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Actividades de continuidad pedagógica (Secundaria nro.

13)

Literatura 4º

Bahiana Mancino

Leyendas

La cultura mapuche

A partir del siglo XVI, presionados por el avance de los conquistadores españoles los pueblos
originarios comenzaron a llegar desde Chile y se instalaron en el territorio de la actual
Neuquén. Con el tiempo se fueron expandiendo hacia la provincia de Buenos Aires, sobre
todo, por la abundancia de ganado salvaje que pastaba libremente en la llanura. Vivían en
grupos familiares emparentados y cuando el territorio les quedó chico algunos hombres
migraron con sus familias y crearon nuevas poblaciones. Sin embargo, quedaban unidos por
sus antepasados comunes, a quienes veneraban como dioses. Su dios supremo era
Nguenechèn que habitaba en la cima de los volcanes y a quien le dedicaban una rogativa. En
este pedido incluían el pedido para obtener mejores cosechas, buen clima, salud y prosperidad
para todos.

Leyendas y visión de mundo

Los mapuches creían que los causantes de los fenómenos de la naturaleza eran los espíritus.
Así, cada vez que una tormenta los abrumaba con sus truenos y rayos , o la tierra se partía por
un terremoto pensaban que los espíritus de los antepasados (Los Pillán) estaban luchando
entre sí y provocaban las desgracias. Este tipo de creencias constituyeron la base de las
creencias de los mapuches y fueron transmitidas oralmente de padres a hijos. Estas leyendas
orales eran contadas junto al fogón, costumbre que se conserva en la actualidad. Durante
mucho tiempo estos relatos se preservaron de quienes no pertenecían al pueblo mapuche
hasta que en épocas bastantes recientes fueron recopiladas y difundidas por los estudiosos
de la cultura.

Se ofrece a continuación, una de sus leyendas más difundidas:

Las barbas del ñire (leyenda mapuche)


LAS BARBAS DEL ÑIRE
Leyenda mapuche
En aquellos tiempos, cuando los mapuches se habían olvidado de adorar a Antü, el Sol, dos de los Pillán que habitaban el Valle Embrujado
iniciaron una feroz batalla. Numerosos espíritus los ayudaban en uno y otro bando.

Danzando furioso sobre las piedras más altas, se encontraba uno de los Pillán, el Trauco. Con rabia saltaba sobre la montaña y le gritaba al
otro, que era su peor enemigo, el Huesha Cüref Huecufü:

-No te salvarás. Esta vez te arrojaré todas las rocas que tenga este volcán.

Quiso entonces pelearse con el Trauco y comenzó a rugir y aullar tanto que provocó una tormenta con la ayuda de los espíritus de su lado.

Así empezó la gran batalla. Con mucha violencia ambos Pillán se tiraban rocas encendidas, lenguas de fuego que atravesaban el amplio valle
y que el viento expandía. De las cavernas comenzó a salir un polvo negro y espeso que fue cubriéndolo todo. El valle ardía; los terribles
estrépitos y la confusión dominaban la Tierra devastada y en penumbras.

Entonces la montaña, que era muy alta y estaba cubierta de nieve, decidió arrojar todo lo que albergaba en su interior. La lava, el fuego, el
barro y el humo se desparramaron por el valle y provocaron la destrucción y la muerte. A pesar de todo, los Pillán continuaban lanzándose
rocas desde un lado hacia el otro. Pero nada de esto perturbaba el sueño de Antü, que dormía serenamente y no iluminaba la Tierra porque
los mapuches ya no le rezaban ni le dedicaban ofrendas.

Como la batalla seguía, los animales ya no encontraban dónde protegerse y corrían desorientados y sin rumbo. Las bolas de fuego que
atravesaban el aire iluminaban la tierra, que se abría en grandes pozos por donde caían las bestias, las plantas y los árboles. Todo se lo
tragaba la tierra, que ardía más y más.

Algunas plantas lograron sobrevivir aferrándose a las piedras y ahí se quedaron. Otras pudieron treparse a algunos árboles y todavía no
quieren abandonarlos.

La confusión iba en aumento y ya casi nada de lo conocido quedaba en su lugar. La nieve se derretía con el fuego y el agua inundaba los ríos
creando nuevos lagos. Las montañas se apilaban unas sobre otras o desaparecían en los profundos pozos de la tierra que las tragaba.
Ocurrió entonces que el Trauco, que tenía mejor puntería, consiguió hacer tambalear a su enemigo, el espíritu del viento, que se había
quedado solo por un momento, sin los espíritus que los auxiliaban. Trauco aprovechó la oportunidad y, con un tiro certero, logró que una
enorme roca se despeñara. En su caída, la roca arrastró al desprevenido espíritu del viento por la ladera. Rodando y rodando, este Pillán no
lograba aferrarse a la montaña a pesar de sus largos brazos, ya que cualquier rama o piedra saliente lo quemaba. Todo estaba encendido por
el fuego que arrojaban los espíritus.

A punto de perderse en el profundo abismo, al Cüref Huecufü lo salvó su barba larga. Tan larga que tenía como mil metros y, en la caída, se
fue enredando entre los arbustos y las piedras, lejos del fuego que ardía en el cielo.

Sucedió que en el descenso, la larga barba del viento se aferró a un magnífico árbol. Era el ñire, un árbol de raíces muy fuertes, bien
afirmadas entre las rocas de la ladera de la montaña. Entonces, a pesar de que el Trauco iba ganando la batalla, llegó la salvación para el
viento, quien así habló al ñire, agradecido:

-Aferraste mi barba y me salvaste, ahora te la dejo para que te proteja. Desde ahora, ningún ñire sufrirá por mi lengua, la lengua del feroz
viento, ni verá desgastarse la montaña donde habite. Así mi barba protegerá tus ramas para que la misma nieve no pueda quebrarlas.

Cuando terminó de decir estas palabras, el espíritu del viento le entregó al ñire su barba, que desde entonces cuelga de su tronco y de sus
ramas.

Por eso, cada vez que el espíritu del viento pasa cerca del ñire y ve su barba colgando, recuerda que sigue vivo por él y lo acaricia
agradecido.

GLOSARIO:
 PILLÁN: según los mapuches, espíritus que habitan en los volcanes y expresan su poder son terremotos y tormentas eléctricas.
 VALLE EMBRUJADO: actual Valle Encantado, donde la acción del viento sobre las montañas ha formado llamativas figuras de
piedra que parecen animales, personas y objetos.
 TRAUCO: espíritu maligno con cuerpo deforme y larga barba.
 HUESHA CÜREF HUECUFÜ: espíritu destructor del viento.
 ÑIRE: árbol propio de los bosques andino-patagónicos. Suele estar recubierto por barba del diablo, un liquen de color verde
claro. Según la tradición, lo protege del viento.

Actividades:

1. Cità ejemplos y transcribí en la carpeta de “Las barbas del Ñire” que señalen estas
características de los dioses:
a. El carácter vengativo y benefactor de los Pillán.
b. Las ceremonias que ofrendaban.
c. Las desgracias que provocaban.
2. Subrayà los errores en el siguiente texto y re escribilo correctamente en tu carpeta:
“.. La literatura de los mapuches era escrita. Sus antiguos relatos y leyendas se leían
junto al fogón solo durante la visita de otros pueblos. Los estudiosos que lo
recopilaron lo transmitieron de padres a hijos de forma oral..”

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