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Mateo 23,27-32 La Hipocresía

Introducción

Jesús condena a los que tienen una apariencia ficticia de persona correcta, pero cuyo interior
es la negación total de aquello que quieren aparecer por fuera.

La maldad del espíritu fariseo está en que, bajo el pretexto de cumplir la Ley, lo que pretenden
es burlar sus exigencias más profundas. Legalistas sin Ley, sería su mejor definición. Y de ahí
derivaba también su hipocresía, porque no cumplían la Ley y se vanagloriaban de ella
(6,2.5.16: utilizaban el cumplimiento de las prescripciones legales para adquirir fama y
prestigio ante los hombres). Este contrasentido se llama hipocresía.

vv. 27-28

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que parecéis sepulcros blanqueados, que por
fuera aparecen vistosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de todo lo
impuro! Así también vosotros: por fuera parecéis justos delante de los hombres, mas por
dentro estáis llenos de hipocresía y de maldad.

Jesús descubre la discrepancia entre la realidad y la apariencia. De nuevo se ilustra el


pensamiento con una comparación de intenso contraste. Los sepulcros de Palestina tenían que
ser blanqueados, para que nadie los tocase y viniera a contraer una impureza según los ritos.
Podían estar adornados y tener muy buen aspecto, pero todos sabían su contenido. Así sois
vosotros. La apariencia de la justicia  desde lejos engaña ocultando la maldad que realmente
existe. Se finge todo lo que exteriormente se hace patente.

vv. 29-31

 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis los sepulcros de los profetas y
adornáis las tumbas de los justos. y decís: ‘Si hubiéramos vivido en los tiempos de nuestros
padres, no habríamos sido cómplices de la sangre de los profetas.’   Y con esto, os estáis
declarando a vosotros mismos hijos de aquellos que mataron a los profetas.

Dios ha suscitado en su pueblo un gran número de profetas y justos, y los ha enviado de nuevo
a él como mensajeros (cf. 21,33-36; 22.3-6). No fueron oídos, sino rechazados. Los
descendientes se glorían de ellos, les erigen tumbas caras y suntuosas. Pero esto no basta.
El corazón obstinado  es lo que hace que los hijos se parezcan a los padres. A los hijos les
parece que son mejores, más juiciosos y justos que los padres, y precisamente son todavía más
ciegos y obstinados que ellos. No deberían venerar los sepulcros de los profetas, sino hacer lo
que ellos dijeron. Con esta obstinación matan una vez más espiritualmente a los profetas, a
quienes sus padres han dado muerte. Aquí de nuevo se descubre la hipocresía. Con la creencia
temeraria de ser mejores que los ascendientes, de estar de parte de los justos (23.28), cuyas
tumbas son adornadas por ellos.

Papa Francisco

Hipócrita es el que finge tener ciertos sentimientos, creencias o virtudes. Quien finge oculta la
verdad. Se hace ver lo que no es. El hipócrita busca las apariencias, usa capas de maquillaje
para esconder la realidad…y cuando se da esa diferencia entre apariencia y realidad, el Señor
usa un adjetivo: hipócrita", dijo el Papa (Santa Marta, 8/3/19). "Palabra que Jesús emplea
muchas veces para calificar a los doctores de la ley, a los fariseos, son hipócritas porque hacen
ver una cosa pero piensan otra, como lo dice la misma etimología de la palabra
El Papa Francisco aseguró que Jesús no tolera la hipocresía, y que la medicina contra este mal
es saber acusarnos ante Dios; es decir, presentarnos ante Él como pecadores, con humildad.

La hipocresía fue el tema que abordó el Papa en su homilía de la Misa matutina. Y comenzó a
partir de la sugerencia del pasaje evangélico del día, en el que se relata que Jesús, invitado a
comer por un fariseo, fue criticado por el dueño de casa porque, antes de ponerse a la mesa,
no había hecho las abluciones rituales.

El Papa Francisco comentó al respecto: “Hay una actitud que el Señor no tolera: la hipocresía. Y
esto es lo que leemos en el Evangelio. Invitan a Jesús a comer, pero para juzgarlo, no para
hacer amistad”. A lo que añadió que la hipocresía es precisamente presentarse de un modo y
ser de otro; es pensar en secreto de manera diferente a como uno se presenta.

“La hipocresía es el lenguaje del diablo, es el lenguaje del mal que entra en nuestro corazón y
es sembrado por el diablo. No se puede convivir con gente hipócrita, pero existe. A Jesús le
gusta desenmascarar la hipocresía. Él sabe que será ciertamente esta actitud hipócrita la que
lo llevará a la muerte, porque el hipócrita no piensa si utiliza medios lícitos o no, va adelante:
con la calumnia”, advirtió el Pontífice.

El Papa prosiguió diciendo que alguien podría objetar “que no existe tal hipocresía” en el
propio entorno. Sin embargo, añadió, “pensar esto es un error”:

“El lenguaje hipócrita, no diré que sea normal, pero es común, es de todos los días. El hecho de
presentarse de un modo y ser de otro. En la lucha por el poder, por ejemplo, las envidias, los
celos, te hacen parecer con una forma de ser y desde dentro hay veneno para matar, porque la
hipocresía siempre mata, siempre, tarde o temprano mata”, dijo.

Es necesario sanar de esta actitud. Pero ¿cuál es la medicina? se preguntó el Papa. Y la


respuesta es decir “la verdad, ante Dios”. Es acusarse a sí mismo:

“Debemos aprender a acusarnos a nosotros mismos: “He hecho esto, yo pienso así,
malamente…. Tengo envidia, me gustaría destruir aquello…”, lo que está dentro, lo nuestro, y
decirlo ante Dios. Este es un ejercicio espiritual que no es común, no es habitual, pero
tratamos de hacerlo: acusarnos a nosotros mismos, vernos en el pecado, en las hipocresías y
en la maldad que hay en nuestro corazón. Porque el diablo siembra la maldad y decirle al
Señor: “¡Mira, Señor, cómo soy!”, y decirlo con humildad”, recordó.

El Papa invita a usar dos medicinas para curarse de la mala costumbre del chisme y hablar mal
del otro a sus espaldas

La mala costumbre de criticar y hablar mal de los demás a sus espaldas es un hábito del diablo,
dice el papa Francisco, y propone dos medicinas para curarse: la oración y morderse la lengua.
También explica qué significa la hipocresía, según la espiritualidad cristiana.

“Si deseas “despellejar” a otro, criticar a otro, reza por él, reza por ella, y pide al Señor que
resuelva ese problema, y a ti, cerrar la boca”, dijo el Pontífice en la parroquia romana de San
Crispino de Viterbo, a las afueras de Roma, el domingo 3 de marzo de 2019. 

El Papa dijo que hablar de los demás a sus espaldas es la fuente de “tantas desuniones, tantas
guerras domésticas, guerras en el vecindario, guerras en el lugar de trabajo, tantas
enemistades”.  
En su homilía, sin papeles en la mano, el Papa argumentó que Jesús explica a las personas la
sabiduría cristiana con parábolas. Y se refirió al mensaje del Evangelio del domingo: “¿Por qué
miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?” . 

¡Hipócrita!

En esta ocasión, el Papa reflexionó sobre la hipocresía siguiendo la parábola. “¿Cómo puedes


decir a tu hermano: ‘Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo’, tú, que no ves la viga que
tienes en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar
la paja del ojo de tu hermano.” (San Lucas 6, 39-45)”. 

El Papa aseguró que con este mensaje, “el Señor quiere enseñarnos a no ir a criticar a los
demás, a no mirar los defectos de los demás: mira primero los tuyos, tus defectos”. 

«Pero, padre, ¡no tengo ninguno!» – ¡Ah, felicidades! ¡Le aseguro que si no se da cuenta de
que los tienen (defectos) aquí, los encontrarán en el Purgatorio! Mejor verlos aquí”, añadió.

Todos tenemos defectos

“Todos tenemos defectos, todos. Pero estamos acostumbrados a ello, en parte por inercia, en
parte por la fuerza de la gravedad del egoísmo, a observar los defectos de los demás: somos
especialistas, todos, en esto”. 

El Papa lamentó que la persona encuentra inmediatamente los defectos de los demás y habla
enseguida a los demás sobre los males de los otros. 

“Porque hablar de los demás parece dulce, nos gusta. No, en esta parroquia tal vez no ocurra
[risas], pero en otras partes es muy común. Siempre sucede así: «Ah, ¿cómo estás?» – «Bueno,
bien con este tiempo…» – «¿Pero viste a ése…?». E inmediatamente [caemos en esto de hablar
mal]”. comentó. 

La hipocresía de hablar mal de los demás, ya sucedía en la época de Jesús. “Es algo que, con el
pecado original que tenemos, nos lleva a condenar a otros, a condenar. E inmediatamente
somos especialistas en encontrar las cosas malas de los demás, sin ver las nuestras”.

“Y Jesús – continuó – dice: «Condenas a este por una pequeña cosa, y tú tienes muchas cosas
más graves, pero no las ves». 

¿Qué significa ser hipócrita? 

De esta manera, sostuvo que es cierto: nuestra malicia no es tanta, cuando se trata de uno
mismo. “Porque estamos acostumbrados a no ver nuestros límites, no a ver nuestras faltas,
pero somos especialistas en ver las faltas de otros”.

Por eso, argumentó, “Jesús nos dice una palabra muy fea, muy fea: «Si vas por este camino,
eres hipócrita». “Es feo decir hipócrita: Jesús les dijo a los fariseos, a los doctores de la ley, que
decían una cosa y hacían otras”. 

Entonces, Francisco destacó que “hipócrita significa uno que tiene un doble pensamiento, un
doble juicio: uno lo dice abiertamente y otro en secreto, con el que condena a los demás”.

“Es tener una doble manera de pensar, una doble manera de ser visto. Se muestran como
personas buenas y perfectas, y por debajo condenan”. 
“Es por eso – prosiguió – que Jesús escapa de esta hipocresía y nos aconseja: «Es más hermoso
que mire sus faltas y dejen que otros vivan en paz. No te entrometas en la vida de otro: mira
la tuya”.

“Y esto es algo que no termina ahí: la habladuría no termina en la habladuría; el chisme va más
allá, siembra discordia, siembra enemistad, siembra mal”. 

Lengua destruye como bomba atómica 

El Papa dijo no exagerar al afirmar que “con la lengua inician las guerras”. “Tú, chismorreando
sobre los demás, empiezas una guerra. Un paso hacia la guerra, una destrucción. Porque es lo
mismo destruir al otro con la lengua que con una bomba atómica, es lo mismo […]. Es muy
potente. Y no lo digo yo, lo dice el apóstol Santiago en su carta”. 

Invitó a leer en la Biblia las consecuencias de hablar mal del otro. “¡Es muy poderoso! Es capaz
de destruir. Y con los insultos, con el chisme, comienzan tantas guerras: “guerras domésticas, –
se comienza con gritar -, guerras en el vecindario, en el trabajo, en la escuela, en la parroquia

Por eso Jesús dice: «Antes de hablar mal de otros, toma un espejo y mírate a ti mismo; mira
tus faltas y avergüénzate de tenerlas”. 

Hablar en la cara

El Papa insistió en que la lengua tiene el poder de destruir como una bomba atómica. Entonces
habló del dilema de callar o hablar en la cara sobre las cosas malas que han hecho los demás.
«No, padre, es que tantas veces hay gente mala, que tiene tantas faltas …».

Pero, de acuerdo, sé valiente y dilo en su cara: «Eres malo, eres malo, porque estás haciendo
esto y esto». Dígalo en la cara, no detrás. Dile en la cara”. 

«Pero él no quiere escucharme”. Entonces díselo a quien puede remediar esto, a los que
pueden corregir, pero no lo digan en el chismorreo, porque el chisme no resuelve nada, de
hecho. Empeora las cosas y te lleva a la guerra”. 

Dos medicinas antes de Cuaresma

El Papa recordó que en pocos días iba a comenzar la Cuaresma: “Sería tan agradable que cada
uno de nosotros, en esta Cuaresma, reflexione sobre esto. ¿Cómo me comporto con la gente?
¿Cómo está mi corazón frente a la gente? ¿Soy un hipócrita, sonrío y luego critico y destruyo
con mi lengua?”. 

Entretanto, explicó que si al final de Cuaresma se corrige este mal y “no siempre se critica a los
demás a las espaldas”, entonces, aseguró, que “la Resurrección de Jesús se verá más hermosa
y más grande entre nosotros”.  

Criticar es un hábito del diablo

«Eh, padre, es muy difícil, porque tiendo a criticar a los demás», algunos podemos decir,
porque es un hábito que el diablo pone en nosotros. Es verdad, no es fácil. Pero hay dos
medicamentos que ayudan mucho. En primer lugar, la oración”, constató.

Si deseas “despellejar” a otro, criticar a otro, reza por él, reza por ella, y pide al Señor de
resolver ese problema, y a ti, de cerrar la boca”. 
Primer remedio: la oración. “Sin oración no podemos hacer nada».

Y en segundo lugar, hay otra medicina, que también es práctica como la oración: cuando
sientes el deseo de hablar de alguien, te muerdes la lengua. ¡Fuerte! Porque así se hinchará la
lengua y no podrás hablar. [risa] Es una medicina práctica, es muy práctica”. 

Francisco instó a los fieles a pensar seriamente en la enseñanza de Jesús: “¿Por qué miras la
paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?” 

“Piensa bien – dijo-. Piensen en que este hábito feo es el comienzo de tantas desuniones,
tantas guerras domésticas, guerras en el vecindario, guerras en el lugar de trabajo, tantas
enemistades. 

Piensen en ello. “Y oren al Señor, oren para que nos dé la gracia de no hablar mal de los
demás. ¡Y todos los días tengan sus dentaduras listas para aplicar el segundo medicamento! ¡El
Señor los bendiga!”, concluyó.

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