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Ahora que, frecuentemente, podemos saber con seguridad que nuestro hijo es sordo
a una edad mucho más temprana, también debemos darnos cuenta de cuán
vitalmente importante es nuestro aporte como padres. No debemos dejar todo en
manos de los “profesionales” y sentir que hemos completado nuestra obligación
como padres llevando a nuestro bebé o niño a la terapia tres o cuantas veces por
semana hayamos elegido.
Ser un chófer no es suficiente.
Para muchos de nosotros, lo más obvio es buscar una persona que sepa más acerca
de la pérdida auditiva en los niños y confiar en que esa persona “arreglará” a nuestro
niño y nos permitirá cumplir nuestro sueño de que el niño hable. Pero calculemos…
¿cuántas horas está su niño con un terapeuta? Y ¿cuántas horas está su niño con
Ud.? Las investigaciones acerca del desarrollo del cerebro, la audición y el lenguaje
han demostrado que el período óptimo para que un niño aprenda a escuchar y hablar
está entre los 0 y 3 años y medio. A esta edad el niño tiene más posibilidades de
estar con Ud. o un cuidador cercano la mayor parte del tiempo…¡no con un
logopeda!. Debemos entonces ser responsables por el enorme aporte de
estimulación auditiva y del lenguaje que nuestro niño sordo necesita. Si nosotros,
como padres, no sacamos ventaja de este valioso tiempo que se nos ha dado para
fomentar las habilidades auditivas y del lenguaje oral en nuestro niño sordo, nadie
más lo hará. Si no reaccionamos rápidamente, la ventana de la oportunidad se cierra
y una vez más tendremos que cambiar lo que soñamos para nuestro niño.
Recuerde que su niño es primero un niño y segundo un niño con una pérdida
auditiva. Trate a todos sus hijos por igual.
Tenga altas expectativas; no sienta pena por su hijo. Canalice la energía negativa
hacia usos positivos.
Cuídese y cuide a su pareja. Salgan al cine o a caminar juntos, sin los niños.
Repita canciones, historias y rimas con frecuencia. Léale en voz alta todos los días.
Sea consciente del próximo paso en el desarrollo de su hijo y piense como hacer
para alentar ese paso.
Diviértase con su hijo, haga bromas, hágase el que no comprende, cree situaciones
absurdas, juegue con las palabras. Esto es vital para el desarrollo cognitivo y la
socialización.
¿Parece demasiado para hacer? Marque lo que ya realiza. Tome una sugerencia a la
vez; trate de incorporar la estrategia en su vida. Háblelo con su familia. Pídale a su
pareja o hijos mayores que asuman la responsabilidad de algunas estrategias
mientras Ud. trabaja en la implementación de otras. Los resultados harán que valga
la pena el esfuerzo de todos. Ud. es la clave.