Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
POR INCUMPLIMIENTO
#*AbeledoPerrot
LegalPublishing*
I
1
>8
-i
o
COLECCIÓN DE TRATADOS
Comité:
Director: Dr. Alejandro Vergara Blanco.
c ofí r a
XsO ■* c?
HERNÁN CORRAL TALCIANI
CONTRATOS Y DAÑOS
POR INCUMPLIMIENTO
ESTUDIOS SOBRE SU RÉGIMEN JURÍDICO Y LA
RESPONSABILIDAD POR INCUMPLIMIENTO
CORTE
(SUPREMA!
'BifLTÓTfCA
CH'C
11 mu mu mu mi mi
21321
BIBLIOTECA
AbeledoPerrof
LegalPublishing'
Santiago de Chile, 2010
CONTRATOS Y DAÑOS POR INCUMPLIMIENTO
ESTUDIOS SOBRE SU RÉGIMEN JURÍDICO Y LA RESPONSABILIDAD POR INCUMPLIMIENTO
© Hernán Corral Taiciani
2010 Legal Publishing Chile Miradores 383, piso 10, Santiago, Chile Teléfono: 600 700 8000 www.legalpublishing.cl
• • •
ADVERTENCIA
La Lev N° 1 7.336 sobrePropiedad Intelectual prohibe el uso no exceptuado de obras protegidas sin la autorización expresa de los titulares
de los derechos de El fotocopiado o reproducción por cualquier otro medio o procedimiento, de la presente publicación, queda
autor.
Página
Presentación XIII
Advertencias XVII
obligacional 6
4. La reacción de Savigny y de la pandectística: contrato y relación
jurídica 7
5. Recepción en otros ordenamientos: España, Italia, Argentina y Perú .. 9
IV. La opción de Andrés Bello. El concepto legal de contrato en el
Página
3. Contrato y obligación 19
4. Pluralidad de partes 19
5. Reciprocidad de lasobligaciones y contraposición de intereses 20
6. Contenido del contrato: efectos personales y reales 22
7. Convenciones no contractuales 25
VI. Conclusiones 27
tuales? 39
VI. Soluciones sin ley: determinación del régimen aplicable al contrato
ATÍPICO 41
VII. Autonomía de la voluntad y Derecho al servicio de la persona 43
I. Cuestiones generales 47
II. Identificación de las partes. La firma digital 51
1 El nombre y otras formas de identificación
.
51
2. Los sustitutos de la firma 51
a) Sustitutos de la firma existentes en el Derecho tradicional 51
b) La firma electrónica y sus clases 52
c) Equivalencia de la firma electrónica con la manuscrita 54
d) Actos excluidos de la equivalencia 54
III. La formación del consentimiento 55
1. La necesidad del consentimiento contractual 55
2. La oferta 56
3. La aceptación 58
4. Momento de la formación del contrato 60
II
Indice
Página
tratos? 76
1 . Reforzamiento de la fuerza vinculante del contrato 76
2. Creación de deberes contractuales no
explícitos 79
3. Calificación de la naturaleza del contrato 83
4. Interpretación de las cláusulas contractuales 84
5. Morigeración de la literalidad del contrato 87
6. Integración del contrato 89
7. Prueba del contrato 90
IV. Extensión extracontractual 90
1 .
Ampliación a otros
negocios jurídicos y a los tratados 90
2. Ejercicio de derechos reales 91
3. Ejercicio de acciones personales no contractuales 92
4. Ejercicio de acciones reales 93
5. Buena fe en el desarrollo del litigio 95
6. Buena fe en los actos administrativos 96
7. Buena fe y fuero laboral 97
V. El control de casación y el principio de buena fe 97
VI. Reflexiones conclusivas 102
III
Indice
Página
no contratante
a) La
legitimación general 116
b) Terceros que pueden demandar la nulidad relativa 116
III. Ejercicio de la acción y legitimación pasiva 117
IV. El efecto restitutorio de la nulidad demandada por un tercero 117
1 . Efecto restitutorio de la nulidad 117
2. Vacío legal respecto de los terceros demandantes 118
3. La restitución en contra del co-contratante 119
4. Acción reivindicatoría de
subadquirentes.
en contra Un supuesto de
subrogación 120
5. Improcedencia de la sanción del artículo 1468 del Código Civil 121
6. Posibilidad del tercero de elegir entre efecto restitutorio y
acción reivindicatoría 122
§ 6. Responsabilidad contractual:
¿unificación o autonomía?
IV
Indice
Página
V
índice
Página
VI
Indice
Página
TINENTAL 211
Baxendale 216
3. El impacto de la sentencia Hadley vs. Baxendale hasta la actualidad .... 219
IV. LA DOCTRINA DE POTHIER COMO PUNTO DE ENCUENTRO ENTRE LOS DOS
I. CAUSAL DE TÉRMINO DEL CONTRATO Y TUTELA DEL INTERÉS DEL ACREEDOR... 223
II. LOS SUPUESTOS O REQUISITOS DE LA RESOLUCIÓN 224
1 . Contrato bilateral 224
VII
índice
Página
vigente 242
III. La actitud de la jurisprudencia 245
IV. La legislación 246
V. Requisitos exigidos para dar lugar a la resolución y revisión del
contrato 247
1 . de
Multiplicidad requisitos considerados por la doctrina 247
2. La imprevisibilidad 248
3. La excesiva onerosidad sobrevenida 249
4. La 250
desaparición de la base jurídica del contrato
25 1
5. Relación de causalidad entre el
imprevisto y la excesiva onerosidad ....
VIH
índice
Página
d) Conclusiones 262
2. Análisis según el tipo y la función de la pena 262
a) Resolución y pena moratoria 262
IX
índice
Página
penal 278
1 .
X
índice
Página
Bibliografía 315
XI
Presentación
XIII
Hernán Corral Tai c iani
XIV
Contratos y daños por incumplimiento
XV
Hernán Corral Tau iani
XVI
Advertencias
ese mismo capítulo y no a lo largo del libro. En todo caso, la inclusión de una
bibliografía final por nombre de autor ayudará a la identificación de la obra si se
Las citas de jurisprudencia están tomadas de las revistas usuales, con las si
guientes abreviaturas:
XVII
§ 1. La definición de contrato en el Código Civil chileno y su
recepción doctrinal. Comparación con el sistema francés
l
Hi-rnan Corral Talciani
dedicado a los modos de transferir la propiedad (libro III Des differentes manieres
dont la propiété"). El entendido instrumento
on
acquiert contrato es como un
instrumento técnico más genérico que el de contrato para englobar las formas de
relación entre los
dos macroconceptos civilísticos: las personas y las cosas.
otros
2
Contratos y daños por incumplimiento
de seguir la tradición francesa del contrato en las tres primeras versiones que se
conservan del libro de las obligaciones y contratos (Primer Proyecto, atribuido
erróneamente a
Egaña; Proyecto de 1841-1845; Proyecto de 1846-1847 y Pro
en el llamado
yecto de 1853). El giro hacia la idea del negocio jurídico aparece
Proyecto Inédito (resultado de la revisión del texto de 1853), en el cual, a los
la figura del contrato, se superpone ahora
preceptos ya afinados sobre la base de
una
categoría más amplia: la del "acto voluntario", que sigue sin embargo dentro
del Libro IV, el que continúa con el epígrafe "De las obligaciones en general
2
HATTENHAUER, Hans, Conceptos fundamentales de Derecho Civil, trad. P. Coderch, Ariel, Barcelona,
1987, p. 70.
3
LUCIDI, Irina, "La recezione del negozio giuridico in altri paest' , en Atlante di Diritto Privato Comparato,
Bologna, 1992, pp. 59-65.
3
Hlrnan Corral Talciam
que adquiriría después. Bello optó por una solución moderada: retocar los pre
ceptos de los actos que estaban bajo el marco de "fuentes de obligaciones" para
otorgarles una
amplitud mayor poniendo en paralelo a la noción de contrato el
concepto de acto o declaración de voluntad5.
4
GUZMAN Brito, Alejandro, Acto, negocio, contrato y causa en la tradición del derecho europeo e iberoameri
cano,Thomson Aranzadi, Navarra, 2005, p. 1 87, sostiene que "pese a la terminología de 'actos y declaraciones
de voluntad' empleada por el Código Civil en el tít. 2o del libro IV, esta parte, en realidad continúa tratando
de los contratos. Así, aunque terminológicamente ese cuerpo legal se situó en la tradición 'del acto o negocio
jurídico', sustancialmente continuó asentado en la tradición 'del contrato"'.
'
La solución permitirá luego a la doctrina chilena elaborar una completa doctrina del acto o negocio
estricta el
jurídico tomando elementos de aquellos preceptos formalmente liberados de la conexión con
contrato.
4
Contratos y daños por incumplimiento
Sin embargo, para los romanos el concepto abstracto y unitario del contrato
6
La definición de Labeón identifica el "contractu? romano con el "synallagma griego, distinguiéndolo
así del "acto" y del Sobre esta materia, hemos tenido a la vista principalmente a GUZMAN BRITO,
"gesto".
Alejandro, Derecho privado romano, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1996, t. I, pp. 709 y ss.
7
ULPIANO reseña la doctrina de Aristón y Mauriciano (D. 2. 14. 7. § 2) según la cual la existencia
del "contractus' en los convenios típicos (compra, venta,locación, mandato y sociedad), no excluía que se
los que existía como por ejemplo "si te di una cosa para que me dieses
diera acción a
negocios en una causa,
1982, p. 176.
5
Hkrnan c;orralTalciani
generalidad. Primero los glosadores y luego los comentaristas del Derecho común,
irán forjando nuevas formas de protección a los pactos (se distinguirá entre pactos
vestidos y no vestidos) y atenuando la formalidad de la stipulatio. Por su parte, los
canonistas se orientarán también a reconocer en las promesas voluntarias un efecto
vinculante fundados en la lealtad debida a la palabra empeñada. Se sentarán así las
bases del concepto de contrato como categoría jurídica general y abstracta9.
Estas ideas serán luego recogidas, aunque asumiendo una matriz filosófica bien
diversa (la del humanismo racionalista), por los cultores de la Escuela de Derecho
Natural, quienes verán en la voluntad individual la fuente legitimadora de todo
vínculo, incluido el social10. El concepto de contrato como negocio convencio
nal capaz de generar obligaciones y que agrupa una cantidad de negocios típicos
está dispuesto para recibir la sistematización dogmática de la doctrina francesa
precodificadora.
como convención
obligacional depurada es
juristas técnicamente por los franceses
del siglo XVIII que forjarían toda una nueva nomenclatura, la que cristalizará en
el proceso codificador. Domat y luego Pothier destacarían los tres elementos del
contrato: pluralidad de partes, acuerdo de voluntades y efecto obligacional. Domat
es la más
amplia y comprende toda clase de pactos y contratos: "La convención
es el consentimiento de dos o más personas al objeto de obligarse, o de disolver
o cambiar la obligación ya contraída"12.
9
Cfr. Bussi, Emilio, La formazione dei dogmi di Diritto Privato nelDiritto Comune: Diritti reali e Diritti
di obligazione, Padova, 1937, pp. 2 1 7 y ss.
y 23 1 yss.
10
Cfr. GROSSI, Paolo, L'ordine guiridico medievale, 7a edic, Roma-Bari, 2000, p. 251.
1 1
DOMAT, Jean, Las leyes civiles en su orden natural, trad. E Vilarrubias y J. Sarda, Imprenta de José
Taulo, edic, Barcelona, 1844, 1. 1, Parte Ia, libro I, p. 121.
2a
12
DOMAT, J., ob. cit., p. 122.
6
Contratos y daños por incumplimiento
ser definido como "una convención por la cual las dos partes recíprocamente,
o solamente una de las dos, prometen y se comprometen [engagent] hacia la
otra a
alguna cosa, o a hacer o no hacer alguna cosa"16. Pothier coloca
darle
así el el "compromiso" ejecutable jurídicamente que es el objeto del
acento en
Así quedan fuera del concepto de contrato los actos unilaterales y los bilaterales
13
Pothier, Robert Traite des obligations N° 3, Oeuvres completes de Pothier, París, 1830,
Joseph, en
t. I, p. 411.
14
Pothier, R., ob. cit., N° 3, 1. 1, p. 411.
15 1, p. 41 1.
Pothier, R., ob. cit., N° 3, 1.
16
Pothier, R., ob. cit., 1. 1, pp. 41 1-412.
17
Pothier, R., ob. cit., 1. 1, p. 412.
7
Hi rn \n Corral Talí iani
18
Savigny, Federico von, Sistema de Derecho Romano Actual, versión española de la trad. francesa de
M. Guenoux, por J. Mesía y M. Poley, F. Góngora, Madrid, 1879, t. II, p. 353.
19
Savigny, F., ob. cit., t. II, p. 354. La traducción francesa (Traite de Droit Romain, trad. Ch. Guenoux,
Firmin Didot Freres, Paris, 1 845, t. III, p. 324) señala en realidad que el acuerdo recae sobre "une déclaration
de volonté commune".
20
Savigny, F., ob. cit., , t. II, p. 356. Refiere que ya antes Puchta (Lehrbuch der Pandekten, 1838,
§ 237) reconocía la significación más general de la palabra contrato.
-1
Samgny, F., ob. cit., t. II, pp. 355-356. Insiste en esta idea en su tratado de las
obligaciones. No
"
obstante, los traductores franceses prefieren traducir el vocablo alemán Vertrag" como "convention a menos ,
que se trate del acuerdo fuente de obligaciones caso en el cual lo traducen por "contrat" (Cfr. Savigny, F., Le
Droit des obligations, trad. G. Gérardin y P. Jozon, II, § 52, p. 141, nt.l).
Auguste Durand, Paris, 1863, t.
"
8
Contratos y daños por incumplimiento
u otras,
alguna a dar cosa o(art. 1254)23. A la inversa, en
prestar algún servicio"
Argentina, al seguirse la tradición del negocio jurídico, la definición de contrato
es abierta como la
propiciada por Savigny: "Hay contrato cuando varias personas
se
ponen de acuerdo sobre una declaración de voluntad común, destinada a reglar
susderechos" (art. 1137)24.
Hay casos en los que se elige el esquema francés de regulación sobre la base del
contrato, pero en cambio se acoge el concepto amplio de éste. El Código italiano
de 1865, aunque muy fiel al Code Napoleónico, define el contrato como: "el acuer
do de dos o más personas para constituir, regular o resolver un vínculo jurídico
entre las mismas" (art. 1098). Esta tradición se mantendrá en el Código Civil de
1942, aunque se
restringirá el objeto del contrato a las relaciones patrimoniales:
23
El precepto fue tomado del Proyecto de GARCIA GOYENA que daba la siguiente definición: "El contrato
es unconvenio por el cual una o varias personas se obligan, respecto de otra o más, a dar alguna cosa o prestar
algún servicio" (art. 973) (GARCÍA GOYENA, Florencio, Concordancias, motivos y comentarios del Código Civil
español, Imprenta de la Sociedad Tipográfica, Madrid, 1852, t. III, p. 3). Es curioso, no obstante, como
la doctrinaespañola se ha ido distanciando del precepto legal: en un principio se aceptaba la noción legal
de contrato como convención obligacional (Cfr. SÁNCHEZ ROMÁN, Felipe, Estudios de Derecho Civil, t. IV,
Sucesores de Rivadeneira, 2a edic, Madrid, 1891, pp. 137 y 140-141; Scaevola, Quintus Mucius, Código
Civil, edic, Madrid, 1958, t. XX, pp. 556-558; Valverde y Valverde, Calixto, Tratado de Derecho Civil
2a
Español,4a edic, Talleres Tipográficos Cuesta, Valladolid, 1937, t. III, p. 229; GlMENO LINARES, Amalio,
"Del concepto del contrato", en Revista General de Legislación y Jurisprudencia t. CLVII, 1930, p. 268). Pero
sentir la influencia germánica. Serán justamente los traductores y anotadores del Tratado de
luego se
deja
Enneccerus los que señalen que el texto del art. 1254 del Código Civil no se opone a considerar contrato la
convención que modifica o extingue obligaciones (Derecho de Obligaciones, Barcelona, 1933, 1. 1, p. 143). En
la sexta edición de los comentarios de MANRESA, revisada por Miguel MORENO MOCHOLÍ se asume la cate
goría del negocio jurídico y se amplía la noción de contrato a toda convención que crea, modifica o extingue
obligaciones:MANRESA y NAVARRO, José María, Comentarios al Código Civil español, Reus, 6a edic, Madrid,
1967, VIII, vol. 2, p. 355. Castán reproducirá todas las tendencias y se inclinará por la noción amplia de
t.
PérezyAlguer (J. Castán Tobeñas, Derecho Civil español común yforal, Reus, 10a edic, Madrid, 1967, t. III,
p.370). Esta noción es la que prevalece en la doctrina moderna, la que relega la descripción del art. 1254
a una configuración "tradicional o clásica del contrato" y lo define como "todo negocio jurídico bilateral
cuyos efectos consisten en crear, modificar o extinguir una relación jurídica patrimonial" (DÍEZ-PlCAZO, Luis,
Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial, Civitas, 5a edic, Madrid, 1996, t. I, pp. 1 18 y 123).
24
En nota al art. 1 137, VÉLEZ SARSFIELD cita el pasaje del Sistema de Savigny en
que señala que el
objeto del acuerdo debe ser "una relación de derecho".
9
Hkknán Corral Talciam
"/'/ contrato e iaccordo di due o piu partiper constituiré, regolare o estinguere tra loro
un
rapporto guiridico patrimoniale" (art. 1321).
El Código Civil peruano de 1 984 adopta prácticamente el mismo concepto: "El
contrato es el acuerdo de dos o más partes para crear, modificar o extinguir una
relación jurídica patrimonial" (art. 1351), pero lo hace después de haber recogido
la teoría del negocio o acto jurídico (arts. 140 232). -
escribiendo en cursiva la
(art. 1). En términos idénticos, aunque palabra "contra
to" se la encuentra en el art. 1 del tít, I del libro "de los contratos y obligaciones
convencionales" del Proyecto 1841-1845. La originalidad de Bello, respecto del
Code, consiste en introducir el concepto técnico de "parte", si bien especificando
que una parte puede estar constituida por una pluralidad de personas25.
En el Proyecto 1846-1847 se observan leves retoques en la definición, la que
sigue abriendo el título dedicado a las definiciones del libro "De los contratos y
obligaciones convencionales": "Contrato es una convención por la cual una parte
se
obliga para con otra a dar, hacer o no hacer alguna cosa. Cada parte puede ser
una o muchas
personas" (art. 1). El cambio consistió en haberse extraído la frase
aclaratoria relativa a la pluralidad de personas de los paréntesis para colocarla a
continuación de la definición tras punto seguido, con lo cual se amplía su alcance
a ambas partes del contrato.
En el Proyecto de 1853 se
produce reforma de mayor envergadura. El
una
contrato no es definido como una convención, sino como "un acto". El término
10
Contratos y daños por incumplimiento
terias27. Delvincourt, al comentar el art. 1101 del Code, señalaba: "Le contrat
obligationis"', puesto que a menudo sucede que haya consenso entre varios, "sin
que haya por ello convención en el sentido del derecho, es decir convención
obligatoria"28.
Será en el Proyecto Inédito (resultado de la revisión del Proyecto de 1853)
cuando más se sienta la influencia de
Savigny. De esta forma el Libro IV cambia
de denominación para adquirir la definitiva "De las obligaciones en general y de
los contratos", y la definición de contrato ya no es el primero de sus preceptos,
sino el segundo, dejando lugar a un artículo que dispone sobre las fuentes de las
obligaciones: "Las obligaciones nacen o de la ley, o de los actos y declaraciones
voluntarios del hombre, como el testamento, la donación, un la acep
contrato,
tación de una herencia o
legado" (art. 1615). Tras ello, se mantiene la definición
de contrato del Proyecto anterior (art. 1615).
26
Así lo ha sostenido GUZMÁN BRITO, Alejandro, "Para la historia de la fijación del Derecho Civil en
Chile durante la República (II). Estudio sobre los antecedentes sistemáticos y terminológicos de la parte general
relativa a los actos y declaraciones de voluntad del 'Código Civil de Chile' y de sus proyectos", en Revista de
Estudios Histérico-Jurídicos, t. II, 1977, p. 129, y del mismo autor "Para la historia de la fijación del Derecho
Civil en Chile durante la República (VI). Sobre las fuentes del tít. Io del lib. 4o del 'Código Civil de Chile'
y de sus proyectos", en Revista de Derecho (U. Católica de Valparaíso), 1. 1, 1977, pp. 18 y 30.
27 la redacción de los artículos 1444, 1451,
Se ha constatado la influencia notoria de DELVINCOURT en
1457, 1461, como en otras del título II del libro IV. Cfr. BARRIENTOS GRANDON, Javier,
disposiciones
Fuentes del título 'De los actos y declaraciones de voluntad' del Código Civil, en Cuadernos de Análisis Jurídico
(U. Diego Portales) 28 (s.d.), pp. 43-90. Por otro lado, es interesante hacer notar que en las Instituciones
de Derecho Romano que Bello escribió como Manual de su Curso en la Universidad de Chile, se define
la convención como "el consentimiento de dos o más personas que se avienen sobre algo que deben dar o
hacer" (Instituciones de Derecho Romano, Librería Central de Servatic, 3a edic, Santiago, 1878, p. 141), tras
lo cual señala que se dividen en contratos
y pactos.
28
DELVINCOURT, M., Cours de Code Civil, Delestre-Boulage, Paris, 1824, t. II, p. 119 (nt. 1, p. 455).
Una idea parecida recogen los anotadores de la obra de ZACHARIAE, MassÉ y Vergé, quienes advierten que
"en el lenguaje ordinario e incluso en el de la ley, se llega alguna vez a dar a la palabra convención el mismo
sentido que a la palabra contrato, y de emplear indistintamente una u otra" (MassÉ, G. y VERGÉ, Ch. en
ZACHARIARE, K. S., Le Droit Civil Franjáis, Auguste Durand, Paris, 1857, t. III, § 610, p. 348, nt. 1).
11
Hernán Corral Taiuam
una forma distinta, acogiendo la tesis romana de las fuentes de las obligaciones:
"Las obligaciones nacen, ya del concurso real de las voluntades de dos o más
persona que se
obliga, como en la aceptación de una herencia o
legado y en todos
los cuasicontratos; ya a consecuencia de un hecho que ha inferido injuria o daño
a otra
persona, los delitos y cuasidelitos, ya por disposición de la ley,
como en
obliga para con otra a dar, hacer o no hacer alguna cosa. Cada parte puede ser
en los que la palabra "acto" está tomada en un sentido genérico (arts. 20, 916
N° 4). Es de destacar que en dicho proyecto tanto la definición de testamen
to (art. 1162) como de donación (art. 1565) tiene su núcleo en la expresión
"acto"30. Nos parece que la decisión
primera fue la de identificar los conceptos
de "contrato" y "convención", y que ella generó la necesidad de buscar otro
vocablo para designar el género del contrato, que naturalmente fue la expresión
29
Bello utilizó la traducción francesa de GUENOUX ( Traite de Droit Romain, trad. Ch. GUENOUX, Firmin
en la
Didot Freres, Parts, 1845), que se traducen las conceptos de Savigny como "foit juridique" "acte libre" ,
y dcclaration de volonte".
30 Para ScHIPANI, Sandro, Del Derecho romano a las codificaciones latinoamericanas: La obra de
Andrés Bello. Pluralidad de fuentes del tít. 1 del lib. IV del 'Código Civil de Chile y de sus en
proyectos,
Rev ista de EstudiosHistórico-Jurídicos, t. VI, p. 174, Bello más que reproducir en la definición el concepto
de declaración de voluntad de Savigny parece haber querido elaborar, en el marco de una coherencia termi
nológica conceptual, un concepto jurídico más alto y vasto, capaz de incluir como especies el testamento,
la donación y el contrato.
12
Contratos y daños por incumplimiento
1. Contrato y convención
Los juristas franceses han tenido que enmarcar el contrato dentro del concepto
de convención, ya que el art. 1101 del Code señala que aquél es precisamente "una
convención". Sin embargo, la relación "contrato-convención" no fue siempre
entendida de manera uniforme.
En los
primeros comentaristas parece ya haber dos grandes orientaciones. En
primer lugar, hay quienes centran la distinción entre los conceptos de contrato y
de convención en la eficacia jurídica y vinculante que pueden tener los acuerdos,
de modo que el género convención designaría todo tipo de convenios, fueran o
no vinculantes, mientras que el contrato sería aquella convención en el que las
partes han querido comprometerse jurídicamente. Se suele citar así dos párrafos
del Digesto: "pactio isduorum pluriumve in idem placitum consensus" (mera con
vención) y "animo contrahendae obligationis" (contrato) (D. 2. 14. 2 y 3). De esta
puesto que ella puede no ser obligatoria"31. Demolombe, por su parte, dirá que
"Lo que es característico de la convención, que constituye el contrato, es que ella
es consentida, como dice Ulpiano,
negotii contrahendi causa..., con el objeto de
crear una o obligaciones... ¿Dos personas convienen hacer en conjunto un
más
31
ROGRON.J.A., CodeCivil, Meline, CansetCom.,Bruxelles, 1851, p. 308. Aduce el ejemplo de alguien
se a acompañar una persona a visitar a un amigo. Lo mismo en la edición de 1873 (p. 1203).
ofrece
que
32 des conventionelks
DEMOLOMBE, C, Traite des contrats ou obligations en
general, Auguste Durand,
Paris, 1870, 1. 1, N° 12 y 13, p. 11.
33
DELVINCOURT, M., ob. cit., t. II, p. 119.
13
HkrnAn C a)RRA1 I U.C1ANI
para producir un efecto de derecho", lo que agrega: "este efecto puede ser, sea
a
belga, Laurent, asumirá también esta doctrina, aunque no deje de comentar con
ejemplos sacados de la casuística forense las promesas realizadas sin intención de
obligarse en Derecho36.
Serán Aubry y Rau los que fijarán la distinción entre contrato y conven
ción, retomando la tradición de Pothier. Escribirán que "Una convención es el
acuerdo de dos o más personas sobre un objeto de interés jurídico" y que "ella
puede tener por objeto, sea la formación de una
obligación, su modificación o
PLANIOL, Marcel, Traite Élémentaire de Droit Civil, Paris, 2a edic, 1902, t. II, N° 943, p. 293; también
Planiol, Marcel y Ripert, George, Traite pratique de Droit Civil Francais, Librairie Générale de Droit et de
Jurisprudence, Paris, 1930, t. VI, N° 13, p. 17.
Contratos y daños por incumplimiento
en el Tratado de
Ripert y Boulanger39.
Josserand seguirá igual predicamento,
y llegará a decir que la remisión de deudas siendo convención no es contrato,
sino todo lo contrario40.
La mayor parte de los autores insistirá, sin embargo, en que la diferencia entre
contrato y convención carece de relevancia
práctica y que el mismo Código utiliza
indistintamente ambas expresiones41. Se opone Planiol, quien destaca que sí hay
diferencias, ejemplo
como
por en la capacidad, que no es la misma cuando se trata
de crear una
obligación, que cuando se trata de transmitir un crédito o extinguir
una
obligación; si bien reconoce que en el régimen de los contratos se encuentra
el sistema general por el que se regirá el conjunto de las convenciones42.
La doctrina chilena tuvo
que enfrentar un texto diferente del francés; mientras
en este último el género del contrato es la convención, en la definición chilena
Debe tenerse en cuenta que según el art. 20 del Código Civil chileno a las palabras
que han sido expresamente definidas por el legislador para ciertas materias, "se les
dará en éstas su significado legal". Los primeros comentarios que se realizan del
Código no son más que sistematizaciones que reproducen el texto casi literal de
los preceptos del Código y nada aportan a la comprensión de la definición legal
del art. 1438. En ellos no se cuestiona la identificación entre contrato y conven
ción43. En algunas obras de más pretensión aparece ya una referencia al problema
39
RlPERT, George y BOULANGER, Jean, Tratado de Derecho Civü según el Tratado de Planiol, La ley,
Buenos Aires, 1964, t. IV, vol. I, N° 32, p. 35.
4Í)
JOSSERAND, Louis, Derecho Civil, trad. S. Cunchillos, Bosch, Buenos Aires, 1952, t. II, v. I, N° 13,
p. 13. Habla en forma amplia de los contratos como "los acuerdos de voluntades realizados con ánimo de
crear derechos" (t. I, v. I, N° 1 17, p. 123).
41
Así, Colín, Ambroise y Capitant, Henri, Cours Élémentaire de Droit Civil, Dalloz, Dalloz, 3a edic,
Paris, 1921, t. II, p. 257: "Pero esta distinción entre los contratos y las convenciones no tiene más que un
interés terminológico; las mismas reglas generales se aplican a los unos y a las otras. E incluso, en muchas
materias, el Código emplea indiferentemente una u otra expresión"; BAUDRY-LACANTINERIE, Gabriel, Précis
de Droit Civil, Librairie de la Société du Reccueil Gal. de Lois et de Arréts, Paris, 7a edic, 1 899, t. II, N° 784,
p. 557: "esta distinción entre el contrato y la convención no
presenta ningún interés ni teórico ni práctico";
Ghestin, Jacques, Traité de Droit Civil. La formation du contrat, L.G.D.J., 3a edic, Paris, 1993, p. 5: "El
derecho común del contrato es aquél de la convención".
42
Planiol, M. y Ripert, G., ob. cit., t. VI, N° 13, p. 18.
43
Así, por ejemplo, Lastarria, José Victorino, Instituía del Derecho Civil chileno, Santiago, 1863,
p. 260: "Se llama contrato o convención un acto por el cual una parte obliga para con otra a dar, hacer o
se
no hacer alguna cosa, pudiendo cada parte ser una o muchas personas"; FaBRES, José Clemente, Instituciones
de Derecho Civil chileno, Santiago, 2a edic, 1902, t. II, p. 88: "Contrato o convención es un acto por el cual
una parte se
expresamente a dar, hacer o no hacer alguna cosa, a otra parte que acepta. Cada parte
obliga
puede ser una o muchas personas"; ROBLES, Lorenzo, Concordancia de la Teología Moral con el Código Civil
chileno en los Tratados de Justicia, Derecho y Contratos, Imprenta Nacional, Santiago, 1 864, p. 117 cita la
definición del art. 1438 sin añadir nada.
15
Hfrnan Corrai Talciani
es la convención en
que una o muchas personas se
obligan hacia una o muchas
personas a una prestación cualquiera. Todo contrato es una convención, pero no
contrato
y convención y se invoca la autoridad de Pothier. Se conceptualiza la
convención como un acuerdo de voluntades que tiene por objeto crear, modificar
o
extinguir derechos. Contrato es la convención que crea obligaciones. Se repite lo
que ya había asentado la doctrina francesa: "todo contrato es siempre una conven
ción, pero no toda convención es contrato"47. Esta es la posición que se adoptará
en la cátedra
y en los tratamientos doctrinales posteriores, aunque se justifica que
el Código haya incurrido en el error de identificar convención y contrato, ya que
las convenciones más frecuentes son los contratos48.
44
Vera, Robustiano, Código Civil de la República de Chile comentado y explicado, Imprenta Gutem-
1 896, t. V, p. 6. En la misma época, SÁNCHEZ, Alejandro, Breves
berg, Santiago, explicaciones de los títulos I a
XLXy XXI; XXXIXy XXXV del Libro IV del Código Civil, Librería del Porvenir, Valparaíso, 1 897, p. 7, critica
al Código por haber identificado las nociones de contrato y convención. Citando a Pothier, señala
que sólo
"la especie que tiene por objeto formar algún compromiso es lo que se llama contrato".
4S
Vera, R., ob. cit., t. V, p. 8.
46
Claro Solar, Luis, Explicaciones de Derecho Civil chileno y comparado XI: De las II,
obligaciones
Editorial Jurídica de Chile, reimp., Bogotá, 1992, t. V, N° 681, pp. 8-9.
47
BARROS Errazuriz, Alfredo, Curso de Derecho Civil, 4a edic, Nascimento, II, p. 14.
Santiago, 1932, t.
El Curso da cuenta de la enseñanza del autor en su cátedra
ejercida desde abril de 1904.
48
VODANOVIC, Antonio, Cuno de Derecho Civil (basado en las explicaciones de los profesores Arturo
Alessandri y Manuel Somarriva), Nascimento, Santiago, 1942, t. IV, 15-17; ALESSANDRI RODRÍ
pp.
GUEZ, Arturo, De ¡os Contratos, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1993, N° 5, p. 4; DOMÍNGUEZ
ÁGUILA, Ramón, Teoría del negocio jurídico, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1977, p. 24; Vial DEL
Rio. Víctor. Teoría general del acto jurídico, Editorial Jurídica de Chile, 5a edic, Santiago, 2003, p. 40.
16
Contratos y daños por incumplimiento
49
León Hurtado, Avelino, La voluntady la capacidad en los actosjurídicos, Editorial Jurídica de Chile,
4a edic, Santiago, 1991, pp. 15-16.
50 Los contratos, Editorial de Chile, 4a edic,
LÓPEZ Santa María, Jorge, Jurídica Santiago, 2005, t. I,
N° 2, p. 27. También Abeliuk Manasevich, René, Las obligaciones, Editorial Jurídica de Chile, 5a edic,
Santiago, 2008, 1. 1, N° 42, p. 59, apunta que "para muchos tratadistas, contrato y convención son también
términos sinónimos".
51 CLARO De las
Solar, L., Explicaciones XI: obligaciones II... cit., t. V, N° 681, p. 9; ALESSANDRI, A.,
ob. cit., N° 5, p. 4.
52
León, A., ob. cit., p. 16, nt. 1.
53
BONNECASSE, Suplement au Traité de Baudry-Lacantinerie, II, N° 336, citado por CarbonnIER, Jean,
Droit civil. IV: Les obligations, Puf, 20a edic, Paris, 1996, pp. 53-54.
17
Hernán Corrai Talciani
M
Mazeaud, Henri, León y Jean, Lefons de Droit Civil, Editions Montchrestien, Paris, 1962, t. II,
p.47.
55
Savatier, Rene, La théorie des obligations en Droit privé économique, Dalloz, Paris, 1979, p. 137.
,6
Carbonnier, J., ob. cit., p. 41.
57
Ghestin, ]., ob. cit., p. 2.
,s
Aunque ya pueden encontrarse algunos atisbos. Por ejemplo, Vera comenta la palabra "acto" de la
definición del art. 1438 diciendo: "Es un acto; se entiende de la voluntad y con deliberación, pues de otra
suerte no habría verdadero consentimiento;
pero ha de ser manifestado exteriormente o por palabras o por
escrito o de otra manera que patentice a la otra parte nuestra intención, porque sin esto no podría acceder
el consentimiento de ella" (Vera, R., ob. cit., t. V, p. 5).
,9
CLARO Solar, L, Explicaciones XI: De las obligaciones II... cit., t. VI, N° 680, p. 7.
18
Contratos y daños por incumplimiento
3. Contrato y obligación
En Francia, sólo comentadores criticarán que la definición
algunos primeros
del Código Civil confunde contrato y obligación. Mourlon, en general, critica a la
ley que "por un desgraciado abuso del lenguaje a menudo confunde la obligación
con el contrato
que le ha dado nacimiento..."62.
En Chile esta crítica se dirigirá expresamente a la definición legal del con
trato. Se señala que el art. 1438, más que definir el contrato, habría definido la
obligación, "porque es en ella, y no en el contrato, en donde el deudor debe dar,
hacer o no hacer algo... El contrato es la fuente de la obligación; ésta, su efecto o
4. Pluralidad de partes
la voluntad de crear entre ellas una relación jurídica", a lo que añaden que "puede
intervenir un número mayor, sea que haya varios acreedores o varios deudores,
60
II, pp. 121 y ss.;Pescio Vargas, Victoria, Manual de Derecho Civil. Teoría
Cfr. Barros, A., ob. cit., t.
de los actos general de la prueba, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, reimp. 1978, t. II.,
jurídicos y teoría
p. 29; Vial, V, ob. cit., p. 25; León, A., ob. cit., p. 8; Alessandri, A., ob. cit., pp. 1 y ss.
61
Domínguez, R„ ob. cit., pp. 23 y ss.
62
Mourlon, E, ob. cit., t. II, N° 1026, p. 534.
63
Alessandri, A., ob. cit., N° 6, p. 5; Vodanovic, A., ob. cit., t. IV, p. 17.
64
López Santa MarIa, J., ob. cit., 1. 1, N° 2, p. 28.
Hi rnán Corral Talciani
sea que el contrato cree una red de obligaciones entre los diferentes contratantes y
estas
obligaciones no
tengan el mismo objeto". Aclaran también estos autores que
las partes de un contrato pueden ser personas físicas o morales (jurídicas)65.
Se ha puesto de relieve que debe distinguirse, así, el contrato del acto unilateral,
20
Contratos y daños por incumplimiento
tenga este efecto, sea para una de las partes, sea para una y la otra a la vez, entra
en los términos generales de la definición, la que además se complementa con los
preceptos que siguen y que distinguen entre contrato unilateral y bilateral ~.
El segundo problema es la inclusión en la definición de contrato de aquellas
convenciones en las que, existiendo
pluralidad de partes, no hay intereses contra
puestos entre ellas, sino
complementarios hacia un fin común. Planiol se opone
a la tesis de
Duguit que pretende exigir dicha contraposición de intereses: "en
realidad, el hecho de que las partes tengan intereses concordantes no implica nada
que se encuentre fuera del campo del contrato" y agrega que "además, desde el
instante en
que hay muchas partes, sus intereses son distintos y pueden devenir
en
opuestos"73.
En la doctrina chilena no existen críticas al concepto de contrato del art. 1438
del Código Civil por no explicitar que en
pueden ambas partes resultar
el contrato
supone partes con intereses opuestos. Claro Solar, que en esto aparece siguiendo la
doctrina de Demogue, precisa que "lo que caracteriza el acto bilateral, convención
o contrato, es
que consiste en una transacción entre dos intereses opuestos"75.
Alessandri, en cambio, contradice esta afirmación, y alega que la sociedad es un
contrato, "no obstante que los intereses de los socios, aunque distintos, no son
opuestos, pues todos convergen al mismo fin"76. Más recientemente, sin embar
go, se defenderá, de acuerdo a la dogmática alemana y la italiana, la noción de
72
Demolombe, C. ob. cit., 1. 1, N° 17, p. 16. En el mismo sentido, Laurent, E, ob. cit., t. V, N° 426,
pp. 479-480.
73
PLANIOL, M. y RIPERT, G., ob. cit., t. VI, N° 13, p. 18. La tesis de Duguit es tributaria de ideas
alemanas y distingue entre acto colectivo, contrato y unión. En su opinión en el contrato cada declaración
de voluntad tienen objetos diferentes e intereses opuestos (DUGUIT, León, Traité de Droit Constitutionnel,
Ancienne Librairie Fontemoing, 2a edic, Paris, 1921, 1. 1, § 34, p. 283).
74
Vera, R., ob. cit., t. V, p. 8.
75
Claro Solar, L., Explicaciones XI: De las obligaciones II... cit., t. V, N° 681, p. 9. Con esta afirmación
parece que Claro Solar no está pensando en los actos jurídicos plurilaterales, sino en los casos en los que debe
intervenir una autoridad aprobando o autorizando el acto (por ejemplo autorización de tarifas de servicios
públicos): "En estos casos
hay evidentemente una voluntad separada que persigue un fin distinto; pero no
hay contrato, sino una
operación jurídica especial que contiene en su base un acto privado, acto unilateral o
contrato, y al lado un acto administrativo. Cada uno de estos actos tiene su naturaleza especial".
76
ALESSANDRI, A., ob. cit., N° 7, p. 5. Cita en su
apoyo el Tratado de Planiol y Ripert.
21
Hkrnan Corral Taloani
22
Contratos y daños por incumplimiento
82
Savatier, R., Cours de Droit Civil, 12a edic, Paris, 1949, t. II, pp. 43-44. En su obra sobre la teoría
de las obligaciones en Derecho privado económico, agrega otros efectos como el de crear una persona ju
rídica o moral (contrato de sociedad) u otorgar poder de representación (contrato de mandato) (Theorie...
cit., p. 138).
83
Ripert, G. y Boulanger, J., ob. cit., t. IV, N° 55, pp. 50-51.
84 ob. cit., N° 8, p. 9.
Ghestin, ].,
85 II, p. 44; A. Colín y H. Capitant, ob. cit., II, p. 259.
Savatier, R., Cours... cit., t. t.
86
Ripert, C. y Boulanger, J., ob. cit., t. IV, N° 57, p. 51.
87
Ghestin, J., ob. cit., N° 9, p. 10.
23
Hernán Corrai Taiciani
por la entrega de la cosa, si bien ésta puede ser ficticia (como en el caso de los
bienes raíces para los que se le sustituye por una inscripción registral). Cuando
el efecto traslativo coincide la del el
con
perfección contrato, como en mutuo,
en el
que la entrega completa el contrato (contrato real) y además transfiere la
propiedad del mutuante al mutuario (art. 2197 CC)88, ello se explica como una
coincidencia cronológica, pero en el que título (contrato) y modo (tradición)
son
conceptualmente distinguibles89. Tarea ardua para los comentadores ha sido
mantener en este
principio, respecto del contrato de hipoteca, ya que la norma
del art.
dispone que la hipoteca debe inscribirse en el Registro de Bienes
24 1 0 CC
Raíces y que sin este requisito "no tendrá valor alguno". Aquí el Código pareciera
considerar que el contrato de hipoteca se perfecciona por la inscripción con lo
cual el contrato tendría efectos reales: constituir el derecho real de hipoteca. La
mayoría de la doctrina, sin embargo, ha interpretado la norma señalando que el
contrato se
perfecciona por la escritura pública que lo contiene y que la "tradición"
del derecho real se produce por la inscripción conservatoria90.
Respecto de la aplicación del concepto de contrato al Derecho de familia, el
Código proporciona un argumento de peso en su favor al definir explícitamente
al matrimonio como "contrato por el cual un hombre y una mujer se unen actual
e indisolublemente..." (art. 102). Parece, sin
embargo, que aquí el codificador
ha considerado la tesis amplia del contenido del contrato, y no pone el énfasis
en la función creadora de obligaciones conyugales. El matrimonio no es defi
nido como un contrato
por el cual hombre y mujer se
obligan a determinadas
prestaciones, sino aquel por el cual se
produce entre ellos una "unidad" con
sí>
Dice la norma
que "no se
perfecciona el contrato de mutuo sino por la tradición, y la tradición
transfiere el dominio".
89
Cír. por todos Meza Barros, Ramón, Manual de Derecho Civd. De las fuentes de las obligaciones II,
9a edic. actualizada por Pedro Pablo Vergara, Santiago, 1997, N° 32, p. 22. Lo mismo para el contrato de
prenda y para el depósito irregular. Algo similar podría sostenerse para los casos del art. 684 N° 5 del Código
Civil que prevé como formas de tradición de las cosas muebles la traditio brevi manu y el constituto posesorio,
en los que la transferencia se
produce sin necesidad de entrega y en virtud del "mero contrato".
90
doctrina inicial, interpretando literalmente el precepto, llegó a la conclusión de que en este
Alguna
caso la era solemnidad del mismo contrato de
inscripción hipoteca (BARROS ERRAZURIZ, A., ob. cit., t. III,
p. 414). Xo obstante más modernamente se llega a la solución contraria (Meza BARROS, R., De las fuentes
II... cit.. Xo 246, pp. 169-170).
91
SaMGNY, E, Sistema... cit., , t., t. II, p. 359, señala que poner al matrimonio como un contrato obli
24
Contratos y daños por incumplimiento
7. Convenciones no contractuales
Dejando de lado las opiniones que quieren identificar convención con contrato,
los autores franceses han ido precisando que tipo de convenciones no son cubiertas
extingue una obligación. Según Demolombe no puede criticarse al Código por haber
excluido el acuerdo extintivo del concepto de contrato, señalando que el verdadero
sentido de esta palabra "implica la idea de un vínculo que se forma y se contrae
[contráete] .— Disolver una
obligación preexistente no es contratar, en la acepción
técnica de esta
palabra, es más bien descontratar [distracter]"^. Por las mismas ra
zones la remisión de deudas, aunque suponga la aceptación del deudor y por tanto
92
POTHIER, R., Traité du contrat de mariage, en Oeuvres... cit., t. I, p. 26.
93 CLARO SOLAR, L., Explicaciones de Derecho Civil chileno y comparado I: De laspersonas, Editorial Jurídica
de Chile, reimp. de la 2a edición, Santiago, 1 992, 1. 1, N° 5 1 9, p. 289: "Este es un contrato en el sentido más
general que puede darse a la palabra, es decir, es el resultado del concurso o declaración de las voluntades de
dos personas". En cambio, Alessandri, A., ob. cit., N° 10, p. 7 y Meza Barros, Ramón, Manual de Derecho
Civil. De las fuentes de las obligaciones I, 8a edic, Santiago, N° 4, p. 10, consideran que el matrimonio, al
igual que la adopción, es un contrato, en cuanto acuerdo de voluntades del que nacen obligaciones. SOMA-
RRIVA UNDURRAGA, Manuel, Derecho de Familia, Santiago, 1963, N° 8 p. 18, contrapone la
concepción del
matrimonio-contrato con la del matrimonio-institución, y resuelve la aparente disyuntiva diciendo que no
"
son inconciliables entre sí: [el matrimonio] tendría el carácter de contrato, porque, para su formación, para
su nacimiento a la vida jurídica, necesita el consentimiento de los que contraen".
94
Por eso BARROS ERRAZURIZ, A., ob. cit., t. II, p. 14, aclara que "al hablar del contrato, como fuente
de obligaciones, nos referimos al orden de los intereses patrimoniales o pecuniarios, y no a los que pertenecen
al régimen de la familia, como el matrimonio, que tiene reglas propias y cuyas consecuencias jurídicas están
fijadas por la ley, independientemente de la voluntad de las partes".
95
Delvincourt, M., ob. cit., t. II, p. 455; Rogron, ob. cit., p. 308; Demolombe, C, ob. cit., t. I,
N° 13, p. 11; Laurent, E, ob. cit., t. V, N° 430, pp. 482 y ss.; RlPERT, G. y BOULANGER, J., ob. cit., t. IV,
N° 60, pp. 53-55, Josserand, L., ob. cit., t. II, vol. I, N° 16, p. 17.
96
Demolombe, C, ob. cit., 1. 1, N° 15, p. 14.
25
Hernán Corral Talciani
un acto
que excede al contrato que puede ser su fundamento (venta o donación)
10°.
También el pago es considerado una convención no contractual101.
Los autores chilenos a la hora de mencionar convenciones que no son conside
radas contratos de acuerdo a la definición del art. 1438, son unánimes en recordar
la tradición, en cuanto acto
jurídico bilateral por medio del cual se traspasa el
dominio u otros derechos reales sobre cosas muebles e inmuebles102. También se
r
Aubry, C. y Ral . C, ob. cit., t. IV, § 340, p. 467; Planiol, M., ob. cit., t. II, N° 943, p. 293;
JOSSERAND, L., ob. cit., t. II, vol. I, N° 13, p. 13.
98
Carbonnier, J., ob. cit., pp. 45-46.
99
Colín, A., y Capitant, H., ob. cit., t. II, p. 102. Carbonnier, J., ob. cit., p. 563, señala que la
novación es una convención.
100
Colín. A., y Capitant, H.,ob. cit., t. II, p. 1 16; J. Carbonnier, ob. cit., p. 514: "venta o donación,
ella aparece como un contrato, una convención entre cedente
y cesionario".
101
Colín, A., y Caotant, H., ob. cit., t. II, p. 257.
102
CLARO Solar, L, Explicaciones XI: De las obligaciones II... cit., t. V, N° 681, p. 9; ALESSANDRI, A.,
ob. cit., N° 2, p. 3: Vial, V, ob. cit., p. 40.
101
León. A., ob. cit., p. 15.
104
Domínguez, R., ob. cit., pp. 25-26; Alessandri, A., ob. cit., N° 2, p. 3; Vodanovic, A., ob. cit.,
t. IV. p. 16.
^
Abelil k, R., ob. cit., 1. 1, N'° 42, p. 59.
106
Alessandri, A., ob. cit., N° 2, p. 3.
1(r
Abeliuk, R., ob. cit., t. II. N'° 1.101, p. 1091.
Contratos y daños por incumplimiento
más que un resabio histórico (proveniente de Pothier y del Código francés), pero
que su verdadera naturaleza jurídica es la de constituir la tradición de derechos
personales, que en el sistema del Código Civil chileno, son considerados cosas
incorporales sobre las cuales existe una "especie de propiedad" (art. 583 CC). La
cesión por tanto es una convención contractual, que supone
no un contrato
que
le sirve de título (venta, donación, aporte en sociedad, etc.)108.
VI. Conclusiones
108
Abeliuk, R., ob. cit., t. II, N° 1049, p. 1043; Meza Barros, R., De las fuentes de las obligaciones
/... cit., t. I, N° 263, p. 176.
27
Hernán CorralTalciani
7o) Salvo la voz autorizada de Planiol, los autores coinciden en que la distinción
entre contrato y convención obligacional es meramente teórica y que no plantea
no
dificultades prácticas, ya que las normas de los contratos se aplican también a las
convenciones no contractuales. Pese a ello, no hay todavía reclamos en cuanto
a
ampliar la noción legal de contrato. Sólo en Francia, hay autores que parecen
abrirse a una concepción amplia de contrato de fuente doctrinal, frente a la noción
clásica amparada aún por un texto legal que permanece inmutable.
§ 2. Auge, caída y resurgimiento de la libertad contractual.
políticos y sociólogos.
Los juristas no han quedado exentos de estas
inesperadas jugadas
tiempo. del
Hasta hace unos cuantos
impugnaba seriamente el sistema de derecho
años se
29
Hr RN AS CORRM TA1CIANI
que, reafirmando las cadenas de los explotados, los engañaba con una apariencia
de liberrad. Dicha motivación sería la que explicaría la función y el significado del
acto
puesto que subsistiría, en sus líneas
jurídico y el contrato hasta nuestros días,
fundamentales, el mismo esquema liberal de relaciones económicas. El negocio
jurídico, en suma, no sería más que un engaño a través del cual la prepotencia
burguesa ilusiona al proletariado, haciéndole creer que puede ser "parte en iguales
condiciones" de una contratación "libre": en verdad pura fantasía, rechazable por
un
jurista preocupado por la defensa de los más débiles y los marginados. Es la
línea argumental que contra el negocio jurídico exhibe una de las más eximias
1
Según Galgano, Francesco: "Ii problema del negozio giuridico" , en Rivista Trimestrale di Diritto e Pro-
cedura Civile, 1 9-6, 2, p. 454, al caducar los falsos principios en los
que se inspiraba el esquema liberal debe
también caer el concepto engendrado por ellos: "la categoría del negocio jurídico está... destinada al ocaso.
Ella declina conjuntamente con el mito, que había constituido su razón
inspiradora, de la unidad del sujeto
jurídico, conjuntamente con la ilusión de una igualdad formal del Derecho" (ob. cit., p. 463).
2
Cfr. GlLMORE, The death ofContract, Columbus, 1974, citado FERRI, Giovanni B., 77 negozio
por
giuridico tra liberta e norma. Maggioli edif., 3a edic, 1990, p. 28, nt. 15.
30
Contratos y daños por incumplimiento
Cierto que muchas de las nuevas formas de contratación parecen provenir del
es
sector mercantil, cuestión que no es novedad, pues desde siempre los comerciantes
han sido más rápidos en la búsqueda de nuevas formas de expresión de los intereses
pecuniarios que permiten la circulación de la riqueza (recuérdese que la letra de
cambio así como otros títulos de crédito se deben a la creatividad de quienes se
dedicaban a los intercambios mercantiles3). A ello debe sumarse el hecho de que
la complejidad de las relaciones sociales y la apertura de los mercados, han deter
minado la realización de la producción e intercambio de bienes y de servicios a
través de entidades o complejos colectivos que aúnan los esfuerzos individuales de
muchas personas. El surgimiento de las empresas y de la mentalidad empresarial,
dispuesta a maximizar los niveles de eficiencia a través de la división del trabajo y la
cooperación económica y financiera, constituye uno de los factores determinantes
en el
proceso de surgimiento de nuevas formas contractuales.
En efecto, muchos acuerdos negocíales vienen a desempeñar la función de
acoger las múltiples formas de colaboración empresarial que exige el desarrollo eco
nómico nacional e internacional. Los contratos de suministro o aprovisionamiento
(con mucha incidencia en el campo de los servicios eléctricos, de agua potable
y alcantarillado, y de telecomunicaciones)4, y los acuerdos dejoint venture' son
ejemplos de estas figuras contractuales en las que se expresa la relación empresarial.
En Chile, la exportación de fruta ha dado lugar a específicos acuerdos de colabo
ración entre productores y agencias de distribución y comercialización, haciendo
nacer
pactos que Fueyo ha denominado como contratos de "unión empresarial
temporal con motivo de la comercialización internacional de fruta chilena"6.
Una modalidad singular de asociación de empresas surge en torno al uso de
marcas, patentes industriales, y modalidades de procederes técnico-comerciales. Se
3 Curso de Derecho
Cfr. GARRIGUES, Joaquín, Mercantil, Imp. Aguirre, Madrid, 1982, t. I,
pp. 764 y ss.
4
El contrato puede utilizarse para proveer a las necesidades del público consumi
de suministro también
dor. Sobre puede verse a Puelma ACCORSI, Alvaro, Contratación comercial moderna, Editorial
este contrato
Jurídica de Chile, Santiago, 1991, pp. 87 y ss. y también a Ferri, Giuseppe, Manuale di Diritto Commerciale,
Utet, 8a edic, Roma, 1990, pp. 817 y ss. El contrato de suministro está tipificado por los Códigos civiles
de Italia (art. 1559) y de Perú (art. 1604).
5 consiste la asociación de dos más empresas para llevar cabo
El joint venture en o a un
proyecto común
de gran envergadura, pero manteniendo su autonomía. Sobre este contrato véase a FUEYO LANERI, Fernando,
Los contratos de colaboración empresario y una modalidad complementaria de contratos de dominación. Editorial
6
Fueyo, E, ob. cit., p. 72. Según Puelma, A., ob. cit., pp. 52-54, este contrato
podría ser calificado
como mera comisión, encubierta o simulada en una compraventa.
31
Hi rnán Corral Tak iam
Sobre los contratos de licencia y de know how, véase a PUELMA, A., ob. cit., pp. 115 y ss.
11
El
merchandising tiene por objeto la transferencia de conocimientos técnicos relativos a
organización
comercial. Cfr. Puelma, A., ob. cit., p. 123.
9
Sobre este contrato véase a Sandoval LÓPEZ, Ricardo, "Operación de engineering", en Revista de
Derecho (U. Católica de la Stma. vol. I, N° 1, pp. 83 y ss., y Nuevas operaciones mercantiles,
Concepción),
LexisNexis, 5a edic, Santiago, 2004, pp. 107 y ss. En literaratura comparada, puede verse a LACRUZ, José
Luis, y otros. Derecho de obligaciones, vol. II Teoría General del Contrato, Bosch, 2a edic, reimp., Barcelona,
1990. §80, pp. 267-268
10
Sobre las operaciones de franchising, puede consultarse a Puelma, A., ob. cit., pp. 73 y a Sandoval,
R,, Suevas operaciones... cit., pp. 85 y ss. En la literatura extranjera, puede verse a Bussani, Mario y CENDON,
Paolo, I contratti nuovi, Giuffré edit., Milano, 1989, pp. 405 y ss.
11
León STEFFENS, Avelino, "El principio de la autonomía de la voluntad en el derecho internacional",
en Contratos, coordinación E. BARROS, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1991, pp. 95 y ss.
32
Contratos y daños por incumplimiento
presenta como un instrumento comercial cada vez más utilizado para permitir el
goce y adquisición de bienes (desde maquinarias hasta viviendas), dando lugar
incluso la formación de empresas dedicadas al rubro12. El contrato de apertura
a
12
Sobre el leasing, véase la obra de OrtúZAR Solar, Antonio, El contrato de leasing, Editorial Jurídica
de Chile, Santiago, 1990. También puede consultarse a BUSSANI, Mario y CeñDON, Paolo, ob. cit., pp. 23
y ss.; y a Puelma, A., ob. cit., pp. 99 y ss.
factoring. Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1 995. En doctrina extranjera, puede verse a FERRIGNO, Lucia,
"Factoring" en Contratto e impresa, 1988, N° 3, pp. 957 y ss.; y también a BUSSANI, M. y Cendón, P., ob.
cit., pp. 246 y ss.
33
Hernán Corral Talcian i
que se quiere ganar lo máximo con el mínimo de esfuerzo. No parece extraño que
el ámbito de los negocios aleatorios también se expanda, y proliferen los contratos
de apuestas o pronósticos deportivos, y otras modalidades de juegos vinculados
a la suerte. Son frecuentes también los contratos aleatorios relativos a concursos,
o como con cierta sorna los califica el tratado de Lacruz, "contratos aleatorios de
premio al concursante a cambio de exhibición y eventual ridículo concluidos en
las emisiones radiofónicas o televisivas"18. Las operaciones a futuro, si bien con
16
Ocras posibilidades de aplicación se encuentran en la comercialización de yates, equipos, sistemas
y programas informáticos, diseños industriales y marcas, estudios jurídicos y contables. Véase a PAPAÑO,
J.; KlPPER, C; DlLLON, G. y CAUSSE, J., Derechos reales, Depalma, B. Aires, 1990, t. II, pp. 1 16 y ss. Entre
nosotros, puede consultarse el estudio de WAHL SILVA, Jorge, '"Tiempo compartido'. ¿De la copropiedad
a la
multipropiedad?", en Revista Chilena de Derecho, 23, 1996, pp. 127 y ss., y el libro de WAISSBLUTH
Weinstein, Verónica, La multipropiedad, ConoSur, Santiago, 1997.
1
Sobre derechos y actos jurídicos relativos a cementerios, véase a PAPAÑO, ].; KlPPER, C; DlLLON, G.
y CAUSSE, J., ob. cit., t. II, pp. 123 y ss.
18
LACRUZ, José Luis, y otros, ob. cit., § 79, pp. 244-245, nt. 1.
19
Véase PUELMA, A., ob. cit., p. 26. En particular, existe un estudio de varias
figuras contractuales de
carácter financiero como la
opción y el futuro en la obra de ENGLER Palma, Maria Cecilia, Mecanismos
jurídicos de Administración de riesgos, ConoSur, 1997.
20
Sobre figura puede verse el estudio de MañZANI, Luigi, "Product placement: la puhlicita nascosta
esta
negli spettacoli cinematografici e televist"', en Revista Contratto e impresa, Ceddam, Padova, 1988, N° 3,
pp. 904 y ss.
34
Contratos y daños por incumplimiento
21
Sobre el corretaje, véase a Puelma, A., ob. cit., pp. 55 y ss.
22
Sobre el contrato de hospedaje puede verse a FERRI, G., ob. cit., p. 856, quien sostiene que se trata
35
Hernán Corral Talciani
patrimoniales.
compuesto de normas
que eran calificadas de orden público, hoy parece irse
progresivamente "contractualizando" al destacarse la protección de la satisfac
ción de los intereses individuales de los componentes del grupo familiar, a veces
con
prescidencia de los intereses comunitarios. La aceptación legal del divorcio,
concebido ahora como salida a los casos de ruptura objetiva de la convivencia,
no
parece ser otra cosa
que la aplicación a la esfera matrimonial del principio de
la autonomía de la voluntad, y el matrimonio disoluble se asemeja -al menos en
los textos jurídicos- a un mero contrato patrimonial, revocable por la voluntad
de los contratantes26.
recepción de la autonomía de la voluntad en el ámbito familiar abre alterna
La
tivas de elección también en cuanto a los
regímenes matrimoniales. La Ley 19.335,
de 23 de septiembre de 1 994, amplió la posibilidad de los contrayentes o cónyuges
para optar entre diversos regímenes matrimoniales, al incorporar y regular como
sistema alternativo el régimen de participación en los gananciales27.
Las relaciones de filiación no quedan al margen de este proceso. Ya se habla de
que no es la sangre la que constituye una persona en padre o madre de otra, sino su
"voluntad" de asumir la paternidad o maternidad28. Con ello se da valor de "vínculo
parental" al acto jurídico por el cual el marido consiente en que su mujer sea insemi-
nada artificialmente con semen proveniente de un tercero ajeno a la pareja. Por otro
lado, se admiten nuevas formas del actos de disposición a título gratuito: aparecen
26
Véase nuestro trabajo: Corral TALCIANI, Hernán, "Las causales de divorcio en el derecho comparado",
en Cuadernos de Extensión, Universidad de los Andes, N° 2, 1992, pp. 5 a 48.
27'
Aunque, por otro lado, al establecer el estatuto de los bienes familiares (cfr. arts. 141 y ss. CC), como
imperativo, irrenunciable y aplicable cualquiera sea el régimen económico que rija, la ley también ha conser
vado en buena parte los principios de orden público que caracterizan al derecho matrimonial.
28
Cfr. DÍAZ De Guijarro, Enrique, "La voluntad y la responsabilidad procreacionales como fundamento
de la determinación jurídica de la filiación", JA, 1965-111-22, sec. doctrina, citado por SOTO LAMADRID,
Miguel Ángel, Biogenética, filiación y delito. La fecundación artificial y la experimentación genética ante el
derecho. Astrea, Buenos Aires, 1 990, pp. 68-69.
36
Contratos y daños por incumplimiento
25
Cfr. CLAVERlA GoñSÁLBEZ, Luis, "Las categorías negocíales y su adaptación en función de la repro
ducción humana", en II
Congreso Mundial Vasco, "La filiación a finales del siglo XX. Problemática planteada
por los avances
científicos en materia de reproducción humana", Trivium, Madrid, 1988, pp. 231 y ss. Sobre
estas técnicas véase nuestro trabajo: Corral Talciani, Hernán, "Admisibilidad Jurídica delas Técnicas de
Procreación Artificial", en Revista Chilena de Derecho, vol. 19, N° 3, pp. 439 y ss.
30
Los esfuerzan para destacar que, si bien el derecho a la privacidad es inalienable, sería posible
autores se
disponer de la exclusividad de su goce. Así, piensa FERRI, Giovanni B., "Oggetto deldiritto della personalitá e
danno non
patrimoniale" , en Persona e
formalismo giuridico, Maggioli, Remini, 1987, pp. 337 y ss.
31
La Corte de Apelaciones del Estado de California por sentencia de 3 1 de julio de 1 988, declaró que
el paciente que, en el curso de un tratamiento de una leucemia aguda, sufrió la remoción quirúrgica de la
médula y le han sido aspirados otros tejidos; tiene acción contra quien, sin su consentimiento, ha derivado
de sus células una línea de productos objeto de patente, de gran valor comercial. La sentencia puede leerse
37
H r rnán Corral Talciani
Muchas veces los fenómenos sociales son descritos con la conocida "teoría del
péndulo" que postula que de un extremo sólo puede pasarse al extremo directa
mente contrario. ¿No estará sucediendo algo similar en materia de autonomía de
la voluntad y de libertad contractual?
Me parece que alguno de los ejemplos que hemos dado sobre la contratación
aplicada en el campo del iusfamiliae, como también algunos excesos que se obser
van en la
aplicación de contratos sobre derechos patrimoniales, pueden justificar
inquietudes en este sentido.
Se ha comprobado que la proliferación de nuevas formas de contratación,
puede ser utilizada, sea para vulnerar normas imperativas o prohibitivas de orden
público (por ejemplo, se duda sobre si en el leasing financiero o también en el
léase back se no se eluden normas sobre interés máximo convencional32); o para
disfrazar negocios simulados en perjuicio de terceros; o bien para amparar un
fraude a la ley. La figura del léase back, en el que se vende un bien mueble o raíz,
permaneciendo el vendedor como arrendatario del bien y con opción de recom-
prarlo, puede ocultar un contrato de mutuo con garantía prendaria o hipotecaria
en los
que se transgrede la prohibición de la lex comissoria (arts. 2397 y 2424 del
Código Civil)33.
Muchos de estos contratos pueden tender a afectar la libre competencia, o a
fav orecer prácticas comerciales desleales. Son problemas que surgen frecuentemente
en relación con los contratos de transferencias
tecnológicas, y principalmente en
los contratos de distribución o de franchising1^.
Por parte, la estandarización de los contratos aplicables a consumidores
otra
,:
Cfr. Puelma, A., ob. cit., p. 104.
33
Los tribunales italianos han enfrentado la cuestión: véase el análisis jurisprudencial que realiza sobre
esta modalidad de leasing, la obra de BUSSANI, M. y CENDON, P., ob. cit., pp. 137 y ss. PUELMA, A., ob. cit.,
en el léase back
p. 1 09, piensa que hay una simulación de una operación de crédito, con garantía de la cosa
vendida, por lo que cualquiera de las partes o un tercero podría hacer valer el pacto real.
34
Cfr. PUELUV A., ob. cit., pp. 81 y ss.
35 Cfr. Bambach SaLVATORL. María Victoria, "Las cláusulas abusivas", en Contratos, coordinación E.
BARROS, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1991, p. 57.
38
Contratos y daños por incumplimiento
de los ataques que ella misma recibe por quienes exacerban el ejercicio del actuar
libre. La libertad sin sentido, sin referencia valórica, puede conducir a la peor de
las tiranías.
Pienso que el rescate
y la defensa que se ha hecho de la autonomía de la volun
tad como
principio rector
privado, y la revalorización del
del sistema de derecho
negocio jurídico y del contrato como
figuras idóneas para regular la circulación
de la riqueza y la prestación de bienes y servicios, no puede hacer olvidar que ellas
deben enmarcarse en un sistema, esto es, en un conjunto orgánico y coherente
de criterios, normas y principios, que permitan que en las relaciones privadas
cada uno reciba lo suyo, esto es, lo justo. Si se pierde este referente, es fácil que
la autonomía de la voluntad se convierta instrumento de extorsión y de
en un
MODALIDADES CONTRACTUALES?
que lo demuestran— que se oigan voces que es necesario dictar una ley sobre el
leasing, el Factoring o el Franchising.
No pretendo señalar que esto no sea lo adecuado en algunos casos, pero valdría
la pena detenerse a pensar al menos en interrogantes como las siguientes:
Io) ¿Se seguirán añadiendo leyes a los apéndices de los Códigos Civiles, Comer
cio, Minas, etc., con el peligro de caer en lo que en Italia se ha llamado la época
de la descodificación en el sentido de que el Código estaría perdiendo su misión
de referente y de factor organizante del material jurídico disperso36? Hay que
meditar si no sería mejor tratar de incluir en los mismos Códigos estos contratos
o construir
figuras legales omnicomprensivas en los cuales puedan caber varios
de ellos. La Ley N° 18.010, sobre operaciones de crédito de dinero, es un buen
ejemplo de cómo una ley puede dar normas generales aplicables a una serie de
negocios o contratos diversos pero con características y finalidades comunes.
2o) ¿Efectivamente estas nuevas formas de contratación, sobre todo las que se
refieren a aspectos mercantiles, necesitan de una tipificación legal, si ya tienen
una caracterización comercial y social bastante clara?
39
Hi knan Corral Talciani
40
Contratos y daños por incumplimiento
prevalecer la justicia.
No es tarea fácil, pero tampoco imposible.
En esa labor, hay más de un instrumento que puede ser considerado para afron
tar los desafíos de los nuevos contratos y
que correctamente utilizados podrían
ayudar al establecimiento de soluciones razonables.
De esta forma, si se trata de interpretar el contrato atípico frente a situaciones
de hecho no contempladas, debieran tenerse en cuenta los siguientes elementos:
Io Por de pronto, debe recordarse que jamás el Código Civil, como tampoco
el de Comercio, han pretendido contener una regulación completa y exhaustiva
de todos los contratos posibles. Sólo se regulan, como es conocido, aquellos que la
historia jurídica desde los romanos ha consagrado como los tipos fundamentales de
la contratación privada. Por lo demás, según el art. 1545 del Código Civil "todo
contrato
legalmente celebrado es una ley para las partes", y el juez para interpretar
deberá contemplar en primer lugar la intención de los contratantes más que lo
literal de las palabras, por lo que se aplicarán perfectamente las reglas de interpre
tación contractual, contenidas en los arts. 1560 y ss. del Código Civil.
2o Si la intención de los contratantes no es determinante, el juez debiera intentar
calificar el contrato en
alguno de los tipos contractuales reglados. Es de notar
que
39
Cfr. León Steffens, A., ob. cit., pp. 96-97.
41
Hkrnan Corral Talciani
social, es decir, el que los usos, las costumbres sociales, la jurisprudencia o la doc
trina científica han elaborado para un contrato innominado. Cabe recordar que en
materia comercial esa libertad está también consagrada y que incluso la ley deja su
imperio habitual para dejar paso a la costumbre que, probada legalmente, puede
suplir el silencio de la ley (arts. 4 y 5 C. Com.). No puede despreciarse el valor de
las costumbres internacionales en esta materia,
recogidas a veces en
proyectos de
convención o documentos de unificación de términos.
4o Por último, cabe recurrir a la analogía, buscando los tipos contractuales más
cercanos a la figura analizada43, y también a la equidad contractual manifestada
en las normas
generales del ordenamiento y especialmente en los principios de
carácter constitucional.
Para decidir sobre la nulidad o validez de los contratos, y sobre todo para impedir
40
LOPEZ Santa MarIa, J., ob. cit., p. 99.
41
Según ORTÚZAR, A., ob. cit., p. 33 el contrato de leasing es fundamentalmente un contrato de
arrendamiento. Así lo concibe también el sistema del llamado leasing habitacional inaugurado por la Ley
N° 19.281, de 1993.
^
C. Sup. 31 de septiembre de 1907, RDJt. VII, sec. Ia, p. 5; y 28 de diciembre de 1921, RDJt. XXI,
sec. Ia, p. 39.
43
Aunque se ha fallado que tratándose de un contrato innominado no deben aplicarse las disposiciones
propias de otros contratos típicos, sino más bien las reglas generales de los actos y declaraciones de voluntad
(C. Sup. 28 de diciembre de 1921, RDJt. XXI, sec. Ia, p. 39).
42
Contratos y danos por incumplimiento
también del objeto. Piénsese que en una sentencia reciente la Corte de Casación
francesa ha declarado nulo un contrato de arrendamiento de úteros por adolecer
de ilícito y causa
objeto ilícita al versar sobre el estado de las personas. Por otra
parte, en Chile se ha sostenido que un medio para impugnar cláusulas abusivas
en los contratos de adhesión lo constituiría la
imposibilidad jurídica del objeto
(cfr. art. 1460.3 CC)44.
2o En relación lo anterior, el concepto de orden público como límite de la
con
del ordenamiento. Por ejemplo, los que se refieren a los límites del interés del
dinero, o de los que prohiben el pacto comisorio en negocios de garantía, como
la prenda y la hipoteca.
3o Para evitar abusos derivados de posiciones predominantes, de cláusulas abu
sivas, de "letras chicas" de contratos, de contratos-formularios, habría que tener
o
en cuenta tanto el error sustancial (art. 1453 CC), como también el principio de
buena fe que según el art. 1 546 CC debe regir la ejecución de todos los contratos,
no sólo de los nominados.
que asumen una posición más débil en el tráfico comercial. La Ley N° 19.496,
de 1997, establece una regulación de las exigencias que deben cumplirse en los
contratos de adhesión que quedan sujetos al ámbito de aplicación de dicha nor
"
Bambach, M. V., ob. cit., p. 61.
43
Hirnan Corral Talciani
44
Contratos y daños por incumplimiento
45
§ 3. los contratos de formación electrónica en el
I. Cuestiones generales
Uno de los factores que parece dificultar el desarrollo del comercio electrónico
es la falta de seguridad en las operaciones e intercambios que se realizan por vía
telemática, así como la falta de un marco
legal que otorgue seguridad jurídica a los
y que regule
contratantes la formación del consentimiento, el
aspectos tales como
que son aquellos acuerdos contractuales que versan sobre un bien o servicio de
carácter informático, como los contratos de desarrollo de software, cesión de li
cencia de uso de programas, ventade hardware, etc1.
En este
capítulo nos
ocuparemos de los contratos celebrados por vía electrónica
y no de los tipos específicos de contratos sobre bienes informáticos2. El contrato
celebrado por vía electrónica puede definirse diciendo que es aquel en que la oferta
y la aceptación y, por tanto, el consentimiento, se verifican mediante impulsos
electrónicos mensajes (estandarizados o no estandarizados) contenidos en so
o
'
Tomamos el concepto de BARRIUSO Ruiz, Carlos, La contratación electrónica, Dykinson, Madrid,
1998, p. 155.
2
Sobre ellos puede verse a CORRIPIO GlL-DELGADO, María Reyes, Los contratos informáticos. Comillas,
Madrid, 1999.
47
Hernán Corral Taluani
por ese medio, sin recurrir al lenguaje verbal o escrito3. No existe propiamente
un contrato electrónico, digital o telemático, sino que uno cualquiera de los con
tratos típicos o
atípicos que se celebra no de palabra ni por documento escrito en
papel, sino a través de señales y medios de soporte de carácter electrónico. De esta
forma el concepto de contrato electrónico es una síntesis de la expresión contratos
celebrados por medios electrónicos.
El concepto así entendido de contrato electrónico puede ser restringido si
circunscribimos los medios electrónicos únicamente a los operados a través de
concepto más amplio que cubre todos los supuestos en que oferta y aceptación
pueden realizarse en línea o en red (en los que cabría la videoconferencia, chat,
correo electrónico, EDI)
y un concepto restringido que incluiría solamente los
contratos convenidos a través de una
página o portal de internet y practicables en
masa
gracias a programas informáticos de contratación6. Según otras opiniones,
el contrato on Une sería aquel que, celebrado a través de las nuevas tecnologías de
3
Nos basamos en la caracterización del profesor chileno de Derecho Informático, Renato JlJENA LEIVA,
en su informe "Comercio, Derecho, Firma y Documentos digitales o electrónicos", presentado a solicitud
del Presidente de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento del Senado de la Repú
blica de Chile en relación al Proyecto de Ley sobre Documentos Electrónicos (Bol. N° 2348-07, por oficio
L-N" 52/99 de julio de 1999). Pero en doctrina
puede ampliarse el concepto de contrato electrónico no
sólo al que es celebrado total o
por medios electrónicos, sino también al que es cumplido o
parcialmente
ejecutado a través de dichos medios: cfr. LORENZETTI, Ricardo Luis, Comercio electrónico, Abeledo-Perrot,
Buenos Aires, 2001, p. 173.
4
Cfr. Menéndez M ato, Juan Carlos, El contrato
vía Internet, J. M. Bosch, Barcelona, 2005, pp. 162-
166, quien cita la ley española 34 de 11 de
de 2002, que define el contrato electrónico o contrato
julio
celebrado por vía electrónica diciendo que es "todo contrato en el
que la oferta y la aceptación se transmiten
por medio de equipos electrónicos de «atamiento y almacenamiento de datos, conectados a una red de
telecomunicaciones".
5
Cfr. Menéndez, ]., ob. cit., pp. 167-168.
"
Menéndez, J., ob. cit., pp. 168-169.
48
Contratos y daños por incumplimiento
empresas se suele hacer mediante redes cerradas o abiertas pero por documentos
y mecanismos de transmisión previamente estandarizados entre las partes. El sis
tema EDI (Electronic Data Interchange) es el ejemplo de un sistema de relaciones
electrónicas entre empresas, ya que en su sentido más estricto hacía alusión a una
lógico aceptado previamente por las partes usuarias y que permitía a éstas realizar
de modo informático operaciones económicas entre ellas. El EDI, entendido de
esta forma, está siendo sustituido por redes abiertas y sobre todo por internet o
formas de correo
soporte de internet10.
electrónico con
49
Hernán Corral Talcian i
de comunicación, pero su
ejecución puede ser realizada por un medio físico o
material.
Mn Chile la cobertura legal de la contratación por vía electrónica es todavía
bastante precaria. Bajo el gobierno del Presidente Eduardo Frei se creó la Comisión
Presidencial de Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación, que en el
mes de enero de 1 999 emitió su informe,
y aconsejó avanzar en la creación
de un
marco normativo con el de
objeto regular el comercio electrónico, de manera
que
tuvieran la misma validez los actos jurídicos celebrados por medio de documentos
electrónicos que aquellos celebrados por escrito y que consten en un soporte de
papel.
Como resultado de esos estudios, el 10 de junio de 1999 se dictó Decreto Su
50
Contratos y daños por incumplimiento
hay disposición en la
legislación civil chilena que disponga que el uso del nombre
sea
obligatorio en materia contractual, tratándose de documentos privados. Basta
que la expresión escrita o los mecanismos técnicos alternativos presten la utilidad
de singularizar a una persona, sea natural o jurídica.
Para certificar el uso del nombre, los contratos escritos utilizan la firma, que con
siste el nombre manuscrito y la rúbrica, diseñada para precaver falsificaciones.
en
que ellos sean firmados. El art. 1702 del Código Civil señala que el instrumento
privado, reconocido o mandado tener por reconocido por sentencia judicial, tiene
el valor de escritura pública "respecto de los que aparecen o se reputan haberlo
"12
suscrito... .
1 1
Señala SABRIZZI, Eduardo, Instrumentos privados, Abeledo-Perrot, Fj. Aires, 1993, pp. 54-55, que "la
personalidad de los distintos individuos se va reflejando con el tiempo no sólo en la escritura sino también
a través de la firma, que va adquiriendo un carácter peculiar y que a veces nada tiene que ver con las letras
del nombre y apellido del firmante, en especial cuando su uso es frecuente, circunstancia en que aquélla
suele degenerar en rasgos de difícil o de imposible lectura, todo lo cual generalmente sirve de ayuda para
evitar su falsificación"
12
Los arts. 1703 y 1704 CC, que se refieren a ciertos documentos privados que pueden estar firmados
o escritos por la parte contra la cual se hacen valer, se
explican como excepciones a la regla general.
51
Hernán Corrai Taiciani
jurisprudencia suele exigir que los documentos privados hayan sido firmados,
La
pero sin dudas y contradicciones, ya que hay fallos que entienden que basta
no
que el documento haya sido escrito o emanado de la parte, aunque no haya sido
firmado formalmente13.
No hay que perder de vista que en ocasiones, y frente a la imposibilidad de
firmar se
otorga validez equivalente a la firma de terceros que suscriben a nombre
del otorgante (firma a ruego), como sucede en el caso del testamento (art. 1018
CC). También se usa como sustituto la impresión digital del pulgar como en el caso
de la inscripción del matrimonio en el Registro Civil (art. 12 N° 5 y 39 N° 14 de
la Ley de Registro Civil). La firma a ruego y la utilización de la impresión digital
(del pulgar de la mano derecha) están autorizados como
equivalentes de la firma
ológrafa en el caso de las escrituras públicas, señalando el inciso 2o del art. 408
del Código Orgánico de Tribunales que "se considera que una persona firma una
escritura o documento no sólo lo hace por sí misma, sino también en los casos en
que supla esta falta en la forma establecida en el inciso anterior", es decir mediante
firma a
ruego y huella digital.
Los sustitutos de la firma no son, por tanto, desconocidos por legisla
nuestra
ción civil y procesal. La firma electrónica, desarrollada por tecnologías que buscan
la identificación de los autores de documentos informáticos, no es más que una
Cfr. RlOSECO EnríQUEZ, Emilio, La prueba ante la jurisprudencia, Editorial Jurídica de Chile, San
tiago, 1995. t. I,
p. 387. En opinión del autor debe distinguirse entre documentos que dan cuenta de un
hecho instrumentos que contienen declaraciones de voluntad
que generan obligaciones. En los primeros
e
(firma biométrica)14.
Pero la firma electrónica puede ser simple, si se usa cualquiera de estos meca
nismos que sirven para identificar al menos formalmente al autor, o avanzada, si
sistema basado en dos claves asimétricas, una pública y otra privada, lo que se
complementa con una
empresa que certifica el mecanismo y acredita la prove
niencia y la integridad del documento así firmado15.
El sistema funciona en la medida en que antes de enviar digitalmente un docu
mento, el autor cuente con una clave privada, que constituye su firma digital, y que
adiciona al documento encriptado. El emisor puede asegurar la confidencialidad
encriptando con la llave pública de quien será el receptor del documento, junto
a la firma
digital generada y al certificado (previamente emitido por una empresa
o institución certificadora que valida su clave pública), todo lo cual se "anexa"
códigos matemáticos, que nadie pueda leer el contenido del mensaje mientras
está siendo transmitido. Para esto se requiere que previamente el receptor haya
obtenido el certificado digital de su llave pública y lo haya publicitado en Internet
o enviado directamente al emisor. El mensaje se envía electrónicamente y cuando
14
Menéndez, J., ob. cit., pp. 256-257.
15 clase de firma electrónica, firma
Algunos llaman esta digital: Sandoval López, Ricardo, Seguridad
en el comercio electrónico, LexisNexis,
Santiago, 2004, p. 33. En contra, por parecer irrelevante la distinción
se pronuncia Jijena Leiva, Renato, Comercio elctrónico, firma digital y derecho. Análisis de la Ley N° 19. 799,
53
Hi-rnan Corral Tau iani
procedimiento u otros
que puedan inventarse en el futuro. Pero sí impone que
ella certificada por un prestador acreditado. Los prestadores de servicios de
sea
regla general es que la firma electrónica, sea firma o avanzada, tiene la misma
La
función jurídica que la firma manuscrita. Es una de las aplicaciones del principio
de "equivalencia del soporte electrónico al soporte papel" que menciona el art. Io
de la Ley N° 19.799. Más específicamente, el art. 3, inc. 3o, dispone que "la firma
electrónica, cualquiera sea su naturaleza se mirará como firma manuscrita para
todos los efectos legales...". Por su parte, el art. 3, inc. Io, señala que "los actos y
contratos
otorgados o celebrados por personas naturales o jurídicas, suscritos por
medio de firma electrónica, serán válidos de la misma manera y producirán los
mismos efectos que los celebrados por escrito y en soporte papel".
Si aplicamos este criterio a la individualización de las partes en el contrato
electrónico podremos considerar que el documento que contiene el texto del
contrato en el que las partes han puesto sus nombres y que ha sido autentificado
por cualquier medio electrónico que pueda ser calificado de firma electrónica,
debe considerarse como un contrato firmado por ambas partes.
Otra cosa es el
problema de la prueba del mismo contrato y si cumple con las
solemnidades que la ley exige.
Con todo, hay algunos actos que no pueden en ningún caso ser suscritos a
través de firmas electrónicas.
16
Se hace excepción de los documentos electrónicos emanados de del Estado cuya firma y
órganos
otorgamiento se rige por los arts. 6° a 10 de la Ley N° 19.799.
S4
Contratos y daños por incumplimiento
regulado en el Código Civil sino en el título I del libro II del Código de Comercio
(arts. 96 a 106)17. Estos preceptos no tienen en cuenta ni siquiera la contratación
vía teléfono, menos podrían concebir la contratación por medios electrónicos.
Sin embargo, son los preceptos vigentes y que, con las adaptaciones que pro
cedan, deberán aplicarse. Al respecto habrá que señalar que sus disposiciones no
han sido modificadas.
Como todo contrato, el consentimiento se
descompondrá en dos expresiones
de voluntad: la oferta y la aceptación, sólo que ahora ellas serán comunicadas a
través de impulsos o mensajes electrónicos. Tal vez, una de las diferencias con
los contratos escritos los celebrados por vía electrónica la
tradicionales, es
que en
17
Por históricas, hay consenso que dichas normas cubren el vacío que se observa en la materia
razones
en el Civil. Cfr. Ducci CLARO, Carlos, Derecho Civil. Parte general, Editorial Jurídica de Chile, 4a
Código
edic, Santiago, 1995, pp. 248-249.
55
Hernán Corral Tau iam
2. La oferta
En cuanto a
práctica comercial más extendida admite dos tipos de
la oferta, la
ofertas a través de medios electrónicos. En primer lugar, aquellas que se dirigen a
persona indeterminada, como aquellas que se encuentran en catálogos en línea o
que incluso pueden llegar al correo electrónico de muchas personas, pero dirigidas
al público en general. El artículo 105 del Código de Comercio establece que este
tipo de ofertas al público no son obligatorias para el que las hace, y que si esos
anuncios son dirigidos a personas determinadas llevan implícita la condición de
que al tiempo de la demanda no hayan sido enajenados los efectos ofrecidos, que
no
hayan sufrido alteración en su precio y que existan en el domicilio del ofe
rente. En el fondo,
para el Código de Comercio estas "ofertas al público" no son
verdaderas ofertas (no hay voluntad seria de obligarse), sino formas de publicidad
o información comercial.
Evidentemente este criterio del Código de Comercio chileno, que data de 1 865,
no está en consonancia con los desarrollos del moderno Derecho de los contratos.
Algún avance se ha
producido en la materia por obra de la Ley N° 19.496 de
Protección de Derechos del Consumidor, de 1 996, cuyo art. 1 2 dispone que todo
quedarán sujetas a la disposición del art. 105 del Código de Comercio, matizada
por el art. 12 de la Ley N° 19.496, cuando ésta les sea aplicable. De allí que tra
tándose, por ejemplo, de empresas de venta on Une o malí virtuales, nos parece
que la verdadera oferta la hace el consumidor que pide la adquisición de un
determinado bien ofrecido en el catálogo informático. La doctrina ha señalado
que la mera exhibición virtual de productos con el señalamiento de precios por
ejemplo en una página web no puede ser considerada una oferta, sino más bien
una invitación
proponer la compra realizada al visitante18. La ratificación que
a
56
Contratos y daños por incumplimiento
las veces
aceptación, en la
de medida en
que el producto se encuentre disponible
y no
haya variado su precio.
En la revocación de la oferta, habrá que señalar que el principio es la
cuanto a
libre revocación de ella mientras no haya aceptación, salvo que el oferente se haya
comprometido a esperar contestación o a esperar un cierto plazo. En la práctica,
la oferta puede revocarse por la supresión del producto en la pantalla, no obs
tante
que parece más conveniente avisar a la clientela del término de los stocks.
Sin embargo, el oferente que retracta la oferta debe indemnizar los perjuicios, a
menos
que cumpla el contrato propuesto (art. 100 Ccom.). Si se aplica la Ley del
Consumidor incurre en una multa a beneficio fiscal.
El consumidor debe conocer, antes de la celebración de todo contrato, la du
ración de la oferta, pues ella puede ser limitada en el tiempo o en el espacio. En
efecto, el oferente puede, en forma expresa, limitar su oferta a un determinado
territorio. Pero esta limitación también se puede desprender de otras circunstancias
como la elección del nombre del dominio que permita desprender que se
puede
estar limitando tácitamente la vigencia espacial de la oferta.
Para las ofertas de contratos electrónicos que rijan por la legislación de pro
se
aceptado la oferta20. Este último podrá desistirse probando que no tuvo un acceso
claro, comprensible e inequívoco a las condiciones generales del contrato o que
no
pudo almacenar o imprimir el respectivo contrato.
Se ha observado que si la oferta no se realiza por medios electrónicos, ello no
19
El tenor literal de la norma indica que el almacenamiento o impresión debe ser del contrato, y no
de las condiciones generales, pero es
probable que la intención del legislador haya estado dirigida también
a éstas.
20 debe considerado inexistente.
Según Pinochet, R., ob. cit., pp. 142 y 185, el contrato ser
21
Pinochet, R., ob. cit., p. 153.
57
Hkrnan Corral Talciani
3. La aceptación
La aceptación puede revestir variadas formas en el caso de los contratos en línea,
ya sea llenando un formulario en línea, presionando la tecla correspondiente (clic)
o enviando la aceptación por un fax, carta o e-mail después de la recepción de la
oferta. La Ley de Protección de los Derechos del Consumidor, Ley N° 19.496
se refiere a los contratos electrónicos vía internet y dispone que "La sola visita
del sitio de Internet en el cual se ofrece el acceso a determinados servicios, no
La aceptación, siguiendo las reglas generales, debe ser pura y simple, darse en
puede darse de modo expreso o tácito, según lo disponen los artículos 101 y 103
del Código de Comercio, sin que se exija una forma determinada.
El silencio no vale en la aceptación, salvo cuando las partes mantienen una
corriente de negocios de empresa a empresa (BtB) y en el caso de los contratos de
tracto sucesivo, en que puede haber disposiciones expresas de renovación tácita a
para comunicar la voluntad de aceptar una propuesta, siempre que sea una forma
inequívoca de aceptar la oferta. También la aceptación podrá darse mediante la
entrada progresiva de datos con aceptación también progresiva de las condiciones
58
Contratos y daños por incumplimiento
Si la oferta es por medio escrito, se mantiene por diferentes plazos según si oferente
22
Aunque podría reformularse la idea de contratos entre
presentes y ausentes a los efectos de la contra
tación por nuevos medios tecnológicos. En sentido, Menéndez, J., ob. cit., pp. 285-286, entiende que
este
la distinción entre contratos entre presentes y entre ausentes no debe radicarse en la distancia de las personas
físicas que concurren al contrato sino en la
posibilidad de comunicación instantánea o mediante un intervalo
temporal consustancial al medio técnico empleado para manifestar la oferta y la aceptación. De este modo,
aunque las partes se encuentren físicamente en distintos lugares (incluso países), si la negociación contractual
se realiza a través de medios
que permiten la respuesta inmediata, como el chat, la videoconferencia o el
teléfono, se estará frente a un contrato entre presentes. Si el medio impone un intervalo temporal relevante
(como el telégrafo o el fax) estaremos frente a un contrato entre ausentes. Respecto del correo electrónico se
sostiene que, ante el carácter asincrónico y no simultáneo de la comunicación, el contrato acordado por este
medio debe calificarse como contrato entre ausentes. En términos similares, se pronuncia PINOCHET, R.,
ob. cit., pp. 200-215, aunque advierte que el ejercicio de atribuir esta categoría de contratos entre ausentes
y presentes resulta artificial y puede conducir a una inaplicabilidad de buena parte de la incipiente regula
ción sobre contratos electrónicos que se basa en la idea de que éstos se celebran entre
personas físicamente
distantes, puesto que lo probable es que este tipo de medios sea cada vez más utilizado por personas que
más
se encuentran físicamente cercanas pero que prefieren contratar de esta forma por las ventajas que presentan
depende de cada caso. Habrá que determinar cuándo llegó la propuesta, las fechas en que hay correos, etc.
Todo esto cae bajo las facultades de los tribunales de la instancia" (ALESSANDRI, A., Somarriva, M. y Voda-
NOVIC, A., Derecho Civil. Parte preliminar y Parte general, Ediar, Santiago, 1991, t. II, p. 199).
59
Hernán Corral Talciani
trato queda en el acto perfeccionado y produce todos sus efectos legales" (art. 101
puede ser enviada por vía electrónica o por cualquier medio de comunicación que
:^
PINOCHET, R., ob. cit., p. 229, señala que la teoría de la declaración no es conveniente ni para el
electrónico ni para el contrato en general, por negar el carácter recepticio de la aceptación y
contrato
permitir
que el oferente quede obligado sin que intervenga ni siquiera la posibilidad de conocer la aceptación. WAHL
Silva, Jorge, "Aspectos en la formación del consentimiento en los contratos electrónicos. Derecho chileno
6, 2002, p. 165, señala que el problema no es tan grave porque en una gama muy amplia de situaciones la
celeridad de las comunicaciones determina que el envío y la recepción de mensajes sea casi simultánea.
60
Contratos y daños por incumplimiento
esta norma, salvo que en el contrato se haya fijado un domicilio convencional para
efectos de la competencia judicial o laley aplicable26.
Debe destacarse que la norma se refiere a la residencia del aceptante y no al
lugar donde se encuentra el computador desde donde dio su aceptación.
contratación civil común existen varios actos solemnes. Por ejemplo, la promesa de
contrato debe constar
por escrito y la compraventa de inmuebles
(art. 1554 CC)
o de derechos hereditarios deben constar por escritura pública (art. 1801 CC).
Si se trata de un contrato electrónico la exigencia de que conste por escrito
para su
perfeccionamiento se cumplirá si el texto del contrato se ha producido por
medios electrónicos y consta la suscripción de las partes por una firma electrónica,
ya sea simple o avanzada. El art. 3o inc. Io de la Ley N° 19.799 dispone que los
contratos celebrados por medio de firma electrónica "se reputarán como escritos,
en los casos en
que la ley en los que la ley exija que los mismos consten de ese
modo...". Es lo que sucede cuando la ley impone la constancia por escrito como
formalidad o solemnidad. En realidad, no es que se repute que estén escritos,
puesto que el documento electrónico es un documento escrito, sólo el soporte es
diferente. Lo importante es que basta la firma electrónica simple para entender
que ellos han sido firmados. Otra cosa será el problema de probar la autenticidad
del documento que contiene el contrato electrónico, a lo que nos referimos más
adelante.
Si la solemnidad queexige al contrato es que conste por medio de instrumento
se
público (por ejemplo, escritura pública), será necesario que se utilice para su
una
26
La elección de jurisdicción y ley aplicable puede ser discutida tratándose de actos regidos por la Ley de
Protección de los Derechos del Consumidor, ya que sus normas
pueden entenderse como de orden público.
En este sentido, PINOCHET, R., ob. cit., pp. 250-251.
61
Hl RNAN CHORRA!. TALCIAM
a distancia. El plazo para ejercer este derecho es de diez días contados desde la
recepción del bien o desde la celebración del contrato si se trata de prestación de
servicios. El plazo amplía a noventa días si el proveedor no ha cumplido con
se
su
obligación de enviar confirmación del contrato conforme a lo previsto en el
art. 1 2 A, inc. 3o, de la misma ley.
El retracto puede ejercerse por los mismos medios a través de los cuales se
celebró el contrato electrónico. Con todo, se entiende que deberá procederse a la
devolución material del bien adquirido y a la devolución del precio.
En dos casos no se aplica este derecho a la contratación electrónica: Io) Cuando
el bien, materia del contrato, se haya deteriorado por hecho imputable al consu
midor y 2o) Cuando el proveedor haya dispuesto expresamente lo contrario27.
Civil. El art. 342 N° 6 CPC reafirma esta conclusión al disponer que serán con
siderados como instrumentos públicos en
juicio, siempre que se hayan cumplido
las disposiciones legales que les dan este carácter: "los documentos electrónicos
suscritos mediante firma electrónica avanzada"
Los contratos electrónicos que consten en instrumentos privados electrónicos
pero firmados con firma electrónica avanzada también producen plena prueba del
mismo modo que los instrumentos públicos (art. 5o N° 2 de la Ley N° 19.799).
Pero en este caso se
probatorio pleno la fecha, salvo que ésta
excluye del valor
"conste a través de un fechado electrónico otorgado por un prestador acredita
do". Esta excepción fue agregada por la Ley N° 20.217 de 12 de noviembre de
2007. De acuerdo al art. 2o, letra i), incorporada por la misma reforma, la fecha
electrónica es el "conjunto de datos en forma electrónica utilizados como medio
para constatar el momento en que se ha efectuado una actuación sobre otros datos
electrónicos a los que están asociados".
En tercer
lugar, el contrato otorgado a través de instrumento
privado electró
nico suscrito por medio de firma electrónica simple, tendrá el valor probatorio
que corresponda según las reglas generales (art. 5o inc. 2o Ley N° 19.799). Es
decir, para tener mérito probatorio pleno tendrá que se reconocido por la otra
parte o mandado tener por reconocido por sentencia judicial si es objetado
(art. 1702 CC).
El art. 348 bis del Código de Procedimiento Civil, agregado por la Ley
N° 20.217, de 12 de noviembre de 2007, dispone que la forma
produce la en se
intangible hace
se también por medio electrónico, en el computador del aceptante.
En estos caso, es difícil probar si hubo una ejecución efectiva y no defectuosa.
En todo caso, produce un incumplimiento se aplicarán las reglas generales
si se
-8
Un ejemplo de las posibilidades de la autorregulación lo
proporciona la administración chilena del
Registro de Nombres de Dominio CL (NIC Chile). Este registro es llevado por el Departamento de Ciencias
de la Computación de la Universidad de Chile, y funciona con mucha agilidad y sin mayores problemas, a
pesar de no tener hasta el momento cobertura legal. El mismo organismo ha establecido reglas y para casos
de conflicto contempla dos etapas: primero de mediación y
luego de arbitraje, que dirimen las cuestiones
en relación con la
presentadas inscripción de nombres de dominio.
64
Contratos y daños por incumplimiento
65
§ 4. El principio de buena fe en el derecho de LOS CONTRATOS:
obligaciones.
La primera de estas normas es la del art. 1545 CC que consagra la obligato
riedad general del contrato asimilando su fuerza vinculante a la de la ley: "Todo
contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes, y no puede ser
67
Hernán Corrai 1 mi iani
1
Un estudio histórico y dogmático sobre la materia se puede ver en GUZMÁN BRITO, Alejandro, "La
buena fe en el
Código Civil de Chile", en Revista Chilena de Derecho 29 (2002), 1, pp. 1 1-23.
2
Así, por ejemplo, FUEYO LANERI, Fernando, Instituciones de Derecho Civil Moderno, Editorial Jurídica
de Chile, Santiago, 1990, pp. 153-162; López Santa María, Jorge, Los contratos. Parte General, Editorial
Jurídica de Chile, 4a edic. Santiago, 2005 t. II, pp. 395-415; Saavedra Galleguillos, Francisco Javier,
"El principio general de buena fe" en Instituciones Modernas de Derecho Civil. al Femando
Homenaje profesor
Fueyo Laneri, ConoSur, Santiago, pp. 357-373. Alejandro GUZMÁN Britó, ob. cit., pp. 21-23, ha defendido
la unidad esencial de la buena fe, tanto objetiva como
subjetiva, en tanto ambas dependen de un paradigma
de \-aloración de la conducta del agente. Recientemente, se ha
postulado la recepción de la categoría de las
expectativas razonables para defender al contratante débil sobre la base de la extensión de la regla de la buena
te: PINOCHET Olwe, Ruperto, "La
protección del contratante débil: doctrina de las expectativas razonables",
en Gaceta Jurídica \"° 29", 2005,
pp. 27-34, esp. 31.
68
Contratos y daños por incumplimiento
Aunque no se trata de
estudio exhaustivo (se limita a los fallos que expre
un
propia a uno de los principios que marcan el desarrollo moderno del derecho
civil.
1. Tratativas precontractuales
Durante el siglo XIX y parte importante del XX, la jurisprudencia de los tri
bunales chilenos no
parece haber sentido la necesidad de utilizar el principio de
buena fe objetiva para resolver conflictos suscitados en las fases previas a la cele
bración de un contrato. Tal vez
haya contribuido a esta ausencia el que la norma
3
Sobre las citas de fallos y las revistas y bases de datos de las cuales se han extraído, rogamos ver las
advertencias en el inicio de este libro.
69
1 I ,S CORRAL TALCIANI
csc
precio al hacer redactar ante notario la escritura de compraventa definitiva y
sus
obligaciones, de manera precio que estaba adeudado no lo
que si el saldo de
entregó al prometiente vendedor fue por no haber concurrido éste a cumplir con
sus
propias obligaciones, colocando en ese evento al prometiente comprador en
la imposibilidad de dar oportuna satisfacción a esta parte de sus obligaciones" (C.
preliminar y, por lo tanto, mantiene la aplicación del art. 1 546 en la órbita formal
de la ejecución de un contrato: en este caso, el de promesa.
Sólo en los últimos años seha estimado que la norma debe ser aplicada para
correcto a las partes incluso antes de la celebración del
exigir un comportamiento
contrato y aun cuando no
haya celebración previa de un contrato
preliminar5.
La cuestión se ha suscitado con de seguro y el deber de informa
el contrato
ción que se impone al asegurado. Este deber adquiere especial relevancia en los
4
Énfasis añadido.
1
La Corte de Talca en sentencia de 8 de noviembre de 1999 señala
que la responsabilidad precontrac
tual. sea
que se rija por las reglas de la responsabilidad contractual o de la extracontractual, se fundamenta
en el respeto a la buena fe y a la lealtad, "que han de regir las relaciones habidas entre quienes llevan a cabo
pública, la Corte Suprema casó la sentencia y rechazó la demanda por inexistencia del contrato invocado
(C. Sup. 22 de noviembre de 2001, G] N° 257, p. 56). Más clara en establecer
que la ruptura arbitraria e
irrazonable de las tratativas
previas a un contrato generan responsabilidad por violación al principio de buena
fe es la sentencia de Corte de
Concepción de 5 de junio de 1996, rol 1374-93, publicada con comentario
favorable de Domínüuez Benabente, R., Domínguez Águila, R. y Domínguez Hidalgo, C, "Respon
sabilidad precontractual. extracontracrual, retiro inmotivado de las negociaciones preliminares", en Revista
de Derecho (Universidad de Concepción), 199 (1996), pp. 179 y ss.
70
Contratos y daños por incumplimiento
Para afirmar la existencia de este deber de información las Cortes suelen invocar
el art. 556 N° 1 del Código de Comercio que establece que el asegurado está obli
gado "a declarar sinceramente todas las circunstancias necesarias para identificar la
cosa
asegurada y apreciar la extensión de los riesgos". Pero, al parecer, no sienten
que la invocación de la norma legal sea suficiente, y acompañan la fundamentación
del deber de información en el principio de buena fe6.
Veamos los casos. La Corte de Apelaciones de Concepción resolvió que si el
afiliado a la Isapre no sólo no había declarado la preexistencia de una enfermedad
pondiente a la pregunta de si había sido tratado antes por una enfermedad crónica,
infringe "gravemente el deber de información a su contraparte que le imponía el
principio de buena fe que impera en la celebración de los negocios jurídicos..."
(C. Concepción, 12 de noviembre de 2001, confirmada por sentencia de Corte
Suprema de 13 de febrero de 2002, rol N° 4582-2001, N° 19309). Debe notarse
la ampliación del art. 1 546 CC, que no viene ya mencionado expresamente por la
sentencia: se habla de que el principio impera no sólo en la ejecución del contrato
sino en su "celebración".
Mucho más categórico en cuanto a la extensión del
principio de la buena fe,
es un reciente fallo de la Corte de de
Apelaciones Santiago, confirmado también
por la Corte Suprema, ahora en relación con un
seguro de desgravamen. La Corte
exime a la compañía aseguradora de pagar la indemnización en virtud de que la
muerte del tomador-asegurado se debía a una enfermedad preexistente (diabetes)
se aplican alos seguros de transporte terrestre o marítimo, y ya que en el contrato de seguro no se había
estado de salud por lo que se debía entender incluido cualquiera (C. Valdivia, 14 de
especificado ningún
junio de 1935. RDJ t. 35, sec. 2' p. 65).
71
Hernán Corral Talclani
que trazó el Código Civil en las reglas que tratan de los vicios del consentimiento
(arts. 1452 y siguientes), puesto que se sancionan con la rescisión del contrato
no sólo las declaraciones falsas o erróneas sino la sola reticencia del asegurado
que "La inteligencia y aplicación del principio de la bona fidei, tiene por ende
tanta relevancia el seguro, como que
en
importa su consagración un verdadero
imperativo de ultra bona fidei"7.
Pero el principio de buena fe no sólo es útil para fundamentar el deber pre
contractual de información sino también para moderarlo y reducirlo a sus justos
límites. De este modo la Corte de Apelaciones de Santiago establece que no
incumple el deber de información y, por tanto, no es causal legítima para que la
Isapre (aseguradora) ponga fin al contrato, el hecho de que el tomador omitiera
declarar los episodios depresivos e hipomaníacos que sufría una de sus hijas bene-
ficiarias. La Corte tomó en cuenta que la hija sólo solicitó prestaciones médicas
después de un largo período de tiempo desde la celebración del contrato (del 3 1
de julio de 1997 al 23 de febrero de 1999), que los episodios anteriores no eran
constitutivos propiamente de una enfermedad preexistente y que, por tanto, no
eran
objeto del deber de información. La sentencia lo afirma de este modo: "Que
en estas circunstancias, el cuadro
depresivo que afectó a la beneficiaría en su
adolescencia, aparece como un antecedente aislado y, por lo demás sólo referido
por ella misma, y no como una patología preexistente y necesario antecedente
del episodio que motivó la hospitalización. El
principio de buena fe que impera
. .
El fallo fue redactado por el abogado integrante Rafael Gómez Balmaceda. En otro fallo se ha afirmado
d deber de informar como pane del principio de la buena fe para efectos de rehabilitación de una de
póliza
seguro automotriz (C. Santiago 9 de mayo de 2005, GJ N° 299, p. 182).
72
Contratos y daños por incumplimiento
a
otorgar bonificación alegando la falta de información de una enfermedad
una
Es sabido que el
principio de buena fe en la experiencia internacional se aplica
también al de la celebración del contrato muchas veces relajando las
momento
exigencias que las normas clásicas establecen para la operatividad de los vicios del
consentimiento o para dar cabida a reparaciones en el caso de los llamados vicios
que entre los fundamentos jurídicos del fallo no se cite el precepto del art. 1546
8
sentido, se pronuncia la misma Corte pero ahora fundada además en que la Isapre había
En similar
aceptado pagar bonificaciones: "Que, la conclusión precedente encuentra sólido apoyo en el hecho indes-
las
mentible que la decisión de poner término al contrato se produce dos días después que dicho Órgano de Salud
Privada accedió a pagar el total de las prestaciones soportadas por la afiliada, lo que contraría abiertamente
la buena fe con
que los contratantes deben ajustar el cumplimiento de su obligación durante la vigencia del
contrato" (C. Concepción, 14 de septiembre de 2001 RDJt. 98, sec. 5a, p. 243; la sentencia fue confirmada
,
73
Hi rnan Corral Talciani
del Código Civil, aunque sí se invocan los arts. 1560 y 1563 sobre interpretación
contractual.
En un caso más reciente, el que se desecha la rehabilitación de un contrato
en
3. Efectos poscontractuales
No es
pródigajurisprudencia en la resolución de casos en los que
nuestra
10
El énfasis es nuestro. El fallo agrega que la buena fe ha sido entendida
por doctrina y jurisprudencia
"la rectitud de intención, la honorabilidad comercial, el deseo de actuar sin
como
perjudicar al otro con
tratante".
4
Contratos y daños por incumplimiento
disposiciones legales infringidas la del art. 1546 del Código Civil. La Corte Su
prema acoge la causal y casa la sentencia, al estimar que el principio de buena fe
impone que los intereses sean los mismos que los pactados contractualmente para
el crédito principal. La sentencia es
pródiga en consideraciones sobre la buena fe:
dice que "no resulta jurídicamente razonable y equitativo y pugna derechamente
con el art. 1 546 del
Código Civil, que se apliquen los intereses contractuales para
calcular lo que Sintra le debía a Corfo y otros distintos para el cálculo de lo que
Corfo deba restituirle a aquélla por el exceso percibido, ya que ambas obligacio
nes son el resultado del mismo contrato e inciden en una misma liquidación..."
(C. Sup., 27 de julio de 1998, RDJt. 95, Ia, p. 1 10); agrega el fallo que la
sec.
propios: "llevada al campo contractual esta doctrina es la que más se aviene con
la justicia y equidad y con la buena fe contractual que exige de todas las partes el
artículo 1546 del Código Civil".
No escapa a la consideración de la Corte Suprema que la obligación de Corfo
de pagar intereses sobre la diferencia del producto del remate es un efecto no
propiamente contractual sino poscontractual y, por tanto, cae fuera del alcance de
la letra del art. 1 546 del Código Civil que se refiere únicamente a la buena fe en
un contrato de
compraventa. Más aceptable sería predicar la inclusión de esta
1 1
La Corte invoca la autoridad del tratadista de derecho civil René Abeliuk, quien sin abordar el proble
ma concreto, afirma que el contrato termina naturalmente cuando se han
cumplido todas las obligaciones y
ya no da lugar a otra entre las partes (Las Obligaciones, Editorial Jurídica de Chile, 5a edic, Santiago, 2008,
t. I, N°161,p. 176).
75
Hernán Corrai Talciani
La extensión de la regla en
profundidad nos lleva a analizar la manera en la
que los tribunales chilenos están aplicando el principio de buena fe a la vigencia
de la relación contractual.
La relación entre el art. 1545 del Código que establece que el contrato es una
ley para las partes y el art. 1 546 CC sobre su ejecución de buena fe no siempre es
de oposición como podría parecer a primera vista. En muchos casos la invocación
de la buena fe la utilizan nuestros tribunales para reforzar la fuerza obligatoria de
lo pactado contractualmente. Junto con el principio de no ir contra los propios
actos, la ejecución de buena fe se interpreta como una exigencia primaria de no
Código Civil impedía al Fisco que había vendido en remate una propiedad alterar
las bases del remate mediante
decreto que ordenaba su inserción en la escritura
un
En parecido sentido, se condena a la demandada a indemnizar los perjuicios por incumplir un contrato
de arrendamiento de un fundo
otorgado por escritura privada y no obstante dado en arrendamiento por
escritura pública a un tercero diverso del demandante. La sentencia de apelación invoca el art. 1 546. La Corte
Suprema rechaza la casación (C. Sup. 21 de septiembre de 1923, RDJt. 22, sec. l\ p. 452). Igualmente, se
declara nula la fianza hipotecaria constituida por el marido en bien de la mujer para garantizar un contrato
de arrendamiento, en transgresión de las instrucciones de ésta que lo facultaban sólo para otorgar la caución
Contratos y daños por incumplimiento
1545, 1546,
arts. 1560 y 1564 del Código Civil (C. Sup. 21 de enero de 1991,
RDJt. 88, sec. Ia, p. 6)13.
También se ha tenido en cuenta este alcance del principio de buena fe en los
contratos de adhesión. La Corte de Apelaciones de Santiago argumenta que Polla
Chilena de Beneficencia puede no excusarse de pagar la totalidad del premio
ningún daño sufrirá el adherente, máxime que los contratos, como se sabe, deben
hacerse de buena fe, sobre todo el que tratan estos antecedentes"
un contrato como
que estipulación fue independiente de las que constituyeron la promesa de venta, "y al celebrarse este que
esta
es una para los contratantes debió cumplirse de buena fe dentro de los términos estipulados (art. 1546
ley
del Código Civil)" (C. Sup. 2 de agosto de 1941, RDJt. 39, sec. Ia, p. 176).
1
La sentencia pone de manifiesto la estrecha relación que puede haber entre buena fe objetiva y buena
(mala) fe subjetiva.
77
Hernán Corrai Tauiani
pado por voluntad del empleador previo pago de una indemnización convencional
superior a la legal, por lo que pretender ahora una indemnización por lucro cesante
atenta contra la doctrina de los actos
propios como principio general fundado en
la buena fe (cita a Fernando Fueyo14). La Corte Suprema rechazó el recurso de
casación interpuesto por infracción, entre otras, de la norma del art. 1546, por
defecto de formalización, pero precisó, a mayor abundamiento, que la deman
dante "no puede ahora... discutir la eficacia del acto que nació a la vida jurídica
apelada aduciendo que ésta al calificar de laboral la relación "tergiversa los libres
y consentidos acuerdos, basados en el principio de la buena fe, producidos entre
las partes para cada caso, que la demandante supo desde el principio la naturaleza
de los servicios profesionales especializados a prestar, por veinte horas semanales,
sujeta a honorarios y
regulado por el estatuto jurídico que norma a los servicios
públicos" (C. Santiago 18 de enero de 2005, t7/N° 295, p. 285).
El acudir al principio de buena fe le permite a la Corte de Santiago tener por
correcta la terminación
anticipada de un contrato de prestación de servicios sin
necesidad de declaración judicial y negar al demandante la acción resolutoria por
no haber
cumplido con el deber de prestar garantía hipotecaria como lo exigía el
contrato.
Según la Corte el art. 1552 del Código Civil trasunta el principio de
buena fe (C. Santiago 1 5 de septiembre de 2004; la casación fue rechazada por
C. Sup. 25 de julio de 2005, GJ N° 301, p. 133).
14
Fi eyo, F., ob. cit., p. 310.
78
Contratos y daños por incumplimiento
79
Mi rsan Corrai Talciani
|S
Y.i antes, la Corte de Concepción había señalado que transgrede la regla de la buena fe el vendedor
que sin conocimiento de los dueños del establecimiento comercial comienza a formar una sociedad mercantil
de un rubro análogo al de aquél, por lo que se justifica la terminación del contrato de arrendamiento de
servicios (C. Concepción 19 de noviembre de 1906, RDJ t. 4, sec. 2a, p. 108, cons. 7o). En 1923, la misma
Corte Suprema se había negado a casar la sentencia que argumentaba sobre la base del art. 1 546 para crear
deberes contractuales implícitos. En el caso, se discutía si un contrato por el cual se vendió un inmueble
con la reserva de que los derrames de agua pertenecerían al fundo del
comprador-demandante, se alegó por
los demandados que dichos derrames sólo se producían fuera del fundo gravado por lo que no era posible
entregarlos al no tener derechos sobre predios ajenos. El tribunal de primera instancia en considerando hecho
suyo por la Corte de Santiago estimó que los contratos obligan también a las cosas que emanan precisamente
de la naturaleza de la obligación y "es evidente que al convenir el señor Calvo.
. en que el señor Márquez se
.,
reservaba para sí los derrames del Tambo se obligó el dueño de éste a entregárselos, o sea a no ejecutar en su
predio acto alguno para impedir el uso y goce de ellos, siendo por lo mismo esta circunstancia una limitación
especial del dominio de los demandados sobre el fundo el Tambo". La casación fue rechazada (C. Sup. 13
de enero de 1923, RDJ t. 22, sec. Ia, p. 1 14).
16
Si bien el voto en contra del abogado integrante Luis Cousiño Mac-Iver, quien opinó que el
con
recurso de
queja debía acogerse porque respecto del cumplimiento de un contrato no podían estimarse las
utilidades de una explotación en forma arbitraria sobre la base de cálculos, "especialmente si se considera
que el informe del perito revaloriza la moneda para actualizar el monto de dichas utilidades, lo que no se
encuentra justificado en
ningún texto
legal".
80
Contratos y daños por incumplimiento
con los
prestadores seleccionados sino a garantizar que éstos presten efectivamente
la atención médica cuando el beneficiario lo requiera. La Corte recurriendo al prin
cipio de buena fe afirma que esta obligación aunque no haya sido explicitada debe
entenderse contenida en el contrato por emanar de la naturaleza de la obligación
expresada: "Además, en virtud del principio de buena fe contractual, contemplado
en el artículo 1 546 del
Código Civil las ISAPRES no sólo están obligadas al tenor
de lo que expresen los contratos, sino a todas las cosas que emanan de la naturaleza
de la obligación, por lo que, precisado el objeto de las ISAPRES, es necesario que
se
encarguen de convenir de la forma que estimen conveniente con los prestadores
de salud, la manera de conseguir que los beneficiarios de cualquier tipo de plan. . .
mejores condiciones de salud, pero que no pueden garantizar que las prestaciones
se
otorguen cuando más se necesitan" (cons. 3o)17.
impartida por laSuperintendencia que imponía a estas instituciones la responsabilidad por la prestación
de los beneficios de salud en planes cerrados o con prestadores preferentes. La reclamante alegaba que al
imponer esas nuevas obligaciones el organismo estatal estaba yendo mucho más allá de lo que la ley y los
contratos de salud establecen.
81
Hi rnan Corral Tai i iani
obligaciones que le imponía su contrato, cuya ejecución debe estar imbuida del
principio de la buena fe contractual, incumplimiento que resulta especialmente
82
Contratos y daños por incumplimiento
través de las restantes causales enumeradas en el art. 160 del Código del Trabajo
(C. Santiago 10 de julio de 2003, 67/ N° 277, p. 268).
El
principio de buena fe es invocado también cuando se trata de resolver sobre
la calificación jurídica de un contrato. Así, por ejemplo, se da valor a unas
exacta
precio. La Corte de
Valparaíso sostiene que la interpretación que debe preferirse
es la
que confiere algún efecto a las cláusulas del contrato "y ya que los contratos
deben ejecutarse de buena fe" (Corte de Valparaíso; la casación en el fondo es
rechazada por C. Sup. 9 de julio de 1927, RDJt. 25, sec. Ia, p. 213).
Más modernamente el principio de la buena fe es utilizado por los tribunales
18
Por su
parte, la Corte Suprema ha estimado que la circunstancia de que el Jefe de Producción de una
fábrica mantuviera relaciones amorosas con la cónyuge de su empleador, que se desempeña como cajera, es
una falta que hace justificado el despido, en atención a los arts. 1545 y 1546 del Código Civil. La Corte,
acogiendo el recurso de queja, revoca la sentencia de segunda instancia y confirma la de primera que contiene
este razonamiento: C. Sup. 26 de octubre de 1989, RDJ t. 86, sec. 3a, p. 248.
83
Hernán Corral Tai a an i
sobre la buena fe, sitúa al art. 1 546 del Código Civil como el primer precepto
de sus fundamentos de derecho. La Corte Suprema rechazó los recursos de casa
ción que fueron presentados en su contra (C. Temuco 3 1 de diciembre de 1 996;
C. Sup. 26 de marzo de 1997, 6/N° 459, p. 223).
19
Cfr. también C. Santiago 18 de enero de 2005, C7/N° 295, p. 285.
84
Contratos y daños por incumplimiento
85
Hkrnan Corral Talciani
todo el resto del precio" (C. Concepción, 13 de julio de 1981, RDJ t. 78, sec. 2a,
p. 124). La buena fe objetiva viene reforzada en este caso con una consideración
propia de la buena fe subjetiva: señala la sentencia que al haber el comprador
explotado largos años los predios y sólo aducir el incumplimiento del vendedor
para negarse a pagar las dos últimas cuotas del precio, "es obvio que esta conducta
del ejecutado. no está amparada por la buena fe, que como se dijo antes es un
. .
20
Otros rallos de la época que invocan el art. 1 546 del
Código Civil para interpretar cláusulas de contratos
de arrendamiento son el de C.
Santiago 8 de agosto de 1 927; con casación rechazada por C. Sup. 7 de agosto
de 1928, RDJt. 26, sec. 1», p. 436; C. Santiago Io de julio de 1937, RDJt. 36, sec. 2a, p. 9. En otro caso,
el tribunal de primera instancia califica de compraventa un contrato que permite a los demandantes recoger
madera de un monte del demandado e interpreta que del contrato no puede sostenerse que les vendió toda la
leña del fundo ni que el vendedor les concedió el privilegio de que fueran los únicos explotadores del bosque.
Cita los arts. 1 545 y 1 546 entre los fundamentos de derecho. La Corte de Apelaciones confirma la sentencia
y la Corte Suprema rechaza la casación (C. Sup. 17 de julio de 1928, RDJt. 26, sec. Ia, p. 369). Respecto
de la buena ejecución de un contrato de mandato en que el mandatario hace gestiones que también tienden
a satisfacer un interés
suyo propio: C. Sup. 28 de abril de 1938, RDJt. 35, sec. Ia, p. 483.
86
Contratos y daños por incumplimiento
caso de haber transcurrido el plazo legal, (que en títulos de crédito como letras y
pagarés apenas de un año), desde que se dejó de cumplir una cuota sin que el
es
Son pocos los casos en los que los tribunales emplean la regla del art. 1 546 o
por cambio de deudor. La Corte razona sobre la base del fin práctico del contrato
y sostiene que el demandante no tiene interés demandar la nulidad ya que
en
obtuvo todo lo que perseguía en la promesa: la parte en dinero del precio fue
21
Sin embargo, la Corte Suprema ha fallado en contra sosteniendo que si bien la cláusula de aceleración
es establecida en favor del acreedor ello no
significa que no pueda producir efectos también en favor del
deudor. En voto disidente el Ministro Efrén Araya Vergara sostiene que el art. 1 546 se opone a que la cláusula
termine favoreciendo al deudor que incumple su obligación (C. Sup. 14 de abril de 1997, GJ N° 202, p. 25).
Cfr. también C. Sup. 13 de julio de 1993, C7/N° 157, p. 29.
22
El fallo cita a
Jorge López Santa María, Luis Diez-Picazo y Charles Fried. Lo redacta el abogado
integrante Luis Bates.
87
HeknAn Corral Talciam
pagada y se
extinguió respecto de él la deuda "ex Cora". Que esto haya ocurrido
de una manera diferente a lo prev isto no afecta en nada el cumplimiento de sus
intereses contractuales. A mayor abundamiento, sostiene la Corte que conforme al
art. 1 546 los contratos deben ejecutarse de buena fe, "sin apego a la letra rigurosa
literalidad inflexible para dar menos ni para exigir más, arbitrariamente, al influjo
de un interés propio y mezquino; antes bien, debe dejarse expresar al contrato
ampliamente su contenido". Agrega que para esta interpretación no debe dejarse
de atender a factores que pudieran fundarse en la naturaleza del pacto, en la cos
tumbre o en la ley. Estima la Corte que, en este caso, es la ley la que contribuye
a
ampliar el sentido literal del contrato: "Esto último por ejemplo, cuando una
nueva
ley amplía las fuentes de extinción de una deuda ex Cora" (C. Pdte. Aguirre
Cerda, 4 de marzo de 1988, RDJt. 85, sec. 2a, p. 9)23.
Otro ejemplo de esta forma de aplicación del art. 1 546 del Código Civil nos
lo proporciona el litigio entre una Universidad y una empresa constructora. La
Universidad demanda porque la empresa no había dado cumplimiento oportuno de
las obras contratadas y ésta se defiende alegando que no había podido hacerlo por
una toma de los recintos por parte de alumnos de la demandante. En el contrato
se señalaba que el caso fortuito era de calificación exclusiva de la Universidad.
infracción del art. 1 546 del Código Civil. La Corte Suprema señala que los jueces
de fondo han hecho una
aplicación correcta de la señalada norma, ya que del hecho
de que el contrato entregue a la Universidad la facultad de declarar los eventos que
constituyen caso fortuito o fuerza mayor, no se sigue que tal declaración pueda ser
arbitraria o contraria a las normas
legales que definen esos eventos (C. Sup. 29 de
enero de 2002, RDJt. 99,
sec. Ia;
p. 25).
Un línea fue fallado por la Corte de Apelaciones de San
tercer caso en esta
El redactor de la sentencia es don Fernando Fueyo Laneri, eminente profesor de Derecho Civil.
88
Contratos y daños por incumplimiento
implícitos sino para integrar el contenido del contrato cuando se detectan vacíos
o
lagunas en la
regulación contractual.
Así, en un antiguo fallo de Corte Suprema se señala que la condición resolu
toria tácita es de aquellas cosas que se entienden pertenecer a la naturaleza del
contrato, aun sin estar expresamente incluidas. En el caso, el demandante pedía la
resolución del contrato de compraventa de un vehículo, por haberse éste vendido
por el vendedor a un tercero. Los tribunales de instancia
acogieron la resolución
solicitada. El vendedor recurrió de casación por vulnerar el fallo de apelación,
entre otras, la norma del art. 1 546 del
Código Civil. La Corte Suprema rechazó
el recurso
y señaló "que la buena fe con que deben ejecutarse los contratos obliga
no sólolo que en ellos se expresa, sino o todo aquello que emana precisamente
a
infringe las disposiciones señaladas. Sobre si debe prevalecer la norma del art. 1489
por sobre la facultad de desistimiento, dice la Corte que "La cuestión la resuelve
expresamente el artículo 1 546 del Código Civil al disponer que en las convenciones
prima la ley del contrato, esto es, sus cláusulas escritas, lo que en ella se expresa.
En efecto, la redacción misma del precepto legal lo confirma al consagrar que:
Los contratos [...] Al emplear dicho artículo la conjunción adversativa sino
precedida del modo adverbial no sólo establece una forma de construcción de la
oración que denota adición de otro u otros miembros a la cláusula, cabe decir se
89
Hi knan Corral Talciani
agregan a las cláusulas escritas las cosas tácitas que por su naturaleza pertenecen
al contrato, dándoles a aquéllas el carácter de principales" (C. Sup. 13 de agosto
de 1956, RDJt. 53, sec. Ia, p. 165).
aplicación del principio de buena fe supera incluso los marcos del concep
La
to estricto de contrato. Esta
aplicación genérica puede abarcar la interpretación
de otros negocios jurídicos no contractuales, los derechos reales, el ejercicio de
acciones tanto personales (no derivadas de contrato) como reales, la forma de
90
Contratos y daños por incumplimiento
por el asegurado24.
La Corte
Suprema, por su parte, ha tenido ocasión de señalar que el principio
de buena fe debe inspirar el proceso de negociación colectiva entre trabajadores
y empleadores y la celebración de un contrato colectivo de trabajo, por cuanto se
trataría de un principio que integra el espíritu general de toda nuestra legislación
(C. Sup., 23 de agosto de 1999, FMN° 489, p. 1777). En el caso se discutía si
debía aplicarse una norma del Código del Trabajo que impone, en caso de ausen
cia de respuesta del empleador, que se tenga por contrato colectivo el proyecto
24
En un caso más antiguo se
aplica el principio a la partición de bienes. La Corte de Apelaciones al no
acoger la demanda de nulidad de una partición, rechazando varias causales alegadas, entre ellas la de haberse
omitido algunos bienes, cita en su apoyo la disposición del art. 1 546. La Corte Suprema rechaza el recurso
de casación en el fondo (C. Sup. 3 de septiembre de 1937, RDJt. 35, sec. Ia, p. 1).
25 En el un médico titulado en la Unión Soviética y cuyos estudios fueron reconocidos en Ecuador
caso,
pretendía que su título fuera reconocido en Chile sobre la base del acuerdo internacional de reconocimiento de
estudios que rige entre Chile y Ecuador. La Corte rechazó el recurso de protección y sostuvo que el Ministerio
de Relaciones Exteriores, al denegar la aplicación del acuerdo, no había procedido ¡legalmente.
91
Hi kvas Corral Talciani
tercero
que tiene interés en la nulidad pero que no ha sido parte del contrato.
En un caso fallado por la Corte de Apelaciones de Santiago, se resolvió que si
el heredero del vendedor había primero intentado la acción de rescisión de lesión
enorme de la
compraventa sin seguir adelante el pleito, no procedía que preten-
-b
Dice expresamente el rallo: "... la parte demandada al basar su defensa en esos términos ha venido a
contrariar o desconocer su conducta anterior claramente manifestada en los aludidos contratos de arrendamien
to. Por lo tanto... resulta
insoslayable invocar en la especie la doctrina que ha ido acogiendo la jurisprudencia
de un
tiempo a esta parte conocida como los actos propios que se basa en la regla que se inspira en la buena
fe y que consiste que a nadie es lícito hacer valer un derecho en contradicción con su anterior conducta lo
que concierne al principio que impide las conductas contradictorias y que se plasma en la máxima venire
contra factum propium non valet (cons. 4o).
92
Con tratos y daños por incumplimiento
procedía que los herederos del vendedor (en pública subasta) de una propiedad
ejercieran la acción reividicatoria en contra de quien actualmente poseía esa pro
piedad en virtud de un título que derivaba del comprador, fundándose en que esa
primera compraventa no había sido inscrita en el Conservador de Bienes Raíces
(es decir, no se había efectuado la tradición como modo de adquirir). La Corte
estimó que en este caso el demandado tendría derecho a citar de saneamiento no
sólo a su vendedor directo sino a sus antecesores, dentro de los cuales está el ven
dedor ahora difunto que necesariamente debería ser representado por los mismos
herederos que son a su vez los demandantes. De esta manera, juzga incompatible
la acción de dominio con la obligación contractual de saneamiento y estima que
debe rechazarse la demanda reivindicatoría, entre otras razones porque la senten
cia de alzada al acogerla infringía el art. 1 546, ya que —sostuvo la sentencia— "ha
olvidado ese precepto legal al dar cabida a la acción de la parte vendedora en el
contrato aludido incompatible con una de sus dos obligaciones primordiales e
insustituibles para con el comprador, lo que estaría en pugna con la buena fe con
que deben ejecutarse los contratos, que impone ante todo el sometimiento a las
27
La sentencia fue redactada por el abogado integrante Rene Abeliuk, destacado tratadista de derecho
civil.
93
Hi knan Corral Talciani
RDJ t. 31, sec. Ia, p. 29, con nota aprobatoria de Arturo Alessandri Rodríguez).
Como vemos, la Corte llega a decir que la necesidad de cumplir un contrato puede
ser tan fuerte
que incluso impide ejercer una acción reivindicatoria que
resulte
de los deberes contractuales. En este caso, la ejecución
incompatible con
alguno
de buena fe de un contrato es oponible al titular de una acción real.
Otro supuesto en que el razonamiento judicial discurre por similares derroteros
tiene un planteamiento más tortuoso en los hechos. En el caso, un menor es nudo
general de derecho que se funda en la buena fe" y que el derecho alegado por el
padre usufructuario "resulta desde luego insostenible [. .] por ser atentatorio a la
.
buena fe que se consagra en el artículo 1 546 del Código Civil, pero que órbita en
toda la legislación chilena y mundial, lo que resulta absolutamente incontestable"
(C. Valparaíso, 25 de julio de 1996, RDJt. 93, sec. 2a, p. 87)28.
28
Empero la Corte además basó la sentencia en que el tenedor no había llegado a detentar el bien sin
conocimiento del dueño y sin previo contrato, sino que existía la
promesa de compraventa inicial en la cual
el demandado era continuador (por la cesión de derechos
litigiosos) y había conocimiento de ello por el
propietario y usufructuario.
9t
Contratos y daños por incumplimiento
el tribunal apreciarla en conciencia y según la impresión que le haya merecido la conducta de las partes
durante el juicio y la buena o mala fe con que hayan litigado en él".
95
Hl RS \\ CORRAL TALCIANI
demandantes pese a que estaban obligados a respetar la buena fe con que se litiga,
procediendo a ocultar un antecedente que resultaba vital para la justificación de
las existencia de uno de los actores..." (C. Santiago 24 de mayo
pretensiones y
de 2000, GJ N° 239, p. 81). La Corte terminó declarando que al no existir una
de las partes pudo haber juicio ni sentencia que produzca cosa juzgada30.
no
los fundamentos de su fallo era el principio de buena fe: "El Acto de Autoridad
o el Acto Jurídico Administrativo, debe estar inspirado en el principio general
que es la base de todo régimen de derecho, la buena fe, por tanto no puede
procederse arbitrariamente en una expropiación, ella como se ha dicho, debe
cumplir los fines de bien común y de función social que es su fuente esencial"
(C. Sup. 9 de octubre de 1981, RDJ t. 78, sec. 5a, p. 207).
litigado" (C. Santiago, 7 de junio de 1993, RDJ, t. 90, sec. 3a, p. 103: la Corte se fundó en esta doctrina para
no dar
lugar a la reclamación de prestaciones previsionales que el demandante sólo solicitó en la demanda y
no incluyó en la reclamación
que hizo previamente ante la Inspección del Trabajo).
31
La misma Corte la buena fe para dar por configurado el delito de presentación de testigos
recurre a
falsos en juicio civil en el que dicha presentación ocurrió en una gestión voluntaria de autorización
caso en
para enajenar: "Que desde de punto de vista del principio formativo de los procesos de la 'bonna fidis' no
puede justificarse el proceder del profesional abogado, auxiliar por excelencia de la administración de justicia,
y la pretensión de absolución porque ello podría facilitar la comisión de irregularidades en la tramitación de
los asuntos no contenciosos, si no se les considerare como juicios civiles como lo demuestra el propio juez"
(C. Sup. 12 de julio de 1995, RDJt. 92, sec. 4a, p. 1 17).
96
Contratos y daños por incumplimiento
Estando incorporado en una norma legal como el art. 1 546 del Código Civil,
la aplicación del principio de buena fe por los tribunales de instancia debería
ser controlable a través del recurso de casación en el fondo cuando la sentencia
recurrida infringe la y la infracción ha influido sustancialmente en lo
norma
dispositivo del fallo (art. 767 del Código de Procedimiento Civil). Así lo afirma
la doctrina32.
97
Hernán Corral Talciani
4
contrato y la ley (C. Santiago 8 de septiembre de 2000, confirmada por C. Sup.
de diciembre de 2000, rol N° 4236, LegalPublishing^0 17815). La Corte, aunque
sin aplicarlo, refiere la existencia del principio en la interpretación de los tratados
(C. Sup. 5 de de 1987, RDJt. 84, sec. 5a, p. 1 1).
enero
En cambio cuando se trata de casar una sentencia dictada por una Corte de
Apelaciones por haber infringido la disposición del art. 1 546, la Corte Suprema
es más cautelosa, si no francamente reticente.
33
En igual sentido: C. Sup. 24 de julio de 1928, RDJt. 26, sec. Ia, p. 382; C. Sup. 10 de agosto de
193", RDJ y. 34, sec. Ia, p. 450. En el caso en que un Banco es condenado a restituir un depósito sin que
se
tenga en cuenta la remisión de fondos que hizo en virtud de una carta que no procedía del titular de la
cuenta, y en
alega ser nula la sentencia por violación de los arts. 1545yl546ya que el demandado se
que se
habría limitado cumplir el contrato, la Corte desecha el recurso diciendo, por una parte: "Que en lo que
a
98
Contratos y daños por incumplimiento
N° 170, p. 327; RDJt. 70, sec. Ia, p. 3). En el mismo sentido, la Corte Suprema
niega lugar a la casación sobre la base del art. 1 546
por considerar que éste "da
reglas interpretar los contratos, facultad que sólo compete a los jueces del
para
fondo" (C. Sup., 27 de septiembre de 1977, FMN" 226, p. 245: en el caso el
recurrente
alegaba que su crédito debía ejecutarse por la cantidad prevista en el
título ejecutivo más el reajuste).
En algunos fallos la Corte ya no echa mano de la doctrina anterior y entra
a considerar la
posible infracción al principio de buena fe contemplado en el
art. 1 546 delCódigo Civil, pero en la mayor parte de las veces parece encontrar
razones
para denegar la casación por estimar correcta la aplicación que le ha dado
el juez de la instancia. Aunque existen algunos casos fallados en 1921 (C. Sup. 17
de mayo de 1921, RDJt. 18, sec. Ia, p. 359; C. Sup. 4 de octubre de 1921, RDJ
t. 21, sec. Ia, p. 172 ), esta tendencia
jurisprudencial parece asentarse a fines del
siglo XX y comienzos del XXI. Así, frente a la alegación del recurrente de que el
fallo de instancia había violado el art. 1 546 al negar al arrendatario el derecho de
indemnización por vicios de la cosa arrendada en razón de que éste podía haberlos
conocido, la Corte Suprema estimó que el recurso debía rechazarse puesto que el
principio de la buena fe exigía al arrendatario verificar que la cosa se encuentre en
condiciones de ser usada (C. Sup. 3 de octubre de 1996, G/N° 196, p. 37). En
otra ocasión, la Corte consideró que no había infracción del art. 1 546 a
pesar de
que la sentencia recurrida había acogido la prescripción de la deuda en favor de
un deudor
que luego de negar su existencia en la gestión prejudicial de confesión
de deuda invocaba esta misma gestión el que se habría hecho
como momento en
apartarse del tenor literal de la ley y del contrato ocupando razones de equidad
o buena fe. Se trataba de una viuda que demandaba a la Compañía de Seguros
argumentando que a la fecha del deceso había caducado el contrato de seguro por
falta de pago de las primas. En efecto, la Compañía demandada argumentaba que
ella no había recibido el abono de las primas desde 14 meses antes de la muerte del
34 En un caso de preparación incorrecta de la vía ejecutiva por haberse citado a reconocer firma de una
factura que noestaba firmada por la demandada, ante la invocación de los arts. 1545 y 1546 del Código
Civil como normas
infringidas por la sentencia de segunda instancia, la Corte Suprema deniega la casación
simplemente por no ser "atinentes al caso" (C. Sup. 27 de diciembre de 2000, G/N" 246, p. 52).
99
H ERNAS CORRAL TALCIANI
ocuparse a falta de normas legales. También niega que se haya infringido por la
sentencia de apelación el principio de buena fe contemplado por el art. 1 546 ya
De ta última frase, es
posible colegir que otro hubiera sido el dictamen de la Corte si se hubiera
probado que el asegurado confiaba en
que las primas habían sido descontadas regularmente por medio de
su tarjeta de crédito.
100
Contratos y daños por incumplimiento
En los últimos años aparecen al menos tres sentencias en los que el acogimiento
del recurso de casación se funda en la infracción del
principio de buena fe. En
una de ellas se discutía si un saldo de precio de una
compraventa debía pagarse
con
reajuste, según lo estipulado en el contrato (como sostenía el recurrente) o
sin él ya que una ley posterior que concedió ventajas a los deudores en cuanto a
intereses y otras materias no contempló la reajustabilidad (como juzgaba el fallo
recurrido). La Corte estimó que el reajuste era procedente ya que se contemplaba
en el contrato
estipulado por las partes no modificado en esta materia por la ley
especial invocada por el demandado y recurrido. En el caso, la Corte consideró
que se habían vulnerado conjuntamente los arts. 1545 y 1546 del Código Civil
y casó la sentencia de instancia que no concedía la reajustabilidad (C. Sup. 29 de
abril de 1997, C7/N° 204, p. 17).
Otra sentencia que acoge la casación fundada en el principio de buena fe es
más reciente. También hemos tenido oportunidad de referirnos a ella al tratar de
los efectos poscontractuales. El caso
fijación de la tasa de
decía relación con la
interés que debía aplicarse a
la obligación del acreedor prendario de entregar al
deudor la diferencia entre lo obtenido por medio de la subasta de la prenda y el
monto efectivo del crédito caucionado. La Corte consideró
que el proceder del
tribunal de alzada de no aplicar el interés contractual a esta obligación "pugna
derechamente con el art. 1546 del Código Civil" (C. Sup. 27 de julio de 1998,
RDJ t. 95, sec. Ia, p. 110) y anuló sentencia, dictando una de reemplazo donde
se invoca como fundamento de derecho el principio de buena fe
recogido en la
norma del
Código Civil tantas veces citada.
Trabajo que permite el despido por falta de probidad. Entre los argumentos para
considerar que el actor había actuado incorrectamente tuvo presente la regla de
que los contratos deben cumplirse de buena fe (C. Sup. 15 de abril de 2003, GJ
N° 274, p. 270)36.
36 El considerando es de tortuosa redacción: "Que, por lo razonado, la reglamentación referente a
la actividad y desempeño del gerente de una sociedad anónima contemplada en la ley que las rige, debe
adicionarse también con la normativa el artículo 1546 del Código Civil que trata de la buena fe con
de tener por incorporados a los mismos las cosas que emanan de su
que deben ejecutarse los contratos y
101
Mi i;n\n Cokrai Tai ( maní
para negar la procedencia del recurso, a veces como una afirmación de principio
que niega el carácter normativo de la buena fe objetiva: sería una cuestión de
hecho determinar si una actuación respeta o viola el principio de buena fe; en
otras ocasiones por considerar
que la sentencia impugnada no ha infringido el
art. 1 546 del Código Civil toda vez
que la interpretación que asume es con
gruente con esa buena fe.
naturaleza aunque no se hubieren expresado, dado que, a lo menos, debe entenderse que empleadora y em
pleado coincidían en ello, no obstante no haberse escriturado el contrato que celebraron" (cons. 14°). Un caso
semejante aunque todavía radicado en sede civil es el resuelto por la Corte de Concepción (C. Concepción
19 de noviembre de 1906, RDJt. 4, sec. 2', p. 108).
102
Contratos y daños por incumplimiento
Sólo en
algunos pocos casos, los más de data reciente, la Corte se ha aven
turado a casar la sentencia fundándose que ella vulnera sin más el principio
en
103
§ 5. El ejercicio de la acción de nulidad por un
tercero no contratante
En las páginas que siguen intentamos elucidar una materia que, a nuestro
sólo en el caso de que se trate de la nulidad solicitada por una parte del negocio
en contra de la otra. Si bien vuelve a mencionarse a los terceros, esta vez se trata de
que nos
parece más relevante para efectos prácticos. Respecto de los actos jurídicos
unilaterales, como
pueden ser la oferta o el testamento, la actuación del tercero
105
Hernán Corral Tau iam
a) Líneas generales
mativa, puesto que se entiende que son las primeras interesadas en obtener la
nulidad. De allí que el artículo prosiga diciendo: "excepto el que ha ejecutado el
acto o celebrado el contrato, sabiendo o debiendo saber el vicio
que lo invalidaba",
y aquí alude específicamente a las partes, si bien para privarlas de su derecho a
pedir la nulidad. A contrario sensu, hemos de entender que la parte que celebró el
contrato sin saber ni deber saber el vicio, tiene interés en demandar la nulidad.
No sería posible alegar que el contratante no puede alegarla porque la nulidad lo
perjudicaría. La ley atribuye a la parte el derecho soberano a apreciar si le conviene
o no
pedir la nulidad.
Dicho lo anterior, es manifiesto que un tercero no contratante puede alegar
la nulidad, pero ahora sí siempre que demuestre que posee un interés en que se
declare. No se aplica al tercero (no sería concebible) la prohibición de saber o
haber sabido el vicio que invalidaba el acto. Este conocimiento real o potencial
en el tercero es indiferente,
ya que no dependió de su voluntad que el contrato
fuera celebrado.
106
Contratos y daños por incumplimiento
para la legitimación del tercero. De la contraposición que hace el art. 1683 del
Código Civil respecto de la legitimación del ministerio público que puede solicitar
la nulidad "en el interés de la moral o de la ley", se concluye generalmente que
el interés alegado por el tercero no puede ser meramente moral, sino que debe
ser de carácter
patrimonial, avaluable en dinero. Se agrega que debe tratarse de
un interés real
y no meramente hipotético, ser coetáneo y no sobreviniente a la
celebración del acto que se pretende anular y mantener actualidad a la fecha en
que se pide la declaración de nulidad.
La exigencia de patrimonialidad del interés ha sido la posición común en la
doctrina y la jurisprudencia1. Pero existen autorizadas opiniones en contrario que
señalan que se trata de un requisito que la ley no ha exigido, por lo que bastaría
un interés extramatrimonial o moral2. Por nuestra
parte, pensamos que no puede
exigirse que el interés sea pecuniario, ya que la ley no lo ha establecido y el antece
dente histórico del establecimiento de la norma más bien lleva a sostener
que fue
expresamente desechado3. Pero tampoco debiera ser homologado al interés que
habilita a actuar al ministerio público, es decir, el de la moral o la ley. No bastaría
alegar el interés superior por el cual la ley sanciona con la nulidad absoluta un
1
Se ha notado que en el Proyecto de 1853 se
especificaba expresamente que el interés debía ser "pecu
niario", pero la Comisión Revisora suprimió la palabra al parecer por preferir la redacción de DELVINCOURT:
"par tous ceux qui ont intéréf. Se estima que con ello la Comisión no entendió prescindir del requisito de
lapatrimonialidad sino únicamente significar que no se necesita que se acredite una cantidad determinada
como
perjuicio, bastando el interés en que no se altere la situación de fortuna. Es la explicación que da CLARO
SOLAR, Luis, Explicaciones de Derecho Civil chileno y comparado XII: De las obligaciones III, Editorial Jurídica
de Chile, reimp., Bogotá, 1992, t. VI, N° 1926, p. 607. La misma posición es sustentada por ALESSANDRI
Besa, Arturo, La nulidad y la rescisión en el Derecho Civil chileno (titula XX del libro IV del Código Civil),
Imprenta Universitaria, Santiago, 1949, N° 600, p. 549; Ducci Claro, Carlos, Derecho Civil. Parte general,
Editorial Jurídica de Chile, 3a edic, Santiago, 1994, p. 318; Vial del Río, Víctor, Teoría general del acto
jurídico, Editorial Jurídica de Chile, 5a edic, Santiago, 2003, p. 250; RODRÍGUEZ Grez, Pablo, Inexistencia
y nulidad en el Código Civil chileno, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1995, p. 210.
2
En este sentido, DOMÍNGUEZ ÁGUILA, Ramón, Teoría general del negocio jurídico. Editorial Jurídica
de Chile, Santiago, 1977, p. 221, aduciendo que la nulidad absoluta se justifica justamente por la defensa
de intereses superiores a los pecuniarios. Concuerda con la posición anterior, y señala que basta un interés
moral, LÓPEZ SANTA María, Jorge, "¿Tiene interés para alegar la nulidad absoluta de unas compraventas él
hijo mayor que, basado en la demencia del vendedor, acciona contra sus
padres y hermanas?", en Revista de
Derecho y Jurisprudencia, t. 86, Derecho, pp. 7 y ss.
El profesor López Santa María alude a un estudio del profesor Alejandro Guzmán Brito quien, des
art. 1683, llega a la conclusión de que la supresión de la palabra
de analizar la historia del
pués "pecuniario"
de los primeros proyectos, debe ser
interpretada como una ampliación del carácter del interés necesario para
demandar (López Santa María, J., ob. cit., p. 10).
107
Hkrnan Corral Taliiam
una mera
expectativa constituye un ¿Podría un posible heredero de un
interés real.
acreedor de un vendedor de una cosa embargada alegar la nulidad por violación
del art. 1464 N° 3 del Código Civil justificando que así se incrementará el patri
monio de su futuro causante? La respuesta general de la doctrina es negativa4, pero
existen algunos casos en los que algunos autores piensan que los futuros herederos
4
Alessandri, A., ob. cit., N° 600, p. 550; Domínguez, R., ob. cit., p. 224.
5
Alessandri, A., ob. cit., N° 602, p. 553; Domínguez, R., ob. cit., p. 221; Rodríguez, E, ob. cit.,
p.210.
6
C. Sup. 2 de abril de 1941, RDJt. 39, sec. Ia, p. 37.
La Corte Suprema fallo reciente ha señalado que el interés exigido debe ser "legítimo", esto es, que
en
se funde en un derecho "actual", o sea, que exista al momento de intentarse la acción (C. Sup. 20 de agosto
de 200", rol 21_S-1999,
LegalPublishing N° 36927).
108
Contratos y daños por incumplimiento
8
CLARO Solar, L., Explicaciones XII. De las obligaciones III... cit., t. VI, N° 1926, p. 606.
9
ALESSANDRI BESA, A., ob. cit., N° 603, p. 554. Sigue la doctrina sustentada en la sentencia de C. Stgo.
21 de agosto de 1939, cons. 21, refrendada por C. Sup. 2 de abril de 1941, RDJt. 39, sec. Ia, p. 37.
10
RODRÍGUEZ, P., ob. cit., p. 211, sostiene que puede tratarse de un interés derivado al aludir a los
casos de herederos o cesionarios de la persona directamente interesada. Nos parece que no se trata aquí de
un interés derivado, sino únicamente de que el derecho a demandar la nulidad ha sido transmitido o cedido
109
Hernán Corral Talclani
¿Qué sucede con los herederos de las partes del contrato afectado de un vicio
de nulidad absoluta? El art. 1683 del Código Civil, a diferencia de lo que ocurre
110
Contratos y daños por incumplimiento
14
Alessandri Besa, A., ob. cit., N° 654, p. 598. En el mismo sentido, Domínguez, R., ob. cit.,
p. 230; BARRIGA ERRAZURIZ, Gonzalo, nota a la sentencia de C. Sup. 27 de octubre de 1934, RDJ t. 32,
sec. 1»,
p. 100.
15 Cfr. VIAL, V, ob. cit., p. 254-255, quien advierte que se hace difícil pensar que el heredero pueda
tener en la declaración de nulidad de un acto o contrato un interés distinto al que hubiera tenido el causante
que lo celebró.
lo
Esta consideración no es
original y ha sido esgrimida también por quienes se
oponen a la exclusión
de los herederos por la torpeza de su causante, pero se le mezcla, a nuestro juicio indebidamente, con el
argumento de que los herederos no actúan como sucesores de la parte sino invocando un interés propio. A
nuestro juicio, ambas ideas son
excluyentes: si los herederos actúan como verdaderos terceros, entonces es
evidente que no
puede aplicárseles la sanción a una conducta que les es ajena.
111
HlRNAN ( lORRAl TaLCIANI
habilitar
menos
lejano? La opinión común ha concluido que no es
posible a estos
eventuales herederos, porque no tendrían un interés real, sino uno de carácter hipo
tético o una mera expectativa18. Sin embargo, esta conclusión ha sido contradicha
en casos en los que se tutelan asignaciones forzosas, legítimas, que parecen verse
afectadas por actos de enajenación del causante a favor de otros asignatarios. Jorge
López Santa María ha defendido la idea de que si un padre, afectado de demencia,
celebra actos de compraventa algunos de sus hijos para así transferirles
a favor de
bienes en vida, el hijo
perjudicado está legitimado para demandar la nulidad de las
compraventas por incapacidad absoluta del vendedor. Su principal argumento es
unas
propiedades raíces como precio de una renta vitalicia, la que se otorgó por
una escritura pública que no fue suscrita realmente por todas las partes dentro del
17
Esto permite dar solución a
aquellos casos enlos que los herederos se interesan por pedir la nulidad
del testamento o de otro acto de su causante
que afecte su derecho a la herencia (donación revocable,
pacto
de no mejorar), aun cuando el autor del acto haya conocido el vicio de nulidad que lo afecta. Incluso quienes
se limita a sostener
que "si
jefe de hogar cae en demencia y luego traspasa por venta, sus bienes raíces a
un
dos hijas, resulta un despropósito que los demás hijos no puedan pedir la nulidad Aunque no tengan, en -
efecto, interés patrimonial actual, ya que exclusivamente disponen de la expectativa de heredar al padre cuando
fallezca, o sea una mera posibilidad de recibir bienes mortis causa de su padre, los hijos varones son titulares
de un interés moral, legítimo actual, para que no se consume y quede a firme el traspaso de los inmuebles del
jefe de familia a sus hijas mujeres. Dicho interés puramente moral debería bastar, como exigencia jurídico-
procesal, para entablar la demanda de nulidad absoluta" (LÓPEZ SANTA MarIa, J., ob. cit., p. 10).
112
Contratos y daños por incumplimiento
plazo de 60 días desde su anotación en el Repertorio (se acreditó que una de las
hijas estuvo durante ese tiempo en el extranjero). Impugnan el acto los nietos de la
viuda quienes, en representación de su padre ya fallecido, estaban eventualmente
llamados a la sucesión de su abuela como legitimarios por derecho de representa
ción. Una de las cuestiones centrales discutidas en el pleito fue la legitimación que
legitimario puede ser concebida durante la vida del causante, la ley la tiene en
cuenta sólo para protegerla con posterioridad a la muerte del causante. No creemos,
por tanto, que el legitimario pueda tener interés actual para poder intervenir en los
actos de disposición de su causante cuando aún éste está con vida. La lesión de sus
intereses bien puede cuidarse a través de otras vías, como la acción de simulación,
la colación de donaciones, o la declaración de inexistencia jurídica (para los casos
de actos a los que faltan requisitos esenciales para existir).
20
C. Santiago, 5 de agosto de 2004, dejada a firme por sentencia de C. Sup. de 22 de noviembre de
2005, que declaró el desistimiento del recurso de casación en el fondo, rol N° 4891-2004, en LegalPublishing,
N° 33320. El fallo sostiene, a mayor abundamiento, que los nietos podían esgrimir un interés pecuniario en
la declaración de nulidad fundados en su carácter de alimentarios legales de su abuela. Además, hace varias
consideraciones sobre la probable donación encubierta que implicaba el contrato de renta vitalicia, al constatar
la desproporción entre el valor de los predios cedidos y el monto de la renta y su duración probable.
Hernán Corral Taiciani
c.4) Cesionarios
Nuevamente, hemos de distinguir entre cesionarios del tercero que tenía derecho
a la nulidad y los cesionarios de las partes del contrato nulo. Es raro que el
pedir
ese derecho, pero si lo hace el
tercero
que tenía interés en pedir la nulidad ceda
cesionario no necesita acreditar un interés personal, y le bastará con demostrar el
del artículo 1683 del Código Civil que impide alegar la nulidad al que celebró
el contrato sabiendo o debiendo saber el vicio? Para fundar la afirmativa se ha
dicho que si se sostuviera lo contrario se estaría abriendo el camino para eludir la
sanción de la ley: bastaría que la parte cediera sus derechos para que el cesionario
c.5) Acreedores
:i
Así PESCIO Vargas, Victorio, Manual de Derecho Civil, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1958,
t. II, N" 313. p. 222. Incluye también al que se subroga en los derechos del considerado indigno para pedir
la nulidad.
RODRÍGUEZ, R, ob. cit., p. 219, piensa que si la cesión hace para eludir la sanción habría
—
se causa
ilícita.
114
Contratos y daños por incumplimiento
Es lógicosí que se exija que se trate de un acreedor cuyo crédito tenga una
causa anterior al contrato que se pide invalidar. Si el crédito nació después de la
c.6) Otros
Otros supuestos, menos frecuentes, de terceros interesados pueden mencionarse.
Por ejemplo, el
promitente comprador tiene interés en que se declare la nulidad
de la compraventa celebrada por el promitente vendedor en favor de otra persona.
Su interés residiría en que se hace viable la ejecución en especie del contrato de
compraventa25.
Igualmente, todo el que tenga un derecho personal de uso sobre el bien ena
jenado podría tener interés en alegar la nulidad si el tercero adquirente no está
obligado a respetar dicho derecho. Así el arrendatario puede alegar la nulidad de
la venta de la cosa arrendada, si no se dan los supuestos del art. 1962 del Código
Civil. Es más, se ha dicho en general que tiene interés en alegar la nulidad todo
el que ha sido despojado ¡legalmente de un inmueble si con la declaración de
nulidad vendrá a ser restituido en su
posesión26.
Finalmente, el adquirente de una cosa tiene derecho a
pedir la nulidad de
los contratos por los cuales se constituyeron derechos reales o
gravámenes que
23
Domínguez, R., ob. cit., p. 225.
24
ALESSANDRI Besa, A., ob. cit., N°s. 622 y 625, p. 567. Agrega que los acreedores sociales entre sí
podrían estar interesados en demandar la nulidad de la sociedad para de esta manera eliminar los privilegios
o
hipotecas que la sociedad hubiera podido constituir en favor de alguno de ellos, y así concurrir todos como
valistas (N° 624, p. 567).
25
Según Alessandri Besa, A., ob. cit., N° 615, p. 563, en cambio, el promitente comprador no tendría
un interés real. Cita
en
apoyo de este aserto una antigua sentencia de la Corte de Tacna, 1 4 de julio de 1915,
Gaceta de los Tribunales 1915, sent. 402, p. 1034, pero en verdad la sentencia desecha la acción del tercero
sería real actual el interés de promitente comprador, sino más bien porque
por considerar que
no no o un en
115
Hernán Corrai Tah iani
perturban su
goce pleno. Así, un comprador de una cosa puede pedir la nulidad
de un contrato de hipoteca celebrado antes por el vendedor27 o un contrato de
usufructo.
a) La legitimación general
La legitimación para pedir la nulidad relativa es mucho más restrictiva. El
art. 1684 del Código Civil señala que no puede pedirse sino "por aquellos en
cuyo beneficio la [la nulidad] han establecido las leyes o por sus herederos o
cesionarios".
No consecuencia, si se trata de parte del contrato o de un tercero.
importa, en
sobre bienes sociales, en contravención al art. 1749 del Código Civil o sobre los
bienes propios de aquélla, en contravención al art. 1754 del mismo Código (si
bien existe controversia sobre si en este caso
hay nulidad absoluta o relativa). Lo
mismo debe aplicarse en caso de celebración de actos de enajenación o
gestión
sobre bienes familiares realizados por el cónyuge propietario sin la autorización
del otro cónyuge o de la justicia en subsidio (arts. 142 y 143 del Código Civil), o
la constitución de cauciones personales en favor de terceros sin autorización del
otro
cónyuge en el régimen de participación en los gananciales (arts. 1792-3 y
1792-4 del Código Civil).
-T
C. Valdivia, 26 de mayo de 1926, RDJ t. 24, sec. 2a, p. 53. Cfr. Alessandri Besa, A., ob. cit.,
Xo 616, p. 564.
116
Contratos y daños por incumplimiento
Hay otros casos menos frecuentes: los verdaderos herederos del declarado presun
tivamente muerto pueden pedir la nulidad de los actos realizados por los poseedores
provisorios sin los requisitos legales exigidos (arts. 94 y 88 del Código Civil).
pasivos. El art. 1690 del Código Civil, que señala que cuando dos o más personas
han contratado con un tercero, la nulidad declarada a favor de una de ellas no
parte y permanecer válido para la otra. ¿Podría entonces un tercero pedir la nulidad
de un contrato sólo respecto de una parte? La cuestión parece dudosa. Pensamos
que el art. 1 690 del Código Civil debe interpretarse restrictivamente sólo para el
caso de
pluralidad de contratantes, pero si un tercero quiere pedir la nulidad de
un contrato debiera demandartodas las partes que lo han celebrado y no sólo a
a
una de ellas28. Esto tiene importancia respecto del contrato de sociedad, en que
el tercero deberá demandar a todos los socios.
ejecutado o celebrado. De allí que haya que ajustar las situaciones de hecho a
este presupuesto jurídico, y surge el derecho de restitución típico del régimen
de nulidad. Como señala el art. 1687 del Código Civil "la nulidad pronunciada
en sentencia que tiene la fuerza de cosa juzgada, da a las partes derecho para ser
28
Así lo ha declarado la Corte Suprema, 8 de octubre de 1934, RDJ t. 32, sec. Ia, p. 38. Apoya esta
idea ALESSANDRI Besa, A., ob. cit., N° 673, p. 624, quien señala que de sostenerse lo contrario se declararía
nulo el contrato sin oír a uno de los afectados y nadie puede ser condenado sin ser oído. En igual sentido,
DUCCI, C, ob. cit., p. 318.
117
Hlrnan Corral Tai imam
29
En este sentido, LÓPEZ Beltran DE Heredia, Carmen, La nulidad contractual. Consecuencias, Tirant
Lo Blanch, Valencia, 1995, p. 53. En todo caso, podría admitirse que la restitución se reservara para un juicio
distinto y posterior al de la nulidad. En el caso fallado por la C. Suprema en 2006 no se hizo a que
objeciones
se demandara la restitución en un
juicio posterior a aquel que se había declarado la nulidad del contrato
en
118
Contratos y daños por incumplimiento
el dominio para que proceda la restitución, basta que la cosa haya estado en sus
manos antes del contrato, ya sea como poseedor o mero tenedor. La restitución
igualmente procederá. Por eso, no nos parece admisible que frente al efecto res
titutorio pueda oponerse por parte de uno de los contratantes la prescripción
adquisitiva, por mucho que hayan transcurrido los plazos legales para que esta
proceda32.
31 En
contra, Alessandri BESA, A., ob. cit., N° 1257, p. 1084, sostiene que la nulidad judicialmente
declarada da acción reivindicatoria entre las partes, la que parece confundir con las prestaciones mutuas
necesarias para lograr el efecto restitutorio de la nulidad.
32 En contra, Vial, V., ob. cit., pp. 284-285, quien sostiene que no está obligada a la restitución la
la posesión y ha ganado el dominio por la prescrip
parte que en virtud del acto o contrato nulo adquirió
ción. ALESSANDRI Besa, A., ob. cit., N° 1093, p. 939, es también del mismo parecer aunque precisa que si
se trata de un contrato nulo absolutamente sólo procederá la prescripción extraordinaria por tratarse de un
título injusto.
119
HhRNAS C i >KKM I Al Cl ASI
puede reclamado por todos los que tienen derecho a demandar la nulidad,
ser
pasado a manos
subadquirentes. El art. 1689 del Código Civil dispone que la
de
nulidad judicialmente declarada da acción reivindicatoria contra terceros poseedo
res.
Aquí sí es necesaria la interposición de una segunda acción: la de reivindicación,
que corresponde al dueño (o al menos al poseedor regular en el caso del art. 894
del Código Civil)33. ¿Cómo podría un tercero que obtiene la nulidad conseguir la
restitución de la cosa si ha pasado del contratante-adquirente a un subadquirente?
Por ejemplo, ¿qué sucede si la mujer obtiene la nulidad de la enajenación de un
bien social efectuada sin su autorización por el marido si el comprador a su vez lo
ha enajenado a otro? Una solución sería que el marido procediera a la reivindica
ción, pero lo más seguro es que no desee hacerlo. Lo mismo ocurrirá en caso de
que un acreedor pida la nulidad de una enajenación de una cosa embargada que
a su vez ha sido vendida a otro
subadquirente. ¿Hemos de concluir que en este
a la acción de nulidad? Nos parece que resignarnos a establecer tal criterio sería ir
el espíritu general de la legislación y el ley al
contra
propósito pretendido por la
otorgar la acción de nulidad a un tercero.
Hay que fijarse que el art. 1689 del Código Civil no dice que el dueño podrá
reinvindicar sino que la nulidad "da acción reivindicatoria". En nuestro concepto,
esta redacción de la norma
permite sostener que en estos casos el tercero puede
ejercer la acción reivindicatoria como si fuera el dueño. Es decir, habría aquí un
33 En doctrina comparada se
distingueasí la acción restitutoria, acción personal comprendida en la
acción de nulidad, y la acción real que puede proceder contra terceros adquirentes. Cfr. LÓPEZ, C, ob. cit.,
pp. 100 y ss.
120
Contratos y daños por incumplimiento
dispuesta por el art. 1468 del Código Civil, que impide repetir lo que se haya
dado o pagado por un objeto o causa ilícita a sabiendas. ¿Afectará también esta
norma a los terceros
que piden y obtienen la nulidad?
La respuesta debe ser negativa tanto si el tercero pide la restitución respecto
de la parte del contrato nulo, como respecto de subadquirentes. Más clara es la
situación del tercero que ejerce sólo el efecto restitutorio de la nulidad y que actúa
como tercero
y sin subrogarse en los derechos de la parte. No puede verse afectado
por una sanción
que es personalísima, según el mismo tenor de la norma: al que
34
Sabemos que es opinión común que en nuestro Código Civil no procede, como en el francés, una
acción oblicua o
subrogatoria general, sino sólo algunos casos establecidos expresamente por las leyes. En
este sentido, ABELIUK MañASEVTCH, René, Las obligaciones, Editorial Jurídica de Chile, 5a edic, Santiago,
2008, t. II, N° 771 p. 774. El art. 1 689 del Código Civil al señalar que la nulidad da acción reivindicatoria,
,
puede bien servir como apoyo legal expreso a la acción subrogatoria del tercero que demanda la nulidad y
pide restitución de la cosa de manos de terceros poseedores, ante la renuencia del dueño a ejercer la acción
de dominio.
35
En este sentido ALCALDE RODRÍGUEZ, Enrique, "La resolución y la nulidad y el ejercicio de la acción
reivindicatoria por terceros: dos hipótesis de subrogación", en Revista Chilena de Derecho vol. 27, 2000, N° 3,
Suprema por sentencia de 25 de julio de 1958, RDJ't. 55, sec. Ia, p. 188. En el caso, la mujer demandó la
nulidad por simulación de unas enajenaciones realizadas por su marido de bienes de la sociedad conyugal,
y junto demandar la nulidad dedujo acción reinvindicatoria en contra del actual poseedor. La Corte
con
sostuvo que "la acción de dominio debe ser aceptada de conformidad con lo dispuesto en el artículo 1689
del Código Civil" (cons. 23). En otro caso más reciente fallado por la Corte de Apelaciones de Valdivia fue
el marido el que demandó la nulidad de una venta de bienes sociales efectuada por la mujer a favor de un
tercero pretextando haber obrado en el ejercicio de su
patrimonio reservado, lo que no fue probado. La
Corte acogió la acción de nulidad trataba de nulidad relativa por aplicación analógica del
(señalando que se
art. 1757 del Código Civil) y la reivindicación del marido, pero fundó esta última en que, a pesar de que el
demandante obró como tercero, era reputado dueño de los bienes sociales conforme al art. 1750 del Código
Civil. La Corte Suprema rechazó los recursos de casación interpuestos por los demandados (C. Valdivia, 1 5
de diciembre de 1998; C. Sup. 23 de marzo de 2000, rol 292-99, LegalPublishing N° 16605).
121
Hl RNAN CokKM IM( UNI
haya dado o pagado por un objeto o causa ilícita. Este tercero no lo ha hecho, por
lo que no incurre en la sanción.
Podría haber más dificultades en sostener lo anterior en el caso del tercero
sanción inhabilidad que sólo debe recaer sobre el que actuó reprochablemente36.
o
Por ello, será procedente la subrogación, porque para estos efectos, el art. 1468 del
Código Civil no puede aplicarse ya que quien está repitiendo no es quien realizó
la conducta reprobada por la ley37.
Si las objeto del contrato nulo han pasado a manos de terceros adquirentes,
cosas
se
puede plantear la duda de si el tercero demandante de la nulidad está obligado a
ejercer la acción reivindicatoria en contra de los subadquirentes o puede optar por
ejercitar la acción personal de restitución frente a la parte que enajenó la cosa. En
este último caso, el demandado deberá restituir por medio de una indemnización
ya que la cosa no está en su
poder.
Entendemos que el art. 1689 del Código Civil sólo da una facultad al tercero
demandante de la nulidad para subrogarse en los derechos del dueño y ejercer
la acción reivindicatoria, pero no exime a las partes demandadas de su deber de
restituir (en equivalente si no puede ser en naturaleza) si el demandante prefiere
no
perseguir alsubadquirente.
tercer
En un casose reciente
planteó este problema. Los hechos fueron sucintamente
los siguientes: una empresa caída luego en insolvencia había dado en prenda a un
Banco certificados de depósitos de mercaderías en el sistema warrants. El Banco
122
Contratos y daños por incumplimiento
argumentación del recurrente y apuntó que el art. 1687 del Código Civil confiere
el derecho a la restitución, siendo indudable que sólo mediante la declaración de
nulidad y la acción de restitución el tercero demandante podía obtener que re
tornen al
patrimonio de su deudor esos valores sobre los cuales podrá luego hacer
valer sus derechos de acreedor valista38.
Estimamos el razonamiento de la Corte, y ratifica que el tercero
correcto
123
§ 6. Responsabilidad contractual: ¿unificación o autonomía?
puede haber, por tanto, mayor distancia y falta de conexión entre ambos esquemas
normativos.
Un primer intento de aproximación entre las dos estructuras indemnizatorias
viene dado por los esfuerzos sistematizadores de la doctrina que verá en ellas
dos formas diversas de "responsabilidad por daños causados". A aquella que co
responsabilidad "extracontractual" .
125
Hernán Corral Talciani
anunciará propiciará
o la completa unidad del fenómeno resarcitorio. Esta tenden
cia parece paralela al desplazamiento que se ha verificado en el último siglo del
ser
responsabilidad contractual
El movimiento en
pro de la unificación de los regímenes de responsabilidad ha
contribuido, sin duda, a una
profundización en la estructura y funcionalidad de
los estatutos normativos diversificados y a acercar notablemente ambas formas de
1
Carbonnier, Jean, Droit civiL TV: Les obligations, Puf., 20a edic, 1996,
p. 276.
:
Por ejemplo, el Código Civil de Québec de 1 994 distingue la "responsabilidad civil" por hechos ilícitos
(arts. l4"-1481), de la ejecución del contrato por
equivalente (arts. 1607-1625).
126
Contratos y daños por incumplimiento
apunta a preservar la riqueza inicial; mientras los autores del hecho ilícito son
responsables por empeorar las cosas, los incumplidores del contrato lo son por
no hacerlas mejor6.
III. ¿ES REALMENTE UN RÉGIMEN DE RESPONSABILIDAD?
3
GlARDIÑA, Francesca, Responsabilita contrattuale e responsabilita extracontrattuale. Significato attuale
di una distinzione tradizionale, Giuffré, Milano, 1993, passim. Sostiene esta autora que, la responsabilidad
contractual puede ser entendida como "una suerte de especificación de la obligación resarcitoria en función de
una
obligación primaria preexistente. Esta especificación, que se expresa netamente en la naturaleza derivada
de la obligación resarcitoria, permea la completa estructura de la responsabilidad debitoria" (p. 233).
4
REMY, Philippe, responsabilité contractuelle: histoire d'un faux concept",
"La en Revue Trimestrielle de
Droit Civil, 1997-2, p. 323.
5 contractual" Estudios sobre Derecho de Contratos,
De LOS MOZOS, José Luis, "Responsabilidad en
Cfr. WEIR, Tony, Complex Liabilities" , en International Encyclopedia ofComparative Law, Vol XI/12,
Torts (Tübingen, Mohr, 1976), p. 5,
7
Cfr. Viney, Geneviéve, Introduction a la responsabilité, en Traite ae Droit Civil (dir. Jacques Ghestin),
L.G.D.J., 2» edic, Paris, 1995, p. 276,
8
Cfr. DOMINGUEZ Hidalgo, Carmen, El daño moral, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2000,
t. II, p. 511.
127
Hernán Corral Talciani
para los casos en los que el daño proviene de un ilícito diverso al incumplimiento
obligacional".
En todo caso, elementos comunes a ambas formas de responsabilidad son,
porejemplo, el daño o perjuicio, sin el cual ninguna de las dos formas de res
ponsabilidad puede tener lugar, el factor de imputación que sigue centrado
fundamentalmente en el dolo o la culpa y la exigencia de antijuridicidad en el
comportamiento lesivo.
Elementos distintivos son, en cambio, la apreciación de la culpa, la extensión
de los daños indemnizables, la diversa aplicabilidad del principio de reparación
integral del daño, y los plazos de prescripción de las acciones que tienden a hacer
valer cada una de las
responsabilidades.
La relación de causalidad
puede ser considerada a la vez un elemento común
un elemento distintivo entre ambas formas de
y responsabilidad, según cuál de
las funciones le asignemos a este elemento.
''
Carbonnier, J., ob. cit., p. 276.
10
Cfr. Viney, G., ob. cit., p. 279, que señala que la tesis de la dualidad moderada es la que suscita la
mayor adhesión en Francia, si bien estima que pueden producirse cambios en el futuro, ante las dificultades
de delimitar los ámbitos de cada régimen que se presenta en muchos casos fronterizos: cfr. pp. 433 y ss.
11
CRISTÓBAL MONTES, Angel, El incumplimiento de las obligaciones, Tecnos, Madrid, 1989, pp. 206-
208; el mismo sentido, Visentini, Giovanna, Trattato breve della
en
responsabilita civile, Cedam, 1996,
Padova, p.
128
Contratos y daños por incumplimiento
persona.
La segunda función se
produce una vez afirmada la causalidad del hecho
dañoso y dice relación con la extensión de los daños sucesivos o conectados con
dicho hecho que deben ser puestos de cargo e indemnizados por el causante de
este último.
Si pensamos en la primera función la relación causal es un elemento común a
ambas formas de responsabilidad, y así lo reconoce la doctrina más moderna casi
sin excepciones. Así, se declara que "para que la responsabilidad contractual del
deudor sea
comprometida es primeramente necesario probar que él o una de las
personas que le sustituyan ha causado un daño a la persona o a los bienes de su
cocontratante en la
ejecución misma de la prestación prometida"12. La doctrina
nacional lo afirma en forma unánime13. También así lo han juzgado nuestros
tribunales14.
En cambio, la causalidad considerada como la extensión de los daños indemni-
zables se presenta como un elemento distintivo de la responsabilidad contractual,
por aparición de un nexo de causalidad de apreciación diferente que restringe el
que se utiliza para la responsabilidad delictual.
No es la misma consideración la que se hace respecto de la limitación de los
daños indemnizables, que aparece ya no como un requisito para que se configure
la responsabilidad por incumplimiento, sino como un elemento de la determina
ción del requisito "perjuicios".
Debe señalarse en todo caso
que históricamente ambas cuestiones estaban
estrechamente ligadas y no se
ocupaban términos como causalidad o relación de
causalidad, que son de origen moderno y surgidos en el contexto de la respon
sabilidad extracontractual, y de allí extrapolados a la indemnización contractual
por la tendencia a asimilar ambas formas de responsabilidad.
12
SERAIUX, Alain, Droit des obligations, Puf, Paris, 1992, p. 218.
13
Por todos, ABELIUK Manasevtch, René, Las obligaciones, Editorial Jurídica de Chile, 5a edic, San
2008, t. II, N° 824, p. 815.
tiago,
14 la sentencia de la Corte de de
Por ejemplo, Apelaciones Iquique de 27 de octubre de 2000, señala:
"En consecuencia, la existencia de un vínculo causal entre el incumplimiento y el daño, es esencial para
establecer la responsabilidad del deudor". La Corte Suprema rechazó los recursos de casación intentados en
su contra (rol 463 1 -2000, LegalPublishing N° 22.692). Por su parte, la Corte de Apelaciones de Rancagua
ha señalado que entre los requisitos de la indemnización de perjuicios en materia contractual se encuentra
"c) la relación de causalidad entre el incumplimiento y los perjuicios" (C. Rancagua, 22 de diciembre de
2002, rol 19.102, LegalPublishing N° 25.987).
129
§ 7. El caso fortuito como causa de exoneración de la
responsabilidad contractual
resuelto que le basta al deudor con acreditar que ha empleado el debido cuidado
o
diligencia para eximirse de responsabilidad, sin que sea necesario probar el caso
fortuito. Lo anterior se desprende de la redacción del referido artículo 1 547, el
cual distingue claramente dos situaciones, cuales son, la prueba de la diligencia y
131
H ernAn Corral Talciani
cuidado por una parte, y la prueba del caso fortuito, por la otra. Si el deudor no
se
pudiera liberar sino anteeste último, carecería de sentido probar diligencia la
cuidado1. Sobre el Baraona señala "cada el deudor, en
y particular, que vez
que
una
prestación que se integra por un hacer diligente, cumple con la diligencia
debida, no obstante no alcanzarse el resultado esperado, es innecesario un juicio
de responsabilidad porque no ha existido incumplimiento y, por tanto, se descarta
el supuesto inicial de toda indagación por daños y perjuicios: la infracción de la
obligación"2.
Nos parece razonable esta doctrina, ya que el caso fortuito no es la mera falta
de culpa sino un elemento que rompe el nexo causal entre el incumplimiento y el
daño, más allá de la intención o actitud del deudor. El caso fortuito interrumpe
la causalidad directa que debe existir siempre entre un acto u omisión del deudor
(el incumplimiento) y los daños producidos. Aquí, la causa del incumplimiento
no radica en la conducta del deudor, sino en una causa ajena a su voluntad, que
justifica, precisamente, su exención de responsabilidad.
1
Cfr. ABELIUK Manasevich, Rene, Las obligaciones, Editorial Jurídica de Chile, 5a edic, Santiago,
2008, t. II, N° 849, pp. 836-837.
1
Baraona González, Jorge, "Responsabilidad contractual y factores de imputación de daños: apuntes
para una relectura en clave objetiva", en Revista Chilena de Derecho, vol. 24, 1997, N° 1 p. 167. ,
3
Cfr. RODRÍGUEZ GREZ, Pablo, Responsabilidad contractual, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2003,
N'°34", p. 181.
4
Corte Suprema, 2 de mayo de 1963, en Revista de Derecho y Jurisprudencia, t. 60, sec. Ia, p. 59.
132
Contratos y daños por incumplimiento
Fueyo destaca que "en términos absolutos, todo hecho es previsible, puesto que
alguna vez ha sucedido. Pero éste no es el ángulo que interesa al Derecho y que
aquí tratamos. El Derecho atiende previsiones normales, según un cálculo de
a las
probabilidades sobre el acontecer del hecho pertinente. Para este cálculo será fun
damental la manera como el suceso se
presenta, sus circunstancias concomitantes,
Por lo que aquí entramos a la segunda condición del caso fortuito: su irresis
tibilidad o inevitabilidad9. El hecho fortuito, además de imprevisible, debe ser
imposible de resistir. La doctrina ha dicho que esta irresistibilidad debe ser absoluta.
' de las Editorial Jurídica de
FUEYO Laneri, Fernando, Cumplimiento e
incumplimiento obligaciones,
Chile, 2a edic, Santiago, 1991, p. 401.
6
Brantt ZUMARAN, María Graciela, El caso fortuito en el Derecho de la Responsabilidad Civil Contractual.
Concepto y función del caso fortuito en el Código Civil chileno, AbeledoPerrot, Santiago, 2010, p. 128.
133
Hernán Corral Talciani
Fueyo sostiene que la irresistibilidad del caso fortuito quiere decir que "es imposible
evitarlo en su constitución o en sus efectos, de modo que ni el deudor ni persona
alguna que se
coloque en esa situación podrían impedir lo sucedido"10. Abeliuk
afirma que "el hecho, además de imprevisto, según decíamos, debe ser absoluta
mente
imposible de resistir; se ha fallado que un hecho es irresistible cuando no
es
posible evitar sus consecuencias, términos que ni el agente ni ninguna otra
en
juicios de carácter absoluto y abstractos, ya que si fuera así nada podría ser im
previsto y todo podría ser resistido. Se trata de un juicio normativo, a saber, si
tomando las circunstancias concretas, la situación de las partes al momento de
contratar, la economía del contrato
y la distribución de riesgos establecida en
él, el hecho no "debía" ser
previsto ni "debía" ser evitado por el deudor. Como
señala Jorge en la idea del
Baraona "lo central está riesgo previsto, es decir, lo
que la obligación incluyó o no dentro de lo
que razonablemente el deudor debía
responder, y conforme al cual, dado su previsibilidad, se podía evitar. No parece
que sea una noción in abstracto, pues creo que lo imprevisto supone un cálculo
de riesgos probables y en función de la buena fe una noción circunstanciada a
la realidad concreta de la obligación. Quien asume una obligación debe evaluar
su
posibilidad de cumplimiento, en atención a los riesgos normales que se están
calculando (previsibles por las partes). Pero no es justo que tal acción suponga que
el deudor deba asumir todo riesgo futuro por el solo hecho de que era previsible, si
las circunstancias de la obligación indican que se operaba a un nivel acotado"13.
Pero otros autores avanzan un
poco más y señalan que tanto la imprevisibilidad
como la irresistibilidad deben valoradas
según grado
ser el
diligencia exigible de
al deudor, dependiendo de la naturaleza del contrato. Así, lo que es caso fortuito
para un deudor que responde de culpa grave no lo será para el que responda de
10
Fueyo, F., ob. cit., p. 404.
"
Abeliuk, R., ob. cit., t. II, N° 843, p. 830.
'-
Meza Barros, Ramón, Manual de Derecho Civil. De las Editorial Jurídica de Chile,
obligaciones,
Santiago, 1974. N° 356, p. 212.
13
Baraona. j., ob. cit., p. 175. Lo mismo de inevitabilidad del fortuito.
plantea para el juicio caso
134
Contratos y daños por incumplimiento
tingue cuando el caso fortuito o fuerza mayor genera una imposibilidad absoluta
de ejecutar la prestación debida y cuando, con la diligencia de que responde el
obligado, no es posible atajar sus efectos"14.
La idea de delimitar los contornos jurídicos de la previsibilidad y de la inevita
bilidad, ya no sólo según la naturaleza y distribución de riesgos del contrato, sino
con el deber de diligencia exigible al deudor, es también defendida por la reciente
obra de María Graciela Brantt. En de esta autora, el concepto de caso
opinión
fortuito es relativo: "En efecto, de que el cumplimiento se vea impe
no se trata
de fuerza mayor o caso fortuito carecería de sentido. De allí que, sin propiciar una
noción completamente absoluta del caso fortuito, nos parece que debe tratarse de
un hecho cuya imprevisibilidad e irresistibilidad no dependa del grado de culpa,
sino únicamente de un contratante medio
y razonable que esté en la misma situa
ción del deudor. La naturaleza del contrato, la distribución de los riesgos asumida
del acreedor sólo por el hecho de que las medidas para evitar su acaecimiento
corresponden al cuidado propio del deudor que responde de una culpa leve. Si
así omite actuar, no
podrá luego alegar caso fortuito o fuerza mayor16.
14
Rodríguez Grez, Pablo, La obligación como deber de conducta típica. La teoría de la
imprevisión en
135
Hernán Corral Talclani
fortuito coinciden o no. Una forma de diferenciarlos que han discurrido distin
tos autores es la de
agregar a la fuerza mayor el requisito
de que se trata de una
causa extraña a la conducta del deudor: la exterioridad del hecho. Si el imprevisto
diligentemente (Chironi18).
La doctrina que busca objetivizar la responsabilidad contractual propicia en
tender como caso fortuito fuerza mayor, sólo el suceso que resulta de una causa
o
o de un
empresario, por existir en uno y otro caso esferas de control diferentes,
resta la idea del carácter extraño y normalmente insuperable"19.
pero
En Chile, algunos autores reconocen que no cabe exigir este requisito ni dife
renciar entre fuerza mayor y caso fortuito, ya que no lo contempla el art. 45 del
17
Josserand, Louis, Derecho Civil, trad. Santiago Cunchillos y Manterota, Bosch, Buenos Aires, 1950,
t.II, vol. I, N° 614, p. 493, señala que la causa extraña liberatoria del deudor es la fuerza mayor entendida
como "el acontecimiento de origen externo, que hace irrupción
llegando desde fuera, en el círculo contrac
tual... con exclusión de los acontecimientos de orden interno que surjan en el interior de la empresa, en el
círculo contractual. .". .
18
CHIRONI, G. R, La culpa en el derecho civil moderno. Culpa contractual, trad. de A. Posada, Reus,
Madrid, 1 907, N" 308, p. 760: "es fuerza mayor el caso fortuito que por el modo con que se presenta -acon
tecimiento natural, o producto de una tercera persona, de cuyos hechos no responde el obligado-, resulte
extraño a él el deudor, de suerte que, sin necesidad de indagar lo relativo a la diligencia, no deje dudas de
que éste no tiene culpa; teoría ésta que no excluye la valuación de la diligencia, sino que encuentra en las
circunstancias exteriores del suceso la prueba más segura de la falta de culpa, mientras que el simple caso
fortuito, el acontecimiento puede sobre este punto suscitar dudas o perplejidades, que pueden también ser
tales que hagan necesario al deudor la prueba de haber adoptado la diligencia requerida".
"
DíEZ-PlCAZO. Luis, Fundamentos de Derecho Civil patrimonial II: Las relaciones obligatorias, Civitas,
5' edic, Madrid. 1996, p. 590.
136
Contratos y daños por incumplimiento
reza el art. 1 547 inc. 2o del Código Civil. Aclara que esta expresión es poco exacta
porque si hay culpa no puede haber caso fortuito, salvo que se trate de un tercero
ajeno a la obligación. Del mismo modo no exonera el caso fortuito que ocurre
durante la mora del deudor "y la razón es que al producirse la mora ya ha habido
un
incumplimiento imputable al deudor"21. Meza Barros, por su parte, señala
que para que un hecho sea constitutivo de caso fortuito es menester
que "sea por
completo 'ajeno al deudor', de manera
que no
haya intervenido en modo alguno
en su realización. Por esto, el caso fortuito que sobreviene por culpa o durante la mora
del deudor no le exime de responsabilidad. El deudor, en efecto, no es totalmente
extraño la producción del hecho que lo constituye"22. Asimismo, Fueyo sostiene
a
que "para que exista caso fortuito, el deudor no debe ser causante de la situación
de incumplimiento. Al revés, debe ser persona ajena al resultado, por no haber
realizado hecho suyo o un hecho propio que motiva tal resultado"1^. Troncoso
un
por su parte, indica que el caso fortuito debe ser "ajeno al deudor", lo que consiste
en
que "no debe provenir de su hecho
culpa o del hecho o culpa de las personas
o
20
CoUSTASE DEL C, Alberto e I TURRA, Fernando, El caso fortuito ante el Derecho Civil, Editorial Jurídica
de Chile, Santiago, 1958, pp. 83-84.
21
Abeliuk, R„ ob. cit., t. II, N° 841, pp. 830.
22 212. El destacado
Meza Barros, R., ob. cit., N° 356, p. es nuestro.
23
Fueyo, F., ob. cit., p. 399.
24
TRONCOSO LarroñDO, Hernán, De las obligaciones, LexisNexis, Santiago, 2006, p. 195.
25 Vial Río, Víctor, Manual de Derecho de las el Civil chileno, Biblioteca
del
Obligaciones en
Código
Americana, 2a edic, Santiago, 2007, p. 257.
26
Ramos Pazos, René, De las obligaciones, LexisNexis, Santiago, 2004, N° 302, pp. 264-265.
137
Hkrnan Corral Talciani
debe serle extraño"28. María Graciela Brantt sostiene que la exterioridad puede
fijarse en relación con el ámbito de riesgos que se
desprende del contrato: "sola
mente en la medida que el incumplimiento se ubique fuera de dicho margen,
en
se
puede dar por satisfecho el requisito de la exterioridad"29.
En definitiva, en la doctrina chilena la "exterioridad" del caso fortuito (cuando se
exige como requisito de éste), quiere decir que, para que el deudor quede liberado
de responsabilidad, es necesario que el hecho que constituye el caso fortuito sea
ajeno a su comportamiento y los riesgos típicos que ha asumido en el contrato.
Luego, la exterioridad no dice relación con la necesidad de que la causa del
daño sea extraña o exterior respecto a la cosa que la motiva, sino que debe ser
con
r
Larrmn Ríos, Hernán, Teoría general de las
obligaciones, LexisNexis, Santiago, 2002, p. 219.
28
Baraona. J., ob. cit.. p. 175.
29
Brantt. M. G., ob. cit., p. 103.
138
Contratos y daños por incumplimiento
de alegar que no debe responder por ausencia de culpa, para lo cual deberá probar
que actuó en todo momento con la diligencia o cuidado que prescribía el contrato
y el principio de buena fe.
139
§ 8. LA EXTENSIÓN DEL RESARCIMIENTO DE LOS DAÑOS CONTRACTUALES:
pueden ser transferidos al deudor y perjuicios que, de existir, deben ser soportados
por el acreedor que es en quien primeramente recaen1.
No todo daño que sufre el acreedor con ocasión de un incumplimiento
contractual comprometerá la responsabilidad del deudor. Es necesario efectuar
una delimitación. Es lo que advirtieron los juristas ya en el
antiguo derecho
romano.
1
Cfr. Holmes, Oliver W., The common law, Little, Brown and Company, 1881, traducción de la 45a
ed. por Fernando N. Barrancos y Vedia, Tipográfica Editoria Argentina, Buenos Aires, 1964, p. 95,
para
quien el principio general en el derecho de daños es que la pérdida de un accidente debe quedar donde
caiga, sin que esta regla se vea afectada por el hecho de que un ser humano sea el instrumento casual de
la desgracia.
141
HkrnAn Corral Talclani
2. La limitación del
perjuicio contractual en el Derecho romano
distingue dos situaciones: los casos en los que se debe una cantidad o cosa cierta
Cqui certam habent quantitaté, velnaturam), como en las ventas y arrendamientos
y demás contratos, y "los demás casos que parece que son inciertos" ("aliis autem
casibus, qui incerti esse videtur). Para los primeros, se ordena que los intereses,
lo que se cobra en caso de incumplimiento,
esto es, no excedan del duplo de la
cantidad o cosa cierta. En los supuestos inciertos, se deja la limitación al criterio
de los jueces, advertidos de que se trata de restituir el daño "que en
pero estos son
2
C. 7. -T.l: "De las sentencias que se profieren
respecto a los intereses: 1. El Emperador Justiniano,
Augusto, a Juan, Prefecto del Pretorio.- Como se han llevado hasta lo infinito las
antiguas dudas respecto a
los intereses, ha parecido mejor restringir tal prolijidad,
nos en cuanto es
posible. Así, pues, mandamos, que
en todos los casos
que contienen una cantidad o cosa, cierta, como en las ventas en los arrendamientos
y
en todos los contratos, los intereses excedan de la cantidad del
y no en manera
alguna duplo; pero que en
dirimir las causas, para que el daño que en realidad se infiere, y no se lleve por virtud de ciertas
se
restituya
maquinaciones y de inmoderadas alteraciones a inextricables rodeos, no sea que, elevándose el cómputo a
lo infinito quede sin efecto por su propia imposibilidad,
pues sabemos que es conforme a la naturaleza que
se
exijan solamente aquellas penas que se profieren con la competente moderación, o que por las leyes se
establecen encerradas en ciertos límites. Y esto lo
comprende nuestra constitución no solamente respecto
al daño, sino también en cuanto al lucro,
porque también respecto a éste determinaron los antiguos el in
terés. Y sea para todos término de la ha dicho, el de
antigua prolijidad, conforme a lo que se contexto esta
Los juristas medievales prosiguieron la tendencia para limitar los daños que
entre damnum
propinqum y remotum. Así el fruto de la cosa es considerado como
un daño de lucro cesante extrínseco intra rem, pero se afirma como remotus et
non
propinquus el interés extra rem, sea que se tratara de daño emergente (como
si el acreedor debió vender sus cosas) o de lucro cesante (falta de ganancia del
mercator). El lucro consistente en el mayor valor de la cosa se consideró intrinsecus
intra rem'.
En el derecho común se entiende obligatoria la limitación de C. 47.7. 1 aunque ,
3
CoiNG, Helmut, Derecho privado europeo, trad. Antonio Pérez Martín, Fundación Cultural del No
tariado, Madrid, 1996, t. I, p. 553.
4
CoiNG, H., ob. cit., 1. 1, p. 554. Entre nosotros BARRIENTOS ZAMORAÑO, Marcelo, "Los daños extra-
matrimoniales que se previeron o pudieron preverse al tiempo del contrato", en Revista Chilena de Derecho
34, 2007, p. 10, sostiene que el texto de Paulo es el verdadero precedente de la regla del art. 1558 del Código
Civil chileno. El párrafo del Digesto señala: "Cuando hubiere consistido en el vendedor que no se entregue
la comprende en la estimación toda la utilidad del comprador, que consiste solamente en la misma
cosa, se
cosa [circa
ipsa consistit]. Porque si, por ejemplo, pudo negociar con el vino y obtener lucro, esto no se
rem
ha de estimar, no de otra suerte, que si hubiese comprado trigo, y por la circunstancia de que no hubiera
sido entregado, hubiere padecido hambre su familia; porque consigue el precio del trigo, no el de los esclavos
muertos de hambre; y no se hace mayor la obligación, porque se reclama más tardíamente,
aunque crezca, si
el vino valiera más hoy; y con razón porque ya si hubiese sido dado, ya si no, lo tendría yo como comprador,
143
HhRNAN C ( 1RRAL TALC1AN1
4. La doctrina de Dumoulin
una obra
monográfica sobre el tema (De eo quod interest, Venetiis 1584) la que
actuará como una verdadera bisagra entre el derecho común y los juristas que
formularán el modelo que aceptará la codificación napoléonica.
Demoulin dirá que los "casus certi" de la constitución de Justiniano son aque
llos los que el objeto originario de la deuda estaba determinado claramente
en
en cuanto a la
especie y cantidad. Para el cálculo de los daños propicia el uso del
"
puede nunca exceder del doble del interés intrínseco (el valor de la prestación
tenido en cuenta
por la previsión contractual)7. Según Demoulin la limitación
del doble justifica pues ha de reputarse que el deudor no ha querido obligarse
se
regla común para los casus certi et incerti del texto del Codex: "non debet quod
extrinsecus interest excederé fines objecti qui verossimiliter apparebant tempore
contractus, sive limites periculi praevisi etfacile suscepti non debent excedí' (Du
6
Cfr. Coinü. H., ob. cit., 1. 1, p. 555.
7
Cfr. Domínguez, C, ob. cit., t. II, p. 494.
8
De allí que BARRIENTOS, M., ob. cit., p. 14, sostenga que la limitación del resarcimiento contractual
a los daños previsibles ha nacido y se ha desarrollado en el tratamiento de la compraventa, donde mejor se
justifica este beneficio para el deudor de buena fe.
9
Cfr. COING, H., ob. cit., 1. 1, p. 556.
10
D. 19.1.13 pr.: "...el que vendió ganado enfermo, o un madero defectuoso, si verdaderamente lo
hizo con
ignorancia, ha de ser responsable por la acción de compra solo de cuanto por lo menos lo hubiese
xo de haber comprado, si yo hubiese sabido que estaba así. Pero si sabiéndolo se calló, y engañó al com
prador, habrá de
responderle de todos los perjuicios que el comprador hubiere experimentado por aquella
compra. Así, pues, si la casa se desplomó por vicio del madero, se habrá de pagar la estimación de la casa,
y si perecieron otros ganados por el contagio del ganado enfermo, se habrá de pagar lo que importó que se
hubiese vendido sano".
144
Contratos y daños por incumplimiento
modo que podían ya preverse"; en cambio, anota que los perjuicios "nunca deben
hacerse extensivos a las consecuencias más lejanas e imprevistas, que son más bien
un efecto extraordinario del orden divino que del retardo del vendedor"11.
Pero será Robert Joseph Pothier, el gran sistematizador del derecho romano en
1 1
DOMAT, Jean, Las leyes civiles en su orden natural, trad. Felio Vilarruelas y José Sarda, Imprenta de
José Taulo, Barcelona, 1 844, 1. 1, p. 1 52. A pesar de que la regla aparece explicada tratándose de la venta, el
mismo Domat al tratar de las
obligaciones que siguen naturalmente a las convenciones y referir la obligación
de resarcir los perjuicios por el incumplimiento, introduce una nota en la que se remite respecto de los daños
y perjuicios a los art. 17 y 18 de la Sec. 2a del contrato de venta (ob. cit., 1. 1, p. 130, nt. 3).
12
POTHIER, R., Tratado de las Buenos Aires, 1961, N° 160-168, pp. 91-100. El único
obligaciones,
autor que cita en estos
párrafos es Dumoulin, y lo hace con profusión (se puede contar una decena de
referencias).
13
POTHIER, R., Tratado de las obligaciones, Buenos Aires, 1961, N° 164, p. 97.
14
Pothier, R., ob. cit., N° 160, p. 92.
145
Hernán Corral Talciani
15
POTHIER, R., ob. cit., N° 162, p. 93. Pothier pone dos ejemplos. Por el primero, si quien vende
un caballo a un canónigo con una cláusula expresa que le obliga a entregarlo en cierto tiempo para que el
comprador pudiera llegar oportunamente a disfrutar un beneficio, no cumple, debe responder por los daños
extrínsecos. En el segundo caso, el que da en arrendamiento una propiedad para que el arrendatario ponga
allí una posada, responde en caso de evicción no sólo de los gastos de mudanza y de diferencia de precios de
arriendo sino de los daños extrínsecos consistentes en la pérdida de clientes y relaciones comerciales.
lo
POTHIER, R., ob. cit., N° 165, p. 97. Igualmente más abajo: "un deudor no puede reputársele como
habiéndose querido obligar por daños y perjuicios a una más grande suma que aquella a la cual él ha po
dido pensar que podrían subir al más alto grado los daños y perjuicios a los cuales se sometiera, en caso de
inejecución de su obligación".
17
Pothier, R., ob. cit., N° 166, p. 98.
18
En el caso de una venta de una vaca con una infección, Pothier concede que, incluso habiendo
dolo del vendedor, se deberá indemnizar por el precio de la vaca enferma y de todas las del ganado que se
contagiaran. Pero se pregunta si es indemnizable el daño consistente en la falta de cultivo de las tierras que
sufre el comprador por carecer de los animales necesarios para trabajarlas o en la pérdida de la propiedad a
manos de los acreedores a los
que no pudo hacer frente por la falta de explotación del fundo. Respecto de
este último, contesta
negativamente, por cuanto se trataría de "una consecuencia lejana de su dolo, y no
una relación necesaria".
Respecto del primero también se inclina por la negativa ya que le parece que no es
una consecuencia "absolutamente necesaria"
pues el comprador bien podría haber empleado otros animales
o haber arrendado la
propiedad para disfrutar sus rentas. Pero como es posible que incluso usando de estas
alternativas no habría podido obtener el mismo beneficio, el menoscabo producido puede entrar en los daños
y perjuicios que serán debidos (POTHIER, R., ob. cit., N° 167, p. 99).
19
POTHIER, R., ob. cit., N° 168, p. 99. Para mayor detalle de la doctrina de Pothier y su influencia,
véase el cap. 9, pp. 205 y ss.
146
Contratos y daños por incumplimiento
b) El Código Civilfrancés
Los criterios de Pothier cristalizaron Código Civil francés
en dos normas del
recogidas en sus artículos 1150 y 1151, situados en el capítulo concerniente a
los efectos de las obligaciones, y dentro de una sección titulada "Des dommages et
intéréts résultant de l'inexécution de Vobligation (sección IV, del capítulo III, del
título III del libro III).
El art. 1 150 dispone que el deudor no será obligado más que por los daños y
perjuicios que han sido previstos o que ha podido prever en el tiempo del contrato,
siempre inejecución no sea dolosa20.
que la
El precepto
siguiente, el art. 1151, se ocupa justamente del deudor doloso,
disponiendo que los perjuicios indemnizables, (sean los referidos a la pérdida
experimentada por el acreedor o la privación de una ganancia), no son otros que
aquellos que sean una consecuencia "inmediata y directa de la inejecución de la
obligación"21.
De esta manera, los límites a la indemnización son dos y su aplicación depende
del grado de reprochabilidad del deudor. Si actuó con dolo, se indemnizan todos
los daños cuya causa directa e inmediata sea el incumplimiento. Si actuó sin dolo,
sólo se indemnizan los daños directos que hayan sido previstos o que se hayan
podido prever. El primer límite es de causalidad, el segundo es de previsibilidad
"al tiempo del contrato".
Discutieron los codificadores si debía seguirse a Pothier entregando al juez una
recogido por el Código Civil italiano de 1865 (arts, 1228 y 1229), y más
Fue
tarde el Código Civil de 1942. Los arts. 1223 y 1225 de este último cuerpo
en
jurídico consagran prácticamente las mismas reglas: si no hay dolo de parte del
deudor, el resarcimiento contractual es limitado al daño que podía preverse al
tiempo "en el cual ha surgido la obligación" (art. 1225). En caso de dolo se aplica
20
El texto del precepto dice: "Le debiteur n'est tenu que des dommages et intéréts qui on étéprévus ou
qu 'on
a
pu prévoir lors du contrat, lorsque ce n'est point par son dolque l'obligation n'est point exécutée" (art. 1 150).
21
El texto reza así: "Dans les cas méme oü l'inexécution de la convention résulte du dol du débiteur, les
dommages et intéréts ne doivent comprendre a l'égard de la perte éprouvée par le créancier et du gain dont il a été
privé, que ce
qui est une suite inmédiate et directe de l'inexécution de la convention" (art. 1151).
147
HF.RN \\ ( i IKUAL TALCIAN1
responde el deudor "de buena fe" son los previstos o que se hayan podido prever
al tiempo de constituirse la obligación "y que sean consecuencia necesaria de su
falta de cumplimiento". El inciso segundo prosigue ordenando que en caso de
dolo, el deudor responderá de todos los daños que "conocidamente se deriven de
la falta de cumplimiento de la obligación". A pesar de las diferencias de redacción
la doctrina española se inclina por interpretar la norma en el mismo sentido que
la francesa.
Código Civil argentino de 1 870 siguió de cerca la versión de García Goyena,
El
22
GARCÍA GOYENA, Florencio, Concordancias, motivos y comentarios delCódigo Civil español, Madrid,
1852, III, art. 1016, pp. 50-52. García Goyena critica el criterio de la previsibilidad del Code por falta
t.
de claridad: por regla general los contratantes no estarán de acuerdo sobre si el incumplimiento fue o no
previsto. Propone su sustitución por el concepto de "consecuencias necesarias y directas" con el que parece
querer aludir (por los textos romanos que cita) a los perjuicios referidos al objeto de la prestación: "circa rem
impsam consistit" (intereses intrínsecos) Para el dolo utiliza la expresión "conocidamente ocasionados" para
los perjuicios imputables, con lo que cree ampliar la fórmula equivalente del Código francés al entenderla
como todo daño que haya sido ocasionado por el dolo, y "que sin éste no habría tenido lugar, aunque no sea
su consecuencia directa, inmediata o inevitable" (p. 51).
23
En nota al art. 520 refiere como
equivalentes el hecho de que el perjuicio pudiera preverse con el de
ser consecuencia inmediata de la ejecución: "Esta intención probable de las partes no ha podido comprender
sino el perjuicio que podía preverse o
que fuese consecuencia inmediata de la inejecución de la obligación,
según el curso ordinario de las cosas".
24
Dice el texto del artículo vigente: "Si la inejecución de la obligación fuese maliciosa los daños e
14S
Contratos y daños por incumplimiento
gationenrecht, II: Zur Lehe von dem Interesse, Braunschweig, 1855), quien fijó la
regla de que el interés o daño indemnizable se determina por la diferencia entre
25
156 /% Rep. 145.
26 los demandantes, dueños de molino de harina, reclaman
Los hechos del caso fueron los siguientes: un
indemnización alos demandados, transportistas por no haber entregado a tiempo una pieza de hierro del
molino a
quien debía usarla como molde para construir una pieza de reemplazo. Ante el retraso quedaron
impedidos de usar el molino y demandaron el lucro cesante. Los demandados alegaron que no se les informó
sobre el propósito de la entrega de la pieza. La sentencia redactada por el juez Alderson les da la razón al estimar
que en tales circunstancias no podía hacérseles responsable de una pérdida que no era el resultado probable
del mismo: "cuando dos partes han celebrado un contrato y una de ellas lo ha incumplido, los daños que la
otra parte está facultada para exigir producto de dicho incumplimiento debieran ser aquellos que equitativa
y razonablemente puedan considerarse como derivados naturalmente, i.e. de acuerdo al curso normal de las
cosas, de dicha infracción contractual, o que razonablemente pueda suponerse han sido contemplados por
ambas partes, al tiempo de la celebración del contrato, como el resultado probable del incumplimiento del
mismo ". La House of Lords ha sostenido que, para ser indemnizable bajo la regla "Hadley v. Baxendale", el
eventual daño debe haber sido comunicado al demandado o previsible por él como una posibilidad sustancial:
cfr. The Heron II, [1969] 1 AC 350.
r
Véase el cap. 9, pp. 216 y ss.
149
Hl KNAN CORRA1 TALCIANI
importe actual del patrimonio del perjudicado con el que tendría de no haber
el
mediado el incumplimiento. En consecuencia, lo único que interesa es la conexión
causal: "El ámbito que tiene el interés en cada caso, es... determinado por el nexo
causal entre el daño producido y el hecho que obliga a la indemnización"28.
El criterio de Mommsen es
recogido por Winscheid, desde donde pasará a
la regulación del B.G.B. El § 249 establecerá que deben indemnizarse los daños
necesarios para lograr una restauración de la situación que habría existido si el
hecho que origina la responsabilidad no hubiera ocurrido.
La doctrina posterior trató de moderar el rigor de esta regla mediante la teoría
de la causa adecuada y de la finalidad de la protección de la norma que fundamenta
la responsabilidad29. El mismo B.G.B. parece retornar a la idea de previsibilidad
para la indemnización del lucro cesante, pues establece que éste es
reparable en
la medida en
que el lucro podría haber sido esperado en el curso ordinario de los
hechos, o en consideración a las especiales circunstancias, a la luz de los prepara
tivos y medidas adoptadas (§ 252).
En este modelo debe ser encasillado el Código Civil suizo, que se limitó a
establecer el deber del deudor incumplidor de indemnizar el daño "resultante"
(art. 97). También ha sido acogido por el reciente Código Civil holandés que
dispone que "La reparación no se extiende más que al daño cuya relación con el
hecho sobre el cual se funda la responsabilidad del deudor es tal que, atendida
igualmente la naturaleza de la responsabilidad y del daño, puede ser imputado al
deudor como la consecuencia de ese hecho" (art. 98 del libro VI). La norma se
Mommsen. p. 137, citado por Coing, H., ob. cit., t. II, p. 576.
Coing. H., ob. cit., t. II, p. 577.
150
Contratos y daños por incumplimiento
De este modo, en el Derecho civil chileno la relación causal tiene dos momentos
30 el verbo
Además, empleaba en
presente para los perjuicios del deudor doloso: "son consecuencia in
mediata o directa". La reproduce en el art. 101
norma se del Proyecto de 1847 y en el art. 1737 del Proyecto
de 1 853. En el Proyecto Inédito, art. 1737, adquiere su redacción definitiva.
151
Hlrnan Corral Taiclani
la que debe considerarse causa del daño que se demanda. Si el daño no es consi
derado efecto del incumplimiento no habrá responsabilidad contractual (puede
haberla extracontractual si el hecho constituye una infracción a un deber legal
o del
principio del neminem laedere)32. De esta manera, la causa del daño en la
responsabilidad contractual adquiere la connotación de típica (la contenida en la
estipulación convencional), mientras que por regla general los hechos causantes
de responsabilidad delictual son atípicos, en el sentido de que no se necesita que
31
Por todos, RODRÍGUEZ Grez, Pablo, Responsabilidad contractual, Editorial Jurídica de Chile, Santiago,
2003, pp. 267 y ss.
1^2
Contratos y daños por incumplimiento
el art. 1558 CC al señalar que los perjuicios deben ser una consecuencia inme
diata o directa de no haberse cumplido la obligación o de haberse demorado su
acuña el término genérico de Pflichtverletzung" (lesión de un deber de prestación) para incluir todos los
casos de incumplimiento que generan indemnización (nuevo § 280.1). Cfr. Albiez DohrmañN, Klaus
Jochen, "Un nuevo Derecho de obligaciones. La reforma 2002 del BGB", en Anuario de Derecho Civil, t. 55
(2002), N° 3, pp. 1172yss.
153
Hi.rnan Corral Talciani
34
DlEZ-PlCAZO, Luis, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial. II. Las relaciones obligatorias, Civitas,
Madrid, 1996, pp. 568-569, excluye del análisis del incumplimiento la valoración del comportamiento del
deudor. Esta es relevante para atribuir responsabilidad al deudor, pero no para calificar el incumplimiento. En
el incumplimiento, se valora más el bien el interés del acreedor: "Lo que se trata de saber es en
qué medida
los hechos se han ajustado o no al ideal programa o plan de prestación" (p. 569).
154
Contratos y daños por incumplimiento
culpa toda vez que el deudor haya podido representarse que con su conducta está
incumplimiendo el contrato y pudiendo ocasionar algún tipo de daño al acreedor,
sin que sea necesario que se represente o pueda representarse la específica naturaleza
de dicho perjuicio. El examen de la causalidad introducirá una previsibilidad que
tiene en cuenta el daño concreto que se ha producido. Si el daño que efectivamente
sufrió el acreedor es de tal naturaleza que no puede ser considerado como una
consecuencia previsible, en la valoración estándar de un hombre medio razonable,
de la conducta del deudor, faltará el nexo de causalidad.
Puede discutirse si este análisis de la previsibilidad del hecho dañoso puede
hacerse al margen y con prescindencia de las estipulaciones contractuales. Si fuera
así, no habría diferencia entre la determinación del nexo causal en la responsabilidad
por hecho ilícito y la responsabilidad debitoria. Nos parece, sin embargo, que no es
posible configurar el juicio de previsibilidad y de adecuación del incumplimiento
como causa
perjuicios sin atender al marco de expectativas y de riesgos que
de los
35
En el mismo sentido, GlARDIÑA, E, ob. cit., p. 234, "para quien 'para la reconstrucción del nexo
155
Hernán Corral Talciani
el caso fortuito
o la
imposibilidad sobrevenida de la prestación no imputable al
deudor determinará la exoneración (por extinción de la obligación), pero no la
falta de culpa.
En cambio, la responsabilidad por los perjuicios consecuenciales necesitará de
la imputación subjetiva, si bien la inejecución de la obligación pondrá del lado
del deudor la carga de la prueba de su diligencia. En las llamadas obligaciones de
medio, la culpa es antes que factor de imputación de los daños, elemento consti
tutivo del incumplimiento.
La diferencia en torno a la exigencia de la culpa, aparece clara en la regla del
art. 1677 CC
que regula el caso en que el deudor sin culpa se ha puesto en la
imposibilidad de cumplir (ha destruido la cosa debida ignorando la obligación),
disponiendo que el deudor deberá "el precio" (valor de prestación), pero no la
indemnización de perjuicios (consecuenciales).
Ahora bien, debemos preguntarnos ¿cómo se desenvuelve el requisito de la
causalidad ante estas dos formas de responsabilidad contractual? La doctrina parece
haber advertido que la diferencia de finalidad y contenido de la indemnización
condiciona también el examen de la causalidad.
En efecto, la causalidad de la responsabilidad por el valor de la prestación
puede darse por establecida por el solo hecho del incumplimiento. La ausencia
de la prestación debida es causa directa y necesaria de la pérdida de su valor en
el patrimonio del acreedor. No es necesario efectuar análisis ni de
previsibilidad,
adecuación probabilidad.
o Si el deudor
no
cumplió sigue debiendo y debe pagar
el valor de lo prometido. Sólo el caso fortuito o la imposibilidad sobrevenida de
la obligación exonerarán de responsabilidad al deudor, el primero por excluir la
imputación y el segundo por extinguir el deber de prestación.
Por lo tanto, el problema tradicional de la causalidad queda reservado para
los daños que no consisten en la reposición del valor de la prestación omitida,
es decir,
para los perjuicios que concurren o acompañan al incumplimiento. El
an. 1558 CC al hablar de
perjuicios previsibles o que sean consecuencia inmediata
o directa del
incumplimiento se refiere a este tipo de daños, puesto que poner
36
Esta distinción es fundamental para la reconstrucción
interpretativa que propone Baraona GONZÁLEZ,
Jorge, "Responsabilidad contractual y factores de imputación de daños: apuntes para una relectura en clave
objetiva", en Revista Chilena de Derecho, vol. 24 ( 1 997) N°
, 1 pp. 1 5 1 y
, ss.
156
Contratos y daños por incumplimiento
estas
exigencias para el daño consistente en el valor de la prestación incumplida
sería superfluo y hasta absurdo: el juicio de previsibilidad y de inmediatez no es
algo que pueda ponerse en duda respecto de este daño, que siempre será previsible
e inmediato37.
En lo que sigue nos referiremos únicamente a la responsabilidad contractual
por estos perjuicios consecuenciales y no a la pérdida del valor de la prestación.
fórmulas normativas para denegar el nexo causal cuando los criterios empíricos
parecen ampliar excesivamente la responsabilidad.
La teoría de la conditio sine qua non (el incumplimiento es causa del daño toda
vez
quepueda afirmar que sin el incumplimiento el daño no se habría verifica
se
CARRASCO PERERA, A., ob. cit., p. 722, afirma que la previsibilidad no se plantea respecto del daño
37
de prestación, aunque puede ser una consecuencia no necesaria o inmediata, por ejemplo, si se produce por
intervención dolosa del hecho de un tercero.
157
HrRNÁN CORRAL TALC1ANI
tiva pueden ser muy útiles cuando se enfrentan casos de responsabilidad por
incumplimiento contractual.
El primero es el llamado "ámbito (o fin) de protección de la norma", que sugiere
que si una persona realiza una conducta que transgrede una norma no debe respon
der, virtud de ella, de los daños que efectivamente se derivaban de su actuación
en
pero que no son de aquellos que la norma intentaba prevenir prohibiendo dicha
conducta. Así, por ejemplo, si alguien maneja un auto con sus focos defectuosos
no
responde de la colisión que se
produce a plena luz del día.
El criterio del ámbito de protección de la norma es utilizable cuando las
conductas de las que deriva la responsabilidad están tipificadas, como sucede en
materia penal y también tratándose de la responsabilidad contractual. Es innega
ble que la causalidad deberá afirmarse o negarse en sede contractual atendiendo
al fin o ámbito de protección que tenían las estipulaciones contractuales, expresas
o tácitas, relacionadas con la distribución de los riesgos entre las partes39.
Otro criterio de la doctrina de la imputación objetiva es la del incremento
vS
Así, MEDICUS, Dieter, Tratado de las relaciones obligacionales, trad. Ángel Martínez Sarrion, Bosch,
Barcelona, 1995. t. I, p. 276, postula que cuando no sea posible aplicar el criterio del ámbito de protección
de la norma (como
por ejemplo cuando la norma no liga la obligación de reparar a una conducta sino a un
158
Contratos y danos por incumplimiento
40
VON TuHR, Andreas, Tratado de las obligaciones, trad. W. Roces, Reus, Madrid, 1934, t. I,
159
Hernán Corrai Talciani
a) Codeudores y corresponsabilidad
Unaprimera forma de concurso de causas es la de participación en los hechos
de varias personas. En sede de responsabilidad extracontractual existe una norma
para establecer la solidaridad entre los varios partícipes del hecho ilícito (art. 2317
inc. Io CC). Ningún coautor puede invocar que el otro actuando solo también
habría ejecutado la acción41 En materia contractual, la cuestión se plantea cuando
.
argumenta en favor de esta solución sobre la base del art. 2317 inciso segundo,
que dispone que "todo fraude o dolo cometido por dos o más personas produce
la acción solidaria del precedente inciso". Como el inciso primero se refiere a la
coautoría del delito o
concluye que el inciso segundo, so pena de
cuasidelito, se
inoperancia, ha de referirse la
responsabilidad contractual. Al dolo se suma la
a
culpa grave como equivalente al dolo42. La aplicabilidad del art. 2317 inc. 2o CC
a la
responsabilidad contractual no deja de ser dudosa por la ubicación de la regla.
Pareciera que la causalidad común y la solidaridad en la indemnización queda
mejor resuelta sobre la base del art. 1 526 N° 3 CC, el que, previa corrección del
defecto de dicción (al hablar de "un" deudor que responde solidariamente), nos
sirve para fundar la indivisibilidad de la responsabilidad por perjuicios de los
varios codeudores que por su hecho o culpa hacen imposible el incumplimiento
de la obligación. Esta interpretación permite que los deudores respondan aunque
41
Mnucus, D., ob. cit., 1. 1, p. 278.
42
ALESSANDRI RODRÍGUEZ, Arturo, De la responsabilidad extracontractual en el Derecho Civil chileno,
Imprenta Universitaria, Santiago, 1943, reimp. Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2005, N° 408, pp. 355-
3^6; ABELIUK Manasevich, Rene, Las obligaciones, Editorial Jurídica de Chile, 5a edic, Santiago, 2008.
t. II. N° S89, p. 873.
160
Contratos y daños por incumplimiento
no
hayan actuado con dolo o culpa grave, sino con
culpa leve o levísima, según
el grado de culpa que se aplique al contrato.
Es necesario analizar, además, el caso en
que los deudores se
comprometen a
"ambos responden del daño que se deriva del retraso en la edificación, sin que puedan aducir que bastaba la
mora del otro para causarlo". Es un caso en el que la teoría de la equivalencia de las condiciones conduciría
161
Hernán Corral Talciani
b) Auxiliares o
dependientes del deudor
Si elincumplimiento se debe a las personas que cooperan con el deudor en
el desarrollo de sus negocios, y mantienen un vínculo de dependencia con él, la
causalidad que se afirme respecto de su conducta se vincula directamente con la
del deudor.
del que no
responde
Si el incumplimiento está determinado
parcialmente por el hecho o culpa
del deudor y por la conducta de un tercero que no es dependiente o auxiliar del
deudor, se plantea el problema de si el deudor ha de responder por el total de los
daños o sólo por la parte en que contribuyó a su desarrollo.
La intervención en el curso causal de un tercero
por el cual el deudor no res
4"
Abeul'k, R., ob. cit., t. II. Xo 851, p. 839.
162
Contratos y daños por incumplimiento
46
responsabilidad será extracontractual y se afirmará en la medida en que el hecho del tercero sea
Esta
causa
incumplimiento. Aunque se plantea que si el tercero ha sido un cómplice del deudor en la inejecución
del
contractual la solución debería pasar no por una concurrencia de responsabilidades sino por la afirmación de
una responsabilidad unitaria por el incumplimiento. Así, DíEZ-PlCAZO, L., ob. cit., pp. 605-606.
47
Carrasco, A., ob. cit., p. 727.
48
Von Tuhr, A., ob. cit., 1. 1,
p. 63, señala "No basta que el daño haya podido sobrevenir por efecto
de conducta, sino que
su es necesario que se produzca en realidad como consecuencia de ella y no de otro
accidente".
163
Hernán Corral Talciani
fortuito que impide el cumplimiento se produce estando en mora del deudor éste
se
responder si prueba que el caso hubiera sobrevenido igual de haber
exonerará de
caso de
cumplimiento oportuno del deudor cernía ya su riesgo destructor sobre
la prestación, la disminución de valor de ésta debería tomarse en cuenta para
evaluar sus daños. Así, por ejemplo, si se da muerte a un caballo que padecía una
enfermedad que le habría matado igualmente. El caballo al que se dio muerte es
un caballo enfermo
y por tanto su valor es menor.
fortuito, es responsable de ello. Pero si la cosa hubiera perecido también por otro caso fortuito en poder del
acreedor, el deudor, con la misma conducta que en condiciones normales le hace
responsable de los casos
fortuitos, precave al acreedor contra una pérdida equivalente. Por eso es justo que se le exima de responsa
bilidad por el caso fortuito a él imputable" (pp. 64-65, nt. 3).
51
Viney, Geneviéve y JOURDAIN, Patrice, Les conditions de la Traitéde Droit Civil (dir.
responsabilité, en
Jacques Ghestin), L.G.D.J., 2a edic, Paris 1998, pp. 177-178.
164
Contratos y daños por incumplimiento
La causalidad se
presenta así en su función discriminante los varios per
entre
En nuestro Derecho civil la regla llamada a resolver esta materia está en el inciso
primero del art. 1558 CC, que señala que el deudor doloso, sin bien responde
de los perjuicios previsibles, no es responsable de los perjuicios que no fueron
"una consecuencia inmediata o directa de no haberse cumplido la obligación o
de haberse demorado su cumplimiento".
La norma no se refiere al daño inicial: la falta del valor de prestación, porque
es obvio
que en relación a este daño el deudor debe responder: la causa manifiesta
de ese perjuicio es el incumplimiento. No sucede lo mismo con los perjuicios que
se derivan de la omisión de la
prestación, y que son efectos del incumplimiento en
el análisis naturalístico del suceder causal. Respecto de estos perjuicios dispone el
art. 1558 CC: por eso habla de que el deudor doloso será responsable de "todos
que se denomina con dos vocablos sinónimos o si se trata de dos conceptos dife
rentes cada uno con su denominación propia.
dejar de cumplir la obligación, un resultado que se produce como consecuencia del incumplimiento y una
relación de causalidades entre la manifestación de voluntad y el resultado, y así lo ha entendido el legislador
cuando en el artículo 1 558 del Código Civil habla de 'imputar' dolo al deudor y cuando agrega, en la misma
disposición, que los
perjuicios indemnizables deben ser consecuencia directa e inmediata del incumplimiento
de la obligación" (C. Iquique, 27 de octubre de 2000, con casación rechazada por la Corte Suprema, rol
4631-2000, LegalPublishing N° 22.692).
165
Hernán Corral Talciani
consagrada en el art. 1151 del Code que hablaba de consecuencia inmediata "y"
directa, para aludir a una consecuencia inmediata "o" directa. Nos parece que el
cambio revela la intención de no asimilar ambos criterios en uno solo, aunque con
una
plural, sino de distinguir dos tipos de criterios: hay responsabi
denominación
lidad si la relación causal del daño consecuencia! es inmediata al
incumplimiento;
si se acredita es una consecuencia directa del
hay responsabilidad que incumpli
miento, aun cuando sea mediata.
Para apoyar este aserto, que nuestra doctrina ha pasado por alto, invocamos la
diferencia tan marcada con la norma
que sirvió de modelo indudable a nuestro
codificador. Es una de las pocas locuciones en las que Bello se sintió en la nece
166
Contratos y daños por incumplimiento
que interfiera en su
despliegue y que no sea invariable acompañamiento de la
inejecución55.
plimiento aunque conectadas causalmente con él, de modo empírico. Es decir, sin
el incumplimiento no se hubieran producido (conditio sine qua non).
que excluye interposiciones de otros hechos intercalados, sino más bien "lo que
va de una
parte a otra sin detenerse en los puntos intermedios" (acepción 2), y
también que el vocablo se aplica "a lo que se encamina derechamente a una mira
u
objeto" (acepción 3). Esta significación natural de la palabra nos induce a pensar
que el vínculo directo requiere una apreciación ya no empírica sino valorativa de
la cadena causal: se trata de determinar cómo una determinada consecuencia que
no es inmediata al incumplimiento puede ser atribuida como efecto a ese hecho
plimiento pero unido a otro hecho que, sin embargo, no tiene la significación o
fuerza para transformarse en la única causa del daño ni para disminuir la calidad
de causa fundamental y principal atribuida al incumplimiento.
La doctrina argentina, sobre la base de los artículos 901 y 906 del Código Civil,
55
Señalan Alterini, A., Ameal, O. y LÓPEZ Cabana, R., Derecho de obligaciones civiles y comerciales,
Abeledo Perrot, B. Aires, 1 995, p. 2 1 9, que "es daño inmediato el que deriva del incumplimiento en sí mismo,
es decir, aquél del cual el incumplimiento es causa próxima. Dado que la inmediatez en el caso es lógica y
no cronológica, es también inmediato el daño que deriva de la conexión de un hecho que invariablemente
acompaña al incumplimiento".
56
VlNEY, G. yjourdan, R, ob. cit., p. 164.
167
Hernán Corrai Talciwi
aquellas que tienen una conexión con el hecho principal de 2o grado (hay una
circunstancia que media entre el incumplimiento y el daño). Las remotas son las
que presentan una conexión de 3er grado o más (los hechos que se interponen
son más
y ya la consecuencia es muy lejana respecto del incumplimiento). Las
consecuencias remotas
quedan fuera de la causalidad57.
Por lo demás la enseñanza de Pothier en la que se basa nuestro Código.
esta era
Cuando se
pregunta por el alcance de la responsabilidad del deudor doloso se re
fiere a la consecuencia "lejana e indirecta" del incumplimiento, entendiendo por
tal aquellas que no son necesarias sino que han podido deberse a otras causas. Por
ello, el vendedor de la vaca enferma no responderá de la insolvencia sobrevenida al
comprador por la falta de cultivo de sus tierras, a su vez ocasionada por el contagio
de su ganado, ya que ese desequilibro patrimonial "puede tener otras causas"58.
Para determinar si la consecuencia es directa habrá que recurrir a los criterios
de adecuación y de imputación objetiva que hemos visto.
los afectados directamente por el hecho ilícito, sino también aquellos terceros que
sufren como consecuencia del daño sufrido por la víctima principal. Es usual que
seconcedan indemnizaciones, sobre todo por daño moral, a cónyuges o
parientes
de las víctimas de muerte o lesiones corporales causadas ilícitamente.
La cuestión puede presentarse también en materia de responsabilidad con
tractual, como se ha advertido en Francia59. Pensemos por ejemplo en un
que estas personas que sufren daños por repercusión puedan hacer valer la res
ponsabilidad contractual, ya que en estricto rigor son terceros ajenos al contrato.
Claro que si la lesión es por sí misma un hecho ilícito, con prescindencia de la
existencia de contrato, podrán hacer valer la responsabilidad extracontractual.
r
Cfr. Aiterint, A., Ameal, O. y López Cabana, R., ob. cit., p. 219. El art. 906 del Código Civil
argentino señala que "En ningún caso son imputables las consecuencias remotas, que no tienen con el hecho
ilícito nexo adecuado de causalidad".
58
Pothier, R., ob. cit., N° 167, pp. 98-99.
,fl
VlNEY, G. y Jourdan, E, ob. cit., p. 178.
168
Contratos y daños por incumplimiento
cúmulo de responsabilidades.
Distinto del daño por repercusión es el llamado "daño en cascada"60 y que
consiste en la propagación del daño sufrido por la víctima principal a terceros
que sufren un nuevo daño que es causado por la pérdida sufrida por la primera
víctima. En responsabilidad contractual esto puede ser más común de lo que
parece a primera vista, sobre todo en los supuestos de contratos coligados. Así el
deudor omite la prestación debida, y por causa de ello el acreedor también deja
de cumplir con su propia obligación respecto de un tercero. ¿Puede este tercero
invocar la responsabilidad contractual del primer deudor como causa del segundo
incumplimiento? De nuevo pareciera que este acreedor que sufre el daño en cas
cada no podrá invocar la responsabilidad contractual toda vez que él no es parte
del primer contrato. Podría, sí, considerar que con su incumplimiento el primer
deudor lesionó su derecho de crédito e invocar la responsabilidad extracontractual
de éste, pero tendría que probar culpa o dolo, no respecto del primer incumpli
miento, sino respecto del hecho de que su acreedor no pudiera, a su vez, cumplir
su
obligación para con el demandante.
En ambas hipótesis la relación de causalidad deberá ser considerada a la luz de
los criterios de la responsabilidad extracontractual61.
través del art. 1556 de nuestro Código Civil, aunque sin definirlo.
La doctrina señala que entiende por lucro cesante, "la utilidad que deja
se
60
Cfr. VlNEY, G. y JOURDAÑ, P., ob. cit., p. 178.
61
VlNEY, G. y JOURDAN, R, ob. cit., pp. 179-180, informan que la jurisprudencia francesa es muy
liberal la apreciación de estos daños y no ha tenido para nada en cuenta la limitación del art. 1151 del
en
Code relativa a las consecuencias "inmediatas y directas". Señalan que en general los tribunales afirman la
causalidad toda vez que de no haber ocurrido el primer daño es cierto que no se habría derivado el daño en
cascada o por rebote. Cuando aprecian que ello conduciría a indemnizaciones exageradas limitan el nexo
169
Hernán Corral Talciani
63
Rodríguez, R, ob. cit., p. 227.
64
Enneccerus, Ludwig, Derecho de Obligaciones, en ENNECCERUS, L., Kipp, T. y Wolff, M., Tratado de
Derecho Civil II, revisado por H. Lehman, trad. B. Pérez González y J. Alguer, Bosch, 2a edic. al cuidado de J.
Puig Brutau, Barcelona, 1 954, p. 74. Por eso no parece correcta la sentencia de la Corte de Temuco que niega
la causalidad del lucro cesante en el caso en que un arrendador no le entregó oportunamente la propiedad a
un arrendatario, impidiéndole así subarrendarla y obtener las rentas del subarrendamiento. Según la Corte
el demandante-subarredador no tiene derecho al cobro de los daños o perjuicios indirectos como lo sería el
lucro cesante en la 28 de marzo de 1985, Jurisprudencia N° 34, p. 27, extracto citado
especie (C. Temuco,
en el
Repertorio de
Legislación Jurisprudencia.
y Código Civil, t. V, Editorial Jurídica de Chile, 3a edic,
Santiago, 1997, art. 1558 p. 373). No parece que en este caso el perjuicio sea indirecto ni imprevisible, si
estaba estipulado en el arrendamiento la facultad de subarrendar. Al parecer pesó en el ánimo de los jueces en
este caso el hecho que, como lo dice también la sentencia, no estaba acreditada fehacientemente la existencia
del contrato de arrendamiento. Según nota del Repertorio el contrato de subarrendamiento era simulado
para prefabricar un lucro cesante que no existía.
65
En el caso fallado por la Corte de Apelaciones de Santiago en 1989, una sociedad demandó al Fisco
por el incumplimiento en la entrega de un predio comprado a la CORA, reclamado como lucro cesante las
utilidades que esperaba obtener en cinco años de funcionamiento de un centro turístico que quería establecer
en el inmueble. La Corte rechazó la indemnización por este concepto diciendo que "la demanda por fundarse
en utilidades inciertas de obtener de un centro turístico cuyo financiamiento cierto y definitivo no es posible
determinar por no existir antecedentes que permitan afirmar que la sociedad demandante tuviese los fondos
para construirlo o el crédito acordado para ese fin y que, aun en ese evento, no se sabe si esa construcción se
llevaría a cabo en definitiva y que aun terminado y comenzada su
explotación, existieran utilidades, es que no
es
posible acoger el cobro demandado por lucro cesante" (C. Santiago, 19 de julio de 1989, rol 427-88, con
recurso de casación en el fondo rechazado
por la Corte Suprema por sentencia de 30 de octubre de 1991, rol
1 -t.840, LegalPublishingN° 1 1 .583). En otro caso, más reciente, la Corte Suprema negó la indemnización por
lucro cesante del afectado por un accidente laboral, por estimar que "la prueba rendida en autos no permite
establecer con la necesaria certeza— que la capacidad residual de ganancia que mantiene el afectado sea tan
—
exigua como para justificar otro pago adicional, a lo que cabe agregar que no hay elementos que permitan
determinar el tiempo durante el cual de no mediar el accidente- se habría extendido la relación laboral
-
que vinculó a las partes, todo lo cual impide establecer la relación de causalidad que exige la norma recién
citada [el art. 1 558 del Código Civil] e impide dar lugar al cobro que por este concepto se formula en la
demanda" (C. Sup. 9 de julio de 2002, GJ 275, p. 227, reproduciendo el considerando del fallo de la Corte
de Apelaciones casado por ultra petita).
170
Contratos y daños por incumplimiento
8. Caso fortuito o
fuerza mayor
Caso fortuito y fuerza mayor aparecen unificados en nuestro Derecho Civil bajo
el común concepto de "imprevisto a que no es posible resistir" (art. 45 CC). La
doctrina suele agregar que debe tratarse de un hecho ajeno o exterior al deudor68.
El suceso externo, imprevisible e irresistible puede provenir de las fuerzas de la
naturaleza: un
naufragio, una tormenta, un terremoto, un incendio o de actos de
terceros, como un delito, una orden de autoridad, etc.
Aunque existe una fuerte tendencia a relacionar caso fortuito
y culpa, de
manera de
conceptualizar el caso fortuito como ausencia de la diligencia debida,
la doctrina comparada se inclina por desvincular el caso fortuito de la culpa y
posicionarlo en sede de relación de causalidad. Se señala de esta manera que no
deben reconducirse los elementos del caso fortuito a los de la culpa por medio de
calificar la previsibilidad y la inevitabilidad sobre la base de la diligencia debida
por el deudor según el tipo de contrato, sino que debe reconocerse en él un evento
exterior que viene a romper el vínculo de causalidad entre el comportamiento del
deudor y el incumplimiento. Es la falta de causalidad y no la ausencia de culpa la
que justifica la exoneración del deudor69.
66
Cfr. Rodríguez, R, ob. cit., p. 227.
67
CARRASCO, A., ob. cit., p. 736, afirma: "Todo acreedor que actúa en el Derecho de contratos con
perspectivas al mercado (es decir, que no se trate de un consumidor) debe aminorar el coste de su daño
buscando en cobertura un bien que sustituya a la prestación fallida. Esta es la razón que explica y justifica
casi siempre la jurisprudencia restrictiva en materia de lucro cesante. El acreedor no puede solicitar el lucro
que dejó de ganar si pudo conseguir en el mercado una prestación equivalente con la que negociar y lucrarse.
Su daño 'razonable' no será otro
que la diferencia de costes entre la prestación contratada y la buscada en
sustitución".
68
Cfr. Abeliuk, R., ob. cit., 1. 1, N° 841, pp. 829-830.
69
Así, DíEZ-PlCAZO, L., ob. cit., pp. 589-590, propiciando que el caso fortuito debe ser entendido
como eventos o hechos exteriores, que queden fuera del ámbito o marco de control del deudor, si bien este
ámbito puede estar determinado por los deberes de diligencia según la clase de deudor.
171
Hernán Corrai T.au iam
Así lo entiende entre nosotros Jorge Baraona, cuando señala que el caso fortuito
"actúa como circunstancia que exonera al deudor de responder, no en cuanto elimina
la 'culpa del deudor (falta de diligencia debida), sino porque, en principio, destruye
la relación de causalidad que debe existir entre el hecho (infracción del contrato) y la
persona del deudor. Es decir, si se prueba caso fortuito quiere decir que
el acreedor
no
podrá, como regla, pretender la aestimatio reí o ser indemnizado, pues la falta de
cumplimiento ha producido por una causa no atribuible al obligado"70.
se
70
Baraona, J., ob. cit., p. 175.
T1
Baraona, J., ob. cit., pp. 175-176.
72 En resuelto por la Corte de Apelaciones de Iquique se estimó que el hecho de un tercero
un caso
cumplimiento de un contrato de compraventa de 600 sacos de cemento por parte de la empresa vendedora.
La demandada se defendió diciendo que había dejado las mercancías vendidas en el lugar señalado por el
comprador, si bien fueron recibidas por el cuñado de éste que dijo ser su socio y que posteriormente está
declarado rebelde, con orden de aprehensión pendiente, en un proceso penal por estafa. La Corte revocó
la sentencia de primera instancia que había dado lugar a la demanda de indemnización de perjuicios y
consideró que "toda vez que un hecho extraño rompe este nexo de causalidad desaparece la obligación de
indemnizar", si bien también se fundó en que el deudor justificó el cumplimiento de la obligación al poner
a disposición del deudor los sacos de cemento. La Corte Suprema rechazó los recursos de casación de forma
172
Contratos y daños por incumplimiento
74
DfEZ-PlCAZO, L., ob. cit., p. 605, señala que no
siempre que el hecho del tercero
interrumpa el nexo
de causalidad del incumplimiento del deudor implicará que éste sea responsable extracontractualmente ante
el acreedor por lesión del crédito. Para que así lo sea es necesario demostrar que el hecho del tercero es, de
acuerdo con las reglas de la causalidad adecuada, la causa directa del daño. Por ejemplo, en el caso de que
un tercero cause
imprudentemente un shock a una cantante la que no puede por eso ejecutar un contrato
de espectáculo, no
responderá de las pérdidas derivadas de la falta de ejecución del contrato ya que se trata
de un daño indirecto.
75
CARRASCO, A., ob. cit., p. 755, sostiene que "El acreedor carga con el daño que se produce como
consecuencia necesaria de su conducta",
pero precisa que ello sucederá en la medida en que no haya sido
el deudor quien creó la situación de riesgo ilícito que impulsó al acreedor a actuar para tratar de evitar la
realización del riesgo.
En fallado por la Corte de Apelaciones de Rancagua se estimó que no había responsabilidad del
un caso
arrendador por no haber cumplido el contrato de arrendamiento de unos buses que debían ser utilizados por
una Sociedad de
Transportes. Se acreditó en el proceso que el arrendador llevó los buses pero el representante
de la sociedad arrendataria no los dejó salir a efectuar sus recorridos (C. Rancagua 20 de diciembre de 2002,
173
Hernán Corral Talciani
contratantes pueden alterar las reglas que él da sobre la causalidad de los daños.
Pareciera, entonces, que es posible pactar que el deudor responderá incluso por
las consecuencias que no sean inmediatas ni directas del incumplimiento. Esto
quiere decir que el deudor se hará responsable de perjuicios que no tengan un
vínculo de causalidad jurídica actuación. Pero ya hemos asentado que el
con su
DfEZ-PiCAZO, L., ob. cit., p. 602, indica que si bien el deudor puede pagar por consignación, "En
'
todo caso, se excluye o cuando menos se reduce la responsabilidad del deudor por los daños y perjuicios que
el acreedor pueda sufrir".
78
RODRÍGUEZ, P., ob. cit., p. 204, señala como uno de los efectos de la mora del acreedor la exoneración
del deudor de responsabilidad por la mora, sobre la base del art. 1552 CC.
174
Contratos y daños por incumplimiento
plimiento. En este caso, la teoría de la conditio sine qua non será útil para excluir
aquellos daños que no son consecuencias, ni siquiera indirectas o remotas, del
incumplimiento.
79
En el responsabilidad por un examen que erróneamente dio positivo a la prueba del virus del
caso de
SIDA, el laboratorio demandado recurrió de casación en el fondo
por infracción del art. 1558 del Código
Civil, pues, según alegó, los perjuicios sufridos por el actor fueron ocasionados por su propia conducta
imprudente, ya que enterado del resultado del examen no consultó un médico sino que se autodiagnosticó
la enfermedad del SIDA. La Corte Suprema rechazó la causal de casación por estar "dirigida a desvirtuar los
hechos fijados en la sentencia por los jueces del mérito, pues uno de los presupuestos fácticos del fallo es la
existencia del nexo causal entre el incumplimiento de su obligación por parte del demandado y los perjuicios
extramatrimoniales sufridos por el demandante y, por ende, no puede este tribunal, conociendo del recurso
de casación en el fondo, alterar este hecho" (C. Sup. 5 de noviembre de 2001, G/N" 257, p. 39).
175
Hfrnán Corrai Talciani
que se
previeron o
pudieron preverse al tiempo del contrato" (art. 1558 inc. Io
CC). El criterio en definitiva es el último, ya que lo que expresamente se prevé
en el contrato no tiene mayor dificultad
para ser reconocido y aplicado. Lo que
interesa es el canon de la previsibilidad criterio que limita o restringe el
como
El canon de la
previsibilidad puede prestarse a confusión en relación con la
exigencia de causalidad de la
responsabilidad contractual. En efecto, la causali
dad adecuada se establece sobre la base de probabilidades y por tanto requiere
también un juicio sobre la previsibilidad del daño.
No es extraño que algunos autores hayan confundido ambos elementos,
señalando que en verdad la regla se justifica por establecer la forma en la que
Ml
Como se ve, no obstante, la Corte sigue anclada en la teoría tradicional de laequivalencia de las con
diciones para establecer la causalidad, lo que resulta contradictorio con su
planteamiento de que es posible
revisarla como cuestión de derecho y no meramente fáctica.
176
Contratos y daños por incumplimiento
bilidad contractual, sino que delimita el deber de reparar los daños causalmente
conectados con el incumplimiento. De todos los daños sobre los que se reconoce
una causalidad, porque han sido previsibles en el momento en
que el deudor
infringió la obligación, sólo deberá indemnizar aquellos que eran
previsibles
cuando el contrato fue celebrado83.
Se trata
por tanto de una norma
especial sin la cual el deudor debiera res
p. 436.
82
En contra, un fallo de la Corte de Apelaciones de Concepción, de 1 9 de diciembre de 1 994, Cadi
con
Municipalidad de Concepción, sostiene que el art. 1558 CC a los
no se refiere
perjuicios que se previe
ron a la fecha del contrato, pues para el arrendamiento y para cualquier contrato de tracto sucesivo tiempo
del contrato"es el período durante el cual se desarrolla el contrato, desde su nacimiento hasta el momento
en
que haya producido la restitución del inmueble arrendado" (citado
se por RAMOS PAZOS, Rene, De las
obligaciones. Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1999, N° 341, p. 287).
83 Es cierto que más que una limitación del daño resarcible la regla expresa más bien una delimitación
de la responsabilidad contractual. Como señala Di Gravto, Valerio, Prevedibilitá deldanno e inadempimento
doloso, GiufTré, Milano, 1 999, p. 1 39, la parte del daño considerada imprevisible al momento de contratar es
algo externo a la obligación desde su nacimiento, de modo que no puede hablarse en rigor de limitación de la
responsabilidad, salvo en el sentido de determinación de la misma: "es obvio -continúa este autor- que todo
elemento de una figura legal termina por 'limitar' la aplicabilidad de la norma, respecto del ámbito que ella
habría tenido si no hubiese contenido aquel elemento; pero es claro que, en tal modo, se refiere al
concepto
de límite', enel sentido de confín, y no ya de 'limitación', para la cual se necesitaría postular la existencia de
otra norma que funcionara como elemento de parangón, la cual aquí no existe ".
177
HERNÁN CORRAL TaLCIANI
84
BarpüENTOS, M., ob. cit., p. 19, argumenta que esta distinción se basa tanto en el objeto de la previsi
bilidad (el evento dañoso o lesionante de los intereses del acreedor, en el caso de la
culpa, y las consecuencias
dañosas, que pueden limitarse por el art. 1558 CC), como en el tiempo en que se efectúa la valoración (en
la culpa, el momento relevante es el del incumplimiento; mientras que en el caso del art. 1558 CC el tiempo
es
aquel en que se constituye la obligación).
85
Cfr. CORRAL Talclani, Hernán, Lecciones de responsabilidad civil extracontractual, Editorial Jurídica
de Chile, Santiago, 2003, p. 214.
1~8
Contratos y daños por incumplimiento
irrenunciables. De este modo, la regla legal que limita los daños a los previsibles
a ser indemnizada
arbitraria al derecho de la víctima
constituye una
excepción
por todos los perjuicios sufridos, regla que ya no puede justificarse sobre la base
de un consentimiento presunto o invocando la libre voluntad de las partes.
Además, se señala, la presencia de esta regla constituiría una separación entre
solución ideal "para evitar todos sus efectos distorsionadores y las graves in
derogación no debería centrarse en el art. 1558 CC sino en todas las normas que
otorgan peculiaridades a la responsabilidad contractual, entre ellas las referidas
a la necesidad de la mora, a la presunción de culpa y a la prescripción.
86
DOMINGUEZ, C, ob. cit., p. 582, con ello la autora pretende también derribar el obstáculo que puede
constituir la regla para la indemnización del daño moral en sede contractual.
87
Di GRAVIO, V., ob. cit., p. 138.
179
Hi rn'an Corral Talciani
a) La voluntad contractual
La explicación más recurrida de la limitación recurre al principio de la auto
nomía de la voluntad sobre el cual se elaboró la teoría general del contrato en
los tiempos de la codificación. Si los contratos obligan porque son queridos por
las partes, es lógico que, en caso de incumplimiento, sólo den lugar a indem
nizaciones que hayan sido queridas expresa o implícitamente por los mismos
contratantes.
88
Pothier, R., ob. cit., N° 164, p. 96: "El principio sobre el que se funda esta decisión es el de que las
obligaciones que nacen de los contratos no pueden formarse más que por el consentimiento y la voluntad de
las partes. Ahora bien, el deudor, al obligarse al pago de daños y perjuicios que resultarían de la inejecución
de su obligación, se reputa como no habiéndose entendido ni querido obligar más que hasta la suma a la cual
él ha podido racionalmente prever que podían montar a lo más los dichos daños y perjuicios, y no más allá:
dicho se está, pues, que cuando
esos daños
y perjuicios suben a una suma excesiva, a la cual el deudor jamás
ha podido pensar que pudieran subir como máximo; pues ha de reputarse el deudor como no habiéndose
obligado a más". Pothier remonta la justificación a Dumoulin, en su Tractatus de eo quod interest, N° 60.
89
La Corte Suprema Federal de los Estados Unidos de América en el caso Globe Refining Co. v. Landa
Cotton OU Co. (190 U.S. 540,23 S. Ct. 754, 47 L. Ed. 1 171, 1903), en ponencia de Oliver W. Holmes,
reafirmó la fundamentación en que no se presume que el deudor haya querido hacerse responsable por riesgos
que no estaban bajo su control.
90
CLARO Solar, Luis, Explicaciones XI. De las obligaciones II... cit., t. V, N° 1247, p. 754. Más re
cientemente, BARRIENTOS, M., ob. cit., p. 20, ha señalado en este mismo sentido que "La reclamación de
180
Contratos y daños por incumplimiento
b) El principio de buena fe
Una tesis que intenta justificar la regla desprendiéndola de la teoría del acuerdo
tácito es la que quiere ver en ella una
principio de la buena
manifestación más del
fe contractual, que entre nosotros contiene la norma del art. 1 546 CC, que exige
que los contratos se ejecuten de buena fe. La indemnización por el incumplimiento
es una forma de
ejecución del contrato en su sentido amplio y, por lo tanto, debe
estar
regida por este criterio.
La buena fe se opondría a permitir que se indemnicen al acreedor perjuicios que
se
producen de un modo imprevisto e inesperado para el deudor y que podían pre
verse solamente por informaciones que el acreedor omitió revelar al deudor93.
La argumentación ha sido contradicha por la afirmación de que si la impre
visibilidad proviene de culpa del acreedor, la regla no es necesaria por cuanto
91
Viney, G., ob. cit., pp. 438-439.
92
Así, GOMEZ Pomar, Fernando, Previsión de daños, incumplimiento e indemnización, Civitas, Madrid,
2002, pp. 112yss.
93
Así, SOULEAU, I., La prévisibilité du dommage contractuel (Défense et illustration de l'article 1 150
du Code civil), tesis (dactyl.), Paris II, 1979, N° 434-447, citada por VlNEY, G., ob. cit., p. 438.
94
Viney, G., ob. cit., p. 439.
95
SOLEAU, I., ob. cit., N° 457, citada por VlNEY, G., ob. cit., p. 438.
181
HernAn Corral Talclani
Se critica a esta
equilibrio contractual y la justicia conmutativa se
tesis que el
logra por la regla de la previsibilidad pero desde la óptica del deudor, mientras
que en la del acreedor la justicia exigiría que gozara de una reparación plena del
daño causado. Es claro que el hecho imprevisible crea una situación de desequi
librio porque por hipótesis no ha sido contemplado como riesgo por las partes;
la cuestión es saber quién debe soportar el costo de ese desequilibrio. En la época
de la codificación parecía justo pedir ese sacrificio al acreedor, a quien se estimaba
con
mayores recursos y capacidad económica, pero en la hora actual es muchas
veces el acreedor el
que merece protección: por ejemplo, cuando se trata de un
acreedor que se dedica profesionalmente a una activida
Un nuevo
explicar la regla de la limitación dice relación con la na
intento de
turaleza del daño que se produce por el incumplimiento contractual. Así, Alain
Sériaux piensa que la justificación puede remontarse a la doctrina de la restitución
del daño injusto de Santo Tomás de Aquino. En efecto, Santo Tomás se plantea
la cuestión de si la restitución puede comprender algo que no ha sido quitado
a la víctima. La dificultad estriba en
que la justicia de la restitución reclama la
(por ejemplo si se destruye la casa debe pagarse su valor). Pero existe un daño
potencial, que se produce cuando "se damnifica a alguno impidiendo que alcance
lo que está en vías de tener". En este caso, no se justifica que haya restitución por
1S2
Contratos y daños por incumplimiento
cual no es necesario para la restitución... Sin embargo, está obligado a hacer alguna
compensación según la condición de las personas y de los negocios"97.
En la
interpretación de Sériaux, el primer tipo de daño concierne a la res
ponsabilidad delictual, el segundo a la contractual. Con esta última no se trata
sino de proveer al acreedor más que el equivalente de lo que era jurídicamente
esperable del deudor. Por eso, la indemnización debe ser medida por el canon
de la prestación prometida: "Si ésta falla, el deudor debe entonces
entregar al
acreedor una suma
igual a lo que el acreedor, al aceptar el contrato, ha tomado
el riesgo de no obtener"98.
La tesissugerente pero plantea dificultades porque parece confundir la
es
lebrar el contrato.
183
Hernán Corral Talciani
ampliar, muchas veces en forma excesiva, el tipo y umbral de los daños reparables
por la vía de la responsabilidad civil. La norma recuperaría vigor como un ins
trumento de una
política de moderación judicial de los daños contractuales".
El panorama cambia si existe la regla legal que limita los daños a los previsibles.
En este caso, el acreedor que por circunstancias especiales estima más la
prestación
de lo que sería la media estará incentivado a traspasar esa información al deudor
184
Contratos y daños por incumplimiento
costos de transacción. Dado que los acreedores de tipo A [los que valoran más
la prestación que el promedio] constituyen la minoría dentro de la población de
sea el
grupo mayoritario de acreedores el que tenga que revelar su
tipo, con los
costes de transacción
que tal revelación acarrea"100.
En resumen, la regla puede ser entendida que en las explicaciones tra
mejor
dicionales que la conectan a la voluntad de las partes, si se la concibe siguiendo el
análisis económico del Derecho "como un instrumento para incentivar la comu
Como vemos, la diversidad de opiniones sobre las razones que existen para
mantener la vigencia de la regla es muy variada. Aunque se nos acuse de sincre
tismo, pensamos que las razones
que hemos mencionado no son necesariamente
política legislativa que obedece a razones de conveniencia, entre las que puede estar el
favorecer la asunción de compromisos contractuales, no incrementar excesivamente
las indemnizaciones o incentivar la entrega de información de los acreedores que
tienen circunstancias especiales de aprecio de la prestación, lo que redunda en la
posibilidad de que existan contratos diferenciados según el tipo de riesgo.
Pero la dimensión política de la justificación no empece a que también pueda
ponerse de relieve, si no la necesidad estricta de que la regla integre el régimen
contractual (ya que éste es factible con la regla inversa como lo prueba el dere
cho alemán), su
mejor adaptabilidad o coherencia con la justicia contractual y
100
Gómez Pomar, F., ob. cit., pp. 177-178.
101
Gómez Pomar, F., ob. cit., p. 266.
185
Hernán Corral Talciani
exponía, de todas maneras funciona la buena fe, no como sanción al acreedor, sino
como moderación de los deberes deprecaución exigibles al deudor. Si el deudor
no recibió esa
puede pedírsele que asuma un comportamiento
información no
más protector que el ordinario y, por ende, no es justo que indemnice por las
parece lógico que también éste sea la medida de los riesgos que se contemplan y se
asumen en él. Se dice en contra
que lo que las partes querrían en verdad es que se
indemnizaran todos los daños. Esto puede ser cierto si se contempla la situación
una vez ocurrido el dañoimprevisible, pero no si las partes se sitúan al momento de
celebrar el contrato conocer cómo se desenvolverá la
y sin ejecución del contrato.
Debe tomarse en cuenta en que, por regla general, ambas partes son acreedores
y deudoras recíprocamente. En esta situación, parece lógico suponer que si nada
han dicho es porque han limitado su responsabilidad a lo que podía preverse en
ese momento y no a sucesos
que caen fuera de esa previsión. Si hubieran querido
que la responsabilidad fuera plena lo habrían dicho expresamente. Por eso además
se justifica
que el test de la previsibilidad se haga al tiempo del contrato y no en
10?
un momento postenor .
1S6
Contratos y daños por incumplimiento
El juicio de
previsibilidad no se aprecia en concreto, según si el deudor de acuer
do habilidades y conocimientos podía haberse
a sus
representado el acaecimiento
del daño. La norma señala que se responde por los perjuicios, no que el deudor
haya podido prever sino por los que hayan podido preverse. Es decir, emplea el
canon del hombre medio.
Pero esta
apreciación en abstracto no debe prescindir de las circunstancias espe
ciales de la relación contractual y del rubro comercial o profesional del deudor103.
La consideración de la posición del deudor hace que el juicio de previsibilidad se
103 de
La jurisprudencia francesa adopta el principio apreciación en abstracto, pero considerando los
riesgos que un deudor medio, colocado en las mismas circunstancias, podía y debía prever. Cfr. Viney, G.,
ob. cit., p. 432.
104
Di Gravto, Y., ob. cit., pp. 144-145.
187
Hernán Corral Talciani
La misma Corte en una sentencia anterior, también de casación, enuncia la misma doctrina: "los
perjuicios que se previeron o pudieron preverse son los que se derivan necesariamente de la obligación misma
y que tienen relación íntima con ella y, en general, aquellos que ocasionan una pérdida efectiva" (C. Sup. 23
de abril de 1925, RDJt. 23, sec. 1», p. 273).
106 "
Continúa el fallo señalando que En este sentido resulta lógico y razonable entender que en el
ámbito de la salud, ésta comprende la obligación de procurar la recuperación. En este mismo sentido, debe
consignarse que el incumplimiento de las obligaciones se ha apreciado de acuerdo a las circunstancias y
condiciones objetivas, conforme a las cuales al Hospital Clínico le era exigible una conducta determinada,
en este caso el deber de
previsión, diligencia y cuidado del paciente que es posible esperar, especialmente de
las personas que auxiliaron a la demandada en el cumplimiento del contrato de prestación de salud, las que
ella ha seleccionado con anterioridad y que no dependen de la voluntad del paciente. En efecto, para que
exista responsabilidad no es necesario que se haya previsto efectivamente el daño
preciso que se produjo,
sino que basta con
que se
haya debido prever, que existe la posibilidad que de cumplirse negligentemente
una
obligación o de no realizarse los tratamientos adecuados se originarían perjuicios, que es precisamente
lo determinado por los jueces del fondo, hecho inamovible Tribunal" (C. 24 de septiembre
para este Sup.
de 2007, rol 4103-05, MJJ 15635).
188
Contratos y daños por incumplimiento
Una clásica discusión que se generó en los primeros comentaristas del Código
Civil francés es la de si lo
imprevisible debía ser la causa o hecho que genera el
daño (incumplimiento) o si también debía extenderse al importe o cuantía del
perjuicio. La cuestión se planteaba en los contratos con obligaciones de custodia
en las
que el deudor ignoraba el valor real de los objetos custodiados. Por ejemplo,
si se dan en depósito los muebles de una casa, y en un cajón de un escritorio hay
una valiosa
joya, cuya presencia es ignorada por el depositario. Si este objeto es
hurtado, se produce la duda: el daño en que consiste la pérdida de la joya ¿es
imprevisible? Si consideramos que la regla sólo excluye la indemnización del
daño cuya causa es imprevisible, tendríamos que el depositario debe restituir el
valor de la joya, ya que en este caso la causa del incumplimiento, el hurto, no
era
imprevisible. Si, al revés, se sostiene que es el importe o extensión del daño
el objeto de la imprevisibilidad, él debería ser exonerado porque no podía haber
previsto incurrir en una responsabilidad de tamaño valor.
107
En contra, VlNEY, C, ob. cit., p. 428.
108
Viney, C, ob. cit., p. 429.
109
Cfr. Viney, C, ob. cit., p. 429.
110
Viney, G., ob. cit., p. 429.
1 1 1
Gómez Pomar, E, ob. cit., pp. 54 y ss.
189
Hi r\ a\ Corral Talciani
primera dirección de la doctrina francesa don Luis Claro Solar para quien el art. 1 558
CC se refiere a la previsión de la causa de los perjuicios y no a a la de su cuantía113.
doctrina francesa, sin embargo, dio un vuelco en esta materia y se llegó a
consolidar la conclusión contraria, que parece más conforme con el tenor y la lógica
del art. 1 1 50 del Code. La cuestión fue zanjada en favor del deudor por la Corte de
Casación por sentencia de 7 de julio de 1924. En el caso se trataba de un contrato
de transporte por ferrocarril en el que el dueño de la mercadería había declarado un
valor inferior al real (para efectos aduaneros). Producida la pérdida por un hecho
previsible, el dueño reclama indemnización por el valor real de la mercadería e invoca
la teoría de que la cuantía del daño puede ser imprevisible para el deudor. La Corte
de Apelaciones falla a favor de la empresa transportista y la Corte de Casación rechaza
casar la sentencia por considerar que no ha sido infringido el art. 1 1 501 14.
nuestra opinión, ni el texto del art. 1558 inc. 2o CC ni las razones que le
En
sirven de fundamento hacen admisible la exclusión de los casos en los que la impre
visibilidad versa sobre la cuantía o extensión de los daños. Como señala Di Gravio,
en previsibilidad es que el deudor haya podido reconocer
Italia, lo relevante para la
el interés del acreedor en el
cumplimiento de la prestación, de manera que si en una
obligación de custodia el deudor no conoce ni está en
grado de conocer el valor real
de la cosa, responderá sólo hasta el límite del valor que haya podido prever115. En
nuestro
país, Carlos Pizarra se inclina por entender más razonable esta tesis pues
"el ámbito de riesgos que se exige al deudor no sólo debe quedar fijada en relación
a las causas del daño, sino también a la extensión del mismo"116.
1 12
Cfr. por todos, LAURLNT, E, Principes de Droit Civil, Bruylant-Librairie A. Marescq, Bruxelles-Paris,
1 88", t. XVI. N° 289, pp. 348 y ss. La discusión transcurre sobre el aumento de valor de la cosa evicta y si el
art. 1 633 del Code
que obliga al vendedor a indemnizar sin limitaciones el mayor valor, es una
excepción o
una confirmación del art. 1 1 50. Laurent sostiene que es una aplicación de la regla general ya que basta que
la causa del daño sea previsible aunque no lo sea la cantidad o monto a que asciende dicho daño.
113
Claro Solar, L., Explicaciones XI. De las obligaciones II... cit., t. V, N° 1249, p. 756.
1 14
Com., 7 de julio de 1924, S. 1925. 1. 321: "El artículo 1 150 no hace ninguna alusión a la previsión
de la del daño y, lejos de poner de cargo del deudor de buena fe daños cuya cuantía sobrepasarían sus
causa
previsiones, declara explícitamente que, fuera el caso de dolo, el deudor no es obligado más que a los daños
que han podido ser previstos al tiempo del contrato". Citado por Sériaux, A., ob. cit., p. 325, n. 101.
115
Di Gravio. V., ob. cit., pp. 159 y 161.
' 16
PlZARRO W'lLSON, Carlos, "Breves notas sobre el daño frente a la concurrencia de responsabilidades",
en Anales Derecho UC, 3, 2008, pp. 160-161. Agrega como ejemplo el caso en que el acreedor por no cumplir
el deber de mitigar el daño agrava el perjuicio original.
190
Contratos y daños por incumplimiento
La conclusión anterior no
puede ser
extrapolada a la variación del costo de la
vida que requerirá muchas veces corregir el importe monetario del daño causado
y que se ha desvalorizado por los efectos de la inflación. Fue ésta nuevamente una
cuestión muy debatida en Francia117.
Abandonado ya el principio nominalista que regía nuestro Derecho de obli
gaciones, no habrá dificultades para entender que la corrección monetaria no es
un aumento del daño por circunstancias extraordinarias e
imprevisibles, sino una
117
Cfr. Viney, C, ob. cit., pp. 426 y ss.; Sériaux, A., ob. cit., p. 235.
118
En el caso, la demandada había ejecutado y sacado a remate un inmueble del demandante, pese a que
la deuda se encontraba previamente pagada. La Corte de Apelaciones de Santiago estimó que, no habiendo la
demandada obrado con dolo, debía indemnizar los perjuicios previsibles, a saber, el valor que el predio tenía al
momento de la subasta con deducción del precio del remate recibido por el actor, las rentas de arrendamiento
no
percibidas por la parte del predio que el demandante destinaba a arriendo y la suma que el actor hubo de
pagar por concepto de rentas de arrendamiento para su vivienda. Pero no dio lugar a la compensación del
aumento de valor experimentado por el predio subastado. La Corte señaló que se estaba ante una partida de
lucro cesante que no debía ser considerada previsible: "Que la circunstancia de que pudieran o no las partes
prever, al tiempo de contraer la Caja la obligación
de no subastar el predio, que éste subiera de precio es, no
una cuestión de
apreciación subjetiva y arbitraria de parte del sentenciador, sino que es una materia que debe
resolverse de acuerdo con la prueba que las partes puedan allegar al efecto, en cuanto a las condiciones eco
nómicas del momento que podían o no indicar la seguridad o mera posibilidad de un alza en el valor de las
propiedades, la escala posible de esa alza, la situación en que se encontraban las partes para poder apreciarla,
etc., en relación con los diversos factores económicos, políticos o sociales o de otro orden que tienen influencia
en el mercado, y al respecto debe tenerse presente que prueba alguna se ha acumulado en el proceso tendiente
a acreditar esos particulares y, en consecuencia, debe concluirse que no se ha acreditado que las partes o, por
lo menos, la Caja demandada se haya enconttado en la situación de poder prever el alza a que se ha aludido".
La Corte Suprema rechazó el recurso de casación intentado contra la sentencia de alzada por considerar que la
191
HmNÁN Corrai Talciani
indebido de un mandato (C. Sup. 9 de noviembre de 1927, RDJt. 25, sec. Ia,
p. 472).
e) El momento de la previsibilidad
El texto del art. 1558 inc. Io CC establece que el momento en el que debe
establecerse si un determinado daño era
previsible o no es el "tiempo del con
trato". Esta expresión debe ser el momento de la perfección del
entendida como
contrato
y de la ejecución incumplimiento. De lo contrario se confundiría la
no o
que se
expone su interés contractual119.
El juez debe tener en cuenta todos los medios de prueba admisibles. En gene
ral, considerará las declaraciones que hayan hecho las partes sobre el estado de las
cosas objeto del contrato o su valor (inventarios, tasaciones), las informaciones
proporcionadas en las gestiones preparatorias, las apariencias exteriores de la cosa
o su
embalaje, el comportamiento y la situación patrimonial y profesional de las
partes, y el monto de la contraprestación120.
En un caso de accidente laboral, la Corte de
Apelaciones de Concepción ha
utilizado el recurso a la presunción judicial para constatar la previsibilidad de los
perjuicios. Ha dicho, de ese modo, que "esta Corte presume judicialmente, con
arreglo a la sana crítica, que los daños morales experimentados por el demandante
L. R. fueron previsibles para la demandada Hipermercado B.B. Limitada al tiempo
de la celebración del contrato de trabajo, porque es público y notorio y desde todo
192
Contratos y daños por incumplimiento
derecho para el deudor que bien puede ser renunciado por su no alegación. De
esta forma,
puede llegarse a la conclusión de que el juez no está habilitado para
aplicar la limitación si ello no ha sido pedido por las partes y que al concederlo
de oficio se incurrirá en ultra petita121.
No obstante, nuestros tribunales han declarado que no habría ultra petita si
el demandado se ha limitado a negar la existencia y efectividad de los perjuicios
reclamados por la demanda. La Corte Suprema rechazó un recurso de casación
en la forma por el que el recurrente alegaba que se había incurrido en el vicio
de ultra al
denegar la sentencia recurrida la indemnización reclamada, por
petita
estimar que se trataba de
perjuicios imprevisibles, lo que no había sido alegado
por la parte demandada ni incluido en la sentencia interlocutoria de prueba. La
Corte parece sostener que hay una facultad judicial para aplicar la limitación del
art. 1558 del
Código Civil aun cuando no haya sido alegada por el deudor: "Que
al margen de que en sus escritos fundamentales la demandada negó la existencia
y efectividad de los perjuicios reclamados por la acto ra, cuando se trata de funda
mentar la decisión que adoptan y de invocar las razones de derecho que le sirvan
de sustento, los jueces están investidos de amplias facultades sin que constituyan
límite obstáculo para ello el contenido de las argumentaciones de los litigantes.
u
121
Así, Viney, G., ob. cit., p. 430.
193
Hi rnan Corral Talchm
al fallo impugn ado" (C. Sup. 23 de agosto de 2001, rol 286-00, LegalPublishing
N° 19.147)122.
c) Competencia de la casación
Nuestra Corte Suprema ha tenido oportunidad de pronunciarse sobre si puede
controlarse por la casación el juicio de previsibilidad y ha resuelto que se trata
de una cuestión de hecho que corresponde fijar exclusivamente a los tribunales
de instancia (C. 21 de diciembre de 1953, RDJt. 50, sec. Ia, p. 502). Sin
Sup.
embargo, ha declarado la nulidad de una sentencia de Corte de Apelaciones
que, pese a afirmar que el mandatario demandado al enajenar
indebidamente
un inmueble no actuó con dolo, debe indemnizar al mandante por mayor valor
del bien enajenado sin afirmar ni fundamentar que ese mayor valor se previera o
pudiera preverse al tiempo del contrato (C. Sup. 9 de noviembre de 1 927, RDJ
t. 25, sec. Ia, p. 472123; en similar sentido C. Sup. 29 de diciembre de 1933, RDJ
t. 31, sec. Ia, p. 157124).
122
En el caso, una empresa demandó a la Fundación Chile por los perjuicios sufridos al ser rechazados
por la autoridad sanitaria de Estados Unidos nueve contenedores de fruta exportados desde Chile que fueron
prev iamente examinados por la Fundación demandada. El juez de primera instancia acogió parcialmente
la demanda condenando a la demandada al pago de una indemnización por concepto de daño emergente
y lucro cesante, pero rechazó, por tratarse de
perjuicios imprevisibles, las indemnizaciones reclamadas por
concepto de diferencias de venta a menor valor de otros siete contenedores y por concepto de participación
en las utilidades o
ganancias en la venta de un total de cien de esos containers. Apelada la sentencia, la Corte
de Apelaciones la confirmó sin modificaciones.
12-'
Señala la Corte: "Que, como se ha manifestado en el considerando Io, el fallo recurrido, no se fun
damenta para acoger la acción de perjuicios, en los preceptos que para ello consigna el citado artículo 1558
del Código Civil, pues, aceptando que Echenique no procedió dolosamente, no dice que el mayor valor de la
hijuela 3a del fundo Colchagua en que consiste, según la sentencia, el perjuicio que se ocasionó a Errázuriz,
sea una consecuencia inmediata y directa del mal uso que Echenique hizo del mandato al enajenarla ni que
ese mavor valor se previera o pudiera preverse en el momento de contratar, ni por qué razones así lo estima,
antecedentes jurídicos de que el sentenciador debió deducir la responsabilidad del mandatario en el caso de
autos,infringiendo así la mencionada disposición legal, que se invoca en el recurso, infracción que ha influido
sustancialmente en lo dispositivo del fallo, puesto que si se aplica correctamente debió desestimar la deman
194
Contratos y daños por incumplimiento
previsto el perjuicio125.
Entendemos, en consecuencia, que la fijación de los elementos fácticos del
juicio de
previsibilidad corresponde competencia exclusiva de los tribuna
a la
les de instancia y que no podrían alterarse en casación (salvo vulneración de
las leyes reguladoras de la prueba). Pero la decisión sobre si un deudor medio,
sobre la base de tales antecedentes, habría previsto o no el daño es controlable
en casación puesto que se trata de una cuestión jurídica126.
minado por los jueces del fondo, hecho inamovible para este Tribunal" (C. Sup. 24 de septiembre de
2007, rol 4103-05, MJJ 15635).
126
En incumplimiento de un contrato de transporte, la empresa transportista demandada
un caso de
en el fondo en contra de la sentencia de segunda instancia que la condenaba
de casación
interpuso recurso
a indemnizar daño
emergente y lucro cesante entre otras razones por haber transgredido el art. 1558 del
Código Civil al otorgar indemnización por perjuicios imprevisibles como lo eran las utilidades que el
demandante pretendía obtener y de los que nunca informó al contratar. La Corte Suprema rechazó el
recurso, y respecto de esta causal señaló que con ella se pretendía una rebaja de la indemnización, lo que
no se compadecía con lo expuesto en otros capítulos y en el petitorio del recurso, lo que significaba que
el recurrente estaba haciendo peticiones subsidiarias, que no eran admisibles en un recurso de derecho
estricto como el intentado (C. Sup. 1° de julio de 1998, rol 2.260-97, LegalPublishing N° 15367).
195
Hernán Corral Talciani
daño es
siempre previsible. Corresponde al daño al que Pothier hacía referencia
como daño intrínseco (damni et interesse propter ipsam rem non aditem127). Claro
Solar sigue este predicamento interpretar al 1558 CC: "... los daños y
el art.
perjuicios que las partes han podido prever al contratar son los intrínsecos, los
que el acreedor sufre en la cosa que es objeto de la obligación no cumplida, y no
los extrínsecos, aquellos que experimenta en sus otros bienes"128. En el mismo
sentido, se ha pronunciado la Corte Suprema (C. Sup. 9 de noviembre de 1927,
RDJt. 25, sec. Ia, p. 472).
b) El lucro cesante
haber mediado el incumplimiento, sino también sobre lo que era previsible para
el deudor a la hora del contrato.
127
Pothier, R., ob. cit., N° 161, p. 92
128
CLARO Solar, L., Explicaciones XI. De las obligaciones II... cit., t. V, N° 1246, p. 753.
196
Contratos y daños por incumplimiento
estos
proyectos del comprador (C. Stgo. Io de octubre de 1920, RDJt. 21, sec. Ia,
p. 172129). En cambio, se ha aceptado que se indemnice el perjuicio que sufre el
arrendador por la resolución del contrato de arrendamiento por la diferencia de
renta
que existe el arrendamiento resuelto y el nuevo arrendamiento esti
entre
pulado por el arrendador (C. Sup. 13 de diciembre de 1943, RDJt. 41, sec. Ia,
p. 461 13°).
De puede darse la discusión de si basta que sea previsible la causa de
nuevo
la falta de ganancia o también el monto al que ella asciende. Por las razones ya
vistas, parece que ambos elementos deben quedar incluidos en la regla de la pre
visibilidad.
En todo caso, la previsibilidad del lucro cesante no determina necesariamente
su indemnizabilidad, ya que será necesario afirmar la causalidad de la frustración
de laganancia. Para ello deberá tenerse en cuenta la conducta exigible del acree
dor para mitigar o moderar la falta de ganancia, ya sea buscando un equivalente
o bien de reemplazo131.
perjuicios demandados por el demandante que se derivan del objeto a que pensaba destinar el coche, no
pueden ser de cargo del vendedor que podía ignorar los proyectos de lucro que tenía el comprador, según lo
dispuesto en el artículo 1558 del Código Civil" (cons. 4o). El comprador pensaba destinar el auto-camión
objeto del contrato a transporte desde Santiago hasta la Isla de Maipo y demandó como perjuicios los gastos
realizados para comprar elementos indispensables para realizar el transporte.
13() En el la parte demandante había pedido propuestas para arrendar un fundo de su propiedad,
caso,
y el demandado que había ofrecido una suma de renta mayor fue preferido, pero
llegada la fecha pactada se
negó a hacerse cargo del arrendamiento, frente a lo cual la propietaria debió entregarlo en arrendamiento
al segundo proponente que ofrecía una renta menor. La sentencia de la Corte de Apelaciones de Santia
go declaró la resolución del arrendamiento por incumplimiento del arrendatario a recibir el fundo y le
condenó pagar como indemnización de perjuicios la diferencia de renta
a
perdida por la arrendadora. El
demandado recurrió de casación en el fondo por infracción al art. 1558 del Código Civil, ya que alegó que
la renta menor era el resultado deun hecho
propio de la demandante. La Corte Suprema rechazó el recur
so y estimó que eran
perjuicios estimados previsibles y que el segundo contrato de arrendamiento no era
considerado fuente de responsabilidad sino sólo un antecedente para determinar el monto de los perjuicios.
131
Carrasco, A., ob. cit., pp. 744-745.
132
Claro Solar, ^Explicaciones XI. De las obligaciones II... cit., t. V, N° 1252, p. 758, señala que en
197
HernAn Corral Talciani
d) El daño moral
La regla de la previsibilidad aplicada a los daños morales derivados de con
tratos
puede ser invocada para negar su reparación. Se dirá en efecto que, por
la naturaleza del todo daño causado bienes o derechos
patrimonial contrato, a
Domínguez, al hacer ver que en este tipo de contratos: "El deudor no puede invocar
su
imprevisibilidad, porque se entiende que es inherente al contrato, al deber de
prestación en él contenido, el velar por la seguridad del acreedor"133.
Fuera de los casos en los que el mismo contrato expresa o implícitamente
contiene una extensión a bienes extrapatrimoniales, tampoco ha de negarse por
133
DOMÍNGUEZ, C, ob. cit., t. II, p. 55 1 Barrientos, M., ob. cit., p. 20, sostiene que "todo dependerá
.
del contrato, porque, sin duda, si existe un deber explícito o implícito que en su inobservancia acarree perjuicios
morales por ejemplo, corresponderá que sean indemnizados por haber sido previstos por las partes".
1,4
DOMÍNGUEZ, C, ob. cit., pp. 546-547. Debe notarse que en Chile la tendencia jurisprudencial
reciente que reconoce la posibilidad de que se indemnice el daño moral en la responsabilidad contractual ha
utilizado el art. 1558 del Código Civil como un argumento para apoyar esta posición, ya que, se dice, este
precepto no discrimina entre
perjuicios patrimoniales o extramatrimoniales y ordena indemnizar todos los
que sean
previsibles (cfr. C. Santiago, 26 de abril de 2006, rol 2367-2005, LegalPublishing N° 34391)
135 la arrendada
Carrasco, A., ob. cit., p. 748. Así, por ejemplo, si el arrendatario no puede usar casa
198
Contratos y daños por incumplimiento
7. La no
aplicabilidad de la limitación al incumplimiento doloso
a) Concepto de dolo aplicable
El art. 1558 inc. Io CC es claro al excluir de la limitación a los daños previsibles
los casos en los que "se puede imputar dolo al deudor".
¿Cuál es el concepto de dolo que debe aplicarse para configurar la ampliación de
responsabilidad a todos los perjuicios causalmente vinculados al incumplimiento?
El art. 44 CC define el dolo positiva de inferir injuria a la
como intención
adagio culpa lata dolo aequiparatur para restringir la aplicación de la norma del art. 1151
CC francés y hacer responder al deudor de los perjuicios imprevisibles139.
1 3u
Cfr. CORRAL TALCIANI, Hernán, De la ignorancia de la ley. Elprincipio de su inexcusabilidad, Editorial
Jurídica de Chile, Santiago, 1987, p. 233.
137
Goméz Pomar, E, ob. cit., pp. 222 y ss.
1 38
Cierto es que con esto se amplía la aplicación de la responsabilidad por daños imprevisibles a muchos
casos,pero, dice Di GRAVIO, V., ob. cit., p. 231, el análisis cuantitativo no tiene relevancia toda vez
como
que no hay ningún indicio de que el legislador hubiera contemplado que el supuesto de dolo se aplicaría a
unos casos raros.
pocos
139
Cfr. Viney, ob. cit., pp. 433-434.
199
Hernán Corral Talcian i
En Chile el
dispone expresamente que en materias civiles la
art. 44 inc. 2o CC
culpa grave o lata equivale al dolo. ¿Es aplicable esta equiparación a los efectos del
art. 1 558 inc. Io CC, de manera de hacer
responder al deudor que incumple con
culpa lata por los perjuicios imprevisibles? La respuesta casi unánime de nuestra
doctrina es afirmativa140. Pero existe la voz solitaria de Claro Solar quien aboga
por la exclusión de la equiparación: "El hecho delictual del deudor, el delito civil
que él ejecución del contrato, es determinante de la distinción de
comete en la
la ley; y por lo mismo no podría aplicarse al deudor que ha incurrido en culpa
lata, sin intención de dañar... Hay, pues, que distinguir el deudor a quien puede
imputarse dolo, el deudor que procede de mala fe, y el deudor que solamente es
culpable de falta de cuidado, el deudor de buena fe"141.
La consideración de Claro Solar es valedera. Además si ya hay razones eco
c) Fundamentación de la excepción
La exclusión del deudor doloso tiene varias explicaciones143. La más recurrida es
1 40
Abeliuk, R., ob. cit.,
II, N° 835, p. 824 y N° 894, p. 88 1 ; FUEYO LANERI, Fernando, Cumplimiento
t.
e
incumplimiento de las Editorial Jurídica de Chile, 2a edic, Santiago, 1991, p. 422; Ramos
obligaciones,
Pazos, R., ob. cit., N° 293, p. 253; N° 341, p. 287. En el último tiempo defiende la equiparación total entre
dolo y culpa grave, Banfi DEL Río, Cristian, La asimilación de la culpa grave al dolo en la responsabilidad
contractual, LegalPublishing, Santiago, 2003, pp. 21 1 y ss. Según este autor la culpa grave es una forma de
comprobar el dolo, de manera que no se diferencia sustancialmente de éste.
'■"
CLARO Solar, L., Explicaciones XI. De las obligaciones II... cit., t. V, N° 1245, p. 752.
1 4-
En el mismo sentido, haciendo ver
que la regla no se fija en el interés del acreedor, que sigue siendo
el mismo, sino en el comportamiento del obligado, se
pronuncia para el derecho italiano, GlARDINA, E, ob.
cit., p. 158.
143
Cfr. Véase el recuento
pormenorizado de opiniones en DOMÍNGUEZ, C, ob. cit., t. II, pp. 515
y ss.
144
Seriaux, A., ob. cit., p. 237.
200
Contratos y daños por incumplimiento
trato145.
Hay quienes, como Josserand, quieren ver una conversión en este caso de la
responsabilidad contractual en responsabilidad aquiliana146. La teoría es sostenida
también por parte de la doctrina italiana147.
A nuestro juicio, más que una sanción del deudor doloso estamos ante una
beneficio por falta del requisito esencial que da derecho a él. El deudor doloso no
pierde nada porque nunca ha tenido derecho a la limitación de la responsabilidad.
Además, se evita así que el deudor incumpla deliberadamente cuando calcule que
el costo de no
cumplir es menor alcumplimiento si el primero resulta limitado a
lo previsible a la época del contrato.
145 En este sentido, señala Di Gravio, V, ob. cit., p. 204, que la excepción se funda en el principio de
la obligatoriedad del cumplimiento: cumplir; el conocimiento que él tiene de los límites del
"el deudor debe
resarcimiento, sea que deriven de una cláusula limitativa de responsabilidad o del criterio de la previsibilidad,
no le favorecerán si él decide no cumplir".
146
Cfr. Domínguez, C, ob. cit., t. II, p. 516-519.
147
VlSENTINI, Giovanna, Trattato breve delta responsabilita civile, Cedam, Padova, 1996, p. 210. En
contra, Di Gravio, V., ob. cit., p. 227.
148
Claro Solar, L., Explicaciones XI. De las obligaciones II... cit., t. V, N° 1254, p. 759; Abeliuk, R„
ob. cit., t. II, N° 863, p. 850 y N° 894, p. 881.
201
Hernán Corral Talciani
El que se
pacte la perjuicios imprevisibles a la época
responsabilidad por los
del contrato no releva de la necesidad de demostrar la causalidad jurídica de los
daños, esto es, que son consecuencias inmediatas o directas del incumplimiento,
salvo que se haya pactado expresamente que la responsabilidad se extiende a los
daños indirectos.
No vemos
problemas para que el pacto de ampliación de la indemnización
de los daños se refiera no a
cualquier tipo de incumplimiento del contrato sino
que se le circunscriba a ciertas obligaciones o a ciertas formas de inejecución
especialmente riesgosas.
Por cierto, el contenido de la estipulación especial puede dirigirse no a ampliar
sino restringir los perjuicios indemnizables, ya que también es un derecho renun-
a
pactar, por ejemplo, que el deudor sólo responda de los perjuicios efectivamente
previstos y no por los que sean previsibles según el canon del hombre medio.
Más incierta es la situación de la convención por la cual se reduce la responsa
bilidad del deudor a los
perjuicios previsibles incluso aunque incumpla con dolo.
Podría argumentarse que tratándose de una pena privada no hay razón para que
el beneficiado por ella no pueda dispensarla. Pero por otro lado si por anticipado
se consiente en
que el comportamiento doloso será indiferente a la hora de fijar
los daños se
construye un incentivo para el comportamiento doloso, que está
prohibido por la regla de que el dolo futuro no puede condonarse válidamente.
Habría aquí una condonación de uno de los efectos del dolo que adolecería de
objeto ilícito (art. 1465 CC)149.
' ''''
La Corte de Apelaciones de Punta Arenas ha señalado que son admisibles estos pactos de exoneración
de responsabilidad salvo que se trate de dolo o culpa grave: "Que semejantes convenciones que liberan al
deudor de toda responsabilidad en caso de incumplimiento de su compromiso, de suerte que no se obliga
a
reparar ningún detrimento derivado de la omisión, se basan en el principio de autonomía de la voluntad
y hallan su consagración en los artículos 1547, inciso final, y 1558, inciso 3o, del Estatuto Civil, con la
sola limitación que no pueden eliminar la responsabilidad del infractor proveniente de dolo o
culpa grave"
(C. Punta Arenas 26 de enero de 1990, rol 6226, LegalPublishing^,' 22188).
:o:
Contratos y daños por incumplimiento
que refería la previsibilidad al tiempo del contrato, por la del tiempo en el que
surge la obligación, ha sugerido a Giovanna Visentini, contra la mayor parte de la
doctrina y la jurisprudencia, a sostener la aplicabilidad de la regla a la responsabi
lidad extracontractual, ya que en ese caso la previsibilidad se juzgaría al momento
del hecho ilícito que es cuando surge el deber de indemnizar. Su intención, sin
embargo, no es tantola limitación de los daños indemnizables sino más bien que
se
amplíe la indemnización en caso de dolo a daños imprevisibles150. En España
Yzquierdo Tolsada también defiende la aplicación del art. 1107 CC español al
campo extracontractual por parecerle injusto que en el campo contractual el
comportamiento no doloso haga responder por las consecuencias previsibles,
mientras que en el extracontractual se le imponga responder por los daños im
previsibles151.
Como se ve, en ambos planteamientos se da por un hecho que la previsibilidad
contractual la misma que la extracontractual, por lo que la aplicación de la regla
es
del contrato) que limita los daños causales. Si es así, la norma es excepcional, sin
ella se daría una indemnización de todo daño causado por el incumplimiento.
Siendo excepcional sólo puede aplicarse al régimen para el cual fue concebida:
el régimen del contrato. Así lo han entendido también nuestros tribunales: C.
Sup. 14 de abril de 1953, RDJt. 50, sec. 4a, p. 40.
Además, la justificación para esta limitación sólo se da en caso de existencia de
un vínculo contractual, puesto que es allí donde las partes pueden haber hecho
150
VlSEÑTINI, G., ob. cit., p. 210: "Hay por tanto razones que sugieren la extensión de la disciplina
dictada por el art. 1225 al área extracontractual, porque en definitiva la norma parece presentarse como la
expresión de un principio general, cual es que la plena responsabilidad por daños se da sólo en caso de dolo,
principio general que consiente superar la distinción en examen [entre responsabilidad contractual y extra-
contractual]". Debe anotarse
que en Italia la extensión del art. 1225 a la responsabilidad extracontractual
debe hacer frente a la dificultad que supone que en esta última regulación el art. 2056 señala expresamente
las normas de responsabilidad contractual que pueden aplicarse a la primera, sin que se incluya el art. 1225.
151
YZQUIERDO TOLSADA, Mariano, Sistema de responsabilidad civil contractualy extracontractual, Dykin-
son, Madrid, 2001, pp. 248-250, aunque más tarde termina por afirmar la necesidad de derogar la norma
en cuanto limita la responsabilidad del deudor (p. 251).
203
Hernán Corral Talciani
la evaluación de losriesgos. No parece que ello sea posible respecto del deber de
reparar que surge del hecho ilícito. La exclusividad de la aplicación al régimen
contractual es apoyada por el análisis económico, que hace ver que los incentivos
para la entrega de información sobre la valoración de los daños sólo es posible en
un marco reducido que rebaje los costos de transacción en la entrega de la infor
^2
GÓMEZ Pomar, E, ob. cit., pp. 270-271, señala que la regla de la limitación no puede operar en
sectores donde los
costos de transacción son tan altos
que no cabe imaginar comunicación de información
entre las partes, lo que sucede en los daños extracontractuales: "La superioridad de la regla de la responsabi
lidad plena, sin limitaciones basadas en la previsibilidad de un mayor o menor daño, es en este ámbito muy
patente. Aplicar la regla de responsabilidad limitada al daño extracontractual no reporta ganancia alguna para
el funcionamiento del sistema de responsabilidad extracontractual. La ventaja esencial de la responsabilidad
limitada resulta neutralizada por los altos costes de transacción, y nos quedaríamos nada más con su cara
más negativa, la reducción ineficiente de los incentivos a la precaución frente al conjunto de la población
de potenciales víctimas".
204
§ 9. Influencia de Pothier en la consagración de la regla de la
previsibilidad de los daños contractuales en las tradiciones
1. Enunciación
Sin duda entre las obras de literatura jurídica más influyentes de todos los tiem
pos, un
lugar privilegiado debe ocupar el Traité des obligations de Robert Joseph
Pothier (1699-1772), publicado por primera vez en dos volúmenes en 1761 y
1764. Se ha dicho con razón que se trata de su obra maestra, que sirvió de base
metodológica para la elaboración de los numerosos tratados que lo siguieron1. La
sistematización de la materia, los conceptos forjados y hasta los ejemplos y casos
1
Martínez de AGUIRRE, Carlos, "Robert Joseph Pothier", en Domingo, Rafael (editor), Juristas Uni
versales, Marcial Pons, Madrid/Barcelona, 2004, t. II, p. 584. Zimmermann, Reinhard, Estudios de Derecho
Privado Europeo, trad. Antoni Vaquer Aloy, Civitas, Madrid, 2000, p. 222, señala que el Traité no era original,
aunque sí muy claro. Sin duda, los principales méritos de Pothier son el orden, la sistematicidad, la claridad y
la sencillez, por lo que se ha dicho que "no inventa nada, pero descubre todo" (Dubouchet). JEZTAZ, Philippe
y Jamin, Christophe, La doctrine, Dalloz, Paris, 2004, p. 66, dicen que "en realidad, aunque Pothier no tenga
la originalidad que se admira en sus grandes predecesores, él ha realizado la síntesis casi perfecta de todos los
esfuerzos desarrollados en vista de la unificación del derecho francés".
2
Utilizamos en este trabajo la versión del Traité des Obligationes incluido en la edición completa de las
obras de Pothier: POTHIER, Robert Joseph, Oeuvres de Pothier, M. SifFrein (edit.), Videcoq, Paris, 1821. En
las citas posteriores se indica el número del Tratado y la página de esta edición. Para la traducción al español,
en
general, hemos seguido la versión de Pothier, Robert Joseph, Tratado de las obligaciones, Talleres Gráficos
Marypoint, B. Aires, 1961.
CORTE
ISUPREMAI 205
BIBLIOTECA
V
1 1 1 unan Corral Talciani
deudor dolo alguno, y que no es más que por una simple culpa el que haya dejado
de cumplir su obligación, ya sea porque temerariamente se comprometió a lo que
no
podía cumplir, ya sea porque él se ha puesto después, por su culpa, fuera del
estado de cumplir su compromiso; en ese caso, el deudor no es obligado más que
a los daños
y perjuicios que se han podido prever, al momento del contrato [lors
du contrat] que el acreedor podía sufrir de la inejecución de la obligación; pues
,
se
reputa que el deudor no se ha sometido más que a ellos"3.
2. Las fuentes
rido obligar por daños más que a la suma a la cual él ha podido racionalmente
prever que podían ascender a lo más dichos perjuicios, y no más allá, desecha el
límite fijo del duplo4, por dos razones: por tratarse de algo arbitrario y por no
tener
vigencia en el país: "Esta ley de Justiniano, en tanto limita la moderación
de los daños y perjuicios excesivos, precisamente al doble del valor de la cosa, es
en esto una ley arbitraria
que no tiene autoridad de ley en nuestras provincias"5.
3
Pothier, R. J., ob. cit., N° 160, p. 181. El texto original señala: "Lorsqu'on ne peut reprocher au
débiteur auncun dol, et
que ce n'est que par une simplefaute qu'il na pos execute son obligation, soit parcequ'il
s'est engagé témérairement a qu'il ne pouvoit accomplir, soit parcequ'il s'est mis depuis, par sa faute, hors d'état
ce
d'accomplir son
engagement: dans ees cas le débiteur n'est tenu
que des domages et intéréts qu'on a pu prévoir,
lors du contrat, que le créancier pourroit souffrir de l'inexécution de l'obligation; car le débiteur est cénsé ne s'étre
soumis qu'á ceux-ci".
4
Aunque Pothier no lo cita, ya había afirmado algo similar para el caso de incumplimiento del vendedor
de la obligación de entregar la cosa, el jurista francés Jean Domat, en su más famosa obra: DOMAT, Jean,
Las leyes civiles en su orden natural, trad. Felio Vilarruelas y José Sardá, Imprenta de José Taulo, 2a edic,
Barcelona, 1844, 1. 1, p. 152: los perjuicios "nunca deben hacerse extensivos a las consecuencias más lejanas
e
imprevistas".
5
Pothier, R. J., ob. cit., N° 164, p. 187.
206
Contratos y daños por incumplimiento
Pero agrega que, principio que inspira a la ley, esto es, que el deudor
en cuanto al
no
responda más allá de lo que ha podido pensar, "siendo un principio fundado
en la razón
y equidad natural, nosotros debemos seguirlo y moderar conforme a
ese
principio los daños y perjuicios, cuando se encuentren excesivos, dejando esta
moderación al arbitrio del juez"6.
Pothier, además, amplía este criterio a los casos en los llamados daños extrínse
cos, esto es, que se
padecen no en la cosa objeto del contrato sino en otros bienes:
"Empero, aun en relación a esos daños extrínsecos, se debe usar de moderación
cuando se encuentren excesivos, y no se debe condenar al deudor más allá de la
suma en la cual ha podido pensar que podrían alcanzar en lo más alto"7.
El tratado de Dumoulin es constantemente citado en estos
párrafos de la obra,
por lo que resulta manifiesta su influencia. La originalidad de Pothier fue haber
reducido las múltiples reglas del antiguo comentarista francés a una sola: sólo se
responde de los daños que se han previsto o podido prever, y todos los casos son
reconducidos a este principio fundamental. El material estaba preparado para que
la regla fuera convertida en una norma del Código Civil.
3. La fundamentación
El fundamento que ofrece Pothier para esta delimitación de los daños con
tractuales parece residir en la voluntad de las partes. Al explicar la ley del Código
de Justiniano nos dice que "El principio sobre que se funda esta decisión, es el de
que las obligaciones que nacen de los contratos no pueden formarse más que por
el consentimiento y la voluntad de las partes. Ahora bien, el deudor, al obligarse
al pago de daños y perjuicios que resultarían de la
inejecución de su obligación,
se
reputa como no habiéndose entendido ni querido obligar más que hasta la
suma a la cual él ha
podido racionalmente prever que podían montar a lo más los
dichos daños y perjuicios, y no más allá"8; a lo que agrega: "dicho se está, pues,
que cuando esos daños y perjuicios suben a una suma excesiva, a la cual el deudor
jamás ha podido pensar que pudieran subir, deben reducirse y moderarse a la suma
a la
que se puede racionalmente pensar que podrían subir como máximo; pues ha
de reputarse el deudor como no habiéndose obligado a más"9.
6
Pothier, R. J., ob. cit., N° 164, pp. 187-188.
7
Pothier, R. J., ob. cit., N° 165, p. 188.
8
Pothier, R. J., ob. cit., N° 164, p. 187.
'>
Pothier, R. J., ob. cit., N° 164, p. 187.
207
Hernán Corral Talcian i
4. Los ejemplos
Pothier, como de costumbre, es
pródigo en ejemplos prácticos. Habiendo sido
juez de Orleans tantos años no es raro
que dedique tanta importancia a los casos
para ilustrar las normas.
Respecto de los daños la cosa, pone dos ejemplos para entender la regla de la
en
10
Pothier, R. J., ob. cit., M° 168, p. 191.
1 1
Pothier, R. J., ob. cit., N° 161, pp. 181-183.
12
Pothier, R. J., ob. cit., N° 162, p. 183.
13
Pothier, R. J., ob. cit., N° 164, p. 187.
14
Pothier, R. J., ob. cit., Xo 161, p. 182.
208
Contratos y daños por incumplimiento
15
POTHIER, R. J., ob. cit., N° 161, p. 182. Siempre, dice Pothier, que el canónigo no haya podido
encontrar fácilmente otro caballo ni otro carruaje, y con ello se adelanta a la moderna teoría de la carga del
acreedor de mitigar los daños.
16
Pothier, R. J., ob. cit., N° 161, pp. 182-183.
17
Pothier, R. J., ob. cit., N° 162, p. 183.
18
Pothier, R. J., ob. cit., N° 163, p. 184.
19
Pothier, R. J., ob. cit., N° 163, pp. 184-185.
20
Pothier, R. J., ob. cit., N° 163, p. 185.
209
Hi knan Corral Talciani
se
abajo, deberá indemnizar los muebles que se destruyan por la ruina, ya
viene
que el constructor no
podía ignorar que se incluirían muebles dentro de la casa,
dado que no puede habitarse sin muebles21.
Un nuevo caso coloca Pothier para ilustrar la aplicación de la limitación de la
Ley de Justiniano. Se trata de
alguien que compra una viña en una provincia lejana
a su domicilio por el precio de 4.000 libras (livres). Al momento de la compra,
el vino que producía la heredad, la única fuente de producción, secotizaba en
un
bajo precio porque no tenía mercado para exportarlo. Posteriormente el rey
manda a hacer un canal que facilita la exportación, aumentando el precio del vino
en un
cuádruplo o más de su valor. Con ello, la finca sube de precio de 4.000 a
1 6.000 libras. Si se lanza de esta propiedad al comprador, el vendedor en principio
debería indemnizarle el valor de lo perdido, esto es, más de 16.000 libras. Por la
ley, sin embargo, se limitarán esos daños a lo más al duplo, esto es, a 8.000 libras,
comprendiendo la restitución del precio de 4.000 libras22.
Dos nuevos ejemplos da Pothier para ilustrar la aplicación de la regla respec
to de los daños extrínsecos. Si alguien vende unos toneles de mala calidad y el
comprador sufre la pérdida del vino que introdujo en ellos, ya no puede aplicarse
la regla del duplo del valor de los toneles, y deberá indemnizarse todo el costo
del vino perdido, pero siempre que dicha pérdida haya sido previsible. Así, si en
vez de vino el
comprador introduce un vino extranjero u otro licor de un precio
inmenso el vendedor sólo responderá hasta el monto del valor del mejor vino del
21
Pothier, R. J., ob. cit., N° 163, pp. 185-186.
22
Pothier, R. J., ob. cit., N° 164, pp. 186-187.
23
Pothier, R. J., ob. cit., N° 165, pp. 188-189.
24
Pothier, R. J., ob. cit., N° 165, p. 189.
25
Pothier, R. )., ob. cit., N° 166, p. 189.
210
Contratos y daños por incumplimiento
perjuicios que resulten del dolo, por cuanto quien comete dolo, se
obliga indis
tintamente velit, nolit, a la reparación del daño [tort] que el dolo causara"26. Sigue
nuevamente a Dumoulin.
Con ello, el deudor doloso responde por los daños imprevisibles. Así, en el
famoso de Pothier, el vendedor que vende a sabiendas y con disimulo
ejemplo
una vacaenferma, responde no sólo por la pérdida de esa vaca sino por el resto del
ganado que se ha comunicado contagiado27. Pero, según Pothier, este deudor no
debe responder de consecuencias que no son necesarias ni próximas y que pueden
tener otras causas: por ejemplo, si por la pérdida del ganado contagiado no se pudo
cultivar la tierra, no se pagaron las deudas y el predio fue subastado28.
Con todo, advierte, el jurista francés "Sin embargo, debe dejarse a la prudencia
del juez, aun en caso de dolo, usar de alguna indulgencia en la tasación de daños
• ■ •
"29
J
y perjuicios .
siguiente precepto, el art. 1151, señalará que "En el caso que la inejecución de
la convención resulte de dolo del deudor, los daños y perjuicios no deben com
prender, respecto de la pérdida sufrida por el acreedor o de la ganancia de la que
ha sido privado, sino aquellos que sean una consecuencia inmediata y directa de
la inejecución de la convención". El Código no recogió la facultad del juez para
moderar los perjuicios incluso del deudor doloso que propiciaba Pothier30.
Del Código francés la regla de la previsibilidad del daño contractual se expandió
a todos los ámbitos en los que dicho Código ejerció influencia. Aparece así en el
Código Civil belga (art. 1150), en el Código Civil argentino (arts. 520 y 521,
reformado posteriormente por la Ley N° 17.711, de 1968), en el Código Civil
26
Pothier, R. J., ob. cit., N° 168, p. 191.
27
Pothier, R. J., ob. cit., N° 166, p. 189.
28
Pothier, R. }., ob. cit., N° 167, pp. 189-191.
29
Pothier, R. J., ob. cit., N° 168, p. 191.
30
Domínguez Hidalgo, Carmen, El daño moral, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2000, t. II,
p. 499 nt. 16, señala que, si bien los redactores invocaron que el acreedor tenía derecho a la indemnización
se observa en el fondo de la decisión la idea de reducir al máximo las intervenciones del arbitrio
completa,
judicial.
211
Hkrnan Corral Talciani
español (arts. 1 107 y 1 108) y en el Código Civil italiano de 1865 (arts. 1 128 y
1229) y en el vigente de 1942 (arts. 1223 y 1225).
La regla, en cambio, no fue recibida por el Código Civil alemán de 1900, el
B.G.B. (§§ 249 y 252), ni por aquellos que han sufrido la influencia germánica:
Código Civil suizo (art. 97), Código Civil holandés (art. 98 del libro VI).
El Código Civil chileno recepcionó la doctrina de Pothier fusionando en una
sola norma, los dos artículos del Código francés. El art.1558, inciso Io, dispone
que "Si puede imputar
no se dolo al deudor, sólo es
responsable de los perjuicios
que se
previeron
o
pudieron preverse al tiempo del contrato; pero si hay dolo,
es
responsable de todos los perjuicios que fueron una consecuencia inmedia
o directa de no haberse
ta
cumplido la obligación o de haberse demorado su
cumplimiento"31.
31
Sobre la interpretación de este artículo puede verse el capítulo 8, pp. 141 y ss. En relación con la
aplicación del criterio de la previsibilidad al daño moral contractual y con amplia revisión de la regla y un
análisis crítico sobre la base de la tendencia a la unificación de los regímenes de responsabilidad: cfr. DO
MÍNGUEZ, C, ob. cit., t. II, 493-592. También sobre el daño moral contractual, BARR1ENTOS Zamorano,
Marcelo, "Los daños extrapatrimoniales que se previeron o pudieron prever al tiempo del contrato". Revista
Chilena de Derecho vol. 34, 2007, N° 1, pp. 7-22.
32
FARNSWORTH, E. Alian, Farnsworth on Contraéis, Aspen, 3a edic. New York, 2004, t. III, p. 255.
212
Contratos y daños por incumplimiento
Por de pronto, se sabe que Pothier gozó de una gran autoridad entre los escrito
res del Common Law, sobre todo en los comienzos del siglo XIX. El primero que
se
fijó en la maestría de las obras de Pothier y de su tratado de las obligaciones,
fue Sir Williams Jones33. Jones en su célebre y difundido An Essay on the Law of
Bailments, cuya primera edición data de 1781, elogia ampliamente al jurista fran
"
cés: exhorta a leerlo again and again" y se atreve a decir que su doctrina debe ser
considerado "law at Westminster as wellas at Orleans". Finaliza su
elogio diciendo
que si él lograra dar a conocer las obras de Pothier a sus
compatriotas, sentiría que
con ese
cumplido con el deber de la profesión34.
solo hecho habría
El
influjo potenciado cuando su Tratado de las obligaciones fue
de Pothier fue
objeto de traducciones al inglés en Estados Unidos en 1 802 y en Inglaterra en 1 806,
como "A treatise on
Obligations" y como "A Treatise on the Law ofObligations or
Contraéis", respectivamente35. Estas traducciones fueron muy cotizadas, al parecer
porque coincidió con una
época en
que los jueces y abogados del Common Law
estaban aspirando a una
mayor racionalización de su sistema a través de grandes
principios generales36. Señala Zimmermann que esta obra de Pothier "alcanzó en
33 Asilo afirma Atiyah, P. S., The rise and fall Clarendon Press, Oxford, 1979,
offreedom ofcontract,
p. 399.
34 An Essay on the Law ofBadments, O. Halsted y John Grigg, 3a edic. Philadelphia,
Jones, Williams,
1828, p. 29. El párrafo completo es el siguiente: "Atthe time when this author wrote, the learnedM. POTHIER
was
composing some ofhis admirable Treatises on all the different species of express or implied contracts; and here
I seize, with pleasure, an opportunity ofrecommending those treatises to the English lawyer, exhorting him to read
them again and again;for, ifhis great master Littleton hasgiven him, as it must be presumed, a taste for luminous
method, apposite examples, and a clear manly style, in which nothing is redundant, nothing deficient, hewillsurely
be delighted with works, in which all those advantages are combined, and the greatest portion of which is law at
Westminster as well as at Orleans: for my own part, lamso charmed with them, that, ifmy undissembledfondness
for the study ofjurisprudence were never to produce any greater benefit to the public, than barely the introduction
ofPothier to the acquaintance of my countrymen, I should think that I had in some measure discharged the debt
which every man, according to Lord Coke, owes to his profession". El mismo Jones en nota informa que el "el
ilustre autor murió en 1772".
35
Puede verse: POTHIER, Robert Joseph, A Treatiseon Obligations, Considered in a Moral and LegalView,
Martin & Orden, Newbern, N. C, 1802; POTHIER, Robert Joseph, A Treatise on the Law of Obligations
or Contracts, ttad. Williams David Evans, London, 1826. En la edición norteamericana, se inserta como
suficiente justificación de la traducción los elogios de Sir Willams JONES en su Law ofBailments (p. iii). En
la edición inglesa, posteriormente reimpresa en 1826 (Philadelphia: Robert H. Small), el traductor Williams
David escribe una
amplia introducción donde también señala que la recomendación de Jones hace superfluo
cualquier añadido sobre la importancia del tratado, lo que es confirmado por el hecho de que la doctrina de
Pothier ha sido citada con aprobación en "nuestros propios procedimientos judiciales" (t. I, p. 86).
36 Dice
ATIYAH, P. S., ob. cit., p. 399, que "Cuando apareció la traducción inglesa del Derecho de las
obligaciones de Pothier en 1806, fue ávidamente aprovechada por los abogados y jueces ingleses porque
proveía los principios generales del Derecho de Contratos que los abogados modernos ingleses estaban
buscando especialmente".
213
Hernán Corral Talciani
contemplaron" de las partes, como si una parte se obliga a entregar a la otra una
cantidad de ladrillos suficientes para construir una casa y por su incumplimiento
la otra parte no puede construir la casa hasta el año siguiente y debe dejar las
fundaciones expuestas a los fríos del invierno, entonces se deberán estos daños,
ya que "en tales casos se presume que las partes del contrato, en el tiempo en que
se celebró, tuvieron en consideración
[contemplation] tales daños extrínsecos, y el
riesgo de ser producidos, en caso de un incumplimiento del contrato, era previsto
\foreseen]". En cambio, si la parte sólo entrega una nota a mano por 10.000 ladrillos
para ser entregados el Io de julio próximo, no se podrían cobrar los daños del caso
anterior, ya que "no aparece que el riesgo de tales daños extrínsecos fuera previsto
por las partes al tiempo del contrato". Cita en apoyo el N° 162 del Traite40.
3
ZlMMERMANN, R., ob. cit., p. 222. Cita la sentencia del juez Best de 1822 que señala que "la autoridad
de Pothier es tan alta como podría ser, similar a la decisión de una Corte de Justicia de este
país" (Cox v. Troy,
1 822. Barnewall and Alderson's Reports 474, p. 480).
38 El art. 1298 en sus N°s. 1 y 2 repetía las normas de los arts. 1 150 y 1 151 del Code. Puede verse a
Sai NT-JoSEPH, Anthoine de, Concordance entre les Codes Civils étrangers et le Code Napoleón, Cotillón, Libraire
du Conseil d'État, 2' edic. Paris, 1856, t. II, p. 530.
39
Kent. James, Commentaries on American Law II. O. Halsted, New York, 1827. Pothier es citado
profusamente, por ejemplo, al tratar del contrato de venta en las pp. 363, 367, 368, 373, 385, 386, 387,
390, 392 y 39".
40
CHIPMAN. Daniel, An essay on the Law of Contracts, for thepayment ofspecific anieles, J. W. Copelan,
Middlebury. 1822, pp. 121-122.
214
Contratos y daños por incumplimiento
la regla del Common Law que limita la indemnización de los llamados "remote
damages", es demasiado vaga e intenta precisarla. Para ello da información del
Derecho comparado, apuntando a los criterios de la jurisprudencia escocesa, pero
principalmente de la doctrina francesa, cuyos autores califica como "the writers of
the modern civil law"^. El primero que cita es Pothier en su tratado de las obli
gaciones, reproduciendo regla
no sólo la
previsibilidad de laprácticamente sino
todos los ejemplos del Traité: el de la compra del caballo, el del arrendamiento
que se termina anticipadamente, el del carpintero y hasta el de la vaca enferma42.
Pero también traduce los arts. 1149, 1150 y 1151 del Código Civil francés, los
que ofrece en su texto original francés en nota, así como comentaristas de éste
como Duranton yToullier43.
No parece satisfecho del panorama francés, ya que
sostiene que la discusión curiosamente ilustra que aparentemente no existe una
regla fija que mida los daños44. Con todo, finalmente, cita un caso fallado en
Louisiana en 1839, donde se reconoce la autoridad de Pothier y Toullier, y se
sostiene que "los daños que una
parte puede reclamar del incumplimiento de un
contrato, son
aquellos que son
producidos y causados por el incumplimiento, y
pueden razonablemente ser supuestos como habiendo sido comprendidos en la
contemplación de las partes al tiempo del contrato"45, y señala "esta es quizá la
más clara y definitiva línea que puede ser extraída en la materia": "this is perhaps
the clearnest and most definite Une can be drawn in the matter"^.
La recepción doctrinal es seguida por algunos fallos, y no ya de Louisiana donde
impera un sistema codificado, sino en el propio ámbito del Common Law. Así, en
1839, la Corte de Nueva York invocó a Pothier en el caso Blanchard vs. Ely^''. En
1853, la Court of Exchequer falló el caso Water vs. Towers^8 en el que rechazó el
41
SEDGWICK, Theodore, A treatise on the measure ofdamages or, an inquiry into the principes wich govern
amount
of compensation recovered in suits at law. John S. Voorhies, Law bookseller and Publisher, 2a edic,
New York, 1852, p. 58.
42
Sedgwick, T, ob. cit., pp. 57-60.
43
Sedgwick X, ob. cit., pp 60-63.
44
Sedgwick X, ob. cit., p. 64.
45 Williams v. Barton, 18 Louisiana R., 404; 13 La. 404, 410 (1839)
46
Sedgwick X, ob. cit., p. 67.
47
Blanchard vs. Ely, 21 Wendell *348-350 (N.Y 1839).
48 Watervs. Towers8Ex. 401; 155 Eng. Rep. 1404 (1853).
215
Hernán Corral Talciani
en el criterio de la
apoyándose contemplation" Si bien la Corte no citó a Pothier,
.
invocó la autoridad de Kent, que -como hemos dicho- lo considera en sus notas.
jurídico angloamericano.
Los hechos que suscitaron la sentencia fueron, en síntesis, los siguientes50:
Joseph y Jonah Hadley eran propietarios de un molino situado en Gloucesster
cuando el 1 1 de mayo de 1853 se rompió un cigüeñal (crankshafi) Para conseguir .
que se fabricara uno nuevo, debían enviar el roto como modelo a Greenwich
donde estaba la empresa que podía fabricarlo. El 14 de mayo de 1853 la pieza
fue encargada a la empresa de transportes (carrier), Pickford & Co., para que la
trasladara desde Gloucesster a Greenwich. El empleado del transportista informó
que el traslado duraría un día, por lo que la piedra arribaría a Greenwich el día
siguiente: 1 5 de mayo. No obstante, la entrega se retrasó hasta cinco días, con lo
cual los propietarios del molino recibieron la pieza nueva varios días más tarde de
loprevisto. Durante este tiempo, el molino estuvo paralizado y sin poder producir.
Los propietarios demandaron a Pickford & Co. y a la persona de su "managing
director", Joseph Baxendale, solicitando que se les indemnizara con 300 libras
por lo que nosotros llamaríamos lucro cesante derivado de la falta de producción
del molino: en el sistema inglés este
tipo de años es denominado "lost profits". La
demanda se basó endos cargos ("counts"): el primero es basado en el incumpli
miento del contrato
{"assumpsit for breach of contract"), mientras el segundo se
fundaba en la infracción de los deberes del "carrier" fijados por el Common Law.
Los demandados rechazaron el primero, mientras que por el segundo pagaron en
el tribunal 25 libras. Los demandantes introdujeron "nolle proseqm respecto un
del primero, pero en cuanto al segundo alegaron que el monto pagado no era
suficiente para compensar las pérdidas. El juez de primera instancia, Crompton,
instruyó al jurado para dictaminar si la entrega fue hecha en un
tiempo razonable
y cuáles eran los daños causados a los demandantes por la demora en la entrega.
145 Hadley and Another v. Baxendale and Others (1854) 9 Exchequer Reports 341.
50 The Journal ofLegal
FaL'ST, Florian, "Hadley v. Baxendale: an undestandable miscarriage ofjustiee", en
216
Contratos y daños por incumplimiento
otras 25 libras además de las ya abonadas. Los demandados alegaron que el jurado
había sido mal instruido: "misdirection" y obtuvieron una "rule nisi" para pedir
un nuevo
juicio. El Io de febrero de 1854 los demandantes expusieron su posi
ción ante la Court of ante los jueces (barons) Parke, Anderson, Platt
Exchequer,
y Martin. La sentencia de la Corte fue expuesta por Anderson. En ella, se afirmó
yendo más allá, la sentencia explicitó cuál regla debía ser aplicada por los jurados
en estos casos. Y esta es la
parte más relevante del fallo, donde aparece explicitada
la doctrina de la previsibilidad contractual:
"... we think the proper rule in such a case as the present is this: —Where two
parties have made a contract which one of them has broken, the damages which the
other party ought to receive in respect of such breach of contract should be such as
mayfairly and reasonably be considered either arising naturally, Le., according to the
usual course ofthings, from such breach ofcontract itself, orsuch as may reasonably be
supposed to have been in the contemplation ofboth parties, at the time they made the
contract, as the probable result of the breach ofit" (Nosotros pensamos que la regla
apropiada en un caso como el presente es ésta: Cuando dos partes han celebrado
un contrato
que una de ellas ha incumplido los daños que la otra parte debe re
cibir por dicho incumplimiento deben ser aquellos que justa y razonablemente
puedan ser considerados como naturalmente causados, esto es, conforme al curso
usual de las cosas, por el incumplimiento mismo del contrato, o aquellos que,
razonablemente, pueda suponerse que fueron contemplados por ambas partes
como el
probable resultado del incumplimiento, en el momento en que ellas
celebraron el contrato")51.
pérdida de por el retraso de la pieza quebrada no era previsible. Anderson expuso que la Corte
ganancias
entendió que cuando se envió la pieza no se informó a los empleados del transportista que sin ella el molino
no podía funcionar, con lo cual el nuevo tribunal necesariamente fue, en palabras de Faust, F. ob. cit., p. 51,
una "simple farsa". Más aún, este autor informa que no es para nada claro que los demandados no hubieran
sabido las circunstancias del molino ya que en el caso existía evidencia de que la paralización del molino fue
informada, si bien no al momento de la entrega de la pieza, pero sí el día anterior (13 de mayo) cuando se
consultó al carrier cuánto demoraría el traslado. Otra crítica al fallo, también planteada por Faust, F. ob. cit.,
pp. 48 y 5 1 es que en realidad el caso debió haberse tratado con los criterios del Derecho de Torts y no de
,
Contracts, ya que el primer cargo, que se basaba en el incumplimiento contractual, fue desistido, mientras
se prosiguió con el segundo que invocaba ya no el contrato sino los deberes legales del transportista y cuya
217
Hernán Corral. Tai ciani
El
principio de la Corte puede descomponerse en dos reglas: la primera, que
no ha sido objeto de mayor discusión, consiste en que el contratante perjudicado
debe ser indemnizado de los daños que puedan considerarse como razonablemente
surgidos del incumplimiento por el curso usual de las cosas. La segunda es la más
significativa, y la que regirá en todo el Derecho de los contratos de ahora en ade
lante: si se trata de daños que no se pueden entender como surgidos naturalmente
"
y el Derecho francés hacen responsable al deudor que actúa con culpa solo de
aquella parte de los daños que puede razonablemente suponerse que las partes
contemplaron como probable resultado de la naturaleza del acuerdo, mientras
que el deudor que actúa con dolo o fraude es responsable de todas las consecuen
cias. El juez Parke interrumpió para hacer ver
que "the sensible rule" aparece en
los arts. 1 149, 11 50 y 1151 del Código Civil francés, traducidos por Sedgwick,
y que son
reproducidos en los antecedentes del caso. También los abogados del
^2
Como señala ATIYAH, P. S., An Introduction to the Law of Contract, Clarendon Press, Oxford, 1995,
p. 465, en realidad, la
regla del caso es una sola: la de la previsibilidad, ya que la primera no es más que una
forma para decir que el deudor es responsable del daño razonablemente previsible, ya que "lo normal es
siempre razonablemente previsible". En el mismo sentido, aunque en un planteamiento crítico al fallo y a la
"
regla contemplada en él, ElSENBERG, Melvin Aron, The principie ofHadley v. Baxendale", en California Law
Review 80, 1 992, p. 566: "la primera regla es simplemente un caso especial de la segunda: si un determinado
upo de daño surge 'naturalmente, esto es, de acuerdo al curso natural de las cosas' desde el incumplimiento
de determinado contrato (la primera regla), entonces un vendedor siempre tendrá razón para prever que el
determinado tipo de daños son el resultado probable del incumplimiento (la segunda regla)".
,3
Faust, E, ob. cit., 42. En este sentido, CORBIN, Arthur Linton, Corbin on Contracts, West Publishing
Co., St. Paul, Minn., 1964t. 5, 1007, nt. 1,5,
p. 71, sostiene que la norma del Código Civil francés fue
traducida y usada como argumento en Hadley vs. Baxendale, y no hay duda que tuvo influencia en motivar
a la Corte inglesa para establecer esta regla tan frecuentemente aplicada en el Derecho angloamericano, tras
lo cual remite al Tratado de las obligaciones de Pothier,
218
Contratos y daños por incumplimiento
inhabilidad o la malicia, la
regla de los daños es la misma. En cambio, en materia
de torts, tratándose de "fraudor vexation" la compensación es mezclada con una
,
pena, y el jurado tiene la más amplia discreción56. En la misma vista de Hadley, los
abogados de los demandantes, si bien citan la distinción de Pothier en la versión
dada por Sedgwick, la impugnan diciendo: "es dificultoso, sin embargo, ver cuál
es el fundamento de este
principio, y cómo el ingrediente del fraude puede afectar
la cuestión. Por ejemplo, si los demandados habían maliciosa y fraudulentamente
guardado la pieza, no resulta fácil ver por qué ellos deberían ser responsables por
estos daños, si ellos no lo serían si la demora es ocasionada únicamente por su
negligencia".
De regla de la previsibilidad deducida del precedente de Hadley
esta manera, la
se
aplica culposo o doloso y así se ha mantenido en la
indistintamente al deudor
jurisprudencia posterior.
en
Inglaterra como en los Estados Unidos. Sólo
años después, el mismo cuatro
54 La falta de la de la
alegación regla de la previsibilidad por parte de los demandados puede deberse a
que no estaba claro si la acción era
por incumplimiento de contrato o por tort. Alegando la "remoteness" del
daño se
ponían a cubierto de los dos tipos de responsabilidad.
55
Chipman, D., ob. cit., pp. 121-123.
56
Sedgwick, T, ob. cit., p. 61.
57
Sedgwick, Theodore, A Treatise on the MeasureofDamages, John S. Voorhies, Law Bookseller and
Publisher; Sampson Low, son & Co., 3a edic. New York/London, 1858, p. 77.
219
Hernán Corral Talciani
criterios que permiten afirmar que el daño fue contemplado por las partes. Un
primer criterio, más restrictivo, ponía el acento en la voluntad: se utiliza del "tacit
agreement test" Posteriormente, las Cortes se inclinan mayoritariamente por el
.
acuerdo tácito.
El Uniform Comercial Code 2-715 sigue la regla de la previsibilidad con bas
tante cercanía al precedente de Hadley^. Lo mismo se observa en el Restatement
on contracts second §351: "Los daños no son indemnizables si se trata de pérdidas
que la parte incumplidora no tenía razón para prever como un resultado probable
de su incumplimiento cuando el contrato fue celebrado"; añade que las pérdidas
pueden ser
previsibles siguen "el curso ordinario de los eventos" o si "son el
si
resultado de circunstancias especiales, más allá del curso ordinario de los eventos,
pero que la parte incumplidora tenía razón para conocer"59.
La regla ha visto un reflorecimiento cuando varios autores de la corriente de
nominada Law Economics han visto que ella aporta elementos de eficiencia al
an
con el
pensamiento jurídico galo, sino que, curiosamente, abarcará incluso a los
comprendidos en la denominación genérica del Common Law. Es una curiosidad,
porque la conformación de esta última familia determina que la mayor parte de
susinstituciones jurídicas no tenga un equivalente idéntico o al menos similar
1!>
Respecto de los daños producidos por el incumplimiento del vendedor se dispone que "2. Los daños
indirectos que resultan del incumplimiento del vendedor incluyen: a) cualquier pérdida derivada de los
requisitos o necesidades generales o particulares que el vendedor tenía motivos para conocer en el momento
de contratar, y que no pudo ser razonablemente evitada mediante una compraventa de reemplazo o de otro
modo...
59
Así, Farnsworth, E., ob. cit., pp. 258-260.
60
Cfr. POSNER, Richard, Economic Analisys ofLaw, Litde Brown, 3a edic. Boston, 1986, p. 1 14; Danzing,
Richard, "Hadley v. Baxendale: A Study in the Industrializarían ofLaw", en Journal of Legal Studies 4, 1975,
'
pp. 2-49-284; BEBCHUCK, Lucian Ayre y Shavell, Steven, 'Information and the Scope ofLiability for Breach of
Contract: The Rule ofHadley v. Baxendale", en Journal ofLegal Economic and Organizationl', 1991, pp. 284-312.
En lengua careliana, GÓMEZ Po.\HR, Fernando, Previsión de daños, incumplimiento e indemnización, Civitas,
Madrid, 2002. También hay voces discordantes tanto con el fundamento económico como con la limitación
de la regla de la previsibilidad: así, ElSENBERG, M., ob. cit., pp. 563 y ss., en
particular 581-598.
220
Contratos y daños por incumplimiento
Como se ve tanto el Contract Code como los Principios Unidroit siguen la idea
del Common Law, que se distancia de Pothier, de no excluir al deudor que incumple
por dolo. Lo contrario sucede con los proyectos de Código Europeo de los Contratos
que llevan adelante el llamado grupo de Pavía, presidido por el profesor italiano
61
Domínguez, C, ob. cit., t. II, p. 302.
62
Cfr. MCGREGOR, Harvey, Contract Code. Proyecto redactado por encargo de la Law Commission inglesa.
Traducción de José María de la Cuesta y Carlos Vattier, Bosh, Barcelona, 1997, pp. 1 16-1 18. En el comentario
se señala
que el artículo tiene la base en Hadley vs. Baxendale. El texto quedó fijado cuando se abandonaron
las discusiones en 1972, pero se hizo conocido en la Europa Continental en 1990 con motivo del encuentro
221
Hernán Corral Talciani
incumple con dolo sino al que lo hace por culpa, quedando entonces sólo aplicable
la limitación para la responsabilidad estricta que sería la consagrada en el proyecto
(el deudor responde siempre por el incumplimiento salvo que pueda probar causa
extraña). Así, el proyecto propone la siguiente disposición: "A menos que el deudor
haya actuado por dolo o culpa, debe responder del daño que en atención al texto -
que Pothier sistematizara y precisara con tanta lucidez en su Traité des obligations,
y la única duda es si se adoptará su doctrina en forma completa, o con el matiz
que le introdujo la tradición del Common Law de incluir en su limitación también
al deudor que incumple con dolo.
64
García Cantero, Gabriel, Traducción española de la Parte General del Código Europeo de Contratos,
Ediciones Academia Colombiana de Jurisprudencia, Santa Fe de Bogotá, 2004.
65
Los Principios, son un documento
partes I y II, preparado por la Commission on European Contract
Law presidida por el Profesor de la Copenhagen Business School, Ole Lando. El texto está disponible en:
hnp://frontpage.cbs.dk/law/commission_on_european_contract_law (24 de diciembre de 2009)
66
El título del tratado es Convención de las Naciones Unidas sobre los Contratos de Compraventa
Internacional de Mercaderías. Fue aprobada por una conferencia diplomática, el 1 1 de abril de 1 980 y entró
en
vigencia el Io de enero de 1988. En Chile entró en vigor el Io de marzo de 1991.
§ 10. La resolución del CONTRATO COMO INSTRUMENTO DE
TUTELA DEL ACREEDOR ANTE EL INCUMPLIMIENTO
223
Mi n\ \\ Corral Talciani
lución requiere que se demande ante el juez y que el contrato se declare resuelto
por sentencia judicial ejecutoriada.
Se han ofrecido diversas teorías para explicar la razón de ser de esta excepción a
la vinculatoriedad permanente del contrato1. Se recuerda que en el derecho romano
la resolución por incumplimiento no existía, y que fue el derecho canónico, y más
tarde el derecho común medieval el que la introdujo como un expediente para
introducir una moderación de equidad al rigor de la obligatoriedad del contrato.
Durante la época de la codificación, se
explicaba la resolución como una
especie
de consecuencia de la voluntad presunta de las partes (de allí su inclusión en
los códigos como una condición resolutoria implícita, presunta o tácita). Más
adelante, al observarse que el argumento puede ser artificial y poco realista, se ha
tratado de fundar la resolución en el principio de reciprocidad contractual y en la
causa funcional. Al
incumplirse el contrato se violaría la reciprocidad que exigiría
todo contrato bilateral
o se
produciría una falta de causa sobrevenida. Ante las
debilidades de estas explicaciones, que no dan cuenta de por qué simplemente no
se soluciona el
problema por el expediente de otorgar la acción de cumplimiento
o de se admite
por qué generalmente que la resolución es renunciable incluso
anticipadamente por los contratantes, se ofrecen explicaciones más vagas como
la equidad o el principio del enriquecimiento sin causa.
La doctrina actual la funda, con mayor acierto a nuestro juicio, en la necesidad
de proteger el interés del acreedor o contratante diligente, que muchas veces no
querrá mantener el contrato y ante el incumplimiento preferirá desligarse del
mismo para buscar otra forma de satisfacer su propósito económico (por ejemplo,
reemplazando el contrato incumplido con otro)2.
1. Contrato bilateral
envuelta en "todo contrato bilateral", esto es, en aquellos contratos en que ambas
partes se
obligan recíprocamente (art. 1439 CC).
1
Cfr. ABELIUK Manasevich, Rene, De las obligaciones, Editorial Jurídica de Chile, 5a edic, Santiago,
2008, 1, pp. 509-5 1 0; Pen'AILILLO AréVALO, Daniel, Obligaciones. Teoría generaly clasificaciones. La resolución
1.
GREZ, Pablo, Extinción no convencional de las obligaciones, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2008, habla
de sanción alincumplidor (t. II, p. 213) y de creación de un derecho subjetivo potestativo a favor del con
tratante
cumplidor (t. II, p. 216).
Contratos y daños por incumplimiento
2. El incumplimiento resolutorio
Surge entonces la duda sobre a qué se refiere el Código con "lo pactado". Una
parte importante de la doctrina, basándose en que el art. 1489 CC no distin
gue, sostiene que basta cualquier incumplimiento del contrato
para demandar
3 Claro Solar, Luis, Explicaciones de Derecho Civil chileno y comparado X: De las obligaciones I, Editorial
Jurídica de Chile, reimp. Bogotá, 1992, N° 157, pp 169-173.
4
Peñailillo, D., ob. cit., pp. 401-403.
5
En el derecho comparado, se parte de la idea de que la resolución es propia del contrato bilateral o
sinalagmático pero se amplía a veces a otros supuestos. En Francia, por ejemplo, la jurisprudencia ha aceptado
la resolución de los contratos sinalagmáticos imperfectos e incluso de los unilaterales onerosos: cfr. PALAZÓN
GARRIDO, María Luisa, "La resolución del contrato como medio de tutela en caso de incumplimiento", en
Sixto Sánchez LORENZO (ed.), Derecho contractual comparado. Un perspectiva europea y transnacional, Civitas,
Thomson reuters, Madrid, 2009, p. 771.
6 vitalicia unilateral si el
La renta puede ser
precio se
paga en dinero o bilateral si el precio consiste en
cosa raíz o mueble: cfr. Claro SOLAR, L., ob. cit., N° 157, p. 175, nt. 238.
7
STITCHKIN, David, Derecho Civil: De las obligaciones, Editorial Universitaria, Santiago, 1948, t. I,
p. 133.
225
HernAn Corral Talcian i
8
En este sentido, RODRÍGUEZ, E, ob. cit., t. II, pp. 228-230.
9
La opinión la había sostenido, más bien aisladamente, Claro Solar, L., ob. cit., N° 169, pp. 190
y ss. Después la acogieron ABELIUK, R., ob. cit., t. I, p. 517 y Fernando FUEYO, quien modificó un parecer
anterior contrario: FUEYO LANERI, Fernando, Cumplimiento e incumplimiento de las obligaciones, Editorial
Jurídica de Chile, edic, Santiago, 1991, pp. 301 y ss. En la actualidad, la doctrina mayoritaria parece
2a
afirmar este cfr. Peñailillo, D., ob. cit., p. 409; Barros BOURIE, Enrique, "Finalidad y
planteamiento:
alcance de las acciones y los remedios contractuales", en PlZARRO WlLSON, Carlos (edit.), Estudios de Derecho
Civil IV, Legal Publishing, Santiago, 2008, pp. 422-423; ALCALDE RODRÍGUEZ, Enrique, "Distinción entre
obligaciones principales y secundarias y consecuencias de tal distinción en relación con la resolución de un
Santiago, 2008, t. I, pp. 517-518; Barcia LEHMAN, Rodrigo, Lecciones de Derecho Civil chileno III: De la
teoría de las Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2008, p. 65; RAMOS Pazos, René, De las
obligaciones,
obligaciones, Santiago, 2004, pp. 166-168. Lo mismo defiende RODRÍGUEZ, P., ob. cit., t. II,
LexisNexis,
p. 225. aunque en su doctrina si no hay dolo o culpa no puede haber incumplimiento, ya que "si el deudor
ha desplegado la conducta debida, vale decir, ha empleado la diligencia y cuidado impuestos en el contrato
o en la
ley en subsidio, no hay incumplimiento de la obligación asumida". La conclusión es consecuencia de
su teoría sobre la
obligación como deber de conducta típica (RODRÍGUEZ GREZ, Pablo, La obligación como
deber de conducta típica, Facultad de Derecho U. de Chile, Santiago, 1992).
12
Claro Solar, L., ob. cit., N° 165, pp. 184-186; Stitchkin, D., ob., cit., 1. 1, p. 139.
226
Contratos y daños por incumplimiento
pero sin eficacia, en una especie de bloqueo mutuo que sólo podría resolverse al
producirse la extinción de las respectivas obligaciones por la prescripción.
Ante esta dificultad, la doctrina actual ha acertadamente distinguido el derecho
del acreedor a pedir la resolución del contrato y el derecho a reclamar indemni
zación de perjuicios por el incumplimiento. Si bien el art. 1489 CC menciona
ambas posibilidades, ello no significa que ambas acciones exijan los mismos
riesgo del cuerpo cierto cuya entrega se deba pertenece al acreedor, es decir, que,
no obstante
extinguirse la obligación del deudor al perecer fortuitamente la cosa
debida, el acreedor debe cumplir la suya y no podría obtener su liberación por
medio de la resolución del contrato.
13
PEÑAILILLO, D., ob. cit., p. 412, nt. 747, sugiere esta solución como una posibilidad. BARROS, E., ob.
cit., p. 421, afirma que el solo incumplimiento es requisito de la resolución, y agrega que no debe confun
dirse la mora con el incumplimiento imputable: "la mora es la situación jurídica de
incumplimiento, que
puede o no ser imputable al deudor, de modo que aunque se acepte que la resolución requiere mora, de ello
no se
sigue que el incumplimiento deba ser imputable al deudor" (p. 422). En el mismo sentido, PlZARRO
WlLSON, C, "Hacia un sistema de remedios incumplimiento contractual", en GUZMÁN BRITO, A. (edit.),
a
Estudios de Derecho Civil III, LegalPublishing, Santiago, 2008, p. 401, afirma categóricamente que la facultad
resolutoria del art. 1489 CC es un remedio que "se identifica con un incumplimiento grave o esencial, siendo
indiferente si es o no imputable al deudor que incumple". En el panorama comparado se observa una cierta
tendencia hacia la objetivización del incumplimiento en materia de resolución: así el Código Civil holandés
señala que "la resolución procede en todo caso de falta de ejecución de la prestación" (art. 6: 265, párrafo
Io); y el B.G.B., reformado el 2002, permite la resolución sin atender a la culpabilidad del deudor, ya que
ahora el incumplimiento resolutorio es englobado en la categoría general de lesión del deber de prestación
(§ 323). Cfr. Palazos, M., ob. cit., pp. 776-780.
227
Hi kwn Corral Talciam
14
Por todos, STITCHKIN, D., ob., cit., t. I, p. 143. Si el acreedor se
opone, procede el pago por con
signación.
15
Ya lo planteaba FUEYO, E, ob. cit., p. 312, sosteniendo que el juez debía controlar la legitimidad del
pago sobre la base de la buena fe del deudor. Más categórico se manifiestan RAMOS, R-, ob. cit., pp. 173-175;
Pen' AIULLO, D., ob. cit., pp. 417-418 y Vial DEL RÍO, Víctor, Manual de las obligaciones en el Código Civil
chileno. Editorial Biblioteca Americana, 2a edic, Santiago, 2007, pp. 73-76., según los cuales el deudor no
está autorizado a
pagar durante el proceso.
228
Contratos y daños por incumplimiento
está pensando en
que, durante el proceso, el deudor pague la obligación debida,
sino únicamente que interponga la excepción de un pago ya realizado antes de
iniciarse el juicio16. Por ello, una interpretación más adecuada incluso del tenor
literal de la norma
permite la consecuencia de que el deudor no puede
arribar a
en la compraventa, porque no se entiende bien por qué si aquí las partes han
16
Así, PEÑAILILLO, D., ob. cit., pp. 417-418, para quien la facultad de oponer la excepción en todo el
curso del juicio se
justifica para evitar que se pague dos veces.
17
PEÑAILILLO, D., ob. cit., p. 418, piensa que la norma puede explicarse en la actualidad por la función
social de la compraventa como instrumento masivo de cambio de bienes y servicios. RAMOS, R., ob. cit.,
p. 175, piensa que el art. 1879 debe considerarse especial que sólo debe operar en el caso para
una norma
229
Hernán Corral Talciani
solutoria derivada del pacto o, incluso más, para disponer el plazo de 24 horas,
5. Falta de renuncia
El derecho a
pedir la resolución del contrato por incumplimiento, siendo un
instrumento de tutela del interés del acreedor, es renunciable por éste. La renuncia
puede hacerse con anticipación en el mismo contrato o con posterioridad al in
cumplimiento. El art. 1487 CC que permite al acreedor renunciar a la condición
resolutoria establecida en su beneficio exclusivo, confirma esta solución18.
6. Sentencia judicial
automática o ipso jacto que se produce por el solo hecho del incumplimiento. Este
tercer modelo sólo es adoptado para casos especiales y excepcionales por
algunas
legislaciones como la italiana, la suiza y la alemana19.
Debe señalarse que parte de la doctrina chilena, con buenos argumentos, sos
tiene que si las partes acuerdan que el contrato se resolverá ipsofacto por el mero
I S
ABELIUK, R., ob. cit., 1. 1, p. 533. Si bien, como aclara PEÑAILILLO, D., ob. cit., p. 436, sólo se refiere
a la renuncia posterior al vencimiento de la condición yno a la
anticipada.
19
Cfr. Palazos, M., ob. cit., pp. 786-804.
20
Así, Abeliuk, R., ob. cit., 1. 1, pp. 526-528; Peñailillo, D., ob. cit., pp. 426-428.
230
Contratos y daños por incumplimiento
1. Derecho de opción
El art. 1489 dispone en forma clara que "podrá el otro contratante pedir a su
art. 17 del
Código de Procedimiento Civil.
Si la cosa objeto del contrato ha sido enajenada o gravada en favor de un terce
ro, el demandante puede interponer la acción real correspondiente (normalmente
231
Hi rnán Corral Talciani
ya que el art. 1672 CC dispone que si el cuerpo cierto perece por culpa o du
rante la mora del deudor, éste es obligado "al precio de la cosa y a indemnizar
al acreedor".
Pero debe advertirse que en todos estos casos, si el acreedor opta por pedir
únicamente la indemnización de perjuicios por el incumplimiento y no ejerce
la acción resolutoria, el contrato subsiste y por
queda obligado a cumplir
tanto
su
propia obligación en favor del deudor
incumplidor.
De todas maneras esta opción puede ser interesante para el contratante
24
YlAL, V., ob. cit., pp. 239-240; TRONCOSO LARRONDE, Hernán, De las obligaciones, LexisNexis,
4a edic, Santiago, 2006; Barcia, R., ob. cit., t. III, p. 85.
25
Peñailillo, D., ob. cit., pp. 428-430 y p. 434; Ramos, R., ob. cit. pp. 177-179.
232
Contratos y daños por incumplimiento
La resolución, en
principio, debe ser reclamada como acción y procederá
se
pide es
propia obligación, puede interponerse la resolución
la liberación de la
una causa de extinción de la
como
excepción: se invoca obligación. Pero si se
pretende pedir restituciones o indemnización de perjuicios, no será suficiente
la excepción y el demandado deberá alegar la resolución mediante un escrito
de reconvención.
5. Pluralidad de partes
Si son varios los legitimados para interponer la acción o varios los posibles
demandados, lo que puede proceder por tratarse
compuesto de un contrato
de varias partes o de varias personas por parte, o por que se ha producido una
sucesión en beneficio de una pluralidad de herederos, se plantea el problema de
si puede dividirse la acción resolutoria, de modo que algunos de ellos deman
sean demandados de resolución mientras los otros lo
den o
hagan o lo sean de
cumplimiento.
A falta de una norma expresa como la contemplada respecto de la acción de
nulidad (art. 1690 CC), la doctrina se ha uniformado en afirmar la indivisibi
lidad de la acción. De esta manera, si son varios los legitimados activos deberán
para elegir de consuno una de las acciones. Si hay pluralidad de
concertarse
demandados la acción debe ser la misma para todos ellos26. El fundamento, más
que en los de la presencia de una
obligación indivisible (asimilable al caso del
en la
art.1526 N° 6 CC), se encuenra
integridad del contrato que no admite
que le modifique por
se una resolución meramente
parcial27.
233
Hernán Corral Talciani
6. Procedimiento aplicable
El procedimiento que se
aplica al proceso de resolución es el juicio ordinario,
aunque el contrato conste de un título ejecutivo. La razón es que el juicio ejecu
tivo tiene por finalidad la ejecución o
cumplimiento de una
obligación y no la
declaración de su extinción28.
La resolución puede ser materia también de juicio arbitral
un si así se ha con
7. Carga de la prueba
De acuerdo con el art. 1698 CC la parte que alega la extinción de una obligación
tiene la carga de probarla. En principio, en consecuencia, la carga de la prueba
de los requisitos de la resolución recae sobre el demandante. Pero regla debe
esta
incluso los perjuicios imprevisibles, deberá probar el dolo, ya que éste no se pre
sume (art. 1459 CC).
8. Prescripción
La acción resolutoria no tiene
plazo especial de prescripción extintiva, por
un
:s
Peñailillo, D., ob. cit., p. 440.
29
Peñailillo, D., ob. cit., p. 440.
30
Por ser
prescripción ordinaria se
suspende a favor de las personas enumeradas en el art. 2509 N°s. 1
y 2 cfr. art. 2520 CC.
234
Contratos y daños por incumplimiento
^
1. Procedencia del efecto retroactivo y su justificación
i Es doctrina común que, declarada la resolución por sentencia judicial, esta
)¡ opera con efecto retroactivo: esto es, el contrato se tiene como no celebrado31 Por .
presunta de las partes, pero la cuestión es discutible ya que es posible que las
*
235
Hfrnan Corral Talciam i
por parte del arrendatario o los servicios prestados por el trabajador y proceder a
la restitución en valor.
Por explica la falta de retroactividad en la autonomía y reciprocidad de
eso, se
de mejor manera el interés del acreedor o parte diligente. En los casos en los que
ello no es necesario, como en los contratos de tracto sucesivo, no
hay problemas
en admitir la resolución no retroactiva o terminación.
33
Peñailillo, D., ob. cit., p. 404.
34
Cfr. ÁLVAREZ, R., ob. cit., pp. 420-422.
236
Contratos y daños por incumplimiento
gaciones mutuas entre las partes, o bien se extinguen (si alguna o ambas no han
sido aún ejecutadas) o bien deben restituirse en especie o valor (si ya han sido
cumplidas en forma total o parcial).
Por ello, parte de la doctrina comparada ha dicho que en estos casos se indem
niza sólo el interés negativo, pero no el positivo, utilizando la distinción acuñada
cumplido por el deudor. La cuestión tiene importancia sobre todo para resolver
sobre la posibilidad de indemnizar el lucro cesante en caso de resolución.
La doctrina más actualizada tiende entender que no basta con la indemni
a
zación del interés negativo para proteger debidamente al acreedor. Se señala que
son cosas diversas el efecto restitutorio o liberatorio de la resolución (que no tiene
naturaleza indemnizatoria) y la reparación de los daños y perjuicios; y que la retro-
actividad de la resolución no puede hacer desaparecer el hecho del incumplimiento
de la obligación y los daños sufridos por el contratante
diligente36.
No obstante, tampoco podría pretenderse que el contratante diligente obtenga
la extinción o restitución de su
prestación y a la vez la indemnización compen
satoria que representa el valor de la obligación recíproca incumplida, puesto que
esto le
supondría ya reparación
no ünaenriquecimiento: sino un el contratante
35
Es lo que sostiene Llambías para el derecho argentino, según nos informa Miquel, Juan Luis, Reso
lución de los contratos por incumplimiento, LexisNexis, 3a edic, Buenos Aires, 2008, p. 209.
36 En las legislaciones y la doctrima más moderna no limita la indemnización por resolución al
general,
interés negativo, salvo que así lo solicite el acreedor.. Cfr. PALAZOS, M, ob. cit., pp. 813-818.
37
Señala DíEZ-PlCAZO, Luis, Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial II: Las relaciones obligatorias,
Civitas, Madrid, 1996, p. 727, que aunque la indemnización debe proceder en la resolución según las reglas
generales, cuestión diversa es el alcance de los daños que pueden ser pedidos como consecuencia de ella: "A
primera vista, resulta claro que el contratante que elige la vía resolutoria obtiene con ello un cierto paliativo
en el alcance de sus propios daños. En este sentido, no puede discutirse, que, al quedar liberado o serle res
tituida su
propia prestación, el valor del interés positivo tiene que centrarse en la diferencia entre el valor de
la prestación adversa en el momento del contrato y el que tuviera al momento de la resolución".
237
Hernán Corral Talclani
38
Así, MlQUEL, J., ob. cit., pp. 209 y ss.; DíEZ-PlCAZO, L., ob. cit., p. 727. Ibáñez, C. ob. cit., p. 343,
sostiene que incluso si se considera sólo la indemnización del interés
negativo el lucro cesante debe ser
indemnizado.
39 Sobre deber véase a VIDAL OLIVARES, Alvaro, "La carga de mitigar las pérdidas del acreedor y su
este
incidencia el sistema de remedios por incumplimiento", en GUZMÁN BR1TO, Alejandro (edit.), Estudios
en
de Derecho Civil III. Jornadas Nacionales de Derecho Civil, Valparaíso, 2007, LegalPublishing, Santiago, 2008,
pp. 429-45", y DOMÍNGUEZ ÁGUILA, Ramón, "Notas sobre el deber de minimizar el daño", en Revista Chilena
de Derecho Privado 5, 2005, pp. 73-95.
40
En este
punto, seguimos a Vial, V, ob. cit., p. 240.
238
Contratos y daños por incumplimiento
En síntesis, y más allá de las críticas que se han realizado a los términos en los
que se expresan las normas, puede decirse que se distingue entre si la cosa objeto
del contrato resuelto es mueble o inmueble. Si es mueble, el tercero adquirente
resulta protegido si actuó de buena
fe, decir, previo es sin conocimiento de la
existencia de la posibilidad de resolución del contrato de su antecesor. Por ello,
debiera ignorar que este último tenía pendiente de cumplimiento alguna de las
obligaciones derivadas de dicho contrato. La buena fe se presumirá (art. 707 CC),
por lo que será el demandante que ha vencido en el juicio resolutorio quien deberá
probar la mala fe del tercero si quiere reivindicar la cosa o extinguir el derecho
real constituido en ella en favor del tercero.
Si el
objeto del inmueble, la ley establece que el tercero será pro
contrato es
41
Se menciona la tradición del derecho real de servidumbre que no requiere inscripción: art. 698
(ABELIUK, R., ob. cit.,t. I, p. 546). Pero es difícil
CC imaginar cómo la resolución de un derecho real de
servidumbre podrá afectar que hubieran adquirido derechos por enajenaciones o gravámenes del
a terceros
titular de la servidumbre, dada la inseparabilidad de este derecho sobre el predio en el que recae. De alí que
se proponga como posible aplicación de este supuesto el art. 697 CC que establecía las reglas de la tradición
de inmuebles durante el período de vigencia del Código Civil y antes de que se organizara el Registro de la
propiedad raíz (PEÑAILILLO, D., ob. cit., p. 467), pero es evidente este caso ya no resulta aplicable dado el
tiempo transcurrido. Tampoco parece proceder respecto de inmuebles no inscritos, ya que la norma supone
la tradición del inmueble, y ésta no puede efectuarse sino por
que se haya producido inscripción: PEÑAILILLO,
D., ob. cit., p. 465, nt. 860. Con ello, es posible sostener que la parte del artículo que se refiere a un títuto
no inscrito y solamente otorgado por escritura pública no tiene aplicación actual.
239
Hernán Corral Talclani
no
requiere que se exprese. Por ello, se llega a la conclusión de que el posible
cumplimiento de la "condición resolutoria tácita" consta en el título toda vez que
de su tenor queda claro que existen obligaciones que aun no han sido ejecutadas
y cuyo incumplimiento posterior podría dar lugar a una demanda resolutoria42.
Es conveniente señalar que la ley no exige que esto conste en la inscripción, por
lo que bien podría ser que en la inscripción no se haya dejado constancia de que
existen obligaciones pendientes, y el tercero sí resulte afectado por la resolución,
si se comprueba que en el contrato que sirvió de título a la inscripción constaba
esa
pendencia. Se exige por tanto no sólo examinar la inscripción sino el título
que se menciona en ella43.
Pero la sola circunstancia de que la posibilidad de resolución conste en el título
inscrito u otorgado por escritura pública no significa que el tercero deba consi
derarse de mala fe. Por ello, podría alegar contra el demandante de resolución y
reivindicante la prescripción ordinaria44.
42
Peñailillo, D., ob. cit., p. 465.
43
Peñailillo, D., ob. cit., p. 466. Según este mismo autor, ob. cit., pp. 462-463, la resolución tam
bién afecta al tercero si la condición no constaba en el
registro, pero el tercero supo por otros medios su
existencia.
44
Abeliuk, R., ob. cit., 1. 1, p. 547. En contra, Peñailillo, D., ob. cit., p. 464, nt. 849.
240
§11. Resolución o revisión del contrato por la teoría de la
causal de terminación la frustración del objeto del contrato, con una línea de casos
llamados "Coronation's cases", en los que las Cortes dejaron sin efecto contratos de
arrendamiento de balcones que se habían pactado para presenciar las ceremonias
de coronación de Eduardo VII, y que fueron suspendidas.
241
Hernán Corral Talciani
Italia, el Código Civil de 1 942 aceptó la terminación del contrato por lo que
En
llamó "excesiva onerosidad sobreviniente de la prestación" (arts. 1467-1469). La
doctrina italiana suele dar este nombre a la teoría de la imprevisión, y gran parte
de la doctrina del derecho civil ha preferido esta denominación en sustitución de
la expresión francesa.
Aunque son diversas las formulaciones de esta noción, pueden reconocerse ca
racteres comunes que hacen de ella una sola institución:
1 °) En todas se reconoce que la regla general debe ser la intangibilidad del contra
to, por lo que la imprevisión o excesiva onerosidad deben tratarse como excepciones
muy calificadas, de derecho estricto, y de aplicación restringida.
2o) En todas se distingue entre la imposibilidad y la dificultad u onerosidad para
cumplir. Si la prestación es imposible de ejecutar, no se está en el campo de la teoría
de la imprevisión u onerosidad sobreviniente. Es necesario que la prestación sea
posible de ejecutar si bien deviene en desproporcionada u excesivamente onerosa.
3o) Se exige que el acontecimiento que altera el equilibrio de las prestaciones
haya sido absolutamente imprevisible y ajeno para las partes, y en especial para el
deudor.
EN EL DERECHO VIGENTE
1
De LA Maza, Lorenzo, "La teoría de la imprevisión", en Revista de Derecho y Jurisprudencia, t. 30,
Derecho, pp. 73-158.
2
Según la obra de VODANOVIC, Antonio, Curso de Derecho Civil, basado en las explicaciones de los profesores
de Li Universidad de Chile Arturo Alessandri Rodríguez y Manuel Somarriva Undurraga III: De las obligaciones,
Nascimento, Santiago, 1941, N° 315, p. 191.
3 ABEUUK M an asen ICH, René, Las obligaciones, Editorial Jurídica de Chile, 4a edic, Santiago/Colombia,
2001, t. II, N° 860-861, pp. 762-763.
242
Contratos y daños por incumplimiento
En general, los argumentos que se esgrimen para relativizar el art. 1545 del
'
RODRÍGUEZ Grez, Pablo, La obligación como deber de conducta típica (La teoría de la imprevisión en
Chile), Santiago, 1 992, passim y en especial pp. 279-323; "La teoría de la imprevisión o una sobredimensión
de la doctrina", en Gaceta Jurídica N° 152 (1993), pp. 7-16.
6
DELOOZ BROCHET, Benoit, "La teoría de la imprevisión: una mirada sobre su estado actual en el
derecho chileno", en
Microjuris, N° de cita: MJD 386.
7
FUEYO LANERI, Fernando, "La teoría de la imprevisión en el nuevo Código Civil italiano de 1942",
en Revista de Derecho y Jurisprudencia t. 51, Derecho,
pp. 121-149; "Algo sobre la teoría de la imprevisión",
en Revista de Derecho y Jurisprudencia t. 51, Derecho, pp. 89-108.
8
DORR ZEGERS, Juan Carlos, "Notas acerca de la teoría de la imprevisión", en Revista Chilena de Derecho
vol. XII (1988), 2, pp. 253-270.
9
Peñailillo ArÉvalo, Daniel, "La revisión judicial de obligaciones y contratos en la reforma del Código
Civil (la lesión y la imprevisión)", en Revista de Derecho U. de Concepción N° 208, 2000, pp. 209-237.
10 sobre la teoría de la
ILLANES Ríos, Claudio, "Posición personal imprevisión la legislación chilena",
en
243
Hernán Corral Talciani
Los argumentos señalados no están exentos de dificultades y, por ello, los autores
no se centran en
ninguno de ellos sino que los exponen a modo de batería conjunta,
de manera
que si cae
alguno de ellos otro asuma la defensa de la teoría.
Así, por ejemplo sobre la desaparición sobreviniente de la causa se ha hecho
ver
que sólo se sostiene en cuanto se asuma la tesis de la "causa como finalidad"
de las posiciones neocausalistas (al tenor de Capitant)12. Además, se sostiene que
si la falta de causa es el agente que genera la ineficacia del contrato ésta debería
serla nulidad y no la terminación (resolución) o adaptación del contrato, como
libre voluntad de las partes: "se mira como equivalente" (art. 1441 CC), de modo
que incluso la lesión coetánea al contrato no determina la ineficacia, salvo casos
excepcionales y expresamente establecidos por la ley.
El principio de buena fe, frente a un cambio de circunstancias, puede ser
invocado tanto en uno como orro sentido. Es decir, también puede considerarse
que corresponde a la buena fe contractual el que el contrato se cumpla tal como
fue planteado, sobre todo si ha sido pactado para tener una larga duración en el
tiempo y en que las partes tienen derecho a operar sobre la expectativa razonable
de que el contrato se cumplirá no obstante la variación de las circunstancias exis
tentes a la época del contrato.
Finalmente, es discutible
que el principio del enriquecimiento injusto sea
aplicable a los supuestos de imprevisión, toda vez que en este caso la eventual
ganancia que pueda hacer una de las partes del contrato no puede considerarse
injusta, ya que tiene su título justificante en el mismo pacto contractual. López
Santa María no duda en incluir esta idea dentro de las "posturas equivocadas" en
favor de la revisión contractual13.
Además, se hace ver que los argumentos fundados en la buena fe o en la integración
por equidad no proporcionan criterios claros sobre los efectos que se producirían
en la relación contractual: revisión, modificación o resolución, abriendo un ámbito
12
En este sentido, Peñailillo, D., ob. cit., p. 233.
13
López, J., ob. cit., 1. 1, p. 301.
'■*
Cfr. Barcia Lehman, Rodrigo, "Los efectos de las obligaciones desde la perspectiva del Análisis
Económico del Derecho", en Cuadernos de Análisis Jurídicos, U. Diego Portales, 2004, pp. 151 y ss., en
244
Contratos y daños por incumplimiento
imprevistas16.
En el último tiempo, se ha producido un
pronunciamiento de la Corte de
Apelaciones que expresamente ha recogido la teoría: "el exigirle a
de Santiago
Constructora CONCRETA S.A. -concluyó la Corte- asumir los mayores gastos
15
En este sentirlo ILLAÑES RIOS, Claudio, Análisis del estado actual de la cuestión en Chile, tomando en
consideración la jurisprudencia, la doctrina y el derecho positivo vigente", en AA.W., Estudios sobre reformas
al Código Civil y Código de Comercio, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2000, p. 199.
16
Cfr. Parada GUZMAN, César, Fundamentos de la teoría de la imprevisión. Charla dictada en el Colegio
de Abogados el 18 de agosto de 1994, folleto, p. 20.
Hernán Corral Talciani
de gastos efectuados por estar fuera del contrato sino que se defendió alegando la
excepción de prescripción. Resulta curioso que la sentencia haga todas las consi
deraciones en imprevisión para terminar resolviendo que
favor de la teoría de la
se rechaza la
excepción de prescripción.
Más aún, en un fallo más reciente, la Corte Suprema se ha pronunciado en
contra de la aceptación de la imprevisión en el contexto legal vigente, citando
IV. LA LEGISLACIÓN
modificación del contrato por circunstancias sobrevinientes: cfr. arts. 849, 2003
1
Se mencionan también los arts. 1 544, 1 966, 2087 y 2 1 80 CC, pero éstos pueden tener explicaciones
distintas a la teoría. Respecto del art. 1544 véase lo que señalamos en el capítulo 14 sobre la cláusula penal
enorme
y su relación con la teoría de la imprevisión.
18
El proyecto deley sobre revisión
judicial de los contratos civiles y mercantiles se debió a una moción
del Diputado Sergio Elgueta Barrientos (Boletín N° 309-0. De 7 de marzo de 1991). Fue mandado archivar
en 2004. Cfr. .ALMENDRAS CARRASCO, Hernán, "Un proyecto que murió en su propia ley: de imprevisto",
en
Corpus luris Regionis, U. Arturo Prat, N° 5, 2005, pp. 37-49.
10
Así parece entenderlo Illwes RÍOS, Claudio, "La teoría de la imprevisión en la Ley de Concesiones
de Obras Públicas", en Revista del Abogado N° 28, 2003, pp. 6-8, cuando sostiene que la aceptación de la
teoría de la imprevisión en el Derecho Público "constituirá un eslabón importante para que esta institución
246
Contratos y daños por incumplimiento
Hay algunos requisitos que son discutidos entre los autores chilenos. Así, por
ejemplo, mientras la mayoría piensa que la teoría sólo se aplica a los contratos de
ejecución diferida en el tiempo o de tracto sucesivo, hay quienes piensan que debe
extenderse a todas las obligaciones cualquiera sea su fuente (Daniel Peñailillo21).
Otros añaden como requisito que el cambio de circunstancias afecte no sólo a un
contrato sino a toda una serie de contratos en una determinada época (Lorenzo de
20
Cfr. MORALES ESPINOZA, Baltazar, "Teoría de la imprevisión", en Revista de Derecho (U. de
Concep
ción) N° 203, 1998, pp. 421-427.
2'
Peñailillo, D., "La revisión judicial..." cit., pp. 230-231.
247
Hernán Corral Talciani
monto de las
prestaciones por parte de los jueces. Finalmente, hay quien sostiene
que si la falta de causa sobreviniente es el fundamento de la teoría la sanción no
puede ser otra
que la nulidad del contrato24.
2. La imprevisibilidad
Normalmente, exige que el acontecimiento que modifica las circunstan
se
prevista por las partes (si ha sido prevista no se plantea el problema), sino de un
juicio valorativo: que el advenimiento o la mutación de las circunstancias era
razonablemente previsible para una persona colocada en la misma situación de
las partes y, en
particular, del deudor.
Se trata, por tanto, de la utilización de un estándar o modelo de hombre medio
razonable. La doctrina chilena ha señalado a este respecto que la evaluación no
debe apuntar a las características personales del sujeto sino realizarse de un modo
objetivo, con referencia a un modelo que puede construirse sobre la base del hombre
medio razonable de una comunidad jurídica, teniendo en cuenta las característi
cas más destacadas del
litigante afectado (en educación, actividad, etc.). De esta
manera se evita caer en dos extremos: el
poner la valoración dependiendo de la
situación personal del afectado (lo que llevaría a una indeseada incertidumbre) o
el recurrir a un criterio abstracto totalmente desconectado de las características
del sujeto26.
El
grado de culpa puede servir para objetivar el modelo que sirva para la com
paración, como ya había sido propuesto por Lorenzo de la Maza en 1933 y ahora
22
De la Maza, L., ob. cit, p. 91.
23
Peñailillo, D., "La revisión judicial..." cit., p. 228.
248
Contratos y daños por incumplimiento
a la
parte que tropieza con una dificultad o sufre una pérdida normal". Y agrega
este mismo autor: "El contrato tiene por objeto asegurarse contra el
porvenir,
contra los riesgos normales del futuro; no es posible destruir sus
ventajas, pues
ello significaría hacerlo desaparecer. La parte perjudicada contrató con la mira de
obtener ciertos beneficios; si obtiene pérdida o tropieza con dificultades normales,
ella las debe soportar"28.
Es importante tener en cuenta que en todos los contratos, sobre todo los que
se
pactan con una larga duración se contiene una distribución de los
riesgos, es
decir, del comportamiento azaroso e
imprevisible de ciertas variables económicas,
tales como el de los materiales necesarios para producir, la variación del
costo
27
De la Maza, L., ob. cit., p. 91.
28
De la Maza, L, ob. cit., pp. 92-93.
249
Hernán Corral Talciani
en la
equivalencia de las prestaciones pero que se incluye en la distribución de
riesgos efectuada por el contrato, y aquellas que producen una distorsión completa
y radical de su estructura como contrato conmutativo. Se sostiene, en consecuencia,
que para que opere la teoría de la terminación o revisión del contrato es menester
que el desequilibrio producido entre las prestaciones determine una desaparición
del fundamento o base del contrato, esto es, aquello que le proporciona sentido
como
negocio bilateral, oneroso
y conmutativo.
Señala Karl Larenz, el principal expositor de la doctrina alemana de la base
del negocio, "es justificable y necesaria la consideración de la perturbación de la
relación de equivalencia única y exclusivamente cuando por la modificación de
las bases de valoración el contrato pierda por completo su sentido de negocio
de cambio. El que concluye un contrato de tracto sucesivo asume un riesgo. Un
contrato que en principio parecía ventajoso, puede
luego resultar económicamente
desfavorable para una de las partes por una elevación imprevista de los precios o
de los salarios, de los fletes o de los impuestos, a consecuencia de una repentina
disminución de la demanda u otro suceso análogo. De este riesgo contractual,
250
Contratos y daños por incumplimiento
pero es riesgoso que finalmente el texto del contrato sea fijado por un tercero ajeno
a las
partes. De allí que se propicia más bien que sean las mismas partes las que
realicen este ajuste, de modo que una vez constatada la aplicación de la teoría las
partes deben ser sometidas al deber o carga de negociar entre ellas la adaptación
del contrato, procediendo a falta de acuerdo la resolución o la revisión judicial.
El Código Civil italiano plantea una fórmula mixta. Mientras el contratante
afectado por la excesiva onerosidad sobreviniente sólo puede demandar la reso
lución, el demandado puede evitar la resolución proponiendo una revisión del
contrato.
29
Larenv, Karl, Base del negocio jurídico y cumplimiento de los contratos, trad. Carlos Fernández Rodrí
251
Hernán Corral Talciani
Aunque sin duda se trata de una cuestión compleja, nos inclinamos por la
opinión de que no es admisible la aplicación general de la resolución o revisión
del contrato
por cambio de las circunstancias en el estado actual de nuestra le
gislación.
No nos parecen suficientemente fuertes los argumentos que se arguyen en su
favor. La buena fe puede ser invocada tanto en pro como en contra de la revisión
del contrato. La falta de causa es un requisito que cabe examinar a la época de
la celebración del y no durante su vigencia. Por lo demás, es claro que
contrato
excepcional y expreso en los casos de lesión enorme. Si esto es así para la falta
de proporción originaria, con mayor razón debe señalarse que se necesita una
disposición especial para admitir que el contrato sea resuelto o revisado por una
desproporción sobreviniente.
El hecho de que existan en el Código Civil normas especiales que admiten en
ciertos casos la adaptación del contrato por variación de las circunstancias, abona la
tesis de que la regla general es la estabilidad y obligatoriedad del contrato, mientras
no se
produzca una imposibilidad absoluta de cumplimiento.
Esta postura se reafirma con la introducción de supuestos de revisión de con
2^2
§12. La cláusula PENAL en LA resolución del contrato
1. ¿Cláusula o contrato?
Pese a la denominación tradicional y también a la práctica que suele insertarlo
en el contrato en
que se contrae la obligación principal, lo cierto es que la cláusula
penal no es propiamente una mera cláusula contractual, sino, como ha reconocido
la doctrina contemporánea, un propio contrato, cuya finalidad es establecer una
prestación de cargo de quien incumpla la obligación principal. Normalmente,
se reconocen tres funciones
que justifican y dan relevancia a esta institución: la
el
garantizado (asegura cumplimiento), la resarcitoria (avalúa anticipadamente
ra
253
Hfrnán Corral Talciani
incumplida (cumplimiento por equivalente) y por otro que se intente resarcir los
perjuicios conexos o consecuenciales al incumplimiento que son mayores al valor de
prestación. Al primer supuesto, podemos llamarlo pena compensatoria sustitutiva,
mientras al segundo lo denominamos pena compensatoria indemnizatoria.
Finalmente, hemos de añadir la cláusula penal que es puramente punitiva. La
posibilidad de pactar este tipo de pena es admitida expresamente por el Código
si las partes así lo expresan, ya que se permite en caso de pacto expreso que se
acumule la reclamación de la obligación principal o la indemnización de perjuicios
ordinaria y con la pena (arts. 1537 y 1543 CC).
En suma, podemos distinguir cuatro clases de cláusulas penales:
1 °) Pena compensatoria sustitutiva
2o) Pena compensatoria indemnizatoria
3o) Pena moratoria
4o) Pena puramente punitiva
La pena punitiva necesita pacto expreso. La pena moratoria requiere que en el
contrato
aparezca que la pena se ha pactado por el simple retardo, de lo contrario
se mirará como
compensatoria.
No existe regla sobre si la pena compensatoria debe ser
presumida solamente
sustitutiva, indemnizatoria o simultáneamente sustitutiva e indemnizatoria. Si
las partes no lo declaran expresamente, deberá ser materia de interpretación del
contrato. Por regla general, creemos que debe presumirse que la cláusula penal es
comprensiva del valor de prestación y de todos los demás perjuicios conexos (es
decir, es a la vez sustitutiva e indemnizatoria).
sólo bilateral sino oneroso conmutativo, pero lo hace para efectos de moderar el
254
Contratos y daños por incumplimien to
importe de una
pena excesiva: "Cuando por el pacto principal una de las partes
se
obligó a pagar una cantidad determinada, como
equivalente a lo que por la
otra
parte debe prestarse, y la pena consiste asimismo en el pago de una cantidad
determinada...".
Pero no es
penal se inserte en un contrato bilateral.
infrecuente que la cláusula
Si la obligación principal garantizada por la cláusula penal proviene de un contrato
bilateral que genera una obligación recíproca del otro contratante, y se incumple,
el acreedor (contratante diligente), de acuerdo al art. 1489 CC puede optar entre
pedir el cumplimiento forzado o la resolución. ¿Cuál es la suerte de la pena si se
demanda la resolución del contrato? Para contestar, parece necesario distinguir
el tipo de cláusula penal. Pero antes debemos preguntarnos la incidencia que la
cláusula penal tiene sobre el derecho del acreedor a pedir o no la resolución del
contrato en la que se inserta.
1
Kemelmajer DE CARLUCCI, Aída, La cláusula penal, Depalma, Buenos Ares, 1981, p. 255; Pizarro,
Ramón y VALLESPINOS, Carlos, Instituciones de Derecho Privado 3: Obligaciones, Hammurabi, Buenos Aires,
1999, reimp. 2007, p. 58.
255
Hernán Corral Talcian i
De este
ejemplo, si se ha pactado una pena de retención por la cual
modo, por
el vendedor tiene derecho a quedarse con las cuotas del precio ya pagadas cuando
el comprador ha dejado de cumplir con su obligación de pagar dicho precio en
forma fraccionada, el acreedor puede hace efectiva la pena y retener las cuotas pa
gadas, pero sin pedir la restitución de la cosa entregada, o demandar la resolución
del contrato, caso en el cual podrá pedir la devolución de la cosa vendida pero a
su vez deberá restituir las cuotas retenidas2.
En un caso resuelto por la justicia arbitral, en el que en un contrato de arren
2. La cláusula penal no
supone renuncia a la acción resolutoria
Cfr. KEMELMAJER, A., ob. cit., pp. 255-256, señala que el acreedor podría renunciar a la cláusula y pedir
la resolución, asumiendo la obligación de restituir las sumas entregadas. Pensamos que habría que examinar
bien el propósito de la cláusula penal, pues lo más seguro es que la pena se pacte, no como sustitutiva del
\-alor deprestación sino como complementaria de perjuicios anexos, con lo cual el acreedor podrá pedir la
resolución para recuperar la cosa vendida y aplicará el valor de las cuotas pagadas a los perjuicios anexos que
le haya causado el incumplimiento.
3
Cfr. Peñailillo, D., ob. cit., p. 436.
4
Cfr. Kemelmajer, A., ob. cit., p. 253.
256
Contratos y daños por incumplimiento
que juzgó que por la existencia de una cláusula penal moratoria prevista para el
no
pago oportuno de la renta, el arrendador no podía solicitar la terminación
en virtud de una cláusula
que lo facultada para pedir el cese del contrato ante
cualquier incumplimiento (C. La Serena, 24 de junio de 1908, RDJt. 7, sec. 2a,
p. 39)5. Un fallo anterior, de 1884, sostiene la doctrina correcta al determinar que
el arrendador puede pedir la resolución del arrendamiento, sin que obste la cláusula
de pagar intereses moratorios por el incumplimiento de la renta (C. Chillán, 12
de octubre de 1883, G. 1884, sent. 121, p. 926).
trato no
implica necesariamente que el juez deba negar la demanda en cuanto a
5 Somarriva
Uñdurraga, Manuel, Tratado de las cauciones, Nascimento, Santiago, 1 943, p. 27, critica la
sentencia, pues estima que el acreedor puede elegir entre la pena y la resolución. En el mismo sentido, GaTICA
PACHECO, Sergio, Aspectos de la indemnización de perjuicios por incumplimiento de contrato, Editorial Jurídica
de Chile, Santiago, 1959, p. 430. Ambos sostienen que el fallo deniega la acción resolutoria por la existencia
de la cláusula penal. La verdad es que la sentencia deniega la demanda que no ejerció la acción resolutoria
sino el pacto comisorio que se refería en general a incumplimiento de obligaciones. La Corte sostuvo que el
referido a la obligación de pagar la renta, ya que ésta tenía una
pacto debía entenderse como no pena especial
(cláusula penal moratoria). Además, la Corte hace ver que tampoco había habido incumplimiento imputable
ya que el retraso en el pago se debió a una enfermedad del arrendatario.
6
Aunque el fallo no declara la resolución por haberse terminado antes el plazo del arrendamiento.
7
MlGLIASSO, Davide, La clausola pénale, GiufFré, Milano, 2007, p. 243.
257
Hernán C orral 1 Mciani
contrato, ello quiere simplemente decir que no puede reclamarse una pena por el
8
Bai'DRY-Lacantinerie, G. y BARDE, L, Traite théorique et pratique de Droit Civil. Des obligations, 3a
edic, II, 1907, Xo 1348, p. 468 y N° 1357, p. 474.
t.
9
Planiol. Marcel y RlPERT, Georges, Traite pratique de Droit Civil francais. LGDJ, 1931, t VII, N° 872,
p. 1 80, quienes esriman que por ser accesoria la resolución del contrato excluye la aplicación de la cláusula.
10
Gatica, S., ob. cit., pp. 430-431.
1 1
Kemelmajer, A., ob. cit., pp. 258-259.
2^8
Contratos y daños por incumplimiento
12
DEMOLOMBE, C Traité des contrats ou des
obligations conventionelles en général, Lahure, t. III, 1880,
N° 667, p. 588, enseña que si el contrato ha sido
parcialmente ejecutado, su resolución no impide reclamar
la totalidad de la pena, siempre que el acreedor restituya la parte de la obligación principal ya ejecutada.
DEMOGUE, R., Traité des obligations en général, effets des obligations, t. IV, Rousseau, 1931, N° 471, piensa
si tiene por objeto la reparación del perjuicio nacido de la ter
que la cláusula penal subsiste a la resolución
minación del contrato de tracto sucesivo.
13
BÉNABENT, Alain, Droit civil. Les obligations, Montchrestien, 11a edic, Paris, 2007, pp. 284 y 3 1 2.
En el mismo sentido MALAURIE, Philippe, AyñES, Laurent, y Stoffel-Munck, Philippe, Les obligations,
Defrénois, 3a edic, Paris, 2007, p. 542.
14
Mazeaud, Denis, La notion de clause pénale, LGJDJ, Paris, 1992, p. 101.
' ' d'extintion du contrat",
HUGON, Christine, "Le sort de la clause pénale en cas en La Semaine Juridique
259
Hernán Corral Talciani
lugar la pena, ya que "las obligaciones nacidas de un contrato resuelto han existido
hasta el pronunciamiento de la resolución que las extingue a posteriori por un
cierto período. Así, la inejecución, por hipótesis anterior al pronunciamiento de
la resolución, ha podido producir los efectos de derecho que le eran convencio-
nalmente conectados y especialmente hacer exigible la pena"16.
b) Principio de no acumulación
16
Hugon, C, ob. cit., p. 424.
260
Contratos y daños por incumplimiento
inejecución.
De esta manera, parece claro que el contratante diligente si opta por el cum
plimiento forzado del contrato, conforme al art. 1489 CC, no podrá pedir al
mismo tiempo la cláusula penal convenida para resarcir los daños que consistan
en el valor de la
obligación principal que se ha incumplido. Si se le permitiera se
estaría transgrediendo directamente la regla de art. 1537 CC: estaría acumulando
el cumplimiento y la pena.
Si esto es así, para el contratante que opta por el cumplimiento, la misma doc
trina debe predicarse para aquel que elige la resolución del contrato, es decir, que
desiste de pedir la ejecución forzada de la obligación incumplida de la otra parte,
pero demanda que se declare extinguida o se le restituya su propia prestación.
Por el principio de la conmutatividad del contrato, hemos de entender que las
prestaciones han sido miradas por las partes como equivalentes (art. 144 1 CC),
por lo que, desde el punto de vista de la dinámica contractual, el pedir la extinción
o restitución de la
prestación propia debe ser mirada como un equivalente de
la
pedir ejecución forzada de la prestación recíproca. En consecuencia, el princi
pio de no acumulación de la
pena se aplicará no sólo cuando el acreedor exija la
ejecución del contrato incumplido, sino también cuando pida su resolución: no
cabrá acumulación entre la pena y la petición de que se extinga o se le restituya
la prestación del acreedor.
261
Hernán Corral Talciani
d) Conclusiones
De todo lo que llevamos dicho, puede concluirse que debe descartarse una res
enriquecimiento indebido.
A nuestro
juicio, la combinación de los criterios
generales mencionados nos
pueden ofrecer las respuestas más adecuadas para lograr esta finalidad. Así, por
una
parte la retroactividad del contrato si bien no impedirá que la cláusula penal
produzca sus efectos, determinará que se active el principio de prohibición del
cúmulo, impidiendo que el acreedor se beneficie de la restitución de su prestación
y de la pena que sustituya el valor de prestación. La aclaración del tipo de pena y
de perjuicio que se demanda y su compatibilidad con la resolución, será necesario
para aplicar consistentemente estos dos criterios.
A continuación, intentamos revisar estas respuestas distinguiendo justamente
el tipo de pena convencional.
Llegado el día del pago del precio el comprador no cumple, y el vendedor solicita
la resolución del contrato de compraventa más la indemnización de perjuicios.
262
Contratos y daños por incumplimiento
Por la resolución el
comprador deberá restituir al vendedor la cosa vendida y el
vendedor restituirá la parte del precio pagado al contado en la fecha del contrato;
¿procederá además la multa por todos los días transcurridos hasta que se demandó
la resolución?
A nuestro la pena moratoria no sería exigible en este supuesto, ya que
juicio,
la indemnización de la mora solamente es concebible cuando se pide el cumpli
miento forzado de la obligación17. propiedad no hay
Si se
pide la resolución, en
que éste se
tenga por no celebrado y que se repute que las obligaciones del con
trato no nacieron. Si esto es así, sería contradictorio que pidiera una pena por el
retardo de obligación que se consideraría no existente en virtud de su misma
una
1
En este sentido seguimos a VIAL DEL Río, Víctor, Manual de las obligaciones en el Código Civil chileno,
Editorial Biblioteca Americana, 2a edic, Santiago, 2007, p. 240.
18
HUGON, O, ob. cit., p. 422, quien sostiene que la pena moratoria es propiamente accesoria a la
obligación principal:"la pena que se hace exigible por el retardo en la ejecución de la obligación demuestra,
en consecuencia, que su relación con la obligación principal es, cualquiera sea su función: conminatoria o
represiva, siempre característica de una relación entre lo accesorio y lo principal" (p. 423).
15
En este sentido, KEMELMAJER, A., ob. cit., pp. 258-259. Termina aclarando que sólo en caso de pacto
expreso podría concederse al acreedor cobrar la pena moratoria. No estamos de acuerdo con este último aserto,
ya que estimamos que
no procede indemnización moratoria cuando se
opta por la resolución.
20
IBAÑEZ, C, ob. cit., p. 350.
263
Hernán CorralTalc i ani
con la
pena el cumplimiento de la obligación principal, que es lo más, no se ve
inconveniente para que pida lo menos y obtenga la resolución parcial del contrato,
en la
parte no cumplida, junto con la obligación contractual de carácter morato-
rio...". Agrega que "Las mismas razones de orden legal y filosófico concurren, por
pactó una cláusula penal por el retardo en el pago de las rentas periódicas y éstas
no
pagadas, razón por la cual el arrendador pidió la resolución o termina
fueron
ción del contrato? ¿Tampoco procederá el cobro de la multa? Sería inicuo si así se
Pareciera que la Corte estimó que en el caso la pena era más compensatoria que moratoria, ya que
señala que "en la especie la pena moratoria viene a importar para el acreedor la indemnización de los perjui
cios en el aspecto de lucro cesante" (C. Santiago 16 de diciembre de 1958, RDJ t. 55, sec. Ia, p. 123, cons.
1 0°). Según ALESSANDRI, A.; Somarrtva, M. y VoDANOVic, A., Tratado de las obligaciones Del cumplimiento
e incumplimiento de las obligaciones. De la protección de los derechos del acreedor. De la insolvencia y las formas
de pago de los deudores insolventes. Editorial Jurídica de Chile, 2a edic, Santiago, 2004, p. 343, la pena mo
ratoria sólo sería incompatible con la resolución total, pero no con la resolución parcial como sería el caso
fallado por la Corte de Santiago.
::
En
igual sentido, Kemel.uajer, A, ob. cit., pp. 259-260. También IBAÑEZ, C, ob cit., 350, exceptúa
a las obligaciones "no extinguidas por la resolución".
26-i
Contratos y daños por incumplimiento
caso de
cumplir
no la entrega de un inmueble rústico, que consiste en dar en
con
a
cumplir la obligación de entregar el fundo y a restituir el precio percibido23.
También puede aducirse que si se concede la pena compensatoria sustitutiva se
obtiene un resultado contradictorio con la opción resolutoria y más congruente
con la del cumplimiento forzado por equivalencia24.
23
En igual sentido, KEMELMAJER, A, ob. cit., pp. 260-263, de nuevo sosteniendo que ello no se aplicaría
de pacto expreso. La doctrina se ha dividido en este
en caso argentina punto. Para varios autores la cláusula
la resolución: así, IBAÑEZ, O, ob. cit., pp. 349-350.
penal compensatoria es compatible con
24
Apelaciones de Valparaíso resolvió un caso en el que el demandante pidió la resolución
La Corte de
de un contratode promesa de compraventa y reclamó la restitución de la propiedad raíz con las mejoras
introducidas por el promitente comprador e indemnización de perjuicios compuesta por daño emergente,
lucro cesante y daño moral. El daño emergente lo estimó equivalente a todos las cuotas que componían el
precio pactado para la compraventa (que iban del año 1996 al 2006). El lucro cesante, esas mismas cuotas más
intereses corrientes. El tribunal de
primera instancia dio lugar a la demanda. La Corte confirmó la sentencia
la indemnización estimó que "en el hecho lo que pide a título de perjuicio es la cantidad
pero rebajó pues
de $ 131.103.800, y esta suma que él pretende equivale a la totalidad del cumplimiento del contrato cuya
resolución pide, y además de $ 10.000.000 por concepto de daño moral. En otras palabras, aspira a recu
perar la propiedad con las mejoras y además a
que se le pague el precio de la misma como si efectivamente
265
Hernán Corral Taiuani
pesos como indemnización por el lucro cesante, daño moral y demás perjuicios
que cause el incumplimiento en la entrega.
la hubiere vendido, más lucro cesante, intereses y a retener lo dado [o] pagado en virtud del contrato cuya
resolución pide.- Así las cosas, de ninguna manera el actor ha hecho uso de la facultad alternativa del artí
culo 1489 del Código Civil, ya que no se trata de un simple juego de palabras, sino que de una opción real
y en consecuencia los perjuicios no pueden ser iguales al valor de la cosa, porque entonces significaría que
el actor recupera su casa, retiene lo que se le ha pagado por el contrato, y además se beneficia con una suma
igual a que si se hubiera cumplido el contrato, y otra igual a un nuevo pago de la misma obligación, más
el daño moral, lo que importa que retiene el inmueble y además aspira a que se le pague 2 veces su valor
más intereses, costas y daño moral. En buenas cuentas, lo que desea es cuatro veces el valor de la casa". La
Corte rebaja la indemnización mandando pagar la cantidad
correspondiente a los intereses corrientes que
habrían devengado las cuotas impagas correspondientes al período que va hasta la dictación de la sentencia
de primera instancia, más el daño moral. Impugnada por los demandados, la Corte Suprema rechazó casar
la sentencia por considerar que se habían introducido alegaciones nuevas (por ejemplo, que la cláusula penal
pactada era inferior a la indemnización concedida) y que el daño moral es compatible con la responsabilidad
contractual (C. Valparaíso 14 de agosto de 2001, con recurso de cas. en el fondo rechazado por C. Sup. 3
de septiembre de 2002, GJ N° 267, p. 73).
266
Contratos y daños por incumplimiento
penal tendrá pleno valor para reparar los perjuicios conexos al valor de prestación
de la obligación principal. En este caso, la pena convencional será la avaluación
¿Qué puede decirse en el caso en que se haya pactado una pena exclusiva
mente
punitiva? Por ejemplo, se conviene que un socio aportará a la sociedad
un camión, y en caso de incumplimiento deberá el camión o su valor, con los
25
MlGLIASSO, D., ob. cit., pp. 243-244, sostiene lo mismo para el sistema italiano haciendo jugar el
art.1453 del Código Civil: "para aquella parte de la pena que tiene naturaleza resarcitoria no se presenta el
problema: la salvedad del resarcimiento se muda en la salvedad del derecho a la prestación penal".
26
Para algunos que piensan que esta indemnización no puede solicitarse sino se pide la resolución del
contrato, no podrá pedirse la pena si no se demanda la resolución: cfr. VlAL, V, ob. cit., pp. 283-284, que
se refiere en pero debemos entender que se trata de la pena compensatoria
general a la pena compensatoria,
indemnizatoria, yla pena compensatoria sustitutiva del valor de prestación. También
no a
propiamente
mismo LLAMOS Pazos, René, De las obligaciones, LexisNexis, Santiago, 2004, p. 309,
parece pensar lo quien
el acreedor pueda cobrar la pena que incide en un contrato bilateral,
expone como requisito para que que se
como accesoria a la petición de cumplimiento o de resolución.
pida
r
En contra, Gatica, S., ob. cit., pp. 430-431.
267
Hernán Corral Talciani
28
MlGLIASSO, D., ob. cit., p. 244, para el derecho italiano señala que la demanda de resolución no
debería impedir la procedencia de la parte sancionatoria de la cláusula penal, ya que el incumplimiento opera
como presupuesto tanto de la cláusula penal como de la resolución.
2''
Este parece ser el caso resuelto por un fallo de la Corte Suprema de 1 9 1 1 por el cual
, se señaló que
no
infringía el art. 1 537 CC la sentencia que ordena pagar la pena y además la devolución del precio de la
compra al comprador: C. Sup. 24 de octubre de 1911, RDJ t. 1 0, sec. 1 a, p. 1 04; se trataba de un contra
to de compraventa de fanegas de trigo, en el que se había convenido una multa de 60 centavos por cada
fanega de maíz que no fuera entregada además del precio corriente del artículo. Incumplido el contrato,
el demandante pidió que el vendedor le restituyera la parte del precio pagada, el precio de las fanegas no
entregadas y la multa. La Corte de Apelaciones entendió que se trataba de una acción resolutoria y dio
lugar a la demanda. El demandado interpuso un recurso de casación en el fondo, en que alegó, entre otras,
infracciones a los arts. 1489 CC, 1537 y 1543 CC. Sostuvo que no procedía que el tribunal aprobara una
resolución contractual que no se había pedido, que no podía acumularse la obligación principal de restituir
el precio con la pena, ni tampoco la indemnización de perjuicios del valor de las fanegas no entregadas con
la multa. La Corte rechazó el recurso y señaló que la Corte había aplicado correctamente el art. 1826 CC,
que la obligación de restituir el precio no era de manera alguna la obligación principal, y que no se violaba
el art. 1 543 CC por cuanto la misma cláusula contractual decía que la multa se pagaba además del valor
comercial del maíz no entregado, por lo que se aplicaba la excepción de la acumulación de indemnización
v pena en caso de estipulación expresa.
30 En el caso fallado por C. Chillan, 29 de noviembre de 1948, RDJt. 46, sec. 2a, p. 79, se trataba de
una cláusula penal para el caso de "anulación" de un contrato de promesa de venta. La Corte entendió que
pese a
expresión se trataba de resolución (era lo que había solicitado el demandado en la reconvención),
la
pero rechazóaplicar la multa (consistente en la retención del precio anticipado) por no haber culpa en el
incumplimiento del promitente comprador y, sobre todo, por la nulidad del contrato de promesa por falta
de fijación de la época de celebración del contrato definitivo.
268
Contratos y daños por incumplimiento
31 Io de agosto de 1986, ÍMN" 333, sent. 17, p. 514, donde la Corte acepta que se
Cfr. C. Sup.,
resuelva el contrato de promesa y se pague la pena, si bien rebajada por considerarla enorme. Puede verse
también el caso resuelto por la justicia arbitral, en el que la cláusula penal se preveía para el caso de resolu
ción por incumplimiento de una de las partes; el árbitro declara la resolución del contrato de promesa de
compraventa (Sentencia de 5 de junio de 2000, rol N° 161-99, en Sentencias arbitrales, CAM, t. II, p. 238;
también Sentencia 13 de julio de 2001, rol 234, en Sentencias arbitrales, CAM, t. III, p. 182).
32 diferente si admite la resolución del
Las solución podría ser se
parcial contrato.
33
La doctrina uruguaya ha discutido punto sobre la base del art. 1370 del Código Civil. Compar
este
timos la posición asumida por CAUMONT, Arturo y MARIÑO, Andrés, "Sobre la imposibilidad de prorratear
la cláusula penal y el cumplimiento parcial del deudor cuando éste provoca la resolución total del contrato.
A propósito de la reapertura del debate en Uruguay", en Anuario de Derecho Civil Uruguayo, t. XXXI, 200 1 ,
correcto afirmar
pp. 635-644. Señalan estos autores: "resulta completamente que si un deudor cumplió
parcialmente una obligación que debía cumplir totalmente y, por tal cumplimiento parcial se precipita
la acción resolutoria que es judicialmente acogida y en su virtud se resuelve totalmente el contrato, aquel
cumplimiento parcial desaparece como tal y la situación resulta de incumplimiento total: el abatimiento
de la pena no puede realizarse porque desapareció el referente cumplimiento" (pp. 643-644). A esta razón
dogmática, agregan otra de justicia: "no es legítimo ni justo premiar al incumplidor que, causando la reso
lución del contrato por la inejecución integral de la prestación comprometida con la palabra, se enriquezca
ilícitamente al rebajársele la pena al mismo tiempo que -repristinación mediante por objetiva consecuencia
restitutoria de la resolución- se le devuelve (todavía) lo que había pagado en aquel cumplimiento parcial
(incumplimiento en verdad, desde la perspectiva integral)" (p. 644).
CORTE / 269
| SUPREMA!
BIBLIOTECA \
Hf.rnan Corrai Tai.ciani
El art.
pedir la rebaja de la pena que se estima
1 544 CC establece el derecho a
37
Cfr. AlBALADEJO, Manuel, Derecho Civil II: Derecho de obligaciones, Bosch, Barcelona, 2002, p. 275,
aunque los casos resueltos son más bien supuestos en los que la cláusula penal consistía en la retención del
vendedor de las cuotas ya pagadas. Según, JORDANO FRAGA, Francisco, La resolución por incumplimiento
en la
compraventa inmobiliaria. Estudio jurisprudencial del artículo 1504 del Código Civil, Civitas, Madrid,
1992, p. 201, en este caso no debe recibir aplicación el art. 1 154 si se le interpreta literalmente ya que "la
penalizaciónde que se habla prevé, por hipótesis, la existencia de un incumplimiento patcial (y no total) y
que, en su
previsión, ajusta gradualmente el importe de la penalización/indemnización a los distintos grados
posibles de cumplimiento parcial por el comprador". Jordano sostiene que la jurisprudencia que reduce este
tipo de cláusulas abona su tesis, al parecer solitaria, de que el art. 1 154 se refiere a todo tipo de cláusula
excesiva y que la mención del cumplimiento parcial se hace sólo a título ejemplar.
271
Hernán i orrai Talo w i
aceptó, pudo seguir pagando la renta (que conlleva el precio convenido por la
no
La fundamentación del fallo ha sido objeto de crítica por la doctrina, por varias
razones, pero principalmente porque acudir a la falta de causa parece un tanto
La Corte sólo condena al demandado a pagar las rentas que se habían devengado
antes de la restitución del bien.
A pesar de la crítica, la Corte ha mantenido el criterio de la falta de causa o
causa ilícita para rechazar la pena consistente en las rentas futuras del contrato de
leasing en sentencias más recientes, repitiendo literalmente los fundamentos de la
sentencia de 2005 (C. Stgo., 20 de mayo de 2008, rol 6443-2006; 3 de julio de
2008, rol 5626-2007).
Debemos primero descartar que estemos frente a una pena moratoria, por lo
que habrá que concentrarse en los supuestos restantes.
38
La Corte, para conceptualizar la causa, sigue la doctrina de RODRIGUEZ, E, Responsabilidad contractual,
Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2003, pp. 100 y ss.
39 6 de mayo de
Cfr. C. Sup. 30 de mayo de 1996, FMW 450, sent. 5, p. 903; C. Sup. 2004, Legal
Publishing N° 30175.
40
Aguad Deik, Alejandra y Pizarro WlLSON, Carlos, comentario a las sentencia en Revista Chilena
de Derecho Privado 5, 2005, pp. 167-174.
273
Hernán Corral Tai i ian i
Si nada se dice, debemos entender que se trata de una cláusula penal compen
la vez sustitutiva tanto de derivados
satoria a e indemnizatoria
perjuicios (prevé los
la falta del valor de prestación: el no pago del precio de la opción de compra, como
los demás conexos de lucro cesante y otros derivados). En este caso, la solución
debiera la que apuntamos para el caso en que se pide la resolución y la pena
ser
procede la solución indicada, pero en tal caso nos parece que el demandado puede
pedir la reducción de la pena por excesiva, y para ello coincidimos con los profe
sores
Aguad y Pizarro en que puede aplicarse el criterio del inc. 4o del art. 1 544
CC por tratarse de obligaciones de dificultosa apreciación o determinación (por
la estructura compleja del contrato de leasing).
No parece, en cambio, que proceda el criterio que ha aplicado la jurisprudencia
obtiene el precio del bien sin enajenarlo (lo recupera a través de la resolución). Si
el resultado inicuo es patente en el contrato, podrá el juez declarar la nulidad de
oficio conforme a lo previsto en el art. 1683 CC. La nulidad del contrato principal
acarreará también la nulidad de la cláusula penal (art. 1536 CC).
2~4
§13. Cláusula penal, indemnización de perjuicios y
criterio de previsibilidad
El
Código Civil chileno, en su art. 1535, define la cláusula penal en los siguien
tes términos: "esaquella en que una persona, para asegurar el cumplimiento de
una
obligación, sujeta a una pena, que consiste en dar o hacer algo en caso de
se
no
ejecutar o de retardar la obligación principal".
La cláusula penal, por tanto, consiste en una avaluación convencional y an
que en la avaluación legal o judicial (la más común) la fijación sólo tiene lugar
una vez
que los perjuicios ya se han verificado.
requiere que concurran todos los requisitos para la indemnización ordinaria, con
275
Hernán Corral Talciani
faltar, ya que el art. 1 542 CC es claro al señalar que la pena puede exigirse en
todos los casos en
que se hubiere
estipulado. Luego, no sólo el acreedor está exento
del deber de probar los perjuicios, sino que incluso el deudor no puede alegar
que no los hubo. En este sentido, Abeliuk señala que "no hay necesidad alguna
de distinguir entre daño emergente y lucro cesante, daños directos o indirectos,
1
El artículo 1 542 delCódigo Civil dispone lo siguiente: "Habrá lugar a exigir la pena en todos los casos
en
que se hubiere
estipulado, sin que pueda alegarse por el deudor que la inejecución de lo pactado no ha
inferido perjuicio al acreedor o le ha producido beneficio".
2
Conforme a lo dispuesto en el artículo 1 55 1 del
Código Civil, el deudor está en mora en los siguientes
casos: "Io Cuando no ha cumplido la obligación dentro del término
estipulado, salvo que la ley en casos
especiales exija que se requiera al deudor para constituirle en mora; 2o Cuando la cosa no ha podido ser dada
o ejecutada sino dentro de cierto espacio de
tiempo, y el deudor lo ha dejado pasar sin darla o ejecutarla; 3o
En los demás casos, cuando el deudor ha sido judicialmente reconvenido por el acreedor".
3
ABELIUK Manasevich, René, Las obligaciones, Editorial Jurídica de Chile, 5a edic, Santiago, 2008,
t. II. N" 913, p. 897.
2"6
Contratos y daños por incumplimiento
la institución
cumple o puede cumplir otras funciones complementarias. En este
sentido, se considera que la cláusula penal es también una caución, en cuanto
establece un estímulo suplementario (más que no sea psicológico) al deudor para
cumplir oportuna e íntegramente la obligación4. La cláusula penal se encuentra
encaminada no sólo a resarcir al acreedor, sino a ofrecerle un medio de coacción
que fuerce al deudor a cumplir lo pactado. Por eso, dice Claro Solar que "La
cuantía de la pena, por lo mismo, depende del arbitrio de las partes y no puede ser
modificada por la consideración de no haberse causado efectivamente perjuicios
al acreedor con la falta de cumplimiento oportuno de la obligación o de que, al
contrario, ha resultado beneficiado"5.
Se estima que al ser caución es de suponer que las partes han pactado una
4
Cfr. ABELIUK, R., ob. cit., t. II, N° 907, pp. 890-891; Fueyo Lañeri, Fernando, Cumplimiento e in
cumplimiento de las obligaciones, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2004, p. 479; Meza Barros, Ramón,
Manual de Derecho Civil. De las obligaciones, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1974, N° 426, p. 253;
LarraÍn Ríos, Hernán, Teoría general de las obligaciones, LexisNexis, Santiago, 2002, p. 271; TRONCOSO
Larronde, Hernán, De las obligaciones, LexisNexis, Santiago, 2006, p. 223 Para Vial DEL RÍO, Víctor,
Manual de Derecho de las Obligaciones en el Código Civil chileno, Editorial Biblioteca Americana, Santiago,
2003, p. 240, la cláusula penal es propiamente caución cuando la asume un tercero a la obligación principal;
no obstante, en la segunda edición de su obra: Biblioteca Americana, Santiago, 2007,
pp. 280-281, declara
que es discutible atribuir
a la cláusula
penal el carácter de garantía, incluso en el supuesto del tercero, ya que
éste no se obliga a cumplir la obligación principal sino únicamente a pagar la pena.
5 CLARO Solar, Luis, Explicaciones de Derecho Civil chileno y comparado X: De las obligaciones I, Editorial
Jurídica de Chile, reimp., Bogotá, 1992, t. V, N° 585, p. 522.
6
Fueyo, E, ob. cit., p. 479.
7
Cfr. Fueyo, E, ob. cit., p. 479.
277
Hernán Corral Talc iani
de las conductas
impropias (sentencia rol N° 541-2006).
8
Así lo señala para el Derecho francés CARBONNIER, Jean, Droit Civil, Puf, 20a edic, Paris, 1 996, t. IV,
N'° 1 78, p. 3 1 0, cuando destaca que la cláusula penal
puede ser muy superior a todo perjuicio posible, lo que
la hace un instrumento de presión para amenazar al deudor a ejecutar voluntariamente, y que si se rehusa ella
le caerá como una pena privada, lo que justifica su denominación que viene del Derecho romano.
278
Contratos y daños por incumplimiento
problema el Código Civil francés de 1804, que no permite que el acreedor pueda
reclamar mayores perjuicios que los pactados en la cláusula penal9. Aunque esto
últimamente se mitigó con una reforma de 9 de julio de 1975, por el cual se fa
culta al juez para modificar la pena cuando se considere que ésta es insuficiente
de acuerdo a los perjuicios causados10.
'
El mismo criterio se observa en otras
legislaciones como la argentina. El Código Civil argentino
prohibeal acreedor reclamar mayores daños aunque pruebe que la pena es insuficiente. Según la profesora
Aída KEMELMAJER DE CaRLUCCI, "la regla no es sino aplicación del principio 'non bis in idem'", aunque
propicia que un
pacto expreso podría permitir la acumulación (La cláusula penal, Depalma, Buenos Aires,
1981, pp. 232-233). El Código Civil italiano acepta que se indemnice el daño "ulterior" siempre que así se
haya pactado (art. 1382). Aunque cierta doctrina ha intentado defender el derecho del acreedor de demandar
perjuicios desligándose de la cláusula penal pactada en todo caso, la mayoría de los autores estima que ello
se
opone al referido art. 1382, que de ser así sería superfluo. Cfr. Zoppini, Andrea, La pena contrattuale,
GiufTré, Milano, 1991, pp. 202 y ss.
El criterio opuesto, más coincidente con el asumido por el Código Civil chileno, es el del Código Civil
alemán (B.G.B), cuyo art. 340, parte final, dispone que el acreedor si tuviere derecho a la indemnización de
daños y perjuicios puede exigir la pena como mínimo sin que por esto le esté prohibido pedir mayor suma.
10
El actual inciso segundo del art. 1 152 del Código francés señala que "No obstante, el juez puede,
incluso de oficio, moderar o aumentar la pena que haya sido convenida, si ella es manifiestamente excesiva
o irrisoria [dérisoire]. Toda
estipulación en contrario se tendrá por no escrita". Anteriormente, el mismo
artículo consagraba la intangibilidad o inmutabilidad de la cláusula penal prohibiendo al juez modificar lo
pactado en ella, y la doctrina lo explicaba diciendo que la cláusula penal era ley para las partes no pudiendo
el juez verificar si esta suma representa exactamente la pérdida sufrida: cfr. PLANIOL, Marcel, Traité Élémen
taire de Droit Civil, Librairie Générale de Droit et de Jurisprudente, 7a edic, Paris, t. II, N° 256, p. 90. Sin
embargo, la doctrina y la jurisprudencia más moderna comenzaron a construir argumentos para mitigar "
el rigor de la prohibición de intervención judicial. Así para las llamadas cláusulas penales dérisoires" es ,
decir, las que contienen una pena inferior al perjuicio real, se adujo que no se trataba realmente de cláu
sulas penales ya que estaban desprovistas de su función de garantía y eran realmente cláusulas limitativas
de responsabilidad las que sí podían ser revisadas judicialmente. Después de la reforma de 9 de julio de
1975, esta posición se consolida e incluso se amplía porque ya no se necesita, como se exigía antes, que se
probara dolo o culpa grave. Además, el poder del juez puede ahora también reducir la pena excesiva. Cfr.
VlNEY, Geneviéve, La responsablité: effets, en Traité de Droit Civil (dir. Jacques Ghestin), L.G.D.J., N° 244,
1988, p. 337. No parece, sin embargo, que con ello se llegue a una solución igual a los ordenamientos
real. CARBONNIER, ]., ob. cit., t. IV,
que como el chileno permite demandar al acreedor la indemnización
N° 178, p. 311, subraya que la revisión judicial sólo procede en caso de una desproporción importante,
sea tal que salte a los ojos, y que el juez que la revisa debe mantenerse más allá o más acá del perjuicio
que
real, a fin de parte del interés que la cláusula tenía originalmente, sea para el deudor, sea
conservar una
Jurídica de Chile, Santiago, 2006, p. 53, señala igualmente que la revisión debe ser excepcional y que sólo
deberá admitirse cuando existan abusos patentes.
279
Hernán Corral Talciani
' 1
primeros párrafos son de Ulpiano sobre una cláusula penal en el contrato de sociedad: "Si de
Los
su socio hubierauno estipulado una pena, no ejercitará la acción de sociedad, si la
pena fuera de otro tanto
cuanto a él le importó" (D. 17.2.41); "Pero si la hubiera obtenido
por la acción de estipulación, ejercitando
después la de sociedad, percibirá esto menos, habiéndose computado la pena para el capital" (D. 17.2.42).
El segundo es de Juliano y se refiere al contrato de compraventa: "Me vendiste unos predios, y se convino
que yo haría alguna cosa; y para si no la hubiese hecho, prometí pena; respondió: el vendedor puede ejercitar
la acción de venta, antes que por lo estipulado pida la pena; si hubiere conseguido cuanto a título de pena
hubiese estipulado, la excepción de dolo malo repelerá al que ejercite la acción de la estipulación; y si por la
de estipulación hubieres conseguido la pena, no podrás de derecho ejercitar la acción de venta, sino por lo
que de más le hubiere importado que se hiciera aquello" (D. 19.1.28).
12
POTHIER, Robert Joseph, Traité des obligationsN' 343, en Oeuvres de Pothier, Eugéne Crochard, Paris,
1830, t.I, p. 343: "Sin embargo, como la obligación penal no puede afectar a la obligación principal, si la
pena que el acreedor ha percibido por la inejecución de la obligación principal no lo deja suficientemente
indemne, él dejará, aunque haya percibido esta pena, de poder demandar daños y perjuicios resultantes
no
de la inejecución de la obligación principal, imputando y teniendo en cuenta sobre dichos daños y perjuicios
la pena que ya ha percibido". Cita como respaldo la Ley 28 del título 1 del libro 19 del Digesto.
13
Fueyo, E, ob. cit., p. 490.
280
Contratos y daños por incumplimiento
Podría sostenerse
que la única forma de privar al acreedor de este derecho que
le otorga el Código, es que se haya pactado expresamente. Es decir, si en la cláu
sula penal el acreedor se compromete a no recurrir a la vía judicial para pedir la
indemnización ordinaria, la cláusula sería imperativa también para él.
No obstante, la expresión imperativa del art. 1 543 CC en el sentido de que
el acreedor "siempre" podrá pedir la indemnización o la pena podría llevar a
sostener que estamos ante un derecho irrenunciable del que no
puede disponerse
válidamente por anticipado.
14
Abeliuk, R, ob. cit., t. II, N° 917, p. 899.
15 Meza Barros, R., ob. cit., N° 437, p. 258.
16
CLARO SOLAR, L., Explicaciones X: De las obligaciones I... cit., t. V, N° 571, p. 510.
17 sentido afirma VlAL, V., ob. cit., p. 288-289, que si el acreedor hace
En este uso de la opción de de
mandar los perjuicios por la vía ordinaria "pierde. ..la ventaja comparativa que representa para él la avaluación
convencional. Por el contrario, en la indemnización ordinaria... el acreedor debe probar todos y cada uno
de los perjuicios que alega haber sufrido".
281
Hi rnan Corral Talciani
parte, Meza Barros agrega que al acreedor "le está vedado reclamar la pena e in
tentar, en la forma ordinaria, un cobro de perjuicios suplementario, salvo expresa
estipulación en contrario"20.
Por otro lado, no es aventurado pensar que el Código ha recogido también
la doctrina de Pothier en establecer esta posibilidad como una excepción muy
calificada, que el juez debe ponderar muy estrictamente cuando se
pretende que
el valor de losperjuicios excede la pena de la cláusula
penal, siendo más riguroso
en
exigencia de una prueba completa y concluyeme21.
la
En todo caso, queda la cuestión de si tales perjuicios serían indemnizables de
acuerdo a las reglas generales de la avaluación judicial (no ya convencional) de
los perjuicios derivados de la responsabilidad contractual. Para ello es necesario
que se cumplan dos requisitos: debe tratarse de daños directos (es decir, que sean
un efecto necesario e inmediato del
incumplimiento; debe haber una relación de
causalidad no interrumpida) y además debe tratarse de daños que las partes han
ls
Fueyo, F., ob. cit., p. 491.
'"
Abeliuk, R., ob. cit., t. II, N° 919, p. 900.
:o
Meza Barros, R., ob. cit., N° 437, p. 258.
1
-
Señala Pothier que "el juez no debe fácilmente escuchar al acreedor que pretende que la pena que ha
percibido no lo deja suficientemente indemne de la inejecución de la convención: pues las panes habiendo,
por medio de la fijación de una pena, reglado y fijado ellas mismas los daños y perjuicios, parece irse contra
una estimación que él mismo ha hecho, lo que no
parece admisible, a menos que él tenga a la mano la prueba
de que el daño sufrido excede la pena convenida" (ob. cit., N° 343, 1. 1, p. 460).
282
Contratos y daños por incumplimiento
previsto o
podido prever al tiempo del contrato. Si la cláusula penal juega algún
rol en la determinación de estejuicio de previsibilidad es lo que se intenta aclarar
en
punto siguiente de este trabajo.
22
Cfr. Abeliuk, R., ob. cit., t. II, N° 907, p. 890.
23 CLARO Solar, L., De las
Explicaciones X. obligaciones I... cit., t. V, N° 585, p. 521.
283
Hi rn n Corral Taixiani
es
posible incluso exigir el pago de la pena y, además, demandar la indemnización
de perjuicios correspondiente. En dicho caso, es claro que no es posible estimar
la pena como la fijación anticipada de los perjuicios previstos al momento de
contratar, porque éstos serán considerados para efecto de determinar la cuantía
de la indemnización de perjuicios, que puede cobrarse además de la pena. Cier
tamente, se trata de un caso
excepcional que, como tal, exige acuerdo expreso
de las partes, pero permite hacer la diferenciación entre la cláusula penal y los
perjuicios previstos al momento de contratar, ya que constituye un efecto que
emana de la naturaleza jurídica de la cláusula penal como
pena civil y caución
personal. Si la pena representara el valor de los perjuicios previstos, entonces no
cabría la indemnización ordinaria (que consiste, precisamente, en el resarcimiento
de dichos perjuicios), ya que ello
significaría que se estarían indemnizando dos
veces los mismos daños. Como señala Fueyo, "no es de extrañarse que se sumen
dos aparentes indemnizaciones compensatorias, pues ya lo admitía la parte final del
art. 1 537. El fundamento está -fuera de la autonomía
general de las partes- en la
posibilidad de involucrar en la cláusula
penal una sanción
capaz de inducir más o
menos forzadamente a
cumplir, so pena de sufrir tan duras y quizá desproporciona
das consecuencias punitivas". Luego, conforme hemos señalado precedentemente,
la inconfundibilidad entre la cláusula penal y los perjuicios previstos emana de la
naturaleza misma de la primera, que antes que indemnización de perjuicios, es
pena civil y caución personal, no atendiendo necesariamente a lo que las partes
previeron como eventuales daños en caso de incumplimiento de una o más de las
obligaciones asumidas en virtud del contrato, sino más bien a dar seguridad (al
menos
psicológica) al cumplimiento de la obligación principal.
2S4
Contratos y daños por incumplimiento
24
Di Gravio, Valerio, Prevedibilith deldanno e inadempimento doloso, Giuffré, Milano, 1999, p. 142,
destaca que por naturaleza el juicio de previsibilidad, igualmente aplicable en el ámbito italiano para moderar
la responsabilidad contractual del deudor, es subjetivo, es decir, ligado a la parte que celebró el contrato: "El
concepto de previsibilidad postula la existencia de un autor de la previsión; el prever consiste en la formula
ción de un juicio; no existe una abstracta o absoluta previsibilidad; mientras puede decirse si un evento es,
en abstracto,
posible, o probable, no podrá decirse si es previsible si no poniéndose en el particular punto
de vista de un determinado sujeto. La previsibilidad no es, por tanto, un grado en la escala de la proba
bilidad.— Un determinado hecho futuro e incierto puede ser fácilmente previsible para alguno y del todo
imprevisible para otro...". Siendo así, el hecho de que la norma hable normativamente de lo que las partes
pudieron haber previsto hace que el juicio naturalmente subjetivo tienda a medirse luego con parámetros
de un hombre medio diligente (es decir, se objetiva): "el daño previsible es aquel que un sujeto de capacidad'
media en relación a la naturaleza del compromiso asumido, con conocimiento de todos los elementos que el
deudor conocía o debería haber podido conocer con la diligencia ordinaria, pueda pronosticar como efecto
del incumplimiento de la obligación. El criterio es por tanto subjetivo, puesto que la posición relevante es
aquella del deudor; pero se aplica objetivamente, esto es con referencia no ya a lo que era previsible para
aquel particular deudor, sino para un hipotético deudor diligente que hubiese asumido aquella obligación"
(pp. 144-145). Sobre este tema véase capítulo 8, pp. 187yss.
285
Hernán Corral Tai ( iam
asumirse es que la cuantía de la pena debiera ser superior al monto de los perjuicios
efectivamente causados. A la inversa, estas mismas finalidades adicionales de la
cláusula, permiten deducir razonablemente que las partes no
pueden haber estima
do que los perjuicios efectivamente causados iban a ser
superiores, o incluso muy
a los la cláusula Si
superiores, estipulados en
penal. se asumiera un
presupuesto
como éste, estaríamos frente a una cláusula de limitación de la responsabilidad
del deudor y no de una cláusula penal. Entonces, es plausible estimar que si se
ha fijado un quantum de daños en una cláusula penal, las partes entendieron
que la cuantía pactada era equivalente o superior al monto de los perjuicios que
efectivamente podían preverse, y no
que pactaron una cuantía que era inferior a
286
Contratos y daños por incumplimiento
Io) El primero es
que se ha discutido si el juicio de previsibilidad se limita
la del daño también la cuantía de los perjuicios. Una
a causa o
comprende
parte de la doctrina sostiene que el deudor sólo se beneficiaría de la limita
ción cuando la causa que
originó el perjuicio no previsible; pero que,
era en
Por nuestra
parte, entendemos que no hay razón para establecer la limitación
de la exigencia de previsibilidad sólo a la naturaleza del daño y no incluir la de su
monto. Muchas veces lo que las partes analizan y ponderan a la hora de celebrar
un contrato son los riegos de incumplimiento sobre la base tipos posi no de los
bles de accidentes sino de las cantidades podríanen las que
comprometidos ver
sus
patrimonios y las sumas que perderían en caso de inejecución. Es la cuantía
la que más les resulta relevante. El artículo 1558 sería casi inútil si se redujera su
25
Algunos de los antiguos comentadores del Código Civil francés defendieron la teoría de que la exigencia
de previsibilidad sólo se refería a la causa (por ejemplo, la posibilidad del hurto o robo de alguna cosa que
se encontraba en un mueble entregado en depósito) pero no a la cuantía (si lo hurtado fue una joya de gran
valor que se encontraba en uno de los cajones y que no se había declarado al depositario). Cfr. LAURENT, E,
Principes de Droit Civil, t. XVI, Bruylant-Librairie A. Marescq, Bruxelles-Paris, 1887, N° 289, pp. 348 y ss.
En Chile, sigue este partido Claro Solar, L., Explicaciones XI: De las obligaciones II... cit., t. V, N° 1249,
sin mucha fundamentación. En Francia, la cuestión fue zanjada en sentido inverso
p. 756, aunque por la
Corte de Casación en 1924 y desde allí la jurisprudencia y la doctrina estiman que tanto la causa como el
monto de los perjuicios pueden ser objeto de lo imprevisible para el deudor. Cfr. SÉRIAUX, Alain, Droit des
obligations, Puf, Paris, 1992, p. 325, n. 101. Sobre este tema, véase capítulo 8, pp. 189 y ss.
26
CLARO Solar, L., Explicaciones XI: De las obligaciones II... cit., t. V, N° 1223, p. 729.
287
HernAn Corrai Tai i iam
o
que se trata de un daño acredita que la frustración
directo)27. Ahora bien, si se
déla ganancia es un efecto directo del incumplimiento quedará por analizar si esa
cuantía fue prevista o debió ser prevista por las partes a la época de celebración
del contrato. Nuevamente el monto de la cláusula penal pactada dará un fuerte
indicio al juez para considerar que lo que exceda dicho valor no fue realmente
previsto ni previsible para las partes, atendidas sus expectativas y la distribución
de riesgos contenida en el contrato
estipulado entre ellas.
Debe considerarse que las partes bien pudieron prever el incumplimiento;
mas ello no
implica necesariamente que hayan previsto o podido prever hasta qué
punto incumplimiento incidiría en la pérdida de ganancias. Si se considera el
ese
monto
penal pactada, las propias finalidades de la cláusula, como
de la cláusula
pena civil y caución, permitiría inducir que los contratantes no han estimado que
los perjuicios efectivamente causados iban a ser superiores, porque de otro modo la
referida cláusula no habría tenido razón de ser. La naturaleza de la cláusula penal
supone que la cantidad estipulada sea superior a aquella que las partes han previsto
como
potenciales perjuicios, puesto que sólo así el deudor se sentirá conminado
a
cumplir íntegra y oportunamente la obligación asumida.
Luego, es posible presumir que las partes supusieron que los perjuicios que
habrían de producirse en un evento de incumplimiento serían inferiores a los
estipulados en la cláusula; lo anterior tanto para el acreedor, que de esa manera
podía sentirse suficientemente amparado por la pena impuesta a su deudor, como
para éste, que podía legítimamente asumir que, en caso de incurrir en incumpli
miento, la suma a pagar no excedería mayormente la cuantía de la pena, ni aun
cuando el acreedor optara por demandar la indemnización ordinaria en vez de
aquélla. De no ser así, esto es, si el deudor se hubiera representado la posibilidad
de que los daños efectivamente causados pudieran ser notablemente superiores a
loscontemplados en la pena, es posible inferir que difícilmente hubiera contratado
en las mismas condiciones.
27
Cfr. LÓPEZ Mesa, Marcelo y TRIGO REPRESAS, Félix Tratado de la responsabilidad civil. Cuantificación
del daño, La ley, Buenos Aires, 2006, p. 446. Estos autores señalan que, si bien en la prueba del lucro cesante
sólo puede aspirarse a una certeza relativa sobre la frustración de los beneficios esperados, es "menester una
prueba bastante sobre su existencia, ya que este daño sólo es resarcible cuando la ganancia frustrada implicaba
una
probabilidad suficiente de beneficio económico; o sea que no basta la mera posibilidad de la frustración".
En Chile, se estima igualmente que el lucro cesante debe ser probado, aunque se reconoce la dificultad de
proporcionar una prueba directa y concluyente. En todo caso, es necesario que el juez adquiera la convic
ción de que la ganancia se habría producido. La Corte de Concepción en el caso "Cadi con Municipalidad
de Concepción" declaró que "para dar lugar al pago a la indemnización por lucro cesante, debe el tribunal
adquirir la convicción de que había una probabilidad cierta del negocio en que se obtendría la ganancia así
de 1994, citada por RAMOS
como de las utilidades
que de él provendrían" (sentencia de 19 de diciembre
P.AZOS, René, De Las obligaciones, LexisNexis, Santiago, 2004, N° 340, p. 295).
288
Contratos y daños por incumplimiento
3°)E1 punto se refiere a que, para aplicar lo anterior, debe haber una
tercer
289
§ 14. La reducción de la cláusula penal excesiva.
Estudio comparado en el Derecho Civil
de los países del conosur
partes una regla a la cual deben someterse como a la ley misma" (art. 1 197). Se
asume así la visión clásica
que ve en la voluntad privada una fuente de obligaciones
que mantiene, dentro de la órbita que le ha reconocido el ordenamiento jurídico,
una soberanía o
capacidad de exclusión de otras instancias decisorias ajenas al
contexto
privado en el que ella se mueve.
Si el contrato es ley, los contratantes son los legisladores de sus propios intere
ses. Parece claro, en consecuencia,
que, así como sólo al legislador cabe derogar o
modificar una disposición legal de su autoría, lo mismo debe predicarse respecto
de la lex privata en que consiste el contrato. El mismo Código de Chile nos sigue
diciendo en el mismo precepto que el contrato "no puede ser invalidado sino por
su consentimiento mutuo o por causa legal" (art. 1545 CC).
291
Hernán Corral Xah iani
quiere la tradición del derecho natural, la ley injusta no es ley sino violencia, lo
mismo podría decirse de un principio jurídico que pretende erigirse por sobre
imperativos morales y jurídicos superiores que impone la misma consideración
del ser humano como un ser digno. Si la ley positiva debe ceder paso a la justicia,
lo propio ha de suceder si la aplicación absoluta de un principio permite la pro
ducción de resultados gravemente injustos e inequitativos.
Una absolutización ideológica del principio de la intangibilidad contractual, que
llevara a excluir a priori todo tipo de intervención en el contenido de un acuerdo
contractual, correría un serio riesgo de transformar el contrato en un instrumento
de explotación y dominio más que de expresión de la libertad personal.
Por eso es que resulta comprensible que el pensamiento jurídico iusprivatista
común, junto con admitir umversalmente, e incluso a reforzar los principios de
libertad contractual y de respeto al contenido de los contratos, considera y propicia
la existencia de mecanismos que permiten corregir excepcionalmente los efectos
de un acuerdo contractual que de forma manifiesta hiere los principios más ele
mentales de la buena fe, la justicia y la reciprocidad de las contraprestaciones. A
lasfiguras tradicionales de control del negocio jurídico basados en la invalidez por
objeto o causa ilícita (a través de los conceptos indeterminados de orden público
y buenas costumbres), se unen otras como la revisión judicial de los contratos
por excesiva onerosidad sobreviniente (o teoría de la imprevisión), por lesión de
los derechos del contratante más débil, o
por contener cláusulas abusivas que son
indeseables a
que puede dar
lugar aplicación
una irrestricta del
principio de la
intangibilidad contractual, un lugar importante debe desempeñar la posibilidad
de revisión judicial de la cláusula penal excesiva.
Las dos funciones que suelen reconocerse a la cláusula penal, esto es, la con
minatoria o sancionatoria y la reparadora, hacen a ésta especialmente útil en una
época en la que la mera palabra empeñada tiene poco valor. Las penas privadas,
a través de las cuales los contratantes buscan proteger sus intereses por medio de
establecer un estímulo para
cumplir oportunamente las obligaciones, o al menos
una forma de evitar litigio sobre el monto de los daños en caso de incumpli
un
292
Contratos y daños por incumplimiento
Se vuelve entonces a
plantear una
vieja ¿debe ese riesgo de abuso
cuestión:
despreciarse en aras de la celeridad del tráfico, la seguridad contractual y el respeto
incondicionado a la voluntad de las partes? O, por el contrario, ¿debe en estos
casos limitarse la autonomía contractual
y permitirse que la autoridad judicial
controle la equidad de las cláusulas penales excesivas, aun a costo de entrabar la
libre circulación de los bienes y encarecer los costos de transacción? La pregunta
surgió muy temprano en la historia del Derecho, y sigue resonando en las legis
laciones vigentes con nuevas vibraciones.
Elpropósito de este trabajo consiste en describir cómo esta pregunta ha sido
contestada por las legislaciones civiles de los países del Conosur americano, es decir,
Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay, junto con efectuar
algunas reflexiones sobre el funcionamiento de ese mecanismo de control contrac
tual, y su armonización con otros recursos legales que las leyes contemplan para la
modificación judicial de contratos que se estiman gravemente inequitativos.
Conviene, para comenzar, efectuar alguna breve incursión histórica en el tema,
y visualizar cómo los modelos de inmutabilidad y mutabilidad de la cláusula penal
han sido recepcionados por las legislaciones en estudio.
1
Summa, De usuris, § quae poena usurarium, n. 13, citado por Zoppini, Andrea, La pena contrattuale,
Dott. A. Giuffré, Milano, 1991, p. 35. No obstante, la mayoría de los autores del Derecho común parecen
rechazar que se aplique el límite de C. 7.47.1 a las penas convencionales (Cfr. CoiNG, Helmut, Derecho
privado europeo, trad. A. Pérez Martín, Fundación Cultural del Notariado, Madrid, 1996, t. I, p. 556).
293
HernAn Corrae Talciani
sula penal forjada por la canonística y la que elaboraría la doctrina del temprano
Derecho civil racionalista2.
En efecto, el pensamiento de Dumoulin es hecho suyo por Pothier, quien en
tiende que "la pena estipulada en caso de inejecución de una obligación, puede ser
reducida y moderada por el juez cuando le parezca excesiva"3. Esto sucede cuando
supera el límite colocado por la ley romana para las indemnizaciones de perjuicios,
esto es, el doble del valor de la
obligación infringida. Además, sostiene que si la
pena accede a una
obligación de dinero u otra cosa consumible, debe reducirse a la
tasa
legítima de intereses que ella suple4. Se opone Pothier a la doctrina de Azón,
quien sostenía que la ley romana sólo podía aplicarse como presunción, a falta de
de voluntad, de modo que si, como en el caso de la pena convencional,
expresión
había existido un
expreso consentimiento del deudor en el monto de la pena a
la que se
obligaba, la ley no podía recibir aplicación. Contesta Pothier, tratando
siempre de moverse en el plano de la voluntad: "Cuando un deudor se somete
a una
pena excesiva, inejecución
en caso de obligación primitiva que él ha
de la
contratado, hay lugar a presumir, que es la falsa confianza de que él no faltará a
esta
obligación primitiva, la que le lleva a someterse a una pena tan excesiva... así
el consentimiento que él da a la obligación de una pena tan excesiva, siendo un
consentimiento fundado en un error
y en una ilusión que se ha hecho, no es un
consentimiento válido"5.
La doctrina de la reducción de la pena enorme fue asumida también por la
antigua legislación castellana. Aunque las Partidas mantenían el principio de que
la pena convencional debía pagarse tal como había sido convenida (siguiendo así
al Derecho romano) (P. 5. 1 1), en el Fuero Real se disponía que la pena no podía
crecer a más "dos tanto"(F.R. 4. 4. 10). Esta disposición fue aclarada por la Ley
N° 247 de las Leyes de Estilo que reafirmó el criterio del "dos tanto", es decir,
del duplo.
El de la codificación francesa, que exaltó el significado de la voluntad
espíritu
individual como fuente de las obligaciones contractuales, impuso el criterio de la in
mutabilidad de la cláusula penal en el texto del Code Napoleón de 1 804 (art. 1152).
La única excepción a esta
regla la constituyó el caso de incumplimiento parcial
(art. 1231). La influencia que tuvo el Conllevó a
generalizar esta solución en los
Códigos que lo siguieron, como el italiano de 1865 (arts. 1209-1217), el belga
2
ZOPPINI. A., ob. cit., p. 36.
3
POTHIER, Robert Joseph, Tratado de las obligaciones, Omeba, B. Aires, 1961, N° 346, p. 212.
4
Pothier, R., ob. cit., Xo 347, p. 214.
5
Pothier, R., ob. cit., X° 346, p. 213.
294
Contratos y daños por incumplimiento
mada por el Código Civil prusiano de 1794 (§ 301 ALR), y de allí pasa al BGB de
1900 (§ 343) y al Código suizo de las obligaciones de 191 1 (art. 163). El Código
Civil italiano de 1942 adherirá también a esta
posición (art. 1384). El legislador
francés, por su parte, terminará modificando el Código Civil para acogerla en
295
Hi-rnan Corral Talciani
cuanto exceda al
duplo de la obligación principal "incluyéndose ésta en él"); por
fin, si se trata de obligaciones de valor inapreciable o indeterminado (caso en el
que se encarga a la prudencia del juez el moderarla, atendidas las circunstancias, si
parece enorme) (art. 1 544)6. Este modelo, claramente inspirado en la doctrina de
Pothier, fue traspasado a los Códigos Civiles que reprodujeron en lo fundamental
el Código del gran humanista venezolano-chileno: los Códigos Civiles de Ecuador
(art. 1534), Colombia (art. 1601) y El Salvador (art. 1415).
En lasegunda mitad del siglo XX se produce en las legislaciones latinoameri
canas un
giro hacia la relativización del modelo de la inmutabilidad de la cláusula
penal. Es así como en Argentina la Ley N° 17.711 de 1968 añadió al art. 656
del Código Civil el siguiente inciso segundo: "Los jueces podrán, sin embargo,
reducir las penas cuando su monto desproporcionado con la gravedad de la falta
que sancionan, habida cuenta del valor de las prestaciones y demás circunstancias
del caso, configuren un abusivo aprovechamiento de la situación del deudor".
El Código Civil boliviano de 1975 acogió también el modelo de lo que él
llama "disminución equitativa de la pena", figura en la que reúne el supuesto de
incumplimiento parcial con el de enormidad de la pena. El art. 535 la recoge en
los términos siguientes: 'La pena puede ser equitativamente disminuida por el
juez, si se ha cumplido en parte la obligación principal o si la pena fuese mani
fiestamente excesiva, considerando la persona del deudor, la importancia de las
prestaciones y las demás circunstancias del caso ".
El Código Civil peruano de 1 984 también se decantó por este partido, agre
gando el cumplimiento irregular a los supuestos anteriores: 'El juez, a solicitud
del deudor, puede reducir equitativamente la pena cuando sea manifiestamente
excesiva o cuando la obligación principal hubiese sido en parte o irregularmente
"
La disposición dice textualmente: "Cuando por el pacto principal una de las partes se obligó a pagar
una cantidad determinada, como equivalente a lo que por la otra parte debe prestarse, y la pena consiste
asimismo en el pago de una cantidad determinada, podrá pedirse que se rebaje de la segunda todo lo que
exceda al duplo de la primera, incluyéndose ésta en él.— La disposición anterior no se aplica al mutuo ni a
lasobligaciones de valor inapreciable o indeterminado. En el primero se podrá rebajar la pena en lo que
-
exceda al máximum del interés que es permitido estipular.— En las segundas se deja a la prudencia del juez
moderarla, cuando atendidas las circunstancias pareciere enorme".
296
Contratos y daños por incumplimiento
del deudor. Si observamos los textos, podemos comprobar que sólo el Código
rebaja de la pena "podrá pedirse" (art. 1544). Los Códigos argentino y boliviano
no
expresan nada sobre el punto y se limitan a señalar que el juez puede reducir
la pena excesiva.
La doctrina argentina, sin embargo, aun a falta deprecisión explícita, tiende a
aseverar la necesidad de solicitud del deudor perjudicado. Se invoca el principio
dispositivo que procedimiento civil y el hecho de que, de aceptarse la re
rige en
7
KEMELMAJER de CARLUCCI, Aída, La cláusula penal, Depalma, B. Aires, 1981, p. 127. La autora
menciona que Ruiz Vadillo y De Barros Monteiro sostienen en cambio la admisibilidad de la declaración
de oficio (p. 101, nt. 103).
8
La sentencia fue pronunciada con un voto disidente que hizo ver que no procedía que la Corte ejerciera
de oficio la facultad moderadora que le otorga el Código Civil. La sentencia fue recurrida de casación, pero
la Corte Suprema declaró inadmisible el recurso por razones formales.
9 Editorial
Abeliuk, René, Las obligaciones. Jurídica de Chile, 3a edic, Santiago, 1993, t. II, N° 925,
p. 758.
297
Hi knan Corral Talciani
Pareciera que, a falta de regla expresa que la establezxa, debe preferirse la solución
diarios del deudor principal. A nuestro juicio, debe admitirse la solicitud aun
cuando estos hayan accedido expresamente a la cláusula, ya que de
deudores no
todos modos la ley los hace responsables de la pena, aunque sea parcialmente.
Incluso -pensamos- cabría en el texto del Código peruano que exige expresamente
solicitud del deudor.
Otro problema que puede plantearse tanto en sede de legitimación activa es si
debe exigirse al deudor que pide la reducción el que esté de buena fe, o al menos
que no haya actuado con descuido grave o dolo en el incumplimiento que gatilla
la pena civil. Ninguna de las normas de los Códigos que analizamos se pronuncia
sobre esta materia, por lo que cabría aplicar el adagio de que ubi lex non distinguit,
nec nos
distinguere debemus y prescindir de toda consideración relativa al estado
subjetivo del peticionario. Como señala Kemelmajer de Karlucci, la mala fe del
deudor no puede legitimar un enriquecimiento injusto del acreedor, que se veri
ficaría si se negara la reducción de la cláusula penal enorme11.
La petición de reducción de la pena puede plantearse por la vía de la acción
como de la
excepción a la demanda. La doctrina alemana había ya resuelto que,
aunque la sentencia que reduce la pena, es de carácter constitutivo, no existen ra
zones
para impedir que el deudor pueda pedir, haciendo uso de la correspondiente
excepción, que el juez deseche en
parte la demanda del acreedor12.
10
En Italia, la
jurisprudencia considera que es necesaria la petición de parte. No obstante, la Corte de
Casación en sentencia N° 1051 1 de 24 de
septiembre de 1999 (Giust. Civ. 1999, 1, p. 2929) ha innovado
al considerar que la cláusula penal excesiva puede ser declarada de oficio por el tribunal, fundándose en la
facultad que el juez tendría para intervenir en la autonomía negocial cuando se imponga la necesidad de
298
Contratos y daños por incumplimiento
pecialmente para la cláusula penal, pero se deduce de las normas que prevén la
improcedencia del pago parcial sin el consentimiento del acreedor14.
La otra causal es la que podemos denominar comprensivamente enormidad
de la pena; es decir, que la pena sea considerada excesiva o desproporcionada. El
13
Kemelmajer, A., ob. cit., p. 93.
art. 1346 del Código Civil de Perú, OsTERLING Parodi, Felipe, Las
14
Comentando el obligaciones,
Fondo editorial de la P. Universidad Católica del Perú, Lima, 1995, t. VI, p. 229, señala que el cumplimiento
debe ser aceptado por el acreedor.
parcial
CORTE
ISUPREMAI 299
BIBLIOTECA^
V nuil r J
Hernán Corral Talciani
pena "proporcionalmente" (art. 1 539). Ademas, es claro que la aceptación del acree
dor y además la utilidad que el cumplimiento parcial le haya reportado son elementos
que sólo pueden jugar en el caso de cumplimiento y no de simple desproporción de
la pena. Por otro lado, es posible sostener que en el caso de cumplimiento parcial
la norma que dispone la reducción es sólo supletoria y no imperativa; de modo
que si las partes expresamente pactan que no se reducirá la pena aun en el caso de
"
Como señala KEMELMAJER, A., ob. cit., p. 99, esta conclusión parece razonable si se tiene en cuenta
que se
generalmente que se pacte la posibilidad de reclamar conjuntamente la pena y la obligación
admite
principal (arts. 659 CC argentino; an. 1537 CC chileno; art. 1342 CC peruano; art. 458 CC paraguayo).
300
Contratos y daños por incumplimiento
de cláusula penal16.
Una segunda alternativa, seguida por otros
Códigos, es la de indicar al juez
ciertos criterios a la luz de los cuales debe valorar si la cláusula penal en un contrato
principal como la pena están fijadas en cantidades determinadas (de modo que
es
posible la comparación), se reputa por enorme toda pena que exceda al duplo
de la obligación principal, a lo que agrega la enigmática frase "incluyéndose ésta
en él" (art. 1544). Esta
apostilla ha dado lugar a que se plantee si en verdad lo
que el codificador quiso decir es que para que la cláusula penal sea enorme debe
superar el triple de la obligación principal. La doctrina, invocando los preceden
tes castellanos y la ley romana que limitaba al duplo las indemnizaciones, llega
a la conclusión de que la frase no tiene otro sentido que el hacer patente que el
acreedor no puede en estos casos cobrar simultáneamente la pena y la obligación
principal, de modo que la pena se rebaja en cuanto supera el doble del monto de
la obligación principal17.
El Código Civil chileno adopta también un criterio objetivo respecto de la
cláusula penal en el mutuo, ya que en tal caso se reputa enorme aquella que supera
el máximo interés que se permite estipular (art. 1544.3).
Sólo cuando se está en presencia de una cláusula penal que garantice una
obligación principal de valor inapreciable o indeterminado, el Código chileno se
resigna a dejar el problema en manos del juez. En tal caso se señala que "se deja a la
16 t. VI, p. 228. En el Perú, la sentencia de 31 de
Así, OsTERLING, F., ob. cit., julio de 1997, ha juzgado
que el hecho de que en un mutuo hipotecario se haya pactado además de la multa un interés y que la obligación
principal esté garantida también con hipoteca, criterio suficiente para resolver que la pena en el caso es excesiva
(en LedesmaNarvaez, Marianella,/«ní/>r»í¿'««a<jí'raa/, Gaceta Jurídica editores, Lima, 1998, t. l,p. 194).
17
Abeliuk, R., ob. cit., t. II, N° 922, p. 757.
301
Hkrnan Corral Tau iani
prudencia del juez moderarla" pero se agrega que ello sucederá "cuando atendidas
las circunstancias pareciere enorme" (art. 1544.4).
que produce
se el incumplimiento que da derecho ala pena.
La cuestión es ejecución diferida
relevante ya que, tratándose de un contrato de
poco auspiciables, como por ejemplo que el juez no debería reducir la pena que
deviene en excesiva y en cambio reduciría aquella que es excesiva en su origen
pero equitativa en el momento en que es reclamada. Se sostiene, tratando de
enmendar la dicción en pasado del Código, que el art. 1384 no distingue los
dos supuestos de enormidad, genética y sobrevenida, por lo que no debe hacerse
un diferente tratamiento de ellas: "lo que debe en efecto valorarse —nos dice
que la pena es idónea para imponer al deudor, respecto al interés que a través de
ella se entendía tutelar"18.
En losCódigos de los países del Conosur americano no se presentan las di
ficultades del Código Civil italiano, ya que ninguno de ellos hace referencia al
pasado para efectos de valorar la cláusula penal excesiva. Por ello, pareciera que
en ellos el momento en el
que se verificará la valoración de desproporcionalidad
1S
Zoppim, A., ob. cit., p. 272.
302
Contratos y daños por incumplimiento
9
Kemelmajer, A., ob. cit., p. 113.
303
Hernán Corral Talciani
reparatoria. Así, en Francia se ha juzgado que los tribunales pueden mantener una
cláusula penal superior a los eventuales daños causados por el incumplimiento
de la obligación principal20. Por su parte, en el Derecho alemán se recuerda
que la pena puede estar justificada por intereses extrapatrimoniales del acreedor
(§ 343.1 B. G.B.). Si se permitiera la prueba de los perjuicios como elemento para
considerar la reducción de la cláusula penal, habría que convenir con Osterling
en el sentido de que las normas
que permiten la reducción desnaturalizan la
institución21.
Otra cuestión que surge en este punto es si, verificada la desproporción, el juez
tiene sólo la facultad o también el deber de reducir la cláusula penal. La respues
ta a esta
interrogante dilucida también si el deudor tiene un verdadero derecho
subjetivo a
que la pena excesiva sea moderada, o sólo un interés condicionado
a la discreción de
oportunidad que pueda juzgador. Si nos atenemos al
hacer el
texto de las podría
normas decirse que los Códigos argentino, boliviano y peruano
indicarían una función facultativa del juez, al señalar que el juez "puede" reducir la
pena. El Código chileno, por su parte, distingue entre las causales de la reducción:
si se trata de exceso del duplo de la obligación principal, se dice que "se podrá
pedir que se rebaje", lo que parece denotar que el juez, en tal caso, está obligado
a la reducción. En cambio, tratándose de obligaciones indeterminadas o de valor
20
Cfr. SÉR1AUX, Alain, Droit des obligations, Puf, Paris, 1992, p. 241.
21
OSTERLING, E, ob. cit., t. \1, p. 229, sostiene que la norma del art. 1346 del Código Civil peruano
no evita el debate sobre los daños sino que induce necesariamente a él: "Todo ello conduce, en definitiva, a
lo que se trató de evitar: la controversia sobre la existencia de los daños y su monto. Y, en este orden de ideas,
no se libera al acreedor de las dificultades que puede presentar la prueba del perjuicio o el arbitrio judicial
en su estimación, ni la institución alcanza a constituirse en un medio conminatorio eficaz para compeler al
deudor a cumplir sus obligaciones". La crítica es certera pero sólo si se consiente en que la discusión sobre
los perjuicios penetre en el proceso sobre enormidad de la pena.
304
Contratos y daños por incumplimiento
en el
juicio, ya que "resultaría jurídicamente reprochable sostener (dada la necesi
dad del elemento objetivo) que una cláusula penal es exorbitante para un deudor
pero no para otro"22. Pero piensa que el criterio inverso debe aplicarse en caso de
pluralidad de los acreedores: la reducción declarada para uno de los coacreedores
no
perjudicará al resto que no ha sido parte en el proceso.
Debe reconocerse, sin embargo, que los Códigos que exigen que el juez tenga
en consideración
para determinar la enormidad de la pena circunstancias subjetivas
del deudor, (así el Código Civil argentino que establece la necesidad de que se
22
Kemelmajer, A., ob. cit., p. 134.
23
Alterini, Atilio Aníbal; Ameal, José Óscar y López Cabana, Roberto, Derecho de obligaciones civiles
305
HernAn CokralTalciani
aun faltando ese aprovechamiento la cláusula penal excesiva sería nula, pero ahora
recurren al objeto ilícito como motivo de la nulidad24. Kemelmajer de Karlucci
se
opone a la tesis de la nulidad parcial, sosteniendo que aquí no hay nulidad sino
modificación de una
estipulación contractual25.
Puede que existen dificultades no menores para entender que la re
apreciarse
ducción de la cláusula penal enorme no es más que una aplicación de la teoría de
la nulidad. Concretamente, porque si así fuera hubiera bastado con la aplicación
de los motivos generales de nulidad, como error, dolo, objeto o causa ilícita. Pero
esto choca con la creencia unánime de que, de
no existir estos
preceptos especiales,
regiría sin matizaciones el respeto
la autonomía de la voluntad y el principio de
a
la inmutabilidad de la cláusula penal. Las cláusulas penales que pueden ser inmu
tables son las válidas. Por ende, la cláusula que excepcionalmente puede ser objeto
de revisión judicial la cláusula que resulta inatacable por la vía de la nulidad;
es se
ciertos casos, la enormidad de la cláusula es tan grave que llega a afectar las buenas
24
Alterini, A. y otros, ob. cit., p. 302.
25
Kemelmajer, A, ob. cit., p. 124.
26
RG 7 de abril de 1908, en RGZ, a. 68 (1908),
pp. 229 y ss., citado por Zoppini, A, ob. cit., pp. 250-
251. Cfr. en el mismo sentido, MEDICUS, Dieter, Tratado de las relaciones obligacionales, trad. Angel Martín
Sarrión, Bosch, Barcelona, 1995, t. I, 213, quien sostiene que "la inmoralidad se toma especialmente en
consideración, cuando la amenaza de la cuantiosa pena, ya en contra de toda posibilidad conduce, asimismo,
por una insignificante infracción, a una mordaza para el deudor".
306
Contratos y daños por incumplimiento
307
Hernán Corral Talclani
enorme ab initio2^.
3o) La lesión normalmente permite la rescisión completa del acto o su reduc
ción, ello elección de la parte perjudicada o gananciosa con la desproporción;
a
28
Así, Claro SOLAR, L, Explicaciones XI: De las obligaciones II... cit., t. V, N° 848, p. 247; VIAL DEL Río,
Víctor. Teoría general del acto jurídico, Editorial Jurídica de Chile, 5a edic, Santiago, 2003, pp. 129-130.
29
Kemelmajer, A., ob. cit., p. 1 19; Alterini, A. y otros, ob. cit., p. 301.
308
Contratos y daños por incumplimiento
prestación de una de las partes, si bien no se vuelve imposible de ejecutar (lo que
la extinguiría), se torna fuertemente onerosa y desequilibrada con la prestación
de la contraparte.
En algunos de los ordenamientos, la teoría de la imprevisión ha sido una crea
30
En este sentido, pueden verse las opiniones de los profesores Claudio Illanes RIOS, Juan Carlos DORR
Zecers y Daniel PEÑAILILLO ARÉVALO, sobre el tema en Estudios sobre reformas al Código Civil y Código de
Comercio, Fundación Fueyo y Editotial Jurídica de Chile, Santiago, 1999, pp. 183 y ss. Sobre este tema,
véase el capítulo 1 1, pp. 241 y ss.
309
Hernán Corral Talciani
que incorporó un nuevo texto al art. 1 198. De acuerdo a este precepto la parte
perjudicada, siempre que no hubiese obrado con culpa y no esté en mora, puede
demandar la resolución del contrato si la prestación a su cargo "se tornara exce
sivamente onerosa, por acontecimientos extraordinarios e imprevisibles". La otra
diferencias presenta la norma del art. 1440 del Código Civil del
Algunas
Perú, que también acoge la doctrina de la imprevisión. Por de pronto, el
perjudicado puede demandar sólo el ajuste del contrato (que se reduzca la
prestación onerosa o
que se incremente la de la contraparte). En cambio, si el
demandado opta por la resolución, el juez debe declarar sin efecto el contrato.
310
Contratos y daños por incumplimiento
penal enorme
y la doctrina de la imprevisión contractual, aunque emparentadas
como mecanismos de control de la voluntad contractual, mantienen un
perfil y
una autonomía propias32.
invadida por los radios de influencia de las otras. Pensamos que la disposición
32
En contra, KEMELMAJER, A., ob. cit., p. 1 1 5, sostiene que cuando se trata de desequilibrio sobreviniente
para lograr la reducción de la pena deben cumplirse los requisitos propios de la imprevisión contractual.
311
Hhrnan Corral Talciani
referida a
penal excesiva debe aplicarse con preferencia a las de la lesión
la cláusula
y de la imprevisión por su especialidad. En efecto, tanto la lesión como la impre
visión contractual son figuras legales que tienden a restaurar el desequilibrio de las
312
Contratos y daños por incumplimiento
trata de una
perfiles independientes y autónomos, que no puede ser
institución de
subsumida en ninguno de los restantes recursos de control de los negocios con
tractuales. La cláusula penal que es susceptible de reducción es una cláusula penal
válida, y que no
presenta vicios o causales de nulidad. Además, la reducción de la
cláusula penal, al operar tanto sobre una desproporción genética como sobre un
desequilibrio sobreviniente, sobrepasa el radio de acción de la figura de la lesión y de
la imprevisión. Es más, por la forma en que la cláusula penal enorme está normada,
con
preceptos expresos diversos de los que configuran las instituciones de la lesión
y de la imprevisión (en los ámbitos en los que estas materias están consagradas
legalmente), debe concluirse que ella demanda una aplicación preferente y especial.
De modo que sólo cuando sea descartable su operatividad (por no tratarse de una
auténtica cláusula penal o recaer la desproporción sobre la obligación principal y
no directamente sobre la
pena pactada) procedería recurrir a la institución de la
lesión y de la excesiva onerosidad sobreviniente, según los casos.
313
Bibliografía
BIBLIOTECA
Hernán Corral Talciani
edic, 1897-1922.
Bambach Salvatore, María Victoria, "Las cláusulas abusivas", en Contratos, co
ordinación E. Barros, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1991, pp. 47-80.
BANFI DEL RÍO, Cristián, La asimilación de la culpa grave al dolo en la responsabi
lidad contractual, Legal Publishing, Santiago, 2003.
BARAONA GONZALEZ, Jorge, "Responsabilidad contractual y factores de imputación
de daños: apuntes para una relectura en clave objetiva", en Revista Chilena de
Derecho, vol. 24, 1997, N° 1, pp. 151-177.
Barcia Lehman, Rodrigo, "Los efectos de las obligaciones desde la perspectiva
del Análisis Económico del Derecho", en Cuadernos de Análisis Jurídicos, U.
316
Contratos y daños por incumplimiento
pp. 709-752.
CASTÁN TOBEÑAS, José, Derecho Civil español común yforal, Reus, 10a edic, t. III,
Madrid, 1967.
Caumoñt, Arturo y MariÑO, Andrés, "Sobre la imposibilidad de prorreatear la
cláusula penal y el cumplimiento parcial del deudor cuando éste provoca la
resolución total del contrato. A propósito de la reapertura del debate en Uru
guay", en Anuario de Derecho Civil Uruguayo, t. XXXI, 2001, pp. 635-644.
CHIPMAN, Daniel, An essay on the Law of Contracts, for the payment
of specific
articles,]. W. Copelan, Middlebury, 1822.
CHIRONI, G. P, La culpa en el derecho civil moderno. Culpa contractual, trad. de
A. Posada, Reus, Madrid, 1907.
CLARO Solar, Luis, Explicaciones de Derecho Civil chileno y comparado, Editorial
Jurídica de Chile,
reimp., Bogotá, 1992.
Claveria Gonsalbez, Luis, "Las categorías negociales y su adaptación en función
de la reproducción humana", en // Congreso Mundial Vasco, "La filiación a
317
Hernán Corral Talciani
finales del siglo XX. Problemática planteada por los avances científicos en materia
de reproducción humana", Trivium, Madrid, 1988, pp. 231-242.
CoiNG, Helmut, Derecho privado europeo, trad. A. Pérez Martín, Fundación Cul
tural del Notariado, Madrid, 1 996.
Colín, Ambroise y Capitant, Henri, Cours Élémentaire de Droit Civil, Dalloz,
Dalloz, 3a edic, Paris, 1920-1922.
Corbin, Arthur Linton, Corbin on Contracts, West Publishing Co., St. Paul,
Minn., 1964.
CORRAL Talciani, Hernán, "Admisibilidad Jurídica de las Técnicas de Procreación
Artificial", en Revista Chilena de Derecho, vol. 19 (1992), 3, pp. 439-460.
, "Las causales de divorcio en el derecho comparado", en Cuadernos
de Extensión, Universidad de los Andes, N° 2, 1992, pp. 5 a 48.
De la ignorancia de la ley. Elprincipio de su inexcusabilidad, Editorial
,
318
Contratos y daños por incumplimiento
DOMAT, Jean, Las leyes civiles en su orden natural, trad. F. Vilarrubias y J. Sarda,
Imprenta de JoséTaulo, 2a edic, Barcelona, 1844.
DOMÍNGUEZ ÁGUILA, Ramón, "Notas sobre el deber de minimizar el daño", en
tiago, 1977.
Domínguez Benavente, R., Domínguez Águila, R. y Domínguez Hidalgo,
O, "Responsabilidad precontractual, extracontractual, retiro inmotivado de
las negociaciones preliminares", en Revista de Derecho (Universidad de Con
cepción), 199 (1996), pp. 179-185.
DOMÍNGUEZ HIDALGO, Carmen, El daño moral, Editorial Jurídica de Chile,
Santiago, 2000.
DóRR ZEGERS, Juan Carlos, "Notas acerca de la teoría de la imprevisión", en
Revista Chilena de Derecho vol. XII (1988), 2, pp. 253-270.
DUCCI, Carlos, Derecho Civil. Parte general, Editorial Jurídica de Chile, 4a edic,
Santiago, 1995.
DUGUIT, León, Traité de Droit Constitutionnel, Ancienne Librairie Fontemoing,
2a edic, Paris, 1921
DuRANTON, A., Cours de Droit Francais suivant le Code Civil, Alex Gobelet, 3a
edic, Paris, 1834.
ElSENBERG, Melvin Aron, "The principie ofHadley v. Baxendale", en
California
LawReview 80, 1992, pp. 563-613.
ENGLER PALMA, María Cecilia, Mecanismos jurídicos de Administración de riesgos,
ConoSur, 1997.
ENNECCERUS, Ludwig, Derecho de Obligaciones, en ENNECCERUS, L., KlPP, T. y
WOLFF, M., Tratado de Derecho Civil II, revisado por H. Lehman, trad. B.
Pérez González y J. Alguer, Bosch, 2a edic. al cuidado de J. Puig Brutau, Bar
celona, 1954.
FABRES, José Clemente, Instituciones de Derecho Civil chileno, Santiago, 2a edic,
1902.
FARNSWORTH, E. Alian, Farnsworth on Contracts, Aspen, 3a edic. New York,
2004.
Faust, Florian, "Hadley v. Baxendale: an undestandable miscarriage ofjustice", en
The Journal ofLegal History, 15, 1994, 1, pp. 44-49.
FERRI, Giovanni B., "Oggetto deldiritto della personalita e danno non patrimoniale" ,
en Persona e
formalismo giuridico, Maggioli, Remini, 1987, pp. 337-358.
FERRI, Giovanni B., II negozio giuridico tra liberta e norma, Maggioli edit., 3a edic,
1990. —
—-v
\ CORTE >
SUPREMA!
i 319
y
f BIBLIOTECA )
V ñHii r J
Hernán Corral Talciani
Santiago, 1990.
, Los contratos de colaboración empresariay una modalidad complemen
taria de contratos de dominación, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1991.
"
320
Contratos y daños por incumplimiento
1996.
HATTENHAUER, Hans, Conceptos fundamentales de Derecho Civil, trad. P. S. Co-
derch, Ariel, Barcelona, 1987.
HOLMES, Oliver W., The Common Law, Little, Brown and Company, 1881, tra
ducción de la 45a ed. por Fernando N. Barrancos y Vedia, Tipográfica Editorial
Argentina, Buenos Aires, 1964.
HuGON, Christine, "Le sort de la clause pénale en cas d'extintion du contrat", en La
Semaine Juridique (JCP), N° 40 (1994), 13792, p. 424.
IbáÑEZ, Carlos Miguel, Resolución por incumplimiento, Astrea, Buenos Aires,
2006.
ILLANES RÍOS, Claudio, "Análisis del estado actual de la cuestión en Chile, tomando
en consideración la jurisprudencia, la doctrina y el derecho positivo vigente", en
321
Hi knan Corral! ai cían i
322
Contratos y daños por incumplimiento
323
Hernán Corral Talciani
Santiago, t. I.
, Manual de Derecho Civil. De las obligaciones, Editorial Jurídica de
Chile, Santiago, 1974.
MlGLlASSO, Davide, La clausola pénale, Giuffré, Milano, 2007.
MlQUEL, Juan Luis, Resolución de los contratos por incumplimiento, LexisNexis, 3a
edic, Buenos Aires, 2008.
MoiSSET DE ESPANÉS, Luis, La lesión en los actos jurídicos, Víctor de Zavalía editor,
Córdoba, 1979.
MORALES ESPINOZA, Baltazar, "Teoría de la imprevisión", en Revista de Derecho
Santiago, 1990.
OSTERLING Parodi, Felipe, Las obligaciones, Fondo editorial de la P. Universidad
Católica del Perú, Lima, 1995.
PalazÓN Garrido, María Luisa, "La resolución del contrato como medio de
tutela en caso de incumplimiento", en Sixto SÁNCHEZ LORENZO (ed.), Derecho
contractual comparado. Un perspectiva europea y transnacional, Civitas, Thomson
Madrid, 2009, pp. 769-820.
reuters,
Aires, 1990.
PARADA GUZMÁN, César, Fundamentos de la teoría de la imprevisión, Charla dictada
en
Colegio de Abogados el 18 de agosto de 1994 (folleto).
el
PASQUAU LlAÑO, Miguel, Nulidad y anulabilidad del contrato, Civitas, Madrid,
1997.
324
Contratos y daños por incumplimiento
,
Obligaciones. Teoría general y clasificaciones. La resolución por incum
325
Hernán Corral Talciani
2003.
, Extinción no convencional de las obligaciones II, Editorial Jurídica de
Chile, Santiago, 2008.
ROGRON, J. A., Code Civil, Meline, Cans Com., Bruxelles, 1851.
et
2004.
,
Seguridad en el comercio electrónico, LexisNexis, Santiago, 2004.
,
Tarjeta de crédito bancario, Editorial Jurídica de Chile, Santiago,
1991.
Savatier, Rene, Cours de Droit Civil, 12a edic, Paris, 1949.
, La théorie des obligations en Droit privé économique, Paris, 1979.
326
Contratos y daños por incumplimiento
Paris, 1840-1851.
SCAEVOLA, Quintus Mucius, Código Civil, 2a edic, Madrid, 1958.
SCHIPANI, Sandro, "Del Derecho romano a las codificaciones latinoamericanas:
La obra de Andrés Bello. Pluralidad de fuentes del tít. 1 del lib. IV del 'Código
Civil de Chile' y de sus
proyectos", en Revista de Estudios Histórico-Jurídicos,
VI, pp. 165-185.
t.
and Publisher; Sampson Low, son & Co., 3a edic. New York/London, 1858.
SÉRAIUX, Alain, Droit des obligations, Puf, Paris, 1992.
SOMARRIVA UNDURRAGA, Manuel, Derecho de Familia, Santiago, 1963.
,
Santiago, 1943.
Tratado de las cauciones, Nascimento,
SOTO LAMADRID, Miguel Ángel, Biogenética, filiación y delito. Lafecundación artifi
cial y la experimentación genética ante el derecho, Astrea, Buenos Aires, 1990.
TOMÁS DE AQUINO, Suma Teológica, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid,
1948-1959.
TRONCOSO LARRONDE, Hernán, De las obligaciones, LexisNexis, 4a edic, Santiago,
2006.
VALVERDE Valverde, Calixto, Tratado de Derecho Civil Español, Talleres Tipo
Y
Santiago, 2003.
VIDAL OLIVARES, Alvaro, "La carga de mitigar las pérdidas del acreedor y su in
cidencia en el sistema de remedios por incumplimiento", en GUZMÁN BRITO,
Alejandro (edit.), Estudios de Derecho Civil III. Jornadas Nacionales de Derecho
Civil, Valparaíso, 2007, Legal Publishing, Santiago, 2008, pp. 429-457.
327
Hernán Corral Talciani
328
CORTE SUPREMA
21321
BIBLIOTECA
AbeledoPerrot'
LegalPublishing"