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HISTORIA DE LA  ARQUITECTURA I    TRABAJO PRACTICO N4 

CAT. ARQ. DEL VALLE    MODOS DE RECONOCER: PATRIMONIO 
CURSO  2019 1 

MODOS DE RECONOCER: 
EL  PATRIMONIO,  NOCIONES  CULTURALES  DEL  MEDIO  NATURAL  Y  EL  MEDIO 
ANTROPIZADO. 
 
Este TP introductorio del segundo cuatrimestre busca presentar el tema del Patrimonio y sus 
múltiples aristas. A modo de ejemplo podríamos nombrar las siguientes: 
  
‐Las condiciones patrimoniales de lo natural y de lo construido y las múltiples 
relaciones entre ambas.  
‐La conservación y/o puesta en valor de los elementos físicos, en relación con su valor 
simbólico como elementos significantes, constitutivos de una cultura determinada. 
‐La constitución y ejercitación de una identidad y memoria colectivas a partir de la 
reivindicación de determinadas manifestaciones materiales, ambientales y/o 
culturales. 
‐La mutabilidad del concepto patrimonial y la transformación de la intervención 
arquitectónica en los sitios patrimoniales a lo largo de la historia.  
‐La concepción patrimonial en América en general y en Argentina en particular y su 
relación con la noción europea de patrimonio. 
 
Asimismo,  el  trabajo  tiene  como  objetivo  permitir  una  reflexión  y  debate  acerca  de  los 
mecanismos  de  valoración  patrimonial  de  un  conjunto  arquitectónico  o  paisajístico.  De  la 
preservación y reconstrucción arqueológica a la valorización generada por la reinterpretación y 
resignificación de los vestigios materiales desde la contemporaneidad. 
 
Se  presentan  dos  textos  que  abordan  la  cuestión  patrimonial  a  partir  de  una  perspectiva 
contemporánea y local. El trabajo consiste en la lectura de ambos textos y la posterior redacción 
de un escrito que sintetice los aspectos presentados en los mismos. 
El escrito deberá redactarse en hoja A4; con tipografía Arial, tamaño de fuente 11, márgenes 
superior e inferior de 2,5 cm y laterales de 3 cm; alineación justificada; interlineado sencillo; y 
deberá constar de un mínimo de dos páginas A4 y un máximo de 5 páginas. 
A continuación se presentan un listado de preguntas que buscan facilitar la lectura y funcionar 
de guía para la redacción del escrito.  
 
‐Qué entendías por Patrimonio previo a la lectura de los textos? 
‐Cuáles son las distintas acepciones del Patrimonio planteados por los textos presentados? 
‐Como varia la concepción de patrimonio entre América y Europa? 
‐Qué elementos tangibles e intangibles son susceptibles de convertirse en patrimonio? 
‐Que  aspectos  culturales  y  económicos  son  lo  que  dotan  a  un  determinado  sitio  de  valor 
patrimonial? 
‐Qué variables culturales influyen sobre el concepto de patrimonio? 
 
 
El trabajo se entregará y evaluará de forma individual.  
 
 
06/09. Entrega TP 4 
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10 Boletín Informativo
ARTÍCULOS

EL PATRIMONIO EN
que podría calificarse como un proceso de “democrati-
zación” de la historia, con el reconocimiento del valor
de un patrimonio que representara ya no exclusivamen-
te a las grandes instituciones sino al complejo conjunto
de cada comunidad. Los cambios en la ciencia historio-

EL TIEMPO gráfica coadyuvaron sin duda a esta transformación: el


acento puesto en la historia de las sociedades en lugar
de los acontecimientos políticos encontró su paralelo
en la historiografía arquitectónica. Así, ingresaron al
campo patrimonial el tejido urbano, la arquitectura
popular urbana y rural, la arquitectura industrial, los
Marina Waisman El concepto de patrimonio es un concepto cultural, y ambientes urbanos, todo aquello que se ha llamado el
Arquitecta por ende de carácter histórico; inmerso en el transcu- patrimonio modesto, o el patrimonio no-monumental,
rrir del tiempo, queda sujeto a las mutaciones que este objeto de especial interés en nuestra América, dadas las
transcurrir implica. Es menester, por tanto, revisar una y características de nuestro patrimonio.
otra vez su significado, a medida que el curso de la his-
toria así lo exige. El presente texto es un ensayo de ana- El patrimonio, así, se convierte en el testimonio de la vida
lizar esos nuevos significados a la luz de ciertos cambios de un pueblo, antes que en un conjunto de objetos de
históricos ocurridos a lo largo de la segunda mitad de elevado valor arquitectónico, de carácter museístico
este siglo, que se han hecho cada vez más evidentes en más que vital.
los últimos tiempos. A ese efecto, distinguiré tres ámbi-
tos principales en los que a mi juicio se han producido 1.1. La tendencia a la globalización del mundo parece
cambios que afectan al concepto de patrimonio: el haber producido, como reacción, una exaltación de las rei-
ámbito de la historia social, el de los paradigmas del vindicaciones locales o regionales, y la actual situación en
pensamiento filosófico y el conocimiento científico, y el países del Este europeo es una dramática prueba de esto.
del universo informático.
En el terreno de la arquitectura, la contradicción entre
1. Las transformaciones sociales ocurridas en gran parte internacionalismo y localismo, entre la “aldea global” y
de este siglo, las que a su vez entrañan transformaciones cada una de las “aldeas” particulares, permanece viva,
culturales, pueden advertirse tanto a escala mundial con el péndulo inclinándose ya a uno o a otro de los
como en el interior de los países. Pues a partir de los extremos. En América latina, sin embargo, una impor-
procesos de descolonización, naciones que habían per- tante corriente del pensamiento y la práctica arquitec-
manecido en la órbita cultural de Occidente reivindica- tónica ha transmutado esa contradicción en tensión
ron el valor de sus propias culturas y de su propia iden- creativa, a través de la fórmula de una “modernidad
tidad; por otra parte, desde la década del 60 grupos apropiada” (Fernández Cox), con la que se asume la
sociales que se sentían marginados en sus respectivos complejidad de una actitud en la que la aceptación de
países reclamaron su derecho a una definición cultural situaciones locales no implica el rechazo de la condición
propia; por último, en tiempos recientes las migraciones moderna y de los valores universales.
masivas causadas por las guerras o la miseria han origina-
do profundos cambios en la composición de la población En lo referente al patrimonio, el peso de las fuerzas loca-
de los países centrales. Se pusieron en evidencia así diver- les, sin duda acentuado por la necesidad de afirmar una
sas subculturas y complejas situaciones en el seno de cul- identidad propia, ha ayudado a la valoración de un patri-
La autora, turas que habían aparecido históricamente como unita-
rias. Simultáneamente, el modelo moderno de desarrollo
monio que puede o no tener vigencia a escala interna-
cional, pero que se considera significativo a escala local o
historiadora, crítica científico, cultural y artístico entraba en crisis, en parte regional. El reconocimiento de tales valores ha enrique-
debido a esas mismas transformaciones que desvelaban cido el acervo patrimonial de las regiones no centrales,
de arquitectura y la cara opresora de la racionalidad moderna. contribuyendo a definir perfiles culturales particulares.
académica de Bellas
Las consecuencias de tales cambios para el tema que Asimismo, se hace evidente, en la mayoría de los países
Artes de Argentina, nos ocupa –cambios que implicaron la pérdida de la de América latina, la contradicción entre las consecuen-
analiza los nuevos hegemonía absoluta del modelo cultual europeo– se cias del sistema económico-financiero global, que hace
expresaron en los países no centrales mediante la que gran parte de los gobiernos se retiren de la tutela
significados del emancipación con respecto a los valores monumentales de su patrimonio (a menos que éste sea fuente de
Patrimonio a la luz de propios de la tradición arquitectónica y urbana europea. recursos a través del turismo) mientras crece entre la
(El florecimiento de una historiografía latinoamericana población la conciencia de la importancia de los valores
los cambios históricos de la arquitectura basada en pautas propias de valora- patrimoniales como apoyo a la búsqueda de identidad.
ción así lo atestigua).
de la segunda mitad La expansión del Neoliberalismo, a consecuencias de la
del siglo XX. Y por otro lado, a nivel más general, se expresó en algo cual el Estado, custodio natural de los bienes patrimonia-
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les, tiende a perder protagonismo, pone en mayor peli-


gro un patrimonio ya amenazado de antiguo por la falta
de recursos y de decisiones políticas. La situación es muy
diversa en los distintos países de América Latina, pues en
algunos de ellos (Colombia, México) existe ya una tradi-
ción referida al cuidado del patrimonio, pero debe afir-
marse una vez más lo que es ya un lugar común, esto es,
que en la comunidad misma es donde reside la verdade-
ra fuerza capaz de mantener vivo su patrimonio.

Por otra parte, las visiones totalizantes del mundo, que como partes aisladas del todo. Si se toma en consideración
en la sociedad tradicional tenían como base simboliza- que el hombre es un ser bio-socio-cultural, y los fenóme-
ciones, o bien dispositivos políticos, se efectúan ahora nos sociales son también, a su vez, multidimensionales, se
por procedimientos instrumentales y tecnológicos, que ha de reconocer la imposibilidad de conocer un fenóme-
funcionan de manera abstracta e impersonal. Las fuer- no –y en particular un fenómeno cultural– a través de sus
zas económicas, antaño ligadas estrechamente a las partes tomadas como entes autónomos; se ha de aceptar
necesidades de la producción y del consumo, constitu- la necesidad de observar sus distintos aspectos integrados
yen hoy una red autónoma que se rige por sus propias en un todo, privilegiando las diferencias, para establecer un
leyes, indiferente a los destinos de la producción a la diálogo menos mutilante con la realidad. Es éste un tipo de
que supuestamente está dedicada a sostener. conocimiento que implicará siempre una cuota de incerti-
dumbre y de contradicción, inconcebibles en el pensa-
Es éste un proceso que en última instancia desvaloriza miento mecanicista, que supone la total cognoscibilidad del
al individuo, cuya identidad se diluye bajo el efecto del mundo por medio de la razón. Un paradigma de la com-
número. Disueltas o debilitadas las instituciones y los plejidad, así, en lugar de reducir lo complejo a lo simple,
valores simbólicos que daban marco a la vida individual integraría lo simple a lo complejo (Morin).
(clases sociales e ideologías políticas, entre otras), el ser
humano queda abandonado a sí mismo, “perdido en el De acuerdo con esto, el edificio patrimonial no podrá
aparato” (Jaspers). ser entendido en base a algunas de sus cualidades con
abstracción de las demás. No podrá ser considerado
Una de las paradójicas consecuencias de esta situación es
meramente como un objeto artístico o como un testi-
la aparición de procesos de desmasifcación, de descentra-
monio histórico, mirando a un aspecto aislado de su
lización, que desembocan, en parte, en una exacerbación
condición: deberá ser estudiado y tratado como un
del individualismo, hasta tal punto que se habla de una
complejo en el que coexisten la materia y su organiza-
segunda revolución individualista (Balkandier, Lipovesky).
ción, los significados culturales y los valores estéticos, la
memoria social, el papel urbano actual, las funciones
La presencia del patrimonio, como evocación y afirma-
pasadas y presentes, etc., etc. En consecuencia, su pre-
ción de una memoria colectiva, como nexo entre indi-
servación deberá significar mucho más que la presencia
viduos que comparten una historia común, puede resul-
de un objeto apto para el consumo turístico o estético.
tar un instrumento útil para restablecer, al menos en
parte, el equilibrio entre totalidad abstracta e individua-
2.2. Este modo de entender la realidad implica asimis-
lismo patológico.
mo que en el universo nada existe o tiene sentido si no
2. La pérdida de preeminencia del paradigma del cono- es en relación a aquello que lo rodea y al todo que lo
cimiento que puede caracterizarse como mecanicista, contiene. Este todo merece una consideración especial,
racional, newtoniano o cartesiano, y su sustitución por pues de acuerdo con el principio de emergencia, en el
una visión del mundo en la que se admiten lo imprevi- todo emerge algo nuevo, algo que no estaba presente
sible, el indeterminismo, la complejidad, una concepción en los elementos que lo formaron: las propiedades del
en la que el tiempo desempeña un papel fundamental, todo son específicas y diferentes de las de sus partes.
tiene implicancias quizás menos manifiestas en el con-
cepto de patrimonio que las señaladas en el punto ante- Si trasladamos estos conceptos a la consideración del
rior (y por tanto en el tratamiento de éste), pero sin patrimonio, surgen ricas consecuencias: por una parte,
duda más profundas, pues hacen a su condición existen- que el elemento patrimonial adquiere su verdadero
cial, a su modo de “estar en el mundo”. sentido solamente en su relación con su entorno (físico
o cultural), pero, paralelamente, que a su vez el ambien-
2.1. Uno de los rasgos del nuevo paradigma es el recono- te mismo adquiere su sentido a partir de su relación
cimiento de la complejidad, que se opone a los diversos con el elemento patrimonial: que ambos cobran signifi-
reduccionismos y simplificaciones. El principio de compleji- cado uno en función del otro. Más aun, que la unión de
dad ataca el tipo de pensamiento mutilante que separa y ambas partes da lugar a un significado que no existía en
clasifica los elementos de un fenómeno estudiándolos cada una de ellas.
12 Boletín Informativo
ARTÍCULOS

Un edificio histórico, por ejemplo una gran iglesia, que la creciente entropía, la dirección hacia el desorden,
ha perdido su entorno original y se halla hoy en el seno hacia la desorganización. (En el mundo social y biológi-
de un ámbito moderno, perdió también su significado co, por el contrario, aumentan la organización y la com-
urbano primero aun cuando mantenga su función reli- plejidad, constituyéndose así en fuerzas de sentido con-
giosa; pero adquirió el nuevo significado de constituir trario que impiden la caída definitiva en la desorganiza-
una marca histórica en ese nuevo entorno (significado ción). Se ha hablado de la flecha del tiempo para expre-
que antes no poseía); en tanto que el entorno moder- sar el carácter dinámico, direccional, irreversible, del
no, a su vez, ve remarcada su modernidad –que de otra tiempo.
manera podría permanecer inadvertida o resultar poco
significativa– por la presencia del pasado en su seno. En En el antiguo paradigma, pues, el tiempo no afectaba a
el conjunto de ambos, además, aparece la rica comple- los fenómenos. En tanto que en un universo inmerso en
jidad de un mundo en el que está presente la historia, “la flecha del tiempo” nada puede concebirse fuera de
complejidad de la que carece cada uno de los protago- él; todos los fenómenos quedan afectados por la diná-
nistas separadamente. mica del tiempo. Pero el tiempo, a su vez, puede ser
considerado desde diversos puntos de vista.
De aquí podría deducirse que la condición patrimonial
reside precisamente en la relación entre el elemento • El tiempo histórico. En el campo de la Historia el tiem-
patrimonial y su entorno, entre lo nuevo y lo viejo, pues- po aparecía tradicionalmente como lineal y unitario.
to que en este conjunto emergen nuevos significados, Pero desde que Fernand Braudel describió la naturale-
inexistentes en las partes separadas, significados que son za compleja del tiempo histórico, éste ya no puede leer-
aquellos que en adelante se percibirán como valores se como una línea única. Braudel distinguió distintos
históricos o elementos de identidad urbana. tipos de duración histórica: larga, media y corta, que
corresponden a otros tantos tipos de desarrollo histó-
Puede fácilmente imaginarse que el tratamiento de un rico. La larga duración se refiere a amplias estructuras
elemento patrimonial desde esta perspectiva adquiere casi inmóviles en el tiempo (marcos geográficos, estruc-
matices de gran interés, que involucran directamente a turas mentales, por ejemplo); la duración media expresa
su entorno y superan de lejos la mera conservación edi- ciclos de menor duración, que puede alcanzar algunas
licia. El mantenimiento del carácter de la relación entre lo decenas de años, y a su vez la corta duración es la que
viejo y lo nuevo se convierte en el eje de la cuestión. corresponde al acontecimiento, al hecho aislado.

La relación entre los centros históricos de las ciudades y Esta concepción del tiempo múltiple puede ayudar a
sus partes modernas ha de entenderse asimismo desde comprender el modo de vida del monumento en el
esta perspectiva. El centro histórico no debiera apare- seno de la ciudad, el que podría describirse como com-
cer como un objeto extraño enquistado en el cuerpo puesto por una duración más larga, la del monumento
de la ciudad moderna, sino como una parte constitu- mismo, inserta en una duración media, la del medio físi-
yente de un todo, un todo enriquecido por el diálogo co que lo rodea, y en otra más breve, la de los variados
entre lo nuevo y lo viejo. modos de uso del espacio urbano.

Para que ese diálogo sea posible resulta indispensable La presencia del monumento, en efecto, persiste duran-
mantener la continuidad de la vida urbana entre ambos te siglos, en tanto que su entorno “moderno” se va
sectores. Esto parece muy difícil de lograr en la mayoría renovando, según las culturas y las épocas, en el lapso de
de las ciudades latinoamericanas con valiosos centros decenios. A su vez, los hábitos sociales, los modos de
históricos, en las que la tugurización, el abandono, o, en uso del espacio urbano, pueden tomar el carácter de
ocasiones, políticas equivocadamente conservacionistas acontecimientos puntuales o casi puntuales, que se van
dificultan una integración orgánica. La integración se da tornando progresivamente más breves a medida que
con mayor facilidad en los que alguna vez he llamado avanza el siglo. Pero además unos hábitos aparentemen-
centros históricos no-consolidados, en los que alternan en te idénticos en la forma, unos usos del espacio público
un mismo ámbito edificios de diversos períodos históri- tradicionales (como pueden ser los autos sacramentales
cos, sin un sólido tejido histórico que los contenga, y el en el frente de las catedrales, o los torneos y desfiles en
Escamoteando el diálogo se da casi naturalmente a través de una vida las plazas cívicas), cambian profundamente sus significa-
pasado se hace urbana que comparten. dos, al dejar de ser actos religiosos o cívicos para con-
vertirse en espectáculos con función turística.
inviable todo proyecto 2.3. En el viejo paradigma el mundo es concebido
de futuro. Sin pasado como un autómata atemporal, la imagen del universo es En las ciudades latinoamericanas las diferencias de
la de un gran artefacto mecánico, eterno e inmutable duración se hacen más agudas que en las antiguas ciu-
no hay presente, ni en su funcionamiento. En tanto, en el nuevo paradigma dades europeas, pues en ellas coexiste el paso regular
el tiempo impregna toda la realidad: nada existe fuera de la historia con el predominio de la corta duración,
tiene significado el del tiempo, que es irreversible y sigue la dirección que del acontecimiento, que caracteriza a la superficie de
porvenir. marca la segunda ley de la termodinámica, esto es, la de su tiempo.
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En estas ciudades la constante destrucción/construcción 3. El tiempo informático. Hasta aquí he hablado del tiem-
de edificios, las intervenciones urbanas puntuales, especie po cósmico, del tiempo histórico y del tiempo vivido. En
de borradores de ciudad nunca concluidos, superponién- todos ellos reconocemos el carácter de dinamismo, el
dose interminablemente, crean un tejido móvil, que se movimiento, la fuerte direccionalidad, como asimismo la
asienta (o quizás debería decirse que flota) sobre las tra- presencia de un espacio que desarrolla su existencia en
zas antiguas, sobre las permanencias a veces casi irrecono- el tiempo. Pues bien, si algo pudiera hacer evidente la
cibles que subyacen bajo esa superficie inestable. De ahí vigencia del principio de complejidad reconocido en los
que a la complejidad del tiempo en que viven los edificios nuevos modos de pensamiento, es la condición del tiem-
deba agregarse esta complejidad del tiempo urbano. po percibido en el universo informático en que estamos
inmersos.
El significado del elemento patrimonial, pues, no sola-
mente se mutila si se lo considera atemporalmente, Pues el tiempo de la informática es, paradójicamente, un
como algo dado de una vez para siempre, sino que para tiempo que no se despliega, que parece instalado en el
su cabal comprensión ha de leerse en el entrecruza- presente: a través de su manipulación por los medios de
miento de esas desiguales líneas de temporalidad. difusión masiva, en particular de la televisión, la historia
se presentifica, se achata en un puro presente. La diná-
• El tiempo vivido. El tema del tiempo, en lo que a nues- mica del tiempo parece cambiarse por una agitación
tra cuestión compete, puede examinarse bajo muchos inútil, por un movimiento por el movimiento mismo.
aspectos. Uno de ellos es la diferencia entre el tiempo Además, al abolir la materialidad, sustituida por la mera
del reloj y el tiempo de la experiencia, esto es, entre el imagen, o, más aun, por el simulacro, se anula la relación
tiempo medido y el tiempo vivido. En la comprensión tiempo/espacio, se suprime el espacio.
del elemento patrimonial suele predominar el segundo
de estos tiempos, por más que se citen fechas y datos La lógica del simulacro convierte antiguas realidades en
precisos acerca de la edad cronológica del edificio, pues- imágenes audiovisuales, escamoteando así el pasado, con
to que el tiempo de la experiencia es el que otorga sig- lo que hace inviable todo proyecto de futuro, pues sin
nificado al monumento, por lo que varía para cada gene- pasado no hay presente ni tiene significado el porvenir.
ración que está en su presencia. Es sabido que no hay
una manera puramente objetiva de percibir una cosa: Así tiempo y espacio, las coordenadas que permiten al indi-
con nuestra observación construimos una realidad, tanto viduo representarse su situación con relación a la totali-
inventamos como descubrimos la realidad. dad, se disuelven, dejándolo perdido en el vacío.Y ésta ha
sido llamada, precisamente, la era del vacío (Lipovesky).
Debe agregarse a esta consideración el hecho de que
el significado de la arquitectura es un significado cultu- Contemporáneamente, el carácter del espacio urbano
ral, por lo que en su lectura, a más de las intenciones de las metrópolis se ha transformado de tal modo, que
del arquitecto y la carga cultural de su propio su aprehensión y su representación son ya imposibles
ambiente, encontramos cada vez el espesor que la con los medios tradicionales de percepción. La comple-
historia ha ido agregando, con lo que el primitivo sig- jidad de los sistemas de funcionamiento de la vida urba-
nificado se ha transformado, ha sufrido olvidos, ha na, el desorden espacial, el descentramiento, la multipli-
adquirido nuevas memorias, despier ta resonancias cidad étnica y social, la coexistencia de modos de vida
inéditas y cambiantes. formales e informales, las discontinuidades, la extensión
ilimitada, componen una situación que exige la creación
(Si quisiera dar un ejemplo significativo de lo que impli- de nuevas herramientas perceptivas (Jameson).
ca el tiempo vivido y la carga histórica para la compren-
sión de la arquitectura quizás nada sería más claro que La experiencia de semejante presente, la angustia que
la lectura de la arquitectura neoclásica: para gentes de provoca la desorientación y el vacío, producen por una
mi generación resucitar el Neoclasicismo trae inevita- parte el abandono de la lucha, las expresiones que se
blemente ecos de nazifascismo; para generaciones suce- han llamado débiles en arquitectura o en otros ámbi-
sivas esa carga histórica no es legible y pueden mirar las tos de creatividad.
obras de Albert Speer o aceptar ciertas propuestas
posmodernas sin experimentar el rechazo profundo Pero por otro lado incitan al hablante a intentar resta-
que a algunos nos producen). blecer de algún modo un orden de referencia, a recons-
También el mito actúa dando forma especial a la visión truir imaginariamente el fluir del tiempo histórico y a
del patrimonio: en la Argentina, por ejemplo, todo edi- reconocer o reinstalar la memoria de los lugares. La nos- El Patrimonio se une
ficio al que se quiere asignar popularmente un valor, es talgia es uno de los síntomas más visibles e inmediatos al desarrollo de la vida
calificado como “colonial”, así sea del siglo XIX o aun de esas búsquedas, el intento vano de regresar a un
de comienzos del XX: pues para el ciudadano corrien- tiempo en el que las vidas parecían tener un sentido urbana para crear
te, lo verdaderamente digno de ser considerado histó-
rico es lo colonial: su tiempo imaginado no coincide
más claro. Pero las modas retro, las películas en atmós-
fera de los años 20 ó 40 la “recuperación” de figuras
una y otra vez nuevos
con el tiempo medido. políticas o artísticas de aquellos años, etc., etc., no hacen significados.
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más que sustituir un pasado real, una vez más, por un ción de la relación tiempo/espacio, a la presentificación
simulacro; esto es, por la imagen de una realidad que de la historia y la consiguiente pérdida de la experiencia
nunca existió. No parece fácil restaurar la corriente de del pasado y la esperanza del futuro, frente a un mundo
la historia a partir de tales experiencias. poblado de simulacros y despoblado de realidades, la
presencia del patrimonio representa un anclaje, un
En la arquitectura se han producido diferentes intentos punto de referencia desde el cual intentar la compren-
en esta dirección. Por una parte la representación del sión de la totalidad.
pasado mediante estereotipos o simulacros, en el llama-
Bibliografía
do “posmodernismo”, que no hizo más que añadir agi- La permanencia profunda bajo la superficie de los cam-
tación a la superficie del tiempo sin alcanzar un verda- bios, la continuidad mantenida durante las transformacio-
Fernand Braudel,
dero anclaje con el pasado ni una proyección hacia el nes, ha sido interrumpida por “el pensamiento moderno,
La Historia y las Ciencias
futuro. Por otro lado la orientación hacia la búsqueda de que capta todas las cosas bajo el aspecto del movimiento.
Sociales,
tradiciones y valores locales o regionales, cuyo desarro- Este tiempo ha sido el tiempo del pensamiento desarma-
Alianza Ed., Madrid 1968. llo hacia el futuro permitiera establecer una continuidad do, deshecho, impotente para hacer inteligible un mundo
Umberto Eco y otros, cultural, reconstruir el movimiento del tiempo histórico donde la única certeza es la del movimiento” (Balandier).
La nueva Edad Media, desde un espacio real, conciliando tradición con moder-
Alianza Ed., Madrid 1974. nidad. Por último, la recuperación del patrimonio arqui- Este pensamiento moderno, que ha caracterizado a un
Luis Fernández-Galiano, tectónico y urbano, los que aparecen como puntos de mundo “desencantado”, está siendo sustituido por un
El fuego y la memoria, referencia invalorables en este universo hábil y difuso. pensamiento holístico, que aspira al “reencantamiento”
Alianza Ed., Madrid 1991. del mundo. La presencia viva del patrimonio arquitectó-
Cristian Fernández-Cox, Los elementos patrimoniales adquieren así un sentido y nico y urbano, que afirma la continuidad de tiempo y de
“Hacia una Modernidad una función particulares, que trasciende lo estético o lo las tradiciones culturales, que materializa el espacio en
apropiada: factores y estrictamente testimonial para convertirse en un núcleo disolución al otorgar sentido a los lugares, que se une al
desafíos internos” en de orden –temporal y espacial–, en una valla frente al desarrollo de la vida urbana para crear una y otra vez
AAVV, Arquitectura avance del desorden representado por el olvido y por nuevos significados, es sin duda uno de los instrumentos
Latinoamericana. Pensamiento la pérdida del sentido del lugar. Frente a la sustitución válidos para el avance de este proceso, para la búsque-
y Propuesta, del tiempo natural por e tiempo informático, a la anula- da de un mundo reencantado. ♦
Summa, UNAMéxico y
otros 1991.
Cayo García, Curso sobre
Los nuevos paradigmas
del pensamiento,
Universidad Católica de
Córdoba 1993. Inédito.
Frederic Jameson,
El posmodernismo o la
lógica cultural del
capitalismo avanzado,
Paidós Studio, Buenos
Aires 1992.
Karl Jaspers,
Ambiente espiritual de
nuestro tiempo,
Ed. Labor, Barcelona 1933.
Guilles Lipovetsky,
La era del vacío,
Anagrama, Barcelona
1986.

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