identidad
nacional o de transformación de la realidad. Parte de su conclusión fue que la
conciencia de revolución no nació de las masas rebeladas, sino de las clases medias.
Madero tuvo en principio desconocimiento de los reclamos de las masas, y fueron sus
seguidores, quienes utilizando la agenda de la tierra, ganaron el apoyo de las masas
campesinas. Las masas fueron usadas, nunca fueron más allá de sus intereses
inmediatos. En ellos estaba ausente la idea de un nuevo Estado, o de una nueva
organización de la economía. Ahora bien, Córdoba llega a esta conclusión, analizando
que el Porfirismo y la Revolución son etapas del mismo proceso que consiste en la
consolidación y el desarrollo del capitalismo en México. (A diferencia de otros que ven
al porfirismo como una etapa medieval) El Porfiriato vio el atraso del país y utilizó esto
como excusa para usar una mano de hierro y gobernar por la fuerza. Además, se
atrajeron los capitales de los imperios. El dictador buscó por sobre todas las cosas
proteger a los propietarios, para dar garantía a los inversionistas extranjeros. Ese
privilegio se utilizó para promover así el desarrollo capitalista. La función del estado fue
entonces, no sólo dar privilegios a propietarios, sino subordinar a las demás clases a
esos privilegiados. Madero se levanta contra el gobierno defendiendo la propiedad
privada, la legalidad y la democracia; todos asuntos que beneficiaban a las clases
medias. De esta forma, y según lo ya antes mencionado, la revolución surge de las
clases medias, y “empuja” a los grupos campesinos, en una lucha que busca favorecer a
los primeros.
Por último, nos encontramos con la interpretación de Tutino, quien se pregunta si es
posible que el campesinado mexicano tuviera un sector más proclive hacia la
conformación de movimientos revolucionarios, y en caso de serlo, cuál sería. El autor
desarrolla un modelo sociológico para analizar este problema, y resuelve que para que
haya insurrección, debían combinarse “agravios y oportunidades”. En otras palabras,
agravios entendidos como violaciones de algo anteriormente aceptado, y que
constituyera una ofensa al campesinado, y oportunidades en cuanto a si era momento
propicio para una rebelión o no. Tutino se diferencia de otros autores, en cuanto asegura
que la rebelión no se produce enteramente por presión estatal, sino más bien, entran en
juego otras variables. Estas variables son cuatro, a saber: condiciones de vida,
autonomía, seguridad, y la movilidad. A modo de resumen, las condiciones de vida
hacen referencia al empeoramiento de esas mismas condiciones. La autonomía hace
referencia a que el campesino más autónomo era así mismo el menos dependiente del
Estado y el mercado. En tercer lugar, la seguridad es la posibilidad de reproducción de
la unidad familiar campesina. Por último, la movilidad, hacía referencia procesos
migratorios y de movilidad laboral. En este esquema, Tutino complejiza los
levantamientos campesinos, a diferencia de otros autores, quitando la “regla
matemática” de que mayor presión estatal era igual a revolución.
Comparando estas interpretaciones, se encuentra que las interpretaciones de Arnaldo
Córdoba y Hans Tobler son similares en cuanto el campesinado es usado como peón de
un juego que va mas allá de sus intereses. Por otra parte, coinciden en que más allá de
sus luchas, el campesinado no poseía una ideología o conciencia de clase de alcance
nacional, sino que sus luchas se limitaban a lo local, y sólo en base a sus intereses
próximos. Una interpretación radicalmente opuesta es la de Arturo Warman, quien
discute las anteriores propuestas tachándolas de superficiales, y va más allá intentando
demostrar con diversos documentos, a un campesinado activo, comprometido, que tiene
objetivos claros y una conciencia de clase. Algo, no obstante, en lo que los autores
concuerdan, es que más allá de la existencia o no de un campesinado activo, las
reformas que se intentaron (o imaginaron) hacer, quedaron en el olvido o tibiamente
implementadas luego del fin de la revolución, y finalmente la instauración de un poder
centralizado más efectivo y severo que el anterior.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

- Apuntes diversos de clase.


- Bonilla, H., “El campesinado indígena y el Perú en el contexto de la guerra con
Chile” en Stern, Resistencia, rebelión y conciencia campesina en los andes.
Siglos XVIII al XX, 1990, III.
- Cardoso, C. y Pérez Brignoli, Historia económica de América Latina,
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- Córdova, Arnaldo, La ideología de la revolución Mexicana. La formación del
nuevo régimen, México, Era, 1995, pp. 142-187.
- Bizberg, Ilán, “Brasil y México: dos tipos de capitalismo”, en El colegio de
México, 2010.
- Falcon, R., México descalzo. Estrategias de supervivencia frente a la
modernidad liberal, México, Plaza Janés, 2002.
- Izecksohn, Víctor, “La guardia nacional y la expansión del reclutamiento militar
en Brasil durante la guerra de la triple alianza” en Waldo Ansaldi (coordinador)
Calidoscopio latinoamericano. Imágenes históricas para un debate vigente,
Buenos Aires, Ariel, 2004.
- Katz, Friedrich, “Pancho Villa, los movimientos campesinos y la reforma agraria
en el norte de México”, México, Era, 1995, pp. 86-105.
- Oslak, O, Formación histórica del estado en América Latina: elementos teórico-
metodológicos para su estudio, Bs As., CEDES, 1984.
- Solorza, M., Orígenes capitalistas en México: segunda mitad del siglo XIX,
revista republicana, nº 10, enero-junio 2011, pp. 191-206.
- Werner Tobler, Hans “La movilización campesina y la revolución”, en Brading,
D.A., Caudillos y campesinos en la revolución mexicana, 1º reimp., FCE, 1991.
- Warman, Arturo, “El proyecto político del zapatismo”, en F. Katz (Comp.),
Revuelta, rebelión y revolución. La lucha rural en México del siglo XVI al siglo
XX, 2, México, Era, 1990, pp. 9-23.

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