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EXPEDIENTE N° 1098-2008
PRIMERA SALA CIVIL DE LA
CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA
BASE LEGAL:
Código Procesal Civil: arts. 427, 643 incisos 3 y 4.
EXP. N° 1098-2008
VISTOS; interviniendo como Vocal Ponente la Doctora Bustamante Oyague; por los
fundamentos que se exponen; y CONSIDERANDO;
PRIMERO: Que, es materia de grado la sentencia –resolución numero tres– de fecha
veintinueve de enero del dos mil ocho, obrante de fojas ciento cuarenticuatro a ciento
cuarenticinco (y no como erróneamente se consigna en la misma), que resuelve declarar
Improcedente la presente demanda de Otorgamiento de Escritura Pública, interpuesta
por don Ángel Sosa Quiroz y doña María Magdalena Segura Solís de Sosa;
SEGUNDO: Que, previamente a resolverse la sentencia apelada cabe precisar que, con
la finalidad de consolidar la emisión de resoluciones judiciales, en el marco de la
garantía constitucional referida a la observancia del debido proceso, es necesario que el
órgano jurisdiccional superior, en este caso, examine a solicitud de parte o de tercero
legitimado, la resolución que les produzca agravio, con el propósito de que sea anulada
o revocada, total o parcialmente, de conformidad con lo previsto por el artículo
trescientos sesenticuatro del Código Procesal Civil;
TERCERO: Que, conforme se verifica del petitorio contenido en la presente demanda,
inserta a fojas cuarentidós y subsanada a fojas cincuenticuatro, los actores solicitan vía
proceso de Ejecución de Obligación de Hacer, se otorgue y formalice la escritura
pública de compraventa del inmueble ubicado en Calle Tarma N° 164, con un área de
250 metros cuadrados, de la Urbanización Villa Chosicana, en el distrito de Lurigancho
Chosica, en mérito del proceso de Prueba Anticipada de Reconocimiento de Documento
Privado, Exhibición de Documentos y Absolución de Posiciones, seguido contra la
emplazada Asociación de Vivienda Propia Villa Chosicana, que culminó con la
declaración judicial emitida con fecha seis de enero del dos mil cinco, obrante de fojas
veintinueve a treinta de la solicitud cautelar que en original aparece inserta en los
presentes autos;
CUARTO: Que, en el sentido expresado, “el otorgamiento de escritura pública puede
demandarse en la vía del proceso sumarísimo o del proceso ejecutivo; a que, en el
primer caso se puede demandar en mérito de un documento o contrato privado; en
cambio, en el segundo caso solamente puede demandarse en mérito de un título
ejecutivo que contenga una obligación de hacer, según lo dispuesto en los artículos
seiscientos noventitrés y seiscientos noventicuatro inciso tercero del Código Procesal
Civil” (Sentencia de Casación Nro.1724-96, Ica, 11 de Mayo de 1998. En: El Código
Civil a través de la Jurisprudencia Casatoria. Lima, Primera Edición, setiembre del
2000. pp. 459);
QUINTO: Que, conforme a lo expuesto, y teniendo en cuenta el petitorio planteado en
el escrito de demanda y la vía procesal en la que se acciona, es de concluir que ninguno
de los supuestos precedentemente citados se verifica en el caso de autos, denotándose
así la causal de improcedencia prevista en los incisos quinto y sexto del artículo
cuatrocientos veintisiete del Código Adjetivo[1], acotado;
SEXTO: Que, estando al petitorio sustentado en la presente demanda acerca de que la
demandada cumpla con transferir inmueble ubicado en Calle Tarma N° 164 con un área
de 250 metros cuadrados, de la Urbanización Villa Chosicana, en el distrito de
Lurigancho Chosica, en mérito del proceso de Prueba Anticipada de Reconocimiento de
Documento Privado, Exhibición de Documentos y Absolución de Posiciones, seguido
contra la emplazada Asociación de Vivienda Propia Villa Chosicana, no podrá ser
atendido con la presente acción de Obligación de Hacer, ya que no hay título que
formalizar, por lo que, se debe dejar a salvo el derecho de la parte demandante de
hacerlo valer conforme a ley;
SÉTIMO: Que, en cuanto al agravio referido por el apelante de haberse procedido
contra el mérito de lo actuado y de la ley, contraviniendo lo dispuesto por los incisos
tercero y cuarto del artículo seiscientos noventitrés del Código Procesal Civil[2], así
como el haber pretendido anular la solicitud de prueba anticipada precedentemente
planteada, este Colegiado considera que dichos agravios carecen de sustento estando a
lo expuesto en los considerandos antecedentes;
OCTAVO: Que, por otro lado, se verifica que la parte accionante ha tenido motivos
atendibles para litigar, por lo que, procede exonerarla del pago de las costas y costos del
proceso, de conformidad con lo estipulado en el primer párrafo del artículo
cuatrocientos doce del citado ordenamiento procesal; por cuyas consideraciones de
conformidad con lo previsto por el inciso quinto del artículo cuatrocientos veintisiete
del Código Adjetivo acotado:
CONFIRMARON la sentencia apelada –resolución número tres– de fecha veintinueve
de enero del dos mil ocho, obrante de fojas ciento cuarenticuatro a ciento cuarenticinco,
que declara IMPROCEDENTE la presente demanda, inserta a fojas cuarentidós y
subsanada a fojas cincuenticuatro; sin costas ni costos del proceso; hágase saber y
devuélvase; en los seguidos por don Ángel Sosa Quiroz y otra contra Asociación de
Vivienda Propia Villa Chosicana sobre Otorgamiento de Escritura Pública.
SS. EGÚSQUIZA ROCA, BUSTAMANTE OYAGUE, CÉSPEDES CABALA
ANOTACIONES
NUESTRA OPINIÓN
El artículo 1412 del Código Civil establece: “Si por mandato de la ley o por convenio
debe otorgarse escritura pública o cumplirse otro requisito que no revista la forma
solemne prescrita legalmente o la convenida por las partes por escrito bajo sanción de
nulidad, estas pueden compelerse recíprocamente a llenar la formalidad requerida. La
pretensión se tramita como proceso sumarísimo, salvo que el título de cuya formalidad
se requiere tenga la calidad de ejecutivo, en cuyo caso se sigue el trámite del proceso
correspondiente”.
FALLO ANTERIOR
“No obstante que el otorgamiento de escritura se tramita como proceso sumarísimo, esta
situación no impide que dado el carácter accesorio de esta se tramite por la vía del
conocimiento, toda vez que con la principal se busca el reconocimiento del derecho de
propiedad que el actor alega le asiste, resultando coherente que en caso de ampararse
esta pretensión se le otorgue la respectiva escritura pública” (Exp. N° 842-2002, 2a Sala
Civil de Lima, 01/08/2002).
Documento Actual:
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JURISPRUDENCIAS POR ESPECIALIDADES > JURISPRUDENCIA PROCESAL
CIVIL > ENTRE CORCHETES COMENTARIOS Y ANOTACIONES > EL
OTORGAMIENTO DE ESCRITURA PÚBLICA PUEDE TAMBIÉN
DEMANDARSE EN PROCESO EJECUTIVO ¿Será correcta tal vía?
El proceso de otorgamiento de escritura pública tiene por finalidad dar una mayor
seguridad a la celebración del acto jurídico, brindándole solemnidad o formalidad
revestida de garantías.
SS. SILVA V.; CARRIóN L.; TORRES C.; CARRILLO H.; QUINTANILLA Q.
VOTACIÓN : 67 magistrados
MAYORÍA : 59 votos
MINORÍA : 8 votos
CONSIDERANDO:
ACUERDA:
Posición en minoría
PRIMER CASO:
VOTACIÓN : 67 magistrados
MAYORÍA : 53 votos
MINORÍA : 14 votos
CONSIDERANDO:
• Que el artículo 1549 del Código Civil preceptúa que es obligación esencial del
vendedor perfeccionar la transferencia de la propiedad del bien:
• Que cuando no se ha pactado modalidad alguna, el incumplimiento del pago del precio
del bien, no constituye impedimento para que el vendedor otorgue la escritura pública
correspondiente.
ACUERDA:
Posición en minoría:
SEGUNDO CASO:
Cuando habiéndose pactado plazo o condición respecto del pago del precio ésta no se
hubiese efectuado.
VOTACIÓN : 67 magistrados
MAYORÍA : 36 votos
MINORÍA : 31 votos
CONSIDERANDO:
• Que con arreglo a lo dispuesto en el artículo 1361 del Código Civil los contratos son
obligatorios en cuanto se haya expresado en ellos;
ACUERDA:
Posición en minoría:
TERCER CASO:
VOTACIÓN : 67 magistrados
CONSENSO : 65 votos
POSICIÓN PARTICULAR : 2
CONSIDERANDO:
• Que el artículo 1426 del Código Civil preceptúa que en los contratos con prestaciones
recíprocas en que éstas deben cumplirse simultáneamente, cada parte tiene el derecho de
suspender el cumplimiento de la prestación a su cargo, hasta que se satisfaga la
contraprestación o se garantice su cumplimiento.
• Que el artículo 1426 del Código Civil antes citado prevé la denominada excepción de
incumplimiento, instituto que constituye un medio de defensa de fondo que permite al
contratante a quien se exige el cumplimiento de su prestación negarse a cumplirla,
quedando la misma suspendida; empero dicha suspensión es una facultad de la parte que
no incumpla, por lo que debe ser necesariamente invocada por ésta. No puede ser
aplicada de oficio por el Juez, quien no puede sustituir a la parte procesal.
ACUERDA:
Posición particular:
Cas. Nº 2340-2002-LIMA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
Demandante : Gruti Luz García Venegas
Demandado : Pedro Nolasco Sánchez Sánchez
Asunto : Desalojo por ocupación precaria
Fecha : 28 de agosto de 2003 (El Peruano, 30/07/2004)
En un proceso donde se discute la titularidad del predio vendido como terreno en el que
eventualmente se realiza una construcción no inscrita en Registros Públicos, aunque no
existiese declaración de fábrica para objetar la propiedad por parte del adquiriente sobre
la edificación, se tendría que acreditar que otra persona es la que ha construido y cuyos
derechos no han sido adquiridos por la compradora.
EXP. Nº 64-2002-LIMA
CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
DEMANDANTE Representaciones Casasi S.A.
DEMANDADO Leeward Muro Arámbulo y otra
ASUNTO Desalojo
FECHA 14 de marzo de 2002
En los procesos de desalojo sustentados en la cláusula de resolución contractual es
preciso acreditar de modo indubitable que el contrato ha sido resuelto. Tratándose la
compraventa de un contrato con prestaciones recíprocas se requiere además que el actor
haya cumplido con restituir las contraprestaciones recibidas, las cuales son igualmente
recíprocas.
BASE LEGAL:
Código Civil: arts. 196, 1372 y 1563.
EXP. Nº 64-2002
1ª Sala Civil de Lima
Lima, catorce de marzo de dos mil dos
VISTOS: interviniendo como vocal ponente la doctora Martínez Maraví; con el
expediente acompañado que se tiene a la vista; y CONSIDERANDO: Primero.- Que, es
materia de apelación la sentencia de fojas ciento treintitrés, resolución número
dieciocho de fecha veintiocho de noviembre de dos mil uno; Segundo.- Que, la
precitada sentencia declara fundada la demanda de desalojo por resolución de contrato
de compraventa y ordena que la parte demandada desocupe el inmueble sublitis;
Tercero.- Que, el apelante sostiene que se ha señalado en la sentencia que el precio de la
compraventa del inmueble sublitis fue de cuarentiún mil dólares, que, sin embargo, se
incurre en error cuando se expresa que dicho precio debía pagarse en ciento veinte
armadas mensuales de setecientos veinte dólares cada una, pues ello haría un total de
ochenticuatro mil dólares; que el proceso anterior seguido ante el Veintinueve Juzgado
Civil de Lima, expediente acompañado número siete mil quinientos setenta-
noventinueve, se basó en cinco letras impagas y no en nueve, que fueron materia de una
conciliación que incurre en vicios de nulidad, y que el Cuarentiocho Juzgado Civil, en
ejecución de sentencia, resentenció indebidamente el proceso al declarar la resolución
del contrato de compraventa; Cuarto.- Que, revisada la sentencia se advierte que
efectivamente el juez ha tenido presente los actuados acompañados al momento de
resolver la presente causa y ha asignado mérito a los actuados y resoluciones expedidas
en aquella instancia, por lo que corresponde el análisis exhaustivo de todo lo actuado a
fin de establecer si la apelada se ajusta al mérito de lo actuado y al derecho; Quinto.-
Que, como es de verse del escrito de demanda formulado en los autos acompañados,
Ricardo Añorga Zamudio interpone con fecha doce de marzo de mil novecientos
noventinueve demanda contra los empleados Leeward Muro Arámbulo, y Gladys del
Mar de Muro, postulando como pretensión Resolución de Contrato de compraventa y
desalojo, afirmando que con fecha veintitrés de setiembre de mil novecientos
noventiséis dio en venta a los demandados el inmueble sito en Calle Tiziano doscientos
nueve, departamento doscientos uno, San Borja, pactando el precio en cuarentiún mil
dólares pagaderos en ciento veinte cuotas de setecientos cuatro dólares cada una, y que
desde setiembre de mil novecientos noventiocho a la fecha han dejado de pagar las
letras de cambio números veintidós, veinticuatro, veinticinco, veintiséis y veintisiete
(cinco) correspondientes a los meses precedentes a la interposición de la demanda; la
citada demanda es subsanada a fojas treintiséis indicando el actor que actúa por
Representaciones Casasi S.A. y que el único ejemplar del contrato de compraventa que
tenía en su poder se extravió; Sexto.- Que, como es de verse también de los citados
autos acompañados, no obstante la subsanación, se expide el auto admisorio de la
instancia a fojas treintiocho, teniéndose como demandante a la precitada persona
natural, no así a Representaciones Casasi S.A., y contestada la demanda por los
cónyuges a fojas cincuentiuno reconociendo el impago de las cinco letras de cambio,
cuestionándose el precio bajo la afirmación que tampoco tiene copia del contrato de
compraventa y que el actor no tiene legitimidad para obrar en el proceso como persona
natural, la juez la tiene por contestada y por deducida la excepción propuesta
reservándose su absolución para la audiencia única, la misma que se realiza conforme al
acta de fojas sesentiocho, su fecha catorce de junio de mil novecientos noventinueve,
con la participación ya no de la persona natural sino de la persona jurídica
Representaciones Casasi S.A., oportunidad en la que además la juez
contradictoriamente declara no haberse deducido excepciones y en consecuencia
saneado el proceso al existir una relación jurídico procesal válida; Sétimo.- Que, con
tales precedentes, en dicha audiencia única se procede a la conciliación, la misma que se
realiza manifestando los demandados que reconocen las deudas derivadas del contrato
cuyo precio pactado ha sido de cuarentiún mil dólares, y que pagará en la forma que en
ese acto se precia; y, a su vez la parte demandante, que a la fecha le adeudan nueve
letras y que el pago de las citadas letras impagas vencerá el dieciocho de setiembre
próximo, más cinco letras vencidas con interés de doce por ciento, sin perjuicio de las
demás por vencerse y que en total suman ciento veinte letras y agregándose que en el
caso de vencerse tres o más letras alternas o continuas el contrato quedará resuelto de
pleno derecho; dándose a renglón seguidos por concluido el proceso; Octavo.- Que,
fluye también de los autos acompañados que llegada la fecha y ante el incumplimiento
de los demandados se les apercibe para el pago respectivo, lo que cumplen consignando
la suma de seis mil trescientos treintiséis dólares con fecha seis de octubre de mil
novecientos noventinueve, equivalente a las nueve letras de cambio impagas hasta la
fecha de la audiencia de conciliación, no obstante, a fojas ochentinueve el juez ejecutor
declara que la consignación es diminuta, señalando que debieron consignar nueve mil
cuarentidós dólares más intereses, y que se tiene que dar por resuelto el contrato de
compraventa; Noveno.- Que, en lo atinente al presente proceso, por escrito de fojas
veintitrés, Representaciones Casasi S.A. demanda desalojo por resolución de contrato
de compraventa, sustentándola en los actuados precedentemente glosados,
particularmente en la afirmación de haber quedado resuelto el contrato de compraventa
en virtud de la Resolución número siete de veinticuatro de noviembre de mil
novecientos noventinueve, expedido en dichos autos y amparándose en los efectos de la
resolución contractual, lo que es negado por la parte demandada conforme a los
términos de su escrito de fojas cuarenticinco, subsanada a fojas cincuenticuatro;
Décimo.- Que, en los procesos de desalojo sustentados en el efecto de la resolución
contractual que acuerda el tercer párrafo del artículo mil trescientos setentidós del
Código Civil[1], es preciso acreditar de modo indubitable que el contrato ha sido
resuelto de conformidad con el artículo ciento noventiséis del Código Civil[2], y
tratándose de la compraventa, además que el actor ha cumplido u ofrecido en la forma
de ley con restituir las contraprestaciones recibidas, de conformidad con el artículo mil
quinientos sesentitrés del acotado cuerpo legal sustantivo[3], toda vez que siendo la
compraventa contrato de prestaciones recíprocas, las restituciones son igualmente
recíprocas[4]; Undécimo.- Que, en el caso de autos en la invocada Resolución número
siete de fecha veinticuatro de noviembre de mil novecientos noventinueve expedido en
los autos acompañados, si bien el juez de ejecución expresa consideración en el sentido
de que el contrato privado de compraventa celebrado entre las partes debe tenerse por
resuelto, en cambio no emite tal fallo o pronunciamiento en forma categórica y expresa,
e incumple remitir la decisión al juez de la causa, como correspondía, toda vez que no
tiene competencia para emitir resolución declarativa respecto de una causa concluida
mediante acuerdo conciliatorio, por lo que el indicado extremo no aparece idóneamente
acreditado como tampoco el extremo referido a la devolución de las contraprestaciones
recibidas por parte del vencedor, por lo que la demanda deviene en Improcedente,
criterio que es compartido por la Sala Suprema conforme es de verse de la Casación dos
mil quinientos veintidós - noventisiete, Lima, Sala Civil Transitoria, treintiuno de
agosto de mil novecientos noventinueve, publicado en el diario oficial El Peruano el
nueve de noviembre de mil novecientos noventinueve, página tres mil ochocientos
noventicinco, en el que pronunciándose en el caso del ejercicio de la cláusula resolutoria
de pleno derecho, lo somete al previo cumplimiento de sus obligaciones por quien hace
uso de ella, razonamiento aplicable al caso de autos en tanto también se ejercitan efectos
de una supuesta resolución contractual de contrato con prestaciones recíprocas; por tales
razones, en aplicación del artículo trescientos sesenticuatro del Código Procesal
Civil[5]: REVOCARON la sentencia apelada de fojas ciento treintitrés, Resolución
número dieciocho de fecha veintiocho de noviembre de dos mil uno, que falla
declarando fundada la demanda de fojas veintitrés, subsanada a fojas treinta; y
REFORMÁNDOLA la declararon IMPROCEDENTE; y los devolvieron; en los
seguidos por Representaciones Casasi S.A. con don Leeward Muro Arámbulo y otra
sobre desalojo.
COMENTARIOS Y ANOTACIONES:
[1] Código Civil
Artículo 1372.- La rescisión se declara judicialmente, pero los efectos de la sentencia se
retrotraen al momento de la celebración del contrato.
La resolución se invoca judicial o extrajudicialmente. En ambos casos, los efectos de la
sentencia se retrotraen al momento en que se produce la causa que la motiva.
Por razón de la resolución, las partes deben restituirse las prestaciones en el estado en
que se encontraran al momento indicado en el párrafo anterior, y si ello no fuera posible
deben reembolsarse en dinero el valor que tenían en dicho momento.
En los casos previstos en los dos primeros párrafos de este artículo, cabe pacto en
contrario. No se perjudican los derechos adquiridos de buena fe.
[2] Código Civil
Artículo 196.- Para los efectos del artículo 195, se considera que las garantías, aun por
deudas ajenas, son actos a título oneroso si ellas son anteriores o simultáneas con el
crédito garantizado.
[3] Código Civil
Artículo 1563.- La resolución del contrato por incumplimiento del comprador da lugar a
que el vendedor devuelva lo recibido; teniendo derecho a una compensación equitativa
por el uso del bien y a la indemnización de los daños y perjuicios, salvo pacto en
contrario.
Alternativamente, puede convenirse que el vendedor haga suyas, a título de
indemnización, algunas de las armadas que haya recibido, aplicándose en este caso las
disposiciones pertinentes sobre las obligaciones con cláusula penal.
[4] La resolución por incumplimiento es un instituto cuya puesta en práctica determina
la ineficacia del contrato por una circunstancia sobreviviente a su celebración: el
incumplimiento. Mediante la resolución por incumplimiento se determina, entonces, la
ineficacia sobrevenida del contrato por frustración de su causa, es decir, de su función
concreta o económico individual. La resolución es un medio de tutela final de las
situaciones subjetivas, denominado tutela restitutoria o repristinatoria (que tiene su
norma paradigmática en el artículo 1428 del Código Civil). Para que opere es necesaria,
por un lado, la presencia de un contrato con prestaciones recíprocas y, por otro, de un
incumplimiento. No se trata, empero, de cualquier incumplimiento. En efecto, si bien es
cierto que nuestro legislador no ha previsto en ninguna de las normas que disciplinan la
resolución por incumplimiento que este sea grave, no lo es menos que cualquier
incumplimiento no puede generar resolubilidad porque, de lo contrario, se atentaría
contra la estabilidad jurídica y se paralizaría la circulación del crédito. Ella (la
resolubilidad) solo tendrá lugar si la falta de fidelidad al programa contractual es de no
escasa importancia. No obstante, parece que la característica de marras puede recabarse
de la norma contenida en el artículo 1151 del Código Civil, la cual, sistemáticamente
interpretada con su homóloga del artículo 1150, establece, con deplorable técnica, que
el incumplimiento parcial, tardío o defectuoso de la obligación no da lugar a la
resolución de la obligación. La determinación de la gravedad del incumplimiento debe
ser hecha sobre la base del interés del acreedor porque es este el que se objetiva en la
causa concreta del contrato (no debe olvidarse que la resolución es un supuesto de
frustración de la causa). No está de más señalar que el requisito de la gravedad del
incumplimiento resolutorio no es requerido en el caso de la cláusula resolutoria expresa
porque lo que cuenta en esta modalidad es la previsión establecida por las partes,
independientemente de que aquello que es incumplido sea o no de gran importancia, aun
cuando pueda considerarse, desde una lógica estrictamente subjetiva, que también en
esta hipótesis la previsión convencional de la causal resolutoria demuestra la
importancia que, para las partes, tiene aquello que ha sido incumplido. En fin, debe
acotarse que no es preciso que el incumplimiento sea imputable subjetivamente (por
dolo o culpa) al contratante incumpliente ni que genere un daño. La resolución es una
reacción contra el desequilibrio económico ocasionado por el rompimiento del
sinalagma funcional derivado de un contrato de intercambio porque le permite al
contratante fiel una organización de su propio patrimonio cualitativamente conforme
con sus deseos actuales. No es, por consiguiente, una reacción frente a la conducta
culpable del deudor, ni contra un daño injusto. Como vemos, la resolución por
incumplimiento determina que el programa de intereses en que consiste el contrato
decaiga. Por tal razón, lo que sucede en casos como el que se halla involucrado en el
fallo que antecede a este comentario, es que para pedir judicialmente el desalojo
fundado en una causa resolutoria del contrato, lo primero que debe hacerse es,
precisamente, resolver el contrato (por cualquiera de las vías posibles, es decir, judicial
o extrajudicialmente), sencillamente porque de no ser así, el contrato seguiría vivo y no
existiría la razón jurídica para desalojar. Por lo tanto, en un proceso de desalojo, el actor
debería probar que el contrato ha quedado resuelto. La resolución, como hemos
señalado, determina la ineficacia del contrato y su operatividad hace que este, por
decirlo de algún modo, muera y si no ha sucedido esto, el programa de intereses
establecido por las partes sigue vigente, haciendo imposible la pretensión de desalojo.
[5] Código Procesal Civil
Artículo 364.- Objeto.- El recurso de apelación tiene por objeto que el órgano
jurisdiccional superior examine, a solicitud de parte o de tercero legitimado, la
resolución que le produzca agravio, con el propósito de que sea anulada o revocada,
total o parcialmente.
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
• PALACIOS MARTÍNEZ, Eric. “Comentario al artículo 1428”. En: Código Civil
comentado. Tomo VII. Gaceta Jurídica. Lima, 2004. Pág. 513.
NOTA DOCTRINARIA
“No habiéndose cursado la carta notarial correspondiente, la cesión de uso de habitación
queda vigente, lo que determina que los demandados cuentan con título para ocupar el
inmueble. Por tanto, mientras que no se resuelva el contrato de uso, los demandados no
pueden ser considerados ocupantes precarios” (Cas. Nº 3732-2000-Lima).
Artículo 911.- La posesión precaria es la que se ejerce sin título alguno o cuando el que
se tenía ha fenecido [1] .
1. Concepto
Poseedor precario es el que ocupa un bien sin título, ya sea porque nunca lo tuvo o
porque el que tenía ha fenecido [2] .
[1] La mención de artículos sin indicar a qué cuerpo legal pertenecen, corresponden al Código civil.
[2] Según el Diccionario de la Real Academia Española, precario (del latin precarius ) es el "que
tiene sin título, por tolerancia o inadvertencia del dueño.
[3] CAS. N°799-2000 del 18.10.2000. Para ser considerado precario debe darse la ausencia absoluta
de cualquier circunstancia que justifique el uso y disfruto del bien por parte de la emplazada; y el
título de la posesión no tiene porque constar necesariamente en documento de fecha cierta o en
instrumento público. CAS. N° 1830-99 del 29.10.99. Si los demandantes no son propietarios de la
edificación, no es pertinente la aplicación respecto de ésta lo dispuesto en los arts. 911 y 923 del
C.C., no siendo posible proceder al desalojo de sólo el terreno; no tiene la calidad de poseedor
precario quien es dueño de la edificación construida sobre el terreno de los accionantes.
[4] Por ejemplo, es declarado nulo el contrato de arrendamiento celebrado por el arrendatario con
uno de los copropietarios respecto del bien común, por violar la norma imperativa contenida en el
art. 1669, nulidad que debe ser declarada en aplicación del art. V del T. P. Del CC.
[5] Gonzales Barrón, Gunther, Curso de Derechos Reales , Jurista editores, Lima, 203, p. 260.
Jurisprudencia:
1. CAS. N° 14-95. Conforme al art. 911 del CC. La posesión es precaria si se ejerce
sin título alguno o cuando el que se tenía ha fenecido .
2. CAS. N° 677-96. Es posesión precaria aquella llamada de facto o clandestina, pues
el que la ejerce en tal situación no tiene título o teniéndolo ha fenecido .
3. CAS. N° 1818-97. La precariedad en el uso de inmueble no se determina
únicamente por la carencia de un título de propiedad o de arrendamiento, debe
entenderse como tal la ausencia absoluta de cualquier circunstancia que permita
advertir la legitimidad de la posesión que ostenta el ocupante; en esa amplitud de
criterio debe interpetarse la norma contenida en el art. 911 del CC .
4. CAS. N° 1803-96. Celebrado un contrato de compraventa de inmueble, el derecho
de propiedad del vendedor se extingue, en virtud a lo dispuesto en el inciso primero
del art. 968, en cuyo caso se entiende que ha fenecido el título del vendedor,
teniendo derecho el comprador a desalojarlo por la causal de ocupante precario .
5. CAS. 300-94. Fenece el título del poseedor por remate o venta judicialo del bien; la
posesión ejercida es de naturaleza precaria.
6. CAS. 790-95. Tiene carácter de poseedor precario el comprador que posee un
inmueble luego de resuelto el contrato de compraventa, al haber fenecido su título
de propiedad .
7. CAS. N° 433-98. Si el contrato de compraventa ha quedado resuelto, el título que
tenía la demandada para poseer legítimamente el predio materia de desalojo ha
fenecido, convirtiéndose en poseedora precaria .
8. CAS. N° 1022-95. La posesión precaria por fenecimiento de título comprende,
entre otros, a los poseedores temporales con título, en los casos del usufructuario,
usuario, superficiario y acreedor anticrético.
9. CAS. N° 521-95. Cuando una persona posee un inmueble en virtud de un contrato
de compraventa, al haberse resuelto éste de puro derecho, tal título ha fenecido y en
consecuencia dicha persona tiene calidad de precaria.
10. CAS. N° 1444-96. En el supuesto del contrato de comodato de plazo
indeterminado, se entiende que el título del comodatario fenece cuando el
comodante le solicita la restitución del bien, en cuyo caso aquél tiene la condición
de precario .
11. CAS. N° 113-97. Cuando el derecho de posesión de un bien ha sido otorgado en
virtud de un contrato de trabajo, tal posesión es accesoria a dicho contrato, por lo
que al extinguirse el vínculo laboral por despido del trabajador, el mencionado
derecho de posesión también se extingue, deviniendo el trabajador en poseedor
precario.
A modo de ilustración pongamos un ejemplo de fenecimiento de título por resolución
extrajudicial: En un contrato de compraventa de inmueble a plazos se conviene
expresamente que "si el comprador dejara de pagar hasta tres cuotas consecutivas, el
vendedor se reserva el derecho de resolver automáticamente el contrato". Este pacto es
válido conforme a las siguientes disposiciones: el art. 1353 dispone que las partes
pueden determinar libremente el contenido del contrato, siempre que no sea contrario a
norma legal de carácter imperativo; en tal sentido el art. 1430 prescribe que puede
convenirse expresamente que el contrato se resuelva cuando una de las partes no cumpla
determinada prestación a su cargo, establecida con toda precisión, y que la resolución se
produce de pleno derecho cuando la parte interesada comunica a la otra que quiere
valerse de la cláusula resolutoria; el art. 1429 establece que la parte perjudicada con el
incumplimiento de la otra puede requerirla mediante carta notarial para que satisfaga su
prestación, caso contrario el contrato queda resuelto de pleno derecho. En el ejemplo
propuesto, si el comprador se atrasa en el pago de tres cuotas y el vendedor le cursa una
carta notarial concediéndole un plazo no menor de quince días para que pague las cuotas
vencidas, bajo apercibimiento que, en caso contrario, el contrato queda resuelto; si el
comprador no paga vencido el plazo, resulta evidente que el título (el contrato de
compraventa) que ostentaba para poseer el inmueble ha fenecido, deviniendo su
posesión en precaria conforme a lo previsto en el art. 911.
El precario no tiene vínculo alguno con el propietario u otro titular de derecho real sobre
el bien. Se es precario frente a quien tiene derecho a poseer. El que posee una res nullus
o un bien abandonado por su propietario no es precario sino poseedor originario. El
precario esta expuesto a que el titular del derecho real le reclame el bien en cualquier
momento.
Para evitar confusiones coloquemos frente a frente las definiciones de precario en Roma
y en nuestro Código civil:
En Roma: Precaria es la tenencia de una cosa solicitada con súplicas al dueño y
obtenida por benevolencia de éste, quien podía recuperarla en cualquier momento,
porque ella no originaba ningún derecho .
El C. C. de 1984, art. 911: Posesión precaria es la que se ejerce sin título alguno o
cuando el que se tenía ha fenecido .
En el Derecho romano el precarium era un contrato innominado por el cual una persona,
el concedente, cedía a otra la posesión y disfrute temporal y gratuito de una cosa, con la
obligación de devolverla en el momento en que lo solicite el concedente. A la
concepción romana corresponden opiniones como las de Albadalejo [6] cuando
refiriéndose al precario sostiene "específicamente, se designa con este nombre a la
posesión concedida a otro por alguien con reserva del derecho de revocarla a su
voluntad".
Siguiendo la noción de precario del Derecho romano, el Código argentino, art. 2364,
establece que la posesión precaria es viciosa cuando siendo precaria se " tuviese por un
abuso de confianza ". Al respecto, Musto [7] dice que la posesión es precaria "cuando se
tiene por un título que produzca una obligación de devolver la cosa en el momento que
lo requiera el dueño. Si se produce este requerimiento, y el precarista (que puede ser
como tal legítimo) pretende continuar con su posesión y la continúa en los hechos, con
actos exteriores que importan u na verdadera interversión de su título, entonces la
posesión tiene el vicio de precario, que el Código llama "abuso de confianza".
El poseedor precario de la concepción romana es el poseedor legítimo regulado en el
art. 905 del Código civil por tener título para poseer: la licencia otorgada por el dueño.
Para la noción romana, es precaria la posesión por ser transitoria debido a que el que la
ejerce debe devolver el bien en cuanto lo solicite el concedente, lo que puede suceder en
cualquier momento. Nuestro ordenamiento jurídico ha abandonado la concepción
romana de precario , estableciendo que es tal quien posee un bien sin título (art. 911).
Para la teoría subjetiva de Savigny, los elementos de la posesión son el animus y el
dominus . En cambio para la teoría objetiva de Ihering, la posesión es un poder de
hecho, no requiriéndose del animus .
Conforme a la teoría subjetiva, a la que se adhiere el Derecho francés, Planiol y Ripert
sostienen que quien posee un bien como precario, por faltarle el animus (intesión de
poseer para sí), no ejerce la verdadera posesión, por lo que el Derecho no le concede
acciones posesorias y no produce la usucapión. Esto debido a que en el Derecho francés
"el concepto de precario está referido a un contrato celebrado con el propietario, en
virtud del cual conduce el bien a título gratuito, sin animus domini y reconociendo el
derecho de propiedad de quien le entregó el bien".
En la concepción de precario del Derecho romano, de la teoría de Savigny y del derecho
francés, se hubica, como un caso excepcional, la figura conocida hasta ahora como
comodato precario regulada en el art. 1737 de nuestro Código civil vigente que
establece que cuando no se ha determinado la duración del contrato de comodato, el
comodatario está obligado a restituir el bien cuando el comodante lo solicite, es decir, el
comodatario tiene una posesión inestable (precaria) puesto que el comodante puede
pedir la devolución del bien en cualquier momento (la posesión del comodatario es
revocable por la sola decisión del comodante).
Para el Derecho peruano, que sigue la teoría objetiva de la posesión, precario es el
poseedor que conforme al art. 896 ejerce de hecho uno o más poderes inherentes a la
propiedad, enumerados en el art. 923, de manera que al tiempo de interposición de la
demanda no cuenta con título alguno o el que tenía ha fenecido (art. 911).
[6] . Albadalejo, Manuel, Derecho civil III - Derecho de bienes - v. I, Parte General y
derecho de propiedad, Bosch, 8va. Ed., Barcelona, 1994.
[7] . Musto, Néstor Jorge, Derechos reales , t. 1, Astrea, Buenos Aires, 2000, p. 192.
2. Evolución histórica
En la antigua Roma cada una de las familias (patricias) tenía como jefe al pater
familias , propietario y poseedor de los bienes familiares, sacerdote de los dioses
familiares y magistrado con poderes absolutos sobre su familia. Cultivaba la tierra con
la ayuda de sus hijos, esclavos y clientes. Roma admitió a otros pueblos itálicos,
agricultores sin tierra, conocidos como plebs (plebeyos). El pater familias acogió y
proporcionó tierras en precarium al plebeyo, quien se convirtió en su cliente, protegido
y vasallo; a cambio, el plebeyo le debía fidelidad, ayudaba en el cultivo de sus tierras y
lo seguía en la guerra y en la política.
El precario del latín preces que significa ruego, fue la forma de participación en la
propiedad ajena. En Roma precario era el que posee una cosa solicitada por ruego a su
dueño (precario dans), quien lo concedía por benevolencia y podía recuperarla en
cualquier momento, porque la posesión precaria no originaba ningún derecho . Ulpíano
expresa: "Es precario lo que, al que lo pide con ruego, se le concede para que lo use en
tanto que lo consiente el que se lo concedió". El pater familias (patrono) entregaba
porciones de tierra en precarium no sólo a los plebeyos sino también a los siervos
manumitidos y a otros extranjeros sometidos o acogidos voluntariamente por una gens.
Cuando el patrono perdió su jurisdicción sobre su gens , el pretor le confirió el
interdicto de precario para obtener la restitución del bien. El precario solamente podía
ser desalojado por su patrono. Para que el precario defienda su posesión frente a
terceros, el pretor le confirió los interdictos de retener y recobrar. Ponponio dice: "El
que posee el fundo en precario puede usar del interdicto uti possidetis contra todos en
nombre de aquel de quien lo recibió". El uti possidetis se utilizó para los inmuebles,
para la retención de los muebles el pretor concedió el interdicto utrubi . Contra el
despojo violento se concedió el interdicto ude vi para recuperar la posesión.
En la Edad Media la corona entregó tierras en concesión al señor feudal y éste las
entregaba en parcelas a campesinos, por tiempo indeterminado, a cambio de servicios
personales, convirtiéndose en sus vasallos. Cuando se quiso fijar tiempo al
aprovechamiento de las tierras surge la denominación de precaria.
En el Derecho germano , como consecuencia de la falta de mano de obra, los señores
feudales entregaron tierras a los campesinos libres con la obligación de pagar un canon
o anata , más las condiciones fijadas por el señor feudal a su arbitrio. A esta relación se
le denominó precaria .
Los señores feudales, a cambio de sus servicios, recibian tierras de la corona, logrando
acumular grandes extensiones que eran cultivadas por sus vasallos, "constituyendo
verdaderas unidades de explotación, cuyo núcleo era el castillo o fotaleza del señor, el
cual era el lugar de refugio para los vasallos frente a un posible enemigo invasor, y que
también integraba la villa aledaña, llamada villa dominica, curtis salica, curtis
indominicata. Los habitantes de la villa eran los villanos o plebeyos en situación de
inferioridad y subordinación a los habitantes del castillo" [8]
En el período franco existió el precario libre económica y personalmente y el precario
que se obliga a diversos servicios personales como el de servir en el ejercito del señor
fedual. En el período alemán (Reino Teutonicorum ) surge el precarium urbano. En el
siglo XIX, la legislación agraria convirtió a los precarios rurales en propietarios y la
posesión precaria urbana en posesión a cambio de un censo, que luego fue redimido
[9] .
El Derecho canónico reguló los bienes de la iglesia católica, que por su gran cantidad no
podía administrar, creando algunas figuras con la denominación común de precaria .
Así, algunos bienes fueron afectados a favor de laicos con la denominación de precarie
oblata ; otros fueron afectados a usos especiales de tipo eclesiástico, fundados en una
especie de administración usufrucutaria a tanto alzado, concedida con el nombre de
precarie a título individual a favor de laicos o de ciertos clérigos; un particular donaba
bienes a un monasterio y éste lo devolvía en el acto, mediante un documento llamado
carta precaria , para que lo disfrute pagando un cánon anual.
En el Perú, los códigos civiles de 1852 y de 1936 no dieron una definición de ocupante
precario.
El derogado Código de Procedimientos Civiles de 1911, art. 970, concedió acción de
desahucio para recuperar bienes inmuebles que usa otra persona de modo precario y sin
pagar pensión. El antecedente de este dispositivo es el inc. 3° del art. 1565 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil española de 1877 que establece que la demanda de desahucio
podrá dirigirse "contra cualquier otra persona que disfrute o tenga en precario la finca,
sea rústica o urbana, sin pagar merced siempre que fuera requerida con un mes de
anticipación para que la desocupe".
El segundo párrafo del mencionado art. 970 prescribía: " Hay también acción de
desahucio para recuperar bienes inmuebles que usa otra persona de modo precario y sin
pagar pensión ".
Jurisprudencia establecida conforme al art. 970 del C. de P.C. [10] :
1. El que ocupa el bien por concesión graciosa del dueño, es ocupante precario. Procede
el desahucio . A. J. 1914, p. 208.
2. El comprador de un inmueble que no ha entrado en posesión de él, carece de derecho
para interponer demanda de desahucio por ocupación precaria contra los vendedores.
Debe iniciar acción rescisoria o pedir la entrega del bien en vía ordinaria o sumaria,
según el valor del bien . A. J. 1948, p. 141, 143; 1958, p. 62 (opuestas: Rev. De J.P.
1953, p.471. Rev. Del Foro 1951, p. 561).
3. El concepto de uso precario a que se refiere la segunda parte del art. 970 del C. de
P.C. es de ocupante sin título alguno, con el asentimiento tácito del dueño, sin pagar
merced conductiva. Por eso, no procede la acción de desahucio por ocupación precaria
si el demandado ocupa el bien por transacción celebrada con el propietario . R. De T.
1940, p. 336.
4. En los casos de desahucio por ocupación precaria sin pagar pensión, no es el
demandante quien debe acreditar este hecho, sino el demandado quien debe probar la
existencia del vínculo contractual o de otra naturaleza que justifique la ocupacvión del
bien . Rev. J.P. 1952, p. 2449.
5. Para que sea procedente el juicio de desahucio por ocupación precaria es necesario
que el demandante pruebe debidamente su derecho de propiedad sobre el bien cuya
desocupación solicita. El mejor derecho a la propiedad, alegado por el demandado, no
puede discutirse en este juicio . A. J. 1959, p. 102.
6. Procede el desahucio por ocupación precaria contra quien ha ocupado el inmueble sin
consentimiento del propietario . A. J. 1897, p. 374.
7. Carece de título y es ocupante precario el marido que continúa ocupando un inmueble
después de haber cesado en la administración de los bienes propios de su esposa, por
autorización judicial concedida a ésta para administrarlos directamente . A. J. 1914, p.
160.
8. Es ocupante precario el que ocupa una casa-habitación, que estuvo alquilada a otra
persona, sin mediar contrato de arrendamiento ni pagar merced conductiva . A. J. 1947,
p. 243.
9. Es fundada la acción de desahucio por ocupación precaria contra el poseedor sin
título, no obstante que el interdicto de adquirir promovido antes por el dueño fue
declarado sin lugar debido a la posesión anual del demandado . Rev. J.P. 1952, p. 3094.
10. El conductor puede hacer uso de la acción de desahucio contra el que ocupa el bien
locado sin pagar renta . Rev. J.P. 1953, p. 470.
11. Procede el desahucio por ocupación precaria de un fundo rústico si se prueba que los
demandados no tienen contrato celebrado con el propietario ni abonan merced
conductiva . Rev. J.P. 1957, p. 212.
12. No procede el desahucio por ocupación precaria interpuesta por el administrador de
bienes ajenos, si no prueba que el bien a que se refiere la demanda está comprendido,
sin lugar a dudas, en la administración. La acción de desahucio por ocupación precaria
debe tener por fundamento que quien la ejercita sea dueño, locador o tenga título legal
para ello, y que el demandado es tenedor de un bien, cuyo dominio, posesión o
adminsitración corresponda al demandante . R. De T. 1937, p. 137.
13. No es ocupante precario, con respecto al conductor, el que subarrendó el local para
vivir en él y después se entendió directamente con el propietario . Rev. J. P. 1955, p.
338.
14. Es ocupante precario el condómino del inmueble vendido, que lo ocupa sin pagar
merced conductiva . A. J. 1952. p. 68.
15. Si el demandante y el demandado alegan derecho de condominio sobre el inmueble
materia del juicio, no es aplicable la segunda parte del art. 970 del C. de P.C . Rev. J. P.
1950, p. 1119.
16. No es ocupante precario el que prueba haber contribuido con su dinero a la
adquisición del inmueble. No procede el desahucio . R. De T. 1945, p. 139.
17. Si en el juicio de retracto se declara fundada la demanda, procede el desahucio por
ocupación precaria interpuesta por el retrayente contra el comprador que ocupa el bien .
A. J. 1927, p. 292.
18. Son ocupantes precarios los hijos del propietario que ocupan el bien sin título, por
concesión graciosa del padre . Rev. J.P. 1951, p. 1313.
19. No es ocupante precario la concubina del inquilino que ocupó la casa conjuntamente
con el inquilino y a sabiendas del propietario . Rev. Jurídica 1952, N° 1, p. 39.
20. La madre del inquilino no puede ser considerada como ocupante precario, porque
forma con aquél una unidad familiar . Rev. J.P. 1|956, p. 1722.
21. Es ocupante precario el acreedor anticrético que continúa ocupando el bien después
de cancelada la deuda . Rev. J.P. 1957, p.956.
22. Es ocupante precario el portero que sigue ocupando una habitación, no obstante
haber dejado de ser empleado del propietario . A. J. 1947, p. 241.
La falta de definición de precario en nuestro ordenamiento jurídico originó fuertes
polémicas doctrinarias y una juriprudencia contradictoria. Como se aprecia, en la
resolución que signamos con el N° 1, la precariedad nace de una concesión graciosa del
propietario, debiendo el precarista devolver el bien al primer requerimiento, caso
contrario procede la acción de desahucio (concepción romanista de precario ); en la
resolución N° 2 no se consideran como precario al vendedor que no ha entregado el bien
al comprador, pero también hay una remisión a las resoluciones contrarias, o sea a las
que si consideran como precario al vendedor que sigue en posesión del bien. Lo
importante es que las siguientes resoluciones, que constituyen la jurisprudencia
prioritaria, se considera como precario al poseedor sin título y al que su título ha
fenecido. El codificador de 1984, abandonando la concepción romana de precario , ha
elevado a la categoría de ley a esta jurisprudencia prioritaria, al definir a la posesión
precaria como la que se ejerce sin título o cuando el título que se tenía ha fenecido,
como una solución saludable que permite que el que tiene derecho a la posesión pueda
demandar el desalojo (desahucio) en la vía del proceso sumarísimo.
[8] . Sánchez -Palacios Paiva, Manuel, El ocupante precario , Ediciones legales, Lima,
2003, p. 63.
[9] . Sánchez-Palacios Paiva, Manuel, ob. cit. p. 64.
[10] . Guzmán Ferrer, Fernando, Código de Procedimientos Ciles , t. II, Lima, 1961, p.
320
3. Posesión ilegítima y posesión precareia
El podeedor precario carece de título, contrario sensu , el poseedor ilegítimo cuenta con
un título, aun cuando éste es inválido.
Como se sabe, conforme al Código vigente de 1984, la posesión es el ejercicio fáctico
de uno o más poderes inherentes a la propiedad, los cuales están señalados en el art.
896, con prescindencia de si se posee o no animus domini o de cualquier elemento
intencional. Es suficiente el ejercicio fáctico del uso o disfrute para que exista posesión.
La posesión puede ser legítima o ilegítima, según que sea conforme o contraria al
Derecho. A su vez la posesión ilegítima puede ser de buena o mala fe. Conforme al art.
906, la posesión ilegítima es de buena fe cuando el poseedor cree en su legitimidad por
ignorancia o error de hecho o de Derecho sobre el vicio (causales de nulidad y
anulabilidad) que invalida su título.
El título es el hecho o acto jurídico (la apropiación de una res nullius, la accesión, un
contrato, un testamento, un anticipo de herencia, etc.) en virtud del cual se invoca una
determinada calidad jurídica, por ejemplo, el poseedor hace referencia a su calidad de
propietario, arrendatario, comodatario, usufructuario, usuario, habitante. En otros
términos, el poseedor con título es poseedor con derecho y el poseedor sin título es
poseedor sin derecho. El título confiere el derecho para poseer. Por ejemplo, un contrato
(título) de compraventa, arrendamiento, comodato, depósito, usufructo, confiere al
comprador, arrendatario, comodatario, depositario, usufructuario, el derecho de poseer
el bien objeto del contrato.
El poseedor con título válido es de buena fe. El poseedor con título inválido puede ser
de buena fe o de mala fe, según que no conosca o conosca de los vicios que invalidan su
título.
De acuerdo al art. 906, la posesión ile gítima requiere de un título que adolece de vicios
que acarrean su invalidez, vicios que pueden o no ser conocidos por el poseedor; si, por
error o igonorancia, no los conoce es poseedor de buena fe y si los conoce es poseedor
de mala fe . En cambio, según el art. 911 señala que la posesión precaria es la que es la
que se ejerce sin título alguno o cuando el que se tenía ha fenecido .
Son causales de la posesión precaria:
a. La falta de título porque nunca existió; y
b. El título que generó la posesión ha fenecido.
El Código civil diferencia entre posesión ilegítima y posesión precaria de modo que no
se pueden confundir ambas instituciones. La posesión ilegítima requiere de un título que
adolece de un vicio, de forma o de fondo, que conlleva la nulidad o anulabilidad, en
cambio, en la posesión precaria no existe título alguno o cuando el que se tenía ha
fenecido. Consiguientemente, no es lo mismo posesión ilegítima y posesión precaria .
Si se está frente a una posesión sustentada en un título nulo o anulable (las dos
manifestaciones de invalidez que reconoce nuestro ordenamiento jurídico) por adolecer
de un vicio de forma o de fondo, se trata de una posesión ilegítima, en cambio si la
posesión no tiene título que los sustente, nos econtramos frente a una posesión precaria.
Si la posesión se sustenta en un título nulo (posesión ilegítima), el poseedor no puede
ser demandado en la via de desalojo por ocupante precario, sino que se le demandará
acumulativamente la nulidad o anulabilidad del título y la reivindicación del bien. Así,
el que posee un predio en base a un contrato de compraventa nulo puede ser demandado
para que se declare la nulidad del acto jurídico compraventa y para que restituya el bien
a su titular (el demandante).
Para mayor claridad de la diferencia legal entre posesión ilegítima y posesió precaria
coloquemos frente a frente a las dos normas:
Artículo 906.- La posesión ilegítima es de buena fe cuando el poseedor cree en su
legitimidad, por ignorancia o error de hecho o de derecho sobre el vicio que invalida su
título .
Artículo 911.- La psesión precaria es la que se ejerce sin título alguno o cuando el que
se tenía ha fenecido .
Como se aprecia, el poseedor ilegítimo de buena fe tiene un título, si bien inválido por
defectos formales o de fondo, en cambio, el poseedor precario carece de título, porque
nunca lo tuvo o el que tenía ha fenecido. No es precario quien ostente un título vigente,
conste o no de instrumento público o privado, que justifique su posesión, no pudiendo
debatirse en un proceso sumarísimo de desalojo la validez o no de dicho título.
Precaerio es quien no acredita tener título para poseer un bien o cuando el que tenía ha
fenecido.
Sin embargo, en la doctrina nacional hay autores que identifican posesión precaria con
posesión ilegítima . Así, Avendaño dice que "el poseedor precario es en realidad el
poseedor ilegítimo" [11] . Cuadros Villena dice que cuando la norma del art. 911 "se
refiere a la ausencia de título posesorio, se trata de poseedor ilegítimo, del que carece
absolutamente de título, quien entró de hecho en la psoesión o quien tiene un título nulo
o ineficiente para la transmisión posesoria. Este poseedor puede ser de buena fe, si por
error o ignorancia de hecho o de derecho desconoce su falta de título, o el vicio que lo
invalida o le priva de efciacia" [12] . Sánchez-Palacios [13] sostiene que "el poseedor
ilegítimo será precario, en tanto su título sea nulo o anulable" Ramírez Cruz argumenta
que la segunda hipótesis del art. 911 se refiere a que la "la posesión se adquirió con
título, pero éste luego ha fenecido, ha caducado. Es un caso típico de conversión de
posesión legítima en ielgítima". Para estos autores la posesión precaria es una posesión
ilegítima de mala fe.
No es posible compartir las opiniones precedentes porque el que tiene un título nulo o
anulable es un poseedor ilegítmo, no precario. Es más, en el desalojo por ocupante
precacio, por ser un proceso sumarísimo, no se debate sobre la validez o invalidez
(nulidad o anulabilidad) de un título, el cual produce sus efectos mientras no se declare
su invalidez en el proceso correspondiente.
En la CAS. N° 1437-99 del 16 de noviembre de 1999, Lima, se lee: "Considerando: ...
III. Que el art. 906 del Código Civil establece que la posesión ilegítima es de buena fe
cuando el poseedor cree en su legitimidad por ignorancia o error de hecho o derecho
sobre el vicio que invalida su título, de donde se podría pensar que la ilegitimidad en la
posesión sólo estaría dada por la existencia de un título viciado, es decir, que adolece de
una causal de nulidad o de anulabilidad, sin embargo la ilegitimidad en la posesión
también se presenta cuando ésta se basa en el título en el que el transfiriente carece de
legitimidad para ello, es decir, en este caso el defecto es de fondo, lo que "nos conduce
a admitir como causal de ilegitimidad de la posesión no sólo el vicio formal que pudiese
invalidar el título del adquirente, sino también su falta de derecho a la posesión
(AVENDAÑO, Jorge, "La posesión Ilegítima o Precaria" en la revista citada, p. 60); sin
embargo, ambos supuestos parten de la existencia de un título, que por presentar
defectos de forma o de fondo convierten a la posesión en ilegítma; debiendo entenderse
como título el acto jurídico en virtud del cual se invoca una determinada calidad
jurídica, es decir hace referencia a la relación jurídica existente .
IV.- Que, el art. 911 del Código Civil establece que la posesión precaria es la que se
ejerce sin título alguno o cuando el que se tenía ha fenecido, y en atención a lo expuesto
en el considerando precedente, resulta evidente que el legislador ha hecho una
diferenciación entre posesión ilegítima y posesión precaria, ya que en la primera existe
un título que adolece de algún defecto formal o de fondo, y en la segunda no existe
título alguno, por lo tanto la posesión ilegítma no puede equipararse con la posesión
precaria".
En conclusión, el poseedor precario carece de título porque nunca lo ha tenido o porque
el que tenía ha fenecido. Posee el bien sin título ni vínculo jurídico alguno con el
propietario u otro títular del derecho real sobre el bien, o sea se es precario con relación
a otro que tiene derecho a la posesión. La posesión legítima es la que se conforma con el
Derecho, en tanto que la ilegítima es contraria al Derecho. La posesión de buena fe y la
de mala fe es una subclasificación de la posesión i legítima . La ilegitimidad de la
posesión se presenta cuando el título en que se sustenta adolece de un vicio de forma o
un vicio de fondo (falta el derecho a la posesión), pero ambos supuestos convierten a la
posesión en ilegítima . En cambio, la posesión precaria implica la ausencia absoluta de
cualquier título (hecho o acto jurídico) que justifique el uso y disfrute del bien o el título
que se tenía para poseer ha fenecido.
[17] . León Barandiarán, José, Contratos en el Derecho civil peruano, Editado por la
Comisión Administradora del Fondo Editorial de la Facultad de Derecho de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, t. I, Lima, 1966, p.405.
[18] . CAS. N° 896-2001. El arrendatario del anterior propietario del inmueble no tiene
la condición de precario.
[19] . El derogado Código de Procedimientos Civiles lo denominó juicio de desahucio.
[20] . Gonzales Barrón, Gunther, Curso de Derechos reales, Jurista editores, Lima,
2003, p. 259.
[21] . Art. 585 del CPC: La restitución de un predio se tramita con arreglo a lo dispuesto
para el proceso sumarísimo y las precisiones indicadas en este Subcapítulo .
6.7. Sujeto activo
Pueden demandar el desalojo por ocupante precario todo el que considere tener derecho
a la restitución de un predio.
Entre los que tienen derecho a la restitución de un predio figuran:
1. El propietario y todo el que tiene derecho a que se le reponga en la posesión, cuando
el poseedor actual carece de título para poseer. Por ejemplo, el propietario, el
administrador, puede demandar el desalojo contra el poseedor de hecho o clandestino;
2. El poseedor mediato (arrendador, administrador, comodante, etc.) cuando ha fenecido
el título del poseedor inmediato.
Es poseedor inmdiato el que tiene el bien temporalmente en virtud de un título como es,
por ejemplo, el contrato de comodato, depósito, arrendamiento. Corresponde la posesión
mediata a quien confirió el título. Cuando el título se extingue por nulidad, resolución,
rescisión, revocación, etc. y el poseedor inmediato no devuelve el bien deviene en
precario, pudiendo el poseedor mediato demandar el desalojo para obtener la restitución
del predio.
6.8. Sujeto pasivo
Pueden ser demandado por ocupante precario:
1) El que tiene la posesión sin título;
2) El poseedor inmediato (usufructuario, usuario, comodatario, arrendatario, etc.)
cuando su título ha fenecido.
6.9. Demanda respecto a bien ocupado por tercero
Puede presentarse los siguientes casos:
1) Que el demandado acredite no ser poseedor . El demandado que no es poseedor, sino
que se encuentra en relación de dependencia respecto de otro, conservándo la posesión
en nombre de éste y en cumplimiento de órdenes e instrucciones suyas, debe expresarlo
así en la contestación a la demanda, precisando el domicilio del poseedor, bajo
apercibimiento de ser condenado en el mismo proceso a indemnizar los daños causados
con su silencio al demandante, además de la multa prevista en el artículo 65 del CPC.
El poseedor designado será citado en el proceso ( llamamiento posesorio ). Si
comparece y reconoce ser el poseedor, reemplazará al demandado, quien quedará fuera
del proceso. El juez emplazará con la demanda al poseedor, sobrecartándose el
admisorio.
Si el citado no comparece o compareciendo niega su calidad de poseedor, el proceso
continua con el demandado, pero la sentencia surtirá efecto respecto de ambos (el
demandado y el citado) (art. 588 y 105 del CPC).
Este trámite señalado en el art. 105 del CPC es aplicable a quien fue demandado como
tenedor de un bien, cuando la tenencia radica en otra persona.
2) Que el demandante conozca que el bien está ocupado por persona distinta a quien le
cedió la posesión . El demandante dirige su acción contra la persona con quien
estableció la relación jurídica (la persona a quien le cedió la posesión) y denuncia al
tercero ocupante, quien será notificado con la demanda y podrá participar en el proceso
(art. 587 del CPC). La falta de notificación acarrea la nulidad.
3) Que el demandante ignore que el bien está ocupado por persona distinta a quien le
cedió la posesión . Este es otro caso de poseedor precario por título fenecido en el que la
demanda está dirigida contra la persona a quien el demandante cedió la posesión del
predio, pero al momento de la notificación del admisorio se advierte la presencia de un
tercero ocupante, en cuyo caso el notificador instruirá a éste sobre el proceso iniciado,
de su derecho a participar en él y el efecto que va a producir la sentencia.
El tercero ocupante del predio puede actuar como litisconsorte voluntario del
demandado desde la audiencia única (art. 587).
4) Que en la audiencia única el juez advierta que el tercero carece de título posesorio .
Si durante la audiencia única se advierte que el tercero carece de título posesorio, el juez
mediante resolución motivada lo separará del proceso ( extromisión ) (arts. 587 y 107
del CPC).
6.10. Limitación de medios probatorios
En el proceso de desalojo por ocupante precario, lo único que se debate es si el
demandado no tiene título o el que tenía ha fenecido.
La Corte Suprema ha resuelto: CAS. N°. 2459-2002- La Libertad. En el proceso de
desalojo por ocupación precaria el objeto de la pretensión consiste en determinar si la
emplazada no tiene título para ejercer la posesión del bien sub-judice o si el que tiene ha
fenecido. La demandada deberá probar, como lo exige el art. 196 del CPC [22] , que
posee el inmueble bajo un título eficaz que dilucide la pretensión demandada .
En el proceso sumario de desalojo no se puede dilucidar sobre el mejor derecho a poseer
o sobre el mejor derecho de propiedad, ni sobre la validez o invalidez del título del
demandado [23] . Si surge esta discusión el juez dictará una sentencia inhibitoria,
declarando improcedente la demanda, a fin de que el actor haga valer su derecho
conforme a ley, como puede ser en una acción reinvindicatoria o de mejor derecho de
propiedad o de mejor de derecho de posesión, según el caso.
S i el derecho de una de las partes está inscrito, el contenido de la inscripción, conforme
al art. 2013, se presume cierto y produce todos sus efectos en tanto no se verifique o
declare judicialmente su invalidez en un proceso distinto al sumarísimo de desalojo por
ocupante precario .
Si el demandante es el propietario debe acreditar su título de propiedad sobre el bien y
todas sus partes integrantes (como son las edificaciones, plantaciones, etc.), co
rrespondiendo al demandado probar que la posesión que ostenta se ampara en un título
justificativo para poseer, es decir, demostrar que no es precario . S i el demandado
acredita que también tiene la calidad de propietario o copropietario o que es propietario
de la edificación más no del terreno, no es precario, por lo que la demanda de desalojo
es improcedente. En el proceso sumarísimo de desalojo no se discute ni delibera sobre
el derecho de propiedad u otro derecho real, sino solamente si el demandado posee o no
con título. La propiedad no está protegida con el proceso de desalojo, sino con la acción
reinvindicatoria o la de mejor derecho de propiedad. Al respecto la Corte Suprema ha
resuelto:
1. CAS. 1667-97. Cuando en el proceso de desalojo el demandante y el demandado
acrediten tener título de propiedad sobre el bien materia de litigio, mientras no se
elimine dicha incertidumbre, siguiendo el procedimiento idóneo que la ley prevé y que
no es el proceso de desalojo, la parte emplazada no puede ser considerada como
precaria .
2. Casación Nº 871-95-Lima, en Rev. N.L., t. 255, agosto 1997. Si bien la demandante
tiene título inscrito en los Registros Públicos y ello acredita su derecho de propiedad,
para que proceda la demanda de desalojo por ocupación precaria, se requiere, además,
que el demandado posea sin título alguno. Si tanto la parte actora como la demandada
cuentan con título de propiedad, por haber transferido el vendedor a dos personas
distintas el mismo inmueble, la causa no se puede tramitar en un proceso de desalojo de
tramitación sumarísima, en el que se pretende la desocupación excluyendo toda
discusión sobre la propiedad. En el proceso de desalojo no se decide el mejor derecho
de propiedad, sino solamente si el demando posee o no con título.
3. CAS. N° 2928-98- La Liberdad. Frente a la alegación del emplazado en el sentido de
poseer el bien en virtud de un contrato privado de compraventa (al que denomina
promesa), habiendo cancelado el íntegro del precio del bien objeto de la transferencia,
es decir, que ostenta un título en el que sustenta su posesión, lo que es reconocido por
las instancias de mérito, las que, sin embargo, señalan que tal título no otorga derecho
de posesión al recurrente por haber sido otorgado por una persona que no ostenta la
propiedad sobre el bien materia de litis, por tanto, no se trata de justo título. Tal
aseveración constituye un error de interpretación de la norma contenida en el art. 911
del C.C., ya que ésta en ningún momento establece que la condición de precario
desaparece con la existencia de justo título, y en todo caso, lo que las instancias de
mérito han concluido es que la posesión ejercida por el demandado es ilegítima, pero
ello no implica que tal posesión tenga la calidad precaria, además de que en un proceso
sumarísimo no se puede discutir la validez o no de un título. En consecuencia, al tener el
recurrente un título en el que ampara su posesión, cuya validez o no es objeto de
discusión en el proceso, no puede ser considerado como precario, lo que implica que la
Sala de Revisión ha efectuado una errónea interpretación de la norma contenida en el
art. 911 del C.C .
4. CAS. N° 1780-99. Si el demandante acredita ser propietario del terreno, pero no de la
edificación existente, entonces su título es deficiente .
5. CAS. N° 1830-99- Cono Norte . Si los demandantes son propietarios del terreno pero
no de la edificación, previamente debe definirse la situación de la propiedad de ésta, en
el proceso que corresponda, por lo que no es pertinente aplicar a la edificación lo
dispuesto en los arts. 911 y 923, no siendo posible proceder al desalojo de sólo el
terreno .
6. CAS. N° 1521-2002. El Tribunal precisa que en la posesión ilegítima existe un título
pero adolece de un defecto formal o de fondo y en la posesión precaria no existe título
alguno, hecho que conduce a determinar que la posesión ilegítma no puede ser
equiparada a la posesión precaria, en consecuencia lo resuelto por el colegiado superior,
deviene en incongruente pues los razonamientos de las partes no se remiten a la
posesión ilegítima, sino que se sustenta en la invalidez del título de quien detenta la
posesión; por lo que coexistiendo un título de propiedad inscrito en los registros
públicos a favor del demandante y una escritura pública de compraventa a favor del
demandado, documentos que indistintamente procuran acreditar la titularidad del bien
sub materia a favor de las partes procesales, la controversia no puede ser ventilada en un
proceso de desalojo por ocupación precaria de tramitación corta, sino en un proceso de
tramitación más lata, es decir, en un proceso de mejor derecho de propiedad, debiendo
declararse improcedente la demanda de desalojo .
[22] . CPC art. 196. Salvo disposición legal diferentre, la carga de probar corresponde a
quien afirma hechos que configuran su pretensión, o a quien los contradice alegando
nuevos hechos.
[23] . De be desestimarse la demanda si el emplazado ha accedido a la posesión del
predio en calidad de socio de la asociación demandante y no se encuentra acreditado en
autos, con prueba idónea, que la pérdida de la condición de socio respecto de la
asociación demandante produzca de pleno derecho también la pérdida de su título
posesorio, lo que, en todo caso, corresponde ser verificado en otro proceso; de lo que se
concluye que no se encuentra acreditado en autos, que los demandados tengan la
condición de poseedores precarios (Exp. Nº 739-98, Sala Nº 2 de la Corte Superior de
Lima).
6.11. Lanzamiento .
El lanzamiento se ordena a pedido de parte, luego de seis días de notificado el decreto
que declara consentida la sentencia, si es que no ha sido apelada, o la que ordena se
cumpla lo ejecutoriado (art. 592 del CPC).
El lanzamiento se ejecutará contra todos los que se encuentren ocupando el predio,
aunque no hayan participado en el proceso o no aparezcan en el acta de notificación.
Se entiende efectuado el lanzamiento cuando se hace entrega del predio al demandante
en su integridad y totalmente desocupado.
Si dentro de los dos meses siguientes al lanzamiento se acredita que el vencido ha
vuelto a ingresar al predio, el vencedor puede solicitar un nuevo lanzamiento (art. 593
del CPC).
El Pleno Casatorio Nacional en materia civil se realizó en Lima, los días 6 y 7 de junio
2008. Se trataron los siguientes temas: tercería de propiedad contra bienes afectados con
garantía real y contra bienes embargados, reivindicación y mejor derecho de propiedad,
la actuación del martillero público.
3.Fundamentos:
La Primera posición sostiene:
. Que, la acción de Reivindicación es la acción real por excelencia e importa, en primer
lugar, la
determinación del derecho de propiedad del actor; y, en tal sentido, si de la contestación
se advierte
que el incoado controvierte la demanda oponiendo título de propiedad, corresponde al
Juez resolver
esa controversia; esto es, analizar y compulsar ambos títulos, para decidir si ampara o
no la
Reivindicación.
. Que, conforme al Artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Civil, el Juez
puede
resolver fundándose en hechos que han sido alegados por las partes; en consecuencia, en
el caso
concreto, se puede analizar el mejor derecho de propiedad como una categoría procesal
de “punto
controvertido”; pero no de “pretensión”.
. Que, en aplicación de los principios de celeridad y economía procesales no resulta
procedente
derivar la demanda de reivindicación a otro proceso de mejor derecho de propiedad; y,
además,
porque la declaración judicial de mejor derecho de propiedad no es requisito previo y
autónomo a la
demanda de Reivindicación. Sostener lo contrario implica alimentar la mala fe del
demandado que
sabiendo que su título es de menor rango que el del actor, opta por no reconvenir
especulando que se
declare improcedente la demanda.
. Que, no se afecta el principio de congruencia procesal; porque, desde el momento en
que por
efecto de la contestación se inicia el contradictorio y se fijan lo puntos controvertidos,
las partes
conocen lo que está en debate y las pruebas que sustentan sus afirmaciones y
negaciones; de modo que
al declararse fundada o infundada la reivindicación por el mérito de éste debate, no se
está emitiendo
pronunciamiento sobre una pretensión diferente a la postulada en la demanda o
extrapetita.
. Que, la jurisprudencia mayoritaria de la Corte Suprema se inclina por esta primera
posición;
como puede verse de la Casación Nº 1320-2000-ICA de fecha 11 de junio de 2002,
publicada el 30 de
junio de 2004; Casación Nº 1240-2004-TACNA de fecha 1 de septiembre de 2005;
Casación Nº 1803-
2004-LORETO, de fecha 25 de Agosto de 2005, publicada el 30 de marzo de 2006;
Casación Nº 729-2006-
LIMA de fecha 18 de julio de 2006; y, asimismo, el Acuerdo del Pleno Distrital Civil de
la Libertad de
Agosto de 2007.
La segunda posición sostiene:
. Que, la Reivindicación se define como “la acción real que le asiste al propietario no-
poseedor
frente al poseedor no-propietario”; y, en tal razón, cuando de la contestación producida
en un proceso
de Reivindicación se advierte que el demandado también ostenta título de propiedad, el
caso debe
resolverse orientando al actor a otro proceso de mejor derecho de propiedad, porque
aquél no ejerce
la posesión en la condición de poseedor-no propietario.
. Que, según el Artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Civil el Juez no
puede ir más
allá del petitorio; por lo que no es factible que fije como punto controvertido y someta a
debate y
prueba un tema que no se ha postulado en la demanda.
1. 1.- La reivindicación, es una acción real, pues nace de un derecho que tiene este
carácter, el dominio, el cual le permite exigir el reconocimiento de ese derecho, y
consecuentemente la restitución de la cosa por el tercero que la posea
2. Para que la acción reivindicatoria, que se fundamenta en un derecho real, quede
subordinada a la acción personal de nulidad, es necesario que se deriven de un
mismo hecho, es decir que primero haya nacido una acción personal entre el
demandante y el causante del actual poseedor, que los vincule contractualmente,
para que luego nazca de esa obligación, la acción real de parte del demandante,
contra el tercero que está en posesión del inmueble.
3. Para efecto de establecer los elementos de la acción reivindicatoria, lo que se
requiere es que se pruebe quien es el actual poseedor del bien, pues contra él se
dirige la acción, no importa cuanto tiempo lo ha tenido en su poder, sino que en el
momento de solicitarla la tiene.
4. La acción de nulidad, que es personal, se dirige contra los que celebraron el acto o
contrato nulo y contra los posteriores propietarios; y la acción reivindicatoria, que
es real, contra el actual poseedor de la cosa, y ésta prospera sólo si es acogida la
primera.
5. Son tres los principales puntos que deben de establecerse o probarse por la persona
que ejerce la acción de dominio o reivindicación en el proceso respectivo: el
dominio de la cosa por parte del actor; la posesión de la cosa por el demandado; y,
la identificación o singularización de la cosa reivindicada.
6. La acción reivindicatoria es una acción real, pues nace del derecho de dominio que
tiene este carácter; está dirigida a obtener el reconocimiento del citado derecho y la
restitución de la cosa a su dueño.
7. El carácter real de la acción reivindicatoria, se distingue de otras acciones de
restitución, nacidas de relaciones contractuales obligatorias, las cuales son de
naturaleza personal, como las acciones del arrendador, del comodatario, etc. que
pueden interponerse por el que está ligado contractualmente con el demandado, sea
o no dueño de la cosa cuya restitución se persigue.
8. La acción real de reivindicación, la otorga la ley, al propietario de una cosa singular
de la que no está en posesión, para que la ejerza contra la persona que está
poseyéndola.
9. Todas las reglas del título de la reivindicación, se aplican al que posee a nombre
ajeno, reteniendo indebidamente una cosa raíz o mueble, aunque lo haga sin ánimo
de ser señor o dueño, es decir, aunque sea mero tenedor, porque la citada
disposición, sin hacer excepciones, en forma expresa, amplía, extiende, todo lo
regulado respecto al poseedor de cosa ajena, al tenedor de ella.
10. Para que proceda la acción reivindicatoria se exigen los siguientes elementos:
propiedad de la cosa; posesión de la cosa por el demandado; y singularidad de esa
cosa.
11. 11.- Debe exigirse la acción de nulidad previa o conjuntamente a la reivindicatoria,
únicamente cuando exista entre demandante y causante o demandado, una acción
personal que los vincula, de no existir la misma no es requisito previo la
interposición de la nulidad,
12. Cuando la acción de nulidad y la reivindicatoria emanan de circunstancias o hechos
diferentes, que no crean un vínculo contractual entre demandante y demandado que
dé lugar a una acción personal, no es condición sine que non, para que proceda la
acción reivindicatoria, intentar la de nulidad, y en consecuencia debe dirigirse la
acción reivindicatoria contra el actual poseedor
13. La prueba de la acción reivindicatoria se establece con tres requisitos; estos son: el
derecho de dominio de quien se pretende dueño; la determinación de la cosa que se
pretende reivindicar y la posesión de la cosa por el demandado.
14. La determinación del inmueble que se pretende restituir, constituye un requisito
indispensable para que tenga efectos la acción reivindicatoria.
15. Resulta incongruente confirmar una sentencia que ordena la restitución del
inmueble en disputa, cuando únicamente se toma en consideración dos de los tres
elementos que se exigen para establecer acción reivindicatoria, al considerar
probados sólo el dominio y la determinación de la porción del inmueble en litigio.
16. El reivindicador debe probar, en primer lugar su derecho de dominio sobre la cosa
que trata de reivindicar; en segundo lugar, la posesión de la cosa por la parte
demandada; y por último, la identificación de la cosa que reivindica.
17. La ley ha concedido la acción reivindicatoria como una medida de protección al
dominio, la cual tiene por objeto el reconocimiento del dominio y la restitución de
la cosa a su dueño por el tercero que la posee.
18. En la acción reivindicatoria, el actor no pretende que se declare su derecho de
dominio, puesto que afirma tenerlo, sino que demanda del juzgador que su derecho
de dominio sea reconocido y, como consecuencia, que ordene la restitución de la
cosa a su poder por quien la posee.
19. En la acción reivindicatoria la carga de la prueba pesa sobre el reivindicante. El
demandado solo estaría obligado a probar el justo dominio en caso que lo alegara
como excepción.
20. El actor debe acreditar plena y totalmente ser el dueño de una cosa singular y no
estar en posesión de ella, para que su acción reivindicatoria prospere.-
LA ACCION REIVINDICATORIA.- CONCEPTOS
Sobre el tema, cabe señalar que un sector todavía numeroso de la doctrina hispano
parlante señala que uno de los llamados atributos de la propiedad está dado por la
facultad de reivindicar el bien. En efecto, para este sector de opinión, la posibilidad que
tiene el propietario de reivindicar, es una clara manifestación del denominado ius
reivindicandi, el cual, a su vez, sería una especificación de la llamada persecutoriedad.
Esta manera de ver las cosas no puede ser compartida porque, entre otras cosas, olvida
que las situaciones jurídicas subjetivas, en tanto posiciones que ocupan los sujetos
respecto de las normas jurídicas, son solo instrumentos que el legislador otorga a los
sujetos para la satisfacción de sus intereses. Son éstos, entonces, los que constituyen la
base de la calificación jurídica operada por el legislador. Ahora bien, nadie se atrevería
a negar que el derecho de propiedad, como todo derecho subjetivo (y no como poder,
como erradamente lo denomina el artículo 923 del Código Civil), es una situación
jurídica subjetiva. Y si ello es así, no se entiende cómo es que se puede sostener que la
posibilidad de reivindicar pertenece al contenido del derecho de propiedad. Nos
explicamos, si las situaciones jurídicas subjetivas son instrumentos para la satisfacción
de intereses, resulta evidente que el ordenamiento debe asignarles adecuados medios de
tutela en el caso que el interés que les sirve de presupuesto sea efectivamente lesionado
o, por lo menos, cuando exista la objetiva posibilidad de que la lesión se produzca. Si la
lesión de produce, el interés cambia, ya no es el mismo, de modo que el ordenamiento
debe asignar otro instrumento para la satisfacción de ese nuevo interés. Esto es,
precisamente, lo que acontece con la llamada acción reivindicatoria, disciplinada por el
artículo 927 del Código Civil.
SUMARIO:
1) POSTURAS ENCONTRADAS
2) EXPLICACIÓN PREVIA
3) PRETENSIÓN PROCESAL
4) CAUSA DE LA PRETESIÓN Y EL DERECHO
5) CONGRUENCIA
6) VIOLACIÓN A LA CONGRUENCIA
A. VIOLACIÓN DE LA CONGRUENCIA Y EL AFORISMO IURA NOVIT
CURIA
B. VIOLACIÓN DE LA CONGRUENCIA Y PRUEBA
C. ¿ES POSIBLE FLEXIBILIZAR EL PRINCIPIO DE CONGRUENCIA?
D. LA CSJN EN LA CAUSA "BARDARO" Y EL PRINCIPIO DE
CONGRUENCIA
E. LA PRETENSIÓN EN LA CAUSA "BARDARO" Y LOS DERECHOS
COLECTIVOS
7) CONCLUSIONES
1) Posturas encontradas.
El pensamiento del derecho procesal en Europa e Iberoamérica esta dividido.
Se advierten dos claras tendencias.
Ambas tratan de resolver los problemas procesales, pero desde un prisma distinto. Ello
se transforma en un debate político y filosófico, que luego se ve reflejado en la elección
y manejo de las herramientas técnicas vg: recusación, prueba, congruencia, etc.
Siendo que el objeto del presente trabajo no es describir tal debate, bien conocido por
todos, basta tal introducción para ubicarnos en el plano de la realidad que transita la
doctrina procesal moderna.
2) Explicación previa
Antes de adentrarnos al tema corresponde señalar algo que, si bien aparece como
sobreabundante, deviene menester a fin de explicar el tratamiento que realizamos a cada
tópico, la doctrina y jurisprudencia citada, lo que se relaciona con el debate señalado
supra. Pedimos las disculpas del caso.
Los autores de este trabajo somos noveles profesores de Teoría General del Proceso y
Derecho Procesal Civil en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad
Nacional de Córdoba, a quienes une no solo la camaradería propia de una cátedra, sino
también una gran amistad. Sin embargo nos separa la ideología procesal.
Para graficar al lector, algunos de nuestros debates muchas veces empezaban:
-Resulta impensable que autores de la talla de Alvarado Velloso o Montero Aroca
simplemente pretendan un juez que solo sea la boca de la ley, ellos señalan otra cosa…
-Si unos se tildan de garantes de la Constitución el resto de los autores son los
”profanadores” de la misma? (con clara ironía)…
-Todos queremos la justicia, pero no a cualquier precio…
-Basta de formalismos inútiles necesitamos la verdad jurídica objetiva
Por señalar solo algunos puntos del ya clásico debate.
En rigor de verdad, tales diferencias no impiden la convivencia. El respetuoso debate
enriquece el conocimiento, mejora las instituciones y explicita el discurso que luego se
trasmite a los alumnos. Ello hace que las posturas se presenten como “publicistas” y
“nuevos dispositivistas”, con la tolerancia que señala Voltaire.
Tratando de plasmar lo expresado en realidad nace la idea de efectuar un trabajo en
conjunto sin diferenciar a quien pertenece cada idea.
3) Pretensión Procesal
Para echar luz sobre el tema, resulta fundamental determinar el concepto y elementos
del instituto. Al respecto se enseña que pretensión es "una declaración de voluntad por
la que se solicita una actuación del órgano jurisdiccional frente a persona determinada y
distinta del autor de la declaración"
Hablar de la pretensión procesal necesariamente nos lleva a Jaime Guasp. Este autor
hizo un esfuerzo importante para separar este concepto con los que se hallaba
“confundido”: el de acción y demanda. Así, en primer término, nos advierte: “Mientras
que nociones más o menos importantes han hecho alegremente su carrera en la
evolución científica del derecho procesal, otras han sido conservadas en permanente y
extraño silencio tanto más difícil de explicar cuanto que la observación de la realidad
procesal clamaba a gritos por su entronización”. Esta omisión, es particularmente grave
por cuanto se trata “... de la sustancia misma del proceso, su clave definidora y
explicativa”. ¿Cómo ha podido llegarse a tal situación? En el pensamiento del autor
español, esto ocurrió porque en el lugar conceptual de la pretensión, se colocaron dos
instituciones diferentes. En primer lugar el de acción, que la doctrina, en vez de
estudiarla como génesis del proceso, se dedicó a “averiguar la esencia del poder jurídico
a que dicha acción se halla conexionada”. Un ejemplo del autor aclara la idea: “Del
mismo modo que un civilista estudia el matrimonio sin indagar el derecho a casarse,
cuestión que a lo sumo es estudiada por el derecho político, del mismo modo el
procesalista tiene que estudiar la pretensión procesal sin preocuparse (entiéndase bien,
como tal procesalista) del derecho a pretender que es lo que consiste realmente el tan
debatido concepto de acción”.
El otro concepto “invasor” del espacio que debe ocupar la pretensión, es el de demanda.
Ésta se trata de un simple acto de iniciación procesal, que puede o no contener la
pretensión, que es el auténtico objeto del proceso. Así las cosas, explica Guasp, cómo
debe entenderse la relación entre estos tres conceptos: “Concedido por el Estado el
poder de acudir a los Tribunales de Justicia para formular pretensiones (derecho de
acción), el particular puede reclamar cualquier bien de la vida frente a otro sujeto
distinto de un órgano estatal (pretensión procesal) iniciando para ello el correspondiente
proceso (demanda)”.
El profesor Alvarado Velloso enseña que la pretensión procesal es "una declaración de
voluntad plasmada en la demanda mediante la cual el actor aspira a que el juez emita un
sentencia que resuelva efectiva y favorablemente el litigio que le presenta a su
conocimiento "
Tal definición tiene consecuencias de radical importancia, por cuanto delimita el
instituto en análisis. Por otro lado, entendemos que los elementos de la pretensión
procesal son tres: sujeto, objeto y causa .
El elemento subjetivo comprende los sujetos integrantes de la relación procesal bipolar
(pretendiente y pretendido)
El elemento objetivo consiste en obtener del órgano judicial una resolución con
contenido favorable para la pretensión plasmada en la demanda. En términos del
Profesor Palacio el elemento objetivo puede ser entendido en forma inmediata,
identificado con la clase de pronunciamiento que se reclama y otro mediato referido al
bien de la vida pretendido .
En último lugar la causa final, debe necesariamente desdoblarse en dos. Por un lado, el
hecho invocado por el pretendiente como susceptible de protección jurídica, esto es el
bien de la vida cuya protección se persigue y por otro la imputación o calificación
jurídica que efectúa el actor respecto de aquel hecho, traducido como la norma (o
principio) jurídico invocado que permite obtener el efecto jurídico perseguido.
Casi toda la doctrina está de acuerdo, respecto a la inclusión de estos tres elementos .
Sin embargo, en lo que no hay coincidencia es en la necesidad de incluir a la imputación
o calificación jurídica como sub-elemento esencial de la pretensión (causa petendi). Ello
nos señala el primer problema seleccionado para trabajar.
4) Causa de la Pretensión y El Derecho
Se dice que la causa de la pretensión no puede ser confundida con las normas invocadas
por el pretendiente, pues no es un elemento necesario y por lo tanto prescindente . Tal
conclusión, permite a los magistrados, sustituir la calificación jurídica aportada por las
partes, por otra que consideren más conveniente, sin mayores explicaciones. Solo basta
manifestar que el juez "conoce el derecho ". Sin embargo, es valido entender que si la
función de la causa "es delimitar de un modo exacto el trozo concreto de la realidad al
que la pretensión se refiere" mal podría colegirse que el derecho en que se funda, no
pertenece a esa realidad, lo cual torna impensable otorgarle el rango de mero argumento
de imputación . Desde esta perspectiva, a la pretensión procesal la constituyen los
hechos (como fundamento) y la previsión normativa pensada para dicho suceso que se
invoca (como consecuencia jurídica ), razón por la cual resulta imposible aislar los
hechos de la consecuencia o imputación jurídica que le da sustento, puesto que, por
ejemplo no es lo mismo peticionar un desalojo (derecho creditorio) que un despojo
(derecho real). Con justeza Carnelutti dice que la pretensión es "exigencia de
subordinación de un interés ajeno al interés propio ", si tal obediencia o sumisión busca
plasmarse en la realidad, no podemos dejar de sostener que ello conlleva desterrar o
admitir un derecho que no va a ser otro que aquel en el cual la misma se funda, pues el
alcance que el juez le de a la pretensión radica en la causa (hecho más imputación
jurídica).
Supongamos por un momento que la imputación no integra la causa, ello traería
aparejado, entonces, que en aquellos casos donde el litigio reside en cuestiones de puro
derecho, la norma también es prescindible de invocación, lo que lógicamente resulta
imposible. Aun cuando sostengamos que la cuestión de puro derecho es un caso de
excepción, también cabe traer a colación supuestos como la acción (pretensión)
declarativa de certeza, pues la misma se torna procedente solo en el eventual agravio
que una ley trae aparejado al justiciable en cuyo caso omitir, modificar o pasar por alto
la calificación, que del hecho haga la contraria o el juez, resulta imposible. Más
ostensible resulta, por ejemplo, la vía recursiva extraordinaria.
Finalmente aun cuando no se comparta tal tesitura, al menos debe reconocerse que la
calificación jurídica "viene a complementar la causa de la pretensión"
Por todo lo expresado, siguiendo al Profesor Alvarado Velloso , también la calificación
jurídica constituye un elemento de la pretensión, cuando otorga el marco legal que se
considera violado, mas allá de los fundamentos de hecho aportados. Existe causa de la
pretensión cuando a los fundamentos de hecho se los acompaña, con un motivo que lo
justifique, con la invocación del derecho que se dice violado: en eso justamente radica
la importancia de la imputación jurídica. Piénsese por ejemplo cuando se concede una
pretensión de desalojo con fundamento en causal normativa ajena a la conducta
imputada al demandado o cuando se condena a resarcir tanto al obrero como al patrono,
el hecho causal es el mismo (daño causado por el dependiente) pero la imputación
jurídica cambia en cada caso. Finalmente si demandado un daño en base a
responsabilidad aquiliana luego el juez cambia la imputación hacia la responsabilidad
contractual, tal modificación permite por ejemplo alegar prescripción bianual en vez de
la decenal, ello viola claramente el derecho de defensa y el sistema dispositivo.
Por lo cual, si faltare alguno de los elementos de la pretensión, conforme se expusiera
supra, no se podría analizar, al menos en su real dimensión, cuestiones como la
acumulación de pretensiones, la litis pendencia, la cosa juzgada y, en lo que aquí
importa, la posible violación del principio de congruencia. De lo expuesto se colige que
no siempre y en todos los casos el juez es libre o soberano al aplicar el derecho.
Estas conclusiones son refutadas por autores de nota, que ponen el acento en la vigencia
del brocardo “iura novit curia” . En esta línea, Palacio nos dice que la causa,
fundamento o título de la pretensión consiste “…en la invocación de una concreta
situación de hecho a la cual el actor asigna una determinada consecuencia jurídica” .
Couture, por su parte enseña que la “… la causa petendi es la razón de la pretensión, o
sea el fundamento inmediato del derecho deducido en juicio… …se trata de la razón y
el fundamento mismo, ya sean invocados expresamente, ya sean admitidos
implícitamente” . La jurisprudencia también nos ilustra sobre esta posición. Nos dice la
Cámara de Apelaciones de Bell Ville, al argumentar la admisión de una demanda
ejecutiva iniciada por un “pagaré” que no cumplía con todos los requisitos de la ley
cambiaria, no obstante lo cual fue considerado un instrumento privado en el que consta
la obligación pura y simple de pagar una suma de dinero, que “… la pretensión está
configurada -además de sus elementos subjetivos- por lo que se pide, por la causa de
pedir, aun cuando se haya invocado la existencia de un pagaré y pueda interpretarse que
se ha intentado la acción cambiaria. Al mandarse llevar adelante la ejecución… …no se
ha modificado la causa de pedir, que no es otra que el título en base al cual se acciona” .
Así admitió que no había cambio de acción alguno al admitir la demanda que
mencionaba un “pagaré”, fundando la sentencia en que se trata de un instrumento
privado que ha sido reconocido al no negarse la autenticidad de la firma. En efecto, la
atribución al título del carácter de pagaré, según esta perspectiva, es una categorización
jurídica, no un hecho. En este sentido, con absoluta claridad nos dice Couture que “… el
fundamento del derecho que se ventila en el juicio no es tan sólo el que invoca el actor;
el fundamento es el derecho que rige la especie litigiosa; y ese fundamento lo debe
buscar el juez aun fuera de las alegaciones de las partes” .
En el mismo sentido, Palacio nos recuerda que “… el juez debe decidir si se ha operado
la consecuencia jurídica afirmada por el actor, pero para ello le es indiferente la
designación técnica que aquél haya asignado a la situación de hecho descripta como
fundamento de la pretensión, desde que es consubstancial a la función decisoria la
libertad en la elección de la norma o normas que conceptualizan el caso (iura novit
curia)” .
Se ha dicho reiteradamente que la posibilidad del juez de calificar jurídicamente la
situación de hecho planteada por las partes, con independencia de lo que éstas hayan
afirmado en sus postulaciones, encuentra como único límite la posibilidad efectiva de
que se afecte la garantía de defensa en juicio. Así, Colombo nos señala que esos limites
se violan cuando “… su aplicación altere sustancialmente el contenido del
contradictorio… … así habrá ocurrido en el caso de la acción fundada en los vicios
redhibitorios que exige extremos distintos de los de la responsabilidad por dolo…” .
Delimitada conceptualmente la pretensión, corresponde ingresar al problema de la
congruencia y sus consecuencias.
5) Congruencia
Se dice que la congruencia es la precisa adecuación entre lo pedido y lo otorgado por la
sentencia, la correspondencia entre lo pedido y lo juzgado. Así una sentencia congruente
es la acorde y conforme con las cuestiones planteadas por las partes en la pretensión y
su resistencia u oposición, se acoja o rechace (civil, laboral, administrativo), condene o
absuelva (penal). El profesor Jaime Guasp explica la congruencia como “…la
conformidad que debe existir entre la sentencia y la pretensión o pretensiones que
constituyen el objeto del proceso, más la oposición u oposiciones en cuanto delimitan
ese objeto...
Este principio se encuentra receptado en el art. 330 del C.P.C. de la Provincia de
Córdoba y el art. 163 inc. 6 del C.P.C.N.. Esta última norma establece que la sentencia
debe contener “la decisión expresa, positiva y precisa de conformidad con las
pretensiones deducidas en el juicio, declarando el derecho de los litigantes y
condenando o absolviendo de la demanda y reconvención, en su caso, en todo o en
parte”. El principio de congruencia impide a los jueces otorgar algo no que no haya sido
pedido (extrapetita), a la vez que les prohíbe omitir pronunciarse sobre cuestiones
propuestas por las partes y conducentes para la decisión (citra petita) o conceder más de
lo pedido (ultrapetita). Entonces, si como dice Guasp, la jurisdicción es una “función de
satisfacción de pretensiones”, está claro que la vigencia del principio de congruencia se
encuentra dirigido a delimitar las facultades resolutorias del órgano judicial, por lo cual
necesariamente debe existir identidad entre lo resuelto por el Tribunal y lo controvertido
oportunamente por las partes titulares de las pretensiones.
Siendo ello así la congruencia exige la rigurosa adecuación de los sujetos, objeto y
causa de la pretensión y la resistencia u oposición.
Cuadra establecer que la doctrina agrega un elemento más al marco expuesto,
entendiendo que la congruencia no solo implica un límite para el juzgador respecto de lo
pretendido y resistido, sino que ello debe serlo en base a las pruebas regular y
legalmente ingresadas al proceso. Así se señala que corresponde incluir el elemento
probatorio dentro de los limites a la congruencia y no en relación con los vicios de
razonamiento del juez, vinculado a los medios probatorios de oficio, conforme se
expondrá infra.
6) Violación a la Congruencia
La violación al principio de congruencia implica una trasgresión al sistema dispositivo y
a la contradicción. La vigencia del mencionado principio impone un límite a las
facultades del oficio. Cualquiera de las tres formas en que la congruencia puede ser
violada (citra, extra o ultra petita) autoriza a impugnar la resolución por nula.
Analizaremos algunos supuestos conflictivos.
A) Violación de la Congruencia y el aforismo “Iura Novit Curia”
No existe duda en la configuración del vicio por incongruencia, en cualquiera de sus
modalidades, cuando esta recae respecto a los hechos que las partes introdujeran al
pleito puesto que "iudex iudicare debet secundum allegata et probata partium", es decir
el juez solo puede pronunciarse respecto a los hechos aportados y probados por las
partes. Distinto es el caso, cuando la cuestión radica en la norma que debe aplicar. Casi
toda la doctrina y jurisprudencia entienden que, cuando este modifica, sustituye o
corrige la imputación jurídica tal vicio no se produce, pues el derecho invocado como
fundante de la pretensión "carece de toda utilidad" por " enfrentarse al apotegma que el
juez conoce el derecho" por lo cual es "prescindible". Ello nos enfrenta a la raíz del
problema: la congruencia y la imputación jurídica invocada por las partes.
Enseña Sentis Melendo que el aforismo latino "iura novit curia" es idéntico a "ius notiv
curia". Sin embargo una cosa es invocar el derecho objetivo y otra distinta el subjetivo.
Ello es así por cuanto el derecho al que refiere la formula aludida es el articulado a que
puede referir el justiciable, pero nunca el derecho subjetivo (calificación jurídica) cuyo
amparo solicita al juzgador.
En un sentido estrictamente formal las normas procesales prescriben determinados
requisitos (de forma y contenido) que debe necesariamente contener la demanda, en la
cual se plasma la pretensión y sus elementos.
Al respecto, en el Código Procesal Cordobés la cuestión es bastante clara puesto que el
art. 175 inc. 4to de la ley 8465 establece que la demanda debe contener "los hechos y el
derecho en que se funda la acción". Por su parte el Código Nacional establece que el
derecho debe ser expuesto lacónicamente (art. 330 inc.5to CPCN). De lo cual se sigue
que el elemento causa, en su versión calificación jurídica, no puede faltar en los escritos
introductorios del pleito. De otro modo, tales normas ningún interés jurídico
representarían. Considerar que la calificación jurídica solo "facilita la función judicial
para el mejor encauzamiento del litigio" resulta poco convincente pues ello implicaría
decir que algunos requisitos pueden faltar y otros no. Distinguir cuando la ley no
distingue no resulta una interpretación sistemática. Mas allá de la atribución que el juez
pudiere tener al respecto (iura novit curia), la designación del derecho es un requisito de
la demanda, quiérase o no.
Por lo cual si una vez explicitado el derecho que pido se aplique, el juez en uso de
amplias facultades prescinde de tal imputación, claramente viola el principio de
congruencia, pues no habría correspondencia entre lo pedido y lo sentenciado.
Tal afirmación resulta apoyada por el art. 328 del Código Procesal Civil y Comercial de
la Provincia de Córdoba en cuanto dispone "La acción (rectius: pretensión) deducida es
la que procede jurídicamente de los hechos expuestos y del derecho invocado en la
demanda".
Ahora bien, al mirar el problema desde la perspectiva del derecho de defensa, puede
hacerse un matiz a lo que se viene señalando. En efecto, el problema de "cambio de
calificación jurídica" sólo constituye un problema en tanto se afecte la garantía de
defensa en juicio de las partes, y no puede instituirse a partir de él una problemática
meramente formal. Ya sabemos que las nulidades no existen en el proceso para
satisfacer pruritos formalistas, y en este supuesto, es plenamente aplicable esa idea.
B – Violación de la Congruencia y Prueba
Debe extremarse el análisis de la congruencia en relación a la confirmación procesal .
En efecto, si conforme afirmáramos supra "iudex iudicare debet secundum allegata et
probata partium", de tal formula surgen dos elementos: hechos alegados y probados. De
allí que el juzgador no puede valerse de cualquier medio probatorio sino aquel que haya
sido incorporado validamente al proceso. Siendo ello asi en regimenes procesales que
permiten la introducción de pruebas de oficio su introducción debe ser analizada en
forma restrictiva y prohibirlas de pleno en aquellos sistemas procesales que no otorga
tal facultad al juzgador, por cuanto viola las garantías constitucionales de imparcialidad
(imparcialidad propiamente dicha, independencia e imparcialidad) pues el juez al
ejercer las funciones de parte se transforma en ellas y por tanto deja de ser tercero, de
igualdad al violar el contradictorio y el equilibrio procesal, la neutralidad del juzgador al
mostrar interés en el pleito. Tan es así que la Constitución de la Provincia de Córdoba
expresa en el art. 41 que los actos que vulneren garantías reconocidas por la
constitución carecen de eficacia probatoria, lo que se extiende a todas aquellas pruebas
que con arreglo a las circunstancias del caso no hubiesen podido ser obtenidas sin su
violación y fueran consecuencia necesaria de ella.
Si la resolución se funda en un medio probatorio de carácter ilegal por violar la
normativa procesal, cualquiera sea su origen, corresponde acudir a la petición de
nulidad. Muchas veces se pretende valorar tal medio probatorio, olvidándose que no se
puede intentar la utilización en ningún acto contrario a la ley, so pretexto de hacer
cumplir la ley, incurriendo en una contradicción lógica. Lo mismo corresponde decir
cuando fundado "el compromiso con la buena administración de justicia" se pretende
constituirla en base a un hecho que resulta técnicamente ilícito .
Tal punto que es claro y unánimemente aceptado en el proceso penal, pasa muchas
veces inadvertido en el proceso civil a pesar del claro mandato constitucional. Parece
ser que nos olvidamos que el derecho procesal es único y forma parte de la Teoría
General del Proceso, tal como la concebía el maestro Claria Olmedo . Siendo ello así,
las garantías constitucionales resultan las mismas para el actor civil o penal, para el
demandado o el reo.
Considerada unitariamente, la actividad probatoria consiste en el conjunto de
declaraciones legalmente reguladas, tanto de voluntad como de ciencia o intelectuales,
por las se introducen y valoran en el proceso elementos capaces de producir algún
conocimiento acerca del tema propuesto como prueba . En esta actividad participan las
partes y sus auxiliares, el juez y sus auxiliares y demás órganos de prueba (por ejemplo
los testigos), la cual debe ser ejecutada conforme a un procedimiento legalmente
reglado.
La Ley Nº 29364 ha modificado los artículos del Código Procesal Civil (en adelante
CPC) que regulan el recurso de casación, con la finalidad de reorientar esta institución y
la función de la Corte Suprema de la República, en el marco de un Estado
Constitucional de Derecho. Como se desprende de la exposición de motivos del
proyecto de ley que sustentó la norma bajo comentario (ver: proyecto), se pretendía
restringir el uso de la casación como un medio impugnatorio ordinario, el cual era
aplicado la más de las veces para dilatar procesos, haciendo de la Corte Suprema de la
República un simple órgano de revisión.
Ahora bien, consideramos que la Ley Nº 29364 no permite conseguir los fines
anhelados. Por el contrario, se ha desaprovechado la oportunidad para establecer
verdaderas reformas legislativas que permitan ostentar un proceso civil útil para la
ciudadanía. Más allá de algunas reformulaciones, la regulación establecida lejos de
establecer filtros para restringir el abuso de los recursos de casación, podría provocar la
extensión de posibilidades para interponer los mismos. Nos explicamos:
Si bien esta modificatoria tiene la virtud de tener un texto más amplio y claro a favor de
la ciudadanía, permitiendo superar discusiones meramente teóricas sobre la diferencia
de la aplicación indebida o inaplicación de una norma, por ejemplo; debe tenerse en
claro que la “infracción normativa” que hoy funge de genérica causal casatoria, sigue
considerando a las afectaciones tanto de normas materiales como de normas procesales,
así como a las infracciones a la tutela jurisdiccional efectiva y debido proceso, es decir
frente a errores in iudicando e in procedendo, por lo cual se concluye que no ha
sucedido ninguna modificación sustancial, manteniéndose las posibilidades de
interponer el recurso de casación en los mismos supuestos antes regulados, más aún
cuando el texto modificatorio del artículo 388 del CPC, establece que la pretensión
casatoria sigue siendo o revocatoria (que procede ante una infracción a normas
materiales o procesales que hayan sido objeto de la decisión, la cual es subsanada por la
propia Corte Suprema, de conformidad con la modificación al artículo 396 del CPC
promulgada) o anulatoria (que procede ante una infracción al debido proceso y tutela
jurisdiccional efectiva en el procedimiento, ante la cual se decreta la nulidad de todo lo
actuado y se reenvía el proceso al órgano que cometió el vicio).
2. Por otro lado, el texto modificatorio del artículo 387, establece en su inciso 1) que las
resoluciones que son pasibles de impugnarse a través del recurso de casación son “las
sentencias y autos expedidos por las Salas Superiores que, como órganos de segundo
grado, ponen fin al proceso”, pero con dicho texto no se ha corregido la situación
anterior a la modificatoria, en la que la casación servía para impugnar cualquier
resolución final (sea una sentencia que resuelve sobre el fondo, sea un auto que declara
improcedente la demanda) sin importar el tipo de procedimiento en que se haya
expedido (sumarísimo, abreviado, o de conocimiento) o la naturaleza del mismo
(ordinario o de ejecutivo), grave error en el que incurrió el Congreso con conocimiento
de causa alejándose del proyecto de ley que proponía modificar el artículo 385 del CPC,
excluyendo la posibilidad de recurrir en casación las resoluciones que pongan fin a los
procesos sumarísimos, abreviados o de ejecución, lo cual hubiera sido idóneo de caras a
restringir el uso de este medio impugnatorio de finalidad excepcional.
4. Siendo que las modificaciones establecidas no logran por sí mismas ser el filtro
deseado al uso y abuso del recurso de casación, no podemos callar ante la imprudencia
del legislador de haber introducido la facultad de decretar la procedencia excepcional
del recurso de casación contemplada en el artículo 392-A promulgado por la Ley Nº
29364, norma por la que aun cuando se impugne a través de la casación una resolución
que no debería ser impugnada con dicho recurso, la Corte Suprema puede avocarse a la
casación si considera que al resolverla cumpliría con aplicar el derecho objetivo al caso
concreto y uniformizar la jurisprudencia nacional.
Dicha medida está muy lejos de servir a un fin de restricción al abuso de la casación y,
por el contrario, además de abrir la puerta deja abierta la ventana para que por casación
se impugne todo y existan intromisiones de la Corte Superior, so pretexto de “aplicar un
derecho objetivo” o “uniformizar la jurisprudencia”, sin ningún parámetro de
predictibilidad.
CAS. N° 745-2001 LIMA Lima, ocho de noviembre del dos mil uno.- La Sala Civil
Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República, vista la causa en la fecha,
emite la siguiente sentencia: 1.- MATERIA DEL RECURSO: Se trata del recurso de
casación interpuesto por don Jack Lemor Bezdin contra la resolución de vista de fojas
ciento cincuenta, su fecha quince de diciembre del dos mil, que declaró nula la sentencia
apelada sólo en el extremo que declara fundada la demanda contra Fábrica de
Confecciones Sociedad Anónima, por constituir un exceso de pronunciamiento y
confirma la referida sentencia en el extremo en que se declara infundada la
contradicción y fundada la demanda; con lo demás que contiene y fue materia de alzada.
2.- FUNDAMENTOS POR LOS CUALES HA SIDO DECLARADO PROCEDENTE
EL RECURSO: Concedido el recurso de casación a fojas ciento sesentidós, fue
declarado procedente por la causal contenida en el inciso 3 del artículo 386 del Código
Procesal Civil, por la contravención de las normas que garantizan el derecho al debido
proceso a infracción de las formas esenciales para la eficacia y validez de los actos
procesales, refiriendo como contravenciones que: a) al momento de presentarse la
demanda, la ejecutante tenía pleno conocimiento del domicilio real y actual de la
coejecutada Fábrica de Confecciones Sociedad Anónima; no obstante ello, consigna en
la demanda, la anterior dirección de la coejecutada, lo conlleva a que ésta no sepa de
este proceso hasta la fecha de la audiencia única; b) luego del concesorio del recurso de
apelación contra la sentencia, el A quo perdió jurisdicción y competencia, sin embargo
expidió dos resoluciones; c) la de vista sin fundamento ni justificación, refiere que la
codemandada Fábrica de Confecciones Sociedad Anónima no tiene responsabilidad ni
obligación respecto de la deuda demandada, cuando la citada empresa ha aceptado el
pagaré puesto a cobro, siendo lo ocurrido que al no haber sido correctamente notificada
no ha podido hacer valer su derecho, lo cual no da validez para que el Colegiado la
exonere de toda obligación. Por otro lado, refiere como infracciones de las formas
esenciales para la eficacia y validez de los actos procesales que; d) la petición de
nulidad de Fábrica de Confecciones Sociedad Anónima no fue resuelta; e) una vez
emitido el concesorio de la apelación, esta instancia ya no tenía jurisdicción ni
competencia, sin embargo se expidieron hasta dos resoluciones posteriores; f) se ha
interpretado equivocadamente los vicios procesales de primera instancia, al exonerarse
de toda obligación y responsabilidad a la codemandada Fábrica de Confecciones
Sociedad Anónima; y g) se ha omitido un pronunciamiento respecto a la conformidad y
validez del pagaré puesto a cobro, en el que no se aprecia el nombre de los fiadores
solidarios, tan sólo firmas ilegibles, lo cual contradice lo estipulado en el inciso 8 del
artículo 61 de la Ley de Títulos Valores. 3.- CONSIDERANDOS: Primero.- En sede de
nulidades procesales, éstas suponen un estado de anomalidad del acto procesal, de
manera que al declararse la nulidad procesal, ello implica resguardar la garantía
constitucional a un debido proceso; en ese sentido, se afirma que: “las nulidades
Documento Actual:
129 Tomos - Diálogo con la Jurisprudencia > Tomo 42 - Marzo 2002 > BUZÓN DE
ÚLTIMAS JURISPRUDENCIAS > DERECHO PROCESAL CIVIL > SI EL AUTO
ADMISORIO NO CONCUERDA CON LA DEMANDA - ¿Se podrá establecer una
adecuada relación jurídica procesal?
3 CAUSALES DE IMPROCEDENCIA
Si no se señala en forma expresa la causal para declarar improcedente la demanda, ¿se
vulnera el debido proceso?
Del análisis efectuado a las resoluciones emitidas en este proceso se puede arribar a la
conclusión que los magistrados de mérito no han señalado en forma expresa la causal
para desestimar, liminarmente, la demanda afectando el derecho del recurrente a un
debido proceso, en el que puede controvertir los argumentos esgrimidos por los
magistrados; que, en consecuencia, los agravios denunciados por el recurrente se
encuentran configurados deviniendo en nulas las resoluciones expedidas por el a quo y
por el ad quem (Cas. Nº 1812-2001-Lambayeque, El Peruano, 02/01/2002).
¿La indebida acumulación de pretensiones acarrea la improcedencia de la demanda?
Si bien se pretende acumular dos pretensiones, una principal y otra accesoria, dichas
pretensiones se tramitan en distinta vía procedimental, por lo que no se cumple con el
requisito que exige el inciso 3 del artículo 85 del Código Procesal Civil motivo por el
cual debe declararse la improcedencia de la demanda, por indebida acumulación de
pretensiones (Exp. Nº 842-2002, 01/08/2002).
Si la demanda no tiene conexión lógica, ¿la demanda debe ser declarada improcedente?
Si aparece del petitorio que se pretende la resolución del contrato y la devolución del
inmueble, pero, de la fundamentación fáctica se aprecia que esta no persigue la
resolución judicial del contrato sino la restitución del bien inmueble, como
consecuencia de la resolución extrajudicial que ha operado, debe declararse la
improcedencia de la demanda, por no existir conexión lógica entre los hechos y el
petitorio (Exp. Nº 11728-98, 15/09/1999).
¿Puede declararse improcedente la demanda si no existe congruencia entre las
pretensiones y la documentación?
Cabe declarar la improcedencia de la demanda si se advierte la falta de congruencia
entre los extremos que contienen las pretensiones demandadas y la documentación que
les sirve de amparo (Exp. Nº 181-1-97, 20/05/1997).
¿La falta de legitimidad para obrar del demandado produce la improcedencia?
El artículo 427 del Código Procesal Civil no prevé como causal de improcedencia de la
demanda la falta de legitimidad para obrar del demandado, por el contrario, cuando esta
se verifica en virtud a la interposición de un medio de defensa por parte del emplazado,
como es una excepción, el Juez se encuentra obligado a suspender el proceso hasta que
el demandante establezca la relación jurídica procesal entre las personas que el auto
resolutor
Documento Actual:
129 Tomos - Diálogo con la Jurisprudencia > Tomo 114 - Marzo 2008 >
JURISPRUDENCIA POR ESPECIALIDADES > JURISPRUDENCIA PROCESAL
CIVIL > PREGUNTAS Y RESPUESTAS JURISPRUDENCIALES >
IMPROCEDENCIA DE LA DEMANDA
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AUTO ADMISORIO DE DEMANDA
noviembre 03, 2009
Documento Actual:
129 Tomos - Diálogo con la Jurisprudencia > Tomo 35 - Agosto 2001 > ANÁLISIS DE
ACTOS Y PIEZAS PROCESALES > EL AUTO ADMISORIO DE LA DEMANDA