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Cámara deApelaciones en lo Penal, Contravencional y deFaltas

“Año 2010 Bicentenario de la Revolución de Mayo”


Causa nº 40936-00/CC/2009, caratulada “DE OLIVERA TERZA, Carlos Antonio
y otros s/ inf. art. 78 CC - Apelación”. Sala II (3-14)

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los 10 días del mes de


noviembre de 2010, se reúnen en acuerdo los Jueces integrantes de la Sala II de
la Cámara de Apelaciones en lo Penal, Contravencional y de Faltas, los Dres.
Pablo Bacigalupo, Marcela de Langhe y Fernando Bosch, para resolver en las
presentes actuaciones.

Y VISTOS:

Motiva la intervención de este tribunal el recurso de apelación interpuesto a


fs. 660/676 por el Dr. Luis Bonomi y la Dra. María del Carmen Verdú, letrados
defensores de los Sres. Juan Oribe, Jesica Calcagno y Patricio del Corro, contra la
decisión de fs. 649/654, por la que se declina la competencia en razón de la
materia a favor de la justicia nacional, al entender que los hechos investigados en
estas actuaciones resultan constitutivos del delito previsto en el art. 194 CP.

En este proceso se atribuye a los imputados haber tomado participación, en


los términos descriptos en el requerimiento de juicio de fs. 629/638, en diversos
cortes totales del tránsito vehicular. Estos hechos se llevaron a cabo en días
hábiles (concretamente, los días 11/09/09, 21/09/09, 02/10/09, 09/10/09, 09/12/09,
29/12/09, 22/01/10 y 07/04/10), tanto en horas de la mañana, en la intersección de
las Avdas. Corrientes y Callao, como por la tarde, sobre la Avda. Callao frente al
Nº 114, impidiéndose la circulación de vehículos particulares, así como también de
transportes públicos de pasajeros, afectándose en particular a las líneas de
colectivos Nº 50, 26, 24, 180, 115, 150 y 37. Tales comportamientos fueron
calificados por el representante del Ministerio Público Fiscal como constitutivos de
las contravenciones previstas en los arts. 69 y 78 CC.

Para fundar su decisión, la magistrada sostuvo que, debido a la gravedad


de los hechos atribuidos, es decir, dado que todos ellos habrían sido cometidos en
días laborables, en el horario en que la mayoría de las personas concurre a
trabajar o se dispone a abandonar sus lugares de trabajo, en dos de las avenidas
de mayor circulación de la ciudad y puesto que, en tales circunstancias, se habría
provocado un corte total del tránsito, resultaba de aplicación al caso la figura
prevista en el art. 194 C.P., quedando desplazada en consecuencia la normativa
contravencional a la que fueron subsumidos los episodios.
Por su parte, la defensa impugnó la resolución de grado en base a los
siguientes agravios: 1. Los imputados no estarían siendo investigados “por la
comisión de infracción, contravención, falta o delito alguno”, sino por ser dirigentes
de movimientos estudiantiles. 2. La normativa contravencional en general, en
cuanto importa la sanción de disposiciones de carácter penal por parte de la
legislatura local, resultaría inconstitucional. 3. El art. 78 CC, en particular, sería
asimismo inconstitucional por vulnerar derechos fundamentales tales como los de
“peticionar, asociarse con fines lícitos y manifestarse (art. 14 CN)”. 4. El hecho
atribuido no sería típico del delito previsto en el art. 194 CP, en virtud de los
siguientes motivos: 4.1. Del proceso no surgiría una afectación a la seguridad del
transporte. 4.2. No se ha probado la creación de un peligro individual para las
personas o los bienes. 4.3. No se habría demostrado que se creara
deliberadamente una situación de riesgo o peligro a un particular. 4.4. El tipo penal
exigiría para su configuración la concurrencia de un dolo específico, definido como
“la intención deliberada de que [la] interrupción del tránsito vehicular terrestre se
realice en perjuicio de la seguridad pública”. Por estos motivos, solicitó que se
revoque el auto recurrido y se sobresea a sus asistidos, haciendo expresa reserva
de caso federal y de cuestión constitucional a los fines de articular recurso ante el
Tribunal Superior de Justicia (fs. 660/676).

La Sra. Fiscal de Cámara, Dra. Sandra Guagnino, expuso a fs. 681 las
razones por las que consideró que debía confirmarse la decisión objeto de crítica.

Cumplidas las instancias procesales pertinentes, se encuentran estas


actuaciones en condiciones de ser resueltas.

Y CONSIDERANDO:

I. En cuanto a la admisibilidad de la vía recursiva intentada, se han


observado en el caso los recaudos subjetivos y objetivos que habilitan su
procedencia, pues los apelantes cuentan con legitimidad para su deducción,
presentaron su escrito en tiempo y forma y el auto contra el cual se dirigen es
susceptible de provocarles gravamen irreparable (arts. 6, 50 LPC, y 279
CPPCABA).

II. Se advierte ante todo que el hecho por el que se ha requerido la


realización del juicio, conforme lo expresara esta Sala en anteriores precedentes
(c. nº 24703-00/CC/2008, “Ledesma Valenzuela, Adams y otros s/ infr. art. 78 CC”,
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“Año 2010 Bicentenario de la Revolución de Mayo”
Causa nº 40936-00/CC/2009

rta.: 09/06/2009; c. nº 14609-00/CC/2009, “Oroz, Carlos Enrique s/ infr. art. 78


CC”, rta.: 20/04/2010; entre otros), reúne los requisitos típicos de la figura prevista
en el art. 194 CP en cuanto reprime, en lo pertinente, al que, “sin crear una
situación de peligro común, impidiere, estorbare o entorpeciere el normal
funcionamiento de los transportes por tierra…”.

A este respecto, la doctrina sostiene que acción típica de aquel ilícito es


toda aquella que “paraliza, desorganiza o retarda el tráfico […], cualquiera sea el
tiempo que dure”, afectándose de ese modo el transporte en general, sea público
o privado (cfr. Creus / Buompadre, Derecho penal, Parte especial, tomo 2, 7ª ed.,
Astrea, Buenos Aires, 2007, p. 57; en el mismo sentido, Nuñez, Derecho Penal
Argentino, Parte Especial, tomo VI, Lerner, Buenos Aires, 1971, p. 93). Tales
actos, se afirma, pueden recaer tanto sobre los medios de transporte como sobre
las vías de comunicación o sobre accesorios funcionales, pero, como se señaló,
han de afectar el tráfico de modo general; es decir, sería insuficiente que la acción
impidiese o turbase sólo el funcionamiento de un medio determinado (cfr. Creus /
Buompadre, ob. cit., p. 57). Los hechos por los que el órgano acusador ha
requerido el debate, en el desarrollo de los cuales se habría impedido por
completo el tránsito en la intersección de las Avenidas Corrientes y Callao, o bien
sólo sobre esta última, en días hábiles y en horarios centrales para el
desenvolvimiento cotidiano de la ciudad, satisface en esta medida, sin lugar a
dudas, los requisitos del tipo penal.

El objeto de bien jurídico es identificado, en lo que aquí interesa, como el


normal funcionamiento del transporte, el cual constituye una “garantía de
preservación de la seguridad común”, bien jurídico genérico al que han de aludir
todas las figuras agrupadas en el Título VII del Código Penal (cfr. Creus /
Buompadre, ob. cit., p. 57). Lo protegido no serían, entonces, “los medios de
transporte en sí, sino el desenvolvimiento de la circulación del transporte por vías
públicas realizado mediante aquéllos” y que comprende como ya se indicó
tanto a los medios destinados al uso público, como a aquellos destinados al uso
particular (Núñez, ob. cit., p. 93). También en este aspecto las conductas
investigadas cumplen los requerimientos de este ilícito.

El elemento típico negativo consistente en que el hecho no haya creado una


situación de peligro común es interpretado en el sentido de una condición que, en
caso de presentarse, excluiría la aplicación del tipo penal pues el episodio se
subsumiría en otros ilícitos que exigen la verificación de ese extremo (cfr. Soler,
Derecho Penal Argentino, tomo IV, 4ª ed., Tea, Buenos Aires, 1988, p. 633 s.;
Creus / Buompadre, ob. cit., p. 57; véase asimismo, Nuñez, ob. cit., p. 93). Se
trataría entonces de un desplazamiento de normas por especialidad. Este delito se
convierte así, simplemente, en una figura residual que habrá de aplicarse en la
medida en que la conducta en él descripta no genere riesgos ya abarcados en otro
tipo penal (como los de naufragio o descarrilamiento a que aluden los arts. 190 y
191 CP).

Queda descartada, de este modo, la comprensión que suele hacerse de


esa condición sostenida en autos por la defensa al afirmarse que de ella
puede deducirse la exigencia de que se verifique un peligro concreto para otros
bienes jurídicos (en este sentido, véase el fallo de la Sala I de esta Cámara en
autos “NN a determinar [Habitantes Villa 31 y 31 bis] s/ art. 78 CC –obstrucción de
la vía pública; causa Nº 40373/08; rta.: 6/4/09; asimismo, M. Martínez, Sobre el
delito de entorpecimiento de los medios de transporte. Entre la criminalización de
la protesta social y la tesis de la tolerancia, Lexis Nº 0003/800416), ya que en ese
caso la figura se vería desplazada por aquellas previsiones especiales que
abarcan, precisamente, la creación de un peligro concreto para esos otros bienes
(homicidio, lesiones, daños, etc. y sus respectivas tentativas), no subsistiendo
de ese modo un ámbito de aplicación propio para esta norma.

Pero de ninguna manera ello implica aceptar que este ilícito pueda
configurarse aun cuando en el caso concreto no se generase riesgo alguno. La
exigencia de que el hecho afecte “el normal funcionamiento” en nuestro
supuesto de los transportes por tierra supone una definición de los riesgos
mínimos necesarios para satisfacer la subsunción legal y asegurar, a su vez, la
legitimidad constitucional de este tipo penal: se trata de los peligros ínsitos de la
circulación en condiciones de anormalidad, esto es, en condiciones tales en que
las reglas de tránsito ya no pueden ser estrictamente seguidas, por ej., porque se
ha provocado, directamente, la detención del tráfico en vías de alta velocidad
como rutas o autopistas, o bien se obliga a desviar la circulación por caminos
que no satisfacen las necesidades de una circulación regular en materia de
señalización, iluminación, estado en general, capacidad para absorber el caudal
de vehículos que ahora debe transitar por ellos, etc..

En el supuesto bajo estudio se presenta, asimismo, este requisito típico,


pues precisamente se habría interrumpido el tránsito por vías que, en los días y
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Causa nº 40936-00/CC/2009

horarios en que se desarrollaron los hechos, permiten el flujo de un importante


número de vehículos, el cual, como es de público y notorio, en las circunstancias
temporales ya aludidas, no alcanza a ser encausado de modo adecuado por las
calles colaterales. Todo ello genera, naturalmente, innumerables riesgos
susceptibles de configurar la situación de peligro propia de la norma penal.

También concurre en el caso el tipo subjetivo del ilícito previsto en el art.


194 CP, pues las circunstancias que describen los comportamientos atribuidos
permiten afirmar que, en principio, los imputados han tenido conocimiento de la
situación fáctica reseñada. La especial interpretación postulada por la defensa, en
el sentido de que la figura exige un “dolo específico” identificado como “la
intención deliberada de que [la] interrupción del tránsito vehicular terrestre se
realice en perjuicio de la seguridad pública”, deberá, eventualmente, ser evaluada
por el juez competente.

Simultáneamente, también es correcto que los hechos reúnen los extremos


necesarios para tener por configurada la infracción contenida en el art. 78 CC. A
este respecto, hemos sostenido que esta norma, en cuanto prohíbe la conducta de
impedir u obstaculizar la circulación de vehículos por la vía pública o espacios
públicos, debe ser entendida como un ilícito de menor magnitud frente a la figura
penal en análisis. Es decir, ambas previsiones pueden ser comprendidas como
conteniendo distintos estadios de gravedad del mismo comportamiento (en sentido
semejante, Castelli / Berón de Astrada, Comentario al art. 194 CP, en: Baigún
/Zaffaroni (dir.), Código Penal y normas complementarias. Análisis doctrinal y
jurisprudencial, tomo 8, Hammurabi, Buenos Aires, 2009, p. 711 s.). En este
sentido, es posible identificar al menos dos constelaciones de casos: 1) aquella en
que por sus especiales características (por ej., el tránsito se interrumpe en una vía
secundaria que atraviesa un barrio periférico de la ciudad, en un día domingo, en
horas del mediodía) de ninguna manera pueda afirmarse una afectación al normal
funcionamiento de los transportes, como lo requiere la norma penal, y, por ello,
sólo sea susceptible de configurar, eventualmente, la infracción contravencional; y
2) aquella que, como ocurre en el presente, se comete un hecho más grave que
reúne todos los elementos típicos del ilícito penal y que, como tal (es decir, como
comportamiento más grave), contiene también la realización del más leve, pues se
verifica entre ellos una relación de gradación que es paralela sólo por mencionar
un ejemplo a aquella que se presenta entre tentativa y delito consumado.
Reflexiones semejantes cabría realizar respecto de la subsunción de los
hechos al tipo contravencional previsto en el art. 69 CC.

En nada afecta lo hasta ahora sostenido la circunstancia de que las


conductas investigadas, en particular, pudieran ser interpretadas como legítima
expresión de derechos constitucionales o que pudiesen hallarse por otros motivos
justificadas, pues, por un lado, ello no obsta la adecuación del hecho al tipo penal
del art. 194 CP, y, por otro, lo cierto es que, si se presentasen tales extremos,
tampoco subsistiría la aplicación de las figuras contravencionales en juego. Todo
ello, de cualquier manera, debe ser analizado por el juez competente.

Ahora bien, verificada la tipicidad de los comportamientos conforme a las


exigencias del art. 194 CP, resulta de aplicación la regla contenida en el art. 15
CC, según la cual “el ejercicio de la acción penal desplaza al de la acción
contravencional”. Es que más allá de la circunstancia de que los hechos, como se
expresara previamente, puedan adecuarse también a las exigencias de las
infracciones de los arts. 69 y 78 CC, lo cierto es que la disposición del art. 15
supedita la posibilidad de ejercer la acción contravencional a la inexistencia en el
caso de una figura delictiva, renunciando expresamente el legislador local a la
pretensión punitiva en esa materia en tales hipótesis.

Por estas razones, debe confirmarse la decisión por la que se declina la


intervención de este fuero (art. 17 CPPCABA, de aplicación supletoria art. 6
LPC).

No obstante, ha de revisarse si tal declinatoria de competencia habrá de


hacerse a favor de la justicia penal ordinaria como se ha resuelto en autos o
bien a favor de la federal. A este respecto existe una constante jurisprudencia de
la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el sentido de que para otorgar el
conocimiento de la causa a la justicia federal es necesaria la interrupción de un
servicio público interjurisdiccional o de vías de comunicación de esa índole (Fallos
324:270; 326:4900; 328:28; 328:2804; entre otros). En el caso, si bien los hechos
han afectado avenidas internas de la ciudad, lo cierto es que, como es de público
conocimiento, algunos de los servicios de transporte de pasajeros involucrados
desarrollan un recorrido que excede el ámbito local (como ocurre, por ejemplo, con
las líneas 24 y 37), por lo que corresponderá entonces declinar la competencia a
favor del fuero penal federal del Poder Judicial de la Nación.
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Causa nº 40936-00/CC/2009

Por último, el planteo de inconstitucionalidad formulado por la defensa


respecto de la normativa contravencional en su conjunto resulta improcedente,
pues esta Alzada no tiene competencia para efectuar un control abstracto de
constitucionalidad. Por idéntico motivo, luego de que hemos sostenido que este
caso debe ser juzgado de acuerdo a lo dispuesto por el art. 194 CP y no conforme
a las previsiones del art. 78 CC, tampoco puede prosperar el planteo de
inconstitucionalidad de esta última norma.

Por todo lo expuesto, habiendo concluido el acuerdo, el tribunal

RESUELVE:

I. CONFIRMAR lo resuelto a fs. 649/654 por la titular del Juzgado en lo


Penal, Contravencional y de Faltas Nº 2, Dra. Cristina Beatriz Lara, en cuanto
DECLINA LA COMPETENCIA de este fuero para conocer en el proceso.
II. MODIFICAR lo resuelto a fs. 649/654 en cuanto ordena enviar las
actuaciones a conocimiento del fuero ordinario de la justicia nacional y, en
consecuencia, DISPONER LA REMISIÓN de éstas a la oficina de sorteos de la
Excma. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de
la Capital Federal, a fin de que se designe el juzgado que tomará intervención ante
la posible comisión del delito previsto en el art. 194 CP.
III. RECHAZAR los planteos de inconstitucionalidad formulados por la
defensa.
IV. Tener presente las RESERVAS efectuadas por los recurrentes.

Tómese razón, notifíquese a la Fiscalía de Cámara bajo constancia en


autos y oportunamente devuélvase el legajo a primera instancia, donde deberán
practicarse las notificaciones correspondientes y cumplirse la remisión ordenada.

Sirva lo proveído de atenta nota de envío.

Fdo: Fernando Bosch, Pablo A. Bacigalupo, Marcela De Langhe. Jueces de Cámara.


Ante mí: Dra. Marina R. Calarote. Secretaria de Cámara.

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