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República de Colombia

Corte Suprema de Justicia

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


SALA DE CASACIÓN CIVIL

FERNANDO GIRALDO GUTIÉRREZ


Magistrado Ponente

STC14550-2015
Radicación nº 50001-22-14-000-2015-00352-02
(Aprobado en sesión de veintiuno de octubre de dos mil quince)

Bogotá D. C., veintidós (22) de octubre de dos mil quince (2015).

Decide la Corte la impugnación del fallo de 15 de


septiembre de 2015, proferido por la Sala Civil-Familia-
Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Villavicencio, que negó la tutela de Ana Tilia Acosta Cubides y
Segundo Cubides Acosta frente al Juzgado Promiscuo del
Circuito de Puerto López, con vinculación de Sigifredo
Romero Garzón y el Procurador Ambiental y Agrario adscrito
a ese Despacho.

I.- ANTECEDENTES

1.- Obrando directamente, los promotores denuncian la


vulneración de sus derechos al trabajo, vida digna, salud,
mínimo vital y acceso a la administración de justicia.
Radicación Nº. 50001-22-14-000-2015-00352-02

2.- Sostienen que la violación proviene de la aplicación


del desistimiento tácito en el proceso de imposición de
servidumbre agraria instaurado contra Sigifredo Romero
Garzón.

3.- Se apoyan en lo siguiente (folios 1 y 2):

3.1.- Que son la propietaria y el poseedor de los lotes ‘El


Rinconcito’ y ‘Laguna Negra’, ubicados en la vereda Yurimena
de Puerto López, actualmente enclavados en medio de las
fincas de Romero Garzón, quien les impide circular por ellas,
aduciendo que pueden tomar otro camino, el cual realmente
permanece inundado e implica atravesar un río en lancha.

3.2.- Que de estos terrenos derivaban el sustento, pero


debido a la incomunicación debieron abandonarlos, lo que
además del natural deterioro material, les supuso la pérdida
del empleo que tenían como cuidadores de ganado, pues, al
no poder ingresar semovientes, los vecinos dejaron de
contratarlos como vaqueros y de arrendar sus pastos.

3.3.- Que ambos padecen distintas enfermedades,


incluso mentales, y fueron víctimas de desplazamiento
forzado, a lo que se suma la avanzada edad de Ana Tilia y que
él es padre de un menor de apenas ocho años de edad.

3.4.- Que Acosta Cubides inició el litigio para el


establecimiento del respectivo gravamen, pero
arbitrariamente el acusado lo terminó, sin tener en cuenta

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que el «desistimiento tácito» no opera para la jurisdicción


agraria.

4.- Piden, como mecanismo provisional, ordenarle a su


vecino retirar los obstáculos que les cortan la marcha (folio
7).

5.- El trámite se renovó por previsión de la Corte, para


propiciar que el Ministerio Público se manifestara (folios 3 al
9, cuaderno 2).

II.- RESPUESTA DE LOS INTERVINIENTES

1.- Sigifredo Romero Garzón indicó que el auxilio carece


de inmediatez, ya que el pleito concluyó en abril de 2012 y,
además, los interesados no discutieron esa determinación
tempestivamente (folios 110 al 114).

2.- La Procuradora 14 Judicial II Agraria y Ambiental del


Meta acotó que

(…) tampoco puede un propietario en uso exclusivo de las


relaciones de vecindad colocar a otro vecino en condiciones que no
pueda explotar el predio y por ende pueda poner en peligro la vida
de las personas de la tercera edad y niños, al no poder obtener un
salario de la explotación económica del inmueble, a no poder
desarrollar un trabajo digno y al mínimo vital (…) la actuación
individual del demandado de cerrar el camino a los accionantes sí
pone en peligro los derechos fundamentales mencionados y por
ende se podría ordenar el retiro de los obstáculos hasta que los
accionantes impongan de nuevo la servidumbre de tránsito que
según el art. 939 del C.C. es de orden legal» (folios 124 al 130).

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3.- El juzgado guardó silencio.

III.- FALLO DEL TRIBUNAL

Desestimó la salvaguarda porque no se propuso


oportunamente y tampoco se emplearon las alternativas
procesales conducentes, ya que ataca un auto de 25 de abril
de 2012, frente al cual no hubo reposición ni apelación (folios
131 al 135).

IV.- IMPUGNACIÓN

Los perdedores reprochan que no se estudiaron


realmente sus argumentos, los cuales repiten, destacando
que carecen de un ingreso adecuado a su heredad y que no
había lugar a la culminación precipitada del juicio. Agregaron
que las agencias en derecho fijadas son exorbitantes y que los
dos padecen trastornos cognitivos y depresivos.

V.- CONSIDERACIONES

1.- La controversia versa en esclarecer, de antemano, si


por esta vía puede cuestionarse la aplicación del
«desistimiento tácito», pese a que en su momento no fue
discutida y han pasado más de tres años desde entonces, y
dado el caso, si esa figura, prevista en la Ley 1194 de 2008,
opera en los juicios de naturaleza agraria; además, hasta qué
punto es admisible como «mecanismo transitorio» frente a
particulares, de cara a la protección de «derechos

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fundamentales» ligados al aprovechamiento de un bien rural.

2.- La actividad de los jueces, por regla general, está al


margen del escrutinio de la tutela, salvo que, según
repetidamente lo ha explicado la jurisprudencia, sea
abiertamente arbitraria, fruto de la mera liberalidad o el
capricho, al punto que configure una «vía de hecho»; siempre y
cuando se entable dentro de un plazo prudente y no existan,
ni se hayan desaprovechado, los remedios legales.

3.- Con incidencia para el análisis se encuentra


probado:

3.1.- Que el Juzgado Promiscuo del Circuito de Puerto


López admitió la demanda ordinaria agraria de Ana Tilia
Acosta Cubides para la imposición de una servidumbre de
tránsito, en favor de sus predios ‘Rinconcito y Laguna Negra’,
sobre los lotes ‘La Primavera’, ‘La Floresta’ y ‘El Descanso’, de
Sigifredo Romero Garzón (6 oct. 2004), folios 2 al 6 y 23 del
declarativo.

3.2.- Que éste se opuso aduciendo que aquélla cuenta


con dos entradas terrestres y una fluvial, así que únicamente
persigue aprovecharse de un puente que él construyó sobre
el caño ‘Ipapa’ (folios 30 al 33 ibídem).

3.3.- Que en la inspección se comprobó al arribar al


primer lote del enjuiciado desde la vía pública, que tiene un
«broche en madera con alambre de púas», cadena y candado,
así como un portón de hierro, también cercado (folio 173)

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3.4.- Que en esa diligencia, respecto de la alternativa de


cruce propuesta por aquél, se constató que sólo es posible
transitarla en tractor, durante cinco o seis kilómetros, hasta
el punto conocido como ‘La Arrocera’, a partir del cual deben
recorrerse unos quinientos metros a caballo hasta llegar al
rebalse del caño ‘Ipapa’, que inunda un «área aproximada de
350 mts» y obliga a usar una «canoa» (folios 198 y 199).

3.5.- Que el perito designado dictaminó necesario ese


servicio, por cuanto la opción esbozada por el dueño de los
terrenos contiguos no es apta para vehículos y en temporada
de lluvias debe vadearse a «pie, lomo equino o en maquinaria
agrícola» (folio 253 ibíd).

3.6.- Que el Despacho dispuso integrar al contradictorio


a Carlos Faustino Montaña Rocha, propietario de la finca
‘Santa Rosa’, entendiendo que el gravamen lo involucra (5
may. 2007), folio 36 ídem.

3.7.- Que requirió a la interesada para llevar a cabo


dicho enteramiento con los causahabientes de Montaña
Rocha, una vez conocido su fallecimiento, en los términos de
la Ley 1194 de 2008, so pena de decretar el «desistimiento
tácito», lo cual informó mediante telegrama a ésta y su
apoderado (28 jul. 2011), folio 171 ib.

3.8.- Que al no cumplirse con la notificación, finiquitó el


proceso y condenó en costas a la convocante, incluyendo la
suma de dos millones de pesos ($ 2’000.000), aunque sin

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indicar por cuál concepto (25 abr. 2012), folio 176 ídem.

3.9.- Que Romero Garzón pidió aclarar «a qué


corresponden los dos millones de pesos» (folio 177 ib).

3.10.- Que el Despacho determinó que esa cifra atañe a


las agencias en derecho para los herederos de Montaña, al
tiempo que para aquél las estableció en ocho millones
quinientos mil pesos ($ 8’500.000), folio 178 id.

3.11.- Que la demandante formuló reposición, pero no


prosperó porque, según el artículo 393 del Código de
Procedimiento Civil, «sólo podrá reclamarse la fijación de
agencias en derecho mediante objeción a la liquidación de
costas» (10 jul. 2012).

3.12.- Que Segundo Cubides Acosta, de cincuenta y un


(51) años, asegura que Ana Tilia Acosta Cubides es su madre,
pertenece a la tercera edad, sufre patologías psicológicas y
fue desplazada (folio 1).

3.13.- Que en 2014 éste padeció un «accidente cerebro


vascular póntico cerebral», con «secuelas de hemiplejia
derecha, marcha tambaleante con bastón» (folios 8 y 9).

4.- Este resguardo deviene improcedente cuando no se


impulsa dentro de un término razonable, comoquiera que es
de esperar que el perjudicado obre con premura a fin de
evitar la consolidación del daño, más aún si dice derivarlo de
una providencia judicial, puesto que ésta crea expectativas

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fundadas para terceros, las que, pasado un lapso razonable,


se arraigan y no pueden derruirse sin atentarse contra la
seguridad jurídica.

Alrededor de esto ha reiterado esta Corte que,

(…) si bien la jurisprudencia no ha señalado de manera unánime el


término en el cual debe operar el decaimiento de la petición de
amparo frente a decisiones judiciales por falta de inmediatez, sí
resulta diáfano que éste no puede ser tan amplio que impida la
consolidación de las situaciones jurídicas creadas por la
jurisdicción y, menos aún, que no permita adquirir certeza sobre los
derechos reclamados…En verdad, muy breve ha de ser el tiempo
que debe transcurrir entre la fecha de la determinación judicial
acusada y el reclamo constitucional que se enfila contra ella, con
miras a que éste último no pierda su razón de ser, convirtiéndose,
subsecuentemente, en un instrumento que genere incertidumbre,
zozobra y menoscabo a los derechos y legítimos intereses de
terceros.(…) no puede tenerse por cumplida la exigencia de
inmediatez de la solicitud por cuanto supera en mucho el lapso
razonable de los seis meses que se adopta, y no se demostró, ni
invocó siquiera, justificación de tal demora por el accionante (CSJ,
STC 17 mar. 2014, rad. 00012-01, reiterada en STC12196-2014,
11 sep., rad. 01892-00, y más recientemente en STC8929-2015, 9
jul. rad. 00929-01).

Así mismo, tampoco es factible si dejaron de emplearse


los medios procesales idóneos para plantear la queja, pues,
además de que aquel mutismo debe interpretarse como una
aceptación implícita de lo resuelto por el fallador, lo cierto es
que esta herramienta no puede utilizarse para revivir o
rescatar las posibilidades perdidas al interior del litigio, dado
su carácter residual y subsidiario.

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Esta Corporación ha sido enfática en señalar, que

(…) cuando hay [negligencia] de las partes en el empleo de las


defensas frente a las decisiones judiciales, es vedado para el Juez
de tutela penetrar en las cuestiones procedimentales que informan
los trámites respectivos, pues a este amparo, eminentemente
subsidiario, sólo es dable acudir cuando no se ha tenido otra
posibilidad “judicial” de resguardo; además, si las partes dejan de
utilizar los dispositivos de defensa previstos por el orden jurídico, -
como aquí ocurrió -, quedan sujetas a las consecuencias de las
determinaciones que le sean adversas, que serían el fruto de su
propia incuria (STC2011, 26 ene., rad. 00027-00, reiterada en
STC4667-2015, 23 abr., rad. 00821-00).

Por ende, acertó el a quo al estimar que la tardanza en


la interposición de este procedimiento y la desidia latente al
desperdiciar los recursos conducentes frente al interlocutorio
que finiquitó el conflicto judicial y fijó las agencias en
derecho, no permiten escrutar desde la perspectiva
excepcional el criterio del operador jurídico.

5.- Sin embargo, se acogerá la censura frente a Sigifredo


Romero Garzón por los motivos y en la forma que pasan a
mencionarse:

5.1.- Prevé el numeral 9° del artículo 42 del Decreto


2591 de 1991 que «quien se encuentre en situación de
subordinación o indefensión» frente a un particular puede
pedir la protección sus prerrogativas esenciales dada
cualquier lesión o amenaza por parte de éste. En general el

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susodicho «desabrigo» se predica ante la inexistencia de otro


medio legal, lo que en principio lleva a creer que en este caso
el amparo es inviable porque nada obsta para que los
reclamantes comiencen un nuevo juicio para procurarse un
paso adecuado.

Empero, esta Sala desde hace lustros tiene definido que,

(…) el estado de indefensión no surge de la carencia de medios de


defensa judicial (...) sino que refiere a circunstancias de hecho que
concurren a una determinada relación existente persona a
persona, que colocan a una en posición dominante, de la cual
abusa, colocando en peligro los derechos de la otra, o violándolos
(CSJ STC 9 ago. 1993, rad. 703).

En eventos semejantes, en cuanto a la situación de


«subordinación o indefensión» surgida de la privación de una
«servidumbre de tránsito», justamente en beneficio de adultos
mayores, que permita surcar un predio colindante, ha
recalcado la Corte Constitucional que,

(…) es necesario observar más detenidamente la situación en que


se encuentran (…) se trata de dos ancianos de 64 y 81 años de
edad respectivamente, que viven solos y que subsisten con lo que
produce una hectárea de tierra, explotada rudimentariamente y
con sus propias manos, en la cual mantienen algunas aves de
corral, y cultivan café y cítricos (…) ante tal panorama resulta
evidente la situación de indefensión de los peticionarios respecto
del accionado (…) indefensión que hace procedente la acción de
tutela contra particulares, de acuerdo con el numeral 9 del artículo
42 del Decreto 2591 de 1991. En estas circunstancias, la actuación
en que incurrió Elver García al cerrar el camino, obligando a los
petentes a arrastrarse bajo el alambrado y a cargar lo que sus

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cansadas espaldas pueden soportar, sobrepasa el ámbito del


derecho real de servidumbre y deviene en una violación del
derecho fundamental a la dignidad humana, en un
desconocimiento del deber de solidaridad exigible a todo individuo
en un Estado Social de Derecho, y obliga al juez de tutela a hacer
efectiva la especial protección que otorga nuestra Carta Política
(Sentencia T-036/1995).

Más adelante, al resolver un caso parecido, precisó esa


misma Corte que,

(…) sin el ánimo de ser exhaustiva, ha establecido algunos


supuestos en los que existe estado de indefensión, como por
ejemplo, (i) cuando la persona está en ausencia de medios de
defensa judiciales eficaces e idóneos, que permitan conjurar la
vulneración iusfundamental por parte de un particular; (ii)
personas que se hallan en situación de marginación social y
económica, (iii) personas de la tercera edad, (iv) discapacitados (v)
menores de edad.” Observa la Sala que (…)se encuentra en estado
de indefensión frente a la actuación realizada por (…) pues
además de ser una persona de setenta y ocho (78) años de edad,
de la cual se puede inferir un estado de debilidad manifiesta y por
ende, un Sujeto de especial protección, se encuentra imposibilitado
para solucionar de manera inmediata la situación planteada (…) el
cierre de la servidumbre de tránsito ha ocasionado, un detrimento
económico al accionante, pues sus labores profesionales de cría de
ganado, venta de leche y cultivo, se han visto restringidas, debido
a que los vehículos en los cuales se transporta la mercancía, ya no
tienen por donde pasar, situación que ha afectado su mínimo vital
y el de su núcleo familiar (sentencia T-736/2013).

Y con idéntica orientación, recientemente explicó que,

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(…) es evidente el estado de indefensión de (…) frente a (…), pues


se trata de una persona de avanzada edad, que tiene serios
quebrantos de salud, además, de acuerdo con las pruebas
allegadas al expediente, tiene varias alteraciones siquiátricas, y
por lo tanto no puede movilizarse por sí misma, siempre debe estar
acompañada y trasladarse en automóvil, además de encontrarse
en una precaria situación económica. Estas condiciones personales
no solo la ponen en una clara situación de desventaja frente a la
accionada, sino que además sustentan la especial protección que
debe recibir teniendo en cuenta su grave estado de vulnerabilidad
(Sentencia T-342/2014).

Se verifica, entonces, el desamparo de los memorialistas


frente a su vecino, Sigifredo Romero Garzón, quien, escudado
en su señorío, impide que éstos accedan a sus propias tierras
desde las suyas, forzándolos a una travesía de unos seis
kilómetros por trochas enlodadas, que resulta hostil para una
anciana, un enfermo que usa «bastón» y un niño. El trayecto,
además, a la postre es infructuoso, toda vez que, recuérdese,
lo trunca un caño que al inundarse rebasa un «área de unos
350 mts» (folio 199 del ordinario).

5.2.- Progresa el auxilio como mecanismo transitorio,


pues, vista la incomunicación que embaraza el goce de los
feudos dominantes, según afirmaron el juez y el perito, se
sigue generando una seria alteración en el disfrute de los
derechos a la vida digna, mínimo vital, trabajo y propiedad,
por lo que se torna impostergable la implementación de ese
servicio predial en favor de los recurrentes, ya que su
afectación no da espera a la iniciación y culminación de un
nuevo trámite jurisdiccional.

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En ese orden, según lo ha enseñado desde antaño la


Sala, se

(…) considera que la salida del predio es insuficiente y hay lugar


por lo tanto al establecimiento de la servidumbre, cuando aquélla
ofrece graves dificultades que no podrían evitarse sino mediante
trabajos excesivos cuyo valor no guarde proporción (…) eso es lo
que acontece también en el caso de un terreno que no tenga salida
sino del lado de un río cuyo paso por barca o buque o por medio de
un puente presenta peligros o graves inconvenientes o exige gastos
excesivos (CSJ, SC -060 de 1936)

Máxime si, como se tiene esclarecido desde hace


décadas,

(…) respecto de la organización de la servidumbre legal de tránsito,


se advierte sin dificultad que ella existe de pleno derecho, es decir,
que es la ley la que la establece directamente y que si bien es cierto
que en caso de desacuerdo entre las partes el juez debe intervenir
para determinar la indemnización que se deba así como la vía que
haya de seguir, lo cierto es que la servidumbre en sí misma es
preexistente a la determinación judicial (ibídem).

5.3.- Es que siendo la propiedad sobre todo una función


social que le sirve a la comunidad antes que al individuo, en
situaciones como la descrita, que suponen el enfrentamiento
y la tensión de derechos, lo que debe prevalecer es el
principio de solidaridad consagrado en el texto Superior.

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El entendimiento del dominio como una función social,


ha dicho esta Corporación, supone que

(…) el sentido netamente individualista de la propiedad, heredado


del derecho romano, que la concibió como concentración de poderes
o atribuciones al dueño sobre sus bienes en cuya virtud éstos
quedan sometidos directa y totalmente a su señorío con el fin de
satisfacer únicamente sus egoístas intereses, ha venido cediendo
el paso a una concepción marcadamente solidarista o funcionalista
que, sin desconocerle al titular la facultad de utilizar, usufructuar y
disponer libremente de los bienes en su provecho, le impone el
deber de enrumbar el ejercicio de ese derecho por los cauces del
bien común para que las ventajas que de él fluyan, se extiendan a
la comunidad, en cuya representación actúa el propietario en
función social (CSJ, Sala Plena 11 ago. 1988)

En términos similares lo expresó también la Corte


Constitucional, específicamente acerca de la «servidumbre de
tránsito», al precisar en la sentencia T-736 de 2013 que,

(…) cuando un bien no puede explotarse adecuadamente, por


inconvenientes naturales del predio, como la falta de comunicación
con la vía pública, el Estado debe intervenir para exigir la eficacia
de la función social de la propiedad; al respecto, en Sentencia C-
544 de 2007 se señaló: “la exigencia legal relativa a que la
servidumbre de tránsito sólo puede imponerse cuando el predio
dominante se encuentra totalmente incomunicado con la vía
pública, sin que pueda considerarse la idoneidad, grado de
dificultad o costo de la vía existente, desconoce la función social de
la propiedad no sólo desde el punto de vista subjetivo del titular
del predio sirviente que no puede ejercer plenamente su derecho,
sino del interés social o colectivo que implica la adecuada y
correcta explotación de la tierra”.

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Ese criterio, de hecho, lo perfiló esta Sala desde la


precitada providencia SC-060 de 2 de septiembre de 1936,
afirmando que,

(…) en la conveniencia social de la explotación del predio


dominante encuentra dicha servidumbre su fundamento y al propio
tiempo sus límites, sin que haya que hacer distinción alguna entre
explotación agrícola o explotación industrial o explotación minera.

6.- Por consiguiente, de conformidad con el artículo 8°


del Decreto 2591 de 1991, se concederá la salvaguarda como
un mecanismo transitorio mientras la jurisdicción agraria
determina la necesidad del gravamen, disponiendo que por lo
pronto Romero Garzón le facilite a los reclamantes pasar por
sus fincas, a condición de que éstos promuevan el proceso
pertinente para la imposición del gravamen dentro de un
término de (4) cuatro meses.

VI.- DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia


en Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre
de la República y por autoridad de la ley, REVOCA la
sentencia impugnada y, en su lugar, RESUELVE:

Primero: Conceder, como mecanismo transitorio, la


tutela de Ana Tilia Acosta Cubides y Segundo Cubides Acosta
frente a Sigifredo Romero Garzón.

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Segundo: Ordenarle a este último que, dentro de los tres


(3) días siguientes a la notificación que reciba de esta
providencia, retire todos los obstáculos (candados, alambres,
cercamientos, entre otros) que impidan el libre tránsito de
aquéllos por el camino que atraviesa sus predios y conduce a
la vía pública más cercana.

Tercero: Prevenir a Ana Tilia Acosta Cubides y Segundo


Cubides Acosta que la presente protección se extenderá hasta
que las autoridades judiciales competentes decidan en forma
definitiva sobre la imposición de la servidumbre de tránsito,
para lo cual, si aún no lo han hecho, deben interponer la
demanda correspondiente en el plazo perentorio de los
próximos cuatro (4) meses contados a partir de la notificación
de este fallo. De no hacerlo, finalizado dicho término
expirarán los efectos de esta providencia.

Cuarto: El Tribunal a-quo velará por el cumplimiento de


lo aquí ordenado, para lo cual adoptará las medidas de rigor
legal.

Comuníquese telegráficamente lo aquí resuelto a las


partes y oportunamente remítanse las presentes diligencias a
la Corte Constitucional para su eventual revisión.

Notifíquese

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LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA


Presidente de Sala

MARGARITA CABELLO BLANCO

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO

FERNANDO GIRALDO GUTIÉRREZ

ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

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