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Mateo 24,42-51 Vigilar y servir

Introducción

Algunos teólogos al comentar este evangelio ven en las palabras de Jesús una alusión a su
segunda venida.

Pero hay mucho más que eso. Jesús nos está hablando a nosotros y nos habla de nuestro
encuentro decisivo con Dios. Por eso en este evangelio yo veo una invitación de Jesús a hacer
en primer lugar un ejercicio mental.

Nos invita a pensar en una realidad que no nos gusta pensar porque es dolorosa, como es la
muerte. Para Jesús, la muerte, no es el fin de todo, sino que es ese encuentro decisivo con
Dios.

Distintos encuentros con Dios

Es verdad que a lo largo de nuestra vida se dan distintos encuentros con Dios. Un Santo, no me
acuerdo el nombre, hablaba de las tres venidas de Jesús: la primera en su nacimiento, la
segunda al fin de los tiempos (que sólo Dios sabe cuándo será, ni la virgen lo sabe), y las
venidas intermedias, que son todas esas visitas de Dios a nuestra alma, todos los encuentros
que se van dando en nuestra vida y en nuestro día a día.

Benedicto XVI (Deus caritas est) dice que el cristianismo no es una decisión ética o el perseguir
una idea, sino que nace de un encuentro personal, el encuentro con la persona de Jesús y con
un acontecimiento, que es la pasión, muerte y resurrexion del mismo Jesús.

Pero el encuentro final, decisivo será el día de nuestra muerte y Jesús quiere que piense en ese
día para ir preparando el corazón.

Consejo Ignaciano

San Ignacio de Loyola daba algunos consejos para las personas que estaban decidiendo su
vocación: hay un consejo que el daba que me parece interesante y que se puede aplicar a esto
que estamos hablando (nos puede ayudar para nuestro encuentro con Dios): el decía lo
siguiente, entre otras cosas: “Imaginarme el día de mi muerte que estoy delante de Dios
¿cómo me gustaría que el me vea, habiendo hecho qué cosas? Y después termina diciendo
“obra en consecuencia”.

San Juan Bosco

Se cuenta en la vida de San Juan Bosco que un día estaba caminando en medio de los jóvenes y
se iba acercando a cada uno de ellos y le hablaba al oído. (él decía que lo que se dice al grupo
tiende a disolverse más rápido, pero lo que uno dice al oído, es decir el consejo personal
tiende a permanecer más) estaba en medio de ellos, se acercaba a uno y le preguntaba ¿Qué
harías si viene un ángel y te dice que vas a morir en 5 minutos? Yo iría a confesarme. Porque
no lo haces ahora. Yo iría a pedirle perdón, porque no vas ahora. Se acerca a santo Domingo
Savio: yo seguiría jugando: estaba preparado, tenía el corazón preparado.

Preparar el corazón

Además de hacer ese ejercicio mental, nos está invitando a preparar el corazón mediante la
vigilancia y la caridad:
1. Vigilar

Lo primero es vigilar. Mirar como está nuestro corazón. Sin miedo, sin vergüenza. Como anda
mi vida como padre, madre, en nuestro trabajo, en nuestra vida de hija (o) en nuestra vida de
estudiante, como está mi relación con Dios.

Y al mismo tiempo rezar, presentarle a Jesús lo que encontramos dentro, bueno y malo. Llevar
nuestro corazón a la oración.

2. Caridad

La mejor manera de no maltratar al prójimo, como nos pide Jesús, es tratándolo bien,
practicando la caridad.

“ser pacientes con las personas que me molestan, tolerar en casa a los niños cuando hacen
demasiado ruido, o al marido o a la mujer cuando están en dificultad”.

La caridad no sólo de obras, sino también ser caritativos al hablar. El papa insiste mucho en no
criticar, en no despellejar al prójimo.

Un cardenal Van Thuan dice que Jesús tiene 5 defectos, uno de ellos es que es un mal profesor
porque nos dice cual va a ser el tema del examen final: la caridad, es decir, nos va a preguntar
sobre el amor

SVM

Pidamos a la Virgen nos alcance la gracia de poder preparar nuestro corazón para el encuentro
decisivo con Jesús.

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