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Filosofía del Derecho

Trabajo Práctico N° 1

Lourdes Scarpaci

"¿Cambió el sistema jurídico argentino? Si hubo un cambio, ¿es jurídicamente


admisible? ¿Por qué? ¿Cómo respondería Hart a estas preguntas?"

Un primer vistazo de la acordada de 1930 pareciese sugerir que lo que simplemente hace
la Corte Suprema en la misma es expresar cierto estado de cosas, es decir, describir lo
que el poder de facto ha pedido. Pero sin embargo en este hecho la Corte Suprema hace
que este gobierno provisional se vuelva legal, en tanto es ella misma la que con sus
palabras le da una validez. El hecho es que un grupo de militares ha tomado el Estado,
pero este grupo necesita de cierto reconocimiento. Acude, por lo tanto, a la Corte
Suprema. El gobierno no decide tomar el Estado simplemente, sino que necesita además
que el aparato judicial le de cierta validez legal. Es interesante ver, entonces, como aún
en un caso en donde un grupo toma inconstitucionalmente el poder, puesto que lo hace
antidemocráticamente, es necesaria cierta legalidad que funcione como marco jurídico y
que de algún modo reconozca la situación.

Por otro lado, en la acordada se señala que este poder que es descripto como de facto (lo
cual es también interesante, puesto que allí la corte define este hecho y pareciera que al
definirlo lo reconoce) va a respetar la constitución y aquellas leyes fundamentales.

Pareciese además, en el apartado número dos, que en principio no hay diferencia alguna
con un gobierno democrático, ya que, sostiene : “Que ese gobierno se encuentra en
posesión de las fuerzas militares y policiales necesarias para asegurar la paz y el orden
de la Nación, y por consiguiente para proteger la libertad, la vida y la propiedad de las
personas”, lo cual creo que podría ser dicho de cualquier otro gobierno también, puesto
que éste normalmente posee las fuerzas militares y policiales, y, a la vez, posee el mismo
fin. Lo que sigue inmediatamente después de esta afirmación es el alegato a mantener en
el propio ejercicio de poder el lugar supremo de la constitución nacional.

En el apartado número dos hay un señalamiento que llama la atención, en donde se


plantea por un lado que la Corte misma, a partir de la doctrina constitucional pero también
internacional, da validez a los actos de aquellos funcionarios de hecho, más allá de lo que
esto sea, en tanto sea fundado en “razones de policía y de necesidad” pero siempre con

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el fin de proteger a los individuos que puedan ser afectados. Y aquí sigue algo que
también es muy llamativo, ya que sostiene que a los afectados no les es posible “realizar
investigaciones ni discutir la legalidad de las designaciones de funcionarios que se hallan
en aparente posesión de sus poderes y funciones”

Posteriormente en el texto se explicita nuevamente que el gobierno es un gobierno de


facto y que esto no puede ser judicialmente discutido. Sin embargo se aclara allí que si se
diera el caso en el que, una vez que la situación se haya normalizado, aquellos
funcionarios que forman parte del gobierno de facto no cumpliera con lo acordado en la
Constitución nacional, la Corte suprema (que se presenta a sí misma como la
administradora de justicia) respondería del mismo modo que en el caso que lo hiciera un
gobierno de derecho, con cualquier poder ejecutivo. Esta afirmación está amparada, dice
el texto, por el propio gobierno provisional, ya que éste ha asumido el compromiso de
cumplir con la Constitución y las leyes fundamentales de la nación, con lo cual queda él
mismo a disposición del cumplimiento de sentencias judiciales.

Con esto quiero señalar varias cosas. Por un lado parece que no hay ninguna
modificación: en ningún lugar de la acordada se señala una modificación clara, sino más
bien que lo que se indica es que hay un poder de facto y que este poder ha acordado
respetar la Constitución y las leyes fundamentales de la nación. Nada se dice sobre el
modo en como ese poder se ha asumido, basta con definirlo como poder de facto. Por
otro lado distingue este poder del poder de derecho, es decir, que asume desde el
principio que este gobierno no cumple con lo que el derecho nacional señala y por tanto
es descripto como un poder de hecho, más allá de lo que esto signifique. Sin embargo el
Poder Judicial lo reconoce como gobierno, lo que lleva a preguntarse si esta misma
acción no vuelve al poder un poder de derecho. Es en este mismo acto, me parece, que el
gobierno se constituye como válido.

Como ya señalé más arriba, es extraño pensar que un gobierno que no ha respetado la
constitución desde un principio exprese, a pesar de esto, que la cumplirá y la hará
cumplir. Pero además es extraño que este poder de facto mismo necesite de un poder de
derecho para adquirir cierta validez, cuando uno pensaría que una vez que se ha puesto
la constitución entre paréntesis no se recurre a ella misma para alcanzar cierto
reconocimiento jurídico.

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A partir de lo dicho anteriormente parecería que Hart sostendría que esto es jurídicamente
admisible en tanto que es una institución propia del Derecho la que sostiene la
modificación. La Corte Suprema reconoce como gobierno a un gobierno no constitucional,
y si bien para Hart la regla de reconocimiento le otorgaría a la constitución argentina el
criterio último de validez, y en este sentido sólo sería legal lo que la constitución plantea,
para este autor es posible una modificación si aquellos que representan el máximo
tribunal, en este caso la Corte Suprema, permiten dicha modificación.

En Hart el derecho se modifica a medida que los funcionarios del Derecho introducen
cambios. Es un grupo de la población, aquellos autorizados por la regla de
reconocimiento, lo que en última instancia valida la ley. Y por tanto si los jueces que
componen la corte reconocen el gobierno no constitucional como válido, en tanto éste
asegura atenerse a la constitución, el gobierno se vuelve legal. Me parece que de este
modo Hart entendería que esta modificación que la Corte introduce con el fin de justificar
el gobierno de facto es posible jurídicamente.

En Hart la regla de reconocimiento, es decir, aquella regla que da unidad a un sistema


jurídico es la regla que introduce la validez jurídica. Esta regla funciona como criterio para
identificar el derecho, tanto mirada desde un aspecto interno como desde un aspecto
externo. Por un lado es aceptada por los miembros de la sociedad, pero además mirando
a la práctica efectiva misma. La regla de reconocimiento existe como una cuestión de
hecho, mientras que el resto de las reglas existen como cuestión de derecho, ya que sólo
adquieren validez en tanto cumplan con los criterios de la regla de reconocimiento. Dice
Hart: “la regla de reconocimiento última puede ser considerada desde dos puntos de vista:
uno de ellos se expresa en el enunciado externo de hecho que afirma la existencia de la
regla en la práctica efectiva del sistema; el otro, se expresa en los enunciados internos de
validez formulados por quienes la usan para identificar el derecho” (pág. 139)

Una de las condiciones de la existencia de la regla de reconocimiento es que ésta sea


aceptada por los jueces como una regla, que para Hart consiste en una conducta regular
más una actitud crítico reflexiva. Lo que la diferencia de las otras reglas es que la de
reconocimiento es una regla última que funciona como criterio de identificación de las
demás reglas.

En el caso concreto de la acordada de 1930 Hart señalaría que para saber si la misma es
legítima hay que recurrir a la ley de reconocimiento, con el fin de observar si se satisfacen

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ciertos criterios. Cuáles sean estos criterios es una cuestión de hecho, hecho que
representa lo que la gente hace. Pero en este caso depende no de lo que cualquier
persona de la sociedad realiza, sino que lo importante es prestar atención a aquello que
un grupo, el de los juristas, hacen. Pareciera que desde Hart lo que importa, en última
instancia, es lo que deciden los órganos institucionales. Y por tanto, si la Corte Suprema
introduce un cambio, que es de algún modo respaldado por la Constitución, en tanto allí
se prevé la posibilidad de modificación, esta modificación será considerada como válida,
puesto que cumple con la regla de reconocimiento.

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