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La retórica y la <‘Los hombres más excelentes y los más


nobles doctores son mis testigos... Todos

controversia sobre reconocieron que el instrumento distor-


sionaba. Y Galileo enmudeció., entriste-
la fusión fría: cido, se marchó... sin agradecer los favo-
res y los comentarios recibidos, pues,

del Woodstock químico pagado de sí mismo, había urdido una fá-


bula... Así fue como el pérfido Galileo

al altamont físico abandonó Bolonia con su catalejo...>


(Relato de Martin Horky a Johannes Ke-
pler sobre la visita de Galileo a Bolonia,
citado en Van Helden, 1989:93).

Introducción
Trevor J. Pinch

(Traducción: Juan Manuel Iranzo)


L a retórica puede definirse como el
intento sistemático por parte de uno
o más actores sociales de persuadir a
otros actores sociales de que algo es cierto. Así,
un político puede usar la retórica para defen-
der los méritos de ser un demócrata, un vende-
dor para promover el carácter de ganga de los
productos que vende o un científico para esta-
blecer la existencia o inexistencia de una enti-
dad científica. Los medios de persuasión pue-
den incluir textos escritos como artículos de
periódico, hojas de propaganda o artículos
científicos, discursos como los que hacen los
políticos, la charla del vendedor o las lecturas
de ponencias, despliegues visuales como las ci-
fras del paro, las muestras de un representante
o los gráficos de un científico, y demostracio-
nes como besar bebés en los «contactos con el
públicos> electorales de un político, la exhibi-
ción de cómo funciona un articulo que hace un
vendedor (lo que se llama «hacer una demos-
tración») o la demostración de cómo funciona
un cierto experimento.
Las discusiones sobre retórica en el contexto
de la ciencia topan con la familiar dificultad de
que la ciencia, en tanto que ejemplificación del
razonamiento válido, se ve en cierto modo como
la antítesis de la retórica. Esta dificultad surge de
la propia historia de la retórica, donde ha existi-
do una tendencia a separar el razonamiento váli-
do —como el razonamiento lógico— de la retóri-
ca. La dificultad aumenta a causa de las prácticas
narrativas de los científicos, que apelan de forma
rutinaria a factores sociales para explicar los

Trever 1. Pinch. Dpto. de Estudios Sobre Ciencia y Tecnología, Universidad de CorneO lihaca, Nueva York.
Política ySociedad, 14/15 (1993-1994), Madrid (pp. 155-1 70)
errores (Gilbert y Mulkay, 1984). Por ejemplo, namiento general de la retórica. Este es, de he-
en la cita anterior Horky llama urdir una fábula a cho, mi propio objetivo. Tal como yo lo concibo,
lo que él considera la falsa observación de Gali- el proyecto retórico —en su forma más ambicio-
leo de las lunas de Júpiter. En ciencia resulta sa— buscaría similitudes entre las estructuras re-
casi una contradicción hablar de <‘urdir una teo- tóricas de diversos dominios discursivos inclui-
ría científica contrastada». Como ha señalado da la ciencia. Si se adopta una definición amplia
Latour (1987), los científicos mantienen que de retórica —que trata de cómo unos actores so-
sólo se convencen de la verdad de algo cuando ciales persuaden a otros— el número de domi-
han desaparecido todos los medios de persua- nios diferentes que pueden examinarse resulta
sion. muy grande.
De este modo se ha desacreditado el estudio En este artículo abordo dos de esos ámbitos,
de la retórica. Algo que se refleja y ahonda en el que en principio pueden parecer muy diferen-
habla común cuando se hacen referencias a «me- tes: la ciencia y el comercio. De hecho, para al-
ra retórica» o a «alardes retóricos» como si fue- gunas personas seran completos opuestos. Para
ran epifenómenos del asunto en cuestión. Si la muchos, la ciencia es el ejemplo de cuanto hay
ciencia está constituida por el razonamiento vá- de bueno y noble en la empresa humana —la
lido no parece que haya mucho lugar para un búsqueda de conocimiento objetivo, neutral y
análisis retórico. La creciente presencia del ana- desinteresado—; de otro lado, el comercio se
lisis retórico de la ciencia muestra cómo ha cam- relaciona a menudo con el interés particular y
biado nuestra comprensión de la ciencia tanto las ganancias pecuniarias —en una palabra, con
como una redescubierta confianza en las afirma- hacer dinero—. Admiramos a los científicos y
ciones del análisis retórico. miramos con soma al vendedor de coches usa-
Mi propio campo —la sociología del conoci- dos.
miento científico— ha contribuido al cambio de Sin embargo, pueden aprenderse algunas
la comprensión de la ciencia. Los sociólogos de cosas del estudio del comercio. Y es refrescante
la ciencia han mostrado con numerosos estudios trabajar en un campo donde al mirar atrás uno
de caso que tanto el contenido como las prácti- no encuentra a los filósofos blandiendo la
cas técnicas de incluso las ciencias más duras estaca del razonamiento válido. ¡Más bien pue-
pueden contemplarse como procesos de cons- de decirse que el problema que uno confronta
trucción social (vgr. Latour y Woolgar, 1979; al estudiar la venta comercial es encontrar algo
Collins, 1985; Pickering, 1984; Pinch, 1986; La- que se parezca un poco al razonamiento válido!
tour, 1987; Lynch, 1986; Shapin y Schaffer, La venta es el ámbito por excelencia donde la
1985). La contraseña de estos nuevos estudios persuasión es relevante. Al comparar con la
es «simetría» (Bloor, 1976), que comporta que la ciencia un dominio en apariencia tan distinto
verdad y el error científicos se analizan de una confio en enterrar para siempre el argumento
misma manera. Si los resultados científicos están de que la ciencia es un caso especial —un caso
conformados por factores sociales, ¿por que no en el que las herramientas del análisis retórico
debería entrar en el cuadro la retórica como otro son menos aplicables—. Si puede observarse el
factor mediante el que se establece la contingen- funcionamiento de los mismos dispositivos re-
cia de la verdad científica? De hecho, algunos tóricos en las callejas de Leeds Market y en las
autores de la sociología y la historia de la ciencia sagradas aulas de la academia, eso implicaría
han señalado específicamente el papel de la re- que el alcance de la retórica de la ciencia es
tórica en la ciencia (vgr. Dear, 1985, 1991; Sha- ciertamente muy amplio.
pin y Schaffer, 1985). Los estudiosos del análisis Tras señalar las diferencias obvias en cuanto
retórico y de la crítica literaria se han ocupado al estatus que concedemos por lo general a las
recientemente de la ciencia y han mostrado, des- actividades de la ciencia y la venta, y antes de
de varias perspectivas, que puede ser analizada discutir los detalles de los tipos de retórica que
con las herramientas normales del análisis retó- pueden hallarse en ambas áreas, merece la pena
ríco (vgr. McCloskey, 1985; Myers, 1990; Gross, señalar que también es posible encontrar algunas
1990; Locke, 1992). coincidencias.
Ahora que la ciencia ya no es tanto el caso es- De hecho, fue un científico quien me dio la
pecial que una vez fue, la meta se ha desplazado idea de estudiar las ventas. Una de las mayores
de algún modo hacia la comprensión del funcio- sorpresas de mi trabajo de campo entrevistando
científicos que trabajaban en la detección de La retórica de la venta
neutrinos solares (Pinch, 1986) fue descubrir
que se referían a sus intentos de obtener finan-

E
ciación para sus costosos experimentos co-
mo «ventas». Por ejemplo, un científico —John 1 análisis de la venta que he llevado a
Bahcall— recordaba cómo él y sus colaborado- cabo comenzó con el estudio de un
res habían preparado cuidadosamente una reu- grupo de vendedores conocidos en
nión, cuyo objeto era lograr el apoyo de un Gran Bretaña como «pitchers>’ (Pinch y Clark,
científico de alto rango para su proyecto, para 1986; Clark y Pinch, 1988, 1992). Se trata de
vender el proyecto a dicho científico (y lo lo- vendedores/as (los hay de ambos sexos) que se
graron): sitúan principalmente en los mercados y que uti-
lizan una larga perorata de venta o charla para
‘<Ray [Davisj creía que debíamos vendérselo a vender a un grupo numeroso. Por lo común, ha-
Maurice [Goldhaber] o nunca lograríamos lle- blan a gritos o emplean un micrófono. Su reper-
var a cabo el experimento. Creía que este tru- tono se caracteriza por incluir mucho humor e
quillo de física nuclear le engatusada porque interacción con el público. Las ventas se hacen
Maurice era un teórico nuclear particular- en masa en un punto fijo de dicha retahíla. Los
mente brillante... El pensaría que teníamos ‘<pitchers» son propiamente «charlatanes de fe-
una bonita idea y picaría. Así que decidimos rta».
venderle el experimento basándonos en este El charlataneo es la forma tradicional de ven-
truquito. Y funcionó, más o menos» (citado en ta en los mercados británicos; la mayoría de los
Pinch, 1986:86). productos se vendían así en los mercados victo-
rianos. Hoy día es raro encontrar más de un
En la medida en que ciertas instalaciones y charlatán por mercado, aunque los mercados es-
experimentos científicos cuestan grandes sumas peciales de los domingos y los lugares turisicos
de dinero y que los científicos tienen que con- (como Covent Garden) atraen a más charlata-
vencer a administradores muy presionados para nes. Les hemos observado trabajando en otros
que les otorguen el sostén necesario, es claro paises europeos como Francia y Holanda y tam-
que puede verse a los científicos involucrados bién en ferias rurales en los Estados Unidos
en una forma de venta. Es evidente cuando se (Sherry, 1988).
necesita apoyo político para obtener dinero Gracias al empleo de grabaciones de audio y
para una gran instalación. En esos casos el pasi- video hemos podido estudiar con cierto deteni-
íleo político y la necesidad de convencer al pú- miento la retórica de la venta empleada por los
blico en general de los méritos de la causa son charlatanes. Hemos hallado que, pese a la exis-
obvios. De hecho, el esfuerzo actual para per- tencia de una gran variedad de rutinas normales,
suadir al Congreso de los Estados Unidos para todas ellas incluyen «dispositivos» similares para
que apoye la construcción de un super-ciclo- describir los productos, para mostrar su carácter
trón puede decirse que no es más que la venta de gangas, para hacer que los posibles clientes se
de una mega-enciclopedia. El trabajo de un sientan obligados a comprar y para lograr ventas
vendedor de enciclopedias es convencer al masivas (véanse los detalles en Pinch y Clark,
cliente de que debe renunciar a una gran suma 1986, y Clark y Pinch, 1988). Quizás el disposi-
de dinero por algo cuyo principal beneficio es tivo más común de todos es el uso de una forma
conocimiento —lo mismo que hacen los físicos retórica conocida como contraste —por el que se
de altas energías cuando buscan apoyo para su establece una oposición entre dos cosas—- El
super-ciclotrón ~.. Incluso lejos de estos gran- principal contraste que exhibe la retórica de los
des proyectos, como ya señalé, hay ocasiones charlatanes es el que opone el alto valor y el bajo
en que la gente de ciencia tiene que vender una precio de los productos. El contraste va incorpo-
idea concreta. Aunque no se produzcan trans- rado en una lista decreciente de posibles precios
acciones monetarias, el hecho de que los pro- que se podrían pagar por las mercancías:
pios científicos puedan pensar en esa actividad
como análoga a una venta apunta a los frutos «Todos los críos adoran la Guerra de las Ga-
previsibles que puede aportar dicha compara- laxias y el Jedi. Aquí no se piden cuatro libras,
ción 2 ni dos libras, ni una y media, ni siquiera una

ppA,
veinte. Yo tengo dos chavales, uno de cinco bando el punto de venta —los vendedores desen-
meses y otro que hará seis años el miércoles, y cadenan ventas más bien que aplausos—.
sé lo que les gusta. Cojan lo que quieran de la 2. Buscar dispositivos similares dentro y
mesa para llenarles los calcetines. Lo que entre distintos dominios y audiencias diferen-
quieran (palmada) a libra la pieza» (citado en tes. Si los mismos dispositivos ocurren repeti-
Pinch y Clark, 1986:177). damente, eso nos da cierta base para suponer
que los retóricos consideran eficaces esos dis-
En nuestras investigaciones más recientes he- positivos. En otras palabras, nuestro supuesto
mos abordado el estudio de áreas más ortodo- es que los propios retóricos atienden a la efica-
xas de venta tales como la venta por represen- cia de su retórica y que los buenos retóricos
tantes, la venta por teléfono o la venta puerta a emplearán repetidamente los mismos dispositi-
puerta (véase Clark, Drew y Pinch, 1990; Muí- vos. Así, por ejemplo, en nuestro trabajo sobre
kay, Clark y Pinch, 1993). El supuesto que sub- ventas en mercados hemos documentado el uso
yace a todo nuestro trabajo es que los bienes no reiterado de los mismos dispositivos en diferen-
se venden solos y que un vendedor hábil es al tes lugares, por distintos charlatanes y para ven-
mismo tiempo un hábil retórico que tiene que der diversos productos.
persuadir al cliente de los beneficios de hacer
una compra. Como complemento de ambos métodos
principales, es posible estudiar también cómo
contemplan los propios receptores la eficacia
de un fragmento retórico concreto entrevistán-
¿Cuán efectiva es la retórica? doles sobre un discurso que han oído o un texto
que han leído. Puede preguntarse a los miem-
bros de las audiencias qué partes de un discurso

N
o de una retahíla de venta recuerdan especial-
uestra elección de los lugares y los mente o qué fue más eficaz en su caso. (Esto es
métodos de investigación dimana, algo similar a lo que ocurre tras los debates pre-
en cierta medida, de la poderación sidenciales televisados, cuando la mayoría de
de lo que creo que es la mayor dificultad que en- las cadenas de televisión encuestan a sus au-
frenta cualquier análisis retórico: trátase del pro- diencias en busca de respuestas inmediatas).
blema de determinar si la retórica es realmente Por supuesto, este método está lleno de dificul-
efectiva. En una palabra, ¿cómo sabemos que tades, pues depende de que las respuestas reco-
poner a la venta de cierta manera un producto es gidas en un contexto discursivo distinto —una
más eficaz, en términos de la persuasión que se entrevista— constituyan un juicio preciso de lo
desea, que hacerlo de otro modo? Igualmente, si que ocurrió en otro contexto discursivo —la si-
pensamos en la retórica de la ciencia, ¿cómo sa- tuación retórica original—. Igualmente, tiende a
bemos que presentar un argumento de un modo ignorar la sutileza de un proceso retórico por la
mejora su recepción respecto a hacerlo de otro cual la gente resulta convencida por dispositi-
modo? Hemos encontrado dos formas de tratar vos que a menudo no pueden reconocer como
con esta cuestión: tales.
Otro modo de abordar el problema de la efi-
1. Buscar lugares donde es posible observar cacia de la retórica es estudiar cómo se comenta
directamente las respuestas de la audiéncia. Un o informa de un discurso o texto en textos subsi-
ejemplo obvio de esta investigación es el trabajo guientes. Por ejemplo, los periódicos informan a
pionero de Max Atkinson (1984) sobre la efica- menudo sobre discursos políticos y de los con-
cía de la retórica política. Atkinson simplemente gresos científicos salen textos que se difunden
grabó discursos políticos y observó los aplausos ampliamente en forma de Libros de divulgación
de la audiencia. Los aplausos interrumpen esos o en las revistas científicas populares. En otras
discursos con frecuencia. Atkinson estudió los palabras, algunas partes de un texto serán citadas
dispositivos retóricos concretos que precedían frecuentemente y reproducidas en otros textos;
inmediatamente al aplauso. Análogamente, en ¿fueron éstos quizá los elementos retóricos más
nuestro trabajo sobre charlatanes hemos podido eficaces? Atkinson, por ejemplo, ha descubierto
estudiar directamente la respuesta deseada gra- que las partes más citadas de los discursos politi-

POL~flCAft
cos —por ejemplo, en los telediarios— toman la o criticar a otros o incurrir en el auto-elogio
forma retórica ejemplar del contraste. De hecho (como en los discursos de recepción del Premio
las partes de los discursos políticos que tende- Nobel —Mulkay, 1984—) —¿cómo lo resuel-
mos a recordar toman esa forma ejemplar, como ven?—. La lista es potencialmente infinita. Cada
en el discurso clásico de Kennedy: <‘No pregun- uno tenemos la nuestra. La necesidad de com-
tes qué puede hacer tu país por ti, sino qué pue- paración es fundamental.
des hacer tú por tu país».
En ningún caso deben tomarse estas conside-
raciones como devaluaciones de la sutileza del
proceso retórico. En ningún caso pretendo su- No es A, no es B. Es C
gerir una relación mecánica entre el dispositivo
retórico y el efecto retórico. La producción de

C
significado depende de un emisor y de una au-
diencia que co-construyen el significado de un omo punto de partida, y para ofre-
texto. Las audiencias no están inermes ante la cer una muestra de la ambición
retórica y pueden estar en guardia frente al uso que creo posee este proyecto, exa-
de dispositivos retóricos burdos —del mismo minemos brevemente cómo se puede utilizar de
modo que los retóricos están al tanto de que sus forma análoga en ciencia y en ventas un tipo
oyentes están controlando su emisión a la caza muy frecuente de trabajo persuasivo. Trátase de
de esos dispositivos—. El uso de cualquier dis- la operación de convencer a otros de las virtu-
positivo retórico será también sensible sin duda des de algo sobre lo que no saben mucho. El
al contexto de uso, incluyendo qué se ha dicho asunto de interés, en el caso de la ciencia, pue-
antes, qué viene a continuación y el contexto ge- de ser un conjunto de ideas o una técnica; en el
neral. caso de la venta, puede ser un producto o un
precio.
Mi primer ejemplo procede de un histórico
congreso convocado para debatir una nueva es-
Hacia una retórica comparada pecialidad sociológica llamada etnometodologia.
La audiencia constaba de practicantes de la et-
nometodología, miembros informados pero no

U
comprometidos y escépticos. El primer espada
na manera de abordar este proyecto de la etnometodología, Harold Garfinkel, presi-
es hacer una lista de los distintos ti- día el congreso. En lugar de establecer qué era la
pos de trabajo persuasivo que los etnometodología, Garfinkel prefirió contar qué
actores deben hacer rutinariamente. Luego, tras no era:
haber pergeñado formas típicas de situaciones
donde puede emplearse ¡a retórica, se pueden «Para empezar, nuestro trabajo no es una em-
comparar los tipos de dispositivos retóricos ha- presa misteriosa ni ofrecemos panaceas.
llados en los diferentes dominios. Por ejemplo, Créanlo o no, no somos una secta. No es una
la mayoria de los actores tiene que trazar fronte- empresa orientada a resolver lo que sea que
ras en torno a su área —¿cuál es la retórica de la creamos afecta a la sociología. En ningún
inclusión y la exclusión?—; tiene que lograr em- caso es algo tan pretencioso¡ No es una decla-
patizar con sus audiencias —¿cómo se hace esto ración de guerra, ni siquiera —aunque les ex-
en distintas circunstancias?—; tienen que esta- trañe— es una postura, aunque esto sea proba-
blecer similitudes y diferencias, construir ciertas blemente lo más raro de todo. Bien, silo que
cosas como parecidas a lo que hacen y otras ofrecemos no es una postura, ¿qué estamos
como distintas —¿cómo lo hacen?—. Los actores haciendo aquí entonces?» (Garfinkel en Hill y
se enfrentan a problemas retóricos concretos en Crittenden, 1968: 3-4).
ciertas circunstancias, por ejemplo cuando
deben comunicar malas noticias, resolver una Esta forma de presentar algo enumerando las
accion problemática o ir contra las expectativas cosas que no es para luego contrastarías con lo
de su audiencia —¿cómo manejan estos proble- que es aparece también en el siguiente extracto.
mas?—. A veces tienen que alabar a unos grupos En él, una economista de la salud lee una ponen-
cia en la que presenta a su audiencia, compuesta no son, es una manera afortunada de presentar
por médicos clínicos, el nuevo concepto de <‘ges- lo que esas ideas/productos/precios síson. El ti-
tión presupuestaria». po de instrumento retórico presente en todos
estos extractos es una precisa combinación de
«Esto es muy importante. La gestión presu- enumeración y contraste. El uso de enumeracio-
puestaria no es un sistema de costes, no es la nes y contrastes se ha comprobado muy difundi-
glorificación de la contabilidad de costes. Se do tanto en el dominio político como en las ven-
trata de la gestión, gestión de recursos». (Véa- tas (Atkinson, 1984; Pinch y Clark, 1986). Al
se Ashmore, Mulkay y Pinch 1989). situar en el corazón del contraste los errores que
la gente tiene sobre algo, el retórico muestra su
Si observamos las ventas veremos que esta es- sensibilidad hacia el conocimiento propio de la
trategia también es evidente. Por ejemplo, es la audiencia o el lector. En vez de presentar sin
forma predominante mediante la que los charla- más el nuevo conjunto de ideas, precios o pro-
tanes presentan el precio de algo. Como resulta ductos, este método tiene en cuenta la compren-
obvio en el primer extracto, el precio se presenta sión propia del lector o la audiencia y, en este
enumerando la lista de precios que el producto sentido, puede verse como construyendo al mis-
no cuesta y que se contrastan con el precio final. mo tiempo una cierta empatía con el lector o la
Otro ejemplo proviene de mis observaciones de audiencia. Así construye la solidaridad entre el
representantes de ventanas con cristal doble. Un hablante/autor y la audiencia/lector —una soli-
representante presentaba su producto ofrecien- daridad que es probable que facilite la persua-
do al consumidor, para que la inspeccionase, sion—.
una muestra de una ventana que parecía doble- No pretendo sugerir que la que acabo de men-
mente acristalada; insinuaba que esa muestra cionar sea la única forma eficaz de presentar un
provenía de la competencia y, tras señalar diver- nuevo conjunto de ideas, precios o productos.
sas faltas en la muestra, le oponía como contras- Me limito a señalar el uso de este dispositivo
te una muestra —que procedía a facilitar al com- concreto en contextos muy diversos como una
prador— del producto de su propia companía. indicación del tipo de programa de investigación
En este ejemplo, los dispositivos de enumera- de análisis retórico que pretendo seguir.
ción y contraste no sólo acaecen en el discurso
sino que se ejecutan materialmente por medio
de una demostración.
Un último ejemplo de este tipo de retórica La retórica y la controversia
procede del área de la economía sanitaria. En de la fusión fría
una serie de artículos publicados en el British
Medical Journal dos destacados economistas sa-

E
nitarios defendieron la oportunidad de que la
economía sanitaria jugase un papel más impor- n lo que sigue voy a ocuparme de al-
tante en la toma de decisiones médicas. En el gunos ejemplos de retórica extraidos
primer artículo, que presentaba la economía sa- de la polémica sobre la fusión fría.
nitaria, estos economistas optaron por ofrecer No pretendo analizar aquí la historia de este fas-
una serie de definiciones de qué no era la econo- ctnante episodio salvo de un modo muy superfi-
mía de la salud o, según su propia expresión, cial. En otro lugar ya hemos examinado esta
«errores comunes sobre la economía». Enumera- controversia desde la óptica de diversos temas
ron una serie de esos errores: que la economía de la sociología de la ciencia y la ciencia de la
tenía que ver con el dinero, los costes, rebajar comunicación ~. Los aspectos fundamentales y
los costes y con la contabilidad. En otras pala- conocidos de la historia se centran en la afirma-
bras, dispusieron la escena para decir qué era re- ción de dos químicos, Martin Fleischmann y
almente la economía sanitaria presentando pri- Stanley Pons, de que habían observado fusión
mero qué hubieran supuesto los médicos que nuclear en un tubo de ensayo. El presunto des-
era. cubrimiento, anunciado en marzo de 1989 en la
Parece que en todos estos ejemplos la enume- tristemente famosa conferencia de prensa de la
ración de lo que podría pensarse que son un Universidad de Utah, atrajo una gran atención.
conjunto de ideas/productos/precios, pero que A pesar de que era difícil entender cómo Pons y
Fleischmann podían observar la cantidad de ventas. Por cierto que así es en la mayoría de las
emisión de calor que hubiera correspondido a lecturas inaugurales, donde, típicamente, hay un
una auténtica reacción nuclear (pues, de acuer- aplauso al final y quizás algunas risas por un
do con la teoría nuclear corriente, los neutrones chiste estándar Parece que esas presentaciones
~.

emitidos deberían haber más que bastado para públicas se atienen a consideraciones normati-
freirlos) su trabajo parecía lo bastante promete- vas respecto a qué es dar una conferencia cientí-
dor como para atraer la atención de numerosos fica. Las afirmaciones que se hacen tienden a ba-
científicos. Además, el anuncio hecho apenas sarse en argumentos y evidencias, y se evitan los
una semana después por el grupo dirigido por argumentos particularistas o ad hominerw el to-
Steven Jones en la próxima Universidad Brig- no de esas charlas suele ser el del escéptico de-
ham Young de que también ellos habían halla- sinteresado —en una palabra, esas presentacio-
do evidencia de fusión fría reforzó el sentimien- nes parecen estar muy constreñidas por las
to de que algo nuevo y dramático se estaba llamadas «normas de la ciencia» (Merton, 1967).
cociendo. Sin embargo, es digno de mención que las pre-
El 12 de abril de 1989, la conferencia de sentaciones clave de los congresos de la ACS y
Stanley Pons ante 700 químicos en el Congreso la APS fueron interrumpidas por carcajadas, a
de la ACS [American Chemical Society] en Da- veces seguidas por aplausos. Quizá la naturaleza
llas fue recibida con delirio. Como dijo un co- inusual de lo que estaba ocurriendo pueda cap-
mentarista, fue el Woodstock de la fusión fría. tarse a partir del contexto —y aquí cito la narra-
Antes de tres semanas, sin embargo, el primero ción de Frank Close (1990) sobre la reunión de
de mayo, en la reunión de la American Physical la APS en su libro Too Hot a, Handie:
Society en Haltimore, se presentaron varias po-
nencias muy críticas con Pons y F¡eschmann. No había ningún problema para dar con la
Woodstock se convirtió en Altamont ‘<. sala donde iba a estar la acción, pues el ruido
Una ventaja de la polémica de la fusión fría del creciente público lo indicaba a dos pisos y
como objeto de análisis de un proyecto de retó- cincuenta metros de distancia. Había ya más
rica es que muchos de los sucesos ocurrieron en de mil personas; las cinco primeras tilas se ha-
foros públicos —conferencias de prensa, congre- bían reservado para los ponentes y cargos de
sos científicos, entrevistas en los medios de co- la APS mientras que la prensa había copado
municación, etc.—. Eso significa que disponemos toda el lado derecho del aula. Este no era
de un material excepcional para analizarlo en como ningún congreso de física al que hubiera
términos retóricos. Como gran parte de ese ma- asistido en veinte años; se parecía más a una
terial está ubicado en la Universidad de Cornelí, convención política (Close, 1990; 212).
en el Archivo Cornelí sobre Fusión Fría, la oca-
sión y la necesidad han coincidido para nuestros Así pues, éstas no eran reuniones ordinarias.
actuales propósitos. Había mucho en juego y tanto el tamaño de la
Mi primer punto de atención se refiere a las audiencia como el interés de la prensa carecían
grabaciones en vídeo de las presentaciones de de precedentes. De hecho, la sesión sobre la fu-
dos congresos —el de la ACS de los químicos y sión fría en el congreso de la ACS hubo de ser
el de la APS de los físicos—. apresuradamente transferida a un estadio de ba-
loncesto próximo para acomodar a las masas de
químicos (estimados en unos siete mil).
A diferencia de la mayoría de los contextos de
Humor y retórica la ciencia, tenemos aquí una oportunidad de estu-
diar manifestaciones visibles de la respuesta de

o
una audiencia a lo que está oyendo. Lo primero
que se aprecia nítidamente en los vídeos de los
onforme a lo dicho, parecería que congresos es que la audiencia no se ríe ni aplaude
las lecturas inaugurales de los con- mecánicamente en respuesta a los pies humorísti-
gresos científicos deberían ser muy cos preparados por los oradores. De otro modo,
distintas de los discursos políticos, constante- lo que ocurre no es el humor que se observa, vgr.,
mente interrumpidos por aplausos, o de las pe- en la actuación de un humorista, donde las risas
roratas de los charlatanes, que originan tantas siguen a los chistes. Esto es obvio desde el co-

PpbI~Fe~
mienzo en el congreso de la APS, cuando el pre- nado de la meticulosa revisión de publicaciones
sidente, James Krumhansel, se dirige a la concu- físicas con el hecho de que Pons y Fleischmann
rrencia para abrir la sesión sobre fusión fría. evitaron que sus afirmaciones fueran evaluadas
Aparentemente, el discurso de Krumhansel no por sus pares.
está diseñado para resultar humorístico, pero la ¿Por qué es tan evidente el humor en esas reu-
audiencia lo construye como tal: niones? Creo que hay al menos dos razones. La
más obvia es que el humor es un buen medio
«La Sociedad Física Americana tiene como para construir simpatía y solidaridad. La audien-
meta el fomento y la difusión del conocimien- cia se ríe unida como aplaude unida. Incluso si
to físico. Como parte de la ciencia en sentido alguien no ve la gracia, hay una presión para que
amplio cumplimos con nuestra misión inaugu- se ría como los demás. Los asistentes se contro-
rando congresos y revisando publicaciones lan constantemente entre si respecto de esas ma-
científicas» (risas del público). nifestaciones. La risa produce simpatía y solida-
ndad en una audiencia porque es una respuesta
La risa surge por la imagen antitética que evoca pública y visible a un discurso compartido por
la frase «revisando publicaciones científicas» 6 sus miembros.
—la mayoría de la audiencia estaría al tanto de la ¿Por qué están en juego la simpatía y la soli-
acusación contra Pons y Fleischmann de vulnerar daridad en estas reuniones? Primero, siempre lo
la ética científica por anunciar públicamente sus están si el orador pretende persuadir al público.
resultados antes de publicarlos en la prensa espe- Apenas si es concebible convencer a una au-
cializada tras pasar el trámite de los revisores—. diencia sin construir simpatía y solidaridad. Las
Este ejemplo muestra la sutileza del proceso del especiales circunstancias de ambos congresos,
que nos ocupamos. A través de sus risas, el públi- sin embargo, implican que hubo más razones
co construye el significado del texto —un signifi- por las que debían ser importantes los desplieges
cado que el autor pudo no haber pretendido en de solidaridad. En la ACS había ocurrido algo
absoluto—. Por supuesto, esto no va en detrimen- insólito: los supuestamente humildes químicos
to del efecto retórico del texto; sin embargo, nos habían hecho audaces afirmaciones en un área
previene acerca de considerar la retórica de un —fusión nuclear— que normalmente es una pro-
modo demasiado mecanicista. Para decirlo una vincia de los físicos. Esa frágil nueva identidad
vez más, el público no es un pelele en manos de la fue constituida en parte por una audiencia que
retórica. El proceso de construcción retórica es celebró con Stanley Pons el logro de los quími-
interactivo y el efecto retórico es coproducido cos de hacer una aportación a un problema en el
por el orador y la audiencia que los físicos habían estado trabajando durante
años con inversiones masivas y escasos resulta-
dos. Creo que, en este contexto, el humor ayuda
a edificar colectivamente esta identidad en esta
Qué hace el humor ocasion concreta.
En la APS había mucho más en juego. No se
trataba sólo de la identidad de los físicos como

A especialistas en fusión nuclear, sino también de


ntes de examinar con detalle algunos la identidad misma de lo que es ser un auténtico
ejemplos que produjeron risas, mere- científico. Antes del congreso circulaban rumo-
ce la pena hacer una breve digresión res y aparecían mensajes en las redes electróni-
para considerar el humor en general. La mayoría cas de que en esa reunión Pons y Fleischmann
de las teorías sobre el humor coinciden sobre la recibirían su merecido. El consenso colectivo
forma estructural básica que produce el humor que iba a construirse era que Pons y Fleis-
(Mulkay, 1986). Dos marcos o perspectivas dis- chmann eran incompetentes y que no habían ac-
tintas son reunidas en una conjunción insólita y tuado como debe hacerlo un científico. Como
et resultado parece ser humorístico t Por tanto, dijo Steve Koonin, teórico de Cal Tech, en la
el humor tiene que ver con la diferencia, con la aguda conclusión de su ponencia: «En una pala-
inesperada asociación de dos imágenes o escena- bra, padecemos la incompetencia y quizá el en-
rios. En el caso anterior, por ejemplo, el presi- gaño de los señores Pons y Fleischmann». Si se
dente de la APS reune involuntariamente el esce- consolidaba esta identidad, los físicos podrían
La retórica y la controversia sobre la fusión fría 163

volver a su trabajo normal sin preocuparse más El humor en la venta


por la fusión fría. De hecho, muchos lo hicieron
de inmediato, en cuanto salieron de las sesiones

E
sobre fusión fría de la APS, tras oir las ponen-
cias que ofrecieron, hombro con hombro, Koo- ¡ humor se usa de modo rutinario
nin y su colega de Cal Tech, Nathan Lewis. Mi en la actividad comercial para cons-
aserción es que la solidaridad producida por el truir simpatía y solidaridad. Una
humor fue un medio importante para restaurar rutina típica de captación contendrá muchos
la identidad de los físicos como jueces compe- chistes y momentos humorísticos. Por ejem-
tentes de los anuncios sobre fusión fría y para ci- pío:
mentar el consenso de que Pons y Fleiscbmann
estaban equivocados. «Se lleva el Chico y la Chica Cindy (levanta
Una segunda razón por la que se desplegó los dos muñecos que conducen juntos un tri-
tanto humor es más sutil y tiene que ver con el ciclo) y el bebé (colocá el bebé en la trasera
trabajo serio que siempre acompaña al humor.
del triciclo). Y la única razón de que los bebés
Como señaló Mulkay (1986), el humor es un ve- vayan aquí es que la pusimos (señala a la Chi-
hículo que permite decir cosas serias, pero esas
ca Cindy) en la misma caja que al jodio He-
cosas no pueden explicarse al modo usual por-
man» (el público se ríe)~.
que han sido marcadas por el humor. Veamos
un ejemplo de cómo funciona este proceso. Si
digo en clave de humor que «es refrescante tra- En la captación de mercado hay también al-
bajar en un campo donde al mirar atrás uno no gunas acciones problemáticas que deben llevar-
encuentra a los filósofos blandiendo la estaca del se a cabo y que invariablemente se manejan me-
razonamiento válido» estoy acusando a los filó- diante el humor (Clark y Pinch, 1988). Por
sofos de agredir a los sociólogos con ciertas for- ejemplo, los vendedores quieren que la gente se
mas de razonamiento, pero evito las consecuen- acerque y se junte porque para lograr ventas ma-
cias de hacer esa acusación directamente. Me sivas es importante lograr una masa compacta
limito a aludir a ello procurando que resulte hu- —en otras palabras, constituir la masa como tal,
morístico pero, al tiempo, aún lo digo, y espero no un conjunto de individuos aislados—. Cuan-
que usted se ría con ello (si lo encuentra diverti- do los charlatanes piden a la gente que se acer-
do) a la vez que reconoce que en cierto sentido que lo hacen con humor, como en el siguiente
lo que digo es cierto. En otras palabras, el humor extracto:
puede ser un vehículo para hacer afirmaciones
sedas sin que lo parezcan ni soportar las conse-
«Oiga, escuchen, no, no, no, no se enfaden.
cuencias normales de ser hecho responsable de
¿Les importaría acercarse? Hay un nuevo pa-
lo que uno dice.
so, esa es la idea, hay un nuevo paso que si
Creo que los ejemplos de humor que hemos adelantas tu pie izquierdo y luego el derecho
visto en relación con la polémica sobre la fusión
tu cuerpo los sigue. Se llama andar. Eso es. La
fría van acompañados de un trabajo terriblemen- señora de allí. Adelántese. Eso es, cariño. ¿Sa-
te serio. Quizá el punto más importante sobre bes? Estoy vacunado».
ese trabajo serio es que muchas cosas que gene-
ran humor parecen romper las consideraciones
normativas de las presentaciones científicas. En Otro ejemplo se refiere al amplio uso del hu-
otras palabras, el humor permite hacer argumen- mor en la venta directa (donde un representante
tos ad hominem y afirmaciones particularistas, visita a un cliente para vender un producto).
introducir metáforas de sentido común e incu- Cuando el cliente rechaza las ofertas del repre-
aíren especulaciones infundadas ~. sentante a menudo lo hace con humor para evi-
Sin embargo, antes de examinar en detalle tar que surjan problemas entre ambos. La tarea
parte del material de ambas conferencias, y de seria de mantener el tipo (Goffman, 1969) en la
acuerdo con el espíritu comparativo del proyec- interación se realiza mediante el humor (Muí-
to sobre retórica, ofreceré primero algunos kay, Clark y Pinch, 1993).
ejemplos de cómo el humor juega su papel en la Veamos ahora los ejemplos de humor en las
retórica de la venta. ponencias sobre la fusión fría.

p~h~WP
La pequeña ciencia de los micos mediante un esfuerzo bastante más mo-
desto. Por supuesto, las palabras de Clayton
químicos contra la Gran Ciencia también pueden considerarse humorísticas por-
de los físicos que conjuran una inversión de la jerarquía nor-
mal de la ciencia según la cual suele verse a la
química como dependiente de la física. Ahora

C omo ya dijimos, uno de los rasgos


notables del debate sobre la fusión
fría fue la asercion de los químicos
son los químicos quienes llegan para rescatar a
los físicos. El mismo tipo de humor aparece en
la intervención de Pons. En una de las más fa-
mosas anécdotas del congreso de la ACS, Pons
de haber hallado una ruta de «pequeña ciencia» pide impertérrito en el curso de su ponencia que
hacia la fusión fría, una ruta diametralmente pasen la siguiente diapositiva. Es una fotografía
opuesta a la Gran Ciencia, la ruta cara hacia la de su célula de fusión fría. Pons anuncia:
fusión caliente. Esa diferencia de enfoque fue el
corazón de las dos ocasiones para el humor en la <‘Es una fotografía del Tokomak U-1 de Utah»
ACS. El primer extracto que veremos proviene (risas y aplausos).
de la presentación de la sesión sobre fusión fría
hecha por el presidente de la ACS, Clayton F. Este comentario, por supuesto, produce el
Callis. En este extracto, Callis comienza directa- mismo contraste entre el enfoque de baja tecno-
mente ofreciendo una historia sucinta de la in- logía de los químicos y el enfoque de Gran Cien-
vestigación en fusión caliente. Tras dejar claro lo cia de los físicos con sus Tokomaks. Aún hubo
limitado de los logros alcanzados, en especial a
más risas cuando Pons continuó diciendo:
la luz de la inversión realizada, dice sencillamen-
te: «ahora parece que los químicos han venido a «Antes no teníamos mucho dinero así que op-
salvarnos», algo que fue saludado con entusiásti- tamos por usar plástico duro (risas) para la
cas risas y aplausos: cubeta, porque funciona muy bien para hacer
palanganas».
«Empezando por el Proyecto Sherwood a co-
mienzos de los años 50, el gobierno federal y Esto reitera la diferencia implícita entre el en-
otros paises han financiado una investigación foque de pequeña ciencia de los químicos y el
que se esperaba y se espera que conduzca a enfoque de gran ciencia de los físicos. El uso del
un método para iniciar, mantener y controlar humor para hacer evidentes estas diferencias
la fusión de los núcleos de deuterio y tritio. Se construye la simpatía y la solidaridad entre los
han invertido muchos miles de millones de químicos. Además, el uso del humor permite
dólares en el intento de lograr una ganancia edificar esa solidaridad sin transgredir conside-
neta de energía mediante confinamiento mag- raciones normativas como las que implicaría ha-
nético o inercial —es decir, rayos láser o de cer afirmaciones particularistas, como decir que
partículas— del calentamiento y compresión un grupo disciplinar, los químicos, es mejor que
del combustible de fusión. Por lo general, esta otro, los físicos. Si Pons o Callis hubieran dicho
investigación involucra temperaturas de cien- directamente, sin recurrir al humor, algo como
tos de millones de grados y, en algunos casos, «los químicos somos mejores que los físicos por-
presiones comparables. Aunque se han hecho que lo estamos logrando con medios tecnológi-
grandes progresos y se ha aprendido mucho cos básicos, usando materiales corrientes y bara-
sobre física del plasma, la mcta se mantiene tos, etc.» se habrían arriesgado a parecer
esquiva y las enormes y complejas máquinas groseros. El humor permite romper las normas
que se precisan parecen demasiado caras e sin que se castigue al orador.
ineficientes para conducir a una energía via- La eficacia de estos fragmentos retóricos,
ble. Ahora parece que los químicos han veni- aparte de las risas y aplausos directos produci-
do a salvarnos» (el público se ríe y aplaude). dos en la audiencia, se evidencia aún más por el
hecho de que la anécdota de la diapositiva de
El humor funciona contraponiendo el escena- Pons ha sido citada en numerosas crónicas del
rio de los vastos e infructuosos esfuerzos de los congreso de la ACS (por ejemplo, Close,
físicos con el prometedor gran éxito de los qui- 1990:148).
La importancia de la audiencia para generar el nes usa este motivo en el congreso de la APS en
efecto retórico puede verse por contraste con la Baltimore:
recepción concedida a Steve Jones (el director
del grupo de fusión fría Brigham Young) cuando «La razón entre nuestros resultados y los de
acudió al congreso de la APS. Sones intentó una Pons y Fleischmann es aproximadamente la
formulación casi idéntica a la de Pons al contras- misma que existe entre un billete de un dólar
tar una fotografía de su propia humilde célula de y la deuda nacional (risas y aplausos esporádi-
fusión fría con una fotografía de una instalación cos). Es ingente»...
de fusión caliente (el JET, en Culham). Al mos-
trar la diapositiva de su propio aparato, dones dones ha usado esta metáfora con cierto efec-
(como Pons) llegó a mencionar los centavos que to en otras ocasiones, por caso cuando ha habla-
costaba blindaría. Con voz pausada Jones afirmó: do con la prensa. El siguiente extracto procede
del noticiario de MacNeil-Lehrer el 28 de abril
«Este ingenio (el suyo) es muy sencillo com- de 1989. Es digno de atención que en este con-
parado con este otro (JET)»... (risas aisladas). texto Sones adereza la metáfora usando un bille-
te de dólar real y varios gestos de sus manos:
Aunque el contraste de las imágenes visuales
produjo algunos brotes de risa aislados no fue la «Si representamos nuestros resultados (toma
carcajada y el aplauso masivos que recibió Pons un billete de un dólar de su cartera) con un
en el congreso de la ACS. Esta audiencia de físi- dólar, O.K. Nuestro exceso de calor, entonces
cos, en esta ocasión, no captó que el chiste se ha- sus resultados, ya sabe (gesticulando con la
cia a su costa. mano derecha para trazar una pronunciada
curva ascendente), serian diez billones de ve-
ces, tanto que bastarían facilmente para pagar
la deuda nacional (levanta el billete de dólar
La retórica de los números con la mano derecha y luego lo baja). Esa es la
—grandes y pequeños— relación (mueve la mano derecha) entre los
resultados: aproximadamente la que hay entre
la deuda nacional» (gesticula con la mano de-

H recha) y un solo dólar.


ubo muchas tensiones entre los dos
grupos de fusión fría de Utah. Junto El significado de la metáfora como instrumen-
a una agria disputa por la prioridad, to retórico es bien conocido en la investigación
hubo acusaciones recíproca de plagio. Por otra retórica (vgr., Gross, 1990). Parece que aquí la
parte, los hallazgos de ambos grupos fueron bas- metáfora sirve para traducir un número enorme
tante diferentes. El grupo Brigham Young nunca que expresa una diferencia en una diferencia nu-
afirmó haber encontrado emisión de calor y de- mérica que es de inmediato familiar a la audien-
tectó neutrones varios órdenes de magnitud por cia. Puede que no sepamos con exactitud cuál es
debajo de los que proclamaron Pons y Fleis- el déficit público, pero sabemos que es enorme
chmann. Pretendo examinar aquí un motivo re- comparado con un dólar. Una vez más, como
tórico, logrado a través del humor, que Sones ha con otros fragmentos de retórica documentados
empleado repetidamente. en el debate sobre la fusión fría, la metáfora del
En esencia lo que Sones hace es usar una me- billete de dólar de Jones, ha sido ampliamente
táfora concreta para aclarar las diferencias entre citada en la bibliografía secundaria que cubrió el
las afirmaciones de su grupo y las de Pons y debate (vgr., Close, 1990).
Fleischmann. La metáfora es la diferencia entre Otro ejemplo de cómo encarnar números
un billete de un dólar y el déficit público nacio- para ilustrar diferencias de tamaño ocurrió du-
nal. La cantidad de energía adicional que Jones rante la ponencia de Koonin —aquí es un núme-
afirma observar se presenta como equivalente a ro muy pequeño lo que se describe—. En el si-
un billete de un dólar, mientras que el exceso de guiente extracto, Koonin ilustra la mínima
energía que aseveran detectar Pons y Fleis- probabilidad, según la teoría nuclear normal, de
chmann se asemeja a toda la deuda nacional de que ocurra fusión en la célula de Pons y Fleis-
los Estados Unidos. En el siguiente extracto Jo- chmann:
‘<A pesar de todo eso, [la probabilidad de que Lo que quizá resulta sorprendente en los dis-
ocurra una reacción de fusión concreta] es re- cursos de Lewis y Koonin es que fueron inte-
almente muy pequeña. ¿Qué es tan pequeño rrumpidos por humor y aplausos. Lo que preten-
como 10 a la menos sesenta y cuatro por se- do afirmar es que sus discursos logran su efecto
gundo para la reacción deuterio-deuterio? desacreditador a través del humor. Examinemos
Bien, es como una fusión al año en una masa brevemente algunos de los momentos clave, es-
de deuterio del tamaño del sol (risas y suena pecialmente del discurso de Koonin
un tímido aplauso). Así que claramente tene- En el siguiente extracto, que ocurre cerca del
mos que hacer algo...» comienzo, Koonin apunta la posibilidad de que
Pons y Fleischmann hayan cometido fraude al
Aquí, parte del efecto se logra gracias a la in- cambiar sus datos sobre detección de neutrones
teligencia con que se elige la metáfora. Al extra- de su versión en borrador a su versión publica-
polar los resultados de la fusión en probeta de da. Aún más, Koonin sugiere que la explicación
Pons y Fleishmann a un objeto del tamaño del de los datos observados es que Pons y Fleis-
sol, Koonin puede contraponer un sol produ- chmann estaban observando en su laboratorio
ciendo gran cantidad de energía mediante fusión simplemente radiación natural debida al radón.
caliente con un sol produciendo una sola reac- Koonin comienza su argumento comparando la
ción de fusión al año mediante fusión fría ~.Al forma del espectro de rayos gamma de Pons y
traducir la baja probabilidad numérica de la fu- Fleischmann tal como aparece en su borrador
sión en una potente metáfora, Koonin ha conse- con la que luego aparece publicada. La relevan-
guido ganar el punto de apoyar sus cálculos. cia del espectro de rayos gamma es que constitu-
En todos estos casos, la risa ayuda a construir ye la principal evidencia de la detección de neu-
la solidaridad y la simpatía. Además, el humor trones. Cualquier neutrón producido por la
permite que el orador diga lo que en otro caso se célula debería ser capturado por protones en el
podría considerar como inapropiado y como agua de la cubeta, lo que produciría gammas de
una comparación extemporánea. Las metáforas una energía característica:
pueden ser divertidas, pero su empleo es decidi-
damente serio. «Para empezar, hay algo raro en esta línea
gamma. Esta es una fotografía de la línea gam-
ma como aparecía en el borrador. Observen
que hay una curva suave en el lado de baja
energía y que cae bastante abruptamente en el
Empleo del humor para lado de alta energía. Esta es la curva de rayos
ridiculizar la competencia gamma como apareció en el articulo publica-
do. Vean que hay una curva suave del lado de
científica de Pons alta energía y que cae bastante abruptamente
y Fleischmann en el lado de baja energía (risas). [Este con-
traste se hace visible mediante ambas figuras,
la del borrador a la izquierda de la pantalla y

Q uizá la forma retórica más significa-


tiva de la polémica sobre la fusión
fría se halla en las ponencias de
Steve Koonin y Nathan Lewis en el congreso de
la del articulo a la derecha]. Es más, si inten-
tan encajar ambas curvas punto por punto ve-
rán que no pueden (risa lejana). Aún más raro
resulta que esta curva no tiene su máximo
donde debiera, como han señalado varias per-
la APS. Muchos comentaristas señalan su carác- sonas, en panicular David Bailey de Toronto.
ter decisivo en iniciar el muerte de la fusión fría. Aquí he procurado mostrar lo mejor que he
Como señala Close, podido en su propia escala el lugar donde uno
esperaría ver la línea gamma captada a 2.224
En una tarde, y principalmente a causa de las MeV. Observen que la línea no tiene su máxi-
críticas expresas de Lewis y Koonin contra mo ahí, sino a 2.200 poco más o menos. ¿Qué
ambos químicos, el énfasis se invirtió. De produce rayos gamma a 2.200? Bueno, resulta
pronto eran los escépticos quienes llevaban la que la descomposición del radón. El radón
voz cantante. (Close, 1990:214). 222 (risas) decae a través de una serie de emi-

POLITfl>~
siones alfa en bismuto 214 y en un 5% de los Koonin emplea esta táctica del ridículo en
casos decae en polonio 214 asociado a una otros puntos de su discurso. He aquí otro ejem-
radiación gamma en 2.204 MeV. pío. Aquí Koonin empieza a indagar una posibi-
David Bailey ha estimado, y creo que nos lo lidad teórica que podría aumentar la tasa de fu-
contará él mismo luego, que la tasa del yoduro sión de la parrilla de paladio:
de sodio 3X3 debería ser más o menos la mi-
tad de la que Pons y Fleischman detectan. Por «Permitanme ahora incurrir en una especula-
supuesto, eso depende de cuanto radón haya ción sobre este primer problema [el incre-
en su laboratorio. No sé cuánto radón hay en mento de la tasa de fusión de la parrilla de pa-
su laboratorio, pero sé que hay minas de ura- ladio]. A los teóricos se les permite lanzar
nio en Utah» (risas prolongadas seguidas de globos sonda. Eso está bien para aquéllos de
esporádicos aplausos y murmullos). ustedes que no son físicos, ya saben, la cultura
acepta eso; pero a los experimentalistas no se
En el extracto anterior la risa acaece en varios Les permite lanzar globos sonda». [risas; algu-
puntos. El primero sigue a la sugerencia de Koo- nas suenan exageradas y Koonin mismo se ríe
nin de que el espectro de rayos gamma ha cam- inseguro).
biado entre los dos trabajos. El segundo sigue a
su afirmación de que no se pueden ajustar las En este extracto vemos cómo Koonin hace
dos curvas punto por punto, pero aquí la risa es una pequeña homilía sobre lo que se les permite
sorda y distante. El tercero sigue al anuncio de hacer a distintas clases de científicos. Como él es
que es un isótopo de radón el que produce la un teórico, se le permite «lanzar globos sonda»,
curva de rayos gamma. Finalmente, el golpe pero a los experimentalistas no. Esto causa mu-
maestro de toda la secuencia, seguido tanto de cha risa. Koonin no tiene que decir expresamen-
risas como de aplausos, llega cuando Koonin te que son Pons y Fleischmann quienes están
contrasta su ignorancia de cuánto radón hay en lanzando globos sonda, pero sus palabras pue-
el laboratorio de Pons y Fleischman con su co- den entenderse como una alusión a esos dos
nocimiento de que hay minas de uranio en Utah. científicos. El humor generado ayuda a Koonin a
Aunque la risa surge de varios constrastes este fin —no sólo construyendo empatia con y
concretos, el escenario general antitético se da entre la audiencia sino permitiéndole ir un poco
entre la buena ciencia y la ciencia incompetente más lejos y especular un poco él mismo—. Una
y fraudulenta, de donde resulta que ni siquiera vez más, parece que el humor permite romper
puede confiarse en que los infortunados quími- las reglas normales.
cos filtren la radiación de su propio laboratorio.
La risa generada obviamente eleva la solidaridad
entre los físicos. Sin embargo, me parece que en
este caso es crucial que el aspecto más sutil del La retórica de los epílogos
humor sea el que permita que se lleve a cabo un
trabajo más serio. Pues eso es lo que de hecho
sucede en el episodio anterior, donde se presen-
tan cargos bastante graves contra Pons y Fleis-
chmann. Se les acusa de haber cambiado sus
datos y de ser tan incompetentes como para no
L os dos últimos ejemplos de retórica
en esta polémica que examinaré ocu-
rren al final de los discursos de Koo-
haber captado una fuente obvia de radiación nin y Lewis. Ambos añadieron un epilogo a sus
gamma —el radón de su propio laboratorio—. ponencias. Koonin cierra su intervención con la
Para formular y sostener esos cargos seriamente fuerte sentencia de que <‘sufrimos la incompeten-
haría falta mucha más evidencia de la que Koo- cia y el posible fraude de los doctores Pons y
nin es capaz de presentar i2 Es el empleo del Fleischmann» —no obstante, añade un pequeño
humor lo que le permite hacer tales acusaciones epílogo—. En la terminología de Goffman
en esta ocasión. El humor significa que Koonin (1969), rompe el marco. Mientras la audiencia
no tiene porqué ser responsabilizado de lo que aplaude y abuchea (no todos recibieron bien sus
ha dicho. No tiene porqué justificarlo en detalle. alusiones sobre incompetencia y posible fraude)
El humor es el velo que permite que Koonin ha- puso una transparencia «lega» que contrastaba
ga acusaciones serias de una manera nada seria. agudamente con las transparencias técnicas que
había mostrado antes. Representaba la fábula de piquen y anden en la procesión. Así pueden acu-
Esopo sobre el gran salto de Rodas. Tan pronto sar a sus oponentes de romper las reglas de la
estuvo claro lo que Koonin estaba haciendo la ciencia al mismo tiempo que las rompen ellos
risa se desbordó. Koonin relata la fábula de un mismos.
hombre que afirmaba haber dado un gran salto
en Rodas y que tenía muchos testigos. Un es-
céptico responde que «no hacen falta testigos:
muéstranos ahora cuánto puedes saltar”. Koo- Conclusión
nin traduce Rodas a Lago Salado y muestra ga-
rabateada en la transparencia la moraleja que se

S
debe extraer: «los hechos gritan más que las pa-
labras». Este epilogo genera por si mismo mas i bien el análisis retórico de la cien-
risas y aplausos. cia está en pañales y aquí sólo he tra-
El heterodoxo final de su discurso funciona tado parte de la retórica de este úni-
de un modo bastante similar a los restantes in- co caso, ya hemos comenzado a ver parte de las
terludios humorísticos. En conjunto, es claro sutilezas de cómo los científicos y otros usan la
que la sección en su conjunto no debe tomarse retórica. En este articulo me he ocupado de la re-
demasiado en serio; es humorística No obstante, tórica verbal más que de los textos escritos, pero
su mensaje es de nuevo muy serio: Pons y Fleis- otros trabajos muestran que los textos científicos,
chmann son bobos que hacen aserciones gran- como los demás, están transidos de retórica.
diosas que no pueden defender y que cualquier Aunque no las he examinado en este articulo, me
persona enterada puede denunciar. atrevería a sostener que las demostraciones de
Lewis también recurre a un epílogo en su dis- los científicos también son susceptibles de análi-
curso 13 También él incluye en sus conclusiones sis retórico.
científicas que la fusión fría de Pons y Fleis- Al comparar la actividad científica con la ven-
chmann es un error 14 Lewis anuncia la comici- ta, mi propósito no ha sido denigrar la ciencia.
dad de su epilogo diciendo: «Si vamos a hacer Mi objetivo ha sido, en cambio, señalar las habi-
ciencia mediante conferencias de prensa, aquí lidades retóricas que subyacen muchas activida-
hay algunas preguntas que me gustaría que hicie- des humanas. En todo caso, quizá deberíamos
ran los periodistas». Acto seguido enumera una reconsiderar nuestra forma de ver el comercio y
larga lista de insinuaciones sobre probables pensar que el hábil vendedor que aniquila el
errores en los experimentos de Pons y Fleis- producto de la competencia está a la par con el
chmann. Una vez más, es también el humor lo hábil científico teórico de Cal Tech que derrum-
que permite a Koonin hacer acusaciones parti- ba las últimas conclusiones experimentales.
cularistas y ad hominem sin evidencia y con es- No afirmo que la ciencia sea sólo retórica. En
casa argumentación. otro lugar he apuntado muchos otros procesos
sociales que constituyen la ciencia (Pinch,
1986). Sin embargo, en ciertos contextos, la re-
tórica puede ser un arma poderosa. En el caso
Retórica desenmascaradora de la fusión fría, mi postura es que el resultado
del debate ha sido conformado en buena parte
por actuaciones retóricas concretas.

E
La razón por la que estoy dispuesto a conce-
l mensaje global de los discursos de der un papel tan importante a la retórica en la
Koonin y Lewis es quizá, dado su ciencia se funda en una renovada comprensión
éxito, que el humor es la forma mas de cómo funciona la ciencia. Como ningún ex-
eficaz de retórica desenmascaradora 15 La risa perimento científico es definitivo por sí mismo,
generada construye simpatía y solidaridad frente como la calibración y la repetibilidad son asun-
a sus infortunadas victimas. De un modo más su- tos indefinidamente negociables en principio,
til, permite que el critico parezca “más científico dado que la teoría científica está más abierta de
que otra cosa’>, al tiempo que se involucra en la lo que muchos creen, y a causa de que no hace
sucia y real política de la controversia. En una falta que las pruebas sean concluyentes (Pinch,
palabra, el humor permite que los científicos re- 1977), la empresa científica necesita retórica. La
ciencia no mostraría el grado de coherencia que ce que la audiencia la consideró el pie que marcaba que era
posee si la mayoría de los científicos no fueran apropiado reirse.
persuadidos de «la verdad del asunto». Harry El humor no es lo mismo que la risa. El humor acom-
paña muchas ciases de actividades, pero no siempre con-
Collins (1985) ha sugerido que los barcos den- duce a una risa audible. De otro lado, el contar chistes sólo
tro de botellas son una metáfora adecuada para es un subconjunto del humor. Gran parte del humor ocurre
entender la ciencia. Cuando los hechos científi- espontáneamente sin que se cuente formalmente ningún
cos (barcos) se colocan dentro de las botellas de chiste.
Podría ser que el humor funcionase siempre así en
la validez resulta muy difícil ver cómo han podi- todas las conferencias y que quizá, por las especiales cir-
do llegar allí los barcos. Uno de los trabajos de cunstancias que rodearon las ponencias de los congresos de
la sociología de la ciencia es resolver este enig- la ACS y la APS, simplemente se haya incrementado el nú-
ma. Creo que la retórica es el pegamento que mero de casos. Mulkay y Gilbert (1986) señalan en su ar-
mantiene unidos los barcos. tículo «Joking Apart» que mucha comicidad de tema cientí-
fico opera construyendo un contraste entre dos repertorios
de discurso científico, el empirista y el contingente. Véase
también Travis (1980).
Buena parte del humor, como en este caso, gira en tor-
NOTAS no a insinuaciones sexuales.
>« Koonin estaba preocupado por contrarrestar la afir-
Por supuesto, hay diferencias entre los tipos de recur- mación de que las altas presiones sobre la parrilla de pala-
sos persuasivos que pueden usarse en ambos casos. Com- dio, producidas por su absorción de deuterio, desencadena-
prar una enciclopedia no genera empleo, desarrollos tecno- ba de algún modo la fusión.
lógicos ni votos —lo que es bueno para tu familia puede no Limitaciones de espacio me impiden analizar aquí la
serio para todo Texas. ponencia de Lewis. Mis observaciones preliminares indican
2 Existe otro lazo aún más directo entre la ciencia y la que muestra pautas retóricas similares a las encontradas en
venta por el cual la ciencia a menudo se parece al comer- el discurso de Koonin.
do. Esto es muy evidente en eJ caso de los representantes 12 De hecho, los críticos abandonaron tácitamente sus
de empresas médicas y farmacéuticas que rondan por los acusaciones de que Pons y Fleischmann estaban observando
ambulatorios y hospitales con sus muestras y tratan de per- radón cuando, más adelante, se supo que era posible hacer
suadir a los facultativos y los administradores acerca de sus una critica más potente de las medidas de neutrones basada
beneficios. Buena parte de su discurso sobre ventas médi- en la incorrecta calibración del detector.
cas trata de los detalles técnicos de los productos y sus vir- ‘3 Lewis rompe el marco de modo menos dramático refi-
tudes. También los experimentos o, para hablar con preci- riendo sus comentarios sobre las conferencias de prensa a
sión, las demostraciones, tienen que ver directamente con sus conclusiones formales.
la venta. He sido testigo de cómo un vendedor de ventanas >~ Es muy interesante que las principales afirmaciones

con doble acrislalamicnto utilizaba como parte de su ruti- empíricas dc la ponencia de Lewis —que Pons y Fleis-
na de venta una pequeña demostración científica de las chmann no cebaron bien sus células y que se habían equivo-
ventajas de su producto sobre los de la competencia. Con cado respecto a los desequilibrios térmicos— fueron pronto
frecuencia se apela también al discurso de la ciencia y la respondidas por Pons y Fleischmann, mostrando que las
tecnología en la venta en mercadillos, donde se destacan burbujas de deuterio proporcionaban un cebado suficiente.
regularmente los elementos de «alta tecnología” de los pro- Al parecer, Lewis basó sus conclusiones en una serie de ex-
ductos. perimentos para los que había construido celulas mucho
Véanse, por ejemplo, Coliins y Pincb, 1993; Lewens- mayores que las usadas realmente por Pons y Fleischmann.
tein, 1993 y Gieryn, 1992. Al igual que las aserciones de Koonin sobre el radón, las
A los de mi generacion no hará falta recordarles que aflrmaciones de Lewis sobre la falta de cebado no son defi-
fue en el concierto de los Rolling Stones junto a la autopista nitivas.
de Altamont donde una persona del público murió aplasta- ‘5 Hay muchos casos famosos de discursos desenmasca-
da. Así acabó el famoso “verano del amor. radores en ciencia. Quizás el más famoso de todos ellos es
Probablemente, esta generalización es inexacta. Necesi- la conferencia de lrving Langmuir sobre ‘<Ciencia Patológi-
tamos saber más sobre los distintos estilos de ponencia ca», que en su primera lectura fue acompañada de abundan-
científica. Por ejemplo, en el campo del diseño gráfico por te humor. Dicho sea de paso, el discurso de Langmuir fue
ordenador la norma es presentar un pequeño vídeo del pro- extensamente distribuido durante el episodio de la fusión
pio trabajo con carácter humorístico y que llega incluso a fría e incluso reimpreso en Physics Today En el caso de la
ser reflexivo. De! mismo modo, también hay variaciones de eliminación del monopolo magnético de hice, Pickeríng
estilo entre culturas de investigación nacionales. Rosa Han- (1981) observa el efecto de una ponencia desenmascarado-
tos (comunicación privada) me ha informado que en el cam- ra ofrecida por Alvarez. Collins (1981) en sus estudios so-
PO de la investigación sobre el sida los investigadores fran- bre las ondas gravitatorias de Weber apunta el efecto de la
ceses y americanos tenían estilos de presentación muy retórica empleada por un científico al que se refiere como
diferentes —los franceses leían textos preparados mientras «Paladín». Muchos científicos han señalado el papel que ju-
que los americanos glosaban diapositivas—. El estilo predo- garon las ponencias y artículos que hizo circular informal-
minante tanto en el congreso de la ACS como en el de la mente el mayor desenmascarador de todos, Richard Feyn-
APS fue la glosa de proyecciones. man. La retórica del desenmascaramiento es cláramente un
Hay una larga pausa tras la palabra’ ~‘cientificas»y pare- campo muy rico de análisis.

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