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NHC

Nueva
I listona
de Colombia

PLANETA
NHC
Nueva
Historia
de Colombia

Director Científico y Académico


ALVARO TIRADO MEJÍA

Asesores
JORGE ORLANDO MELO
JESÚS ANTONIO BEJARANO
A partir de 1977 comenzó a
darse el nombre de Nueva Historia a una
forma de investigar y analizar el pasado colombiano
diferente a la tradicional. Los historiadores que aparecían
asociados con ella no tenían puntos de vista muy homogéneos pero
el término se justificaba por ciertos rasgos comunes. Rompían con la
tradicional reducción de la historia al conocimiento de la evolución
política y militaren épocas más o menos remotas, al estudio de los grupos altos de
la sociedad, al análisis del país desde una perspectiva muy centralista. Por ello,
después de una década de estudios, Nueva Historia ha llegado a incluir, como
contenido habitual y casi rutinario, la historia de la economía, de los conflictos sociales,
obreros y campesinos, de la cultura popular. Por ello, han tomado tal auge los trabajos de
historia regional, que permiten reconstruir la imagen de un país privado, complejo e
incluso contradictorio. Y por ello, al lado de los estudios sobre la colonia o la
indepedencia aparecen numerosas publicaciones sobre la historia más reciente. Los
nuevos historiadores ademas, se han caracterizado por la utilización amplia y rigurosa
de la documentación existente, por su esfuerzo de rigor metodológico, por el uso de
conceptos y aportes de las ciencias sociales y por el conocimiento de las más
avanzadas corrientes de la investigación histórica actual. Por último, el creciente
desarrollo de la disciplina ha impuesto la ejecución de proyectos colectivos, en
los que cada autor puede referirse con mayor seguridad a los temas de su
especialidad y dentro de su propia orientación. Esta obra, Nueva
Historia de Colombia, escrita en lo fundamental por •
historiadores de la nueva tendencia, es un buen ejemplo
de las virtudes que puede aportar tal forma de
comprender el pasado y el presente
de Colombia.

PLANETA
Plan de la obra

1 Colombia Indígena - Conquista y Colonia

2 Era Republicana

I Historia Política 1886-1946

II Historia Política 1946-1986

III Relaciones Internacionales, Movimientos Sociales

IV Educación y Ciencias, Luchas de la Mujer, Vida Diaria

V Economía, Café, Industria

VI Literatura y Pensamiento, Artes, Recreación


NHC
Nueva
Historia
de Colombia

VI Literatura y Pensamiento,
Artes, Recreación

PLANETA
Dirección del proyecto: Gloría Zea
Gerencia general: Enrique González Villa
Coordinación editorial: Camilo Calderón Schrader

Material gráfico: Museo de Arte Moderno de Bogotá, Museo Nacional, Museo 20


de Julio, Museo de Desarrollo Urbano, Biblioteca Nacional, Biblioteca de la Cancillería
en el Palacio de San Carlos, Archivo de la Cancillería, Hemeroteca Luis López de
Mesa, Academia Colombiana de Historia, Federación Nacional de Cafeteros, Museo
Numismático del Banco de la República, Fondo Cultural Cafetero, Biblioteca de la
Universidad de Antioquia, Biblioteca Pública Piloto de Medellín, Archivo FAES,
Archivo Nacional de Colombia, Sala de la Constitución de la Casa de Nariño, Centro
Jorge Eliécer Gaitán, UTC, CTC, CGT, CSTC, Centro Cultural Leopoldo López
Alvarez de Pasto, Cromos, El Tiempo, El Espectador, El Siglo, Revista Proa, Patronato
de Artes y Ciencias, Centro de Documentación Musical (Colcultura), Conferencia
Episcopal Latinoamericana, Archivo de la Catedral de Bogotá, CINEP, Cinemateca
Colombiana, Compañía de Fomento Cinematográfico Focine, Corporación Nacional
de Teatro, Teatro Popular de Bogotá, Corporación de Teatro La Candelaria, Fundación
Teatro Libre de Bogotá, Escuela Militar de Cadetes José María Córdova, Archivo
Melitón Rodríguez, Colección Pilar Moreno de Ángel, Colección Carlos Vélez, Ar­
chivo Planeta Colombiana.

Diseño: RBA, Proyectos Editoriales, S.A. Barcelona (España)


Investigación gráfica: Juan David Giraldo
Asistente: Ignacio Gómez Gómez
Fotografía: Jorge Ernesto Bautista, Luis Gaitán (Lunga), Arturo Jaramillo, Guillermo
Melo, Oscar Monsalve, Jorge Mario Múnera, Vicky Ospina, Carlos Rodríguez, Fer­
nando Urbina.
Producción: Osear Flórez Herreño
Impreso y Encuadernado por: Editorial Printer Colombiana Ltda.

©PLANETA COLOMBIANA EDITORIAL S.A., 1989


Calle 31, No. 6-41, Piso 18, Bogotá, D.E. Colombia

ISBN (obra completa) 958-614-251-5


ISBN (este volumen) 958-614-259-0

La responsabilidad sobre las opiniones expresadas en los diferentes capítulos de esta


obra corresponde a sus respectivos autores.
Nueva historia de Colombia / director Alvaro Tirado Mejía. - Bogotá: Planeta Colombiana Editorial,
1989.
8v.: ils., mapas; 24 cm.
Contenido: v.l: Colombia indígena, conquista y colonia / Gerardo Reichel-Dolmatoff... [et
al.] - v.2: Era republicana / Javier Ocampo López... [et al.] - v.l: Historia política 1886-1946 /
Jorge Orlando Meló... [el al.] - v.II: Historia política 1946-1986 / Catalina Reyes Cárdenas...
[et al.] - v.III: Relaciones internacionales, movimientos sociales / Femando Cepeda Ulloa [et al.]
- v.IV: Educación y ciencia, luchas de la mujer, vida diaria / Magdala Velásquez Toro... [et al.]
- v.V: Economía, café, industria / Bernardo Tovar Zambrano... [et al.] - v.VI: Literatura y
pensamiento, artes y recreación / Andrés Holguín... [et al.]-
v. 1-2 corresponde al Manual de Historia de Colombia editado por Colcultura.
1SBN 958-614-251-5 Obra completa
1. COLOMBIA - HISTORIA - HASTA 1986. 2. COLOMBIA - CONDICIONES ECONÓ­
MICAS Y SOCIALES. 3. COLOMBIA POLÍTICA Y GOBIERNO, 1886-1986. I. Tirado Mejía,
Alvaro, 1940-

CDD 986.1
N83

Nueva historia de Colombia: literatura y pensamiento, artes y recreación / director académico


Alvaro Tirado Mejía. - Bogotá: Planeta Colombiana Editorial, 1989.
v.VI: ils.; 404 p., 24 cm.
Contenido: v.VI: Literatura y pensamiento, 1886-1930 / Andrés Holguín Holguín. Literatura
colombiana: 1930-1946 / Juan Gustavo Cobo Borda. Literatura y pensamiento, 1946-1957 / Luis
Antonio Restrepo Arango. Literatura y pensamiento desde 1958 / Luis Antonio Restrepo Arango.
El periodismo en Colombia, 1886-1986 / Enrique Santos Calderón. Cien años de arte colombiano
/ Eduardo Serrano Rueda. Un siglo de arquitectura colombiana / Alberto Saldarriaga Roa, Lorenzo
Fonseca Martínez. Cien años-de teatro en Colombia / Carlos José Reyes Posada. Historia del cine
colombiano / Luis Alberto Alvarez Córdoba, CNF. La música de Colombia / Otto de Greiff
Haeusler. La música en Colombia en el siglo XX / Hernando Caro Mendoza. La cultura popular
colombiana en el siglo XX / Gloria Triana Varón. Humor regional en Colombia. Prototipos,
características y vertientes / Daniel Samper Pizano. El deporte en Colombia / Mike Forero Nougués.
El ajedrez en Colombia / Boris de Greiff Bemal.
ISBN 958-614-259-0 tomo VI
1. LITERATURA COLOMBIANA - HISTORIA, 1886-1986. 2. ARTE - COLOMBIA -
HISTORIA - SIGLO XX. 3. PERIODISMO - COLOMBIA - HISTORIA, 1886-1986. 4. FOL­
CLOR - COLOMBIA. I. Literatura y pensamiento, artes y recreación.

CDD 986.1
N83
Sumario

Sumario
Introducción
Jorge Orlando Melo 5

1 Literatura y pensamiento. 1886-1930


Andrés Holguín Holguín 9

2 Literatura colombiana. 1930-1946


Juan Gustavo Cobo Borda 35

3 Literatura y pensamiento. 1946-1957


Luis Antonio Restrepo Arango 65

4 Literatura y pensamiento. 1958-1985


Luis Antonio Restrepo Arango 89

5 El periodismo en Colombia. 1886-1986


Enrique Santos Calderón 109

6 Cien años de arte en Colombia


Eduardo Serrano Rueda 137

7 Un siglo de arquitectura colombiana


Alberto Saldarriaga Roa, Lorenzo Fonseca Martínez 181
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

8 Cien años de teatro en Colombia


Carlos José Reyes Posada 213

9 Historia del cine colombiano


Luis Alberto Álvarez Córdoba 237

10 La música de Colombia
Otto De Greiff Haeusler 269

11 La música en Colombia en el siglo XX


Hernando Caro Mendoza 273

12 La cultura popular colombiana en el siglo XX


Gloria Triana Varón 303

13 Humor regional en Colombia.


Prototipos, características y vertientes
Daniel Samper Pizano 327

14 El deporte en Colombia
Mike Forero Nougués 351

15 El ajedrez en Colombia
Boris De Greiff Bernal 391
Introducción 5

Introducción
muerte de Silva, en un trágico gesto, y
Jorge Orlando Melo. desde la época de Pombo, la poesía ha
sido una forma de arte muy propia de
los colombianos, buena parte de los cua­
Literatura y Pensamiento les aprende las fábulas de Pombo desde
la escuela y conoce al menos la obra
más popular de Silva, Valencia, Flórez,
l último volumen de esta obra De Greiff, Barba-Jacob o Carranza. En
E aborda temas que tradicional­
mente se han dejado por fuera de
la década de los veintes la novela abre
un nuevo horizonte al país, que reco­
los
noce sus conflictos y procesos de cam­
libros y tratados históricos, y que han
sido considerados como propios de estu­ bio en las obras de Osorio Lizarazo o
dios especializados. La historia del arte, de Rivera. Los años posteriores a la se­
o de la literatura, por ejemplo, han sido gunda Guerra Mundial han visto un cre­
tema de importantes trabajos, pero no cimiento casi abrumador de la produc­
han formado parte de las historias gene­ ción literaria, pero también un claro
rales del país. Por esto, su tratamiento afianzamiento de una calidad que per­
ha dejado de lado las relaciones, com­ mite confrontar la obra de muchos co­
plejas pero indudables, entre las formas lombianos con la literatura universal.
del pensamiento y la actividad política García Márquez, por supuesto, resulta
o económica de la sociedad. En nuestra la más fuerte confirmación de lo ante­
época, cuando la ambición de los histo­ rior. Pero la historia de nuestra literatura
riadores es rendir cuenta plena de la evo­ no es sólo la de quienes han logrado el
lución de conjunto de una sociedad, de reconocimiento amplio del público, y
la totalidad de las formas de manifesta­ por ello las páginas siguientes atienden
ción de la actividad humana, resulta in­ a esos autores de vanguardia cuyo in­
flujo puede ser restringido pero pro­
completa una historia de Colombia que fundo y duradero, y a los escritores que
ignore estos aspectos. han tratado, en el ensayo social o filo­
La historia de la literatura comienza, sófico, de comprender los aspectos
como parece propio para la Colombia esenciales de nuestra nacionalidad. Ló­
de hace cien años, ante todo con la his­ pez de Mesa, Fernando González, Ger­
toria de una nación de poetas: desde la
6 Nueva Historia de Colombia, Vol VI

mán Arciniegas, Hernando Téllez: su formaron los lenguajes y las técnicas,


obra recibe una necesaria inscripción en y el contenido expresado por telas y gra­
el horizonte de su tiempo, para poder bados, se modificó la relación entre el
señalar sus alcances y limitaciones. Las artista y su medio social: en estos cien
últimas décadas, por lo demás, mues­ años el arte dejó de estar ligado necesa­
tran la creciente afirmación de una cul­ riamente a la celebración y adorno de
tura literaria abierta al mundo, pero al edificios monumentales y significati­
mismo tiempo enfrentada a un país com­ vos, para convertirse en un producto de
consumo cultural privado, con un mer­
plejo y difícil: novelistas, poetas, ensa­
yistas atentos a todas las corrientes de cado comercial de una gran amplitud.
Europa o América, muchas veces tras­ En forma paralela, la arquitectura,
humantes, pero que buscan comprender como profesión formal dejó de estar li­
y no idealizar a una Nación desgarrada mitada a las grandes construcciones pú­
pero creadora. blicas o religiosas, para contribuir a la
Buena parte de la visión que los colom­ edificación, primero de las viviendas
bianos tienen de Colombia se ha for­ privadas de los grupos sociales de mayo­
mado, hasta los años más recientes, a res ingresos y luego, con los conjuntos
través de la prensa. Si en el siglo XIX residenciales oficiales, de todos los gru­
su circulación reducida la hizo vehículo pos urbanos y a veces de amplios secto­
de los enfrentamientos políticos de la res rurales. La historia de la arquitectura
élite, ya desde las primeras décadas de colombiana corre parejas con la expan­
este siglo fue el agente principal de la sión de las ciudades y con el abandono
conformación de la ideología política de las estructuras urbanísticas tradicio­
de las clases medias. nales. En este proceso, las influencias
Para mediados de siglo, la lectura diariade los cambios sociales han sido defini­
del periódico se había convertido en há­ tivas, dan para conducir a la situación
bito irrenunciable de la mayoría de los contradictoria actual, donde coexiste
pobladores urbanos, y a veces parecía una arquitectura técnicamente avanzada
que el país no sólo se conocía a través y de alta calidad con una práctica mu­
de la prensa, sino que lo manejaban los chas veces rutinaria, e imitativa.
periódicos. Esta historia la narra, desde
dentro, un autor que puede reconocer El teatro tiene una larga tradición en el
los aportes de la prensa pero también país, y fue, como puede verse en este
advertir los procesos que amenazan su volumen, una de las formas favoritas
realidad contemporánea, tentada por el de diversión urbana en los comienzos
sensacionalismo y la trivialización, y de siglo. Pese a la competencia creciente
amenazada por los nuevos medios de del cine, y más recientemente, de la
comunicación. televisión, ha logrado desarrollarse, y
en los últimos años un conjunto amplio
Las artes y la recreación de directores de primera calidad ha man­
tenido un nivel creativo que continúa
El examen de la evolución de las artes garantizando su supervivencia. Aunque
colombianas durante la última centuria desplazado como forma masiva de co­
resulta sorprendente y revelador. Han municación y entretenimiento, su im­
sido años de una rápida transformación pacto sobre grupos reducidos pero signi­
de los lenguajes expresivos y de ruptura ficativos es innegable: los medios uni­
y desintegración de las convenciones versitarios, ciertos sectores sindicales,
académicas. De la exposición de Bellas algunas barriadas con alta cohesión pa­
Artes de 1886, extensa y abrumadora, recen constituir públicos de elección
en la que todavía aparecía como válida para un teatro que quiere ser crítico y
la copia de los cuadros famosos de Eu­ al mismo tiempo estéticamente válido.
ropa, a la multiplicidad de formas de
expresión de los pintores y escultores Fue el cine la forma de expresión triun­
de los últimos años, el arte ha cambiado fante durante las décadas que siguie­
considerablemente. Y así como se trans­ ron a 1920. Aunque el público ha visto
Introducción

ante todo un cine extranjero, desde país. En claro contraste con el universa­
la segunda década del siglo han sido lismo de la llamada música culta, se
muchas, muchas más de lo que cual­ presentan las diversas manifestaciones
quiera creería, las películas hechas en de la cultura "popular": en estas páginas
Colombia. María, Aura o las violetas, aparece una descripción muy ilustrativa
tantas obras literarias, hasta el reciente de algunos aspectos de ella, en particu­
Cóndores no entierran todos los días: lar su expresión en fiestas y danzas de
en ellas se encuentra la historia de la grupos indígenas del país, o de celebra­
búsqueda de un cine propio. ciones colectivas como los carnavales
Otras formas de expresión de la crea­ de Barranquilla.
tividad reciben atención en estas pági­ Por último, no podía faltar en esta
nas. Por una parte, la música, cuyos Nueva historia una visión del humor na­
caracteres la alejan de todo naciona­ cional y sus características, ni' el re­
lismo radical, es en buena parte la his­ cuento de la vida deportiva, que tantas
toria de quienes incorporan al país los implicaciones ha tenido y tiene a todo
lenguajes universales; sin embargo, la nivel en nuestro país. Se cierra así, un
creación nacional es destacada, aunque panorama de las letras y las artes que
no constituye aún una actividad conti­ incluye también, como expresión crea­
nua y atendida por los aficionados del tiva, la recreación.
Capítulo 1 9

Literatura y pensamiento.
1886-1930
Andrés Holguín cia paganizante, un renovado culto al
cuerpo humano, que se aprecian en la
escultura y también en la literatura; y
Antecedentes literarios vueltos hacia la antigüedad griega y
romana, reviviéndola más que copián­
a literatura nace, en la geografía dola, ya hay en Italia figuras como Pe­
L que hoy es Colombia, como una trarca y Botticelli, como Maquiavelo y
débil prolongación —un eco apenas,
un apéndice— de aquello que era la
Galileo.
Para entonces, España prolonga,
literatura de España en uno de sus ins­ penumbrosamente, su dilatada Edad
tantes más brillantes y sobrecogedo­ Media, hasta el punto de que muchos
res. Si el siglo XV fue, en su final, el se han preguntado, con razón, si existe
del asombroso descubrimiento de un verdadero renacimiento en aquella
América y allí mismo empezó la gesta cultura que, demasiado aferrada to­
de la Conquista, de tanta gloria para davía a los modelos religiosos —en
los españoles como de tanto infortunio contraste con el resto de Europa—, no
y desamparo para los indígenas, los si­ avanza con la ciencia del momento
glos XVI y XVII representan, por exce­ —piénsese en la astronomía—, no ha
lencia, la llamada «edad de oro» de las regresado al culto del cuerpo humano
letras hispánicas. y a la sensualidad que ello supone, y
El Renacimiento había llegado tar­ cuya literatura es, en las postrimerías
de, sin embargo, a España; y si, en las del siglo xv, sustancialmente medioe­
letras concretamente, Italia ya era ple­ val, como en el caso de ese gran poeta,
namente renacentista durante los si­ don Jorge Manrique, autor de las «co­
glos XIV y XV, ese fenómeno no se ha­ plas» a la muerte de su padre don Ro­
bía extendido todavía a la península drigo.
ibérica. Ciencia nueva, «cosmos» nue­ Pero si este soplo italianizante del
vo y, sobre todo, un hombre nuevo Renacimiento llega tarde a España, y
habían ya surgido en Italia; y sus pen­ sus primeros brotes son ya los que
sadores, novelistas y poetas tienen ya aparecen bien entrado el siglo XVI, con
el sello inconfundible de la nueva Garcilaso y Boscán, bajo el gobierno
edad. Hay un aire nuevo, una tenden­ imperial de Carlos V, se prolonga lue-
10 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

La madre Francisca llevaban consigo. Y el hombre nuevo


Josefa del Castillo que ha aparecido no sólo es dubitativo
y Guevara (1671-1742), y pesimista, sino que vive, en carne
escritora y poetisa propia, como don Francisco de Que-
tunjana. Sobresale
en la literatura vedo, toda la crisis, la decadencia y el
colombiana morir de España que se avecinan. El
especialmente por gran poeta lo experimenta todo por
su autobiografía anticipado. Es la época de Cervantes.
(Grabado de Peregrino Y es también la de Shakespeare. Y, en
Rivera Arce,
"Colombia Ilustrada", lo concerniente a las letras castellanas,
1890). son las dos vertientes en que se abre
el Barroco: el culteranismo de don
Luis de Góngora, y el conceptualismo
del mismo don Francisco de Quevedo,
que en prosa como en verso expresa la
dualidad de su temperamento y los
contrastes que se transparentan en su
época y en su obra. Ese doble movi­
miento barroco, muy característico del
siglo XVII de una España que ya vis­
lumbra su ruina, se cierra admirable­
mente con una poderosa figura del
teatro, don Pedro Calderón de la Bar­
ca, que si se emparenta con Shakes­
peare (el paralelo de Hamlet y Segis­
mundo, con sus dos monólogos, es un
lugar común de la literatura), de otra
parte retorna cristianamente al ideal
go en una literatura polifacética, que de los «autos sacramentales» que vie­
a finales de ese siglo se desdobla pa­ nen a culminar, en cierto modo, con
radójicamente en el movimiento de la su El gran teatro del mundo.
mística (con figuras tan notables en
la prosa como fray Luis de León y Los vagos comienzos
en la poesía con el extraordinario Cán­
tico espiritual de san Juan de la Cruz), Vagas resonancias de todo ello fueron
para vivir o revivir, en forma dramá­ lo que llegó hasta nosotros durante los
tica, los comienzos de la decadencia largos y opacos siglos de la Colonia,
española, ya bajo el cetro sombrío de hasta el punto de que son muy pocas
Felipe II. El tránsito de un siglo al las figuras notables que logran seguir
otro, del XVI al XVII, señala un cambio las huellas a los grandes genios del Re­
de rumbo: es el paso del clasicismo se­ nacimiento español. En el caso de la
reno y triunfante al barroco agónico. Nueva Granada, apenas merece una
El Renacimiento mismo ha hecho cri­ mención la monja Castillo, más por su
sis para buscar, desde las entrañas de autobiografía que por sus débiles ver­
España, a ese hombre nuevo que es, sos; y bien vale la pena subrayar la im­
en buena medida, Lope de Vega, pero portancia excepcional que tiene un
que lo son a cabalidad no sólo don Mi­ original y hermético poeta, discípulo
guel de Cervantes sino su héroe de- de Góngora, es cierto, pero que, tanto
mencial y triste, melancólico y nostál­ en breves como en extensísimos poe­
gico, patética figura de una nueva mas, da la medida de un talento lírico
edad que surge entre derrotas y bru­ excepcional: es Hernando Domínguez
mas. Atrás quedaron clasicismo y Re­ Camargo. Y, sin otras creaciones de
nacimiento; y atrás quedaron, sobre mérito especial, se llega pronto a la
todo, la confianza y la serenidad que época de la Independencia y, algo más
Capítulo 1 11

tarde, a la renovación literaria que im­


plica el romanticismo. Lo que queda
atrás, o sea, los finales del siglo XVIII
y una buena parte del siglo XIX, tiene
los límites y la marca pobre de un
«costumbrismo» sin verdaderas pro­
yecciones estéticas. Y el marco fijado
para este comentario literario —en
particular sobre la poesía— es otro: es
el comprendido entre el año de 1886,
que coincide con una nueva forma de
gobierno y una nueva constitución po­
lítica, y el de 1930 cuando, llegado el
partido liberal al gobierno, la totali­
dad de las estructuras del país empie­
zan a modificarse radicalmente, con
un cambio de mentalidad que se hará
muy visible en las artes y en las letras.

Literatura frente a la tierra


y la historia
Antes de entrar en el estudio de aquel
lapso (1886-1930), y a fin de poder
analizarlo adecuadamente, es preciso
aludir a una tendencia muy arraigada
en la literatura colombiana, que va a
marcar diversas épocas pero tal vez de
la manera más notoria el período men­
cionado. Me refiero al aislacionismo y
al subjetivismo del escritor colombia­
no. Es un fenómeno que podría pa- factores externos que, en cierto modo, Hernando Domínguez
reder paradójico —casi incomprensi­ juegan con el artista y con su supuesto Camargo (1606-1659),
ble—, pero no por ello menos real. Y poder creativo. Lo cierto es que todos, poeta gongorino y
es factor que no puede dejar de te­ culterano de talento
en una u otra forma, hacemos parte de lírico excepcional,
nerse en cuenta, pues es una de las lí­ este todo mayor que es la colectividad, autor del "Poema heroico
neas directrices de nuestra cultura, al la cual explica al individuo y no a la San Ignacio de
menos en ese tiempo: los finales del inversa. Este concepto puede conducir Loyola", publicado
siglo XIX y las tres primeras décadas a la hermosa tesis del «unanimismo» en Madrid en 1666.
del siglo XX. Véase lo que ocurre. Nacido en Santafé,
de Jules Romains o, en otra área del este poeta tiene una
Con base en la doctrina positivista pensamiento, a la hipótesis de un «in­ importancia
(Augusto Comte en la filosofía; Hi­ consciente colectivo» tal como fuera indiscutible
pólito Taine en su aplicación al arte) formulada por Freud y Jung, para des­ en las letras
cubrir los recónditos impulsos que castellanas del
y, luego, con la más fundamentada del siglo XVII.
materialismo histórico (Marx, En- mueven al grupo social, inclusive para
gels), se ha sostenido habitualmente forjar sus leyendas y sus mitos, y que
que el arte, y con éste la literatura, son mueven paralelamente al individuo;
el resultado necesario, por no decir fa­ en este caso especial, al escritor. Todo
tal, de las circunstancias históricas en ello es lo aceptado; y afirmar lo con­
que ese arte se desenvuelve, como fru­ trario parecería una insólita herejía.
to de la vida social, política y econó­ Más aún: desde hace ya muchos
mica del respectivo país. Es decir, que años se ha venido sosteniendo la tesis
la creación literaria está condicionada, del artista «comprometido», no sólo
o determinada, por un conjunto de como un ideal en el caso del novelista,
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
12

del ensayista y del poeta, sino como Esa actitud del escritor colombiano
algo de lo cual es imposible escapar: — evasiva o subjetiva—, que se evi­
el escritor es eco o portavoz de su dencia en formas literarias tan disí­
pueblo, de su generación, de su tierra miles como el cuento, la novela y la
misma. poesía, viene de atrás. El ejemplo más
Y, sin embargo... Sin embargo, al notorio es el de la época de la Inde­
menos en el caso colombiano y en el pendencia. En un momento de tal
breve lapso de tiempo del que se ocu­ trascendencia histórica, el de la rup­
pa este estudio (1886-1930), el fenó­ tura del régimen colonial, la poesía co­
meno se presenta con notas muy di­ lombiana no encontró quien cantara
ferentes. ¿Una es acaso la teoría, apli­ ese episodio heroico, ni quien canta­
cable a casos recientes (Picasso, Mi­ ra dignamente a Bolívar y su gesta
Aviso publicitario guel Hernández, Pablo Neruda...) y emancipadora. Era una época román­
de la Librería otra, muy distinta, la situación que ha­ tica, como eran románticos sus pen­
Torres Caicedo, bitualmente puede comprobarse en las sadores y sus héroes. Nótese cómo el
publicado en
"El Heraldo". letras colombianas, y, de manera muy romanticismo aparecerá mucho más
de Bogotá, 1892. especial, en ese período que va de la tarde en nuestras tierras, hacia la mi­
época de la Regeneración hasta el as­ tad del siglo XIX; cómo el cantor de
censo del partido liberal al poder en Bolívar, Miguel Antonio Caro, co­
1930? rresponde a una época ya muy distan­
Lo cierto es que, al releer y analizar te de la epopeya de la independencia;
la literatura colombiana correspon­ y, sobre todo, cómo los poetas de la
diente a ese período de cuarenta y cin­ generación libertadora —como Luis
co años, la realidad del país no apa­ Vargas Tejada— se mantienen toda­
rece por parte alguna —salvo mínimas vía dentro de una vertiente costum­
excepciones—, y de ninguna manera brista muy pobre (Las convulsiones) o
podría afirmarse que los escritores de dentro de formas literarias que son
esa época —novela, cuento, poesía— apenas una débil prolongación de la
hayan reflejado, paso a paso, así sea retórica del siglo XVIII.
diseñando vagamente, los cambios su­ Nótese cómo otro tanto ocurre con
fridos por el país, sus abruptas o la generación del 1885-1886. Se trata
cruentas transformaciones, sus gue­ de otra época decisiva para el país.
rras civiles, sus metamorfosis políti­ Éste se transforma notoriamente. En­
cas, económicas, sociales... Nada de frentamientos políticos e ideológicos
ello es tema central de la literatura. en todas partes; guerra civil de 1885;
Ése es el hecho. Y es un hecho que cambios sociales y políticos profun­
reclama una clara interpretación: ¿au­ dos. El sistema federalista, que quedó
sentismo? ¿evasión? ¿subjetivismo? plasmado en la Constitución de Rio-
¿alejamiento voluntario de una reali­ negro de 1863, entró en quiebra y cri­
dad inmediata que, muchas veces, re­ sis definitivas. Era una utopía, una
sulta agobiadora o traumática? ¿o es hermosa pero delirante utopía políti­
una realidad que no es juzgada como ca. El sistema federalista, con sus go­
objeto propio del arte? ¿o es el anhelo bernantes autónomos en los territorios
de lograr una obra literaria más per­ que hoy constituyen, aproximadamen­
durable y trascendental? ¿o es acaso
una reacción, en profundidad, frente a te, los respectivos departamentos, do­
las anteriores formas del costumbris­ tados de ejército propio y política,
mo local? Muchas pueden ser las in­ moneda y leyes locales, desarticuló a
terpretaciones, o las hipótesis. Pero el la nación, llevándola hasta la más caó­
hecho mismo está a la vista: la falta de tica de las situaciones. De ahí la im­
concordancia, incluso de comunica­ periosa necesidad de un cambio. Ese
ción, entre una dura realidad del país cambio, que reunificó a una nación
y la desenraizada actitud de sus escri­ antes atomizada en inútiles feudos, es­
tores. tableciendo un régimen presidencial
muy fuerte, una pálida «descentrali­
Capítulo 1 13

zación administrativa» y un vigoroso en la época de la Independencia. Para


centralismo político, que todavía im­ bien o para mal: ése es el hecho desde
pera entre nosotros, fue lo que quedó el punto de vista literario. Ajena por
estructurado en una nueva Constitu­ completo a esos cambios políticos y a
ción, la de 1886, como resultado de un catástrofes tan tremendas como dos
amplio movimiento político, el de la guerras civiles, abrumadoras, y la mu­ Miguel Antonio Caro
Regeneración, y el de una alianza de tilación del territorio, la lírica está (1843-1909),
dos alas de los partidos tradicionales, buscando sus propios y personales de­ excelente traductor
el liberal (con Rafael Núñez) y el con­ rroteros. Dentro de ellos, vamos a en­ latino y prosista,
servador (con Miguel Antonio Caro). contrar —no hay que dudarlo— vetas cantor de Bolívar
No fue la revolución que necesitaba, y y miembro destacado
prodigiosas, minas sorprendentes. La del movimiento
acaso sigue necesitando, el país incon­ incomunicación entre la realidad que regeneracionista:
forme; pero fue la búsqueda de una vive el país y la lírica que es creada en "No fue la revolución
solución aceptable para los partidos y aquellos años permite afirmar, por que necesitaba,
para la nación, más una solución pac­ una parte, que sus poetas no dan tes­ y acaso sigue
tada desde lo alto que un acuerdo po­ necesitando, el país
timonio alguno de su tierra y de su his­ inconforme, pero
pular, de raíz, al que jamás se ha lle­ toria; y, por otra, que la poesía misma fue la búsqueda
gado. Sea de todo ello lo que fuere, el cobra un vuelo excepcional, al menos de una solución
país cambió de fisonomía; si retroce­ en los versos de algunos vates sor­ aceptable para los
dió en algunas cuestiones fundamen­ prendentes. partidos y para la
tales —como la nueva alianza del go­ nación..." (Óleo de
En una «reflexión final», al término Ricardo Gómez
bierno con la Iglesia católica y la pro­ de mi Antología crítica de la poesía co­ Campuzano, ca. 1938,
longación de un deplorable «status» lombiana (1974), ya me planteaba el Biblioteca Nacional).
para los indígenas y sus tribus—, en
muchos otros aspectos se metamorfo-
seó favorablemente. La unificación
del país; la implantación de leyes co­
munes; la coordinación de unas fuer­
zas armadas antes dispersas; la for­
mación de una política civil (a cuyo ré­
gimen ideal habrá que regresar algún
día no lejano), y numerosas reformas
económicas, todo ello produjo cam­
bios muy significativos en nuestra his­
toria, en nuestras costumbres, en
nuestra economía. Infortunadamente,
dos hechos funestos señalan la termi­
nación de un siglo y el comienzo de
otro: una nueva y desastrosa guerra ci­
vil (la llamada de «los Mil Días») y la
separación de Panamá; mejor dicho,
el infame zarpazo que Theodore
Roosevelt, en nombre del imperialis­
mo, dio a una parte indefensa de nues­
tro territorio, para adueñarse del ist­
mo. Pocas veces se han conjugado, en
forma tan perfecta, la audacia del in­
vasor con la ineptitud del ofendido,
nuestro país gobernado por el señor
Marroquín, autor de La perrilla.
Mientras todo ello ocurre en nues­
tra nación, ¿en qué se halla empeñada
nuestra poesía? Está, sin duda, por
otros rumbos. Ése es el hecho, como
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
14

grave interrogante: el que alude a la


existencia (inclusive a la posibilidad)
de una auténtica poesía colombiana.
Y allí, tras aludir a algunas pocas ex­
cepciones, indicaba que en la mayor
parte de nuestros poetas la tierra co­
lombiana, y todo lo que ella implica,
era la gran ausente. Señalé allí tam­
bién que no se conoce mucho mejor a
Colombia después de recorrer las pá­
ginas de sus poetas; que nuestros líri­
cos, actuando en áreas muy dispares,
no tienen un lenguaje común, o un co­
mún denominador lírico; y que su poe­
sía es, en general, «desenraizada»,
como desligada del terruño y del habla
y de los modismos locales, con la evi­
dente excepción del poeta cartagenero
Luis Carlos López. Señalé también
que otro tanto ocurre con la historia:
y que no sólo el mundo precolombino
está ausente —al contrario de lo que
sucede en México y en el Perú—, sino
que nuestra lírica ha sido creada al
margen de la historia, y de ahí que los
graves problemas colectivos, incluso
los coetáneos al poeta, como las gue­
rras y la violencia, la erosión de las tie­
rras o el hambre, los conflictos de los
campesinos o de los indígenas, no apa­
recen reflejados, vivenciados en sus
poemas. El poeta colombiano no ha
sido «él y su circunstancia», para em­
plear la expresión de Ortega, y de ahí
la dificultad de hablar de una verda­
dera «poesía colombiana». Ésta se in­
serta, en mejor forma, dentro del con­
texto de la poesía hispanoamericana o
Portada de "María" dentro de las vertientes de las diversas
(México, Viuda de Ch.
Bourel, 1928 - Fondo escuelas poéticas. Los hechos señala­
Cultural Cafetero) y dos no implican, obviamente, un con­
Jorge Isaacs, foto de cepto de «valor» sobre la poesía co­
Paredes, de 1867, año lombiana. Me he limitado a la com­
en que se publicó la
primera edición de
probación de un hecho.
la novela. Lo cierto es que el poeta colombia­
El romanticismo se no se ha vuelto sobre sí mismo —ésa
produce tardíamente es su actitud habitual— y, a través de
en Colombia y se
prolonga también una interioridad muy rica, con una
hasta época sensibilidad agudísima y una visión
muy avanzada, tanto muy personal de hombre y mundo,
en novela como nos ha entregado —en sus mejores
en poesía.
instantes— una poesía intensa, subje­
tiva, emotiva; sin duda, perdurable.
Los poetas colombianos han escrito
Capítulo 1 15

más sobre ellos mismos que sobre la José Eusebio Caro


naturaleza que nos rodea, sobre los (1817-1853),
hechos sociales o sobre la historia iniciador de la poesía
romántica en el país,
—lejana o inmediata—. Ésa ha sido con composiciones
—me parece— su actitud más carac­ como "En altamar",
terística, su nota distintiva. "Despedida de la
patria" y
El romanticismo. Rafael Pombo y "Estar contigo".

otros poetas
El romanticismo aparece muy tardía­
mente en Colombia y se prolonga, de
manera insólita, hasta épocas muy
avanzadas. Este fenómeno, que se evi­
dencia en la narrativa, ya que la María
de Jorge Isaacs aparece en 1867 (que­
dando por fuera de nuestro estudio,
que parte de 1886), es especialmente
significativo en el área de la poesía. El
juego cronológico resulta, aquí, des­
concertante. La palabra «romántico»
fue forjada por Juan Jacobo Rousseau
en 1765 cuando, al pasearse cerca del
lago de Bienne (Suiza), lo describe
como novelesco (roman-tique). El mo­
vimiento poético así denominado se
incuba ya en las postrimerías del siglo Rafael Pombo
(1833-1912), muy
XVIII, especialmente en Alemania e In­ conocido por sus
glaterra, y obviamente sirve de preám­ "Fábulas y verdades",
bulo a la Revolución francesa de 1789, "Cuentos pintados" y
así como al movimiento de indepen­ "Cuentos morales
dencia de los Estados Unidos. Desde para niños formales",
es autor de poemas
esos cuatro polos culturales, el roman­ perfectos, como
ticismo poético se extiende pronto por "Noche de diciembre",
todo el mundo. Mientras triunfa de­ "Preludio de primavera"
cisivamente en Francia en las primeras y "Hora de tinieblas".
décadas del siglo XIX con Víctor Hugo, Con él, la poesía
romántica llega a
Lamartine, Vigny y Musset, Colombia su perfección
se mantiene todavía, en ese mismo en Colombia.
lapso, dentro de moldes neoclásicos,
como ya lo subrayé en el caso de Var-
(1817-1853); llegará a su plenitud con
Rafael Pombo; y se prolongará, en ver­
tientes decadentes, hasta la muerte de
Julio Flórez en 1923. Son más de se­
tenta años de poesía romántica, expre­
sada en versos que se desenvuelven en
muy distintos niveles. Pero, en el pe­
ríodo que nos concierne, sólo una gran
voz romántica en realidad: la de
presada en versos que se desenvuelven
en muy distintos niveles. Pero, en el
período que nos concierne, sólo una
gran voz romántica en realidad: la de
16 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Rafael Pombo, que no es sólo el mejor La compleja personalidad de Pom-


poeta del romanticismo hispanoame­ bo le lleva a veces a éxtasis místicos,
ricano, sino el mejor del romanticismo como en su soneto «De noche»; otras
en lengua española. Al lado suyo, apa­ veces, a hermosos raptos de amor,
recen como poetas muy menores los como en «Preludio de primavera»;
otros románticos latinoamericanos, lo pero también su espíritu se siente pe­
mismo que los de España (Espronce- netrado por las más sombrías dudas y
da, el duque de Rivas, Carolina Co­ es entonces cuando aparece un poeta
ronado, Núñez de Arce, incluso Gus­ rebelde y blasfemo, que lanza impre­
tavo Adolfo Bécquer). De la obra de caciones sobre la existencia y contra
Rafael Pombo, demasiado vasta, se­ Dios, de la manera más desgarrada.
Diego Fallon guramente por falta de sentido auto­ Así ocurre en el gran poema de Pom-
(1834-1905), crítico, como ocurrió con frecuencia bo titulado «Hora de tinieblas», algu­
cantor de la luna.
en otros grandes románticos, perdu­ nos de cuyos fragmentos resultan en
ran unos pocos, prodigiosos poemas. verdad estremecedores:
Se trata de unos cuantos poemas ex­
traordinarios por su confesión perso­ ¡Oh qué misterio espantoso
nal, muy auténtica, por la intensidad es éste de la existencia!
de la emoción, por la insólita belleza ¡Revélame algo, conciencia!
del lenguaje musical, por los proble­ ¡Habíame, Dios poderoso!
mas trascendentales que, con frecuen­ ¿Por qué vine yo a nacer?
cia, suscita, a través de estrofas inol­ ¿Quién a padecer me obliga?
vidables. ¿Quién dio esta ley enemiga
El mejor poema de Rafael Pombo de ser para padecer?...
Joaquín González es, sin duda, su «Noche de diciem­
Camargo (¡865-1866), bre», cruzado de amor y de hondas an­ Las décimas, al estilo de Calderón
perfección formal. gustias. Es un poema asombrosamen­ de la Barca en La vida es sueño, se en­
te perfecto, inspirado por un profundo trelazan en una serie de preguntas y
amor: dudas que conmueven, pues son las
que el hombre se ha planteado, sin
Noche como ésta, y contemplada respuesta posible, desde el comienzo
[a solas, de los tiempos:
no la puede sufrir mi corazón:
da un dolor de hermosura irresistible, Oh Adán, ¿cuándo estuve en ti?
un miedo profundísimo de Dios... ¿Quién te dio mi alma y mi pecho?
Mira ese cielo... Es demasiado cielo ¿Quién te concedió el derecho
para el ojo de insecto de un mortal: de que pecaras por mí?...
José María Rivas Groot refléjame en tus ojos un fragmento
(1863-1923) que yo alcance a medir y a sondear... Son pocos los poemas de Rafael
autor del poema Pombo que perduran por su frescura,
"Constelaciones". Un poema que debe ser leído y ad­ su emoción y su hondura lírica. Pero
mirado en su totalidad. Sin embargo, con esos pocos resulta suficiente. Y
existen otros casos en los que Pombo ocurre con este poeta que general­
solamente tiene aciertos fragmenta­ mente se le admira por lo que no es.
rios, como en el poema titulado Se le admira por las fábulas y cuentos
«Siempre», en el cual se encuentra pintados que, en su mayor parte, son
esta bellísima estrofa: traducciones o adaptaciones del in­
glés. O se le admira por poemas seu-
Voy hacia atrás pisada por pisada, doépicos (ése no era su talante) y por
recogiendo el rumor de nuestros pies, poemillas folclóricos. Todo ello debe
repensando un silencio, una mirada, dejarse de lado y relievar, más bien,
Candelario Obeso un toque, un gesto... tanto que fue los seis u ocho poemas conmovedores
(1849-1884), [nada que Pombo escribió en verdaderos ins­
inaugura la poesía y que un diamante hoy es. tantes de inspiración y de sobrecogi-
negra en Colombia.
Capítulo 1 17

miento, experiencias tan hondamente


vividas que todavía hoy se transmiten
al lector con igual energía.
Al lado de José Eusebio Caro, an­
tes, y de Rafael Pombo, después (ellos
representan, ejemplarmente, los dos
ciclos de nuestra poesía romántica),
los demás poetas del romanticismo co­
lombiano desmerecen mucho. Don
Rafael Núñez —más importante en la
política que en la poesía— escribió
versos duros y sin emoción, que no lo­
gran rozar —como él pretendió— la
frontera de la filosofía; Epifanio Mejía
—frustrado, demencial, fracasado—
dejó su hermoso canto a la raza antio-
queña; Diego Fallon cantó a la luna,
en estrofas que oscilan entre un ro­
manticismo tardío y un naciente par-
nasianismo, por la perfección que bus­
có en cada uno de sus cuartetos luna­
res; Gutiérrez González se expresó ro­
mánticamente, con más sentimentalis­
mo que acierto lírico («Auras»,
«Julia»)...; muchos otros versificaron,
dentro del ámbito romántico, con de­
sigual fortuna. Pero vale la pena des­
tacar el caso de un poeta que muere
muy joven (1865-1886), Joaquín Gon­
zález Camargo, que, en su muy breve
obra, deja dos bellos poemas («Viaje
de la luz» y «Estudiando») que, lo mis­
mo que el poema «Constelaciones» de Rafael Núñez
José María Rivas Groot (1863-1923), (1825-1894),
"más importante en
buscan formas más perfectas y traba­ la política que en
jadas de expresión poética. Y, al lado la poesía, escribió
de ellos, ocupando un puesto aislado versos duros y sin
dentro de nuestra lírica romántica, emoción, que no
aparece Candelario Obeso, muerto logran rozar
-como él pretendió­
trágicamente en 1884, quien inaugura la frontera
la poesía de color en Colombia. Es, de la filosofía."
por lo tanto, un precursor. Un pre­
cursor de excelente calidad. Hace
«poesía negra» con gracia y hondura.
Por primera vez emplea, en nuestra lí­
rica, el habla negra de nuestras costas
y de los bogas del río Magdalena. Su Epifanio Mejía
«Canción del boga ausente» es justa­ (1838-1913).
"Frustrado,
mente célebre: demencial,
fracasado,
dejó su hermoso
Qué trijte que ejtá la noche, canto a la
la noche qué trijte ejtá: raza antioqueña
no hay en er cielo una ejtreya... ('Antioquia o
la mano de Dios')."
Remá, remá...
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
18

Final de siglo y comienzo de otro.


José Asunción Silva y Guillermo
Valencia______________________
Dejando de lado el romanticismo,
hay que considerar lo que ocurre, res­
pecto de la poesía, en las postrimerías
del siglo XIX y los comienzos del siglo
XX. José Asunción Silva se suicida en
mayo de 1896 a los treinta años de
edad. En ese mismo año había escrito,
de su puño y letra, su Libro de versos:
es su testamento poético que, infor­
tunadamente, los recopiladores pos­
teriores no han respetado, pues —con
el ánimo de editar la «obra comple­
ta»— han agregado textos discutibles,
poemillas de infancia, versos de cir­
cunstancias, es decir, todo lo que el
poeta mismo repudió de modo explí­
cito, a mi entender. No han faltado,
así, quienes se dediquen a hacer muy
voluminosas «obras completas» de Sil­
va (Instituto Caro y Cuervo, Colcul-
tura, etc.), cuando lo necesario es pre­
cisamente proceder a la inversa, o sea,
seleccionar cuidadosamente los pocos
poemas realmente perdurables, con­
movedores, que aparecen en el céle­
bre Libro de versos. Ningún poeta co­
lombiano nos lega un gran número de
poemas «inmortales». El caso de Pom-
bo es bien significativo. Y lo mismo lo
José Asunción Silva es el caso de José Asunción Silva, del
(1865-1896) y
Guillermo Valencia cual perduran, a no dudarlo, como re­
(1873-1943), sultado de una de las sensibilidades lí­
El primero, antes ricas más hondas, unos cuantos poe­
de suicidarse, había mas incomparables: Los «Nocturnos»,
escrito de su puño
y letra su "libro de
«Crepúsculo», «Estrellas»..., «Mid-
versos", verdadero night Dreams», «Triste», «Los made­
testamento poético. ros de San Juan»... muy poco más. Es
Dos años después, lo esencial, lo esencial de su misterio­
Valencia irrumpe sa, conmovedora, desolada poesía.
innovadoramente
en la poesía del país Dos años después (1898), Guillermo
con su libro "Ritos" Valencia irrumpe en las letras nacio­
de estilo nuevo nales con un primer volumen de poe­
y muy original sías que, complementado con otros
para la época. versos, será su célebre tomo Ritos, pu­
Significativamente,
ningún poeta blicado luego en Londres (1914). La
colombiano deja un poesía de Valencia revela, entonces,
gran número de un estilo nuevo, muy original para la
poemas "inmortales": época, versos logrados estéticamente,
ni Silva, ni Pombo, muy depurados, despojados del sen­
ni Guillermo Valencia.
timentalismo propio de la era román-
Capítulo 1
19

Banquete en homenaje
al poeta Guillermo
Valencia, en Bogotá,
noviembre de 1932.
Lo acompañan Mariano
Ospina Pérez,
Baldomcro Sanín Cano,
el presidente
Enrique Olaya Herrera
y Tancredo Nannetti.

tica, tocados de elegancia verbal y vislumbra desde su abismo psicológi­


también afectados de cierta elocuencia co. Valencia es todo lo contrario: es
como en su notable «Anarkos». Si Sil­ un poeta narrativo o descriptivo, que
va es un poeta intimista (como en su muy poco nos habla de él mismo. Su
«Nocturno» Una noche...), Valencia tema no es, evidentemente, Guillermo
es objetivo y descriptivo. Valencia re­ Valencia. Cigüeñas, centauros (como
sulta deslumbrante en varios de sus cisnes y princesas lejanas en Rubén
grandes cuadros poéticos, como en Darío), o Erasmo o César. Todo ello
«Cigüeñas blancas», en «San Antonio resta calor y emotividad a sus poemas,
y el Centauro» y en «Los Camellos». que pueden ser, hoy, más admirados
Pero, con frecuencia, Valencia resulta que compartidos. De todos modos,
hoy un tanto frío o académico, más con Valencia se inaugura una nueva
anecdótico que estremecedor. Su obra era en la poesía colombiana: va a ser
adolece de cierta «retórica», la pro­ la época modernista. Y él, Valencia,
pia del modernismo que entonces se va a convertirse en el «maestro» por
difundía por toda Hispanoamérica, excelencia, para varias generaciones.
encabezado genialmente por el ni­ Sus poemas, sus prosas, sus discursos
caragüense Rubén Darío. Valencia colmarán todo un ciclo de la vida na­
explora las nuevas riquezas del len­ cional, imponiendo su sello, su gusto,
guaje modernista, sus metáforas, sus su estética. A Silva hay que estudiarlo
temas exóticos o históricos. Rara vez en el instante dramático de su muerte.
Valencia se vuelve sobre sí mismo y, A Valencia, en la plenitud, un tanto
sin embargo, es en esos momentos ex­ paganizante, de su existencia. La clave
cepcionales cuando crea algunos de de Silva está, a mi modo de ver, en las
sus poemas más perdurables para causas recónditas que le llevan al sui­
nuestro gusto, como «Job» y «Hay un cidio; y que no son ni la muerte del
instante...». De este modo, el con­ padre, ni la muerte de la hermana
traste entre los dos poetas —a finales amada, ni la bancarrota financiera, ni
del siglo— es completo. Lo mejor de ningún otro hecho objetivo. Hay que
Silva está en sus poemas más perso­ ir más al fondo de su personalidad. Sil­
nales y subjetivos colmados de un os­ va nunca entendió el mundo en que le
curo misterio, que es el de su vida mis­ tocó vivir. Es un anticipo del mundo
ma y el del mundo enigmático que él absurdo y del hombre absurdo. De allí
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
20

Víctor M. Londoño Romanticismo de Pombo... Poemas


(1876-1936), poeta misteriosos de Silva... Poemas des­
que, en la tradición lumbrantes de Valencia... Así se cie­
de Valencia, rra el siglo XIX en nuestra lírica. Y va­
es amigo de temas
orientales y autor rias corrientes partirán de allí hacia las
de versos vibrantes primeras décadas de nuestro siglo XX.
v rítmicos. Si, para entonces, el romanticismo co­
mienza a agonizar, el legado de Silva
(más simbolista que modernista) se
prolongará luego, en especial en poe­
tas como Eduardo Castillo; y la heren­
cia de Guillermo Valencia será la que
recibirán otros poetas de principios
del siglo, como Víctor M. Londoño,
José Eustasio Rivera o Leopoldo de la
Rosa. Ya volveré sobre todo ello más
adelante, cuando deba tratarse, ade­
más, el caso especialísimo de uno de
nuestros mejores poetas: Porfirio Bar-
provienen, en otra vanante, sus sar­ ba-Jacob (1883-1942).
casmos, sus ironías, sus «gotas amar­
gas», que sirven para definirlo psico­
lógica pero no poéticamente. Esas ex- La narrativa: Tomás Carrasquilla
trañables causas de su suicidio expli­ y José Eustasio Rivera
can, retrospectivamente, sus enigmá­
ticos poemas, pero no pretendo En el período de nuestro análisis
desarrollar aquí ese tema: quede ape­ (1886-1930), la narrativa colombiana
nas esbozado. fue de extrema pobreza. Atrás había
quedado ya esa obra muy caracteri­
zada del romanticismo que fue la Ma­
Leopoldo de la Rosa ría de Isaacs (primera edición, 1876),
(1888-1964), poeta un relato más poemático que novelís­
barranquillero, tico, con hermosas descripciones de
cantor de la angustia,
de la soledad, un paisaje de excepción como es el
de la noche y del Valle del Cauca. De allí en adelante,
mar, heredero de la durante un largo lapso, la narrativa se
tradición de limitó a unos efímeros cuadros de cos­
Guillermo Valencia. tumbres o a unos relatos que no al­
canzaban la fuerza del realismo de
otras latitudes. Algunos nombres so­
bresalen evidentemente: Ángel Cuer­
vo, José María Rivas Groot, Lorenzo
Marroquín; pero no puede afirmarse
que sus esquemas novelísticos hayan
perdurado. Y de las varias novelas es­
critas por José Manuel Marroquín
(Entre primos, Blas Gil, etc.) quizá la
única que mantiene algún atractivo es
El Moro, la autobiografía de un ca­
ballo de la Sabana de Bogotá, aunque
no sobrepasa los límites del costum­
brismo de la época. Muchos otros
nombres y novelas naufragan rápida­
mente, y sólo son conservados en pá­
ginas vacilantes de los especialistas.
Capítulo 1 21

Todo ello cambia cuando aparece


un cuentista y novelista de verdad,
como lo fue don Tomás Carrasquilla
(1858-1940). Gran parte de su obra
narrativa fue publicada en el período
que nos concierne (Ánima sola, El pa­
dre Casafús, En la diestra de Dios Pa­
dre, La marquesa de Yolombó, etc.)
Es, por fin, una obra de gran narra­
dor, auténtica, veraz. Su lenguaje ás­
pero, crudo, toma las modalidades y
dichos de su tierra antioqueña. Antio-
queños son casi siempre sus perso­
najes, de vigorosos caracteres, estu­
diados muchas veces en profundidad.
Si es erróneo hablar de Carrasquilla
como de un «clásico» y resulta deso­
rientador el paralelo con Pereda, lo
cierto es que el «maestro» tenía un es­
tupendo talento y conocía muy bien la
técnica del cuento y de la novela, al
menos los de su instante histórico. Es
cierto, sin embargo, que ese instante
ha pasado; y que, frente a la narrativa
actual, los cuentos y pequeñas novelas
del antioqueño pierden cada vez más
vigencia. Su obra más lograda, La
marquesa de Yolombó (sin olvidar En
la diestra de Dios Padre, que fue pues­
ta en escena con mucho éxito por el
grupo de Enrique Buenaventura), sir­
ve, a un tiempo, para mostrar las ca­
lidades y las limitaciones de Carras­
quilla: un excelente narrador de la
anécdota, dentro de una técnica y un
estilo que hoy se ven claramente su­
perados. De todos modos, en el largo
lapso que va de la María hasta el año
de 1930, sólo la obra de Carrasquilla,
al lado de La vorágine de José Eus­ versos países latinoamericanos, como El novelista Tomás

tasio Rivera, se mantiene, y conserva,


a Ángel Rangel (Infierno verde) en Carrasquilla (1858-1940)
Brasil y a Rómulo Gallegos (Doña en Bogotá, hacia 1920.
casi paradójicamente por encima del Bárbara) en Venezuela. Estos novelis­
Atrás, a la derecha,
costumbrismo y falso realismo, su sa­ Guillermo Quevedo Z.
bor auténtico y su hechizo. tas rebasaron el costumbrismo ante­ "Cuentista y novelista
rior, y también el falso realismo. Por de verdad, su lenguaje
La vorágine cierra este ciclo de cua­ primera vez, el escritor colombiano áspero, crudo, toma
hizo frente a una naturaleza real, hos­ las modalidades
renta y cinco años de narrativa. Su pri­ y dichos de su tierra
mera edición es de 1924, pero muchas til y abrumadora. Selva y llano, el antioqueña, como
otras se han multiplicado hasta nues­ hombre indefenso, los problemas so­ antioqueños son casi
tros días, dado el éxito de la novela de ciales —en especial los derivados de la siempre sus personajes,
Rivera. Ella corresponde a un nuevo explotación del caucho—, todo se en­ de vigorosos caracteres,
trecruza en La vorágine en una afor­ estudiados muchas veces
concepto de la novela hispanoameri­ en profundidad."
cana, el que intentó fundir al hombre tunada síntesis. Es claro que no se tra­
y la naturaleza. Muchos propósitos si­ ta, ya hoy, de repetir el experimento
milares impulsaron a escritores de di- y el propósito de aquellos escritores
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
22

latinoamericanos de las primeras dé­ losofía que una verdad religiosa ya


cadas del siglo XX; pero es indudable aceptada. Y ése fue, infortunadamen­
que ellos abrieron nuevos derroteros, te, el caso, no sólo de España, durante
tuvieron una mirada nueva sobre la muchos siglos, sino también el de sus
naturaleza y sobre el hombre de Amé­ colonias americanas. Habrá que es­
rica Latina. Más que el estudio psi­ perar hasta la célebre generación de
cológico de los caracteres (Cova, Ali­ 1898 para que Unamuno exprese fi­
cia), resulta de vivo interés la nueva losóficamente su propio existir y sus
medida del paisaje colombiano, la propias dudas, incertidumbres y an­
presencia de una selva impenetrable gustias; y para que Ortega, tras estu­
que no se presenta ya con las notas diar en las universidades alemanas,
amables de una naturaleza romántica, pueda pensar, en nuevos términos fi­
Portada de la primera sino con el poder incontrastable de losóficos, en su yo y su circunstancia.
edición de una fuerza demoníaca. En este senti­ Pero ni el uno ni el otro dejarán de
"La marquesa de do, es bien interesante el paralelo que
Yolombó", la obra
exponer su pensamiento filosófico a
más lograda de
puede establecerse no sólo entre los través de hermosas aproximaciones a
Carrasquilla, personajes sino entre los paisajes de Don Quijote de la Mancha.
publicada por la María y de La vorágine. Dentro de esta tradición, y dentro
Librería de A.J. Cano, de ese contexto, no puede sorprender
Medellín. 1928.
La ausencia de filosofía. que en Colombia, como en la mayor
El ensayo parte de los países hispanoamerica­
nos, la filosofía haya sido siempre una
Si es evidente que no puede hablar­ planta exótica.
se de una «filosofía» colombiana, es El ensayo literario ha tenido mejor
legítimo estudiar la forma literaria del suerte que la filosofía. En aquel des­
«ensayo». La ausencia de filosofía es doblarse de un siglo a otro —sin que
una tradición española. Lo cierto se presentara una ruptura visible ni en
es que, a lo largo de muchos siglos, las letras ni en las costumbres—, apa­
la historia de la filosofía no pasó por Es­ recieron ensayistas, lingüistas, filólo­
paña. Algunos emperadores y pensa­ gos, juristas..., oradores y predicado­
dores romanos, de ascendencia ibéri­ res que pasaron pronto; algunos pocos
ca, se aproximaron más a los temas de pensadores cuyas páginas perduran.
la moral que de la filosofía (Séneca, En este bloque de escritores, que en­
Adriano, Marco Aurelio...) Y así si­ gañosamente parece monolítico a la
guió ocurriendo en España desde la distancia, hay líneas de pensamiento y
expulsión de los moros hasta las pos­ visiones muy disímiles. Allí sobresalen
trimerías del siglo XIX. La ausencia de —es obvio, pero hay que reiterarlo
un auténtico pensamiento metafísico aquí— Miguel Antonio Caro, Rufino
en España —en alarmante contraste José Cuervo y Marco Fidel Suárez.
con Francia, Inglaterra y Alemania— Enlazados por la tradición hispánica,
se agravó notablemente en la penín­ por las preocupaciones lingüísticas y la
sula con la influencia del absorbente perfección del idioma y del estilo, de­
pensamiento religioso. Si la religión jan, sin embargo, tres obras de diver­
impulsó ese asombroso movimiento sos niveles y perfiles. Suárez perdura,
poético que fue el de la mística a fines sobre todo, por sus doce volúmenes de
del siglo XVI, lo cierto es que frenó del los Sueños de Luciano Pulgar, multi­
todo la expansión de un pensamiento tud de ensayos, reflexiones y enseñan­
libre, sin el cual la investigación cien­ zas de toda índole. A la vez místico y
tífica y filosófica no es viable. La fi­ sarcástico, amante del tono francisca­
losofía implica el asombro —como ya no y de la sátira, es autor que resulta,
lo sabían Platón y Aristóteles—, y ese hoy, de difícil lectura. Las preocupa­
poder de maravillarse no existe cuan­ ciones y los hechos que fueron de su
do ya se tiene la verdad en la palma época han quedado abolidos por el
de la mano. Nada excluye más a la fi­ tiempo; y ya sólo los estudiosos de
Capítulo 1 23

nuestra literatura —en esa dimen­ Rufino José Cuervo


sión— pueden complacerse en una (1844-1911), figura
lectura que fatiga y desencanta. Un cimera de la
lingüística,
crítico mordaz dijo, tal vez con razón, "maestro en tratar con
que a Suárez le faltó escribir «El sueño frescura los temas más
del lector»... La obra de Cuervo tiene áridos", autor de
un ámbito más preciso y restringido; "Apuntaciones
y, por lo mismo, acaso, de mayor va­ críticas
lor. Su interés es el idioma, el que se sobre el lenguaje
bogotano" (1872),
desenvuelve lentamente, como un or­ "El castellano en
ganismo, desde el medioevo y Cervan­ América" (1901) y
tes hasta su propia época (1844-1911). "Diccionario de
No hay allí una intención literaria construcción y régimen
—aunque a veces cae en desvarios crí­ de la lengua
castellana" (1886-93).
ticos— sino lingüística. Fue un maes­
tro en tratar con frescura y con ingenio
los temas más áridos. Y así nacieron Marco Fidel Suárez
(1856-1927).
sus Apuntaciones sobre el lenguaje bo­ Perfeccionista del
gotano, el Castellano popular y caste­ idioma y del estilo,
llano literario y su monumental Dic­ perdura sobre todo
cionario, tan monumental que, ha­ por los doce volúmenes
biendo llegado sólo hasta las primeras de los "Sueños
de Luciano Pulgar"
letras comentadas (A, B, C), el Insti­ (óleo de F. Mastellani,
tuto Caro y Cuervo se ha consagrado pintado en 1893).
a continuar la labor. Caso más com­
plejo e interesante es el de Miguel An­
tonio Caro. Además de que colmó con
su presencia y sus dircursos medio si­
glo de la política nacional, fue un es­
pléndido jurista, a quien principal­
mente se debe la Constitución de
1886, que, aunque reformada varias
veces, rige todavía el país. En su vasta
obra de pensador y ensayista revela
una cultura inagotable. Tradujo, en
octavas reales soporíferas, La Eneida
de Virgilio. Tradujo muchos otros
poetas latinos, bíblicos, franceses e in­
gleses. Como poeta original, perduran
algunos de sus sonetos («Pro senec-
tute», «Patria»...) y, en medio de una
literatura más retórica que lírica, más
formal que intensamente sentida
(como lo había sido la de su padre,
José Eusebio), la «Oda a la estatua del
Libertador». Dirigida a esta estatua
hecha por Tenerani que se halla en el
centro de la plaza de la capital, esta
oda está alimentada por un hermoso
pensamiento: es el del Bolívar triste,
desengañado, melancólico y vencido
por la vida. Así lo vio el escultor y así
lo cantó Caro en unas «liras» de rara
perfección, que constituyen uno de los
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
24

Felipe Pérez a una vigorosa personalidad, consti­


(1836-1891), ensayista tuye la gigantesca obra de un titán de
boyacense de estilo las letras, agudo y polémico.
ameno y libre, Esta generación, que ha sido llamada
autor de numerosos
cuentos y novelas «clásica» sin mucho sentido, se comple­
e iniciador del menta con otros escritores de muy di­
género de la novela versa tendencia, como Felipe Pérez, au­
histórica en el país. tor de numerosos ensayos, escritos en
forma más amena y libre («Carlota Cor-
day», «Huayna Cápac»...) y, sobre
todo, muchos cuentos y novelas, como
Los Gigantes, con los cuales se cierra
efectivamente el siglo XIX.
Ya en los comienzos del siglo XX,
tres ensayistas notables aparecen en
un horizonte nuevo. Don Antonio
Gómez Restrepo deja una monumen­
tal Historia de la literatura colombia­
na, que complementó con notas y ar­
poquísimos ejemplos de poesía épica tículos escritos con la generosidad,
en Colombia. En esas liras hay sobrie­ precisión y justicia que siempre le ca­
dad y, a veces, grandeza y nostalgia: racterizaron. Se diría, con razón, que
él prolonga esa tradición colombiana
Inclinando la espada, que viene de atrás, especialmente la
tu brazo triunfador parece inerme; de Caro, Cuervo y Suárez (En menor
terciado el grave manto; la mirada medida y en una obra demasiado dis­
en el suelo clavada; persa, lo hizo también don Baldomero
mustia en tus labios la elocuencia Sanín Cano, que infortunadamente no
[duerme. dejó un libro original que diera la di­
mensión de su personalidad, de sus
La multitud de ensayos de Caro gustos y conocimientos literarios). De
—sobre todos los temas imaginables— otro lado, Fernando González (1895­
da el mejor testimonio de la vastedad 1964), que escribió también cuentos y
de sus conocimientos, de su actitud ju­ novelas, dejó algunos memorables es­
rídica, de sus preferencias literarias; tudios biográficos, como el dedicado a
también de sus ideas políticas y reli­ Bolívar, y numerosos ensayos, como
giosas, no exentas de dogmatismo y, a su célebre Viaje a pie, que revelan
veces, de fanatismo. Todo ello, aliado —caso bien excepcional en las letras
colombianas— una personalidad filo­
sófica, fuerte y liberada de prejuicios.
Antonio Gómez Pero lo cierto es que sus libros se di­
Restrepo (1869-1947), funden en una época posterior al 1930,
ensayista notable por lo cual apenas hago alusión a su
a comienzos del
siglo XX, autor de fascinante figura literaria. Y otro tan­
la monumental to sucede con un prolífero y cuidado­
"Historia de la so, aunque rebuscado, escritor del
literatura colombiana" mismo instante: me refiero al ilustre
(1945-46) y de notas profesor Luis López de Mesa (1884­
y artículos escritos
"con generosidad, 1967). Pensador múltiple, serio y muy
precisión y justicia." consciente de su misión de escritor,
reaccionó —con claras nociones evo­
lucionistas— contra el pensamiento
tradicional; analizó, desde su ángulo
siempre original, nuestro país y nues­
Capítulo 1 25

tra historia; y se planteó, como pro­ sólo deja un poema. Y es cierto: deja
blema primordial, la identidad del un poema, el que expresa lo esencial
hombre colombiano por encima de la de su vida o de su cosmovisión, acaso
variedad que denotan nuestras regio­ expresado en unas pocas formas poe­
nes. Fue López de Mesa el primer so­ máticas, o en versos dispersos. Ya se­
ciólogo colombiano. Obras suyas ñalé que ese fenómeno se reitera al
como La sociedad contemporánea, De pasar de José Eusebio Caro a Rafael
cómo se ha formado la nacionalidad Pombo, y de Silva a Valencia. Será
colombiana y, sobre todo, su Diserta­ una ley constante en la lírica de nues­
ción sociológica dan una nueva ima­ tro país.
gen del país y su habitante. Pero, por Retomando el hilo de la poesía co­
lo ya indicado, quede hecha apenas lombiana, hay que observar que del
esta breve alusión a la vasta obra so­ simbolismo de Silva deriva un poeta Eduardo Castillo
ciológica (sus cuentos y novelas tienen bastante desconocido pero de excelen­ (1889-1938).
menor trascendencia) de López de Del simbolismo de
te condición lírica. Es Eduardo Cas­ José Asunción Silva
Mesa. Muchos otros ensayistas apa­ tillo. Y del modernismo, de corte par­ deriva este poeta
recen antes de 1930, pero no pretendo nasiano, de Guillermo Valencia, se de excelente
hacer una lista completa y fatigosa... desprenden los sonetos de José Eus­ condición lírica,
tasio Rivera; surgen, así, dos libros de evocador de la
nostalgia, la ternura,
La poesía a principios del siglo XX marcado interés: El árbol que canta y la melancolía
Tierra de promisión. y la intimidad
Si la narrativa y el ensayo, a fines de Castillo, opacado por la fama de (Caricatura de
un siglo y principios del otro, resultan Valencia, circulaba nostálgico y bo­ Coriolano Leudo,
escasos y, con frecuencia, decepcio­ hemio en una Bogotá lluviosa, de al­ "Moncrayón", 1918).
nantes (dejando a salvo las importan­ cohol y de droga. Vistos ahora, a la
tes excepciones que he señalado en distancia, Valencia y Castillo han cam­
esos dos géneros), la poesía, en cam­ biado notoriamente. Transformados
bio, mantiene su hermosa tradición, por el tiempo, la obra de Valencia se
que debe, eso sí, ser juzgada en su ver­ ha desvalorado en buena medida
dadero valor, o sea, no tanto por la (como los frescos de Pompeya), mien­
profusión de alegres o bohemios ver­ tras los sonetos de Castillo perduran.
sificadores —que han dado una ima­ Aunque los versos de Castillo parecen
gen equivocada al país—, sino por la
presencia singular de unos pocos poe­
tas admirables. Lo cierto es que la Fernando González
(1895-1964), autor
poesía es un extraño milagro, hecho de cuentos, novelas
tanto de sensibilidad como de altísima y estudios biográficos,
cultura, de intuición y dominio del dejó numerosos ensayos,
lenguaje, de música y hechizo. Y ese como su célebre
"Viaje a pie" (1928),
«milagro» rara vez se da. Piénsese que "que revelan, caso
a lo largo de más de cien años (todo bien excepcional en
el siglo XVIII), ni Francia ni España nos las letras colombianas,
dejaron un poeta, ni un poema... a pe­ una personalidad
sar de los muchos versos escritos. Ese filosófica, fuerte
y liberada
rigor con el cual debe apreciarse la
de prejuicios."
verdadera poesía —precisamente por (Foto de Jorge Obando,
el prodigio humanó que representa— hacia 1936).
conduce a otra conclusión que ya he
sugerido en líneas anteriores: es que
cada poeta nos deja, apenas, unos
cuantos poemas perdurables; y que,
así, las grandes obras, como las «obras
completas», resultan gravemente en­
gañosas. Novalis decía que cada poeta
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
26

fruto de un decadentismo finisecular,


un tanto pasado de moda, los indu­
dables aciertos de sus sonetos nos si­
guen asombrando, como aquella mu­
jer, apenas entrevista en los ensueños
del amanecer, que
fue algo como la sombra de una
[sombra
o un sueño recordado en otro sueño,
y también la novia lejana o la mujer
soñada que el poeta ha buscado ince­
santemente y que, quizá,
se halla dispersa y difundida en todas:
versos nacidos de un temperamento
poético, de una sensibilidad muy agu­
da, y de un innato sentido de la música
del verso.
En la otra vertiente, José Eustasio
Rivera trazó, en sus sonetos de Tierra
de promisión, unos vivos cuadros del
trópico. Selva y llano, flora y fauna re­
viven en unos versos más trabajados
que emocionales. Si allí falta la deli­
cada emoción que hay en Castillo —o,
antes, en Silva—, hay pinceladas que
perduran en la memoria como los
«raudos potros» que, al término de su
carrera delirante,
José Eustasio Rivera
(1888-1928), en la
última foto que le oyen llegar al retrasado viento.
fue tomada en vida,
en Nueva York, Los sonetos de Rivera constituyen
y en una caricatura
de Ricardo Rendón.
un espléndido contrapunto de su no­
Es el autor de vela La vorágine.
"La vorágine" (1924), La poesía colombiana presenta
y también el siempre sorpresas. Y una de las ma­
espléndido sonetista yores es la aparición del gran poeta de
de "Tierra de
promisión" (1921). Cartagena, Luis Carlos López (1883­
1950). En pleno apogeo del modernis­
mo, y escribiendo sonetos a la manera
modernista, el «Tuerto» López per­
manece aislado o solitario en su acti­
tud poética. «De mi villorrio», «Pos­
turas difíciles» y «Por el atajo» (escri­
tos entre 1908 y 1920) resumen lo me­
jor de su original poesía, que rompe
con el lenguaje habitual de nuestra lí­
rica y busca una temática muy distinta.
El idioma (sin juventud la cosa está fre­
gada / más que fregada, viejo Bode­
Capítulo 1 27

gón) no tiene relación alguna con el de


Silva, Pombo o Valencia. Hace poesía
con elementos que, hasta ese momen­
to, están considerados como «antipoé­
ticos», como al hablar del cariño que
le inspira Cartagena:
bien puedes inspirar ese cariño
que uno le tiene a sus zapatos viejos.
Por primera vez, la provincia emer­
ge en la lírica colombiana, de manera
muy especial el litoral del Caribe y
Cartagena misma. Con humor, con
gracia inimitable, una sutil y nostálgi­
ca poesía se desprende de estos versos
desencantados y burlescos. Algunos
críticos, con evidente error, lo consi­
deran el mejor poeta colombiano.
Hay que situarlo en su verdadera di­
mensión, como un innovador original.
Sus retratos del alcalde, del peluque­
ro, del cura del pueblo, tienen una
frescura y una precisión admirables.
Burla y humor han entrado de lleno,
con él, en el ámbito de nuestra poesía.
Y también esa secreta nostalgia y esa
vaga sonrisa con que subraya la situa­
ción de las solteronas

que hacen decir al diablo


con los brazos en cruz: ¡pobres Luis Carlos López,
[muchachas! "El Tuerto",
en una fotografía
El destile de los poetas es largo: juvenil y en una
Mario Carvajal, José Umaña Bernal, caricatura de R. Gómez
Reynero, 1921.
Juan Lozano y Lozano (justamente "Por primera vez,
célebre por su hermoso soneto a la ca­ la provincia emerge en
tedral de Colonia), Gregorio Casta­ la lírica colombiana,
ñeda Aragón, Octavio Amórtegui, Al­ de manera muy especial
berto Ángel Montoya (hay que res­ el litoral del Caribe
catar su soneto «Al amor» en medio y Cartagena misma.
Con humor, con gracia
de una obra demasiado extensa y inimitable, una sutil
«galante»)...; muchos otros poetas y nostálgica poesía
también. se desprende de sus
En medio de todo ello, otra nota versos desencantados
y burlescos..."
original: es el libro titulado Suenan
timbres publicado por Luis Vidales en
1926. Con algunos toques surrealistas
—fenómeno digno de ser subrayado
ya, el surrealismo, de tanta trascen­
dencia en países como México, Argen­
tina y Perú, no echó raíces en Colom­
bia—, la obra lírica de Vidales es no
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
28

Luis Vidales (1904-) sólo ingeniosa y picaresca, sino que,


irrumpe en la poesía revelando una insólita personalidad,
colombiana en 1926 nos muestra, con frecuencia, la otra
con un libro de gran
originalidad: cara de la luna, y de la realidad diaria.
"Suenan timbres" Inconforme, rebelde, antiburgués, su
Con elementos lírica abre nuevos horizontes. Después
surrealistas, de ese libro inicial, Vidales ha deri­
ingenioso, picaresco, vado hacia una poesía «comprometi­
inconforme, rebelde
y antiburgués, da» que, personalmente, me despierta
su poesía abre menos interés.
nuevos horizontes. Dejando de lado a Jorge Zalamea
Borda, más importante como prosista
que como poeta, en especial por su
Vida maravillosa de los libros (su Sue­
ño de las escalinatas resulta mediocre
por su retórica y su elocuencia, y por
Una reunión poética
en los años 30: su cercanía a Saint-John Perse, al cual
Luis Eduardo Nieto tradujo, por lo demás, en forma ex­
Caballero (Lenc), celente), es forzoso regresar a la gran
la niña María Paulina poesía. Y ésta queda nuevamente sim­
Nieto, Roberto bolizada por un nombre y unos pocos
Liévano, Miguel
Rasch Isla poemas estelares. Es Porfirio Barba-
y Eduardo Castillo. Jacob, que renueva profundamente
nuestra lírica en la década de los años
treinta. Su nombre era Miguel Ángel
Osorio (1883-1942). Nacido en Antio-
quia, en Santa Rosa de Osos, viaja
incansablemente por islas y repúblicas
del Caribe, buscándose, sin hallarse
jamás. Finalmente, ancla en México,
donde muere bohemia y pobremente,
como había vivido. Por su forma y su
tono, es una poesía postmodernista.
Lírica autobiográfica, fresca, dolori­
da, punzante. Aunque en sus versos
perduran huellas del modernismo de
Darío y de Valencia, a los que admi­
raba con pasión, lo que resulta fasci­
nante en Barba-Jacob, como en Silva
y en todo gran poeta, es su acento muy
personal. Es lo que, muy auténtica­
mente, tiene que transmitir al lector.
De ahí que Barba-Jacob, como Bau-
delaire __con el cual tiene algún pa­
rentesco lírico—, no pueda ser clasi­
ficado fácilmente. Está en una encru­
cijada; en él confluyen muchas voces
e irradiaciones; y de él parten otros ca­
minos. Lo único importante, en poe­
sía, es esa voz íntima, o última, del
poeta, es su ternura o su alarido in­
confundible; es el secreto y recóndito
mensaje de sus versos singulares. Es la
confesión de una experiencia que el
Capítulo 1 29

lector ya conoce. En el poema sobre


el tedio, Baudelaire exclama:
Tú conoces, lector, a este monstruo
[exquisito,
hipócrita lector, mi hermano y
[semejante.
Desde allí, el lector será ya siempre
el semejante: así se inicia la poesía
moderna; y de ahí que, compartiendo
la experiencia del poeta, el lector que­
de estremecido con la entrecortada
voz del otro, que puede llamarse An­
tonio Machado o Pablo Neruda; o
Porfirio Barba- Jacob.
Aunque los poemas de Barba son
casi siempre autobiográficos, sus exé-
getas han fallado al tratar de fijar el
alcance de sus versos haciendo el es­
tudio de su vida errabunda, de sus via­
jes y drogas, de su doble erotismo:
nada de ello explica o clarifica su obra.
Lo esencial es su acento, lúcido o som­
brío, su rebeldía, su desgarrado terror
frente a la vida y a la muerte, su per­
plejidad ante las estrellas y ante las co­
sas cotidianas.
Quedan en él algunas reminiscen­
cias románticas:
Entre los coros estelares
oigo algo mío disonar;

Porfirio Barba-Jacob
(Miguel Ángel Osorio
Benítez, 1883-1942),
en una fotografía
de 1927. Al lado,
' un autógrafo suyo
incluido en
"Antorchas contra
el viento",
compilación de sus
poesías realizada
por Eduardo Santa.
Lo esencial en
Porfirio "es su acento,
lúcido o sombrío,
su rebeldía,
su desgarrado terror
frente a la vida
y a la muerte,
su perplejidad ante
las estrellas y las
cosas cotidianas."
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
30

Porfirio Barba-Jacob, su retorno hacia la infancia, sus sueños


caricatura de y alucinaciones. Prima en él lo emo­
Lisandro Serrano. tivo, sin duda. Sabía, por ello, que el
significado de su poesía «hay que de­
sentrañarlo, no en la complejidad de
sus pensamientos, sino en la comple­
jidad de sus emociones». Pero es la
suya una obra muy trabajada, lograda
día a día, que «resume los esfuerzos de
muchos años de experiencia honda y
seria sobre el dolor humano», son sus
propias palabras. Así, su poesía parte
de una profunda experiencia emotiva
pero se transforma en una verdadera
obra de arte.
Un magnífico ejemplo de su poesía
autobiográfica es el poema «Futuro»:
Decid cuando yo muera... (y el día esté
[lejano)
soberbio y desdeñoso, pródigo y
[turbulento,
en el vital deliquio por siempre
[insaciado,
era una llama al viento...
El poeta se analiza en profundidad
y comprende que, a pesar de su dolor
En 1937, cuando y de su angustia, ha vivido tan inten­
Porfirio Barba-Jacob samente que puede exclamar como en
se encontraba muy
enfermo en México,
su «Canción innominada»:
su amigo Juan B.
Jaramillo Meza ¡Y nadie ha sido más feliz que yo!
publicó en la
Imprenta Departamental Es el trágico y vital ritornello de su
de Manizales
"La canción de poema. Sufrimiento y júbilo se entre­
la vida profunda mezclan, así, en su alta poesía. Pero el
y otros poemas", poeta no puede negar ni olvidar el le­
edición que gado de la muerte inexorable. El final
el poeta desautorizó. de su «Elegía de septiembre» lo ex­
presa bellamente:
He vivido con alma, con sangre, con
[nervios, con músculos,
y voy al olvido.
En esta poesía tan vital, la presencia
constante es la de la muerte. Por ello,
en su muy conocida «Canción de la
vida profunda», tras aludir a los cam­
biantes estados del alma y del corazón
en el vaivén de los días (hay días en
que somos tan móviles, tan móviles,
hay días en que somos tan plácidos, tan
Capítulo 1 31

plácidos, hay días en que somos tan lú­ Pardo García habla, más bien, de sus
bricos, tan lúbricos...) el poeta regresa páramos entrañables, de su secreta des­
a la verdad del morir: esperación.
Rafael Maya pasa de La vida en la
Mas hay también, oh Tierra, un día, sombra (es el título de su primer libro
[un día... un día... de poemas, de 1925), con versos inti-
en que levamos anclas para jamás mistas muy conmovedores
[volver.
Un día en que discurren vientos Volver a verte no era sólo
[ineluctables... un ligero y constante empeño,
Un día en que ya nadie nos puede sino anudar dentro del alma
[retener! el hilo roto del ensueño;
volver a verte era un oscuro
Similar mensaje, entre lo dionisíaco presentimiento que tenía
de la vida y lo patético de la muerte, de hallarte ajena, y sin embargo
es el que se encuentra expresado en seguir creyendo que eras mía...
otro de sus mejores poemas, la «Ba­ Volver a verte tras la noche
lada de la loca alegría». Para formarse impenetrable del abismo
una cabal idea de esta creación lírica, era hallar en tus ojos una
el lector tendrá que ir hacia esos tex­ imagen vieja de mí mismo...,
tos; y a muchos otros, como «Canción
de la soledad», «Un hombre», «La­ pasa así de sus versos primigenios a
mentación de octubre»... para hallar, otros poemas de más alto vuelo, los
en toda su hondura humana, la voz del
gran poeta.
León de Greiff
(1895-1976),
foto tomada hacia
Los Nuevos. Otros poetas. 1918, por la época
en que era contador
Piedra y Cielo del Banco Central
y publicaba poesías
Hay que cerrar este rápido esquema en semanarios y
de la poesía colombiana con una alu­ revistas literarias
sión al grupo llamado de «Los Nue­ con el pseudónimo
vos». Cerrarlo así un tanto arbitraria­ de Leo Legris.
mente, en cuanto estos poetas nacen ¿Lo mejor de
su poesía?
aproximadamente con el siglo XX pero La música encantada
la irradiación de sus poemas se prolon­ de sus versos.
ga más lejos, mucho más acá de 1930.
Bastará esa breve alusión. Y concretán­
dola a tres nombres principales.
¿Lo mejor de León de Greiff? La
música encantada de sus versos. ¿Lo
mejor de Rafael Maya? Su serena
emoción, que parece la de un clásico
de nuestros días. ¿Lo mejor de Ger­
mán Pardo García? El mensaje de an­
gustia que atraviesa sus poemas.
León de Greiff (1895-1976) maneja
una orquesta personal, como los viejos
juglares lo hacían con el laúd en el me­
dioevo. En los poemas de Maya, como
antes en los campos de Guillermo Va­
lencia, renace en Popayán que murió
casi del todo en reciente catástrofe.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
32

León de Greiff
(tercero en la
segundafila) e integrantes
del grupo La Fragua,
de la Universidad
de Antioquia, 1912.
Tres años más tarde
De Greifffundaría
elfamoso grupo
literario de
los Panidas,
también enMedellín.

que aparecen en los Coros del medio­ del lector compartir o recrear el
día (1928) y, luego, en su volumen ti­ poema:
tulado Después del silencio. Allí están
algunos de los mejores poemas escri­ Poeta soy, si es ello ser poeta.
tos en nuestro país. Baste citar su «In­ Lontano, absconto, sibilino. Dura
vitación a navegar» y «En las primeras lasca de coridón, vislumbre oscura,
horas». gota abisal de música secreta.
Hay que anotar que, por un extraño
fenómeno, tal vez de aquellas afini­ Amor apercibida la saeta.
dades electivas de que habló Goethe, Dolor en ristre, lanza de amargura.
las últimas generaciones colombianas, El espíritu absorto, en su clausura.
tanto de críticos como de poetas, ex­ Inmóvil, quieto, el corazón veleta.
perimentan cierta repulsa —más ins­
tintiva que reflexiva— frente a los Poeta soy si ser poeta es ello.
poemas de Rafael Maya y de Germán Angustia lancinante, pavor sordo.
Pardo García. Quizá algo falta o falla Velada melodía en contrapunto.
en la obra de Maya: tal vez la voz tan
personal de Silva o de Barba-Jacob, la Callado enigma tras intacto sello.
aguda sensibilidad de Pombo o la su­ Mi ensueño en fuga. Hastiado y
gestiva picardía del «Tuerto» López o [cejijunto.
de De Greiff. Lo cierto es que Maya Y en mi nao fantasma único a bordo.
parece con frecuencia demasiado me­
dido o ecléctico. Muchos piensan que Este soneto («Poeta soy») revela
su poesía es más susceptible de ser ad­ significativamente el personalísimo
mirada que amada. Y ello es grave. lenguaje y el tono lírico de León de
Un mayor consenso existe respecto de Greiff. Pero el abanico de su poesía es
la admirable creación poética de León muy amplio. Y, si el lector desea hacer
de Greiff. Influido fuertemente por una aproximación, así sea fugaz, a esta
los simbolistas franceses, que son sus obra múltiple, deberá sumergirse lar­
indiscutibles maestros, tiene la música gamente en los volúmenes del poeta
inefable y la gracia sutil de una poesía antioqueño. Allí encontrará sus can­
melodiosa y alada, con notas autobio­ ciones, sus baladas, sus relatos, una
gráficas y alusiones cultas, que exigen inmensa riqueza poética. Todo lo vi­
Capítulo 1 33

vido, lo leído, lo amado. De ahí sus


constantes alusiones a su propia vida,
a su aventura o su bohemia, a lo que
alguna vez pensó o soñó o escribió.
Ello hace de su obra un extraño la­
berinto. En la última instancia, la
poesía de León de Greiff es una pro­
longada, inacabable confesión. Es
también su «testamento». Es el tes­
timonio de su vida, de su larga vida
de poesía y música, sueño, cultura,
vivencias.
Germán Pardo García es, en mi opi­
nión, uno de los mejores poetas co­
lombianos. No tanto por sus cuarenta
libros de versos dispares sino (como
ocurre también en otros grandes poe­
tas) por un puñado escaso de poemas
emotivos, angustiados, doloridos,
muy puros. Un ejemplo de síntesis
poética, con el ritornello de su angus­
tia, es el breve poema titulado «Tem­
pestad»:

En la dulce magnolia cotidiana


y en el candor de su simplicidad
han tocado mis dedos muchas veces
la tempestad.

En el agua de espíritus serenos


y piedras en su limpia oscuridad,
he escuchado en las tardes más
[hermosas
la tempestad.

En el fresno que me abre sus maderas tegrantes del grupo de Piedra y Cielo, Rafael Maya
como un hombre que brinda su como Eduardo Carranza, Arturo Ca- (1898-1980),
macho Ramírez, Tomás Vargas Oso- estudio fotográfico
[bondad, de 1919.
al ir a reclinarme he presentido rio, Carlos Martín, Jorge Rojas, Darío En su poesía
la tempestad. Samper y Gerardo Valencia; pero son se debe destacar
poetas mucho más cercanos a nuestros la serena emoción,
En los ojos de todas las criaturas, días (Espejo de naufragios, el primer "que parece la de
libro de Camacho Ramírez, es de un clásico de
en toda pequeñez o inmensidad, nuestros días."
ha encontrado mi alma frente a frente 1935) y salen, por tanto, del marco fi­
la tempestad. jado a este capítulo.
Lo cierto es que los movimientos li­
Vendrá el silencio de absolutas formas, terarios (novela, cuento, ensayo, poe­
descenderé a la múltiple unidad, sía...) no coinciden con los cambios
y todavía escucharé en el polvo políticos del país; y soy consciente de
la tempestad. que ni empecé en 1886 ni terminé en
1930 como me lo había propuesto.
Muchos otros poetas merecerían un Pero la literatura, como la vida, tam­
estudio cuidadoso, en especial Anto­ bién está hecha de aproximaciones y
nio Llanos, Aurelio Arturo y los in- de incertidumbres...
34 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

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Capítulo 2 35

Literatura colombiana. 1930-1946


J. G. Cobo Borda ya ávida, burguesía industrial, cen­
trándose tanto en el análisis del lati­
n 1930, León de Greiff (1895­ fundio como en el de los emigrantes
E 1976) publica, en Medellín, su
Libro de signos, segundo mamotreto,
europeos, al sur del continente. En el
suburbio como en las desdichas del
campo.
como acostumbraba a subtitularlos, de La primera imagen, en consecuen­
su producción poética. En 1945, en cia, y quizás también la más superfi­
Buenos Aires, Germán Arciniegas cial, es la de las gruesas líneas, en
(1900) ve editada su Biografía del Ca­ blanco y negro, de los grabados en
ribe. ¿Qué ha pasado entre estas dos madera con los cuales se ilustraban li­
fechas en la literatura, latinoamericana bros y revistas por aquellos tiempos.
en general y en la colombiana en par­ Un buen ejemplo, a nivel colombiano,
ticular? Un cambio que hoy nos re­ lo constituyen los de Mancha de aceite
sulta evidente pero que en aquel en­ (1935), la novela de César Uribe Pie-
tonces no era fácil percibir en medio drahíta (1897-1951) sobre los yaci­
de tantas tendencias, tan diversas en­ mientos petrolíferos en Venezuela.
tre sí, y todas conviviendo en el mismo Campesinos en los puros huesos;
ámbito. obreros que protestan sobre un telón
de fondo de fábricas y chimeneas;
Denuncia y protesta banqueros, de lustroso sombrero de
copa y un puro entre los dientes. El
en el contexto latinoamericano garrote del Tío Sam. Esta iconografía Grabados de
Como el título de un libro del poeta se repitió, sin mayores variantes, por Gonzalo Ariza
peruano Luis Nieto aparecido en toda América. Tenía que ver, nadie lo para la edición
1938: Puños en alto. Poemas de barri­ duda ahora, con el encuentro en Wa­ de "Mancha de
cada y combate, la primera y más ob­ shington, en 1938, de Franklin Delano aceite" (1935),
Roosevelt y el perpetuamente reele­ novela de
via es la que hace suya la denuncia César Uribe
anti-imperialista (United Fruit, Stan­ gido dictador de Nicaragua, Anastasio Piedrahíta:
dard Oil, explotación minera) y el ata­ Somoza. iconografía de
que a los intermediarios locales, la vie­ La lista de dictadores es extensa y la denuncia
ja oligarquía terrateniente, la nueva, y abarca del Caribe al Río de la Plata: antiimperialista.
36 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Jorge Artel (1909-), ción, en 1946, de Juan Domingo Pe­


poeta cartagenero, rón como presidente, no por ello de­
exponente de la jaría de reanudarse al poco tiempo.
afirmación de la Pero es quizás la muerte de Juan Vi­
auténtica poesía cente Gómez, de Venezuela, en 1935,
negra con libros
como "Tambores en lo que mejor sintetiza este período. La
la noche" (1940), perdurabilidad de los dictadores
muy en la línea adquiría ya caracteres legendarios.
preconizada por (Sobre Gómez, el colombiano Fernan­
el cubano Nicolás do González (1895-1964) escribiría un
Guillén con
títulos como libro: Mi compadre, en 1934.)
"Motivos del son", Así lo entendió muy bien Miguel Án­
"Sóngoro cosongo" gel Asturias, quien abrió este mismo ci­
y "West Indies Ltd." clo a nivel literario con sus Leyendas de
Guatemala (1930), donde la mitología
maya y el surrealismo francés engen­
dran un producto típicamente latinoa­
mericano de alto voltaje poético, ce­
rrándolo en 1946 con la obra que retra­
taba ante el mundo el personaje nuestro
por excelencia: El señor presidente.
Al lado de las dictaduras castrenses,
que Colombia entonces no tuvo, las
preocupaciones, ya sea por el indígena
o por el negro, alimentan una produc­
Rafael Leonidas Trujillo, en la Repú­ ción literaria que bien puede subor­
blica Dominicana, sobre el cual, en dinar la validez estética a la reivindi­
1953, el escritor colombiano José An­ cación social, en tantos casos apenas
tonio Osorio Lizarazo (1900-1964) pu­ esquemática: indios y blancos, patro­
blicó una elogiosa semblanza, pagada nes y obreros. Las referencias canó­
por el propio Trujillo: La isla iluminada nicas son, en la novela, Huasipungo
(1946); Maximiliano Hernández Martí­ (1934), de Jorge Icaza, y El mundo es
nez, en El Salvador; Jorge Ubico, en ancho y ajeno (1941), de Ciro Alegría;
Guatemala; Fulgencio Batista, en y como curiosidad frustrada, El tungs­
Cuba. Los dictadores latinoamericanos, teno (1931), del poeta peruano César
apoyados en tantos casos por Estados Vallejo; y en la poesía: Motivos del
Unidos, manejaron sus países como ha­ son (1930), Sóngoro cosongo (1931) y
ciendas y prefirieron, antes que senados West Indies Ltd. (1934), de Nicolás
obsecuentes, el terror y el paternalismo Guillén. Es apenas natural, en conse­
como métodos para mantener un cesa- cuencia, que escritores colombianos
rismo, en verdad, poco ilustrado. como Antonio García, en Colombia,
SA (1934) y en Pasado y presente del
No es extraño entonces que «la era indio (1938), y Jorge Artel, en Tam­
de Trujillo», como él mismo quiso au- bores en la noche (1940), se adscriban,
todenominarla, iniciada en 1930, coin­ con carácter derivado, a estas líneas
cida, en sus comienzos, con la llamada mayores. Como lo decía García, en un
«década infame» en la Argentina. El artículo aparecido en la Revista de las
golpe militar del teniente general José Indias, en 1941 («La novela del indio
Félix Uriburu en contra del presidente y su valor social»): «Ciro Alegría está
radical Hipólito Yrigoyen habría de escribiendo en novelas la sociología del
inaugurar en aquel país, tan alejado Perú.» Sólo que deteniéndonos, con
en apariencia de las llamadas «repú­ mayor atención, en el terreno, y con­
blicas bananeras», una cadena inter­ templándolo, en detalle, veríamos
minable de golpes de cuartel que si cómo al lado de esta literatura «com­
bien parecía suspenderse con la elec­
Capítulo 2 37

prometida» en sus inflexiones ideológi­ Portada de "Pasado


cas y sociológicas hay también otra que y presente del indio",
de Antonio García,
desde la vertiente ensayística reflexiona con prólogo de
buscando una trascendencia mayor. Benjamín Carrión,
publicado por
Editorial Centro,
Reflexión y trascendencia de Bogotá.
Esta segunda línea la ejemplariza el tí­ "Las preocupaciones,
ya sea por el
tulo del libro de Raúl Scalabrini Ortiz indígena o por
aparecido en 1930 en Buenos Aires: el negro, alientan
El hombre que está solo y espera. una producción
¿Quién es él? El habitante de la gran literaria que puede
ciudad. El transeúnte que en medio subordinar la validez
estética a la
del acelerado desarrollo urbano busca reivindicación
sus raíces queriendo conocer, a fondo, social."
esa patria, en tantos casos ajena, que
tiene allí delante. Lo hará, en ocasio­
nes, desde la lírica. En otros, y ape­ Una concepción
lando a las nuevas ciencias del hombre del "ser nacional":
—antropología, sociología, psicolo­ Luis López de Mesa
(Oleo de Inés Acevedo
gía— elabora aportes capitales para la Biester (Academia
comprensión de estos países. Enume­ Colombiana de
ro tres: Radiografía de la Pampa Historia).
(1933), de Ezequiel Martínez Estrada,
en la Argentina; Casa grande e senzala
(1933), de Gilberto Freire, en el Bra­
sil; y Contrapunteo cubano del tabaco
y el azúcar (1940), de Fernando Ortiz,
en Cuba.
Estas páginas, aún válidas, y volca­
das con atención minuciosa al análisis
de realidades concretas, tratan de una
geografía y un mestizaje; una historia
y un desarrollo; unas relaciones de
producción y una filosofía, incluso.
Hasta una concepción del «ser nacio­
nal» bien puede desprenderse de allí.
Por las mismas fechas, Luis López de
Mesa (1884-1967), entre nosotros, se
preguntaba igualmente De cómo se ha
formado la nación colombiana (1934),
Eduardo Mallea redactaba las páginas
de su Historia de una pasión argentina
(1937) y Samuel Ramos trazaba el
Perfil del hombre y la cultura en Mé­
xico (1938).
Se buscaba la América profunda, la
América esencial, y se trataba de re­
hacerla, de nuevo, a través de la edu­
cación y la cultura, la autenticidad y el
deporte, los clásicos griegos o las len­
guas indígenas, superando tanto el ne­
potismo dictatorial como las desigual­
dades sociales. Para ello eran útiles
38 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

tanto el evolucionismo de López de de manera más clara, tal viraje. Los de


Mesa como el idealismo de Mallea, Lázaro Cárdenas, en México, nacio­
como el positivismo de Ramos, como nalizando las compañías angloholan-
el marxismo que José Carlos Mariá- desas y norteamericanas explotadoras
tegui revelaba en un libro programá­ de petróleo. O el de Rómulo Galle­
ticamente titulado: Defensa del mar­ gos, el autor de Cantaclaro (1934), Ca-
xismo (1934). Era una cultura progre­ naima (1935) y Pobre negro (1937),
sista, en su reformismo democrático, quien en 1940 había sido candidato
Eduardo Castillo,
que buscaba dejar atrás la devota pe­ simbólico a la presidencia de su país,
caricatura de numbra clerical y su empecinado ais­ Venezuela, obteniéndola luego, efec­
Arboleda, 1919. lamiento del mundo moderno. tivamente, para el período 1948-1952,
Frutos tardíos Quedaba atrás la «república vieja» y siendo derrocado en noviembre de
del modernismo como se dijo en el Brasil, en 1930, 1948 por un golpe militar. Desterrado
con su libro en Cuba, y luego en México, sólo diez
"El árbol que
cuando Getulio Vargas subió al poder.
canta", de 1928. Pero quizás otros nombres expresen, años más tarde volvería a su patria.
Política y exilio: dos constantes del
escritor latinoamericano en ésa y en
casi todas las épocas. ¿No aspiró tam­
bién acaso José Vasconcelos a ser pre­
sidente de México, siendo derrotado
en 1930? ¿No publicó en 1933 Alejo
Carpentier su primera novela, de tema
afro-cubano: ¡Ecué-Yamba-O!, tenien­
do que exiliarse, en París, al poco tiem­
po, por culpa del dictador cubano de
turno? En todo caso, en el Perú, mien­
tras Víctor Raúl Haya de la Torre pro­
mueve las consignas socialistas del
APRA, reforma agraria, defensa del in­
dio, Estado anti-imperialista, uno de los
hombres que lo secunda con mayor en­
tusiasmo, Luis Alberto Sánchez, histo­
riador y crítico literario, publica en 1940
un libro denominado: Balance y liqui­
dación del novecientos.
Se clausuraba el modernismo entre
nosotros; y sus últimos estertores de­
cadentes. Se buscaba dejar atrás aquel
movimiento que en Colombia parecía
dar frutos tardíos con El árbol que
canta, de Eduardo Castillo, aparecido
en 1928, pero que sin embargo contri­
buiría aún a nutrir las obras poéticas
de Porfirio Barba-Jacob (1883-1942) y
de Rafael Maya (1897-1980) y a tornar­
se apenas decorativo y ya carente de
nervio en los madrigales galantes de Al­
berto Ángel Montoya (1902-1970).
Fin de una época y comienzo de
otra: la explosión, en la década de los
veinte, de las vanguardias, se había
amortiguado, y sus ecos, en Colom­
bia, salvo el único ejemplo tantas ve­
ces citado de Suenan timbres (1926),
Capítulo 2 39

de Luis Vidales, no fueron oídos. Sin


embargo una tercera, y por ahora últi­
ma mirada, al imaginario mapa literario
de América Latina que vamos esbozan­
do, nos permitirá advertir, aquí y allá,
secretas manchas de verdor que reto­
maban el ímpetu de la vanguardia,
adensándolo. Tales manchas presagia­
ban el verdadero cambio.

El verdadero cambio
¿Quién fue su artificie? Varios. Entre
ellos, y en primer lugar, Jorge Luis
Borges. En 1932 aparece en la Argen­
tina, con el título de Discusión, una
recopilación de sus ensayos: la poesía
gauchesca, la Cábala, el cine, el escri­
tor argentino y la tradición, las versio­
nes homéricas, Whitman y Flaubert.
Allí, también, un ensayo fechado en
1930 y titulado La supersticiosa ética
del lector. En su página final asienta
Borges esto:
«La preferida equivocación de la li­
teratura de hoy es el énfasis. Palabras
definitivas, palabras que postulan sa­
bidurías angélicas o resoluciones de
una más que humana firmeza —único,
nunca, siempre, todo, perfección, aca­
bado—, son de comercio habitual de
todo escritor. No piensan que decir de
más una cosa es tan de inhábiles como
no decirla del todo, y que la descui­
dada generalización e intensificación
es una pobreza y que así lo siente el
lector. Sus imprudencias causan una Alberto Ángel
Montoya, en 1960.
depreciación del idioma.» Concluyen­ Sus madrigales
do: «Ignoro si la música sabe deses­ galantes, último
perar de la música y si el mármol del reducto del
mármol, pero la literatura es un arte modernismo, ya
que sabe profetizar aquel tiempo en carente de nervio.
que habrá enmudecido, y encarnizarse
con la propia virtud y enamorarse de
la propia disolución y cortejar su fin.»
Por los mismos años en que una li­
teratura honesta y animada de buenas
intenciones, o patética y tremendista,
o simplemente panfletaria, pretendía Luis Vidales:
cambiar el mundo, Borges modificaba único ejemplo de
las vanguardias
el ángulo de enfoque y hacía que la li­ con sus poemas de
teratura se mirase a sí misma. Gracias "Suenan timbres",
a tal modificación, nuestras letras se publicado
volvieron mucho más eficaces. A la en 1926.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
40

sía, tan despojada como tumultuosa,


tan exacta como reveladora. Ahora sí
la realidad era recreada de arriba aba­
jo gracias a la imaginación.
Lo confirman el Borges de Historia
universal de la infamia (1935) y el Bor-
ges, ya plenamente dueño de sí, de El
jardín de senderos que se bifurcan
(1941) y de Ficciones (1945). El Felis-
berto Hernández de Por los tiempos
de Clemente Collins (1942), en el Uru­
guay, o el ambiguo mundo, entre fan­
tasmal y concreto, de la chilena María
Luisa Bombal, en La última niebla
(1935) y La amortajada (1938). Tam­
bién la precisa «irrealidad» científica
de Adolfo Bioy Casares en su novela
La invención de Morel (1940). Y el fe­
cundo aporte, a nivel de la prosa en-
sayística, de autores como el colom­
biano Baldomero Sanín Cano (1861­
1957), con Crítica y arte (1932), el me­
"Los maestros", suma de protestas, quejas y llantos se xicano Alfonso Reyes, con La expe­
doble retrato de oponía ahora la resta, donde impera­ riencia literaria (1942), y el dominica­
Baldomero Sanín Cano ban tanto el humor como el pudor, el no Pedro Henríquez Ureña en Pleni­
v Guillermo Valencia,
juego y la ironía, la creativa erudición. tud de España (1942) y Las corrientes
pintado por
La literatura latinoamericana ya no se literarias en la América hispánica, en
Efraín Martínez su edición en inglés de 1945.
en 1932 agotaría más en la servidumbre de la
(Biblioteca denuncia sino que se trocaba en el sue­ Sin embargo, y utilizando una ex­
Nacional, Bogotá). ño lúcido de una prosa, y en una poe­ presión del historiador francés Fer-
nand Braudel, podemos decir que
también en América Latina conviven
Eduardo Caballero
Calderón, su esposa historias paralelas con velocidades dis­
Isabel Holguín tintas. En 1941, en el mismo año en
y sus hijos que Eduardo Caballero Calderón
Antonio, Beatriz, (1910), en Colombia, publica Tipaco-
María del Carmen que, estampas de provincia, José Ma­
y Luis. Este autor,
"teniendo siempre
ría Arguedas, en el Perú, edita Yawar-
en mira la lengua Fiesta y Juan Carlos Onetti, en Uru­
de Castilla, fija guay, edita Tierra de nadie, precedida,
su terruño boyacense en 1939, por El pozo.
con nostalgia
pasatista..." El solitario de Onetti; y esos exilia­
dos, no sólo de Europa, sino de toda
ilusión colectiva, eran ya hombres que
se miraban a sí mismos con el desa­
pego y la morosidad típicos del exis-
tencialismo. La novela como fenome­
nología. La confluencia de puntos de
vista, en la obra de Arguedas: coste­
ños, serranos, mistis, indios, y su in­
corporación del quechua en pro de la
ductilización de un lenguaje que los
unifique, hace de ella un producto na­
tural de la transculturación narrativa.
Capítulo 2 41

Por su parte, Caballero Calderón, te­ el voto democrático. Independencia


niendo siempre en mira la lengua de que, empleando expresiones del libro
Castilla, fija su terruño boyacense, y de López de Mesa ya citado, nos per­
sus inconfundibles campesinos, con mitiría superar la etapa de la «emoti­
nostalgia pasatista: ése también era un vidad adolescente» e ir más allá de un
mundo arcaico que la industrialización arte que sólo era «un sollozo de sole­
arrasaría. dad», «el gemido de un errabundo en
Ciudad y campo, sí, gamonales y el vacío».
siervos, sí, liberalismo y fascismo, sí, Donde se dio en forma más palpa­
modernidad y anacronismo, también, ble este propósito de renovación lite­
pero así mismo una literatura, en todo raria fue en la poesía. Allí se destacan,
el continente, que buscaba ir más allá con claridad, las obras señeras. Alta-
de esas oposiciones binarias y en tan­ zor, de Vicente Huidobro, aparecido
tos casos apenas maniqueas. en 1931; las Residencia en la tierra I y
Si, en la década de los treinta, Ar­ II, de Pablo Neruda, aparecidas
turo Uslar Pietri, con Las lanzas co­ en 1933 y 1935, respectivamente; los
loradas (1931), asume la barbarie de Nocturnos, de Xavier Villaurrutia,
las guerras de Independencia, Rober­ en 1933, y su Nostalgia de la muer­
to Arlt, con sus Aguafuertes porteños te, en 1938; Tala, de Gabriela Mistral,
(1933), aparecidas antes en los diarios, en el mismo año; y Poemas humanos
hace suyo el desamparo de los prole­ y España, aparta de mí este cáliz, de
tarios, los marginados, y el nihilismo César Vallejo, clausurando la década
radical de los anarquistas defensores de 1930 a 1940. ¿Sólo ellos? No, por
del acto gratuito, a través de un len­ supuesto.
guaje del todo ajeno a la Academia También allí, comenzando, o defi­
pero en cambio pleno de vitalidad y niéndose, las obras de Ricardo Moli-
fuerza. Los tiempos disímiles con­ nari y de Enrique Molina, en la Ar­
fluían en espacios comunes, buscando gentina, cuyo primer libro, Las cosas
una nueva Independencia. A ella con­ y el delirio, data de 1941; Rosamel
tribuirían la industria, la educación y del Valle y Humberto Díaz Casanue-

Pablo Neruda a su
llegada a Bogotá,
en septiembre de
1943. A su lado,
Arturo Camacho
Ramírez y Eduardo
Carranza.
"Residencia en la
tierra" (1933, 1935),
de Neruda, fue una
de las obras
señeras en el
propósito de
renovación de la
poesía.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
42

Eduardo Carranza va, en Chile; Emilio Adolfo West-


con Salvador Dalí, phalen, en el Perú —Las ínsulas extra­
y en su biblioteca. ñas es de 1931 y Abolición de la muer­
Con este poeta
irrumpe en la poesía
te, de 1935—; José Lezama Lima, en
el grupo de Cuba: Enemigo rumor es de 1941; Jor­
Piedra y Cielo. ge Carrera Andrade, en el Ecuador;
Obra significativa Pablo Antonio Cuadra y Carlos Mar­
de este momento es tínez Rivas, en Nicaragua... Los gér­
"Canciones para
iniciar una fiesta",
menes renovadores a los cuales no era
de 1936. ajeno el surrealismo habrían de tener
una larga y robusta descendencia.
Esta década y media que había visto
el ascenso de Hitler al poder, en 1933;
sentido, en carne propia, la tragedia
que fue la guerra civil española, ini­
ciada el 18 de julio de 1936 —el mismo
año en que Eduardo Carranza (1913­
1985) publica, en Colombia, sus Can­
ciones para iniciar una fiesta—; y pa­
decido, en todos los órdenes, las in­
cidencias de la segunda guerra mun­
dial, entre 1938 y 1945, es la que ahora
sí podemos entrar a estudiar teniendo
en cuenta este marco latinoamericano,
y desde la perspectiva específica de las
obras literarias colombianas de alguna
significación que se editaron durante
estos quince años: 1930-1946. Los
años, en Colombia, de la llamada Re­
pública Liberal. Caracterizados, en
poesía, por los nombres de De Greiff,
Porfirio Barba-Jacob (1883-1942), Ra­
fael Maya, Aurelio Arturo (1906­
1974) y la irrupción de Piedra y Cielo,
con Eduardo Carranza a su cabeza.
En el ensayo, por Sanín Cano, López
de Mesa, Germán Arciniegas, Jorge
Zalamea (1905-1969), Hernando Té-
llez (1908-1966), y en la novela, por
Eduardo Zalamea (1907-1963), Uribe
Piedrahíta, Osorio Lizarazo, Caballe­
ro Calderón y Fernando González, os­
cilante entre ella y el ensayo. No son
todos, pero sí algunos de los que con­
viene tener en cuenta.

Colombia literaria:
reacción y progreso
La convivencia, en el mismo lapso, de
por lo menos tres generaciones: la
del Centenario, la de Los Nuevos y
la de Piedra y Cielo; la imagen que nos
deparan las revistas literarias más des­
Capítulo 2 43

tacadas de la época (Revista de las In­


dias [1936-1950], Pan [1935-1940]); las
tensiones advertibles, entre una mo­
dernización que se desea y unos re­
manentes vetustos cuyo peso era to­
davía decisivo; la voluntad democrá­
tica, a nivel popular, que llevaba a es­
critores como Germán Arciniegas,
después ministro de Educación en
1941, a dar con prosa ágil versiones re­
visadas de la historia, en general, y la
de Colombia, en particular (el caso de
El estudiante de la mesa redonda
[1932], con todo el ímpetu juvenil de
éste como transmisor de cultura y
abanderado de grandes cambios; su
trabajo sobre Los comuneros [1938] o
su biografía de Jiménez de Quesada,
revaluando el barro indígena y convir­
tiendo su figura, al final, en una re­
surrección del Quijote andariego por
tierras de América), todo ello apunta
hacia esa búsqueda, que la nación, y
el espíritu, emprendían de «mejores
aires», como lo proclamaba León de
Greiff en sus poemas. De más amplios
horizontes, como los que Baldomero
Sanín Cano iba acotando.
Colombia, a raíz de la depresión
económica de 1929, padecía los vai­
venes del mercado mundial e incluso Germán Arciniegas,
en ella varias cosas se modificaban. Fi­ "transmisor de
jada, siempre, dentro de la órbita del cultura y abanderado
Respice polum, la estrella del norte de grandes cambios"',
que simbolizaba a Estados Unidos, en en la época de
aquel período sus contactos con el res­ publicación de
"El estudiante de
to de América Latina se hicieron más la mesa redonda"
fluidos. Lo prueban, a nivel literario, (1932).
algunos ejemplos: la inclusión, en la
antología Laurel, de México, en 1941,
coordinada en su parte americana por
Xavier Villaurrutia y Octavio Paz, de
18 poemas de Profirio Barba-Jacob,
todos ellos fechados entre 1910 y 1920:
«Canción de la vida profunda», 1914,
«Elegía de septiembre», 1915, «Los
desposados de la muerte», 1919, «Ba­
lada de la loca alegría», 1921, «Futu­
ro», 1923. Por ello, cuando se empie­
zan a editar, en la década de los trein­ Porfirio Barba-Jacob,
el hombre con cara
ta o cuarenta, sus primeras recopila­ de caballo:
ciones poéticas (Canciones y elegías es sus poemas tuvieron
de 1932, Rosas negras, de 1933, Can­ rápida difusión
ción de la vida profunda y otros poe- en Latinoamérica.
44 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Germán Arciniegas,
embajador de Colombia
en México, hace
entrega de las
cenizas de Porfirio
Barba-Jacob al
gobernador de
Antioquia, Germán
Medina Ángulo,
y al director de
educación Ramón
Jaramillo Gutiérrez,
en presencia de
familiares del
poeta, enero 14
de 1945. La foto,
tomada en el
Cementerio Universal
de Medellín
es de Carlos E.
Rodríguez.

mas, 1937, El corazón iluminado, de coherente, centrarse su atención en


1942) se estaba reconociendo, primero Juan Vicente Gómez el tiempo sufi­
fuera, la importancia de uno de los po­ ciente para dedicarle un libro —«mez­
cos auténticos «malditos» que ha te­ cla de ángel y de tigra parida» lo
nido la literatura colombiana, y los llama—, atestigua que en él, como en
Fernando González méritos de un destacado miembro de el Uribe Piedrahíta de Mancha de acei­
y Luis Enrique Osorio,
en la finca
la segunda generación modernista. te, las fronteras nacionales eran impo­
"La Samaritana", Pero no sólo eso. El hecho de que Fer­ siciones ajenas, frutos de los desmem­
fotografía publicada nando González, con su «método bramientos producidos por las guerras
por "Cromos", 1942. emocional», y su vitalismo un tanto in­ civiles posteriores a la Independencia,
o de la balcanización ulterior, propi­
ciada por el capital extranjero, y no
por necesidades emanadas de la propia
realidad americana, cuya unidad ya era
perceptible.
En este sentido el libro clave es la
Biografía del Caribe (1945), de Ger­
mán Arciniegas. En él toda la historia
de estos pueblos, una historia que no
cesa en ningún momento, es siempre
idéntica. Narrada en presente, des­
bordada de anécdotas, y animada por
un humor leve y una fulgurante rapi­
dez narrativa que le da ímpetu de no­
vela, gracias a ella nos acostumbramos
a tratar con naturalidad a los seres más
remotos e inaccesibles. Va de Colón a
Theodore Roosevelt, del siglo XVI al
XX, y todo ello bajo el sol de las Anti­
llas. Como lo dice Arciniegas, refi­
riéndose a una de las ciudades de este
mundo: «allí cada nación arroja un
nuevo grupo de colonos, cada conti­
Capítulo 2 45

nente un color, cada lengua un acento, Pero la urbanización, tan decisiva, es


hasta hervir una de esas espumosas lo que mejor estudia en su ciclo bo­
ollas podridas que son la gloria del pu­ gotano, que comprende, para este pe­
chero universal». Fernando González, ríodo: La casa de vecindad (1930),
por su parte, afirmaba que Suramérica Hombres sin presente (1938) y Gara­
era «el teatro del gran mulato», enten­ bato (1939).
diendo por mulato todo individuo de La brevísima descripción de su con­
sangre mezclada. Asumiendo, enton­ tenido es ya un reflejo cabal de aque­ Portada de
"La cosecha" (1935)
ces, el mestizaje como base de nuestra llos tiempos: En la primera, y debido de José Antonio
cultura, Arciniegas logra darnos una a la llegada de los linotipos, un tipó­ Osorio Lizarazo,
visión de ese arco insular que se ex­ grafo pierde su empleo, y acaba con­ publicada por el
tiende sobre unos 4.700 kilómetros, en vertido en mendigo. En la segunda, editor Arturo Zapata,
el cual la belleza natural y la rapiña «novela de empleados públicos», M anizales, 1939.
como la subtitula, Osorio logra con­ Osorio es la figura
imperialista, como en el caso del canal novelística
de Panamá, los contrastes de culturas ciliar el análisis de la incipiente buro­ arquetípica
y el sincretismo religioso y musical, cracia con una monotonía —la mo­ del período de la
forman un ininterrumpido estrépito notonía bogotana— aun más intole- República Liberal.
histórico que no podía menos que sa­
cudir la gris molicie colombiana de
aquel entonces, con su bien manejada
prosa de periodista viajero.
En realidad todo contribuía a sacu­
dir la modorra. El conflicto armado
con el Perú, en 1932, en el mismo Pu-
tumayo de Uribe Piedrahíta, en Toá
(1933); las reformas tributarias y la
nueva ley de tierras, de López Puma-
rejo, en el 36; el fracaso del golpe mi­
litar contra él, en Pasto, en 1944; y,
cómo no, la presencia de Jorge Eliécer
Gaitán y las masas que lo acompaña­
ban, a todo lo largo de estos años.
Esto se reflejaría de modo muy cla­
ro en la narrativa de Osorio Lizarazo,
uno de sus biógrafos, quien en 1939
publica un folleto titulado Ideas de iz­
quierda. Liberalismo, partido revolu­
cionario, donde critica la primera ad­
ministración de López, considerando
ya frustrada su Revolución en Mar­
cha. En una república anodina e im­
personal, dice, y además eminente­
mente conservadora, sólo ha habido
un cambio de rótulo. Más certeras, en
cambio, son sus novelas, aparecidas
por aquellos años que parecen hacer
de él la figura arquetípica del período,
con todas las limitaciones que ello im­
plica. Una, La cosecha (1935), y otra,
El hombre bajo la tierra (1944), lo
abren y cierran, en forma previsible,
refiriéndose a la vida en las haciendas
cafeteras o a la explotación de las mi­
nas, todo ello dentro del área rural.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
46

La nueva cultura, una cultura del


deporte y la radio, una cultura de la
cañe, en ebullición, que ante la esca­
sez sentida por todos —fueron años de
hambre— desencadenó intensos y va­
riados cambios sociales, obligando a la
gente a abandonar su secular pasivi­
dad y participar activamente en la vida
colectiva, convivía con otra, de signo
contrario. Convivía, sí, pero también
luchaba contra ella, en forma deno­
dada. Con razón López de Mesa, al fi­
nal de su trabajo acerca De cómo se
ha formado la nación colombiana, de­
cía: «el desorden de la cultura en que
vivimos denota un período de transi­
ción», agregando: «Nuestro mundo es
una fantasmagoría, el cinematógrafo
lo representa ante la historia.»
Muy seguramente. Pero también,
ante estos avances, otros prefirieron
replegarse, explorando mundos inte­
riores y sacando a luz tesoros ances­
trales. No es insólito que uno de los
poemas más aplaudidos de la época
sea La ciudad sumergida (1939), de
Jorge Rojas, un laborioso descenso al
interior de sí mismo, al mar del tiempo
y la memoria, donde la búsqueda se
hace mediante «un conocimiento lu­
minoso, sin mancha de experiencia»,
en impecables tercetos.
Pero es quizás la publicación, en
1942, del poema «Morada al Sur», de
Aurelio Arturo, en la revista de la
Universidad Nacional, la institución
que mejor encarna la nueva cultura
Aurelio Arturo rable que la propia mediocridad de sus por aquel tiempo, donde esa inmer­
visto por Eduardo pequeños seres. Y en la tercera, re­ sión confirma la importancia de la
Ramírez Villamizar montándose a principios de siglo y lle­ poesía, como lo había hecho ya De
a finales de
los años 40. gando hasta Enrique Olaya Herrera, Greiff, para representar a un país en
Su poema "Morada nos da un cuadro muy amplio de un su verdad más íntima y sin embargo
al Sur", publicado niño que sufre los rigores de la edu­ más compartible. Ya «no eran jardi­
en 1942, "confirma cación eclesiástica, el reacomoda­ nes», ni «atmósferas delirantes». Era
la importancia de miento de las clases sociales una vez una sola hoja:
la poesía para
representar a un terminadas las guerras civiles, y, sobre
país en su verdad todo, de la miseria inalterable de un pequeña mancha verde, de lozanía, de
más íntima Bogotá sombrío, de velas de sebo, que [gracia,
y sin embargo Osorio Lizarazo buscaba despertar hoja sola en que vibran los vientos que
más compartible."
con sus relámpagos justicieros. Los [corrieron
mismos que se volverían realidad, en
poco tiempo, con los incendios del 9 por los bellos países donde el verde es
de abril de 1948, los cuales arrasarían [de todos los colores,
con esa época. los vientos que cantaron por los países
[de Colombia.
Capítulo 2 47

la que daba razón de ser a una tierra por simpatía o rechazo, por afinidad o
y a unas gentes, alimentándose de su distancia, diversas propuestas litera­
circunstancia, pero trascendiéndola rias. Esos avances y esos retrocesos,
gracias a la síntesis melódica que sus esas pugnas y esos marginamientos,
ritmos, purificados de toda nostalgia son los que ahora podemos medir
espuria, alcanzaban. Era el adiós a mejor, a través de varios casos concretos.
una naturaleza convertida en magia. Literatura que en tantos casos
En los mismos años de la preocu­ parecía evadirse de los problemas in­
pación hispánica de Piedra y Cielo, y mediatos, la fuga desembocó, en los
los sucesivos furores gongorinos, gar- mejores, en obras inconfundiblemente
cialorquianos, nerudianos y miguel- nuestras. Otros, medularmente com­
hernandezcos; de la asimilación de la penetrados con su momento, parecen
derecha francesa por parte de Los más bien devorados entre la rigidez de
Leopardos; o de la eficacia comuni­ dos fechas. Sin embargo, la auténtica
cativa, en su tarea biográfico-periodís- literatura, que es siempre un perpetuo
tica, a la usanza norteamericana, que presente, se nutre tanto del pasado
demostraba Arciniegas, Aurelio Ar­ como de los imprevisibles caminos que
turo recordaba el hilo de un diálogo va abriendo.
entre el poeta y su medio, que nacido,
quizás, en Silva, atravesaba esa deci­ Baldomero Sanín Cano,
siva época de cambios, para mantener maestro benévolo
y renovar una tradición. Para perdu­
rar, siendo algo original. Algo La revista Patria, de Bogotá, decía en
que atiende a los orígenes de nosotros su edición correspondiente al 6 de no­
mismos. viembre de 1924: «Ha salido de Lon­
El liberalismo reformista que subió dres con rumbo a la República Argen­
al poder con Olaya Herrera, otorgan­ tina, de donde se encaminará a esta
do derechos a la mujer y posibilitando ciudad, nuestro ilustre compatriota
el acceso a la conducción del país de don Baldomero Sanín Cano, quien ha
una clase empresarial más próxima a estado ausente de la patria desde hace
una burguesía moderna, suscitaría, cosa de veinte años, durante los cuales

Guillermo Valencia y
Baldomero Sanín Cano
en el estudio del
pintor Efraín
Martínez, en Popayán,
mientras posaban
para su doble retrato
de 1932
(ver página 40).
48 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

ha contribuido al brillo del nombre co­ riaciones alrededor de nada (1936).


lombiano por su vasta erudición lite­ Hablando de De Greiff repite lo que
raria y sus campañas de prensa al ser­ dijo de Carrasquilla: «Toda su vida,
vicio de las más benévolas ideas.» toda su inteligencia, todos sus estudios
Nombrado representante a la Cá­ miran a la poesía.»
mara por el partido liberal, en 1933; Entender el oficio intelectual como
miembro de número de la Academia una tarea diaria fue, aunque parezca
de la Lengua, en 1935, y rector de la insólito, una de sus lecciones más fe­
Universidad del Cauca, en 1942, el re­ cundas. En segundo lugar, la atención
torno de Sanín Cano a Colombia lo que siempre prestó a las letras colom­
convierte en una figura pública. Más bianas, ubicándolas dentro de un mar­
importantes, por cierto, son los libros co comparativo, a nivel latinoameri­
que durante estos quince años edita. cano y, en general, universal. No fue
Son cuatro: Crítica y arte (1932); Di­ intolerante, en ningún momento, y su
vagaciones, filologías y apólogos lite­ rigor, a simple vista, no resulta de­
rarios (1934); Ensayos (1942) y Letras masiado perceptible. Pero el tono de
colombianas (1944). su prosa está allí, en los periódicos,
Aparecidos dos en Bogotá, un ter­ día tras día, y luego en los libros, hasta
cero en Manizales y el cuarto en Mé­ convertir su presencia reiterada en
xico, comprueban su voluntad de re­ una modificación radical de la escala
ligarse a su tierra, brindándole el cau­ de valores: hablaba de lo que sabía y
dal de lecturas, países, idiomas, y conocía. Los que debían ser tomados
amable sentido de las proporciones, en cuenta —Silva, Valencia, Isaacs,
que había ido adquiriendo en sus di­ Carrasquilla, Luis Carlos López, Ri­
latados desplazamientos por el mun­ vera, Maya, De Greiff— lo fueron,
do. Periodista siempre, y «aclimatador por fin, de manera tradicional y justa.
de novedades», como fue calificado en Si a comienzos de siglo les descubría a
forma despectiva, fue, en realidad, el los colombianos el porqué de la pin­
fundador entre nosotros de la moder­ tura impresionista, en los treinta, con
na crítica literaria, a partir de sus idéntica generosidad de espíritu, y a
maestros Taine y Brandes. Calificado, partir del nivel intelectual que él mis­
además, de «neo-liberal», por José mo había obtenido, les demostró que
Carlos Mariátegui, «porque la palabra formaban parte del mundo y que era
liberalismo sabe a cosa rancia, bastan­ necesario dicho conocimiento para
te desacreditada», Sanín Cano sirvió que el aporte nuestro, quizás insigni­
de puente para conectar a Colombia ficante, quizás valioso, fuera posible.
con el mundo, y lograr que el estrecho Hay, al final, en su prédica, una in­
ámbito parroquial, que nos ahogaba, sistencia demasiado paternal, ante una
adquiriera unas dimensiones mucho grey que no parecía escucharlo, pero
más amplias. si bien ello lo torna digresivo, y algo
Era un viejo «modernista», si así errático, sus elementales mandamien­
puede decirse —recuérdese que nació tos no fueron estériles. Entre el nacio­
en 1861— que en aquella década del nalismo a ultranza y el cosmopolitismo
treinta al cuarenta recogía su cosecha, mimético, el impulso, el cambio de
sin por ello anquilosarse, con los ojos una visión crítica que luego, en discí­
vueltos al pasado. Por el contrario: los pulos suyos como Hernando Téllez,
tenía muy abiertos para reconocer, en (Inquietud del mundo, 1943; Luces en
1936, que Tomás Carrasquilla —según el bosque, 1946; Diario, 1946), habría
su criterio, «el mejor novelista de Co­ de volverse más personal y urticante.
lombia»— no había hecho otra cosa Pero sin Sanín Cano nada de ello ha­
que leer y escribir, «las ocupaciones bría sido posible. Sereno, antidramá­
fundamentales del hombre de las le­ tico, jovial, en medio de hispanistas
tras», y destacar, un año después, las rezagados, censores eclesiásticos y
virtudes de León de Greiff en sus Va­ maniáticos de la ortografía, él repre­
Capítulo 2 49

sentó la ecuanimidad, el mundo, la ale­


gría de leer, la sabia sonrisa. No parece
mucho, visto desde hoy día, pero en su
momento tal aporte fue decisivo.

León de Greiff, uno y múltiple


El De Greiff de aquellos años, como
lo resaltaba Sanín, pasaba por su me­
jor momento. Publica Libro de signos
(1930), Variaciones alrededor de nada
(1936) y Prosas de Gaspar (1937), re­
dactadas estas últimas entre 1918 y
1925. Inspirado y burlón, travieso y
erudito, bardo y místico, da la impre­
sión de no tomarse a sí mismo dema­
siado en serio y, sin embargo, está
produciendo algunos de sus más sig­
nificativos poemas: los «Relatos», por
ejemplo.
Gran lector de libros de viajes, en
una de las «Favilas» recogidas en Va­
riaciones se interroga:

¿Qué se hicieron los vagos anhelos


[innocuos?
¿Mi fuga?
¿Mi evasión?
¿Mis periplos jasoneos?
¿Qué se hicieron los cálidos vinos de la
[Aventura y los tesoros
de mis noches estremecidas en el selvoso
[asilo bolombólico?
Anclado.
Al pairo.
En mi sitio.
Dijo el Otro.

El Otro, que era él mismo. Como León de Greiff


cuando tenía un año
Harald el Obscuro, todos sus viajes de edad, fotografía
eran ya viajes de regreso. Había halla­ tomada en Medellín
do el lugar y la fórmula. Su transhu- por Melitón Rodríguez.
mancia, en el tiempo, y sus desplaza­ Durante los años 30,
mientos, en el espacio, se concentra­ De Greiff vive uno
de sus mejores
ban, ahora, en la variedad infinita de momentos: "Inspirado
su escritura, que crecía, precisamente, y burlón, travieso
ante la chatura del medio que la ro­ y erudito, bardo
deaba. y místico, da la
impresión de no tomarse
a sí mismo demasiado
Lodo, barro, nieblas; bruma, nieblas, en serio y, sin
[brumas embargo, está
de turbio pelaje, produciendo algunos de
de negras plumas. sus más significativos
Y luces mediocres. Y luces mediocres. poemas..."
50 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

si amor no fue, / ningún otro amor se­ (cómo se reiría, con tal expresión) ha­
ria atemperaba su salacidad jocunda: bía sido pionero, mucho antes que
¡Oh Rosa de los abrazos / de fulva leo­ Uribe Piedrahíta y Zalamea Borda, en
na en brama! / Rosa picara felina. Y sus respectivas novelas. Él, De Greiff,
esta lujuria de buena ley —«dóname también dejó la ciudad y se fue a per­
tu lagar tibio y recóndito»— contri­ seguir el oro, en los ríos de Antioquia,
buía a vigorizar el pentagrama infinito el Nare, el Porce, con puertos solea­
de sus ritmos; su obsesión por conver­ dos, tiendas de lona, gentes de aven­
tir el poema en pura música. tura, alcohol y alegres damiselas, que
Sólo que la corporeidad era palpa­ ahora resurgen, en su memoria, como
ble. Admitía el sarcasmo contra ¡toda el paraíso perdido. El barco ebrio de
la trinca, todo el cotarro!, ¡el zafio lote! Rimbaud, anclado en una altiplanicie
León de Greiff
y hacía que un lenguaje añejo se de­ —Bogotá— poblada de nubes y mu­
en la madurez. sempolvara con su desparpajo de ju­ gre. Era la vida en bruto; la vida sana,
Sus seudónimos: glar extemporáneo. Parecía precipi­ en fin, la que había quedado atrás y a
Leo Legris, Guillaume tarse en el absurdo, por culpa de sus la cual ahora el fastidio urbano va ha­
de Lorges, Sergio caprichos, pero nunca caía. Erguido y
Stepansky, Gaspar von
ciendo perder brillo.
der Nacht, Bogislao von robusto, sabía muy bien su origen sue­ Pero todo un paisaje muy concreto,
Greiff, Matías Aldecoa, co, y las fuentes que lo nutrían; de de ríos y quebradas, de casas de zinc
Erik Fjordson, Barba-Jacob a Poe, de Verlaine y y guaduas, de aguardiente y hamacas,
Claudio Monteflavo, Rimbaud a Baudelaire y Laforgue, de se trueca, sin perder por ello nada de
Ramón Antigua, Tristán Corbiére y Heine al Flaubert
Gunar Tremholt,
su sabroso picante, en una saga mito­
Diego de Estúñiga, de Bouvard y Pecuchet. Sabía también lógica, donde venus y sirenas conviven
Proclo, hacia dónde —«se encaminaba su con robustas campesinas, en algo in­
El Shalde, nave»— para emplear uno de sus to- confundiblemente colombiano, dentro
Harols el Obscuro, picos predilectos: hacia sí mismo. En de su peculiar mitología. Es ya Bolom-
Lope de Aguinaga,
Miguel Zulaibar,
el «Relato de Gaspar» lo dice: bolo, «región salida del mapa», tan real
Beremundo el Lelo, como imaginaria, y a la cual él puebla
Alipio Falopio, en orgulloso narcisismo con sus copiosos personajes. Una mul­
Tantonto Bandullo, espiritual aposente el entero titud de alter-egos que él ha puesto en
Adenagodosor marcha, con su talento, y en plan de
el Tratajoso.
ritmo de las fazañas antañonas
y el palpitante ritmo de mi iluso conquista, como señala Jorge Zala­
ensoñar y también el turbulento mea, para ocupar esa tierra que ya era
inverecundo ritmo de mi pasión suya mediante el idioma, la música, la
[desbordada, ironía y el amor perceptible. Todos
y el ritmo sincopado de mi definitivo ellos —el pícaro truhanesco, el juglar
[aburrimiento: medieval, el sentimental claudicante,
en orgulloso narcisismo, Oh Risa! el iracundo polemista—, todas estas
máscaras sugieren su prodigiosa ca­
Contra «el grasoso potaje de la vida pacidad inventiva, sustentada en una
cotidiana» él enfila su tedio y enrumba férrea realidad: la fidelidad a sí mis­
su odio, en ningún momento dañino. mo; a sus quimeras, invenciones y
Eran formas de un discurrir distraído, y mentiras. Su máxima evasión, su ma­
en el fondo inocente, de grata charla yor irrealidad, era vivir en Colombia.
bohemia y entre amigos. Pero esta char­ Entre Ofires soñados y penurias
la, ingeniosa, viva, y animada por mu­ reales, De Greiff va tejiendo su vasta
chas lenguas, mucha música, y diversas tela, de «cazador cazado». «Corazón
literaturas, no le impedía mantener, con desalado y espíritu burlón», «de poeta
claridad, las distancias, lejos de Santan- (y en el Trópico) estoy»: qué mejor de­
deres y Bolívares, como dice en el «Re­ finición que la suya propia. El resul­
lato de Aldecoa». tado, en estos años treinta —véase el
El ocioso era lúcido; y su no hacer «Relato de Sergio Stepansky» o el
nada, terriblemente fecundo. Incluso «Relato de Guillaume de Lorges»—,
en la exploración de tierras vírgenes es insuperable.
Capítulo 2 51

Rafael Maya (1879-1980), yo nací en una urbe


o la tradición conservadora hecha de granito y de mármol
con escudos de piedra tosca
Conservador en política, católico en que unen la clave de los arcos,
religión y clásico en poesía, Rafael y llena de polvo y de huesos
Maya publicó, en estos años, tres vo­ como un antiguo catafalco
lúmenes de versos: Coros del medio­ («Invitación a navegar», de Coros del
día (1930), Después del silencio (1935) mediodía).
y Tiempo de luz (1945). Y tres de en­
sayos: Alabanzas del hombre y de la La cita resulta ilustrativa: confirma
tierra, volumen I, 1934; volumen II, su devoción por el pasado y por ciertas
1935, y Consideraciones críticas sobre figuras literarias—Virgilio, Horacio—
la literatura colombiana (1944), acaso que le ayudan a expresarlo. Así la
el más personal y valioso de sus tra­ poesía de Maya, en este período, man­
bajos, en este campo. tiene vigente su admiración por los
personajes de la mitología griega
Una poesía clásica — Flora, Afrodita, el joven Arcade—,
en un tiempo de cambio o cristiana —Jesucristo como poeta
crucificado, en uno de los poemas dia­
La obra poética de Maya se destaca logados de Después del silencio—, o
por su sobriedad expresiva y el afecto incluso del fantasma romántico, como
inalterable hacia ciertos temas, cons­ en su romance «Mujer y rosa». Pero
tantes a todo lo largo de su produc­ cuando trata de incluir en ella las nue­
ción. Primero que todo, su ciudad na­ vas realidades —En las abiertas calles
tal, Popayán: / forjaba sus motores / o movía sus hé-

Una excursión del


grupo Los Nuevos,
a mediados de los
años 20. Conformaban
este grupo literario
Rafael Maya, Alberto
y Felipe Lleras
Camargo, Germán
Arciniegas, Eliseo
Arango, León de
Greiff, José Mar,
Jorge Zalamea,
Luis Vidales, José
Umaña Bernal.
Germán Pardo García,
Octavio Amórtegui,
Juan Lozano y Lozano,
Rafael Vásquez,
Alberto Ángel
Montoya.
52 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

lices / la divina mecánica («La muerte nal: Itinerario de fuga, también de


del héroe»)—, la estructura se resien­ 1934. Igualmente, en «Mujer sobre el
te, y fracasa. ébano», otro poema dialogado, infun­
Debe, como en otro de sus poemas de a su verso, en ocasiones demasiado
dialogados, «Rosa mecánica», con­ lógico, un muy humano erotismo:
trastar la naturaleza, en sus formas
más simples, un tallo de hierba, un es­ Yo vi su desnudez ligera
carabajo azul, con una conflagración dorar la alcoba, como la luna un
cósmica (palabra, esta última, que uti­ [puerto nocturno.
liza con frecuencia) en la cual caen mil Parecía que de sus hombros
fábricas por el suelo. Sólo así se siente arrancaban dos llamas para iluminar
insertado, de nuevo, en el mundo que [su cuerpo,
Rafael Maya: le es propio: el de la tierra, en sus ci­ y que toda ella, desde la raíz de las
"Conservador en clos legendarios; el del firmamento, [vértebras
política, católico
en religión, siempre inmutable. hasta el nácar mínimo de las unas,
clásico en poesía..." Igual sucede en romances como el participase alegremente de la energía
de «Elegía de las lámparas», donde la [elástica del fuego.
llegada de la luz eléctrica a un pueblo
le dicta amargas reflexiones. Se reza Pero este erotismo no se mantiene,
menos, y la luna, provinciana, se pier­ en otros textos, ni logra volver más ac­
de en alegre / calle de letreros. / ¡Todo cesibles sus largas y a veces un tanto
lo cambiaron / los negros inventos! Sí, monótonas reflexiones filosóficas; o su
el mundo de Maya no es el del rui­ titanismo, un tanto sumario.
doso / mecánico infierno. Pero no se Quizás, consciente de ello, él pre­
piense por ello que se complace en el fiere concentrar sus esfuerzos en la fle­
rechazo fácil. Si bien ama las som­ xible cárcel del soneto. Tiempo de luz,
bras todas / del antiguo tiempo, en al­ por ejemplo, es un libro que sólo con­
gunos de sus mejores momentos logra tiene sonetos: 49, escritos entre 1940
una acertada fusión de formas clásicas y 1945. Limita así su ambición, como
y temas eternos, todavía válidos. Su el que lleva igual título, a una estética,
«Invitación a navegar» es muy logra­ no por menor, menos reveladora.
da, en tal sentido. El adiós que pro­
fiere a su tierra, y a sus propios lími­ Ahora voy a lo humilde, a lo pequeño,
tes, es sereno, y logra crear una vasta buscando en todo la fracción divina
atmósfera en torno suyo, no diluyén­ de un amor, de un crepúsculo, de un
dose en él, sino manteniendo vivas sus [sueño.
raíces.
Esta estrofa es un buen ejemplo: Y sólo así mi corazón advierte
la unidad que se encuentra en toda
La tibia noche de mi infancia [ruina,
oyó una historia de naufragios y el designio creador que hay en toda
en que mi abuelo, que tenía [muerte.
un corazón de Ulises bárbaro,
murió de viejo en una isla Los tiempos modernos no impedían
comiendo dátiles dorados. escribir poesía. Le daban, por el con­
trario, un extraño encanto. El de ma­
La utopía poética se torna palpable, nifestar, en versos libres, su distancia
y la voluntad de huida se asume en co­ de una modernidad, y un progreso,
rrespondencia con un sentimiento en­ que definitivamente no le interesaban.
tonces muy generalizado. Lo corro­ Más aún: de repudiar una «revolución
boran la novela Cuatro años a bordo en marcha» —que, por cierto, no era
de mí mismo. (1934) de Eduardo Za­ la suya, y que, además, comenzaba a
lamea y el título, y el contenido, de un estancarse— apelando a. la intempo­
libro de poemas de José Umaña Ber- ralidad clásica. Poeta culto, poeta in-
Capítulo 2 53

telectual, poeta docto, estas preocu­ sarán con cualquier jerarquía, re­ Grupo de escritores
creándose en el espectáculo final «de y poetas, entre los
paciones se hacen más claras en sus que se distingue a
ensayos. una vasta e incurable mediocridad». Arturo Camacho
El Ortega y Gasset de La rebelión de Ramírez, Jorge Rojas,
Una crítica justa las masas (1929) entusiasmó a muchos José Umaña Bernal,
latinoamericanos. Eduardo Carranza,
ante una tradición precaria Esta conciencia crítica sustentada Juan Lozano y Lozano,
Felipe Lleras,
«Fue firme siempre sin arrogancia vana, en una ética del lenguaje le fue útil Enrique Uribe White,
y orgulloso, sin vanidades pueriles»: así para analizar nuestra breve tradición Luis Eduardo Nieto
describe Maya a José Eusebio Caro y anterior, con gran perspicacia. Caballero, Rafael
algo de eso hay también en Maya. Con­ «Muchas de las poesías de Rafael Maya, Hernando
Núñez son exposiciones prosaicas de Turriago (Chapete).
tinuidad y rigor, desdeña el histérico
brillo de los aciertos ocasionales y elige, temas científicos, escritas en renglones
en cambio, la penumbra diligente. Tra­ cortos.» «¿Qué cosa quedó de ese hu­
baja a largo plazo. manismo del siglo pasado, de ese fer­
«Somos un pueblo de hombres apa­ vor por los estudios clásicos de que fue
sionados y, por lo tanto, mudables e símbolo preclaro Miguel Antonio
inconstantes», escribe en su ensayo so­ Caro? Quedó un poco de fraseología,
bre «Aspectos del romanticismo en la afición por ciertos temas eruditos y
Colombia», y luego agrega: más que algo que podríamos definir como la
apasionados somos, en realidad, «sim­ manía o prurito del greco-latinismo.
plemente emotivos». Esto explica qui­ En fin: un humanismo fraccionado y
zás «el país de burócratas y de emi­ acomodaticio, para uso de la oratoria
nencias pedigüeñas», como lo definió; y el periodismo, y con todos los estig­
y da pie para su aristocratismo de es­ mas del ripio y del rezago.» «Pequeña,
píritu: los prejuicios dominantes y la muy pequeña, en relación con su vida,
voluntad sañuda y vengativa de las su talento y su formidable ilustración,
masas —tales son sus palabras— arra­ es la obra de Valencia.»
54 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

En 1944 se definió con estas pala­ hoy, resultan demasido largos para
bras: «No me ha disgustado nunca la una volandera hoja de periódico.
palabra retrógrado, ni cuando se apli­ Eran, si se quiere, más profundos y
ca en sentido literario, ni cuando se le más graves. No es que Maya se situase
da significación política y religiosa. Si al margen de lo que estaba pasando.
algo necesita apoyarse en los suelos Por el contrario. Como director de la
más duros del pasado es la revolu­ crónica literaria del diario El País, de
ción.» He aquí el fundamento de su fe Cali, impulsó, desde 1936, las prime­
en «la continuidad lírica de Colom­ ras apariciones públicas de Piedra y
bia». «Como todos los pueblos pobres Cielo y, antes, los trabajos premoni­
y felices, hemos cantado mejor de lo torios de Aurelio Arturo. Y, aunque
que hemos logrado vivir. La belleza breve, su participación, en 1944, como
nos ha prestado auxilio siempre para miembro del partido conservador en
suplir abundantemente lo que nos la Cámara de Representantes, mues­
negó la menguada realidad.» tra con claridad sus simpatías políti­
cas. Pero hay algo en él que se sustrae
Mirada al contorno a los afanes de la hora. Una solidez en
su tarea crítica y una equilibrada frial­
En un país de nueve millones de ha­ dad en su quehacer poético, que
bitantes, como el que describió muy demuestran la firme profesionaliza-
bien la norteamericana Kathleen Ro- ción de su tarea y el recto criterio
moli, en su libro Colombia (Buenos con que siempre la puso en práctica.
Aires, Editorial Claridad, 1944), don­ Sin abdicaciones y a la vez sin con­
de sólo había 35.000 extranjeros regis­ cesiones.
trados como residentes, y «en el que
la clase gobernante es limitada y el 80 Jorge Zalamea (1905-1969),
por ciento de la población es analfa­ la praxis de un hombre de letras
beta», era apenas natural que los es­
critores buscasen perpetuar el carácter En 1933, Jorge Zalamea publica su en­
ideal de su república literaria. Como sayo político: De Jorge Zalamea a la
lo dijo Alberto Lleras, a la presidencia juventud colombiana. Era vicecónsul
de la República se podía llegar por en Londres. Se trata de una vigorosa
una escalera de alejandrinos parea­ diatriba contra la generación del Cen­
dos. Sólo que por aquellos años, y con tenario, «inconsciencia, debilidad, his-
buen olfato, ya percibían las modifi­ trionismo y mezquindad en sus fines»,
caciones que experimentaría su hábi­ tales las acusaciones, y un llamado de
tat. Ahora sólo les quedaban los su­ alerta a los miembros destacados de su
plementos literarios de los periódicos, generación —Los Nuevos, título de
y no el país, para medir sus fuerzas. una pequeña revista literaria de la cual
Otro viajero, el boliviano Alcides Ar- sólo aparecieron cinco números en
guedas, había registrado en su libro La 1925— previniéndolos acerca de su
danza de las sombras (1934) el tiraje de «adhesión entusiasta a los hombres y
los diarios, al comenzar la República Li­ doctrinas» del Centenario. Los Nue­
beral, en el 30. Eran éstos: «El Tiempo, vos más destacados eran los hermanos
30.000 ejemplares en edición ordinaria Felipe y Alberto Lleras Camargo,
y hasta 50.000 los domingos; Mundo al Maya, Arciniegas, Elíseo Arango,
Día, 20.000 y, los sábados, hasta León de Greiff, Francisco Umaña
40.000; El Espectador: 15.000; El Nue­ Bernal, José Mar, Manuel García He­
vo Tiempo: 5.000; El Diario Nacional; rreros y Luis Vidales, a juzgar por la
4.000; El Debate: 3.000. nómina de colaboradores. La carta de
Allí, a través de ellos, y, claro está, Zalamea es, además de un programa
mediante la radio, se daría la batalla de gobierno, una defensa de la inde­
por la modernización y el cambio. pendencia del hombre de letras ante la
Pero los ensayos de Maya, releídos política, y a la vez de su libertad de
Capítulo 2 55

participar, si así lo exige su conciencia, Jorge Zalamea:


en tareas colectivas. una vocación
«Un pueblo económicamente enfer­ literaria
al servicio
mo no puede producir cultura; si ya la de la causa
tenía, la pierde; si carecía de ella, ja­ liberal y de la
más estuvo tan lejos de alcanzarla», Revolución
dice allí Zalamea, y a su regreso a Co­ en Marcha.
lombia, en el año 36, habría de entre­
garse, con gran entusiasmo, a las ta­
reas que en el campo cultural promo­
vía la primera administración de Ló­
pez Pumarejo. En ella Zalamea se de­
sempeña como secretario general del
Ministerio de Educación y luego, por
18 meses, encargado interino del mis­
mo, y como director de la Comisión de
Cultura Aldeana. Si en el primer car­
go defiende con brillante inteligencia,
ante la Cámara y el Senado, la refor­
ma educativa, en el segundo publica
una muy válida monografía sociológi­
ca sobre el departamento de Nariño
(1936). De 1937 a 1938 es secretario
general de la Presidencia y en tal cargo
elabora un estudio sobre La industria
nacional (1938).
El niño que había comentado libros
de los decadentes franceses, en Cro­
mos; que se había embarcado, aven­ años han sido los del positivismo
turero adolescente, por tierras de (1880-1900), los del espiritualismo
América, con una compañía de teatro; (1900-1920) y los de planteamientos
y que de 1928 a 1933, precozmente socialistas, entre 1920 y 1940, con el
maduro, viajando, entre otros países, reconocimiento del populismo como
por España, había mantenido con Fe­ factor importante de la escena política
derico García Lorca una estrecha latinoamericana. Consecuente con esa
amistad, según lo corroboran las her­ renovación progresista, Zalamea saca
mosas cartas de este último, había sus conclusiones. ¿Cuáles son?
puesto su vocación literaria al servicio La existencia, durante aquellos
de una causa con la cual se sentía iden­ treinta años, de un proceso de mixti­
tificado. Había conocido el poder, y ficación que había sustituido «la cosa
las obligaciones que conlleva. Su con­ concreta y viva» por la retórica; que
ferencia, en mayo de 1936, en el Tea­ había disimulado «la ignorancia de la
tro Municipal, titulada «La cultura geografía humana y del hecho econó­
conservadora y la cultura del liberalis­ mico», con acicalamientos de clásico o
mo», es una cabal muestra del debate intemperancia de románticos, cuando
intelectual y político, en aquellos no con «el bálsamo milagroso destila­
años. do en tierras ultramarinas por los Ba­
A las acusaciones de «ordinariez y rres y los Daudet y los Maurras». La
mental bajeza» que se le hacen al go­ última alusión era transparente: se re­
bierno liberal, él responde con un aná­ fería a esa «Acción francesa» traduci­
lisis de los treinta años de hegemonía da a Manizalez, que era el grupo de
conservadora: 1900-1930. No sobra re­ Los Leopardos, varios de los cuales
cordar que en el plano de las ideas, y habían colaborado en Los Nuevos,
de manera asaz esquemática, estos con artículos por demás dicientes. Au-
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
56

grarla en tan poco tiempo, pero de to­


dos modos la construcción de la Uni­
versidad Nacional, a lo cual Zalamea
coadyuvó en forma tan eficaz, atesti­
gua su capacidad de trabajo, en el te­
rreno de la praxis cultural. Originados
en la misma voluntad pedagógica son
los tres libros que publica en un mismo
año: 1941. Son ellos La vida maravi­
llosa de los libros, viajes por las lite­
raturas de España y Francia, que fue­
ron, originalmente, charlas por la ra­
dio; Nueve artistas colombianos, bre­
ves textos de presentación de los pin­
tores del momento: Pedro Nel
Gómez, Ignacio Gómez Jaramillo,
Gonzalo Ariza, Luis Alberto Acuña,
Sergio Trujillo y el escultor Ramón
Barba, entre otros; e Introducción al
arte antiguo, un breviario didáctico.
En estos años, la vocación de Za­
lamea se encaminaba más hacia la ta­
rea pública, en sus aspectos de divul­
gación cultural y actualización de re­
ferencias, que hacia la elaboración de
una obra. Sólo años más tarde, en el
exilio argentino, redactaría su mejor
obra: El gran Burundún-Burundá ha
Augusto Ramírez muerto (1952) y experimentaría «la
Moreno (1900-1974),
uno de los gusto Ramírez Moreno, en el N.° 1, el consolación», deparada por sus tra­
fundadores del titulado «La orientación reaccionaria ducciones de Saint-John Perse. Aho­
grupo de de la juventud», y Silvio Villegas, en ra, en estos años, Zalamea asumía con
Los Leopardos. el N.° 3, con el denomiado «Reflexio­ honestidad su identificación con un
La polémica
literaria se nes inactuales». La polémica literaria partido, el liberal, y un gobierno, el de
convertía en se convertía en lucha política. A la vi­ López Pumarejo, que encarnaba, en
lucha política. brante oratoria de Los Leopardos, el campo administrativo, similares
que había escuchado con atención las propuestas renovadoras a la suya en el
Silvio Villegas campo literario. Esta propuesta suya,
(1902-1972), vociferaciones de Mussolini y los silen­
miembro de cios de Franco, Zalamea oponía la similar a la de Sanín Cano cuando, en
Los Leopardos, pragmática construcción de escuelas, contra del peso de la tradición hispa­
foto de 1923, colegios y universidades. A la profe­ nizante, presentó las literaturas nór­
cuando escribió su sión de fe religiosa y política, en asun­ dicas a un público que las desconocía
poema "Ilusionismos"
tos educativos, una amplia tolerancia de plano, muestra también las ambi­
de credos e ideas. Pero el asunto no güedades y conflictos de un medio
era fácil y él mismo reconocía allí, en que, por pobre y precario, no permitía
esa intervención, la «pesada y lenta a verdaderos hombres de letras como
marcha de los órganos administrati­ eran Baldomero Sanín Cano y Jorge
vos»; y el débil e intermitente interés Zalamea el pleno despliegue de su
de las regiones por la acción del go­ fuerza creadora. Debían, primero,
bierno central. La modificación.del es­ crear el espacio propicio donde su
tilo y el tono de la vida nacional, que obra pudiera desarrollarse. Sólo que,
había señalado como meta de su go­ por desgracia, en tal tarea secundaria
bierno López Pumarejo, al asumir el consumieron buena parte de su ener­
poder en 1934, no parecía factible lo­ gía y su talento.
Capítulo 2 57

Ilustración para la
versión discográfica
de "El gran Burundún
Burundá ha muerto",
publicado por la
emisora HJCK en la
voz de su autor,
Jorge Zalamea Borda.
Es su mejor obra,
escrita en Argentina.

Dos novelistas: sostenidas por un laconismo que les


César Uribe Piedrahíta veda el arrebato exaltado, ante la ve­
y Eduardo Zalamea Borda getación, ante la injusticia, ante las
pasiones, y que, por el contrario, le
Uribe Piedrahíta publicó dos novelas permite ser muy sobrio en sus descrip­
y dejó trunca una tercera: Caribe. La ciones. Se trata de un mundo opaco,
primera, Toá (1933), está referida a en el cual hombres y animales llegan
las regiones caucheras del Caquetá y a confundirse, reaccionando del mis­
el Putumayo. Exploración de un terri­ mo modo. El retrato es simple pero
torio y exploración de una conciencia, acertado.
la primera concluye con la expulsión «Durante la década de los años
de los colonos colombianos, prove­ treinta, casi se supera el vanguardismo
nientes de Tolima y Antioquia, por las en favor de la tradición realista que se
milicias armadas de la casa Arana. La vuelca hacia la protesta social. Es im­
segunda exploración, la de la concien­ portante notar la persistencia de la
cia, se centra en la relación amorosa postura vanguardista y particularmen­
entre un médico blanco y una indíge­ te que algunas novelas de protesta
na, y termina con la muerte de la mu­ también adoptan la actitud vanguar­
jer, en un parto, y la conversión del dista ante la invención de la realidad
médico en un despojo alucinado: bal­ y la innovación técnica»: así caracte­
bucea palabras ininteligibles en dialec­ riza a esta época el crítico John J.
to carijona y huitoto. Escrita nueve Brushwood, en su obra La novela his­
años después de La vorágine, retoma panoamericana del siglo XX (México,
varias de sus preocupaciones: la ciu­ . 1984) y sus palabras son perfectamen­
dad apática, la huida hacia una selva te aplicables a Mancha de aceite
redentora, la ferocidad de una natu­ (1935), la segunda novela de Uribe
raleza que se creía factible dominar y Piedrahíta, anunciada, antes de su
que terminaría por devorarlos. aparición, como «novela anti-imperia-
Quizás por ser Uribe Piedrahíta mé­ lista». En ella el texto y los grabados
dico, las páginas de la obra se hallan de Gonzalo Ariza tienen igual impor-
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
58

Ilustración de tancia, integrando un solo bloque,


Alberto Arango compuesto, además, por cartas, do­
Uribe para "Toá" cumentos oficiales, y rápidos flashes
(1933), de César
Uribe Piedrahíta, informativos que nos dan una visión
novela sobre las global de la explotación petrolera,
explotaciones desde el lago de Maracaibo hasta el
caucheras del Catatumbo. «La más vigorosa novela
Coquetá y Putumayo
y sobre las del petróleo en Venezuela hasta el
actuaciones de presente», se ha dicho, y la razón re­
la casa Arana. side en la capacidad de Uribe Piedra-
híta para, con muy poco, decir mucho.
Para mostrar la compleja red de cau­
sas y efectos que van desde el adulte­
rio, entre un médico colombiano y la
esposa del superintendente nortea­
mericano de los pozos petroleros, has­
ta el dictador que desde Caracas rige
todo el país, pasando por la horda de
intermediarios y las previsibles tensio­
nes entre unos y otros.
Con buen oído para el lenguaje ha­
blado, como ya lo había demostrado
en Toá, la novela finaliza con el fusi­
lamiento, por los gringos, del médico,
luego de haber intentado fundar en
vano un sindicato. La explosión final
de un pozo, «holocausto de venganza,
muerte y purificación», parece contra­
Ilustración de decir, en algo, su lograda sobriedad
Gonzalo Ariza para
la novela realista, pero estas 130 páginas de tex­
"Mancha de aceite" to grabado quedan como cabal incor­
(1935), de César poración de los recursos gráficos —ti­
Uribe Piedrahíta. pografía, márgenes, ilustraciones— a
un contenido militante. Collage socia­
lista sin héroes positivos. Si bien traza
con rapidez los caracteres —prepoten­
cia de los conquistadores yanquis, si­
nuosidad untuosa de los intermedia­
rios, abyección impuesta a los natu­
rales—, el saldo final la convierte en
la novela-ejemplo de los años treinta,
tanto por el contenido como por su
técnica. Es como un largo afiche de
protesta, en 130 páginas.

El viaje a la Guajira
de Eduardo Zalamea Borda
Más compleja, indudablemente; más
lírica, en su ambientación; más ena­
morada de sí misma en el análisis de
una mente y un cuerpo, es Cuatro
años a bordo de mí mismo (1934).
Subtitulada «Diario de los cinco sen­
Capítulo 2 59

tidos», ellos se abren para su prota­ de la crisis andariega, viéndolo tal


gonista en la Guajira, como los del como en realidad era: un pueblucho
anti-héroe de Uribe Piedrahíta se de casas viejas, bajas, y personas ge­
abrieron en las selvas del Putumayo. neralmente antipáticas, todas vestidas
Es el viaje iniciático —las singladuras con trajes oscuros». El mismo que di­
de De Greiff, el Viaje a pie (1929) de bujaba De Greiff, el mismo que pin­
Fernando González, la invitación a taba Osorio Lizarazo.
navegar de Rafael Maya— llevado a Pero en el caso de Zalamea sus lec­
cabo por todo el territorio colombia­ turas —Virginia Woolf, Aldous Hux-
no, y por la psiquis de sus habitantes. ley, Dos Passos, Caldwell, Faulkner,
Se trataba de descubrir un país lla­ Proust—, con tan buen criterio glosa­
mado Colombia, tanto desde la no­ das en sus columnas de El Espectador,
vela, la poesía y el ensayo como desde le permiten dar forma a esa vida en es­
la sociología o la economía. Recuér­ tado puro; a ese enceguecimiento que
dese la monografía de Jorge Zalamea le produce el sol, la arena, las blancas
sobre Nariño; la Geografía económica salinas de Manaure y el resplandor del
de Caldas, de Antonio García. sexo en medio de una naturaleza yer­
En el caso de Eduardo Zalamea, la ma. Irracionalidad primitiva en que se
educación sentimental, dentro de un mezclan los colores «fauves» de las
orden constituido; y la experiencia re­ mantas guajiras con las reverberacio­
belde que esta estructura les impedía nes impresionistas de un horizonte he­
tener a los jóvenes —sexo, violencia, cho todo de luz. Muchachos que que­
aventura, otras tierras, la disolución rían ser libres y a la vez enriquecerse,
en una naturaleza que era a la vez anímicamente o, de modo más prác­
amenaza y tentación— es el motor que tico, mediante alguna explotación de
les impulsa. Atrás quedaba el Bogotá caucho, sal u oro, en aquellas comar­
estrecho y frío, y «con pretensiones de cas inexploradas. Cuando el protago­
urbe gigante», al cual volverían, luego nista de Cuatro años... retorna a la

La plana mayor del


grupo Piedra y Cielo:
Gerardo Valencia,
Arturo Camocho
Ramírez, Jorge Rojas,
Eduardo Carranza
y Darío Samper.
La foto fue tomada
en "Santa Rosa",
la casa delpoeta
Rojas en Bogotá.
60 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

ciudad, su rechazo es tajante: «Aquí regido por una gracia ágil, entre ne­
está la civilización, llena de números, bulosa y mágica, a través de la cual
de fechas, de marcas. Allí, la vida ver­ asomaba un idealizado pero percepti­
dadera, dura y desnuda como una pie­ ble paisaje tropical; y una vibrante
dra. Allí estaban las mujeres desnu­ sonoridad, surcada de juegos de
das, los hombres francos, los peligros palabras:
simples y con los dientes descubiertos.
Aquí está todo velado, escondido, fal­ ¿En que jardín del aire o terraza del
sificado.» El retorno lo hace con los [viento,
dos libros que lo habían acompañado: entre la luz redonda del cielo
Los trabajos y los días, de Hesíodo, y [suspendida,
El viajero y su sombra, de Nietzsche. creció tu voz de lirio moreno y la
El contraste, sólo en apariencia, es no­ [subida
torio. Se trata, en verdad, de dos in­ agua surtió que te hace de nube el
telectuales que revelan los caracteres [pensamiento?
de su sociedad, huyendo de ella. Pero,
curiosamente, a través de los libros Transparente en el sentimiento y
que escriben terminarán por hallarla, artificial en la forma, había en ella, sin
retratada en sus páginas. Las dos no­ embargo, algo íntimo en medio de su
velas —Toá y Cuatro años a bordo de levedad. Sin embargo, como lo dijo
mí mismo— son el verdadero viaje. Jorge Zalamea en 1940: «Eduardo Ca­
rranza tiene alas para vuelos más altos
Eduardo Carranza (1913-1985). y amplios que los circulares que en­
«Salvo mi corazón, todo está bien.» saya en su clausurado jardín de niñas
como alondras y jazmines como
Si bien los primeros poemas de Au­ niñas.»
relio Arturo, aparecidos en suplemen­ En contra de la altisonancia predo­
tos literarios de 1931 a 1934, consti­ minante, Carranza opuso un adelga­
tuyen el punto de ruptura en medio zamiento verbal y un acento más fino,
del largo dominio modernista, éste hecho casi siempre de nostalgia:
sólo falleció oficialmente en Colombia
en 1936 con la aparición del libro ini­ Asomada en su alma, ella sonríe
cial de Eduardo Carranza: Canciones detrás del aire, pensativamente.
para iniciar una fiesta, al cual habrían
de seguir, dentro del período que con­ Al mismo tiempo, Carranza, am­
templamos, otros dos: Seis elegías y un parado en Rubén Darío y Juan Ra­
himno (1939) y Ellas, los días y las nu­ món Jiménez, iniciaba sus campañas
bes (1941). líricas y, secundado por Bolívar, el
Y fue quizás la personalidad beli­ Bolívar autoritario, el Bolívar de la
gerante de Carranza, nacido en constitución boliviana, sus escaramu­
Apiay, en los Llanos Orientales, y zas políticas.
afirmada en su destino de poeta, la en­ En 1935, por ejemplo, conocerá a
cargada de dar carta de ciudadanía a Guillermo Valencia, quien desde la
una poesía esbelta y emotiva, llena de aparición de Ritos (1889) había ejer­
sugerencias musicales y que tenía cido una dictadura poética, dictadura
como elementos más propios un cielo que habría de prolongarse aún por al­
perpetuamente azul y un coro de don­ gún tiempo, y a la cual no eran ajenos
cellas inmateriales, o de «doradas se­ el hecho de haber sido dos veces can­
ñoritas lánguidas», como las llamaría didato frustrado a la presidencia de la
cuarenta años más tarde. República y el vivir, arisco y señorial,
Esta poesía, que encontraba en en una ciudad hecha a su medida, po-
Garcilaso y en Gustavo Adolfo Béc- payán, de la cual llegó a ser cantor y
quer algunos de sus paradigmas, res­ símbolo. Carranza, de veintidós años,
piraba un clima de juventud y lozanía, quien acaudillaba un movimiento ju-
Capítulo 2 61

venil de tipo nacionalista y redactaba Arturo Camacho


un semanario llamado Derechas, le re­ Ramírez en 1935,
a los 25 años
prochó a Valencia el exceso de cultura de edad. Es el autor
en su poesía; de cautela y contención, "Presagio del amor",
que la tornaba fría, y recibió la res­ "Espejo de
puesta que su insolencia merecía: naufragios" y
«Amigo, en las más altas cumbres "Límites del mundo",
entre otros libros
hace frío.» de poemas.
Años más tarde, en 1941, volvía a la
carga calificando a Valencia de «re­
tórico genial al servicio de un poeta
menor», en un resonante artículo ti­
tulado «Bardolatría», en el cual es­
bozaba su poética: «En el lirismo lo
esencial no es lo que se dice sino lo
que no se dice, la dorada niebla de su­
gestión que esfuma los contornos del
poema.» Se afiliaba así a una ilustre
tradición colombiana que de José
Fotografía y
Asunción Silva a Eduardo Castillo y firma autógrafa
de éste a Aurelio Arturo ha preferido de Tomás Vargas
la insinuación al grito. La voz baja a Osorio (1908-1941),
la voz alta. poeta piedracielista
Pero en ese entonces Carranza ya autor de
"Un hombre sueña"
no era, como se autodefiniría en 1974, "Regreso de la
«el secreto adolescente triste» sino «el muerte", "Territorio
joven victorioso en su relámpago». Su amoroso" y
relámpago fue Piedra y Cielo. "Travesía
Apropiándose del título de un libro terrestre".
de Juán Ramón Jiménez, y con el pa­
trocinio de Jorge Rojas, mecenas del
grupo, aparecieron entre septiembre y
diciembre de 1939 cinco cuadernos, y
el año siguiente dos, que recogían pro­
ducciones del propio Rojas, Carlos
Martín, Arturo Camacho Ramírez,
Eduardo Carranza, Tomás Vargas
Osorio, Gerardo Valencia y Darío
Samper.
Con los ojos fijos en la generación
española del 27, que la célebre anto­
logía de Gerardo Diego, en 1932, ha­
62 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

bía puesto a circular por toda Améri­ fluidez, su aroma volandero, a más ló­
ca, esta poesía aérea, delicada y sus­ gicas y obvias fórmulas expresivas.»
pirante, que retomaba «el imperio tan Como él mismo lo reiteraba, «volvie­
dulce como tiránico de las eternas nor­ ron a los eternos asuntos con las eter­
mas poéticas», según las palabras de nas palabras: el amor terreno y el ce­
Jorge Zalamea, adquirió, sin embar­ leste amor, la angustia del tiempo, del
go, en el caso de Carranza, una en­ espacio, de la muerte, la ausencia, la
tonación propia. voluptuosidad, la nostalgia, la melan­
Base de su fama fueron sus sonetos, colía, la alegría o la pena de existir.
recogidos en Azul de tí (1937-1944). Había pasado la tormenta, y el campo,
Allí se agrupan versos que la memoria el aire y el cielo de la poesía eran de
colectiva no olvida, como aquellos de nuevo puros, azules, cristalinos».
«Teresa en cuya frente el cielo empie­ Sólo que esa poesía primaveral, rni-
za» o el conocido final de su «Soneto mética, en ocasiones, de la de Pedro
con una salvedad»: «salvo mi corazón, Salinas, de la de Jorge Guillén, de la
todo está bien», que gozaron de justa del propio Paul Valery, cuyo Cemen­
resonancia. La poesía, ha dicho Ca­ terio marino tradujo Jorge Rojas en
rranza, es anécdota trascendida, y en 1945, corría varios peligros. El mayor,
ella un neo-romántico exaltaba, den­ como lo expresó, en 1944, Joaquín Pi-
tro de la tradición clásica española, el -eros Corpas, refiriéndose a la totali­
mito del amor juvenil. La palabra me­ dad del piedracielismo, era el compro­
lancolía, una melancolía entre enter- bar cómo «la excesiva finura de las
necedora y elástica, define muy bien imágenes» comunicaba a los textos
dicho período, en el cual mantiene la «una fragilidad exasperante». Lo que
añoranza de un paraíso feliz, y per­ fue asombro, y metáforas sorpresivas,
petuamente perdido. Un paraíso de se había trocado en fórmula. A partir
palmeras y vastos horizontes por el de allí, y utilizando el mismo arsenal
cual flotan, translúcidas, o saltan gim­ metafórico, Eduardo Carranza se de­
násticas, innumerables muchachas, dicó a cantarle, en voz alta, a la patria.
siempre en flor. Su lenguaje diáfano y Fabricó, así, una poesía pública y enu­
su buen gusto le impiden caer en el merativa, conmemorando paisajes y
riesgo sentimental, como lo ha seña­ sobre los cuales ha caído, en forma
lado Fernando Charry Lara. justa, el peso del tiempo. En esa ruta,
Una nota de Carranza, fechada en próxima al «nerudismo», lo había pre­
1943, y referida a su compañero de cedido Rojas con sus conocidos poe­
Piedra y Cielo, Jorge Rojas, define mas «El cuerpo de la patria» y la «Pa­
bien los objetivos del grupo: la vigen­ rábola del nuevo mundo», dedicado
cia de los mismos, entre 1920 y 1935, este último a Cristóbal Colón y fecha­
ha quedado atrás; atrás han quedado, do en el año 1945.
entonces «los deleznables tópicos ul- Autor de uno de los primeros ar­
traístas, la denominada poesía social, tículos que se escribieron en Latino­
a base de un falso sentimiento revo­ américa sobre José Antonio Primo de
lucionario y una reiteración interna­ Rivera, el caudillo falangista; defen­
cional de lugares comunes; la utópica sor, en el juicio universal, de Benito
poesía pura con su pretencioso her­ Mussolini; cantor de Cara al sol, «el
metismo». himno más hermoso de amor y muerte
«Se buscaron de nuevo la claridad que yo conozco», Eduardo Carranza
conceptual, la clásica ordenación, la era, mediando la década de los cua­
métrica y los ritmos tradicionales y renta, un poeta célebre quien, en cier­
una prudente objetividad; se procuró to modo, había desplazado a Guiller­
—aun reaccionando contra la anéc­ mo Valencia, arrebatándole su «cetro
dota literaria y el poema argumental— de insigne marfil». Viajaría, en 1946,
dar a la poesía asideros mentales y a Chile, como agregado cultural, y
sentimentales y reducir su misteriosa allí, como luego, más tarde, en Espa-
Capítulo 2
63

El poeta Eduardo
Carranza con el
escritor
y académico español
Camilo José Cela,
durante una visita
a la casa de
Antonio Machado,
en Segovia, 1953.
En ese momento,
Carranza era
agregado cultural
de la embajada
de Colombia
en Madrid.

ña, entre 1951 y 1958, su poesía ex­ Sin embargo, cuarenta años más
perimentaría un cambio sensible. Ma­ tarde, estas palabras de Danilo Cruz
duraría y se enriquecería. Vélez hacen justicia al aporte inicial
Precisamente un poeta chileno, Pa­ de Carranza: «El primer libro de Ca­
blo de Rokha, proverbial enemigo de rranza —dice— significó una ruptura
Neruda, visitó por aquellos años, con una tradición de extemporaneidad
1945-1946, a Colombia, publicando y una incorparación de la poesía co­
sus impresiones en un libro titulado lombiana a la modernidad.» ¿La ra­
Interpretación dialéctica de América - zón? En Canciones para iniciar una
Los cinco estilos del Pacífico (Buenos fiesta «el poema se desliga de lo dado,
Aires, Ediciones Libertad, 1947). y no tiene que buscar su verificación
Miembro del partido comunista y de­ en las cosas —en los objetos exterio­
fensor a ultranza de la Unión Sovié­ res, en los sentimientos, en el mundo
tica, Rokha se sorprende al ver cómo, cultural— sino en sí mismo». Auto­
durante el segundo gobierno de López nomía de la poesía para cantar lo que
Pumarejo, muchas «figuras intelectua­ su propio lenguaje le dicta y de esta
les de la clase media, que adoptan las manera poder recobrar, de nuevo, el
formas académicas de la versificación mundo. Tal la contribución de Carran­
caduca», y que «arrastran aún la mar­ za y su grupo.
ca de la camisa negra del fascio», re­ Un aporte, como todos los de este
presentan una tendencia innovadora. período 1930-1946, marcado por las
Le asombra aún más comprobar cómo fecundas contradicciones de una épo­
«la actitud académica de Piedra y Cie­ ca de cambio. Pero, como diría Bor-
lo aparece como revolucionaria», y ges, ¿no son acaso todas las épocas,
cómo la reacción hace la revolución li­ épocas de cambio? Así, por lo menos,
beral contra la reacción y apoyándose y en este caso concreto, lo atestigua
en los reaccionarios, todo lo cual, «in­ esta literatura, debatiéndose, de con­
discutiblemente» —según él—, «va a tinuo, entre un pasado que la constri­
la demagogia». Tal era el contradic­ ñe y un futuro que no logra visualizar,
torio clima en que se desarrolló Piedra del todo, en sus retrocesos y en sus
y Cielo, calificado por Rafael Gutié­ rupturas. En su estabilidad renova­
rrez Girardot de «Revolución en la dora y en sus avances, a veces no del
tradición». todo perceptibles.
64 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Bibliografía
América Latina en su literatura. Coordinación e introducción: César Fernández Moreno. Mé­
xico, Siglo XXI - UNESCO, 1972.
Carranza por Carranza. Bogotá, Editorial La Rosa, 1984.
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Capítulo 3 65

Literatura y pensamiento.
1946-1957
Luis Antonio Restrepo

n el ocaso de la República Libe­


E ral, marzo de 1946, Luis López
de Mesa, ex ministro y uno de los más
prestigiosos intelectuales del país, dio
comienzo a un ciclo de conferencias en
la Universidad Nacional. En la pri­
mera conferencia se refirió al crosop-
terigio, pez de aletas franjeadas, pro­
bable transición entre los vertebrados
marinos y los terrestres. Dos días des­
pués, el ministro de Educación, Ger­
mán Arciniegas, recibía una comuni­
cación firmada por monseñor Ismael
Perdomo, arzobispo de Bogotá: «Ten­
go el honor de dirigirme a Su Señoría
para manifestarle muy respetuosa­
mente que tuve oportunidad de oír la
conferencia que dictó antier el doctor
Luis López de Mesa, con motivo de
inaugurarse la Facultad de Filosofía velar por la integridad de la doctrina Luis López de Mesa
de la Universidad. El señor López de que se enseñe en cuestiones que se ro­ y los "crosopterigios",
Mesa sostuvo las ya anticuadas hipó­ cen con la Religión, desearía no verme caricatura de Alberto
tesis que tratan de explicar el origen en la penosa obligación de desautori­ Arango Uribe alusiva
a la polémica tardía
del hombre mediante un falso evolu­ zar las anunciadas conferencias, con surgida con la Iglesia
cionismo, en abierta oposición con las detrimento del buen nombre de la a propósito de la
enseñanzas católicas sobre la materia. Universidad Nacional. Ruego, pues, teoría evolucionista
Como, según se ha anunciado, el co­ muy atentamente a S.S. se digne to­ en marzo de 1946.
nocido Profesor continuará la exposi­ mar las medidas que estime conve­
ción de tales teorías, y es deber mío nientes a este respecto.»
66 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

rejes.». Sin embargo, al final de su car­


ta se percibe el argumento de más
peso para la cancelación del ciclo de
conferencias: «Un político discreto y
alerta me llamó por teléfono a recor­
darme que había elecciones próximas
y polémicas universitarias muy can­
dentes, añadiendo en su vocabulario
peculiar patético: "¿No habría modo
de hacer nacer esos cochinos vertebra­
dos en alguna otra parte?"» Sin duda,
mirada de cerca, la popular historia
del profesor López de Mesa y su sar­
dina es algo más que una anécdota. En
primer lugar, es un ejemplo del poder
de la Iglesia católica sobre la difusión
de la cultura, pues la nada jocosa co­
municación oficial del arzobispo Per-
domo es simplemente la prohibición
de la enseñanza de la teoría de la evo­
lución, apelando a la autoridad que le
confería el Concordato de 1887. En
segundo lugar, deja muy en claro el te­
mor del liberalismo a los eventuales
efectos electorales de una polémica
con la jerarquía eclesiástica.
No deja de ser significativo que este
incidente ocurra después de dieciséis
años de régimen liberal. El liberalis­
mo, no siempre con la misma fir­
meza, había reivindicado la libertad
de pensamiento y de cátedra, en
oposición a la tradición confesional
Monseñor Ismael Lopéz de Mesa suspendió inmedia­ instaurada desde la época de la Re­
Perdomo, tamente sus conferencias. Haciendo generación. De aquella época data la
arzobispo primado consolidación de la tradicional alianza
(óleo de Ignacio Salas, gala de su fino humor, explicó, por
colección del Celam, medio de una carta, su decisión. En entre el partido conservador y la Igle­
Bogotá). El famoso ella relata el origen de lo que él mismo sia. A cambio del apoyo religioso, el
incidente de las denomina la «tempestad de la sardi­ régimen entregó al clero el control
"sardinas" con el na»: un periodista había escuchado un ideológico de la educación, desde la
profesor López de Mesa,
chiste de uno de los asistentes a la con­ escuela primaria hasta la universidad;
evidenció la hecho importante, sin duda, aunque
prohibición ferencia y publicó un artículo donde
por parte de la afirmaba que el profesor López de es bueno no olvidar que todavía en las
Iglesia de ensenar la Mesa sostenía que una lamprea o sar­ primeras décadas de este siglo la in­
teoría de la dina había salido del mar a producir mensa mayoría de la población estaba
evolución, apelando
los vertebrados terrestres. Más ade­ al margen del aparato educativo.
para ello a la
autoridad que le lante López de Mesa comenta, no sin De derecho y de hecho se ejerció
confería el Concordato, cierta distancia aristocrática, el tumul­ una aplastante censura sobre las ideas
así como el temor to que había producido su conferen­ que real o supuestamente se separa­
del liberalismo a los ban de la ortodoxia católica. Esta si­
eventuales efectos
cia: «Y aquello fue punto menos que
electorales de una un ataque de histeria, en que hasta se­ tuación generó una tendencia muy
polémica con la sudos varones de la comarca bailaron fuerte a la homogeneidad, que, asu­
jerarquía eclesiástica. el "porro de la sardina" con música de mida por la mayoría de la población,
Darwin y de otros más o menos he­ funcionó como un mecanismo de pre­
Capítulo 3 67

sión que reemplazó, muchas veces, la ideas fascistas en boga en la Europa de


acción de las autoridades civiles y ecle­ la época. La versión española del fas­
siásticas. cismo, el falangismo, por su carácter
La arrogancia de un clero educado católico y su culto al hispanismo fue
en el espíritu del Syllabus (la carta del naturalmente el modelo para los po­
arzobispo Perdomo al ministro de líticos e intelectuales conservadores.
Educación es un excelente ejemplo) se Cuando en 1934 el presidente Al­
reforzó por el papel político de la Igle­ fonso López Pumarejo puso en mar­
sia durante la hegemonía conserva­ cha sus proyectos de reformas, la opo­
dora. El clero no sólo legitimaba es­ sición se le hizo en nombre de las tra­
piritualmente el régimen, sino que la diciones hispánicas y católicas del
sucesión en la presidencia de los gran­ país. Ya se tratara de la ley orgánica
des jefes conservadores estaba, en úl­ de la Universidad, la reforma del Con­
tima instancia, en manos del arzobispo cordato, el proyecto de reforma agra­
primado de Colombia, y una vez to­ ria, el ataque apuntaba a denunciar el
mada la decisión, las parroquias del carácter ateo, masón y comunista del
país funcionaban como eficientísimas gobierno. Pero también desde el ala
agencias electorales. derecha del partido de gobierno se de­
Esta situación se prolongó por casi nunciaba la tendencia «socializante»
medio siglo y modeló profundamente del sector liberal que seguía a López
la sociedad colombiana; no es pues Pumarejo.
exagerado definir la cultura de la épo­ La guerra civil española (1936­
ca como una «cultura de sacristía». 1939), que coincidió con los años de la
Ciertamente una minoría resistió, Revolución en Marcha, agudizó aún
pero la mayoría se adhirió por convic­ más los rasgos fascistas del conserva-
ción o por interés. tismo. Además, el compromiso de la
El factor religioso fue pues un com­ Iglesia católica con el franquismo se
ponente importante en la configura­ reflejó en el escenario colombiano en
ción de la fisonomía social y cultural forma bastante inquietante, pues el
de la Colombia moderna, pero no fue clero, que veía amenazados sus privi­
el único. Una sociedad polarizada en­ legios tradicionales, reaccionó asu­
tre la miseria y la riqueza, con una cla­ miendo actitudes similares a la «cru­
se media inexistente en muchas regio­ zada» franquista. Como prueba bas­
nes y débil en otras, sólo podía pro­ taría mirar los sermones pronunciados
ducir una cultura de clérigos, burócra­ durante el Congreso Eucarístico de
tas, generales y doctores que en sus ra­ Medellín, en 1936: se invita al pueblo
tos de ocio cultivaban las «bellas colombiano a «entregar hasta la últi­
letras», la oratoria y la gramática. ma gota de sangre» en defensa de los
El desarrollo económico del país, en «eternos valores cristianos». Procla­
particular en la tercera década, pro­ mar la posibilidad de desatar una gue­
dujo cambios relativamente importan­ rra religiosa se volvió rutinario en los
tes en la mentalidad de los sectores mensajes de los obispos y los sermo­
que sufrieron el impacto de la indus­ nes de los eclesiásticos. Por su parte el
trialización y el crecimiento urbano conservatismo suscribió entusiasta­
que lo acompañó. Los años veinte ven mente estas incendiarias declara­
ciones, tan útiles para sus fines par­
surgir el movimiento obrero y las pri­ tidistas.
meras organizaciones socialistas. El
partido liberal, o más precisamente un Durante los dos gobiernos que si­
sector de él, da un viraje de sus tra­ guieron al de la Revolución en Mar­
dicionales posiciones individualistas y cha, el de Eduardo Santos y el segun­
antiintervencionistas, hacia políticas do de López Pumarejo, esta conste­
de contenido reformista. En el con- lación ideológica pasó a estado de la-
servatismo, su ideología autoritaria y tencia, parcialmente al menos. El
confesional fue impregnándose de liberalismo había depuesto sus aspi­
68 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

raciones reformistas, poco podían ob­ puertas de la nación a la emigración


jetar las derechas. roja española? El partido liberal no se
En 1946, el liberalismo dividido puede lavar las manos de las atroci­
pierde las elecciones presidenciales; dades del 9 de abril, porque él procla­
es, sin embargo, mayoría en el Con­ mó la Revolución en Marcha, cuyo
greso. Mariano Ospina Pérez es cons­ desfile destructor, sacrilego y criminal
ciente de la necesidad de una transi­ es una fecha que cubrió de luto y de
ción para poder consolidar el poder vergüenza a la patria.»
conservador. Pero no es fácil manejar La Universidad Nacional y la Es­
al sector acaudillado por Laureano cuela Normal Superior fueron repeti­
Gómez que exige prontitud en el des­ damente señaladas como los focos de
monte de los aparatos liberales y al li­ donde habían salido las ideas materia­
beralismo que pugna por pasar el cua- listas y ateas que, a través del magis­
trenio con los menores golpes posi­ terio y otros medios de difusión, ha­
bles, antes de recuperar la presiden­ bían infectado a parte del pueblo co­
cia. El país se caldea y en los campos lombiano. Ya desde los días siguientes
y pueblos comienza la Violencia. Jor­ al levantamiento se eleva la inquietan­
ge Eliécer Gaitán, dirigente indiscuti­ te consigna de que se trata de «una lu­
do del partido, hace vibrar a grandes cha de la civilización cristiana contra
masas populares con su oratoria vin­ la barbarie».
dicativa de tipo populista, que al mis­ En 1950 asume la presidencia Lau­
mo tiempo genera miedo en las clases reano Gómez, cuyas posiciones fascis­
altas. Su asesinato el 9 de abril de 1948 tas eran de todos conocidas. El libe­
desata un levantamiento espontáneo ralismo había ordenado la abstención
en muchos lugares del país, pero en en las elecciones por falta de garantías
Bogotá tiene efectos arrasadores. El mínimas. El país entraba de lleno en
intento de rehacer el gobierno de una virtual guerra civil, que por eu­
Unión Nacional tiene resultados me­ femismo se ha llamado la «Violencia».
lancólicos y el cierre del Congreso por Gómez planteó abiertamente la recris­
orden del ejecutivo, en 1949, pone fin tianización del país como la meta su­
al entendimiento, así fuera mínimo, prema de su gobierno; a la lucha po­
entre los partidos tradicionales. lítica se le daba pues la significación de
El 9 de abril reabre el debate sobre una cruzada religiosa. La Iglesia lo
la cultura colombiana. Tanto la Iglesia acompañó en la tarea, aunque no
como el conservatismo sindicaron a las siempre la jerarquía eclesiástica se ex­
reformas educativas llevadas a cabo presó con la beligerancia fanática de
por la Revolución en Marcha y más in­ Miguel Ángel Builes, obispo de Santa
mediatamente a la intelectualidad de Rosa de Osos.
la izquierda liberal. El Siglo, el 27 de Se inicia un doble proceso de puri­
noviembre de 1948, con ejemplar ni­ ficación: en la burocracia, de elemen­
tidez, establece el vínculo de causali­ tos liberales (cosa normal en las cos­
dad entre liberalismo y 9 de abril: tumbres políticas de la época) y pu­
«Pero el señor ministro dirá que eso rificación ideológica del país; esta
fue un abuso, que no fueron los libe­ combinación resultó nefasta porque
rales, sino los comunistas, los autores potencializó al máximo el sectarismo
del 9 de abril. Convengamos con ello. tradicional.
Pero pregunto a Su Señoría: ¿qué En el terreno de los aparatos trans­
partido hizo posible la implantación misores de cultura, la actitud de into­
del comunismo entre nosotros? Cuál lerancia se puso de manifiesto abier­
. de los dos partidos pagó, con dineros tamente. La Universidad Nacional fue
de la nación, al tenebroso comunista el primer blanco. Era uno de los sím­
Lombardo Toledano, para que viniera bolos de la Revolución en Marcha. A
a presidir los congresos sindicales? través de ella se habían introducido las
¿Cuál de los dos partidos abrió las ciencias sociales: sociología, econo­
Capítulo 3 69

mía, antropología, antes desconocidas Pero ya en julio de 1948, en un ar­


en el país como disciplinas académi­ tículo de la revista de la Universidad
cas. Desde ella se intentaron poner las Nacional, se había colocado el Insti­
bases para el desarrollo de una filo­ tuto de Psicología Aplicada de dicha
sofía diferente al escolasticismo tomis­ Universidad bajo el patronato del pa­
ta dominante hasta 1936. Ya el 3 de dre Balmes, pues según el autor del
febrero de 1948, El Siglo exigía la edu­ artículo: «Designio providencial el
cación confesional: «El fin principal que esta primera actuación pública
de la educación, si es que se quiere (del Instituto) haya podido vincularse
conjurar el total eclipse de la justicia al recuerdo de Balmes en la fecha del
en el mundo, tiene que ser el inculcar primer centenario de su prematura
en la juventud la noción y la práctica muerte.»
de los principios morales; la moral, Se procedió a arreglar cuentas con
por otra parte, debe descansar como otro de los símbolos del liberalismo: la
sobre insustituibles fundamentos so­ Escuela Normal Superior. Los cargos
bre postulados religiosos; la concien­ eran graves. Según El Siglo, José
cia no puede tener otro respaldo dis­ Francisco Socarrás, rector de la Nor­
tinto de los eternos valores del espí­ mal Superior, «causó a la educación
ritu. De sobra sabemos el ruidoso fra­ en Colombia el más abominable de los
caso de las morales inmanentes y ra­ males: escoger alrededor de 500 licen­
cionalistas de tipo kantiano: inútil ciadas incrédulas, indigestas con la
recordar cuán perjudiciales, cuán filosofía de Marx y de Kant, con la si­
maléficos son los resultados de la cología de Freud, las cuales se adue­
moral utilitaria. Consiguientemente ñaron de nuestros colegios y de los
—aprendemos a decirlo sin miedo—, cargos directores en el magisterio y en
la educación debe ser confesional.» la dirección de la educación, llevando
Al día siguiente, desde El Tiempo, adelante la obra satánica de educar sin
se defendía la libertad de cátedra, Dios y de corromper nuestra niñez y
aunque el sector santista siempre se juventud dándoles en forma cruda y
había sentido algo incómodo con la descarnada una información freudiana
promoción de las ideas marxistas que sobre las operaciones más sagradas de
la libertad de cátedra permitía hacer la vida animal humana». Este expe­
en la Universidad. diente contra la Normal Superior es
La lucha por el control de la Uni­ del 16 de enero de 1948; tres años des­
versidad Nacional termina una vez pués, en el gobierno de Laureano Gó­
se ha posesionado Laureano Gómez. mez, el ministro de Educación Rafael
Se liquida la ley orgánica y se reali­ Azula Barrera dividió la institución en
za la aspiración de años: la Universi­ dos secciones, una masculina en Tunja
dad es confesional en consonancia con y otra femenina en Bogotá, nombran­
el Concordato. No sólo el «veneno la­ do los respectivos rectores de extrema
tente del marxismo» fue erradicado; el derecha. De esta manera, tanto el pe­
Instituto de Filosofía de la Universi­ ligro ideológico como el sexual que­
dad Nacional cayó bajo la inquisidora daron conjurados.
mirada de El Siglo. No se trataba del En ese año le tocó el turno a la Re­
marxismo, en este caso, sino de otra vista de las Indias. En el número 117
«ideología foránea» que usurpaba el de marzo de 1951, una lacónica nota
puesto de la filosofía perenne. El 12 anunciaba que por disposición del mi­
de septiembre de 1950, El Siglo de­ nistro de Educación, Rafael Azula Ba­
nuncia: «... que un estrecho e intran­ rrera, la revista dejaba de aparecer y
sigente grupo de secuaces de Heideg- en su reemplazo se fundaba la revista
ger y Kierkegaard se va adueñando Bolívar, que sería dirigida por el poeta
del Instituto de Filosofía y que el to­ Rafael Maya.
mismo ha sido barrido como si fuera En verdad, se trataba de un acto sim­
una detestable alimaña». bólico: hacer desaparecer el nombre,
70 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Germán Arciniegas, internamente asociado a la Revolución


director de la en Marcha; pues la revista Bolívar no se
"Revista de las Indias",
durante su segunda
diferencia en lo fundamental de la hacía
etapa, en el tiempos conservatizada.
gobierno de
Eduardo Santos. Revista de las Indias
La historia de esta publicación es bas­
tante significativa. Había sido fundada
en julio de 1936, como órgano del Mi­
nisterio de Educación, con la explícita
función de divulgar las realizaciones
que en el terreno de la educación y la
cultura llevaba a cabo el gobierno de
la Revolución en Marcha.
Los nueve números publicados des­
de su fundación hasta comienzos de
1938 permiten captar los objetivos
El pintor educativos y culturales de la Revolu­
Ignacio Gómez
Jaramillo, ción en Marcha. El primer número di­
colaborador funde el homenaje a Tomás Carras­
de "Revista quilla con motivo de la entrega que se
de las Indias". le hizo del premio José María Vergara
y Vergara. En el número 2 aparece
«Arte Quimbaya» de César Uribe Pie-
drahíta, excelentemente ilustrado con
dibujos del autor. Recuérdese que
Uribe Piedrahíta había traducido, en
colaboración con el profesor Hermann
Walde-Waldegg, el libro de K. Th.
Preuss Arte monumental prehistórico,
sobre San Agustín. También en este
número aparecen ilustraciones y fo­
tografías sobre los recientes descubri­
mientos de los hipogeos de Inzá. En el
número 5 se publicó «Máscara de oro
Gerardo Molina, de Inzá» de José Pérez de Barradas, y
otro importante en el 7 «Investigaciones arqueológicas
colaborador de
"Revista de las
de Tierra Adentro» de Gregorio Her­
Indias". nández de Alba. Vale la pena anotar
que este interés por las culturas indí­
genas precolombinas fue característico
de un sector de la intelectualidad li­
beral influenciada por la Revolución
mexicana, las ideas del aprismo y la in­
terpretación del marxismo de José
Carlos Mariátegui. La revista dedicó
su número a la reestructuración de la
Universidad Nacional; se hace un in­
forme muy completo sobre la depar-
tamentalización y las nuevas áreas
académicas como sociología, psicolo­
gía, filosofía, geografía e historia. Se
anuncia la incorporación del Instituto
Capítulo 3 71

Agrícola de Medellín a la Universidad


y el proyecto de incorporación de la
Escuela Nacional de Minas. También
en el número 8 se publica el «Plan
para una escuela modelo» de Fritz
Karsen.
Colaboran en la revista Gerardo
Molina, Antonio García, Germán Ar-
ciniegas, Gonzalo París Lozano, Ig­
nacio Gómez Jaramillo, Gonzalo Ari-
za, Gerhard Mazur, León de Greiff,
Aurelio Arturo, Luis Vidales y Eduar­
do Carranza.
Pero esta excelente revista fue par­
cialmente afectada por la célebre
«pausa» liberal personificada por
Eduardo Santos. A fines de 1938, co­
mienza una segunda época de la revis­
ta; se argumenta que la función que
venía cumpliendo la revista como ór­
gano de difusión de la cultura colom­
biana la llenan muy bien la revista Ja-
veriana, la del Rosario y la revista
Pan. Debe, pues, la Revista de las In­
dias convertirse en una revista ameri­
cana que será dirigida por Germán
Arciniegas. La Revista de las Indias
deja de ser el portavoz de un proyecto
político cultural estatal, lo que al fin
de cuentas es muy lógico, pues el li­
beralismo ya no tenía ninguno para
ese entonces. De todas maneras, la re­
vista continuó su labor como revista
de la cultura general. León de Greiff
y Carlos Castro
Las realizaciones de la «recristiani­ Saavedra.
zación» del país deben ser colocadas
en un contexto más amplio. La cen­
sura de prensa afectó a las publicacio­
nes periódicas de oposición. Así fue
como Crítica, quincenario político cul­
tural dirigido por Jorge Zalamea, tuvo
que cerrar en 1950 bloqueado por la
censura previa. Crítica publicaba tra­
ducciones de grandes autores contem­
poráneos europeos y norteamerica­ Jorge Zalamea,
nos, comentarios sobre música clásica director del
quincenario
y crítica de las artes plásticas, nacio­ político "Crítica",
nales y extranjeras. En su corta exis­ que hubo de cerrar
tencia hizo mucho por romper las tra­ en 1950, bloqueado
dicionales murallas del provincialismo por la censura
cultural. (En la fotografía.
Zalamea firma
La persecución se generalizó por autógrafos en una
todo el país. El caso de la Casa de la feria del libro
Cultura de Medellín es un buen ejem- de los años 60).
72 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

El novelista Manuel promovía música y talleres de artes


Mejía Vallejo, uno plásticas, pero su trabajo más impor­
de los fundadores
de la Casa de la
tante fue un programa de bibliotecas
Cultura, de Medellín, culturales en los barrios; fue este tra­
en 1947, cuyo más bajo el que desató la acusación de «pe­
importante programa ligrosos comunistas», por parte de los
fue la creación diarios conservadores de la ciudad, La
de bibliotecas
en los barrios Defensa y El Colombiano. La institu­
de la ciudad. ción fue desmontada y sus miembros
El proyecto fue hostigados y expulsados de sus traba­
perseguido. jos. La lucha contra el «basilisco», ese
monstruo con miembros liberales y
masónicos y una diminuta cabeza co­
munista, se adelantaba cuidadosamen­
te en todo el país.
En Medellín, un alcalde concibió la
idea de destruir los frescos que Pedro
Nel Gómez había pintado en el Pala­
cio Municipal. Argumentaba que los
desnudos de la obra eran «obscenos»,
un insulto a la moral tradicional de los
plo. De carácter privado, sin patri­ antioqueños; afortunadamente, se lle­
monio oficial, había sido fundada en gó a una transacción y los frescos se
1947 por un grupo de intelectuales. Su conservaron pero cubiertos con corti­
junta directiva estaba conformada por nas. Inmediatamente viene a la me­
Manuel Mejía Vallejo, Fernando moria el escándalo que se desató en
González, Pedro Nel Gómez y Alber­ Medellín a raíz de los desnudos ex­
to Aguirre. Entre otros colaboraban puestos por Débora Arango en 1939.
activamente José Horacio Betancur, La Defensa los declaró apenas dignos
Jorge Artel, Arturo Echeverri Mejía y de las «casas de venus». La prensa li­
Luis Martel. La Casa de la Cultura beral salió a la defensa de la discípula

En la Biblioteca
Santander, de la
Casa de la Cultura,
en Medellín, algunos
de sus principales
promotores: César
Rincón Noreña,
Manuel Mejía Vallejo,
el escultor José
Horacio Betancur;
atrás: Carlos Castro
Saavedra, Balmore
Alvarez, Luis Marte!
y Alberto Aguirre
(fotografía de
Carlos E. Rodríguez,
mayo de 1948).
Capítulo 3 73

de Pedro Nel Gómez y el escándalo Tomás Carrasquilla,


tuvo proyecciones nacionales, pues Antonio José Restrepo,
Jorge Eliécer Gaitán, ministro de León de Greiff
(sentados) y Otto
Educación, la invitó a exponer en el Morales Benítez,
Teatro Colón. El senador Laureano José Eustasio Rivera,
Gómez, en un debate contra el go­ Fernando González,
bierno, citaba entre otras pruebas del Gabriel García
irrespeto del régimen liberal a los Márquez y Juan
Zuleta Ferrer, mural
principios patrios, las exposiciones de Pedro Nel Gómez
pictóricas de índole pornográfica en el en la Biblioteca
Teatro Colón. En Pamplona, una pu­ Pública Piloto,
blicación católica les recordaba a los Medellín, 1980.
niños y jóvenes hijos de liberales que
a los padres se les debía imitar, pero
sólo en sus virtudes y no en sus vicios.
Aunque se podrían multiplicar in­
definidamente los ejemplos de la in­
tolerancia y fanatismo de los agentes
oficiales y oficiosos de esa «recristia­
nización», que también afectó a la mi­
noría protestante, difícilmente se da­
ría cuenta de la situación del país en
esos trágicos años.
La cultura colombiana no había te­
nido, preciso es decirlo, ningún desa­ Pedro Nel Gómez
rrollo espectacular en el período an­ en plena ejecución
terior al 9 de abril, pero de todas ma­ de uno de sus murales,
neras el impulso de la Revolución en en 1961.
Marcha, por lo menos había sacudido Al final de los
a un sector de la intelectualidad y lo años 40, los frescos
que el pintor había
había hecho más sensible a los proble­ realizado en el
mas sociales del país. Ahora, dada la Palacio Municipal
ideología del régimen conservador, de Medellín fueron
todo esto era reprimido y, con el pre­ cubiertos por orden
texto de la defensa de las tradiciones de un alcalde
hispánicas y católicas, se volvía en mu­ conservador.
chos aspectos a los valores culturales
dominantes en los años de la hege­
monía conservadora. José Antonio
Osorio Lizarazo publicó, en 1952, su
novela El día del odio, cuyo tema es
la vida de una humilde mujer del pue­
blo, enmarcada en una descripción de
los barrios pobres de Bogotá y el es­
tallido del 9 de abril.
Hernando Téllez dice sobre esta no­
vela: «Osorio ha hecho la conquista li­
teraria de Bogotá, para la novela. De
un Bogotá latente y dantesco que ciñe
y pone cerco con su cinturón de mi­
seria y dolor a la otra ciudad, la va­
nidosa y confiada ciudad donde viven
los poderosos y los soberbios.» Téllez
no ocultaba los defectos de la obra, en
74 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

particular el alegato sociológico, pero escritura, no es convincente la concep­


resaltó la capacidad del autor para en­ ción que del fenómeno social se hace
frentar la complacencia y la comodi­ en ella; de ninguna manera se le exige
dad intelectuales. Veinte años después al autor, ni en éste ni en ningún caso,
de la publicación de El día del odio, un manejo sociológico, psicológico o
Ernesto Volkening, en un ensayo para histórico de tipo extraliterario, sino la
la revista Eco titulado «Literatura y capacidad de iluminar, por los medios
gran ciudad», se refiere a la volcánica estéticos, una parcela de la realidad.
erupción de El día del odio, en la cual Pero Caballero Calderón, más que ilu­
«alternan pasajes de enorme pujanza, minar, idealiza y simplifica.
de ferocidad terrible, con otros inso­ En 1953 aparece Viento seco, de
portablemente melodramáticos». Daniel Caicedo. En esta obra, por el
Portada de También de 1952 es El Cristo de es­
"El Cristo de espaldas"
contrario, se trata de mostrar en toda
de Eduardo Caballero paldas de Eduardo Caballero Calde­ su fuerza la masacre que castigaba al
Calderón, 1952. rón, una de las primeras novelas sobre país. Pero el autor, con gran torpeza
el tema de la Violencia. Aunque hay literaria, acumula desgracias y desgra­
en ella un manejo literario correcto, cias —que podrían ser fundadas en do­
pues el autor es un profesional de la cumentación de archivo—, sin por eso

Novelistas de la
Violencia:
José Antonio Osorio
Lizarazo, autor de
"El día del odio"
(1952) y Daniel
Caicedo, autor de
"Viento seco" (1953).
Capítulo 3 75

lograr producir una obra de literatura,


ni develar el sentido vital e histórico
del drama. A pesar de todos sus es­
fuerzos, el prologuista de la obra, An­
tonio García, no logra convencer a na­
die de que con buenos propósitos, bas­
tante nebulosos, por lo demás, y sin co­
nocimiento del oficio, que para García
es algo secundario frente al «compro­
miso», Viento seco sea una verdadera
novela. No fueron pocos los que ilu­
samente creyeron que el «tema» de la
Violencia, con toda su carga de dra­
matismo, les iba a permitir escribir
una novela, a pesar de la falta de ta­
lento y el desconocimiento del oficio,
como si la clave del trabajo literario
estuviera en el tema: los resultados fue­
ron desastrosos. Fue necesario esperar
a que García Márquez transformara la
Violencia en objeto literario con su El
coronel no tiene quien le escriba.
Alfonso López publicó en 1953 Los
Elegidos, una interesante novela sobre
la clase dominante colombiana en la
época de la guerra. López Michelsen
logra una obra escrita en un lenguaje
escueto, sin barroquismos o prosa seu-
dopoética, cosas tan corrientes en la
literatura de la época. La obra plantea
una excelente relación con la temática
urbana así como con el manejo de la
«interioridad».
El Gran Burundún-Burundá ha
muerto, de Jorge Zalamea (1905­
1969), publicada en Buenos Aires en
1952, es la obra representativa de esta
sombría época de la historia del país. lo ha logrado. La respuesta a su pre­ Parlada de
Escrita durante el «voluntario y me­ gunta la ha dado el tiempo. La obra, "El coronel no tiene
lancólico exilio» del autor en Argen­ como toda verdadera obra de arte, lo­ quien le escriba",
de Gabriel García
tina es, según lo dice el mismo Zala­ gra la síntesis de lo particular y lo uni­ Márquez, edición de
mea en carta a Germán Arciniegas, versal. Alberto Aguirre,
«una forma híbrida de relato, poema Jorge Zalamea es con León de Medellín, 1961.
y panfleto», mediante la cual trata de Greiff el prototipo del intelectual al­ La aparición
restablecer el contacto entre el escri­ de este libro,
tamente calificado, con una visión só­ significó la
tor y el pueblo, obra que más que ser lidamente universal y al mismo tiempo transformación de
leída «debe ser recitada ante las masas profundamente comprometido con la la Violencia
a las cuales se dirige». En la misma sociedad en que vive. en verdadero
carta, Zalamea señala que El Gran En 1946 inició sus traducciones de objeto literario.
Burundún-Burundá ha muerto «es Saint-John Perse, Elogios, Lluvias, Nie­
como un eco de las quejas y el llanto ves, Exilio, Anábasis. En octubre de
de los pueblos colombianos», pero al 1949, «bajo el terror de la época», había
mismo tiempo pretende alcanzar la publicado, en su quincenario, Crítica,
universalidad. Zalamea se pregunta si «La metamorfosis de Su Excelencia»,
76 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

magnífico relato sobre el poder, germen paralela a esa tradición de analfabetis­


de El Gran Burundún. En ese mismo mo, de miseria económica y desajuste
año aparece Minerva en la rueca, reco­ político en que ha vivido el pueblo?
pilación de ensayos literarios. He ahí una grave cuestión que, en mi
En 1955 aparece La hojarasca, de sentir, anula la ilusión del humanismo
Gabriel García Márquez. Esta obra colombiano en el sentido social ya in­
contrasta con todas las demás que se dicado, puesto que demuestra cómo la
escriben en este período, bastante po­ cultura en Colombia no se ha benefi­
bre por cierto. No es una revolución ciado, no ha podido beneficiarse con
en la novela colombiana, pero sí mar­ el mensaje de sus humanistas, cuya
ca una distancia muy nítida con el con­ obra sigue siendo desconocida o enig­
servadurismo de Eduardo Caballero mática para ese pueblo. Antes, pues,
Portada del primer Calderón, que había escrito un año de que la cultura colombiana tenga
libro publicado por antes Siervo sin tierra, con la inconsis­ una dimensión humanística propia­
Gabriel García tencia de un Osorio Lizarazo. ¿Qué mente dicha, correrá mucha agua y, lo
Márquez, decir, pues, del producto medio que que es peor, mucha sangre, bajo los
"La hojarasca"
(1955), con diseño seguía moviéndose entre el costum­ puentes de la historia, según puede
de la pintora brismo y la cursilería? La hojarasca colegirse de los signos del zodíaco
cartagenera muestra la guerra de un escritor serio, social.»
Cecilia Porras. que trabaja para asimilar las técnicas Quien escribía estas palabras había
Escrita cuatro años de la novela moderna y que al mismo
antes, esta obra
sabido sacar las consecuencias del 9 de
"muestra la guerra tiempo tiene la capacidad innata de la abril y de la represión generalizada
de un escritor serio evocación poética. —y de la respuesta desesperada a esta
que trabaja para Hernando Téllez (1908-1961) fue, represión— que se ha llamado la Vio­
asimilar las lencia. Pero, desgraciadamente, muy
técnicas de la
después de Baldomero Sanín Cano, el
novela moderna más lúcido de los críticos colombia­ pocos intelectuales estuvieron a la al­
y que al mismo nos. El autor de Literatura y sociedad tura de las circunstancias históricas.
tiempo tiene la escribió un ensayo en 1951, titulado Desde la óptica conservadora, ya se lo
capacidad innata ¿Pero hay tradición humanística?, vio más atrás, se insistió en achacar la
de la evocación
poética."
donde hace la vivisección del huma­ responsabilidad de lo que estaba ocu­
nismo colombiano. En un pasaje de rriendo en el país a la «nefasta influen­
dicho ensayo, Téllez dice: «¿Se puede cia» del liberalismo; directamente, a
admitir como real una tradición hu­ veces, o indirectamente, en cuanto
manística de la cultura colombiana, cómplice del materialismo ateo co-

Durante el primer
Festival del Libro,
en Bogotá, una
entrevista de
Alberto Zalamea,
director de "Semana",
con Eduardo Caballero
Calderón y
Manuel Scorza,
agosto de 1959.
Capítulo 3 77

Baldomero Sanín Cano,


ya octogenario,
"sin duda el hombre
que más hizo por
despertar la cultura
del largo sueño
en que la sumieron
la Regeneración
y la hegemonía
conservadora."
(Fotografía tomada
en la casa de
Guillermo Valencia,
en Popayán).

munista. En el sector liberal, frecuen­ dictadura de Laureano Gómez. Es un


temente se desvió el análisis de las libro bien documentado, pero adolece
causas de la Violencia, de buena o de de dos fallas que están íntimamente li­
mala fe, esto poco importa, a peregri­ gadas. En primer lugar, la concepción
nas argumentaciones sobre la ignoran­ política de Arciniegas se mantiene rí­
cia del pueblo colombiano, cuando no gidamente enmarcada en una idea for­
se llegó hasta apelar a sospechosas malista de la democracia, y, en segun­
teorías, por decir lo menos, sobre el do lugar, este libro, como todos los
ancestro indígena, pero sin atreverse a demás del autor, está dominado por
plantear el problema de las condicio­ esa peculiar manera de abocar el tra­
nes sociales y económicas. bajo histórico que consiste en la sim­
El prestigioso ensayista Germán plificación sistemática en aras de un
Arciniegas publicó en 1952, en el ex­ efecto literario, muy exitoso, por cier­
terior, pues en Colombia era imposi­ to, pero más que discutible.
ble, Entre la libertad y el miedo. Es En 1949 el ya octogenario Baldo­
una denuncia de las dictaduras lati­ mcro Sanín, sin duda el hombre que
noamericanas, incluyendo la virtual más hizo por despertar la cultura co-
78 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

León de Greiff:
durante seis décadas
su presencia en la
poesía colombiana
es absolutamente
única y original.
La musicalidad,
la recreación del
lenguaje,
la identidad de
sonido y sentido
y su relación
intensa y crítica
con la vida
caracterizan
su obra.

lombiana del largo sueño en que la su­ Era la Poesía como la luz del viento
mieron la regeneración y la hegemo­ cuando discurre —sordo—, cuando
nía conservadora, publica De mi vida [divaga —ciega—.
y otras vidas, y en 1955, dos años antes Símbolo puro del infinito dentro del
de su muerte a los noventa y seis años, [momento
sale, editado por Losada, su último li­ y de lo efímero que dura y que perdura
bro: El humanismo y el progreso del [y que se va y que nunca llega.
hombre. León de Greiff (1895-1976)
empieza a publicar sus poemas en la Era la Poesía como campo reseco tras
revista Partida, editada en Medellín en [la siega,
1915. Su presencia en las letras colom­ como el océano después de la borrasca,
bianas es, desde ese momento, un he­ [híspido y lento.
cho único. El carácter verdaderamen­ Igual a la hembra poseída, saciada
te musical de su poética, es decir, la [—Ípsilon, Gama, Omega—
identidad de sonido y sentido; su tenaz y al hombre pensieroso, trascendental,
trabajo de recreación del lenguaje, o [hierático, virulento.
sea, su capacidad para rescatar la pa­
labra de su desgaste cotidiano, y, fi­ La Poesía es cosa de pasmo y sortilegio
nalmente, su relación intensa y crítica [y maravilla;
con la vida hacen de él un poeta difí­ fácil tonada que la discanta el
cilmente accesible al lector común y al
intelectual medio, educados en la [caramillo;
grandilocuencia y sensiblería de la aria aérea en la cálida voz sexual de la
poética dominante. En este período [contralto.
aparecen Fárrago, quinto mamotreto Todo el dolor inmerso en la congoja;
(1954); Velero paradójico y Bárbara [toda la euforia. Apenas brilla
charanga (1957). lumbrada ocasional si zozobrante:
En Fárrago, quinto mamotreto, [estride sólo el grillo...
León de Greiff da una definición de La Poesía cosa es cimera tallada en
poesía, bella y profunda: [corazón si de cenizas de basalto.
Capítulo 3 79

Sin embargo, León de Greiff no re­ factor suplementario de aceptación


presenta la orientación de la poesía en oficial y de identificación para las
los años cuarenta y cincuenta, pues «muchachadas de derecha».
son los «piedracielistas», en particular En los poemas de Aurelio Arturo
Eduardo Carranza, quienes inspiran a (1906-1974) escritos entre 1945 y 1972,
los jóvenes poetas. Los poetas de Pie­ recogidos en Obra e imagen, se en­
dra y Cielo distribuyeron a manos lle­ cuentra una de las experiencias poé­
nas «niñas», lirios, nubes, palomas, ticas más profundas de la literatura co­
azules, muchos azules, etc. y con ellos lombiana. Los tres poemas publicados
aderezaron sus clisés sobre el amor y en el primer número de Golpe de da­
la mujer. Este ejercicio poético senti­ dos en 1972, «Palabra», «Lluvias» y
mental se adecuó muy bien a la tra­ «Tambores», forman un verdadero
dición poética del país, que se había tríptico en el que se condensa la te­
movido entre Guillermo Valencia y mática más profunda de la poesía de
Julio Flórez. El piedracielismo tenía Arturo, la reflexión poética sobre el
todas las condiciones para convertirse lenguaje. «Palabra» comienza así:
en la poesía oficial de la época de Lau­
reano Gómez: poesía de evasión, con nos rodea la palabra
una idea del amor que excluye todas la oímos
sus contradicciones, todos sus riesgos, la tocamos
quedando sólo una dulzarrona melan­ su aroma nos circunda
colía, mientras que la naturaleza, per­ palabra que decimos
dida toda su densidad simbólica, se y modelamos con la mano
convierte en un falso decorado. Pero, fina o tosca
además, el piedracielismo tenía un in­ y que
grediente político, su culto a la his­ forjamos
panidad (la España de Franco, claro con el fuego de la sangre
está) y al catolicismo. El falangismo y la suavidad de la piel de nuestras
de sus máximos representantes fue un [amadas

Eduardo Carranza
con su hija María
Mercedes y el poeta
Eduardo Cote Lamus
en tierras de Norte
de Santander, 1962.
Carranza y los
piedracielistas
representan la
orientación de la
poesía en los
años 40 y 50:
son ellos quienes
inspiran a los
poetas jóvenes
de la época.
80 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

En «Tambores» son los instrumen­


tos del hombre, la objetivación del
trabajo de la especie:

suenan en siglos y milenios lejanos


transmitiendo en la tierra hasta muy
[lejos
la palabra humana
la palabra del hombre y que es el
[hombre
la palabra hecha de fatiga y sudor y
[sangre
y de tierra y lágrimas
y melodiosa saliva...
Y la palabra se hace canción: «Can­
ción del viento», «Canción del vera­
no», «Canción de hojas y de lejanías»;
las raíces de este tríptico hay que bus­
carlas en toda la obra de Aurelio Ar­
turo, comenzando por Morada al sur.
Jaime Ibáñez, Andrés Holguín y
Fernando Charry Lara son los más co­
nocidos representantes del movimien­
to de Cántico, también llamados Cua-
dernícolas. Desde el punto de vista de
la poética, el movimiento de Cántico
fue muy similar a Piedra y Cielo; tam­
bién en él predomina el modelo es­
pañol; esta vez Vicente Aleixandre es
el modelo. Holguín escribió en 1974
La poesía inconclusa y otros ensayos,
libro que ayudó a ampliar el panorama
de la reflexión crítica en el país. Su la­
bor como traductor del francés ha sido
Aurelio Arturo: Es la palabra en su ser inmediato, también importante: Poesía francesa,
en su libro "Obra humano, cotidiano. En «Lluvias» el antología y La poesía de Franqois Vi-
e imagen" se llon. Estuvo posteriormente vinculado
encuentra "una poeta escucha la naturaleza, se ubica
de las experiencias en los estratos más arcaicos, allí donde a la revista Mito. Charry Lara ha sido
poéticas más el mito funde al hombre con su mundo poeta y ensayista.
profundas de la circundante: Aunque el gran público sólo cono­
literatura
colombiana". ció la poesía de Rogelio Echavarría en
así principian esas lluvias 1964, a raíz de la publicación de El
[inmemoriales Transeúnte, hecha por el Ministerio de
de voz quejumbrosa Educación, parte de su obra fue escri­
que hablan de edades primitivas ta entre 1945 y 1955. Ciertamente tie­
y arrullan generaciones ne razón Luis Vidales cuando señala
y siguen narrando catástrofes algunas de las características de su es­
y glorias tilo: control de la emoción, asepsia de
y poderosas germinaciones la expresión poética; pero debe agre­
cataclismos garse que lo que más llama la atención
diluvios en esta poesía es la intensa y desmiti­
hundimientos de pueblos y razas ficada relación con el mundo, mundo
de ciudades urbano, duro, desencantado:
Capítulo 3
81

Todas las calles que conozco El 13 de junio de 1953, el general Recepción a Camilo
son un largo monólogo mío Gustavo Rojas Pinilla tomó el poder. José Cela, en junio
llenas de gentes como árboles de 1953; aparecen
Laureano Gómez no alcanzó a impo­ con él Lucio Pabón
batidos por oscura batahola ner, mediante una Asamblea Consti­ Núñez, Fernando
tuyente, su proyecto de constitución Charry Lara, Jorge
Y frente al pastiche piedracielista de tipo fascista; tampoco había podido Rojas, Oscar
del amor, bastaría oponer como un eliminar la resistencia de sectores cam­ Echeverri Mejía,
pesinos liberales, a pesar de la feroz Rodrigo Jiménez
verdadero antídoto los primeros ver­ Mejía y Gilberto
sos de «Seguro de su sombra»: represión que incluyó bombardeos Alzate Avendaño
aéreos a las zonas de guerrilla. El ge­ (fotomontaje
Desde mi oscuridad veo todo tu cuerpo neral Gustavo Rojas Pinilla, conser­ publicado por
y tú, que estás iluminada, no ves mis vador, católico y anticomunista, era "Índice Cultural").
[ojos de entera confianza para el conserva-
ni siquiera mis ojos, ensombrecidos de tismo ospinista, la Iglesia católica y el
[luz tuya... Departamento de Estado y su política
de paz le atraía las simpatías del per­
De 1946 es el libro de poemas del seguido partido liberal. Sobre estas
antioqueño Carlos Castro Saavedra, bases estableció su prestigio momen­
Fusiles y luceros. A pesar de la estre­ táneo.
cha relación con el modelo nerudiano, El gobierno de Rojas fue, en lo fun­
esta obra, la mejor de Castro Saave- damental, la continuación de los dos
dra, logra una expresión personal que anteriores, excepción hecha de la nue­
redime su poesía de la dependencia va actitud frente al partido liberal.
formal del gran poeta chileno. Este continuismo, se verá más adelan-
82 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

te, es particularmente claro en el te­ y, al mismo tiempo, ocultar la irres­


rreno cultural. ponsabilidad del gobierno, que no ha­
La persecución al partido comunis­ bía tomado las más mínimas medidas
ta, muy fuerte desde el 9 de abril, es de seguridad, como se demostró en
intensificada por el gobierno militar y una investigación oficial posterior.
culminará en el decreto legislativo 434 Rojas Pinilla adoptó la política cul­
de 1956, contra las actividades de ín­ tural de su antecesor, aunque, es pre­
dole comunista. Según este decreto, se ciso reconocerlo, con un cierto mar­
castigaban estas actividades con pre­ gen de tolerancia para con los intelec­
sidio o relegación a colonia agrícola tuales liberales. Pero en términos ge­
penal, de uno a cinco años; con inter­ nerales no se nota ninguna ruptura
dicción del ejercicio de cargos y fun­ con el culto a la «civilización cristiana»
ciones públicas por diez años; inca­ y a la «España eterna», tan cara a la
pacidad para actuar como dirigente intelectualidad conservadora que ase­
sindical por el mismo tiempo, e im­ soró a Rojas. Es más, bajo el gobierno
pedimento de por vida para pertene­ de Rojas las relaciones con la España
cer a las fuerzas armadas. franquista se mantuvieron con el mis­
Entre las actividades comunistas, mo entusiasmo que en las épocas de
así penalizadas, están las siguientes: Ospina Pérez y de Gómez. Con Rojas
«Quien redacte documentos, panfle­ los elogios al «Caudillo», que desde
tos, hojas volantes, libros o cualquier hacía unos años se había vuelto aliado
otro tipo de publicaciones en apoyo de de los Estados Unidos, se complemen­
los fines u objetivos del comunismo, o taron con los elogios a otro mimado de
los distribuya, embarque o remita Washington, el dictador de la Repú­
como propaganda.» Quedaba al cri­ blica Dominicana, Rafael Leonidas
terio de los encargados del ejercicio de Trujillo, el «Benefactor», para el cual
la represión establecer qué tipo de pu­ escribía como «plumífero» a sueldo
blicación podía considerarse como José Antonio Osorio Lizarazo.
subversiva; según las circunstancias, Otro factor de continuidad fue el re­
podía ser El Capital de Marx o un en­ chazo de cualquier planteamiento de
sayo sobre el subdesarrollo. Era, tipo reformista; como en el tiempo
pues, el decreto 434 un poderoso y có­ de Gómez, hablar de reformas era ya de
modo medio de represión. por sí subversivo. Una situación que
Durante el régimen de Rojas Pinilla materialmente presionaba a la intelec­
el comunismo siguió cumpliendo el tualidad a la aceptación expresa o tá­
papel de chivo expiatorio. El 9 de abril cita del status quo y bloqueaba el ejer­
el gobierno conservador había acusa­ cicio de la crítica, fundamento esencial
do al «comunismo internacional» de de una cultura viva.
ser el causante de la muerte de Gaitán Aunque fundada durante el gobier­
y del subsiguiente levantamiento po­ no de Ospina Pérez, la revista Hojas
pular. Por su parte, Rojas Pinilla acu­ de Cultura Popular Colombiana, diri­
só a los comunistas de los hipotéticos gida por Jorge Luis Arango, fue la pu­
disparos contra la tropa que, según la blicación oficial más representativa de
versión oficial, obligaron al personal la época de Rojas. Esta revista sor­
militar a repeler el ataque, matando a prende por la calidad del diseño y el
varios estudiantes en pleno centro de lujo de las reproducciones. Pero un
Bogotá, el 9 de junio de 1954. Tam­ análisis de contenido permite hacer al­
bién el general Rojas sindicó al parti­ gunas reflexiones, cuyo alcance no se
do comunista como el responsable del limita a esta publicación.
estallido de una caravana de camiones En Hojas de Cultura Popular Co­
cargados con explosivos, que había lombiana, como en la revista Bolívar,
sido estacionada en una populosa zona domina un enfoque de la cultura que
de la ciudad de Cali. El general Rojas transforma su forma tradicionalista,
trató de desprestigiar a los comunistas oculta la exclusión de todo tema que
Capítulo 3 83

implique el tratamiento de los proble­


mas reales del país, así como la con­
troversia seria de tipo teórico. Por eso
una nebulosa «cultura general», rei­
terativa hasta el cansancio, llena las
páginas y páginas de estas revistas. Es
patente, por ejemplo, la ausencia de
toda referencia a los movimientos fi­
losóficos y literarios contemporáneos
tanto de Europa como de Estados
Unidos. Solamente tienen cabida los
ensayos sobre «hispanidad», en los
que frecuentemente se insiste en la crí­
tica al «equivocado y nefasto camino»
tomado por la cultura occidental —ex­
cepto España, naturalmente— a partir
del Renacimiento y la Reforma, la­
mentablemente continuado por la
Ilustración, para desembocar trágica­
mente en la Revolución francesa, el li­
beralismo y, finalmente, en el engen­
dro fatal de este proceso: el socialis­ Refiriéndose a esta época, Fernan­ Belisario Betancur
mo. Además, lo «popular» está «idea­ do Charry Lara decía: «La cultura del (foto de 1946, con
lizado» por la vía de un folklore fácil, país sufrió en la mayoría de sus aspec­ Baldomero Sanín
mientras que los grandes problemas tos una paralización que apenas puede Cano) y Diego Tovar
del pueblo colombiano, el analfabetis­ tomarse como reflejo del desastre na­ Concha (abajo),
mo, la carencia de tierra, las condicio­ directores de la
cional. Nadie puede ser ajeno a una revista "Prometeo",
nes de salubridad, la violencia brillan sensación de desconfianza de todos los publicada desde
por su ausencia. Lo mismo ocurre con valores, a un estado de escepticismo marzo de 1955 con
el proceso de urbanización tan impor­ de todas las circunstancias y a una des- criterio conservador.
tante en esa década del cincuenta. Se
puede afirmar, sin peligro de exage­
rar, que la lectura de Hojas de Cultura
Popular Colombiana produce la extra­
ña impresión de que Colombia era un
país de felices campesinos y de peque­
ñas y cultas ciudades coloniales, o,
cuando más, decimonónicas.
También el sector conservador fiel a
Laureano Gómez publicó su revista.
Belisario Betancur y Diego Tovar
Concha dirigieron desde marzo de
1955 la revista Prometeo. La revista
tiene cierto aroma teológico. En ella,
al lado de traducciones de Holderlin y
ensayos sobre literatura colombiana,
se encuentran denuncias sobre la pe­
netración de la herejía protestante en
Colombia; y al lado de una crítica a la
persecución contra Gerardo Molina,
la defensa ultramontana del proyecto
constitucional de Laureano Gómez
suscrita por los directores de la publi­
cación. Prometeo miraba al pasado.
84 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

ilusión de todos los mitos.» Charry


Lara sintetiza en forma magistral ese
estado de desconfianza, escepticismo
y desilusión en la minoría que se atre­
vía a pensar. Estado que fue la pre­
condición afortunada para que se in­
tentara un replanteamiento de la po­
sición del intelectual frente a la socie­
dad. La primera manifestación de esta
nueva actitud fue la revista Mito.
En abril de 1955 aparece el primer
número de Mito, dirigido por Jorge
Gaitán Durán (1924-1962) y Hernan­
do Valencia Goelkel. El comité patro­
cinador estaba compuesto por Luis
Cardoza y Aragón, Carlos Drummond
de Andrade, León de Greiff, Octavio
Paz y Alfonso Reyes. Este comité no
es un simple formalismo, sino más
bien el reconocimiento por parte de
los fundadores de la revista de la ne­
cesidad de establecer una conexión
con aquellos que en su calidad de
«maestros» habían abierto el camino.
Es característico de Mito el que nunca
se planteó el falso problema de la lu­
cha de generaciones; por el contrario,
la revista Mito puso siempre por de­
lante la calidad y la lucidez de sus co­
Jorge Gaitán Durán laboradores. Aún más, Gaitán Durán
y Hernando Valencia y sus compañeros señalaron siempre
Goelkel, directores
de la importante lo que les unía a la cultura colombiana
revista "Mito" y latinoamericana independiente, de
que congregó a los ahí su énfasis en figuras como las
principales de Baldomero Sanín Cano, León de
intelectuales Greiff y Jorge Zalamea.
y literatos
de los años 50, Mito quiere ser una revista nueva,
con un énfasis no posar de rebelde. Hay en ella algo
en las corrientes así como un afán por recuperar el
vivas de la
cultura universal.
tiempo perdido durante el sombrío in­
Se caracterizó por terregno que siguió al 9 de abril. El
su rechazo a todo énfasis puesto por Mito en las corrien­
dogmatismo o tes vivas de la cultura universal era la
intransigencia manifestación de la protesta de un sec­
y por su defensa
del pluralismo
tor de la intelectualidad colombiana
ideológico. contra el aislamiento cultural que se
había impuesto al país por una déca­
da. Aquellos que no entendieron el
verdadero significado de este esfuerzo
acusaron a Mito de snobismo, sin dar­
se cuenta de lo cerca que estaba su crí­
tica de aquella que rechazaba todo lo
que pudiera cuestionar el status quo
con el mote de «ideologías foráneas».
Capítulo 3 85

En el primer número se exponen deja ver las debilidades de sus plan­


con claridad los principios que inspi­ teamientos, consecuencia del esque­
ran a la nueva publicación: rechazo a matismo de sus análisis de la situación
todo dogmatismo y a todo sectarismo, coyuntural del país. Además, los co­
intransigencia sólo frente a aquello munistas se veían obligados a hacer
que atente contra la condición huma­ justificaciones que resultaban poco o
na. Al terminar la presentación se nada convincentes acerca de los trá­
afirma: «no es anticonformista el que gicos conflictos que acompañaban el
reniega de todo, sino el que se niega proceso político en los países socialis­
a interrumpir su diálogo con el hom­ tas. Esto se vio muy claro cuando Mito
bre. Pretendemos hablar y discutir abrió un debate sobre la invasión so­
con gentes de todas las opiniones y viética a Hungría y el fusilamiento de
todas las creencias. Ésta será nuestra Imre Nagy. Mientras que para un so­
libertad.» cialista independiente como Gerardo
No pasó mucho tiempo para que co­ Molina se trataba de un crimen y una
menzara la polémica sobre Mito. El equivocación, para Darío Mesa, Nagy
número 4 de la revista reprodujo la ex­ había sido «aniquilado en la corriente
tensa carta de Darío Mesa en la que se de la mayor revolución de la historia
criticaba a Mito desde la óptica del humana».
marxismo ortodoxo. Darío Mesa dice, En este estado de incertidumbre
sin duda, verdades sobre la realidad histórica se puso en marcha Mito y tra­
colombiana, hace juicios certeros so­ tó de cubrir tres frentes principales.
bre el devenir cultural del país, pero En primer lugar, ser un medio de ex­
su texto está escrito en ese lenguaje a presión para las diversas manifestacio­
medias justiciero, a medias condes­ nes de la literatura y el pensamiento
cendiente, que es característico de los colombianos y latinoamericanos, in­
que escriben con la seguridad de po­ cluyendo también a los escritores es­
seer la verdad y de ir en la dirección pañoles perseguidos por el franquis­
correcta del movimiento dialéctico de mo. Aquí abajo, novela de Juan Goy-
la historia. tisolo, exiliado en París, fue publicada
Los directores de Mito no preten­ por la revista. En segundo lugar, la re­
dían tener la clave de la historia, pero vista asumió sistemáticamente la tarea
¿quién la tenía? de la traducción de textos inéditos en
En 1955, muchos tenían la sensa­ castellano de grandes autores moder­
ción de que el país estaba hundido en nos. La labor de la revista apuntaba a
un verdadero pantano histórico. Los hacer conocer textos que posiblemen­
dirigentes de los partidos tradicionales te nunca serían traducidos o lo serían
llevaban a cabo las primeras gestiones muy tarde, y al mismo tiempo a mo­
para retomar el poder con el menor tivar el interés de los lectores. Éste es
sacrificio de sus privilegios. Entre los el sentido de las traducciones de Ber-
intelectuales, algunos colaboraban told Brecht, Gottfried Benn, Martin
con la dictadura, otros seguían las di­ Heidegger, Jean Paul Sartre, el mar­
rectrices de sus jefes políticos, mien­ qués de Sade, Georges Bataille, Saint-
tras que una minoría, consciente de la John Perse, Dylan Thomas, Ernst
necesidad de una transformación de la Cassirer, André Malraux, Vladimir
estructura socioeconómica del país, Nabokov, Samuel Beckett, John Up-
planteaban otra salida. Sectores libe­ dike, etcétera.
rales de izquierda y el partido comu­ Mito publicó una serie de testimo­
nista representaron una posición alter­ nios o documentos sobre la vida coti­
nativa. diana del pueblo colombiano: «Un
Los comunistas proclamaban la juez rural en Guataquí», «Historia de
transformación radical de la sociedad, un matrimonio campesino», «Historia
la revolución socialista. Un análisis de de una muchacha colombiana», «El
los documentos del partido comunista drama de las cárceles en Colombia»,
86 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Gabriel García Isabel viendo llover en Macondo», del


Márquez, fotografía autor de La hojarasca, Gabriel García
tomada en París, Márquez. Del mismo autor se publicó
1957. Vinculado al
grupo de "Mito", El coronel no tiene quien le escriba, en
se publican en esta el número 19, de mayo-junio de 1958
revista su "Monólogo la realización literaria por excelencia
de Isabel viendo sobre la Violencia.
llover en Macondo",
en 1955, y también Paralelamente, las Ediciones Mito
"El coronel no publicaron Literatura y sociedad de
tiene quien le Hernando Téllez; Pesadumbre de la
escriba", tres años belleza y otros cuentos de Baldomero
más tarde. Sanín Cano; Muestras del diablo de
Pedro Gómez Valderrama; El museo
vacío de Marta Traba; Sade, textos es­
cogidos y precedidos por un ensayo: El
libertino y la revolución de Jorge Gai-
tán Durán, con un dibujo de Alejan­
dro Obregón. La portada del número
20, 1958, reproducía una obra de Ra­
mírez Villamizar. Las críticas de arte,
teatro y cine tienen un lugar impor­
tante en Mito; la de cine es ejercida
con un rigor nuevo en el país, pues no
se limita al comentario de la película
«Historia clínica de un homosexual», sino que muchas veces viene acom­
etc., y en una forma más elaborada, pañada de textos explicativos, como
«Muestrario de hospitales», un infor­ en el caso de Senso de Luchino Vis-
me sobre el hospital de Melgar y tex­ conti y de Las noches de Cabiria, de
tos históricos sobre los hospitales en la Federico Fellini Los críticos eran
colonia y un fragmento del Diario del Hernando Salcedo Silva, Guillermo
año de la Peste de De Foe. También Angulo y Hernando Valencia Goelkel.
se publicó «La Iglesia y el Estado en En febrero de 1958, Jorge Gaitán
Colombia vistos por diplomáticos nor­ Durán se vio envuelto en un incidente
teamericanos», así mismo uno de los que dice mucho sobre la situación de
documentos fue la transcripción de la cultura colombiana. Miembro de la
una canción, «El guerrillero», recogi­ Junta Nacional de Censura, organis­
da en Tolima. Como documentos po­ mo adscrito al Ministerio de Educa­
dían también considerarse el texto de ción, Gaitán Durán, propuesto para
Eduardo Cote Lamus, «Diario del ese cargo por la Asociación de Escri­
Alto San Juan y del Atrato», «La iz­ tores y Artistas de Colombia, renun­
quierda en Colombia» de Gerardo ció públicamente, denunciando al mis­
Molina y «Crónica de mayo» de Pedro mo tiempo la prohibición de la pelí­
Gómez Valderrama, sobre el 10 de cula francesa Rojo y negro, basada en
mayo en Bogotá y la actividad de los la novela del mismo nombre, de
intelectuales, en particular los del Stendhal. En su carta de renuncia afir­
«grupo» de Mito. ma que había aceptado el cargo de
Estos documentos, en especial censor nacional de cine para evitar
«Historia de un matrimonio campesi­ que películas como ésta y como El que
no», sacudieron a los lectores de Mito. debe morir fueran prohibidas o muti­
Era algo nuevo en un ambiente acos­ ladas.
tumbrado a la censura y, lo que es Los defensores de la moral reaccio­
peor, a la autocensura. naron agresivamente; se sacó a relucir
En el número 4, de octubre-noviem­ como argumento que la obra de
bre de 1955, apareció «Monólogo de Stendhal estaba en el Índex de los li-
Capítulo 3 87

Inauguración de la
emisora HJCK,
septiembre 15 de
1950: Gloria
Valencia de Castaño,
Gonzalo Rueda Caro,
Alfonso Peñaranda R.,
Roberto Arciniegas,
monseñor Emilio
de Brigard Ortiz,
Eduardo Caballero
Calderón
y Eduardo Carranza.

bros prohibidos. El Siglo complemen­ Obregón, Ignacio Gómez Jaramillo,


tó con la acusación de que la película Alberto Zalamea, Jorge Eliécer Ruiz
estaba financiada por los comunistas, y los firmantes de la declaración de
y, finalmente, la señora presidenta de Mito.
la Junta Nacional de Censura, encar­ El general Rojas había perdido el
gada por el gobierno para defender la apoyo del sector ospinista; el liberalis­
moral del pueblo colombiano, argu­ mo, con sus órganos de prensa cen­
mentó «sabiamente» que aquellos que surados, había vuelto a sufrir el hos­
criticaban la prohibición de Rojo y ne­ tigamiento de la época anterior; los
gro no habían leído el libro ni visto la dos partidos tradicionales sentían el
película; pues en el primer caso, peligro implícito en las tendencias del
¿cómo podían haber leído el libro si gobierno de Rojas para perpetuarse
estaba en el Índex? y en el segundo, en el poder mediante la creación de
no podían haber visto la película pues una tercera fuerza política; la Iglesia le
había sido prohibida. Finalmente, la retiraba el apoyo, esa misma Iglesia
señora directora amenazó a la burgue­ que había legitimado el golpe del 13
sía con las consecuencias de la lectura de junio, a pesar de las airadas y amar­
del libro o la presentación de la pelí­ gas protestas de Laureano Gómez,
cula: sus esposas e hijas serían viola­ que, con razón de su parte, creía ha­
das como Julieta de la Mole o Luisa ber servido al máximo a la consolida­
de Renald. ción del poder del clero en Colombia.
El 10 de mayo de 1957, Mito publicó Entre otras razones de conveniencia
un número extraordinario de cuatro política, la Iglesia estaba descontenta
páginas; incluía una declaración de la con la pretensión del general de fun­
revista firmada por Pedro Gómez Val- dar una fuerza sindical propia, en de­
derrama, Jorge Gaitán Durán y Her­ trimento de la Unión de Trabajadores
nando Valencia Goelkel, así como la de Colombia, creación de la Iglesia y
«Declaración de los intelectuales co­ asesorada por los jesuitas.
lombianos durante el paro general» Se formó entonces un Frente Civil
firmada, entre otros, por Baldomero que incluía al sector laureanista, y un
Sanín Cano, Eduardo Caballero Cal­ paro general, en gran parte de tipo pa­
derón, Hernando Téllez, Alejandro tronal, dio al traste con el gobierno de
88 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Rojas; una Junta Militar lo reemplazó las libertades formales, posibilitando


el 10 de mayo. Comenzaba el Frente un debate abierto sobre los problemas
Nacional: alternación en la presiden­ del país; negativas, en cuanto que el
cia y paridad en los puestos públicos. Frente Nacional implicaba la amnesia
En principio, no era, propiamente ha­ colectiva sobre las causas reales de
blando, un proyecto de transforma­ más de una década de persecución y
ción a fondo de las estructuras sociales sangre. El Frente Nacional era, pues,
del país; sin embargo, el nacimiento una invitación a la complicidad, así
del Frente Nacional trajo sus conse­ como el expreso reconocimiento del
cuencias en el ámbito de la cultura, fracaso de los partidos tradicionales
consecuencias positivas en la medida para funcionar en el marco de la clá­
en que el Frente Nacional restableció sica democracia liberal.

Bibliografía
COBO BORDA, JUAN GUSTAVO. «Notas sobre la literatura colombiana». En: Colombia hoy, Bo­
gotá, Siglo XXI, 1978.
GUTIÉRREZ GIRARDOT, RAFAEL. «La literatura Colombiana en el siglo XX». En: Manual de his­
toria de Colombia, tomo III, Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura. 1980.
TÉLLEZ, HERNANDO. Textos no recogidos en libro, tomo I; Bogotá, Instituto Colombiano de
Cultura. 1979.
Capítulo 4 89

Literatura y pensamiento.
1958-1985
Portada de la
Luis Antonio Restrepo
MITO segunda entrega
de "Mito",
junio-julio de 1955,
R.vl.ta Btirnitral da CuHura con artículos de
El grupo de Mito AMO I - - M» « Hernando Téllez,
Drummond de Andrade,
a revista Mito permite ubicar, así
L sea sin mucho rigor, un grupo de
escritores que ya sea como orienta­ G
dores de la publicación o bien como
C
H

A
D
M
D
T& ................. En el Reino de lo Absoluto
DE A
ernando

arlos
lxez

rummond .................... Canto Orfico


nrradk
. . . Reseña de los Hospitales de Ultramar
lvaro utis
............................... Ojos de Amor
M
erardo iego

H artín eideoueh
Alvaro Mutis,
Gerardo Diego,
Martin Heidegger,
Andrés Holguín,
Jean Reverzy y
sus habituales colaboradores se han A H
De la Experiencia deJ Pensar
....................................... ...El Unicornio
ndrés olgüín Pedro Gómez
denominado el «grupo de Mito». J R ...... La matanza de loa Inmortalnt
ean evkrzt Valderrama.
Como se observará, la mayoría de los P G V edro ómez
Consideración de brajas y otras gentes engañosas (final)
aldeuiama

participantes en esta espléndida aven­


tura intelectual nacieron entre 1920 y
1930. Pudieron, pues, vivir el 9 de NOTAS
Cvranonn Colombianas, da ÁHomo Lópea Miebel». Caitám
abril y sus consecuencias. A finales de t LA KrvoLVoóN Colombiana, da Antonio Garata. Ea Vina.
MMA Histobu bk Lku tMt Cabaquíb. de Eoreaia. d'Or» Hbto-
la década del cincuenta participan en ua UwvsaBAL sa la Infamia, de Jorra Laia Boryr Cabxm
como Flqaa\ dr Ckmeou Adró. Antología m ia Pobbía
la transición al Frente Nacional. Sus Fiancbsa. de Andrea Holguín. Monubvb La 6, de] Mir ya ti

posiciones políticas son diferentes, de Sade.


Sranx _ Carmen m Fimo — Loubuna Stwt

aunque tienen en común la aceptación SaCBKTOS M Ml'JUU

del pluralismo en las ideas y una ac­ TESTIMONIOS

titud crítica ante la situación del país. Un J Rural en Guataquí uca

No siempre con la misma intensidad y


claridad. Aunque tampoco existe en­
tre ellos identidad en el campo esté­ neraciones, siempre tan discutible,
tico, es visible la red de afinidades en por decir lo menos.
sus intereses y valoraciones. Su mutuo Jorge Gaitán Durán (1924-1962),
reconocimiento no fue casual. Entre fundador de la revista, es, sin duda,
Alvaro Mutis, Jorge Gaitán Durán y uno de los más representativos entre
Gabriel García Márquez existen co­ los intelectuales que hacen la transi­
nexiones que no pueden reducirse al ción de la dictadura al Frente Nacio­
dato mecánico de una teoría de las ge- nal. Sus primeros libros de poesía, ln-
90 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Solo en la palabra, luna inútil,


[miramos
Cómo nuestros cuerpos son cuando se
[abrazan,
Se penetran, escupen, sangran, rocas
[que se destrozan,
Estrellas enemigas, imperios que se
[afrentan,
Se acarician efímeros entre mil soles
Que se despedazan, se besan hasta el
[fondo,
Saltan como dos delfines blancos en el
[día,
Pasan como un solo incendio por la
[noche.
Lo más importante de la prosa de
Gaitán Durán está constituido por su
Diario (1950-1960), la Revolución in­
visible (1959) y El libertino y La Re­
volución (1960).
Toda la prosa de Gaitán Durán está
atravesada por su máxima preocupa­
ción, la política. El Diario, por ejem­
plo, está estructurado a partir de la re­
flexión política sobre Europa, la
Unión Soviética y China, países visi­
tados por el autor. La Revolución in­
visible es uno de los esfuerzos más se­
rios, si no el más, por comprender el
destino histórico del país cuando ape­
nas se iniciaba el Frente Nacional. El
libertino y La Revolución, a pesar de
Jorge Gaitán Durán sistencia en la tristeza (1946), Presen­ cierta abstracción en el tratamiento
y Eduardo Cote Lamus, cia del hombre (1947) y Asombro del tema y de una dependencia —ex­
Madrid, hacia 1954. (1951) son obras de formación, de plícitamente reconocida por el mismo
búsqueda. China (1952-1955) y El li­ Gaitán Durán— de Georges Bataille,
Portada de bertino (1953) muestran el tránsito ha­ Maurice Blanchot y Sartre, es una
"Si mañana despierto" obra bastante interesante, aunque se
(1961), de Jorge
cia una poética personal que está re­
presentada por Amantes (1958) y Si podría preguntar si el pensamiento del
Gaitán Durán, con
ilustración de mañana despierto (1961). marqués de Sade no podría haber ayu­
Enrique Grau Araújo. El poema «Se juntan desnudos», de dado a pensar un tema más cercano
Amantes, permite captar la temática como el de la Violencia en Colombia.
de amor y de muerte que domina esta En 1961 Gaitán Durán escribió el li­
obra. breto para una ópera, Los hampones,
que le permitió trabajar en asocio de
Dos cuerpos que se juntan desnudos otros artistas importantes de aquellos
Solos en la ciudad donde habitan los años: Luis Antonio Escobar, autor de
[astros la música, el director de la Orquesta
Inventan sin reposo al deseo. Sinfónica de Colombia, Olav Roots; el
No se ven cuando se aman, bellos director de teatro Santiago García y el
O atroces arden como dos mundos pintor David Manzur. El texto de Gai-
Que una vez cada mil años se cruzan tán Durán permanece demasiado cer­
[en el cielo. ca de sus fuentes de inspiración: Ber-
Capítulo 4 91

told Brecht, Jean Genet y Sartre. Des­ Empecé por abrir la soledad
de el punto de vista literario, Los como quien destapa una botella
hampones es una obra excesivamente y no encontré ningún camino,
esquemática, y como teatro está cal­ di pasos atrás para buscar palabras y
cada sobre la estructura más simple de [cantar
la dramaturgia brechtiana. y no vi nada;
Eduardo Cote Lamus (1928-1964) volví por la ciudad y sólo el viento,
colaboró en Mito con traducciones del el que viene y el que va, como perdido
alemán y crítica de libros; también pu­ como buscando Dios, como arañando
blicó en esa revista «Diario del Alto los altos, los duros, los broncos
San Juan y del Atrato». Su primer li­ [estoraques.
bro de poesías Preparación para la
muerte (1950) carece de interés. Con Pedro Gómez Valderrama (1923),
Salvación del recuerdo (1953) y Los estrechamente asociado a Mito desde Con el profesor
Archibald McLeish,
sueños (1951-1955) se va consolidando su fundación, publicó en Ediciones Aurelio Arturo,
su estilo. Pero es en Estoraques (1961­ Mito su libro Muestras del diablo Eduardo Carranza,
1963) donde alcanza su madurez como (1958). También es autor de El retablo Gustavo Wilches,
poeta. Si bien esta obra no está exenta de maese Pedro. En el año 1976 apa­ José Pubén,
de recaídas retóricas, a las que siem­ reció su novela La otra raya del tigre Fernando Arbeláez,
pre fue proclive este autor, hay en Fernando Charry
y en 1984 La barca de los locos, co­ Lora y Eduardo
ellas hallazgos indiscutibles: lección de relatos. Cote Lamus.
92 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Pedro Gómez
Valderrama
y Alvaro Mutis.
El primero, autor
de "Muestras del
diablo", "El retablo
de maese Pedro",
"La otra raya del
tigre" y "La nave
de los locos".
El segundo, autor
de "Los elementos
del desastre",
"Los trabajos
perdidos", "Diario
de Lecumberri",
"Summa de Maqroll
El Gaviero",
"La mansión de
Araucaíma",
"Caravansary",
"La nieve del
almirante", "Ilona
llega con la lluvia"
y "La última escala
del Tramp Steamer"

Fernando Charry Lara realizó una ria. Después de la desaparición de


intensa labor como crítico, que luego Mito, pasó a la dirección de Eco, de
habría de continuar en la revista Eco. 1963 a 1967, y allí continuó su trabajo,
Andrés Holguín, antiguo miembro del recogido en parte por Colcultura en
grupo de los Cuadernícolas como Crónicas de libros.
Charry Lara, también colabora con Álvaro Mutis (1923), cuya Reseña
Mito y en sus ediciones aparece en de los hospitales de ultramar apareció
1961 su libro La Tortuga, símbolo del en el número 2 de Mito, es uno de los
filósofo. Eduardo Mendoza Varela, más grandes poetas colombianos vi­
ensayista y crítico, autor de El Medi­ vos. Su obra lentamente elaborada y
terráneo es un mar joven, también es­ meditada a fondo no tiene fisuras. Al­
tuvo vinculado a la revista. varo Mutis no improvisa. A partir de
Hernando Valencia Goelkel (1928) Los elementos del desastre (1953) se
llevó a cabo en este período una labor hace dueño de su voz poética que se
sustancial en su doble calidad de or­ despliega a través de Los trabajos per­
ganizador y de crítico. Cofundador de didos y Reseña de los hospitales de ul­
la revista Mito, desplegó en ella toda tramar. En 1984 publicó Los emisa­
su capacidad como ensayista lúcido, rios, demostrando en este libro las vir­
dotado de una formación universal. tudes de su poética cada vez más de­
Fue también uno de los primeros en cantada. Su prosa, desde el Diario de
asumir la crítica de cine en forma se­ Lecumberri (1960) pasando por la La
Capítulo 4 93

mansión de Araucaíma hasta concluir, García Márquez, como todo gran


provisionalmente, en Caravansary escritor, había formado sus propios
(1981), es también muy interesante. De lectores. Les había enseñado a reco­
capital importancia para comprender la nocerlo y a reconocerse en la límpida
posición vital y literaria de Mutis es su prosa y la clásica estructura de Cien
ensayo La desesperanza (1965). años de soledad. Pero en 1975, des­
En el número 19 de Mito, a media­ pués de siete años de trabajo silencio­
dos de 1958, apareció El coronel no so, les deparó una sorpresa muy des­
tiene quien le escriba de Gabriel Gar­ concertante: El otoño del patriarca.
cía Márquez (1928). El maltratado Hubo miradas atónitas, salidas en fal­
tema de la Violencia se convertía en so de críticos áulicos, tímidas tentati­
objeto literario por obra y gracia de la vas de rechazo, etc.; no era para me­
alquimia artística del autor de La ho­ nos, no porque se tratara de un inten­ Portada de la
jarasca. to de experimentación literaria, pues primera edición de
"Cien años de
En 1967, Cien años de soledad, una hasta el menos diestro reconoce, si se soledad", de Gabriel
novela que no tiene comparación en lee la obra, que está frente a un tra­ García Márquez,
las letras colombianas. Quizá una de bajo meticuloso desde la primera pa­ publicada en Buenos
las claves para explicar la acogida uni­ labra hasta la última. A esta obra sí Aires por la
versal de esta obra sea la maravillosa que le cabe la anotación de Humberto Editorial Suramericana
en abril de 1967.
relación que en ella se establece con el Eco: «... en primera instancia, una no­
sustrato mítico. En Cien años de so­ vela no tiene nada que ver con pala­ Gabriel García
ledad el mito no es una referencia vir­ bras. Escribir una novela es una cues­ Márquez y Pablo
tión cosmológica, como la historia Neruda, Premios
tuosista sino que constituye una uni­ Nobel de Literatura
dad con el trabajo literario consciente contada por el Génesis...». El descon­ en 1982 y 1971,
de sí mismo. cierto nace de la exigencia que se le respectivamente.
94 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

hace al lector desde la obra misma: lido de las ensoñaciones del patriarca.
asumir otra estructura, otro estilo de Es un caso patético de cómo el virtuo­
relato, como condición para introdu­ sismo puede devorar una obra. Ad­
cirse en el cosmos del dictador, sin quieren un carácter premonitorio unas
nostalgia por la estructura cartesiana palabras de Hernando Téllez cuando
de Cien años de soledad o de El co­ saludaba la edición mexicana de El co­
ronel no tiene quien le escriba. El lec­ ronel no tiene quien le escriba: «La im­
tor tiene que comenzar por renunciar presión que deja un escritor tan flui­
a una pregunta: ¿Quién habla? Al fin do, tan ágil, tan iluminado, es la de
de cuentas, esta novela está «tejida» de que puede hacer con el tema y con su
infinidad de voces que resuenan en un prosa lo que quiera. Pero uno teme al
tiempo distinto al cotidiano cómoda­ mismo tiempo que esa presteza, esa
mente lineal. No hay que culpar al lec­ comodidad, esa libertad de movimien­
Alvaro Cepeda tor, la exigencia es fuerte. El otoño
Samudio, su hija tos puedan llegar a satisfacerse por sí
Patricia y su del patriarca es tan buena como Cien mismas y volverse un ejercicio, una re­
esposa Teresa años de soledad, sólo que obedece a ceta. La intuición y la facilidad son dos
Manotas en Nueva lógicas diferentes. Sí, de la misma ma­ hadas maravillosas y engañosas. Hasta
York, a finales nera en que José y sus hermanos de ahora todo parece ir bien en una ca­
de los años 60.
"La casa grande", Thomas Mann y el Ulises de James rrera literaria que apenas comienza.
de Cepeda, fue el Joyce son obras maestras de la novela Pero no parece impertinente recordar­
último libro moderna. le al autor los riesgos que van inclui­
publicado por Nadie puede olvidar su contacto con dos en esta clase de virtudes y com­
Ediciones Mito,
y de él se han
una obra literaria de calidad; se trata placencias.»
realizado de un recuerdo activo, la sensación de El último libro publicado por Edicio­
numerosas ediciones, que algo se ha hecho parte de su pro­ nes Mito, La casa grande, novela de Al­
traducciones pia vida. Pero después de leer Crónica varo Cepeda Samudio (1927-1972), se
y adaptaciones de una muerte anunciada (1981), sólo leerá siempre con el placer que produ­
al teatro. queda el vacío; cuanto más, se puede cen las obras escritas con talento.
"Se leerá siempre
con el placer que
recordar que el número de ejemplares En Mito aparecieron también ensa­
producen las obras impresos para la primera edición fue yos y piezas del dramaturgo y director
escritas con de 1.050.000 ejemplares, y eso porque de teatro Enrique Buenaventura,
talento." se trata de un número que parece sa­ (1925), el primer hombre de teatro en
Colombia, por su profesionalismo y
por su calidad. Fue fundador del Tea­
tro Estudio de Cali (TEC) y autor de
A la diestra de Dios Padre, basada en
el cuento de Tomás Carrasquilla, Los
papeles del infierno, y La orgía, entre
otras.
En 1960 se publica en Medellín An­
tares, de Arturo Echeverri Mejía
(1919-1964); era un diario de viaje, sin
pretensiones literarias, aunque bien
escrito y no carente de interés. Marea
de ratas enfrenta el tema de la Violen­
cia, donde tantos fracasaron estruen­
dosamente, y el resultado es una obra
donde las limitaciones son compensa­
das ampliamente por la capacidad del
autor para manejar el relato. Eche-
verri Mejía escribió otras dos novelas,
El hombre de Talara y Bajo Cauca,
ambas publicadas en 1964. En ellas no
sólo se mantiene el nivel de Marea de
Capítulo 4 95

ratas, sino que es visible un mayor Jorge Zalamea,


control en el estilo. Según su editor y en los años 60.
crítico Alberto Aguirre, el resto de su Su obra "El sueño
obra es fallida. de las escalinatas",
de 1964, ilustra su
Marea de ratas no pasó desaperci­ tesis de una poesía
bida. Jorge Gaitán Durán la catalogó escrita para ser
como una de las cinco mejores obras declamada
aparecidas en Colombia durante el ante las masas.
año de 1960. Posteriormente fue sub­
estimada y olvidada por la crítica,
hasta su reedición por Colcultura en
1981. Manuel Mejía Vallejo (1923)
había escrito en 1945 una novela de ju­
ventud, La tierra éramos nosotros,
bajo la influencia de Tomás Carras­
quilla, pero con una asimilación del
modelo suficientemente activa como
para que no se pueda acusar a esta no­
vela de simple imitación. destacó Héctor Rojas Herazo con sus
En 1963 apareció El día señalado, la novelas Respirando el verano y En no­
novela más lograda de Manuel Mejía viembre llega el arzobispo.
Vallejo y una de las mejores del pe­ León de Greiff, el gran maestro de
ríodo. La sobriedad del relato, el tra­ la poesía colombiana, publicó Nova et
bajo sobre las palabras para amplificar León de Greiff lee
vetera en 1973. Son poemas tardíos en a García Márquez.
su poder evocativo y el ritmo sosteni­ los que domina la meditación sobre los En 1973, tres años
do que le da una gran unidad al texto grandes temas de su vida: el amor y la antes de su muerte,
son sus mejores cualidades. poesía, vistos desde la perspectiva de publica "Nova et
Posteriormente, Mejía Vallejo se ha la senectud. León de Greiff asume la vetera", donde trata
caducidad de la vida con serenidad y los temas del amor
lanzado a arriesgados y discutibles ex­ y de la poesía
perimentos literarios en Aire de tango, humor, lejos de cualquier trascenden- vistos desde
Las muertes ajenas y La tierra sigue talismo: la senectud.
andando. Puede no ser equivocado
añorar la belleza y hondura de El día
señalado.
Jorge Zalamea, una vez vuelto al
país después de años de exilio «volun­
tario», desplegó una sorprendente ac­
tividad intelectual. Entre otras obras
publicó El sueño de las escalinatas
(1964), ejemplo poco convincente de
su tesis de una poesía escrita para ser
declamada ante las masas. En 1965
apareció su penetrante ensayo Poesía
ignorada y olvidada y, fiel a su voca­
ción pedagógica, en el más alto senti­
do de la palabra, escribió Introducción
a la prehistoria (1967), publicada
como homenaje al primer centenario
de la Universidad Nacional. De esta
época es también su traducción de
Mares de Saint-John Perse. Al mo­
mento de su muerte, 1969, se encon­
traba trabajando en Cantata del Che.
En la década del sesenta, también se
96 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Nieva tras de los vidrios (eskaldiana el título de «Variaciones alrededor del


nieve, si no en mi corazón). nadaísmo», Zuleta señala la inanidad
Mi corazón se entregó a la galbana de la pretendida oposición nadaísta a
con qué blas-pascaliana sinrazón. la sociedad burguesa. Ésta no los con­
Antes, a diestra y zurda, tarambana sidera como su antinomia, sino como
corazón regalaba, corazón de León. hijos descarriados. En un pasaje de su
A troche y moche, desde edad artículo, dice Zuleta: «Pues bien, mi
[temprana querido "Nadaísta", he aquí una no­
y hasta en madura edad, sin ton ni son. ticia horrorosa, pero que de todas ma­
neras conocerás: la ciudadanía no está
Nadaísmo, irrupción de la juventud dispuesta a tomar medidas contra tí,
agita tu calavera una vez más, emplea
El último número de Mito, junio de la blasfemia, "motílate" como quie­
1962, estuvo dedicado a mostrar es­ ras, todo será en vano: ni una sola
critos de los nadaístas: Gonzalo Aran- beata se santiguará.»
go, Amílcar Osorio (Amílcar U.), Jai­ Políticamente, el nadaísmo no ofre­
me Jaramillo Escobar (X-504), Eduar­ cía ningún peligro para el naciente
do Escobar, J. Mario Arbeláez (J. Frente Nacional. En eso tiene toda la
Mario), Elmo Valencia, Humberto razón Zuleta. Sin embargo, este mo­
Navarro, Diego León Giraldo. Era la vimiento que nace en Medellín, la in­
nómina, casi íntegra, de los nadaístas. dustrial y católica segunda ciudad del
Para completarla habría que incluir a país, no puede ser comprendido sino
Luis Darío González, Malgrem Res­ como reacción a los valores dominan­
trepo, Alberto Escobar, Jaime Espi­ tes en dicha ciudad. La valoración de
nel y Darío Lemos. la marihuana, la prédica de la libera­
Este movimiento nació en Medellín ción sexual, incluyendo, a veces, la
en 1958. Su fundador fue Gonzalo reivindicación del homosexualismo, el
Arango, (1931-1976), un intelectual rechazo del trabajo, los enfrentó a la
antioqueño más o menos desconocido, sociedad y más de una vez a la policía.
que había colaborado con la dictadura Aunque el nadaísmo también tuvo al­
de Rojas. Fue el autor del Manifiesto guna acogida en Cali, sólo en Medellín
nadaísta, documento en el que se ha­ adquirió importancia, y en cierto
cía un llamado a la rebeldía, en un len­ modo sus límites fueron marcados por
guaje efectista y sin bases teóricas se­ la oposición a un tipo determinado de
rias. Es una mezcla de anarquismo con sociedad. En Bogotá pasan desaper­
un existencialismo de cliché. cibidos, en la Costa son simplemente
Gonzalo Arango, con un notable ta­ inconcebibles.
lento publicitario, eligió el camino del Dentro de esa lógica, la apoteosis
escándalo para hacerse conocer. Que­ del nadaísmo tenía que ocurrir, como
ma de libros en la Plazuela de San Ig­ efectivamente ocurrió, en Medellín.
nacio, frente al Paraninfo de la Uni­ En 1961, la Santa Misión se había apo­
versidad de Antioquia. Afiches fune­ derado de la ciudad. Un nutrido grupo
rarios anunciando la muerte de la poe­ de jóvenes y fanáticos sacerdotes es­
sía colombiana, etc. En 1959, sabotaje pañoles invadieron a Medellín. Todo
al Congreso de «Escribanos Católi­ el ritualismo religioso de que es capaz
cos», lo que le costó a Gonzalo Aran- el catolicismo se combinó con la emo­
go unos días de cárcel. tividad religiosa antioqueña. Hubo vo­
Efectivamente, lograron su objeti­ ces discordantes como la del decano
vo, pues la prensa de Medellín y de de arquitectura de la Universidad
Bogotá comenzó a interesarse por el Pontificia Bolivariana, Antonio Mesa
nadaísmo. Tal vez uno de los primeros Jaramillo, católico por fuera de toda
en escribir un artículo serio sobre el sospecha, quien escribió un artículo
tema fue Estanislao Zuleta. En el se­ criticando la Santa Misión, a la que
manario La Calle, julio de 1958, bajo llamó «cristianismo de pandereta», lo
Capítulo 4 97

que le costó la fulminante expulsión de El fundador del


la universidad. En la noche de la solem­ Nadaísmo y la
actriz Fanny
ne clausura de la Santa Misión en la ca­ Mickey durante
tedral de la ciudad, algunos nadaístas, el Festival de
fingiendo comulgar, se dedicaron a me­ Arte de Cali,
ter las hostias en libros; fueron descu­ 1964. "Con un
biertos por los fieles, y, una vez que el notable talento
publicitario,
arzobispo logró evitar que fueran lin­ Arango eligió
chados por la enardecida multitud, se el camino del
los trasladó, de acuerdo a su edad, a la escándalo para
casa de menores o a la cárcel de La La­ hacerse conocer."
dera. ¿Qué más podía hacer el nadaís-
mo? Dos años después, el movimiento
se había dispersado..
Desde el punto de vista literario el
anáfisis del nadaísmo no es fácil. No
contaron con un medio de expresión;
el proyecto de la revista Nada nunca
se concretó. Sus relatos, poesías y ma­
nifestaciones aparecieron en periódi­
cos y revistas, sobre todo en Bogotá y
Cali. Aunque los nadaístas no pueden
ser enfocados como un bloque homo­
géneo, pues más allá de los clichés son quizás las mejores. También es­
propiamente «nadaístas» se expresaba cribió para Cromos y El Tiempo. Al
su individualidad, se pueden captar final de su vida entró en un misticismo
ciertas líneas de influencia. El existen- muy de acuerdo con la moda del hip-
cialismo sartriano fue mucho menos pismo criollo de comienzos de los años
influyente de lo que se cree, pues para setenta.
la mayoría de ellos Sartre era dema­ Humberto Navarro (1932) escribió
siado serio y comprometido política­ Amor en grupo, la crónica del nadaís-
mente. Henry Miller, Jack Kerouac, mo, como la denominó Amílcar U.
Alien Ginsberg y Laurence Durrell, Esta novela, además de su evidente va­
con su, en ese entonces, famoso Cuar­ lor documental, literalmente es muy in­
teto de Alejandría, fueron los modelos. teresante. Sin embargo, no es conocida
Para Amílcar U., como para algunos por los críticos, ni siquiera por aquellos
otros nadaístas, Rimbaud, Constantin que se han especializado en la «novela
Kavafis, Lautréamont y Robbe-Grillet urbana». También ha publicado Al­
fueron muy significativos. guien muere al grito de la garza, Pes­
Fernando González, el controverti­ cador de imágenes y Juego de espejos.
do autor de Viaje a pie, no sólo influyó Amílcar Osorio (1940-1985), el na-
sobre el nadaísmo sino que fue el úni­ daísta con la más sólida formación in­
co intelectual de prestigio en valorar telectual, dejó inédita la mayor parte
positivamente al grupo; con razón se de su obra. La revista Eco publicó en
reconocía en muchos de los aspectos 1969 su cuento «El caudatario», y un
del nadaísmo, en particular en el vi­ poco antes de su muerte accidental sa­
talismo que él venía predicando desde lió en edición limitada su libro de poe­
la década del treinta. mas Vana stanza. Tanto el relato
Gonzalo Arango dejó una obra li­ como estos poemas muestran una ca­
teraria, recogida en parte en Obra ne­ racterística del quehacer literario de
gra (1974), de poca calidad. Tuvo más Amílcar U., su independencia con los
suerte como periodista; sus colabora­ clichés nadaístas cultivados por Gon­
ciones para La Nueva Prensa, donde zalo Arango y J. Mario. «Cuerpo ce­
publicó la columna «Todo y nada», leste» lo muestra muy bien:
98 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

con aplicación reverente va fundando J. Mario, Eduardo Escobar, Jaime


besos Espinel y Darío Lemos son otros de
por todo mi cuerpo los nadaístas que continúan escribien­
aquí uno frío y rápido do. También habría que tener en
como un Aldebarán apagado, cuenta a dos escritores generalmente
aquí uno más leve pero tibio, asociados con el nadaísmo: Fanny
aquí uno ardiente, Betelgense, Buitrago, autora de El hostigante ve­
aquí un mordisco, aquí una luna, rano de los dioses, y Mario Rivero.
aquí otro y otro aquí, asteroides, Este último es autor de una obra poé­
aquí las Pléyades, y en el pecho tica que, desgraciadamente, con los
la vagante supernova, años ha ido perdiendo la dureza para
una binaria azul en las caderas, penetrar en la experiencia vivida. De
uno de cráteres abiertos en la boca, esta etapa lo mejor está recogido en
Fanny Bu i trago, hasta convertirse en la equivocada Baladas sobre ciertas cosas que no se
autora de
"El hostigante constelación de la medusa deben nombrar. Independientemente
verano de los dioses", fija en el firmamento de esta noche. del nadaísmo, Giovanni Quessep
"Cola de zorro", (1939) escribe una poesía de alta ca­
"Los pañamanes" Jaime Jaramillo Escobar (1932) lidad. En 1961 publicó su primer libro,
y "Los amores de X-504, es autor de «Narices por ore­ Después del paraíso, que fue seguido
Afrodita". Desde
su iniciación
jas», un corto pero excelente relato por El ser no es una fábula y por Du­
literaria con el sobre la Violencia, publicado por la ración y leyenda.
grupo nadaísta, revista Esquemas en 1961. Su poesía
desembocó en su apareció inicialmente en Los poemas Objetivo: la realidad colombiana
narrativa más de la ofensa, premio Casius Clay de
personal, de buen poesía nadaísta (1969). Luego publicó
dominio del idioma En La revolución invisible (1959), Jor­
y gran capacidad Poemas de tierra caliente (1983) y ge Gaitán Durán, al enjuiciar el Fren­
imaginativa. Sombrero de ahogado (1984). te Nacional, se refería a él como a «un
proyecto en el vacío» y señalaba con
lucidez la sensación que muchos inte­
lectuales compartían en ese momento:
«Sentimos que se ha producido una
ruptura dramática en la historia de
Colombia —durante años hemos per­
cibido en la vida cotidiana un sabor de
lodo y de muerte—, sentimos el ruido
subterráneo de un cambio, de un gran
movimiento de estructuras. Sabemos
que estamos al borde de un proyecto
decisivo, pero ignoramos cómo inte­
grarnos a él, cómo iniciarlo, cómo rea­
lizarlo. Nuestra mentalidad sigue sien­
do anterior a la tragedia.»
Se trataba, pues, de ponerse a la al­
tura de la experiencia histórica y de
adquirir instrumentos intelectuales
para analizar el presente; un presente
que para muchos intelectuales se pre­
sentaba como una gran frustración co­
lectiva, pues el Frente Nacional no
planteaba soluciones de fondo a los
grandes y viejos problemas del país.
El acuerdo de los dos partidos tradi­
cionales era ante todo una repartición
del poder entre fracciones acaudilla­
Capítulo 4 99

das por los viejos políticos. Como res­ brerías y en cajas de cartón en la re­
puesta a esta situación los intelectua­ sidencia del autor, vástago de una de
les que tenían una posición crítica se las más poderosas familias de la bur­
lanzaron al estudio de la historia del guesía criolla. A comienzos de los se­
país y de su economía. Faltaba pre­ senta se agota. La segunda edición la
paración y había que adquirirla sobre hará una editorial marxista de Mede-
la marcha. llín, la Oveja Negra. Los intelectuales
Darío Mesa había publicado en de izquierda leen el informe de la mi­
Mito (1957) Treinta años de historia de sión Lebret, así como El desarrollo
Colombia 1925-1955. Este ensayo he­ económico de Colombia, de la CE-
cho con la óptica del marxismo seguía PAL. Se hace cada vez más claro que
paso a paso el proceso económico y las el problema del país es concreto,
contradicciones políticas del país. In­ cuantificable: mortalidad infantil, de­
dalecio Liévano Aguirre publicó por sempleo, analfabetismo, carencia de
entregas, en la revista Semana y luego vivienda, en fin, subdesarrollo y de­
en la Nueva Prensa, Grandes conflic­ pendencia. Se lee pues a Paul Baran,
tos sociales y económicos de nuestra La economía política del crecimiento,
historia, una interpretación a contra­ a Paul Swewzy, Teoría del desarrollo
pelo de la historiografía tradicional. capitalista, a Maurice Dobb, Econo­
Ni en el primer caso ni en éste interesa mía política y capitalismo, etc. Como
la corrección o no de los análisis: lo el Frente Nacional trae consigo el re­
que importa es su impacto sobre la conocimiento de que la Violencia algo
gente joven que se interrogaba sobre tiene que ver con la estructura de la
la historia colombiana. propiedad de la tierra, y se inicia tí­
Esta actitud de búsqueda se mate­ midamente un estudio sobre una po­
rializa en la recuperación de libros ol­ sible reforma agraria, crece el interés
vidados y subestimados. Luis Eduardo por el análisis de los problemas del
Nieto Arteta escribió una obra en la campo. En 1957 aparece en la revista
que trataba de replantear la historia de la Universidad de Medellín el es­
de Colombia, Economía y cultura en tudio de Hernán Toro Agudelo Plan­
la historia de Colombia, cuya primera teamiento y soluciones del problema
edición fue hecha en 1942; veinte años agrario. Toro Agudelo, con un exce­
después sale la segunda edición. lente acopio de información estadísti­
El interés manifestado en 1962 por ca, demostraba que «éste no es un país
la obra de Nieto Arteta es indicativo de pequeños propietarios sino de po­
de una nueva actitud frente a la his­ cos pero fuertes latifundistas». El so­
toria. A pesar del esquematismo y las ciólogo Orlando Fals Borda había
limitaciones en el terreno de la infor­ inaugurado en 1957 el análisis socio-
mación, el libro de Nieto Arteta se va­ histórico con su libro El hombre y la
loraba como un esfuerzo importante tierra en Boyacá.
hacia nuevas temáticas de la investi­ Los intelectuales tenían dos opcio­
gación sobre la realidad colombiana. nes políticas. De un lado estaba el par­
Un libro escrito hacía más de cuatro tido comunista, que había podido vol­
décadas, Problemas colombianos, de ver a la legalidad a raíz del plebiscito
Alejandro López, es sacado de las bi­ de 1957. El partido había resistido y
bliotecas y empieza a ser estudiado sobrevivido en la clandestinidad. Aho­
con interés: al fía de cuentas, «la lucha ra volvía a la palestra política, publi­
del hacha contra el papel sellado» se­ caba su semanario Voz de la Demo­
guía siendo actual. cracia y trataba de acomodarse me­
Industria y protección en Colombia, diante alianzas a los estrechos límites
obra pionera de nuestra historia eco­ del Frente Nacional. El XX Congreso
nómica, de Luis Ospina Vázquez, ha­ del PCUS había oficializado la cam­
bía salido en 1955 y sin pena ni gloria paña de desestalinización, lo que, teó­
envejecía en los anaqueles de las li­ ricamente al menos, colocaba a los co­
100 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

munistas en una mejor posición en el históricos lejanos, rodeados de una


terreno de la lucha ideológica; sin em­ aureola épica que los hacía más dis­
bargo, los duros esquemas de pensa­ tantes aún; pero la revolución dirigida
miento heredados de tres décadas de por hombres jóvenes, cercana en el es­
dogmatismo y represión generalizados pacio y el tiempo, obsesionó a todos los
no cedieron tan fácilmente, ni en po­ que soñaban con un cambio social. Esa
lítica ni en filosofía, menos aún en el obsesión tendría complejas consecuen­
dogma de un arte y una literatura so­ cias históricas en Latinoamérica en ge­
metidos a los cánones del «realismo neral, y en Colombia en particular.
socialista». En Colombia, el partido El ejemplo de Mito fue seguido por
comunista era una opción poco atrac­ una serie de revistas efímeras cuyo
tiva para esos intelectuales que el mis­ contenido deja ver los intereses inte­
mo partido definía como «pequeño- lectuales que flotaban en el ambiente.
burgueses». La otra opción era el Mo­ En 1958, Francisco Díaz y Carlos Rin­
vimiento Revolucionario Liberal, cuyo cón fundan la revista Tierra Firme,
medio de expresión, el semanario La donde se traduce a Jean Hyppolite, a
Calle, hacía el papel de voz discordante Martín Heidegger, a Holderlin, y sa­
en la aparente armonía preestablecida len ensayos sobre la situación econó­
del Frente Nacional; su jefe, Alfonso mica del país de Jorge Child y sobre la
López Michelsen, cuestionaba lo que Universidad, de Rafael Gutiérrez Gi-
llamaba «el club del Frente Nacional» y rardot. A finales de 1961 aparece Es­
denunciaba la formación de una coali­ quemas, dirigida por Germán Colme­
ción irreversible de los partidos tradi­ nares, Jorge Orlando Melo y Rubén
cionales, para repartirse el poder y el Sierra Mejía; trae artículos de los di­
presupuesto. Pero la experiencia histó­ rectores y de Fanny Buitrago, José Pu-
rica hacía temer las veleidades de los je­ bén, Fernando Abeláez, Amílcar U. y
fes liberales, siempre dispuestos a rein­ traducciones de Herbert Marcuse y
tegrarse a la máquina oficial, una vez lo­ Wright Mills.
grada una posición de fuerza con la di­ La revista Eco, patrocinada por
sidencia. Carl Buchholz, cuyo objetivo era el de
Así ocurrió con el MRL. En 1962, difundir «la cultura occidental», en
este movimiento parecía haberse con­ particular la de la República Federal
vertido en un desafío serio al Frente Alemana, fue, a pesar de tan sublimes
Nacional. En las elecciones presiden­ y oficiosos propósitos, un verdadero
ciales de ese año, López Michelsen medio de difusión de la filosofía, la
obtuvo más de medio millón de votos; crítica literaria y la obra de grandes
se trataba, pues, de un movimiento de autores alemanes y de otros países eu­
masas que clamaba por cambios pro­ ropeos: así mismo abrió sus puertas a
fundos en la estructura social colom­ autores colombianos, y en ella escri­
biana. Sin embargo, el MRL comenzó bieron Danilo Cruz Vélez, Jorge Elié-
lentamente a derivar hacia el Frente cer Ruiz, Rafael Gutiérrez Girardot,
Nacional hasta fundirse con él, crean­ Carlos Rincón, Marta Traba, Germán
do un vacío político que sólo vino a ser Colmenares, Darío Ruiz, Fernando
llenado fugazmente por el equívoco Charry Lara, Álvaro Mutis, etc. Esta
movimiento populista, la Anapo, di­ dinámica se debe en gran parte a quie­
rigido por el ex dictador Rojas Pinilla. nes la dirigieron desde su fundación en
El primero de enero de 1959, Fidel 1960 hasta su extinción en 1985: Her­
Castro entraba a La Habana y en cier­ nando Valencia Goelkel, Nicolás
to modo comenzaba la Revolución cu­ Suescún, Ernesto Volkening y Juan
bana. No es fácil medir el impacto de Gustavo Cobo Borda. Eco publicó
esta primera revolución latinoameri­ buena parte de la obra crítica de Er­
cana. La Revolución rusa de 1917, la nesto Volkening. Sus ensayos y tra­
china de 1949, se presentaban a los ducciones contribuyeron a romper la
ojos del latinoamericano como hechos tendencia de la cultura colombiana al
Capítulo 4 101

provincialismo. Volkening, residente las basuras de la historia por un es­


en el país desde la edad de veintiséis quema dogmático incapaz de com­
años, alcanzó a captar maravillosa­ prenderse a sí mismo ni de seguir la
mente el ambiente cultural de su país evolución del mundo contemporá­
de adopción, como lo demuestran sus neo.» Estrategia reivindica la impor­
ensayos sobre autores colombianos. tancia que para la izquierda tiene el
estudio de Husserl, Sartre y Merleau-
E1 grupo de Estrategia Ponty, Lévi-Strauss, y marxistas he­
terodoxos como Lefebvre y el Lukács
Una de estas revistas, también de cor­ de Historia y conciencia de clase, que
ta duración, apenas tres números, no el de El asalto a la razón, buen
pero sin embargo de una gran signifi­ ejemplo del dogmatismo staliniano.
cación por sus consecuencias teóricas, Una de las consignas de la revista
fue Estrategia, publicada en Bogotá a era la invitación a la lectura de las
partir de 1962, dirigida por Estanislao obras de Marx, sin la tradicional me­
Zuleta y Mario Arrubla, ambos naci­ diación de los manuales del Instituto
dos en 1935. Se asume como una pu­ de Marxismo-Leninismo de la Unión
blicación marxista no dogmática. Sus Soviética, así como una fuerte crítica,
directores habían sido miembros del inspirada en particular en Sartre, del
partido comunista, pero se habían re­ materialismo dialéctico en Engels y
tirado en protesta por la insistencia del Lenin.
grupo en una línea dogmática en la Sartre tuvo una especial importan­
teoría y artesanal en la práctica polí­ cia para este grupo. En 1960 había
tica. La revista también se enfrentaba aparecido la edición francesa de su
al extremismo de izquierda, que en Crítica de la razón dialéctica, prece­
aquella época comenzaba a tomar dida de un ensayo, Problemas de mé­
fuerza entre los medios estudiantiles. todo, en el cual el máximo represen­
Inicialmente era portavoz de un pe­ tante del existencialismo francés lla­
queño grupo político, el partido de la maba al marxismo «la insuperable fi­
revolución socialista, que rápidamente losofía de nuestro tiempo», «el humus
hizo crisis por la aparición de «tenden­ de todo pensamiento particular y el
cias aisladas y aventureras» en algunas horizonte de toda cultura». No es di­
de sus regionales, trasformándose en fícil imaginar el entusiasmo producido
la Organización Marxista Colombia­ por una validación como ésta de una
na. En este trabajo político-intelec­ concepción bastante maltrecha por va­
tual, Zuleta y Arrubla estuvieron rias décadas de stalinismo. Jorge Or­
acompañados por intelectuales y es­ lando Melo tradujo Problemas de mé­
tudiantes de Bogotá, Medellín, Car- todo, y ésta fue la única publicación de
tago e Ibagué, entre los cuales estaban las Ediciones Estrategia.
Jorge Orlando Melo, Jaime Mejía Du­ Otra de las características del grupo
que, Jorge Villegas, Javier Vélez, Al­ de Estrategia fue su defensa del psi­
varo Tirado, Margarita González, coanálisis, de un psicoanálisis «con
Moisés Melo, Socorro Castro y Hum­ base marxista», como decía Zuleta en
berto Molina, entre otros. su ensayo «Marxismo y psicoanálisis»,
En el número 2 de esta publicación en el número 3 de la revista. Se tra­
aparece esbozada la posición del gru­ taba de una visión del psicoanálisis
po frente a las relaciones entre el mar­ apoyada en la lectura directa de la
xismo y otras disciplinas. Zuleta criti­ obra de Freud y algunos de sus segui­
ca la actitud cerrada de los partidos dores franceses, que comenzaban a
comunistas, mantenida a pesar de las conocerse en el país, como Jacques
autocríticas del XX Congreso PCUS: Lacan, J. B. Pontalis y Daniel Laga-
«El psicoanálisis, la fenomenología, la che. La literatura era, para el grupo de
lingüística estructural, casi toda la an­ Estrategia, uno de los medios privile­
tropología, han sido arrojadas entre giados para el conocimiento de la rea-
102 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

lidad; esta tesis tenía sus raíces en el madas «novelas de formación». Esta
mismo Marx; basta recordar el papel obra ha sido objeto de un sistemático
que juegan en su obra nombres como silencio por parte de la crítica, silencio
los de Balzac, Shakespeare y Goethe. injustificado, pues la obra de Mario
Además, la literatura era también cen­ Arrubla tiene valores literarios eviden­
tral en el pensamiento de Lukács y tes. No es el menor de ellos el trata­
Sartre. miento del fenómeno urbano en la pers­
Era una continuación de la mejor pectiva del proceso de migración ace­
tradición marxista, pues rechazaba la lerado que ocurre a comienzos de la dé­
estéril «teoría del reflejo» que había cada del cincuenta, como consecuencia
dominado a los intelectuales marxistas de la agudización de la Violencia.
ortodoxos. La literatura no se conce­ Estudios sobre el subdesarrollo co­
bía como el reflejo pasivo de la reali­ lombiano (1969) de Mario Arrubla se
dad, ni como la expresión mecánica de convirtió en un best-seller universitario
una ideología de clase, sino como una durante los años setenta. El libro tiene
interpretación creadora e iluminadora como punto de partida dos ensayos so­
sobre la realidad en cuanto materia bre la economía del país, aparecidos
prima del trabajo literario. Implicaba en los números 2 y 3 de Estrategia. En
también un interés por disciplinas que él está plasmada la concepción que de
potencializaran el análisis literario la economía y la historia tenía el sector
como la etnología, la historia, el psi­ marxista no comunista de los años se­
coanálisis y la lingüística. senta, concepción que, si bien es un
En el último número de la revista, poco apocalíptica, había, sin embargo,
enero de 1964, apareció una lista de captado con bastante claridad las fa­
futuros trabajos, algunos de los cuales llas estructurales de la sociedad co­
salieron efectivamente en el transcur­ lombiana.
so de los años en otras revistas, pero La importancia de Marx, Freud y
que se pueden enfocar como indicati­ Sartre para los intelectuales críticos de
vos de las tendencias teóricas de este aquella época se puede visualizar fá­
sector de la intelectualidad de izquier­ cilmente en las palabras de Jorge Gai-
da: «Paranoia y esquizofrenia: polos tán Durán, en la introducción a La re­
psicológicos del mundo burgués», volución invisible: «Creo que el país se
«Sigmund Freud y la sociedad an- ha engañado sobre la formación de los
tioqueña», «Introducción a la obra escritores que más o menos tienen mi
de Kafka», «Introducción a la obra de edad. Pertenezco a una generación
Dostoiewski», «El estudiantado co­ marcada con más hondura por Marx,
lombiano y la revolución», «El na- Freud y Sartre que por Proust, Joyce
daísmo y la juventud colombiana». o Faulkner; nos interesa y nos entu­
Estanislao Zuleta escribió poste­ siasma la experiencia literaria de Bor-
riormente Teoría de Freud al final de ges y Robbe-Grillet o la experiencia
su vida, Conferencias sobre historia ontológica de Heidegger, pero pres­
económica de Colombia, Comentarios tamos más atención a Machado, Lu-
a la «Crítica de la economía política», kács o Henri Lefebvre; nos conmueve
de Carlos Marx, Comentarios a «Así la aventura humana de Henry Miller o
habló Zaratustra», de Nietzsche, La Jean Genet, pero es una película como
propiedad, el matrimonio y la muerte Paths of glory, de Stanley Kubrick,
en Tolstoi y «La Montaña Mágica» y donde nos reconocemos. Nuestro
la llanura prosaica; estos últimos li­ humanismo es quizás una paradoja:
bros son un ejemplo del trabajo de in­ sentimos en carne viva la fascinación
terpretación de obras literarias reali­ del pensamiento y arte de este tiempo
zado por Zuleta. Mario Arrubla pu­ que gritan con desesperanza la negli­
blicó a mediados de los sesenta su no­ gencia del hombre frente a una histo­
vela La infancia legendaria de Ramiro ria implacable y a la vez creemos que
Cruz, una obra del género de las lla­ podemos reformar el mundo.» Son las
Capítulo 4 103

palabras de un actor y testigo de ex­ satisfactoria para una juventud ilusio­


cepción de ese tiempo, que sintetizan nada por el ejemplo de la Revolución
lo que pensaba y a lo que aspiraba la cubana. De ahí que las propuestas de
joven élite intelectual surgida de un un marxismo abierto como la del gru­
pasado de fanatismo y violencia. po de Estrategia fueran descalificadas
El marxismo vuelve a la universidad como «humanismo pequeño-burgués»
pública. El Frente Nacional, poco a por los grupos políticos de izquierda
poco, fue levantando las prohibiciones que comenzaban a formarse al margen
que desde comienzos del cincuenta pe­ del partido comunista, calificado a su
saban sobre la enseñanza y discusión vez de «reformista».
del pensamiento marxista en la uni­ A mediados de la década se estaban
versidad colombiana. Las tesis de organizando dos grupos de tipo ar­
Marx pasan a formar parte de la for­ mado: el Ejército de Liberación Na­
mación de los estudiantes de filosofía. cional, de inspiración castrista y reclu­
Los postgraduados que vuelven de Pa­ tado casi exclusivamente entre estu­
rís, Franckfurt, Berlín u otras univer­ diantes de la Universidad Nacional y
sidades europeas traen el interés que la de Santander. Como consecuencia
por el marxismo se abría paso entre de una disidencia dentro del partido
los medios intelectuales del Viejo comunista, en parte producida por la
Continente. Si más adelante el mar­ ruptura chino-soviética, aparece el
xismo universitario cayó frecuente­ grupo maoísta que se autodenominó
mente en estériles esquematismos, Partido Comunista Colombiano Mar-
también es cierto que su influencia fue xista Leninista y procedió a organizar
benéfica para impulsar a muchos es­ grupos guerrilleros bajo el nombre de
tudiantes y profesores por el camino Ejército Popular de Liberación. En
de investigaciones concretas, en par­ este caso también predominó el ele­
ticular en la economía, la historia, la mento estudiantil. Aunque formal­
sociología y la antropología. mente los dos grupos se enfrentaban
La editorial Oveja Negra, fundada entre sí por la adopción del modelo
en Medellín en 1968 por un grupo de castrista del «foco guerrillero» en el
jóvenes intelectuales de izquierda y di­ caso del ELN y «la guerra popular» en
rigida por Moisés Melo, expresa muy el del EPL, en realidad se trataba de
bien los nuevos intereses culturales. dos formas de «foco guerrillero». Más
Publicó textos de los clásicos del mar­ adelante apareció otro grupo maoísta,
xismo y obras de autores colombianos el Movimiento Obrero Independiente
como Luis Ospina Vásquez, Luis Revolucionario, MOIR, cuyo ámbito
Eduardo Nieto Arteta e Indalecio Lié- de acción fue, a pesar de su nombre,
vano Aguirre. Esta editorial fue el casi exclusivamente la universidad.
modelo de muchas otras que aparecie­ Estos grupos y otros grupúsculos com­
ron durante los años setenta, como La petían entre sí y con el partido co­
Carreta, La Pulga, El Tigre de Papel, munista en el escenario socialmente
etc. En 1974 aparece la revista Cua­ bastante restringido de la universidad
dernos Colombianos, editada por Ma­ pública y de algunas privadas.
rio Arrubla, Jesús Antonio Bejarano, Para finales de la década del sesenta
Moisés Melo, Alvaro Tirado y Jorge y durante buena parte de la siguiente,
Orlando Melo. Ejemplifica la orien­ la vida universitaria se ve conmocio­
tación tomada por la investigación en nada por interminables asambleas es­
ciencias sociales. Publicó artículos so­ tudiantiles, huelgas, pedreas, a veces
bre historia y economía colombianas, con lamentables saldos de víctimas. El
así como de crítica literaria y psicoa­ gobierno cierra y reabre las universi­
nálisis. dades, reprime a veces, como durante
Pero la situación política y social en el gobierno del presidente Pastrana.
el marco institucional del Frente Na­ Entre los militantes universitarios
cional se presentaba cada vez más in­ toma fuerza la idea de «destruir la
104 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

dida de relación con la realidad del


país; pues, equivocados o no, muchos
estudiantes partieron para «el monte»
de donde un buen número no volvió
jamás, ya fuera por caer bajo las balas
de las Fuerzas Armadas o eliminados
en las frecuentes purgas internas ocu­
rridas dentro de los grupos guerrille­
ros. Otros volvieron frustrados a rein­
tegrarse al mundo burgués que habían
tratado de destruir. Algunos perma­
necieron en esas organizaciones que
después de muchos avatares lograron
instalarse en el campo hasta la actua­
lidad.
El caso más representativo es el de
Camilo Torres Restrepo, sacerdote y
sociólogo, que en 1965 convocó a los
grupos de izquierda para que se con­
gregaran en un Frente Unido contra la
burguesía y el imperialismo. Éste fue
el intento más serio para que la iz­
quierda tomara contacto con las gran­
des masas. Sin embargo, el bloqueo
creciente por parte del gobierno y la
El padre Camilo Universidad», aparato ideológico del Iglesia a la actividad política de Ca­
Torres Restrepo, sistema, bajo la influencia del movi­ milo lo fue inclinando hacia la concep­
durante un incidente miento estudiantil europeo del 68 y de ción armada de la revolución. El cre­
con la fuerza
pública en Bogotá la Revolución cultural china. cimiento de la abstención en las elec­
(noviembre de 1965), Sin embargo, este proceso de poli­ ciones del Frente Nacional, conse­
acompañado por tización bastante discutible, por decir cuencia del desgano de los electores
Jaime Arenas, lo menos, va acompañado como con­ para votar por un candidato del par­
Víctor Medina Morón secuencia de la reforma universitaria, tido contrario al que pertenecían por
y Julio César Cortés.
de la aparición del profesorado de tradición, así como la lógica sensación
tiempo completo y de la apertura de de estar participando en un ceremo­
nuevas unidades docentes, sobre todo nial sin sentido, pues la alternación le
en el ámbito de las ciencias humanas. quitaba parcialmente el interés a la
La llamada «nueva historia», con su participación electoral, fueron inter­
énfasis en la historia económica, ha pretados por la izquierda no comunis­
producido resultados que, traducidos ta y por el mismo Camilo Torres como
en obras, no son desdeñables. Y algo un índice inequívoco de descontento
parecido, aunque con resultados me­ popular. Fue un espejismo que se en­
nos sólidos, se puede decir de los tra­ carnó en la consigna de la «abstención
bajos en filosofía, sociología y antro­ beligerante», acogida por Camilo To­
pología. Estos trabajos se hicieron por rres, dándoles así más peso a las ten­
esfuerzo personal, con algún apoyo dencias armadas dentro del Frente
institucional, no siempre coherente, y Unido.
con la hostilidad de los grupos radi­ Su carisma personal y su doble ca­
calizados que no veían en la investi­ rácter de sacerdote y universitario le
gación otra cosa que «academicismo». permitieron a Camilo contar con una
Sería simplificar las cosas no mirar gran acogida entre los medios estu­
la situación de los estudiantes radica­ diantiles, incluyendo a sectores cató­
les sino desde el punto de vista de su licos, pues no debe olvidarse que, a
jerga, de su dogmatismo y de su pér­ raíz del Concilio Vaticano II, convo­
Capítulo 4 105

cado por Juan XXIII en 1962, la Igle­ Cruz que señala


sia replanteó su política social. Por el sitio de
esto también contó Camilo con una Patio Cemento
donde fue abatido
moderada aceptación por parte de sec­ el padre Camilo
tores sindicales católicos. Aunque la Torres, el 15 de
base de opinión del Frente Unido fue febrero de 1966.
predominantemente estudiantil, logró
alguna penetración entre los sindica­
tos de izquierda de Barrancabermeja,
Bucaramanga y Medellín.
Pero Camilo Torres finalmente optó
por la vía armada. El ELN distribuyó
un comunicado acompañado de una
foto de Camilo con barba, uniforme y
fusil al hombro, en que anunciaba su
incorporación a la guerrilla. Meses
después aparecía en la primera página
de los periódicos la foto del cadáver de
Camilo, caído en combate en Patio
Cemento, Santander, el 15 de febrero
de 1966. La posibilidad de un movi­
miento de izquierda, amplio y de masas,
se cerraba de esta manera.
En la inauguración del Primer Con­
greso de Sociología en la Universidad tanto se había discutido en los años se­
Nacional, en 1966, se rendiría el tri­ senta, fue enterrada sin pena ni gloria
buto de un minuto de silencio a Ca­ por el acuerdo de Chicoral: el proble­
milo Torres, lo que produciría el ai­ ma agrario seguía vigente. Las ciuda­
rado retiro del ministro de Educación des siguieron creciendo y con ellas cre­
de ese entonces. «Elemento subversi­ cieron también los cinturones de mi­
vo dado de baja por las autoridades» seria, refugio de desempleados y ca­
para el Frente Nacional, prototipo del rentes de los más mínimos servicios.
intelectual comprometido integral­ ¿Qué puede significar la palabra cul­
mente con el destino de su pueblo tura para estas gentes marginadas por
para los intelectuales y estudiantes de el mismo proceso económico? ¿Acaso
izquierda, ése fue Camilo Torres. el porcentaje de analfabetismo abso­
El mundo de los guerrilleros, sus re­ luto no continuó siendo lo suficiente­
des urbanas, sus luchas internas, pa­ mente grande como para avergonzar a
saron a ser parte de la literatura co­ un país que se pretende civilizado? ¿Y
lombiana. Existen dos novelas sobre qué decir del analfabetismo funcional?
el tema, escritas en forma responsable Parece como si se quisiera mantener el
y de una calidad indudable: El deser­ analfabetismo para que el presidente
tor de Plinio Apuleyo Mendoza y Sin de turno monte su campaña de alfa­
remedio de Antonio Caballero. betización patriótica.
El crecimiento económico sostenido Ciertamente el crecimiento econó­
del país, notable desde mediados de la mico amplió la base de la clase media,
década de los sesenta, no solucionó, generándose así una extensión del
sin embargo, los problemas estructu­ mercado de productos culturales.
rales que la intelectualidad crítica ve­ Ante todo, naturalmente, de esa cul­
nía denunciando desde los comienzos tura de masas tan bien representada
del Frente Nacional. Para millones de en nuestro medio por la televisión es­
colombianos, la lucha por la supervi­ tatal, las cadenas radiales y la proli­
vencia seguía siendo un reto cotidia­ feración de una literatura folletinesca.
no. La Reforma Agraria, sobre la cual Por otra parte, el relativo crecimiento
106 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

de la universidad, en particular de la de una población sometida a los limi­


estatal, también ha coadyuvado al cre­ tantes atrás mencionados.
cimiento de la industria editorial. To­ Si desde el punto de vista del lector
davía en los años sesenta la industria potencial las cosas no van bien en Co­
editorial colombiana era pequeñísima, lombia, el balance de la actividad
los tirajes de libros fluctuaban entre creadora en la esfera de la literatura y
1.000 y 1.500 ejemplares, una edición otros aspectos del pensamiento, du­
de 3.000 ejemplares era algo extraor­ rante las dos últimas décadas, también
dinario. Después de mediados de los deja mucho que desear. El otorga­
setenta, este crecimiento se acelera y miento del premio Nobel a Gabriel
además de las editoriales colombianas García Márquez, que, dicho sea de
comienzan a instalarse filiales de edi­ paso, nada quita ni agrega a su genio
toriales extranjeras. En los últimos literario, ha producido desgraciada­
años llama la atención la difusión de mente un ruido cultural que se ha tra­
colecciones de libros, discos y folletos, ducido en una autocomplacencia acrí­
muchas veces de alta candad intelec­ tica hábilmente manipulada desde
tual, vendidos a precios módicos en arriba. Pero cuando se apaga un poco
puestos de revistas y supermercados. el coro del elogio a la cultura colom­
Sin embargo, las pocas estadísticas so­ biana y se procede a analizar con se­
bre lectura de prensa y libros de que renidad el estado de la narrativa y la
se dispone arrojan resultados poco poesía colombianas en la última dé­
alentadores. Descontando el proble­ cada, sólo se puede sacar una conclu­
ma del analfabetismo, es preciso tener sión: el trabajo literario, con contadas
en cuenta que la docencia en la escue­ excepciones, está dominado por la im­
la primaria y secundaria, tanto pública provisación y su correlato, la superfi­
como privada, es bastante adversa al cialidad, y en los últimos años por las
desarrollo de una actitud positiva fren­ exigencias del mercado editorial.
te a la lectura. A lo anterior hay que Germán Espinosa, nacido en Car­
agregar que los modeladores de la opi­ tagena en 1938, publicó Los cortejos
nión pública, la radio (exceptuando del diablo en 1970; seis años más tar­
las emisoras culturales), la televisión y de, Colcultura editó su colección de
la relativamente poco leída prensa, si cuentos Los doce del infierno, y en
se tiene en cuenta el porcentaje alfa- 1982 apareció su mejor obra: La teje­
beta de la población del país, tienen dora de coronas. Albalucía Ángel
una actitud frente a la cultura que va (1939) publica inicialmente Los gira­
desde el desconocimiento, en aras de soles de invierno en 1966 y después, en
la promoción de una subcultura de España, Dos veces Alicia (1972). Su
masas en la radio comercial, hasta un obra más lograda, Estaba la pájara
condescendiente lugar secundario en pinta sentada en el verde limón, apa­
la televisión y la prensa. Como auto- reció en 1975. Luego, en 1979, Col-
justificación, se alega siempre que la cultura publica su libro de cuentos ¡Oh
cultura pensada como actividad crítica gloria inmarcesible!. Y en 1982, tam­
y creadora es asunto de una ínfima mi­ bién en España, publica una obra de
noría. carácter experimental «titulada Misiá
La situación de las bibliotecas pú­ señora. Óscar Collazos, nacido en
blicas del país no es muy animadora. 1942, cuyo primer libro de cuentos El
No se trata de insistir en la virtual au­ verano también moja las espaldas fue
sencia de bibliotecas en las pequeñas publicado en Medellín por Ediciones
poblaciones, sino de señalar cómo en Papel Sobrante en 1967; más adelante
las ciudades intermedias, y aun en las publicó Esta mañana del mundo en
grandes ciudades, el servicio de las bi­ 1968 y Disociaciones y despojos en
bliotecas públicas es bastante deficien­ 1974; su última novela, Todo o nada,
te y se combina negativamente con la es de 1982. Gustavo Álvarez Gardea-
relativa ausencia de interés por parte zábal (1945) es autor de una novela so­
Capítulo 4 107

bre la Violencia, Cóndores no entie- Andrés Caicedo


rran todos los días, sin lugar a dudas (1951-1977). autor
su obra mejor lograda; ha escrito tam­ de "¡Que viva la
música!"'.
bién Dabeiba, El bazar de los idiotas, "Independientemente
El titiritero y El divino. de su valor
Entre estas excepciones es necesa­ testimonial, que
rio citar en primer lugar a Andrés Cai- es muy grande,
lo que sorprende en
cedo, nacido en Cali en 1951; inten­ su trabajo literario
samente atraído por el cine, fundó en es su capacidad
su ciudad natal la revista Ojo al Cine. para crear un
En 1975 publicó un relato, «El atra­ espacio literario
vesado», y en 1977 Colcultura publica de gran intensidad,
con medios
su novela ¡Que viva la música!. El 4 de inéditos."
marzo de ese mismo año se suicidó.
¡Que viva la música! es, sin lugar a du­
das, una de las mejores novelas escri­
tas en Colombia en la década del se­
tenta. Independientemente de su va­
lor testimonial, que es muy grande, lo
que sorprende en el trabajo literario
de Andrés Caicedo es su capacidad
para crear un espacio literario de gran
intensidad, con medios inéditos. La
«Mona» es el personaje femenino me­
jor logrado de la literatura colombia­
na, sin falsificaciones, sin clichés; en la del agua (1972), Luna de ciegos
novela de Andrés Caicedo por pri­ (1974), Señal de cuervos (1979), Fa-
mera vez en nuestra literatura irrumpe bulario real (1980) y Umbrales (1982).
otro personaje: la música. Su libro La crítica literaria, concebida como
póstumo Destinitos fatales no ha hecho un trabajo de formación del lector,
otra cosa que corroborar su garra de bien fundada en una cultura sólida por
escritor. parte del crítico, es escasa en el país.
Otro explorador de la literatura es Ya se vio atrás cómo el camino abierto
Rafael Humberto Moreno-Duran por Baldomero Sanín Cano fue segui­
(1946), residente en España durante do por unas cuantas personalidades a
varios años, ha publicado cuatro no­ las cuales ya se ha hecho referencia.
velas: Juego de damas, El toque de En la última parte de este período ha­
Diana, Finale capriccioso con madon­ bría que señalar a algunos intelectua­
na y Los felinos del canciller. Roberto les que han mantenido el ejercicio de
Burgos Cantor (1948) es autor de una la crítica literaria en un nivel respeta­
excelente colección de cuentos, Lo ble. Rafael Gutiérrez Girardot, anti­
amador, y una novela, El patio de los guo colaborador de Mito, que ha es­
vientos perdidos, publicada por Pla­ crito sobre Jorge Luis Borges y An­
neta Colombiana en 1984. Tomás tonio Machado, es autor de «La lite­
González (1950), cuya primera nove­ ratura colombiana en el siglo XX», po­
la, En el comienzo era el mar, es una lémico ensayo que hace parte del
obra bien estructurada y de una poé­ Manual de historia de Colombia, de
tica contenida y eficaz. Es también sig­ Colcultura. Jaime Mejía Duque, des­
nificativa la novela de Luis Fayad de la perspectiva de Lukács, se ha con­
(1945) Los parientes de Esther, publi­ sagrado al análisis de la literatura co­
cada en España por Alfaguara. lombiana y es autor de varios libros,
Entre los poetas más destacados de entre los que se destacan Literatura y
la década del setenta está Juan Ma­ realidad y «El otoño del patriarca» o la
crisis de la desmesura. Darío Ruiz Gó­
nuel Roca (1945), autor de Memoria
108 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

mez, autor de dos novelas, La Ternura Uno de los aspectos más relevantes
que tengo para vos y Hojas en el patio, del quehacer cultural de este período
ha escrito en revistas y en los suple­ fue la labor realizada por Gloria Zea,
mentos literarios ensayos sobre la li­ Juan Gustavo Cobo Borda, Santiago
teratura contemporánea nacional y ex­ Mutis y el equipo de Colcultura entre
tranjera. Juan Gustavo Cobo Borda es 1974 y 1982. La Biblioteca Básica Co­
autor de varios libros de crítica, de lombiana, la Colección Autores Na­
compilaciones y antologías de litera­ cionales y la Biblioteca Popular per­
tura colombiana; es preciso destacar mitieron a un amplio público el co­
su trabajo sobre Baldomero Sanín nocimiento de las obras más represen­
Cano. Fernando Cruz Kronfly y Jorge tativas de la novela, la poesía y el en­
Alberto Naranjo, el primero de ellos sayo de la Colombia moderna. El
autor de la novela Falleva, y de algu­ Manual de historia de Colombia, bajo
nos ensayos lúcidos sobre la literatura la dirección de Jaime Jaramillo Uribe,
contemporánea; el segundo se ha con­ es otro de los aportes sustanciales de
centrado en el análisis de obras de Colcultura al conocimiento del país:
Kafka, Lowry y Juan Rulfo, entre es, pues, de lamentar que esta labor
otros. no haya continuado después de 1982.

Bibliografía
ARRUBLA, MARIO. «Síntesis de historia política contemporánea», en Colombia, hoy. Bogotá,
Siglo XXI, 1978.
GAITAN DURÁN, JORGE. La revolución invisible. Bogotá, Ediciones Tierra Firme, 1959.
SANTAMARÍA, S., RICARDO y GABRIEL SILVA LUJAN. Proceso político de Colombia. Bogotá, Ce-
rec, 1984.
TÉLLEZ, HERNANDO. Textos no recogidos en libro, tomo II. Bogotá, Instituto Colombiano de
Cultura, 1979.
Capítulo 5
109

El periodismo en Colombia
1886-1986
Primera página del
Enrique Santos Calderón "Papel periódico
de la Ciudad de
Santafé de Bogotá",
egún Antonio Cacua Prada, autor
S del único registro histórico com­
pleto del periodismo en Colombia
—referencia indispensable, pese a sus
del miércoles 9 de
febrero de 1791,
fundado y dirigido
por Manuel del
Socorro Rodríguez,
fallas, para cualquier investigación so­ con el cual se
bre el tema—, un terremoto originó el inicia el periodismo
periodismo colombiano. En efecto, el de publicación
movimiento sísmico que hace doscien­ regular en Colombia.
tos años, el 12 de julio de 1785, sa­
cudió a Santa Fe de Bogotá, dio lugar
a la primera noticia impresa. Se llamó
«Aviso del terremoto», fue redactado
por un grupo de frailes, publicado en
la Imprenta Real y alcanzó a sacar tres
números en el lapso de un mes, con
información sobre los estragos causa­
dos por el temblor.
Al margen de antecedentes como el
«Aviso del terremoto», se ha conve­
nido en que el periodismo colombiano
propiamente dicho, es decir, periódico
de publicación regular, nació el 9 de go personal y asistente del virrey Ez-
febrero de 1791 con la aparición del peleta, quien lo nombró en el cargo de
Papel Periódico de la Ciudad de Santa bibliotecario real. Con periódicas y
Fe de Bogotá, que fundó y dirigió Ma­ muy explicables interrupciones, el Pa­
nuel del Socorro Rodríguez. Don Ma­ pel Periódico logró sostenerse durante
nuel, nacido en La Habana, Cuba, ha­ seis años, los mismos que duró el man­
bía llegado dos años antes al Nuevo do del virrey Ezpeleta, hasta el 6 de
Reino de Granada en calidad de ami- enero de 1797.
110 Nueva Historia de Colombia, Vol. VI

El surgimiento del periodismo co­


lombiano moderno se podría ubicar
más precisamente con la aparición de
El Espectador, el 22 de marzo de 1887,
fundado por Fidel Cano en Medellín.
Esta publicación apareció con la con­
signa de «trabajar en bien de la patria
con criterio liberal y en bien de los
principios liberales con criterio políti­
co», máxima que posteriormente fue
cambiada por «trabajar en bien de los
principios liberales con criterio patrió­
tico».
De formato tabloide, El Espectador
se editó dos veces por semana, martes
y viernes, y se presentaba como un
«periódico político, literario, noticioso
e industrial». La suscripción por ocho
números costaba 20 centavos, pero
«cuando por cualquier motivo se sus­
pende el periódico, se devolverá a los
suscriptores la suma correspondiente a
los números que faltan». La adverten­
cia no era casual, porque las suspen­
siones eran frecuentes y por lo general
impuestas desde arriba. En su primer
editorial, don Fidel Cano anunció que
se proponía «aprovechar al servicio
del liberalismo como doctrina y como
partido, la escasa suma de libertades
que a la imprenta le han dejado las
nuevas instituciones, y luego procurar
que otros contribuyan al cultivo de la
Patria».
Cuando iba por el número 30, el 8
de junio de 1887, el gobierno de Ra­
fael Núñez suspendió la edición de El
Espectador. A los seis meses reapa­
reció, pero el 7 de marzo de 1888 el
Primer número de presidente Núñez dictó nuevas medi­
"El Espectador", das contra la prensa, sobre todo la tris­
publicado en
Durante el siglo XVII y hasta fines
Medellín el martes del XIX, cuando se puede decir que temente célebre ley 61 de 1888 —-«la
22 de marzo de 1887. arranca la era del periodismo colom­ ley de los caballos» que llamara Fidel
Menos de tres meses biano contemporáneo, nacieron y mu­ Cano—, que castigaba con la prisión,
más tarde, el rieron a lo largo y ancho del territorio el exilio o la pérdida de derechos po­
gobierno de Rafael nacional varios miles de publicaciones líticos a quienes alteraran el orden pú­
Núñez suspendió blico, y que constituyó el más impla­
este periódico
de diversa índole, sobre todo político-
por primera vez; literarias, que en su accidentado de­ cable instrumento represivo contra la
luego, por ley 61 venir, con sus altos y bajos, fueron prensa opositora de la época. Y es que
de 1888 ("la ley de conformando, a golpe de tenacidad, la censura y el despotismo fueron la
los caballos") se tinta y talento, lo que es considerado norma durante la Regeneración de
ordenaron duras Rafael Núñez.
medidas de represión
hoy como uno de los géneros perio­
contra la prensa dísticos más respetados de Latinoa­ En este mismo período fueron sus­
oposicionista. mérica. pendidos, además de El Espectador,
Capítulo 5
111

Fidel Cano,
fotografía de
Melitón Rodríguez.
En los primeros
veinte años de
"El Espectador",
debió enfrentar
una accidentada
historia de
censuras y cierres
forzosos.

más de una docena de periódicos li­ co. Pero a menos de tres meses de fi­
berales (El Relator, El Demócrata, El nalizar el siglo XIX, el 19 de octubre de
Autonomista, El Debate, El Derecho, 1899, cuando ya iba por el número
entre otros) y fueron desterrados o en­ 505, estalló la guerra de los Mil Días.
carcelados intelectuales y periodistas Nuevo silencio forzoso para el bise-
tan destacados como José María Var­ manario de los Cano, que volvió a
gas Vila, Rafael Uribe Uribe, los ex aparecer en octubre de 1903, ya como
presidentes Santos Acosta y Santiago diario, y continuó hasta diciembre de
Pérez, el «Indio» Uribe y el propio Fi­ 1904, cuando fue suspendido por ór­
del Cano. Todo dirigente político de denes del gobierno del general Rafael
importancia dirigía o colaboraba en al­ Reyes. Volvió a la calle ocho años des­
gún periódico, herramienta indispen­ pués, y en junio de 1913 llegó a las mil
sable de las labores proselitistas de la ediciones.
época. Su accidentada historia de censuras
El 8 de agosto de 1893, cuando El y cierres forzosos, la misma de casi to­
Espectador iba a la altura de su nú­ das las publicaciones liberales de en­
mero 282, el gobernador de Antio- tonces, demuestra cómo esa consigna
quia, Abraham García, ordenó silen­ de Fidel Cano «trabajar en bien de la
ciarlo y mandó poner preso a Fidel patria con criterio liberal» resultó har­
Cano. Tres años después reanudó su to difícil. Era de verdad una labor casi
publicación, pero en junio del 96 el heroica, en una época regida por go­
periódico recibió una orden de sus­ biernos conservadores de corte auto­
pensión indefinida. ritario, que nunca se reconciliaron con
En diciembre de ese mismo año el la libertad de prensa, pues considera­
Congreso aprobó una nueva ley de ban la mordaza oficial como la forma
prensa y a ella se acogió Cano, quien más eficaz de combatir la prensa po­
reanudó la publicación de su periódi­ líticamente adversa.
112 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

La prensa de fin de siglo


La importancia de la prensa durante la
época de la Regeneración la da en
buena medida el hecho de que este
movimiento político haya estado pro­
movido y estimulado por su principal
dirigente, Rafael Núñez, desde perió­
dicos políticos. Sus artículos en El
Porvenir de Cartagena, que había apa­
recido en 1877, y en La Luz de Bogotá
(1882), de su propiedad, dieron siem­
pre la línea a sus seguidores. Retirado
de la presidencia efectiva, de 1888 a
1894 los gobernantes seguían en Bo­
Rafael Núñez, gotá las indicaciones que, explícitas o
bronce en la sibilinas, leían en los editoriales de El
Casa de Nariño. Porvenir, donde no se publicaba una
El principal línea sin la revisión previa del Rege­
dirigente de la
Regeneración
nerador.
impulsó su Durante la misma época surgió el
movimiento con primer diario privado exitoso: El Te­
plena conciencia legrama, de Jerónimo Argáez, que cir­
del poder de la
prensa en la
culó entre 1886 y 1901: además de su­
difusión de las brayar la publicación de noticias —los
ideas. Sus artículos periódicos anteriores eran ante todo
aparecieron en de comentarios—, se apoyó en el ca­
"El Porvenir", de ble internacional, que le permitió con­
Cartagena y en
"La Luz", de Bogotá tar con información diaria recibida a
ambos de su través de Buenaventura. Otros diarios
propiedad. importantes surgieron en los años si­
guientes, como El Correo Nacional,
que bajo la dirección del conservador
Carlos Martínez Silva apareció en sep­
tiembre de 1890 y contó entre sus co­
laboradores a don José Manuel Ma-
rroquín y a Juan B. Pérez y Soto. En
noviembre de 1894 fue suspendido por
orden oficial y entre los motivos que
anotaba el ministro de Gobierno Luis
Holguín para silenciar el diario estaba
el de que su redacción, al llevar «los
odios personales al terreno político»,
había convertido a aquel diario en
«instrumento de sistemática agresión
contra la autoridad del jefe de Esta­
do», y que además se había «antici­
pado a publicar documentos oficiales
sin competente permiso».
En enero de 1895 El Correo Nacio­
nal reapareció bajo la dirección de
don Rufino Cuervo Márquez, hasta el
año de 1899, cuando fue nuevamente
suspendido a la altura de su edición
Capítulo 5
113

2.601. Volvió a aparecer en mayo de


1903, dirigido por el historiador Ge­
rardo Arrubla, y fue suspendido nue­
vamente en 1909, para reaparecer en
agosto de 1913. Este diario ya traía fo­
tografías desde 1906. En 1913 publicó
la del candidato conservador a la pre­
sidencia, José Vicente Concha. Tenía
un tamaño de pliego y unas excelentes
presentación y armada para la época.
En materia de avances técnicos, en es­
tos últimos años de El Correo Nacio­
nal, ya comenzaban a llegar al país los
primeros linotipos —inaugurados ha­
cia 1911 por La Gaceta Republicana—
y la primera rotativa, estrenada por El
Diario Nacional en 1915.
Ante la imposibilidad física de re­
señar los muchos periódicos que na­
cieron y murieron a todo lo largo del
territorio nacional a finales del siglo
XIX y las numerosísimas publicaciones
de carácter literario que también pro-
liferaron en la época, se podría inten­
tar una síntesis diciendo que el perio­
dismo de este período se destacó por
su militancia, combatividad y extrema
politización. Todas esas publicaciones
contribuyeron a radicalizar posiciones
y a exacerbar los ánimos de unos par­
tidos que buscaron los campos de ba­
talla para dirimir sus diferencias. El
periódico era un arma fundamental de
las luchas políticas y de las contiendas
fratricidas que se libraron en aquella
época.
Entre los diarios liberales, además "El Correo Nacional",
de El Espectador, se destacaron Re­ dirigido por Carlos
lator, dirigido por el ex presidente Martínez Silva,
Santiago Pérez y clausurado por el go­ apareció en 1890
bierno en 1893; La Crónica, dirigido y entre 1895 y 1899
fue dirigido por
por José Camacho Carrizosa, que ex­ Rufino Cuervo Márquez.
presó las ideas de los liberales pacifis­
tas en 1897-1899, y El Autonomista,
orientado por Rafael Uribe Uribe, ór­
gano de expresión de quienes no veían
otra salida que la rebelión para recu­
perar los derechos del liberalismo.
Dadas las fuertes restricciones a la "La Gaceta
Republicana",
prensa vigentes, no tanto bajo la de Enrique Olaya
Constitución de 1886 como bajo la fa­ Herrera, inauguró
mosa ley K, vigente entre 1887 y 1898, los primeros
muchos opositores buscaron formas linotipos
en 1911.
burlescas e irónicas de expresión, y los
114 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

VlrMMM «• U> »«•»» Or»o*«»


periódicos satíricos y de caricaturas se
»•*«■■■ ttl hicieron comunes, y surgían frecuen­
temente, para morir bajo la censura.
Entre los polemistas más notables de
la época estuvieron Antonio José Res­
trepo y Juan de Dios Uribe, el «In­
dio», editores de La Siesta (1886) y Sa­
PERIODICO CÁNDIDO. ANTIPOLÍTICO. DE CARICATURAS. COSTUMBRES Y AVISOS
gitario (1889); Uribe sufrió destierros
y persecuciones y murió en el exilio.
Entre los caricaturistas fue famoso Al­
fredo Greñas, quien hizo circular El
El. PROGRESO EN NUESTRA TIERRA
Zancudo, que a partir de 1890 se de­
dicó a ridiculizar a los gobiernos de la
Regeneración y duró hasta fines de
1891. Greñas editó también El De­
mócrata, en 1891 y 1892, un periódico
más tradicional en el que colaboran
los principales liberales del momento,
al que también correspondió su dosis
de multas y suspensiones. Luego pu­
blicó El Barbero, antes de exiliarse en
Costa Rica, en 1893.
En medio de la guerra de los Mil
Días apareció un nuevo periódico
orientado por los liberales José Ca-
macho Carrizosa y Carlos Arturo To­
ENTRADA al FERROCARHIL del
norte
rres: El Nuevo Tiempo. En 1905 lo
adquirió el poeta y periodista conser­
k--.. vador Ismael Enrique Arciniegas, y
•• H «
desde ese momento se convirtió pro­
bablemente en el más influyente de los
periódicos del país, por el poder de
que gozó duró durante toda la hege­
monía conservadora, y vino a cerrarse
en 1932. Además de su importancia
política, dio amplio espacio a la lite­

"El Zancudo"
y "El Demócrata",
dos de los periódicos
orientados por
Alfredo Greñas
entre 1889 y 1892,
para fustigar a
los gobiernos de
la Regeneración.
Fecha su periódico
en 1791 irónicamente,
dando a entender el
atraso de las ideas
en el país. Bien
diciente es también
la frase "Los grandes
no nos parecen tales
sino porque estamos
de rodillas..."
Capítulo 5 115

ratura e incluyó El Nuevo Tiempo Li­ A comienzos del siglo XX se fundan


terario como suplemento especial, de importantes diarios, algunos de los
1903 a 1915, y luego a partir de 1927. cuales habrían de marcar la pauta de
la prensa colombiana hasta nuestros
Revistas e ilustraciones días. En 1915 El Espectador comienza
a fines de siglo a publicarse en Bogotá como diario
vespertino bajo la dirección conjunta
A partir de 1880 empezaron a surgir de Luis Cano y Luis Eduardo Nieto
periódicos que daban un gran espacio Caballero (LENC), mientras que la
a las ilustraciones: se trataba de gra­ edición matinal continuó saliendo en
bados, elaborados a partir de fotogra­ Medellín hasta 1923, bajo la dirección
fías o pinturas, y que, más que ilustrar de Gabriel Cano. Durante la gran cri­ Maximiliano Grillo,
director de la
la noticia, eran adiciones artísticas a sis económica del año treinta, El Es­ "Revista Gris", de
periódicos esencialmente literarios y pectador estuvo al borde de la banca­ literatura, ciencias
culturales. El más famoso de todos fue rrota total. Logró sobrevivir gracias a y variedades,
El Papel Periódico Ilustrado (1880-85) la ayuda de Eduardo Santos, quien, 1892-1896. Abajo,
primera entrega de
de Alberto Urdaneta, en el que cola­ según Gabriel Cano, «salvó al mori­ "El Tiempo",
boraron los principales escritores de bundo al abrirle en condiciones libe- enero 30 de 1911.
los dos partidos tradicionales. Suspen­
dido por la muerte de Urdaneta, su ta­
rea fue continuada por Colombia Ilus­
trada (1889-92), dirigido por José T.
Gaibrois. Además de estas publicacio­
EL TIEMPO
nes, bastante elegantes y lujosas, cir­
cularon varias revistas culturales muy
influyentes, como Repertorio Colom­
biano (1878-1899) de Carlos Martínez
Silva, Revista Colombiana (1895-97)
de José Luis María Mora, Revista Gris
(1892-96) de Maximiliano Grillo, don­
de hizo sus primeras publicaciones im­
portantes Baldomero Sanín Cano, y
El Montañez, (1898-99) de Mario Os-
pina Vásquez, donde publicaban To­
más Carrasquilla y Efe Gómez.
Siglo XX:
El Tiempo y El Colombiano_______
El siglo XX se inicia en Colombia en me­
dio del olor a pólvora de la guerra de
los Mil Días y con el eco aún vivo del
fragor de los enfrentamientos partidis­
tas que desgarraron a la nación durante
buena parte del siglo XIX. Combates ci­
viles y luchas internas en las que el pe­
riodismo jugó una parte decisiva, en la
medida en que siempre adoptó un papel
militante en favor de uno u otro de los
dos bandos enfrentados y fue esencial
instrumento de lucha de las formacio­
nes políticas. La pluma era tan valiosa
como la espada en las pugnas entre li­
berales y conservadores.
116 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

ta Ismael Enrique Arciniegas, La Na­


’el colombiano
H«KW. fMWKOH ? FtRRZ — BISEMSNARIO CONSERVADOR irj’.simw hfJijíu r
ción de Barranquilla, y La Época de
Cartagena), y contrata los servicios de
una agencia europea de noticias, cu­
yos despachos llegaban a Buenaven­
tura y de allí a los diarios. El Colom­
r biano conquista a través de los años
L.A GE^MANIA una notoria influencia regional y es en
F> mrjor «urliflo <b *w>hait ' i «••• |U •. u« •' • [••

V l"n
la actualidad el tercer periódico en cir­
<tr |l*>ll«Mt. .............. . I* , |
culación nacional.
Q BELiMEBIA k USTED
Un año antes de la fundación del
T >oy;hia decano de la prensa antioqueña, había
/„J7\ -Lft PER1 A'. |
f '- A*-11 1,1 ' ■ ■ J
aparecido en Bogotá, el 30 de enero
de 1911, El Tiempo, una pequeña hoja
de cuatro páginas impresa en una ar­
¡ El MEJOR RELOJ , tesanal prensa de madera construida
lántiji. 2ij
REGALOS
en Ibagué. El Tiempo fue fundado por
Alfonso Villegas Restrepo, quien apo­
BANCOS
yaba al gobierno republicano de Car­
los E. Restrepo. En 1913, Villegas se
lo ofrece en venta al joven abogado
i : bogotano Eduardo Santos, su futuro
la cerveza antioqueña
I 1 cuñado, quien poco a poco lo convier­
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Boliai de los Isazas de modernización y hábilmente geren-
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ciada durante treinta y seis años (1913­
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49) por Fabio Restrepo. El doctor
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Santos solía recordar que en el primer
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mes El Tiempo le produjo una utilidad
de 16 pesos y que «desde el segundo,
me dio lo necesario para vivir». En
Portada de ralísimas las puertas de los talleres de 1919 adquiere sus dos primeros lino­
"El Colombiano", El Tiempo. Eran épocas en las que la tipos y una máquina plana «Duplex»,
de Medellín, importada de Nueva York.
correspondiente a
solidaridad ideológica contaba más
julio 23 de 1912. que la competencia comercial. En Otro factor de importancia en el as­
El martes 6 de 1955, El Espectador se convierte en censo periodístico de El Tiempo es
febrero del mismo diario matinal. también la vinculación en 1920 de En­
año se inició la En 1912 aparece en Medellín el bi- rique Santos Montejo, hermano de
publicación de
este periódico semanario conservador El Colombia­ Eduardo, quien orientó durante largos
dirigido por no, dirigido por Francisco de Paula años la labor informativa, y bajo el
Francisco de Paula Pérez, que en 1914 se convierte en seudónimo de Calibán, se convirtió a
Pérez y cuya diario y comienza a destacarse por través de su columna «Danza de las
primera plana sus exitosos esfuerzos informativos. horas» en el comentarista más leído de
estaba totalmente la prensa colombiana.
dedicada a la
Como el realizado durante la primera
publicidad. guerra mundial, cuando El Colombia­ Antes de la fundación de El Tiem­
no integra un pool informativo con po, Calibán ya era un combativo pe­
otros diarios conservadores (El Nuevo riodista que había iniciado en Tunja
Tiempo, que dirigía en Bogotá el poe­ La Linterna (1909-19), una publica-
Capítulo 5 117

ción radicalmente liberal que lo hizo hasta 1957. En la siguiente década el


acreedor a varias excomuniones, en más popular fue tal vez Jaime Barrera
ese fortín del clericalismo conservador Parra. Luego comenzó la carrera de
que era la capital boyacense. Calibán humorista de Lucas Caballero Calde­
institucionaliza en Colombia el género rón (Klim), que se extendió hasta hace
y la profesión del columnista —en el muy poco. Entre las mujeres, fue no­
sentido de una vocación exclusiva— table la cronista Emilia Pardo Umaña.
con su «Danza de las horas», que es­ La segunda década de siglo, además
cribió ininterrumpidamente tres veces de El Colombiano, vio surgir varios de
a la semana durante treinta y nueve los periódicos regionales de mayor in­
años, desde 1932 y hasta dos días antes fluencia y duración. Así, en 1915, se
de su muerte, en 1971. fundó El Correo Liberal, de Medellín,
Otros columnistas importantes, que que duró hasta mediados de siglo; en
adquirieron prestigio durante la dé­ 1916 El Relator, de Cali, y en 1919 La
cada de los veinte, fueron Luis Teja­ Defensa, periódico conservador de
da, José Mar y Luis Eduardo Nieto Medellín, donde inició su carrera pe­
Caballero, quien continuó escribiendo riodística Belisario Betancur.

Luis Eduardo Nieto


Caballero en los
talleres de
"El Tiempo",
años 30.
"Factor de peso
en el éxito de
este diario es
el haber sido desde
el comienzo una
empresa
económicamente
autosuficiente,
en trance permanente
de modernización
y hábilmente
gerenciada durante
36 años (1913-1949)
por Fabio Restrepo.

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118 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Entre los que sobreviven aún, de­ mésticas, con fuerte énfasis literario y
ben señalarse La Patria, fundado en con la mira intelectual apuntada hacia
1921 en Manizales, y el diario buman- Europa, de donde provenían las gran­
gués Vanguardia Liberal, fundado en des corrientes del pensamiento y de
1919 por el dirigente de ese partido donde se nutrían literaria e ideológi­
Alejandro Galvis Galvis, que no tarda camente nuestros políticos y periodis­
en volverse el más importante órgano tas. Que en ese momento son casi lo
informativo y vocero liberal de San­ mismo: políticos y periodistas. Porque
tander. Sus combativas posiciones edi­ si algo caracteriza al periodismo co­
toriales y sus críticas a una Iglesia lombiano es que ha estado siempre
identificada con los regímenes conser­ hermanado a la política. El periodismo
vadores le valen varias censuras ecle­ nacional ha sido y sigue siendo semille­
siásticas. En 1949, los obispos de San­ ro de presidentes y líderes partidistas.
tander prohiben bajo pecado mortal Un importante hecho en la historia
«vender, leer, oír, comprar o guardar» del periodismo nacional fue la conso­
Vanguardia Liberal. Este tipo de san­ lidación de las revistas de tipo gráfico.
ciones clericales, junto con las exco­ La más notable de todas ha sido Cro­
muniones de sus directores, son fre­ mos, fundada en 1916 por Gustavo
cuentes contra toda la prensa liberal, Arboleda y el impresor Miguel Santia­
que se oponía ahincadamente a la in­ go Valencia. Desde los primeros nú­
tervención de la Iglesia en política. meros intentó utilizar la fotografía
La primera mitad del siglo XX y más como elemento central de su diseño, y
específicamente hasta la segunda gue­ a lo largo de su existencia ha ido uti­
rra mundial, se caracteriza por un pe­ lizando los diversos adelantos técnicos
riodismo de sabor aún provinciano en la reproducción gráfica, sobre todo
aunque eminentemente político-parti­ mediante un uso creciente del color.
dista. Era una prensa con limitada vi­ Varias publicaciones han tratado de
sión del mundo exterior, sometida a competir con Cromos, sin que se haya
los vaivenes de las luchas políticas do­ hallado una fórmula realmente exito­
sa. Estampa fue la más duradera de
ellas, y se publicó entre 1938 y 1970.
Portada de
"La Linterna",
semanario publicado Prensa y poder político
en Tunja por
Pedro A. Zubieta Basta adelantar la mirada al presente
y Enrique Santos
Montejo (Calibán),
para comprobar cómo casi todos los
junto con el médico jefes de Estado de los últimos cien
Juan C. Hernández, años han ejercitado el periodismo y se
a partir del 30 consideran como hombres de la pren­
de julio de 1909. sa. Belisario Betancur hizo sus pri­
De este periódico meras armas políticas e intelectuales
aparecieron 502
números, el último desde La Defensa y luego en El Siglo,
en julio de 1920. periódico del cual fue subdirector y di­
rector. Misael Pastrana lo descubrió
tardíamente, pero lo ejercita a través
de su revista Guión y en La Prensa.
Los dos Lleras, Alberto y Carlos, han
sido periodistas toda su vida. Carlos
Lleras Restrepo fue brevemente direc­
tor de El Tiempo en el año 1941, di­
rigió en 1961 el semanario Política y
algo mas, y desde 1974 es director-fun­
dador, supremo orientador y escritor
del semanario Nueva Frontera.
Capítulo 5 119

Presidentes periodistas, 1886-1986


Rafael Núñez (1880-82; 1884-90): La Democracia (1850), El Porvenir (1877),
La Luz (1881-84).
Carlos Holguín (1886-92): La Prensa (1866), El Deber (1877).
Miguel Antonio Caro (1892-98): El Tradicionista (1871), La Nación (1885)
Carlos E. Restrepo (1910-1914): La República (1891), El Correo de Antio-
quia (1899), Vida Nueva (1904), Colombia (1916).
José Vicente Concha (1914-18): El Día (1897).
Marco Fidel Suárez (1918-22): El Nacionalista (1897).
Pedro Nel Ospina (1922-26): El Deber (1876).
Miguel Abadía Méndez (1926-30}: El Ensayo (1887), El Colombiano (1891).
Enrique Olaya Herrera (1930-34): El Mercurio (1904), El Comercio (1903),
Gaceta Republicana (1909): El Diario Nacional (1912-38).
Eduardo Santos (1940-42): La Revista (1909); El Tiempo (1913), Intermedio
(1950), La Tarde (1930), Revista de América (1945).
Mariano Ospina Pérez (1946-50): El Colombiano (1930), La República
(1954).
Laureano Gómez: La Unidad (1909), El Siglo (1934), Revista Colombiana
(1933), Diario Gráfico (1950).
Roberto Urdaneta Arbeláez (1952-53): El País (1913).
Alberto Lleras Camargo: Los Nuevos (1925), La Tarde (1930).
Guillermo León Valencia: Claridad (1936), El Liberal (1938-51), El Tiempo
(1931); Semana (1946), El Independiente (1956).
Gustavo Rojas Pinilla (1953-57): Alianza Popular (1959-66).
Carlos Lleras Restrepo: El Tiempo (1941), Política y Algo Más (1961), La
Nueva Economía (1961), Nueva Frontera (1974).
Misael Pastrana Borrero: El Porvenir (1945), Guión (1977).
Alfonso López Michelsen: El Liberal (1949-51), La Calle (1957).
Belisario Betancur: La defensa (1940), El Siglo (1952), La Unidad (1954-55),
Prometeo (1955-57).
Sólo se han incluido aquellos casos en los que el periódico es dirigido por el
presidente, o es de su propiedad, o escribe los editoriales.

Alberto Lleras Camargo fue direc­ pública. Eduardo Santos, presidente


tor de El Liberal (1938), inspirado por de 1938 a 1942, fue director de El
el presidente Alfonso López Pumare- Tiempo a lo largo de más de cuarenta
jo, y que tuvo notable influencia po­ años. Hasta un ex presidente tan poco
lítica (1938-51). Posteriormente, Lle­ inclinado a las letras como Julio César
ras Camargo lanzó la revista Semana Turbay Ayala ha hecho sus escarceos
(1946-61), fue columnista y editorialis- en el campo de la prensa, fundando el
ta de El Tiempo, y orientador durante fugaz semanario Democracia e impul­
varios años de la revista Visión. La sando en 1979 la creación de la revista
trayectoria política de Alvaro Gómez Consigna, y más recientemente del se­
Hurtado ha estado siempre vinculada manario Hoy por hoy. Alfonso López
a la de El Siglo, diario fundado en Michelsen fue editorialista de El Li­
1936 por su padre, Laureano Gómez, beral a fines de los cuarenta, y en 1958
quien se apoyó en este diario para au­ fundó el semanario La Calle, órgano
mentar su fuerza política, y fue pos­ del MRL, aunque ha sido el presiden­
teriormente presidente de la Repúbli­ te que menos ha contado con una
ca. El ex presidente Mariano Ospina prensa propia o que lo respalde deci­
Pérez fundó en 1954 el diario La Re­ didamente. Su hijo Felipe López Ca-
120 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Juan Lozano
y Lozano, director
de "La Razón"
(1936-1948)
y Alberto Lleras
Camargo, director
de "El Liberal"
(1938-1951),
fotografía tomada
en Medellín, 1950.
"La Razón" se apuntó
la primicia del
asesinato de Gaitán,
publicada el mismo
9 de abril de 1948.

Portada de "Mundo ballero, sin embargo, orienta hoy la


al día", magazín s MUNDQ^AL día
revista Semana y un influyente noti­
que inauguró el
reporterismo gráfico ciero de televisión.
en el país y publicó | ísimuuo. a Entre las décadas de los treinta y los
las primeras : ¡HORRO El IOS IIIOS cincuenta, el país presenció el espec­
historietas gráficas 1 táculo de un periodismo dinámico
nacionales —siempre partidista— en el que sur­
("Mojicón" y "Los i
tres mosqueteros"'). gieron, y también desaparecieron, dia­
Fue fundado el 15 rios y revistas que constituyen invalua-
de enero de 1924 ble testimonio de su tiempo. Veamos
por Arturo algunos de los más sobresalientes.
Manrique (llamado
"El Kiosko") y
La Razón (1936-1948), el diario di­
Luis Carlos Páez rigido por el poeta e intelectual liberal
y se publicó Juan Lozano, que dio la «chiva» his­
hasta 1938. tórica sobre el asesinato de Gaitán. El
« 4* mM Liberal (1938-1951), el diario orien­
B.4.SCO DE COLOMBIA tado por el ex presidente Alfonso Ló­
M kf »•!•■»*** el eW*»w 4» U
pez Pumarejo, que circuló catorce
años, hasta su deceso por razones eco­
nómicas y políticas. Mundo al Día
(1924-38), magazín que inauguró el re­
porterismo gráfico en Colombia y pu­
blicó las primeras historietas gráficas
nacionales. Sábado (1943-57), impor­
tante semanario liberal fundado por
Armando Solano y Plinio Mendoza
Neira. Semana (1946-61), fundada por
el ex presidente Alberto Lleras, diri­
Capítulo 5 121

gida luego por Hernando Téllez. Esta Gómez, y La República a Mariano Os-
revista adaptó la fórmula informativa pina Pérez y sus herederos. El Colom­
de Time al país, cuya presentación biano, vinculado a los Ospina, ha sido
gráfica también acogió: fue la primera orientado por los Gómez Martínez.
revista de síntesis semanal, y se des­ En estos casos, se trató en general de
tacó por el brillante estilo de sus re­ periodistas que lograron crear empre­
dactores y por sus magníficas crónicas sas de gran magnitud y solidez. En
políticas, así como por las caricaturas épocas más recientes, los diarios han
de Jorge Franklin. Del lado conser­ surgido ante todo por la vinculación
vador fueron notables Diario de Co­ de grupos empresariales que desean
lombia (1952-57), órgano del fogoso lí­ ampliar su poder político, como se se­
der Gilberto Alzate Avendaño, que se ñala más adelante.
hizo célebre por los avisos que publicara
burlando la censura de prensa, y Diario
Gráfico (1950-56), que dirigió Enrique
Del provincialismo al teletipo
Gómez Hurtado hasta su destierro por La prensa suele reflejar el estado de
el general Gustavo Rojas Pinilla, quien desarrollo social, económico y cultural
clausuró el periódico en 1956. del país y ha sido y será un espejo
Un rasgo dominante de la prensa —aunque no siempre perfecto, ni to­
colombiana de primera mitad de este talmente fiel— de su realidad circun­
siglo, y que se ha prolongado hasta dante. Su provincialismo de comien­
ahora, a pesar de los intentos del ca­ zos de siglo, para llamarlo de alguna
pital financiero por apropiarse de manera, era el resultado de las natu­
algunos órganos de expresión, es el rales dificultades que existían para co­
carácter marcadamente familiar de los municarse con el mundo exterior y es­
más importantes diarios. El Tiempo tar al tanto de los acontecimientos in­
ha estado vinculado a la familia Santos ternacionales. Tal circunstancia se re­
en forma muy estrecha, así como El fleja claramente en el cubrimiento que
Espectador a los Cano. El Siglo ha es­ hace la prensa colombiana de la pri­
tado siempre vinculado a la familia mera guerra mundial, de la cual lle­

Un almuerzo
ofrecido por
Plinio Mendoza Neira,
director de "Sábado"
a sus colaboradores,
con motivo de la
publicación de su
primera entrega,
que circuló el
17 de julio de 1943.
Entre los asistentes,
Jorge Rojas, Eduardo
Carranza, Lucas
Caballero (Klim),
Adolfo Samper,
Alejandro Vallejo,
Arturo Camocho,
Carlos Martín,
José Antonio Osorio
Lizarazo y Antonio
Cardona.
122 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

gaban noticias fragmentarias y aisla­ identificados en su mayoría con las


das, que los periodistas trataban de fuerzas que acaudillaba el general
colocar dentro de un contexto com­ Francisco Franco, y los liberales y co­
prensible para sus lectores. munistas, que defendían a la Repúbli­
Existen anécdotas significativas de ca española). De la misma manera,
la época, como aquella que solía con­ aunque con más matices y menos pa­
tar Eduardo Santos sobre las noticias sión, más adelante se presentarían
que en 1917 provenían de la Revolu­ simpatías con el conservatismo por el
ción rusa y de los combates entre bol­ eje de Mussolini-Hitler, y del libera­
cheviques y mencheviques. Durante lismo y su prensa por las fuerzas alia­
muchas semanas, Santos y toda la re­ das de Gran Bretaña, Francia y Esta­
dacción de El Tiempo estuvieron con­ dos Unidos. Los editoriales, noticias y
vencidos de que se trataba de una gue­ los mismos titulares de los diarios evi­
rra entre un general de apellido Bol­ dencian bien hasta qué punto eran ve­
chevique contra otro llamado Men­ hementes sus lealtades y discrepancias
chevique. Tales eran la desvinculación internacionales. La posguerra, a partir
y lejanía de los acontecimientos de co­ del 45, marca no sólo el surgimiento
mienzos de siglo, que las personas me­ de Estados Unidos como la potencia
jor informadas de Colombia cometían económica y militar de Occidente,
estos errores de apreciación. sino también el de su influencia deci­
La aparición del teletipo marca un siva en el campo de la comunicación.
ingreso frontal de la prensa colombia­ Aquí el periodismo colombiano co­
na, y, por ende, de la opinión del país, mienza a cambiar sus fuentes de ins­
al mundo exterior. Este avance técni­ piración y sus patrones profesionales
co define la integración del país a la de Europa hacia el gran vecino del
noticia internacional y de allí surgen Norte, que pasa a la vanguardia en
las grandes agencias de prensa, con­ tecnología de la información y se con­
sorcios europeos y norteamericanos vierte en modelo de periodismo para
como UPI, AP, AFP, y REUTER. nuestros diarios. Sobre todo en el as­
Este vínculo con el exterior era com­ pecto técnico-formal, vale decir, en
plementado ocasionalmente con la de­ determinadas pautas sobre elabora­
signación de corresponsales especiales ción de periódicos: forma de organi­
en capitales claves del mundo. Sin em­ zación de las empresas periodísticas;
bargo, la capacidad de comunicación métodos, técnicas de distribución y
de estos cronistas no podía jamás com­ mercadeo; estructura de la noticia; y,
petir con teletipos que durante veinte en fin, en una serie de esquemas de
horas al día transmiten sin cesar noti­ conducta empresarial y profesional del
cias de todos los continentes. periodismo norteamericano que co­
Pero es definitivamente a partir de mienza a pesar decisivamente sobre
la Guerra Civil española (1936-39) e los diarios colombianos.
inmediatamente después durante la Es una influencia más de forma que
segunda guerra mundial (1945), cuan­ de contenido, porque, en lo que a con­
do la prensa colombiana se abre de ve­ cepción misma de la noticia e infor­
ras al escenario de la política interna­ mación se refiere, siguen existiendo
cional. Durante la segunda guerra diferencias significativas. Los grandes
mundial, los periódicos comienzan a diarios norteamericanos, que en un
tomar partido de manera tajante fren­ comienzo eran todos marcadamente
te a los acontecimientos mundiales. partidistas e identificados con algunas
Ya lo habían hecho con motivo de la de las dos formaciones políticas tra­
Guerra Civil española, que impactó y dicionales de ese país, poco a poco
dividió profundamente a la opinión evolucionaron hacia posiciones de in­
pública colombiana entre la izquierda dependencia. Pero, hoy en día, más
y la derecha de aquella época (entre del noventa por ciento de los diarios
los conservadores, que se sentían norteamericanos se autodefinen como
Capítulo 5 123

«independientes» frente al gobierno y liación político-partidista determina­


a los partidos republicano y demócra­ da, y casi sin excepción se declaran
ta. Los medios informativos nortea­ como liberales o conservadores. Aún
mericanos asumen, pues, el periodis­ hoy, no se encuentra un diario colom­
mo como una misión de fiscalización biano de influencia que no se atribuya
global, no sólo del Estado sino tam­ la condición de depositario de la doc­
bién de los partidos políticos. trina liberal o conservadora y que no
asuma esta función como ingrediente
Las revistas de los intelectuales importante de su labor informativa.
Se trata en realidad de una carac­
Los grupos generacionales que han terística sui generis de la prensa co­
tratado de expresar sus opiniones han lombiana. No se observa en otros paí­
apelado con frecuencia a la publica­ ses de América Latina, donde los pe­ Portada del número
ción de revistas de opinión y cultura. riódicos, si bien adoptan posiciones de Navidad 1938
En la década de los veinte, Luis López combativas en lo político e ideológico, de la revista "Pan",
de Mesa fundó con Agustín Nieto Ca­ de Enrique Uribe
generalmente no asumen con tanto White, que llegó
ballero la revista Cultura, y Germán énfasis lealtades partidistas, ni se sien­ a publicar 36
Arciniegas publicó Universidad, radi­ ten tan vinculados histórica, emocio­ números entre
cal y polémica. Antes, León de Greiff nal e intelectualmente con la trayectoria agosto de 1935
había dirigido Partida, y en 1925 Al­ de sus partidos políticos. Entre otras co­ y mayo de 1940.
berto Lleras Camargo encabezó la ge­ sas, porque pocos países latinoameri­
neración expresada en Los Nuevos. canos han tenido una tradición de bi-
Durante la década siguiente la princi­ partidismo tan larga y estable como la
pal publicación cultural fue oficial, lo colombiana. Se trata, pues, de un rasgo
que expresaba la presencia creciente distintivo de nuestro periodismo, que lo
del Estado en todos los aspectos de la marca desde el siglo pasado, que sigue
vida nacional: la Revista de las Indias, vigente hoy y que incide sobre su con­
dirigida entre otros por León de ducta informativa.
Greiff, perduró hasta mediados de si­ Esta vocación político-partidista tie­
glo, cuando fue transformada por el ne un lado saludable en la medida en
gobierno conservador en la revista Bo­ que los diarios promueven la confron­
lívar. En los años cuarenta se destacó tación de ideas y procuran llevarles a
la revista Pan, de Enrique Uribe Whi- los ciudadanos la necesidad particular
te, y durante los primeros años del en política. Su aspecto negativo surge
Frente Nacional tuvieron particular cuando estas lealtades partidistas in­
influencia Mito, orientada por Jorge terfieren la imparcialidad informativa.
Gaitán Durán, y Estrategia, de Esta­ Tal distorsión se aprecia sobre todo en
nislao Zuleta y Mario Arrubla: estas las épocas de campaña electoral, cuan­
publicaciones divulgaron el existencia- do la información política tiende a in­
lismo, el marxismo, el psicoanálisis y clinarse por las preferencias de cada
la literatura de vanguardia que influ­ diario y no se establece una separación
yeron a los jóvenes intelectuales de los clara entre el comentario editorial y la
años cincuentas y sesentas. Después, información propiamente dicha, ni se
este tipo de revistas culturales han da un tratamiento equitativo a todas
proliferado y se han especializado, al­ las opciones políticas en juego.
gunas orientadas a la literatura y otras Aunque esta situación se ha atenua­
a las ciencias sociales: su número hace do con el pasar de los años, aún hoy
imposible mencionarlas. los periódicos colombianos les otorgan
claras ventajas informativas a sus com­
promisos partidistas liberales o con­
La distorsión partidista servadores, en una actitud que no se
Los grandes diarios colombianos, los corresponde bien con el estado de áni­
nacionales y los regionales, los gran­ mo ni las expectativas de un país don­
des y los pequeños, mantienen una fi­ de más del cincuenta por ciento de la
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
124

opinión pública expresa sistemática­ diario creado con la intención de man­


mente en las encuestas que no se sien­ tenerse independiente de los partidos, y
te identificada con ninguno de estos dirigido «paritariamente» por el liberal
partidos; que se considera indepen­ Pedro Gómez Valderrama y el conser­
diente, que es apolítica, o que tiene vador Mario Laserna, El Mercurio,
otras lealtades ideológicas. apenas duró tres meses, en 1955.
En los años duros de la Violencia
(1946-1953), se aprecian bien los bro­ Frente Nacional:
tes francamente pasionales que alcan­ la pausa que refresca
zó la vocación partidista de la prensa
colombiana. Repasar los diarios de Con el pacto bipartidista del Frente
esta época es una experiencia aleccio­ Nacional, en 1957, luego de la caída
nadora y digna de profundizar. Tanto del general Rojas, se inicia una etapa
los periódicos liberales como los con­ de serenidad y reflexión sobre el pa­
servadores incurren en distorsiones sado. La prensa se acopla al espíritu
poco menos que escandalosas de la del Frente Nacional y entra en su co­
realidad: inflan titulares, inventan em­ rrespondiente fase de tregua infor­
boscadas, exageran los muertos. Este mativa. Se trataba de no reavivar los
período de la historia colombiana sectarismos partidistas y de quitarles
marcó un ejemplo de desmesura ti­ piso a los remanentes de la Violencia,
pográfica, que llegó a extremos que que comenzaba a tomar visos de ban­
hoy se considerarían como la negación dolerismo puro. Este fenómeno da lu­
máxima de profesionalismo. El día de gar a reuniones de directores de gran­
la toma de posesión de Laureano Gó­ des diarios del país, con el fin de llegar
mez como presidente de la República a un acuerdo que limitara el desplie­
en 1950, ningún diario liberal mencio­ gue noticioso sobre ese subproducto
nó su nombre. El Tiempo, El Espec­ patológico de la violencia liberal-con­
tador y otros periódicos liberales evi­ servadora, que cobraba un creciente
taron durante dos años mencionar a auge en las sangrientas hazañas de
Laureano Gómez, el jefe del Estado. «Chispas», «Sangrenegra», «Desqui­
También es cierto que estaban some­ te» y demás bandoleros legendarios
tidos a la persecución constante de un que sembraban el terror en departa­
régimen que se proponía silenciar por mentos como el Tolima y Huila. Pac­
cualquier medio al liberalismo. Del tos que en el fondo no resultaron, por­
lado conservador, la pasión y el sec­ que el «síndrome de la chiva» siempre
tarismo no sólo eran comparables, terminaba por ser determinante. Pero,
sino en gran medida responsables de de cualquier forma, hay una toma de
la situación creada. conciencia y un intento por superar
Los diarios, liberales y conservado­ esta etapa de pasión tipográfica que
res, fueron parte activa de este clima caracterizó la época de violencia po­
de violencia. Aquí se puede decir que lítica de la década anterior.
sí influyeron en el comportamiento En los años sesenta se inician en al­
político de los ciudadanos en forma di­ gunos diarios las primeras discusiones
recta. Asumieron el enfrentamiento sobre la necesidad de independizarse
bipartidista sin reservas y sin mayores de los directorios políticos para darle
intentos por llamar a la reflexión. En cabida a cierto pluralismo en la infor­
estos años, la prensa fue no sólo un re­ mación política, que no es otra cosa
flejo de la exacerbación del momento, que registrar, sin epítetos ni adjetivos
sino un factor de alimentación de la denigrantes, la actividad de los adver­
misma, en un período en que la ob­
jetividad informativa estaba totalmen­ sarios políticos. Se logran algunos avan­
te subordinada al combate doctrina­ ces, aunque tímidos. Si se analiza lo que
rio. Tan fuerte era la vocación parti­ es durante el Frente Nacional el com­
dista de la prensa, que un excelente portamiento de la llamada «gran pren­
sa» liberal y conservadora en relación
Capítulo 5 125

con la oposición de la época —el tra­ cuando se aplica un control oficial di­
tamiento que se da al MRL de López recto sobre ambos medios.
Michelsen, por ejemplo, y posterior­ La televisión, en especial, es celo­
mente a la Anapo—, salta a la vista que samente vigilada por el Estado y los
una falta de equilibrio informativo, he­ dos partidos tradicionales. No es ca­
redada del pasado, sigue vigente. sual, en este sentido, que todos los no­
Durante el Frente Nacional (1957­ ticieros informativos de la TV sean
74), los diarios colombianos inician tradicionalmente adjudicados, según
una etapa de mayor profesionaliza- una repartición casi milimétrica, entre
ción. El paulatino abandono de las pa­ las principales corrientes liberales y
siones partidistas, la búsqueda de im­ conservadoras gobiernistas.
parcialidad, coinciden con un período
de grandes avances técnicos en el que Estampilla
los periódicos compiten más como em­ La libertad de prensa
de correos
presas comerciales y se consolidan En el período del Frente Nacional se conmemorativa del
como grandes industrias. En los años consolida en Colombia una ya emer­ TV Congreso
sesenta se desarrolla simultáneamente Panamericano
gente tradición de libertad de prensa. de Prensa,
una mayor conciencia profesional en­ Si bien es cierto que a fines de siglo 1946, con la
tre redactores y comentaristas. Se per­ XIX y hasta 1909 la censura de prensa imagen de
filan y adquieren fuerza relativa los y la suspensión de los diarios eran más Antonio Nariño.
primeros gremios de periodistas bien la regla, en la medida en que du­
(CPB, ACP, CNP) y se evidencia un rante los últimos cincuenta se fueron
mayor énfasis en el profesionalismo, solidificando las instituciones políticas
es decir, en la incorporación de pautas y consolidando la estabilidad del Es­
informativas y editoriales provenien­ tado, también se fue enraizando, no
tes de las democracias occidentales, sólo como concepción jurídica sino en
según las cuales la independencia po­ la propia conciencia nacional, la liber­
lítica y económica de la prensa —ade­ tad de prensa. En el último medio si­
más de elementales requisitos de ve­ glo la prensa colombiana ha gozado
racidad, exactitud y objetividad— se del privilegio de estar libre de la cen­
considera como ingrediente esencial sura militar o del chantaje oficial in­
de su credibilidad. directo que han agobiado en forma
El énfasis mayor en la objetividad y casi permanente a la mayoría de los
el paulatino abandono de esa subor­ países latinoamericanos.
dinación informativa a las pasiones Después de varias décadas de liber­
políticas tradicionales también tienen tad de prensa, el partido conservador
que ver con el progresivo desarrollo reintrodujo la mala costumbre de la
de la radio y la televisión, como ór­ censura, cuando regresó al poder en
ganos que no sólo entretienen sino in­ 1946, tras dieciséis años de República
forman. La independencia de estos Liberal. Cuando Mariano Ospina Pé­
dos medios se encuentra, sin embargo, rez decreta la clausura del Congreso
condicionada por el hecho de perte­ en 1949, también impone la censura
necer al Estado, que las entrega a par­ directa de prensa, endurecida luego
ticulares para su explotación comer­ bajo el régimen de Laureano Gómez,
cial. Circunstancia que genera una tu­ elegido en 1950 en comicios en los que
tela respecto de los gobiernos de turno no participó el partido liberal, perse­
que no se da en la prensa escrita, la guido en sus adherentes y amordazado
cual legalmente no está sometida al en su prensa.
control estatal. De hecho, a lo largo El caso de censura de prensa más ex­
del Frente Nacional, se puede obser­ plícita en el último medio siglo —con
var cómo los gobiernos utilizan la ra­ cierre de periódicos— se dio bajo
dio y la televisón, sobre todo en co­ el general Gustavo Rojas Pinilla, que
yunturas determinadas, generalmente inició su gobierno en 1953 con el
relacionadas con el orden público, cierre de El Siglo, órgano de expre-
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
126

Laureano Gómez
con periodistas
de "La Defensa",
de Medellín, en 1945:
Juan Mejía, Alberto
Giralda López,
Ovidio Rincón Peláez,
Julián Uribe Cadavid,
Bernardo Naranjo,
Belisario Betancur,
Joaquín Rincón
Peláez y Luis
Guillermo Velásquez
Moncada. "LaDefensa"
fundado en 1919,
fue destruido el
9 de abril del 48.

sión del régimen de Laureano Gómez La prensa de izquierda


y que estaba naturalmente identifica­
do con todos los excesos del gobierno Derrocado Rojas y conformado el
conservador. Frente Nacional, los diarios comien­
El general Rojas no tardó en cen­ zan a operar dentro de una libertad de
surar también a la prensa liberal y fue prensa casi total. No existían mayores
así como en 1955 clausuró El Tiempo contradicciones entre ellos mismos, ni
y seis meses después El Espectador. tampoco con el gobierno compartido,
La dictadura militar permitió, sin em­ que todos respaldaban. Las restriccio­
bargo, que estos diarios reaparecieran nes más notables a la libertad infor­
a los pocos meses bajo distinto nom­ mativa se reducen a un esporádico
bre: Intermedio (1956-58), sugestivo hostigamiento de la frágil prensa de
título bajo el cual circuló El Tiempo, oposición del momento, de predomi­
y El Independiente (1956-58), ambos nante inspiración marxista. Esta pren­
de todos modos sometidos a una es­ sa, balbuciente y no muy periódica
tricta censura cotidiana. Ante las de­ (con la notable excepción del sema­
claraciones de Eduardo Santos a la nario del partido comunista, Voz de la
prensa extranjera para condenar la Democracia, luego transformado en
censura, Rojas Pinilla expidió un de­ Voz Proletaria), es el reflejo de for­
creto en el que establecía que toda crí­ maciones políticas de izquierda, que al
tica a su gobierno desde el exterior se­ calor de la revolución cubana incursio-
ría considerada «traición a la patria». nan en la universidad, los sindicatos y
Capítulo 5

127

"El Intermedio",

INTERMEDIO
ü*1 aocotA & t
fsU-rsts tv '• Gm U*a«' U ntVO ¡‘de
ccx.o**«u .
a
diario

"El Tiempo"

fue
que reemplazó

censurado

Gustavo
cuando

por

Rojas

Calma en Poznan (utahowtr hiela


sm Can»>ltceacn
ea Gftinbarc
Otra Catástrofe Aérea en EE UU. Pinilla. Circuló

entre el 21 de
Durante f 8 Horas se Prolongó la Lucha Desaparecen Dos Aviones ron 127 Pasajeros. $e Teme
febrero de 1956
^^il^tggftLrcaion An*icomuni«fo CU Ofrece IhMtalos que se Estrellaran sobre el Desierto de Arizona
y el 7 de junio
’ .... . ■ al Robla Palonea
**• •• Los Aparatos Debían Cruzarse a
de 1957, dirigido
flH-T So/o 300 Metros de Distanda
por Enrique Santos

Montejo (Caliban).

Agripado Hoeal
Ruso íipuliada
dr la Argentma La Produtdon Mundial da Cala m
Calzóla en 47 Millones da S"n

el campesinado. También en la lucha En Colombia, la prensa no adscrita


armada, cuya persistencia y propaga­ a los partidos tradicionales no se ha
ción dan lugar a frecuentes abusos gu­ destacado por su continuidad ni difu­
bernamentales contra la libertad de sión. Con la excepción ya anotada del
organización, movilización y expre­ órgano oficial del partido comunista,
sión de la oposición política revolucio­ que lleva más de veinticinco años de
naria. Si bien no se puede decir que a existencia casi ininterrumpida, ha sido
lo largo de los últimos treinta años la una prensa endeble y casi artesanal,
prensa de izquierda ha gozado de to­ muy ideológica y poco informativa.
tales garantías, no ha habido tampoco Uno de los primeros y más notables
una censura deliberada y sistemática. esfuerzos por desarrollar una prensa

"El Independiente",

EDITADO PDR tL ISPLUTADUR LIMITADA diario que sustituyó

1 a "El Espectador"

durante la dictadura,

entre el 20 de
»«»<••• • I« C
febrero de 1956

PUC Mane «• la t’otitira liieril \ifur ^nndo Jr


////"/I/* ////* ///j
i/iniiiii ui i=> compon
. Pobi.cod.fpomdo >’•' Uwih Ame liaza (le Bombardeo a ijrii de
y el 31

1957, con
de mayo

algunas
Independien le' .. ... 4o ÜV-« Me lilesJóe 4>l Toteo. » JL!»- X.U W,¡ interrupciones.

Fue dirigido por

José Salgar,

Alberto Lleras,

Guillermo Cano

y Eduardo Zalamea.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
128

de orientación socialista y sindical fue manario oficial del partido comunista,


la fundación en Cali, en 1925, de La y duró hasta 1939. A partir de 1942,
Humanidad, inspirado y dirigido por cuando el PC lanzó una línea demo­
Ignacio Torres Giraldo. A los pocos crática y de colaboración con las po­
años, en 1932, apareció Tierra, el se­ tencias occidentales, se editó el Diario
Dos portadas de gundo diario comunista de Suraméri- Popular, que duró hasta 1947 y apa­
"Unirismo", el ca, que alcanzó a publicar 42 números recía como órgano del Partido Socia­
semanario de y cuya imprenta fue destruida por una lista Democrático, nombre adoptado
Jorge Eliécer Gaitán entonces en vez del de partido comu­
publicado en 1934, «poblada» durante la guerra colombo-
como órgano de la peruana (el comunismo calificaba la nista. A partir de 1947 se volvió a un
Unión Nacional guerra como el resultado de las luchas semanario, Vanguardia del Pueblo,
Izquierdista imperialistas de Estados Unidos e In­ que pudo circular hasta 1950; entre
Revolucionaria 1950 y 1957 la prensa del partido fue
(Unir), que él
glaterra y pidió a los soldados de am­
había fundado bos países volver las armas contra sus clandestina e ilegal.
el año anterior. verdugos). Tierra reapareció como se­ De los agitados años veinte datan
también El Socialista, de Juan de Dios
Romero, que duró con varias suspen­
siones hasta 1937, pese a los sistemá­
ticos carcelazos que ganaba el direc­
U/íwúAfma tor; Vanguardia Obrera, editado en
1924 por el dirigente sindical Raúl E.
Mahecha; La Justicia, orientado en
tfe> !•' I4.K " • T«w»h»i ■>■ <7. ik Correr .Sar>«nel. Ott
Medellín por María Cano y por los pe­
’ ““" ’’ "" UUSf
"
riódicos del movimiento anarquista La
Dua/es fueron IjS causas para 0oC4BrBO*oneide*^or8BE»iéoer Oeitan eobri
Voz Popular (Bogotá, 1924), Vía Li­
jue no Sí: discutió: a el proyecto a> ,r“°**a <*• hu,l«» farrovi.rl» O. Can bre (Barranquilla, 1925) y Organiza­
sobre hijo» naturales Las causas. Incomprensión, falta da Jealtar
1.1 r«J>M * (A
ción, vocero del Grupo Libertario de
Nuestro emb’ema de lucha - {•■' >IRI*
I Hl UK I-4M» <1
IMia^TO «> MUS"
IIKno M)
* V UM
Santa Marta (1925).
El gaitanismo, por su parte, se ex­
presó por medio del diario Unirismo
(1934) y luego por el semanario Jor­
nada (1974). Posteriormente, la Liga
de Acción Política, movimiento socia­
lista creado en 1943 por Gerardo Mo­
lina, Antonio García, José Francisco
Socarrás y otros editó el diario Acción
Política hasta julio de 1944. El MRL
(Movimiento Revolucionario Liberal)
de Alfonso López Michelsen imprimió
el mordaz semanario La Calle (1957­
66), y el Frente Unido, que aglutinó a
fines de la década de los sesenta el
TdMftMO >•#?. AperUdo dr Corru» NmmnuI. Mtt
Mi-Kin de 1« lAjrtnu. TeUrmfri: "tTMRLW ftWnUA« cjrmpUr. sacerdote Camilo Torres Restrepo,
: MSA1TA0A U 'Jíto* «■ SECIEW tuvo la publicación del mismo nom­
K LA U N.t. R EN aiSRtHWJI SALVADOR ENHONDURAS]
' .... - . ~ —z1 GEKEIMMMI1 bre. La Anapo, a su vez, publicó
k«A W IMIABk Pl tu» M<LMM . RUBTl.' o
laiifA >u urrirtt a vane iwnarttWMs
f aores <o«mrM*a m *4i>í«mmu_i
Alianza Popular entre 1959 y 1966 y el
semanario Alerta durante los años se­
tenta.
La característica central de todas es­
tas publicaciones era sobrevivir mien­
tras durara su respectivo movimiento
político, lo que resalta su exclusivo ca­
rácter de voceros ideológicos y parti­
distas.
Capítulo 5 129

En un plano más profesional, o me­ Descubrimiento de la objetividad; 10Y Se Befare « las (ínus la Suerte Jet
nos partidista si se quiere, merece ser
destacada en el campo del periodismo consolidación del profesionalismo (forfUidct,
OR LA RECONQUISTA LIE
oposicionista e independiente La Nue­ Como decíamos anteriormente, du­ --------- A LA CARGA.ir
va Prensa, que circuló entre los años rante las décadas del sesenta y setenta
1960 y 1967 bajo la dirección de Al­ cobran importancia las agremiaciones
berto Zalamea, quien en su último periodísticas de los redactores de la
año quiso convertir su publicación prensa, que intentan reivindicar sus
en plataforma del movimiento «nacio­ puntos de vista como profesionales de
nal revolucionario» del ex ministro los medios, y comienzan a ingresar
de Defensa, general Alberto Ruiz también a los periódicos las primeras
Novoa. promociones de universitarios, egre­
En los años setenta, el experimento sadas de las facultades de periodismo Primera plana de
periodístico más interesante lo cons­ o comunicación social. Este fenómeno "Jornada", el día
tituyó la revista Alternativa (1974­ marca la llegada colectiva a las redac­ de elecciones del
1980), a cuya fundación estuvo vin­ ciones de una generación con mayor 16 de marzo de
formación académica, que no vivió la 1947. Fundado un
culado el premio Nobel de Literatura mes antes, prolongó
Gabriel García Márquez, y que se dis­ Violencia ni se siente tan identificada labores hasta abril
tinguió por su política de buscar un con los partidos tradicionales, porta­ de 1957 con
público más amplio del que represen­ dora de una mayor objetividad y pro­ colaboradores como
taban los lectores «cautivos» de la iz­ fesionalismo. Durante este período, el Jorge Uribe Márquez,
quierda y, también, por su intento de periodismo colombiano experimenta Darío Samper,
un desapasionamiento partidista. Los Alejandro Vallejo,
cambiar la oposición política al siste­ Rafael Maldonado
ma bipartidista liberal-conservador periódicos continúan desempeñando Sánchez y
mediante el uso de técnicas periodís­ su papel de voceros liberales y conser­ Jorge Villaveces.
ticas modernas y un contenido temá­ vadores, pero dentro de una tónica
tico más variado y ágil. más reposada y de mayor objetividad
informativa, lo cual estimula el desa­
Llámese La Humanidad, La Nueva rrollo de una práctica periodística más
Prensa o Alternativa, la prensa no li­ equilibrada y proyectada hacia el ex­
beral ni conservadora del último siglo terior, en lo que a búsqueda de pautas
se ha caracterizado por su corta vida y profesionales más rigurosas se refiere.
su crónica escasez de recursos econó­ Durante los años setenta aparece ya "La Calle", órgano
micos, que revela la carencia de ese el pluralismo político dentro de los de oposición al
sostén vital de los medios informativos mismos diarios. En El Tiempo, en me­ Frente Nacional
en los países capitalistas, que es la dio de no pocos forcejeos internos, se y vocero del MRL.
pauta publicitaria. Pero al margen de consolidan columnas editoriales im­ Fundado el 20 de
esta falta de anuncios oficiales o pri­ septiembre de 1957
pulsadas por periodistas vinculados a por Alfonso López
vados, que podría interpretarse como las directivas del diario, que expresan Michelsen, con Alvaro
una forma indirecta de boicot econó­ análisis y comentarios que no sólo di­ Uribe Rueda como
mico, la tradición de libertad de pren­ fieren de la orientación política del pe­ director, se publicó
sa en Colombia se compara muy fa­ riódico, sino que en muchas ocasiones por última vez
en 1966.
vorablemente con la del resto del Con­ resultan francamente antagónicas res­
tinente. pecto de sus editoriales. Las columnas
La existencia de una prensa com­ «Contraescape» de Enrique Santos tt uatMUMo <<ntw )M H

bativa, dinámica y con influencia po­ Calderón y «Reloj» de Daniel Samper H«IH LQt KNh«>N«< <»r-r

lítica ha sido sin lugar a dudas —y pese Pizano podrían considerarse en cierta
a sus acostumbrados excesos partidis­ forma como las precursoras del mo­
tas— un soporte esencial de la demo­ derno pluralismo de opinión dentro de
cracia representativa en nuestro país. las páginas editoriales de la llamada
No deja de ser significativo que desde gran prensa colombiana. Pluralismo
la dictadura del general Rojas Pinilla que obviamente nunca ha sido perfec­
no ha habido en Colombia ninguna to, como lo evidenció la salida del co­
publicación censurada o suspendida lumnista Klim (Lucas Caballero Cal-
por decreto oficial.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
130

derón) de El Tiempo, por sus virulen­ (1974), fundado y dirigido por Carlos
tos comentarios contra el presidente Lleras Restrepo; Guión (1977), de Mi-
López Michelsen. sael Pastrana Borrero, y Consigna
Es ése, de todos modos, un fenó­ (1979), de la corriente política de Julio
meno que causa desconcierto inicial, César Turbay Ayala. En 1982 aparece
en la medida en que los directores de nuevamente Semana, dirigida ahora
la prensa no están acostumbrados a la por Felipe López Caballero, quien
discrepancia interna, ni los jefes polí­ adquirió el nombre de la antigua pu­
ticos liberales a que en esos diarios, blicación de Alberto Lleras Camargo.
antes homogéneos y disciplinados, se Pese a ser propiedad del hijo del ex
ventilaran opiniones críticas de su par­ presidente López Michelsen, Semana
tido. Primaba y aún prima dentro de se distingue de las demás revistas po­
"La Nueva Prensa", ciertos círculos la creencia de que líticas porque no aparece como vocera
publicación dirigida cualquier disparidad de criterios den­ de opiniones personales de un ex
por Luis Zalamea tro de un periódico produce necesaria­ mandatario, y logra un nivel de obje­
en los años 60, mente la desorientación del lector, tividad que la convierte en el sema­
en diferentes
formatos v en
quien aún es concebido más como un nario de información política de más
distintas épocas. elector en potencia que como un ciu­ peso entre el público.
En sus páginas dadano pensante, y al que hay que im­
centrales publicó partirle línea política sistemática, más
Indalecio Liévano que información objetiva y elementos El capital financiero en los medios
Aguirre su obra
"Los grandes
de juicio diversos. La otra cara del relativo alejamiento
conflictos Esta tendencia a la institucionaliza- de la subordinación partidista durante
socio-económicos el Frente Nacional es el paulatino in­
de nuestra historia".
ción de columnas de opinión indepen­
dientes se expande a otros diarios li­ greso de los grandes grupos financie-
berales (El Espectador, El Heraldo, ron a los medios de comunicación. Ya
Diario del Caribe, Vanguardia Libe­ no se trata de los directorios políticos
ral), mientras que los periódicos con­ como tales, sino de dueños de empre­
servadores se inclinan más bien por la sas no periodísticas, que ven en el pro­
homogeneidad de sus páginas edito­ gresivo control económico de los me­
riales. dios de comunicación una fuente de
La fundación en 1979 del diario El múltiple poder. Este hecho no tarda
Mundo en Medellín, por un grupo de en volverse un peligro para la libertad
empresarios progresistas de Antio- de prensa, en la medida en que se con­
quia, demuestra hasta dónde se ha lo­ solidan grandes cadenas de opinión,
grado implantar en el país una con­ con el subsiguiente efecto de mono­
cepción más independiente y amplia polización del proceso informativo.
del quehacer periodístico. Pese a que También, porque quienes actuaban
se define como doctrinariamente li­ como financistas de la prensa, a través
beral, El Mundo se propone desde su de la publicidad para sus empresas,
primer número una filosofía de plu­ deciden más bien entrar a orientar di­
ralismo de opinión en sus columnas rectamente a los medios.
editoriales y de imparcialidad política El fenómeno se ha evidenciado en
en sus páginas informativas, lo que, la radio a través del control de la Ca­
junto con una ágil diagramación y un dena RCN por el conglomerado Ar-
agudo sentido de las necesidades tec­ dila Lulle, o en la prensa del Valle del
nológicas e informativas del periodis­ Cauca con diarios como El País, del
mo moderno, hace que hoy sea con­ grupo Lloreda, Occidente, del grupo
siderado como uno de los mejores dia­ industrial de la familia Caicedo, y El
rios que se publican en Colombia. Pueblo, de la familia Londoño, con­
Un rasgo peculiar de los años seten­ cesionaria del consorcio japonés
ta es la proliferación de semanarios Sharp; o en la Costa Atlántica, con
políticos orientados por ex presidentes Diario del Caribe, propiedad del gru­
de la República: Nueva Frontera po Santo Domingo.
Capítulo 5 131

Tal vez el caso más significativo del que produjeron en Estados Unidos la
intento de controlar la prensa por par­ guerra de Vietnam y la administración
te de un conglomerado financiero es el Nixon, surgió una nueva ola de repor­
protagonizado a comienzos de los teros de investigación, entre ellos los
años ochenta por el grupo Grancolom- famosos Bob Woodward y Carl Bern-
biano, bajo la tutela de su presidente stein, que fueron «hollywoodizados»
Jaime Michelsen Uribe. Este grupo, debidamente en el filme Todos los
que ejerció una enorme influencia so­ hombres del presidente.
bre prensa, radio y TV a través de su El periodismo investigativo en Co­
abultada pauta publicitaria y de la pro- lombia no surgió sino después de la se­
gramadora RTI, logró el control de la gunda mitad del siglo. A mediados del
revista Cromos, trató de consolidar un siglo XIX floreció la revista satírica El
imperio de distribución de prensa y re­ Alacrán, que ejercía algunas funciones
vistas, y llegó a decretarle un boicot de denuncia. Por la época de la gran
publicitario a El Espectador, como re­ cosecha de los muckrakers (1903 y si­
presalia por las denuncias de este dia­ guientes), el periodismo colombiano
rio sobre irregularidades financieras estaba muy comprometido política­
del grupo. Este episodio desempeñó mente, y su vocación informativa era
un importante papel en el eventual co­ apenas un embrión: ello explica que
lapso del Grancolombiano y quedó allí no cupiera esta forma de fiscali­
como aleccionadora experiencia sobre zación. En las décadas siguientes la
los antidemocráticos excesos a los que prensa ocasionalmente adelantaba
puede conducir la pretensión del campañas de denuncia; algunas de
gran capital financiero de intimidar o ellas contenían elementos de exposé;
silenciar la prensa que critica sus pero en realidad no obedecían a ím­
actuaciones. petus y circunstancias profesionales,
sino a propósitos y campañas políti­
El periodismo investigativo cas. El cuidado de los dineros públi­
cos y otras materias que tradicional­
En los años setenta también se con­ mente convocan a los periodistas de
solida en Colombia el llamado perio­ investigación suscitaban, es verdad,
dismo investigativo, o aquella tenden­ publicaciones y denuncias, pero más
cia según la cual el ejercicio periodís­ por interés político que por actitud
tico busca descubrir hechos de rele­ profesional.
vancia social que alguien pretende En los años sesenta y setenta surgen
mantener ocultos, y cuya exposición las primeras investigaciones que se
es fruto del trabajo del periodista. El modulan dentro de la definición del
periodismo investigativo constituye periodismo investigativo y que no obe­
una de las más elaboradas formas de decen a móviles políticos, sino a un
fiscalización social que ejerce la pren­ afán profesional de fiscalización. Fue­
sa (otras son el comentario y la infor­ ron en un principio publicaciones oca-
mación en sí). sinales: de Daniel Samper Pizano so­
A partir de los años finales del siglo bre los vínculos del ex ministro Ro­
pasado se desarrolló en Estados Uni­ drigo Llorente con una firma urbani-
dos una gran escuela de periodismo in- zadora; de Germán Castro Caycedo
vestigativo que produjo varias figuras sobre algunas actuaciones del contra­
de importancia, e investigaciones que lor Jorge Enrique Escallón, de Luis E.
suscitaron reformas sociales de alguna Cardozo (El Pueblo, Cali) sobre irre­
trascendencia en ese país. Posterior­ gularidades en la Empresa de Servi­
mente pasó la ola, y, durante años, cios Públicos local.
apenas unos pocos periodistas (Jack En 1977 se publican dos investiga­
Anderson, I. F. Stone, Jessica Mit- ciones que empiezan a darle cuerpo
ford) continuaron la escuela del ex­ definitivo al periodismo investigativo.
posé. Con el deterioro político y social Una es la de Daniel Samper y Alberto
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
132

Donadío en las instalaciones del Se­ El éxito de la UI de El Tiempo mul­


nado de la República; la Presidencia tiplicó las oficinas similares en otros
del Senado se niega a permitir el ac­ diarios. Tuvieron o tienen unidades
ceso a sus archivos, los dos periodistas investigativas, a imitación de aquella,
demandan el oficio ante el Consejo de El Heraldo, Colprensa, El Mundo, El
Estado, éste acepta su demanda y el País, Vanguardia Liberal y El Espec­
Senado se ve obligado a abrir sus tador. Alberto Donadío ha publicado
puertas a los periodistas, que descu­ tres libros con investigaciones de fon­
bren toda suerte de anomalías relacio­ do: Banqueros en el banquillo, ¿Por
nadas con proveedores fantasmas, fac­ qué cayó Michelsen? y El espejismo de
turas supercostosas, nóminas de em­ las cajas de compensación. En varias
pleados inexistentes, etc. El escándalo universidades se dicta el periodismo
es grande. A finales del año, Samper investigativo como cátedra, y hay al­
y Donadío publican su investigación gunos periodistas colombianos afilia­
conjunta sobre favoritismo en contra­ dos a un organismo internacional es­
tos del Ministerio de Obras Públicas, pecializado del gremio, Investigative
que da pie a varias investigacio­ Reporters and Editors. A Colombia se
nes condenatorias de las autoridades le reconoce la vanguardia en periodis­
(Contraloría, Procuraduría, Comisión mo investigativo en América Latina.
de Acusaciones de la Cámara).
Las actividades del Senado y el Mi­ Los años ochenta:
nisterio de Obras constituyen la ges­ prensa y terrorismo
tación de la Unidad Investigativa de
El Tiempo, que empieza su labor en La década de los ochenta arranca do­
agosto de 1978 con un informe de ecos minada por una polémica, cada vez
internacionales acerca del comercio más aguda, sobre las relaciones entre
ilegal de animales silvestres. Desde la prensa libre y la violencia política.
entonces, la Unidad Investigativa ha Más precisamente, sobre las limitacio­
publicado más de 130 informes en que nes y responsabilidades de los medios
se denuncian los más diversos temas, informativos frente a los actos de te­
y ha ganado varios premios de perio­ rrorismo y subversión que socavan la
dismo por ello. estructura misma de sociedades de­
mocráticas que toleran la libertad de
expresión.
Diarios de Colombia, El debate cobra toda su intensidad
bajo el gobierno de Belisario Betan-
1927 y 1985 cur, que inaugura no sólo una política
1927 de acercamiento dialogado con los
1985 protagonistas de la violencia política
Antioquia 5 2 —las guerrillas—, sino también una
Atlántico 5 3 actitud de máximo respeto por la li­
Bolívar 4 1 bertad de información, que contrasta
Boyacá 0 1 significativamente con la de su pre­
Caldas y Risaralda 3 3 decesor. En efecto, bajo la adminis­
Cauca 0 1 tración de Julio César Turbay Ayala
Cundinamarca 10 7 (1978-82), delicadas situaciones de or­
Magdalena 2 2 den público dieron lugar a un estricto
Nariño 1 2 control oficial —y en algunos casos di­
Santander 2 4 rectamente militar— sobre los noticie­
Norte de Santander 2 2 ros de radio y televisión. En 1980, el
Tolima y Huila 0 1 cubrimiento noticioso de un aconteci­
Valle 3 4 miento que congrega en Bogotá a la
37
crema y nata de la prensa mundial, la
Total 33 toma de la Embajada Dominicana por
Capítulo 5 133

Diarios que se editan en Colombia. 1985


En Colombia se editan más de treinta diarios cuya circulación colombiana se calcula en casi un
millón y medio de ejemplares diarios. Medidos por circulación (promediando días ordinarios y
domingos), volumen y nivel informativo, cubrimiento e influencia nacional, se considera que los
primeros 10 diarios del país son los siguientes:

1. El Tiempo. Bogotá (1911), circulación certificada de 259.000 ejemplares diarios.


Director: Hernando Santos Castillo.
2. El Espectador. Bogotá, (1887), circulación no certificada de 176.000 ejemplares
diarios. Director: Guillermo Cano( 1986).
3. El Colombiano. Medellín, (1912), circulación certificada de 112.000 ejemplares.
Director: Juan Gómez Martínez.
4. El País. Cali, (1950), circulación certificada de 71.000 ejemplares. Director Alvaro
José Lloreda.
5. El Heraldo. Barranquilla, (1933), circulación certificada de 59.000 ejemplares. Di­
rector: Juan B. Fernández Renowitzky.
6. El Mundo. Medellín, (1979), circulación de 45.500 ejemplares. Director: Darío
Arizmendi Posada.
7. Vanguardia Liberal. Bucaramanga, (1919), circulación certificada de 35.000 ejem­
plares. Director: Alejandro Galvis Ramírez.
8. La Patria. Manizales, (1921), circulación de 35.800 ejemplares. Director: Luis
José Restrepo Restrepo.
9. El Siglo. Bogotá, (1936), circulación de 69.000 ejemplares. Director: Gabriel Melo
Guevara.
10. Occidente. Cali, (1961), circulación de 56.000 ejemplares. Director: Alvaro Cai-
cedo González.

Además de los anteriores, circulan en el país los siguientes diarios:

Diario Ciudad Año de Director


fundación

La República Bogotá 1954) Rodrigo Ospina Hernández.


Diario del Caribe Barranquilla 1956) Alfonso Fuenmayor.
La Libertad Barranquilla 1979) Roberto Esper Rebaje.
El Frente Bucaramanga 1942) Rafael Ortiz González.
El Pueblo Cali 1975) Alejandro González Jaramillo
El Universal Cartagena 1961) Gonzalo Zúñiga Torres.
La Opinión Cúcuta 1960) Eustorgio Colmenares.
Diario de Huila Neiva 1966) María Mercedes Rengifo de
Duque.
El Derecho Pasto 1928) Francisco Muriel Buchelli.
Diario del Sur Pasto 1983) Jorge Hernando Carvajal
Pérez.
La Tarde Pereira 1975) Gonzalo Vallejo.
Diario del Otún Pereira 1982) Javier Ramírez González.
El Liberal Popayán 1938) Eduardo Gómez Cerón.
Diario Vallenato Valledupar 1980) Lolia Acosta de Villarroel.
El Espacio Bogotá 1965) Jaime Ardila Casamitjana.
Diario del Oriente Bucaramanga 1969) José Jaimes Espinosa.
Diario de la Frontera Cúcuta 1958) Teodosio Cabeza Quiñónez.
El Informador Santa Marta 1958) Edgardo Vives.
La Tierra Tunja 1984) Antonio Martínez Martín.
El Bogotano Bogotá 1972) Consuelo Salgar de Montejo.
El Caleño Cali 1976) Oscar Hincapié.
El Deber Bucaramanga 1923) Feisal Mustafá Barbosa.
Cinco PM Bogotá 1985) Luis Guillermo Vélez T.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
134

el M-19, se desarrolla bajo la cuida­ tican ejecuciones o asesinatos políticos


dosa supervisión estatal de estos me­ y rechazan la paz son entrevistados
dios. Así mismo, se ejerció una amplia por los noticieros radiales y televisa­
manipulación de la información, como dos de gran sintonía. Viene entonces
en la supuesta entrevista del principal la mencionada reacción de un sector
acusado del asesinato del ex ministro de la opinión, que denuncia la utili­
Pardo Vuelvas, y que era un video mi­ zación que hacen de una prensa ce­
litar. El gobierno Betancur se inicia, gada por el «síndrome de la chiva» al­
sin embargo, con la declarada inten­ gunos grupos marxistas armados, que
ción de no ejercer presión alguna so­ nunca aplicarían semejantes criterios
bre los medios informativos («prefiero de amplitud informativa si estuvieran
una prensa desbordada a una censu­ en el poder. Y es así como en la Co­
rada», dijo en su momento el jefe del lombia de los ochenta se plantea, con
Estado), lo cual permite un cubri­ todo su vigor y emotividad, esa polé­
miento exhaustivo, a veces frenético, mica hoy vigente en tantas democra­
de todos los hechos noticiosos prove­ cias del mundo occidental en torno al
nientes de ese tema hasta entonces ve­ modo de cubrir los actos de violencia
lado, que es la guerrilla. Sobre todo política y, más específicamente, los de
entre aquellos medios —radio y TV—, un terrorismo que se ha mostrado ex­
que habían estado sometidos a una tu­ perto en el empleo de la prensa para
tela oficial en la materia y que apro­ divulgar sus consignas y cuyos actos
vechan esta ausencia de ataduras con más impactantes por lo general buscan
un celo competitivo y una dedicación capturar titulares.
al tema que no tardan en generar reac­
ciones sociales y tensiones políticas. Igualmente complejo es el proble­
ma de la transmisión de enfrentamien­
El «descubrimiento» de la guerrilla tos de orden público, lo que hace que
en una coyuntura de aproximación gu­ las informaciones transmitidas entren
bernamental a este fenómeno antes a hacer parte de los elementos de de­
tabú y de libertad de prensa total, sig­ cisión de los grupos guerrilleros o te­
nifica el súbito ingreso de los jefes de rroristas, que pueden ver cómo la
la subversión a la primera plana de los transmisión del hecho genera presio­
medios masivos de comunicación. Los nes sociales o políticas de gran mag­
parias de ayer se transforman en las nitud y restringe las posibilidades de
nuevas «vedettes» de la noticia y co­ acción del gobierno mismo. Los perio­
mienzan a disfrutar de un despliegue distas, por su parte, ansiosos por tener
casi inusitado y en ocasiones irrefle­ relaciones favorables con quienes pue­
xivo e ingenuo, que tiende a magnifi­ den ofrecerles las más espectaculares
car la dimensión y significado mismos «chivas», pueden estar tentados a
del fenómeno social y político que re­ presentar la información de modo que
presentan los grupos armados. no irrite a quienes crean oportunidades
El veterano jefe de las FARC, Ma­ tan notables de tener una inmensa
nuel Marulanda Vélez, el legendario audiencia prendida de la radio o la te­
«Tirofijo», disfruta, en el período de levisión.
la firma de los acuerdos de tregua y Esta discusión sobre la responsabi­
cese del fuego, de una atención perio­ lidad que entraña la libertad de prensa
dística más extensa e intensa de la que en las democracias —sobre todo en las
recibiera a través de treinta años de subdesarrolladas—, que estalla en
una actividad armada e ilegal que lo toda su intensidad bajo el gobierno
hacen acreedor al título de jefe gue­ Betancur, incita a toda la prensa co­
rrillero más antiguo de América. Ac­ lombiana a una nueva reflexión. Y a
ciones armadas de la guerrilla, como un nuevo interrogante. ¿Es el perio­
la toma de Florencia o de Yumbo, son dista de hoy el «idiota útil» de quienes
transmitidas en directo por las cadenas saben manipular su deseo de especta-
radiales, y hasta los grupos que prac­ cularidad y búsqueda de noticias «ca-
Capítulo 5 135

Algunas colecciones de artículos periodísticos


BARRERA PARRA, JAIME. Notas del Week-end. Bucaramanga, Imprenta del De­
partamento, 1933.
BARRERA PARRA, JAIME. Panorama antioqueño. Medellín, 1936.
BARRERA PARRA, JAIME. Prosas. Bogotá, Continente, 1965.
CEPEDA SAMUDIO, ALVARO. En el margen de la ruta (Periodismo juvenil 1944­
1955). Recopilación y prólogo Jacques Gilard. Bogotá, Oveja Negra
1985.
GARCÍA MÁRQUEZ, GABRIEL. Obra periodística. Vols. I y II, Textos costeños;
Vols. III y IV, Entre cachacos; Vols. V y VI, De Europa y América.
Selección Jacques Gilard. Bogotá, Oveja Negra, 1983.
GARCÍA PEÑA, ROBERTO. Rastro de los hechos. Selección Rafael Gómez Ho­
yos. Biblioteca del Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, XX. Bo­
gotá, Eds. de la Revista Ximénez de Quesada, 1970.
GARCÍA PEÑA, ROBERTO. Medio siglo sobre El Tiempo. Colección Biblioteca
Pública Piloto. Vol. II. Medellín. Ed. Letras, 1978.
GÓMEZ MARTÍNEZ, FERNANDO. Los que son y los que fueron. Medellín, Bi­
blioteca Pública Piloto. 1980.
LOZANO Y LOZANO, JUAN. Obras selectas. Medellín, Eds. Horizontes, 1965.
NIETO CABALLERO, LUIS EDUARDO. Entrevistas del cronista Espejo. Bogotá,
Ed. A.B.C., 1946.
PARDO UMAÑA, EMILIA. La letra con sangre entra. Colección Literaria, n.° 3.
Bogotá, Fundación Simón y Lola Guberek, 1984.
Periodismo: Los Santos: Eduardo, Enrique y Gustavo. Bogotá, Selección
Samper Ortega, 1936.
SANTAMARÍA, GERMÁN. Colombia y otras sangres. Bogotá, Planeta, 1987.
SANTOS CALDERÓN, ENRIQUE. La guerra por la paz. Bogotá, Cerec, 1985.
SANTOS MONTEJO, ENRIQUE. Danza de las horas. Bogotá, Colcultura, 1972.
SOLANO, ARMANDO. Glosas y ensayos, 1923-1945. Selección Hernando Mejía
Arias. Bogotá, Colcultura, 1981.
TEJADA, LUIS. Gotas de tinta. Bogotá, Colcultura, 1977.
TÉLLEZ, HERNANDO. Textos no recogidos en libro, 2 vols. Bogotá, Colcultura,
1979.
URIBE, JUAN DE DIOS. Sobre el yunque. En: Obras completas. Recopilación
Antonio José Restrepo. Bogotá, Imprenta La Tribuna, 1913.
ZULETA FERRER, JUAN. La historia contra la pared. Selección de ensayos y
editoriales, El Colombiano 1930-1978. Medellín, Biblioteca Pública Pi­
loto, 1978.

lientes»; o es el simple «chivo expia­ en mayo de 1985, tras una entrevista


torio» de la crisis de su tiempo, al que radial de Caracol con un grupo gue­
se le reprocha el solo hecho de reflejar rrillero que había asaltado una esta­
lo que pasa? Por su parte, el gobierno ción de carabineros en Suba, y luego
Betancur, presionado por sectores so­ de otra por televisión en el Noticiero
ciales que nunca se reconciliaron con de las Siete, con un encapuchado que
el guerrillero en primera plana, y defendió el asesinato de un abogado
consciente a su vez de «excesos y des­ laboralista en Medellín, el ministro de
bordamientos» de no pocos medios in­ Comunicaciones envió una enérgica
formativos, decide modificar su acti­ carta de protesta al Círculo de Perio­
tud inicial de extrema tolerancia. Así, distas de Bogotá.
136 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Lo significativo de la conducta ofi­ tros tiempos. Dilema que, pese a sus


cial, lo meritorio, si se quiere, es que nuevas formas y envolturas, tiene mu­
en lugar de aplicar una censura directa cho que ver con la clásica máxima que
o una sanción administrativa sobre es­ alude al sentido de responsabilidad de
tos medios (que, de todas formas, per­ una prensa libre. Los desafíos y res­
tenecen al Estado), prefirió devolver­ ponsabilidades que para el periodista
les el problema a los periodistas, para colombiano de los ochenta plantea el
que fueran ellos mismos, a través de tratamiento —sin chantajes, ni tute­
sus gremios y de su propia conciencia las— de esta realidad explosiva, son
profesional, los que propusieran la so­ los que con seguridad marcarán su
lución a este complejo dilema de nues­ evolución en los años venideros.

Bibliografía
ANGARITA SOMOZA, AGUSTÍN. Historia del periodismo en el Tolima, 2 Vols. Ibagué, Eds. To-
lima, 1970.
CACUA PRADA, ANTONIO. Historia del periodismo colombiano, 2.a ed. Bogotá, Ed. Presencia,
1983.
FONNEGRA, GABRIEL. La prensa en Colombia. Bogotá, El Áncora, 1984.
GÓMEZ OLACIREGUI, AURELIANO. Prensa y periodismo en Barranquilla, siglo XX.
Barranquilla,
Eds. Lallemand Abramuck, 1979.
OTERO MUÑOZ, GUSTAVO. Historia del periodismo en Colombia. Bogotá, Biblioteca Aldeana
de Colombia, 1936.
RODRÍGUEZ, MARCO TULIO. La gran prensa en Colombia. Bogotá, Minerva, 1963.
RODRÍGUEZ PLATA, HORACIO. Apuntes para una historia del periodismo en Santander. Buca-
ramanga, Biblioteca Santander, 1942.
Capítulo 6
137

Cien años de arte en Colombia


Eduardo Serrano píritu romántico que imperaba en esa
época como lo hacen manifiesto las
múltiples ocupaciones que desempeñó
Finales del siglo XIX. durante su corta vida. Urdaneta,
Un nuevo espíritu quien viajó repetidamente a Europa,
además de fotógrafo fue un agudo es­
l ánimo centralista que propug­ critor y caricaturista político, lo cual le
E naba por un Estado fuerte de
proyectos ambiciosos y que habría
dar origen a la Regeneración, se vio
trajo como consecuencia la prisión y
un destierro temporal. Fue también el
de
militar encargado por el gobierno de
pronto reflejado en el área de las artes Rafael Núñez de la fiscalía en el con­
visuales a través de dos hechos fun­ sejo de guerra a Ricardo Gaitán Obe­
damentales para el desarrollo de la so, caudillo del ejército insurgente en Ricardo Acevedo
pintura y la escultura en Colombia, la guerra de 1885. Y fue así mismo el Bernal.
que tienen lugar exactamente en 1886: fundador y director de El Papel Perió­ "Alberto Urdaneta",
la apertura de la Escuela Nacional de dico Ilustrado, una de las empresas 1883.
más logradas y ambiciosas, no sólo Óleo sobre lienzo.
Bellas Artes, entidad que se encarga­ Museo Nacional de
ría de la formación de prácticamente dentro del periodismo sino también Colombia, Bogotá.
todos los artistas de comienzos de si­ dentro del campo artístico, que se ha­ Urdaneta, fundador
glo; y la celebración de la Primera Ex­ yan emprendido en el país. y director de
posición Anual, gran muestra-inven­ De todas las empresas culturales de "El Papel Periódico
tario sobre el patrimonio artístico del Ilustrado",
Urdaneta, sin embargo, las que más personaje de la
país, la cual marca también el surgi­ claramente reflejan el espíritu de la Regeneración, fue
miento del concepto de «arte contem­ época, las que más firmemente apun­ el fundador de la
poráneo» en la sociedad colombiana, tan hacia el nacimiento de otra era y Escuela de Bellas
y, por ende, del arte como reflejo de las que más directa incidencia tendrían Artes y organizador
la sociedad en la cual y para la cual es de la primera
en el desarrollo de las artes visuales en Exposición Anual
producido. Colombia fueron la Exposición de en 1886.
En ambos hechos fue figura crucial 1886 y la Escuela Nacional de Bellas
el pintor y dibujante bogotano Alber­ Artes. La primera, porque situó a la
to Urdaneta (1845-1887), personali­ pintura y la escultura del país en su
dad avasalladora y fiel reflejo del es­ justa dimensión, enfatizando su valor
Nueva Historiad Colombia. Vol. VI
138

veces igualado en nuestra historia. Sus


trabajos resumen las mejores virtudes
académicas. Los tres fueron fotógra­
fos que nutrieron su realismo con imá­
genes logradas con la cámara, y la
obra de cada uno a su manera es fiel
reflejo de los valores y ambiciones que
estimulaban la creatividad visual en
esa época.
Con ellos quedaron atrás la inge­
nuidad y gracia de la pintura llamada
«republicana» (por haber sido reali­
zada después de la Independencia,
aunque estéticamente responda a los
mismos parámetros de la pintura co­
lonial). Su trabajo es más certero, cul­
to y elegante, representando, por con­
siguiente, un cambio contundente de
objetivos y un claro rompimiento en
nuestra tradición artística. Pero ya no
eran tampoco los héroes de las gestas
emancipadoras, con sus coloridos uni­
formes y sus enhiestos penachos, los
personajes que ordenaban y adquirían
las obras de arte, sino la clase alta ci-
tadina que miraba fijamente a Europa
en cuanto a sus afectaciones y sus mo­
das, y quien era amiga de mostrar su
buen gusto, su influencia y su poder,
en sus retratos.
Pantaleón Mendoza (1855-1911), el
menos prolífico de ellos, fue discípulo
de Urdaneta y de Felipe Santiago Gu­
Pantaleón Mendoza. como patrimonio artístico e iniciando tiérrez (pintor mexicano que alcanzó
"Catalina Mendoza' 1890. su apreciación en un contexto históri­ gran éxito en Bogotá con su trabajo de
Oleo sobre lienzo, co e, inclusive, universal. La segunda,
92.5 x 72.5 cm.
fuertes rasgos académicos). Posterior­
Museo Nacional, Bogotá.
porque aparte de ser un centro docen­ mente se radicó en Madrid, donde es­
te de comprobada solvencia intelec­ tudió a los grandes maestros españo­
Epifanio Garay tual, habría también de convertirse en les, cuyas obras reprodujo con bene­
"Autorretrato" punto de enlace de los mejores artistas ficios evidentes en su desarrollo pic­
Lápiz sobre papel. y en principal escenario de las activi­ tórico. Aunque exploró temas religio­
Museo de Arte dades creativas hasta la segunda dé­ sos y costumbristas, es el retrato la
Moderno. Bogotá. cada del presente siglo. modalidad que expresa mejor sus as­
piraciones y talento. Sus obras son so­
La academia y el retrato brias en color y en elementos, hacien­
do manifiestos un agudo sentido de la
Por otra parte, tres profesores de pin­ intimidad y un especial deleite en el
tura de la Escuela Nacional de Bellas contraste de luces y de sombras.
Artes, los bogotanos Pantaleón Men­ Aunque con algunos objetivos si­
doza, Epifanio Garay y Ricardo Ace- milares como el realismo y las normas
vedo Bernal, fueron los artistas que académicas, la obra de Epifanio Ga-
gozaron de más reputación a finales ray (1849-1903) resulta muy distinta
del siglo XIX, y quienes llevaron el arte de la de Mendoza en talante y en pre­
del retrato a un nivel de calidad pocas sencia. Garay —quien se inició como
Capítulo 6 139

pintor de cuadros de género e incur-


sionó también en los temas religiosos
y el desnudo— ha sido llamado con ra­
zón el retratista máximo en la historia
del país. Su producción de retratos no
sólo fue constante, sino que represen­
ta un logro indiscutible, como resu­
men de la personalidad de los mode­
los, por la fidelidad a sus rasgos físi­
cos, y por la experta realización como
pinturas.
Garay estudió en la Academia Ju-
lian de París y fue también cantante de
ópera, lo cual, aparte de permitirle
viajar extensamente (adquiriendo la
sofisticación y el aliento mundano que
son perceptibles en sus obras), deter­
minó su inclinación por la utilería, los
accesorios y el vestuario, que se hace
plenamente manifiesta en su produc­
ción al óleo. Podría decirse que el ar­
tista pensaba con detenimiento sobre
la escenografía en que debían apare­
cer los personajes, de manera que ésta
fuera una corroboración de su belleza
o de su ánimo, de su espiritualidad o
su prestancia. En los retratos mascu­
linos —entre los cuales son dignos
ejemplos los de los presidentes Ma-

Epifanio Garay.
"Retrato del general
Jesús Casas
Castañeda",
Oleo sobre lienzo,
125 x 105 cm.
Colección
particular.

Epifanio Garay.
"La mujer del
levita Efraín", 1899.
Óleo sobre lienzo,
128 x 198 cm.
Museo Nacional,
Bogotá.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
140

nuel A. Sanclemente y Rafael Nú-


ñez—, los modelos aparecen por lo re­
gular en su despacho en clara indica­
ción de entrega a sus labores, ya
acompañados por libros, plumas y
bastones que son señal de su intelec­
tualidad y don de mando. En los re­
tratos femeninos —entre los que so­
bresalen los de Elvira Tanco de Malo
y Teresa Díaz-Granados de Suárez
Lacroix— llaman en cambio la aten­
ción el cuidado en los detalles, el vi­
goroso sentido del color y especial­
mente la sensualidad en la interpre­
tación de encajes, sedas, joyas y aba­
nicos con los cuales enfatizaba su fe­
minidad.
Ricardo Acevedo Bernal (1867­
1930), el de más larga vida de los tres
—razón por la cual su trabajo se siente
más moderno—, fue alumno de Men­
doza, estudió en los Estados Unidos,
y, como Garay, asistió a la Academia
Julian en París. Su obra abarca una va­
riedad de géneros más amplia, con­
centrándose sin embargo la mayor
parte de su producción en los temas
religiosos y el retrato.
Se ha comparado con frecuencia la
fuerza de la obra de Garay con la sua­
ve delicadeza del trabajo de Acevedo
Bernal, cuyas figuras son menos con­
Ricardo Acevedo
Bernal.
cretas y no revelan al ánimo de carac­
"Modelo", París, terización psicológica evidente en el
1889. trabajo del primero. Sus interpretacio­
Óleo sobre lienzo, nes, sin embargo, son simples y di­
61.5 x 49.3 cm. rectas, sin tantas arandelas y esceno­
Museo Nacional,
Bogotá.
grafía; su pincelada es más firme y no­
toria, y su color es más medido y ama­
Ricardo Acevedo
ble. Sus retratos —entre los que cabe
Bernal. mencionar el de su señora, Rosa Bies-
"Retrato del pintor ter, y el de una modelo en París— per­
Francisco Antonio miten comprobar su gran capacidad de
Cano", 1917. observación, especialmente en la con­
Oleo sobre lienzo,
75.4 x 47.1 cm. frontación deliberada de ciertos retos
Museo Nacional. académicos que el artista se imponía,
"Interpretaciones entre los cuales se cuenta una ilumi­
simples y nación variante (oblicua, directa, na­
directas, sin tantas
arandelas y
tural, artificial, etc.) y extraños y di­
escenografías; fíciles puntos de vista.
su pincelada es más Con Mendoza, Garay y Acevedo
firme y notoria, aparecen finalmente, en la pintura co­
su color más
medido y amable." lombiana, la correcta perspectiva, el
ajustado escorzo, la composición equi­
librada, las precisas proporciones y
Capítulo 6 141

acertadas consideraciones de luz y de Ricardo Moros


color. Con ellos se inicia en nuestra Urbina.
historia el internacionalismo artístico, "Mirador de la
en oposición al primitivo nacionalismo Quinta de Bolívar",
1905.
del período republicano. Con su obra Acuarela sobre papel,
cobran fuerza los conocimientos y la 30 x 25 cm.
habilidad técnica en la valoración del Quinta de Bolívar,
arte. Y con su ejemplo aparece en la Bogotá.
pintura del país una actitud nueva y
claramente coincidente con las metas
académicas: el profesionalismo.
Otros artistas cuya obra revela un
fuerte ascendiente académico, aunque
no necesariamente en el área del re­
trato, son el boyacense Ricardo Moros
Urbina (1865-1942), quien además de
pintor fue un prolífico acuarelista y di­
bujante, así como el iniciador del arte Santiago Páramo.
publicitario en el país; el sacerdote bo­ "Muerte de San José".
Oleo sobre lienzo,
gotano Santiago Páramo (1841-1915), 22.5 x30cm.
quien revivió, con gran admiración Colección particular,
por las obras maestras del arte univer- Bogotá.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
142

Andrés de Santa María.


"Las segadoras", 1895.
Óleo sobre lienzo,
80 x 106 cm.
Museo de Arte Moderno,
Bogotá.
Es el pintor que
inicia el modernismo
en Colombia.

sal, la pintura religiosa que había ten­ su infancia y juventud en Europa, el


dido a desaparecer desde el período artista bogotano Andrés de Santa Ma­
colonial; el cucuteño Salvador More­ ría (1860-1945), quien estudió en la
no (1874-1940), quien produjo algu­ Academia de Bellas Artes de París y
nos óleos cuidadosos sobre la figura participó con éxito y frecuencia en el
humana, y Francisco Antonio Cano, acreditado Salón de Artistas France­
Eugenio Zerda y Coriolano Leudo, de ses. Santa María había presenciado el
quienes se hablará más adelante. surgimiento del impresionismo, había
Andrés de Santa seguido con pasión la polémica origi­
María. Comienzos de otra era: nada por su aparición y había tomado
"Autorretrato" partido a su favor; es decir, había es­
(detalle), 1923 c. el modernismo cogido la más libre interpretación de
Óleo sobre lienzo, formas y contornos y el énfasis en la
70 x 61 cm. Se utiliza en arte el término «moder­
Museo Nacional, no» para referirse genéricamente a inestabilidad de la luz y los reflejos
Bogotá. aquellas actitudes y movimientos pic­ —que eran patentes en las obras de
tóricos que comienzan con el impre­ ese grupo— como metas inmediatas
sionismo y que, por lo tanto, son en su de su devenir pictórico. Sus primeros
mayoría aportaciones del siglo XX. Sus cuadros, como Lavanderas del Sena,
más comunes características son las si­ hacen manifiesta, por ejemplo, la in­
guientes: el haber presentado un reto, clinación del artista por el agua, ese
otra salida, en relación con las limi­ elemento tan definitivo en la pintura
tantes disciplinas de las distintas aca­ impresionista, mientras que en otras
demias; y el haberse constituido, en su obras, como El té, la escena de espar­
momento, en la vanguardia del tra­ cimiento al aire libre y la moda pari­
bajo artístico. sina de fin de siglo hace forzosa su
Pues bien, a finales de 1893 llegó de comparación con algunas realizacio­
regreso a Colombia, después de pasar nes de los artistas de ese movimiento.
Capítulo 6
143

No obstante, la influencia del im­ Andrés de Santa María.


presionismo en el trabajo de Santa "En la playa de
María ha sido permanentemente exa­ Macuto", 1907.
gerada, puesto que sólo es reconocible Oleo sobre lienzo,
292 x 246 cm.
en sus más tempranas obras. Y no en Museo Nacional.
todas, prefiriendo el artista en algunos Hacia 1904,
casos, como en Las segadoras, rendir­ Santa María "cambia
le un homenaje —con claros toques de los pinceles por la
espátula y comienza
nacionalismo— a Jean-Fran^ois Mi- a dejar a la vista
llet. Es éste precisamente el período los golpes de color,
de su producción que pasó inadvertido las huellas de sus
para el público colombiano de finales movimientos,
de siglo, acostumbrado a la solemni­ iniciando así la
dad de la academia, y obsesionado con etapa de una obra
que se ha calificado
las rivalidades políticas. Y son éstos como expresionista
los trabajos que obligaron un seguro y por sus distorsiones
discreto silencio por parte de la crítica y emotividad, pero
que había leído sobre el impresionis­ cuya individualidad
mo, pero que aún no había aprendido constructiva
y expresiva
sus innovaciones ni comprendía sus culminaría en un
objetivos. post -impresionismo
Paradójicamente, cuando en 1904 la único elemento que define las figuras, muy particular,
crítica de arte decide discutir su obra en el cual fueron
que las saca de esa pasta oscura y ru­ objetivo principal
y hablar de impresionismo (dando pie gosa —sin perspectiva ni otra indica­ el pigmento,
a una interesante polémica en la cual ción de espacio— que cubriría los lien­ la materia,
intervinieron Baldomero Sanín Cano, zos de su último período. el jugoso óleo
Maximiliano Grillo y Ricardo Hines- En conclusión, el trabajo de Santa y el placer de
troza Daza), se produce un viraje en prepararlo
María —aparte de ser reflejo de una y aplicarlo..."
sus ideas y en su manera de pintar, sensibilidad exaltada y de una per­
que lo alejará cada vez más de los pa­ manente reflexión pictórica— actuali­
trones de esa tendencia. Ese año cam­ zó el arte del país en relación con las
bia los pinceles por la espátula y co­ vanguardias europeas y abrió, por
mienza a dejar a la vista los golpes de consiguiente, campos de creatividad
color, las huellas de sus movimientos, desconocidos hasta entonces. Primero
iniciando así la etapa de su obra que como profesor de pintura y escultura,
se ha calificado como expresionista y luego como director de la Escuela de Andrés de Santa
por sus distorsiones y emotividad, Bellas Artes (entidad que transformó María.
pero cuya individualidad constructiva positivamente ensanchando sus áreas "Flores y frutas",
y expresiva culminaría realmente en de enseñanza), Santa María ejerció 1917 c.
una fecunda influencia en sus alum­ Óleo sobre lienzo,
un post-impresionismo muy particu­ 55 x 45 cm.
lar, en el cual fueron objetivo princi­ nos, quienes aprendieron con él, no Museo Nacional,
pal e inspiración fecunda el pigmento, sólo la validez artística de cualquier Bogotá.
la materia, el jugoso óleo, y el placer tema o sujeto, sino también a trabajar
de prepararlo y aplicarlo a borbotones el desnudo con modelo y a pintar al
sobre el lienzo. aire libre. Su labor al frente de ese
Su obra incluye una extensa varie­ centro docente, sin embargo, le aca­
dad de temas: paisaje, retrato, bode­ rrearía el rencor de los enemigos del
gón y cuadros de costumbres, religio­ gobierno del general Rafael Reyes,
sos e históricos. Es una obra culta que quienes lo harían blanco de sus críticas
y determinarían su regreso a Europa a
refleja los valores e intereses de su comienzos de 1911.
tiempo. Además es una obra que hace
patente una continua reflexión artís­ Radicado en Bruselas, Santa María
tica, especialmente en el tratamiento continuaría acrecentando el empasto
de la luz; la cual se convertiría en el hasta llegar a pinturas como La pesca
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
144

milagrosa y Concierto campestre, en Su escultura es de corte neoclásico,


las cuales las escenas son de muy di­ pero de mayor pulcritud que la de su
fícil lectura dada la generosidad de la maestro Cano y mucho más expresiva
materia; y hasta lograr también un que la de César Sighinolfi (1833-1902)
amplio reconocimiento artístico como y la de Dionisio Cortés (1863-1934),
lo pone de presente el libro que sobre autores de algunas obras conmemo­
su obra publicó el crítico André Rid- rativas ubicadas en la capital de la Re­
der, así como su consagratoria expo­ pública. Desnudos femeninos de To-
sición retrospectiva celebrada en 1936 bón Mejía como los titulados La poe­
en el Museo de Bellas Artes de esa sía y El silencio persiguen claramente
ciudad. el ideal de noble grandeza propia de
Ahora bien, el término «moderno» la escultura de la antigüedad, pero ha­
Portada de la tiene otra acepción artística estricta­ ciendo al mismo tiempo perceptible
revista "Lectura mente relacionada con un movimiento cierta atrayente sensualidad, a la que
y Arte", febrero en las artes decorativas de gran auge contribuyen la monumentalidad de las
de 1906, dirigida figuras y el momentáneo estatismo de
por Marco Tobón en Europa y los Estados Unidos a fi­
Mejía, Francisco nales del siglo XIX y comienzos del XX: las poses, así como la pureza del már­
y Antonio J. Cano el «art nouveau». En este sentido el mol y la tersura del acabado. Su obra
y Enrique Vidal. introductor del «estilo moderno» en de este tipo constituye el trabajo tri­
Colombia es el escultor antioqueño dimensional más logrado de comienzos
Marco Tobón Mejía (1876-1933), al­ del siglo en Colombia (no el más «mo­
gunos de cuyos relieves acusan la línea derno», si se tiene en cuenta la mayor
larga, sensible y sinuosa característica libertad en las formas de las esculturas
de esa tendencia. de Santa María); y también el más am­
Marco Tobón Mejía se inició en la la­ bicioso como realización y concreción
bor escultórica bajo la tutela de Fran­ de ideales y creencias estéticas.
cisco Antonio Cano, con quien fundó La producción más personal y más
en Medellíh la revista Lectura y Arte en interesante de Tobón Mejía, sin em­
la cual se difundieron las inquietudes bargo, son sus relieves en bronce y
pictóricas y literarias de comienzos de otras aleaciones, en los cuales el artis­
siglo. En 1905 viajó a París, donde se ta hace gala de sus dotes de diseñador,
radicó hasta su muerte, aunque con al­ de sus conocimientos del «estilo mo­
gunas temporadas en Colombia e Italia, derno», y de su admiración por sub­
y manteniendo siempre estrechos vín­ jetivismos de los simbolistas y en par­
culos con su país natal como lo indican ticular por su acento en la imaginación
las diversas obras de tipo conmemora­ y en la fantasía. En su obra Murcié­
tivo que produjo. lago, en la cual representa a una joven
con las alas de este animal, por ejem­
Marco Tobón Mejía.
plo, es notoria su intención de miste­
"La danza". rio y su aguda inventiva, y en trabajos
Bronce, como Salomé —ese tema favorito del
diámetro 6 cm. «art nouveau»— salta a la vista su in­
Colección particular, clinación por lo sobrenatural y recón­
Bogotá.
dito, mientras que el título, involucra­
do al diseño, subraya su afición por los
rasgos decorativos del mencionado
movimiento.
El ímpetu modernista —en sus dos
acepciones— no habría de extenderse
de inmediato en Colombia, disminu­
yendo notablemente con la partida de
Santa María y Tobón Mejía hacia Eu­
ropa. Otras preocupaciones habrían
de surgir en el panorama artístico del
Capítulo 6
145

Marco Tobón Mejía.


"Murciélago", 1910.
Bronce,
12 x 8.5 cm.
Museo Nacional,
Bogotá.
"En sus relieves
en bronce y otras
aleaciones,
el artista hace
gala de sus dotes
de diseñador, de
sus conocimientos
del 'estilo moderno'
y de su admiración
por los simbolistas."

país, limitándose la expresión de mo­ En corto plazo el paisaje se convirtió


dernidad, en las primeras décadas del no sólo en sujeto meritorio sino en el
siglo XX, a contadas expresiones en el principal tema del trabajo artístico, de­
campo pictórico. salojando en la atención de los artistas
a las aristocráticas matronas, a los en­
La primeras décadas del siglo XX: copetados caballeros y a la vida de los
el paisajismo santos. Casi la totalidad de los pintores
de comienzos de siglo en el país prac­
De las enseñanzas de Santa María, las ticaron el paisaje; y lo hicieron con frui­
que más hondo calado tuvieron en Co­ ción, buscando cada cual con su repre­
lombia fueron: su creencia en la dig­ sentación la proyección de su talento y
nidad de cualquier tema como sujeto particularidad.
artístico; el acento nacionalista paten­ Además, con el interés de estos ar­
te en algunas de sus obras (pese a que tistas se inició la expresión consciente
estilísticamente se inscriban dentro de de lo aledaño, de lo propio, de lo co­
los parámetros de la vanguardia eu­ tidiano, con el lenguaje universal de la
ropea); y su predilección por pintar, o pintura (objetivo que habría de con­
al menos bosquejar, al aire libre. vertirse en fructífera constante a lo
Santa María, por ejemplo, es el in­ largo de todo el siglo XX). El incipien­
troductor del paisajismo en Colombia, te nacionalismo implícito en la idea,
no sólo por su tratamiento repetido y por ejemplo, habría de generar una
afortunado del tema, sino también pintura idealizada, que canta a las be­
porque habiendo sido nombrado llezas naturales del país, que alaba sus
como primer profesor de esta materia valles y montañas, que ensalza sus cos­
en la Escuela Nacional de Bellas Artes tas y sus ríos, que enaltece su flora y
(junto con el pintor español Luis de su topografía y que glorifica sus oca­
Llanos, quien murió al poco tiempo de sos, poniendo de presente una gran
iniciadas las clases), fue él quien real­ admiración por la tradición europea
mente infundió en sus alumnos la de­ de la pintura de paisajes, aunque no
voción por este tipo de pintura. precisamente por el modernismo.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
146

color, evidenciando amplios conoci­


mientos y destreza técnica. Sus cua­
dros de exteriores incluyen además
vistas de ciudades, calles y edificios,
en los que la pincelada, más libre y de­
finida, insinúa cierta intención de mo­
dernismo. Pero su obra en general re­
vela una actitud que puede asimilarse a
la de la Escuela Barbizon en su con­
frontación del paisaje por el paisaje
mismo —sin justificaciones de otra cla­
se— y presenta cuidadosos acabados,
así como una cierta aura romántica.
El artista boyacense Jesús María
Zamora (1875-1849) prefirió en cam­
bio la Sabana de Bogotá y los Llanos
Orientales como motivos de sus óleos
de clara entonación poética. Sus pri­
meros cuadros, generalmente de pa­
Ricardo Borrero Cada uno de estos artistas tuvo un rajes, se fueron aclarando y ganando
Alvarez. estilo diferente y mostró predilección en extensión hasta convertirse en pa­
"El Boquerón", 1905 c. noramas que remiten a la pintura clá­
Óleo sobre madera,
por un tipo especial de paisajes. Por
17 x 23 cm. ejemplo, el pintor huilense Ricardo sica por el orden que destacan en la
Colección particular, Borrero Alvarez (1874-1931), uno de naturaleza, por su pastoral serenidad, y
Bogotá. los más sobresalientes cultores de la especialmente por su énfasis en la luz y
modalidad, prefería las montañas y en las atmósferas. Zamora —quien
quebradas como tema de sus lienzos; también trató temas históricos— inter­
y éstos son de una gran delicadeza, pretó con frecuencia la hora del crepús­
suavemente trabajados y de armónico culo, infundiéndoles a sus obras un

Jesús María Zamora,


"Paisaje", 1915 c.
Oleo sobre cartón,
25.8 y 35 cm.
Museo de Arte
Moderno, Bogotá.
"Sus panoramas
remiten a la pintura
clásica por el orden
que destacan en la
naturaleza, por su
pastoral serenidad
y por su énfasis
en la luz y en
las atmóferas..."
Capítulo 6 147

acento melancólico con sus cielos rosa­


dos y sus intensos arreboles.
La obra de Roberto Páramo Tirado
(1859-1939, antioqueño residente en
Bogotá la mayor parte de su vida) está
casi realizada sobre diminutos lienzos
y cartones (de 9x13 cm en promedio),
y es una obra que ante todo hace per­
ceptible su atracción por lugares pin­
torescos, su capacidad de observación
y su agudo sentido para las composi­
ciones. Páramo pintó jardines, par­
ques y rincones, pero sus obras más in­
teresantes y dicientes son aquellas en
que, gracias a su extraordinaria orga­
nización del espacio pictórico y a pesar
de las reducidas dimensiones, logra in­
cluir líricos e inmensos panoramas que
hacen alusión al infinito. Su trabajo,
fino, grácil y de sensible cromatismo, ciones de sus ramas y los diferentes Roberto Páramo
constituye una de las expresiones más verdes de sus hojas. Su trabajo tiene Tirado.
particulares en nuestra pintura de pai­ "Paisaje", 1900 c.
una calidad arcádica, de ensueño, que
Óleo sobre cartón,
sajes. refuerza la apariencia patriarcal y se­ 9.2 x 13.7 cm.
El pintor bogotano Eugenio Peña rena de sus árboles, subrayando en Museo de Arte
(1860-1944) se concretó a su vez en las esta forma la reacción que representa Moderno, Bogotá.
regiones sabaneras, aunque el verda­ en gran parte la pintura de paisajes,
dero tema de su obra son los árboles: contra el crecimiento urbano suscitado
su altura, su esbeltez y su follaje, los por el uso del concreto en las primeras
accidentes de sus troncos, las bifurca- décadas del siglo.

Eugenio Peña.
"El Boquerón".
Óleo sobre cartón,
31 x 40 cm.
Museo Nacional,
Bogotá.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
148

El pintor cartagenero Jeneroso Jas­ Cano, Leudo, Fídolo Alfonso Gon­


pe (1846-1918) vio en los edificios his­ zález Camargo, Miguel Díaz Vargas y
tóricos de su ciudad natal y en el pai­ Domingo Moreno Otero, artistas to­
saje marino circundante el motivo dos ellos de gran significación en el
ideal para sus óleos, en los cuales, movimiento paisajista de comienzos
como en sus fotografías, prima un in­ de siglo, pero cuya frecuente confron­
terés documental. El artista y crítico tación de la figura humana ha moti­
tunjano Rafael Tavera (1878-1957) se vado que sus obras sean tratadas en
inspiró en el territorio de Boyacá, otra parte de este escrito.
Cundinamarca y los Llanos Orientales Además, aunque la representación
para sus pinturas, acudiendo con fre­ tradicional de los paisajes decaería al
cuencia al recurso de la fauna (ban­ acercarse a la mitad el siglo XX, su vi­
dadas de pájaros, hatos y rebaños), gencia habría de mantenerse hasta ese
para incrementar la sensación de es­ entonces (e inclusive hasta más tarde)
pacio y avivar sus perspectivas. El bo­ para artistas como los bogotanos José
gotano Luis Núñez Borda (1872-1970) María Portocarrero (1874-1932) y Ra­
eligió en cambio los jardines de la ca­ fael Mena (1897-1973), el boyacense
pital y la exuberante flora de los cli­ Félix María Otálora (1876-1961) y el
mas cálidos, en particular de las cuen­ santandereano Oscar Rodríguez Na­
cas del Cauca y del Magdalena, para ranjo (1911), así como para el valle-
sus composiciones de estudiado colo­ caucano Dolcey Vergara (1912) y el
rido. Mientras que su coterráneo Ri­ caldense Sergio Trujillo (1911). Los
cardo Gómez Campuzano (1893-1981) destacados fotógrafos cundinamar-
encontró en los parques, en las plan­ queses Luis B. Ramos (1900-1956) y
taciones y en los atardeceres lumino­ Erwin Kraus (1911), incursionaron
sos su principal fuente pictórica. igualmente, con algunos resultados
La naturaleza había pasado a con­ positivos, en interpretaciones pictóri­
vertirse —al igual que en la literatu­ cas de la naturaleza de corte tradicio­
ra— en la principal inspiración de los nal, pero cuyas simplificaciones se
pintores, y a su representación ha­ convertirían en presagio del surgi­
brían de recurrir también Moros, miento de otro gusto y de otra época.

Luis Núñez Borda.


"Ribera del
Magdalena", 1920 c.
Óleo sobre cartón,
34 x 49 cm.
Museo de Arte
Moderno, Bogotá.
Capítulo 6
149

Francisco Antonio
Cano.
"Bodegón", 1912.
Oleo sobre lienzo,
40 x 61 cm.
Museo de Arte
Moderno, Bogotá.

Finalmente, la acuarela, esa técnica Como el paisaje, también el bodegón


cuyas luminosas transparencias se gozó a comienzos de este siglo de afor­
prestan admirablemente para las re­ tunados cultores en Colombia, entre
presentaciones de exteriores, alcanzó quienes se cuenta en primer término el
a partir de los años treinta un cierto artista antioqueño Francisco Antonio
auge vinculado al interés por el pai­ Cano (1865-1935), quien estudió tam­
saje. Especialmente en Medellín bién en la Academia Julian de París,
—donde se destacan los trabajos de reiterando la influencia de dicho cen­
Pedro Nel Gómez, Humberto Chaves tro en nuestra pintura de comienzos
(1891-1971), Luis Eduardo Vieco de siglo. Cano fue, como la mayoría
(1882-1955) y Rafael Sáenz (1910)— de los artistas sobresalientes de la épo­
pero también en Bogotá —como lo ca, profesor y director de la Escuela
ponen de presente las obras de Ignacio Nacional de Bellas Artes. Fue así mis­
Gómez Jaramillo y José Restrepo Ri­ mo crítico de arte; y además de su tra­
vera (1895-1952)— y en Cartagena bajo al óleo realizó diversas esculturas
—como lo demuestra la producción de de tipo conmemorativo y fue un hábil
Hernando Lemaitre (1925-1970)— los y talentoso dibujante..
artistas no pudieron sustraerse a la Su trabajo no tiene en realidad lí­
atracción de interpretar la naturaleza mite temático, puesto que, como re­
con las amplias y fluidas manchas ca­ tratista, produjo innumerables obras
racterísticas de esta técnica. de gran fidelidad a las fisonomías;
como intérprete de cuadros religiosos,
El bodegón temas clásicos y alegorías, fue un pin­
tor prolífico y de amplia aceptación;
El bodegón, o sea la representación como autor de motivos costumbristas
pictórica de objetos inanimados (ge­ alcanzó encomiosos comentarios (es­
neralmente comestibles pero también pecialmente por su obra Horizontes,
flores y utensilios), ha sido, como el en la cual muestra una pareja campe­
paisaje, un tema tradicional en la pin­ sina sobrecogida ante la inmensidad
tura desde los grandes maestros del del panorama); como paisajista fue
Renacimiento hasta nuestros días. ampliamente reconocida su habilidad
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
150

Roberto Páramo. jo de Acevedo y de Garay. Sus bo­


"Naturaleza muerta degones representan por lo regular ra­
del pintor". mos de rosas y otras flores contra fon­
Óleo sobre cartón, dos que resaltan su frescura y su color;
17,5 x 11 cm.
Colección particular,
y están delicadamente trabajados
Bogotá. —aun en su época madura, cuando
empieza a demostrar cierto interés en
el gesto y en el pigmento— haciendo
manifiestas tanto su ambición deco­
rativa como la destreza del pintor.
Aparte de Cano —y, por supuesto,
de Santa María—, también trabajaron
sobre el tema Roberto Páramo Tira­
do, quien involucraba objetos autóc­
tonos como vasijas de barro en sus re­
presentaciones de frutas tropicales;
Ricardo Borrero Álvarez, autor de ra­
mos de rosas que compiten con los de
Cano en la atención a los detalles; y
también, en un sentido laxo, Domingo
Moreno Otero y Miguel Díaz Vargas,
cuyos cuadros sobre ventas de frutas y
verduras son verdaderos bodegones por
la importancia de estos elementos en la
de trasladar al lienzo la apariencia de obra, aunque sean al aire libre y hagan
montes y parajes; y como autor de bo­ claras referencias costumbristas.
degones se hizo acreedor a numerosos La naturaleza muerta o bodegón
premios desde los inicios de su carrera iría transformándose de acuerdo con
artística. nuevas actitudes artísticas, encontrán­
Ricardo Borrero Su obra está imbuida por un interés dose sensibles ejemplos de los años
Álvarez. de corrección y por la gravedad que treinta y cuarenta realizados por Ig­
"Rosas". corresponde con su formación y vo­ nacio Gómez Jaramillo y Pedro Nel
Óleo sobre tela, Gómez. Así mismo, el artista antio-
60.5 x 94.5 cm.
cación académicas, por lo cual no es
Museo Nacional, extraño que —particularmente en sus queño Eladio Vélez (1897-1967) in-
Bogotá. retratos— sea reminiscente del traba­ cursionó con particular percepción en
este tema, produciendo obras bien es­
tructuradas, algunas de las cuales son
reminiscentes de Paul Cézanne. Mien­
tras que el antioqueño Santiago Me­
dina (1911) involucra piezas de arte
prehispánico y colonial —aludiendo
como Páramo a lo propio y lo local—
en su bodegones de equilibrada com­
posición y cromatismo.

El costumbrismo
Finalmente, los temas costumbristas,
otra especialidad pictórica de larga
trayectoria en la que se presentan es­
cenas cotidianas y comunes, tuvieron
así mismo algunos exponentes de ta­
lento al iniciarse el siglo XX. Aun
cuando en el país se habían ejecutado
Capítulo 6 151

algunos cuadros de costumbres, éstos


seguían constituyendo novedad, no
sólo por el carácter trivial de las re­
presentaciones (en oposición a los te­
mas importantes, históricos o religio­
sos, de la inmensa mayoría de los pin­
tores), sino también por la inclusión
de situaciones familiares y corrientes
(a cambio de las escenas típicas que se
habían acentuado en las obras de este
tipo), así como por las características
de su realización, puesto que hasta el
período finisecular no son pintadas
bajo las luces académicas, y hasta los
primeros años de este siglo no lo son
con objetivos modernistas.
Entre los artistas que trabajaron te­
mas costumbristas con ánimo moder­
no sobresale el bogotano Fídolo Al­
fonso González Camargo (1883-1941),
cuya obra podría calificarse —como la tación de los volúmenes por medio Fídolo Alfonso
de su maestro Santa María— de post­ de manchas de color atestiguan, a su González Camargo.
impresionista, puesto que a conciencia "Poniendo la mesa".
vez, su decidida voluntad antiacadé­ Óleo sobre madera,
busca una manera de pintura diferente mica y sus claras ambiciones de par­ 27.2 x 35 cm.
de la impresionista, y así lo hacen ma­ ticularidad. Colección particular,
nifiesto el énfasis en la materia y el Su trabajo no se limitó a los temas Bogotá.
imaginativo colorido de sus cuadros. de costumbres, sino que incursionó
El desdén por el detalle y la interpre- también con sensibles resultados en el

Fídolo Alfonso
González Camargo.
"El bazar", 1915 c.
Óleo sobre madera,
16 x 24.5 cm.
Colección particular,
Bogotá.
"Su obra podría
calificarse de
post-impresionista
... por el énfasis
en la materia y por
el imaginativo
colorido."
152 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Pero es especialmente en las esce­


nas exteriores y en los motivos fami­
liares donde el artista logra hacer más
clara la individualidad de su visión. En
su obra Aguadoras en el chorro de Pa­
dilla, por ejemplo, salta a la vista su
gran capacidad de percepción y de
simplificación, dadas la economía en
elementos y detalles y su limitación a
los toques de color apenas necesarios
para visualizar la escena. Mientras que
en El bazar son evidentes su dominio
del contraste y la soltura del pincel; sin
que por ello se pierda información so­
bre el ánimo con que se acostumbraba
asistir a estas festividades.
Sus escenas domésticas son, por
otra parte, trabajos que podrían cali­
ficarse de intimistas, no sólo por su te­
mática de oficios cotidianos y de jar­
dinería, sino ante todo por su aproxi­
Francisco A. Cano bodegón y en el retrato (modalidad mación somera, sobria y personal, a
"Lavanderas en el esta última en la cual hizo patente su dichos temas. En ellos, una figura fe­
río", 1919. menina —por lo regular la de su ma­
Óleo sobre lienzo,
habilidad para el dibujo); pero sobre
61.5 x 73.5 cm. todo en el paisaje, que trató con ad­ dre— aparece cosiendo, bordando,
Colección particular, mirables libertad y concisión. Los cocinando, pero siempre trasluciendo,
Bogotá. chircales y otros parajes aledaños a la tanto la devoción del artista por el am­
capital fueron los lugares predilectos biente del hogar, como su agudo sen­
Coriolano Leudo. para sus expresivas representaciones, tido compositivo y su permanente re­
"Nocturno", 1915 c. aunque también pintó amplios pano­ flexión cromática.
Óleo sobre lienzo, ramas de formato pequeño, reminis-
49 x 60 cm. Por otra parte, entre los artistas que
Colección particular, centes de la misma paradoja en el tra­ trataron temas de costumbres dentro
Bogotá. bajo de Roberto Páramo. de esquemas más tradicionales figuran
—además de Francisco Antonio
Cano— los pintores bogotanos Mar­
garita Holguín y Caro (1875-1959),
quien realizó algunas obras de este gé­
nero con la misma ingenuidad y recato
manifiestos en sus cuadros religiosos;
y Eugenio Zerda (1878-1945), quien
además de pintor fue escultor y pro­
fesor de música, y cuyos cuadros ex­
teriores, como el titulado En el par­
que, dejan entrever —con el debido
respeto por las normas académicas—
cierto interés por el impresionismo,
tanto en las consideraciones de la luz
como en el carácter espontáneo y ca­
sual de las escenas.
También bogotano, Coriolano Leu­
do fue un artista de variada temática,
que descolló en el campo del retrato y
que trabajó algunos cuadros de cos­
tumbres con atención y esmero, si
Capítulo 6 153

bien ceñido a los valores aprendidos Roberto Pizano.


primero con Enrique Recio y Gil (pin­ "Autorretrato con
tor español de acento tradicionalista mi hijo Juan", 1927.
radicado por algún tiempo en Colom­ Óleo sobre lienzo,
bia en las postrimerías del siglo XIX), 93 x 73.5 cm.
Colección particular,
y luego en la Academia de San Fer­ Bogotá.
nando en Madrid. Cuadros suyos
como Mantillas bogotanas hacen ma­
nifiesto, por su cuidado en la repre­
sentación de los textiles, modas y tipos
humanos, el interés documental im­
plícito en el tema.
Roberto Pizano —quien, como
Leudo, era bogotano y estudió en la
Academia de San Fernando— tam­
bién realizó en los años veinte algunas
obras de tipo costumbrista, como La
misa en el pueblo (en la cual registra
los atuendos campesinos, la presencia
de la orquesta y el recogimiento de los
fieles), amén de retratos y pinturas de
tipo familiar. Pizano fue además un destacan particularmente sus paisajes
estudioso del arte colonial, crítico agu­ de Santander, en los cuales incluye
do y entusiasta impulsador del arte. con frecuencia poblaciones y cuya rea­ Domingo Moreno Otero,
Entre sus discípulos figuró el artista lización hace evidente un personal de­ "Frutos de mi tierra",
payanés Efraín Martínez (1898-1956), leite en el color. En sus cuadros sobre 1940.
quien produciría igualmente algunos las afueras de Bucaramanga, por Óleo sobre lienzo,
cuadros de costumbres en las siguien­ 197 x 205 cm.
ejemplo, la erosión rojiza de la tierra, Museo Nacional,
tes décadas. el azul fuerte del cielo y los verdes es- Bogotá.
Por último, el pintor santandereano
Domingo Moreno Otero (1882-1948)
y el bogotano Miguel Díaz Vargas
(1886-1956) trabajaron así mismo so­
bre temas de costumbres, inclinándose
su obras por las escenas típicas de la
vida campesina. Ambos estudiaron en
la Academia de San Fernando en Ma­
drid (hecho que subraya la importan­
cia que adquiere este centro docente,
después de la Academia Julian, en la
formación de los artistas colombianos
de la primera mitad de este siglo); am­
bos fueron profesores de la Escuela de
Bellas Artes en los años veinte; en las
obras de los dos es distinguible un
cierto eco de las enseñanzas de pin­
tores españoles; y los dos encontraron
—como todos los artistas destacados
de su época— en las revistas El Grá­
fico y Cromos una entusiasta difusión
de sus pinturas.
En la obra de Moreno Otero
—quien además hizo ilustraciones y
pintó temas históricos y retratos— se
154 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

de interés social que en corto tiempo


habría de imponerse en nuestro me­
dio. En otras palabras, si bien es cieno
que Díaz Vargas y Moreno Otero no
muestran en sus obras ninguna incli­
nación por las vanguardias internacio­
nales, su trabajo, no obstante, por su
atención a temas de índole social y por
su ánimo nacionalista, es precursor de
uno de los grandes cambios que ha­
brían de iniciarse a mediados de los
años treinta en la pintura colombiana.
En las primeras décadas del siglo,
en conclusión, hubo en el país espíri­
tus alertas como Santa María, Tobón
Mejía y González Camargo, quienes
propugnaron por una expresión con­
temporánea y al mismo tiempo propia
en la pintura y la escultura. La inmen­
sa mayoría de los artistas, sin embar­
go, trabajó dentro de las normas aca­
démicas y sobre la consagrada temá­
tica del paisaje, el retrato, el bodegón
y las costumbres; aunque cada cual
con objetivos particulares y sinceros, y
asentando y definiendo en cada cua­
dro —por las preferencias, sensibili­
dad y gusto que hacen manifiestos y
también por los valores que desde­
ñan— los inicios de una tradición pic­
tórica en Colombia.
El trabajo del antioqueño Ricardo
Miguel Díaz Vargas peciales que utilizaba en relación con Rendón (1894-1931) y del bumangués
"En el mercado", 1940 c. la naturaleza, son claro testimonio de Alfredo Greñas (1859-1949), aunque
Óleo sobre lienzo, su inclinación por los contrastes. Sus dentro del campo específico de la ca­
110x90 cm. temas costumbristas incluyen Escenas ricatura y de la sátira política, merece
Fondo Cultural de arriería y ventas de mercado como también una especial mención como
Cafetero, Bogotá.
la titulada Frutos de mi tierra, de claro agudo testimonio de los álgidos de­
"Autorretrato", espíritu nacionalista. bates partidistas del período.
sin fecha. Miguel Díaz Vargas fue un artista
Óleo sobre tela.
Museo Nacional,
dedicado en primer término a repre­ Los años treinta y cuarenta.
Bogotá. sentar, según sus propias palabras, Nacionalismo y teorías
«las escenas domésticas de las gentes
pobres». También pintó retratos, así En 1934 regresó a Bogotá el artista
como paisajes, que varían entre ro­ antioqueño Ignacio Gómez Jaramillo
mánticos recodos y vistas panorámi­ (1910-1970), después de haber estu­
cas. Su atracción por la vida campe­ diado en algunos talleres particulares
sina, por los productos de la tierra y, en Madrid y en la Academia de la
sobre todo, por el exuberante color lo­ Grande Chaumiére en París, y de ha­
cal, quedó fielmente reflejada en lien­ ber participado con relativo éxito en
zos como En el mercado, de manifies­ diversas exposiciones europeas. La
ta audacia cromática; sus cuadros muestra que presentó en el Teatro Co­
—como los de Moreno Otero del mis­ lón, ese mismo año, no dejó duda so­
mo tipo— abren camino a la pintura bre el talento del artista ni sobre el es-
Capítulo 6 155

píritu moderno que alentaba su pin­


tura, inspirada en especial en las con­
cepciones plásticas de Paul Cézanne.
Dos años más tarde el artista viajó a
México, iniciando, bajo el fértil influjo
de los maestros del muralismo mexica­
no, Diego Rivera, José Clemente Oroz-
co y David Alfaro Siqueiros, su trabajo
en este género pictórico. El impacto de
esa escuela, y en particular de su te­
mática socialmente combativa, se hizo
claro de inmediato en los murales Li­
beración de los esclavos y Los comu­
neros realizados en el Capitolio Nacio­
nal a su regreso; y habría de perdurar a
lo largo de toda su carrera en algunas
producciones en las que no sólo incur-
sionó en temas humanistas, sino que lle­
gó a denunciar la violencia política que
se extendió en Colombia al acercarse la
mitad del siglo XX.
En su obra no hay ninguna inten­
ción de ilusionismo, y de ahí la liber­ El color en Gómez Jaramillo es me­ Ignacio Gómez
tad en sus interpretaciones de figuras, surado, depurado por la simplifica­ Jaramillo.
bodegones y paisajes en los cuales se ción, sobresaliendo por regla general "Vista sobre Toledo",
1930 c.
evidencian una visión sólida y sintéti­ en cada obra una tonalidad romántica Óleo sobre lienzo,
ca, un dibujo dinámico y preciso y una y callada: los ocres en las Vistas de To­ 99 x 118 cm.
clara preferencia por el orden y la con­ ledo, los grises en el San Sebastián. Colección particular,
cisión. Sus trabajos se presentan a ve­ Gómez Jaramillo —quien fue así mis­ Bogotá.
ces divididos en diferentes planos, mo un hábil dibujante, y también ima­
como los de Cézanne, adquiriendo ginativo ilustrador— incursionó por
cierta calidad abstracta con su orga­ algún tiempo en la pintura abstracta y
nización eminentemente plástica de trabajó frecuentemente en el desnudo
formas, y ganando así también una es­ femenino proyectando, entre el rigor
tructura lógica y severa de donde pro­ y sobriedad propios de su obra, un
vienen su contundencia y solidez. cierto acento poético y sensual.

Ignacio Gómez
Jaramillo.
"Desnudo", 1964.
Óleo sobre lienzo,
70 x 146 cm.
Colección particular,
Bogotá.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
156

El carácter de avanzada —en lo so­ con los frescos— de los grandes maes­
cial y lo pictórico—, patente en su tra­ tros del Renacimiento.
bajo, suscitó álgidas polémicas que El impacto de la pintura mural re­
condujeron hasta el cubrimiento de nacentista y el auge que había cobrado
los murales del Capitolio (con ocasión dicha técnica gracias al ímpetu del mu-
de la IX Conferencia Panamericana). ralismo mexicano (iniciado en 1921)
Su obra, sin embargo, constituye sin incidieron sin ninguna duda en la pre­
lugar a dudas una de las expresiones dilección de Pedro Nel Gómez por las
más personales y logradas del arte co­ obras de arte público. El contenido
lombiano de mediados de este siglo, y político y social del movimiento me­
fue influencia fecunda para generacio­ xicano, su acendrado humanismo y su
nes posteriores que supieron valorar exaltado nacionalismo, aunado al sen­
Pedro Nel Gómez. su aproximación simultáneamente tido artístico y arquitectónico de Flo­
"Autorretrato", 1960. sensible e inteligente a la pintura. Con rencia —la ciudad donde se descubrió
Acuarela sobre papel, su trabajo reingresa la conjugación de la perspectiva—, estarían siempre la­
59x47 cm. contemporaneidad y nacionalismo en tentes en los miles de metros cuadra­
Museo Pedro Nel
Gómez, Medellín.
el arte del país. dos de frescos con que el artista or­
Pedro Nel Gómez (1899-1984) es­ namentó diversos edificios, especial­
tudió simultáneamente arte e ingenie­ mente en Medellín, conformando el
ría en Medellín, y presentó en 1924 en más rico y relevante legado del país en
Bogotá una muestra de paisajes rea­ este género pictórico.
lizados en acuarela, los cuales, si bien El hombre, el amor, el trabajo, la
tradicionales en tratamiento y en com­ historia, la mitología, los problemas
posición, fueron premonitorios de la sociales y la riqueza de Colombia son
aguda visión que habría de caracteri­ básicamente los temas de su obra mu­
zar su obra. El año siguiente viajó a ral, para la cual partía de armoniosos
Holanda, Francia e Italia, radicándose bosquejos abstractos a los que ajus­
hasta 1930 en Florencia, donde estu­ taba posteriormente las representacio­
dió pintura y arquitectura, y donde se nes. El vibrante colorido, y la fuerza
familiarizó con el trabajo —sobre todo y la energía de los motivos y de la rea-

Luis Alberto Acuña.


"Retablo de los
dioses tutelares
de los Chibchas",
1935 c.
Oleo sobre madera,
200 x 300 cm.
Museo Nacional,
Bogotá.
Acuña sería
"el más articulado
y coherente
expositor del
indigenismo
pictórico en
Colombia y fundador
del grupo Bachué."
Capítulo 6 157

lización, complementan el dramatis­ rancia tropical. Más adelante acalla un


mo implícito en su escala. poco su paleta confiriéndole cierta to­
Aparte de la arquitectura y el mu­ nalidad metálica, pero sigue revaluan­
ral, Pedro Nel Gómez trabajó en pin­ do lo autóctono y lo propio, especial­
tura de caballete, escultura, dibujo, mente a través de la representación de
grabado y, sobre todo, en acuarela, las costumbres y las peculiaridades ét­
técnica en la que su producción resul­ nicas del campesino del país, a quien
ta, además de prolífica, especialmente interpreta exagerando con orgullo sus
innovadora y personal. La acuarela ojos rasgados, sus labios pronunciados
gana con su obra en dimensión artís­ y sus pómulos salientes. Las figuras,
tica, no sólo por haberla realizado en además, son de una contextura sólida
formatos relativamente grandes, sino, y maciza que indica fortaleza y sana
en primer lugar, por haberla conver­ voluptuosidad, cualidades estrecha­ Ignacio Gómez
tido en vehículo apropiado para obras mente emparentadas con su obra tri­ Jaramillo.
ambiciosas y profundas con su parti­ dimensional en piedra, cerámica y ma­ "Autorretrato",
cular lenguaje de colores vivos y enér­ dera. Madrid, noviembre
gicos brochazos, poco usuales en la 1930.
Las pinturas de Acuña están ejecu­ Óleo sobre tela.
modalidad. tadas mediante pequeños toques de Colección particular,
Sus acuarelas incluyen motivos di­ color que remiten al puntillismo de Bogotá.
versos como el bodegón, el paisaje y Georges Seurat y Paul Signac (artista
el desnudo, pero especialmente el este último a quien conoció durante su
tema del baharequeo y la minería de permanencia en París), pero su técnica
socavón de su nativo Anorí, así como no se halla encaminada como la de es­
los mitos populares presentes también tos dos pintores a comprobar teorías
en sus murales. «Lo que he pintado en científicas sobre la visión y combina­
mis cuadros y en mis frescos no lo in­ ción de los colores, sino a enfatizar la
venté, lo bebí en la realidad», solía de­ contundencia y solidez de sus figuras.
cir, haciendo referencia a su sinceri­ Acuña, quien aparte de pintor y es­
dad creativa y al carácter acentuada­ cultor ha sido crítico, historiador, mu-
mente regional de su trabajo. Su obra, seólogo y profesor de arte, también se
que fue objeto de encendidas polémi­ cuenta entre los iniciadores de ese fe­
cas políticas y estéticas en su momen­ bril nacionalismo que comienza en los
to, conforma una de las más ricas y años treinta en la pintura colombiana,
coherentes expresiones plásticas de y que habría de tener inmediato eco
nuestra historia. en el trabajo de artistas más jóvenes
Desde 1929, por otra parte, había como Carlos Correa, Débora Arango
regresado al país el artista santande- y Alipio Jaramillo.
reano Luis Alberto Acuña (1904) Carlos Correa (1912) nació en Me-
—quien había sido alumno de Rober­ dellín, donde estudió con Humberto
to Pizano— después de asistir a diver­ Chaves, Eladio Vélez y Pedro Nel Gó­
sas academias y talleres particulares mez. Su trabajo, en un comienzo in­
en París y Madrid. Acuña sería el más teriores y retratos de inclinación rea­
articulado y coherente expositor del lista, fue haciéndose cada vez más ex­
indigenismo pictórico en Colombia, y presionista y orientándose hacia la
el fundador del grupo Bachué, cuyos problemática social y la denuncia po­
miembros buscaron ante todo la inte­ lítica, hasta desembocar en una diatri­
gración del arte del país con las con­ ba sobre los misterios religiosos. Pos­
diciones específicas y particulares de teriormente, Correa ha tratado diver­
su medio. sos temas, entre ellos el pre-hispánico
Acuña exalta con tal fin la mitología inspirado especialmente en la estatua­
aborigen, interpretándola en grandes ria de San Agustín.
óleos como el Retrato de los dioses tu­ Débora Arango (1910), también
telares de los Chibchas, de brillante co­ antioqueña y alumna de Eladio Vélez
lorido en consonancia con la exube­ y Pedro Nel Gómez, se orientó hacia
158 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

por Siqueiros, con quien colaboró en


Chile, su trabajo representa motivos
obreros y campesinos en composicio­
nes sólidas y bien determinadas tanto
en su obra de caballete como en su
pintura mural.
Un caso especial dentro de la pin­
tura que surge en estas décadas lo
constituye el artista bogotano Gonzalo
Ariza (1912), quien comenzó también
por tratar temas sociales pero que
pronto habría de encontrar un derro­
tero no sólo propio sino aparte. Ariza
estudió en el Japón «para que la in­
fluencia oriental no le llegara a través
de los impresionistas sino directamen­
te», al decir de un crítico de arte. El
artista invoca la prehistoria común de
las culturas orientales y aborígenes de
América, haciendo referencia a las re­
laciones de su obra con la pintura ja­
ponesa, particularmente en su apro­
ximación a la naturaleza como a un
todo ilímite, majestuoso e impactante.
Aunque ha pintado pájaros y flores
tropicales, los óleos y acuarelas de
Gonzalo Ariza están prácticamente
dedicados a representar las peculiari­
dades del paisaje andino: flora, luz,
atmósfera y topografía. En su obra se
enfatizan, por lo tanto, la autenticidad
del paisaje nacional, su variedad y su
inédita belleza, comenzando por el pá­
ramo poblado de frailejones, descen­
Gonzalo Ariza. una temática social, ruda y agresiva en diendo a la sabana con sus cielos grises
"Cerros de Bogotá", la cual se refleja ampliamente la ra- y cargados, continuando entre la nie­
1947 C. dicalización política que ocurre en el bla hacia las zonas cafeteras, hasta de­
Óleo sobre lienzo, país durante los años cuarenta. Su sembocar en la vegetación feraz cer­
77.5 x 58 cm. condición de mujer y el moralismo de cana al Magdalena.
Colección particular,
Bogotá.
los medios oficiales de entonces cola­ Su perspectiva es con frecuencia aé­
boraron en el rechazo que su obra pro­ rea, por lo cual cada parte de algunos
dujo en Medellín y, por consiguiente, de sus cuadros es equidistante del pun­
en su alejamiento de los círculos del to de vista del pintor; mientras que sus
arte. Su trabajo es tajante y vigoroso, composiciones son, por regla general,
evidenciando, como el de Correa, un irregulares, fragmentarias, sin la tra­
claro acento expresionista, sobre todo dicional preocupación por el balance.
en su fuerte colorido y en las distor­ Gran parte del espacio, por ejemplo,
siones con las cuales enfatiza sus men­ puede presentarse cubierto de nubes o
sajes. neblina, sugiriendo apenas que la na­
Finalmente, el artista caldense Ali- turaleza se extiende por debajo, más
pio Jaramillo (1913) escogió así mismo allá de los límites del cuadro. Su tra­
la problemática social y la exaltación bajo, en general, constituye una de las
de las virtudes del pueblo colombiano expresiones más particulares y logra­
como tema en su pintura. Influenciado das de la pintura nacional.
Capítulo 6 159

La escultura realista, hacia temas históricos, po­


pulares e inclusive políticos, haciendo
Este ánimo nacionalista que aparece perceptibles cierta expresividad en sus
en el arte colombiano al aproximarse personajes y un especial cuidado en
la mitad del siglo encuentra igualmen­ los detalles. Dos alumnas suyas, am­
te expresión en el trabajo de algunos bas bogotanas, Josefina Albarracín
escultores como el boyacense Rómulo (1910) y Hena Rodríguez (1915), quie­
Rozo (1899-1964), cuya producción, nes prestaron notoria atención a los
decididamente indigenista, alcanza un rasgos étnicos de sus modelos, com­
alto grado de simplificación. Aunque plementan finalmente la nómina de
su obra es muy escasa en el país (por escultores cuya obra —si bien modesta
haber transcurrido la mayor parte de y mucho más tradicional que la pin­
su vida en México), una escultura suya tura— revela de todas maneras la pre­
sobre la diosa Bachué bautizó al cita­ dilección por lo local, la decidida de­
do movimiento artístico. voción por lo autóctono y el espíritu
También boyacense, José Domingo nacionalista que caracteriza y define al
Rodríguez (1895-1968) trabajó en los arte colombiano de las décadas del
más diversos materiales (mármol, gra­ treinta y el cuarenta.
nito, cemento, bronce, madera), lle­
gando a cierta elegante concisión en su Obras conmemorativas
variada temática, que incluye, por su­
puesto, motivos campesinos. Ramón Son numerosos los pintores citados a
Barba (1894-1964, nacido en España lo largo de este escrito que trabajaron
pero radicado desde muy joven en Co­ en obras conmemorativas, y por con­
lombia) orientó su labor, de tendencia siguiente relacionadas con la nacio-

Rómulo Rozo.
"Mater Doloroso",
1930.
Bronce,
17 x 19 x 30 cm.
Museo Nacional.
Bogotá.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
160

Dentro de los cultores de la escul­


tura conmemorativa, merecen una es­
pecial mención el artista cundinamar-
qués Miguel Sopó (1918), cuya obra,
pese a su acendrado conservadurismo,
presenta una ejecución adecuada y
cierta ambición de particularidad; y el
artista antioqueño Rodrigo Arenas
Betancur (1919), autor de las más nu­
merosas y espectaculares obras de este
género en Colombia. Arenas estuvo
radicado por largo tiempo en México,
adquiriendo de los muralistas el ánimo
monumental, pero sus piezas, aunque
enérgicas, con implicaciones simbolis­
tas y colocadas frecuentemente en
complicados andamiajes, se inscriben
realmente dentro del realismo de cor­
te tradicional.
En las obras de la mayoría de los ar­
tistas que surgen en los años treinta y
cuarenta, en conclusión, es notoria
una fuerte ascendencia teórica, por
ejemplo, en su rechazo —más preco­
nizado que real— a las influencias fo­
ráneas, y en su ambición de conciliar
Santiago Martínez nalidad, entre quienes cabe destacar a el trabajo artístico con temas políticos
Delgado. Urdaneta, Santa María, Acevedo Ber- y sociales, posiciones ambas hereda­
"Bolívar en el das del muralismo mexicano. Son
Congreso de Cúcuta"
nal, Cano, Zamora, Tavera y Moreno
1945-1947. Otero. A ellos se suma en estas dé­ obras en las que resulta cristalina la
Fresco, cadas el artista bogotano Santiago búsqueda consciente de raíces y par­
6.84 x 7.62 ms. Martínez Delgado (1906-1954), autor ticularidades culturales, y en las que es
Salón Elíptico, del mural que preside el salón elíptico claramente perceptible ese ánimo na­
Capitolio Nacional, del Capitolio Nacional y cuyas ilustra­ cionalista que se vislumbró por pri­
Bogotá.
ciones para la revista Vida ofrecen un mera vez en este siglo a través del pai-
buen ejemplo de su habilidad para el sajismo, que reforzaron algunos cua­
diseño. dros costumbristas, y que, como se ha
También son numerosos los traba­ visto, cobró realmente fuerza y cohe­
jos públicos que ornamentan plazas, rencia teórica durante las décadas en
parques y edificios en distintas ciuda­ consideración.
des de Colombia, y entre cuyos auto­
res se cuentan —aparte de varios ex­ Mediados de siglo.
tranjeros— prácticamente todos los Abstracción y expresionismo
escultores mencionados, desde Cano y
Tobón Mejía hasta Rodríguez y Rozo. Al iniciarse el siglo XX, empieza a per­
Trabajaron así mismo en obras de este cibirse en el arte europeo un impulso
género a mediados de siglo el artista cada vez más fuerte que lo aleja de la
quindiano Roberto Henao Buriticá imitación del mundo visible, surgien­
(1898-1964); el bogotano Gustavo Ar­ do, con sus expresiones más extremas,
día (1895-1963), los boyacenses Car­ el concepto de «arte abstracto» en la
los Reyes (1903) y Julio Abril (1912­ historia del arte occidental. Si bien al­
1979) y los antioqueños José Horacio gunos de los movimientos generados
Betancur (1920-1959) y Bernardo Vie- por dicho impulso, como el cubismo,
co (1813-1956). el suprematismo y De Stijl gozaron de
Capítulo 6 161

Marco Ospina.
"Aurora", 1950,
Oleo sobre lienzo,
75.5 x 150 cm.
Museo de Arte
Moderno, Bogotá.
Es el introductor
de la pintura
abstracta
en el país.

reconocimiento antes de 1945, el arte Ramírez no partía de la naturaleza


abstracto sólo alcanza preeminencia sino que apelaba a su agudo sentido
internacional después de la segunda constructivo, por lo cual dichos tra­
guerra mundial, cuando Nueva York bajos resultan precursores de sus pos­
comienza a remplazar a París como ca­ teriores relieves y esculturas. Y ya a
pital de la vanguardia artística. mediados de los años cincuenta, Gui­
En Colombia, esa fuerza o actitud llermo Wiedemann (1905-1969, naci­
creadora alejada de la imitación de la do en Alemania pero radicado en Co­
naturaleza se manifiesta primero, su­ lombia desde 1939) también comienza
tilmente, en la obra de Ignacio Gómez a realizar composiciones abstractas,
Jaramillo, la cual, no obstante asen­ inspiradas primero en el mundo visi­
tarse en lo real, alcanza cierta calidad ble, pero concebidas más tarde en tér­
abstracta —vía Cézanne— por su di­ minos puramente pictóricos como co­
visión en planos, simplificación de for­ lor, forma, composición y textura.
mas y esencialización. Pero es real­ Las más tempranas obras de Wie- Guillermo Wiedemann.
mente en la segunda parte de la dé­ demann en el país revelan su interés "Muralla china",
cada de los cuarenta cuando una ac­ por la vegetación tropical y por la po­ 1964.
Óleo sobre lienzo,
titud definitivamente abstracta co­ blación negra de la costa del Pacífico 96.5 x 168 cm.
mienza a perfilarse en el país, y así lo y las riberas del Magdalena, que in­ Museo de Arte
pone de presente la obra del artista terpretó con un dibujo seguro y ex- Moderno, Bogotá.
bogotano Marco Ospina (1912-1983),
quien partiendo de esquematizaciones
de la naturaleza, como en Flor, llega
a composiciones en las que la natura­
leza ya no es reconocible aunque per­
manezca como inspiración, puesto que
lo importante es la interacción inde­
pendiente de formas y colores.
Pocos años después el artista nor-
tesantanderano Eduardo Ramírez Vi-
llamizar (1923) presentó en Bogotá
una serie de pinturas realizadas en Pa­
rís, ciudad que permanecía como cen­
tro de la abstracción geométrica. En
estas obras, con base en colores planos
y con clara injerencia de la geometría,
162 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

presivo aunque con manchas de color toda ha tenido gran repercusión con­
cada vez más sueltas y poéticas. Pos­ ceptualmente en el desarrollo de la
teriormente desaparecía el dibujo y pintura del país.
con él todo vestigio de figuración, El impulso hacia la abstracción, sin
adentrándose su abstracción por un li­ embargo, no siempre se exteriorizaría
rismo de corte expresionista y de acen­ por medio de posiciones tan extremas
to primordialmente cromático. como las de Ospina, Ramírez y Wie-
Ya en los años sesenta, Wiedemann demann, sino que también se haría
se decide por la «abstracción pura» y, sentir, a través de expresionismo, es
trabajando en acuarelas, óleos y «co- decir, a través de obras que se alejan
llages», confronta la creación libre sin deliberadamente de la imitación de lo
alusiones a otra realidad distinta de la real en favor de una vehemente pro­
Alejandro Obregón de sus obras. Sus acuarelas mantienen yección de sentimientos y emociones.
"Blas de Lezo a través de sensibles transparencias el Tal es el caso del trabajo de Alejandro
(Autorretrato)", hálito poético de sus primeros cua­ Obregón (1920, nacido en Barcelona,
1979. dros; sus óleos presentan fuertes tra­ España, pero radicado en la Costa at­
Acrílico sobre tela, lántica), cuya obra, a pesar de cen­
90 x 100 cm. zos y cierto asomo de geometría, no
Colección Gabriel obstante su carácter expresionista y su trarse en la naturaleza, hace manifies­
García Márquez. énfasis en el pigmento; mientras que tas una fértil imaginación y una sin­
Alejandro Obregón. sus «collages» —en los que utilizaba gular vitalidad.
"Fuga y muerte alambres, cuerdas, cabuya, yeso, tela Obregón, como la mayoría de los
del alcatraz", ¡963. y papel— son cuidadosamente cons­ artistas de su generación, vivió por al­
Óleo sobre lienzo, truidos revelando gran conciencia en gún tiempo en Europa y los Estados
200 x170 cm. la composición y en la consideración
Museo de Arte Unidos, iniciando su carrera en el país
Moderno, Bogotá.
de los distintos elementos. Su obra a mediados de los años cuarenta con
un trabajo que todavía acusaba fide­
lidad a la academia, pero que iría ac­
tualizándose y singularizándose hasta
convertirse en un lenguaje pictórico
de personalidad y profundidad inape­
lables. La evolución de su trabajo cau­
só un fuerte impacto en los círculos
artísticos, suscitando de inmediato la
gran admiración y el amplio recono­
cimiento de que ha gozado desde en­
tonces en Colombia.
Su pintura pasa del naturalismo al
expresionismo paulatinamente, a me­
dida que el artista va exaltando su pa­
leta, dominando los pigmentos, defi­
niendo símbolos y signos y reconstru­
yendo con intención poética —des­
pués de haberlas fragmentado— las
múltiples figuras que conforman su te­
mática. Su estilo está compuesto de
contrarios: inmensos espacios de bro­
chazos enérgicos y detalles minuciosos
de pincelada delicada; misteriosas ve­
laduras y figuras contundentes; zonas
grises y calladas y áreas de colores
fuertes, vivos, contrastantes; referen­
cias directas a la realidad y alusiones
inequívocas a la magia, los enigmas y
la fantasía.
Capítulo 6 163

Alejandro Obregón.
"Colibrí hechizado
por una mojarrita",
1962.
Oleo sobre lienzo,
30 x 51 cm.
Colección particular,
Bogotá.

En su obra se conjugan, además, el metros de sus lenguajes escultóricos,


concepto de arte como idioma univer­ ambos utilizando elementos geométri­
sal y el de arte como expresión de una cos, ambos basados en el impulso
cultura, razón por la cual su ímpetu constructivo, pero con resultados
creativo y su libertad expresiva se ha­ completamente distintos entre sí.
llan con frecuencia referidos al paisaje Edgar Negret (1920) nació en Po-
y la flora y fauna tropicales: mangla­ payán, estudió en Cali y desde los
res, volcanes, cóndores, toros y alca­ años cuarenta, cuando aún revelaba Edgar Negret.
traces que transforma en símbolos de "Libélula", 1983.
una formación académica, empezó a Aluminio pintado,
su país y el continente, gracias a su mostrar su obra en nuestro medio. 62 x 53 x 60 cm.
fuerza pictórica y su intensidad cro­ Más tarde presentó algunas piezas cu­ Colección particular,
mática. Obregón también ha incursio- yas simplificaciones y pronunciadas Bogotá.
nado en temas de connotación política
y social (Velorio, Violencia, Homenaje
al Che Guevara)., subrayando su preo­
cupación regionalista; y ha realizado
numerosos grabados así como algunos
dibujos y esculturas con temas y ob­
jetivos similares a los de sus lienzos.
Su trabajo, que en estilo y contenido
ha ejercido extensa influencia, sobre­
sale como una de las expresiones pic­
tóricas latinoamericanas más ambicio­
sas y logradas de este siglo.

Planteamientos tridimensionales
También para el trabajo tridimensio­
nal soplan vientos abstraccionistas en
los años cincuenta, como lo patentizan
las obras de Edgar Negret y Eduardo
Ramírez Villamizar, quienes por esa
época comienzan a definir los pará­
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
164

La idea de movimiento sugerido por


las direcciones y dobleces de los ele­
mentos, en oposición con la manera
en que se engranan y se afianzan, es­
tablece una tensión que se refuerza
con el constante contrapunto entre
curvas y rectángulos y espacios ocu­
pados y vacíos. Su trabajo es meticu­
loso, disciplinado, exacto, y simultá­
neamente expresivo y sugestivo, cons­
tituyendo una de las obras más defi­
nidas y personales de la plástica con­
temporánea.
Eduardo Ramírez Villamizar co­
menzó por llevar a una exigua tri-
dimensionalidad los planteamientos
geométricos de sus pinturas —a las
cuales ya se ha hecho referencia— me­
diante la construcción de relieves en
madera pintados de blanco y en los
que, sobre un amplio plano, produ­
ciendo un sutil juego de luces y de
Eduardo Ramírez protuberancias y concavidades eran sombras, se suceden líneas horizonta­
Villamizar. inequívoca señal de una intención abs­ les y verticales así como algunos cír­
"Recuerdo de Machu- tracta. Pero es sólo a finales de la dé­ culos o sus segmentos. Su obra, aus­
Picchu No. 1", 1984. cada de los cincuenta, a su regreso de tera, segura, rigurosa, está siempre
Hierro oxidado, fuertemente estructurada y apoyada
108 x 1000 x 150 cm. Europa y los Estados Unidos —tras
Colección del experimentar con el yeso, la cerámica, en formas cuya precisión no es obs­
artista, Bogotá. el acero y el hierro y haber escogido táculo en la proyección de sensibilidad
el aluminio como el material propicio y de lirismo.
para sus pronunciamientos—, cuando Ya en los años sesenta el artista ex­
Negret confronta al público colombia­ perimenta con diferentes materiales
no con una obra escultórica sin obje­ como el aluminio, el acrílico y el hie­
tivos de representación. rro en la producción de piezas plena­
Recortando las láminas pero man­ mente tridimensionales (es decir, que
teniendo las formas ensambladas en no demandan el punto de vista frontal
Enrique Grau. un solo plano, uniendo más tarde ele­ propio de la pintura y los relieves),
"Autorretrato mentos modulares en afirmaciones de para concentrarse más adelante en
en sepia", 1986. franca tridimensionalidad, y curvando formas modulares que aumentan y dis­
Óleo sobre tela,
74 x 47 cm. o arqueando finalmente el aluminio, minuyen de tamaño de acuerdo con un
Colección del Negret ha conformado una obra que ritmo establecido y con paralelos en el
artista, Bogotá. hace agudas alusiones a la tecnología crecimiento orgánico. Realizadas en
y a la naturaleza sin salirse de un es­ láminas de hierro pintadas de blanco,
tricto y meditado ordenamiento. El negro o rojo, estas obras testimonian
aluminio pintado de rojo, blanco o ne­ la admirable capacidad de síntesis del
gro mate pierde visualmente su cali­ artista y su enérgica voluntad de or­
dad metálica ortorgándoles a las pie­ denación, al tiempo que hacen claros
zas tal liviandad que parecen que fue­ unos patrones de desarrollo interno
ran a elevarse, pero los tornillos a la —reminiscentes de los del caracol que
vista con los cuales las sujeta denotan ha servido con frecuencia como ins­
claramente los procesos y herramien­ piración de su trabajo— que deter­
tas empleados en su construcción, minan su lógica y carácter.
amén de ser una directa indicación de Ramírez ha realizado numerosas es­
su estructura. culturas públicas (inclusive muchas de
Capítulo 6 165

sus obras más pequeñas dan la impre­


sión de anteproyectos para trabajos
monumentales), como la situada en el
Parque Nacional de Bogotá, en la cual
dieciséis módulos de acento vertical
invitan a un recorrido interno y con­
tradicen con su exactitud y contunden­
cia las formas caprichosas de la natu­
raleza circundante. Su trabajo —como
el de Negret— se destaca plenamente
dentro del panorama de la escultura
internacional contemporánea.

Continuidad de la figuración
Si bien es cierto que en la década del
cincuenta comienza la abstracción a
extender con fuerza sus dominios en el
arte colombiano, también es cierto
que la pintura figurativa no ha perdido
nunca vigencia en el país, pudiendo ci­
tarse esta constante como caracterís­
tica de la escena artística regional. Así
lo hacen manifiesto por esos mismos abanicos, como personajes extraídos Enrique Grau.
años los trabajos de Enrique Grau y de tarjetas postales de los primeros "La niña del
Fernando Botero, quienes después de bodegón", 1969
años de este siglo. Sus escenarios van Óleo sobre lienzo,
algunas veleidades abstraccionistas llenándose a la vez de múltiples ob­ 140 x 160 cm. Fondo
(Grau con óleos esquematizantes y jetos (alacenas, cajas, máscaras y flo­ Cultural Cafetero.
Botero con dibujos de acento expre­ res) con los cuales conforma los am­ "Nariño y los
sionista) comienzan a definir morfo­ bientes recargados que determinan en Derechos del hombre",
logías, con grandes diferencias entre gran parte el carácter anecdótico de 1983.
sí, aunque con patentes intenciones de Oleo sobre lienzo,
sus representaciones. Pero si las figu­ 159 x 189 cm. Casa
representación y definitivamente cen­ ras manifiestan cierto ánimo idealista de Nariño, Bogotá.
tradas en la figura humana.
Grau (1920, nacido en Panamá pero
cartagenero por familia y residencia)
inicia, como Obregón, su carrera artís­
tica en los años cuarenta, aunque es
sólo después de sus estudios en Nueva
York y en diversas ciudades italianas
cuando comienza realmente a cimen­
tar los parámetros de su lenguaje. Ex­
traños personajes de cabezas angula­
res y túnicas a rayas, perfectamente
estáticas, como sorprendidos in fraganti
por una luz frontal, empiezan a poblar
sus lienzos junto con objetos como hue­
vos, velas, máscaras y jaulas, de ine­
quívoca entonación simbólica.
A comienzos de los años sesenta las
figuras van perdiendo angularidad y
trasformándose en seres rollizos, car­
nosos, voluptuosos, ricamente atavia­
dos con encajes, plumas, sombreros y
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
166

su pericia y su deleite en el oficio. Su


trabajo, que también ha ejercido una
amplia influencia en el país, incluye
—aparte de varias escenografías y pro­
ducciones cinematográficas— nume­
rosos dibujos, témperas, murales y
grabados, así como diversas obras tri­
dimensionales construidas primero
mediante el ensamblaje de objetos
antiguos e industriales, pero que más
recientemente reproducen, en bronces
sensualmente elaborados, el fino hu­
mor, los recónditos misterios y las nos­
tálgicas evocaciones que distinguen su
pintura.
El antioqueño Fernando Botero
(1932) es, por otra parte, el más re­
conocido internacionalmente de los
artistas del país, habiendo conforma­
do un mundo pictórico donde la mo-
numentalidad, el humor, la ironía, la
ingenuidad y el dominio técnico jue­
Fernando Botero. en su obesidad y solidez, los detalles gan un papel preponderante. Sus pri­
"Obispos muertos" patentizan claras miras de realismo, meras obras revelan claramente su ad­
1957 particularmente en la interpretación miración por los muralistas mexicanos
Óleo sobre lienzo,
de texturas y de consistencias. y por los grandes maestros del Rena­
171 x 195 cm. cimiento italiano, bajo cuyo influjo se
Museo Nacional, Grau aplica el óleo con espátula y
Bogotá. pincel, y define sus volúmenes me­ inicia su labor pictórica.
diante la interrelación de luz y som­ A finales de la década de los años
bra, evidenciando con su rico croma­ cincuenta, sin embargo, Botero en­
tismo y generosidad con el pigmento, gorda sus figuras hasta cubrir buena
parte de sus lienzos, enunciando así
ese estilo, mezcla de realismo y dis­
Fernando Botero.
"Pedrito", 1971.
torsiones, que hace al tiempo original
Óleo sobre lienzo, y prácticamente inclasificable su tra­
192.5 x 124 cm. bajo. Su obra de esos años, además,
Museo Nacional, se nutre temáticamente de la historia
Bogotá. del arte (Homenaje a Mantegna, la
Mona Lisa, El niño de Vallecas) y de
motivos extraídos de la vida y mitos
colombianos (Obispo durmiente, Apo­
teosis de Ramón Hoyos, La Virgen de
Fátima), los cuales habrían de conver­
tirse en fuentes constantes de su re­
pertorio.
Su pincelada, en un principio enfa­
tizada y concreta permitiendo entre­
ver la estructura de sus cuadros, va ha­
ciéndose cada vez menos notoria, al
tiempo que sus figuras, objetos y fru­
tas van adquiriendo sensualidad con la
amplificación y con la aplicación cui­
dadosa y delicada del pigmento. Sus
perspectivas son a veces caprichosas y
Capítulo 6 167

arbitrarias, como lo es la escala en las


figuras, que varía de acuerdo con su
importancia en la composición, mien­
tras que la gordura le sirve como base
para una cariñosa burla que comple­
menta con las expresiones de descui­
dada inocencia de sus personajes. La
obra de Botero —quien trabaja la es­
cultura en bronce, mármol y materia­
les sintéticos— trae a la memoria la
cerámica prehispánica y la pintura del
período colonial, combinando de ma­
nera magistral la singularidad de su vi­
sión pictórica con las formas y el color
de sus experiencias y de su cultura.
También en la década de los años
cincuenta comienzan a verse en el país
algunas obras como las de Antonio
Roda, David Manzur, Leopoldo Rich-
ter, Jorge Elias Triana, Augusto Ri­
vera y Armando Villegas, las cuales, o
bien oscilan entre la abstracción y la
figuración o bien revelan conocimien­
tos y raciocinios abstractos, aunque la
representación continúe siendo un ob­
jetivo principal dentro de sus concep­
ciones.
El trabajo de Antonio Roda (1921,
nacido en España pero radicado en
Colombia desde 1955), por ejemplo,
ha pasado de momentos como el de
sus Tumbas, en los que el sujeto es gencias de este medio, pero en ellos Fernando Botero.
prácticamente irreconocible —entre la también pueden encontrarse áreas que "Autorretrato
gestualidad exacerbada y la libertad aisladas revelan intenciones de com­ a los 50 años",
1982.
cromática— a períodos en que la re­ posición abstracta. En su obra toda es Óleo sobre lienzo,
presentación es más directa y acentua­ perceptible una cierta entonación su­ 55 x 43 cm.
da, en concordancia con sus connota­ gestiva y romántica, coincidente con el Colección particular,
ciones históricas, místicas o literarias: carácter íntimo, secreto, de sus temas. Bogotá.
Felipes, Cristos, Autorretratos y Ob­ El artista caldense David Manzur
jetos del culto. El objetivo de comu­ (1929) ha variado en cambio de ma­
nicar un ánimo, un espíritu, ha pri­ nera radical entre la abstracción y la
mado siempre en su pintura, represen­ figuración, aunque conservando cier­
tando por regla general espacios am­ tas constantes en su obra como la ex­
biguos e imprecisos que contrastan perimentación lumínica y el carácter
con el dinamismo y la emoción que de­ sugerente del color y las texturas. Su
rivan de su color y de su técnica. producción abstracta incluye obras de
En los últimos años, Roda ha tra­ intención espontánea, expresionista, y
bajado simultáneamente la pintura y trabajos en los que priman, en el otro
el grabado enriqueciendo cada una de extremo, la geometría, la lógica y el
estas expresiones con sus experiencias impulso constructivo. Su producción
en la otra. Sus grabados —mezcla de figurativa hace agudas y constantes re­
aguafuerte, aguatinta y puntaseca— ferencias a la historia del arte, espe­
son más precisos y realistas y más de­
cialmente en los bodegones y en los
personajes. Hay detalles —como las
pendientes del dibujo según las exi-
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
168

moscas y las transparencias— de un aplicando conceptos y teorías que tie­


cuidadoso realismo en sus pinturas, nen que ver con la abstracción. Triana
pero su obra se distingue por su ca­ primero hizo directas alusiones al cu­
rácter idealista, por su énfasis en el bismo para enfatizar más tarde la ex­
medio utilizado y por su entonación presión, especialmente en sus pinturas
misteriosa y poética. de temática política. Y Rivera, quien
Otra mira diferente siguen los tra­ tuvo un período de abstraccionismo
bajos de Leopoldo Richter (1896­ puro, regresa a la figuración, no con
1984, nacido en Alemania, pero radi­ ánimo de imitación sino con atención
cado en Colombia la mayor parte de a la espontaneidad. Otro artista que
su vida), quien, como Wiedemann en ha oscilado entre la figuración y la abs­
sus inicios respecto a la raza negra, se tracción es Armando Villegas (1929,
inspira en los indígenas para registrar nacido en Perú), cuyas primeras obras
en pequeños óleos y dibujos la fres­ carecen de intenciones de representa­
cura de su vida y la atractiva pureza de ción, aunque las más recientes inter­
su mundo. Richter esencializa y por lo pretan personajes mitológicos pre-his-
tanto abstrae dicho universo, e ignora pánicos, ricos en vestimentas y toca­
la perspectiva tradicional para repre­ dos.
sentar con armoniosas distorsiones y Finalmente, la mujer, quien empie­
finas estilizaciones dicientes de su ima­ za a figurar de manera consistente en
ginación y sensibilidad, los animales, el arte colombiano a partir precisa­
la vegetación, y, esencialmente, las ac­ mente de mediados de siglo, participa
Manolo Vellojín tividades, ritos y costumbres de am­
"Beato de Burlero", así mismo de la disyuntiva entre la re­
1985.
bientes primitivos. presentación y la abstracción, como lo
Acrílico sobre También el tolimense Jorge Elias hacen manifiesto los trabajos de la ar­
lino crudo, Triana (1921) y el caucano Augusto tista caldense Judith Márquez (1929),
120 x 120 cm.
Colección particular,
Rivera (1922-1982) continúan traba­ de la pereirana Lucy Tejada (1924), y
Bogotá. jando en la figura humana, aunque de la cartagenera Cecilia Porras (1922­
1971). Judith Márquez pasa de una
abstracción geometrizante y de vivo
cromatismo a una figuración que se
podría catificar de expresionista. Lucy
Tejada ha regresado en cambio a la fi­
guración, habiéndose iniciado con in­
terpretaciones espontáneas de la na­
turaleza. Mientras que Cecilia Porras,
siempre interesada en la representa­
ción, especialmente de la flora y las
calles y murallas de su ciudad natal,
pintaba dichos temas bajo el impulso
abstraccionista de la simplificación y
de un libre e idealizado colorido.

Las ultimas décadas


En los años cincuenta, en conclusión,
el arte del país se abre a una serie de
tendencias cuyas más notorias carac­
terísticas son su ímpetu moderno y su
internacionalismo (no obstante sus
continuas alusiones al medio colom­
biano). El expresionismo y la abstrac­
ción darán pie para el trabajo de nu­
merosos artistas que han seguido sus
Capítulo 6 169

raciocinios y preceptos. Y dada la cer­


canía de Nueva York —una ciudad
que los artistas colombianos visitan
aún más asiduamente que sus prede­
cesores a París—, tendrán pronto eco
en nuestro medio los rompimientos
conceptuales y los movimientos de
vanguardia.

La geometría
En cuanto a la abstracción, por ejem­
plo, en los años sesenta surgen obras
como la del artista cundinamarqués
Carlos Rojas (1933), la del vallecau-
cano Ornar Rayo (1928), la de la bo­
gotana Fanny Sanín (1935) y la del ba-
rranquillero Manolo Vellojín (1943),
las cuales establecen, cada una a su
manera, nuevos planteamientos den­
tro de la tendencia geométrica iniciada
durante el anterior decenio. Rojas
—quien también es escultor— inicia
su obra con pinturas de intención cu­
bista, pasando luego a lienzos de co­ claras alusiones a emotivas experien­ John Castles.
lores planos que proponen sensibles cias (esquelas, ritos religiosos, fune­ "Sin título", 1985.
divisiones del espacio. Posteriormente rales), ha ido conformando una obra Hierro fundido,
hace pinturas de líneas por lo regular ascética y severa en la que cuentan por 8.5 x 207 x 79 cm.
horizontales que no obstante su poder Colección del
igual actitudes tan disímiles como la artista, Bogotá.
evocativo aluden claramente a pro­ introspección y la contemplación. La
porciones y medidas. Pero más recien­ disección pictórica de los paisajes del
temente ha aparecido el dorado en sus antioqueño Alvaro Marín (1946), las
pinturas y con él no sólo el gesto de su pinturas monocromas divididas en
aplicación sino también un carácter at­ áreas mates y brillantes del risaralden-
mosférico reminiscente de los astros. se Rafael Echeverri (1952) y las cons­
Rayo, por otra parte, ha logrado la trucciones de colores sutilmente va­
consolidación de un lenguaje de «cin­ riantes en varios bastidores del caleño
tas», por lo regular en blanco y negro, Camilo Velásquez (1950) continuarían
las cuales tienen un efecto de tridi- sensiblemente, ya en la década de los
mensionalidad logrado con el vapori­ setenta, con la tradición de la pintura
zador en las áreas que corresponden geométrica en Colombia.
con sombras y dobleces. Sanín pasó de En cuanto a la escultura, los artistas
hacer unos trabajos de acento expre­ antioqueños John Castles (1946), Al­
sionista a pintar bandas verticales di- berto Uribe (1947), Ronny Vayda
cientes de su interés cromático, las (1954) y Germán Botero (1946) serían
cuales irían entretejiéndose con ban­ los encargados de proseguir en los úl­
das horizontales para armar cuadrados timos años la exploración de las apti­
y rectángulos simétricos. Mientras que tudes tridimensionales de la geome­
Vellojín, apoyado primero en basti­ tría. Castles, primero con varillas y lá­
dores irregulares cuya forma coincide minas de hierro sin pintar, posterior­
ópticamente con el encuentro tridi­ mente fundiendo sus distintos elemen­
mensional de dos o más espacios, con­ tos y más recientemente dejando al
centrado después en el cuadrado y el descubierto las uniones de las piezas lo
rectángulo, y más recientemente con que relieva su estructura, se ha aden-
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
170

Feliza Bursztyn.
"Baila mecánica",
1979.
Estructuras
metálicas,
motores eléctricos
y telas.
De su instalación
en la Galería
Garcés & Velásquez,
Bogotá.

trado en construcciones que enfatizan representan una respuesta estética a la


progresión, equilibrio y simetría. Uri- simplificación y precisión de la geo­
be, utilizando varillas de hierro pavo­ metría. Bursztyn, por ejemplo, se ini­
nado, sostiene bloques de maderas ció trabajando la chatarra, a la que
tropicales en condiciones que resaltan, luego añadió sonido y movimiento,
bien su peso, bien su masa, o bien un realizando más tarde ambientaciones
giro inesperado en su colocación. Vay- en las que mezcló música, vestuarios y
da, mezclando la dura transparencia escenografía. Herrán comenzó hacien­
de láminas de vidrio con la contun­ do pinturas que podrían calificarse de
dencia de formas geométricas de hie­ informalistas, y aunque pasó por un
rro, construye piezas que, grandes o período geométrico, su interés pronto
pequeñas, remiten a una arquitectura habría de evolucionar hacia sutiles y
sin función determinada. Mientras sensibles campos de color. Hernández
que Botero parte del cubo como Cas- abandonaba la figuración en los sesen­
tles, pero para la elaboración de mó­ ta para configurar una morfología de
dulos que se interrelacionan descri­ colores callados y signos gaseosos que
biendo el vacío mediante líneas de alu­ habría de madurar en la siguiente dé­
minio anodizado. cada. Mientras que Grass acude a sím­
Caso aparte lo constituyen los bolos y formas pre-hispánicas para
trabajos de los artistas bogotanos Fe- abstracciones con cierto énfasis maté-
liza Bursztyn (1933-1982), Olga de rico.
Amaral (1932) y Manuel Hernández
(1928), del santandereano Antonio La representación
Grass (1937), de la nortesantanderea-
na Beatriz Daza (1927-1968) y del ca­ Aun cuando la figuración, como se ha
leño Alvaro Herrán (1937), cuyas visto, nunca pierde vigencia en la pin­
obras, bien por los materiales emplea­ tura del país, muchas de las obras que
dos —tejidos en lana y cerda en el se han inclinado por este género en las
caso de Amaral y muros en cerámica últimas décadas permiten comprobar
en el de Daza— o bien por su acento una fuerte ascendencia expresionista
expresionista dentro de la abstracción, (convirtiéndose paradójicamente por
Capítulo 6 171

su conservadurismo en precursoras del ticas y haciendo claras alusiones a la


auge de que empieza a gozar esta ten­ historia del arte ha conformado una
dencia internacionalmente). Las hi­ obra en la que cuentan por igual las
rientes pinturas de mujeres disectadas referencias violentas y las connotacio­
del cartagenero Norman Mejía (1938), nes místicas. También Jim Amaral
y los sugestivos Congos del barran- (1923, nacido en los Estados Unidos)
quillero Ángel Loockhartt (1933), la ha trabajado el dibujo y la pintura con
crítica social a base de espontáneos objetivos de representación, aunque
grafismos del caldense Luciano Jara- con ánimo sensual e inspiración su­
millo (1933-1984) y la denuncia polí­ rrealista. Mientras que la antioqueña
tica de violento cromatismo del toli- Marta Elena Vélez (1938) pintaba so­
mense Carlos Granada (1933), las áci- bre telas estampadas cambiando su
das deformaciones dibujísticas del ca­ lectura, y la manizalita María de la Paz
leño Pedro Alcántara (1942) y las pa- Jaramillo (1948), ya en los últimos
sionadas distorsiones eróticas del años, ha testimoniado, en gráfica y en
también vallecaucano Leonel Góngo- pintura de claro corte expresionista,
ra (1932) son ejemplo pertinente. los bailes populares y las actitudes fe­
A sus obras habría que añadir la del meninas en la sociedad colombiana.
bogotano Antonio Samudio (1934), Aparte de María de la Paz Jaramillo Luis Caballero.
quien altera las figuras con sentido sa­ y de otros artistas ya mencionados "Sin título", 1976.
tírico, humorístico, y más reciente­ como Roda y Alcántara, el caucano Lápiz y pastel
mente la de su coterráneo Luis Ca­ Luis Ángel Rengifo (1906), el antio- sobre papel.
57 x 76 cm.
ballero (1943), quien explorando el queño Augusto Rendón (1933), el cu- Museo de Arte
cuerpo humano con intenciones eró­ cuteño Luis Paz (1937), el quindiano Moderno. Bogotá.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
172

En los años sesenta, por otra parte,


la pintura figurativa se abre también
en una dirección de más clara van­
guardia bajo los influjos del arte pop,
algunas de cuyas peculiaridades sirven
como base a buen número de artistas
del país para iniciar lenguajes que, a
la postre, se diferencian plenamente
de este movimiento de origen nortea­
mericano. Tal es el caso de las obras
del artista payanés Santiago Cárdenas
(1937), del cartagenero Álvaro Ba­
rrios (1945), de la bumanguesa Beatriz
González (1938), del samario Hernan­
do del Villar (1944), del antioqueño
Javier Restrepo (1943) y de los bogo­
tanos Bernardo Salcedo (1939) y Ana
Mercedes Hoyos (1942); y también del
artista pereirano Hernando Tejada
(1925), quien se desempeña desde los
años cincuenta como pintor y muralis­
ta, pero quien en los setenta comienza
a realizar trabajos tridimensionales en
madera que hacen manifiesto un fino
humor mediante su absurda mezcla
de figura humana e implemento uti­
litario.
Beatriz González, por ejemplo, co­
menzó por trasladar a esmalte sobre
lata (en referencia a nuestros buses y
camiones) comentarios sobre la ico­
nografía popular colombiana, los cua­
les insertó más adelante en muebles
que complementan irónicamente su
sentido. Últimamente altera con pin­
tura el contexto de objetos industria­
les creando situaciones de agudo hu­
mor crítico que aluden a instituciones,
costumbres o sucesos del país. Alvaro
Barrios, en cambio, se inició con di­
bujos y collages que crecerían tridi­
mensionalmente hasta convertirse en
cajas que involucran objetos cursis y
baratos. Más tarde se adentró en el
Ana Mercedes Hoyos. Hugo Zapata (1945) y los bogotanos conceptualismo trabajando a su ma­
"Bodegón", 1985. Nirma Zárate (1933), Juan Manuel nera sobre la obra del artista francés
Óleo sobre lienzo, Marcel Duchamp, pero regresando en
290 x 145 cm. Lugo (1945) y Margarita Monsalve
Colección de (1948), así como Umberto Giangrandi los últimos años a un dibujo culto e
la artista, Bogotá. (1943, nacido en Italia), han trabajado imbuido por un aura mística y onírica.
con particular empeño y notables re­ Salcedo, por otra parte, presenta en
sultados en el área del grabado, den­ los sesenta unas cajas construidas con
tro de estilos y temáticas que permiten diversos elementos producidos indus­
clasificarlos en la representación ex­ trialmente y pintadas siempre de blan­
presionista. co. Poco después incursiona en el con-
Capítulo 6 173

ceptualismo haciendo amplio uso de Bernardo Salcedo.


frases y palabras. Y más recientemen­ "Mediterráneo", 1984.
te muestra su predilección por el ab­ Madera y acero.
surdo poético, bien mediante el en­ 60 x 28 x 90 cm.
Colección del
samblaje de dos o más objetos sin re­ artista, Bogotá.
lación entre sí, o bien utilizando hojas
de serrucho para representar las olas
y sugerir el agua.
Ana Mercedes Hoyos también alu­
de al pop en su temática inicial de bu-
ses y avisos comerciales, pero más
adelante, a través de la interpretación
de puertas y ventanas, y haciendo én­
fasis en su geometría, llega práctica­
mente a la abstracción. En su última
producción ha regresado a la repre­
sentación agigantando bodegones de
la historia del arte y subrayando su ca­ Hernando del Villar.
lidad pictórica mediante el uso exal­ "San Felipe de
tado y consciente del pigmento. Barajas", 1985.
Finalmente, Hernando del Villar, Acrílico sobre tela,
90 x 130 cm.
cuyas primeras obras presentaban la Colección del
figura humana en colores planos re- artista, Bogotá.
174 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

miniscentes de la publicidad —y quien son: el antioqueño Rodrigo Callejas


llega en los setenta a la abstracción (1937), quien recrea con sensible co­
geométrica— se orienta por último ha­ lorido el ambiente de los bosques; el
cia el paisaje que interpreta con la vi­ boyacense Antonio Barrera (1948), a
brante exuberancia cromática de la quien interesan primordialmente las
Miguel Ángel Rojas. naturaleza tropical. En los últimos atmósferas de la Sabana; y la ibague-
"Baños", 1984. años su obra se ha ido complicando in­ reña Ana María Rueda (1954), cuyas
Mosaicos y sonido tencionalmente con la creación de si­ pinturas son realmente simplificacio­
ambiental. nuosos patrones que avivan y enrique­ nes del paisaje en cuanto a su omisión
Instalación en la de los detalles.
Galería Garcés
cen su festiva producción. Otros artis­
& Velásquez, tas que se han dedicado últimamente
Bogotá. a la representación de la naturaleza El nuevo realismo
Otro movimiento internacional que
tuvo una amplia y entusiasta acogida
en Colombia en los últimos años fue
el nuevo realismo (llamado igualmen­
te hiperrealismo), movimiento que
también se desarrolla en el país con
características propias como la supre­
sión en ciertos casos de la imagen fo­
tográfica y como su énfasis en la te­
mática social en muchos otros. El nue­
vo realismo comienza a verse en el
país a través del trabajo de Santiago
Cárdenas, un artista interesado en el
aspecto físico de objetos contempo­
ráneos no simbólicos (de donde parten
sus relaciones con el pop) y quien sin
apoyarse en la imagen fotográfica lle­
ga a un contundente ilusionismo acen­
tuado por la correspondencia en for­
ma y en escala de sus lienzos y de los
objetos de profundidad escasa que in­
terpreta. Su trabajo hace patente una
aguda percepción de los aspectos más
definitorios de las cosas y una gran
destreza técnica.
También al iniciarse los setenta,
pero haciendo en cambio amplio uso
de la fotografía, el artista bogotano
Miguel Rojas (1946) inició la repre­
sentación de close ups del cuerpo hu­
mano con intenciones abiertamente
eróticas. Sus últimos dibujos de gran­
des dimensiones, sin embargo, repre­
sentan pantallas de cinematógrafo y
acusan cierta calidad abstracta para­
dójicamente derivada del realismo con
el cual interpreta, por ejemplo, una
proyección fuera de foco. Rojas tam­
bién ha incursionado en el conceptua­
lismo construyendo ambientaciones
en las cuales la recreación de una rea-
Capítulo 6 175

lidad autobiográfica sigue siendo ob­


jetivo principal. El artista caleño Ever
Astudillo (1948), por otra parte, hizo
por un tiempo dibujos de calles de ba­
rrios y pequeñas poblaciones que ha­
blan a las claras de su interés en plas­
mar la realidad objetiva, pero más re­
cientemente su trabajo se ha vuelto
más libre y expresivo, interviniendo
más constantemente la espontaneidad
y la imaginación.
Igualmente dentro del realismo, el
cartagenero Darío Morales (1944­
1988) ha alcanzado una calidad excep­
cional en sus representaciones de mo­
delos desnudas en el estudio del pin­
tor, en las cuales, no tanto por la des­
nudez como por la posiciones y puntos
de vista, hay con frecuencia un lla­
mamiento erótico. Su trabajo, se trate
de dibujos, pinturas o esculturas, alu­
de con frecuencia a la historia del arte
y hace manifiesta una entonación poé­
tica y romántica. El antioqueño Gre­
gorio Cuartas (1938), quien se basa en
una temática renacentista y de mar­
cado misticismo; el payanés Juan Cár­
denas (1939), cuya obra —básicamen­
te autorretratos— evidencia cierto es­
píritu nostálgico; el caleño Oscar Mu­
ñoz (1951), inclinado por comentarios
de índole social; el santandereano Sa­
turnino Ramírez (1946), a quien inte­
resan en primer término las expresio­
nes de los billaristas y el ambiente os­
curo y denso del «café»; y el antio-
queño Óscar Jaramillo (1947), quien piedras comunes que recuerdan las li­ Darío Morales.
mitaciones de la vista, puesto que sólo "Autorretrato",
interpreta prostitutas destacando el al cerciorarnos de su peso permiten 1975.
estilo, estampado y hechura de sus ro­ comprender que son producto de la in­ Óleo sobre lienzo,
pas, son también artistas cuya obra so­ 195 x 150 cm.
tervención humana. Colección particular,
bresale por captar de manera exacta y Bogotá.
fiel la realidad.
El conceptualismo
Finalmente, los artistas cartagene­
ros Arnulfo Luna (1946), Alfredo En las postrimerías de los sesenta tam­
Guerrero (1936), Cecilia Delgado bién aparecen en el país los primeros
(1941) y Roberto Angulo (1946), y el ejemplos de arte conceptual —una
antioqueño Luis Alfonso Ramírez modalidad creativa que cuestiona la
(1957) también se han dedicado a la importancia del objeto artístico enfa­
interpretación realista de figuras fe­ tizando en cambio los alcances de la
meninas, de puertas y ventanas, de idea—, tendencia que conformaría sin
paisajes y de ambientes urbanos, res­ duda el más revelador y radical acon­
pectivamente. Mientras que el cera­ tecer en la escena artística colombiana
mista pastuso Fabio González (1952) de la siguiente década. Aparte de al­
ha repetido con minuciosa precisión gunos de los artistas mencionados pre-
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
176

Beatriz González.
"Naturaleza —mesa-
viva", 1971.
Esmalte sobre lámina
de metal ensamblado
en mueble metálico,
110 x 130x75 cm.
Colección de la
artista, Bogotá.

viamente en relación con otro aspecto Coca-Cola. Bernal presenta una o dos
de su obra, los barranquilleros Ramiro palabras en carteles publicitarios que
Gómez (1949), Sara Modiano (1951) y disemina en las ciudades incitando a
Alvaro Herazo (1947), los antioque- poéticas asociaciones. Y Santiago Uri-
ños Juan Camilo Uribe (1945), Santia­ be, inyectando humor en el área del
go Uribe (1958) y Adolfo Bernal diseño, produce muebles absurdos de
(1954), el bogotano Antonio Caro apariencia extravagante y de funcio­
(1950) y la caleña Alicia Barney nalidad dudosa.
(1952) sobresalen por los alcances y Herazo, por otra parte, se halla de­
originalidad de sus propuestas. dicado a la acción artística o perfor­
Gómez, por ejemplo, produce en­ mance con miras históricas y políticas,
samblajes con materiales de desecho mientras que su coterráneo Inginio
enfáticamente no atractivos (cajas y Caro (1952) ha incursionado igual­
zapatos viejos, vidrios rotos, animales mente en el conceptualismo modelan­
disecados, brea y puntillas) de apa­ do en cera imágenes y objetos religio­
riencia peligrosa y mágica. Juan Ca­ sos destinados a ser devorados por el
milo Uribe hace «collages» con estam­ fuego. Los bogotanos Germán Linares
pas religiosas retocadas. Modiano rea­ (1947), quien usa ramas como basti­
liza grandes construcciones en ladrillo dores en los cuales teje lienzos y pa­
que revelan su interés en el anverso y peles que pinta con colores y patrones
el reverso de un espacio dividido es­ extraídos de decoraciones populares,
calonadamente. Barney organiza en y Liliana Villegas (1951), quien mez­
bolsas plásticas objetos que recoge en cla varias artes como la música, la dan­
una especie de arqueología del mundo za y la pintura en presentaciones co­
actual. Caro apela a cambios de con­ lectivas, también han reforzado en su
texto para hacer críticas irónicas como trabajo los conceptos empleados por
la de su valla Colombia en la cual apa­ sobre la permanencia o la finura del
rece el nombre del país con el tipo de objeto de arte. Con el conceptualis­
letra y colores con que se escribe mo, finalmente, se abre un campo de
Capítulo 6 177

ricas posibilidades creativas para la fo­ sionada a la pintura, en la que el calor


tografía, que se convierte en material individual juega un papel preponde­
propicio para el experimento, y así lo rante. Y con este movimiento que pro­
comprendieron los artistas antioque- pone un olímpico desdén por la aca­
ños Luis Fernando Valencia (1946) y demia y una confrontación indiferen­
Jorge Ortiz (1949) y la bogotana ciada de la abstracción y la figuración,
Becky Mayer (1944), quienes se apo­ se complementa el pluralismo de es­
yan en la cámara para pronunciamien­ tilos y tendencias vigentes en el país y
tos que trascienden los valores foto­ que conforma a grandes rasgos la prin­
Antonio Caro.
gráficos. cipal característica de su escena artís­ "Colombia", 1976.
tica actualmente. Esmalte sintético
El nuevo expresionismo En conclusión, en el arte colombia­ sobre metal,
no de los últimos cien años es plena­ 56 x 80 cm.
Museo de Arte
Por último, ya en los años ochenta, es mente perceptible la intención de Moderno, Bogotá.
perceptible un renacer en la pintura conjugar un. ánimo nacionalista que
del país —como prácticamente en la subraya peculiaridades culturales, es­
de todo el mundo— de la tendencia pecialmente en su temática, con un
expresionista, respirándose una nueva afán de modernismo evidente primero
libertad creativa que se manifiesta en en la preponderancia académica como
el carácter espontáneo e intuitivo de esfuerzo de actualización, y más tarde
las obras de más reciente aparición. A en la entusiasta acogida que se brinda
grandes rasgos, entonces —según se a los movimientos de vanguardia, los
colige del trabajo de los artistas como cuales, si bien comienzan a hacerse
los bogotanos Gustavo Zalamea sentir esporádicamente, hoy gozan de
(1951), Lorenzo Jaramillo (1945), Ma­ inmediata y amplia acogida en nuestro
ría Teresa Vieco (1953) y Andrés Gar­ medio. En consecuencia, la escena
cía-Peña (1964), de los antioqueños artística colombiana es en la actuali­
Raúl Fernando Restrepo (1949) y Ma­ dad alerta y culta, habiendo compren­
rio Ossaba (1949), del pereirano Car­ dido que su metas son la excelencia y
los Enrique Hoyos (1951) y del ba- los aportes a la conciencia y a la his­
rranquillero Rafael Panizza (1953) —, toria del país, y por ende a la civili­
el arte de los jóvenes pone de presente zación occidental, de la cual hacemos
una aproximación exuberante y apa­ parte irremediablemente.

Revistas de artes plásticas


Título Fecha Ejemplares Director
Plástica 1945 2 Escuela de Bellas Artes
Plástica 1956-60 16 Judith Márquez
Prisma 1957 12 Marta Traba
Arte en Colombia Desde 1976 38 Celia de Birbragher
Revista del Arte
y la Arquitectura
en América
Latina 1978-81 8 Alberto Sierra
Otras publicaciones que sin estar totalmente dedicadas a las artes visuales han
contribuido a la difusión del arte del país son El Papel Periódico Ilustrado
(1881-1887), Revista Ilustrada (1898-99), las revistas Cromos y El Gráfico en­
tre las décadas del diez y el treinta, y la revista Espiral en su segunda época
(1948-1953).
C apítulo 6
178

Escuela Nacional de Bellas Artes


Directores Edificio

1886-87 Alberto Urdaneta Colegio de San Bartolomé


1887-93 César Sighinolfi Convento de la Enseñanza
1893 Epifanio Garay
1894-95 Mariano Santamaría
1895 Cierre por la Guerra Civil
1896-98 Mariano Santamaría
1898-99 Epifanio Garay
1899-1902 Cierre por la Guerra Civil
1902 Ricardo Acevedo Bernal
1903-04 Ricardo Moros Urbina
1904-11 Andrés de Santa María
1911-17 Ricardo Acevedo Bernal Pabellón de Bellas Artes
1918-22 Ricardo Borrero Álvarez
1923-27 Francisco Antonio Cano Academia de la Lengua
1928-29 Roberto Pizano (El Pabellón de Bellas Artes
1929-30 Ricardo Gómez Campuzano continuó utilizándose para ex-
1930 Rafael Maya posiciones hasta 1933)
1931-34 Coriolano Leudo Facultad de Matemáticas e
1934-35 Miguel Díaz Vargas Ingeniería
1936-37 Alberto Arango
1938 José Rodríguez Acevedo
1938-39 Miguel Díaz Vargas
1939 José María González Concha
1940-43 Ignacio Gómez Jaramillo Convento de Santa Clara
1944-46 Luis Alberto Acuña
1946-48 Miguel Díaz Vargas
1948-49 Alejandro Obregón
1949-50 Marco Ospina
1950-53 Efraín Martínez
1953-57 Dolcey Vergara
1957-59 Jorge Elias Triana
1959-60 Jesús Arango
1960-61 Eugenio Barney
1962 Juan Ferroni
1962-64 Eugenio Barney
1964 Luis Ángel Rengifo
1964-66 Manuel Hernández Universidad Nacional
1967-72 Francisco Cardona
1972-75 Santiago Cárdenas
1975-76 Héctor Castro
1976-77 Carlos Granada
1978-79 María Elvira Iriarte
1980-82 Alfonso Mateus
1982-83 Nirma Zárate
1984 Gerardo Aragón
1984-85 Armando Villegas
1985 Cecilia Ordóñez
1986 Diego Mazuera
1988 Mariana Varela Navarro
Capítulo 6 179

Salones Nacionales
Fecha Nombre oficial Primeros premios
1940 I Salón Anual de Artistas Colombianos Ignacio Gómez Jaramillo
Ramón Barba
1941 II Salón Anual de Artistas Colombianos Santiago Martínez Delgado
1942 III Salón Anual de Artistas Colombianos Carlos Correa
José Domingo Rodríguez
1943 IV Salón Anual de Artistas Colombianos Desierto
1944 V Salón Anual de Artistas Colombianos Miguel Díaz Vargas
Miguel Sopó
1945 VI Salón Anual de Artistas Colombianos Jorge Ruiz Linares
María Teresa Zerda
1946 VII Salón Anual de Artistas Colombianos Dolcey Vergara
Margarita Posada
Carlos Díaz
Josefina Albarracín
1950 VIII Salón Anual de Artistas Colombianos Luis Alberto Acuña
Moisés Vergara
1952 IX Salón Anual de Artistas Colombianos Blanca Sinisterra de Carreño
Tito Lombana
1957 X Salón Anual de Artistas Colombianos Enrique Grau
Hugo Martínez
1958 XI Salón Anual de Artistas Colombianos Fernando Botero
Julio Fajardo
Enrique Grau
Luis Ángel Rengifo
1959 XII Salón Anual de Artistas Colombianos Eduardo Ramírez Villamizar
1961 XIII Salón Anual de Artistas Colombianos Manuel Hernández
Ignacio Gómez Jaramillo
Pedro Hanné Gallo
1962 XIV Salón Anual de Artistas Colombianos Alejandro Obregón
Eduardo Ramírez Villamizar
Antonio Roda
1963 XV Salón de Artistas Colombianos Carlos Granada
Pedro Alcántara
Edgar Negret
Beatriz Daza
Augusto Rendón
1964 XVI Salón de Artistas Colombianos Augusto Rivera
Leonel Góngora
Eduardo Ramírez Villamizar
1965 XVII Salón de Artistas Colombianos Norman Mejía
Feliza Bursztyn
Pedro Alcántara
1966 XVIII Salón de Artistas Nacionales Alejandro Obregón
Eduardo Ramírez Villamizar
Pedro Alcántara
Augusto Rendón
Roxana Mejía
180 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

1967 XIX Salón de Artistas Nacionales Edgar Negret


1969 XX Salón de Artistas Nacionales Carlos Rojas
1970 XXI Salón de Artistas Nacionales Ornar Rayo
1971 XXII Salón de Artistas Nacionales Olga de Amaral
1972 XXIII Salón de Artistas Nacionales Sin premios
1973 XXIV Salón de Artistas Nacionales Ever Astudillo
Juan Antonio Roda
Carlos Rojas
1974 XXV Salón Nacional de Artes Visuales Juan Cárdenas
John Castles
María de la Paz Jaramillo
1976 XXVI Salón Nacional de Artes Visuales Santiago Cárdenas
Germán Botero
1978 XXVII Salón Nacional de Artes Visuales Ana Mercedes Hoyos
El Sindicato
1980 XXVIII Salón Nacional de Artes Visuales Beatriz Jaramillo
María Consuelo García
1985 XXIX Salón Nacional de Artes Visuales Ronny Vayda
Carlos Salazar
1986 XXX Salón Anual de Artistas Colombianos Leonel Góngora
Gustavo Zalamea
1987 XXXI Salón Anual de Artistas Colombianos Luis Fernando Peláez
(Medellín) Doris Salcedo
1989 XXXII Salón Anual de Artistas Colombianos Diego Mazuera
Cartagena Miguel Angel Rojas
Bibiana Vélez
Hugo Zapata

Bibliografía
BARNEY CABRERA, EUGENIO. Temas para la historia del arte en Colombia. Bogotá, Universidad
Nacional, 1970.
GIRALDO JARAMILLO, GABRIEL. La pintura en Colombia. México, Fondo de Cultura Económica,
1948.
ORTEGA RICAURTE, CARMEN. Diccionario de artistas en Colombia. Bogotá, Plaza & Janes Edi­
tores, 1979.
SAMPER ORTEGA, DANIEL. «Breve historia de la Escuela Nacional de Bellas Artes». En: Ini­
ciación de una Guía del Arte Colombiano. Academia Nacional de Bellas Artes. Bogotá,
Imprenta Nacional, 1934.
SERRANO, EDUARDO. Un lustro visual. Ensayos sobre arte contemporáneo colombiano. Bogotá,
Museo de Arte Moderno de Bogotá y Ediciones Tercer Mundo, 1976.
SERRANO, EDUARDO. Andrés de Santa María. Bogotá, Carlos Valencia Editores y Museo de
Arte Moderno de Bogotá, 1978.
TRABA, MARTA. Historia abierta del arte colombiano. Cali, Museo de Arte Moderno La Ter­
tulia, 1974. Marta Traba. Bogotá, Museo de Arte Moderno de Bogotá y Editorial Planeta,
1984.
Capítulo 7 181

Un siglo de arquitectura
colombiana
Alberto Saldarriaga R. porado en la conciencia colectiva de
Lorenzo Fonseca M. los habitantes, quienes lo aplicaron en
las incontables fundaciones de los nue­
vos frentes de poblamiento que expan­
1886 dieron las áreas habitadas del territo­
rio colombiano. Ejemplo de ello son
los pueblos establecidos durante la co­
M ientras el país intentaba una vez
más promulgar una constitución lonización
política y trataba de restablecerse vimiento
de
antioqueña, ese vasto mo­
poblador del área central del
sus guerras civiles, las que habrían to­ país, iniciado en Antioquia a finales
davía de proseguir por diecisiete años del siglo XVIII y que para 1886 alcan­
más, las ciudades y pueblos colombia­ zaba ya las tierras de Risaralda y del Pabellón de las
nos, las casas y edificios, las haciendas Quindío. Sus pueblos, génesis de al­ Artes, en el parque
y las casas campesinas mostraban to­ gunas de las ciudades intermedias ac­ del Centenario,
davía los trazos característicos de las tuales, siguieron rigurosamente la de Bogotá, 1810
herencias de la arquitectura colonial y pauta española de la cuadrícula, aun (Postal turística
en la colección
del ancestro indígena. Estas herencias en terrenos de fuertes laderas, filos y del Museo de
fueron la base principal de las cons­ cañadas. Desarrollo Urbano,
trucciones efectuadas en el territorio La casa de zaguán y patio, de co­ Bogotá).
nacional durante el siglo XIX y, en mún construcción en Colombia duran­
1886, daban alojamiento a los tres mi­ te el siglo XIX, fue otra muestra de esa
llones de habitantes de ese territorio. herencia española, la que todavía está
La herencia de la arquitectura co­ vigente en muchas regiones del país.
lonial se manifestó prácticamente en La construcción propia de esas vivien­
todos los niveles del trabajo del ur­ das fue la que empleó muros gruesos
banismo y de la arquitectura del siglo en adobe y grandes techos en teja de
XIX, especialmente en aquellas regio­ barro. Sin embargo, las técnicas cons­
nes en las que el poblamiento hispá­ tructivas propias de la herencia indí­
nico había dejado huellas más profun­ gena subsistían en áreas en las que,
das. El trazado de pueblos y ciudades por motivos ambientales y culturales,
regido por una malla o cuadrícula de eran más adecuadas. Estas técnicas se
calles y manzanas ya se había incor­ basan en el empleo de materiales ve-
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
182

El Capitolio
Nacional, de Bogotá,
todavía en
construcción en
esta fotografía
tomada hacia 1895.
Las obras se
iniciaron en 1847
con los planos
del arquitecto
inglés Thomas Reed,
y sólo concluyeron
en 1928, tras 80
años de trabajos.

getales y minerales sin elaborar; ta­ peo. Los centros de Bogotá, Medellín
pias, bahareques, guadua, cañas, ho­ y Cali, Popayán y Bucaramanga se
jas de palma, paja, esteras, piedras, transformaron gradualmente con estas
etc. fueron parte de la otra gran he­ incursiones del neoclasicismo criollo,
rencia arquitectónica que configuró la dando como resultado una primera hi­
tradición popular colombiana. bridación de las construcciones de las
Para 1886, se habían iniciado ya áreas históricas, en este caso poco des­
cambios en la arquitectura promovi­ tructiva y ampliamente decorativa.
dos por familias adineradas, por la Los cambios en las técnicas cons­
Iglesia y por el Estado. Desde los co­ tructivas se dieron en dos campos: la
mienzos mismos de la vida republica­ producción y empleo del ladrillo co­
na algunas minorías urbanas habían cido y la ornamentación en hierro. Fá­
orientado sus preferencias arquitectó­ bricas de ladrillo se instalaron en va­
nicas en dirección a los aires ingleses, rias ciudades del país, especialmente
franceses y norteamericanos. En 1847 en Bogotá. Las ferrerías y los talleres
se inició la construcción del Capitolio de ornamentación en hierro se incre­
Nacional de Bogotá, encargado por el mentaron. Estas técnicas sirvieron
entonces presidente general Tomás para dar nueva estabilidad y aparien­
Cipriano de Mosquera y planeado por cia a las edificaciones y para desarro­
el arquitecto inglés Thomas Reed en llar algunas posibilidades estructurales
el más severo estilo neoclásico, enton­ y decorativas diferentes a las tradicio­
ces en boga en Europa. Ese mismo es­ nales. El aumento de técnicas exclu­
tilo fue acogido con fervor por las fa­ sivamente decorativas, especialmente
milias adineradas que comenzaron a las molduras en yeso y el papel de col­
adoptar, en sus viejas casonas colonia­ gadura, permitió transformar el aus­
les, detalles ornamentales del nuevo tero espacio interior de la arquitectura
estilo y a construir nuevas casas de tra­ colonial en espacios vistosos y coloridos
zado colonial con fachadas y detalles y el espacio público en un ambiente ur­
evocadores del neoclasicismo euro­ bano lleno de texturas y color.
Capítulo 7 183

En 1886 el país estaba claramente agrícola estaba todavía centrada en las


formado por regiones cuya interco­ grandes haciendas. La arquitectura es­
municación era todavía difícil. En taba fuertemente ceñida a las pautas
cada una de las regiones se había de­ coloniales y los cambios todavía se en­
sarrollado una arquitectura diferente, contraban en estado incipiente. En la
con elaboraciones particulares de sus cuenca del río Cauca se producía el fe­
herencias e influencias. Al norte, en la nómeno más pujante y significativo
costa del Caribe, las ciudades de Car­ del siglo XIX, la ya mencionada «co­
tagena, Barranquilla y Santa Marta lonización antioqueña», que había de­
conservaban todavía su trazado y su jado a su paso, de norte a sur, alre­
arquitectura coloniales. Su auge como dedor de ochenta fundaciones urbanas
puertos y centros de comercio estaba importantes. Medellín se perfilaba en
todavía por producirse. En la vasta re­ 1886 como un centro económico de
gión costera de grandes haciendas y la­ primera magnitud, con el primer auge
tifundios predominaba la arquitectura de la economía con los comienzos del
autóctona de casas de bahareque, con trabajo industrial. La arquitectura de
grandes cubiertas en hojas de palma, la colonización antioqueña y su empleo
arquitectura que se extendía hacia el de la guadua como material de cons­
interior, a lo largo del río Magdalena trucción fueron desde el siglo XIX una
hasta lugares situados al sur de la ciu­ de las expresiones culturales más defi­
dad de Neiva. En la cordillera oriental nidas del país. En el resto del territorio
se encontraban fuertemente arraiga­ nacional la arquitectura era predomi­
das las tradiciones y al tiempo se pro­ nantemente nativa, con raíces africanas
ducían cambios originados por el in­ en la costa pacífica y con raíces indíge­
tercambio comercial fronterizo en Cú- nas en el territorio de los Llanos Orien­
cuta, por el auge del tabaco y el flo­ tales y de la selva amazónica.
recimiento comercial de Bucaramanga
y obviamente por el cambio cultural y No fueron muchas las nuevas obras
político que irradiaba la capital, Bo­ de significación comenzadas antes de
gotá. Esta misma tradición hispánica 1886. El Capitolio Nacional en Bogotá
ser conservaba en el extremo surocci- se encontraba en proceso de construc­
dental del país: Valle, Cauca y Nari- ción desde 1847. En 1874 se dio co­
ño. En estas regiones la economía mienzo en Medellín a la construcción
de la catedral de Villanueva, con pla-

Estado actual de
la Plaza de Bolívar,
de Bogotá, con la
estatua del
Libertador de Pietro
Tenerani en el
centro, y con la
fachada del
Capitolio en el
costado sur.
La plaza fue
remodelada en 1959
por Fernando
Martínez Sanabria.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
184

iniciado cambios en su apariencia y los


tipos «republicanos» ya se encontra­
ban establecidos en las distintas ciu­
dades del país.
La Constitución de 1886 y el perío­
do que inauguró iniciaron en el país un
proceso de estabilización gradual co­
nocido por los historiadores como la
«Regeneración». Es a partir de enton­
ces cuando se incrementan notable­
mente las obras públicas, las construc­
ciones civiles y en general la transfor­
mación urbana. Ese año marcó enton­
ces un límite virtual entre el pasado ar­
quitectónico de pueblos y ciudades y
los cambios que habrían de sobrevenir.

Catedral de nos iniciales del arquitecto italiano Fe­ 1886 -1936.


Villanueva, lipe Crosti, pero en 1883 y por diver­ De la república tradicional
en Medellín, sos inconvenientes la obra se suspen­ a los comienzos del país moderno
obra iniciada en dió. En Bogotá, en 1874 se dio co­
1874 con diseño
del arquitecto
mienzo a la construcción del Panópti­ En los cincuenta años transcurridos
italiano co Municipal (hoy Museo Nacional), entre 1886 y 1936, la situación de la
Felipe Crosti. con planos de Thomas Reed. En 1879 arquitectura del país se transformó
esta obra contaba ya con un adelanto considerablemente y pasó, por así de­
considerable y estaban al servicio mu­ cirlo, de lo colonial a lo moderno.
chas de sus dependencias. En 1884 se Esto no significa que una enorme can­
inauguró en Bogotá el Parque del tidad de edificaciones se construyeran
Centenario, que puede considerarse el en los términos de la arquitectura mo­
primer ejemplo de parque urbano en derna internacional, sino que se cons­
el país. Las viviendas urbanas habían truyeron ejemplos aislados en que las

Pabellón de la
Industria en el
Parque Centenario,
de Bogotá, 1910.
Capítulo 7 185

Pabellón Egipcio
en el Parque del
Centenario, Bogotá,
1910. Para las
exposiciones de
los cien años de la
Independencia,
intervinieron en
el diseño de los
pabellones
arquitectos como
Pietro Cantini
y Arturo Jaramillo.

formas y la técnica fueron transfor­ Existen dos aspectos importantes en


mándose hasta alcanzar niveles aná­ los cambios producidos en la ciudad y
logos a los establecidos internacional­ en la arquitectura colombiana entre
mente como pautas de progreso. 1886 y 1936. El primero de ellos fue
El curso seguido por la arquitectura en la concepción misma de la ciudad y
colombiana en estos cincuenta años del espacio público que abandonó la
fue interesante. El incremento de retícula tradicional e implantó ideas
construcciones públicas en las ciuda­ análogas a las de ciudad-jardín y a los
des fue notable, lo mismo que el de trazados diagonales que evocaron
construcciones residenciales privadas. imágenes de gran ciudad europea. El
De este período datan los ejemplos segundo cambio se operó en las edi­
más importantes de la llamada «ar­ ficaciones mismas, que pasaron de una
quitectura republicana» en Colombia. influencia neoclásica a una adaptación
Al finalizar el período, la vivienda de de «estilos» diversos, dentro de lo que
las familias adineradas no sólo había se califica como «eclecticismo» en la
cambiado sus estilos, sino también se arquitectura del período, y de allí pa­
había trasladado de los densos barrios saron a las pautas modernas.
céntricos de las ciudades a barrios pe­ La mayor parte de las ciudades co­
riféricos dotados de amplias zonas ver­ lombianas de comienzos del siglo con­
des. Nuevos barrios de vivienda media servaban su trazado tradicional, de
se establecieron en los bordes de los origen colonial en las más antiguas y
centros históricos y en ellos se desa­ de origen republicano en las más re­
rrolló una arquitectura urbana muy cientes. Estas estructuras urbanas muy
característica en la que se asociaron compactas albergaron en sus manza­
elementos coloniales con otros pres­ nas y predios las viejas casas conser­
tados de la arquitectura pública y de vadas y las nuevas construidas dentro
la arquitectura de vivienda costosa. Se del espíritu republicano. En este teji­
construyeron también los primeros do se insertaron algunos de los nuevos
proyectos de vivienda para empleados edificios públicos, que en ocasiones
y obreros, promovidos por entidades exigieron la destrucción de antiguos
oficiales u organizaciones caritativas. conventos o casas y en ocasiones apro-
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
186

los mercados, etc. Medellín creció en


este período proporcionalmente más
que Bogotá y su fisonomía a comienzo
del presente siglo distaba mucho de
parecerse a la población de 1810. Algo
semejante sucedió en Cúcuta, ciudad
que debido a su localización fronteriza
tuvo importancia y desarrollo notables
a comienzos del siglo.
Las ciudades nuevas como Maniza-
les y Pereira se encontraban a comien­
zos del siglo en una situación muy pa­
recida a la de los pueblos. Sin embar­
go, y gracias a su vertiginoso avance
económico, se adelantaron en ellas al­
gunas construcciones que habrían de
perdurar por un tiempo, hasta la lle­
gada de nuevas maneras de construir.
En Manizales este proceso se inició
después del incendio de 1925.
En los primeros años del siglo se in­
crementó la construcción de parques
en las ciudades y se usó para muchos
de ellos el espacio de plazas o plazo­
letas ya existentes. Entre los parques
urbanos importantes construidos en
este período se encuentra el Parque
Centenario en Cartagena, con el que
se celebraron los cien años de la de­
claración de independencia de la ciu­
dad. El Parque de la Independencia
en Bogotá se embelleció con diversas
construcciones y fuentes. El Parque
Santander se engalanó también a fi­
Vista sobre la vecharon algunos de los escasos terre­ nales del siglo XIX y se denominó ofi­
catedral durante nos sin construir en los centros anti­ cialmente como parque en 1909. En
el incendio de guos. Los límites de las ciudades se Medellín se inauguró el Bosque de la
Manizales, en 1925. Independencia en 1913. Sin embargo,
Después de la mantuvieron casi intactos mientras en
tragedia, se inició su interior se efectuaba una densifi­ perduró todavía la idea tradicional de
un período de auge cación considerable. Tal es el caso de ciudad sin árboles, herencia del perío­
constructivo Bogotá, que para 1910 todavía con­ do colonial.
en la ciudad, servaba límites semejantes a los que
que ya desde La construcción de redes de ferro­
comienzos de siglo había tenido un siglo atrás. La nueva carriles se inició en el país antes de
se había manifestado, construcción urbana a lo largo del si­ 1886 y se desarrolló considerablemen­
gracias al glo XIX había bordeado las manzanas te en los primeros treinta años del pre­
avance económico. existentes y, dentro del recinto así sente siglo. Éste fue un avance notable
constituido, las nuevas construcciones en la comunicación interna de las re­
se hicieron al lado o sobre las anti­ giones del país y dio origen a la cons­
guas, sin perderse la trama organizada trucción de estaciones en las ciudades
y compacta, y sin desplazar lugares y pueblos conectados por las redes.
simbólicos de fuerte raigambre en Las más importantes de estas estacio­
cada ciudad: la plaza y sus construc­ nes se localizaron, como es lógico, en
ciones, las iglesias parroquiales, los las ciudades principales. La estación
ríos todavía descubiertos y con agua, de la Sabana de Bogotá (arquitectos
Capítulo 7 187

Gastón Lelarge y Mariano Santama­ Gastón Lelarge e intervención del ar­


ría 1910), la estación Medellín en la quitecto bogotano Julián Lombana.
capital antioqueña (Enrique Olarte, En 1908 se inauguró el Palacio de la
1914), la estación de Manizales (Ullen Carrera, con planos atribuidos a los
y Cía., 1922), la estación de Montoya dos arquitectos mencionados. Des­
en Barranquilla y la estación de Chi- pués de 1910 se construyeron otros
quinquirá, son ejemplos muy repre­ edificios importantes: el edificio de la Estación de
sentativos de la arquitectura republi­ Gobernación de Cundinamarca (Gas­ ferrocarril
cana de los ferrocarriles. Posterior­ tón Lelarge y Arturo Jaramillo) se ini­ de Manizales,
mente, entre 1925 y en 1936 se cons­ ció en 1918 y se concluyó en 1933. de la firma Ullen
truyeron otras estaciones, dentro del y Compañía, 1922.
Para la alcaldía de Bogotá se constru­ La construcción
espíritu ecléctico de la época. yó en 1927 un pequeño edificio ale­ de redes
Entre 1886 y 1925 se construyeron daño al edificio Liévano. El Capitolio ferroviarias
en Bogotá varios edificios públicos Nacional se concluyó en 1928, tras tuvo considerable
destacados, la mayor parte de ellos del ochenta años de trabajos y con la in­ desarrollo
tervención de muchos de los arquitec­ en las tres
espíritu del neoclasicismo. El Teatro primeras décadas
Colón se inició en 1886 con planos del tos extranjeros y bogotanos ya men­ del siglo XX,
arquitecto italiano Pietro Cantini y se cionados. Su conclusión marcó en dando origen a la
concluyó en 1895. En 1902 se inició la cierta manera el final de período re­ construcción de
construcción del edificio Liévano en el publicano de la arquitectura bogotana estaciones de
y el final de un proceso de búsqueda notable arquitectura
costado occidental de la plaza de Bo­ en diferentes
lívar, con planos del arquitecto francés de la estabilidad nacional. regiones del país.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
188

Hogar Escuela de
San Antonio, Bogotá,
construido a
comienzos de siglo
por Julián Lombana.

Las construcciones para la educa­ sión de instalaciones para el cuidado


ción y la salud tuvieron un impulso se­ de la salud y para la ayuda a los des­
mejante al de los edificios públicos. validos. Los hospitales de San José y
En Bogotá se edificaron sedes para al­ La Hortúa se construyeron en Bogotá
gunas dependencias de la Universidad en 1905 y 1924 respectivamente. El
Nacional de Colombia: Matemáticas e primero contó con la intervención de
Ingeniería, hoy Museo Militar (1913), Pietro Cantini y Diodoro Sánchez y el
Derecho en el antiguo claustro de San­ segundo con la intervención de Ra­
ta Clara (Arturo Jaramillo, 1914), la món Cardona y Pablo de la Cruz. El
Escuela de Medicina (Gastón Lelarge, Asilo de San Antonio (Julián Lom-
con intervención de Arturo Jaramillo, bana) y el Hogar Escuela de San Pablo
Alberto Manrique Martín y Guillermo (atribuido a Gastón Lelarge) fueron
Herrera Carrizosa, 1916 en adelante). construidos antes de .1920. Medellín
El Gimnasio Moderno (Francis Fa- tuvo un incremento similar en las
rrington, 1919), el Colegio Pedagógico construcciones públicas y privadas du­
Nacional (Pablo de la Cruz, 1927) y el rante este período. La catedral de Vi-
Colegio Departamental de la Merced llanueva se reinició en 1889, esta vez
(José Lascano Bertí, 1926) son tres ex­ con planos del arquitecto francés
celentes ejemplos de arquitectura para Charles Carré y la dirección de obra
la educación secundaria. La remode­ de Heliodoro Ochoa. En 1919 inter­
lación y ampliación del antiguo claus­ vino en la obra el sacerdote arquitecto
tro de San Ignacio para el Colegio Na­ salesiano Juan Buscaglione, quien di­
cional de San Bartolomé, efectuadas señó los altares, el púlpito y el coro;
por Carlos Camargo desde 1919, die­ la obra se inauguró en 1931. El Hos­
ron como resultado otro edificio edu­ pital de San Vicente de Paúl se inició
cativo con una fachada neoclásica cui­ el 4 de agosto de 1916, con planos ini­
dadosamente trabajada en piedra. La ciales del arquitecto francés Auguste
escuela municipal conocida como Gavet, desarrollados por Enrique
«República Argentina», obra de Al­ Olarte, Agustín Govaertz y Félix Me-
berto Manrique Martín y construida
en 1914, indica el alto nivel de calidad jía. Su construcción se concluyó en
de las construcciones públicas. 1934. El arquitecto belga Agustín Go-
vaertz proyectó el edificio de la Go­
En el campo asistencial se activó la bernación de Antioquia, iniciado en
participación del Estado en la provi­ 1925 y aún sin concluir. En la misma
Capítulo 7 189

Hotel Magdalena,
en Puerto Berrío,
primer edificio en
concreto reforzado
que se construyó
en el país, entre
1908 y 1912.
La fotografía fue
publicada en el
Álbum de Medellín,
de la Sociedad de
Mejoras Públicas,
1922.

fecha se inició la construcción del Pa­ después del incendio de 1925. Su ca­
lacio Nacional, obra del mismo arqui­ tegoría de centro cafetero principal ya
tecto, también inacabada. En 1924 se se había establecido para esa fecha. La
inició la construcción, en un solo edi­ construcción de la ciudad después del
ficio, del Teatro Junín y del Hotel Eu­ incendio se efectuó dentro de las po­
ropa, con planos de Govaertz. Este sibilidades económicas que brindó la
bello edificio fue destruido en 1967 prosperidad de algunos de sus ciuda­
para dar paso a la torre de Coltejer. danos. La iniciación de la obra del
Igual suerte corrió el Teatro Bolívar, Palacio Departamental en 1924 ante­
obra de H. M. Rodríguez y Enrique cedió la iniciación de la obra de la
Olarte. catedral, la que contó con planos del
En el campo de las construcciones arquitecto francés Auguste Polty. El
para la educación se destacan en Me- Palacio Departamental, obra del
dellín los edificios del Colegio de San arquitecto norteamericano John Wo-
Ignacio (Félix Mejía y Agustín Go- tard, al servicio de la compañía Ullen,
vaertz, 1925), con su iglesia corres­ es un raro ejemplo de arquitectura
pondiente, la Universidad de Antio- ecléctica, con un tratamiento muy es­
quia (H. M. Rodríguez e Hijos, 1916) pecial de la decoración. La catedral,
y el excepcional edificio para el Se­ enorme construcción en concreto re­
minario Conciliar, construido desde forzado, evoca la imagen de una ca­
1919 con planos de Juan Buscaglione tedral gótica, a pesar de no tener su
y actualmente recuperado como cen­ trazado correspondiente. El Edificio
tro comercial. Entre las construccio­ Sanz, obra de Papío y Bonarda cons­
nes realizadas en Antioquia, fuera de tructores, según reza alguna placa, fue
la ciudad de Medellín, deben desta­ construido antes de 1930. El Teatro
carse el puente colgante sobre el río Olympia fue uno de los raros ejemplos
Cauca en Santa Fe de Antioquia, obra de teatro en herradura que fueron he­
del ingeniero José María Villa, cons­ chos en distintas ciudades del país y,
truido en 1895, y el Hotel Magdalena en este caso, destruido para dar paso
en Puerto Berrío, construido entre a un parqueadero de automóviles.
1908 y 1912, primer edificio en con­ En la ciudad de Cali, antes de 1925
creto reforzado construido en el país. se destaca la construcción del Teatro
La ciudad de Manizales tuvo su Municipal, inaugurado el 9 de abril de
auge arquitectónico correspondiente 1918, obra de los ingenieros Rafael
190 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

En el resto del país se destacan, an­


tes de 1925, los edificios de la Aduana
(E. A. de la Rosa y Cía., 1919-1921),
y del Hospital de Barranquilla (1921),
el Coliseo Peralta (1893) y el Club del
Comercio en Bucaramanga (Pedro
Colón Monticoni, 1920), el Mercado
de Cúcuta (1891), la Plaza de Toros de
la Serrezuela (Marcelo Calvo, 1925) y
el Teatro Heredia (Felipe Jaspe, 1910)
en Cartagena. El Heredia fue una be­
lla interpretación del teatro clásico ita­
liano, construido con elementos de­
corativos labrados en madera. La Pla­
za de la Serrezuela, construida quince
años después, es también una estruc­
tura en madera con gran cantidad de
motivos ornamentales.
Edificio de la Borrero y Francisco Ospina. Las obras La casi totalidad de las edificaciones
Aduana, Barranquilla, del Palacio Nacional y del Edificio enumeradas hasta ahora se proyecta­
construido por Otero en la Plaza de Cayzedo, se ini­ ron siguiendo los cánones del neocla­
E.A. de la Rosa sicismo europeo del siglo XIX, inter­
y Compañía
ciaron en 1925. El primero, con planos
entre 1919 y 1921. del arquitecto belga Joseph Martens, pretados de distintas maneras según la
se concluyó en 1933. El segundo, con procedencia directa de los autores o
planos de Borrero y Ospina, fue el pri­ de las influencias. Son excepciones no­
mer edificio construido en concreto tables los ejemplos góticos de la iglesia
reforzado en la ciudad de Cali. de Chapinero (Julián Lombana, 1900)
y el antiguo Seminario (Juan Bautista
Arnaud, 1920), en Bogotá, el goticis­
Fachada del Teatro mo de la Gobernación de Antioquia y
Faenza, de Bogotá,
de la catedral de Manizales y el estilo
obra de
J.M. González Concha, románico de la catedral de Villanueva
1924, uno de los en Medellín. Excepciones aun más no­
más interesantes tables son los pocos ejemplos que
ejemplos de muestran influencias del «art nou-
influencia del
"art nouveau" veau» europeo: el Hotel Victoria en
europeo en la Barranquilla y la fachada del Teatro
arquitectura Faenza en Bogotá (J. M. González
colombiana. Concha, 1924) son dos de esos raros
ejemplos. En la lista de autores men­
cionados hasta ahora se encuentra
otro aspecto interesante: la gran ma­
yoría de ellos eran arquitectos extran­
jeros que llegaron al país específica­
mente para proyectar o construir una
obra particular. Es el caso de Thomas
Reed, Gastón Lelarge, Alejandro
Manrique y Lorenzo Murat en Bogo­
tá, Charles Carré, Agustín Govaertz y
Juan Buscaglione en Medellín, Papío
y Bonarda y John Wotard, este último
al servicio de Ullen y Cía., en Mani-
zales, Joseph Martens en Cali, Pedro
Colón Monticoni en Bucaramanga,
Capítulo 7 191

entre otros. Los arquitectos naciona­


les del período fueron formados en
su mayoría en trabajos al lado de los
extranjeros, o en las escuelas de in­
geniería.
A partir de 1920 se producen cam­
bios más fuertes en la situación urbana
del país y transformaciones en su ar­
quitectura. Este fenómeno conduce
más directamente a la modernización
de concepto y realizaciones acordes
con pautas del urbanismo y de la ar­
quitectura de Estados Unidos y de las
corrientes de la arquitectura moderna
europea que para esa época había
avanzado considerablemente en su
proceso de definición y consolidación.
Uno de los hechos que contribuyó a
acelerar el proceso de modernización iniciada en el año 1928, con planos de Edificio Pedro A.
de la arquitectura fue el estableci­ Diego Suárez Costa y Alberto Man­ López, en la
miento de dependencias oficiales en­ rique Martín, y terminada por los ar­ avenida Jiménez,
cargadas de atender obras públicas y quitectos chilenos Julio Casanovas y de Bogotá,
construcciones para la asistencia so­ construido en
Raúl Manheim, es sin duda un claro 1919-1924 por
cial. El Ministerio de Obras Públicas ejemplo de la situación de transición Robert A. Farrington,
se creó en 1905 y contó con una Di­ arquitectónica hacia lo moderno. Téc­ ingeniero
rección de Obras Públicas Nacionales nicamente, el edificio fue avanzado en norteamericano.
a cargo de edificios nacionales, ferro­ todos sus aspectos, pero su apariencia Técnicamente,
carriles, caminos, puentes, baldíos, es la primera
conservó la composición neoclásica, edificación
etc. En el Ministerio de Obras Públi­ ya entonces en proceso de desapari­ representativa
cas trabajaron ingenieros y arquitectos ción. Con menos elegancia se constru­ del cambio hacia
titulados y con conocimientos técnicos yó el edificio Manuel Pedraza, cono­ la arquitectura
más avanzados que el resto de sus co­ cido también con el nombre de Hotel contemporánea
legas en el país. Esto estimuló el pro­ en la capital.
Estación (ingeniero Francisco Cano, Abajo, edificio
ceso de modernización de las cons­ 1929) frente a la estación de la Sabana del Hotel Granada
trucciones mucho antes de que se pro­ de Bogotá, obra de considerables es­ (1928), planos de
dujera el cambio más definido hacia pecificaciones técnicas en proporción Diego Suárez Costa
los conceptos de la arquitectura mo­ a su modesto carácter. y Alberto Manrique.
derna.
El Edificio Pedro A. López, hoy
Banco Cafetero, construido entre
1919 y 1924 por Robert M. Farring-
ton, ingeniero norteamericano, es el
primer edificio técnicamente repre­
sentativo del cambio que se opera en
Bogotá. Neoclásico en su exterior, fue
construido en concreto, y en su dota­
ción se emplearon materiales e insta­
laciones importados. En el mismo es­
píritu se construyeron en Bogotá el
Edificio Cubillos (Alberto Manrique
Martín, 1927) y el Banco Hipotecario
de Paul Stuper y Fred T. Ley, ambos
norteamericanos (1929). La construc­
ción del Hotel Granada en Bogotá,
192 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

El incremento de la actividad indus­ con otros estilos, con la intención de


trial y comercial que se inició en los resaltar el prestigio de sus dueños y el
primeros años del siglo XX en especial buen gusto de una clase social. Es así
en Bogotá, Medellín, Cali, Barran- como en estos barrios se edificaron ca­
quilla y Cartagena, aumentó la capa­ sas de apariencia mudéjar, española,
cidad adquisitiva de nuevos sectores californiana, medieval, inglesa, etc. El
de población que se dedicaron preci­ barrio de La Merced en Bogotá, cons­
samente a esas actividades. La deman­ tituido hacia 1930, conservó desde sus
da de nuevos barrios residenciales comienzos una apariencia homogénea
para población de altos ingresos, con dada por el llamado «estilo inglés», lo
nuevas especificaciones, condujo, ha­ que permitió lograr un conjunto ur­
cia 1920, a la formación de barrios pe­ bano de gran unidad visual y espacial.
riféricos tales como El Prado en Ba- Estos barrios se encuentran actual­
rranquilla, el Prado en Medellín, mente sujetos a una despiadada des­
Manga en Cartagena, La Merced en trucción que ha acabado con sus cua­
Bogotá y El Centenario en Cali. En lidades urbanas.
Bucaramanga, en Cúcuta, Santa Mar­ Se conocen algunas referencias de
ta, Neiva e Ibagué, el mismo fenó­ edificios importantes construidos en el
meno se reprodujo en pequeña escala país entre 1925 y 1936, demolidos en
y en sectores más vecinos a los centros los años del vandalismo urbano entre
principales. 1950 y 1980. El Teatro Olympia de
El común denominador de los nue­ Manizales, (1927), el Hotel Granada y
vos barrios fue el abandono de la con­ el Hipódromo (Vicente Nasi, 1928) en
cepción tradicional de viviendas en hi­ Bogotá, el Teatro Garnica de Buca-
lera para implantar la edificación suel­ ramanga, y el Hotel Alférez Real en
ta o pareada rodeada de jardines que, Cali (Borrero y Ospina, 1928) se cuen­
en casos como el del barrio Manga en tan entre estas pérdidas. Entre los
Cartagena, alcanzaron proporciones ejemplos que sobreviven se destacan
de parque. En estos nuevos barrios se especialmente el Palacio Municipal de
edificaron casas muy distintas de la vi­ Medellín, construido entre 1931 y
vienda republicana, inmediatamente 1937, y la fábrica de la Compañía Na­
anterior. El neoclasicismo, ahora sí cional de Chocolates también en Me-
definido como un estilo, se combinó dellín, construida en 1928, obras am-

Casa de
El Prado,
en Barranquilla,
uno de los barrios
periféricos
cuya construcción
se inicia hacia
1920 en las
principales
ciudades del país.
Capítulo 7 193

bas de Nel Rodríguez, trabajadas en


lenguaje muy cercano a la arquitec­
tura moderna. Las obras del Ministe­
rio de Obras Públicas en diversos lu­
gares del país muestran combinacio­
nes diversas de lenguajes eclécticos y
modernos. El Edificio Nacional de Nei-
va (Alberto Wills y Rafael Lelarge,
1933), el Edificio Nacional de Villavi-
cencio (Pablo de la Cruz y José María
Cifuentes, 1933-35) y el de Bucaraman-
ga (Pablo de la Cruz, 1932-35) son
muestras de estas combinaciones.
Entre 1930 y 1936 se construyeron
varios edificios más claramente defi­
nibles como modernos, según las pau­
tas internacionales del momento. El
proyecto para la Biblioteca Nacional
en Bogotá (1933-1938) y el Edificio
del Instituto Nacional de Rádium
(1933), obras del arquitecto Alberto
Wills Ferro, son ejemplos del aban­
dono de los estilos pintorescos y de la
localización dentro de los lincamien­
tos de sobriedad propios de las ideas
modernas de los arquitectos europeos
y norteamericanos del momento.
Hacia 1930 el grupo de arquitectos
colombianos había aumentado nota­
blemente, con profesionales gradua­
dos en universidades extranjeras y con
ingenieros que hicieron estudios es­
peciales de arquitectura, ya que los es-

Un aspecto del
Edificio Nacional,
de Neiva,
construido por
Alberto Wills
y Rafael Lelarge
en 1933, con el
lenguaje ecléctico
o mezcla de estilos
que caracterizó la
arquitectura oficial.

Biblioteca Nacional,
en Bogotá, vista
desde la fachada
norte. Alberto Wills
Ferro la construyó
entre 1933 y 1938.
194 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

tudios en Colombia estaban adscritos fesionales que por su formación ya es­


a las escuelas de Ingeniería. El mayor taban al tanto de los movimientos y
volumen de la construcción urbana era tendencias de la arquitectura moderna
realizado por los «constructores», per­ en los Estados Unidos y en Europa.
sonas hábiles en el manejo de obras y La posibilidad de intervenir en pro­
con capacidad de contratar obreros y yectos de cierta magnitud a escala ur­
efectuar las labores necesarias para la bana se intensificó gracias a la crea­
edificación. Las ciudades eran hechas ción de otras entidades oficiales tales
por estos constructores, quienes aten­ como el Banco Central Hipotecario,
dieron prácticamente las necesidades antiguo Banco Hipotecario Nacional
de todos los sectores sociales. Muchos (1932) y el Instituto de Acción Social
de ellos adquirieron prestigio y capa­ de Bogotá. Si bien las primeras reali­
cidad económica suficiente para ac­ zaciones fueron concebidas todavía en
tuar independientemente y desarrollar términos del eclecticismo convencio­
por su cuenta, o en asocio con urba- nal, muy pronto las ideas modernas
nizadores, barrios enteros. El trabajo se hicieron presentes en sus reali­
de los arquitectos fue, por contraste, zaciones.
restringido a los sectores de altos in­ Estas ideas que se filtraron gradual­
gresos y al mismo tiempo vinculado a mente en la práctica profesional de la
las empresas del Estado. Entre 1930 y arquitectura colombiana eran ya de
1936 esta situación de competencia en­ común interés en Europa y en Estados
tre arquitectos, ingenieros y construc­ Unidos, aun cuando no hubiese toda­
tores se agudizó y condujo a deter­ vía muchas obras construidas. Las
minar con mayor precisión el alcance nuevas ideas planteaban un enfoque
académico y profesional de la arqui­ formal y técnico de la arquitectura en­
tectura colombiana. La fundación de marcado dentro de un ámbito social
la Sociedad Colombiana de Arquitec­ de carácter progresista y revoluciona­
tos en 1934 asumió precisamente esta rio. El umbral en que se encontraba el
labor. mundo de los países ya industrializa­
La arquitectura popular antes de dos hacía vislumbrar nuevos estados
1936 se realizó siguiendo las pautas sociales, económicos, políticos y cul­
tradicionales regionales. La formación turales, guiados por la racionalidad in­
de los grupos populares urbanos, que dustrial, por una mentalidad de pro­
data del siglo XIX, incluyó la trasposi­ greso a toda costa y por la expectativa
ción de elementos de la arquitectura de una amplia difusión del bienestar.
de otros sectores sociales a las cons­ La arquitectura moderna fue enten­
trucciones necesarias para albergar la dida y propuesta como parte esencial
población de bajos ingresos. Los cons­ en la construcción de esos nuevos es­
tructores, los albañiles y otros artesa­ tados, como portadora y representan­
nos de la construcción eran los encar­ te no sólo de una nueva estética sino
gados de hacer la arquitectura de la también de una nueva visión de los
ciudad y al hacer la suya propia imi­ modos de vivir.
taron a veces imaginativamente los de­ La conjunción de una ideología po­
talles y las apariencias de las construc­ lítica de progreso y del mensaje de la
ciones más influyentes. arquitectura moderna confluyó en la
implantación de esas ideas en Colom­
La arquitectura moderna bia como parte de la «Revolución en
en Colombia: 1936 Marcha» pregonada por el gobierno
del doctor López. Dos planes desarro­
La Sección de Edificios Nacionales del llados en Bogotá entre 1934 y 1936 por
Ministerio de Obras Públicas, reorga­ arquitectos extranjeros marcan el pun­
nizada en 1932 durante el gobierno de to de cambio entre lo tradicional y lo
Olaya Herrera, fue el centro de con­ moderno. El Plan Regulador de Bo­
vergencia de una generación de pro­ gotá, propuesto por el urbanista aus-
Capítulo 7 195

triaco Karl Brunner, fue el primer El surgimiento de las ideas moder­


plan de ordenamiento urbano conce­ nas en Colombia no fue un fenómeno
bido en términos del siglo XX en el de amplio alcance inmediato en nin­
país. El Plan General de la Ciudad gún campo. En la arquitectura se con­
Universitaria desarrollado por los ale­ servó durante varios años más el eclec­
manes Fritz Karsten (pedagogo), Eric ticismo y algunos resabios neoclásicos.
Lange y Leopoldo Rother (arquitec­ Aun en el seno de entidades tales
tos) fue el primer plan de conjunto como el Ministerio de Obras Públicas,
que obedeció a una planeación aca­ el Banco Central Hipotecario y la
démica moderna y dio cuerpo físico a Caja de la Vivienda Popular, en don­
una entidad de la magnitud de la Uni­ de se impulsaron algunas ideas mo­
versidad Nacional. dernas, muchos arquitectos aplicaron
En esa misma universidad y dentro tanto estas ideas como las más con­
de su proceso de reorganización, se vencionales, de acuerdo con el criterio
fundó en 1936 la Facultad de Arqui­ del cliente o del lugar de cada obra.
tectura, hecho que ratificó el recono­ Pioneros tales como el arquitecto Ga­
cimiento formal de una profesión que briel Serrano Camargo, uno de los
hasta entonces había sido minoritaria, principales impulsores de las ideas
dependiente y aristocrática. Arquitec­ modernas en la arquitectura colombia­
tura y planeación fueron ya partes ne­ na, realizaron obras neoclásicas y
cesarias de la actividad económica de eclécticas. Ejemplo de ello son el Edi­
la nación. La Sociedad Colombiana de ficio del Jockey Club (G. Serrano y A.
Arquitectos desarrolló intensa activi­ Manrique Martín, 1933), obras de
dad entre 1934 y 1940, en busca de una Carlos Martínez, Alberto Manrique
identidad profesional más definida. Martín y Guillermo Herrera C., las ca­
La construcción de la Ciudad Uni­ sas inglesas de los barrios La Merced,
versitaria en Bogotá se inició en 1936. Teusaquillo y El Nogal en Bogotá,
Entre 1937 y 1940 se construyeron al­ obras de Nel Rodríguez en Bogotá y
gunos de los edificios más importantes Medellín, de Manuel Carrerá en Ba-
en su historia arquitectónica, primeros rranquilla y Cartagena (Hoteles del
en ofrecer una imagen moderna. Estos Prado y Caribe, finales de la década
edificios fueron: Geociencias (Eric de los treinta) y de muchos otros ar­
Lange, 1937), Estadio Alfonso López quitectos en todo el país. Sin embar­
y Rectoría (Leopoldo Rother, 1937), go, después de la declaración de in­
Veterinaria (Eric Lange y Ernest Blu- dependencia profesional de los arqui­
menthal, 1938), Derecho (Alberto tectos y de la fundación de la primera
Wills Ferro, 1938), Viviendas para Facultad de Arquitectura, esta mezcla
profesores y portería de la calle 45 de tendencias disminuyó y las ideas
(L. Rother, 1939), Residencias San­ modernas se impusieron.
tander (1939) y Nariño (1940) de Julio
Bonilla Plata, Ingeniería (L. Rother y 1936-1950. Transformaciones
Bruno Violi, 1940), Arquitectura (E. en la arquitectura y en las ciudades
Lange y E. Blumenthal, 1940) y La­ de Colombia
boratorio de Ensayo de Materiales (L.
Rother, 1940). De este conjunto de La situación del país en el lapso com­
edificios se destacan especialmente las prendido entre 1936 y 1950 fue bas­
obras del arquitecto alemán Leopoldo tante particular. Después de iniciarse
Rother por su carácter claramente el proceso de modernización y de ha­
moderno, las que trajeron al país in­ berse logrado unos cambios en la po­
fluencias del lenguaje arquitectónico lítica, la economía y la cultura se vis­
de la Bauhaus, escuela alemana que lumbraban la continuación y expan­
entre 1919 y 1933 revolucionó muchos sión de ese progreso, lo cual sólo su­
conceptos del diseño de edificios y de cedió en algunos sectores del país,
conjuntos urbanos. mientras que los conflictos internos se
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
196

agudizaron hasta estallar en las re­ Entre 1936 y 1950 se produjo un


vueltas del 9 de abril de 1948 y su pos­ considerable aumento de profesiona­
terior secuela de violencia política. les de la arquitectura y se fundaron
El crecimiento demográfico del país nuevas facultades en la Universidad
entre 1938 y 1951 muestra cambios Nacional de Medellín y en la Javeriana
considerables en la distribución de la y Los Andes en Bogotá. Los nuevos
población. Según los datos censales profesionales, en asocio con ingenie­
correspondientes, en 1938 la pobla­ ros, iniciaron una activa intervención
ción urbana apenas constituía el 29 % en las ciudades, de acuerdo con sus
de la población total. El 71 % restante ideales, mezcla de rasgos aristocráti­
era población rural. Bogotá contaba cos y de aspiraciones de servicio so­
con 320.000 habitantes, seguida por cial. Se establecieron numerosas fir­
Cali, Medellín y Barranquilla con po­ mas de arquitectos e ingenieros que
blaciones menores de doscientos mil encauzaron la actividad profesional; la
habitantes. En 1951 la población ur­ intervención individual, por contraste,
bana alcanzó un 39 % del total, con la tuvo poca importancia en este perío­
reducción de la población rural al do. El centro de atención fue la ciudad
61 % restante. Bogotá llegó a los de Bogotá; a ella vinieron a estudiar
648.000 habitantes, Medellín contó los aspirantes provenientes de otras
con 358.000, Cali alcanzó 284.000 y regiones del país y de ella salieron a
Barranquilla en cuarto lugar, tuvo difundir sus conocimientos y a trans­
258.000 ciudadanos. La duplicación formar lo tradicional en moderno.
casi exacta de la población urbana se
dio también en Bucaramanga y Perei- Entre 1936 y 1950 los gremios de in­
ra. Estos datos indican el inicio del genieros y arquitectos efectuaron una
fuerte proceso de crecimiento urbano fuerte campaña contra los urbaniza-
que llevó a una situación actual en la dores y constructores no titulados, los
que se asume un porcentaje de pobla­ que eran, como ya se dijo, los verda­
ción urbana cercano al 70 %. deros realizadores de las ciudades co­
lombianas. Esta campaña no fue efec­
Entre 1936 y 1950 la arquitectura tiva hasta tanto las entidades públicas
colombiana se orientó hacia una mo­ iniciaron planes masivos de vivienda.
dernización más amplia con efectos En 1949 el ICT inició la constitución
que se hicieron sentir sobre sectores de los barrios Los Alcázares y Muzú,
más amplios de población, por obra y para la población de ingresos medios
gracia de la expansión de la planea- y bajos respectivamente. Se dio así co­
ción y de la acción institucional de vi­ mienzo a la era de los proyectos de vi­
vienda, educación, salud, etc. En 1939 vienda a gran escala, la que habría de
se creó el Instituto de Crédito Terri­ crecer gradualmente. El BCH había
torial como parte de una campaña so­ realizado hacia 1940 proyectos en los
cial dirigida a elevar el nivel habitacio- barrios Colombia, Alfonso López,
nal de la población de bajos ingresos Muequetá y Teusaquillo, en la ciudad
en las zonas rurales y urbanas. La sec­ de Bogotá. Hacia 1950 había proyec­
ción de asuntos urbanos se abrió en tos del ICT en Cúcuta, Palmira y Me-
1942, pero no produjo proyectos im­ dellín. Con esta nueva oferta, ampa­
portantes hasta 1947. En ese mismo rada por el crédito oficial, se opuso
año de 1942 se fundó en Bogotá la una contraparte efectiva a la labor de
Caja de la Vivienda Popular, que reem­ los constructores, quienes, sin embar­
plazó al Instituto de Acción Social. En go, duraron hasta mediados de los
1948 se estableció la Caja de Crédito años sesenta controlando el mercado
Agrario, que asumió la responsabilidad de la vivienda de costo medio y bajo
de atender las zonas rurales, mientras en las ciudades y pueblos del país.
que el sector urbano se asignó al ICT y Un proceso iniciado en este período
al BCH con proyectos para sectores de es el de transformación de los viejos
ingresos medios y bajos. centros de las ciudades, en especial en
Capítulo 7 197

aquellas de mayor crecimiento. La de­ Edificio de la


molición de construcciones antiguas Caja Colombiana
para dar paso a nuevos edificios dejó de Ahorros, Bogotá,
huellas muy marcadas en los barrios 1948, de Cuéllar
tradicionales: La Candelaria en Bo­ Serrano Gómez.
En él se desarrolló
gotá, La Merced en Cali y los barrios todo un despliegue
centrales de Medellín, Barranquilla, de técnicas
Bucaramanga y Manizales. Las nor­ constructivas
mas urbanas formuladas en este perío­ nuevas y de detalles
do asumieron que esa transformación arquitectónicos
de alta elaboración.
era necesaria e indispensable para la
modernización de las ciudades, sin to­
mar en consideración el valor histórico
de esos centros y su importancia en la
memoria colectiva de las ciudades.
Los hechos violentos del 9 de abril
de 1948 aceleraron estos procesos.
Tres sectores del centro de Bogotá su­
frieron destrucción parcial: La Can­
delaria cerca a la Plaza de Bolívar, San
Victorino cerca a la Plaza de Mercado
y la carrera 7.a entre la avenida Ji­ del concreto y una seria aproximación
ménez de Quesada y la Calle 22. Estos al problema del clima cálido en las tres
destrozos permitieron que algunos in­ ciudades.
versionistas y profesionales aprove­ En Bogotá sobresalen también
chasen la oportunidad para establecer como obras representativas de este pe­
planes y proyectos de sustitución de ríodo el Teatro Colombia, hoy Teatro
las viejas edificaciones por edificios al­ Jorge Eliécer Gaitán (Richard Aek y
tos, los que gradualmente invadieron Guillermo Herrera Carrizosa, 1940),
el centro y desalojaron sus casas re­ el edificio de apartamentos en la calle
publicanas de agradables escala y apa­ 21 con carrera 7.a (Julio Casanovas y
riencia. Nel Rodríguez, 1939), y la sede de la
Entre 1936 y 1950 se construyeron Compañía Colombiana de Seguros
algunos de los edificios más represen­ (Trujillo Gómez & Martínez Cárdenas
tativos de la primera época de la ar­ y Uribe, García, Álvarez, 1940).
quitectura moderna en Colombia. La firma Cuéllar Serrano Gómez
Además de los edificios ya mencio­ realizó en Bogotá sus primeros edifi­
nados en referencia a la Ciudad Uni­ cios modernos de gran tamaño. Entre
versitaria de Bogotá, se construyeron ellos se destacan cuatro construccio­
allí mismo dos importantes obras de nes hospitalarias: el Hospital de San
Leopoldo Rother: el Instituto Quími­ Carlos (1948), el Hospital de San Juan
co Nacional, iniciado en 1941, y el edi­ de Dios (1948), la Clínica David Res­
ficio de la Imprenta (1945); además trepo (1950) y el Hospital San Ignacio
del de la Escuela Nacional de Minas (1950). El edificio de la Caja Colom­
en Medellín. En estos edificios la téc­ biana de Ahorros (1948) fue un des­
nica del concreto se manejó con gran pliegue de técnicas constructivas nue­
propiedad y se empleó como material vas y de detalles arquitectónicos de
a la vista. Del mismo arquitecto, en el alta elaboración. En el Hospital San
mismo período, se construyeron tres Juan de Dios se empleó por primera
importantes obras fuera de Bogotá: el vez el sistema de entrepiso «reticular
Edificio Nacional de Barranquilla, el celulado», desarrollado por los inge­
Mercado de Girardot y la Facultad de nieros José Gómez Pinzón, Doménico
Agronomía de Palmira. En ellos se Parma, Andrius Malko y el arquitecto
muestra también un notable manejo Gabriel Serrano.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
198

El Estadio de Béisbol en Cartagena, que Nacional (anteproyecto, 1936), el


construido en 1949, fue proyectado edificio Ibérica (1945, en asocio con
por un grupo de profesionales que tra­ Gutiérrez y Hermida Ltda.), amén de
bajaban en ese momento en el Minis­ varias escuelas públicas, mercados y
terio de Obras Públicas: Edgar Bur- edificios particulares. El mismo arqui­
bano, Jorge Gaitán Cortés, Alvaro tecto ganó por concurso el proyecto
Ortega y Gabriel Solano y el ingeniero para el Hotel Termales de Paipa, hoy
Guillermo Zuleta. Este estadio es con­ Hotel Colonial (1937). Su máxima
siderado unánimemente como un realización fue, sin embargo, la fun­
aporte estructural y estético, ejemplo dación en 1946 de la revista Proa en
del desarrollo vertiginoso de los co­ asocio con Jorge Arango Sanín y Ma­
nocimientos profesionales que en algo nuel de Vengoechea. En 1948, Mar­
más de una década pasaron de estados tínez y Arango publicaron el libro ti­
incipientes a logros avanzados. El ar­ tulado Arquitectura en Colombia, pri­
quitecto italiano Vicente Nasi, resi­ mero en su género en el país.
dente en Colombia desde 1927, cons­ En este período revisten importan­
truyó en Bogotá el Amparo de Niños cia particular los cambios en las téc­
(1938) y el Hotel Continental (1948), nicas constructivas impuestos forzo­
obras de clara presencia moderna que samente por las nuevas tendencias ar­
contrastan con otras de sus obras rea­ quitectónicas. A partir de 1936 se in­
lizadas con el criterio de estilos aptos centivó la construcción de edificios en
para su clientela de altos ingresos. concreto reforzado; las viejas venta­
Como edificios notables de este pe­ nas y puertas de madera se reempla­
ríodo se pueden mencionar el Edificio zaron por las de hierro y los techos in­
García en Barranquilla (Manuel Ca- clinados en teja de barro dieron paso
rrerá, 1939) y el Hotel Tayrona en a las cubiertas planas. Las estructuras
Santa Marta (Ministerio de Obras, metálicas comenzaron a difundirse y
Fernández Ferro, 1945). En Medellín se construyeron algunas bastante in­
se destaca la fábrica de la Compañía teresantes (Talleres Municipales, Car­
Colombiana de Tabaco, proyecto de los Martínez). Para las instalaciones
John Sierra y realización de la firma de agua, electricidad y teléfono se em­
H. M. Rodríguez e Hijos, obra que plearon tuberías y cables adecuados,
sorprende por su simplicidad geomé­ hasta entonces poco utilizados. Los
trica y que contradice parcialmente la accesorios se renovaron y se desarro­
supuesta hegemonía bogotana en lló una nueva imagen arquitectónica,
asuntos de calidad de construcción. apreciada inicialmente por pocos y
Entre 1940 y 1950 se construyeron en que luego, gracias a la difusión pro­
el centro de Medellín muchos otros pagandística de sus ventajas, se con­
edificios de lenguaje moderno; el Ho­ virtió en la meta deseable para ciu­
tel Nutibara (Ingeniería y Construc­ dades y pueblos, para personas de al­
ciones, 1947) es un buen ejemplo de tos ingresos, medios y bajos.
esta tendencia, que condujo a moder­
nizar esta ciudad con mayor rapidez 1950-1970. Crisis urbana
que otras, inclusive Bogotá. En Ma- y desarrollo de la arquitectura
nizales se construyó en 1949 la Escuela profesional en Colombia
de Bellas Artes (José M. Gómez Me-
jía), también en el lenguaje moderno El crecimiento de la población urbana
de la época. del país entre 1951 y 1973, año del úl­
El arquitecto Carlos Martínez de­ timo Censo Nacional de Población,
sarrolló entre 1930 y 1950 varias obras fue considerable. La gran mayoría de
importantes en Bogotá: los Talleres las ciudades triplicaron su población,
Municipales (1935), la escuela y el Bogotá la cuadruplicó. La población
mercado de La Concordia (1935), el migrante de las zonas rurales a las ciu­
Teatro Infantil y la Biblioteca del Par­ dades afectada por la violencia política
Capítulo 7 199

formó una enorme masa marginal que la fundación de nuevas facultades de


se alojó en inquilinatos, barrios pira­ arquitectura, mostraron inicialmente
tas e invasiones, iniciando el proceso mucho interés por proponer nuevas
aún en marcha de pauperización de la formas de aproximarse al problema de
vivienda y del espacio urbano y la ex­ la vivienda para ingresos medios y ba­
pansión de las áreas de vivienda sub­ jos. En la vivienda de bajo costo se
normal. El aumento de las urbaniza­ apreció desde entonces una cierta pa­
ciones piratas ha sido apreciable y se­ rálisis del talento profesional, educado
ñala la incapacidad de las entidades tal vez dentro de un excesivo temor
públicas y de la empresa privada cor- hacia la pobreza. Entre 1960 y 1970,
porada para responder a la demanda cuando la escala de los problemas au­
masiva de vivienda de la creciente po­ mentó, las soluciones profesionales
blación urbana. disminuyeron gradualmente en apor­
En el documento titulado «Ensayos tes e interés y la atención pareció ci­
sobre planeación», del economista frarse en la vivienda de mayores cos­
Lauchlin Currie, apareció en 1936 una tos, en contraste con la intención gu­
propuesta titulada «Operación Co­ bernamental.
lombia», subtitulada «Un programa Entre los proyectos de vivienda ur­
nacional de desarrollo económico y bana construidos para sectores de in­
social». Éste fue el primer esbozo de­ gresos medios entre 1950 y 1960 se
finido de una orientación económica destacan los promovidos por el BCH.
que pretendía convertir la construc­ En Bogotá se realizaron los barrios
ción en un factor de desarrollo social. Quinta Mutis, Veraguas y Polo Club,
En la propuesta se consideró de capi­ en los que intervinieron algunos de los
tal importancia concentrar esfuerzos arquitectos más destacados de la se­
en programas masivos de construcción gunda gran generación de egresados
de viviendas de bajo costo y de servi­ de las facultades de arquitectura; Gui­
cios públicos en ciudades con perspec­ llermo Bermúdez, Manuel Carrizosa,
tivas de oferta de un alto nivel de em­ Dicken Castro, Hans Drews, Fernan­
pleos permanentes adicionales. do Martínez, Eduardo Pombo, Arturo
Estas políticas adoptadas por el go­ Robledo y Germán Samper. Ellos y
bierno del doctor Carlos Lleras Res­ otros arquitectos proyectaron también
trepo (1966-1970) contribuyeron a barrios en Barranquilla, Bucaraman-
convertir al BCH en un eslabón muy ga, Cali, Cúcuta, Medellín y Pereira,
importante en el financiamiento de la en los que se logró un buen nivel de
construcción de viviendas y a las de­ calidad ambiental, urbanística y ar­
más instituciones nacionales y locales quitectónica. En el campo de la vi­
en ejecutoras de nuevos y más ambi­ vienda de bajo costo los proyectos rea­
ciosos planes de vivienda masiva. El lizados fueron en general poco ade­
BCH tuvo durante estos cuatro años la cuados, pero al menos contaron con
política explícita de diversificar sus esquemas urbanísticos generosos y lo­
préstamos entre un gran número de tes individuales de amplias dimensio­
constructores y de esta manera se dio nes que, al pasar el tiempo, han per­
impulso excepcional al ejercicio de la mitido densificar los barrios y multi­
arquitectura y de la construcción. plicar las viviendas inicialmente cons­
Dadas las condiciones del clima so­ truidas. Un experimento interesante a
cial y económico del país en el lapso muy pequeña escala fue el barrio La
de 1950 a 1970, es evidente que exis­ Fragua en Bogotá, proyectado por el
tieron dos fenómenos de magnitud ex­ arquitecto Germán Samper y desarro­
cepcional: el crecimiento urbano y la llado por acción comunal y autocons­
demanda de vivienda para la pobla­ trucción, entre 1959 y 1960. El interés
ción de ingresos más bajos. Los ar­ de este proyecto radicó más en las for­
quitectos profesionales, quienes fue­ mas de organización comunitaria y en
ron cada vez más numerosos gracias a el sistema de realización de las vivien-
200 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

das que en el diseño mismo, que, sin Cía. De la primera sobresalen los edi­
embargo, fue superior a los prototipos ficios para Seguros Bolívar (1956),
convencionales del momento. Acción Cultural Popular (1957) y Eco-
La gran cantidad de nuevos edificios petrol (1957-1960), acreedor éste del
urbanos construida entre 1950 y 1960 Primer Premio Nacional de Arquitec­
respondió a la expansión de la indus­ tura en 1962. De la segunda firma
tria y del comercio en el país. Se apre­ cabe destacar el edificio para la Com­
cian con bastante claridad en estos pañía Nacional de Seguros en el Par­
edificios la búsqueda de un lenguaje que Santander (1957-59).
moderno y los ensayos técnicos nece­ Como obra especial debe mencio­
sarios para lograrlo, en un medio en el narse el edificio del Banco de Bogotá,
Edificio del Banco que la construcción común se encon­ con planos de la firma estadinense
Industrial traba en situación tradicional. Como Skidmore Owings and Merrill, ajus­
Colombiano, Cali, ensayos formales y técnicos son de es­
construido por tados por los arquitectos Pablo Lan-
Borrero, Zamorano pecial interés los edificios construidos zetta Pinzón y Reinaldo Valencia.
y Giovanelli, en Bogotá por las firmas Cuéllar, Se­ Este edificio fue considerado, en su
1959-1960. rrano Gómez y Obregón Valenzuela y momento, de diseño bastante avan­
zado, y sus semejanzas con el edificio
Lever construido en Nueva York en
1951 por la misma firma le colocaron
en un lugar de cierta importancia a ni­
vel internacional. El edificio para el
Servicio Nacional de Aprendizaje
Sena, construido en Bogotá entre 1959
y 1960, con diseño del arquitecto Ger­
mán Samper, marca una búsqueda
muy diferente, en la que la influencia
de las obras del arquitecto suizo Le
Corbusier se exalta de manera nota­
ble. El edificio para el diario El Tiem­
po, en Bogotá, obra del arquitecto ita­
liano Bruno Violi, contrasta con los
edificios hasta ahora mencionados por
su empleo de un lenguaje con tenden­
cias neoclásicas elaborado a la manera
del arquitecto francés Auguste Perret.
Entre los edificios construidos entre
1950 y 1960 fuera de la ciudad de Bo­
gotá se destacan el Banco Industrial
Colombiano y el Banco Cafetero (Bo-
rrero, Zamorano y Giovanelli, 1959­
60) y el National City Bank (Lago y
Sáenz, 1959-60) en Cali; el Banco de
Bogotá en Cartagena (Obregón Va-
lenzuela y Cía., 1956-58); el Banco de
la República en Barranquilla (Cuéllar,
Serrano Gómez, 1950); y en Medellín
los edificios de los bancos Central Hi­
potecario e Industrial Colombiano (H.
M. Rodríguez e Hijos).
Los edificios mencionados hasta
ahora corresponden en su gran ma­
yoría a sedes bancarias importantes
Entre 1950 y 1960 se construyeron
Capítulo 7 201

también los edificios nuevos para fun­


ciones industriales, de transporte y de
comercio. Merecen especial mención
el aeropuerto Eldorado en Bogotá
(Cuéllar, Serrano Gómez, 1958), pri­
mer aeropuerto moderno del país
cuyo espacio principal, audazmente
construido en concreto, se conserva
aún como un espacio memorable en la
arquitectura colombiana; el aeropuer­
to Olaya Herrera de Medellín (Elias
Zapata), que se caracterizó por el em­
pleo de bóvedas de concreto que le
otorgaron una apariencia muy espe­
cial. Los Laboratorios Abbot en Bo­
gotá (Esguerra Sáenz Urdaneta Suá-
rez y Germán Samper, 1959-61), la fá­
brica Squibb (Jorge Arango y Fernan­
do Murtra, 1955) y la fábrica Gillette
en Cali, las fábricas Clark's (Francisco
Pizano de Brigard, 1953), Phillips Co­ La vivienda individual para familias
lombiana (Pizano Pradilla y Caro Sede de los
de altos ingresos fue un campo muy Laboratorios Squibb,
Ltda. 1957) y los talleres para la especial de la arquitectura colombiana de Cali, de Jorge
Volkswagen (Bruno Violi, 1955) en desde los años cincuenta. A nivel in­ Arango y Fernando
Bogotá, configuran un excelente con­ ternacional se había creado ya una es­ Murtra, 1955,
junto de ejemplos de arquitectura pecie de acuerdo en el que los arqui­ un buen ejemplo
para las actividades industriales. de calidad
tectos dedicaban especial interés a es­ arquitectónica
La arquitectura para la educación tas viviendas, en las que se podían di­ al servicio de
construida entre 1950-60 incluyó co­ señar detalles con especificaciones ex­ actividades
legios, escuelas, facultades universi­ quisitas y refinadas. La casa individual industriales.
tarias y bibliotecas. En Bogotá se de clase alta era ya el símbolo de la
construyeron el Colegio del Rosario mejor arquitectura, a pesar de que los
(Cuéllar, Serrano Gómez, 1954-1959) ejemplos construidos fuera y dentro
y el edificio para los cursos prepara­ del país no siempre fuesen excelentes.
torios de la Universidad Nacional, hoy Entre 1950 y 1960 se impuso en Bo­
Facultad de Odontología (Cuéllar, Se­ gotá la moda de las casas de un solo
rrano Gómez, 1952). El edificio para piso, con amplio jardín posterior, vi­
el Centro Interamericano de Vivien­ vienda que reemplazó las viejas caso­
da, Cinva, de Herbert Ritter y Eduar­ nas de dos o tres pisos de la década
do Mejía, también en la Universidad anterior. La casa de Rafael Obregón
Nacional (1952) es ejemplo de arqui­ en Bogotá (1955), en la que se asimi­
tectura educativa. El Liceo Bolívar en laron influencias de la arquitectura
Cartagena, de Arturo Robledo y Hans moderna norteamericana y japonesa
Drews (1959) fue un proyecto de con­ del momento, generó una tendencia
en la arquitectura residencial bogota­
cepción novedosa, por cuanto trajo al na. Barrios como El Chicó en Bogotá,
país la idea de campus estudiantil para desarrollados en este lapso, marcaron
un colegio de bachillerato. Dentro de otra etapa en la migración de la po­
esta misma idea se construyó el cole­ blación de alto ingreso hacia la peri­
gio Nueva Granada en Bogotá (G. feria de la ciudad, fenómeno que se
Bermúdez y E. Arango) y se proyectó presentó posteriormente en otras ciu­
el Emilio Cifuentes de F. Martínez y dades del país.
G. Avendaño, (1959), proyecto de
concurso que suscitó interés y contro­ Existían en 1960 diez facultades de
versia por su nuevo lenguaje. arquitectura en todo el país, cantidad
202 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

que sobrepasaba la de otras discipli­ Los proyectos masivos de vivienda


nas, medicina por ejemplo. El número entre 1960 y 1970 fueron ya de escala
de entidades públicas que abrieron gigantesca y causantes de un impacto
oficinas de planeación, arquitectura y urbano sin precedentes. Ciudad Techo
construcción había crecido también en ó Ciudad Kennedy en Bogotá, planea­
forma notable lo mismo que las firmas da con la expectativa de alojar 80.000
privadas y las oficinas individuales de­ personas en su primera fase, probó ser
dicadas al diseño y a la construcción. un desatino urbanístico y arquitectó­
Este crecimiento gremial fue acom­ nico que por fuerza de las circunstan­
pañado por una estratificación profe­ cias se convirtió en ciudad, cambiando
sional surgida de las diferencias en la el curso del desarrollo urbano de Bo­
calidad de la formación profesional, gotá. Otros proyectos posteriores en
en la procedencia social de los arqui­ la misma ciudad, Timiza por ejemplo,
tectos y en la ubicación de los mismos fueron propuestos como muestra de
en las empresas privadas o en las en­ otra actitud ante el problema de la vi­
tidades públicas. El espíritu empren­ vienda de bajo costo en la que pri­
dedor y en cierto modo mesiánico de maron consideraciones de orden ur­
la primera época de la arquitectura bano y arquitectónico, sin llegar a
moderna se sustituyó por una actitud constituirse en solución efectiva.
de carácter elitista y el desarrollo del La labor del BCH en esta década
individualismo profesional en el estra­ continuó dentro de la línea de calidad
to más exclusivo del gremio y por ac­ ya establecida, con la construcción de
titudes burocratizadas y comercializa­ barrios como los de Niza y Córdoba y
das en otros estratos. La ruptura de la en conjuntos de apartamentos tales
unidad profesional se reflejó en la di­ como El Polo (G. Bermúdez y R. Sal-
versificación de lenguajes y en una mona, 1959-60) y Calle 26 (A. Roble­
gradual estratificación social de la ca­ do y R. Velásquez, 1962) en Bogotá.
lidad de la arquitectura, con un decre­ El BCH, al término de esta década,
mento considerable en aspectos con­ construyó una obra excepcional, en
ceptuales, formales y técnicos de una términos urbanos y arquitectónicos: el
buena parte de la producción. conjunto de «Residencias El Parque»
Para 1960 la arquitectura popular en Bogotá (R. Salmona, 1970). Esta
del país también había cambiado en ha sido una de las obras más influyen­
forma apreciable, como consecuencia tes en la historia reciente de la arqui­
de las nuevas formas de asentamiento tectura profesional colombiana por
urbano de la población y de la asimi­ sus cualidades de implantación urbana
lación de las nuevas técnicas de cons­ y por el manejo de formas y materiales
trucción. La arquitectura tradicional y se ha convertido en una referencia
quedó relegada a los pueblos y a las internacional obligatoria.
áreas rurales de regiones cuya raigam­ En la década de los años sesenta se
bre cultural se mantuvo relativamente producen varios fenómenos significa­
estable frente a los avances de la in­ tivos dentro del marco de la arquitec­
fluencia urbana. En las ciudades la tura profesional colombiana. El pri­
nueva arquitectura popular se desa­ mero de ellos es la aparición y difusión
rrolló en condiciones muy distintas a del rascacielos o torre como símbolo
las de la arquitectura tradicional, con del progreso de las empresas privadas
premura y bajo presiones muy fuertes y, más importante aun, como usufruc­
de índole social, económica e institu­ to comercial del espacio urbano. El
cional. Los barrios y las viviendas ina­ concurso para la sede de la empresa
cabadas se establecieron como los Avianca en Bogotá, efectuado en
asentamientos típicos de la población 1963, fue el iniciador de este fenó­
pobre; el empleo del ladrillo y del con­ meno. Las bases del concurso estable­
creto se incorporó definitivamente en cieron una altura máxima de 21 pisos,
la construcción popular urbana. a la que se ciñeron todos los concur­
Capítulo 7 203

santes menos el ganador, quien pro­


puso una torre de 40 pisos, con el ar­
gumento de la importancia del nuevo
símbolo urbano sobre el tejido circun­
dante. (Esguerra Sáenz Urdaneta Suá-
rez y G. Samper, 1963-70). Además
del desacierto en el fallo del jurado, la
endeblez de la Oficina de Planeación
de Bogotá aceptó esa propuesta que
rompía las normas existentes y abrió la
brecha a la realización de una serie de
edificios cada vez más altos. El ejem­
plo de Bogotá fue seguido en Medellín
en el concurso del edificio Coltejer,
ganado por la misma firma en 1968,
ocasionando el mismo efecto sobre la
ciudad. En Cali, el edificio del Banco
Ganadero sentó el precedente, que
afortunadamente no fue seguido de in­ del Tominé. Los arquitectos encarga­ Unidad residencial
mediato. Para 1970 el edificio en al­ dos de este proyecto dieron rienda Calle 26, de Bogotá,
tura estaba en su apogeo, con efectos suelta a una imaginación que combinó diseñada por los
urbanos francamente indeseables. ideas del planeamiento moderno y una arquitectos
Robledo y Velásquez
Un segundo fenómeno propio de los expresión arquitectónica con más ele­ para el Banco
años sesenta se conoce con el nombre mentos de Hollywood que de la ar­ Central Hipotecario,
de «guatavitismo» y se refiere al efecto quitectura tradicional de la Sabana de en 1962.
de la construcción de la nueva pobla­ Bogotá. En esta población se constru­
ción de Guatavita, cerca a Bogotá, yeron una serie de edificios extraños
para trasladar los habitantes de un vie­ pero llamativos, como un muestrario
jo poblado colonial que debía ser de formas y materiales que en nada se
inundado por las aguas de la represa refirieron al discreto trazado y la apa­

La vieja plaza de
toros de Santamaría
con el conjunto
residencial
Torres del Parque
al fondo, una de las
obras más elogiadas
del arquitecto
Rogelio Salmona;
Bogotá, 1970.
204 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

cible arquitectura de la vieja pobla­ Avendaño, 1961), en el que se trabajó


ción. Aquí se dio el problema del cam­ concienzudamente el problema del cli­
bio de contexto de los habitantes, ma, usualmente olvidado en otros
quienes pasaron de sus amplios pre­ ejemplos. En Cali se construyó la Pla­
dios y casas tradicionales a unos pe­ za de Toros de Cañaveralejo (Cama-
queños lotes con casas compactas, cho y Guerrero y Guillermo González
fragmentadas en niveles y sin ninguna Zuleta, 1958-62), audaz estructura en
privacidad. Este proyecto causó otros concreto que todavía se aprecia como
muchos desajustes por la falta de co­ un edificio original y adecuado a su fi­
nocimiento sobre la vida aldeana. Y nalidad. En la misma ciudad se desa­
sin embargo, para los visitantes el pue­ rrolló y construyó el campus de la Uni­
blo se convirtió en lugar de atracción versidad del Valle, obra de conjunto
y de admiración. El «estilo guatavita» que reunió a muchos de los arquitec­
se difundió primero en Bogotá y luego tos influyentes en el país bajo la coor­
en todo el país, como símbolo de las dinación del arquitecto Jaime Cruz.
aspiraciones de la población media y En este proyecto se siguió demasiado
de los nuevos ricos entonces en vías de fielmente la idea de campus universi­
surgimiento. tario de la arquitectura moderna con
Entre 1960 y 1970 se construyeron su dispersión de edificios y su intrin­
en Bogotá obras importantes a nivel cado sistema vial. Las construcciones
institucional. La Facultad de Enfer­ (1968) para los Juegos Panamericanos
mería de la Universidad Javeriana dotaron a Cali de instalaciones depor­
(Aníbal Moreno, 1966), la Facultad de tivas y de obras de paisajismo que hoy
Economía (G. Bermúdez y F. Martí­ en día subsisten como aportes a la vida
nez, 1960-61) y la Facultad de Socio­ urbana de la ciudad.
logía (R. Valencia, 1964) de la Uni­ En la ciudad de Medellín no se rea­
versidad Nacional son muestras inte­ lizaron muchas obras afortunadas en
resantes de la arquitectura universita­ este período, dado que sus grandes
ria de la década. El edificio para la proyectos se orientaron más hacia las
Flota Mercante Grancolombiana, edificaciones en altura y la arquitec­
obra póstuma del arquitecto Hans tura general de la década fue predo­
Drews Arango realizada por Cuéllar, minantemente pragmática. Sin embar­
Serrano Gómez, marcó un hito en la go, una nueva generación de arquitec­
construcción en concreto en Bogotá, tos egresados de las universidades Na­
con sus grandes voladizos de 9 metros cional y Bolivariana en esa ciudad ini­
que permitieron un espacio libre en el ció sus labores hacia 1965 y condujo
primer piso. Este planteamiento ha gradualmente la arquitectura antio-
debido tomarse como pauta a seguir queña hacia búsquedas y realizaciones
por las construcciones vecinas, pero, que comenzaron a dar resultados a fi­
lamentablemente, la intención no tras­ nales de la década siguiente como una
cendió posteriormente. El proyecto alternativa regional tanto o más inte­
para la remodelación de la Plaza de resante que lo acontecido en Bogotá.
Bolívar (G. Avendaño y F. Martínez), En las obras profesionales realiza­
realizado entre 1960 y 1962, dio como das entre 1960 y 1970 se percibe una
resultado una acertada caracterización indiferencia hacia la situación urbana
de plaza cívica y complementó de ma­ que para entonces ya había alcanzado
nera discreta el espíritu de las edifi­ niveles de complejidad y deterioro
caciones circundantes. Este ejemplo alarmantes. Esta indiferencia se apre­
fue copiado en otros sitios del país, no cia en las actitudes adoptadas frente al
siempre con el mismo acierto. problema de la vivienda para sectores
Entre las obras construidas fuera de pobres: la actitud puramente prag­
Bogotá entre 1960 y 1970 cabe desta­ mática y cuantitativa tendiente a re­
car el edificio para la Caja de Crédito ducir especificaciones urbanas y ar­
Agrario en Barranquilla (Martínez y quitectónicas y la intención esteticista
Capítulo 7 205

de crear espacios y formas irregulares «Corporaciones de Ahorro y Présta­


e interesantes sin tomar en cuenta li­ mo», la construcción de viviendas y de
mitaciones económicas. La primera edificios comerciales. La corrección
actitud, que fue la predominante, oca­ monetaria al ritmo de la devaluación,
sionó desastres urbanísticos y sociales, añadida a los intereses corrientes del
y la segunda intención desvió la aten­ dinero, creó un incentivo para el aho­
ción de la discusión hacia las formas rrador. Las corporaciones, empresas
físicas sin permitir identificar un cam­ privadas, se expandieron notablemen­
po de acción más relacionado con la te y se convirtieron en grandes mo­
situación de los grupos populares del nopolios financieros que, a través de
país. Los intentos por atender reque­ empresas urbanizadoras y constructo­
rimientos de vivienda dieron espacio ras creadas como subsidiarias o saté­
pero no constituyeron ni ciudad ni há­ lites, adquirieron grandes porciones
bitat cultural. de tierra urbana y desarrollaron pro­
La arquitectura popular urbana yectos de muy alta rentabilidad eco­
continuó entonces un curso acciden­ nómica, usualmente de muy baja ca­
tado, afectado cada vez más por las lidad urbana y arquitectónica.
normas urbanas que fueron adopta­ De esta forma el control financiero
das incluso por urbanizaciones piratas del desarrollo urbano y de la cons­
como pauta de tamaño de predios y de trucción pasó de manos del Estado a
vías, mas no como pauta de legalidad. manos de la empresa privada, la que
Se redujo cada vez más el tamaño de ha determinado la pauta de cantidad y
predios y de vías encogiendo así el es­ precio de la vivienda y en general de
pacio habitable para la gran cantidad la construcción en el país y ha contri­
de pobladores de bajos recursos. La buido a la considerable reducción de
década de los sesenta terminó enton­ las especificaciones de la vivienda y de
ces en el punto crucial de desintegra­ la ciudad, sacrificando calidad y ha-
ción de las ciudades por efecto de una bitalidad en aras de las considerables
comercialización creciente del espacio ganancias de financiadores y de cons­
urbano y por una pauperización es­ tructores. De este proceso emergió
pacial correspondiente de sus más am­ una nueva ciudad colombiana, la ciu­
plios sectores de población. dad upaquizada, rodeada con cintu­
rones de barrios de considerable mag­
1970-1986. La era nitud y suburbios extensos, con vivien­
das que por la reducción de su tamaño
de la arquitectura comercial ahora llegan a límites francamente in­
verosímiles, a la par que sus costos so­
El comienzo de la década de los se­ brepasan también las posibilidades
tenta y el cambio de un régimen libe­ reales de la población.
ral a uno conservador fueron puntos
de cambio en la orientación del país Si lo anterior ha sucedido en el cam­
hacia un modelo de desarrollo basado po de la vivienda media, anteriormen­
con más fuerza en la economía de con­ te destacada por la calidad de la ofer­
sumo y en la concentración monopo- ta, los efectos de este fenómeno sobre
lística del dinero. En el campo del de­ la vivienda de bajo costo han sido aun
sarrollo urbano y de construcción esto más delicados. Desde 1971 se oficia­
se manifestó en la transformación de lizaron unas «normas mínimas de ur­
los sistemas financieros, mediante la banización, servicios públicos y servi­
implantación del sistema llamado de cios comunitarios» preparadas para el
«Unidades de Poder Adquisitivo Instituto de Crédito Territorial por un
Constante» o Upacs, como se conocen grupo de consultores privados. En es­
comúnmente. Este sistema es una va­ tas normas se consagró la reducción de
riación del sistema de captación en especificaciones como estrategia para
forma masiva, del ahorro individual reducir costos en los proyectos oficia­
para financiar, esta vez a través de les de vivienda. La reducción, adop-
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
206

Unidad residencial
Carlos E. Restrepo,
IV Etapa, Medellín,
de la firma de
arquitectos L. y L.H.
Forero Limitada
(1978-1982), una
buena muestra del
interés de la
arquitectura
colombiana por
soluciones de
vivienda
multifamiliar.

tada inmediatamente por las entidades años es hetereogénea y de múltiples


públicas, condujo a proyectos de un expresiones. En el campo de la vivien­
grado de precariedad hasta entonces da los ejemplos más notables de este
desconocido y posteriormente acen­ período se localizan, al igual que en la
tuado todavía más. etapa precedente, en casas individua­
El efecto del «Upac» en la arquitec­ les aisladas y en algunos proyectos de
tura profesional colombiana ha sido conjunto. En Medellín se encuentran
definitivo, por cuanto alteró substan­ como ejemplos destacados en este úl­
cialmente la estructura del mercado timo campo la Etapa IV del conjunto
del trabajo y alteró también las reglas Carlos E. Restrepo y la Ciudad San
de juego profesional por el ingreso de Diego (L. y L. H. Forero, Arquitectos
grandes capitales y enormes ganancias Ltda. y otros, 1978-1982) y la Tercera
en un trabajo que hasta entonces ha­ Etapa de la Nueva Villa de Aburrá
bía medrado en escala relativamente (Nagui Sabet y Asociados, 1979­
menor. Las reglas de la competencia 1982), obras de acentuado carácter ur­
cambiaron en forma análoga, rom­ bano que contrasta con el carácter ha­
piéndose unos códigos de ética que, si bitual de ciudad-jardín dado a este
bien eran endebles y habían sostenido tipo de proyectos en épocas anterio­
un trato bastante equitativo, fueron res. En.Bogotá se construyeron los
insuficientes para manejar la avalan­ conjuntos La Esmeralda y Manuel
cha de la construcción masificada que Mejía (Álvaro Botero y L. E. Reyes,
se desató con las medidas financieras 1976-1978) y La Primavera (Alfonso
de 1970-80. El descenso reciente en la García Galvis, 1972), de apartamentos
actividad constructora y el desempleo de costo medio y bajo, también con
profesional actual muestran las con­ carácter definitivamente urbano.
diciones artificiales del auge preceden­ La modalidad de conjuntos cerra­
te y la falta de sensatez en la distri­ dos de vivienda unifamiliares fue ori­
bución de los recursos financieros y en ginada en Bogotá y fue especialmente
el manejo de la oferta y la demanda destacada en la obra de la firma Rue­
del trabajo profesional. da Gómez y Morales, a comienzos de
La producción arquitectónica co­ la década de los años sesenta. Esta
lombiana en los últimos diecisiete modalidad se difundió posteriormente
Capítulo 7 207

en otras ciudades del país y se aplicó


también a viviendas bifamiliares y
multifamiliares. El resultado en ge­
neral es heterogéneo e incluye proyec­
tos de diversa calidad arquitectónica y
dudosa calidad urbana, dadas las in­
tenciones explícitas de aislamiento del
entorno circundante y el cobro del
costo de ese privilegio. Ejemplos so­
bresalientes de esta tendencia son los
conjuntos El Bosque y Santa Teresa
(Rueda G. y Morales, 1972-1975), Polo
del Country (Urbs Ltda., 1980), La Ca­
lleja (Campuzano, Herrera y Londoño,
1979) y Los Sauces (A. García Galvis,
1982) en Bogotá. En Medellín los con­
juntos de Quebradahonda (Nagui Sabet
y Asociados, Arquitectos Ltda., Arbo­
leda y Cía., 1980), y Villa Concha (Ar­ se extendieron por todo el país. La re­ Conjuntos cerrados
quitectos Ltda. 1980) son igualmente ducción de los predios, la eliminación de vivienda
representativos. de vías vehiculares, la modalidad de la unifamiliar:
construcción a partir de un cuarto ini­ Quebradahonda,
La acción del Estado en el campo de en Medellín, 1980,
la vivienda de bajo costo ha sufrido un cial, y la autoconstrucción sin asisten­ de las firmas
deterioro considerable en los últimos cia técnica han contribuido a producir Nagui Sabet
dieciséis años. Después de instauradas barrios predeteriorados sin posibili­ Arquitectos ltda.
las normas mínimas, se construyeron dades de mejoramiento. Esta tenden­ y Arboleda y Cía.
los primeros barrios en Bogotá: La cia aumentó todavía más con la polí­
Manuelita (CVP, 1972) y Garcés Na­ tica reciente de producción masiva de
vas (ICT, 1972). Proyectos semejantes vivienda de bajo costo que, con el

Unidad residencial
Villa Concha,
Arquitectos Ltda.,
Medellín, 1980.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
208

Centro de Convenciones
de Cartagena,
Esguerra Sáenz y
Samper, 1979-1982,
uno de los edificios
más opulentos
construidos en una
época de auge de
negocios ilícitos,
de monopolios
financieros y de afán de
ostentación
del propio Estado.

lema de «vivienda sin cuota inicial» y citos, la riqueza producida por los mo­
con normas aun más mínimas, pro­ nopolios financieros y el afán de os­
ducen actualmente barrios en los que tentación del mismo Estado dejaron
la calidad urbana y arquitectónica se ejemplos de especificaciones, tamaños
ha reducido por debajo de los límites y costos considerables. El Centro de
de lo aceptable. Convenciones de Cartagena (Esguerra
Por contraste, entre 1970 y 1980 se Sáenz y Samper, 1979-1982) es el más
construyeron en el país algunos de los representativo de los edificios resul­
edificios más opulentos en la historia tantes de esta pretenciosa visión del
nacional. El auge de los negocios ilí­ trabajo profesional, con una presencia
urbanística y arquitectónica ingrata
para la ciudad histórica. Los centros
Centro comercial comerciales Unicentro (Pizano Pradi-
Villanueva, 11a y Caro, 1974) y el Granahorrar (Luis
de Medellin, Raúl Rodríguez y Asociados, 1980) en
meritoria labor
de readaptación Bogotá son ejemplos de la traducción al
a nueva finalidad lenguaje nacional de modelos nortea­
arquitectónica mericanos de centros comerciales, con
del antiguo una negación rotunda hacia la ciudad y
edificio del con el uso de materiales vistosos y de
Seminario Conciliar,
efectuada por exagerada ostentación.
L.H. Forero Contrastan con estos ejemplos las
y Arquitectos, Ltda.
labores de recuperación del entorno
urbano y de sus edificios que se han
efectuado en el país en los últimos
años. El centro comercial Villanueva
de Medellin (L. H. Forero y Arqui­
tectos Ltda., 1982) se instaló en el edi­
ficio del antiguo Seminario Conciliar
de la ciudad, gracias a una tarea de re­
ciclaje meritoria en la que se trabaja­
ron discretamente los nuevos elemen­
tos necesarios para el desarrollo co­
Capítulo 7 209

mercial sin destruir el edificio y dando


a sus visitantes la grata presencia del
pasado. Como otra modalidad de re­
ciclaje se construyó también en Me-
dellín el centro comercial Almacentro,
para el que se utilizaron estructuras de
bodegas industriales (L. y L. H. Fo­
rero y Condiseño, 1983).
La restauración de construcciones
antiguas ha tenido un incremento no­
table en el país en los últimos años y
existen trabajos de calidad extraordi­
naria efectuados sobre estructuras co­
loniales, republicanas y del período
previo a la arquitectura moderna. En
Bogotá y sus alrededores se han efec­
tuado trabajos interesantes: la restau­
ración de la hacienda Cortés en Bo-
jacá (Enrique Triana U., 1972), la La década de los setenta y los años El Salitre,
casa de La Moneda (Germán Téllez, transcurridos de la época de los ochen­ de Bogotá,
1978), la iglesia de Santa Clara (Col- ta que han sido bastante importantes diseñado por los
cultura, 1984), la casa del Fondo Cul­ en el cambio general de actitudes y en­ arquitectos
tural Cafetero (G. Téllez, I. Díaz y E. Camacho y Guerrero,
foques de la arquitectura internacio­ 1972.
Moure, 1981), la casa de Liévano, hoy nal, han configurado en Colombia un
sede de Colcultura (A. Barrera, período de fuertes contrastes entre
1979), la Fábrica de Chocolates, hoy edificios muy especiales y de muchos
Rectoría de la Universidad de Los An­ valores y la gran producción masiva
des (J. L. Cerón y R. Gutiérrez, 1977) previamente descrita. En estos años se
y el Colegio de La Merced, hoy Bi­ han generado fenómenos diferentes
blioteca Pública Distrital (Rafael Gu­ en las distintas ciudades del país. En
tiérrez, 1983), entre muchos otros. En Bogotá, por ejemplo, se definió una
Tunja se efectuó el trabajo de restau­ «escuela de ladrillo», tomando como
ración del antiguo convento de San base una tendencia previamente dada
Agustín (Álvaro Barrera, 1980), con en forma espontánea por unos pocos
una original aproximación a la recons­ profesionales a comienzos de la déca­
trucción de un claustro semidestruido. da de los sesenta. La arquitectura bo­
En Cartagena, ciudad histórica por gotana del ladrillo ha cobrado impor­
excelencia, se han efectuado magnífi­ tancia a nivel internacional gracias a la
cos trabajos de restauración y, para­ difusión que ha recibido a través de
exposiciones y publicaciones. Buena
dójicamente, se demolió el Teatro He- parte de las obras construidas en la­
redia, para una reconstrucción que pa­ drillo en Bogotá son edificaciones de
rece que nunca ha de comenzar. En vivienda para la población de ingresos
Cali, Bucaramanga y Manizales se han medios y altos. A nivel de edificios de
efectuado también trabajos notables. interés público se encuentran algunos
Pero es sin duda la reconstrucción de ejemplos significativos: el coliseo cu­
la ciudad de Popayán la tarea más ar­ bierto El Salitre (Camacho Guerrero,
dua a la que se enfrentan los restau­ 1972), el edificio para el Icfes (Aníbal
radores colombianos, después del sis­ Moreno, 1971), el de la Universidad
mo de 1983. Esta tarea ha puesto en Santo Tomás (Enrique Triana, 1974) y
evidencia el desconcierto profesional el de la Universidad Distrital (Insti­
trente a la historia como ciudad, mien­ tuto de Desarrollo Urbano, 1984) son
tras que el manejo de las edificaciones ejemplos destacados de esta escala de
aisladas ha sido hasta el momento bas­ la arquitectura del ladrillo.
tante afortunado.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
210

En tanto se logra definir mejor las


escuelas regionales y se establecen
unos términos más claros de partici­
pación urbana de los profesionales, la
actividad del diseño y de la construc­
ción continúa en la tarea de dotar a las
ciudades de edificios indispensables
para su actividad y para asumir las
nuevas formas de comunicación y
transporte, propias de su crecimiento.
Cabe terminar este recuento de los úl­
timos años citando algunos de los edi­
ficios para el transporte y la adminis­
tración, construidos entre 1970 y 1986.
Los aeropuertos de Palmaseca en Cali
(Camacho y Guerrero, 1970), Ernesto
Cortisoz en Barranquilla (Aníbal Mo­
reno, 1981), y José María Córoba en
Medellín (CEI DARCO, TAMS,
1985) son los tres ejemplos más im­
portantes en su género y muestran di­
ferentes aproximaciones al problema
del tráfico aéreo y del clima. Los ter­
minales de transporte en Cali (Zor-
nosa y O'Byrne, 1974), de Bogotá
(Estrada, Bonilla y Gáfaro, 1984) y de
Medellín (Departamento de Diseño,
Terminal de Transportes, 1984) son
también una muestra de nuevas solu­
ciones a los problemas metropolitanos
del país. Como ejemplos no del todo
adecuados de centros administrativos
se encuentran el Centro Administra­
tivo Distrital de Bogotá (Cuéllar, Se­
rrano Gómez, 1972), el Centro Ad­
ministrativo Municipal de Cali (Es-
guerra Sáenz y Samper, 1978) y el
Nuevo aeropuerto En Medellín ha sucedido un fenó­ Centro Administrativo La Alpujarra
José María Córdoba, meno arquitectónico particular, el in­
Rionegro/Medellín,
cremento notable de realizaciones ar­ de Medellín, aún en desarrollo. En
1985, uno de los
quitectónicas de muy alta calidad que, ellos se intentó localizar en conjuntos
mejores ejemplos arquitectónicos homogéneos las de­
de arquitectura sin configurarse como escuela en el
aeroportuaria mismo sentido de la arquitectura bo­ pendencias, administrativas de las ciu­
más reciente gotana y dentro de una concepción dades, olvidando la importancia de los
en el país. bastante ecléctica, muestran respeto centros históricos existentes y de sus
por la ciudad y por el paisaje que aún edificios significativos.
subsiste en medio del acelerado cre­ En problemas de escala metropoli­
cimiento urbano del valle de Aburrá. tana cabe señalar la importancia del
Además de sus realizaciones, algunos proyecto para el Parque Simón Bolí­
arquitectos antioqueños han sido en var en Bogotá, primer parque a escala
los últimos años vehementes defenso­ metropolitana que se realiza en el
res del espacio urbano y han promo­ país. En las 57 hectáreas de tierra ur­
vido eventos en los que los problemas bana disponibles, un equipo interdis­
de la ciudad se discuten y se comentan ciplinario dirigido por el arquitecto
con mucho interés y participación. Arturo Robledo Ocampo ha diseñado
Capítulo 7
211

Base del Centro


Administrativo
Distrital
de Bogotá,
de Cuéllar
Serrano
Gómez, 1972.

un enclave de paisajismo y edificacio­ El cambio, si bien ha sido una rea­


nes para la recreación masiva que, al lidad, no ha sido completamente fa­
ser terminado en 1992, dotará a la ciu­ vorable. Si hace un siglo estaba apenas
dad de un espacio libre indispensable en formación una cultura urbana y
que compensará, en alguna medida, la ésta se enmarcaba dentro de los lími­
pérdida del paisaje de la Sabana de tes de las distintas regiones culturales
Bogotá causada por el crecimiento ur­ del país, el siglo transcurrido hasta
bano desmedido e incontrolado. Este ahora no ha ayudado a dar cuerpo a
parque sirve de comparación con esa cultura y sí ha contribuido a perder
aquellos parques de comienzos de si­ aquellos valores regionales que antes
glo que atendieron las necesidades de dieron identidad y capacidad propias a
una ciudad de escasos cien mil habi­ poblaciones enteras, ahora sujetas a
tantes y que en su momento fueron las leyes de un mercado inexorable.
equivalentes. Pero el país y su arquitectura han lle­
gado a un presente en el que el co­
Hacia el futuro nocimiento de problemas y de instru­
mentos para resolverlos ha aumentado
Cien años de arquitectura colombiana considerablemente, en relación con
constituyen un reflejo no siempre esa especie de limbo en el que el país
exacto del curso errático y en ocasio­ se sumergía hace un siglo.
nes indeciso de la vida del país. Los En la arquitectura profesional ha
cambios que se han producido en la existido mucho talento, pero ha fal­
arquitectura que hace un siglo era tra­ tado noción de pertenencia a los lu­
dicional y hoy en día es heterogénea, gares y a sus historias respectivas. La
son parte de un proceso cultural a lo enumeración de ejemplos incluidos en
largo del cual el país pasó de su ais­ este recuento no es completa pero sí
lamiento relativo de hace un siglo a su es suficiente para mostrar la alta cali­
vinculación en un panorama intercul­ dad alcanzada en una parte del trabajo
tural contemporáneo, no sólo como profesional. Esta capacidad de un po­
espectador y receptor, sino también tencial que puede dar impulso a las ac­
como protagonista. ciones que se orienten hacia el futuro,
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
212

siempre y cuando, obviamente, el país convertir la arquitectura colombiana


adopte un rumbo. La arquitectura po­ en un instrumento de recuperación del
pular, sus tradiciones y sus cambios espacio habitable para beneficio de la
forman esa otra parte esencial de la ar­ población y de la misma historia; es­
quitectura colombiana en la que se en­ pacio que pueda ofrecer un punto de
cuentran, al lado de considerables referencia no sólo para el presente
problemas, incontables soluciones que sino para el futuro. En este cambio el
esperan ser entendidas y debidamente proceso histórico del último siglo sirve
aprovechadas para transformarse en como un parámetro de referencia para
normas de planeación, en nuevos es­ entender cómo el país y sus circuns­
quemas de participación profesional y tancias han dado pasos atrás y adelan­
en múltiples posibilidades de hacer ar­ te y cómo, con el conocimiento y el
quitectura. entendimiento de su propia historia, la
Ahora, cuando se discuten a nivel arquitectura colombiana puede alcan­
internacional múltiples alternativas zar nuevos estados en los que servirá
para hacer de la arquitectura un ins­ para vivir colectiva e individualmente
trumento significativo en términos so­ los senderos que esa historia constan­
ciales y culturales, quizá sea posible temente habrá de construir.

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de Colombia, T. III. Bogotá, Colcultura, 1980.
Capítulo 8
213

Cien años de teatro en Colombia


Carlos José Reyes Posada largo del siglo XIX, pero a fines del si­
glo resultará inadecuado para una ciu­
dad que crece rápidamente y que re­
El edificio teatral quiere de un edificio teatral más acor­
de con su desarrollo y con el prestigio
a historia del teatro de los pue­ que tiene de ciudad culta.
L blos tiene una estrecha relación
con los edificios en los cuales se llevan
Precisamente a los cien años de ser
levantado el primer teatro, durante la
a cabo las representaciones, pues es presidencia de Rafael Núñez, en tiem­
precisamente en estos espacios donde pos de la Regeneración, sobre las rui­
se produce la relación del actor con su nas del primer coliseo se levantará el
público, fundamento de la existencia Teatro Colón de Bogotá, como un ho­ Figurines de
misma del arte dramático. menaje al IV centenario del descubri­ Enrique Grau para
En la capital colombiana, el edificio miento de América, razón por la cual "El rey Lear'',
que dará lugar a una actividad conti­ se le bautizará con el nombre del gran de Shakespeare,
montaje del
nua y coherente será construido en almirante de la mar océana. Teatro Libre de
tiempos de la Ilustración, a fines del Para la construcción del nuevo edi­ Bogotá, 1979.
siglo XVIII, coincidiendo con la con­ ficio, se acude a los servicios del mis­
memoración del III centenario del mo grupo de arquitectos y decorado­
descubrimiento de América. Será le­ res que por la misma época trabajan
vantado en 1792, pese a la desapro­ en la terminación de la obra del Ca­
bación del arzobispo de Santafé, Bal- pitolio Nacional, iniciada en tiempos
tazar Martínez Campañón, por el co­ del general Mosquera. El proyecto del
merciante Tomás Ramírez, y adquiri­ arquitecto Pietro Cantini era edificar
do, alrededor de 1840, por don Bruno un gran teatro en la carrera 8.a, a un
Maldonado, por lo cual, a partir de costado del Observatorio Astronómi­
esta fecha recibirá el nombre de «Tea­ co, muy cerca del sitio donde, por los
tro Maldonado». mismos años, se construye el Teatro
En este edificio tendrá lugar la ma­ Municipal; pero por razones de pre­
yor parte de la actividad teatral de los supuesto, en los tiempos austeros del
últimos años de la Colonia, la Inde­ doctor Núñez se resolvió expropiar el
pendencia y la República, a todo lo caserón semiderruido del antiguo Tea-
214 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Cartel para la delabros provistos con velas de sebo,


Junción de teatro con el riesgo de que cayeran residuos
de la pieza de esperma derretida sobre los espec­
"El trapero de
Madrid", dedicada
tadores, como cuenta en sus Reminis­
a los artesanos de
QriiUiata j faolv<<
cencias Cordovez Moure. La nueva
Para el Juévea 26 de Peórcro.j
Bogotá y a beneficio iluminación fue un acontecimiento no­
del gracioso de la i inmcu ni tuciut u u turuu luutui esu.. table y uno de los más visibles regis­
compañía española
de Mariano Ruiz.
MARIANO RUIZ, tros del progreso en la capital, por
La función comenzó
nawriMttiMtyiMftqitf FffiúMWta wmm cuanto el alumbrado se hizo «median­
con una obertura Artesanos de Bogotá. te el sistema eléctrico incandescente»
a gran orquesta, bajo la dirección del electricista señor
dirigida por José José Vergnam, para lo cual se hizo ve­
María Ponce de León nir de Italia todo un tren de motores
e incluyó la de vapor, dínamos, conmutadores,
elevación de un
globo a la puerta máquinas, etc., todo de superior cali­
del teatro y la dad, como señala don Nicolás Ortiz en
rifa de un novillo su libro Provincia de Bogotá.
que fue exhibido
en la entrada.
El 12 de octubre de 1892 se llevó a
Los precios cabo una velada literaria, con la asis­
oscilaban entre tencia del Congreso, para la inaugu­
5 fuertes y ración del teatro, ya bautizado con el
50 centavos. nombre de Colón. A ella asistieron di­
Fue el jueves 26
de febrero de 1880.
versas personalidades de renombre en
los campos de las letras y la política,
como el poeta Rafael Pombo y el es­
critor José Joaquín Casas, fundador
años más tarde del Boletín de Historia
y Antigüedades.
En un comienzo, el Teatro Colón
realiza, simultáneamente, reuniones
de carácter político y social, compar­
tiéndolas con actividades escénicas y
literarias, veladas musicales y presen­
taciones de grandes óperas, actividad
que no resulta extraña a las caracte­
rísticas de un edificio como el Colón.
En cambio, la dramaturgia nacional
tro Maldonado, para levantar sobre sólo aparece esporádicamente en el
sus escombros el nuevo teatro, propie­ escenario del Teatro Colón, teniendo
dad de la nación. El 14 de septiembre que esperar las escasas y breves tem­
de 1885 fue dictado el decreto de ex­ poradas que le dejan las compañías vi­
propiación, firmado por el propio pre­ sitantes de ópera y zarzuela, así como
sidente Rafael Núñez y por su minis­ las de comedias y saínetes españoles,
tro de Fomento, don Julio E. Pérez. argentinos y mexicanos, que se des­
El viejo coliseo fue demolido y sobre plazan por los principales teatros del
sus cimientos comenzó a levantarse el continente. En algunas ocasiones, lle­
nuevo Teatro Nacional. gan figuras importantes del teatro en
Una de las grandes novedades que el mundo, como doña María Guerrero
trajo consigo la construcción del nue­ y don Fernando Díaz de Mendoza, Ri­
vo coliseo fue la iluminación, pues cardo Calvo, Margarita Xirgu o Néli-
hasta el momento, como era costum­ da Quiroga, nombres que el público
bre en los teatros «a la italiana» desde bogotano recordará durante mucho
el siglo XVIII, sólo era posible «alum­ tiempo, pero a la vez aparecerá un sin­
brar» con lámparas de aceite y can­ número de compañías comerciales que
Capítulo 8 215

viven en gira permanente, llevando un


repertorio pensado única y exclusiva­
mente en función de la taquilla, con
dramas folclóricos o comedias de do­
ble sentido, que puedan atraer a un
gran número de espectadores.
En otras ciudades del país, la cons­
trucción de teatros es algo más tardía.
Por ejemplo, en Medellín, en 1909, se
inaugura el Circo España, teatro de
uso múltiple al aire libre. En 1918, so­
bre la estructura envejecida del lla­
mado Teatro de La Gallera, se cons­
truye el Teatro Bolívar, que hasta su
destrucción irreflexiva en los cincuen­
ta será la sede principal de la actividad
teatral. Las obras de más éxito, sin
embargo, se presentaban en el Teatro
Junín, una sala de 4.000 asientos de­
dicada principalmente al cine e inau­
gurada en 1924. En Bucaramanga, el
Circo Teatro Garnica fue inaugurado
en 1924; antes existió el Teatro Peral­
ta, y más tarde fue fundado el Teatro
Alarcón y Camacho. Y la ciudad de
Pasto tuvo su primera sala con el Tea­
tro Imperial, inaugurado en 1922.
En otros países, como México o Ar­
gentina, este tipo de teatro comercial
dará lugar a una intensa actividad pro­
fesional y a la apertura de gran canti­
dad de salas, que consigue atraer a los
espectadores en forma masiva, al

Margarita Xirgu,
una de las
grandes figuras
del teatro que
pasaron a comienzo
de siglo por el
Teatro Colón.
Al lado, el Circo
España, de Medellín,
inaugurado en 1909,
para múltiples
usos y al aire
libre.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
216

critos más para ser leídos que repre­


sentados, elaborados por novelistas,
poetas y políticos que ensayan el diá­
logo dramático como un género lite­
rario más, sin que lleguen a ser con­
frontados con el público, quizás por la
ausencia de un movimiento teatral con
actores y compañías como los que por
esa misma época existen en otros paí­
ses de América Latina, a los que nos
hemos referido.
Y no es que falten nombres o títulos
de obras teatrales; la lista en sí misma
podría dar la impresión equívoca de
una fecunda producción, si no nos pre­
guntáramos cuántos de esos títulos lle­
garon a ser estrenados.
Se sabe, por ejemplo, que el propio
Rafael Núñez escribió muchas notas
referidas a grandes obras teatrales, en­
sayó el género dramático en una pie­
za, que aún permanece inédita, titu­
lada Las caricaturas. Otros políticos y
presidentes, como don José Manuel
Marroquín, incursionaron en este di­
fícil género. Marroquín, aparte de las
crónicas costumbristas, la poesía lírica
o satírica, la novela, los textos gra­
máticos y ortográficos y los escritos
políticos, fue un prolífico autor tea­
tral. Entre los títulos de sus comedias
se cuentan: El entierro de mi compa­
dre, Santos y reyes, El ministro inglés,
La disparidad de cultos (1884), Varia­
ciones sobre «El médico a palos», Las
viejas, El elixir de la juventud (estre­
nada en 1884) y El azote de Bogotá,
éstas últimas muy conocidas en su
Fachada del Teatro tiempo que se van desarrollando for­ época.
Bolívar, Medellín, mas locales de teatro popular, y, más
construido sobre la
También el hijo del presidente poe­
vieja estructura
tarde, algunas experiencias renova­ ta, don Lorenzo Marroquín, acadé­
del teatro de
doras en busca de una dramaturgia mico, novelista y diplomático, escribió
La Gallera en 1918. propia, como el llamado «grotesco dramas y comedias. Entre las segun­
Será la sede criollo», en Argentina, el teatro bufo das, algunas dedicadas a Rafael Pom-
principal de la cubano o el «sainete», la «pastorela» bo y a León XIII, y los dramas: Car­
actividad teatral
en la capital
y el «auto» mexicanos. tagena heroica, La soberanía del dolor
antioqueña hasta y Lo irremediable, escrito en colabo­
los años 50, cuando Primeros intentos de ración con Rivas Groot, y estrenado
es destruido
irreflexivamente. escritura teatral en el siglo XX en 1905 en el Teatro Colón. El tema
de la obra apuntaba a una novedosa
En nuestro caso, la dramaturgia nacio­ apertura realista, al plantear los proble­
nal sólo llega a producir en el primer mas éticos y sentimentales derivados de
tercio del siglo XX lo que podríamos las oportunidades de corrupción que se
llamar un teatro «de salón», textos es­ daban en el medio gubernamental.
Capítulo 8 217

El teatro escrito por literatos tiene Porfirio Barba-Jacob,


figuras muy representativas de la no­ autor de la comedia
vela, la poesía y la literatura panfle- "Maín Ximénez"
taria con nombres tan notables como y del sainete
"La familia modelo",
José Eustasio Rivera, Porfirio Barba- escrito en
Jacob y José María Vargas Vila. colaboración con
Del autor de La vorágine se tiene Caicedonio Junco
noticia de algunos dramas: Juan Gil, de la Vega.
Los escarabajos, Las arrepentidas, El
virrey son las piezas escritas por José
Eustasio Rivera, que desafortunada­
mente permanecen inéditas.
En cuanto al teatro del poeta Por­
firio Barba-Jacob (pseudónimo de Mi­
guel Angel Osorio), se conocen su co­
media Main Ximénez y un sainete ti­
tulado La familia modelo, escrito en
colaboración con Caicedonio Junco de
la Vega. Como una referencia teatral,
y una alusión al Dante, su autobiogra­
fía se titula La divina tragedia.
Vargas Vila, cuyas novelas y panfle­
tos se destacaron por el sarcasmo y la
virulencia, escribió una tragedia lírica Otro de los repentistas más asiduos
titulada El huerto del silencio. al grupo, y que también se destacó
Aparte de estos desconocidos textos como novelista, fue el poeta Clímaco
de célebres autores, las corrientes li­ Soto Borda, sobre el cual se cuentan
terarias más importantes del siglo, así innumerables anécdotas y gracejos en
como los círculos y movimientos in­ las veladas a las que nos hemos refe­
telectuales, también desarrollaron una rido. A él se deben las comedias Cas­
producción teatral de un cierto valor, piroleta y Cómo pasaron las cosas,
que vale la pena mencionar. esta última escrita en compañía de su
gran amigo y contertulio de La Gruta
La Gruta Simbólica Simbólica, Jorge Pombo.

Un pintoresco movimiento de carácter Clímaco Soto Borda


bohemio, integrado por poetas satíri­ (1870-1919),
cos y repentistas, se produjo en Bo­ contertulio de la
gotá durante el primer cuarto de siglo. Gruta Simbólica,
Sus integrantes celebraban tertulias y autor de las
duelos poéticos, reunidos bajo el nom­ comedias
"Caspiroleta"
bre de La Gruta Simbólica. y "Cómo pasaron las
Algunos de sus miembros escribie­ cosas", ésta última
ron piezas teatrales, además de la poe­ escrita con
sía y los chispas surgidos al calor de Jorge Pombo.
los aguardientes, en sus tertulias y ve­
ladas sabatinas.
Federico Rivas Frade, uno de sus
miembros más asiduos, escribió los
saínetes Temperando y El solterón, las
comedias Contra avaricia, viveza, Las
pelucas y Un empleado en viernes, to­
das ellas en verso, así como los dramas
Entre la tierra y el cielo y El más allá.
218 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Las líneas trazadas por los autores Los premios teatrales


de La Gruta Simbólica son comunes al
teatro escrito en el país durante el pri­ En el primer tercio de nuestro siglo los
mer cuarto de siglo. O bien se trata escritores y poetas se reunían en dis­
de sainetes satíricos y costumbristas, tintas formas, agrupaciones e institu­
con pinceladas de humor amable y ciones, algunas de las cuales lograron
provinciano, o, por el contrario, las perdurar, como la Academia Colom­
piezas son trascendentales dramas en biana de Historia. La llamada «Socie­
verso, en los cuales abundan las preo­ dad de Escritores» concedió distintos
cupaciones morales, metafísicas y re­ premios, alrededor de los años veinte,
ligiosas. incluyendo entre ellos al teatro.
En lo «cómico», en la comedia y el Entre los autores premiados pode­
Fachada del Teatro saínete, se desborda una personalidad mos mencionar a Adolfo León Gó­
Junín, de Medellín, más viva, realista o costumbrista, pero mez, abogado, parlamentario, cuen­
construido en 1924. donde alcanzan a dibujarse tipos y tista, fabulista y comediógrafo. Ya a
Dedicado al cine
principalmente, fue personajes más adecuados al género fines del siglo anterior su drama El
también el sitio teatral. En los dramas y tragedias, los soldado había provocado una tempra­
de presentación de personajes resultan acartonados, y las na censura oficial. En efecto, la pieza,
las obras de mayor situaciones forzadas, donde los pesa­ escrita en verso, presentaba en forma
éxito en las tablas, dos diálogos en verso sirven como pre­ muy crítica la situación de los reclutas
gracias a su sala
con capacidad para texto para transmitir una ideología de las guerras civiles. Al estrenarse en
4 mil espectadores. moralista y conservadora, bajo la in­ el Colón en 1892, el entusiasta aplauso
fluencia de autores españoles de del público parece haberse concentra­
moda, como José Echegaray y más do en textos y momentos que podían
tarde Jacinto Benavente. Este último sentirse como alusivos a la administra­
género desapareció por completo con ción de Miguel Antonio Caro. Por
su tiempo, revelando que en términos esto, el gobierno decidió prohibirla.
de la producción teatral en nuestro En carta de José Vicente Concha se
país los géneros dramático y trágico no afirmaba que en la obra «se ataca la
resultan por regla general los más institución militar, se escarnece la jus­
aceptados. ticia, las instituciones y las autoridades
de la República, por lo cual, según el
artículo 513 del Código de Policía, no
Teatro Municipal puedo darle el pase a la obra aludida».
de Bogotá, sobre
la carrera 8a Otras de sus obras están inspiradas
entre calles 9a y 10a, por sentimientos patrióticos, como El
construido por
Mariano Santamaría.
siete de agosto y La bandera de la pa­
Fue derribado tria. Entre sus comedias, en las cuales
en 1947. Alternó el tema político y parlamentario de­
con el Colón sempeña un importante papel, se des­
en la presentación tacan los títulos: El derecho de pata­
de compañías
teatrales
leo, La política exaltada o burla de las
nacionales exageraciones de partido en la guerra
y extranjeras. de 1876. Además de varios dramas y
comedias de un orden similar, escribió
diálogos y juguetes escénicos para ser
representados en las escuelas. Cora­
zón de mujer fue estrenada en 1917.
Otros autores premiados fueron Fe-
Upe Lleras Camargo, cuya comedia El
descanso fue laureada por la Sociedad
de Autores en 1925; Emilio Franco,
cuyo drama Si hablaran los perros ob­
tuvo el Premio Nacional en 1933. Don
Capítulo 8 219

Pantaleón Gaitán, hombre muy infor­ El poeta Ciro Mendía,


mado sobre la producción teatral en (Carlos Edmundo Mejía
nuestro país, que había logrado reunir Angel, 1894-1979),
un gran número de piezas colombia­ autor de numerosas
comedias: "Prometeo
nas en su biblioteca, escribió las co­ desencadenada",
medias El regalo de bodas y El minis­ "La negra tiene la
tro. Su comedia-zarzuela En Virlandia palabra", "El traje
fue laureada en 1918 por la Sociedad azul", "El papá de
Trina", "Arrayanes
de Autores de Bogotá. En el año de y mortiños", "Pa que
1919 obtuvo el premio de la Sociedad no frieguen",
de Autores de Colombia la obra Lau­ "Pérdidas y
ro Candente, del autor antioqueño ganancias"
"La dulce mentira"
Alejandro Mesa Nicholls. Una de las "El enemigo malo"
mejores obras de los primeros años de "El traje gris"
este siglo es Susana, del antioqueño "Dos mujeres"
Gabriel Latorre, estrenada en Mede- "La máscara de oro"
llín en 1908. "La caja de papel"
"Locuras de familia"
En la década siguiente, la compañía
de Arturo Acevedo Vallarino logró
presentar varias obras en el Colón y en
el Teatro Municipal, y llevarlas en am­
plias giras a otras ciudades del país.
Entre su repertorio se destacaban El
tesoro de Ángel María Céspedes y El
escollo de Daniel Samper Ortega.
Por fuera de Bogotá se continuó ha­
ciendo un teatro con énfasis folclórico,
como el de Ciro Mendía, autor de Francisco —Efe-
Arrayanes y mortiños y Pa'que no frie­ Gómez Escobar
guen, estrenadas en Medellín en la dé­ (1873-1938). Una
cada de los veinte, o como el de En­ adaptación de su
rique Otero D'Acosta, cuya pieza La cuento "Guayabo
negro" fue
cenicienta se conoció en Manizales en presentada en
1923. A veces afloraban ciertos con­ Medellín
tenidos más realistas, como en el caso sin mucho éxito,
de Guayabo negro, adaptación teatral a pesar de sus
del cuento de Efe Gómez, represen­ contenidos
realistas.
tada en 1920 en Medellín. También en
Bucaramanga, Barranquilla y Popa-
yán hubo un incipiente movimiento
teatral, y en Medellín un grupo de afi­
cionados dirigido por Teresa Santa­
maría acostumbró al público de co­
mienzos de la década de los veinte a
ver papeles femeninos representados
por actrices, cuando en general eran
interpretados por hombres.
Antonio Alvarez Lleras
Sin duda, el autor más importante de
las primeras cuatro décadas de nuestro
siglo es el doctor Antonio Alvarez
Lleras. Nació en Bogotá el 2 de julio
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
220

Antonio Álvarez extraño y El doctor Bacanotas. Pero


Lleras (1892-1956) de su escritura teatral se destacan es­
dramaturgo y pecialmente las piezas dramáticas y el
fundador de la teatro histórico. Entre las últimas, se
compañía de teatro
Renacimiento,
cuentan obras como La toma de Gra­
famoso autor, entre nada, Los traidores de Puerto Cabello,
otras muchas obras, y El virrey Solís. Sus obras dramáticas
de "Víboras sociales' más conocidas y representadas fueron:
(1911) y "Como los Víboras sociales, de 1911, y Como los
muertos" (1916),
ambas adaptadas
muertos, de 1916 (presentadas en tea­
después al cine. tro y llevadas a cine). Sobre esta últi­
ma obra escribió el crítico y ensayista
Luis Eduardo Nieto Caballero, alre­
dedor de 1926: «...¡Rara virtud la del
dramaturgo, que logra conmover has­
ta el estremecimiento, hasta la ansie­
dad y hasta el martirio! Alquimia po­
derosa y terrible la de quien es capaz
de interesar en sus existencias ficticias
hasta obligar a sentir, por simpatía, en
el cuadro de su desolación, un dolor
físico. Álvarez Lleras ha sido ese ni­
de 1892 y murió en la misma ciudad el gromante que ha forzado a sacar, por
14 de mayo de 1956. Fue odontólogo, medio de su arte, lo que los hombres
diplomático y novelista, pero, en este guardan con mayor cuidado que sus
caso particular, su actividad más cons­ tesoros: las lágrimas...». El zarpazo,
tante y por la cual es conocido fue la drama sobre el incesto, estrenado en
escritura dramática. 1927, tuvo más de cien representacio­
A diferencia de las piezas antes nes en Bogotá.
mencionadas, una gran parte de sus Álvarez Lleras, en síntesis, fue el
obras fue llevada a escena, e incluso al más importante dramaturgo colombia­
celuloide, en un momento dorado de no durante casi treinta años y uno de
la naciente industria cinematográfica los pocos, tal como lo resalta Nieto
colombiana, que tuvo una etapa pu­ Caballero, que logró éxito con el gé­
jante entre los años veinte y treinta, nero dramático.
interrumpida en forma inexplicable en
los años siguientes. Autores de transición
La producción de Álvarez Lleras es
abundante y variada y, aparte de su Hacia los años cuarenta aparece una
constancia en la escritura del género, nueva generación de escritores y dra­
la razón fundamental para que sus pie­ maturgos cuya obra teatral será un re­
zas fueran representadas se debe a que flejo directo de las tendencias y preo­
el dramaturgo fundó y dirigió una cupaciones de la literatura hasta el me­
compañía teatral llamada «Renaci­ dio siglo, cuando la fuerza de los acon­
miento», quizás para enfatizar el he­ tecimientos sociales transformará la lí­
cho de que con él surgía una nueva rica y la dramaturgia, así como trans­
etapa de la actividad escénica, como formó al país en todos sus aspectos.
en los tiempos de su pariente y ante­ Entre estos escritores puede men­
cesor don Lorenzo María Lleras, a cionarse a José Umaña Bernal, nacido
mediados del siglo XIX. en Tunja en 1900, y quien perteneció
Álvarez Lleras escribió comedias y a la generación llamada de Los Nue­
saínetes, entre cuyos títulos se desta­ vos. Su comedia El buen amor fue lau­
can: El marido de Mimí, El ángel de reada en el concurso nacional de 1927.
navidad, Sirena pesca marido, Fuego Francisco Gnecco Mozo, nacido en
Capítulo 8 221

1905, autor de La libertadora del Li­ Uno de los poetas más versátiles y
bertador, que constituyó un gran éxito de un verbo inspirado y elocuente,
en su momento y alcanzó el mayor nú­ Jorge Zalamea Borda, escribió varios
mero de representaciones hasta esa dramas, como El regreso de Eva
época. Antonio Gómez Restrepo, (1933) y El rapto de las sabinas, más
académico, diplomático y ensayista, para ser leídos que representados (y
quien también incursionó en el género de hecho se divulgaron luego a través
dramático con la comedia En la región del grupo de teatro de la Radio Na­
de ensueño. cional) así como un coloquio para ra­
Con una producción más constante dio titulado Horas de soledad. Su in­
se destaca en el teatro de los años cua­ terés por el teatro lo llevó además a
renta la producción de Rafael Guiza- traducir la obra de Jean Paul Sartre El
do, nacido en Corozal, Bolívar, en diablo y Dios, y su cuento El gran Bu-
1913. Entre sus dramas se cuentan: La rundú Burundá fue llevado a escena
mujer de Loth, El hombre de las ceri­ por el grupo Acto Latino, bajo la di­
llas, Verano, Complemento, Allegro, rección de Sergio González.
Canción de cuna, Sobre las más altas Cultivadores de la novela y ambos
montañas y la que consideramos su doctores en Medicina, los hermanos
pieza más importante, y que se anti­ Juan y Manuel Zapata Olivella han
cipa a un teatro con preocupaciones cultivado el género teatral, y sus obras
de orden social, como el que apare­ han sido llevadas a escena en distintas
cerá más tarde, la obra titulada: Bra­ oportunidades. La obra más conocida Representación de
zos caídos. de Juan Zapata Olivella, La bruja de "Las convulsiones"
(1828), de Luis
Nacido en Cúcuta en 1919, Arturo Pontezuela, ha sido representada en Vargas Tejada,
Laguado, abogado y cuentista, tam­ Colombia y en otros países de Cen- en el Teatro Colón,
bién produjo una obra dramática de troamérica y el Caribe. Ha escrito, marzo de 1916.
cierta importancia, con comedias
como: El entremés de los fantasmas
cándidos, Pericardios, Se permite la
aventura y el drama El gran guiñol.
Tal como lo desarrolla en sus cuentos,
el estilo de Laguado es muy personal
e imaginativo, amigo de lo extraño y
lo insólito. Su teatro, así como el de
Rafael Guizado, fue dado a conocer
especialmente en el Radioteatro de la
Radio Nacional de Colombia, un pro­
grama que divulgó nuestra dramatur­
gia alrededor del medio siglo, hasta
los años sesenta.
A esta misma generación y al grupo
de los poetas de Piedra y Cielo per­
tenece el teatro de Gerardo Valencia,
académico, poeta, ensayista, nacido
en Popayán en 1914. Entre sus dramas
cabe destacar El chivato, Alfredo o la
soledad, Cuento de miedo, El hombre
que descubrió el mar y Chonta.
También poeta y académico, perio­
dista y profesor universitario, Néstor
Madrid Malo ha escrito dramas de un
carácter social y patriótico, como La
bandera, Los frutos masacrados, El
fugaz retomo y Padres a domicilio.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
222

Dramaturgos del medio siglo,


grupos y autores teatrales
No podríamos seguir adelante esta ya
muy prolífica enumeración de autores,
sin antes detenernos a examinar la
evolución del movimiento teatral pro­
piamente dicho, en los aspectos pri­
mordiales que hacen del arte dramá­
tico una forma viva de comunicación
con el público.
En este sentido, surgen varios nom­
bres de dramaturgos, maestros y hom­
bres de teatro, que, aparte de escribir
obras o llevar piezas a escena en forma
esporádica, se dedicaron a constituir
elencos estables, organizar compañías
teatrales y formar actores, con méto­
dos empíricos e intuitivos, a veces, o
bien inspirados en el estilo y las for­
mas de expresión a las que eran más
Escena culminante además, La Patoja, y un drama his­ adictos. Así, aparecen los nombres de
de "El loco de moda" tórico, El grito de independencia o los Luis Enrique Osorio, comediógrafo y
de Luis Enrique mártires de Cartagena de Indias. El creador de la Compañía Dramática
Osorio, presentado teatro de Manuel Zapata Olivella, de Nacional y de la Compañía Bogotana
en el Teatro de Comedias, y, posteriormente,
Municipal de Bogotá un carácter eminentemente social, ha
en enero de 1924. tenido como preocupaciones princi­ constructor del Teatro de la Comedia
pales los problemas de la raza india y (a fines de la década de los años cin­
la raza negra de la Costa atlántica co­ cuenta); el nombre de Emilio Campos
lombiana. Entre sus dramas más re­ (Campitos), creador de un género de
presentativos se cuentan: El retomo revista satírico-política y de grupos de
de Caín (Premio Festival de Arte de teatro de variedades, en representa­
Cali, 1962), Caronte liberado, Man- ciones con títulos como Don Juan Te­
galonga el liberto y Los pasos del in­ norio Jaramillo, Mi familia presiden­
dio, todas ellas llevadas a escena en cial y otras comedias de caricatura po­
distintas oportunidades. lítica que obtuvieron un gran éxito de
A la lista de escritores poetas habría público, especialmente de clase media
que añadir dos nombres muy impor­ y popular.
tantes de la corriente poética agrupa­ Como actor y director teatral, así
da bajo el nombre de Piedra y Cielo: como director de la Escuela Nacional
el de Arturo Camacho Ramírez, con de Arte Dramático, cabe mencionar el
su obra Luna de arena, y el de Jorge nombre de Víctor Mallarino, bajo cu­
Rojas, con su drama La doncella del yas enseñanzas se formó una buena
agua, ambas muestras destacadas del parte de los actores más estables del
teatro lírico en nuestro país. movimiento teatral colombiano. Du­
Y finalmente mencionaremos en rante muchos años, Víctor Mallarino
este grupo de autores del medio siglo dio recitales como declamador, y su
el nombre del historiador cartagenero actuación y puesta en escena de la
Eduardo Lemaitre Román, a cuya obra Don Juan Tenorio, de José Zo­
pluma se deben las obras: Ifigenia, Pe­ rrilla, se presentaron en forma conti­
dro Claver, El florero de Llorente y La nua durante largo tiempo. También
aventura de don Melón y doña Endri­ fue bien recibida por parte del público
na, tomada esta última de El libro de su comedia Un poeta de ayer y una
buen amor, del Arcipreste de Hita. niña de hoy, y muy especialmente el
Capítulo 8 223

El momento de los
aplausos después de
la representación
de "Hogar, dulce
hogar", en el Teatro
Rosalía de Castro,
de Nueva York:
Alejandro Oramas,
Luis Carlos Sánchez,
Jorge Salamanca,
Víctor Mallarino,
Ana Luz Rivadeneira,
mayo, 1951.

programa radiofónico Hogar, dulce vió para difundir las obras maestras
hogar, que fue durante años la come­ del teatro universal, dar a conocer im­
dia con mayor sintonía en la radio co­ portantes corrientes renovadoras del
lombiana. teatro contemporáneo y descubrir
Aunque sin tener la dirección de nuevos autores colombianos del mo­
ninguna escuela de arte dramático, un mento, como fue el caso de Arturo
gran formador de actores, a través del Laguado o Rafael Guizado, a quienes
teatro, la radio, la TV y el cine, fue la mencionamos en páginas anteriores.
figura de Bernardo Romero Lozano. Tanto en la radio como en la TV y el
Su programa de radioteatro de la Ra­ teatro, Romero Lozano dedicó sus es­
diodifusora Nacional de Colombia sir­ fuerzos a la formación de los actores,

Alicia del Carpio


y Bernardo Romero
Lozano durante una
grabación de
radioteatro
en los estudios
de la Radiodifusora
Nacional de
Colombia, años 50.
224 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Luis Enrique Osorio


En esta etapa de nuestra dramaturgia
y puesta en escena, cabe destacar la
rica producción de Luis Enrique Oso-
rio, ya citado, cuyo teatro presenta
una gama muy variada de estilos y
búsquedas, desde el costumbrismo de
carácter parroquial, a la comedia sa­
tírica y el teatro con pretensiones so­
ciales y políticas. Sin duda alguna, el
teatro de Luis Enrique Osorio estuvo
muy ligado a su público, que lo acom­
pañó durante más de treinta años de
intensa actividad. Osorio había fun­
dado en 1924 una compañía de teatro
nacional, y una de sus primeras obras,
La ciudad alegre y coreográfica, había
sido clausurada por escandalosa.
La obra de Luis Enrique Osorio se
mueve entre las necesidades comercia­
les de un teatro de taquilla y un po­
pulismo de corte liberal, inspirado en
buena parte en los postulados del gai-
tanismo. Precisamente por aquellos
años, y con especial énfasis tras la de­
rrota liberal de 1946 y con el movi­
miento «por la reconquista del po­
der», el caudillo Jorge Eliécer Gaitán
llevaba a cabo sus famosos Viernes
culturales en el Teatro Municipal, si­
tuado al lado del Observatorio Astro­
nómico y de espaldas al Capitolio. En
estas sesiones políticas, Gaitán le ha­
blaba al pueblo con su lenguaje direc­
to y agudo, y, a ese público, Luis En­
rique Osorio presentaba —en el mis­
mo escenario— sus comedias satíricas
y críticas de la realidad nacional y del
Luis Enrique Osorio procurando actualizar los métodos de hombre de todos los días. Este con­
(1896-1966), enseñanza y divulgar los escritos y teo­ tacto directo con un público nuevo y
comediógrafo y emotivo produce los mejores estímu­
director de teatro, rías de los grandes creadores de la
autor de obras puesta en escena del siglo XX, Kons- los y también las limitaciones del tea­
satíricas tantín Stanislavsky y Bertolt Brecht. tro de Osorio. Estímulo para la obra
y críticas de la En Barranquilla, desde comienzos de teatral más prolífica hasta entonces,
realidad nacional. la década de los años cuarenta, fun­ con calidades relativas, pero con una
En los años 50
fundará el Teatro ciona la Compañía Nacional Amira de singular acogida en la mayor parte de
de la Comedia, la Rosa, que en 1945 es dirigida por los casos, y, a la vez, limitaciones, por
en Chapinero. Alfredo de la Espriella. Ellos repre­ cuanto Osorio no buscaba criticar ni
(La fotografía sentan obras propias en el Teatro Mu­ transformar o educar a ese público, ni
es de 1960).
nicipal, entre otras, Las viudas de Za­ plantearle conflictos que pudieran
carías, Los humos de doña Pepa, So­ comprometerlo, sino tan sólo darle
litos en Miramar y La madre borrada, gusto, muchas veces en forma simple
escritas por Amira de la Rosa. y en extremo complaciente.
Capítulo 8 225

Pese a sus limitaciones, algunos tí­ Osorio ya no será la misma, y toda la


tulos del teatro de Osorio merecen cultura colombiana habrá cambiado
destacarse. Entre sus comedias satíri­ en sus raíces más hondas.
cas y de costumbres se cuentan: El
rajá de Pasturacha y Ahí sos camisón El teatro posterior al 9 de abril
rosao, Lo que el diablo se llevó, El zar
de precios, Adentro los de Corrosca, El profundo impacto del 9 de abril se
Al son que me tocan bailo, Rancho ar­ verá reflejado gradualmente en los
diendo, Entre cómicos te has de ver, distintos órdenes de la vida nacional,
Préstame tu marido o Se fuga una mu­ y desde luego, en la cultura, la novela,
jer. Como un personaje característico el cuento y el teatro. Este impacto di­
de la vida nacional, cuyo nombre ca­ vidirá en dos la obra de Luis Enrique
racteriza toda una actitud de nuestra Osorio, primero que la de ningún
vida y costumbres políticas, Osorio otro. El teatro de los grandes éxitos y
creó al más importante de sus perso­ también el de las oraciones políticas
najes: El doctor Manzanillo, cuyo éxi­ del caudillo desaparecido, será de­
to fue tan rotundo que se vio obligado molido poco tiempo después del mag-
a escribir una segunda obra con el mis­ nicidio, aunque el edificio no fue al­
mo personaje como protagonista: canzado por las llamas del 9 de abril o
Manzanillo en el poder. Su fuerza y ca­ por los disparos de los francotirado­
racterización fueron tan grandes, que res, sino que su destrucción fue orde­
de allí surgió la palabra manzanillismo nada tal vez para destruir el símbolo
y manzanillo, para referirse a un de­ que habían significado los Viernes cul­
terminado tipo de intrigante y opor­ turales de Gaitán. Cualesquiera que
tunista de la actividad política. hayan sido las razones de la destruc­
La relación del teatro de Luis En­ ción de ese histórico coliseo, en mala
rique Osorio con la figura de Gaitán y hora para el teatro nacional, lo cierto
con la política del medio siglo adquie­ es que, años más tarde, el actual Tea­
re alcances dramáticos con el asesi­ tro Municipal de Bogotá —como un
nato del caudillo el 9 de abril de 1948. justo desagravio— recibió el nombre
A partir de ese momento, la obra de de Jorge Eliécer Gaitán.

Estreno de
"La culpable",
de Luis Enrique
Osorio, en el
Municipal,
Bogotá, mayo
de 1924.
226 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Los títulos de las obras de Luis En­ referirnos a aquellos que tienen rela­
rique Osorio producidas tras el san­ ción con nuestro teatro, está la llegada
griento Bogotazo no pueden ser más de la televisión a Colombia, en 1954,
elocuentes: Toque de queda, Sí, mi te­ y a la traída del japonés Seki-Sano, un
niente, Nube de abril, Los pájaros gri­ poco más tarde, con el objeto de formar
ses, Bombas a domicilio, Sed de Jus­ actores para el nuevo medio que aca­
ticia, entre otros. Aún se trata de co­ baba de instaurarse en nuestro país.
medias, pero con un acento más ácido Sin embargo, la labor de Seki-Sano
y cruel, y con algunos elementos no se limitó a preparar personal «ca­
—aunque prudentes y mesurados— de lificado» para actuar en la televisión
crítica social y política. oficial y comercial, como tal vez lo es­
peraban quienes lo habían traído, sino
La presencia de Seki-Sano que se dedicó a tratar de formar una
verdadera escuela de actores, con el
en Colombia llamado «método de vivencia», del
Durante el gobierno del general Gus­ maestro ruso del Teatro de Arte de
tavo Rojas Pinilla se dará un impor­ Moscú, Constantin Stanislavsky. Los
tante viraje a la vida nacional en di­ planteamientos del director y maestro
versos aspectos, algunos de los cuales japonés van a influir notablemente so­
van a incidir notablemente en nuestra bre el incipiente movimiento teatral,
cultura y por lo tanto en la producción tanto en la formación de los actores
teatral. Habíamos hablado del «teatro como en la concepción de la organi­
radiofónico» y de las escuelas de arte zación y estructura de los grupos. A
dramático. Durante el gobierno de partir de este momento se inicia una
Rojas Pinilla se buscará una concilia­ nueva etapa en el movimiento teatral
ción con los guerrilleros del Llano colombiano, que va construyendo sus
—tema del cual trata la obra Guada­ pasos en forma continua y coherente.
lupe años cincuenta, sobre la cual ha­ Desde entonces, directores, actores y
blaremos más adelante—, se harán grupos desarrollan un nuevo tipo de
grandes esfuerzos por detener los ge­ trabajo, no ya como algo esporádico e
nocidios del período llamado de la incidental, sino como una actividad
Violencia, y entre otros hechos, para profesional y un trabajo permanente.

Víctor Mallarino
(Don Juan) y
Antonio Martínez
(El Comendador),
en la escena del
acto IV de
"Don Juan Tenorio"
Teatro Colón,
diciembre de 1957.
Capítulo 8 227

El Festival Nacional de Teatro grupos independientes, cuyos miem­


bros más interesados por continuar ac­
A fines de la década de los años cin­ tividades teatrales se fueron integran­
cuenta, se crea el Festival Nacional de do a los grupos que se perfilaban como
Teatro, que un tiempo más tarde se más estables.
constituye como una corporación sin
ánimo de lucro. Este festival se lleva­ El repertorio
ba a cabo anualmente en el Teatro Co­
lón, otorgando premios a los mejores Entre los años de 1955 y 1965 se pro­
grupos, actores, directores y escenó­ ducen notables cambios en el tipo de
grafos, como un estímulo a la mejor teatro llevado a escena tanto para los
producción teatral del año y que en su festivales como en la actividad más
momento jugó un importante papel en permanente de las escuelas y grupos Un aviso del
la consolidación del movimiento. que comienzan a nacer. El teatro de Festival Nacional
Desde luego, muchos elencos se for­ carácter costumbrista" o la comedia sin de Teatro.
Creado a fines
maban con el único propósito de par­ mayores complicaciones, como la que de los años 50
ticipar en el Festival, deshaciéndose podían traer compañías comerciales y dirigido por
una vez éste terminaba, pero también en gira por América Latina, es susti­ el profesor
fue a partir de estos eventos como co­ tuido por nuevas búsquedas. La inten­ Ferenc Vajta
menzaron a consolidarse los grupos ción fundamental es la de «ponerse a y luego por
la altura de los tiempos», montando Bernardo Romero
estables por medio de los cuales el mo­ Lozano, alcanzó
vimiento fue tomando forma en las si­ obras de «teatro de vanguardia», que gran popularidad
guientes décadas. en aquel momento incluían actores de en los años 60.
En tiempos del Festival Nacional de muy diversas y aun opuestas corrien­
Teatro, dirigido inicialmente por un tes, como el realismo, el expresionis­
húngaro, profesor universitario y gran mo, el teatro político, el teatro «del
aficionado al teatro, Ferenc Vajta, y absurdo» y el teatro «épico», de Ber-
posteriormente por el maestro Ber­ tolt Brecht.
nardo Romero Lozano, un amplio sec­ Se montan obras de Ionesco, de
tor de la clase dirigente colombiana Beckett, de Adamov, las piezas cortas
colaboró en la promoción y realiza­ de Chéjov, tratando de aprovechar las
ción del Festival y un público nume­ rudimentarias lecciones de la escuela
roso asistía a las representaciones. de vivencia que dejó Seki-Sano. Tam­
Este público era el mismo que asistía bién existe un gran interés por los nue­
a conciertos, exposiciones de pintura y vos autores norteamericanos; El Búho
otros eventos semejantes, pero toda­ estrena varias piezas de Thornton Wil-
vía no se podía considerar como el pú­ der. Se montan obras de Tennessee
blico nacido del movimiento teatral Williams, de William Saroyan, de Eu­
que comenzaba a formarse, sino el genio O'Neill y de Arthur Miller.
sector elitista, amante de la cultura, al También existe un gran interés por el
que era factible movilizar al concen­ teatro poético y fantasioso: obras de
trar las representaciones y la publici­ Michel de Ghelderode, de Federico
dad en un festival, pero que no alcan­ García Lorca y de Giraudoux son lle­
zaba a nutrir una actividad permanen­ vadas a escena.
te del teatro a lo largo del año; a este En menor proporción se representa
nuevo público había que crearlo tras a los clásicos. Enrique Buenaventura
una paciente y continua labor. monta La discreta enamorada, de
Con los festivales del teatro se co­ Lope de Vega; Fausto Cabrera, El ca­
hesionan grupos y escuelas como el ballero de Olmedo, también de Lope
teatro experimental El Búho, el Tea­ de Vega, y, un poco más tarde, San­
tro Escuela de Cali TEC, la Escuela tiago García dirige El abanico, de Car-
de Teatro del Distrito, la Escuela Na­ -o Goldoni.
cional de Arte Dramático, los grupos Por esos mismos años el teatro de
formados por actores de TV y otros Bertolt Brecht comienza a ser cono-
228 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

cia brechtiana sirvió para iniciar nue­


vas búsquedas tendientes a desarrollar
una dramaturgia propia, más acorde
con los tiempos presentes.

Enrique Buenaventura
El primer autor en realizar una expe­
riencia dramatúrgica nueva, a partir
de los postulados brechtianos, es En­
rique Buenaventura. Tras un viaje por
Suramérica y las Antillas, que va a in­
fluir notablemente en su producción
posterior, regresa a Colombia a finales
de la década de los años cincuenta y se
incorpora como profesor de la Escuela
de Teatro de Cali, que entonces diri­
gía el español Cayetano Luca de Tena.
Posteriormente, Enrique Buenaven­
tura será el director tanto de la Escue­
la como del Teatro de Cali, TEC, que
trabaja ininterrumpidamente desde
entonces.
A los montajes de obras clásicas y
modernas de teatro universal, como
Edipo Rey de Sófocles, La casa de
Bernarda Alba de Lorca o La loca de
Chaillot de Giraudoux, se van suman­
do los títulos de las primeras piezas de
Buenaventura.
El monumento, sátira política a las
viejas concepciones de los héroes de la
historia patria, La tragedia del rey
Cristophe, sobre el legendario monar­
ca haitiano en los tiempos de la inde­
pendencia, y El réquiem por el padre
Casas, son parte de su primera pro­
ducción. También a esta etapa, antes
de 1960, corresponde la primera ver­
Enrique Buenaventura cido en Colombia. Se efectúan dos o sión del cuento de Tomás de Carras­
ante carteles del tres montajes de Los fusiles de la se­ quilla, A la diestra de Dios Padre, la
Teatro Experimental ñora Carrar. Luego, algunos directo­ obra fundamental del elenco del TEC
de Cali, TEC, 1981.
Una larga res viajan a Europa y observan la for­ a lo largo de casi treinta años.
trayectoria ma como se trabaja el famoso «distan- Cuando se inicia la etapa del grupo
teatral tras las ciamiento brechtiano». Se intenta po­ estable, la dramaturgia de Buenaven­
huellas de ner en práctica el nuevo método, que tura se desplaza hacia nuevas búsque­
Bertolt Brecht... va a influir de un modo determinante das. Aparece un teatro más compro­
una gran parte de las experiencias que metido políticamente. La influencia
vendrán a continuación. A partir de la de las técnicas y la poética brechtianas
puesta en escena de Un hombre es un se hace más notoria en Los papeles del
hombre ya no se habla tanto de «la vi­ infierno, ciclo de piezas breves sobre
vencia» de Stanislavsky. Quizás distintos aspectos de la historia coti­
—aunque en forma esquemática en diana reciente, del país inmerso en la
muchos de los intentos—, la experien­ violencia posterior al 9 de abril.
Capítulo 8 229

Entre estas piezas se destacan La


maestra, que habla de la violencia en
la lucha por la tierra, La tortura, La
autopsia, La audiencia y, muy espe­
cialmente, la que consideramos la
obra más importante de este ciclo: La
orgía. Pieza desgarrada de humor ne­
gro y ácida sátira social sobre los pro­
blemas de la miseria, el lumpen y la
ruina de los sectores medios, que, a la
vez de experimentar una influencia
brechtiana, muestra una especial vo­
cación por la caricatura goyesca y el
esperpento valleinclanesco, que per­
tenecen al más rico ascendiente de la
obra teatral de Buenaventura.
Las preocupaciones políticas sobre
aspectos nacionales o internacionales
aparecen en piezas como La denuncia
o Seis horas en la vida de Frank Kulak,
que narra una historia documental so­
bre la experiencia de un soldado nor­
teamericano en la guerra del Vietnam.
La denuncia es una pieza de carácter
histórico-político que recoge la denun­
cia hecha por el caudillo Jorge Eliécer
Gaitán, alrededor de 1930, sobre la llevado a escena, como La Celestina, Escena de
matanza de las bananeras, álgido de Fernando de Rojas, El rey Ubu, de "A la diestra de
acontecimiento de nuestra historia so­ Alfred Jarry, El fantoche de Lusitania, Dios Padre",
cial contemporánea, acaecido a fines de Peter Weiss, y Soldados, a partir de adaptación de un
de 1928 y en 1929. cuento de Tomás
una versión de Carlos José Reyes so­ Carrasquilla,
Siguiendo la línea esperpéntica de bre algunos capítulos de la novela La dirigida por
La orgía escribe la pieza El menú, una casa grande, de Alvaro Cepeda Sa- Enrique
farsa disparatada sobre el ascenso de mudio. Buenaventura
con Elías
un candidato político en medio de un Fernández
grotesco banquete. Sobre la prostitu­ Las nuevas salas teatrales y otros actores
ción y las relaciones amorosas escribe del TEC, 1972.
la obra El convertible rojo. Tomando Tras la experiencia de una labor con­ Esta obra, que
como punto de referencia el tema de tinua del Teatro El Buho, que desa­ también fue
adaptada para
una dictadura latinoamericana (la del pareció alrededor de 1962, años más la televisión,
presidente Ubico, de Guatemala), es­ tarde comenzaron a abrirse nuevas sa­ ha sido pieza
cribe la mordaz sátira La trampa, que las de teatro independiente, en Bo­ fundamental del
lo llevará años más tarde a pensar en gotá y en otras ciudades del país. elenco de este
la escritura de una trilogía sobre el Ca­ Primero fue la «Casa de la Cultura», grupo caleño
desde finales de
ribe, que hasta el momento incluye las de Bogotá, que integró el grupo de la década de los
obras: Historia de una bala de plata Santiago García con el TAP (Teatro años 50.
(una nueva mirada en la historia del de Arte Popular) que dirigía quien es­
rey Cristophe, tras una lectura crítica cribe estas líneas. La Casa de la Cul­
de la pieza El emperador Jones, de tura inició actividades en una sala
Eugenio O'Neill) y La opera bufa, una arrendada, en el centro de la ciudad,
de sus últimas producciones. para trasladarse a la zona histórica, al
Enrique Buenaventura ha realiza­ barrio de La Candelaria, adquiriendo
do, además, muchas adaptaciones y este nombre desde entonces (alrede­
versiones de las obras que el TEC ha dor de 1969).
230 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

sede del Teatro El Búho, realizando


una actividad ininterrumpida hasta la
actualidad, cuando ha iniciado traba­
jos de remodelación y construcción de
una nueva sede, como un gran Centro
Cultural Integrado, en el mismo sitio
de la avenida Jiménez con carrera 5.a
de Bogotá.
Entre los años de 1970 y la actualidad
han surgido en el país nuevos grupos
que cuentan o han contado en algunas
etapas con una sede propia. El Teatro
El Alacrán, creado a fines de 1972 y ac­
tualmente integrado al TPB. El Teatro
Taller de Colombia, dirigido por Jorge
Vargas, quien ha realizado una intere­
sante y singular experiencia de teatro
callejero; el grupo Acto Latino, que
realizó una actividad continua durante
cerca de quince años, y el Teatro Libre
de Bogotá, dirigido por Ricardo Ca-
macho y Germán Moure, que cuenta
con sedes propias en el barrio La Can­
delaria y en el teatro La Comedia, en
Camilo Medina Entre 1966 y 1970 se abren varias Chapinero, son los grupos más estables
(Tío Eduardo), nuevas salas teatrales: el Teatro La de la capital.
Alvaro Ruiz Mama, dirigido inicialmente por Kepa
(Tío Pancho) Amuchástegui, que sólo en un co­
y María Eugenia
El teatro universitario
Dávila (Eugenia)
mienzo tuvo alguna relación con el y el Festival de Manizales
en "Ifigenia", grupo La Mama de Nueva York, y que
comedia de Eduardo posteriormente fue dirigido por Eddy En este punto es necesario hacer un
Lemaitre dirigida Armando. Este grupo vivió los con­ alto para hablar de la importancia del
por Bernardo flictos de una sala tomada en arriendo, teatro universitario en el desarrollo
Romero Lozano, y sólo tras una prolongada lucha, rea­
Teatro Colón, del actual movimiento teatral.
1968. lizando campañas de diferente natu­ Por un lado, desde los comienzos
raleza, logró abrir su propia sede en la del trabajo de los grupos mencionados
calle 62 con carrera 9.a, donde funcio­ y de hombres de teatro como Santiago
na actualmente. García, Enrique Buenaventura, Eddy
El Teatro El Local, dirigido desde Armando, Miguel Torres, Ricardo
su fundación por Miguel Torres, ha Camacho, Jorge Alí Triana, Luis Al­
mantenido abierta una pequeña sala berto García, Paco Barrero, Germán
de teatro experimental desde 1969 y Moure, Kepa Amuchástegui, y de ex­
actualmente trabaja por construir su tranjeros vinculados al movimiento
sede propia en el centro de la ciudad. teatral, tales como Fausto Cabrera,
Fundado por algunos hombres de Dina Moscovici, Pedro Martínez y
teatro que regresaron de hacer estu­ Fanny Mickey, el teatro se fue cohe­
dios teatrales en Checoslovaquia, sionando en forma de grupos estables,
como Jaime Santos, Rosario Montaña que comenzaron a crear su propio pú­
y Jorge Alí Triana, el Teatro Popular blico, especialmente entre las capas
de Bogotá, TPB, se estructuró como medias de la población, y en forma
grupo profesional desde 1968 y, tras particular, con gran afluencia de es­
presentar distintas temporadas en di­ tudiantes universitarios, quizás el pú­
versas salas, adquirió el viejo edificio blico más importante desde el punto
del Teatro Odeón, que había sido la de vista cuantitativo.
Capítulo 8
231

Celmira Yepes,
Carlos Perozzo
y Margalida Castro
en "La noche de los
asesinos", de José
Triaría, dirigida
por Perozzo
a comienzos de
los años 60.

Pero la irrupción del sector univer­ tivos de los centros de educación su­
sitario frente al desarrollo teatral no se perior como el Icfes y la Ascún (Aso­
limitó a la asistencia a las funciones. ciación Colombiana de Universida­
En muchas universidades se crearon des) a crear su propio Festival Nacio­
grupos y escuelas o laboratorios tea­ nal de teatro universitario, distinto del
trales, muchos de los cuales consiguie­ Festival Nacional que venía celebrán­
ron mantener un grupo coherente du­ dose hasta el momento.
rante años, como el Teatro Estudio de Podría decirse que estas primeras
la Universidad Nacional, el Teatro de etapas del movimiento universitario y
la Universidad Libre, de la Universi­ el «independiente» y «experimental»
dad Externado de Colombia, de la (para no hablar de profesional, que en
Universidad de los Andes y de la Uni­ ese entonces, antes de 1970, parecía
versidad de América, para citar sólo un término reservado tan sólo a los ac­
esos casos de Bogotá, y de otras ciu­ tores de radio y TV) se alimentaban
dades, como la Universidad Industrial mutuamente. De la universidad salían
de Santander, en Bucaramanga, o la los actores, como la escuela y el «es­
Universidad Santiago de Cali. pacio» social más adecuado, y del mo­
El desarrollo del movimiento teatral vimiento teatral los profesores y direc­
en la universidades llevó a los direc­ tores de los grupos. El Teatro Estudio
232 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

de la Universidad Nacional, que había Nuevas perspectivas


sido dirigido por Dina Moscovici y del movimiento teatral
Santiago García, incluyó nuevas figu­
ras entre quienes habían pertenecido a A partir de 1970 se producen notables
los claustros universitarios y ahora en­ cambios, que van a repercutir de un
sayaban la actuación, dirección y es­ modo trascendental en la evolución
critura teatral: Carlos Parada, Carlos del movimiento teatral colombiano.
Duplat, Carlos Perozzo, entre otros. Los grupos independientes se reunie­
El Teatro Libre de Bogotá tuvo su ori­ ron en un nuevo gremio, con el objeto
gen en la fusión de actores que habían de defender sus intereses, y en esta
surgido con el movimiento universi­ forma fue creada la Corporación Co­
tario, en grupos como los de la Uni­ lombiana de Teatro, que en un prin­
Cartel para versidad Nacional, la Libre y muy cipio integró a la mayor parte de los
"La boda", especialmente la Universidad de los grupos existentes en el país. Sin em­
de Bertolt Brecht, Andes. bargo, con las divisiones entre la ma­
dirigida por yor parte del teatro universitario y el
Santiago García Otros nombres vinculados al movi­
en la Escuela de miento universitario tuvieron una sector principal de los grupos más es­
Arte Dramático. gran importancia: Joaquín Casadiego tables del movimiento que venía con­
(quien había surgido de la experiencia solidándose desde años atrás, se crea­
de Seki-Sano, y luego de El Búho) en ron diversas corrientes tanto desde el
Bucaramanga. Jairo Aníbal Niño punto de vista estético como desde las
—director, dramaturgo, titiritero, perspectivas políticas y teatrales. Du­
cuentista y novelista— en la Univer­ rante un tiempo, la «Asonatu» coor­
sidad de Medellín; Danilo Tenorio dinó las actividades de los grupos uni­
(quien hizo parte del elenco del TEC versitarios que se habían radicalizado
durante años), como director del gru­ a la par con el movimiento estudiantil,
po de la Universidad Santiago de Cali, y la Corporación Colombiana de Tea­
y Carlos José Reyes, tanto en Buca- tro organizó muestras y presentacio­
ramanga como en Bogotá, especial­ nes de los grupos en las salas indepen­
mente la Universidad Externado de dientes y en los barrios populares, has­
Colombia, cuyo grupo dirigió durante ta la creación del Festival del Nuevo
seis años. Teatro, en el cual los propios conjun­
El desarrollo de los festivales de tos evaluaban regionalmente sus pro­
teatro universitario y la apasionada pios trabajos, seleccionando, sin ju­
búsqueda de nuevos públicos plantea­ rados exteriores, a aquellos que de­
da por este movimiento, llevaron a berían representar a cada región en el
la creación, en el año 1968, del Festi­ Festival Nacional.
val Internacional de Manizales, para
aprovechar la construcción de su gran La creación colectiva
sala de teatro con todos los recursos
de la técnica moderna, sala que reci­ A partir de estos hechos, los distintos
bió el nombre Los Fundadores, sin conjuntos y tendencias fueron desa­
duda hasta el momento el teatro me­ rrollando su propia estética y algunos
jor dotado del país. lincamientos de su producción, tanto
La posterior crisis del movimiento en la política de repertorio como en la
universitario y su división con el mo­ organización de los grupos y su pro­
vimiento teatral independiente, así yección en la búsqueda de un público
como el deseo de darle al evento una popular hasta el momento ausente del
mayor proyección, llevaron a los di­ hecho teatral.
rectivos de Manizales a cambiar la es­ Los nuevos trabajos de búsqueda y
tructura del Festival, invitando a gru­ participación democrática del grupo
pos experimentales y profesionales, en la producción del hecho artístico
primero de Latinoamérica y luego del llevaron a varios creadores y grupos a
mundo entero. trabajar de un modo colectivo. Enri-
Capítulo 8 233

Presentación
televisiva de la
obra "I took
Panama", creación
colectiva del
Teatro Popular de
Bogotá, TPB, con
dramaturgia de
Luis Alberto García.

que Buenaventura y el TEC escribie­ táculo colectivo la constituyen los tra­


ron un «método» sobre la manera de bajos de teatro callejero del Teatro
llevar a cabo los montajes; se efectua­ Taller de Colombia, cuyas obras
ron talleres y seminarios, con resulta­ Cuando las marionetas hablaron, La
dos dispares, pero dejando un balance cabeza de Gukup y otras han sido pre­
positivo en los mejores trabajos de los sentadas en forma masiva en plazas y
grupos más estables, demostrando que calles.
el montaje colectivo no puede excluir
al creador, al director o al artista que Los nuevos autores teatrales
coordine y organice el material, que
de otro modo se dispersa en un caos A pesar de las dificultades y las limi­
de lenguaje, en una colcha de retazos taciones del medio, la existencia de un
donde se ligan, sólo por una necesidad movimiento teatral vivo ha permitido
ideológica, las ideas y los gustos de los la escritura de nuevas obras teatrales,
distintos miembros del grupo. la gran mayoría de las cuales han sido
Entre las obras creadas o llevadas a presentadas al público antes de ser pu­
escena en forma colectiva, hay que blicadas, al contrario de lo que solía
destacar piezas como Guadalupe años acontecer en nuestro medio. Entre es­
cincuenta, del teatro La Candelaria, tas obras y autores cabe destacar la ex­
con dirección de Santiago García; Ba­ periencia del taller de dramaturgia del
naneras, de Jaime Barbín, El abejón Teatro Libre de Bogotá, y muy espe­
mono, de Eddy Armando; I took Pa­ cialmente las obras de su principal mo-
namá, del TPB, con dramaturgia de tivador, Jairo Aníbal Niño, cuya obra
Luis Alberto García, pieza satírica so­ dramática, de estilo lírico y simbólico,
bre la intervención norteamericana en revela grandes preocupaciones de ca­
la separación de Panamá durante el rácter político y social, como es el caso
gobierno de Teddy Roosevelt, etc. de una de sus primeras y más repre­
Una variación importante en el espec­ sentadas piezas, El monte Calvo, que
234 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

narra los recuerdos y muestra la dra­ mente por su pieza La agonía del di­
mática situación de un grupo de miem­ funto, presentada en distintos países
bros del batallón Colombia, veteranos de América Latina y llevada al cine;
de la guerra de Corea, y su lamentable Sebastián Ospina, con las obras La
situación de abandono y miseria tras el huelga y Tiempo vidrio, y reciente­
regreso a Colombia. Golpe de Estado mente Jorge Plata con su pieza El
y Alguien muere cuando nace el alba, muro en el jardín, sobre temas de vio­
representadas en festivales de teatro lencia urbana en nuestra época.
universitario, Santa Bárbara, sobre Aunque ha trabajado fundamental­
una famosa huelga del sector obrero mente el sistema de creación colecti­
en Medellín, Las bodas de lata o el baile va, coordinando la producción de
de los arzobispos, ganadora de un pre­ obras como Nosotros los comunes
mio de autores teatrales, que muestra (Comuneros, 1781), La ciudad dora­
en forma satírica los conflictos de un da, Guadalupe años sin cuenta y Golpe
matrimonio a lo largo de sus «bodas de de suerte, Santiago García ha explo­
lata», y como últimas producciones, rado la escritura dramática en los úl­
que corresponden a la época del taller timos años con dos obras que han sido
de dramaturgia del Teatro Libre, las llevadas a escena por el grupo de La
obras Los inquilinos de la ira, que Candelaria: El diálogo del rebusque,
muestra las distintas procedencias y mo­ inspirada en La vida del buscón y
tivaciones sociales de un barrio de in­ otros textos satíricos y burlescos de
vasión, El sol subterráneo, poema dra­ Quevedo, y el poema teatral Corre,
mático sobre uno de los temas de la his­ corre, Carigüeta, sobre la muerte del
toria colombiana acerca del cual se han inca Túpac Amaru.
escrito novelas, cuentos y piezas teatra­ Mención especial merece la activi­
les en mayor profusión: los sucesos de dad teatral llevada a cabo en Mede-
la zona bananera en 1928. llín, donde, a pesar de innumerables
Como seguidores del taller de dra­ dificultades de distinta naturaleza, se
maturgia del Teatro Libre de Bogotá, ha producido una constante actividad
cabe mencionar otros nombres cuyas en las últimas dos o tres décadas, con
obras han alcanzado una indudable re­ la permanente y prolífica actividad en
percusión: Esteban Navajas, especial­ la formación de escuelas y grupos,

Desfile en el día
internacional del
teatro durante
el Festival
Internacional de
Teatro, en Manizales,
abril de 1983.
Este festival,
creado en 1968
con sede en el
Teatro
Los Fundadores,
es hoy uno de
los más importantes
a nivel
latinoamericano.
Capítulo 8 235

en la puesta en escena de obras colom­ creadas a partir de temas ya existen­


bianas, latinoamericanas y del reper­ tes, como el poema de Pombo Doña
torio universal, por hombres de teatro Pánfaga Sabelotodo, o como uno de
como Mario Yepes, Gilberto Martí­ sus últimos trabajos, Proceso al señor
nez, Rodrigo Saldarriaga y otros. gobernador, basada en La condena de
Mario Yepes, como director teatral Lúculus de Bertolt Brecht. Otras
y de ópera y como organizador y di­ obras suyas son: El poder de un cero,
rector de la escuela de teatro de la El tren de las cinco no sale a las cin­
Universidad de Antioquia, ha realiza­ co en punto y Dos minutos para dor­
do una fecunda labor. Desde 1983, a mirse.
su vez, participó como coordinador Gilberto Martínez ha realizado tam­
general del Premio Universidad de bién diversos trabajos teóricos sobre
Medellín, creado para estimular la la producción teatral, como el titulado Cartel para
producción dramatúrgica colombiana. Hacia un teatro dialéctico, y ha logra­ "Guadalupe, años
sin cuenta",
Rodrigo Saldarriaga, director del do mantener durante varios años, creación colectiva
Pequeño Teatro de Medellín, ha con­ como algo excepcional en Colombia, del Teatro
seguido estabilizar la actividad de su una revista sobre la actividad escénica, La Candelaria,
grupo, realizando temporadas conti­ Teatro, de la cual habían salido hasta bajo la dirección
nuas con obras del repertorio univer­ 1986 catorce números. de Santiago García.
sal, así como de varios autores colom­ Entre las producciones más recien­
bianos: Sebastián Ospina, Jairo Aní­ tes se destacan las obras La cueva del
bal Niño y, entre los más recientes, infiernillo, de Carlos Perozzo, una
Henry Díaz, miembro del grupo, evocación muy personal del Hamlet en
quien obtuvo el primer premio del los tiempos actuales, y Los tiempos del
concurso teatral de la Universidad de ruido, creación colectiva del teatro
Medellín (octubre de 1985) con la «La Mama», coordinada y dirigida por
obra El cumpleaños de Alicia, estre­ Eddy Armando. Se trata de búsque­
nada por el Pequeño Teatro. Ésta es das muy novedosas, tanto desde la
una pieza intensa y dura sobre las re­ perspectiva del actor dramático, como
laciones humanas de un grupo de mu­ una reflexión sobre las dudas y con­
jeres, sus frustraciones y su soledad, flictos del hombre de hoy, como de la
hasta culminar en una cruda tragedia. actitud de un grupo que asume su ex­
Muestra algunas influencias de Ed- periencia de la vida humana más allá
ward Albee o Harold Pinter, pero a la del simple testimonio naturalista, para
vez descubre una fuerte personalidad dar rienda suelta a una alegoría poé­
de parte de su autor en la construcción tica dura y amarga sobre la violencia, Cartel de Santiago
de personajes y situaciones de notable la soledad y el desgarramiento que se Cárdenas para
fuerza y verismo. viven en nuestras grandes urbes de "Seis personajes
en busca de autor",
Como un importante director, dra­ hoy, muy particularmente en la ciudad de Luigi Pirandello,
maturgo, ensayista y promotor de tea­ de Bogotá. dirigido por
tro, Gilberto Martínez ha realizado Germán Moure
una variada e ininterrumpida labor en el Teatro Libre
Perspectivas de Bogotá.
desde hace veinticinco años, para con­
solidar el movimiento teatral en Me- Algunos hechos nuevos se han presen­
dellín y darle una proyección nacional tado en los últimos años. Tras una te­
y latinoamericana. Sus piezas revelan sonera lucha por abrir una nueva sala
una constante preocupación social y que presente adecuadas condiciones
política. Ha escrito algunas obras con para la representación teatral perma­
temas propios, de una corrosiva sátira, nente, Fanny Mickey —antes promo­
como Los mofetudos, El horóscopo, o tora del Festival de Arte de Cali, de
Zarpazo; obras inspiradas en hechos grupos como el TEC y el TPB, y del
históricos, como El grito de los ahor­ Café Concierto— concentró sus es­
cados, basada en el levantamiento co­ fuerzos en torno al proyecto de una
munero de 1781, y también obras institución denominada Teatro Nacio­
236 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

nal, adecuando una sala muy agrada­ Auditorio Roberto Arias Pérez, de
ble en la calle 71 con carrera 9.a, en Colsubsidio, un moderno y amplio es­
Bogotá. El Teatro Nacional no cuenta cenario, o el Auditorio Crisanto Lu-
con un elenco estable, sino que llama que, de la Contraloría General de la
a los actores y directores para cada República. Las nuevas salas y la re­
puesta en escena, aunque existe un modelación y mejor dotación de las ya
equipo que ha trabajado en forma más existentes permiten la diversificación y
constante en la institución, como es el el enriquecimiento de la actividad tea­
caso del director argentino David Sti- tral, que después de muchos intentos
vel o de Ricardo Camacho, quienes fallidos y pasos vacilantes se va con­
han efectuado allí varios montajes. solidando y produciendo resultados
También tiene gran importancia la tangibles, como uno de los lenguajes
apertura de salas promovidas por em­ más adecuados para plasmar nuestras
presas o entidades, como es el caso del realidades y sueños.

Bibliografía
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Publicaciones CEIS, 1983.
GONZÁLEZ CAJIAO, FERNANDO. «El proceso del teatro en Colombia». En: Manual de literatura
colombiana, tomo II. Bogotá, Planeta, 1988.
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PARDO, JOSÉ MANUEL, Comp. Teatro contemporáneo colombiano. Bogotá, Tres Culturas, 1985.
REYES, CARLOS JOSÉ, y MAIDA WATSON ESPENER, Comps. Materiales para una historia del teatro
en Colombia. Biblioteca Básica n.° 33, Bogotá, Colcultura, 1978.
VARGAS BUSTAMENTE, MISAEL, Comp. El teatro colombiano. Bogotá, Ediciones del Alba, 1985.
Capítulo 9 237

Historia del cine colombiano


Luis Alberto Álvarez blanco fotografías de objetos en mo­
vimiento y es, por lo tanto, el resul­
tado más conspicuo del genio humano
El cine llega a Colombia y la ciencia fotográfica». Después de
una detallada descripción técnica, el
n 1897, dos años después de cronista del diario El Espectador dice
E la legendaria sesión inaugural de que pronto tendrá lugar en la ciudad
los hermanos Lumiére en París, apala­ exhibición y que «todo estará a la
rece registrada la llegada a Colón, por altura del gusto de la culta Medellín».
entonces todavía ciudad colombiana, Según el artículo, la primera función
del Vitascopio de Edison. Era uno de debió tener lugar el 1o de noviembre
esos aparatos con que el recién nacido de 1898. Muy pronto hay referencias
cine se extendió, en poquísimo tiem­ de exhibiciones en Rionegro, en Cali Mara Meba,
po, por todos los continentes. Es po­ y en otras ciudades, todas en el último diva del cine
colombiano de
sible seguirle la pista por nuestro te­ año del siglo XIX. En agosto de ese los años 20.
rritorio, de Colón a Barranquilla y mismo año hay referencias de que el Su verdadero
Magdalena arriba, hasta Bucaraman- aparato de los hermanos Lumiere, el nombre fue
ga y Bogotá, donde sabemos que en Cinematographe, retrasado en Colom­ Lyda Restivo
agosto-septiembre de ese mismo año bia frente a la competencia nortea­ y llegó al país
se dio a conocer en el Teatro Muni­ mericana, entró al mercado en 1899 desde Italia,
su patria,
cipal. En Medellín, el 29 de octubre de con su gran acopio de «vistas» de paí­ para filmar
1898, un comentarista entusiasta des­ ses lejanos a los que, sin duda muy "El amor, el deber
cribe la próxima representación en la pronto, se suman imágenes registradas y el crimen".
«capital de La montaña» de los seño­ en nuestro país. En el anuncio de una
res Wilson Gaylord & Co., quienes de estas exhibiciones en Medellín apa­
asombrarán al público con un aparato recen referencias a imágenes de la ciu­
de la Compañía Edison, el Proyectos- dad. Es imposible decir si se trata de
copio, «la última y más grande inven­ cine o de imágenes estereoscópicas fi­
ción del brujo de Menlo Park, cono­ jas que, con frecuencia, acompañaban
cida con el nombre de Proyectoscopio la exhibición de películas.
o cinematógrafo proyector de Edison, De todas maneras, el entusiasmo
una máquina que lanza sobre un telón inicial por el nuevo medio y, sobre
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
238

todo, los pálidos comienzos de una do la longitud de las películas, y del


producción de imágenes colombianas registro de curiosidades se va pasando
en movimiento, parece haberse fre­ a historias concebidas para el cine con
nado en gran medida con la guerra de dramaturgia propia.
los Mil Días, en medio de la cual Co­ 1903 es el año de la película nortea­
lombia recibiría la llegada del siglo XX. mericana El gran asalto al tren, de Ed-
El final de la guerra, en 1902, traerá win Porter, en los orígenes de una po­
consigo una reactivación de la nacien­ derosa industria del entretenimiento.
te industria de la exhibición: poco a En la década inicial del siglo hay fil­
poco irán surgiendo teatros dedicados maciones y exhibiciones de temas co­
exclusivamente al cine, máxime cuan­ lombianos y existe incluso la sospecha
do, gradualmente, se va incrementan­ de que el general Rafael Reyes haya
Francisco hecho venir de Francia un camarógra­
Di Domenico, fo con el fin de eternizar en el celu­
uno de ios loide momentos que él consideraba
pioneros importantes en su actividad política y
del cine
colombiano. social. Pero es comenzando la década
de los años diez cuando Colombia co­
mienza a tener lo que podría llamarse
una industria cinematográfica sólida,
si bien con su máximo peso en la rama
de la exhibición y sólo esporádicamen­
te en la de la producción. De 1910 has­
ta fines de los veinte un nombre so­
bresaldrá con fuerza: Di Domenico
Hermanos.

Vicente, Francisco y los otros


En noviembre de 1910 Vicente y Fran­
cisco Di Domenico salieron de Cas-
telnuovo di Conze, provincia de Sa-
lerno, en Italia, con destino América.
Venía con ellos Benedetto Pugliesi y
un equipo de dos proyectores, un ge­
nerador de 6 CV y un número de pe­
lículas adquiridas en Milán y en París.
Estos pioneros italianos se instala­
Cartel del cinema ron, en primer lugar, en la isla antilla­
Olympia, frente al na de Guadalupe, luego en Trinidad y
parque de la
Independencia, luego en Venezuela, hasta que termi­
de Bogotá, naron en las costas colombianas. En
para la función Barranquilla, Ciénaga y Santa Marta,
del martes la joven empresa vivió innumerables
18 de julio de
aventuras hasta que, después de ha­
1911. En programa
"La vida de berse separado del amigo Pugliesi, los
Napoleón", Di Domenico decidieron poner rumbo
"Paseo histórico hacia Bogotá. En la capital colombia­
a Versalles", na comenzaron con modestas exhibi­
"Fabricación
de muñecas",
ciones en el Bazar Veracruz y, poco a
"El árbol poco, pero con seguro instinto del ne­
de la fortuna" gocio, fueron creando una próspera
y "Nicolás industria de exhibición. A Vicente y
perdió sus llaves". Francisco se les unieron muy pronto
Capítulo 9 239

los primos Juan y Donato y los cuña­ entre las que se mencionan Una no­
dos Peppino y Erminio di Ruggiero. tabilidad rural, La hija del Tequenda-
En 1912 la empresa había progresado ma, Nobles corazones y Ricaurte en
tanto que se pudo emprender la cons­ San Mateo. De esas películas, una
trucción de una gran sala, exclusiva­ dejó una huella mayor, por el impacto
mente para proyectar cine, un palacio social de su temática: El drama del
adecuado para una actividad que se quince de octubre. Propaganda del
Circo-Teatro
había vuelto seria. El Salón Olympia España, inaugurado
fue construido en participación por Di La primera película política en 1910. Allí se
Domenico Hermanos, quienes asu­ realizaban
mieron su administración, y por un El drama del quince de octubre, que sesiones de cine
grupo de caballeros bogotanos, entre al aire libre,
parece irremediablemente perdida, a las que concurría
ellos el connotado Nemesio Camacho. fue una curiosa anticipación de ciertos en masa el público
La inaguración tuvo lugar el 8 de di­ dramas documentales contemporá- de Medellín.
ciembre de 1912, con la película italia­
na La novela de un joven pobre. Era
una sala para 3.000 espectadores, con
telón de proyección en el centro, un
estilo común por aquellos años, que
también compartían otros renombra­
dos teatros de la época, como el fa­
moso Circo España de Medellín, es­
trenado en 1910.

El paso a la producción: la SICLA


En 1913 se constituyó una nueva so­
ciedad que hizo pronto el intento de
una producción nacional en forma: la
Sociedad Industrial Cinematográfica
Latinoamericana (SICLA). Los Di
Domenico tuvieron que enfrentarse
desde el comienzo a una competencia
sin reglas en el campo de la exhibi­
ción, una batalla en la que todo valía
y en la que se recibían tantos golpes
bajos como se daban. Es posible que
esta necesidad de mantener el nivel de
competitividad los haya movido a
abrirse hacia el campo de la produc­
ción. Francisco Di Domenico mismo
filmaba en las calles de Bogotá su Dia­
rio colombiano, imágenes de actuali­
dad que procesaba por la noche y ex­
hibía al día siguiente de tomadas. Bo­
gotá, una ciudad de 150.000 habitan­
tes, se enteraba con rapidez de los
eventos que iban a ser registrados y se
preparaba a salir en ellos convenien­
temente. Procesiones y actos sociales
se mostraban antes de los largometra­
jes, casi inmediatamente después de
haber ocurrido. Muy pronto se pasó a
poner en escena historias de ficción,
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
240

mandó entregarlo al tesoro nacional.


La familia del general Uribe expresó
vivamente su protesta por el abuso de
la memoria de su pariente, y luego la
prensa de todo el país hizo una cam­
paña para que se prohibiera la exhi­
bición de la cinta. Los comentarios vi­
rulentos en periódicos de Bogotá, Me-
dellín, Cúcuta y Barranquilla obliga­
ron a los Di Domenico a efectuar cor­
tes radicales en su película. Pero
dichos cortes no le dieron satisfacción
a la indignada opinión pública, que
consideraba una afrenta imperdonable
la exhibición oportunista de los asesi­
nos y la explotación de un hecho do­
loroso.
El drama del quince de octubre no
tiene sólo valor anecdótico; es la pri­
mera película (y tal vez la última en
muchas décadas) que toca de alguna
manera la fibra íntima de la nación y
que demuestra claramente el potencial
social y político inherente al medio
cinematográfico. Ello podría haber
dado origen a una aproximación dis­
tinta al cine y, por ende, a un cine na­
cional significativo. Pero no fue así.
No mucho tiempo antes de El drama
del quince de octubre una película nor­
teamericana, El nacimiento de una na­
ción, no sólo consolidó el arte cine­
Leovigildo Galarza neos. El asesinato del general Rafael matográfico sino que puso al cine en
y Jesús Carvajal, Uribe Uribe era un hecho que había el primer plano del debate nacional,
asesinos de Rafael
Uribe Uribe y conmovido al país no hacía mucho con consecuencias vastas y profundas.
actores del filme tiempo. Los victimarios estaban to­ Por otra parte, con la película de Uri-
"El drama del quince davía en el panóptico de la capital y be Uribe, los Di Domenico comienzan
de octubre", de los los Di Domenico pensaron que podían a dirigir sus esfuerzos a la conforma­
hermanos Di Domenico. realizar con ellos, y con otras personas ción de una industria productora na­
Abajo, Gerardo Bueno
en el papel del que fueran testigos directos o indirec­ cional, aprovechando la coyuntura de
general Uribe Uribe. tos, una reconstrucción cinematográ­ la primera guerra mundial y la infraes­
fica fiel. Leovigildo Galarza y Jesús tructura técnica que ellos mismos ha­
Carvajal, los asesinos, fueron conven­ bían ido creando. Estas esperanzas se
cidos con 5.000 pesos de honorarios, y interrumpirían bruscamente en la dé­
el director de la cárcel permitió que, cada siguiente, pero todavía durante
con toda la paciencia y cuidado, los Di unos años hay tiempo para que surja
Domenico hicieran todas las tomas ne­ la pequeña historia del cine colombia­
cesarias. Ese mismo director quedó no en la era del cine mudo. Las ex­
encargado de guardar los 5.000 pesos, periencias documentales y la creciente
que los sindicados no estaban autori­ calidad técnica de las producciones Di
zados a recibir mientras estuvieran en Domenico hacen que, espontánea­
prisión. El escándalo estalló en todo el mente, comiencen a surgir los sueños.
país. Un fiscal ordenó la confiscación ¿Cómo habría sido si, con un poco
del dinero, considerado delictuoso, y más de esfuerzo, hubiéramos tenido
Capítulo 9 241

dramas, comedias, cine de aventuras en un cuarto oscuro improvisado. La


completamente colombianos? El cen­ película obtuvo un enorme éxito de
tenario de Boyacá, el 1919, hace que público, no solamente en Colombia
se abrigue la esperanza de reconstruir sino en los países de habla española,
en la pantalla la gesta libertadora. La constituyéndose con ello en un mo­
Academia de Historia muestra su in­ delo que nunca más ha podido ser al­
terés y nombra una comisión para es­ canzado por ninguna otra película co­
tudiar el proyecto. Con la máxima lombiana. Por lo que a sus cualidades
probabilidad, la idea no llegó siquiera estéticas se refiere, es imposible emitir
a la etapa de guión. un juicio, ya que hasta ahora no ha po­
dido encontrarse ninguna copia. Las
Los años veinte: María fotos fijas existentes revelan un me­
lodrama extremadamente convencio­ El actor Alfredo
La década de los veinte vería impul­ nal, lo cual no implica que haya ca­ del Diestro,
sada la producción nacional de ficción recido de fuerza y expresión. Fué es­ director de "María"
trenada en Buga en 1922. (1922), sobre la
con un número relativamente grande novela de
de largometrajes, algunos de ellos Jorge Isaacs.
acogidos con entusiasmo popular. La El atractivo de la literatura
versión para la pantalla de la María dé popular: Aura o las violetas
Jorge Isaacs, filmada en la hacienda El
Paraíso entre 1921 y 1922, daría el El éxito de María fue un desafío para
arranque a una serie de producciones muchos, por supuesto que también
de lo que podría llamarse, no sin cierta para los hábiles Di Domenico, que ha­ Roberto
ironía, «la edad de oro del cine colom­ cía tiempo estaban buscando la oca­ Estrada Vergara,
biano». María, hecha de un guión cui­ sión de una gran película de ficción. protagonista de
dadosamente preparado, fue la idea "Aura o las
Como en María, el recurso hacia la li­ violetas" (1924),
de un ex franciscano llamado Antonio teratura popular y de gran difusión pa­ sobre la novela de
José Posada. Se dice que este sacer­ recía ineludible. Tras Isaacs, pues, José María Vargas
dote colgó los hábitos llevado de su José María Vargas Vila. Entre sus Vila, dirigida por
excesiva pasión por el cine, que luego obras, Aura o las violetas, un autén­ Pedro Moreno
se fue a Panamá, donde llevó vida agi­ Garzón para los
tico best-seller, parecía la más adecua­ hermanos
tada, y luego regresó a Colombia a da. La compañía SICLA se lanzó a la Di Domenico.
fundar el Teatro Bogotá. Se dice que
en los últimos años regresó a su con­
vento. El actor español Alfredo Del
Diestro entró a participar en el pro­
yecto de Posada como socio capitalista
y director de la película. Del Diestro
hacía con frecuencia giras teatrales
por Colombia y había sido descrito a
su llegada a Medellín en 1906 como
«el mejor cómico que ha venido por
estos mundos», añadiendo que «en lo
serio y en lo trágico no se conoce actor
alguno superior a él». Posada conocía
los trabajos cinematográficos hechos
en Panamá por otro español llamado
Máximo Calvo y logró convencerlo de
que se viniera a Colombia a hacer la
María. Calvo codirigió, no sin roces
fuertes, al lado de su compatriota Del
Diestro y fue, asimismo, fotógrafo y
operador. Calvo realizó el trabajo de
revelado en la misma finca El Paraíso,
242 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

empresa. Los Di Domenico constru­ Nacional de Teatro, muy afamada en


yeron un estudio en los terrenos del la capital de la República. Acevedo se
Salón Olympia y se le encargaron a pasó al cine en la década de los veinte,
Pedro Moreno Garzón la puesta en es­ primero como exhibidor y luego en la
cena y la dirección de actores mientras producción. La tragedia del silencio
que Vicente Di Domenico hacía el tra­ fue el primer fruto de esta dedicación
bajo de cámara. Después de buscar al cine. Acevedo dirigió y Hernando
durante un tiempo una actriz adecua­ Bernal, discípulo de Vicente Di Do-
da, se encontró a la joven bogotana, menico, hizo la fotografía. La película
de padres europeos, Isabel van Wal- fue protagonizada por Alberto López
den. Su actuación, de acuerdo a críti­ Isaza y entre los actores figuraba Gon­
cos de la época, fue memorable, sobre zalo, el hijo y colaborador de Arturo
todo «en el diálogo del jardín cuando Acevedo. El 1.° de mayo de 1924, no
dice: "no te vayas, José María, no me sabemos si antes, después o contem­
abandones", en el palco del Colón poráneamente al estreno en el Teatro
cuando exhibe magistralmente la de­ Faenza de Bogotá, los Acevedo saca­
sesperación de su alma, y en el rictus ron a la luz una revista llamada Cine
de la muerte, cuando vencida por el Colombia, como primer número de
dolor cae desplomada sobre el lecho». una serie que habría de traer, en for­
ma de novelas, las producciones de la
Los Acevedo, Casa Cinematográfica Colombia. Con
la narración de La tragedia del silen­
competencia para los Di Domenico cio, e incluso con la partitura musical
Arturo Acevedo y sus hijos Alvaro y de Alberto Urdaneta, la revista mos­
Gonzalo se convirtieron muy pronto traba imágenes de la inauguración de
en franca competencia para la empre­ la empresa: la bendición por el arzo­
sa Di Domenico. El doctor Acevedo, bispo Ismael Perdomo y la presencia
dentista de profesión, había comen­ del presidente de la República y sus
zado su actividad artística en la esce­ ministros, del gobernador de Cundi-
na, como fundador de la Compañía namarca y del alcalde de Bogotá. Esas
fotos demuestran que los intentos de
un cine nacional no eran interés de ar­
Isabel von Walden, tistas aventureros y bohemios. «He­
la protagonista
de "Aura". mos de tener arte propio», dijo el pre­
Su actuación, sidente en aquella ocasión.
según la crítica La empresa de los Acevedo comen­
de la época,
fue memorable.
zó también a elaborar noticieros, de
modo que por aquellos años compe­
tían estas imágenes documentales con
las producidas por la SICLA de los Di
Domenico. La tragedia del silencio,
por su parte, logró superar las fron­
teras nacionales y ser exhibida, por lo
menos, en Panamá y en Venezuela.
La SICLA continúa
su producción de largometrajes
Después de Aura o las violetas la com­
pañía de los Di Domenico y su cola­
borador, Pedro Moreno Garzón, se
animaron a producir un nuevo largo­
metraje. Esta vez tomaron como base
no una novela sino una obra teatral:
Capítulo 9 243

La Casa Cinematográfica “COLOMBIA” presenta


ú(l M (?nn RIVl/^n/^0
La rr)ds imponente creador) del arte nacional.
Constituye el más ruidoso acontecimiento artístico del año.

-r

Como los muertos, de Antonio Álva- letas. También Como los muertos tuvo Cartel de
rez Lleras. Moreno Garzón escribió su pequeño escándalo, porque hubo "La tragedia del
silencio",
un guión adaptado a las exigencias del quien consideró que un protagonista dirigida por
medio cinematográfico y atrajo con con lepra podía dañar gravemente la Arturo Acevedo
ello la indignación del autor literario, imagen del país en el exterior e incluso en 1924, con
quien se sintió traicionado en su crea­ producir bajas en el precio del café. Isabel y Lely
ción. Para esta película se construyó Después de Como los muertos la SI- Vargas, Alberto
un buen estudio, bien dotado técni­ López Isaza, Inés
CLA incursionó por tercera vez en el Niño Medina,
camente, que pudo haberse constitui­ largometraje de ficción con El amor, Jorgito Acevedo
do en cuna de una industria profesio­ el deber y el crimen, seleccionada, se­ González y
nal y tecnificada en el país. Como los gún su director Pedro Moreno Gar­ Alberto de Argáez.
muertos era una historia melodramá­ zón, por sus «fuertes contrastes dra­ El estreno se
tica, con el toque terrorífico de la le­ máticos de tendencia socialista». En efectuó en el
pra como tema. Esta vez se aprovechó Teatro Faenza.
Cali, la Colombia Film Company, que
la presencia en Colombia de una com­ mencionaremos nuevamente más tar­
pañía ambulante de teatro y se contra­ de, había importado a la actriz italiana
tó a dos de sus estrellas para los pa­ Lyda Restivo (alias Mara Mebo), ante
peles protagónicos: Matilde Palau y la dificultad para conseguir actrices
Joaquín Sem, quienes habían interpre­ colombianas para sus películas. Los
tado sus respectivos papeles sobre las prejuicios sociales impedían que las
tablas. La fama de los actores incidió jóvenes de la época participaran en
fuertemente en los costos de produc­ una actividad que, como el cine, era
ción y, pese a todo, no hizo a la pelí­ considerada de dudosa reputación. La
cula más exitosa que Aura o las vio­ SICLA contrató a Mara Mebo para su
244 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

nueva película y el rodaje tuvo lugar


en un tiempo récord de veinte días. La
cinta no obtuvo, sin embargo, buena
respuesta de público.

Don Gonzalo Mejía,


pionero antioqueño del cine
A comienzos de los años diez, Gon­
zalo Mejía, hombre de empresa antio-
queño, había estado perfeccionando
en los Estados Unidos un modelo de
hidroplano, con el fin de utilizarlo en
el Magdalena. Crónicas de prensa ha­
blan de funciones cinematográficas en
Manizales y en Medellín, en las cuales
se presenta el avión de don Gonzalo.
En su juventud, llevado por su espíritu
aventurero, había buscado convertirse
en estrella de Hollywood. Arruinado
y enriquecido sucesivamente, se puso,
entre otras tareas de su imaginación
creativa, a la de construir un enorme
teatro de 4.000 butacas para Medellín,
una ciudad que sólo tenía 150.000 ha­
bitantes. Con los Di Domenico, Ne­
mesio Camacho, Camilo C. Restrepo
y Harold B. Maynham, llevó a cabo
este proyecto, el Teatro Junín, una
obra cuya calidad y prestigio perdu­
raron hasta hace pocos años, una tí­

Gonzalo Acevedo,
actor de
"La tragedia del
silencio", fue
camarógrafo de
"Bajo el cielo
antioqueño",
película producida
entre 1924 y 1925
por Gonzalo Mejía.

Escena culminante
de "Bajo el cielo
antioqueño".
El rodaje duró
7 meses, debido
a que los actores
eran miembros de la
alta sociedad de
Medellín y debían
compartir el trabajo
con sus actividades.
Capítulo 9 245

pica obra de don Gonzalo, para quien


la rentabilidad y la ganancia nunca
fueron criterio fundamental. Con este
mismo espíritu decidió la realización
de un largometraje en Medellín.

Bajo el cielo antioqueño


Para llevar a término su idea, don
Gonzalo Mejía buscó los servicios de
Arturo Acevedo, convertido en vete­
rano del cine de ficción con La trage­
dia del silencio. Acevedo escribió el
argumento original de Bajo el cielo
antioqueño y se constituyó la empresa
Compañía Filmadora de Medellín
S.A. Gonzalo Acevedo, el hijo de Ar­
turo, actor en el largometraje de su
padre, fue contratado para hacer la fo­
tografía. No era camarógrafo profe­
sional, pero la producción no podía
permitirse importar uno de otro país.
La cinta comenzó a rodarse en diciem­
bre de 1924 y terminó el 13 de junio
de 1925, siete meses de rodaje, debido
a que los actores, miembros todos de
la alta sociedad de Medellín, tenían compraba el disfraz de pájaro. ¿Había Escena de filmación
que alternar su trabajo con las obli­ que almorzar? Almorzaban en la casa de "Bajo el cielo
gaciones sociales y comerciales ordi­ a donde habían ido. Ni llevaban cuen­ antioqueño".
narias. Bajo el cielo antioqueño fue tas, ni cálculos, ni tenían presupuestos En primer plano,
realizada enteramente y en casi todos ni estimaciones. Si se gastaban cuatro
el director Arturo
sus aspectos por la alta burguesía de Acevedo y el
o seis meses era lo mismo. No había camarógrafo Gonzalo
Medellín y casi podría denominarse sindicato de artistas, ni nómina, ni ha­ Acevedo.
una autocelebración de la misma. Con bía que economizar..., era un juego». El personaje de pie,
excepción de los bogotanos Acevedo, El argumento de Bajo el cielo an- al fondo, es
profesionales del cine, todos los de­ tioqueño es banal y melodramático. Gonzalo Mejía,
más acudieron como a una enorme promotor de la
Una joven de sociedad se ve a escon­ película.
fiesta de siete meses de duración, un didas con un novio a quien su padre
juego de sociedad novedoso y apasio­ no acepta. El muchacho es acusado
nante. Luis Mejía, hijo de don Gon­ falsamente de un asesinato, pero el
zalo, describe así la atmósfera: «No amor de su novia hace triunfar la ver­
había nadie que no fuera de los nues­ dad y el padre termina por aceptar a
tros. Para mi papá la película era pro­ su yerno. Importante es que la pelí­
paganda. Mi papá y la sociedad de cula estaba llena de variedades, de lu­
Medellín quisieron hacer una película gares y de situaciones diversos y que
y figurar. Como la película no era co­ dejaba entrever el espíritu lúdico en
mercial, ni le hicieron propaganda, ni que fue concebida. Pese a que no tenía
era promocionada, ni nadie les ayu­ pretensiones comerciales, se convirtió
daba, se gastaron una plata entre to­ en éxito de taquilla y no sólo en Antio-
dos e hicieron la película. ¿Cuánto quia. Y lo curioso es que no sólo la
costó? Yo creo que mucho y nada, alta sociedad acudió para hacer su
porque las casas eran de ellos, los ca­ propio reconocimiento, sino gente de
ballos, los actores eran ellos, las ro­ todas las clases sociales. El número de
pas; a la que le tocaba bailar de pájaro actores y la duración de dos horas y
246 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Félix Rodríguez, como siempre, a otra cosa. Para esta


director de mente inquieta el cine pasó a un se­
"Alma provinciana" gundo plano, y la Compañía Filma-
(1926), cinta sobre
la vida de un dora de Medellín no volvió a filmar
estudiante de nunca.
provincia en Bogotá.
Fue filmada en
escenarios naturales. Otras producciones de los veinte
El santandereano Félix Rodríguez,
quien había tenido contactos con el
cine en los Estados Unidos, fue autor
dramático, poeta y exhibidor en pro­
vincia. De una de sus propias piezas
teatrales hizo Alma provinciana en
1926, película de la que fue autor com­
pleto, del guión a la dirección y de los
decorados al trabajo de laboratorio.
La cinta, acerca de la vida de un es­
tudiante de provincia en Bogotá, fue
filmada en escenarios naturales. Es
una de las pocas películas de los veinte
de la cual se conserva copia, o lo que
queda de una copia.
diez minutos convierten a este diver- A fines de la década se usó una vez
timento medellinense en una especie más el tema del general Uribe Uribe,
de superproducción. Concluida la pe­ en una película realizada en Medellín
lícula, Gonzalo Mejía demostró lo que y Bogotá y llamada Rafael Uribe Uribe
quería demostrar. Este Kane criollo y el fin de las guerras civiles en Colom­
decía que era posible hacer una pelí­ bia. La película fue dirigida por Pedro
cula nuestra y que tuviera éxito. Una J. Vásquez y el argumento escrito por
vez concluida su argumentación, pasó, el famoso literato antioqueño Francis­

Elenco de actores
de "Alma
provinciana",
durante la filmación,
febrero de 1926.
Capítulo 9 247

co («Efe») Gómez. La película estaba ron el lanzamiento de la compañía ca­


dividida en dos partes y veinte «ac­ leña. Parece que el éxito fue grande en
tos», que eran como una serie de ta- el Valle del Cauca, pero que una mala
bleaux de reconstrucción histórica, distribución hizo que no ocurriera lo
muy al estilo de las películas históricas mismo en el resto del país. Este fra­
de Griffith y otros. No se sabe si Pedro caso de taquilla contribuyó enorme­
J. Vásquez haya sido un realizador co­ mente a que la empresa se viniera aba­
lombiano o una importación, pero se jo después de unos comienzos con ex­
menciona su experiencia en México y celentes auspicios. En 1927 sólo se
en La Habana. La película no parece hizo un documental, Tardes vallecau-
haber despertado las polémicas de canas, y luego vino el cierre.
diez años antes con la primera cinta Otras películas fueron filmadas en
sobre Uribe Uribe. La figura del ge­ los veinte, con menos pretensiones, en El actor español
neral se había convertido ya en histo­ ciudades de provincia como Pereira y Máximo Calvo,
ria lejana, en tema de glorificación y Manizales. Máximo Calvo, el español quien co-dirigió
"María" (1922) con
no de política viva. de María, hizo Nido de cóndores en Alfredo del Diestro
Pereira, y Samuel Velásquez hizo Ma­ y luego hizo
La producción en Cali dre, un melodrama rural caldense del "Nido de cóndores",
cual él mismo había escrito una no­ filmada en Pereira.
y la Colombia Film Company vela. La película todavía se conserva.
En 1923 el cine se veía como negocio Ninguna de las dos películas dio ori­
y actividad artística prometedora no gen a una producción continua en esas
sólo en Bogotá. Ante el éxito de Ma­ regiones.
ría surgió en Cali otra compañía pro­ La actividad documental tuvo, por
ductora, la Colombia Film Company, supuesto, una mayor estabilidad, dado
esta vez una sociedad anónima, como que los noticieros exigían siempre
años más tarde la malograda Procinal. nuevo material y los rivales SICLA y
La Colombia Film Company no era Acevedo e Hijos buscaban registrar
una empresa de artistas sino de gente todo lo importante en el acontecer na­
de industria y comercio: Isaías Mer­ cional y, sobre todo, bogotano. Un Portada de
"Películas",
cado, Alejandro Garcés P., Elias Qui- periódico en Medellín registra la ex­ revista dirigida
jano, Juan de Dios Restrepo, Pedro hibición en la ciudad de un documen­ por Francisco
Pablo Caycedo, Rodolfo de Roux. En tal sobre Marco Fidel Suárez, con imá­ Bruno y editada
busca de un nivel alto de producción, genes en vida del presidente y con las por Di Domenico
ellos contrataron en Italia a un direc­ tomas filmadas en su entierro. Muy Hermanos a fines
de los años 10
tor, a un camarógrafo y a dos actrices. probablemente no fueron las únicas y en los 20.
Una de ellas fue la ya mencionada documentaciones de este tipo. Este número,
Mara Mebo. Con los actores no había de 1923, presenta
problemas porque no tenían las difi­ Cine Colombia y el fin de una a la actriz
cultades sociales que encontraban las infantil
intérpretes femeninas colombianas. cinematografía nacional sólida Marx Kornman, en
el filme "Una calle
Dos años enteros emplearon para pre­ En 1927 comenzó sus actividades en tranquila ".
parar el lanzamiento de la empresa Medellín Cine Colombia. Esta empre­
con todos sus detalles: importación de sa se dedicó en un principio a la ex­
equipos y decorados, construcción de plotación de películas en el Circo Es­
estudios, todo con alto profesionalis­ paña de la capital de Antioquia (estre­
mo y responsabilidad. Las imágenes nado en 1910) y luego adquirió la em­
conservadas de las películas de la Co­ presa de Belisario Díaz, una de las pri­
lombia Film Company revelan un ni­ meras distribuidoras en Colombia. El
vel alto en la composición, en la cali­ primero de sus teatros en el país fue el
dad de los decorados, por encima de Rialto de Cartagena, y con otros tea­
las producciones de aquellos años en tros se fueron haciendo acuerdos de
otras compañías. Suerte y azar, en exhibición en todo el país. Pero fue en
1925, y Tuya es la culpa, en 1926, fue­ 1928 cuando esta empresa intervino
248 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

retirados de la brega, el cine colom­


biano murió una vez más. Sus poste­
riores resurrecciones han sido bastan­
te parciales.

La llegada del sonoro


y los desérticos años treinta
El cine sonoro, que revolucionó la in­
dustria internacional del cine a finales
de los veinte, fue un golpe más para el
problematizado cine nacional, ya que
aumentaba las dificultades técnicas.
Con todo, Colombia tuvo su «inven­
tor» del cine sonoro en Carlos Schroe-
der, un nacional de padres alemanes
que había tenido experiencia cinema­
tográfica en la Casa Messter de Berlín.
Schroeder desarrolló un complicado
Luis David Peña, directamente en la base más firme que sistema que llamó Cronotófono y que
vinculado a fines había en el país para constituir una presentó por primera vez en 1929.
de los años 30
producción industrial y permanente de Pero pronto los sistemas americanos
a Colombia Films de sonido invadieron el mercado y el
y colaborador cine. Por 1.250.000 pesos Cine Colom­
importante de la bia compró la totalidad de la empresa cine parlante entró de lleno al país en
Sección de Cultura de los Hermanos Di Domenico, no su forma más tecnificada y universa-
Popular del para asumir la producción de películas lizada. Los años treinta vieron la sus­
Ministerio de
sino para eliminarla, porque se la con­ pensión casi total del cine argumental
Educación, con y la permanencia de sólo algunos no­
Jorge Eliécer sideraba competencia indeseable para
Gaitán, quien el cine extranjero que Cine Colombia ticieros. En este material de noticieros
se propuso distribuía y exhibía. Tras este paso, los están las únicas dos o tres cosas que
adelantar un Acevedo de Bogotá y Colombia Film pueden mencionarse en estos años: un
programa de
Company de Cali, las productoras más documental sobre la guerra con el
producción y Perú y un difundido recuento de los
divulgación importantes del país, se vieron obli­
cinematográfica. gadas a suspender labores. Los únicos funerales del presidente Olaya Herre­
laboratorios existentes en Bogotá eran ra. Como primera película sonora apa­
los de Di Domenico y la empresa an- rece mencionada Al son de las guita­
Tocayo Ceballos
tioqueña los clausuró. Los de Colom­ rras, dirigida por Alberto Santana y
y Lily Alvarez
bia Film en Cali cerraron por conflic­ con técnica sonora del inventor
en "Allá en el
trapiche" (1943), tos internos de la empresa y con ello Schroeder. Pero parece que la película
dirigida por el el país quedó sin donde revelar su no fue jamás terminada.
chileno Gabriel cine. Las películas extranjeras podían
Martínez para la A fines de la década aparece un
Ducrane Films. adquirirse a bajo costo y garantizaban nuevo esfuerzo en Bogotá, la Colom­
éxito de taquilla. Las nacionales, que bia Films, fundada en marzo de 1938.
costaban cerca de 35.000 pesos en esa Pese a haber traído de Europa al ca­
época, eran difícilmente amortizables marógrafo austríaco Hans Brückner,
y un 40 % tenía que ser devuelto a los la empresa no pasó de unos cuantos
productores. Cine Colombia suspen­ cortos de danzas. Los dos largometra­
dió también el 10 % que se les daba a jes anunciados, Sangre criolla y Un
los productores de documentales para bambuco vale un millón, no llegaron
noticieros y con ello la producción de nunca a ver el celuloide. En este es­
los mismos se vio también abocada a fuerzo abortado estuvo comprometido
la muerte. Con los estudios Di Do- Luis David Peña, quien tuvo un papel
menico convertidos en imprenta, los importante en otro experimento no­
laboratorios cerrados y los pioneros vedoso pero fracasado: la oficina de
Capítulo 9 249

cine de la Sección de Cultura Popular La Ducrane continuó el camino em­


del Ministerio de Educación. Esta prendido con Golpe de gracia y con
idea del ministro Jorge Eliécer Gaitán planes ambiciosos de convertirse en
comienza con una maravillosa dota­ gran industria. Primero se buscó am­
ción de cámaras, copiadoras, graba­ pliar los estudios bogotanos y luego se
doras, proyectores y cinemóviles, que adquirió en Sasaima, no lejos de la ca­
fueron encomendados a Gonzalo Ace- pital, una finca con piscina que se qui­
vedo. El resultado fue que todas estás so convertir en un pequeño Holly-
unidades no llegaron a producir nada wood con todas las de la ley. Entre los
de valor permanente. sueños estaba el de adaptar la piscina
para la filmación de escenas maríti­ Esperancita Calvo
Los años cuarenta: mas. Golpe de gracia fue una especie en "Flores del
de show cómico-musical, un intento Valle" (1941),
el sonido retardado y la Ducrane de integrar el mundo de la farándula primer largometraje
argumental sonoro
Los años treinta pasan, pues, sin pena y la radio colombianas al cine. La pe­ realizado en el
ni gloria, tal vez con más pena que glo­ lícula, de nuevo con Tocayo Ceballos, país por Máximo
ria, y es sólo en 1941 cuando aparece pero ya sin los chilenos, que hicie­ Calvo. Como era
el primer largometraje argumental ron casa aparte, fue un fracaso eco­ lógico, el eje
nómico. de la película
parlante en nuestro país. Su realizador era la música.
es el exitoso cineasta de María, Má­
ximo Calvo. Flores del valle, con mu­
cha música, tiene un cierto éxito.
Como siempre el problema es enfren­
tarse a los compromisos de exhibición
con el cine extranjero. En los años
cuarenta, después de una década de
recesión, hay una relativa reactivación
en la producción de largometrajes.
Leopoldo y Jorge Crane Uribe, junto
con Oswaldo y Enrique Duperly, fun­
daron la Ducrane Films Ltda. y con­
trataron el austríaco Hans Brückner,
fracasado en su contrato con la efí­
mera Colombia Films. Brückner entró
a trabajar como director, guionista y
camarógrafo. Allá en el trapiche fue el
primer trabajo de la Ducrane. La res­
ponsabilidad artística la asumió un
grupo chileno de teatro y radio, la
Compañía Álvarez-Sierra. Gabriel
Martínez, perteneciente a ese grupo,
dirigió la película, y también la actriz
principal, Lily Álvarez, formaba parte
del mismo. El papel masculino fue in­
terpretado por el famoso cómico ra­
dial Tocayo Ceballos. La película
¡cómo podía ser de otro modo! era un
vehículo para muchas canciones y
folklore. Él público y la crítica la re­
cibieron con benevolencia y parece
que la música de Emilio Murillo se
adaptó sin dificultad a esa fusión de
teatro chileno popular, radio y cine so­
noro primitivo.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
250

La Ducrane fue un nuevo eslabón


en la cadena de frustraciones de nues­
tro cine industrial. Por aquel entonces
la empresa de los Acevedo se había
convertido en simple equipo de fil­
mación, sin producciones propias.
Duró hasta 1946 y su archivo, gracias
sobre todo a su Noticiero Nacional y a
otras documentaciones, es una de las
escasísimas fuentes de nuestra me­
moria visual a lo largo de tres décadas.
La empresa Esso adquirió ese archivo
y lo conservó. Desde hace unos años
está en proceso de clasificación y res­
tauración. A comienzos de los años
cuarenta se dio en Colombia la pri­
mera ley de protección y fomento de
la industria cinematográfica, la ley 9.a
de 1942, que fue en parte la respon­
sable del incremento de producción de
aquellos años. La ley suprimía los
aranceles de aduana a la materia pri­
ma cinematográfica y eximía de im­
puestos a los teatros que mostraran
Un fotograma de La tercera película de la Ducrane, cine nacional. La ley fue incapaz de
"Sendero de luz" un argumento dramático, se llamó promover suficientemente nuestra dé­
(1945), filme Sendero de luz. El autor del guión era bil cinematografía frente a la presen­
para el que Jaime Jaime Ibáñez, famoso en el mundo de cia masiva del cine norteamericano,
Ibáñez, famoso
autor de las radionovelas por Cada voz lleva su mexicano y de otros países con cine­
radionovelas, angustia, que sería filmada posterior­ matografía fuerte. Pese a las buenas
escribió el guión. mente. Sendero de luz fue la única pe­ intenciones, la ley terminó perdiendo
Fue la única lícula de esa época dirigida por un co­ toda su fuerza y efectividad. En todo
película de la lombiano, Emilio Correa Alvarez. Se caso, los intentos de aprovechar las fa­
década dirigida consideraba que el talento chileno,
por un colombiano: cilidades otorgadas al cine hicieron
Emilio Correa austríaco, mexicano o francés era una que la producción creciera, por lo me­
Alvarez. mejor garantía para logros de nivel in­ nos durante un tiempo.
ternacional. En realidad, si se juzga
por los resultados, la diferencia no es
palpable. Lo que sí se ve en todo mo­ Patria Films y la identidad nacional
Crédito de mento es el ansia por adecuarse a los
presentación La compañía teatral Álvarez-Sierra,
de Acevedo e Hijos. modelos convencionales del cine in­ que había contribuido decisivamente a
En los años 40 ternacional de la época, a los melo­ la conformación y al éxito de Allá en
los Acevedo se dramas mexicanos, al cine de entre­ el trapiche, decidió fundar su propia
convirtieron en tenimiento y acción norteamericano, a casa productora, con el nombre de Pa­
un simple equipo las tragedias metafísicas europeas.
de filmación,
Esta época del cine colombiano, de­ tria Films. Esta hija de la Ducrane
sin producciones
bido entre otras cosas a las limitacio­
hizo tres largometrajes: Antonia San­
propias. tos, Bambucos y corazones y El sereno
nes del sonido, aparece mucho más de Bogotá. El grupo de chilenos de­
deslucida, estática e inepta que en los fendió con ardor su pertenencia a la
años veinte (Hans Brückner tenía que identidad colombiana. Se nacionali­
trabajar en una cabina de cristal para zaron y buscaron ser, en todo, más co­
que no se escuchara el ruido de la cá­ lombianos que los colombianos mis­
mara, un sistema por ese entonces su­ mos. Antonia Santos se realizó entre
perado en todas partes). agosto de 1943 y mayo de 1944. Co-
Capítulo 9 251

Una escena de
"Antonia Santos"
(1943-44) que
reproduce
documentalmente
la firma del Acta
de Independencia
en el Cabildo de
Santafé de Bogotá,
según el cuadro
de Coriolano Leudo.
El elenco fue
conformado con
actores de
la compañía
Alvarez-Sierra
y fue dirigida
por Miguel Joseph
Mayol y Gabriel
Martínez para la
Patria Films.

menzó a dirigirla Miguel Joseph y Ma- presidente Alfonso López con sus mi­
yol, pero luego, por una serie de con­ nistros y todas las autoridades de la ca­
flictos, fue asumida por Gabriel Mar­ pital.
tínez. Antonia Santos fue una especie Patria Films continuó su carrera en
de superproducción, con escenas de 1944 con Bambucos y corazones. Pa­
batalla y complicados problemas rece que este desfile de canciones y
de vestuario y dirección artística. De chistes también contó con la simpatía
nuevo aquí, como en la película de del público. El argumento se desarro­
Uribe Uribe, la reconstrucción histó­ llaba en un pueblo de la Sabana, com­
rica en forma de tableaux era un re­ pletamente provinciano, llamado «Al-
curso socorrido: para la firma del acta pargatoca». Los personajes son, por
de la Independencia, por ejemplo, se una parte, muchachas sedientas de
compuso el encuadre de acuerdo a una vida libre, de amor y deportes y, por
pintura de Coriolano Leudo, y la pri­ otra, las viejas tías chismosas y rega­
sión del virrey Amar de acuerdo a otro ñonas que no soportan los modos de
cuadro existente en la Gobernación de la nueva generación. También esta pe­
Cundinamarca. Debido a las comple­ lícula produjo ganancias, lo que implica
jas y movidas escenas era imposible que los teatreros chilenos tenían un as­
hacer un sonido directo. Por lo tanto, cendiente sobre el público y una cierta
se acudió a una dificilísima post-sin- capacidad de hacer cine popular.
cronización. Los diálogos fueron gra­
bados en discos en La Voz de la Víctor El sereno de Bogotá fue la tercera y
última película de Patria Films. Ga­
de Bogotá y luego integrados a la cin­
briel Martínez dirigió esta versión de
ta. Como no había mesa de montaje,
la novela de José Ignacio Neira. Esta
la sincronización debió ser hecha al
vez la clave no fue ni la folclórica, ni
cálculo, contando fotograma por fo­
la cómica, ni la histórica, sino el viejo
tograma. A pesar de estos problemas,
y seguro melodrama. Pero la crítica
parece que el público recibió con be­
fue más dura, si bien el flujo de pú­
nevolencia la cinta, que duraba cerca
blico permitió que la película obtuvie­
de una hora y a cuyo estreno asistió el
ra ganancia económica.
252 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Secuencia de
"El castigo del
fanfarrón", filme
protagonizado por
Fernando Cadavid.
Es la última
película dirigida
por Máximo Calvo,
después de los
problemas de
distribución
que tuvo con ella.

El filme transcurre a finales del siglo Cofilma y otros productores


Federico Katz pasado y el personaje es un anciano vi­ de los cuarenta
y su equipo técnico gilante nocturno que le cuenta su vida
en el primer a un bogotano insomne. Esa vida es
"tour de manivelle"
A finales de los cuarenta, Máximo
de "La canción una cadena interminable de lacrimo­ Calvo, el pionero de María, hizo una
de mi tierra", sas tragedias. nueva incursión en el largometraje ar-
septiembre 23 En 1946 Patria Films concluyó su gumental con El castigo del fanfarrón.
de 1944. carrera y vendió sus equipos. La película tuvo problemas de distri­
bución y Calvo se retiró definitiva­
mente de este tipo de proyectos, con­
centrándose en el documental y en el
material de noticiero.
Otra compañía de esta década,
abundante en empresas y pobre en ca­
lidad de realizaciones, fue Cofílma,
una nueva arremetida de antioqueños
en colaboración con un técnico ale­
mán, Federico Katz. Cofilma llevó a
cabo dos películas: Anarkos, basada
en el poema de Guillermo Valencia, y
La canción de mi tierra, un ensayo en
la fórmula de Allá en el trapiche. Ca­
milo Correa, crítico y cineasta antio-
queño a quien nos referiremos más
adelante, acusa a esta empresa de ser
la máscara que encubría negocios me­
nos santos. Está por definir la perso-
Capítulo 9 253

nalidad de Katz, a quien algunos con­ diciones de exhibición. Los actores


sideran un hábil cinematografista pro­ principales de La canción de mi tierra
fesional y otros acusan de haberse va­ fueron dos cantantes, ambos miem­
lido del cine como truco para obtener bros de la ópera antioqueña fundada
un pasaporte colombiano. En franca por aquella época, Alba del Castillo y
posguerra esta ambigüedad no deja de Gonzalo Rivera, y los payasos Rojas
prestarse a vuelos de fantasía noveles­ Baena y Moscoso.
ca. Parece ser que Cofilma contrató Uno de los críticos más duros con
también a un colombiano que vivía en La canción de mi tierra fue Camilo Co­
México y que se hizo pasar por direc­ rrea, una figura que está presente du­
tor, y que ésta y otras eventualidades rante varios años en los avatares del
semejantes llevaron a la empresa al cine colombiano.
desastre. Es muy característico que
cada una de estas compañías de cine Camilo Correa y la lucha
colombiano parece empezar siempre
de nuevo, sin edificar jamás sobre las por el cine de identidad nacional
amargas experiencias de las predece- Correa fue uno de los primeros críti­
soras. cos colombianos y desde las páginas
Roberto Saa Silva, un chileno de los de El Colombiano de Medellín man­
de Ducrane y Patria Films, fue el en­ tuvo con ardor y honestidad una cru­
cargado de dirigir Anarkos, con foto­ zada permanente en favor de la crea­
grafía de Katz. Esa vez la reacción del ción de nuestro cine, así como una po­
público y la prensa fue, más que ne­ sición implacable frente a los que él
gativa, de completa indiferencia y apa­ consideraba sus desvíos. Más tarde él
tía. Las pretensiones literarias de alto mismo se vio envuelto en las dificul­
vuelo parecen haber despertado el es­ tades y contradicciones de crear una
cepticismo. Un comentarista conjura industria, pero su figura quijotesca
que no se les vaya a ocurrir, la próxi­ merece un homenaje y un estudio a
ma vez, hacer el Nocturno de Silva, y fondo. Textos suyos son, por ejemplo:
otro les pide que más bien hagan pe­ «el arte nacional no lo podemos crear
lículas policíacas o comedias, en vez sobre la base antinacional de la imi­
de dedicarse a filmar poemas famosos. tación de ambientes y personajes ex­
La segunda película de Cofilma acu­ traños» o, refiriéndose a los ensayos
de, por lo tanto, a una vena más co­ pasados del cine colombiano: «en esas
mercial: la música, el folclore y el hu­ producciones está la más formidable
mor radial. Por desgracia, este cambio cartilla negativa para hacer el futuro
de actitud no mejoró su suerte. La pe­ de nuestro cine: bastará a los produc­
lícula fue filmada en Medellín y lo que tores no hacer nada de lo que en estas
queda de ella deja entrever un nivel películas se hizo». Y en 1949 hace la
francamente bajo en todo sentido. siguiente confesión: «durante ocho
Una sesión privada para la prensa pro­ años he trabajado por crear ambiente
dujo comentarios tan negativos que a una industria cinematográfica. Los
los productores no quisieron estrenar­ últimos tres años los he pasado tratan­
la en Medellín, sino que se fueron a do de hacer, yo mismo, el cine que los
ensayar a la vecina Itagüí. Animados, capitalistas no quieren realizar. Cada
tal vez, por reconocer parajes cono­ fin de año me he dicho que en el pró­
cidos, personajes de su ambiente, can­ ximo nacerá la industria que el país
ciones y situaciones familiares, las tanto necesita. Pero el condenado cine
gentes de Itagüí acogieron la película no nace y ahora, en 1949, me encuen­
y la aplaudieron. Cofilma decidió en­ tro en Itagüí tratando de montar otros
tonces darla en Medellín y luego en laboratorios y talleres con la esperan­
Bogotá. En Medellín funcionó de al­ za de que 'ahora sí', nazca el cine, el
guna manera, pero en Bogotá el fra­ más de malas de los hermanos de la
caso fue total, en parte por malas con­ industria nacional».
254 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Los noticieros Camilo Correa, Procinal y Pelco


y la realidad candente De los restos de la Ducrane, Camilo
El año 1948, con el Bogotazo, dio al Correa extrajo el equipo necesario
cine documental la ocasión de probar­ para fundar Procinal en Bogotá, en
se en la candente realidad nacional. 1946. Charles Riou, un francés resi­
Camilo Correa, Charles Riou y otros denciado en el país, fue su compañero
camarógrafos captaron un momento de fundación. Por otra parte, en 1947
único y dramático en un material que, nació en Medellín la empresa Pelco,
por desgracia, se conserva sólo en par­ fundada por Alberto Estrada y Gui­
te. En los cincuenta, después del golpe llermo Greiffenstein, con la asesoría y
de estado de Rojas Pinilla, Marco Tu- presencia muy permanente de Camilo
lio Lizarazo filmó la entrega de armas Correa. Éste se encontró, pues, ani­
de la guerrilla de los Llanos y, más tar­ mando dos empresas en dos ciudades
de, Ivo Romani captó los sangrientos distintas. Cuando se dio cuenta de que
episodios del 10 de mayo en Medellín, Fontibón no era el lugar adecuado
el día de la caída de Rojas. Con la lle­ para Procinal, por razones de clima y
gada de la televisión y la abundante de mala calidad de los operarios, de­
política de propaganda del gobierno cidió trasladarse definitivamente a
Rojas, el material documental y pro­ Medellín. Correa se trajo consigo al
pagandístico creció enormemente. El camarógrafo austríaco Hans Brückner
trabajo de clasificarlo no ha sido to­ con el fin de que éste se encargara de
davía hecho, pero su sola abundancia la producción en Pelco, donde él mis­
es de importancia histórica. A partir mo trabajaba sin sueldo. En abril de
de los cincuenta la documentación au­ 1947 se presentó el primer cortome­
diovisual entra de lleno a la historia traje de la compañía, al cual luego si­
del país. Con los noticieros de televi­ guieron varios más. Parece que el tra­
sión, primero los oficiales y luego los bajo de Brückner en Medellín fue de
comerciales, comienza la producción muy buena calidad. Durante un tiem­
constante de materiales de realidad po la empresa fue la única productora
cotidiana y de eventos nacionales de de cine activa en el país. Después, por
importancia. El trabajo del rescate de desinterés de sus dueños, se fue mu­
este cine está por emprender. riendo gradualmente.

Ivo Romani,
camarógrafo
de la televisión,
captó los
sangrientos
episodios del
10 de mayo de
¡957 en
Medellín,
a la calda
de Rojas Pinilla.
Capítulo 9 255

La aventura de Procinal
en Medellín
Dedicado enteramente a Procinal y
con los equipos adquiridos en Pelco,
Camilo Correa inició la nueva época
de su empresa con cortos y el Noticie­
ro Colombia, una mezcla de notas so­
ciales y publicitarias. La historia de
Procinal es casi legendaria. La com­
pañía era una sociedad limitada, pero
con el fin de aumentar el capital se la
convirtió en sociedad anónima. Surgió
entonces la idea de hacer un largo­
metraje y la junta directiva autorizó la
contratación de un camarógrafo italia­
no para su realización.
Camilo Correa había comenzado ya
a filmar una historia suya llamada
Cristales, la historia de un maestro de
escuela en un pueblecito. Este rodaje
resultó imposible por falta de dinero y
se decidió entonces a hacer Colombia
linda, con más perspectivas comercia­
les. A Colombia linda se le incorporó
el metraje de Cristales, aunque la his­
toria del maestro de escuela desapa­
reció por completo. Colombia linda
no tenía, propiamente, un argumento,
y todo se basaba en la presencia de co­
nocidas figuras de farándula, el Dueto
de Antaño, Montecristo, Raúl Eche-
verri «Jorgito» y Mario Jaramillo. Era
una especie de show televisivo. El ma­
yor esfuerzo se centró en la publicidad
para la película y, sobre todo, en la en esa quiebra perdió su dinero mucha Camilo Correa,
venta de acciones de la compañía. Se gente, y Camilo Correa terminó pa­ critico de cine,
hizo un «concurso de fotogenia» para fundador de
sando ocho meses en la cárcel, por cir­ Procinal (1946)
que las candidatas, con cada voto ob­ cunstancias que nunca quedaron cla­ y colaborador y
tenido, convirtieran sus gracias en ac­ ras. De esta manera, el sueño de Co­ asesor de Pelco,
ciones de Procinal. Se hizo un gigan­ rrea fracasó definitivamente y Proci- director del
tesco desfile por las calles de Mede- nal se convirtió en una lápida más en Noticiero Colombia
llín, con todas las «fuerzas vivas» para la pirámide de empresas fracasadas y director de
"Colombia linda".
promover el interés por el cine colom­ del cine colombiano. Equipos y pelí­
biano. Estas campañas atrajeron la cula fueron rematados en pública su­
simpatía y los ahorros de cientos de in­ basta: una moviola fue vendida por 25
versionistas populares, que soñaban pesos, toda la película Colombia linda
con las ganancias y con ser gestores por 21 pesos. El material documental
del nuevo cine colombiano, tan bueno estuvo a punto de ser arrojado al río
como el mexicano o argentino que Medellín en vista de que nadie lo que­
consumían. Colombia linda fue un fra­ ría. Sólo la presencia de un apasiona­
caso estruendoso, aunque no es sufi­ do del cine evitó que esto sucediera.
ciente para explicar el derrumbe total En este proceso sucumbió mucho del
de la empresa Procinal. En todo caso, material del Bogotazo.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
256

Enoc Roldán, las reacciones del público y por su sen­


tido intuitivo de la narración. Roldán
los logros de un amateur realizó para las hermanas de la Madre
Paralela a la experiencia de Procinal Laura un largo documental con puesta
está la de Enoc Roldán. Estuvo pre­ en escena parcial, Luz en la selva, sobre
sente en los momentos álgidos de Pro- la vida y la acción de esta religiosa fun­
cinal y en la empresa adquirió una pe­ dadora en lo más profundo de las selvas
queña cámara de 16 milímetros. Como colombianas. Roldán filmó la película
amateur realizó con ella, en película en los lugares originales. Más tarde do­
reversible, una serie de trabajos que cumentó con El llanto de un pueblo el
merecen la atención. El hijo de la cho­ desalojo del Peñol, en Antioquia, para
za fue casi una superproducción, para la construcción de una represa.
la que movilizó incluso al Parlamento
y la Guardia Presidencial, porque se El «grupo de Barranquilla»
trataba de filmar en lugares originales intenta el cine de autor
escenas de la vida del presidente Suá-
rez. Cuando la gente de Bogotá ob­ En 1954 en Barranquilla un grupo de
servó al actor Juan Pablo Piedrahíta intelectuales, Alvaro Cepeda Samu-
con banda presidencial y escoltado por dio, Enrique Grau, Nereo López, Luis
la guardia se pensó que había habido Vicens y Gabriel García Márquez, ha­
un golpe de Estado. Roldán exhibió, cen un ensayo de amigos, completa­
él mismo, su película de barrio en ba­ mente independiente y personal: La
rrio y de pueblo en pueblo, haciendo langosta azul. La cinta es, probable­
la publicidad con un parlante sobre su mente, el primer intento de «cine de
automóvil y logró así un éxito hasta autor» en el país. Es una historia con
ahora sin precedentes en el cine co­ claros visos surrealistas y poéticos, y un
lombiano: la película costó 9.000 pesos bello documento sobre Barranquilla y
y dejó 100.000 de ganancias. En otras sus barriadas populares. La película es
condiciones, Roldán podría haber sido completamente amateur, pero tiene un
un cineasta popular de gran enverga­ toque poético y una inventiva fresca
dura, por su sentido de la acción y de
que la hacen digna de verse.

El pintor David
Manzur, protagonista
de "El milagro de
sal" (1958), del
director Luis Moya,
filmada en las
salinas y hornos
de Zipaquirá
y ganadora de un
premio en el
festival de
San Sebastián,
primero obtenido
internacionalmente
por un filme
colombiano.
257
Capítulo 9

Otros intentos de los cincuenta podría ser un cine colombiano signi­


ficativo socialmente, estéticamente
hasta El milagro de la sal válido y una reflexión importante so­
Los cincuenta vieron otra serie de in­ bre nuestro ser nacional. José María
tentos de producción que son mencio- Arzuaga, español de nacimiento, llegó
nables sólo para la crónica: en Mede- a Colombia a comienzos de la década
llín, la Colombia National Films pro­ y casi inmediatamente le fue encar­
dujo Antioquia crisol de libertad, una gada por Julio Roberto Peña la revi­
reconstrucción histórica de Antioquia sión de un guión llamado Raíces de
desde los aborígenes hasta nuestros piedra. Poco a poco terminó involu­
días, interrumpida continuamente por crándose en el proyecto hasta asumir
comerciales de las empresas paisas pa­ la dirección. Raíces de piedra, una his­
trocinadoras. La Colombia National toria de corte neorrealista en los chir­
Films comenzó también, sin poder cales de las afueras de Bogotá, es una
concluirlo, un melodrama de circo con película llena de defectos técnicos y
carpa incendiada y otras atracciones que, para colmo, tuvo que ser doblada
llamado Entre risas y máscaras. En en España, con actores españoles imi­
Cali, Guillermo Ribón hizo en 1955 tando el acento colombiano. Y a pesar
La gran obsesión, sobre el desarraigo de ello, en Raíces de piedra las imá­
campesino, una película que parece no genes tienen una fuerza, un realismo
haber tenido ningún eco importante. vital, una presencia que ninguna otra
En 1958 se filmó en Zipaquirá El mi­ película colombiana había tenido has­
lagro de la sal, bajo la dirección del ta ese momento, unas imágenes que
mexicano Luis Moya, una producción revelan a Arzuaga como un hombre
de la Empresa Cinematográfica Co­ de gran sensibilidad, un extranjero
lombiana. El milagro de la sal tuvo que, en poquísimo tiempo, fue capaz
como intérpretes a Bernardo Romero de captar maravillosamente nuestro
Lozano, David Manzur, Teresita país inédito. La película fue rechazada
Quintero y Julio E. Sánchez Vanegas por los exhibidores por «falta de cali­
y obtuvo un reconocimiento en el Fes­ dad» y la censura la mutiló por lo que
tival de San Sebastián en España, el llamó «distorsión de la realidad nacio­
primero obtenido por una película co­ nal». Raíces de piedra obtuvo, sin em­
lombiana en toda la historia de nues­ bargo, algunos reconocimientos inter­
tro cine. El milagro de la sal es un no­ nacionales. En los festivales a los que
velón muy sentimental, pero la pelí­ asistió, se percibió que aquí podía es­
cula tenía una ambientación lógica y tar naciendo algo nuevo y se pasó por
realista y una identidad claramente co­ encima de los problemas técnicos. Ar-
lombiana. Es la primera, tal vez, que zuaga pudo comenzar en 1965 un nue­
busca esta identidad no en el folcloris- vo largometraje argumental que fue
mo y en el recurso nacionalista fácil terminado sólo en 1967: Pasado el me­
sino en el esfuerzo por captar una rea­ ridiano. Si Raíces de piedra era el neo­
lidad y su contexto. rrealismo del cine colombiano, Pasa­
do el meridiano es su «nueva ola». Es
una película claramente marcada por
La promesa del cine de los sesenta: el lenguaje cinematográfico de los
Arzuaga y Luzardo años sesenta, pero sin poses, espon­
táneamente. Es la interiorización de
En los años sesenta se da lo que, hasta un personaje, una jornada hacia sí
entonces, es el impulso temático y es­ mismo, como en Antonioni por aque­
tético más importante en la dura his­ llos mismos años. Pero no es un per­
toria del cine colombiano. Las pelí­ sonaje prestado del cine europeo, sino
culas de José María Arzuaga y Julio
Luzardo, malogradas en muchos as­ un colombiano medio, tal vez el pri­
pectos y, sobre todo, sin continuidad, mer arquetipo del colombiano presen­
son sin embargo el modelo de lo que te en una pantalla. Pasado el meridia-
258 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Fotograma de
"El río de las
tumbas" (1964)
de Julio Luzardo,
con el personaje
del alcalde y con
Carlos José Reyes.
Esta película es
"fuerte en la
descripción
espontánea de la
provincia
colombiana y de la
omnipresente
violencia."

no es una película que experimenta y dito tono de ironía y un laconismo


busca y que está llena de interesantes ejemplar en una cultura como la nues­
intuiciones y soluciones formales. Por tra, que ha tendido siempre a excesos
desgracia, Arzuaga no contaba con verbales. En 1962, Luzardo asistió a
técnicos suficientemente hábiles e in­ Alberto Mejía en la historia de ciudad
ventivos para poner en práctica ade­ El zorrero y dirigió, por su parte, La
cuadamente sus ideas. Por eso la pe­ sarda, una estilizada pero muy precisa
lícula aparece más malograda técni­ historia de pescadores. Los tres me-
camente que Raíces de piedra y la ines­ diometrajes pasaron a constituir el lar­
tabilidad de una cámara movida en la gometraje Tres cuentos colombianos
mano y de mala manera hace que a ve­ que es, con las películas de Arzuaga y
ces la visión resulte difícil. Pero la pe­ El río de las tumbas de mismo Luzar-
lícula, como su predecesora, tiene do, el núcleo de lo que podría haberse
imágenes y momentos que se graban, constituido en un importante cine co­
Julio Luzardo,
director de
que permanecen, que son iconografía lombiano. El río de las tumbas es una
"Tiempo de sequía" colombiana importantísima. película dictada por intereses encon­
"La sarda", Julio Luzardo regresó al país en los trados, irregular, malograda en sus in­
"El río de las tentos de ser comedia pero fuerte en
tumbas" y comienzos de la década del sesenta,
"Semana depasión" después de haber realizado estudios la descripción espontánea de la pro­
cinematográficos en los Estados Uni­ vincia colombiana y de la omnipresen­
dos. El joven realizador comenzó por te violencia. Al lado de personajes ca­
filmar en Bogotá un mediometraje ba­ ricaturescos hay otros, como el del al­
sado en un cuento de Manuel Mejía calde, de una tridimensíonalidad y ve­
Vallejo, Tiempo de sequía, en 1961. rosimilitud que dejaron esperar mu­
En cada cinta, realizada como trabajo cho del cine posterior de Luzardo. La
personal y sin presiones comerciales, falta de condiciones adecuadas y la fa­
Luzardo revela un sentido cinemato­ llida constitución de una industria en
gráfico poco usual en nuestro medio, los años sesenta hicieron que las pelí­
una habilidad para hacer que sean las culas que vinieron después fueran,
imágenes quienes cuenten la historia y ante todo, compromisos. Las cualida­
para integrar personajes y ambientes. des del realizador sólo volvieron a ha­
La película tiene un insólito y recón­ cerse apreciables recientemente, con
Capítulo 9 259

el mediometraje Semana de pasión


(1985), aunque no con la consecuencia
de los comienzos.

El cine de identidad colombiana


y la censura
El intento de integrar temas relevan­
tes y propuestas políticas al cine co­
mercial encontró, en estos años, duros
obstáculos. A la imposibilidad de en­
contrar eco en los monopolios de dis­
tribución y exhibición, se sumó pronto
la censura. Raíces de piedra fue pro­
hibida en su totalidad y sólo un premio
internacional hizo que se revisara la
decisión. Tierra amarga, un documen­
tal filmado en el Chocó por el cubano
Roberto Ochoa, fue también prohibi­
do y sólo autorizado posteriormente
después de varios cortes. Pasado el
meridiano de Arzuaga corrió la misma
suerte. La cinta nunca llegó a exhibir­
se comercialmente. Esta situación
contribuyó, sin duda, a que en Colom­
bia se delimitaran dos formas de pro­
ducción cinematográfica, en una di­
cotomía no deseable pero correspon­
diente a condiciones reales. Un grupo
de cineastas buscó su libre expresión
en un cine independiente, en 16 mm,
y su difusión en exhibiciones alterna­
tivas. Ese cine está insertado en un
movimiento más amplio del cine y la
cultura mundiales, en la contestación
y los movimientos estudiantiles, en el
despertar del Tercer Mundo y en fe­
nómenos afines de los últimos años de
la década del sesenta. Son los años en y Un día yo pregunté documentales Diego León Giraldo,
que el cine latinoamericano, particu­ como instrumento de análisis y de lu­ director del
larmente el cubano y el cinema novo cha. Por su parte Marta Rodríguez y documental político
brasileño comienzan a hacer impacto "Camilo Torres"
Jorge Silva desarrollaron en sus pelí­ (1966), de numerosos
estético y político en todo el mundo. culas Chircales, Planas y Campesinos trabajos de cine
Es la época de La hora de los hornos. documentales antropológicos y políti­ experimental
Dentro de ese marco, el cine «margi­ cos con elementos propios y originales y de cortos sobre
nal» colombiano obtiene también un que han sido apreciados en todo el la realidad
cierto grado de interés y reconoci­ sociológica
mundo. En un estilo que se emparenta del país.
miento internacionales. Asalto de Car­ con el de Joris Ivens y Robert Fla-
los Álvarez, Camilo Torres de Diego herty, Rodríguez y Silva hacen un cine
León Giraldo y Carvalho de Alberto de paciente y larga investigación, en
Mejía están entre los primeros pro­ cuyo resultado final, imágenes, ritmo
ductos de esta tendencia. Carlos Ál- y dialéctica están estrechamente im­
varez y su esposa Julia realizan con plicadas las comunidades humanas
Colombia 70, ¿qué es la democracia? que documentan. Es un cine de con-
260 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

"Chircales",
de Marta Rodríguez
y Jorge Silva,
cine marginal
de gran eficacia
visual.

vivencia y participación con su sujeto. Juegos Panamericanos del 71. Este es­
A diferencia del cine de Carlos Álva- tilo suelto, irónico hasta lo sarcástico
rez, donde la preocupación estética y distanciado, es característico de las
ocupa un lugar secundario, el cine de películas de este tándem caleño, que
Marta Rodríguez y Jorge Silva busca no ha dejado de estar presente, de
unas imágenes propias e inéditas que modo estimulante, en el cine colom­
resultan con frecuencia fuertes y su­ biano de las dos últimas décadas.
gestivas. Chircales es una película en
la que las dificultades técnicas y de El sobreprecio y el comienzo
presupuesto son notorias, pero, con
todo, sigue siendo una de las mejores de la era semiindustrial
cosas que se hayan hecho jamás en En 1972 el gobierno reglamenta la lla­
Colombia. Su realismo empeñado po­ mada «ley del sobreprecio», por me­
see insospechadas dosis de expresión dio de la cual se obliga a los exhibi-
poética. En años recientes la pareja de dores a acompañar la presentación de
realizadores ha buscado una evolución todo largometraje extranjero con un
de su estilo en ciertas formas de puesta cortometraje colombiano y autoriza
en escena e imaginería mítica integra­ en contraprestación a cobrar más por
da a sus documentaciones. Nuestra la boleta de entrada. Este «sobrepre­
voz de tierra, memoria y futuro (1982) cio» se reparte después en determi­
es el resultado muy interesante de es­ nada proporción entre el productor
tos intentos. del corto y el exhibidor. Esta ley pro­
También «marginal», en el sentido movió, sin duda alguna, una fuerte ac­
de independiente de los circuitos co­ tividad productiva y poco a poco el pú­
merciales y de las fórmulas convencio­ blico colombiano se fue habituando a
nales de producción, es la obra docu­ ver en las pantallas la imagen, real o
mental de Carlos Mayolo y Luis Os- distorsionada, de su país y sus gentes.
pina en los años setenta. En Oiga vea, La evaluación de esta era del sobre­
la más interesante de sus películas de precio está todavía por hacer. Por una
esta época, los realizadores muestran parte, muchos directores y técnicos hi­
con humor y sentido crítico la situa­ cieron dentro de este sistema su
ción de Cali y sus gentes durante los aprendizaje y sus primeras armas. Un
261
Capítulo 9

aprendizaje real, en un país sin escue­ la entrada a cine tiene un precio con­
las de cine. Por otra parte, esta ley trolado por el Estado y donde la aper­
bien intencionada fue aprovechada tura de mercados extranjeros es prác­
con pocos escrúpulos por ciertos sec­ ticamente imposible, los largometra­
tores, lo cual llevó a un exceso de pro­ jes colombianos tuvieron que ponerse
ducciones de mínima calidad e interés a buscar «fórmulas», maneras seguras
y al represamiento de algunos de los de atraer un público masivo. Cintas
mejores cortos. En los primeros tiem­ como Mamagay de Jorge Gaitán
pos del sobreprecio las películas de (1977), El candidato de Mario Mitrotti
una nueva generación de realizadores (1978) o El Patas de Pepe Sánchez
llevaban planteamientos interesantes (1978) buscaron equilibrar el comen­
sobre la realidad nacional: El oro es tario social y político con el entrete­
triste, La patria boba y El cuento que nimiento fácil, pero las más exitosas
enriqueció a Dorita de Luis Alfredo fueron las completamente intrascen­
Sánchez, Yo pedaleo tú pedaleas de dentes de Gustavo Nieto Roa, que
Alberto Giraldo y Lisandro Duque, buscaba solamente un éxito amplio de
Corralejas de Ciro Durán y Mario Mi- taquilla con esquemas industriales de
trotti, están entre los cortos que fue­ entretenimiento. Si en algunos casos,
ron objeto de polémica y comentario como en El taxista millonario (1979),
intensos por parte de los espectadores. este éxito tuvo lugar, la estructura de
Algunas de estas películas obtuvieron nuestra exhibición y distribución no
premios internacionales y fueron ex­ permitió que, ni siquiera este tipo de
hibidas en otros países. Bajo el im­ cine, pudiera establecerse sólidamen­
pulso del sobreprecio comenzó a es­ te. Por estos años un documental, ori­
bozarse, de nuevo, una reactivación ginalmente concebido como cortome­
del largometraje. A diferencia del cor­ traje, logró una acogida sin preceden­
tometraje de sobreprecio, que el pú­ tes en mercados internacionales: Ga-
blico no tenía libertad de elegir, los mín de Ciro Durán. Es una película
largos tenían que enfrentarse a una se­ cuyo tema, la insoportable situación
rie de difíciles obstáculos: espacio en de la niñez abandonada, sobrepasa
los circuitos de exhibición, publicidad, posibles intentos de especulación co­
atracción al público. En un país donde mercial y adquiere fuerza propia.

"Gamín",
de Ciro Duran.
"Su tema, la
insoportable
situación de la
niñez abandonada,
sobrepasa posibles
intentos de
especulación
comercial
y adquiere
fuerza propia."
262 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Focine y el nuevo el de terror por ejemplo, y han hecho


largometraje colombiano el intento, en películas como Pura san­
gre y Carne de tu carne, de asimilar en­
En 1979 se da un paso trascendental tretenimiento comercial con elemen­
con la creación de la compañía de fo­ tos de mitología nacional y con pará­
mento cinematográfico Focine. Con bolas de sabor político. Cortometra-
Focine el Estado colombiano recono­ jistas críticos como Luis Alfredo Sán­
ce la importancia de la expresión ci­ chez y Lisandro Duque han apelado a
nematográfica y considera que debe la comedia y a los elementos melodra­
ser objeto de fomento y subvención. máticos para encontrar el enganche en
Focine ha pasado en los pocos años de La Virgen y el fotógrafo y El escara­
su existencia por una serie de avata- bajo. Ninguna de estas fórmulas ha
Cartel de la res, debido sobre todo a que ha tenido producido resultados satisfactorios.
diseñadora que irse inventando y ajusfando por el
Marta Granados camino. El hecho es que, desde su
para "Tiempo de
¿Pueblo «agarrado»
morir", sobre un
fundación, el número de largometra­ o reflejado adecuadamente?
cuento de Gabriel jes colombianos ha aumentado consi­
García Márquez, derablemente y que es posible ver un No sólo el éxito internacional de Ga-
dirigido por lento pero seguro crecimiento técnico mín, sino una serie de películas de in­
Jorge Alí Triana. y estético en estas películas. Focine ha
Producción de
ferior calidad que utilizaron como ca­
Focine en la era de fomentado la industria y los productos pital los desequilibrios sociales del
María Emma Mejía. meramente comerciales, pero también país, llevaron a plasmar el concepto de
ha facilitado la creación de películas «pornomiseria». Agarrando pueblo,
con intenciones artísticas y expresivas de Luis Ospina y Carlos Mayolo, plan­
más acentuadas. A pesa de la existen­ tea de modo, sarcástico, y muy discu­
cia de Focine, los realizadores han te­ tido, ese abuso cinematográfico tan
nido que seguir buscando «fórmulas», abundante en los años setenta. Pero el
porque el problema de la exhibición cine colombiano comenzaría muy
no está resuelto y es necesario atraer pronto a hacer otro tipo de plantea­
a los teatros el mayor número posible mientos con respecto a la realidad y a
de espectadores. Directores de talento la historia de la nación. Curiosamente,
como Luis Ospina y Carlos Mayolo como en los años sesenta el español
han buscado su fórmula en los géneros Arzuaga o en los comienzos mismos
tradicionales del cine de Hollywood, del cine los italianos Di Domenico,
p. 262B
David Guerrero
y Adriana Herrón
en "Carne de tu
carne" (1983),
dirigida por
Carlos Mayolo.
Descrita como
"una gótica
historia de amor",
Mayolo realizaría
en el 86
"La mansión de
Araucaíma", sobre
la obra homónima
de Alvaro Mutis,
cuyo subtítulo es
"novela gótica
de tierra caliente".
Capítulo 9 263

Frank Ramírez
(León María Lozano)
y Vicki Hernández
(Agripina, su mujer) en
"Cóndores no
entierran
todos los días",
del director
Francisco Norden,
sobre la novela
de Gustavo Alvarez
Gardeazabal.
Filme seleccionado
en Cannes (1984)
y en muchos
otros festivales
internacionales
de cine.

fue un extranjero quien llevó a cabo el Futuro interrogativo


primer largometraje significativo de la
nueva época: Canaguaro, del chileno En pocos años, Focine, y por ende el
Dunav Kuzmanich, una cinta con tra­ cine colombiano, ha pasado una serie
zos épicos, verosímil, sensible, una de crisis graves, que han llevado a va­
cinta que no busca el espectáculo fácil rios estancamientos en el camino ini­
y que intenta, con medios cinemato­ ciado. Para mantener a la industria ac­
gráficos, escudriñar y explicarse nues­ tiva se inició una serie de mediome-
tra sangrienta historia reciente. Des­ trajes destinados a la televisión; las
graciadamente, la película tuvo difi­ producciones grandes de largometraje
cultades técnicas, que deslucen un han buscado, más bien, el camino de
poco su valor, y encontró obstáculos la coproducción con otros países: Mé­
muy grandes para su distribución co­ xico, Argentina, Venezuela y Cuba
mercial. En cualquier caso, Canagua- han comenzado ya a colaborar con el
ro es un momento importante del cine cine colombiano. Mientras tanto, se
colombiano, un momento que sigue estudia la posibilidad de esquemas de Cartel de Carlos
buscando su continuidad. La primera producción más accesibles para otras Duque para
película producida por Focine, que en­ "Pura sangre",
películas nacionales, y en este camino de Luis Ospina.
contró eco positivo de la crítica y re­ no se excluye la entrada de las nuevas
sonancia internacional apreciable, fue técnicas electrónicas y de video. Una
Cóndores no entierran todos los días, serie de jóvenes de talento está es­
una aproximación, como Canaguaro, perando su oportunidad. En estos
a la historia política del país, esta vez últimos años, debido a la creciente
por el camino de la filmación literaria. integración del cine con la televi­
Francisco Norden adaptó con sensibles sión, la actividad cinematográfica no
cambios de acento la novela de Gustavo es ya una aventura ni un pasatiempo
Alvarez Gardeazabal y obtuvo la pelí­ amateur. Mucha gente vive del cine
cula colombiana más acabada e impor­ en Bogotá. Lo otro, lo más importan­
tante. La cinta fue acogida con relativo te, es hacer que esa actividad produz­
entusiasmo por el público. ca obras de arte.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
264

Las revistas de cine en Colombia


Las publicaciones especializadas so­ ción e incapaces de prolongar su
bre cine han seguido en Colombia existencia más allá de unos pocos nú­
dos vertientes principales: la pro- meros. Notable en estas revistas es,
mocional-divulgativa y la crítico-in­ desde el principio, la reflexión en­
formativa. En ninguna de estas dos caminada a promover un cine nacio­
líneas hay resultados de llamativa nal. Guiones y Cinemés son las dos
continuidad o estabilidad. Mientras revistas características de los años se­
que las revistas promocionales apa­ senta, y en ellas, como en las que
recen, obviamente, ligadas a la in­ vendrían después, es muy difícil de­
dustria de la distribución y exhibi­ finir una política editorial coherente,
ción, las publicaciones críticas están un concepto redaccional. La falta,
estrechamente conectadas con el por otra parte, de una cinemateca o
movimiento de cine-clubes y sus de­ de una tradición dentro de la historia
rivados. Las décadas de los veinte a universal del cine, hace que el tipo
los cuarenta, el auge del medio ci­ de crítica e información esté satura­
nematográfico y la presencia masiva do de errores, de desequilibrios de
del viejo Hollywood son la época apreciación y otros problemas se­
clásica de la revista publicitaria. A mejantes. La revista que más se ha
partir de los cincuenta, y sobre todo acercado a este concepto de redac­
de los sesenta, la actitud de reflexión ción y la que ha logrado un sabor
crítica sobre el medio crea el otro más propio y original fue, en los años
tipo de revista de cine. Se encuentra setenta, la caleña Ojo al Cine. El
ya en 1908 la revista bogotana El Ci­ grupo que llevó a cabo los pocos nú­
nematógrafo, en 1913 se publica El meros que pudieron salir a la luz ha
Olympia (como su nombre lo indica, mantenido su unidad en la produc­
ligada a las cadenas de teatros), y al ción cinematográfica y es importante
año siguiente, en Sincelejo, aparece dentro del cine nacional. De las re­
El Kine. Otros nombres de esta épo­ vistas surgidas en provincia merece
ca son El Cine Universal (de Cali), mencionarse también Cuadro, publi­
El Cine Gráfico (de Cúcuta) y Pelí­ cada en Medellín en dos épocas dis­
culas (de los Di Domenico), así tintas y con relativa longevidad. Du­
como Revista Colombia, Cine Co­ rante su administración de la Cine­
lombia. Pese a la procedencia publi­ mateca Distrital de Bogotá, Isadora
citaria de estas publicaciones, se en­ de Norden hizo posible una revista
cuentran en ellas, con frecuencia, con más medios, Cinemateca, que
análisis más críticos. Este tipo de re­ tuvo su continuidad formal después
vistas ha tenido su continuación en en Cine, órgano de la Compañía Ci­
años recientes con Películas y Exhi- nematográfica Focine. La Cinema­
bidores (originalmente más dirigida teca continuó después el trabajo edi­
a estos gremios que al público en ge­ torial con números monográficos so­
neral) o Toma Siete, y otras más efí­ bre los realizadores colombianos,
meras. que no han dejado de publicarse y
que son una fuente importante. El
El encuentro cineclubístico con el último esfuerzo de calidad fue hecho
cine de autor en los años sesenta y la en Cali por el grupo de Ojo al Cine,
importancia mundial de publicacio­ con la revista Caligari, de brillante
nes como Cahiers du Cinema o sus diseño y muy buen nivel de conte­
émulas hicieron surgir publicaciones nido. Por desgracia, no pudo hacerse
críticas entre nosotros, casi siempre sino un número. En los últimos años,
con graves problemas de financia­
Capítulo 9 265

Arcadia va al Cine, de Bogotá, ha re­ te e informada, aparte de las publi­


cogido la bandera de todos estos caciones casi de carácter subterráneo
frustrados esfuerzos y ha publicado de cineclubes, facultades de comu­
una revista irregular, pero interesan­ nicación o entidades semejantes.

Los cineclubes
Las políticas caóticas de distribu­ el trabajo de Camilo Correa en Me-
ción y exhibición en el país y la ab­ dellín. Pero fue sobre todo en los
sorción de los mercados por la pro­ años sesenta y setenta cuando la for­
ducción norteamericana, así como la ma de cineclub, particularmente
carencia de archivos cinematográfi­ orientada por universitarios, alcanzó
cos, han dificultado enormemente el una mayor difusión. La diferencia­
desarrollo de la cultura cinematográ­ ción surgida en aquellos años del
fica en nuestro país. Gran parte de cine de autor frente a la del cine sim­
los méritos en este campo son del plemente comercial y de consumo,
movimiento de cineclubes que, con llevó a la fundación de estas institu­
increíble precariedad de medios y con ciones empeñadas en cultivar el me­
esfuerzo idealista, ha trabajado du­ dio como expresión artística y como
rante años en este campo, en diver­ portadora de mensajes políticos. En
sos lugares del país. Pioneros fueron Barranquilla tomó fuerza un cine-
los fundadores del Cine Club de Co­ club fundado por Alvaro Cepeda, y,
lombia, que continúa su meritoria en Pereira, otro dirigido por Alba-
carrera después de casi medio siglo, lucía Ángel. En Cali el grupo de
y que comenzaron labores en 1940. cineastas y críticos formado por
Once años más tarde, Camilo Co­ Luis Ospina, Andrés Caicedo, Carlos
rrea, pionero también en la crítica y Mayolo, Ramiro Arbeláez, Sandro
en la realización y producción, fundó Romero y otros tuvo su origen en
el Cine Club de Medellín. Ya desde trabajo de cineclub, y en muchas
el comienzo la actividad de estas ins­ otras ciudades del país se fueron for­
tituciones fue objeto de sospechas y mando grupos similares, con fre­
ataques. El cine, por aquellos años cuencia centrados en las universida­
más que nunca símbolo de inmora­ des, y que después han logrado, con
lidad y depravación, resultaba toda­ más o menos éxito, coordinarse como
vía más digno de desconfianza si era una fuerza a nivel nacional. Posterior­
visto por miembros de una especie mente han ido surgiendo sedes per­
de sociedad secreta, y si entre sus manentes de cultura cinematográfica,
programaciones había predilección algunas con subvención oficial, como
por las películas italianas y francesas, la Cinemateca Distrital de Bogotá o
que aparecían más dignas de repro­ La Tertulia de Cali, otras como el
che que las norteamericanas. El Cine Subterráneo de Medellín o el fenecido
Club de Medellín no sobrevivió a es­ Nickelodeón de Manizales. Todas es­
tos ataques y debió ser resucitado tas entidades han ido tomando con­
más tarde. A mediados de los años ciencia de que su trabajo es una alter­
cincuenta se fundó en Bogotá el Ci- nativa única e importantísima a las
neclub de la Prensa, y Alberto Agui- siempre peores políticas cinematográ­
rre y Orlando Mora reemprendieron ficas comerciales.
Exhibición cinematográfica

1980-1985, teatros, capacidad instalada y utilizada, teatros en operación, asistencia a largometrajes extranjeros y nacionales.

Largometraje Largometraje Número de Número de Capacidad


Capacidad Número de extranjero nacional Porcentaje de
Número largometrajes largometrajes utilizada
Año instalada teatros en asistencia asistencia Año capacidad
teatros nacionales extranjeros!*) millones de
millones sillas operación millones de millones de utilizada
exhibidos exhibidos sillas
espectadores espectadores

1980 715 TI52 600 52.8 2.5 1980 21 400 55.3 20.0 %
1981 715 TI5:2 600 64.2 2.3 1981 24 400 66.5 24.1 %
1982 715 275:2 602 64.9 1.4 1982 31 400 66.3 24.0%
1983 717 277:3 596 64.9 0.6 1983 36 400 65.5 23.6 %
1984 717 277:3 586 64.2 0.9 1984 26 400 65.1 23.4 %
1985* 717 277:3 586 81.0 2.5 1985 25 400 83.5 30.1 %

Categoría N.° Teatros Tarifa


Especial 65 $ 100
—1985, estimado Focine. Primera 117 $ 75
La asistencia a cortometraje nacional es equivalente a la del largometraje extranjero. Segunda 98 $ 55
— En la fecha la clasificación por categorías es como sigue: Tercera 64 $ 35
(*) Datos aproximados. Nivel municipal 232 $ 48
Exhibición cinematográfica
Ingresos generados por la actividad cinematográfica para cada uno de sus beneficiarios desde 1980 hasta 1985.

MILLONES DE PESOS
SOBREPRECIOS Ingresos líquidos Ingresos líquidos
largometrajes largometrajes
Valor Cortometraje Largometraje Largometraje Impuestos Exención extranjeros nacionales Ingresos
Año Promedio nacional nacional extranjero Nacionales Totales
Exhibidor (Para (Para
Roleta S y Municipales
distribuidores distribuidores
y exhibidores) y exhibidores)
(1) (2) (3) W (5) (6) (7) (8)

1980 28.94 86.0 8.8 47.3 191.3 63.7* 1.204.2 46.8 1.664.8
16.7**
1981 34.37 111.2 10.4 61.1 276.0 91.9* 1.749.7 50.3 2.368.8
18.2**
1982 39.80 124.0 7.7 68.5 322.9 107.6* 2.053.0 35.1 2.731.6
12.8**
1983 53.95 364.4 4.4 111.6 437.7 145.7* 2.715.2 20.2 3.806.9
y y**
1984 56.45 396.0 6.9 129.9 423.0 181.0* 4.377.1 32.1 5.557.7
11.7**
1985+ 82.76 893.7 27.5 — 926.0 191.0* 4.665.3 103.4 6.841.4
34.5**
—+ Proyección Focine.
* Exenciones para el exhibidor por cortometraje nacional. A partir del 18 de junio de 1985 el sobreprecio se convierte en gravamen
** Exenciones para el exhibidor por largometraje nacional. manteniendo los porcentajes de distribución.
2. El sobreprecio al largometraje nacional ha estado siempre en un 100 % para
Complemento información: el productor. También se convirtió en gravamen en junio de 1985.
1. El sobreprecio al cortometraje nacional se distribuía hasta diciembre de 1982 5. La exención para el exhibidor estuvo en un 25 % hasta julio de 1984 por
así- presentar el cortometraje; desde esta fecha se incrementó hasta un 35 %.
— Productor 50 %; distribuidor 10 %; exhibidor 30 %; Focine 10 %. Por largometraje nacional se ha mantenido siempre en un 100 %.
Desde enero de 1983 hasta junio de 1985 se configuró así:
— Productor 50 %; exhibidor 25 % y Focine 25 %. Fuente: Focine
268 Nueva Historia de Colombia. VOL. VI

Bibliografía

ÁLVAREZ, LUIS ALBERTO. Páginas de cine. Medellín, Universidad de Antioquia, 1988.


CINEMATECA DISTRITAL. Cinemateca. Cuadernos de Cine Colombiano. Bogotá, desde marzo
1981.
CINEMATECA DISTRITAL. Cinemateca. Cuadernos de Cine Colombiano. Bogotá, desde marzo
1981. N.° 1 Julio Luzardo. 2 Ciro Durán. 3 Francisco Norden. 4 Marco Tulio Lizarazo.
5 José María Arzuaga. 6. Gustavo Nieto Roa. 7 Jorge Silva, Marta Rodríguez. 8 Jairo
Pinilla Téllez. 9 Luis Alfredo Sánchez. 10 Luis Ospina. 11 Camila Loboguerrero. 12 Car­
los Mayolo. 13 Lisandro Duque. 14 Leopoldo Pinzón. 15 Fernando Laverde. 16 Jorge
Gaitán Gómez. 19 Manuel Busquets Emiliani. 20 Jorge Alí Triana. 21 Cine-Mujer.
22 Cine-Taller. 23 Oswaldo Duperly. 24 Gloria Triana. 25 Mario Jiménez.
DUQUE, EDDA PILAR. La aventura del cine en Medellín, tesis de grado para la Facultad de
Ciencias de la Comunicación U.P.B. Inédita.
MARTÍNEZ PARDO, HERNANDO. Historia del cine colombiano. Bogotá, Editorial América Latina,
1978.
SALCEDO SILVA, HERNANDO, Crónicas del cine colombiano 1897-1950. Bogotá, Carlos Valencia
Editores, 1981.
SÁNCHEZ MÉNDEZ, ISABEL, Comp. Cine de la Violencia. Bogotá, Universidad Nacional de Co­
lombia, 1987.
Capítulo 10 269

La música de Colombia
Otto de Greiff que se amalgamaron finalmente, y que
antes tenían en común la lengua, que
si bien era oficialmente la toscana, en
Música de Colombia las diversas comarcas se hablaba, y se
sigue hablando popularmente, un gran
La sola enunciación de este título in­ número de dialectos locales. Pero algo
dica a la vez una limitación y una ex­ más importante tienen en común: una
tensión. La primera supondría la con­ cultura milenaria, que harto se dife­
sideración de la música dentro de los rencia de las de los conglomerados
términos o fronteras que encierran un geográficos que la rodean. Lo propio
territorio definido por una geografía puede decirse de Alemania, así hoy
más política que natural; la segunda sea políticamente dos, y así, antes de
entrañaría la música nacida o com­ la reagrupación de las antiguas nacio­
puesta dentro de tal territorio. Y el tí­ nalidades, muy análoga a la italiana,
tulo escueto de «Música de Colombia» fueran no pocos sus gobiernos. Pero
haría pensar en algo homogéneo den­ todos sentimos que la música italiana
tro del país, y diferente fuera de él. y la música alemana son entidades
Nada más erróneo. Pues el fenómeno bastante definidas, y cimentadas en
musical, como cualquier otro fenó­ muy larga tradición.
meno cultural, no se ciñe estrictamen­
te, ni mucho menos, a los linderos fi­ Música nacional
jados artificialmente por las circuns­
tancias históricas. He aquí otra designación no menos Intérpretes de un
Colombia es un país joven, suma­ engañosa. Hace buen número de grupo musical de
años, más de medio siglo, o sea hacia Bucaramanga,
mente joven si se compara, por ejem­ hacia 1920,
plo, con Italia o con Alemania. Y al las primeras décadas del actual, se fotografía de
decir Italia no hay que olvidar que la despertó entre nosotros, y en otros Serrano & Suárez.
llamada unidad italiana no tiene mu­ países vecinos, el sentimiento hacia la
cho más de un siglo, pero que antes la llamada música nacional. Fue un fe­
denominación Italia se asignaba al nómeno tardíamente derivado del que
conjunto de los diversos gobiernos se suscitó en Europa por allá a media­
(ducados, principados, repúblicas) dos del siglo XIX. Nacionalismo musi­
270 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

cal se le llamó, y consistió en el apar­ la serie citada, en donde el «senti­


tamiento del concepto muy difundido, miento popular» es una manera casi
que había culminado en el socorrido tácita de afirmar que Uribe Holguín
lugar común de la música, lenguaje pensaba poco en una música franca­
universal. Nada más falso, pues hu­ mente popular o nacional; en mente
biera bastado comparar, no la música parecía tener apenas la expresión de
de tierras vecinas sino la de regiones un sentimiento harto impreciso.
distanciadas, el centro de Europa y la Otros compositores de entonces y
música del lejano oriente, para com­ de ahora se incorporaron a este mo­
probar lo poco universal que es la mú­ vimiento nacionalista pero sin dejar de
sica como lenguaje. Surgieron así com­ producir obras dentro del idioma in­
positores como Smetana, Grieg, Albé- ternacional. Podrían citarse Antonio
niz, para citar solamente tres, que se María Valencia (Chirimía y Bambuco
dieron a explotar, en la falsamente lla­ sotareño), Fabio González Zuleta
mada música culta, los aires populares (Sinfonía del café), Luis Antonio Es­
de sus respectivos países. Y decimos cobar (Cánticas), Adolfo Mejía {Pe­
países, no naciones, dentro del sentido queña suite), Rozo Contreras (Tierra
italiano de la palabra paese o comarca. colombiana), Alvaro Ramírez Sierra
Ellos son, en los ejemplos elegidos, la (El valle de Lili), Alejandro Tobar
antigua Bohemia, Noruega y España. (Amanecer en Patiasao) y muchos
Pero se observa en el caso más familiar,
el de España, que Albéniz escribió pie­ otros. Pasada en cierta manera la ola
zas llamadas «Navarra», «Córdoba», nacionalista, los compositores nuevos,
«Asturias», «países» del país España, como ocurre en el resto del mundo,
que folclóricamente se descompone así han seguido, cada uno por su lado, las
en una serie grande de países pequeños, tendencias muy diversas y opuestas de
cada uno con su música «nacional» (léa­ la música contemporánea. Lo que el
se regional) propia. común de las gentes suele englobar,
con una mezcla de temor y de desvío,
Entre nosotros vino una pretendida dentro de la idea general de música
estilización de piezas fáciles, no muy moderna, es un mundo extraordina­
acertadamente llamadas populares, de riamente complejo. Bien sabido es
compositores tales como Pedro Mo­ que los músicos de hoy van desde el
rales Pino, Luis A. Calvo, Emilio Mu- tradicionalismo más conservador
rillo y tantos más. Surgió así la moda, (neoclásicos, neorrománticos) hasta
que llegó a querer imponerse como las tendencias de vanguardia más ex­
deber patriótico, de componer la tam­ tremadas, con sus connotaciones con
bién mal llamada «música nacional». la música electrónica y otras técnicas
Tal fue el caso del más ilustre y fecun­ experimentales de no muy extenso re­
do de nuestros compositores, Guiller­ cibo entre el público ordinario, no
mo Uribe Holguín, de formación emi­ sólo aquí sino en el mundo entero. Así
nentemente francesa, como lo fue más podemos arrancar de Jesús Bermúdez
tarde Antonio María Valencia. Uribe Silva (también parcialmente adheren-
Holguín escribió obras cuyos títulos te del viejo nacionalismo) hasta llegar
denuncian ya la tendencia nacionalis­ a los nombres mucho más nuevos de
ta, arrancando desde los chibchas mis­ Blas Emilio Atehortúa y Germán Bor­
mos; así por ejemplo, Ceremonia in­ da, que se citan como ejemplos casi al
dígena, Bochica, Tres ballets criollos y azar, o como la lamentada Jacqueline
la vastísima serie de piezas para piano Nova, innovadora audaz prematura­
Trescientos trozos en el sentimiento po­ mente desaparecida.
pular. Nos consta, por confesión del
propio autor, que hizo tal labor a re­ Música en Colombia
gañadientes y con poca convicción,
pues estaba lejos de creer en la música Por las razones anteriores podría de­
nacional. Basta observar el nombre de cirse que, en esta serie de ensayos y
Capítulo 10 271

epítomes sobre la historia de Colom­ mucho influjo negro, pero no menos,


bia, la parte correspondiente a la mú­ aunque no mucho menos, influjo es­
sica, más que la música de Colombia pañol. Fenómenos especiales ocurren
debiera llamarse la música en Colom­ en algunas regiones; en el Chocó, por
bia. Se atiende así al hecho de que en ejemplo, tal vez por su aislamiento an­
nuestro país ocurre un fenómeno muy terior, los etnomusicólogos, o los fol-
semejante al de otros países de nues­ cloristas en general, han encontrado
tra América hispana. Tal vez habría que ciertos aires antiguos de España, y
que exceptuar a México y al Brasil; al ciertas peculiaridades literarias, como
primero, porque en él la influencia in­ los viejos romances españoles, se
dígena es mucho más fuerte que en incrustaron en la cultura popular.
otros países donde (como en Colom­ Un ejemplo muy característico es el del
bia) tal influencia puede considerarse viejo romance del conde Olinos («Ca­
prácticamente nula; y al Brasil, por­ balgaba el conde Olinos / la mañana de
que en la inmensa nación surameri- San Juan / a dar agua a su caballo / a
cana confluyen casi por igual los influ­ las orillas del mar») que en el Chocó se
jos de las muy diversas razas indíge­ transformó, ingenua y disparatadamen­
nas, de los negros, de España, y, en te, en «Se levanta un corderillo», con
buena parte, de Alemania o Italia. los tres versos restantes exactamente
El reflejo de la cultura negra o afri­ iguales a los del romance original; y con
cana es, en los llamados países del la música ligeramente modificada con
cono sur (un cono que no es cono sino respecto a la popular española de hace
triángulo), realmente nulo, y muy es­ casi cinco siglos.
caso el de los aborígenes indígenas. Bo- Tan encontradas y diversas influen­
livia quedaría dentro de este triángulo. cias hacen que sea más adecuado ha­
Del Perú hacia arriba, en el resto de la blar, en cuanto a la música popular, y
América del Sur, en la Central y hasta grosso modo, de música andina y música
los Estados Unidos mismos, como es costeña. Hay mucha mayor analogía
bien sabido, la penetración negra es evi­ entre la nuestra del Cauca y de Nari-
dente, y quizás superior a la española ño, con la de las sierras del Ecuador,
en muchas zonas del Caribe. Perú y Bolivia, que entre la primera y
Esto explica la necesidad de distin­ la nuestra de los litorales Caribe y Pa­
guir, en el aspecto musical y en otros, cífico, que a su turno guardan mucha
la cultura, no en regiones diversifica­ mayor semejanza con la de las islas de
das simplemente por divisiones polí­ las Antillas. Y en el medio, es decir,
ticas artificiales, que nada significan, en las zonas templadas, ocurren toda
sino, curiosamente, no por la latitud suerte de mezclas y combinaciones.
geográfica, sino por la altitud. En el Los aires puramente andinos y los
caso de Colombia, por ejemplo, una puramente caribes son casi total­
es la zona andina, con muy escasa in­ mente diferentes, como lo son los ins­
fluencia negra y mucha hispana, otra trumentos correspondientes, al punto
la costera, del Caribe y del Pacífico, que los cultores de unos son insensi­
donde las cosas ocurren inversamente: bles a los otros.
272 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Programa del acto


inaugural del
Teatro Colón,
de Bogotá,
el 12 de octubre
de 1892, con un
concierto dirigido
por la compositora,
pianista
y directora
Teresa Tanco
de Herrera.
Capítulo 11 273

La música en Colombia
en el siglo XX
Hernando Caro Mendoza Otra limitación, que seguramente
será mal interpretada por algunos,
será la de que nos hemos visto obli­
Introducción gados a excluir totalmente de nuestro
trabajo los ricos veneros del folclore y
l solo enunciado del tema del pre­ de la música popular, y nos ocupare­
E sente ensayo suscita variados in­ mos únicamente de la música llamada
terrogantes. ¿Qué debe entenderse equívocamente, a falta de mejor tér­
por música colombiana, o de Colom­ mino, «culta o erudita». En el fondo,
bia, o en Colombia? ¿En qué se dife­ creemos que será la misma exigencia
rencia la colombiana de la argentina o a la que tendrán que someterse los his­
la francesa? ¿Hay una sola música co­ toriadores de la literatura o las artes
lombiana, o habrá una música costeña plásticas, quienes posiblemente ten­
y otra llanera y otra andina? Éstas y gan que trabajar al nivel de León de
otras inquietudes son planteadas, con Greiff y García Márquez, o Botero y
su lucidez habitual, por el profesor Alejandro Obregón.
Otto de Greiff, en el capítulo anterior Una última limitación, la del espa­
de esta obra. Cortando, en forma sim­ cio previsto en esta publicación, nos
plista, el sugerido nudo gordiano, el obligará, en muchos casos, a un tra­
responsable de estas líneas precisa, de tamiento escueto, casi esquemático,
una vez, que las páginas que siguen es­ del material disponible y a una orien­
tarán dedicadas a los músicos colom­ tación mucho más informativa que crí­
bianos que han compuesto música per­ tica del mismo. Integrante de la
sonal, original y, de acuerdo con sus En el texto mismo se indican las ra­ banda del
criterios, de alta categoría artística, en zones por las que hemos escogido regimiento Ayacucho,
Medellín, 1919,
lo que va corrido del siglo XX. Com­ como fechas límites de nuestro estudio foto de Benjamín
pletará el panorama una reseña sucin­ las de 1910 y 1985. Pero, antes de en­ de la Calle.
ta de lo que se ha hecho en el país en trar en nuestro siglo, tal vez sea útil
los campos de la docencia, la interpre­ una somera información sobre los pe­
tación y la difusión musicales, en di­ ríodos anteriores de nuestra historia
cho lapso. musical.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
274

Música colonial
El cultivo de la música, sobre todo re­
ligiosa —canto llano y polifonía—, fue
especialmente importante en el virrei­
nato de la Nueva Granada (hoy Re­
pública de Colombia). En la catedral
de Bogotá se conserva, hasta hoy, uno
de los más ricos archivos musicales de
la época de la Colonia en toda la Amé­
rica hispana. En él se encuentran, al
lado de grandes nombres universales,
Palestrina, Francisco Guerrero o To­
más Luis de Victoria, figuras valiosas
como las del español residente en es­
tas regiones Gutierre Fernández Hi­
dalgo o el bogotano Juan de Herrera
y Chumacero. Varios de los libros co­
rales en que está contenida esta mú­
sica fueron hermosamente orna­
mentados por el artista del mimado
Francisco de Páramo, a comienzos del
siglo XVII.
Para finales del siglo XVIII, aunque
Bogotá contara con un teatro en el
que se representaban «tonadillas» y
Órgano de la Música precolombina otras obras con música y en algunas
catedral de Bogotá, celebraciones se hubieran interpreta­
en cuyo archivo do «hasta sinfonías de Haydn y Can-
musical se
No conocemos la música misma de los
encuentran habitantes de la actual Colombia antes nabich», como apunta con ingenuo or­
valiosos libros de la llegada de los españoles, pues gullo algún cronista, el nivel de la cul­
corales y obras aquéllos, al parecer, no tenían escri­ tura musical en estas regiones había
de compositores tura musical. El mismo es el caso de descendido considerablemente.
de la Colonia, toda América: «Como sucede con mu­
como Gutierre
Fernández Hidalgo
chas otras regiones y períodos de la La Independencia
y Juan de Herrera historia —escribe Daniel Devoto—,
y Chumacero. debemos resignarnos a ignorar cómo Y la decadencia se acentuó en el pe­
era la música de la América precolom­ ríodo de la llamada «Guerra de Inde­
bina.» Los únicos datos disponibles se pendencia» (1810-1819) y los turbu­
hallan en los vagos relatos de los cro­ lentos años posteriores. La práctica
nistas de Indias y en algunos ejemplos musical se reducía a las marchas mili­
arqueológicos, sobre todo de instru­ tares y a la música de salón. Del de­
mentos musicales, algunos finamente caimiento general trataron de reaccio­
trabajados en oro. De otra parte, la nar algunos músicos de cierta forma­
tradición oral ha sido tan fuertemente ción, Juan Antonio de Velasco, Ni­
influida por la música española y afri­ colás Quevedo Rachadel y el inglés
cana que no ofrece ninguna garantía Henry Price, quienes se esforzaron, en
de autenticidad. En un terreno pura­ condiciones muy adversas, por im­
mente conjetural, se supone que se plantar en estas regiones algunos de
trataba de música monofónica, tal vez los aspectos de la música europea, que
con elementos heterofónicos (instru­ llegaban como ecos lejanos.
mentos de percusión y similares), en la
que se empleaban escalas defectivas, En la segunda mitad del siglo actua­
posiblemente pentafónicas. ron en Bogotá, en un ambiente cier­
tamente pobre y limitado, algunos
Capítulo 11 275

músicos de talento, entre otros José José María Ponce


Joaquín Guarín, Julio Quevedo Ar­ de León (1846-1882),
velo y el inquieto teórico, poeta y ma­ autor de las dos
únicas óperas
temático Diego Fallon, quien ideó un colombianas llevadas
curioso sistema de notación musical. a escena durante
También brilló en la parroquial ciudad el siglo pasado:
José María Ponce de León, quien al "Ester" y "Florinda".
parecer había estudiado en París, au­
tor de dos óperas, Ester y Florida, de
elemental sabor italianizante, que fue­
ron representadas en el Teatro Colón.
La pianista Teresa Tanco compuso
una notable zarzuela: Similia Simili-
bus. A este propósito, cabe anotar que
la música operática italiana —centra­
da en los tres nombres claves de Ros-
sini, Donizetti y Bellini— era la única
que se apreciaba y conocía en los
círculos intelectuales y «cultos». Con
esos presupuestos, el dinámico orga­
nizador Jorge W. Price —hijo del
mencionado Henry Price— funda
(1882) la Academia Nacional de Mú­
sica, que habría de ser el germen del
actual Conservatorio Nacional, como
se indicará luego. Por estos mismos
años un tenor italiano de ópera, Ores­ violinista y pianista «de salón». A los
te Sindici, compuso una canción pa­ once años ingresa a la mencionada
triótica con texto del entonces presi­ Academia Nacional de Música regen­
dente de la nación, Rafael Núñez, que tada por Jorge W. Price, donde recibe
sería reconocida muchos años después las primeras nociones y llega a ser pro­
(1920) como el Himno Nacional de la fesor en el mismo instituto ¡a los ca­ Jorge W. Price
(1853-1953),
República de Colombia. torce años de edad! Muestra muy ca­ fundador de la
racterística de lo rudimentario del me­ Academia Nacional
La música moderna dio bogotano en la época. En años de Música.
posteriores viaja a Estados Unidos, Su padre,
Las condiciones descritas en los párra­ donde su muy insuficiente formación Enrique Price
(1819-1863) había
fos anteriores perduran hasta ya en­ musical no le permite iniciar ninguna sido, a su vez,
trado el siglo XX. Como se indicó, pue­ carrera seria. La iniciación de ésta ten­ el fundador
de considerarse que la música moder­ drá lugar en 1907, cuando el gobierno de la Sociedad
na en Colombia comienza en 1910, del general Reyes lo envía a Europa. Filarmónica
cuando Guillermo Uribe Holguín fun­ En París ingresa a la Schola Canto- de Bogotá.
da el Conservatorio Nacional y la pri­ rum, regentada por el discípulo de Cé­
mera orquesta sinfónica digna de este sar Franck, Vincent d'Indy, una de las
nombre. figuras más importantes y controver­
tidas del momento en la capital fran­
Uribe Holguín cesa. Estudia paralelamente violín con
Armand Parent y materias teóricas y
Nace Guillermo Uribe Holguín el 17 composición con el propio D'Indy, ha­
de marzo de 1880 en Bogotá. Perte­ cia quien Uribe Holguín mantuvo, a
neciente a una familia de la denomi­ todo lo largo de su extensa vida, una
nada «clase alta», recibe una buena veneración y admiración sin límites.
educación general y se inicia en la mú­ Vuelve al país a mediados de 1910 y a
sica como simple «aficionado», como fines del mismo año es nombrado di-
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
276

con el nombre muy francés de Or­


questa de la Sociedad de Conciertos
del Conservatorio, fue el origen de to­
das las orquestas que han existido has­
ta el presente en Colombia. El maes­
tro Uribe Holguín dirige ininterrum­
pidamente el Conservatorio durante
veinticinco años hasta 1935. En este
lapso se pusieron las bases de lo que
sería el desarrollo de toda la música
«culta» en el país, en lo que va corrido
del presente siglo, como se detallará
en las páginas que siguen. Desde su
retiro del conservatorio y de la sinfó­
nica, repartió su actividad entre sus
negocios particulares —centrados du­
rante muchos años en el cultivo del
café— y su labor como compositor.
Honrado con numerosas distinciones,
Caballero de la Legión de Honor de
Francia, Cruz de Boyacá, Medalla Cí­
vica del General Santander, Director
Honorario de la Orquesta Sinfónica
de Colombia y Profesor Honorario de
la Universidad Nacional, Uribe Holguín
falleció en Bogotá el 26 de junio de 1971,
a los noventa y un años de edad.
Pero Guillermo Uribe Holguín fue,
ante todo y sobre todo, un composi­
tor. El compositor tal vez más impor­
tante, hasta el momento, en la historia
de la música en Colombia. Su obra de
creación original —cuyo catálogo so­
brepasa el opus 120— incluye todos
los géneros y contempla varias de las
tendencias más importantes de la mú­
sica de su época. De ella pueden ci­
tarse, grosso modo, doce sinfonías,
Guillermo Uribe rector de la Academia ya varias veces diez cuartetos de cuerda, siete sonatas
Holguín (1880-1971), mencionada. Procede inmediatamente para violín y piano, numerosas obras
el compositor a cambiarle el nombre por el de Con­
de mayor
de música de cámara en las más varia­
significación servatorio Nacional de Música y a das combinaciones, una producción
en la historia reorganizarla tomando como modelos pianística de la más alta calidad en la
de la música los de la Schola parisiense y algunos que sobresalen varios centenares de
colombiana. conservatorios europeos que pudo co­ Trozos en el Sentimiento Popular, can­
A los 12 años ya nocer. Se rodea de los mejores pro­
era profesor de ciones, música de escena, ballets, poe­
violín en la
fesores del medio, actualiza los siste­ mas sinfónicos —Bochica, Conquista­
Academia Nacional mas pedagógicos, consigue instrumen­ dores, Descubridores, Ceremonia in­
de Música. tos, métodos y demás material moder­ dígena—, un réquiem para solistas,
Foto dedicada al nos y apropiados y, en una palabra, coro y orquesta, en memoria de su es­
padre Carlos Umaña como anota algún crítico, «transforma
Santamaría, maestro
una modesta escuela de música en un posa, la distinguida pianista Lucía Gu­
de capilla y
verdadero conservatorio». Funda ade­ tiérrez, una partitura para acompañar
organista de la la recitación del poema «Anarkos» de
catedral de Bogotá. más un conjunto instrumental que,
su amigo Guillermo Valencia, una
Capítulo 11 277

canción con orquesta sobre el célebre Universidad Nacional de Bogotá.


«Nocturno» de José Asunción Silva y Muere en su ciudad natal el 26 de oc­
una vasta ópera, en la línea del drama tubre de 1969. De su producción ori­
lírico wagneriano, Furatena. Como ca­ ginal pueden citarse un transparente
racterísticas de esta extensa obra pue­ poema sinfónico titulado Cuento de
den considerarse el refinamiento de la hadas, interpretado con frecuencia en
orquestación y la sutileza de las ar­ el país y en el exterior, otra obra poe­
monías, herencia de sus maestros fran­ mática, Torbellino, basada en la no­
ceses, Franck, D'Indy, los impresio­ vela La vorágine de José Eustasio Ri­
nistas, y no pocas huellas estructurales vera, una sinfonía, un concierto para
de Wagner, desde luego, pero tam­ piano, numerosas canciones y música
bién de Richard Strauss, cuando no el de cámara y una obra pianística íntima
colorido de muchas páginas de Falla o y sencilla que incluye unas evocadoras
de Turina, por lo demás compañeros Estampas de Santa Fe de Bogotá.
suyos en el París de comienzos de si­
glo. Pero también se aprecia en su rica Rozo Contreras
y variada producción un corte meló­
dico, con frecuencia sagazmente frag­ Nacido el 7 de enero de 1894 en Bo-
mentado, una elusiva intuición rítmica chalema, pequeña aldea del departa­
y una concepción formal irreductible­ mento de Norte de Santander, José
mente originales. Como se ha descrito Rozo Contreras se inicia a temprana
repetidamente, la figura señera de edad en la música, con modestos ins­
Guillermo Uribe Holguín marca, por tructores. Viaja a Europa en 1924 y
sí sola, toda una época de la historia trabaja en Italia, sobre todo en el cam­
de la música en Colombia. po de la instrumentación y dirección
de bandas, con el gran especialista del
Contemporáneos de Uribe género Alessandro Vesella. También
sigue cursos en Viena con Eugen Za-
Entre los músicos colombianos naci­
dos en las últimas décadas del siglo XIX
José Rozo Contreras
con nombres como los del teórico, pe­ (1894-1976), estudió
dagogo y compositor Santos Cifuentes dirección de banda
y su colega Daniel Zamudio o el mú­ y composición en
sico popular Jerónimo Velasco, se Roma y Viena
destacan los de Jesús Bermúdez Silva y dirigió la Banda
Nacional de Bogotá
y José Rozo Contreras. durante más de
cuarenta años.
Bermúdez Silva De su producción
se destaca la suite
"Tierra colombiana"
Nace Jesús Bermúdez Silva en Bogotá
el 24 de diciembre de 1883. Adelanta
sus estudios en la Academia de Price
y presta sus servicios en el Conserva­
torio, desde su fundación hasta 1919,
como profesor de violín. Años más
tarde, en 1929, emprende viaje a Ma­
drid y estudia en el Conservatorio
Real con el maestro Conrado del
Campo, quien dejará profunda huella
en su estilo. De regreso al país, se de­
dica casi por entero a la pedagogía,
como director y profesor en Tunja Ibagué
tensa vida, en el Conservatorio de la
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
278

Partitura original
del Himno Nacional
de Colombia, letra
de Rafael Núñez
y música de
Oreste Sindici,
estrenado en el
Teatro de Variedades
de Bogotá, el 11
de noviembre de 1887,
y luego interpretado
en el Palacio de
San Carlos ante
el presidente Núñez
y su señora
Soledad Román
(Museo del 20 de
Julio, Bogotá).

dor y Rudolf Nilius. Vuelve al país y, en estas latitudes, un scherzo y una


desde 1933, dedica prácticamente toda obertura sobre temas nacionales, una
su actividad a la Banda Nacional, en­ burlesca para orquesta, y otras. Al­
tidad a la que dirige casi hasta su gunas canciones y romanzas que re­
muerte, acaecida en Bogotá el 17 de velan obvia influencia italiana —y»
octubre de 1976. Paralelamente, re­ más específicamente, pucciniana—-,
gentó cátedras de su especialidad en el como las tituladas «A ti», «En el bro­
Conservatorio y en diversos institutos. cal» y «Día de diciembre», constituyen
De su producción original se destacan posiblemente lo más logrado de su
la suite Tierra colombiana, estrenada producción. Muy solicitado para la
en Londres y ampliamente divulgada composición de himnos y músicas de
Capítulo 11 279

circunstancias, es además el autor de Antonio María


las versiones oficiales del Himno Na­ Valencia (1902-1952),
cional de Oreste Sindici. estudio a lápiz
realizado por
Roberto Pizano,
Comienzos del siglo XX en París, diciembre
de 1926. Allí
Hasta el momento nos hemos ocupado estudió con Vincent
de músicos nacidos o que han actuado D'Andy y con Manuel
de Falla, en la
en Bogotá. Corresponde ahora el tur­ Aschola Cantorum.
no a la provincia, con dos maestros na­
cidos ya en este siglo XX: Antonio Ma­
ría Valencia y Adolfo Mejía.

Antonio María Valencia


Nace Antonio María Valencia en Cali,
el 10 de noviembre de 1902. Recibe
desde muy niño excelente educación
musical por parte de su padre, Julio
Valencia, pedagogo y músico profe­ dido trío para piano, violín y violon­
sional. Siguiendo las huellas de Uribe celo titulado Emociones caucanas, de
Holguín, viaja a París en 1923 y estu­ evocadora raigambre impresionista
dia en la Schola Cantorum con D'Indy francesa, y un Dúo en forma de sonata
y varios de sus más notables colabo­ para violín y piano escrito todavía en Oreste Sindici
radores, Paul Le Flem, Pierné y De (1837-1904),
París, en 1926. No menos atractiva es compositor de
Falla, y, en el terreno del teclado, su transparente Sonatina boyacense, nuestro Himno
Paul Braud. De hecho, Valencia fue, para piano, que hace pensar en un Ra- Nacional. Llegó
posiblemente, el mejor pianista que se vel. Curiosamente, los dos composi­ a Colombia en 1864,
haya producido en Colombia en la tores de formación francesa, Uribe como tenor de la
época moderna. De regreso al país, Holguín y Valencia, son las dos figuras compañía de ópera
funda, en 1933, el Conservatorio de del famoso barítono
más importantes de la música colom­ italiano Egisto
Cali que hoy lleva su nombre, fecunda biana en la primera mitad del siglo XX. Petrilli.
escuela donde se han formado varias
generaciones de buenos músicos, in­
térpretes y compositores. El resto de
su corta vida estará íntegramente de­
dicado a esta institución. Muere el no­
table pedagogo, pianista y compositor
en su ciudad natal el 22 de julio de
1952. Su obra, muy escasa en número,
pero de extraordinaria calidad, está
centrada en la música vocal y de cá­
mara. Como compositor para la voz
humana, tal vez Valencia no tenga
igual en la historia reciente del país:
sus hermosas melodías, sobre textos
franceses o españoles, con sutilísimos
acompañamientos pianísticos, su mú­
sica polifónica «a capella» en la que se
destacan una hermosa «Ave María» y
la soberbia Misa de réquiem compues­
ta para las exequias del poeta Guiller­
mo Valencia. En el terreno de la mú­
sica de cámara sobresalen un esplén-
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
280

cursos en París, y el resto de su vida


transcurre en Cartagena, donde ocupa
diversos cargos en la docencia y como
director y asesor de entidades musi­
cales. Muere Mejía en Cartagena el 7
de julio de 1973. Su producción ori­
ginal está representada sobre todo en
varias partituras orquestales: la ya
mencionada Pequeña suite (cuya cum-
bia es un logro indiscutible), los poe­
mas sinfónicos América, Intima y Ho­
menaje, un concertino para arpa y or­
questa y un Capricho español. Ade­
más, varias obras corales y de cámara.
Buen guitarrista, dejó numerosas
composiciones para el instrumento. Su
canción popular Cartagena es amplia­
mente conocida en el país y en el ex­
terior. Mejía pertenece a la línea de
los músicos «nacionalistas» que tra­
bajan con frecuencia sobre material
folclórico o popular y tal vez el mayor
atractivo de su obra está en el vigor
rítmico y la vistosa orquestación.

Otra generación

Agrupamos con esta denominación a


compositores nacidos entre 1915 y
1925, aproximadamente. Son ellos:
Roberto Pineda Duque, Santiago Ve-
lasco Llanos, Luis Carlos Espinosa,
Luis Carlos Figueroa, Luis Antonio
Escobar y Fabio González Zuleta. Su
música, de tendencias muy diversas,
es la más ejecutada hoy día en con­
Adolfo Mejía Adolfo Mejía ciertos y recitales y puede considerar­
(1905-1973), se la más representativa de la época
famoso compositor
de la canción Nacido en Sincé, pequeña población que nos ocupa. En general, estos ar­
"Cartagena" y premio cercana a Cartagena, en el departa­ tistas se mantienen dentro de la gran
Ezequiel Bernal mento de Bolívar, el 5 de febrero de tradición de la música occidental, sin
por su "Pequeña exageradas audacias de vanguardia.
suite" (1938).
1905, Adolfo Mejía adelantó estudios
musicales desde temprana edad en el
Instituto Musical de Cartagena, con el
Roberto Pineda Duque
maestro Juan de Sanctis. Todavía muy
joven, viaja a los Estados Unidos, El decano del grupo es Roberto Pi­
donde se ocupa en la divulgación de la neda Duque, nacido en Santuario,
música popular colombiana. Vuelto al Antioquia, el 29 de agosto de 1910.
país, compone sus primeras obras de Inició sus estudios musicales en el Ins­
categoría y obtiene en el año 1938 el tituto de Bellas Artes de Medellín,
Premio Ezequiel Bernal —por esas fe­ con los profesores Joaquín Fuster y
chas el máximo galardón musical del Carlos Posada Amador. Ya como un
país— con su Pequeña suite. En este hombre maduro sigue cursos de téc­
mismo año viaja a Europa y adelanta nica coral en Cali con el maestro An­
Capítulo 11 281

tonio María Valencia. Durante todo Roberto Pineda Duque


este tiempo compuso numerosas obras (1910-1977). autor
que revelaban la insuficiente técnica de tres misas
(Solemne, de Réquiem
del autodidacta. Sólo a partir de sus y Pontifical), del
estudios con el maestro italiano Cario oratorio "Cristo en
Jachino, por ese entonces (1952) di­ los infiernos" y de
rector del Conservatorio de Bogotá, la música incidental
comienza la carrera de Pineda como para "Edipo rey".
compositor de primera línea. Utilizan­
do con fluidez y originalidad una libre
escritura serial y dodecafónica, escribe
una serie de partituras que le valen nu­
merosos premios en certámenes nacio­
nales e internacionales. Entre ellas se Santiago Velasco
destacan varias misas, el oratorio Cris­ Llanos (1915-), muy
conocido por su
to en los infiernos y otros trozos reli­ vasta partitura
giosos (el compositor fue organista de "Tío Guachupecito".
la iglesia de Las Nieves en Bogotá du­
rante muchos años), música de escena
para el Edipo rey de Sófocles, ciclos
de canciones, numerosa música de cá­
mara, sonatas para violín solo, para
viola y piano, para dos violines, para
chelo solo, un trío con flauta y dos
cuartetos. Y, seguramente, lo más só­
lido e importante de su producción, en
el terreno sinfónico, concierto para
violín, para piano, triple para violín,
piano y violoncelo, y una sinfonía.
Toda ella música de la más alta cate­
goría, cuidadosamente elaborada den­
tro de un lenguaje plenamente vigente
en las décadas de la mitad del siglo.
En la última parte de su vida, Pineda
Duque regentó cátedras en el Conser­
vatorio de Bogotá y en algunos de la
provincia y fue, desde 1974 hasta su
muerte, acaecida en Bogotá el 14 de
noviembre de 1977, director de la
Banda Nacional.

Santiago Velasco Llanos


Nace Santiago Velasco Llanos en Cali,
el 28 de enero de 1915. Realiza estu­
dios musicales completos en el conser­
vatorio de su ciudad natal con el maes­
tro Antonio María Valencia. Viaja
luego (1941) a Chile, donde adelanta
cursos con Domingo Santa Cruz,
Humberto Allende y Armando Car­
vajal, en la Facultad de Ciencias y Ar­
tes Musicales. A su regreso a Colom­
bia es nombrado director del Conser­
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
282

vatorio de la Universidad Nacional en religiosas y profanas, entre ellas una


Bogotá, cargo que desempeña desde muy sugerente Añoranza indígena,
1950 hasta 1953. Luego dirige el Con­ trozos pianísticos, un cuarteto de cuer­
servatorio Antonio María Valencia de das y algunas partituras de música
Cali. Desde su retiro en 1960, ha cen­ para el teatro, En la diestra de Dios
trado su actividad en la dirección de Padre, de Carrasquilla y Enrique Bue­
coros (una de las máximas figuras en naventura, y El que recibe las bofeta­
la especialidad, como buen discípulo das, de Chejov.
de Valencia) y diversas entidades de
divulgación cultural y enseñanza y, Luis Carlos Figueroa
desde luego, en su labor de composi­
tor. De la obra de Velasco Llanos, en El tercer compositor importante del
la que se nota una sutil influencia fran­ grupo del maestro Valencia en el Con­
cesa —especialmente de Ravel y, tal servatorio de Cali es Luis Carlos Fi-
vez, Fauré—, merece destacarse su gueroa. Nacido en Cali el 12 de octu­
producción coral: motetes y madriga­ bre de 1923, completa su carrera en
les para diversas combinaciones vo­ 1945 en la entidad mencionada y re­
cales, una misa «a capella» a tres voces genta algunas cátedras allí, hasta el
a Santa María de los Ángeles, una de­ año de 1950. En estos años inicia tam­
liciosa «Ave María» y numerosas can­ bién una brillante carrera de pianista
ciones de inspiración popular, arreglos —digno sucesor de su maestro Valen­
y transcripciones. En el campo de la cia en este terreno— ofreciendo reci­
música de cámara ha escrito dos cuar­ tales y conciertos en diversas ciudades
tetos y una fuga para cuerdas y abun­ colombianas. En la fecha mencionada
dante obra pianística, además de un viaja a París, donde permanecerá diez
preludio para arpa, divulgado inter­ años y realizará sólidos estudios bajo
nacionalmente por Nicanor Zabaleta. la orientación de maestros como Jean
Entre sus obras de más aliento, con Batalla, Paul Loyonnet y Germaine
orquesta, se cuentan una transparente Mounier, en piano, Dandelot en ar­
Sinfonía breve, una muy difundida monía, Rene Alix en contrapunto y
Danza indígena, unos delicados Tro­ fuga y Guy Delioncourt y Tony Aubin
zos infantiles y una vasta partitura de en composición. Asiste a cursos de in­
inspiración folclórica titulada Tío terpretación de figuras legendarias,
Guachupecito. como Magda Tagliaferro y Alfred
Cortot. De regreso al país, en 1959,
dirige durante quince años el Conser­
Luis Carlos Espinosa vatorio Antonio María Valencia, la
Otro discípulo del maestro Antonio orquesta y el coro del plantel. Poste­
María Valencia, el muy dotado com­ riormente ha centrado su actividad en
positor y pedagogo Luis Carlos Espi­ la pedagogía, en los conservatorios de
nosa, nació en Belalcázar, departa­ Cali y Popayán, y en la composición.
mento del Cauca, el 13 de enero de La obra de Figueroa, realizada tanto
1918. Formado en el Conservatorio de en París como en Colombia, es con­
Cali, perfeccionó luego sus estudios en siderable, y revela, desde luego, in­
los Estados Unidos, en algunos cursi­ fluencia francesa, pero matizada con
llos, y por dos años, 1960-1961, en Pa­ su fuerte personalidad original. De
rís, en la Schola Cantorum, la École ella se destacan numerosas obras vo­
Normale y la Martenot. En Colombia cales polifónicas, canciones con piano,
se ha dedicado preferentemente a la algunas de las más logradas de todo el
cátedra en los conservatorios de Bo­ repertorio nacional, como El caracol
gotá y Cali y en la Universidad del burlado, En la fuente del Rosel y Ma­
Cauca, en Popayán. Su obra, pequeña ría del Mar, y una vasta producción
en número, pero de gran musicalidad, pianística que muestra tanto al virtuo­
incluye varias canciones polifónicas so del instrumento como al fino ar­
Capítulo 11 283

monista. Música de cámara con sona­ Luis Carlos Figueroa


tas y obras varias para violín, viola y (1923-), autor de
diversas combinaciones, con guitarra, canciones con piano,
flauta y oboe y un cuarteto de cuerdas. la cantata "El boga"
y el oratorio
En el campo sinfónico, varias obras "María Magdalena".
concertantes con flauta, un Preludio y
danza colombiana, una sinfonía y dos
obras ambiciosas con coro y orquesta,
la cantata El boga, boga, bogando y el
oratorio María Magdalena.

Luis Antonio Escobar


Nacido en Villapinzón, departamento Luis Antonio
de Cundinamarca, el 14 de julio de Escobar (1925-).
1925, Luis Antonio Escobar se inicia Se destacan entre
desde temprana edad en la música. sus composiciones
Desde 1944 es alumno del Conserva­ el ballet "Avirama",
la ópera "La princesa
torio de Bogotá. Con una beca de la y la arveja" y su
Universidad Nacional viaja a los Es­ "Sinfonía cero".
tados Unidos, donde estudia con Ni­
colás Nabokov en Peabody y sigue
luego cursos en la Columbia Univer-
sity. En 1951 viaja a Europa y trabaja
en Berlín con Boris Blacher, quien
ejercerá una importante influencia en
su obra, sobre todo en el aspecto rít­
mico. Regresa a Colombia en 1954 y
se incorpora muy activamente a la ac­
tividad musical del medio. Secretario
y profesor del Conservatorio de Bo­
gotá, conferencista, libretista y pre­
sentador de programas de divulgación
musical en la radio y la televisión, edi­
tor o comentarista en periódicos y re­
vistas. Ha ocupado, además, impor­
tantes cargos en el país y en el servicio
consular en el extranjero. Y, al lado
de esta polifacética carrera, Escobar
ha compuesto música considerable, en
todos los géneros. Cuantiosa obra vo­
cal, con especial insistencia en el as­
pecto coral, cantatas campesinas, cán­
ticas colombianas, madrigales y can­
ciones; algunas partituras de cámara y
una obra pianística interesante, de la
que se destacan varias sonatinas y so­
natas y numerosas piezas breves, de
inspiración popular, que él ha deno­
minado «bambuquerías». En géneros
más ambiciosos, un gran ballet de
tema indígena titulado Avirama y dos
óperas, una para público infantil, La
princesa y la arveja, y otra, muy audaz
.Nueva Historia de Colombia. Vol VI
284

Portada del programa


de la ópera
"Los hampones",
de Luis Antonio
Escobar, estrenada
en el Teatro Colón
en octubre de 1961,
bajo la dirección
de Olav Roots,
escenografía de
David Manzur
y dirección
escénica de
Santiago García.
Los textos fueron
escritos por
Jorge Gaitán Durán.

para su momento, con despliegue de de 1920. Realiza sus estudios integral­


instrumentos de percusión, Los ham­ mente en el Conservatorio de la Uni­
pones, basada en un texto del poeta versidad Nacional en Bogotá, donde
Jorge Gaitán Durán, prematuramente tuvo como maestros, entre otros, al
desaparecido. Como música puramen­ notable pianista y teórico griego De­
te sinfónica, un divertimento juvenil metrio Haralambis y al organista ita­
—tal vez de lo más logrado de su pro­ liano Egisto Giovanetti. Graduado
ducción—, dos pequeñas sinfonías y como organista en 1944, recibe el Pre­
una Sinfonía cero, y, con solistas, un mio Ezequiel Bernal en 1945. Desde
delicioso concertino para flauta esa fecha hasta el presente, ha estado
—también temprano en su carrera— y estrechamente vinculado al conserva­
tres conciertos para piano. torio bogotano, del que fue director
durante muchos años. Con excepción
Fabio González de breves viajes a los Estados Unidos
Zuleta (1920-),
Fabio González Zuleta y Europa, es el único de los compo­
con indios del
Completa el cuadro de la generación sitores nacionales importantes que ha
Catatumbo. Son desarrollado íntegramente su carrera
muy conocidas que nos ocupa Fabio González Zuleta,
sus sinfonías. nacido en Bogotá el 2 de noviembre en Colombia, aunque varias de sus
obras han sido encargadas y ejecuta­
das en el exterior. Su obra, de una
gran madurez, se caracteriza por una
escritura muy sólida, de diestro ma­
nejo del contrapunto disonante, y un
gran sentido del rigor estructural. De
su vasta producción destacaríamos
una imponente serie de nuevas sinfo­
nías (muy divulgadas, sobre todo la
número 4, intitulada Del café, y la bo­
llante tercera, en un solo movimiento,
estrenada en Washington), y diversas
partituras orquestales, Díptico para
cuerdas, Dos poemas del niño y el
amor, música incidental para teatro,
un íntimo Concierto seráfico para vio­
lín, y otro para piano. En el terreno
Capítulo 11 285

vocal, dos partituras religiosas de gran


aliento, un Te Deum para la paz en
Colombia y el Salmo 116. Numerosas
obras de música de cámara, tres cuar­
tetos de cuerda, dos quintetos de vien­
to (el segundo, titulado Abstracto, es
una de sus más recias composiciones),
tríos con flauta y violín, y sonatas para
piano, clarinete y contrabajo. Es, ade­
más, autor del único ensayo de música
integralmente electrónica realizado
hasta ahora en el país, en colaboración
con técnicos de la Radio Nacional de
Colombia.

Los nuevos
Tanto por razones de claridad de ex­
posición, como por motivos intrínse­
cos de tipo técnico y estético, agru­
pamos aquí a algunos compositores
colombianos nacidos alrededor de
1930, cuyas obras comienzan a impo­
nerse en los últimos años de la década larmónica, presidente de asociaciones Jesús Pinzón Urrea
de los sesenta. En contraste con los de compositores y tratadista e inves­ (1928-), primer
anteriores, casi todos ellos han traba­ tigador del folclore colombiano y la­ director de la
jado escrituras de avanzada, el seria- tinoamericano, con numerosas publi­ Orquesta Filarmónica
lismo, la música aleatoria, gráfica, de Bogotá. Algunos
caciones en el país y en el exterior. de sus títulos:
concreta o electrónica. Contemplare­ Pero, en medio de esta polifacética ac­ Sonfonía N°- 2,
mos en las líneas que siguen los si­ tividad, su producción como compo­ "Eucarística" ;
guientes nombres: Jesús Pinzón sitor es una de las más abundantes, va­ "Nocturno sinfónico",
Urrea, Blas Ernilio Atehortúa, Ger­ riadas e interesantes de nuestra his­ "Exploraciones"
mán Borda, Jacqueline Nova (la única toria reciente. En el terreno de su mú­ para clarinete.
mujer compositora de gran categoría Abajo, "Sonata",
sica experimental, tenemos una línea un ejemplo de su
que ha tenido el país), Alvaro Ramí­ «sonóptica», como él la denomina, música "sonóptica".
rez Sierra, Luis Torres, Raúl Mojica y ampliamente gráfica y aleatoria, y sus
Guillermo Rendón. ensayos para integrar la música indí­
gena, sobre todo de las selvas del Ori­
Jesús Pinzón Urrea noco y el Amazonas, a las grandes es­
tructuras sinfónicas o corales de occi­
Nacido en Bucaramanga el 11 de agos­ dente, por ejemplo en la cantata Goé
to de 1928, adelanta estudios musica­ Payarí (premiada en Caracas en
les en su ciudad natal y luego completa 1982), el Rito cunebo, el coro Neé Iña-
su carrera académica en el Conserva­ ti o la leyenda de los indios huitotos
torio de la Universidad Nacional, en Bico Anamo. Pero también figuran en
Bogotá, hasta obtener los grados de su catálogo numerosas composiciones
maestro en dirección de orquesta y en pianísticas, de cámara o sinfónicas, en
composición. En su activa y muy va­ lenguaje universal, muchas veces con
riada carrera profesional, el maestro sutil influencia dodecafónica. Entre
Pinzón Urrea ha sido director y do­ sus obras recientes más ambiciosas fi­
cente de las universidades Pedagógica guran una Cantata por la paz, la evo­
y de América, profesor en diversos pe­ cación histórica La revolución de los
ríodos del Conservatorio Nacional, di­ comuneros, una muy sugerente can­
rector de las orquestas Sinfónica y Fi- ción con orquesta sobre el célebre tex-
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
286

director, organizador y compositor se


ha extendido a diversos países latinoa­
mericanos. En Colombia ha sido pro­
fesor y director de varios conservato­
rios, incluyendo el de la Universidad
Nacional en Bogotá. Su obra original,
amplia y variada, abarca todos los gé­
neros, pero, fuera de algunas atracti­
vas obras de cámara, sonatas para di­
versos instrumentos, dos cuartetos de
cuerdas y tres quintetos de viento, en­
tre otras, lo más importante de su pro­
ducción se halla en el campo sinfónico
y vocal. Así, el interesante Tríptico para
Z7 1783 1983 orquesta, obra juvenil de gran encan­
PX orquesta ~ to, sus vistosos Estudios sinfónicos,
x | FILARMONICA una Obertura simétrica y un estupendo
\¿ J BOGOTA concierto para timbales (Atehortúa es
un timbalista y percusionista virtuoso)
SIMON BOLIVAR____________ HOMENAJE en el campo puramente instrumental y
OPUS 95___________________ A SIMON BOLIVAR ambiciosas partituras para coro, solis­
EN EL_________ tas y orquesta como la evocación in­
BIÓENTENARIO
Poema Sinfónico de_________ DE SU NATALICIO dígena Apu Inka Atawalpaman; una
BLAS EMILIO ATEHORTUA cantata con textos de san Francisco de
AUDITORIQ'LEON DE GREIFF'UNIVERSlDAD NACIONAL JULIO 1983 Asís; curiosamente, otra sobre el Deu-
ALCALDIA MAYOR DE BOGOTA
Secretarías de Educación v Hacienda
Domingo 24 - 3 P M teronomio y recientes partituras de
Lunes 25-6 30 P M
INSTITUTO DISTRITAL DE CULTURA Y TURISMO inspiración judía, una «quasiópera»
sobre Simón Bolívar y una vasta com­
posición sobre la infancia desvalida.
Portada del programa to del poeta colombiano León de Además, ha escrito algunas ingeniosas
de estreno del Greiff Relato de Sergio Stepansky y un «imitaciones» de los clásicos, de Vi-
poema sinfónico imponente concierto para timbales, valdi a Mozart y, en el otro extremo, un
"Simón Bolívar",
premiado en La Habana (1985). De ensayo electrónico, Syrigma, realizado
de BlaS Emilio en el citado instituto bonaerense.
Atehortúa, en el los comienzos de su carrera, pueden
tricentenario del citarse como plenamente vigentes su
Libertador, bajo Sinfonía (tesis de grado de la Univer­ Germán Borda
la dirección de sidad Nacional), un vistoso concertante
Dmitr Manolov. para trompeta y algunas partituras de Muy distinta es la figura del compo­
cámara con instrumentos de viento. sitor bogotano Germán Borda, nacido
en 1935. Realiza sus estudios musica­
Blas Emilio Atehortúa les casi exclusivamente en el exterior
y recibe su doctorado en Viena, con el
El inquieto músico colombiano Blas profesor Alfred Uhl. De regreso al
Emilio Atehortúa nace en Medellín el país, regenta cátedras en las universi­
5 de octubre de 1933. Inicia estudios a dades de Los Andes y Nacional, es­
temprana edad en su departamento y cribe algo de crítica musical en perió­
los termina en el Conservatorio de Bo­ dicos y revistas y adelanta intensa ac­
gotá. Viaja luego a la Argentina y per­ tividad de divulgación en la radio y la
tenece al prestigioso Instituto Torcua- televisión. Su obra, íntima y refinada,
to di Tella, donde entra en contacto comprende cuatro densas partituras sin­
con figuras de la talla de Alberto Gi- fónicas que él llama Orquestales, algu­
nastera, Olivier Messiaen, Luigi Da- nas Microestructuras para violín y pia­
llapiccola, Aaron Copland y Bruno no, cuerdas y cobres, un cuarteto de
Maderna. Su brillante carrera como cuerdas, y variadas páginas pianísticas.
287
Capítulo 11

Jacqueline Nova
Jacqueline Nova (1936-1975),
única compositora
Nacida en 1936 y muerta a muy tem­ colombiana de gran
prana edad, en 1975, Jacqueline Nova categoría. Abajo,
ha sido la única mujer compositora de primera página de
gran categoría de la historia de la mú­ sus "12 móviles
sica en Colombia. Realizó toda su ca­ para conjunto de
cámara" (1967), en
rrera en el Conservatorio Nacional de edición de la
Bogotá y luego perfeccionó sus estu­ Unión Panamericana,
dios en el citado Instituto Torcuato di obra dedicada a la
Tella de Buenos Aires. Poseedora de pianista Helvia
una muy sólida técnica y abierta a to­ Mendoza.
das las ideas nuevas, Jacqueline dejó
un puñado de obras significativas. En
el campo orquestal, 12 móviles, Pro­
yecciones, Pequeña suite, Metamorfo­
sis; en combinación con música pre­
grabada, concreta o electrónica, Re­
sonancias, Asimetrías, Homenaje a
Catulo, Sincronización o HK 70.

Alvaro Ramírez Sierra


Un poco mayor que los anteriores, el
compositor Álvaro Ramírez Sierra
nace en Cali el 6 de junio de 1932. Se
forma en el Conservatorio Antonio
María Valencia de esa ciudad. Trabaja
luego en los Estados Unidos, espe­
cialmente en los campos de la teoría
superior y la composición, con Daniel
Pinkham. A su regreso al país dicta
cursos de materias teóricas e historia
de la música en el Conservatorio de
Cali. Su obra personal, menos «revo­
lucionaria» que la de sus compañeros
de generación, comprende amables
partituras de cámara, Canto a mi tie­
rra, para violín y piano (estrenada en
Boston), trío para flauta, clarinete y
fagot, un cuarteto de cuerdas, Psiquis,
y algunas canciones. Y en el terreno
orquestal, sugerentes composiciones
descriptivas: Caucana, El valle del Lilí
(ganadora de importante concurso),
estudios sinfónicos y un cristalino con­
certino para piano y cuerdas.

Luis Torres
Nacido en Bogotá en 1941, cursa la ca­
rrera de filosofía y letras y, paralela­
mente, la de música en el Conserva­
torio de la Universidad Nacional, don-
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
288

de tuvo como maestros a Antonio Be- cional en Bogotá. Estudioso del fol-
navides, José Rozo Contreras, Fabio --ore de diversas regiones del país, su
González Zuleta y Olav Roots. Su só­ obra original revela esa influencia en
lida formación académica se revela en composiciones para pequeños grupos
un empleo magistral del contrapunto de cámara, Cheimesquenema y Refle­
disonante y un certero sentido de la xiones sonoras para quinteto de vien­
forma. De su producción, que incluye tos, cuartetos de cuerda sobre motivos
obras pianísticas y de cámara, se des­ llaneros, andinos y negros, «Benko-
tacan algunas recias partituras orques­ bios» para clarinete, piano y dos gai­
tales: Imprompta, concertantes para tas, y en otras de mayor aliento como
trompeta, clarinete y trompa (con la obra dramática Atabí y Transparen­
muy hábil tratamiento de los instru­ cias chibchas y Mulaterías, para or­
mentos solistas) y un cántico para vio­ questa.
loncelo. Ha obtenido diversos premios
y distinciones en concursos. Guillermo Rendón

Raúl Mojica Formado en el Departamento de Mú­


sica de la Universidad de Caldas, Gui­
Aunque bastante mayor que sus com­ llermo Rendón estudió con Ramón
pañeros de grupo, pues nació en Le- Cardona y luego en la Argentina con
gunita, al sur del departamento de La Jacobo Fischer y Alberto Ginastera.
Guajira, el 31 de octubre de 1928, se Ha viajado luego extensamente por el
incluye aquí porque su obra como Brasil, Alemania y Checoslovaquia.
compositor ha sido relativamente tar­ Ha trabajado con muy modernas ten­
día. Adelantó estudios en provincia y dencias politonales, polirrítmicas y
luego en el Conservatorio de Bogotá, aleatorias, en diversos géneros, sona­
orientado primero hacia el canto, y tas para diversas combinaciones, a ve­
luego hacia la composición con Olav ces con voz recitante, coros y cancio­
Roots y Fabio González Zuleta. En nes, música incidental para algunos
1965 viajó a Alemania, donde estudió cuentos de Juan Rulfo, numerosas
con Willy Schneider y Bernard Ra- obras para piano y algunas partituras
venstrank. Desde su regreso al país orquestales, Módulos para orquesta,
dicta cursos en el Conservatorio Na­ Sinfonía casi un poema y concierto
para violín. Ha obtenido varios pre­
Guillermo Rendón,
mios nacionales e internacionales.
autor de una
monografía sobre Los últimos
Guillermo Uribe
Holguín y compositor
en diversos géneros Para terminar esta información sobre
dentro de tendencias los compositores colombianos del si­
politonales, glo XX, se ofrecen algunos datos de las
polirrítmicas más jóvenes figuras, cuyas edades os­
y aleatorias. cilan actualmente entre los veinticinco
Sus "Módulos para y los cuarenta años, pero que ya se
orquesta"
le merecieron el han dado a conocer con algunas obras
Premio Nacional de importantes. Son ellos: Francisco Zu­
Música de 1979. maque, Euclides Barrera, Eduardo
Carrizosa y Luis Pulido.

Francisco Zumaqué
Nace en Montería el 18 de julio de
1945 y completa su carrera académica
en el Conservatorio de la Universidad
Capítulo 11 289

Nacional con Rozo Contreras, Olav creación original, ya considerable, se


Roots y Fabio González Zuleta. Tra­ destacan varias composiciones de cá­
baja luego en París con la legendaria mara, sonatina para guitarra y flauta
Nadia Boulanger, con Anette Dieu- dulce, sonata para fagot y piano, imá­
donné y Michel Philippot y se relacio­ genes para dos pianos, dúo para flauta
na con los «patrones» de la música y clarinete, algunas para orquesta, va­
electro-acústica, Pierre Schaeffer y riaciones para violonchelo y Kantule
Guy Rebel. Muy competente director (variaciones tímbricas) y música inci­
de orquesta, Zumaque ha escrito so­ dental para varias piezas montadas
bre todo para conjuntos grandes: por el Teatro Libre de Bogotá: El rey
Llanto por el cachorro para soprano y Lear de Shakespeare, Las brujas de
orquesta, Urutí para grupo de percu­ Salem de Arthur Miller y El burgués
sión, Missa sacerdotalis para coro, re­ gentilhombre de Moliere.
citador y orquesta, el ballet Música
para una cosmogonía, la ópera Simón, Luis Pulido
y dos obras vocales y orquestales, El
gran Lengua y Oratorio de la paz. Ha El más joven del grupo, Luis Pulido
obtenido diversos premios y distincio­ nace en Bogotá el 4 de abril de 1958.
nes en concursos nacionales e inter­ Adelanta su carrera musical con pro­
nacionales. fesores particulares, Luis Becerra, Al­
berto Gaitán y Catherine Muller en
Euclides Barrera flauta y Jesús Pinzón Urrea en mate­
rias teóricas y composición. Orientado
Nacido en San Gil, Santander, el 12 de como instrumentista hacia la flauta, ha
septiembre de 1949, realiza toda su ca­ pertenecido a las orquestas Juvenil de
rrera universitaria en el Conservatorio Colombia y Filarmónica de Bogotá.
Nacional, con Blas Emilio Atehortúa, En el campo de la composición sigue
Francisco Zumaqué y Fabio González las líneas de la música aleatoria de su
Zuleta. Posteriormente ha sido pro­ maestro Pinzón Urrea y ha presentado
fesor en el mismo instituto y colabo­ ya algunas obras audaces e interesan­
rador del Patronato Colombiano de tes: Laberinto para maderas y percu­
Artes y Ciencias. Entre sus obras pue­ sión, Estudios rítmicos, Aquelarre y
den citarse Iridiscencia y Día de cam­ La Madremonte.
po, en el terreno de la música de cá­
mara, y Tema y variaciones y El cañón Compositores extranjeros
del Chicamocha en el campo sinfó­
nico. Algunos músicos extranjeros vincula­
dos al medio colombiano en la época
Eduardo Carrizosa moderna han dejado obra valiosa en el
campo de la composición. El dinámico
Nace Eduardo Carrizosa Navarro en director italiano Pedro Biava, nacido
Bogotá el 10 de marzo de 1953. Es­ en Roma en 1902, desarrolló una in­
tudios en el Conservatorio de la Uni­ teresante labor en Barranquilla, en la
versidad Nacional, especialmente en orquesta y en la Escuela de Música. Es
el campo de la composición, con Blas autor de varias obras de cámara para
Emilio Atehortúa y Francisco Zuma- vientos, dos cuartetos de cuerda, can­
qué. Numerosos cursos en el Brasil, ciones y obras pianísticas. El sólido
República Dominicana, Panamá y la músico belga León Simar —Prix de
Argentina. Se ha orientado hacia la di­ Rome en 1937— trabajó en la direc­
rección coral y orquestal y es actual­ ción y la docencia en Cali y dejó va­
mente titular de la Banda Nacional, y liosas obras de cámara y algunas vis­
ocasional director invitado de las or­ tosas partituras de orquesta, entre
questas Sinfónica de Colombia y Fi­ ellas unas Danzas sinfónicas, premia­
larmónica de Bogotá. De su obra de das en un concurso nacional. El im-
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
290

La vida musical
La actividad musical en Colombia en
el siglo XX ha girado alrededor de los
M1MHTHRIU KblCAVION X’ A 4 • “ X ■' 1
conservatorios y escuelas superiores
1>E!\\HTA.MKNTO DE CVI-TVIU pol’l’l-AH de música, de los grupos orquestales,
V «XTKNRION AHThTICA vocales y de cámara, de los solistas y,
en general, de todos los intérpretes,
de los teatros y salas de concierto don­
de actúan, y de los diversos medios de
TEATRO COLON difusión. Se tratará de ofrecer una in­
formación panorámica de estos temas
en las líneas que siguen.
Lunes 20 de julio - 9 p. m.
Conservatorios y escuelas
La principal escuela superior de mú­
Concierto de inauguración de la sica de Colombia es el Conservatorio
Nacional, ahora denominado Depar­
Orquesta Sinfónica de Colombia tamento de Música de la Facultad de
En honor del Excmo. señor Teniente General Artes de la Universidad Nacional.
Fundado, como se anotó anteriormen­
GUSTAVO ROJAS PINULA te, por Guillermo Uribe Holguín en
Presidente de la República 1910, ha sido el semillero de donde
han surgido casi todos los composito­
res e intérpretes que han actuado en
el medio nacional en estos setenta y
cinco años. Luego de la importante la­
bor de Uribe Holguín, a lo largo de los
veinticinco años de su gestión, la en­
Portada del programa portante compositor italiano Carlo Ja- tidad ha sido regida por algunos de los
inaugural de la chino —por un tiempo director del más notables músicos colombianos.
Orquesta Sinfónica Conservatorio de Bogotá— produjo Citaremos, entre otros, a Antonio
de Colombia, entre nosotros algunas obras de relie­ María Valencia, las pianistas Lucía
julio 20 de 1953.
Bajo la dirección ve, como sendos conciertos para violín Vásquez y Lucía Pérez, el violoncelis­
de Olav Roots, y piano. El director estoniano Olav ta Miguel Uribe, los compositores
se interpretó la Roots (1910-1974), director de la Or­ Santiago Velasco Llanos (en un perío­
obertura de questa Sinfónica de Colombia por cer­ do floreciente), Carlo Jachino, y, en
"Los maestros ca de veinte años y uno de los músicos varios períodos fructuosos, Fabio
cantores" de Wagner,
el concierto más importantes del medio en el pe­ González Zuleta, así como, breve­
"Brandenburgués" N° 3 ríodo que nos ocupa, dejó algunas mente, los pianistas Sulamita de Ronis
de Bach y la 3a. obras de cámara y dos imponentes y Eduardo de Heredia, el compositor
sinfonía de partituras orquestales, unas Variacio­ Blas Emilio Atehortúa, el profesor y
Beethoven. nes y pasacalle y una Sinfonía. Por úl­ fagotista austríaco Siegfried Miklin y
timo, Mario Gómez Vignes, nacido en actualmente (1985) la pedagoga Car­
Santiago de Chile en 1936, ha desple­ men Barbosa. En la provincia ocupa
gado interesante actividad como pe­ lugar de excepción el Conservatorio
dagogo en Medellín y, recientemente, Antonio María Valencia de Cali, fun­
como director del Conservatorio An­ dado, como se dijo, por el maestro
tonio María Valencia en Cali. De su Valencia en 1937. Entre sus discípulos
producción original pueden destacarse figuran algunas de las más finas pia­
obras de cámara, algunas con partici­ nistas de Colombia, Elvira Restrepo
pación vocal, y composiciones orques­ de Durana, Rosalía Cruz de Buena­
tales, como una audaz Sinfonía. ventura, Mary Fernández de Bolduc,
Capítulo 11 291

Mireya Arboleda de Cruz —ellas, a su de música que será luego el Conser­ Uribe Holguín,
vez, maestras de decenas de importan­ vatorio, que será regido, en diversas director de la
tes músicos nacionales— y de varios épocas, por importantes figuras, como orquesta del
Conservatorio, que
de los compositores mencionados en Alfredo Squarcetta, el ya citado com­ él organizó a su
las páginas anteriores, Velasco Lla­ positor colombiano Jesús Bermúdez regreso de París,
nos, Figueroa, Espinosa y Ramírez Silva, el destacado teórico griego De­ en 1910.
Sierra. Dos de ellos, Santiago Velasco metrio Haralambis, César Ciocciano,
Instituto
Llanos y Luis Carlos Figueroa, dirigie­ Giuseppe Gagliano y Alfred Hering. de Bellas Artes
ron el Conservatorio de Cali en años Durante muchos años ha sido anima­ y Conservatorio
posteriores. En Medellín se creó en dora permanente del claustro, y de los de Medellín.
1924 un Instituto de Bellas Artes, en
el que colaboraron los músicos espa­
ñoles Joaquín Fuster y Jesús Ventura.
En 1959 se oficializó el Conservatorio
de Música de Antioquia, con partici­
pación importante del director de co­
ros Rodolfo Pérez. Posteriormente, se
vincularon al claustro músicos tan no­
tables como el español Miguel de Zu-
lategui, el flautista y saxofonista Ga­
briel Uribe y el compositor chileno
Mario Gómez Vignes. Allí recibieron
su formación inicial pianistas como
Harold Martina, Blanca Uribe y Te-
resita Gómez, y allí también ejerció la
docencia el profesor Pietro Masche-
roni. En el Tolima, el conocido com­
positor popular Alberto Castilla
(1878-1937) es el alma de una escuela
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
292

conocidos Coros del Tolima, la señora do Mosquera, con participación muy


Amina Melendro de Pulecio. En el de­ destacada del Coro de Popayán, diri­
partamento del Atlántico, Manuel gido por Stella Dupont de Mosquera
Ezequiel de la Hoz —con estudios en y de las mejores orquestas y grupos
Bogotá y en Alemania— funda, en instrumentales y vocales del país y al­
1914, una Academia que, con diversas gunos extranjeros. En Popayán tienen
denominaciones (hoy día Conserva­ escuela de música desde el siglo pa­
torio de la Universidad del Atlántico), sado, y, en el presente, el austríaco
ha formado algunos buenos profesio­ Wolfgan Schneider puso las bases de
nales bajo la dirección del ya mencio­ un importante centro docente en el
nado Pedro Biava, la pianista Marta que han colaborado los compositores
Emiliani y el pianista y compositor Luis Carlos Espinosa, Luis Carlos Fi-
Hans Federico Neumann, entre otros. gueroa, Mario Gómez Vignes, el flau­
En Cartagena, la señora Josefina de tista Óscar Álvarez y el intelectual
Sanctis funda una Escuela de Música José Tomás Illera. En Boyacá, Tunja
en 1933. En años siguientes es impor­ posee excelente escuela superior de
tante figura del medio, como se dijo, música a la que han estado vinculados,
el compositor Adolfo Mejía, y se re­ en los últimos años, la pianista Aura
lacionan con su ciudad natal los direc­ Moncada, el violinista y director Jai­
tores Guillermo Espinosa —por mu­ me Guillén Martínez, los hermanos
chos años al frente de la música en la Francisco y Mauricio Cristancho (hi­
Unión Panamericana— y Jaime León, jos del célebre músico popular Fran­
la distinguida pianista Helvia Mendo­ cisco Cristancho), la pianista Ruth
za y el joven trompetista y músico de Marulanda, el director y compositor
cámara Luis Pérez. Durante algunos Eduardo Carrizosa, la pianista Martha
años se celebraron allí unos importan­ Rodríguez Melo, el director de coros
tes Festivales Internacionales de Mú­ y notable pianista —formado en la
sica. Y, justamente, en Popayán, has­ Unión Soviética y en Alemania— Jor­
ta hace muy poco otra de las ciudades ge Zorro, y, actualmente, Pilar Leiva,
Guillermo Uribe más bellas del país, se celebran unos quien fuera «niña prodigio» del piano,
Holguín y su señora Festivales Musicales de Semana Santa hoy día dinámica publicista y organi­
Lucía Gutiérrez, de la más alta categoría, promovidos zadora. También en Tunja se celebran
con quien se casó por el dinámico organizador Edmun­ anualmente importantes Festivales In­
en 1910. ternacionales de Música, promovidos
por el polifacético Gustavo Mateus.
Hay también meritorias escuelas de
música, cuya enumeración sería dis­
pendiosa, en otras ciudades del país.

Orquestas
Como se apuntó anteriormente, Gui­
llermo Uribe Holguín fundó, en 1910,
la primera orquesta sinfónica digna de
este nombre de nuestra historia. Al
frente de ella Uribe hizo conocer el
gran repertorio tradicional, buena
parte de su producción propia y au­
tores contemporáneos suyos, que cau­
saban escándalo en ese momento: su
amado maestro D'Indy, Franck, Fau-
ré, Chausson, Debussy, Músorgski,
Ravel, Richard Strauss, Turina y
Wagner (este último muerto treinta
Capítulo 11 293

Olav Roots
dirigiendo uno de
los famosos
conciertos
Glottmann
de los años 50,
muchos de los
cuales eran
transmitidos
por televisión.

años antes, pero que continuaba sien­ y se trajo para dirigirla al notable pia­
do músico «difícil» en la Bogotá de la nista y director de coros y orquesta
época). Al retirarse Uribe Holguín, en Olav Roots.
1935, se reorganizó la agrupación con
el nombre de Orquesta Sinfónica Na­ Olav Roots __________________
cional y fue confiada su dirección al
cartagenero Guillermo Espinosa El maestro Olav Roots había nacido
—luego director de la División Musi­ en Uderna (Estonia) el 26 de febrero
cal de la Unión Panamericana. Pos­ de 1910. Realizó estudios completos
teriormente, la dirigieron Jaime León de música, con especial énfasis en el
(nacido en Cartagena en 1921), nota­ piano, la dirección y la composición,
ble pianista, director y compositor, a en otras dos ciudades de su patria,
quien volveremos a citar en estas lí­ Tartú y Tallin, y los perfeccionó en
neas, y el violista Gerhard Rotstein, París y Salzburgo con profesores de la
apreciable pedagogo, maestro de va­ talla de Alfred Cortot y Nikolai Mal-
rios de los más notables intérpretes de ko, para sólo citar dos nombres cum­
instrumentos de cuerda de la siguiente bres. A su regreso a Estonia actuó
generación. En 1952 el gobierno na­ como director de orquesta en Tallin,
cional procedió a una completa trans­ en la radio, dirigió coros y continuó su
formación de la entidad, a la que se le carrera de pianista virtuoso y peda­
dio el nombre de Orquesta Sinfónica gogo. Los azares de la segunda guerra
de Colombia, que conserva hasta la fe­ mundial lo llevaron a Suecia, de don­
cha. Con base en los mejores instru­ de en buena hora fue traído para la re­
mentistas de la Nacional y un sólido cién nacida orquesta, al frente de la
refuerzo de nuevos músicos contrata­ cual estuvo por más de veinte años,
dos en Europa (especialmente alema­ hasta su muerte, acaecida en Bogotá
nes, austríacos y españoles) se integró el 30 de enero de 1974. Durante este
una muy completa orquesta sinfónica lapso, una verdadera «Edad de Oro»
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
294

Jorge Arias
de Greiff, Olav
Roots e Igor
Stravinsky observan
con el empresario
del gran compositor
ruso una caricatura
publicada con
motivo de su visita
a Colombia en 1960.
Roots había
incluido obras de
Stravinsky en el
repertorio de la
Sinfónica,
y despertado
entusiasmo con
ellas, especialmente
con "La consagración
de la primavera".

de nuestra música, se interpretó entre para orquesta sola, o con voces, y aun
nosotros todo el repertorio clásico y el primer acto de la ópera Furatena,
romántico y buena parte de la música que, de otro modo, continuaría total­
de hoy y del ayer más cercano: Stra- mente inédita; y, de ellas, algunas en
vinsky (incluso La consagración de la más de una ocasión (Del terruño, 5 ve­
primavera), Berg, Bartók, Debussy, ces, Anarcos también 5, los tres Ba­
Ravel, Schonberg, Webern, Sibelius, llets criollos, 17); así, el público pudo
Hartmann, Jolivet, Dutilleux, Petras- conocer o regustar siete sinfonías, más
si, Respighi, Honegger, Copland, Tu­ de una docena de obras orquestales y
rma, Rodrigo, Falla, Vaughan Wi- numerosas composiciones de cámara.
lliams, Gershwin, Orff y tantos otros. Continuando con nombres de la vieja
También los compositores de Latinoa­ guardia, basta mencionar a Morales
mérica, con cuya música el maestro Pino, Bermúdez Silva, Jerónimo Ve-
Roots llegó a intimar, tuvieron amplia lasco, Rozo Contreras, Adolfo Mejía,
cabida en los conciertos de la sinfóni­ Antonio María Valencia. Otros, más
ca: Chávez, Ginastera, Villa-Lobos, recientes, fueron "lanzados", como
Camargo Guarnieri, Orrego Salas, suele decirse, por el propio maestro
Gustavo Becerra, Roque Cordero, Roots: tales Roberto Pineda Duque
Blas Galindo y Silvestre Revueltas, (15 obras), Fabio González Zuleta
para sólo citar los nombres más repre­ (19), Santiago Velasco Llanos (4),
sentativos. En cuanto a los composi­ Luis Antonio Escobar (14), Blas Emi­
tores colombianos, tema que nos in­ lio Atehortúa (13) y Luis Carlos Fi-
teresa primordialmente aquí, parece gueroa y Álvaro Ramírez Sierra y Luis
interesante reproducir un texto muy Torres y Germán Borda y tantos
ilustrativo de profesor Otto de Greiff, otros, entre ellos algunos composito­
autorizado comentarista musical co­ res extranjeros de tiempo atrás resi­
lombiano: «Antes del maestro Roots, dentes en Colombia, como Leo Simar
la obra de nuestro máximo composi­ y Mario Gómez-Vignes. En total, 26
tor, Uribe Holguín, era apenas cono­ nombres y cerca de ciento cuarenta
cida por escasos ejemplos; Roots pre­ obras, lo que nadie osará decir que es
sentó no menos de 26 obras de Uribe poco.» De hecho, todos los composi-
Capítulo 11 295

tores de alguna valía del medio fueron tualmente, la situación es incierta para
interpretados por Roots. Lo mismo la que fuera nuestra primera institu­
puede decirse de todos los solistas, ción musical por muchos años.
cantantes o instrumentistas, o direc­
tores colombianos, que hallaron siem­ Orquesta Filarmónica de Bogotá
pre en la Sinfónica de Colombia y en
su director apoyo y estímulo para sus La Orquesta Filarmónica de Bogotá
respectivas carreras. En resumen, fue fundada mediante acuerdo 71 de
puede repetirse lo dicho al comienzo: agosto de 1967 e inició actividades un
los veinte años de la Orquesta Sinfó­ año después, con ocasión del XXXIX
nica de Colombia bajo la dirección de Congreso Eucaristía), celebrado en la
Olav Roots (1953-1973) han sido los capital del país. Su primer director fue
más brillantes de la vida musical de el norteamericano Melvin Strauss. Lo
Colombia en lo que va corrido del si­ sucedieron, en breves períodos, el
glo XX. compositor Pinzón Urrea, el violinista
Años recientes: Tras la desaparición Jaime Guillén, el español José Bue-
del maestro Roots, la sinfónica ha te­ nagú y el peruano José Carlos Santos.
nido una existencia agitada, con mu­ La vinculación del destacado pianista,
chas altas y bajas, en las que han in­ compositor y director colombiano Jai­
fluido, obviamente, la mala situación me León (ya mencionado en páginas
económica del país, que ha motivado anteriores) fue decisiva para la defi­
la deserción, en busca de mejores nición profesional de la agrupación
perspectivas en el extranjero, de mu­ sinfónica (1972-1977). Al retiro del
chos de los mejores músicos, y el con­ maestro León, asumen la dirección el
tinuo cambio de directores. Excelen­ violinista colombiano Carlos Villa,
tes maestros como el chileno Víctor el español Agustín Cullel, el argentino
Tevah o el holandés André Rieu o el Juan Carlos Zorzi, la directora perua­
magnífico violinista Luis Biava (ac­ na Carmen Moral y el trombonista
tualmente primera figura en la Or­ norteamericano Marshall Stith. De
questa de Filadelfia) tuvieron apenas 1981 a 1983 dirigió la Filarmónica el
un paso efímero por el podio de nues­ brillante músico búlgaro Dmitar Ma-
tra Sinfónica. El norteamericano Da­ nolov —titular de la Orquesta Filar­
niel Lipton, que lo ocupó varios años, mónica de Sofía—, quien realizó una
tampoco dejó obra importante. Ac­ espléndida labor y consiguió el mejor

Luis Biava,
violinista
y concertino.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
296

nivel de la orquesta en toda su breve dellín hay una buena orquesta, dirigi­
historia. Además, Manolov logró des­ da por mucho tiempo por el maestro
pertar el interés de todos los públicos, checo Joseph Matza, y actualmente
especialmente entre la juventud uni­ por el joven santandereano Sergio
versitaria, con un repertorio atrayente Acevedo, con estudios en Bogotá y
y una dirección siempre correcta y co­ Viena. Adscrito al Conservatorio del
municativa. Posteriormente, han ac­ Tolima ha funcionado un conjunto or­
tuado al frente de los filarmónicos, questal hasta el presente. En Barran-
con diversa fortuna, otro búlgaro, quilla, el maestro italiano Pedro Biava
Georgi Notev, el guatemalteco Ricar­ —ya citado— mantuvo durante años
do del Carmen, Jorge Sarmientos y una meritoria orquesta. En Bogotá
Kamen Goleminov, todavía otro búl­ han surgido y han tenido momentos
garo, Alipi Naidenov, y el estadinense muy brillantes algunas orquestas de
Everett Lee. La Filarmónica ha actua­ cámara, fundadas y dirigidas por los
do, en los últimos tiempos, básica­ violinistas Frank Preuss, Jaime Gui-
mente en el excelente auditorio León llén, Luis Biava y Carlos Villa. Re­
de Greiff de la Universidad Nacional, cientemente el joven director Manuel
con ampliación a diversas sedes de los Cubides fundó y dirige una orquesta
barrios, escuelas, universidades e igle­ denominada Olav Roots. Con una ma­
sias, tratando de ampliar el interés por yor trayectoria y ya muy importantes
la música de categoría a todos los sec­ ejecutorias en el ámbito nacional y en
tores de la población. En el mismo or­ el internacional, funciona en Bogotá
den de ideas, la entidad sostuvo du­ la Orquesta Sinfónica Juvenil de Co­
rante dieciséis años, un programa de lombia, fundada y dirigida por el ex­
televisión, Música para todos, con un celente violista y competente director
gran contenido didáctico, bajo la di­ (alumno del maestro Roots) Ernesto
rección de la pianista y pedagoga Ilda Díaz. Uno de los rasgos más salientes
Pace de Restrepo, espacio semanal de la meritoria entidad es que los jó­
que fue premiado en dos oportunida­ venes que la integran reciben, al mis­
des como el mejor programa cultural mo tiempo, una muy completa for­
del medio. Con la Filarmónica de Bo­ mación profesional por parte de los
gotá han actuado muchos de los más más distinguidos maestros. Una labor
destacados músicos del país y por sus realmente admirable, que se muestra
atriles han pasado muchas composi­ al público en frecuentes conciertos en
ciones de autores nacionales. En el se­ salas, iglesias, escuelas o universida­
gundo semestre de 1985 se presentó des. Por último, el dotado violinista
un enjundioso ciclo de compositores Mario Posada organiza anualmente
colombianos, destinado especialmente una orquesta que ofrece conciertos en
a las figuras más jóvenes y promisorias el exterior, especialmente con música
en este campo. Desde su fundación colombiana.
hasta el presente, la entidad ha con­
tado con el competente músico y di­
námico organizador Raúl García en Coros
calidad de director administrativo. En las ciudades importantes del país
existen numerosas agrupaciones cora­
Otras orquestas les dedicadas tanto al cultivo de la mú­
sica folclórica y popular como al del
En varias capitales de departamento gran repertorio universal. En Bogotá,
existen orquestas sinfónicas. En Cali, durante muchos años, la entidad más
el maestro Luis Carlos Figueroa diri­ destacada fue la Sociedad Coral Bach,
gió durante varios años una orquesta fundada en 1952 por la distinguida pia­
de cámara vinculada al conservatorio nista Elvira Restrepo de Durana y el
y Gustavo Yepes estuvo al frente de la profesor Ernesto Martín, prematura­
Sinfónica del Valle. También en Me- mente desaparecido. Desde el año si-
Capítulo 11 297

Coro del Tolima


en el Conservatorio
de Ibagué,
hacia 1910.

guiente se puso al frente de ella el cientes, el mejor coro de Bogotá es el


maestro Olav Roots, quien la convir­ del Instituto Colombiano de Cultura,
tió en el coro de aficionados más im­ que tiende a un «semiprofesionalis-
portante que haya tenido el país en mo». no del todo convincente. Con
toda su historia. Baste enumerar al­ todo, gracias a la muy competente di­
gunas de las obras interpretadas por rección del músico norteamericano
Roots con Coral Bach y la Sinfónica Mathew Hazelwood, ha logrado un
de Colombia entre 1955 y 1971: Misa buen nivel y brillantes realizaciones en
Theresian de Haydn, Requiem de Mo- algunas óperas de las que nos ocupa­
zart, Misa en Do y Novena Sinfonía remos en otro lugar y en audiciones
(nunca presentada antes en Colombia) del repertorio tradicional, entre otras
de Beethoven, Homenaje a Bolívar de una muy meritoria de La Pasión según
Guillermo Uribe Holguín y Cantata San Mateo de Bach. También en la ca­
campesina de Luis Antonio Escobar, pital han actuado, durante lapsos más
Magníficat de Bach, El Mesías de o menos largos, el coro de cámara de
Haendel (también estreno entre no­ la Academia de profesor Antonio Va-
sotros, presentado nueve veces), Te rela (nacido en 1903), el decano de la
Deum de Fabio González Zuleta, La especialidad en nuestro medio, el gru­
creación de Haydn, el Requiem ale­ po Ballestrinque, fundado y dirigido
mán de Brahms, la Misa de corona­ por María Cristina Sánchez, el Coro
ción de Mozart, Salmo 116 de Gon­ de la Universidad de los Andes a car­
zález Zuleta, Carmina Burana de Orff go de Amalia Samper y coros infanti­
(catorce presentaciones), Cristo en el les organizados por fray Antonio Roa
monte de los Olivos de Beethoven y y Teresa Guillén. En la provincia, es
Misa de réquiem de Guillermo Uribe célebre en el país y conocido interna­
Holguín, entre otras. Una imponente cionalmente el Coro del Tolima, es­
labor. Tras la muerte de Roots, la Co­ pecializado en música folclórica y po­
ral Bach ha continuado una trayecto­ pular colombiana. En otros campos
ria mucho más modesta. En años re­ pueden citarse a la Coral Palestrina de
Nueva Historia de Colombia. Vol
298

Cali, dirigida en su tiempo por los mento el trío Pro Arte formado por la
maestros Santiago Velasco Llanos y pianista Hilde Adler, el violinista Pa-
Luis Carlos Figueroa y, en Medellín, nagiotis Kirkiris y el chelista Giorgio
el Orfeón Antioqueño, orientado por Mainardi, varios quintetos de viento
José María Bravo Márquez, cuyo con los flautistas Oscar Álvarez y Luis
ejemplo se prolongó en la Coral To­ Becerra, el oboísta Theo Hautkappe
más Luis de Victoria de la que es alma los clarinetistas Roberto Mantilla y
Rodolfo Pérez y el Estudio Polifónico Jairo Peña, los trompistas Sergio Cre-
que dirige Alberto Correa. En Popa- maschi y Efraín Zambrano y los fa­
yán, cuyos festivales de Semana Santa gotistas Alberto Fortina y Siegfried
son memorables —como se indicó an­ Miklin. También ellos presentaron, al
teriormente—, la fina música Stella lado de los maestros universales, a los
Dupont de Mosquera anima un exce­ compositores colombianos. En los úl­
lente coro, tal vez el mejor de su gé­ timos tiempos han surgido en la capi­
nero en el país. «En el cultivo de la tal, entre otros, el cuarteto Arcos
música antigua —escribe el padre Per- (Ruth Lamprea y Mario Díaz, violi-
domo Escobar en su indispensable li­ nes, Ernesto Díaz, viola, y Ernesto
bro Historia de la música en Colom­ Díaz Mendoza, violoncelo), un con­
bia—, Haus Musik, que dirige la se­ junto de instrumentos de viento de
ñora Louise Nichols de Botero, el con­ gran categoría, organizado por el
junto Música Antigua de Bogotá, di­ trompista colombiano Luis Pérez y al­
rigido por Hernando Caro Mendoza, gunas formaciones barrocas animadas
y el grupo Pro Música Antigua de Me- por el notable clavecinista nacional
dellín.» Héctor Montoya.

Grupos de cámara Solistas


De los grupos de cámara —de vida De la legión de instrumentistas y can­
más o menos efímera— que se han or­ tantes que ha dado el país en lo que
ganizado en el país, merece citarse en va corrido de siglo, apenas podemos
primer término el Cuarteto Bogotá. dar noticia escueta de los más desta­
Fundado en la década de los cuarenta cados, corriendo el riesgo de incómo­
por los profesores Herbert Froelich, das omisiones que serán siempre in­
Efraín Suárez, Gerhard Rothstein y voluntarias. Comenzaremos con una
Fritz Wallenberg, comenzó a difundir gran figura, de prestigio internacional,
entre nosotros el gusto por esta música el clavicembalista bogotano Rafael
refinada y sutil. En años posteriores el Puyana, cuyos recitales, conciertos y
Cuarteto fue cambiando de personal discos han llevado el nombre del país
y, tal vez en su mejor momento, in­ a los grandes centros mundiales. Los
tegrado por los violinistas Hubert Au- violinistas Luis Biava (actualmente en
mere y Jaime Guillén, el violista Er­ la Orquesta de Filadelfia), Franck
nesto Díaz y el violoncelista Ludwig Preuss y Carlos Villa y los pianistas
Matzenauer, presentó lo más repre­ Harold Martina (nacido en Curazao,
sentativo del repertorio universal (in­ pero ya muy colombiano) y Blanca
cluyendo ciclos completos de los cuar­ Uribe, quienes alternan frecuentes ac­
tetos de Beethoven y de Bartók, por tuaciones en el país con sus carreras
ejemplo) y toda la música de los com­ internacionales. En años recientes, un
positores nacionales para esa combi­ grupo de cantantes se ha impuesto en
nación. Numerosas agrupaciones de exigentes centros operáticos de Euro­
cámara, con base en instrumentistas pa y los Estados Unidos: Carmiña Ga­
de la Sinfónica de Colombia y la Fi­ llo, Zoraida Salazar, Martha Senn,
larmónica de Bogotá, se han estable­ Sofía Salazar, Alejandro Ramírez y
cido con buenos resultados. En forma Francisco Vergara. El mismo es el
bastante estable actuaron en su mo­ caso de la fina cantante de «Lieder»,
Capítulo 11 299

ópera y oratorio Marina Tafur. En la tilla y Jairo Peña, el flautista y saxo-


generación anterior, el tenor Luis Ma­ fonista Gabriel Uribe, los hermanos
cla, artista culto y profesor de varias Mauricio y Francisco Cristancho (hi­
generaciones, y otro respetado maes­ jos del célebre compositor de música
tro, el barítono Luis Carlos García. popular Francisco Cristancho Camar-
También el bajo Álvaro Guerrera y el go), la pianista Ruth Marulanda, los
tenor Luis Dueñas, además conocido trompistas Efraín Zambrano y Luis
compositor de música popular. En la Pérez, el violoncelista Luis Molina y el
imposibilidad de mencionar siquiera contrabajista Pablo Arévalo. En el te­
las decenas de buenos solistas que han rreno del canto, además de Luis Macía
surgido en el país en el período que y las ya mencionadas Carmiña Gallo,
nos ocupa, citaremos apenas unos Martha Senn y Marina Tafur, hay que
cuantos nombres de quienes más se citar a las sopranos Leonor Riaño, Sil­
han destacado en la interpretación de via Moscowitz (de origen brasileño,
la música de los compositores colom­ pero muy colombiana), Julia Balles­
bianos. Además de los citados en pá­ teros y la caleña Elvira Garcés de
ginas anteriores, las pianistas Helvia Hannaford. La mezzosoprano Elsa
Mendoza, Mireya Arboleda de Cruz, Gutiérrez (que es además directora de
Elvira Restrepo de Durana, Mary Fer­ coros y orquesta), los tenores Jorge
nández de Bolduc, Rosalía Cruz de López (además sociólogo e investiga­
Buenaventura, Mercedes Cortés, Bea­ dor, fundador del grupo folclórico
triz Acosta y Teresita Gómez, quien Yaki-kandru), Manuel Contreras y
ha grabado obras de Luis Antonio Es­ Gerardo Arellano y el barítono Au-
cobar y Guillermo Uribe Holguín. En reliano Hernández, entre otros. Como
la generación anterior, dos eminentes pianistas acompañantes especialmente
pedagogas, Lucía Pérez y Tatiana diestros, podríamos citar a Jaime
Gontscharowa. Además de Biava, León, figura muy importante del me­
Preuss y Villa, los violinistas Jaime dio, a Helvia Mendoza y a Pablo Aré-
valo.
Guillén, Eduardo Berrío, Santos Pé­
rez y Mario Posada, el violista Ernesto
Díaz, la violinista Ruth Lamprea, el La ópera de Colombia
contrabajista Hernando Segura, los
hermanos Luis, Antonio y Marina Be­ En Colombia existe, desde el siglo pa­
cerra, los clarinetistas Roberto Man­ sado, un vasto público amante de la

Rafael Puyaría
(1931-),
clavicenbalista.
Junto con Gabriel
García Márquez y
Fernando Botero,
es uno de los
artistas
colombianos
de mayor renombre
universal.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
300

ópera italiana que hizo posible que in­ guras internacionales. Han sido artí­
cluso importantes compañías nos visi­ fices de la empresa, además de Upe-
taran. Tras algunos intentos tímidos, gui, las directoras de Colcultura Glo­
siempre fallidos, de crear una ópera ria Zea, Aura Lucía Mera y Amparo
colombiana, el dinámico organizador Sinisterra de Carvajal, los maestros
antioqueño Alberto Upegui Acevedo concertadores Pietro Mascheroni, Da­
—gran conocedor del género— orga­ niel Lipton y Jaime León y, en los úl­
nizó a partir de 1970 festivales de ópe­ timos años, el cantante y organizador
ra internacional en Medellín. La em­ caleño Francisco Vergara.
presa tuvo éxito, se trasladó a Bogotá
y desde hace unos diez años funciona Radio
en la capital la Ópera de Colombia, ín­
timamente ligada al Instituto Colom­ Durante los últimos cuarenta años han
biano de Cultura, que ofrece tempo­ sido factor decisivo en la divulgación
radas anuales en el Teatro Colón, con de la gran música algunas emisoras ra­
ocasionales giras a capitales de provin­ diales. En primer lugar, como es ob­
cia. El repertorio ha girado hasta aho­ vio, la Radio Nacional; pero también
ra alrededor de los grandes nombres algunas radiodifusoras privadas como
del siglo XIX, Verdi, Puccini, Donizet- la HJCK, El Mundo en Bogotá (Ál-
ti, Rossini, Leoncavallo, Mascagni, la varo Castaño Castillo y Gonzalo Rue­
Carmen de Bizet y alguna opereta es­ da Caro) y la Musicar (Luz Helena
pañola o vienesa traducida. Tal vez el Yepes). Justamente el valioso archivo
aspecto más positivo de la empresa es de grabaciones de la Radio Nacional
el haber permitido surgir a numerosos nos permite presentar la siguiente lista
cantantes nacionales, algunos de los de obras de compositores colombianos
cuales, como se anotó, son hoy día fi­ conservadas allí.

Obras de compositores colombianos conservadas en Radio Nacional

Guillermo Uribe Holguín Jesús Bermúdez Silva


Anarkos, Tres ballets criollos, varias Concierto para piano y orquesta,
canciones, Ceremonia indígena, con­ cuarteto de cuerdas, poema sinfóni­
ciertos para piano, violín y viola, co «Cuento de hadas», Danza típica,
concertino para cuerdas, poema sin­ sonata y sonatina para piano, poema
fónico «Conquistadores», diez cuar­ sinfónico «Torbellino» (José Eusta­
tetos de cuerda, drama lírico «Fura- sio Rivera), dos tríos, suite para pia­
tena» (primer acto), Homenaje a no «Viejas estampas de Santa Fe»,
Bolívar, Marcha festiva, Marcha poema sinfónico «Orgía Campesi­
triunfal (Rubén Darío), Nocturno na».
(José Asunción Silva), poema sinfó­
nico «Bochica», preludios para pia­ José Rozo Contreras
no, misa de réquiem, sinfonías nú­ Burlesca para orquesta, canciones y
meros 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 10, Sin- romanzas, suite «Tierra colombia­
fonieta campesina, sonatas para vio­ na».
lín y piano números 1, 3, 5, 6 y 7,
sonata para violoncelo, suites nú­ Antonio María Valencia
meros 1 y 2 para violín, tema y va­ Ave María, chirimía y bambuco, co­
riaciones para piano, tríos números 1 plas populares, canciones, misa bre­
y 2, numerosos «trozos en el senti­ ve a Santa Cecilia, misa de réquiem,
miento popular», villanesca para pia­ sonatina boyacense para piano, trío
no y orquesta. «Emociones Caucanas».
Capítulo 11 301

Adolfo Mejía Ensayo electrónico, Preludios ar­


Poema sinfónico «América», cancio­ mónicos para piano, quintetos de
nes («Cartagena»), homenajes, pe­ vientos, nueve sinfonías, música
queña suite, piezas para piano, trío. para ballet, obertura sinfónica, Misa
de Gloria, Salmo 116, Te Deum,
Roberto Pineda Duque música para la obra teatral «Asesi­
Bagatelas para piano, canto místico, nato en la catedral».
conciertos para flauta, piano y vio­
lín, concertino para orquesta, música Jesús Pinzón Urrea
para «Edipo Rey», canciones varias, Capricho para cuarteto, Concertante
preludio sinfónico, Sinfonía n.° 1, so­ para trompeta, Contrastes para cuer­
natas para varios instrumentos, Tri­ das, Estructuras, Estudio para or­
ple concierto, Trío para flauta, violín questa, Exploraciones para clarinete
y viola. y orquesta, Gráfico n.° 1, Rítmica
n.° 3, Primera sinfonía, Tripartita.
Santiago Velasco Llanos
Adagio y allegro para cuarteto, Blas Emilio Atehortúa
Cuarteto de cuerdas n.° 1, Danza in­ Cantata «Apu Inka Atawalpaman»,
dígena, Romanza para violín y pia­ Brachot para Golda Meier, Cantata
no, Sinfonía breve, sinfonieta para «San Francisco», Cántico fúnebre,
cuerdas «El tío Guachupecito». conciertos para piano y para timba­
les, cuartetos de cuerdas números 1
Luis Carlos Espinosa y 2, Deuteronomio 6-4, Diagramas,
Paisaje andino para piano, Ritmo Divertimento a la manera de Mo-
mulato para voz y piano. zart, estudios sinfónicos, piezas para
piano y para piano a cuatro manos,
Luis Carlos Figueroa Juegos infantiles, «Llanto de Isis»,
Canciones, Colombiana n.° 2 para Obertura simétrica, Partita 72, Cin­
violín y piano, Preludio y danza co­ co piezas electrónicas, Psico-cosmos,
lombiana para orquesta, Sonatina Quinteto de vientos, Relieves para
para violín, suite sinfónica. piano y cuerdas, Cantata «Simón
Bolívar», Sonata para contrabajo,
Luis Antonio Escobar Sonocromías, Syrigma, Trío, Trípti­
Ballet «Avirama», Balada para pia­ co para orquesta.
no y orquesta, Bambuquerías para
piano, cantatas campesinas números Germán Borda
1, 2 y 3, Cánticas colombianas, Con­ Armonías, Cuarteto n.° 1, Espacial,
cierto barroco, conciertos para flau­ Espacios, Fanfarrias, Improvisación
ta, para piano (n.° 2), Concertino y scherzo, Introducción y allegro
para flauta, Concertino grosso, cuar­ americano, Microestructuras, or­
tetos de cuerdas números 1 y 2, can­ questales números 1, 2 y 3, Suite
tata «Juramento a Bolívar», madri­ para flauta.
gales, pequeña sinfonía, Preludios
de Navidad, ópera infantil «La Prin­ Jacqueline Nova
cesa y la Arveja», quinteto de vien­ Asimetrías, Homenaje a Catulo,
tos «La Curaba», Sinfonía «Cero», Metamorfosis III, Pequeña suite,
Sonatinas para piano, Suite infantil. Resonancias I, Resonancias 1969,
Transiciones, 12 móviles.
Fabio González Zuleta
Canciones, Concierto para piano, Álvaro Ramírez Sierra
Concierto «Seráfico» para violín, Canto a mi tierra, Concertino para
Cuartetos de cuerda números 2 y 3, piano y cuerdas, Estudio sinfónico,
Nueva Historia de Colombia. Vol VI
302

Suite vallecaucana, Poema sinfónico Euclides Barrera


«El valle del Lilí». El cañón del Chicamocha.
Eduardo Carrizosa
Luis Torres
Canción del tiempo, Cántico, Coral Integración para flauta sola.
Aurora, Díptico para cuerdas, Es­
tancia I y II, Impronta, Introducción Pedro Biava
para clarinete y orquesta. Canciones, Divertimento para ma­
deras, Tonada del boyero, Vocali­
Raul Mojica zación.
Atabí, Canciones onomatopéyicas,
Cheimesquenema, Joropo para Gre­ León J. Simar
gorio, Mulaterías, Piezas para cuar­ Danzas sinfónicas, Suite para violín
teto de cuerdas, Piezas para quinteto y piano.
de vientos, Reflexiones sonoras,
Transparencias chibchas. Carlo Jachino
Conciertos para piano números 1 y
Guillermo Rendón 2, Piezas dodecafónicas, Preludio di
Cuarteto con clarinete, Grabado de Festa, Preludio y fuga para piano.
Anna Bella, Sexteto de vientos, So­
nata para piano, Sonata para violín, Olav Roots
piano y recitador. Homenaje a León de Greiff, medi­
tación y rondó para piano, variacio­
Francisco Zumaqué nes y pasacalle para orquesta.
Cantos de mescalito, Cuarteto de
cuerdas, Cumbiamba, Misa sacer- Mario Gómez Vignes
dotalis, Pikigui, Porro novo, canta­ Sonata para violín y piano.
tas «Simón» y «Uruti».

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VARIOS. América Latina en su música. Isabel Aretz, relatora. México, Siglo XXI, 1980.
Capítulo 12 303

La cultura popular colombiana


en el siglo xx
Gloria Triana gios, le daba al conquistador el dere­
cho de imponerla por la fuerza.
Con la Independencia y la forma­
Orígenes ción de la República este estado de co­
sas no cambia, pues llega al poder una

N o es posible hablar de la cultura «élite criolla» que antes de triunfar tie­


popular colombiana en el siglo ne un acceso limitado a los cargos para
XX sin tener en cuenta que ésta es el desempeño de los cuales debe cer­
resultado de la confluencia de elemen­ tificar su «pureza de sangre» y su leal­
tos heterogéneos que fueron confor­ tad a los principios de la cultura es­
mándose en las distintas etapas de pañola dominante.
nuestra historia: la herencia de las Es decir, desde el comienzo se es­
grandes culturas precolombinas que al tablece la existencia de dos categorías Adorno de cabeza
ser descubiertas ya habían desarrolla­ culturales antagónicas e irreconcilia­ de los indígenas
Tanimucas
do una serie de tecnologías adaptati- bles; una cultura blanca, culta, sofis­ (Amazonia),
vas al medio ambiente y estructurado ticada, de salón y europeizante, patri­ confeccionado en
un conjunto de sistemas de pensa­ monio de la élite, y una cultura po­ madera de balso
miento; la importación de la cultura pular, oprimida, subvalorada, despre­ pintado, con
española también diversificada por di­ ciada, sofocada y desfigurada, patri­ apliques de plumón.
ferencias regionales o de sus compo­ monio de los indios, negros y
nentes; y la presencia africana que se mestizos.
inicia en el siglo XVI con la llegada de Dado que desde el comienzo de la
los esclavos de ese continente perte­ Conquista y Colonia se establece el
necientes a distintas etnias y culturas. mestizaje, primero entre el español y
Estos tres componentes culturales el aborigen y posteriormente con el
complejos y heterogéneos no entraron negro africano, se produce una circu­
en interacción en pie de igualdad. La lación de elementos culturales, inter­
conquista y establecimiento de la Co­ influencias recíprocas que dan como
lonia trajeron consigo inevitablemente resultado la conformación de una cul­
un estado de opresión, en el cual la tura diferente a las culturas originales,
cultura del dominador era considerada una cultura mestiza, una cultura he­
como superior y, entre otros privile­ terogénea, pero aun así sigue siendo
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
304

purrí» folklórico, concepto al cual se


le da un carácter peyorativo para de­
signar todo aquello que se considera
inapropiado, inculto, burdo, ordinario
y antiestético.
Preferimos referirnos a la cultura
popular tradicional y no utilizar el tér­
mino folklore, no sólo por el uso ina­
decuado del término en el lenguaje co­
rriente, sino porque a nombre de lo
folklórico se han cometido en el país
las mayores atrocidades presentando
versiones desfiguradas e irrespetuosas
de las tradiciones populares que han
contribuido grandemente a la actitud
de subvaloración y desprecio por esas
expresiones.
Por otra parte, al ser una palabra
extraña al español y ante la dificultad
de pronunciarla o comprender su sig­
nificado, hemos oído a gente de nues­
tro pueblo referirse a su tradición
como su «conflor» o su «florclor», tér­
minos castellanizados en el lenguaje
popular.
Para que se entienda bien cuando
hablamos de cultura popular, nos re­
ferimos a toda una herencia cultural
que nos viene del pasado como resul­
tado de la mezcla de los elementos
mencionados, que no sólo puede de­
finirse por un conjunto de rasgos es­
pecíficos sino también por oposición a
la cultura dominante.

Características
de la cultura popular
Músico Sinú, una cultura dominada a la cual no se
estatuilla de oro. La cultura popular es una cultura oral,
Museo del Oro,
la reconoce como tal.
Bogotá Si revisamos nuestros textos de his­ tradicional, heterogénea, subalterna y
(Fotografía: toria social y económica oficial y de vital.
Jorge Mario Múnera). historia del arte, si visitamos nuestros
museos (excepción hecha del Museo Cultura oral
del Oro y uno que otro museo etno­
gráfico), la cultura colombiana en su Al afirmar que se trata de una cultura
conjunto aparece como una colección oral, no quiere con ello significarse
de hazañas de los próceres, de elabo­ que sus cultores son analfabetos o que
raciones literarias y estéticas de una es una cultura que carece de escritura,
sola clase, desconociéndose una rica aunque uno o ambos de estos elemen­
herencia cultural que generalmente tos sean rasgos de algunas de las ex­
aparece a los ojos de nuestros intelec­ presiones de lo popular. Cuando se
tuales como carente de significado, habla de oralidad en la cultura popular
perteneciente a un pasado que debe como de una de sus características, se
avergonzarnos, conformando un «pot- quiere destacar su carácter predomi-
Capítulo 12 305

nante en la trasmisión de conocimien­ de las culturas aborígenes a la llegada


tos y valores. Estos conocimientos y del conquistador. Muchos grupos fue­
valores no son trasmitidos a través de ron exterminados en las guerras de
los sistemas formales de educación, no conquista; muchos otros, especial­
están codificados en libros, no son mente los que habitaban en la hoy lla­
propagados a través de los medios de mada zona andina, se mestizaron;
comunicación. Estos conocimientos y otros, protegidos por barreras climá­
valores están en la mente de sus de­ ticas o geográficas, sobreviven en la
positarios, que son cronistas y literatos Amazonia y Orinoquia, en la Sierra
orales, que son músicos y trovadores, Nevada de Santa Marta, en los ríos del
que son danzantes o actores dramáti­ litoral pacífico y la región desértica de
cos o satíricos, que son artesanos que la Guajira.
poseen la tecnología tradicional, y El mestizaje biológico dio como re­
que, en una palabra, son los archivos sultado un mestizaje cultural con di­
vivientes de un legado histórico que ferencias regionales, pues las culturas
desaparecerá con ellos. indígenas no eran homogéneas. Había
tantas diferencias entre chibchas o
Cultura tradicional muiscas, pijaos, quimbayas o guajiros,
como las que había entre los españoles
Cuando decimos que la cultura popu­ que venían de distintas regiones de la
lar es tradicional nos referimos a todo península y tenían orígenes de clase
el conjunto de rasgos que vienen como diversos.
herencia de tiempos pretéritos y que Los africanos procedentes en su
se han estructurado en una configu­ gran mayoría de las costas del Áfri­
ración de ideas y valores que se han ca Occidental pertenecían a culturas
transmitido de una generación a otra. como la mandinga, viafara, yolofo, lu-
Pero tradicionalidad no quiere decir cumí, bantú, caravalí, acravalí. La es­
todo aquello que está relegado a un trategia esclavista de dominación mez­
pasado fosilizado, porque la cultura cló todos estos grupos con el objeto de
tradicional no es estática, sino que evitar su comunicación y por ende los
está siempre emergiendo, desapare­ levantamientos, hecho que, entre a
ciendo y reapareciendo. Es sinónimo otros, llevó a la imposibilidad de es­
de actividad, no de pasividad. No es tructurar una configuración homogé­
una cosa transitoria y pasajera como la nea de lo africano en Colombia, y el
moda. Es permanente, pero no una negro debió inventar mecanismos
repetición de secuencias idénticas en adaptativos para sobrevivir, conser­
períodos diferentes. La cultura popu­ vando muy poco de sus esquemas de
lar en Colombia ha sobrevivido gra­ pensamiento. Sus asentamientos se
cias a su capacidad de creación, adap­ dieron especialmente en las zonas flu-
tación y reinterpretación. viomineras y en las costas donde per­
manecen hasta hoy con diferentes gra­
Cultura heterogénea dos de mestizaje.

La heterogeneidad de la cultura po­ Cultura subalterna


pular hace referencia no sólo a que los
componentes eran diversos en su ori­ La cultura popular es subalterna por­
gen, sino a que éstos se combinaron de que ha estado siempre dominada y ab­
manera diferente, lo que dio como re­ sorbida por una cultura hegemónica
sultado la existencia de culturas regio­ elitista, desarraigada y extranjerizan­
nales específicas. te. Para el colombiano de las capas al­
Si en el presente todavía existen cul­ tas y medias sólo es cultura lo que vie­
turas indígenas vigentes que hablan en ne de fuera o lo que producen las cla­
conjunto más de sesenta lenguas, es ses urbanas y académicas; la cultura
fácil imaginar lo que sería el panorama hegemónica tiene sus canales de trans-
306 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Máscara Muisca, tendidas por todos y, aunque existan


confeccionada con los especialistas y las personas que se
plumas, fique
y semillas.
destacan, ellos no tienen por este he­
Museo Nacional, cho una posición diferente dentro de
Bogotá su comunidad.
(Fotografía: En contraposición, en la cultura do­
Fernando Urbina). minante, es muy importante la capa­
cidad del artista de romper con la tra­
dición, resulta totalmente normal que
el arte deba ser interpretado y expli­
cado por expertos para poder ser en­
tendido y apreciado. El artista debe
inventar nuevos patrones que reem­
placen los elementos estandarizados
empleados por sus antepasados. Está
en la obligación de ser original, y ocu­
pa una posición destacada en la socie­
misión institucionalizados, se enseña dad.
en los colegios y en las universidades, No se puede hablar de cultura po­
tiene a su disposición los medios de pular sino en el contexto de socieda­
comunicación hablados, escritos y vi­ des estratificadas o sociedades de cla­
suales, tiene historiadores, ensayistas ses que establecen categorías contras­
y críticos, tiene sus escenarios (tea­ tantes entre el arte sofisticado y ma­
tros, salas de concierto, auditorios), su nifestaciones populares; en sociedades
conocimiento codificado y escrito que­ no estratificadas cualquiera de los ele­
dará para la posteridad. mentos es compartido por igual por
A la cultura popular tradicional se cada uno de sus miembros y el cono­
la ha relegado al anonimato y en las cimiento especializado está reservado
pocas ocasiones en que ha invadido los sólo a una categoría de personas, ge­
espacios de la cultura dominante, el neralmente vinculadas al dominio de
hecho no se registra en los medios de lo mágico religioso.
comunicación con el mismo entusias­ Lo popular se manifiesta en expre­
mo y despliegue que se dedican a las siones de diversa índole: la música, la
expresiones de la cultura hegemónica, danza, la poesía y la literatura oral, las
o simplemente se la ignora por com­ interpretaciones dramáticas, la escul­
pleto. Pero la cultura popular no es tura y la pintura; la mayoría de estas
anónima, ni producto de la creación expresiones no se representan aisla­
colectiva como generalmente se la ha damente; por ejemplo, la poesía y la
estereotipado. literatura oral suelen estar acompa­
En la cultura popular existen los es­ ñadas de música, danzas y canciones;
pecialistas y creadores de fama y pres­ ya se den en el curso de ceremonias
tigio reconocidos, sólo que este pres­ rituales o en festejos populares, suelen
tigio no trasciende los límites de su llevar máscaras; la pintura elaborada
región. Lo colectivo en lo popular sobre distintos materiales puede ser
tradicional hace referencia a que el ar­ un complemento de la parafernalia de
tista es un poseedor de cualidades es­ danzas o interpretaciones dramáticas;
peciales entre muchas personas que la escultura se incorpora a las carrozas
hacen y repiten lo mismo que él, por­ en los cortejos callejeros de los car­
que lo aprendieron por transmisión navales.
oral y mecanismos informales. El ar­ En este trabajo analizaremos estas
tista popular no busca la innovación, formas por separado y también el con­
la repetición de los elementos tradicio­ texto de su configuración global cuan­
nales no es mal vista ni criticada, todas do se encuentren reunidas en un solo
las producciones son aceptadas y en­ evento.
Capítulo 12 307

La cultura popular tradicional, que ligión, y pertenecen a una parte muy


contiene elementos prehispánicos y importante de la vida de la gente. Las
posthispánicos y que se caracteriza por festividades, cualquiera que sea su
su transmisión oral y su práctica con­ tipo, siempre han tenido un contenido
suetudinaria, funciona en forma su­ esencial, un sentido profundo, han ex­
bordinada a la cultura dominante. presado siempre una concepción del
mundo, del hombre y las relaciones
Cultura vital humanas.
La fiesta permite el desarrollo sin lí­
La cultura tradicional popular no es­ mites de la creatividad, reúne elemen­
tablece barreras entre la expresión tos heterogéneos, fibra de ideas con­
artística y la vida. Las manifestaciones vencionales y plantea al menos en for­
tradicionales se relacionan con mani­ ma transitoria un mundo diferente.
festaciones importantes en el ciclo vi­ Las parodias al poder, el cuestio-
tal de los individuos: el nacimiento, la namiento irreverente del orden esta­
enfermedad o la muerte. Casi nunca blecido es permitido en los días de
tiene un carácter puramente recreati­ la fiesta a través de la sátira, la pan­
vo o de divertimiento, está integrada tomima y el humor, y también es la
a los hechos más importantes de su co­ ocasión de manifestar la elabora­
tidianidad, juega un papel importante ción de tradiciones y creencias que
en la expresión de sentimientos, ideas vienen del pasado adaptándolas a los
y valores, manifiesta la concepción del cambios de la sociedad.
mundo, la vida y las cosas y canaliza Dados los diferentes elementos que
frustraciones individuales y colectivas. se integran en la fiesta, ésta se con­
vierte en el medio para reafirmar el
La fiesta colectiva y el arte popular pasado y en la forma de actualizar las
frustraciones y desigualdades. La fiesta
La fiesta popular colectiva en Colom­ es el espacio en el cual el pueblo puede
bia tiene orígenes muy diversos. Las reafirmar su solidaridad comunitaria.
festividades religiosas católicas traídas
por los españoles y que tenían a su vez Fiestas colectivas y danzantes
origen en arcaicos ritos precristianos
del Viejo Mundo, se mezclaron con Es muy difícil separar la música de la
ceremoniales aborígenes prehispáni­ danza, puesto que casi siempre co­
cos y ritos seculares africanos. Es pre­ existen, y en el caso de la danza ésta
cisamente la fiesta colectiva la que ha no puede darse sin el acompañamien­
permitido que la interrelación de estos to musical.
elementos haya encontrado un espacio El encuentro de España, África y
social que posibilite la expresión de la América dio lugar a sincretismos,
música, la danza, la máscara, los dis­ transculturaciones y simbiosis de la
fraces, las interpretaciones dramáticas música, el viejo romance hispánico se
callejeras, la sátira, el juego, pues to­ mezcló con las percusiones africanas y
dos estos elementos se integran a la con elementos de expresión sonora del
fiesta sin disgregación ni especializa- indígena; otro tanto sucedió con la
ción. Las fiestas populares han jugado danza.
un papel muy importante en la con­ Sobre las características de la mú­
servación de tradición, pues si tuvie­ sica y la danza prehispánicas dan tes­
ron un origen remoto en ritos religio­ timonio los relatos de los cronistas y
sos o se desarrollaron vinculadas a las investigaciones etnográficas reali­
ellos (situación que en algunos casos zadas en culturas que todavía conser­
persiste hasta el presente), ciertas for­ van vigentes sus instrumentos, melo­
mas festivas son una verdadera paro­ días y danzas, que generalmente están
dia al culto religioso, son decidida­ vinculados a sus ceremoniales; ritos de
mente exteriores a la Iglesia y a la re­ fertilidad, cosecha, caza y pesca, ritos
308 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

"Bombero" jaba el gusto y la moda de las capitales


o intérprete de europeas filtrados a través de España.
bombo de los
conjuntos de Los españoles traían consigo la tra­
marimba del dición de danzas religiosas. Estas ha­
Pacífico: es un bían sido muy usuales en España, eje­
tambor de dos cutándose a menudo dentro de las
parches, fabricado iglesias. A nivel popular y sobre todo
en cuero de animal
y madera;
en la época de la evangelización, se
el instrumento es impuso en América esta tradición me­
de origen africano dieval. Así fue como el teatro europeo
y con él se en la Edad Media, instrumento de en­
interpretan ritmos señanza de la fe cristiana, renació en
"jugas", currulaos,
bundes y arrullos
el Nuevo Mundo acompañado de la
(Foto: Múnera). danza y la música.
En el crisol de lo indio, lo negro, lo
criollo y lo mestizo en sus múltiples
combinaciones, se forjaron las danzas
colombianas del presente. En cada
una de estas culturas la máscara estu­
vo asociada a la danza. En algunos lu­
gares del África contemporánea su­
cede lo mismo que en muchos grupos
de iniciación a la pubertad, ceremo­ aculturados en Colombia, donde ya
nias curativas, culto a los ancestros, nadie recuerda los festejos, desfiles y
cantos de viaje y de guerra y ritos fu­ rituales del pasado, en que las más­
nerarios. caras constituían el elemento vital de
En la Colonia se estableció una di­ la influencia que se atribuía a los an­
ferenciación entre la danza popular y tepasados sobre la vida de los indivi­
la aristocrática. La primera se nutría duos. En las máscaras talladas se ma­
de las tradiciones medievales europeas nifestaban los espíritus y las bondades
introducidas por los clérigos en las fes­ que éstos otorgaban a los vivos, sin de­
tividades religiosas y la segunda refle­ jar de ser por ello un complemento
artístico del vestuario en los ritos de
iniciación, cuando con sus piruetas y
Máscara de los retozos el enmascarado pedía a los
indios Tanimucas,
de la Amazonia, asistentes una estricta observancia de
confeccionada con las reglas sociales, para así alejar a los
tela de corteza malos espíritus que atormentaban la
y madera, brea vida de la gente.
y pinturas
naturales, que se Al igual que en América, arribaron
utiliza en el al África los primeros navegantes eu­
baile del muñeco. ropeos en el siglo XV. De las crónicas
Colección de los viajeros de esta época, de los
Von Hildebrand .
Bogotá estudios arqueológicos y etnológicos y
(Foto: Urbina). de algunas manifestaciones actuales,
se ha podido comprobar que existió
una gran riqueza de máscaras en bron­
ce, marfil y madera: figuras talladas y
máscaras para las sociedades secretas,
impresionante variedad de obras artís­
ticas en madera y metal destinadas al
ornato de los altares y numerosas más­
caras destinadas a los espíritus de di­
ferentes cultos.
Capítulo 12 309

Pero toda esta riqueza de máscaras Trajes ceremoniales


africanas no sobrevivió entre noso­ de "yanchama",
en tela de corteza
tros. Es fácil imaginar que con su tras­ con pinturas
lado a América en la segunda mitad naturales, de los
del siglo XVI, en una situación de ex­ indios Tarijonas,
pansión colonial y bajo el imperio del del Caquetá.
sistema esclavista, no les fuera posible Colección Schildler,
a los africanos venidos a América con­ Bogotá.
servar sus creencias y tradiciones de
una manera integral. Máscara y danza
ritual desaparecen casi por completo
de la cultura negra colombiana. Por
razones que deben profundizarse, no
se realiza tampoco el sincretismo que
se dio en el Caribe y en Brasil, donde
al amparo de las sociedades secretas y
expresado en el vudú, la santería y la
macumba, se conservó el culto de los
dioses africanos. En ninguna de las
danzas negras del Pacífico que conser­
van melodías y ritmos e instrumental
africanos ni en los cantos y danzas del
ritual funerario que se celebra todavía bamba y Potosí; en Panamá se conoce
en Palenque de San Basilio está pre­ la existencia de diablos de Corpus en
sente la máscara, y si no fuera por la varias provincias, donde resalta como
existencia de las máscaras de madera expresión del diálogo entre los dan­
en el carnaval de Barranquilla podría­ zantes; Venezuela es uno de los países
mos afirmar su completa desaparición. donde se presenta una mayor disper­
En muchos lugares de Colombia se sión geográfica de diablos danzantes.
conservan danzas coloniales que ge­ En Colombia han existido danzas de
neralmente están vinculadas a las fies­ diablos en muchas poblaciones de la
tas religiosas o a los carnavales. llamada depresión momposina, en las
riberas del bajo Magdalena; en Uré,
Danzas religiosas. departamento de Córdoba; en el Paso
Cesar, en Valledupar; y en Atanquez,
Diablos danzantes_______________ en las estribaciones de la Sierra Ne­
La existencia de diablos en las fiestas vada, donde la fiesta de Corpus se su­
de Corpus Christi proviene de una perpuso al ritual indígena de culto al
antigua tradición europea, en la cual Sol; en todos estos casos la danza de
se resaltaba la presencia del demonio diablos es religiosa y nunca una danza
frente al Santísimo Sacramento, la lu­ de carnaval.
cha de contrarios, generalmente del Los diablos danzantes poseen una
bien contra el mal, y también formas serie de rasgos comunes, lo que evi­
satíricas dirigidas a los representantes dencia su remoto origen español (sin
del poder. Estas fiestas en Europa re­ descartar el aporte africano, ya que en
cibían el nombre de diabladas y reco­ fiestas y cultos de origen afro salían a
rrían las calles de los pueblos hasta lle­ las calles grupos de personas enmas­
gar a la iglesia. Esta vieja costumbre caradas con cuernos realizando diver­
fue trasplantada a América y en la ac­ sos tipos de movimientos pantomími­
tualidad existen distintos lugares don­ cos; sus miembros formaban parte de
de los diablos danzantes están todavía una sociedad secreta compuesta sola­
vigentes. mente por hombres). Poseen una rí­
En Bolivia se realizan las llamadas gida estructura jerárquica, dominada
diabladas en La Paz, Oruro, Cocha- por los llamados capitanes, y consti-
310 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

a las piernas, que constituyen un ins­


trumento adicional que marca los pa­
sos de la danza; y una maraca, instru­
mento musical de origen indígena. En
los diablos de Guamal se mantiene la
costumbre medieval del enfrentamien­
to del demonio con el Santísimo Sa­
cramento y la lucha de contrarios, sólo
que en este caso el mal está represen­
tado por el diablo y el bien por un pá­
jaro de largo pico y largo cuello lla­
mado cucamba. En el enfrentamiento
triunfa el bien sobre el mal, y al ter­
minar la procesión las cucambas pue­
den entrar a la iglesia y los diablos de­
ben esperar en la puerta y danzar de
espaldas al altar. Según una leyenda
profana, generalmente contada en los
velorios, la cucamba es una mujer dis­
frazada de pájaro que reta al diablo
para salvar el alma de su marido, que
ha tenido que venderla para proteger
sus cosechas atacadas por bandadas de
pájaros. Para engañar al diablo, se
desnuda, se cubre el cuerpo de miel,
se coloca plumas de diferentes aves e
invita al diablo a una danza para que
adivine su identidad; como el diablo
no logra hacerlo, triunfa de nuevo el
bien contra el mal y salva el alma de
su marido.

Danza de los Sanjuanes


Diablos danzantes de tuyen una especie de hermandades Esta danza de los Sanjuanes, de los in­
Guamal, Magdalena. fraternales o familiares y son esencial­ dígenas kamxá del alto Putumayo, es
Interpretan la una reinterpretación posthispánica de
danza religiosa de
mente masculinas. La vinculación a la
Corpus Christi, a danza se hace a través de mandas o una tradición precolombina. Tiene su
la que se vinculan promesas religiosas que pueden ser origen remoto en las ceremonias anti­
a través de mandas temporales o vitalicias, y la pertenen­ guas de los ancianos, rituales de yagé,
o promesas, a veces cia es generalmente hereditaria. En en que la máscara era utilizada para
de carácter
hereditario.
los diablos de Guamal, Magdalena, la comunicarse con los espíritus míticos
La danza participa danza pertenece a la familia Alfaro de los antepasados. Existían dos tipos
en la procesión desde hace más de cien años y los ca­ de máscara, una femenina que repre­
hasta llegar a la pitanes ya mayores son miembros de sentaba la Luna y otra masculina, ima­
puerta de la iglesia, ella desde la infancia. gen del Sol. Este uso ritual de la más­
a la que sólo entran
El vestuario mantiene ciertos ele­ cara es común y aún vigente en mu­
las cucambas,
símbolo del bien; mentos comunes, simbólicos e indis­ chas culturas amazónicas. Entre los
los diablos han de pensables: máscaras, de varias formas cubeos, por ejemplo, se utilizan en las
permanecer danzando y tamaños con diseños antropomorfos celebraciones fúnebres y representan
en el atrio, de y zoomorfos; mandador o perrero, a los malos espíritus que deben man­
espaldas a tenerse alejados de los muertos; por
la iglesia
vara de madera que desempeña un pa­
(Foto: Múnera). pel importante en el desarrollo coreo­ este motivo las máscaras son incine­
gráfico de la danza; cascabeles atados radas el día del funeral. Entre los ma-
Capítulo 12 311

cunas del río Apaporis y las tribus del Luis Eduardo


Mirití Paraná se celebran fiestas con Carvajal Alfaro,
de Guamal, vestido
máscaras en los rituales de cosecha. de cucamba, con dos
Para la palabra máscara no existe nin­ capas de palma
guna denominación especial, debido a tejida, que simulan
que no se considera como tal sino la pluma de ese
como la materialización de los espíri­ pájaro de la región,
tus de las plantas o animales con los y con máscara de
cuello largo y pico,
cuales se busca influir sobre los seres que completan la
naturales para aumentar la fertilidad representación
del mundo vegetal y animal. Los bai­ (Foto: Múnera, 1983).
les tienen un efecto cohesivo para el
grupo al permitir la expresión ritual, y
de hecho de conflictos inter e intra-
grupales. «Hay varias clases de bailes
entre los yukuna-matapí y todos se ce­
lebran con zumos de frutas no fermen­
tadas, tienen una ocurrencia estacio­
nal y requieren preparativos. Por lo
contrario, los bailes con guarapo de
pifia se celebran todo el año y son de
carácter más sensible, pues los pre­
parativos son más sencillos. El baile espíritus de los antepasados, sino que
de chonta duro es entre otras cosas un representan el rostro o disfraz que ellos
rito de fertilidad, dirigido a los ani­ quieren mostrar al invasor, con una sá­
males, que sirve también para simbo­ tira y una burla que expresan su senti­
lizar la renovación o recreación indis­ miento de rebeldía.
pensable cuando las cosas han llegado Es posible que el ritual indígena
a un estado de caos o desorden», dice coincidiera con la época en que el
Leonor Herrera. evangelizador estableció la fiesta reli­
giosa y para poder conservarlo lo
Al llegar al Nuevo Mundo, los es­
pañoles descubrieron semejanzas y Máscara de la Danza
coincidencias en los calendarios ritua­ de los Sanjuanes,
les indígenas y cristianos, como tam­ de los indígenas
bién la presencia de danzas en los ce­ Kamxá, del alto
remoniales religiosos. En su tarea de Putumayo. Tiene su
implantar una nueva religión y una origen en los
rituales del yagé,
nueva visión del mundo, integraron, donde los ancianos
cambiándoles su significado, las dan­ usaban la máscara
zas precolombinas a los rituales cató­ para comunicarse
licos, sin entender que a su vez los in­ con sus antepasados.
dígenas hacían sus propias reinterpre­ Las había de dos
tipos: sol y luna.
taciones con un nuevo contenido sim­ Prohibido por los
bólico. La danza de los Sanjuanes jun­ misioneros,
to con los matachines y los saraguayes el ritual conservó
se bailaba en el Corpus y en la fiesta en parte la danza,
de la Santísima Trinidad, y para los es­ pero las máscaras
cambiaron de
pañoles era la representación de la de­ significado y son
gollación de san Juan Bautista. Para sátira o burla
los indígenas esta danza tiene otro sig­ contra el invasor.
nificado: las máscaras ya no son igua­ Se danza en carnaval
les a las de la ceremonia del yagé, pues y en la Trinidad
(Foto: Múnera).
al haber sido desorganizado este ritual
ya no se usa para comunicarse con los
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
312

Danzantes de males
Otra de las danzas de origen ritual
precolombino que persisten hasta hoy
gracias a su integración a las ceremo­
nias católicas es la que ejecutan los
danzantes descendientes de los indí­
genas pastos en el sur del departamen­
to de Nariño.
La danza, ejecutada al compás de
una sola flauta y un solo tambor, se
inicia el día de la fiesta de san Barto­
lomé en el atrio de la iglesia, realizan­
do lo que se denomina el saludo de es­
quina a esquina. Posteriormente la
danza integrada a la procesión recorre
las calles del pueblo.
Los danzantes conservaron elemen­
tos del vestuario, la música y una com­
pleja coreografía dividida en 17 partes,
pero perdieron con el tiempo el cono­
cimiento completo de su contenido sim­
bólico y ritual. Se dice que los antepa­
sados indígenas tenían un gran temor a
la serpiente y esta danza se hacía en su
homenaje, imitando sus movimientos
frente a un hechicero, pero su comple­
jidad indica que debía pertenecer a un
ritual mucho más importante..
La historia oral cuenta que la tribu
de males procedía de la región de
Guamúes, donde existía una ciudad
que desapareció a causa de un terre­
moto; los sobrevivientes emigraron
con todas sus pertenencias a fundar
otra ciudad que, según una leyenda,
debía construirse donde cantara un ga­
Danzantes de Males, adaptaron y lo vincularon al carnaval. llo; es el lugar donde hoy se encuentra
de Córdoba (Nariño). Durante el carnaval del Putumayo, la el pueblo de Córdoba y viven los dan­
Descendientes
de los indígenas
comunidad entera, desde el goberna­ zantes donde el gallo cantó en 1575.
Pastos, han dor del cabildo hasta los danzantes, al
conservado esta pasar frente a las autoridades eclesiás­ Danzas de carnaval
danza de origen ticas deben arrodillarse en señal de su­
precolombino, misión y obediencia, pero los Sanjua- Se habla muy poco del hecho de que,
gracias a su nes pasan indiferentes, sin mirar al cien años antes del descubrimiento de
incorporación a
festividades obispo, y mientras la gente se arrodi­ América, ya existían en España escla­
católicas. lla, ellos se colocan aparte y perma­ vos africanos. Los famosos «cabildos»
(Foto: Múnera) necen de pie en actitud rebelde. tienen antecedentes históricos muy
Los Sanjuanes están dirigidos por antiguos en Sevilla, según lo vemos en
un matachín que es el jefe y se distin­ las crónicas de Ortiz de Zúñiga, quien
gue de los demás por llevar una más­ se refiere a los bailes y fiestas de los
cara roja con un tocado de plumas, un esclavos africanos en la capital anda­
capisayo o ruana, y en su mano una luza durante el reinado de Enrique III
campana con la cual dirige el cortejo. (1390). La organización social que Es­
Capítulo 12 313

paña dio en su propio suelo a sus es­


clavos africanos fue la que trasplantó
en América. Es así como desde finales
de la Edad Media estos cabildos es­
tuvieron vinculados a las festividades
religiosas, sincretizando rasgos de los
rituales africanos. Era usual que los
cabildantes llevaran fetiches en sus
comparsas, y todavía en Cuba, a prin­
cipios de este siglo en los carnavales,
algunos negros salían enmascarados
llevando muñecos o ídolos de madera
que ejercían la función de mensajeros
de los espíritus y recibían el nombre
de mojiganga.
Estas danzas de los negros africanos
en España debieron influenciar al tea­
tro español, ya que las representacio­
nes generalmente empezaban con una
loa con canto y bailes populares en el
primer acto de la comedia, que recibía
el nombre de entremés; seguían con
una jornada de baile y remataban con
un fin de fiesta mojiganga. Las moji­
gangas llegaron a ser tan importantes
que se desarrollaron como género dra­
mático independiente del teatro, y de
esta manera llegaron al país a través
de España. El origen africano, tanto
del nombre como de su contenido dra­
mático, relacionado con actos rituales,
es indiscutible por cuanto anota Fer­
nando Ortiz que todavía, en Cuba, en
1938, un santero de Guanabacoa uti­ católicos durante la evangelización, Danzantes de Males
lizaba una máscara que él llamaba cambiándoles sus significados; pero, a (Males es nombre de
«mojiganga» o «conga», que ejercía la vez, estas culturas hicieron sus pro­ tribu). Se baila el
según él la función de mensajero o au­ pias reinterpretaciones. día de San Bartolomé,
xiliar del espíritu nkisi para averiguar saliendo del atrio
cosas ocultas, pelear con los enemigos Están todavía vigentes en el África de la iglesia y
ceremonias o festivales donde se des­ acompañando la
o contrarrestar sus malignidades. En taca la interpretación dramática de ín­ procesión del santo.
los carnavales, según el mismo Ortiz, dole religiosa o ritual. El ejemplo clá­ Originalmente, se
las máscaras mojigangas tomaban va­ sico entre casi todos los pueblos afri­ habría ejecutado
rias formas complementadas por dis­ alrededor del
canos lo constituye la mascarada. La hechicero para
fraces de carácter inobjetablemente mascarada, por lo general, es la en­ contrarrestar el
africano. carnación física de una entidad espi­ poder de serpientes.
ritual (divinidad, espíritu antepasado) El traje combina
Si bien es cierto que el origen más elementos indígenas
próximo de las fiestas populares en cuya presencia es comunicada a los es­ y españoles de
Colombia es occidental y los rasgos pectadores mediante la aparición, época, y llevan
generales fueron impuestos por los co­ danza y ropaje del enmascarado. En cascabeles
lonizadores, no debe olvidarse que, ella predomina la dimensión dramáti­ en las piernas
tanto en las culturas africanas como en ca del ritual, pues el enmascarado o (Foto: Múnera).
las aborígenes, existieron y existen to­ enmascarados ejecutan una interpre­
davía fiestas colectivas, algunas de las tación dramática colectiva que evoca
cuales fueron integradas a los rituales la interacción física entre los seres hu-
314 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

danza guerrera y hoy es una danza de


carnaval. Los congos también portan
fetiches.
En el África actual también se ha
variado el contenido religioso y algu­
nas de estas mascaradas han evolucio­
nado considerablemente a partir de la
función sagrada original hacia una eta­
pa en la cual los aspectos dramáticos
y de entretenimiento han tendido a
convertirse en los preponderantes,
como sucedió en la Colonia al inte­
grarse las danzas rituales a las fiestas
occidentales. Un ejemplo de este caso
es el de la mascarada de la tortuga en­
tre los calabares del delta del Níger.
La ceremonia comienza con la apari­
ción de Ikaki, vestido con un colorido
ropaje con el caparazón de la tortuga
atado a la espalda y una máscara ta­
llada con la forma del animal, acom­
pañado de dos niños. El trío se dirige
hacia la playa observado por un pú­
blico divertido y acompañado por bai­
larines y la percusión de los tambores;
los personajes abordan la canoa y re­
man mar adentro. Estas máscaras
acuáticas pueden haber sido el ante­
cedente de nuestras balsadas religiosas
del Pacífico o de las balsadas carna­
valescas del río San Juan, en el Chocó.
Lo que hoy llamamos carnaval no
puede entenderse como el transplante
Balsada acuática manos y los dioses. Estas mascaradas mecánico de una costumbre europea,
en las fiestas de son un todo multifacético que incluye pues, como hemos anotado, todos los
la Merced, en música, danza, drama ritual y simbo- pueblos del mundo han tenido sus ci­
Istmina (Chocó),
que duran 9 días,
logía mágica. En la actual república de clos festivos, y todavía se encuentran
uno por cada barrio. Níger, se ejecuta una complicada dan­ en la actualidad, en África, en Amé­
Los temas cambian za de contenido guerrero. Cada gue­ rica y en Europa ritos vivos con todo
cada año y se rrero baila por separado sosteniendo su vigor y significado o supervivencias
premia al mejor una espada o lanza en la mano dere­
(Foto: Múnera). transformadas.
cha seguido por un salmodista, un Se atribuye a las danzas del congo
coro y un grupo de tamboreros. Tras del carnaval de Barranquilla un origen
unos pocos pasos el guerrero repite el en los cabildos de la Cartagena colo­
mismo movimiento: intenta atravesar nial, que celebraban sus fiestas para la
la tierra con la lanza o la espada en un época de Candelaria, así como en
gesto que simboliza el antiguo com­ Cuba se celebraba la fiesta de Reyes;
bate entre los sonianké y los tierko: y hay que aceptar que esta danza con­
cada vez que un sonianké realiza el serva hasta el momento rasgos verda­
gesto de la estocada, muere un tierko. deramente africanos. Lo que no se ha
Nótese en esta descripción de Ola Ba­ estudiado ni explicado suficientemen­
lagán los elementos comunes con la te es por qué estas expresiones desa­
danza de los congos del carnaval de parecieron de la cultura popular de
Barranquilla, que en su origen era una Cartagena y pasaron en el siglo pasado
Capítulo 12 315

a formar parte de la cultura del car­ y qué razones explican su permanen­ La danza del Congo
naval de Barranquilla en una pobla­ cia. Las manifestaciones actuales no es la más
ción totalmente mestiza. Lo cierto es son una réplica deformada o una ca­ representativa
que hasta hace muy poco tiempo las ricatura de los elementos de las cul­ del carnaval de
Barranquilla.
danzas de congos realizaban encarni­ turas originales: se trata de una nueva Aunque supuestamente
zados combates en determinados sitios expresión, de una versión diferente se originó en danzas
de la ciudad, que ellos denominaban que sólo conserva rasgos muy gene­ guerreras del
«conquistas», donde cada grupo de rales del pasado. África, hoy los
danza debía demostrar su superiori­ núcleos negros no
Para la gente mestiza, zamba o mu­ la bailan.
dad bélica. Al ser prohibidas estas de­ lata de los barrios populares de Ba- Se transmiten a
mostraciones por sus consecuencias rranquilla que pertenecen a la danza través de líneas
sangrientas, la competencia en la ac­ del congo, si sus antepasados eran de familia y cada
tualidad se manifiesta en el vestuario, congos, mandingas o caravalíes y per­ grupo tiene golpes
en las máscaras, en el número de in­ de tambor propios.
tenecían a los cabildos de la Cartagena
tegrantes que cada danza pueda reclu­ colonial, es algo que desconocen por
tar y en la disciplina y destreza en el completo, lo mismo que su simbología
baile. mágico-ritual original; lo que sí cono­
Sobre el origen del carnaval en los cen son los nombres de los fundadores
ritos precristianos del Viejo Mundo, de las danzas madres, como el Toro
su traslado a América y su integración Grande, cuyo nacimiento se sitúa a
en la tierra conquistada con tradicio­ mediados del siglo pasado. Saben tam­
nes aborígenes y africanas se ha ha­ bién a través de qué personas y de qué
blado mucho; es por eso importante tronco familiar se transmitió la tradi­
resaltar qué significado tiene en la cul­ ción que sigue considerándose como
tura urbana de Colombia en el siglo XX propiedad privada de la familia. Las
316
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

danzas, decía el capitán del Congo Re­ Existe la tendencia a considerar el


formado, son tradicionales no por ser carnaval como una época de rompi­
antiguas sino porque no cambian de miento absoluto de todas las normas,
apellido. Muchas danzas se han ter­ de desenfreno colectivo, de ruptura
minado porque al morir el capitán nin­ total con lo cotidiano; sin embargo,
gún heredero suyo tiene la habilidad o todo esto se ve de una manera com­
capacidad de seguirlas manteniendo; pletamente diferente cuando se tiene
en otras ocasiones, su continuidad ha la oportunidad de observar la organi­
estado garantizada porque alguien zación, la participación y el trabajo co­
ajeno a la familia compra la tradición. lectivo preparatorio que la fiesta de­
Es ésta una prueba más de su carácter manda. Ser congo es algo más que dis­
privado: comprar la tradición significa frazarse cuatro días al año, es en rea­
Congo del carnaval
adquirir las melodías y ritmos de su lidad tener algo con qué identificarse,
de Barranquilla: música (cada danza de congo tiene to­ algo por qué luchar, y la pertenencia
el danzante lleva que de tambor diferente), los textos a la danza tiene rasgos de una militan-
fetiches, en la de ciertos coros y estrofas que se re­ cia política o religiosa: se es integrante
tradición de danzas piten y los movimientos y pasos de la para toda la vida, y, cuando un congo
africanas danza.
(Foto: Múnera). muere, la danza en pleno le rinde un
homenaje.
Para ser capitán no es suficiente ha­
ber heredado el título, es necesario te­ Lo que sucede con la danza del con­
ner cualidades de líder para organizar go sucede con las otras danzas como
las finanzas, para reclutar los miem­ el paloteo, los pájaros, las cumbiam-
bros, para dirigir los ensayos y man­ bas, las comedias callejeras. Todas po­
tener la cohesión y disciplina, trabajo seen una estructura jerárquica regida
que se realiza a lo largo de todo el por capitanes, a quienes, además de
año. ser depositarios de la tradición, les co­
El carnaval ha crecido y cambiado rresponde asumir la responsabilidad
con la ciudad. Cuando no existían los de la financiación de los vestuarios, la
grandes desfiles callejeros, como la organización de verbenas y toda clase
gran parada y la batalla de flores, que de actos que hacen que el carnaval
tienen más bien un carácter de espec­ esté presente en la vida de la gente du­
táculo que el pueblo ofrece a las otras rante todo el año.
clases, el carnaval se celebraba en los Muchas de las danzas tanto preco­
barrios. Como no existían tampoco los lombinas como africanas tenían un
premios otorgados por jurados, la pri­ contenido guerrero, al igual que las
macía de una danza sobre otra debía danzas medievales europeas cuyas co­
ganarse en combates callejeros que se reografías eran representaciones de
realizaban en lugares determinados, combates. Este carácter guerrero ha
donde «ganaba el que más palo diera llegado hasta el presente, especial­
y perdía el que más sangre derramara» mente a través de los congos de origen
(según sus propias palabras); si estos africano y del paloteo de origen es­
combates rememoran las luchas de las pañol.
antiguas tribus en el África o las más En la danza del paloteo, cada dan­
recientes de los cabildos de las distin­ zante representa un país, que se sim­
tas etnias, es algo que ya no tiene im­ boliza al portar la bandera correspon­
portancia en el presente. Lo que ellos diente y expresar en una relación (re­
saben es que el congo El Torito nació citativo en verso) un trozo de su his­
como un movimiento de rebeldía de la toria, que generalmente hace referen­
gente joven contra el Toro Grande, cia al valor con que el pueblo luchó
que no admitía adolescentes en sus para obtener su independencia de la
huestes, y que muchos de los congos dominación colonial.
actuales se han derivado de luchas de Los recitativos se dividen en versos
poder internas o escisiones creadas de casa, versos de palo y versos de
por el mismo crecimiento de la ciudad. bandera.
Capítulo 12 317

Saludo de casa:
Señores, con gran deseo franco
[los visito
para que vean lo bonito
que tiene la danza del paloteo;
también es el deseo
de todos los concurrentes
que el público sea decente.
Verso de palo:
Con los palos en la mano
con el combate naval
lucharemos como hermanos
los tres días de carnaval.
Verso de bandera (el abanderado de
cada país se adelanta y recita su verso):

PERÚ: ¡Somos libres!


¡Seámoslo siempre!
Y que antes niegue sarrollan alrededor de un santo cató­ Danza
[sus luces el sol lico cumplen todas las funciones y de las Farotas,
que fallemos al voto tienen todos los elementos de un ver­ de Talaigua,
Bolívar. Es una
[solemne dadero carnaval, donde siempre están danza satírica,
que la Patria al Eterno presentes la sátira, el humor y el cues- de origen colonial,
[elevó. tionamiento irreverente del orden es­ en la cual los
ARGENTINA: Son eternos los laureles tablecido, expresado a través de dan­ hombres, con
que supimos conseguir, zas, comparsas y representaciones vestidos femeninos
dramáticas callejeras. y cargados de
vivamos o juremos abalorios,
con gloria morir. Una de las danzas satíricas del car­ se burlan de las
URUGUAY: Orientales, la palma o naval, que procede de una tradición mujeres que se
[la tumba. muy antigua, es la de las farotas, de Ta- entregaban a los
¡Libertad o con gloria laigua, pueblo ribereño del Magdalena españoles a cambio
de baratijas.
[morir! cercano a Mompox, que fue un res­ La palabra "farota"
es el voto que el alma guardo durante la época colonial. se deriva del árabe
[pronuncia En Talaigua, como en la mayoría de "jaruta", mujer de
y heroicos sabremos los pueblos de la llamada depresión vida licenciosa.
momposina, en los cuatro días ante­ Se celebra en
[cumplir. carnaval y está
PARAGUAY: Paraguayos: ¡república riores al Miércoles de Ceniza se rea­ compuesta de un
[o muerte! liza un carnaval que integra la música, abanderado,
Nuestro brío nos dio la danza, los disfraces y las comedias un hombre que
[libertad, callejeras que satirizan a situaciones y recibe el nombre
personajes involucrados en los acon­ de "mama" o
ni opresores ni siervos alcahueta y
[alientan tecimientos más relevantes del año en 17 danzantes
donde reinan unión e la vida local. El nombre de esta danza (Foto: Múnera).
[igualdad. fue tomado de un antiguo vocablo es­
Esta danza, con una complicada co­ pañol derivado del árabe (jaruta), nom­
reografía, implica una gran habilidad bre que se daba a las mujeres de vida
y coordinación de movimientos. Los licenciosa que se entregaban a los in­
danzantes portan unos palos a manera vasores a cambio de regalos.
de espadas que en la danza se con­ Al son de la música de la flauta de
vierten en las armas de combate. millo y los tambores, los danzantes re­
El carnaval no se da solamente en corren calles y casas en los días de car­
Barranquilla: es una manifestación de naval, siendo atendidos con bebidas y
toda la costa caribe, y en el litoral pa­ comidas por las familias que desean que
cífico las fiestas patronales que se de- la danza se ejecute en su presencia.
318 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Los danzantes, 17 en total, son to­ do volar por encima del agua; el galli­
dos hombres vestidos de mujer llenos nazo entra cantando y recorre la ma­
de abalorios y collares y con las caras loca figurando un vuelo pesado y bus­
pintadas. En un momento determina­ cando la carroña por todas partes; esta
do de la danza, sacan unas sombrillas representación continúa hasta que se
de colores: tanto sombrillas como aba­ reúnen cien animales y es interrum­
lorios son los símbolos de la entrega. pida por la aparición de Tori, un pes­
Entre los danzantes uno hace el papel cado con un gran falo que simboliza
de mamá o alcahueta; la sátira no está las tensiones sociales. Se dice que Tori
dirigida al colonizador sino a sus pro­ viene de arriba para desvirgar a las
pias mujeres, que despreciaban a los in­ muchachas, pero las jóvenes ríen y to­
dígenas por el hombre blanco. dos juegan y se burlan de él. Cuando
Danzante de Farotas, Todas esas danzas tradicionales de este acto termina, hacen su aparición
Talaigua, Bolívar. carnaval tienen elementos teatrales, los disfrazados con cachos. Los dan­
Con sombrero
"vueltiao" forrado pues generalmente tienen argumento zantes llevan una rama en la mano y
en tela y adornado y personajes, lo que permitiría califi­ van cantando, pegando en el suelo de
de flores, lleva carlas como danza-teatro. Fijar los lí­ un lado a otro del cuerpo. Las sona­
profuso maquillaje mites entre una expresión y otra es un jeras de los tobillos marcan el compás,
para completar tanto difícil; sin embargo, hay mani­ entran y salen blandiendo las ramas
el atuendo femenino.
Los danzantes, festaciones que, por su carácter, pue­ mientras la gente los aclama. Cuando
en las calles, den enmarcarse más en la categoría de el sol empieza a salir y los hombres es­
piden dinero la representación dramática. tán cansados de cantar, de bailar, de
o alcohol, beber chicha, mambear coca y de co­
y los vecinos
ofrecen botellas Fiestas colectivas mer toda clase de caza y pescado ahu­
de ron blanco mado, salen al puerto a bañarse.
y representaciones dramáticas
o de chirrinchi. A pesar de existir una cierta homo­
La danza completa En las tribus yukuna, tanimuka, letua- geneidad cultural en el área amazónica,
dura una hora
y media.
ma y matapí del río Mirití, de la Ama­ cada grupo posee sus propios relatos
zonia, se realiza todos los años duran­ míticos y sus propios rituales. Sin em­
te los meses de febrero y marzo, en el bargo, existe el complejo mítico ritual
verano, una representación de danza- del Yuruparí, que es común a varias tri­
teatro durante veinticuatro horas con­ bus y que es a la vez el núcleo central
tinuas, con el objeto de invitar a los de la filosofía amazónica. Se expresa
animales a compartir la cosecha del también en una representación dramá­
chontaduro. La representación central tica colectiva de carácter masculino,
se hace solamente por hombres que siendo a la vez rito de iniciación de la
portan las máscaras de los animales pubertad, culto a los ancestros, fiesta de
selváticos, el mojojoy abuelo de los la cosecha de frutos silvestres y celebra­
gusanos, la boa, mureru, el pájaro ca­ ción de la concentración del poder y la
pitán de todos los animales bailadores, sabiduría en los hombres.
las mariposas asistentes del capitán Yuruparí simboliza el principio de
mureru, el perro de monte, el pesca­ la vida, es la fuerza cósmica que ase­
do, el murciélago, el comején, la ga­ gura la armonía del ritmo cotidiano
viota, el gallinazo, etc. La obra em­ del mundo; con el nacimiento de Yu-
pieza cuando los hombres, que son los ruparí, nacen también la música, la sa­
únicos actores, se colocan los vestidos biduría y la sexualidad. La noche que
y máscaras fuera de la maloca y antes comienza el ritual del Yuruparí, los
de entrar toman la chicha de chonta- hombres jaguar ocupan el centro de la
duro. Los enmascarados van entrando maloca. Velan toda la noche y pasan
por turnos y cada uno realiza la acti­ hablando de los acontecimientos pri­
vidad según los hábitos del animal que migenios. Ésa es la noche de todo lo
está representando: la entrada del co­ acontecido desde los comienzos, y
mején es silenciosa, vuela pero no también se cuentan pasajes relacio­
canta; la gaviota entra de día simulan­ nados con las demás tribus. Son quin-
Capítulo 12 319

ce días dedicados a Yuruparí, quince ron en una sola con los posteriores
días tocando las flautas sagradas, cuya aportes africanos.
voz estruendosa es como el rugido del En Valledupar se celebra desde el
jaguar. Serían interminables las descrip­ siglo XVI un drama histórico religioso
ciones de representaciones dramáticas que sincretiza una leyenda de origen
todavía vigentes en las que se integra la católico con un relato sobre los levan­
música, la danza, el drama ritual y la tamientos de los indígenas tupes con­
simbología mágica, en las comunidades tra el invasor español. Se realiza todos
indígenas que aún sobreviven como en­ los años el 29 de abril para celebrar la
tidades culturales separadas. fiesta de la Virgen del Rosario, patro-
Los españoles traían consigo la tra­ na de la ciudad, y es representado por
dición de danzas religiosas que se eje­ el pueblo, que conforma una congre­
cutaban a menudo dentro de las igle­ gación a la cual se vinculan las perso­ Personaje de la
sias, lo mismo que el empleo del tea­ nas a través de mandas o promesas. El celebración de la
tro como instrumento de evangeliza- drama se inicia en la misa dedicada a Leyenda Vallenata,
ción. Las representaciones dramáticas la Virgen, a la que todos los congre­ en las fiestas
gantes llegan vestidos como los ante­ del Rosario.
orientadas a revestir las fiestas religio­ Se trata de un
sas y profanas con elementos recrea­ pasados, como los indígenas tupes o drama histórico
tivos tienen todas su origen en los au­ con elementos de los indígenas arua­ religioso sobre
tos sacramentales, que se remontan al cos o guajiros. Terminada la misa, se un levantamiento
siglo XII; en ellos se trataba un tema, da comienzo a la danza de la culebra, indígena, que
determinado en un solo acto, al que dentro de la iglesia, dirigida por el ca­ se realiza desde
cique y con acompañamiento de una el siglo XVI
posteriormente se agregaron episodios (Foto: Vicky Ospina).
musicales y un aparato escénico; los gaita, un tambor y el sonido del ca­
autos se convirtieron en elemento racol. Esta danza, según la tradición
obligado de los festejos, y sus princi­ oral, era una danza ritual que los in­
pales autores fueron los más destaca­ dígenas tupes ofrecían a sus beldades.
dos dramaturgos, como Calderón de En la tarde, en la plaza central, el
la Barca y Lope de Vega. drama denominado por ellos «El mi­
En un comienzo se ejecutaban los lagro y las cargas» se lleva a cabo con
autos en el interior de los templos, la participación de actores que repre­
muchas veces combinados con los ac­ sentan un cacique, el capitán español,
tos propios del culto y con la interven­ los soldados de la guardia, los negros
ción de sacerdotes y religiosos; pos­ y los indígenas tupes. Muchos de estos
teriormente, a raíz de su gran éxito, cargos son heredados a través de lí­
hubo que sacarlos de las iglesias al aire neas familiares, como se heredan las
libre, a los atrios de las mismas y a las posiciones de capitanes de danza en
calles y plazas de las ciudades. los carnavales.
Cabe señalar otro aspecto poco do­ La obra comienza con la entrada
cumentado, pero referido dentro de triunfal del capitán español al territo­
las representaciones mudas o cuadros, rio de los indios tupes con el objeto de
que solían exhibirse en ocasiones recoger riquezas y ganado para la des­
como las del Corpus Christi, a veces pensa del reino. Los caciques de los
con actuaciones pantomímicas espec­ tupes y chimilas deciden realizar una
taculares que representaban batallas, alianza para emboscar a los españoles
torneos y otras actividades profanas y resuelven envenenar con barbasco
de dimensión considerable, en las que las aguas de la laguna que se hallaba
frecuentemente intervenía la danza. en los alrededores de la sabana del Si-
Evidentemente, las primeras repre­ carare, donde el capitán español y los
sentaciones dramáticas de este género soldados mueren envenenados al tra­
en el Nuevo Mundo fueron traídas por tar de calmar la sed. Cuando los in­
los españoles, pero como los indígenas dígenas emboscados salen de su escon­
también tenían y aún conservan sus dite para rematar con sus flechas a los
propias expresiones, éstas se fundie­ moribundos, aparece como flotando
320 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

españoles e indios con la consabida


derrota de éstos y su conversión al
cristianismo, fueron muy comunes en
toda la América desde el siglo XVI.
Dentro del contexto religioso ayuda­
ron a propagar la fe cristiana de una
manera más efectiva que cualquier
sermón. La religión fue presentada en
masivas producciones teatrales en las
que los indígenas se sentían héroes al
revivir los personajes.
A este mismo género de teatro his-
tórico-religioso como instrumento de
evangelización pertenecen las cuadri­
llas de San Martín, que se originan en
las moriscadas, una especie de epo­
peya danzada y actuada que narraba
las hazañas de los cristianos en sus
guerras contra los moros. En el caso
de las cuadrillas de San Martín, se
hace intervenir en el espectáculo a los
indígenas y a los negros.
El desarrollo general de este espec­
táculo ecuestre comprende una suce­
sión de figuras que empiezan con una
guerra cuerpo a cuerpo en una esquina
entre moros y cristianos y en la otra
entre indígenas y negros, sintetizando
en un solo escenario las luchas ibéricas
del medioevo y los conflictos de las
otras categorías étnicas que entraron
en interacción después de la conquista
de las tierras del Nuevo Mundo, para
finalizar con figuras que simbolizan la
integración de razas y culturas en el
marco de la evangelización.
En el carnaval del diablo que se rea­
liza desde hace más de un siglo en Rio-
Un personaje que en el aire la figura de una bella mujer, sucio (pueblo que surgió al fundarse a
representa al que con una vara de oro va reviviendo principios de este siglo dos poblacio­
español en las uno a uno a los españoles. Se inicia en­ nes que databan del siglo XVI: Quie-
Cuadrillas de San
Martín, Meta, tonces un combate entre el cacique in­ bralomo Real de Minas, rico centro de
fiesta de San Martín dio y el capitán español, en el cual explotación del oro con mezcla de es­
de Tours, el 11 de muere el cacique. El jefe de la guardia pañoles y negros esclavos, y La Mon­
noviembre. española lleva al cacique muerto y lo taña, núcleo indígena y sede de una
Participan también presenta ante la Virgen, que lo resu­
cuadrillas de
parcialidad que aún existe) se conser­
"cachaceros" o cita también, terminando la obra con el van expresiones que a pesar de perte­
negros, indígenas abrazo del español y el indio, inicián­ necer a la zona andina tienen influen­
Guahibos y moros, dose de este modo una convivencia pa­ cias africanas, indígenas y españolas
para un total de cífica. En la actualidad, la obra es una
48 jinetes.
como sucede en el área del Caribe.
El juego ecuestre
verdadera fiesta de la identidad. El carnaval tiene dos rasgos esen­
dura aproximadamente Estas interpretaciones dramáticas ciales que lo hacen diferente a otros
4 horas, con 12 en las que se representaba la historia del país: la ritualización de un diablo
figuras sucesivas. reciente, cuyo tema era la lucha entre bueno y una expresión literaria que
Capítulo 12 321

está presente en los actos más impor­ se; el carnaval es la oportunidad de


tantes. Cómo logró conformarse a tra­ manifestar y exaltar las tradiciones y
vés del tiempo este carnaval con ca­ creencias que vienen del pasado, pero
racterísticas propias, es algo que no también se aprovecha para cuestionar
está suficientemente aclarado, entre el orden habitual a través de la sátira
otras cosas porque es difícil determi­ y la parodia, o reseñando aconteci­
nar aquí qué elementos provienen de mientos importantes. El éxito de las
las antiguas fiestas de la chicha de los cuadrillas se mide por la cualidad li­
indígenas, cuáles de mascaradas ritua­ teraria e interpretativa y por la origi­
les ancestrales africanas y cuáles de las nalidad en el diseño del disfraz.
famosas diabladas medioevales espa­ Un fragmento del saludo al diablo
ñolas. del carnaval de 1983 nos sirve para
Lo cierto es que ésta es una de las ilustrar el tipo de relación que el pue­
fiestas colectivas más importantes del blo tiene con el amo y señor de la fies­
país, especialmente en lo que hace re­ ta, y lo que él simboliza para ellos. A Figura del diablo
ferencia a las interpretaciones dramá­ cada invocación contesta el coro: ¡Ven en el carnaval
ticas, que han llegado a conformar una pronto! de Riosucio,
serie de escritos literarios con un estilo que se adorna con
definido, lleno de humor, sátira y crí­ citas literarias.
tica social. PADRE CARNAVAL Cada dos años
se fabrica una
El espectáculo teatral, que es el nú­ Diablos, duendes, patasolas, nueva cabeza
cleo de este carnaval expresado en for­ madremontes y mohanes, para ser quemada
ma artística, comienza con el convite, viudas alegres, lloronas, en la noche final
especie de mascarada colectiva dra­ con serpientes y alacranes: de la fiesta
(Foto: Múnera).
matizada que remata con un coro y si­ Yo os conjuro, yo os invito,
gue con la actuación de las cuadrillas, ¡oh espantos de las tinieblas!
que son parodias cantadas y decla­ para elevar un gran grito
madas; continúa con el saludo de la al símbolo de la fiesta:
entrada del diablo, oratoria versifica­ Luzbel, Viruñas, Don Santa,
da semi-dramática, y remata con el El Maldito, El Colmillón,
testamento, en el cual se hace una sín­ aquel que llaman «El Patas»,
tesis en verso que describe los aspec­ «El Mandingas» o «El Cachón».
tos más sobresalientes ocurridos du­ Oh pueblo desocupado,
rante el carnaval. Todo este espectá­ Parranda de boquiabiertos,
culo está dirigido por matachines que a mosquearse, pues, pasmados,
pertenecen a varias categorías: el ma­ háganme coro, tarados,
tachín poeta, o literato que escribe los no se queden ahí parados,
versos y parodias; el matachín actor, invoquemos con acierto
que hace las representaciones (muchas al Diablo del Carnaval
veces estas dos funciones están con­ ¡que está vivo y no está muerto!
centradas en una sola persona), el ma­
tachín organizador, generalmente
miembro de la junta del carnaval; y el
matachín animador, que lleva por lo SALUDO DEL DIABLO (2) 1983
común un disfraz suelto, que no per­ Patrono de los avernos
tenece a ninguna cuadrilla, pero que Tentador Alebrestado
cumple un papel importante en la
coordinación de los desfiles callejeros. Del parrandista alcahuete
Con meses de anticipación, los par­ De los borrachos consuelo
ticipantes se reúnen para escoger los De los amantes juguete
temas, escribir las letras de los decre­ De matachines anhelo.
tos carnavaleros, de los convites de las
cuadrillas, de los saludos y despedidas De las viudas esperanza
al diablo. Los temas no deben repetir­ De las solteras amor
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
322

De los solteros bonanza Y en un banquete de ensueño


De los maridos terror. con Gabo, reinas y reyes,
coronamos nuestros sueños
Compinche de periodistas ya transformados en dueños
Del secuestro redentor del mensaje colombiano,
Patrón de los futbolistas cultura y folclor por leyes.
De los Nobel salvador.
Quién hubiera presentido
De políticos tocayo que aquel humilde folclor
De políticos amigo en Portachuelo nacido,
Bájalos ya del papayo brotado en Montaña Vieja,
Váyanse todos contigo. criado en Chancos y El Salado
con viejitas por parejas
Después de la invocación, y cuando al son de flauta y tambor,
el diablo ha hecho su entrada triunfal fuera a ser tan elogiado,
entre el delirio colectivo, se le informa lo mejor considerado,
cariñosamente que el año anterior años y años trabajado
danzas tradicionales del pueblo estu­ por este su servidor.
vieron presentes en Estocolmo duran­
te la ceremonia de entrega del premio EL DIABLO RESPONDE:
Nobel a Gabriel García Márquez:
Un abrazo fraternal
para usté y los integrantes
PADRE CARNAVAL
de esas danzas que brillantes
Salimos una mañana fueron el eco mundial
con una inmensa emoción por el autóctono y genial
con el cariño del pueblo de obras tan meritorias
metido en el corazón. que a Riosucio dieron glorias
por su bello historial...
En Bogotá, Belisario
gozó mucho con «El Sapo», Es ésta sólo una muestra de la ex­
quiso coger «El Guatín» presión literaria del carnaval a través
y hasta nos pidió guarapo. de la cual se puede conocer la historia
del pueblo, que se declama en los de­
Y aún comentó sonriente: cretos carnavaleros, se actúa en los
«Las Danzas del Ingrumá convites, se representa, se canta y se
tienen un sapo igualito baila en las cuadrillas y, cuando se lee
a uno que vi en Amagá.» el testamento a manera de recuento de
la fiesta, se quema una efigie del dia­
Luego el jefe comentó blo, pues para el riosuceño el verda­
que el grupo era extraordinario dero diablo del carnaval no muere,
y la licencia le dio permanecerá en su morada escondido
para Europa de emisario. durante dos años, inspirando a poetas
y letrados populares para hacer el año
Volando en un gran avión siguiente los relatos de todo lo acon­
y tras veinte horas de viaje tecido durante su cautiverio.
aterrizamos en Suecia
con danzas y una canción Fiesta de las Mercedes
como precioso equipaje.
En Istmina, pueblo situado a orillas
Esa canción era el Himno, del río San Juan, en el departamento
el Himno del Carnaval, del Chocó, se celebra todos los años la
que cantábamos pasito fiesta de la Virgen de las Mercedes; en
cuando íbamos sobre el mar. esta fiesta las representaciones dra­
Capítulo 12 323

máticas tienen una gran importancia,


pero, a diferencia de otros lugares, los
temas que se escenifican nada tienen
que ver con la religión.
Se dramatizan canciones, películas,
hechos de la vida cotidiana del pueblo
y acontecimientos nacionales e inter­
nacionales. La fiesta dura nueve días,
pues son nueve los barrios en que está
dividido el pueblo. Cada barrio tiene
a su cargo un programa que se inicia
con la alborada musical, continúa con
un pasacalle que es un disfraz que tie­
ne un mensaje en sí mismo, sigue con
comparsas que son obras dramatiza­
das (algunas de ellas son una combi­
nación de teatro y danza) y remata con
una verbena o baile colectivo que em­
pata con la alborada del siguiente ba­
rrio. La fiesta tiene un ritmo perma­
nente y sostenido con una participa­
ción total de la población, pues los que
un día son actores del espectáculo, el
otro día son espectadores. Durante la
fiesta, las calles, plazas y patios de las
casas se convierten en un escenario
permanente. El último día se realizan
balsadas, que son una especie de ca­
rrozas acuáticas.
Los textos de las obras teatrales son
producto de la creación colectiva de
los habitantes de cada barrio y se es­
criben con meses de anticipación; todo
el mundo participa en la fabricación
de vestuarios y utilería y los ensayos
se realizan por la noche en lugares es­
condidos, pues los temas son secretos
y sólo pueden ser conocidos el día de mezcla de elementos europeos, afri­ En el río San Juan,
la representación callejera. El conte­ canos y aborígenes sino que existen balsada de la
nido más frecuente de las obras es sa­ Virgen de las
áreas donde todavía la música indíge­ Mercedes,
tírico y está orientado a la crítica de na se conserva casi pura y la africana de Istmina,
situaciones locales o a la protesta con­ retiene muchos de sus rasgos distinti­ Chocó. El desfile
tra los poderes centrales; los temas vos originales. se hace hasta el
nunca se repiten de un año a otro, ra­ Muchos de estos rasgos generales puerto y hay también
zón por la cual la gente pasa todo el alborada, pasacalle,
son comunes a las tres culturas. Al­ comparsa (teatro)
año a la caza de datos, hechos o situa­ gunas descripciones de los cronistas callejero) y
ciones que sean susceptibles de ser anotaban similitudes entre la música verbena, que
dramatizados. indígena y la española. «Todos al son generalmente
de sus instrumentos musicales cantaban empalma con la
unos y respondían otros.» Esto es: la al­ alborada del
Fiestas colectivas y músicos día siguiente.
ternancia entre solistas y coros no sólo Elementos de cada
En Colombia, a diferencia de otros existía y aún existe en los cantos indí­ bolsada participan
países latinoamericanos, la música en genas, sino que además fue introducida en la procesión
muchas de sus regiones no sólo es una por el colonizador y el africano. de la Virgen.
324 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

El sexteto
palenquero, único
en su género en
Colombia, conformado
por dos tambores
(matambre y yamaró),
un par de claves,
maracas, marímbula
y, hasta hace poco,
el arco de boca.
La marímbula, una
caja de madera
con flejes metálicos
que hacen las veces
de bajo, es un
instrumento de
origen Congo,
presente en los
conjuntos soneros
del Caribe y sobre
todo de Cuba.
En Colombia,
la música
interpretada por
éstos sextetos no
tienen relación con
la música palenquera
y antes bien es más
cercana de los
sones cubanos de tas profanas, y esta música, orquesta­
fines de siglo
Esta manera de cantar es conocida
(Foto: Vicky Ospina).
como «responsorial» o «antifonal», da y arreglada, se convirtió en la mú­
está presente en los estratos más anti­ sica popular bailable.
guos de todas las culturas y en la mú­ Escribe Egberto Bermúdez:
sica popular de cualquier latitud. «Nos referimos al desarrollo de di­
Consta de dos partes a modo de «lla­ cha tendencia en Colombia, durante
mado y respuesta» o «estribillo y co­ los años cincuenta y sesenta, con la
pla»; la primera generalmente cantada aparición de las orquestas de Lucho
o recitada por un solista o guía y la se­ Bermúdez y Pacho Galán y otras de
Arco de boca gunda por el coro. Lo que se ha es­ menor importancia como Ramón Ro-
tocado por un tablecido como específico de la música pain y Lico Medina. Los instrumentos
campesino de origen africana es el hecho de que el coro re­ utilizados eran básicamente los del big
indígena, de Pueblo pite la misma frase mientras el solista band, clarinetes, saxofones, trompetas
Bajo, Córdoba: establece variaciones.
Sindulfo Izquierdo y piano, entre los básicos. Esta nueva
es quizás el único Es entonces difícil establecer de instrumentación sirvió para la reinter­
intérprete actual dónde proviene la influencia de ciertos pretación de la música regional de la
conocido de este Costa atlántica (que ha sido por ex­
instrumento rasgos en la música indoafricana de
(Foto: Muñera). muchas de nuestras regiones, en la celencia la música bailable en todas las
que se integra el instrumental de las regiones). En un comienzo el porro de
dos culturas y además, muchas veces, las sabanas de Bolívar y Córdoba y la
en sus coplas se introducen viejos ro­ cumbia del litoral fueron los géneros
mances españoles. básicos, pero más tarde bullerengue,
Lo mejor es ver esta música y sus mapalé, paseo merengue y otros se
danzas correspondientes como el re­ fundieron con los ritmos extranjeros...
sultado de un largo proceso dinámico Otro de los aspectos que determina­
de préstamos, fusiones y a veces ab­ ron el éxito de esta música fue el he­
sorciones de una música por otra. Mú­ cho de que la instrumentación original
sicas que generalmente pertenecían a fuese bastante cercana a la de los gru­
fiestas colectivas rituales se transfor­ pos que la reelaboraron. La música
maron en música de carnavales y fies­ del litoral atlántico interpretada en
Capítulo 12 325

"gaitas", flautas de millo y percusión


no perdía mucho de su sabor original
al tocarse en clarinete o saxofón y al
tradicional porro o fandango sabanero
no le eran extraños los bombardinos y
los trombones utilizados tanto en la
instrumentación original como en la
nueva.»
Es extraño que en esta reelabora­
ción no interviniera la música de los
sextetos «palenqueros», que actual­
mente se extingue a medida que se van
muriendo los intérpretes de los instru­
mentos distintivos.
El sexteto palenquero (Palenque de
San Basilio) está formado por una
«marímbula», instrumento de origen
bantú (sanza o mbila), acompañado bas, marímbulas y tambores habrían Flautistas de la
de dos tambores (quitambre y yama- desaparecido hace tiempo de la cul­ chirimía del
ró), maracas, claves y arco de boca, resguardo indígena
tura popular colombiana. de Guambia, Cauca.
instrumento de origen congo (ya de­ No se trata aquí de hacer un inven­ Estas chirimías
saparecido en Palenque). El sexteto tario de las manifestaciones musicales acompañan las
interpreta ritmos que pertenecen al del país en el presente, que ya han fiestas relacionadas
género del son caribeño y que segu­ sido agrupadas por los estudiosos por con pasos del ciclo
ramente llegaron allí desde finales del orígenes, regiones y características; lo vital: matrimonios,
entierros de niños,
siglo pasado y principios del actual, que se quiere destacar es que todo ese fiesta de las
pues, como lo afirma Argeliers León, universo sonoro del pueblo colombia­ Animas y carnavales.
el cancionero del son puede hoy lo­ no, resultado de una compleja trama
calizarse en una zona donde se movió de préstamos, asimilaciones, fusiones y
un intenso comercio marítimo de ca­ desplazamientos, se encuentra igual­
botaje, que comprendía a Yucatán y mente amenazado. Con mayor intensi­
Cartagena en el continente (por donde dad el litoral pacífico donde no se dio
debió llegar), hasta la isla de Pinos y masivamente el mestizaje, los indígenas
puertos del sur de Cuba, Jamaica, coexisten en los mismos territorios con­
Haití, Santo Domingo y Puerto Rico. servando sin mezcla su música y sus ri­
Esta música de los sextetos, que posee tuales, y en las expresiones de los gru­
una gran riqueza rítmica y melódica, pos negros se presenta un predominio
inexplicablemente no ha sido tomada de los africanos, excepción hecha de la
por los compositores como sucedió reinterpretación de las danzas (jota,
con el «porro», la «cumbia» y las otras mazurca, danza y contradanza) acom­
expresiones mencionadas. pañadas por los conjuntos de chirimías
Esta música de tradición oral que no con instrumental europeo, que ha rea­
se tomó como tema de elaboraciones lizado el pueblo chocoano.
orquestadas y que no se graba, que no No está muy lejano el día en que los
se difunde a través de los medios de picots, las emisoras y las orquestas de
comunicación, ejecutada la mayoría profesionales invadan por completo el
de las veces por instrumentos que sólo espacio de la fiesta y desplacen a los
sus intérpretes sabían construir, está músicos tradicionales. Esto está suce­
vigente todavía gracias a la existencia diendo ya en muchos lugares y sólo
de las fiestas populares colectivas. Si está contrarrestado en el presente por
no existieran los carnavales y las fies­ la aparición desde hace aproximada­
tas patronales, los cañamilleros, gai­ mente dos décadas de los llamados
teros, bandas chirimías, conjuntos de festivales folklóricos. Estos festivales
cuerda (andinos y llaneros), marim- por un lado permiten la conservación
326 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

de la expresión a la cual están dedi­ popular es un músico anónimo e im­


cados (festival vallenato, festival del provisado pero muy poco se sabe de
porro, de la bandola y del arpa, la los largos períodos en los cuales no
cumbia, la guabina y el tiple), pero sólo se aprenden los secretos de la ela­
por otro cambian el carácter partici- boración e interpretación sino los mi­
pativo de la fiesta colectiva tradicional tos y creencias asociados.
para convertirla en una fiesta espec­ Por ejemplo, la marimba del Pacífi­
táculo de carácter competitivo. co, según cuenta la historia oral, no la
Hace falta estudiar los complejos inventó el hombre: apareció una vez en
procedimientos de elaboración de los mitad de la selva y fue hecha por los
instrumentos que no se producen in­ malos espíritus dueños de los montes;
dustrialmente y cuyo conocimiento ha por lo tanto no sólo es necesario apren­
sido transmitido por tradición así der a construirla y ejecutarla sino que
como los largos procesos de aprendi­ se deben conocer los toques especiales
zaje. Se tiene la idea de que el músico que ahuyentan a los espíritus.

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Capítulo 13 327

Humor regional en Colombia.


Prototipos, características
y vertientes
Daniel Samper Pizano egoísta; el antioqueño propondrá una
solución brillante, sorprendente y que
lo convierte en el vencedor absoluto
Reparto, vertientes y códigos del chiste de competencia.
Pastuso, bogotano y paisa (o antio­
z y L' staban una vez un pastuso, un queño) son los tres protagonistas bá­
** J—/bogotano y un antioqueño...» sicos de los chistes regionales colom­
El enunciado es muy frecuente en el bianos. Podría discutirse largamente
esquema típico del chiste regional co­ acerca de otros coprotagonistas o per­
lombiano. La ecuación está planteada. sonajes de reparto, tipos menores que
No sabemos la peripecia que sigue, también entran en la escena con una
pero ya estamos enterados de la ma­ carga de valores y representaciones a
nera como ella va a desarrollarse, por­ cuestas, carga que les ha sido asignada
que los prototipos son bien conocidos de antemano por la tradición del re­
y el papel que éstos cumplen en el parto de papeles en el humor regional.
chiste de competencia ha sido definido Habría que mencionar, entonces, al
mil veces por otros chistes anteriores. santandereano (valiente, enfrentador,
No es difícil aventurar que la conti­ sin miedo a nada), al boyacense (cam­
nuación del chiste se planteará de la pesino, malicioso), al opita (que cum­
siguiente manera: ple el mismo papel que el pastuso), al
Peripecia: un problema al cual se negro del litoral pacífico (cuya ubica­
ofrece una solución, o una aventura ción es similar a la del opita y el pas­
que cada uno de los tres personajes va tuso) y al costeño (que comparte
a recordar. con el bogotano la característica pro-
Prototipos: el pastuso, tontarrón, totípica de la pereza, pero no la del
bonachón y despistado; el bogotano, egoísmo).
aprovechado, perezoso y aparentador; Habrá, incluso, quien elabore aun
el antioqueño, vivo, mentiroso (si es más los papeles en el elenco de la farsa
preciso), ganador. del chiste regional colombiano, y asig­
Papeles: el pastuso propondrá una ne funciones a algunos subtipos regio­
solución arrevesada o tonta; el bogo­ nales: el marinillo es la subespecie
tano propondrá una solución tonta y pastusa del grupo antioqueño, por
328 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

ejemplo. El gamín y el bogotano de tencia ha sido legada por el folklore


clase baja constituyen subtipos espe­ paisa..., lo cual explica el monopolio
ciales; el guajiro ha adquirido en los de la viveza que en ellos ejerce el re­
últimos años una carga representativa presentante del tipo regional.
vinculada a los valores que se atribu­ El pequeño ensayo que desarrollaré
yen al mundo de la riqueza ilícita sú­ en las páginas siguientes parte de la
bita (narcóticos, contrabando) amén base mencionada atrás: es preciso dis­
de la violencia y, de alguna manera, tinguir los protagonistas del chiste re­
novorriquismo. gional colombiano y las vertientes del
Podríamos mencionar también de humor regional. Aspiro a proponer la
qué curiosa manera es muy frágil, casi idea de que las tres grandes modali­
inexistente, el papel que se dispensa dades de humor regional que existen
en el reparto del chiste regional a al­ en Colombia son la paisa, la bogotana
gunas zonas del país cuya presencia en y la del litoral atlántico o costeña. Por
la economía y en las actividades cul­ la confusión que ha planteado el re­
turales resulta, en cambio, muy im­ parto de papeles en el chiste de com­
portante. El caleño, por ejemplo, no petencia —de cuna antioqueña— al­
cumple función de peso en el chiste re­ gunos podrían pensar que existe una
gional colombiano. Muy de vez en vertiente importante de humor pastu-
cuando aparece con un papel míni­ so, o de humor opita, o de humor san-
mo, esquematizado generalmente tan tandereano. No es así. Sin pretender
sólo por el lenguaje —«oí, ve», «oiga, desconocer algunas características es­
vea»— y no por una mayor definición peciales o algunos exponentes impor­
de conducta o actitud. Lo mismo pue­ tantes de la gracia local (pienso en
de decirse de otros tipos regionales co­ Luis Enrique Figueroa, de Bucara-
lombianos de alguna definición (el lla­ manga; pienso en Alvaro Bejarano,
nero, por ejemplo, que tiene incluso de Cali), me atrevo a pensar que nin­
una música exclusiva y única de su guno de estos aportes permite confi­
área), que no son tenidos en cuenta gurar una vertiente mayor en el humor
por el folklore que desde hace años regional colombiano.
elabora los chistes regionales, com­ Considero como vertiente mayor a
pone el elenco y distribuye los pa­ aquella que, por el entorno cultural
peles. que revela, por la forma peculiar
Una cosa, sin embargo, es el esque­ como se expresa (no sólo el lenguaje,
ma del chiste regional típico —con sus sino el esquema narrativo) y por la
protagonistas y sus papeles—, y otra particularidad de estas características
muy distinta son las formas de humor (no se parecen a las de otros tipos, no
regional. podrían reemplazarse por otros como
De hecho, el esquema generalmen­ sí lo haría el opita con el pastuso) con­
te aceptado al cual venimos haciendo figuran un modo de ser humorístico
referencia procede de una de las prin­ único.
cipales formas de humor regional, que Esos modos de ser humorísticos ma­
es la paisa (Antioquia, el viejo Caldas yores corresponden en Colombia, en
y sus áreas de influencia cultural). Ya mi concepto, a las tres áreas o regio­
era bastante sospechoso que en esta nes que menciono arriba: región pai­
clase de chistes el triunfador fuese sa, región de la Costa atlántica y Bo­
siempre el paisa. Una revisión del aco­ gotá.
pio de chistes de competencia que cir­ Surgen de inmediato dos preguntas:
culan en Antioquia —y que han sido ¿Por qué Bogotá y no el altiplano cun-
recopilados o reciclados por, entre dinoboyacense? La respuesta es que
otros, Agustín Jaramillo Londoño y están presentes en el humor bogotano
Enrique Aguirre López— confirma la ciertas influencias y modalidades ne­
sospecha de que la repartición de pa­ tamente urbanas que se explican más
peles en el chiste regional de compe­ por haber sido Bogotá la primera ciu­
Capítulo 13 329

dad que tuvo históricamente el país,


que por su vinculación cultural y etno­
lógica con los habitantes del altiplano.
¿Y el pastuso qué? Pastuso y opita
son meros trasplantes de un papel de
reparto que existe en todos los países
del mundo, y que se asigna gratuita­
mente (o casi gratuitamente) a alguna
región o grupo étnico que después
queda signado con la desventura del
estereotipo del tonto. En Bolivia son
los tarijeños; en Argentina, los galle­
gos; en Brasil, los habitantes de Cam-
pinhas; en Estados Unidos se reparten
el ingrato papel los habitantes de ori­
gen polaco y los de Dakota del Norte.
Los chistes polacos (Polish jokes) que
uno escucha en los Estados Unidos
son los mismos que ha escuchado en
Colombia atribuidos a los pastusos, en
México a los poblanos o en Europa a
los belgas. Sobre los chistes de Da-
kota, la revista Carrusel, de El Tiem­
po, publicó el 7 de septiembre y el 5
de octubre de 1984 una breve antolo­
gía que a su vez fue tomada del libro
The North Dakota Joke Book (1982).
Cualquiera que lea los chistes que se
atribuyen perversamente a los pobres
habitantes de Dakota se dará cuenta de
que son los mismos que podrían atri­ El curso del papel del pastuso en el Luis Enrique
buirse a los pastusos —con igual per­ reparto de humor permitió saber dos Figueroa,
versidad— dentro de esos estereotipos cosas. Primera, que la mejor manera exponente del humor
de responder a un ataque de humor es local santandereano.
del humor regional.
con humor. Y segunda, que el chiste
Al mencionar el tema del chiste pas- puede nacer de la voluntad consciente
tuso no quiero dejar pasar las impli­ de atribuir un papel o dirigir un men­
caciones sociales que ha tenido para saje, pero que luego se irriga en la co­
los nariñenses el sobrellevar este papel rriente del decir callejero y se incor­
que les asignó el folklore antioqueño pora al folklore sin otro título de le­
y prohijó el humor general. Hasta in­ gitimidad que su existencia en el corro
cendios y tumultos ha desatado la popular.
reacción indignada de los pastusos Exactamente así nacieron los este­
ante el papel que se les atribuye. En reotipos del elenco del humor regio­
abril de 1968, a raíz de la publicación nal, provenientes sobre todo de An-
en El Espectador de unos chistes pas- tioquia; y Antioquia, con su honda y
tusos, se produjo una indignada reac­ larga influencia humorística en el país,
ción de los habitantes de la capital de logró imponerlos.
Nariño contra la prensa bogotana. Fue lo que algunos denominarían
Meses después, otros coterráneos su­ «imperialismo».
yos, igualmente ofendidos pero más Las consideraciones anteriores ex­
inteligentes, lanzaron una oleada de plican por qué no acojo al pastuso, al
«chistes defensivos pastusos», en los opita, ni a otros protagonistas del
cuales el «vivo» de la historia era el re­ elenco del chiste regional como expre­
presentante de Nariño. siones de una vertiente humorística.
330 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Ellas son, a mi juicio, solamente las personaje, y la procedencia aporta


tres que he mencionado. Pero, antes una bagaje instantáneo de datos al au­
de adentrarnos en cada una, es preciso ditor del chiste, que lo coloca de in­
formular algunas observaciones sobre mediato en posición abierta al humor
la importancia del humor regional en que pueda venir. En auditorios gene­
Colombia. rosos la mera enunciación del origen
Esta importancia —como venía di­ regional de un personaje provoca la
ciendo— se la conceden desde un primera sonrisa: «Tengo una secreta­
principio los chistes originarios en la ria pastusa» es una frase aparentemen­
vertiente antioqueña. Siendo una de te neutra que, sin embargo, es capaz
sus características los chistes de com­ de arrancar las primeras sonrisas en un
petencia, indispensables para que el auditorio predispuesto al regocijo.
antioqueño pueda lucir su viveza Que el estereotipo corresponda o
triunfal frente a otros rivales regiona­ no a la realidad; que sea cruel o in­
les; desde temprano adquieren impor­ justa la carga simbólica que él encie­
tancia en el humor nacional los este­ rra; que llegue a suscitar fuertes reac­
reotipos regionales y las notas defini- ciones de protesta (habitantes de Pas­
torias que se les asignan. to, ya vimos, quemaron ejemplares de
El empleo de tipos regionales im­ la prensa bogotana, y grupos de Pe-
plica una carga definida previamente y reira vetaron a una revista por un chis­
aceptada de antemano, que permite te sobre la imagen de las mujeres pe-
acortar camino en la proposición có­ reiranas) es panela de otro costal. El
mica. Hace algunos años elaboré un hecho es que el humor de estereotipos
par de rutinas o sketches cómicos para regionales funciona de manera impor­
una obra de café concierto dirigida por tante en el humor colombiano, y su
David Stivel que se llamó Los siete pe­ peso opresor en la imagen de algunas
cados capitales. El capítulo correspon­ regiones lo demuestra.
diente a «La envidia» tenía como pro­
tagonistas a Caín, Abel, dos mucha­
chas jacarandosas amigas de Abel («la Humor paisa
Coca» y «la Mona») y el Padre Eter­ La riqueza del humor regional paisa,
no. La parte más exitosa del sketch co­ cuya difusión han acentuado los me­
rrespondía a los diálogos de Abel con dios de comunicación social (ver pá­
el Padre Eterno, por una simple ra­ ginas finales), es lo que le ha otorgado
zón: habíamos resuelto que el Padre primacía e influencia enorme en el
Eterno hablara con acento costeño. país. Muchos chistes y formas cómi­
Este solo hecho constituía ya un feliz cas, que constituyen parte del archivo
gag, que se repetía implícitamente a lo nacional colectivo de humor, provie­
largo de sus parlamentos. Es obvio nen realmente del humor antioqueño;
que la ironía encerrada en un Dios de incorporados al folklore general, han
origen costeño sólo resultaba evidente acabado por perder la marquilla de
para los espectadores colombianos, origen. Así por ejemplo, los chistes de
dominadores del código completo del competencias y las exageraciones.
estereotipo regional. Sin embargo, el La tradición cómica antioqueña nos
caso sirve para ilustrar la importancia ha legado, como observé atrás, esa re­
del recurso regional en el humor, que partición de papeles regionales en los
le permite al chiste arrancar impulsa­ que el paisa tiene el afortunado papel
do por una convención y empezar a del vencedor. Conviene, entonces,
trabajar cómicamente desde el primer que veamos cuáles pueden ser las ca­
instante. racterísticas del prototipo cómico del
Tenemos, pues, que el código de los paisa.
tipos regionales de humor funciona El paisa prototípico es astuto, ga­
subliminal e inconscientemente. El mero nador, ingenioso, francote, hiperbóli­
acento denuncia la procedencia del co y mal hablado.
Capítulo 13 331

Astuto: tengo por ello en la transcripción de


«Dicen que antioqueño no se vara. chistes de esta especie.
Él sí se vara, pero lo bonito es cómo Lo que quiero hacer notar es que el
se desvara...» Con esta frase sintetiza paisa vence incluso en las circunstan­
Agustín Jaramillo Londoño las dotes cias más adversas. Esta característica
del paisa para salir de problemas, so­ está ligada, por supuesto, a su astucia
bre todo cuando éstos son económi­ (viveza) y a su ingenio. Quiero trans­
cos. Jaramillo ha recopilado El testa­ cribir como ejemplo de la exaltación
mento del paisa, libro que seguiré de de esta propiedad un chiste recogido
cerca en este capítulo. por Jaramillo Londoño en que el paisa
Así como el movimiento se de­ saca triunfo de lo que para otro habría
muestra andando, nada revela mejor sido una derrota:
el contenido de los chistes que un chis­ «Un paisa llevaba todo el día cazan­
te. Entre los muchos dedicados a en­ do en un monte y no había matado
salzar la astucia del paisa, hay uno sino el ojo. Ya casi de noche mandó
particularmente elocuente, pues en él la promesa de que lo que cazara era
no sólo se alaba su viveza en general en compañía con san Antonio...
sino en particular la astucia que des­ »Aí mismo le salieron un par de co­
pliega para los asuntos económicos, nejos. El paisa disparó y mató a uno.
que ha dado fama a los antioqueños de Mientras iba a recogerlo, decía:
industriosos y hábiles negociantes. El »—¡Vea cómo corre el de san An­
chiste es como sigue, según lo recoge tonio...!»
el rico libro ya citado de Jaramillo Ingenioso:
Londoño: Distingo a esta característica —el
«Estaba un paisa varado en un puer­ ingenio— de la astucia o viveza en
to. Cuando supo que el capitán de un cuanto la refiero más que todo a sali­
barco que estaba atracado en el mue­ das verbales. Es, pues, en el mismo
lle ofrecía pagar bien al hombre que sentido en que el humor bogotano ha­
acabara con las ratas que infestaban la bla de «ingenios humorísticos» (ver úl­
nave. timas páginas) en el que lo incluyo
»—Yo soy el gallo —dijo el paisa. aquí como nota del prototipo paisa
»—¿Usted matar todas ratas? que pinta el humor regional. Esta con­
»—Todas, míster. No dejo ni una dición está íntimamente ligada, por
con vida. ¡Te seguro! supuesto, a la de ganador. El paisa
»—Bien: yo darle cien pesos ya, y prototípico de los chistes tiene siempre
cien cuando termine. la capacidad, no sólo para imaginar la
»—Preste los cien, míster. solución salvadora o asumir la conducta
»Cogió la plata, se la guardó en el triunfal, sino para disparar la frase que
guarniel, y subió al barco. Se sentó en lo saca del problema y pone punto final
un banquito, encendió un tabaco, se al asunto. Ocasionalmente se trata de
terció la ruana y, sacando su mocha de un recurso al juego verbal que consti­
peinilla, le dijo al capitán: tuye pilar del humor bogotano.
»—Listo el hombre, mi don: váyase Se recoge una anécdota de Cosiaca
trayendo las ratas una por una.» —el popular y avispado personaje fi­
Ganador: nisecular que encarna las mejores do­
Característica de los chistes de com­ tes de la viveza e ingenio paisas— que
petencia antioqueños es que el paisa constituye excelente ilustración de
siempre gana. Son muchos y muy co­ esta característica.
nocidos los chistes en que intervienen «Iba Cosiaca por la calle, y al verlo
distintos personajes regionales, el úl­ un hombre al que le debía un cuarto,
timo de los cuales es el paisa, quien le gritó:
siempre propone la fórmula más in­ »—El cuarto, Cosiaca. El cuarto.
teligente o derrota de una u otra ma­ »—"Honrar a padre y madre"...
nera a los coprotagonistas. No me de­ —contestó corriendo.»
332 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Ese ingenio que le permite decir la llegó a ser el más grande millonario
frase rematadora también se le atri­ del país, pinta bien la franqueza «bro­
buye para pronunciar la expresión sa­ cha» del paisa:
bia o graciosa. Es famoso el chiste del »Don Pepe Sierra estaba haciendo
bobo que se negó a aceptar como re­ una escritura para comprar una finca.
galo una olla de ariquipe en la que un En la minuta que entregó al notario de­
ratón había caído —y ya había sido sa­ cía: "... una acienda". El notario se rió:
cado— con la reflexión de que «de eso »—Don Pepe! ¡Cómo se le ocurre
tan bueno no dan tanto». Otro per­ poner hacienda sin hache!
sonaje popular antioqueño —«bobo »—Hombre —respondió don Pe­
El bobo Marañas,
vivo», como el anterior— era Mara­ pe—. Yo, sin hache, tengo un poco de
personaje popular ñas. La siguiente anécdota de Ma­ haciendas llenitas de ganao. ¿Y vos con
antioqueño. rañas lo coloca en trance de decir una hache cuántas tenés?»
El "bobo vivo" gran e ingeniosa verdad: Hiperbólico:
encarna la viveza
y el ingenio «Estando ya muy enfermo Marañas, El paisa —según su propio diseño
de la corriente vino una señora a visitarlo y le decía: humorístico— es mentiroso y exage­
humorística »—Marañas, usté tiene que confe­ rado. Esta última condición corres­
paisa. sase. Vea que ya pronto va a tener que ponde a una de las que caracterizan al
arreglar cuentas con Dios. humor antioqueño, como veremos
»A lo cual respondió el ingenioso más adelante, que es la hipérbole.
"bobo": Fue famoso por sus exageraciones el
»—Con yo no, no... no hay diferen­ sonsoneño Elias Botero. Dos anéc­
cias: ¡cómo Él diga tá bien...!» dotas suyas que recoge Jaramillo Lon-
Filosófica la salida de Marañas. Y doño ayudan a ilustrar la hiperbólica
de una graciosa lógica la del paisa que propiedad del paisa.
viaja en un buque a punto de naufra­ «Por los días de la explosión de Hi­
gar: roshima había una gran curiosidad
«A bordo, todo eran carreras, con­ acerca de la energía atómica, y mu­
fusión y pánico. El único que perma­ chos individuos se dedicaban a expli­
necía tranquilo era un paisa que esta­ car el poder destructivo tan desco­
ba tirado en una poltrona, comiéndose munal que tenía la bomba, a todo el
una libra de dulce. que quisiera oírlos. Uno de estos in­
»—¡Hombre, paisa, por Dios! ¡Usté dividuos cogió por su cuenta a don
qué está haciendo ai tan tranquilo! Elias, una tarde, en la esquina del
—le dice el capitán. Café Regina. Cuando el sabio de oca­
»—Coma dulce, capitán —respon­ sión terminó su erudita disertación,
dió el paisa—, que es mucha l'agua don Elias dijo por todo comentario:
que vamos a tener que tragar.» »—¡Cómo le parece! ¿Qué tal si le
Francote: cae a uno en un ojo?»
A cierta franqueza que raya con lo «En otra oportunidad, un amigo le
despiadado o grosero se le llama en propuso a don Elias el siguiente caso
Colombia «brocha». Es una de las ca­ de conciencia:
racterísticas que se le atribuyen al pai­ »—Suponé, Elías, que en la India
sa, y que éste acepta y ejerce gusto­ hay un viejito muy viejito, muy acha­
samente, quizás como antítesis de la cado, padece enormes sufrimientos, es
hipócrita buena crianza que el paisa solo en el mundo y es dueño de una
adjudica al prototípico bogotano en enorme fortuna que no tiene a quien
sus chistes. Como en las demás notas dejar. El viejito está en gracia de Dios
de identidad del paisa, va mezclada y si muere se va derechito pal cielo.
muchas veces con otras, como el in­ Ahora: suponé que vos, apretando un
genio o la condición ganadora. botón, desde aquí podés matar al vie-
La siguiente anécdota de don Pepe jito y heredar toda su fortuna. Deci-
Sierra, el famoso campesino antioque- me, hombre Elias: ¿vos apretabas el
ño que, sin poseer mayor educación, botoncito?
Capítulo 13 333

»Y don Elias, sin vacilar respondió: que se atribuye al antioqueño. El pai­


»—Vea, hermano: ¡le daba con una sa se precia de su estirpe de arriería
almádena!» —no es coincidencia que la máxima
Mal hablado: condecoración antioqueña sea la Or­
Parte de la «brochudez» del proto- den del Arriero— y arriero que hable
típico paisa es su empleo de léxico vul­ como señorita no es arriero. Por eso
gar. Es una característica que corres­ es famosa la respuesta de aquel paisa
ponde a la cultura paisa y cuyos orí­ a quien un forastero pregunta a prin­
genes hay que rastrear hasta los colo­ cipios de siglo en un municipio extra­
nizadores españoles. A diferencia de viado en la montaña qué se necesita
otras regiones del país donde la mez­ para llegar a Manizales.
cla inmigrante es más variada, como la —Una mula y dos culos —es la res­
Costa atlántica (españoles, mesorien- puesta inmediata.
tales, africanos) o Bogotá (europeos,
indígenas, colombianos de varias lati­ Características de la vertiente paisa
tudes), la de Antioquia grande es bá­
sicamente española. El paisa hereda Hemos examinado hasta ahora las ca­
no sólo los apellidos y ciertas carac­ racterísticas que se atribuyen al pro­
terísticas físicas del español y espe­ totipo paisa pintado en los chistes re­
cialmente del andaluz, sino la muy es­ gionales. Otro asunto son las caracte­
pañola tendencia a llamar las cosas rísticas propias del humor regional.
por sus nombres. El paisa no es eu- Esencialmente, la vertiente humorís­
femístico, como sí lo es el bogotano. tica paisa se distingue por dos elemen­
Los antioqueños y en general los co­ tos básicos, uno de contenido y el otro
lombianos empleamos términos que de técnica: la escatología y la exage­
consideramos lugareñismos inventa­ ración.
dos quizás por nuestro propio pueblo. No quiere ello decir, por supuesto,
Ignoramos que muchos de estos mo­ que otros rasgos enfatizados por la
dismos de supuesta naturaleza colom­ vertiente del litoral atlántico o por la
biana ya eran usados hace tres y más del humor bogotano le sean comple­
siglos por autores españoles. Traigo a tamente extraños. Es posible encon­
colación tan sólo tres ejemplos de don trar a veces en el folklore antioqueño
Francisco de Quevedo (1580-1645) en cuentos, coplas o chistes que versan
los cuales es posible reconocer presun­ sobre el sexo o el sentido de la exis­
tos colombianismos: tencia, como sucede, característica y
respectivamente, con el humor coste­
¿Para qué nos persuades eres niña? ño y el bogotano. También es posible
¿Importa que te mueras de viruelas? hallar el chiste de relato o el de re­
Pues la falta de dientes y de muelas truécano, característicos de uno y
boca de taita en la vejez te aliña. otro. Pero estos contenidos o estas
formas son excepcionales. Cualquiera
Que yo pienso que mi muerte que conozca bien el folklore antioque-
errarme la cura negra ño se sorprenderá —por ejemplo— de
curándome por martelo la ausencia de la truculencia sexual
lo que se llama arrechera. que en él se detecta, en contraste con
el regocijo que producen en el humor
Chusma de los bodegones antioqueño los temas relacionados con
que no hay bodrio que no esculque; excrementos.
canalla de los guisados, Escatología:
que huesos y carne suple. Los chistes escatológicos constitu­
yen una constante en el humor paisa.
De venero del lenguaje llano espa­ De la misma manera como no existe
ñol, del Quevedo que llama culo al en ellos la devoción por los símbolos
culo y no posaderas, proviene el léxico sexuales que se aprecia en el humor de
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
334

la Costa, es notable la recurrencia al de cigarrillos que encontró en la calle,


tema de las «materias asquerosas que las envolvió bien envuelticas. De ahí
despiden de sí la boca, la nariz u otras se paró en una esquina junto a la plaza
vías del cuerpo», que es como elegan­ de mercado y se puso a venderlas.
temente define a los excrementos el »—A ver... ¡las pildoras para adi­
Diccionario de la Real Academia de la vinar!... A diez centavos pildorita y el
Lengua. La explicación de esta curiosa que las come se vuelve adivino. Mien­
condición —detritos sí, sexo no— po­ tras más pildoritas lleve, más fácil adi­
dría hallarse en la tradición religiosa vina. Aquí dos para el caballero, cinco
del pueblo antioqueño. Careciendo las para la señorita, una para la joven...
vías digestivas de la sombra pecami­ »A ver, a ver...
nosa que se proyecta sobre el sexo, es »Cuando ya casi acababa de ven­
posible divertirse con aquellas sin in­ derlas, gritó uno del público:
currir en ofensas a los Mandamientos. »—¡Paisa ladrón! ¡Esto lo que es, es
En otras palabras, Dios no castiga la pura caca de chivo!
porquería sino la concupiscencia. »—¡Efectivamente, señores! —dijo
Contribuye a explicar la predilec­ el paisa— ¡Miren qué prodigio! Aquí
ción por los temas escatológicos el ori­ hay uno que ya comienza a adivi­
gen español del paisa. Aunque hay nar...»
que reconocer que en algún momento Otro de ingenio relacionado con la
el folklore antioqueño aplicó a esa tra­ misma materia:
dición un filtro que retuvo los diver- «La señora gorda llegó al almacén a
timentos sexuales —muy presentes en preguntar por bacinillas. Le mostra­
el humor español— y dejó pasar con ron una y dijo que estaba muy chiqui­
entusiasmo los que se entretienen con ta. Le mostraron otra más grande, y
los otros. todavía le pareció chiquita. Bajaron
Los ejemplos serían interminables. de por allá arriba otra más grande to­
Baste con unos pocos para ilustrar el davía, pero la señora dijo que no:
asunto. »—¿No tienen más grandes? Es que
«Pillaron a Cosiaca (nos cuenta Ja- está muy chiquita.
ramillo Londoño) sentado en medio »—¿Chiquita? —respondió el co­
de la calle haciendo una necesidad y merciante ya impaciente—. ¡Si me la
lo llevaron a la alcaldía. llena de una sentada, se la regalo!»
»E1 alcalde, que sabía lo pobre que El humor paisa toca todo el rango
era Cosiaca, le puso una multa de cin­ de la escatología:
co centavos. «Un día llegó una vieja a una botica
»—Tome —dijo Cosiaca—, ahí tan a preguntar por cualquier cosa.
sus cinco; y cinco más. »—No hay... —contestó el botica­
»—¿De qué son estos cinco? —pre­ rio.
guntó el alcalde. »En ésas la vieja largó un vizcaíno.
»—Ah, ¿y es que la orinada no la Y se fue a salir. Pero el boticario le
cobran?» echó mano del pañolón y le dijo:
A veces el tema escatológico viene »—Venga acá: ¡que lo qu'es éste me
revuelto con alguna o algunas de las lo tiene que ayudar a güeler!»
características del prototipo paisa, Tal vez la historia que mejor reúne
como en el siguiente chiste, que rinde distintos elementos del humor paisa
homenaje a la astucia: en torno a un tema de su predilección
«Estaba un paisa varado en Bogotá, es una cuyo protagonista es uno de los
echando cabeza a ver qué se ponía a personajes del folklore regional, el po­
hacer... Cuando en ésas pasó un chivo pular Pedro Rímales, a quien tantas
haciendo una necesidad. Así que el astucias se atribuyen.
paisa vio el mundo de pildoritas que «Iba Pedro Rímales recorriendo,
caían, dijo: "¡Éste es mi tiro!" Reco­ cuando lo acosó una necesidá de las
gió las pildoritas y con papel plateado grandes. Muy tranquilo fue ensucian­
Capítulo 13 335

do en medio del camino y de aí se qui­ Tomás Carrasquilla.


tó del cuello el pañuelo rabuelgallo y No obstante que el
tapó con él lo que había hecho. Des­ chiste prevalece
pués se quitó el sombrero, lo puso en­ como unidad de
expresión
cima con harta mañita, y se sentó a es­
humorística
perar... en el antioqueño,
»A nada pasó un hombre en un ca­ también se da
ballo muy bonito y Pedro Rímales le el relato divertido,
dijo: como en las
historias de
»—Oiga, mi don: hágame el bien y
Pedro Rímales
me presta ese caballo un momentico o en muchas
que yo voy a traer una jaula. Acabo narraciones
de coger aquí el pájaro más lindo del de Carrasquilla.
mundo; el pajarito de los siete colores.
Vea: bájese y ponga la mano aquí, en­
cima del sombrero, no vaya y se me
vuele.
»E1 hombre le prestó el caballo y
Pedro Rímales se montó.
»Pero antes de irse, le encargó otra
vez:
»—Allá se lo haiga, pues; no me de­ que se expresa frecuentemente en ver­
moro. No me lo vaya a dejar volar... sos, prevalecen como unidad de ex­
¡Cuidao! presión humorística en el antioqueño
»—Váyase tranquilo, señor. el chiste y en el costeño el relato. No
»Pedro Rímales le pegó un fuetazo quiere ello decir, por supuesto, que no
al caballo y salió despedido. existan el relato divertido ni el verso
»Y el otro aí, en cuclillas, esperan­ festivo en el humor paisa. De hecho,
do. son varias las historias populares que
»Pasó mucho rato y él aí... hasta circulan de Pedro Rímales, y es fácil ha­
que le fue dando como dudita; ej, ¿se­ llar en muchas narraciones de Tomás
ría que ése se robó el caballo? ¿De­ Carrasquilla el cultivo de esta forma.
morarse tanto? ej, ¿que será que no También podemos citar poemas hu­
aparece...? Yo siempre voy a ver ese morísticos de origen antioqueño. En el
pajarito de los siete colores... que transcribiremos parcialmente se en­
»Y aí mismo fue levantando el ala cuentra otra vez la vena escatológica. El
del sombrero con mañita, con mañita, autor es un poeta del siglo pasado, Ma­
hasta que tocó el pañuelo; metió la nuel Uribe Velásquez (1862-1894), y el
mano por debajo... y apenas rozó lo poema se titula «Juancho el meón». Co­
que había lo agarró duro y apretó; así pio un par de estrofas.
que se dio cuenta de que se había vuel­
to miseria sacudió la mano duro; ¡gua­ Empuña, pues, ¡oh musa peregrina!
pe! Y se dio contra el canto de una tu sagrado bacín como socorro,
piedra. Fue tanto el dolor que, sin derrama sobre mí toda tu orina,
pensalo, se llevó los dedos a la boca, sin que dejes en él ningún ahorro;
¡a chupáselos! luego en cuclillas te pondrás, cochina,
»Ai se quedó, varao en medio ca­ y bien me puedes remitir un chorro
mino, limpiándose la mano en la gra- de orines irritados y calientes
mita de l'orilla, escupiendo seguido y que me inunden nariz, labios y
diciendo: [dientes.
»—¡Ve aquel hombre, carajo, cómo
no sólo me robó el caballo, sino que «A curas, sacristanes y beatas
me dejó aquí comiendo mierda!» —Juancho exclamó— sin caridad
A diferencia del humor bogotano [ensopo»,
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
336

Rafael Pombo, guayos... Más ordinario que un sapo


retrato a lápiz en un acuario... Más ordinario que
por Alberto Urdaneta, iglesia con veladora... Más antioque-
diciembre 30 de ño que geranio en bacinilla... Más en­
1880, Biblioteca
Nacional, Bogotá.
cartado que una gallina criando un
Pombo es uno de pato... Más duro que ver la mamá bai­
los exponentes del lando en cantina... Más peligroso que
humor bogotano, una sopa de anzuelos... Más fácil ele­
fino e ingenioso var una cometa de adobe... Más feo
y caracterizado
por el empleo
que uno cagando y otro mirando...
de retruécanos Más largo que una semana sin carne...
y chascarrillos, Más perdido que el hijo de Lind-
lo mismo que por bergh... Más cansón que una visita
su vena escéptica, con pecueca... Come más que cáncer
negra y casi
cínica.
toreado... Más frío que nalga de tulli­
do... Cansa más que tres en un tabu­
rete... (De un restaurante tacaño):
Aquí para ver carne hay que ir a
mear... Es más fácil llenar un excu­
sado de tren... Más trabajoso que sa­
carse un piojo con guantes de boxeo...
Más falso que billete de seis pesos...
y el obispo al mirar las cataratas Tan chiquito que se tira un pedo y le­
de orines derramar por aquel popo,
conjura al meador con mil bravatas vanta polvo... Más caído que teta de
con el agua bendita del hisopo: gitana... Más simple que beso de
pero es en vano, que a la mitra el boba... Tiene más carne un pensa­
miento de san Luis Gonzaga... Tiene
[zorro más carne un pedo de vigilia... Más
apunta y pega el espumante chorro. peinado que Mandrake... Sube más un
purgado... Habla más que un perdido
Hipérbole: cuando aparece... Tan flaco que se lo
La segunda característica de la ver­ traga un pollo sin sacudirlo... Más abu­
tiente de humor paisa es la exagera­ rrido que mico recién cogido... Más
ción desmedida, que se complementa solo que un cumpleaños de Robinson
con las comparaciones cómicas. Las Crusoe... Mejor marido es Tarzán, que
exageraciones antioqueñas han hecho
toda una escuela —a veces algo rei­ sólo lleva raíces a la casa... Más pesado
terativa— a la cual contribuyen fre­ que aplanadora de pedales...»
cuentemente en sus artículos Brum-
mel (La República, Guión) y Benja­
mín Ángel Maya (El Tiempo). Humor bogotano
Al examinar someramente las notas Aunque el humor paisa ha sido el más
del paisa prototípico vimos su condi­ extendido en todo el país —incluso sin
ción hiperbólica. Pero no es sólo exa­ que los colombianos lo sepan—, el
gerado el personaje, sino que la co­ más caracterizado y reconocido por
micidad antioqueña se divierte en ge­ sus peculiares notas es el bogotano. Al
neral con las exageraciones, muchas de Bogotá se le atribuye en general fi­
de las cuales han pasado a formar par­ nura e ingenio. Se identifican como
te del folklore cómico nacional. suyos los retruécanos y chascarrillos.
He aquí algunas exageraciones re­ Varios de sus exponentes —los poetas
copiladas de diversas fuentes, todas grutasimbolistas, Fraylejón, Rafael
ellas pertenecientes al humor paisa, y Pombo, Hernando Martínez Rueda—
algunas que reflejan, además, la con­ son ampliamente conocidos, en con­
dición escatológica: traste con los autores paisas que, con
Más ordinario que una monja con pocas excepciones —Rafael Arango
Capítulo 13 337

Villegas, Luis Donoso, Manuel Uribe


Velásquez, Luis Lalinde Botero—,
permanecen escondidos detrás de sus
obras. Lamentablemente, la más in­
teresante condición del humor bogo­
tano —su vena escéptica, negra, casi
cínica— no figura entre los atributos
que a nivel llano se le reconocen.
Por trasvase del humor paisa nacio­
nal, existe un estereotipo humorístico
del bogotano, que mencionaré de pa­
sada. El personaje bogotano es hipó­
crita, según lo radiografía el siguiente
chiste anónimo:
«Un bogotano llevaba huyendo va­
rios meses de un acreedor, pero tuvo
la mala suerte de divisarlo un día en
una calle, razón que lo llevó a acelerar
la marcha para perdérsele. Pero el »—¡No jodás! ¿En qué te los gas- Luis Lalinde
acreedor también lo había visto y le si­ tastes? Botero, humorista
guió los pasos. Después de voltear va­ »—¡Me hice retratáss!» y autor antioqueño,
rias esquinas sin lograr confundirlo, el El bogotano estereotípico es, ade­ muy conocido por
bogotano llegó a una calle sin salida que su "Diccionario
más, perezoso y vividor. Dice una exa­ 'jilológico' del
remataba en una funeraria. Sin pensar­ geración antioqueña que «trabaja más paisa".
lo dos veces, entró al local y se escondió el retrato de un bogotano voltiao para
en el primer ataúd que tuvo a mano. la pared».
Pero fue inútil. El acreedor alcanzó a Estas no muy favorables caracterís­
observar la maniobra, y dos minutos ticas son las que le atribuye el humor
después llegó y abrió el féretro, para en­ paisa y que ha adoptado el humor na­
contrarse con el bogotano, que, muy cional. Pero si uno examina las mues-
compuesto y educado, le decía:
»—No, viejo, ¡yo aquí muerto de la Rafael Arango
pena contigo...!» Villegas (1899-1952),
El personaje bogotano es superfi­ narrador festivo
cial, de acuerdo con Jaramillo Lon- antioqueño.
doño: Por sus relatos
desfilan
«Estaban un paisa y un bogotano el campesino,
muy varados en Nueva York. Un día el arriero,
ya no les quedaban sino tres dólares. el zapatero
El paisa salió a pedir trabajo y le en­ y el bobo del pueblo
comendó al bogotano: en forma realista
y con su lenguaje
»—Bueno, hermano; aquí están los de gracejo.
tres dolaritos que nos quedan. Guár­
delos usté bien pa no tener yo la ten­
tación. Me voy a ver qué levanto por
ahí... y si no consigo nada, con esos
tres dólares comemos esta noche.
»Volvió a la noche el paisa, fatigado
y muerto de hambre, sin haber con­
seguido trabajo y le pidió al bogotano
que fueran a comer con los tres dóla­
res.
»__No alita, me los gasté, mi viejo
querido —contestó éste.
338 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

tras de humor bogotano, que se ex­ caracteriza por los siguientes atribu­
presan peculiarmente en epigramas y tos: juego de palabras, sofisticación,
chispazos, verá que el bogotano se tie­ cultismo, repentismo, actitud filosófi-
ne a sí mismo como ingenioso, sarcás­ co-existencial.
tico e ilustrado. Es interesante obser­ Juego de palabras:
var que las dos imágenes conviven en La del retruécano o calambour ha
la apreciación nacional. En la escena sido la más festejada e identificada
de la farsa, el personaje bogotano acu­ condición del humor bogotano. Es,
sa las características que le ha asigna­ hay que decirlo, una característica de
do el folklore cómico paisa; pero a la antigua data. Ya en el siglo XVIII, du­
vertiente humorística bogotana se le rante el auge de los círculos literarios,
reconocen las virtudes que a sí mismo el epigrama era una de las artes más
se atribuye el «cachaco». admiradas y practicadas por los miem­
El proceso de urbanización —que bros de las tertulias. Varios de los ex­
hizo de Bogotá la primera ciudad mo­ ponentes de la poesía festiva del San-
derna de Colombia y la convierte hoy tafé de entonces provenían de Popa-
en una metrópoli de cinco millones de yán, ciudad que a la sazón mostraba
habitantes— se ha reflejado en su hu­ muchos paralelos intelectuales con
mor. Por una parte, su contenido está Bogotá. José María Valdez, un popa-
atravesado de frecuentes referencias a yanejo que era miembro honorario de
elementos urbanos (el tranvía, el po­ la famosa tertulia Eutropélica aunque
licía de la esquina, el Congreso de la murió antes de 1800 sin haber visitado
República, el costo de la vida, etc.), nunca la ciudad de Bogotá, es el autor
que no aparecen, por razones obvias, de este epigrama, cuya estirpe flore­
en la vertiente antioqueña o la coste­ cería un siglo después en la Gruta Sim­
ña, que tienen como escenario el cam­ bólica:
po. Por otra, figuran en el elenco de
humor capitalino varios subtipos ins­ San Martín, con ser francés,
pirados en relaciones de clase que se partió la capa con Dios;
distinguen por su lenguaje, gustos y y tú, Martín de Valdez,
otros elementos culturales. Ya no es si Cristo tuviera dos
solamente la diferencia entre el habi­ quisieras quitarle tres.
tante de la ciudad y el del campo lle­
gado a ella (el «calentano» o el «co­ Coterráneo del anterior, aunque un
rroncho»), sino la diferencia entre va­ poco posterior (1755-1817), fue don
rios personajes nacidos en la misma Francisco Antonio Rodríguez. De él
urbe pero marcados por clases eco­ se conservan unas pocas obras festi­
nómicas, sociales y educativas. Algu­ vas, la más interesante de las cuales es
nos de ellos carecen de un territorio una explosión de pirotecnia verbal con
estable y definido (el gamín, el caba­ premoniciones degreiffianas llamada
llero cachaco supérstite, el lobo); pero «Felicitación», que dedicó al oidor Ni­
otros tienen su propia jurisdicción colás Prieto Dávila. El título del ho­
geográfica, que resulta elocuente menajeado le permite hacer mil jue­
como dato para asignarle todo un có­ gos de palabras del siguiente corte a lo
digo cultural. El bogotano del sur y el largo del poema:
bogotano del norte son, así enuncia­
dos, dos subtipos evidentemente dis­ Rezaré, sin faltar, todos los días
tintos, cuyas diferencias sólo resultan con mucha devoción las letanías,
explicables a la luz de los parámetros sólo por repetir con grata voz
socioeconómicos que determinan la juntos el audi y el exaudí nos;
compartimentación de las ciudades cantaré los sentidos corporales,
modernas. y diré que son unos animales
Considero que la vertiente humorís­ los que dicen que ver es lo primero
tica tradicional de Santafé y Bogotá se porque al oír desde ahora lo prefiero;
Capítulo 13 339

protesto ir a los serminos píos


en que no diga el Padre: oyentes míos;
será el objeto de mi fe devota
todo auditor de la Romana Rota;
contra los sordos guardaré rencores
porque no son ni pueden ser oidores;
trataré con injurias infinitas
a cuantas cosas fueren inauditas...
Contemporáneo del anterior fue
don Francisco Javier Caro, otro de los
fundadores del humor verbal bogota­
no. Aunque era latinista y helenista
muy versado, hombre de extensas lec­
turas y calígrafo, a la hora de escribir
versos optó por las décimas jocosas y
los epigramas zumbones. Caro era an­
daluz (de Cádiz) y fue tronco de una
familia que ha dado varios poetas y
eruditos —José Eusebio, Miguel An­
tonio—, así como de otro ingenio lo­
cal, don Víctor E. Caro, autor de «El
pollo Chiras», «Mi pulgatorio» y otros
poemas festivos. Transcribo, apenas
como ejemplo, una décima de Caro,
perteneciente al poema «Para dar no­
ches o días».

Todo me descuajaringo
cuando estoy floxilindango
y en echando un ringorango
al punto me espingodingo.
Pues dile al negro Domingo
te escabeche una fritada
de merengues de cebada;
que después de rehen-chirlos
puede en zambumbia expri-mirlos
y ya verás qué ensalada.
La versificación siguió siendo medio
predilecto de expresión del humor bo­
gotano desde entonces. En los pri­ proceden muchos poemas románticos Clímaco Soto Borda,
meros meses de 1849 se publicaron dignos de ser rigurosamente olvidados uno de los
—sobre todo los de Julio Flórez y epigramistas
memorables ejemplos en El Alacrán, más brillantes
periódico satírico de los «cartacacha- Francisco Restrepo Gómez—, pero de la Gruta
cos» (cartageneros bogotanizados) también cientos de epigramas o «chis­ Simbólica.
Joaquín Pablo Posada y Germán Gu­ pazos» que se exhiben y citan como la
tiérrez de Piñeres. Pero el apogeo del muestra más palpable y particular del
chascarrillo fue la Gruta Simbólica, humor bogotano. Fueron sus princi­
denominación que abarcó a un varia­ pales autores Clímaco Soto Borda y
do, desigual y relativamente numero­ Jorge Pombo, aunque contribuyeron
so grupo de poetas protagonistas de la al acopio de chascarrillos muchos
bohemia capitalina de fines del siglo otros contertulios como Julio de Fran­
XIX y comienzos del XX. De su seno cisco, Rafael Espinosa Guzmán, Luis
340 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

«Que paren las mulas», gritaba Ana


[Rosa;
«que paren las mulas en el cambiavía.»
Y dice un borracho con voz mistelosa:
«No paren las mulas, no sea
[mentirosa;
las mulas no paren, que siga el
[tranvía».
Su capa por imprudente
le hurtaron a don Darío,
y no he visto, francamente,
hombre que más se caliente
cuando empieza a sentir frío.

La señora Nicolasa
no ha podido comprender
por su inteligencia escasa
que el que por poder se casa,
se casa por no poder.

Sólo una pieza a su amante


le dio en el baile Teresa,
y él, que estaba muy distante
de creer cosa semejante,
se ha quedado de una pieza.
Herederos de la escuela de juego de
palabras santafereño han sido varios
humoristas destacados de nuestro
tiempo, como Fraylejón, Hernando
Martínez Rueda y Alfonso Castillo
Gómez. El primero fue autor de nu­
merosos poemas festivos que apare­
cieron durante años en su columna
«Buenos días», de El Tiempo; el se­
gundo tiene geniales parodias y
famosos poemas como «Balada»
(«.. .Augusto es Augusto pero Abdón
Federico Rivas Aldana, María Mora, Federico Rivas Frade, es Abdón»); el tercero elaboró todo
Fraylejón (1902-1982), Antonio «El Jetón» Ferro, Jotavé un Diccionario zurdo inspirado en
autor de numerosos Castillo, Juan C. Ramírez... La auto­ trucos verbales, tales como la defi­
poemas festivos
que aparecieron ría general de los epigramas se atri­ nición a tres bandas de «Manchuria»:
durante años en buyó a un seudónimo doble —«Cástor «gringo enfermo».
su columna y Pólux»— que representa a todos los Todavía en las páginas de la prensa
"Buenos días", «grutasimbolistas» festivos y no sola­ bogotana se sigue rindiendo culto al
de "El Tiempo". mente a los dos más destacados: Soto género del chispazo, a través de co­
Borda y Pombo. lumnistas como Tizor y Sarcó, que
Son muy conocidos los chispazos de comentan epigramáticamente los su­
la Gruta Simbólica, razón por la cual cesos del país y del mundo.
me permito transcribir apenas unos El dominio del lenguaje que, apar­
pocos, entonados en el registro de ca- te del ingenio, exige el cultivo de esta
lambour que prevalece en esta expre­ forma, ha contribuido a dar a Bogotá
sión humorística: la fama de ser el lugar del mundo
Capítulo 13 341

Lucas Caballero
Calderón (Klim)
(1914-1981).
"El mérito de Klim
es haber superado
el viejo molde del
chascarrillo
y haber dado un
paso hacia el humor
de situación.
En Klim reconocemos
muchos al padre del
moderno humor local
que, ufanándose de
manejar un buen
castellano, desborda
los límites del
regocijo semántico
y propone sátiras
y caricaturas
de mayor dinamismo
y profundidad."

donde mejor se habla el español. No rinde culto a la escatología, el humor


se puede negar, sin embargo, que el bogotano —con su devoción verbal—
abuso del epigrama, muchas veces se ampara en eufemismos y dobles
vacuo y meramente formal, produjo sentidos. Es insólito, si no imposible,
también algunas reacciones entre los encontrar epigramas bogotanos en
propios humoristas bogotanos más que haya concesiones a la vulgaridad.
recientes. El mérito de Lucas Caba­ Justamente se consideran valores es­
llero Calderón (Klim) es el de haber timables en ellos la elegancia y la so-
superado el viejo molde de chasca­ físticación. Existiendo éstas, lo demás
rrillo y haber dado un paso hacia el se acepta, como en el siguiente chis­
humor de situación. En Klim reco­ pazo de Cástor y Pólux:
nocemos muchos al padre del mo­
derno humor local que, ufanándose Llegó Inés hecha una sopa
de manejar un buen castellano, al Bodegón Santa Fe.
desborda los límites del regocijo Y al primero con quien topa
semántico —divertido pero trivial— dice alzándose la ropa:
y propone sátiras y caricatu­ «Caballero, ¿me la-vé?»
ras de mayor dinamismo y profundi
Cultismo:
Sofísticación: Nunca veremos en el humor paisa ni
A diferencia del humor paisa, que en el costeño referencias cultistas o in-
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342

Contertulios de telectuales, que sí abundan en el bo­ te» —de corte epigramático—, son
la Gruta Simbólica, gotano. Éste, finalmente, proviene de atributos apreciados en la escuela de
en fotografía de una élite ilustrada y culta, a diferencia gracia capitalina.
Aristides Ariza, de los otros dos, cuyo origen es po­ Dos anécdotas pintan bien el re­
hacia 1910.
pular. Un simple ejemplo de Cástor y curso. Copio la primera de La Gruta
Los chascarrillos
y epigramas de Pólux: Simbólica: reminiscencias del ingenio
los miembros del y la bohemia, de José Vicente Ortega
grupo se atribuyeron Aunque está el bolsillo exhausto Ricaurte y Antonio «El Jetón» Fe­
al seudónimo y de llenarlo no hay forma, rro:
general de
"Cástor y Pólux". yo, del arte en holocausto, «Una conocida dama invitó a [Jor­
tengo por norma ir a Fausto ge] Pombo a una comida campestre
y mi fausto es ir a Norma. en la cual sirvieron exquisitos man­
jares. Cuando llegó el momento de
Repentismo: servir la gallina, la dama distribuyo
Como expresión de agudeza intelec­ sus presas entre los invitados, dejan­
tual e ingenio, el repentismo consti­ do para ella la última, que era nada
tuye uno de los valores a los que rinde menos que una apetitosa pierna con
culto el humor bogotano. La respuesta pernil y todo. A Pombo le dio una de
rápida y contundente —muchas veces las alas.
engarzada en un juego de palabras—, »Una vez que la dama se hubo ser­
la observación «pequeña, dulce, pican­ vido, se volvió a Jorge y le dijo:
Capítulo 13 343

» ¡Qué cosa más curiosa! Cuando El mejor exponente de esta actitud


como en el campo, casi siempre me to­ filosófica ínsita en el humor bogota­
can las piernas. no es José Asunción Silva, cuyos
»Y Jorge le respondió sin vacilar: poemas contenidos en el libro Gotas
» Es que usted da alas, mi se­ amargas acusan las influencias de
ciertos pensamientos y la estética eu­
ñora.» ropea en boga (Schopenhauer, Leo-
La segunda es una de las muchas pardi, José María Bartrina, Heine).
que circulan sobre el «Runcho» Ger­ Muchos críticos pretenden reconocer
mán Ortega, quien se hallaba apo­ en estas pildoras (su brevedad es in­
yado contra la pared, tomando un teresante) de reflexión existencial no
trago y mirando bailar en una fiesta exentas de humor negro «la poesía
bastante aburrida. «Una dama de de un enfermo de la psiquis, de un
discutibles atributos físicos que había psicopático; poesía para que la ana­
permanecido toda la noche sentada licen, más que críticos, psiquiatras»
en el sofá, por falta de parejos que la (Rufino Blanco Fombona). Otros
solicitaran, vio que eran la ocasión y definen a este Silva como un poeta
la víctima propicias. Incorporándo­ atormentado por «congoja metafísi­
se, se acercó al "Runcho" y, para po­ ca» (Miguel de Unamuno). En ge­
nerle tema de conversación, le pre­ neral, el suicidio posterior de Silva
guntó: tiende a hacer pensar a sus críticos
»—Y usted, ¿de cuáles Ortegas es? que Gotas amargas obedece al mis­
»A lo que respondió cortante el mo mal común que lo llevó a quitarse
"Runcho", adivinando para donde iba la vida y que es, por tanto, un fenó­
la dama: meno peculiar y hasta patológico. No
»—De los Ortegas que no bailan.» alcanzan a descifrar la importancia del
Actitud filosófico-existencial: ademán de humor ensartado en el ade­
Acudí a esta equívoca denomina­ mán metafísico, ni a hermanarlo con la
ción —«filosófico-existencial»— para vertiente del humor bogotano, que es
nombrar la cualidad quizás más in­ del mismo corte.
teresante de la vertiente de humor
bogotano, que es su visión de los pro­ Unos pocos ejemplos de esa poesía
blemas del ser y la vida. Parece un de Silva que representa el humor
poco pedante el enunciado, pero co­ como amparo de reflexiones vitales:
rresponde a una actitud que está pre­
sente en algunos de los mejores poetas Idilio
representativos de la escuela. Se trata Ella lo idolatraba, y él la adoraba.
de una visión generalmente escéptica, —¿Se casaron al fin?
amarga, a veces «negra», de la vida, —No, señor: ella se casó con otro.
no desprovista en ciertos casos de to­ —Y ¿murió de sufrir?
ques surrealistas. —No, señor: de un aborto.
Un buen ejemplo es el siguiente —Y él, el pobre, ¿puso a su vida fin?
chispazo de Eduardo Ortega, insigne —No, señor: se casó seis meses antes
grutasimbolista: del matrimonio de ella, y es feliz.
Pienso cuando estoy fumando Madrigal
que todos vamos al trote,
que la vida es un chicote Tu tez rosada y pura, tus formas
que se nos está acabando. [gráciles
Si en el momento nefando de estatua de Tanagra, tu olor de lilas,
Dios me llega a preguntar: el carmín de tu boca, tus labios tersos,
__¿Quiere usted resucitar? las miradas ardientes de tus pupilas,
le diré echándole el humo: el ritmo de tu paso, la voz velada,
—Mil gracias, Señor, no fumo tus cabellos que suelen, si los despeina
Porque acabo de botar. tu mano franca y fina toda hoyuelada,
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
344

cubrirte como un rico manto de reina, ciones de los derechos humanos, es


X tu voz, tus ademanes, tú... no te simplemente porque no se sienten alu­
[asombres: didos. Los turbayistas no son huma­
todo está, y a gritos, pidiendo un nos.
[hombre. »Éste no es juicio moral: es una ob­
servación científica. Nuestros lectores
Psicoterapéutica pueden cerciorarse por sí mismos de
Si quieres vivir muchos años su veracidad procediendo a un expe­
y gozar salud cabal, rimento muy sencillo: la vivisección de
ten desde niño desengaños, un turbayista.
practica el bien, espera el mal. »Lo primero que llama la atención
Desechando las convenciones al practicar la vivisección de un tur-
Luis Carlos López, de nuestra vida artificial, bayista es su peculiar contextura. Está
el "Tuerto":
lleva por regla en tus acciones hecho de una materia esponjosa, ba­
"Un caso aparte en bosa, viscosa, resbalosa, mucilagino-
el humor costeño, esta norma: ¡lo natural!
como lo es en la De los filósofos etéreos sa, como la gelatina. Afincando más
poesía colombiana." huye la enseñanza teatral hondo el bisturí, el investigador se
y aplícate buenos cauterios percata de que puede salir al otro lado
en el chancro sentimental. de la materia turbayista sin encontrar
resistencia ni dureza. Los turbayistas
Recientes evoluciones de algunas carecen de esqueleto. No lo tienen ni
características del humor bogotano óseo, como los mamíferos, ni cartila­
que hemos anotado atrás han condu­ ginoso, como los peces. Ni interno,
cido al humor de situación relatado como el homosapiens, ni externo,
con cuidadoso léxico ya presente en como los cucarrones y los artrópodos.
Klim, e incluso a formas surrealistas Y es esta absoluta carencia de arma­
de comicidad. Antonio Caballero, ca­ zón la que explica la asombrosa flexi­
ricaturista y escritor nacido en 1945, se bilidad, la ondulatoriedad prodigiosa
dio a conocer por unos «cartones» o de las figuras cimeras del turbayismo:
caricaturas del más negro humor («ab­ ministros, parlamentarios, editorialis-
surdo cruel», según su propia defini­ tas de grandes diarios. Los turbayistas
ción). De vez en cuando, en medio de son masas gelatinosas que adoptan la
sus ágiles sátiras políticas o incluso en forma del recipiente que los contenga,
desarrollo de ellas, Caballero vuelve a el cual suele ser un cargo público.»
esos ejercicios surrealistas que son
propios del humor bogotano de los úl­ Humor costeño
timos años y del humor costeño de
siempre, como veremos más adelante. La Costa atlántica no ha tenido hu­
A manera de ilustración de esta mo­ moristas en el sentido en que los ha
dalidad quiero transcribir parte de un tenido la región paisa (Arango Ville­
artículo de Caballero titulado «El tur- gas, Uribe Velásquez, Donoso, Lalin-
bayismo por dentro» (Alternativa, de Botero) o la capital (Cástor y Pó-
marzo 12, 1979), cuyos gérmenes ya lux, Alfonso Castillo Gómez, Klim,
estaban sembrados, de alguna mane­ Álvaro Salom Becerra). Pero no por­
ra, desde el siglo pasado en el humor que carezca de una vertiente humorís­
bogotano: tica, sino porque este talante ha lle­
«A muchos ha sorprendido la frial­ gado más bien al público por medio de
dad con que el Presidente, y los tur- varios de sus principales escritores, ta­
bayistas en general, han recibido las les como Gabriel García Márquez, Al­
denuncias sobre violaciones de los de­ varo Cepeda Samudio o David Sán­
rechos humanos. Esa sorpresa se ex­ chez Juliao. El fenómeno es muy ex­
plica porque, como de costumbre, la plicable. Las características narrativas
opinión está mal informada. Si los tur- del humor costeño encuentran su me­
bayistas no se inmutan ante las viola­ jor vehículo de expresión en géneros
Capítulo 13 345

como el cuento o la novela. Y es allí


donde puede percibirse la irrigación
de la peculiar savia humorística del li­
toral caribe.
Aparecen, es cierto, algunos ejem­
plos notables de humor, como el poeta
cartagenero Luis Carlos López. Pero
los poemas del popular «Tuerto» son
en realidad algo sui géneris, sin mu­
chos paralelos en la Costa. Si fuera
preciso buscar parentescos poéticos a
los versos de López, sería preciso re­
montarse a Silva y a algunos autores
de la Gruta Simbólica. Aunque la am-
bientación de los poemas de López es
rural, de puerto y de tierra caliente
—en lo cual se diferencian por com­
pleto de los ambientes urbanos y de al­
tiplano de los bogotanos—, hay en
ellos la misma actitud de hastío, de es­
cepticismo, de spleen (palabra favorita
de la época) que puede percibirse en
Silva y en otros poetas de la capital.
Por todo lo anterior considero que el
«Tuerto» López es un caso aparte en
el humor costeño, como lo es en la
poesía colombiana.
Podríamos encontrar en el humor
costeño tres características principa­
les. Es narrativo; muchas veces llega a
ser surrealista; y tiene en él gran im­
portancia el elemento sexual.
Caricatura de Lucas
Narrativo: Caballero Calderón,
Tal vez la mejor manera de descri­ Klim, por Héctor
bir esta condición es diciendo que en Osuna, 1981.
el humor costeño tienen más impor­
tancia el transcurso del relato, los de­
talles de la peripecia, el proceso de la
aventura, que el desenlace mismo. Es
diferente el humor paisa, como vimos.
Siendo el chiste una de las expresiones
predilectas del humor paisa, la estruc­
tura es completamente distinta. En
éste, los elementos confluyen rápida­
mente en dirección al desenlace, que
es donde estallará el absurdo o la gra­
cia. Por esta razón hay una economía Héctor Rojas
utilitaria en el relato: se cuenta sola­ Herazo,
mente aquello que resulte indispen­ exponente del humor
costeño de largos
sable para dar mayor impulso al de­ relatos, en que
senlace. Si echamos una mirada atrás se disfruta más
al chiste del paisa que se ofrece para con la descripción
acabar con las ratas en un barco, no­ las expresiones
y las peripecias.
taremos que el planteamiento de la si-
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Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

tuación se realiza en dos o tres pin­ Surrealismo:


celadas veloces. Solamente en el cua­ Cuando dio a conocer el Manifiesto
dro final hay esmero descriptivo y de- del surrealismo (1922), André Breton
tallismo: «Cogió la plata, se la guardó dijo que esta forma de expresión pre­
en el guarniel, y subió al barco. Se tendía dar salida «al funcionamiento
sentó en un banquito, encendió un ta­ real del pensamiento, en ausencia de
baco, se terció la ruana y, sacando su todo control ejercido por la razón y al
mocha de peinilla, le dijo al capitán: margen de toda preocupación estética
"Listo el hombre, mi don: váyase tra­ y moral». El concepto inicial ha ter­
yendo las ratas una por una." Esto minado por ampliarse para recoger no
obedece a que es allí donde estalla la solamente las asociaciones inconscien­
pólvora del chiste y la descripción cui­ tes y los ecos oníricos, sino escenarios
David Sánchez dadosa resulta una inversión para for­ donde la lógica natural aparece tras­
Juliao, marse mejor la idea cómica que luego tocada y el absurdo —a veces pinto­
humorista tendrá su detonante en la frase final. resco— gobierna la situación. Años
costeño, "se ha después (Tientos y diferencias, 1964),
especializado El humor, costeño, en cambio, dis­
en formas de fruta más con la descripción que con Alejo Carpentier propone un concep­
relato cuidadoso el desenlace. Son célebres, por sus lar­ to más elaborado y más adecuado a la
y extenso, donde gas historias contadas, el cartagenero nueva literatura latinoamericana, al
cada expresión
Héctor Rojas Herazo y el momposino que bautiza «lo real-maravilloso». Se
y cada pequeño trata de una «revelación privilegiada
elemento es un Miguel Facio Lince. Los auditorios
aporte al ambiente domésticos y de amigos que festejan de la realidad», de un rompimiento
cómico." los cuentos de Rojas Herazo y Facio mágico de la realidad tangible a través
Lince suelen permanecer horas escu­ de una circunstancia reveladora, cuya
chándolos. El gozo está en los detalles verosirnilitud no se afinca en la proba­
descritos, en las expresiones que se bilidad de los hechos sino en la fe de
ponen en boca de los personajes, en quienes los perciben por verosímiles.
las peripecias de la historia, no tanto Esta materia —«surrealista», «real-
en un final que depare explosiones es­ maravillosa» o como se quiera lla­
peciales de comicidad. mar— está presente en la vertiente de
Ni las exageraciones paisas ni los jue­ humor costeño. Anda por todos lados
gos de palabras tienen la importancia de en la obra reciente de García Már­
una narrativa minuciosa. quez; aparece en la de Cepeda Sa-
Es la misma que se puede encontrar mudio; influye en los cuentistas cos­
en los cuentos y novelas de García Már­ teños contemporáneos; y permea a los
quez posteriores a Los funerales de la de otros lugares del país. Los Cuentos
Mama Grande, relato que marca una de Juana, de Cepeda Samudio, son un
división entre la narrativa realista de El brillante ejemplo de este elemento del
coronel no tiene quien le escriba y el de­ humor costeño. Una señora devorada
lirio macondiano que le sigue. David por sus propios perros, las charadas de
Sánchez Juliao se ha especializado en fray Bartolomé de las Casas, los leo­
estas formas de relato cuidadoso y ex­ nes que acuden a ver una película de
tenso, donde cada expresión y pequeño la Metro, la mujer que mata con su
elemento es un aporte al ambiente có­ cerbatana a los jugadores de fútbol, la
mico. Algunos han sido publicados en historia del hombrecito de la Avena
libro; otros prensados en disco. Quáker... Todos éstos son relatos em­
De Miguel Facio Lince se han pu­ parentados con el mundo de García
blicado varios cuentos y relatos. Dos Márquez en que un cura levita cuando
de ellos —«Gamonales» y «Mi tío Al­ toma chocolate, una muchacha sube al
berto»— aparecieron en los suplemen­ cielo en alma y sábanas y un niño nace
tos literarios de El Espectador y El con cola de cerdo.
Tiempo. Colcultura publicó en 1978 su Lo interesante es observar que no se
tomo Los cuentos de Miguel Facio, trata solamente de la imaginación
que han visto tres nuevas ediciones. creativa de dos o tres autores, sino de
Capítulo 13
347

un elemento cultural que ellos recogen Portada de


de allí afuera. Con frecuencia, Cepeda "Los cuentos de
menciona cómo muchas de las ideas Juana", de Alvaro
de cuentos suyos, y aun de García Cepeda Samudio.
Márquez («El ahogado más hermoso con ilustraciones
del mundo»), flotaron primero por de Alejandro
Obregón. La primera
ahí, en conversaciones con amigos o edición se publicó
en cosas que escuchó en un bar, en un en Barranquilla,
pueblo, en un puerto. Tampoco es una en 1972;
onda de los últimos años. Desde que la reimpresión
escribía su «Jirafa», columna que pu­ es de 1980.
blicó El Heraldo de Barranquilla entre
enero de 1950 y julio de 1951, García
Márquez ya daba muestras de esta ca­
racterística de humor, también presente
en las columnas de Alvaro Cepeda en
El Nacional (iniciada en 1953).
Sexualidad:
Apenas unas pocas líneas para re­
saltar de qué manera el elemento se­
xual, prácticamente ausente del hu­
mor paisa y tratado de manera eufe-
mística en el bogotano, constituye un
tema constante y conspicuo en el cos­
teño. Bajo la influencia de la cultura
africana, que muestra por lo fálico y
sexual el regocijo que experimentan La distribución de tipos humorísti­
los paisas por lo escatológico, son fre­ cos persigue casi siempre las confor­
cuentes las alusiones a asuntos relacio­ maciones regionales, como en Colom­
nados con el tema. La dimensión, po­ bia; pero es tan rica y dinámica su co­
tencia, prestigio de los órganos sexua­ nexión con la realidad social que la
les pasan a ser datos de gran impor­ produce, que en otros países esa dis­
tancia, como lo sabe todo el que haya tribución sigue otros patrones o los in­
leído Cien años de soledad. cluye también como coordenadas al
No huye el humor costeño de la es- mismo tiempo que el humor regional.
catología (para muestra, algunos pa­ Es lo que sucede en Estados Unidos
sajes de En noviembre llega el arzo­ con los «chistes étnicos», que definen
bispo, de Héctor Rojas Herazo), pero grupos raciales o de origen nacional:
es más importante en su temática la judíos, negros, polacos, chícanos. En
sexualidad. Las referencias escatoló- sociedades de compleja estratificación
gicas —«mierda», principalmente— se agregan otros elementos que hacen
son más mencionadas a manera de aun más variada y sutil la tipificación
interjección que por su denotación del chiste. Ya no son sólo los chis­
exacta. tes regionales; ya no son sólo los
chistes étnicos; ahora son, además,
Umbrales de un cambio los chistes que implican un estrato
económico y educativo. Es así como
Cualquiera que haya vivido en otro han aparecido en los últimos lustros en
país, que conozca su literatura de hu­ Estados Unidos los chistes sobre, en­
mor o que haya recorrido con alguna tre otros, lo preppies (niños ricos que
extensión su geografía, sabrá que el estudian sus primeros años en estable­
chiste regional —y el prototipo hu­ cimientos educativos de carácter ex­
morístico regional— constituyen parte clusivo) y los yuppies (jóvenes urba­
fundamental de la cultura popular. nos profesionales).
348 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

En Colombia priva aún el vector re­ En 1982, cuando salió al aire otra
gional en el humor, aunque —como comedia de éxito, Don Chinche, las
anoté atrás y se verá más adelante con concesiones al humor regional fueron
algún detalle— empiezan a aparecer aun más obvias. En cierto sentido
ya otros parámetros sociales y econó­ Don Chinche es un pequeño parla­
micos que enriquecen el humor. mento nacional, con cuotas regionales
El humor antioqueño, matriz crea­ proporcionadas y evidentes; el prota­
dora de los tipos regionales, empezó a gonista principal es un bogotano de
formar el elenco seguramente desde el clase popular, que está rodeado de
siglo pasado. Pero con la aparición de una familia opita (su mejor amigo es
los medios de comunicación modernos huilense), una antioqueña de todo el
—radio y televisión— bastaron unos maíz, un boyacense de toda la papa,
Alicia del Carpio, pocos años para afianzarlos y conver­ un paisa urbano —lo sabemos por los
guionista, tirlos en verdaderos estereotipos. dichos y ciertas referencias tales como
directora y actriz Quien más ha contribuido a su difu­ la afición a un equipo de futbol de Me-
de la serie sión y definición ante vastos auditorios dellín—, un costeño de todo el ñame,
"Yo y tú", un caballero bogotano (el típico ca­
con personajes
ha sido sin duda Guillermo Zuluaga,
representativos «Montecristo». No por casualidad chaco venido a menos)...
de las diferentes antioqueño, «Montecristo» ha mon­ La secuencia de las comedias de te­
regiones tado desde hace años una comparsa de levisión exitosas muestra a partir de
humorísticas personajes que él mismo representa,
colombianas. 1983 una nueva evolución. Cuando
donde aparecen archicaracterizados aparece Dejémonos de vainas, sus
algunos tipos regionales (el paisa, el creadores se proponen edificarla sobre
bogotano, el pastuso, el costeño) y bases diferentes al humor geográfico y
otros extraídos de la comunidad: la se­ más bien convertir la cuestión regional
ñora, el borrachito, el niño preguntón, en tema ostensible de diálogo y un ele­
el bobo. El impacto de Zuluaga en el mento de tensión dramática. El actor
humor de radio y televisión ha sido que encarna a Ramiro —coprotago-
profundo y duradero. Algunos progra­ nista de la serie— no es escogido por
mas de chistes que se presentan o se su origen regional, aunque es costeño,
han presentado en la televisión desde sino por sus condiciones histriónicas.
hace años (Operación Jajá, Sábados Bernardo Romero Pereiro, guionista y
felices) trabajan dentro de los esque­ director de la comedia, ha dicho varias
mas que legó «Montecristo». veces que Ramiro podría haber sido
Pero no ha sido Guillermo Zuluaga antioqueño si el actor escogido lo hu­
el único responsable de la importancia biese sido, o tunjano o bugueño o bo­
de los tipos regionales en el humor gotano. El papel se acomodó después a
que transmiten los medios de comu­ quien lo encarnaba, en vez de lo con­
nicación. Yo y tú ha sido el programa trario. Pero, como habría resultado in­
de más éxito en la historia de nuestra verosímil prescindir del elemento regio­
televisión. Y desde un principio su nal en una comedia que procura reflejar
guionista, directora y protagonista, una sociedad donde ese elemento cuen­
Alicia del Carpio —española, curio­ ta mucho, la antítesis entre el interior y
samente—, incluyó en la comedia los la Costa ha estado siempre presente.
tipos regionales. En la larga y feliz his­ Ésa ha sido la única concesión regional
toria de Yo y tú ha habido bogotanos en Dejémonos de vainas.
(de clase alta y baja), antioqueños, Semejante prescindencia de la cuota
costeños, boyacenses, opitas e incluso proporcional y equitativa a las regio­
el a veces inevitable «míster». Todos nes y la deliberada renuncia a operar
ellos son evidentemente tales, incluso con los estereotipos sembrados, sus­
aunque el actor no lo sea (Pacheco, citaron en muchos comentaristas se­
que es «bogotanísimo», hacía las veces rias dudas sobre las posibilidades de
de costeño; Franky Linero, que es cos­ éxito que pudiera tener la serie en lu­
teño, era el «míster»). gares distintos a Bogotá, sede de la
Capítulo 13 349

obra. Así lo planteó, por ejemplo, un Sin embargo, me atrevo desde ahora a
colaborador de El Tiempo, Sergio pronosticar algunas tendencias:
Arango Castro (mayo 22, 1985) cuan­ Se mantendrá la importancia de los
do dijo que «para un paisano de San estereotipos de humor regional, aunque
Jacinto o de El Copey, de Maicao o ya no como elemento monopolístico de
Calamar, resulta casi incomprensible la comedia, sino como uno de muchos
el diálogo de programas como Don componentes de la misma.
Chinche o Dejémonos de vainas, y mu­ Se explorarán nuevas coordenadas
chos otros que alcanzan en Bogotá y estereotípicas diferentes a las que vie­
el interior del país una alta sintonía». ne deparando el venero de los carac­
La respuesta a estas dudas se pro­ teres regionales. En la medida en que
dujo unos meses después de iniciada la avancen la urbanización y la estratifi­
comedia y fue el público televidente el cación social en Colombia, se aban­ Personajes de la
encargado de darla. En mayo de 1985 donará el vector regional para buscar serie "Dejémonos
las encuestas del Centro Nacional de de vainas":
y definir tipos cómicos, y se buscarán Víctor Hugo
Consultoría indicaron que Dejémonos otras personificaciones de clase social, Morant, Edgar
de vainas era el programa con mayor nivel educativo, etc. Palacios, Maru
audiencia de la televisión colombiana. A tiempo que perderá importancia Yamayusa, Paula
La región donde obtuvo la más alta el estereotipo regional, la adquirirán Peña, Benjamín
sintonía (66,3 %) fue el centro-oriente Herrera,
los elementos que configuran algunas Marisol Correa,
(Boyacá, Santanderes), seguida por vertientes humorísticas regionales. En Claudia Patricia
la Costa atlántica. Fue mayor la sin­ otras palabras, existe, por ejemplo, Anderson y la bebé
tonía en la Costa (59,6 %) que en Bo­ cierta saturación con el prototipo del María Angélica
gotá (56 %). Le siguieron, en orden, bogotano aparentador e hipócrita, que Rivillas.
la Costa pacífica (49,7 %) y la defini­ le hará perder impacto comunicativo al
da como «región paisa» (Antioquia, personaje en el futuro. Pero las propie­
viejo Caldas), con 47,6 %. En todas dades del humor bogotano —juego de
estas regiones la comedia ocupó el pri­ lenguaje, reflexión existencial, surrea­
mer lugar entre las audiencias. Al mes lismo— estarán cada vez más presentes
siguiente, la sintonía en la Costa at­ en muchas obras. Lo mismo puede de­
lántica superó a la del centro-oriente cirse de las propiedades del humor cos­
y la de Bogotá, aunque esta vez la pri­ teño. Pienso que algunas propiedades
mera fue el litoral pacífico (66,8 %). del humor antioqueño (escatología, hi­
Las dos costas dominaron la sintonía pérboles, competencia), por haber sido
de Dejémonos de vainas. trajinadas más largamente, no tendrán
El significado completo de estas ci­ en el futuro la importancia que han te­
fras está aún por desentrañar. ¿Quieren nido hasta ahora.
decir que está pasando por agotamiento Existirá mayor apertura de lenguaje
la época del humor estereotípico regio­
nal en Colombia? ¿Quieren decir quizás tanto hacia neologismos (en cuya can­
que, saturado del elenco por cuotas, el tera los medios de comunicación de
público está decidido a aceptar un hu­ todos modos siempre han estado dis­
mor más universal, donde las situacio­ puestos a apertrecharse) como hacia
nes hilarantes reemplacen a la contra­ expresiones consideradas vulgares o
dicción cómica de los papeles regionales groseras. La literatura, el cine y el tea­
o a la gracia de las parlas y acentos de tro abrieron ya la puerta; la prensa ha
región? ¿Quieren decir que el elemento acabado por ingresar por ella; la radio
de humor regional sigue siendo impor­ y la televisión se encuentran tímida­
tante, pero podría explotarse más si se mente en los umbrales, pero ya empie­
le mezcla con otras formas de humor? zan a dar pasos en esa dirección.
Durante los próximos años, los nue­ Creo, en fin, que en los próximos
vos experimentos humorísticos que se años veremos algunos cambios en las
realicen en radio y televisión podrán expresiones de humor a través de los
ayudar a responder estos interrogantes. medios de comunicación de masas.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
350

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Capítulo 14 351

El deporte en Colombia
Mike Forero Nougués »Artículo 62. — La calistécnica y la
gimnasia, como parte indispensable de
un sistema completo de educación, se
unque las primeras manifesta­ enseñarán en todas las escuelas, en las
A ciones deportivas de Colombia horas destinadas a la recreación, se­
datan del siglo pasado, de manera ofi
cial lo relacionado con la educación fí­
­ las reglas sencillas y favorables al
gún
desarrollo de la salud y de las fuerzas
sica solamente se mencionó el 3 de ju­ de los niños. En las escuelas de varo­
lio de 1904, cuando el vicepresidente nes se agregarán a los ejercicios gim­
de la República José Manuel Marro- násticos, ejercicios y evoluciones mi­
quín y el ministro de Instrucción Pú­ litares, con arreglo a los métodos de
blica Antonio José Uribe dictaron el instrucción del ejército. Jorge Perry,
decreto número 491 del citado año »Artículo 63. — Cada dos semanas primer atleta
«por el cual se reglamenta la ley 39 de se destinará medio día a paseo higié­ colombiano que
1903». El párrafo 48 de dicha ley dice nico y recreativo. El institutor orga­ participó en
lo siguiente: nizará juegos gimnásticos entre los una Olimpíada,
primero en la
«Artículo 60. — La corrección en el alumnos.» maratón de
vestido y un aseo riguroso son obli­ Se empezó bien, ciertamente, pues Los Angeles, 1932,
gatorios para todos los niños. Los ins­ se partió de un principio básico: guar­ y luego en los
titutores pueden rehusar la entrada a dar una posición correcta y natural. El Juegos de Berlín,
1934.
la clase a los alumnos que no reúnan decreto no tuvo eco; sin embargo, en
estas condiciones, dando aviso por es­ las escuelas y en algunos casos más, el
crito a los padres respectivos. ejercicio se limitó a los varones y a las
»Artículo 61. — Los maestros de­ evoluciones de orden cerrado, dirigi­
ben habituar a sus discípulos a que das por ex militares.
guarden posición natural y correcta En el año de 1925, por iniciativa del
durante las lecciones. Después de representante a la Cámara Carlos Uri-
cada una de éstas es necesario que los be Echeverri, por la circunscripción
niños ejecuten algunos ejercicios gim­ electoral de Antioquia, el Congreso
násticos: flexiones y extensiones de las de Colombia aprobó la ley 80 «sobre
piernas, de los brazos, de la cabeza, educación física, plazas de deportes y
del tronco. precio de las becas nacionales».
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
352

Dicha ley creó la Comisión Nacio­ cional, origen del hoy llamado Insti­
nal de Educación Física, compuesta tuto Colombiano de la Juventud y el
por tres miembros nombrados por el Deporte (Coldeportes).
poder ejecutivo, del director general En la exposición de motivos, suscri­
de Higiene y del ministro de Instruc­ ta por el representante Carlos Uribe
ción Pública. Algunas de sus funciones Echeverri, se expresaron algunos im­
principales eran: organizar todo lo re­ portantes conceptos: «El admirable
Equipo de fútbol progreso de las ciencias biológicas ha
de La Salle, que
ferente a los concursos anuales de
se impuso por 3 a 0 atletismo, a los que eran llamados to­ colocado a la educación física —se de­
al conjunto del dos los habitantes del país, fomentar cía— entre los primeros factores de
Valle del Cauca, la construcción de plazas de deportes, progreso de los pueblos y bienestar y
durante los fundar asociaciones deportivas, rela­ felicidad de los individuos. Ha impe­
primeros Juegos rado, al menos entre nosotros, la erra­
Nacionales, cionarlas entre sí y con las extranjeras,
Bogotá, 1927. recabar de las autoridades y del sector da creencia de que los ejercicios físicos
Aparecen el privado donativos para el fomento del sólo logran acrecentar el vigor mus­
capitán Gutiérrez, deporte. cular, y por esa razón no se les ha con­
el juez Ramírez,
Dentro del entonces llamado Minis­ ferido toda la importancia que tienen
Alvarez, Escamilla
terio de Instrucción Pública, se creó en el desarrollo de las modalidades de
y, con el balón, la inteligencia y sobre ciertas faculta­
Cabrera. una sección de Educación Física Na­
des esenciales del carácter.»
Luego se añadía: «En nuestros días
[en 1925] los deportes que se cultivan
en Suecia nos han enseñado los efec­
tos extraordinarios en la regeneración
de ese país por medio de los ejercicios
científicamente dirigidos. La organi­
zación gimnástica de los alemanes ha
tenido una influencia poderosa en
todo lo que en esa raza es unidad,
fuerza, orden, disciplina. En Inglate­
rra los deportes han fijado también las
características del pueblo y así lo dice
la expresión consagrada: En los par­
tidos de fútbol, de rugby de Eton, fue­
ron desarrollados el valor y la tenaci­
dad que cambiaron en Waterloo la de­
rrota por la victoria.»
Los primeros juegos deportivos na­
cionales —entonces llamados inco­
rrectamente olímpicos— se efectuaron
en Bogotá en el año de 1927, bajo el
patrocinio del Ministerio de Instruc­
ción y Salubridad Públicas, pero en
realidad... no fueron nacionales. Se
limitaron a unos cuantos partidos
de fútbol y algunas pruebas atléticas
celebrados en el estadio del Instituto
de La Salle, que se hallaba situado en
terrenos que hoy ocupa el barrio Los
Alcázares.
A pesar del carácter local de este
evento, jugó, empero, un equipo de
fútbol del Valle del Cauca que se en­
frentó al equipo de La Salle. Este úl-
Capítulo 14 353

Primer club
deportivo de
Cúcuta, en 1913.
en el que se
practicaban
disciplinas como
el fútbol, tenis,
béisbol y
ciclismo.
Foto de Cabrales,
publicada en el
"Libro azul de
Colombia", 1918.

timo se impuso por el marcador de Las clases de gimnasia de Huber es­


3-0. Los vallunos pidieron la anulación taban inspiradas en las escuelas sueca
del encuentro alegando que «los ju­ y alemana. Su primer curso fue diri­
gadores bogotanos tenían medias de gido a un grupo multiplicador de 24
color distinto y no eran uniformes maestros, quienes asimilaron sus en­
como lo ordenaba el reglamento». La señanzas en ejercicios con aparatos, a
solicitud no fue aceptada por el comité mano libre, carreras, saltos y lanza­
organizador. mientos.
Para dirigir esos juegos informales, el Los primeros y verdaderos juegos
Gobierno Nacional nombró al capitán nacionales, denominados olímpicos,
Plinio Pessina, miembro de la misión se disputaron en 1928 en Cali, ciudad
militar suiza, también contratada para designada sede por medio del decreto
adiestrar al ejército colombiano. Su de­ número 560 de 1928, entre el 25 de no­
signación como director del evento fue viembre y el 10 de diciembre.
firmada por el presidente de la Repú­ El programa fue el siguiente:
blica de entonces doctor Miguel Abadía a) Concursos colectivos de las es­
Méndez y por su ministro de Instruc­ cuelas de Cali;
ción Pública don Silvino Rodríguez. El b) Concursos colectivos de los co­
presupuesto de estos juegos fue de cin­ legios de segunda enseñanza;
co mil pesos oro. c) Concursos colectivos e indivi­
También en 1927 fue contratado el duales generales para particulares.
profesor Hans Huber, de la Misión Como director general fue designa­
Pedagógica Alemana, para dictar cla­ do igualmente el señor Hans Huber.
ses de gimnasia en Bogotá. El señor Los participantes en este evento,
Huber empezó sus clases en el Insti­ que interesó febrilmente a todo el
tuto de La Salle, Escuela Nacional de país, fueron los siguientes:
Comercio y en el Gimnasio Moderno, Fútbol, categoría particulares, Cú-
que fundó y regentó durante muchos cuta Sport Club, de Cúcuta; Magda­
años el célebre pedagogo don Agustín lena Club, de Santa Marta; Facultad
Nieto Caballero, quien implantó en de Medicina, de Bogotá; Técnico-
Colombia los sistemas más modernos Bogotá, de Bogotá; Club Atlántico,
de educación integral. de Barranquilla; Club Unión Depor-
Nueva Historia de Colombia Vol. VI
354

tiva, de Bucaramanga; Club Mede- Los juegos fueron dominados por el


llín, de Medellín; Cali A y Cali B, Valle, que fue declarado primer cam­
ambos de Cali. Categoría «colegios»: peón. Este departamento, cuya capital
Escuela Normal, de Santa Mar­ es conocida desde entonces como la
ta; Escuela Normal, de Tunja; Técni- «capital deportiva de Colombia»
co-Junior del Instituto Técnico, de mantuvo su supremacía a todo lo largó
Bogotá; Escuela de Artes y Oficios, de los Juegos Nacionales hasta los de
de Manizales; Instituto Universitario, Neiva, en 1980, en donde Antioquia
de Manizales, y Normales, de Cali. tomó la vanguardia, confirmando sus
Tenis, categoría «colegios»: Escuela progresos en Villavicencio en 1985.
Normal, de Tunja, y Gimnasio Mo­ Han sido sede de los Juegos Depor­
derno, de Bogotá. tivos Nacionales —algunas veces lla­
Básquetbol, categoría «colegios»: mados olímpicos y otras atléticos— las
La Salle, de Bogotá; Escuela de Artes siguientes ciudades colombianas:
y Oficios, de Manizales; 2 de Tunja, 4
de Cali y 1 de Bogotá.
Salto con garrocha: 20 deportistas Juegos Nacionales
de Bogotá, Manizales y Regimiento Cali 1928
Ayacucho, de Manizales. Medellín 1932
Salto alto: 50 atletas de Bogotá, Barranquilla 1935
Manizales y otros no identificados. 1936
Manizales
Lanzamiento del venablo (jabali­ Bucaramanga 1941
na): 12 concursantes, 7 de Bogotá y 5 Santa Marta 1950
de Cali. Cali 1954
La señora Urquatt, Lanzamiento de la bola (bala): 24 Cartagena 1958
esposa del cónsul concursantes. 7 de Bogotá, 3 de Bu- Ibagué 1970
del Reino Unido caramanga y 9 del Regimiento Aya-
hace entrega de la
cucho, de Manizales, y 5 de Cali. Pereira 1974
copa Strong de polo Neiva 1980
a los ganadores Béisbol: 4 equipos del Liceo Cele­ Villavicencio 1985
De la Torre, dón, de Santa Marta, Instituto La Sa­ Armenia 1988
Valenzuela, lle, de Bogotá, y Cali A y Cali B, de
Santamaría Cali.
y Samper,
en el campo de Otras pruebas atléticas: obstáculos, Aun cuando después de los prime­
La Magdalena, 5.000 metros, 100 metros, lanzamien­ ros juegos el ritmo de entusiasmo no
Bogotá, marzo, 1919. to del disco. contó con el fervor de los años 1927­
1928, algunos deportes se organizaron
con sus propias directivas gracias a la
iniciativa privada. El fútbol, el golf, el
béisbol, el polo y el baloncesto tuvie­
ron confrontaciones que despertaban,
ocasionalmente, mucho interés.
En 1929 llegaron los primeros equi­
pos extranjeros de fútbol, procedentes
del Perú. El Chancay, el Círculo Spor­
tivo Italiano y el Association fueron
los precursores y los que empezaron a
medir el valor técnico de los equipos
que se habían formado en Bogotá,
Medellín, Cali, Barranquilla, Bucara-
manga y Cúcuta.
En Cali debutó el Chancay frente al
Europa ganando por marcador de 3-0;
en Bogotá se impuso al Medicina por
1-0 y en Medellín al Medellín por 4-1.
Capítulo 14 355

Un inmigrante alemán, don Roberto


Kowell, fue el árbitro obligado, pues
estaba considerado como un experto.
El diario El Espectador organizó la
primera prueba de ciclismo, de alien­
to, entre Bogotá-Tunja-Bogotá y el
periódico El Tiempo una prueba de
velocidad, sobre una distancia de
4.000 metros, entre Bogotá y el barrio
de Chapinero.
El automovilismo hizo, por ese año
de 1929, sus primeros ensayos y anun­
ció una carrera entre Bogotá-Capita-
nejo-Bogotá que finalmente sólo se
hizo hasta Soatá, en el departamento
de Boyacá. El motociclismo auspició
una carrera entre Bogotá y Usaquén,
actualmente un municipio anexado al
Distrito Especial.
El Polo Club de Bogotá fomentó pital de la República y quien se man­ Rafael Tanco,
este deporte en firme y el Country tuvo, por varios años, invicto hasta ídolo del boxeo
Club se dedicó al golf. El Magdalena que terminó su carrera frente al chi­ en Bogotá
Sport Club, el América y el Tequen- leno Carabantes quien, en una pelea durante
los años 20.
dama, propendieron por el desarrollo celebrada en el Circo de Toros de San­
del tenis. tamaría, lo puso fuera de combate.
El boxeo tuvo un ídolo en Bogotá Pero Tanco fue uno de los precurso­
en la persona de Rafael Tanco, miem­ res, junto con Rafael Plata Z., del bo­
bro de una linajuda familia de la ca- xeo nacional.

La gran plaza de
San Diego durante
la pelea
Tanco-Vásquez,
abril de 1922.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
356

El fútbol, triunfos y derrotas


¿Cuándo comenzó el fútbol en Colom­
bia? Su cuna se meció en Barranqui-
lla, pero también tuvo mucho que ver
con este nacimiento, la ciudad de Pasto
al sur, en donde se formaron equipos
que se medían con los del Ecuador.
En Santa Marta, donde fondeaban
buques ingleses, se hicieron los pri­
meros ensayos. Los marineros salían
de farra a la ciudad y concertaban par­
tidos que despertaron un notorio in­
terés popular. Sin embargo, el fútbol
organizado nació, sin duda alguna, en
Barranquilla. Allí fue fundado por
miembros de la alta sociedad el Ba-
rranquilla Fútbol Club, que hizo sus
primeras prácticas en el campo deno­
minado de La Esmeralda, propiedad
de José Francisco Insignares. Después
de los partidos, estos precursores re­
gresaban al Club Social, vestidos con
sus uniformes de práctica, exponién­
dose —como realmente sucedió algu­
nas veces— a que la policía los pusiera
a la sombra alegando que su presencia
en tales condiciones atentaba contra
las buenas costumbres.

Equipo de fútbol
7 de Agosto,
de Pasto, en 1924.
Aunque el primer
onceno se fundó
en Barranquilla,
en Nariño se
formaron muy
pronto grupos
que competían
con los del
Ecuador.

Primer "team"
del Club Deportivo
Santa Marta,
en enero de 1918.
Capítulo 14 357

Primer equipo de
fútbol organizado
en Bogotá, por
el Polo Club.
Entre los
competidores
figuraron- Jaime
Uribe de Brigard,
Pepe Obregón,
Carlos Dávila,
Bernardo Vargas,
Ulpiano Valenzuela
y Camilo Sáenz.
Foto de
"El Gráfico", 1910.

En Bogotá, paradójicamente, un Lima y luego por mar de El Callao,


club de polo fue el primer impulsador puerto peruano, hasta Viña del Mar,
del fútbol. Jaime Uribe de Brigard, y luego por tren a la capital chilena.
Pepe Obregón, Carlos Dávila, Ber­ En 1947, sonaron los primeros cla­
nardo Vargas, Ulpiano Valenzuela, rines del fútbol profesional; Millona­
Camilo Sáenz, entre otros, por allá rios, con el nombre de Deportivo Mu­
1910 formaron equipos de fútbol. nicipal, hacía sus primeras armas; el
La Asociación Colombiana de Fút­ Santa Fe hacía otro tanto, el América
bol (hoy Federación), cuyo primer de Cali funcionaba como equipo del El América en 1931:
presidente fue Eduardo Silva Illera, Valle y el Cali A hacía esporádicas Luis E. Cárdenas,
presentaciones. Bogotá invitó al con­ Alejandro Cuevas,
fue apenas reconocida por el Gobier­ Alfonso Umaña,
no en 1936. La entidad tuvo su sede notado club uruguayo River Píate Tomás González,
en Barranquilla y con el correr de los para jugar unos partidos con los equi­ Celino Torres.
años se asentó en Bogotá. Una vez ofi­
cializada, la Asociación se afilió a la
Federación Internacional de Fútbol,
FIFA.
En Aguadas, Caldas, se radicó el
europeo don Oscar Stemberg, quien
tras formar unos equipos desafió a
Manizales para un encuentro. El tras­
lado se hizo a lomo de mula, pero ése
fue el comienzo de una afición que en
el viejo Caldas llegó a tener gran auge.
En 1945, contra viento y marea y a
causa de conflictos regionales que se
disputaban la sede del fútbol colom­
biano, viajó por primera vez a un cam­
peonato suramericano, en Santiago de
Chile, un seleccionado nacional. El
traslado se hizo por tierra entre Cali y
358 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

pos bogotanos y con el América de Mauro Mórtela, por Millonarios de


Cali. Este equipo, a su vez, inició giras Bogotá; Gonzalo Rueda Caro, por
por el Ecuador. Un barranquillero, Santa Fe de Bogotá; Manuel Usano,
Humberto Salcedo Fernández, quien por Universidad de Bogotá; Federiko
asesoraba al América de Cali, empezó Kahn, por el Medellín; Jorge Osorio
a hablar de la constitución de una Di­ Cadavid, por el Atlético Municipal, de
visión Mayor de Fútbol y de la crea­ Medellín; Arturo Torres, por el Hu­
ción de equipos profesionales. Alfon­ racán, de Medellín; José María Bur­
so Sénior Quevedo, también barran- gos «El Cura», por el Victoria, de Me-
quillero, pero radicado en Bogotá, ha­ dellín; Oscar Hoyos Botero, por el
bía contribuido, junto con don Ma­ Deportes Caldas, de Manizales; An­
nuel Briceño y el ecuatoriano don tonio Muñoz, por el Once Deportivo,
Mauro Mórtela, a crear y fortalecer el de Manizales; Carlos Laffourie Ron-
Club de Los Millonarios. callo, por el Atlético Junior, de Ba-
Santa Fe, con la orientación de rranquilla; Armando Bohórquez y Li-
Gonzalo Rueda Caro y la asesoría del bardo Rivera, por el Deportivo Cali,
técnico inglés Jack Greenwell, hacía y Humberto Fernández, por el Amé­
furor con sus presentaciones en el vie­ rica, de Cali.
jo estadio de El Campín. A pesar de los obstáculos que opo­
El 26 de junio de 1948, en la ciudad nía la Asociación Colombiana de Fút­
de Barranquilla, quedó formalizada la bol, se constituyó el primer consejo de
fundación de la División Mayor del la Dimayor, el cual quedó constituido
Fútbol Colombiano, bajo la presiden­ así:
cia de Alfonso Sénior y la secretaría Presidente, Humberto Salcedo Fer­
general de Humberto Salcedo Fernán­ nández; vicepresidente 1.°, Ernesto
dez, «Salcefer». A la reunión preli­ Álvarez Correa; vicepresidente 2.°,
minar asistieron: Alfonso Sénior y Oscar Hoyos Botero; tesorero, Jorge

Santa Fe
en 1950: Pineda,
Rial, Luis López,
Fernández y Mitten;
Arnaldo, en el
centro; y atrás,
Zumudio, Delli,
Martínez, Moyano,
Bernao, Chamorro,
Venegas, Peruca.
Estadio de la
Ciudad Universitaria
de Bogotá.
Capítulo 14 359

Osorio Cadavid; fiscal, Alfonso Sé­ La implantación del fútbol profesio­


nior Quevedo. La nueva entidad fijó nal en Colombia creó situaciones de
su sede en Bogotá. conflicto entre los empresarios de esta
Los campeonatos profesionales, en­ modalidad y los directivos de la Aso­
tre 1948 y 1987, fueron ganados por ciación Colombiana de Fútbol y esti­
los siguientes equipos: muló celos de popularidad y prestigio.
El éxito del primer campeonato, en
1948, puso en guardia a la Asociación,
Campeón Subcampeón a pesar de que el espectáculo dejaba
Año buenos ingresos a la entidad por con­
cepto de los porcentajes que cobraba.
1948 Santa Fe Junior Ya desde los años precedentes, sin
1949 Millonarios Cali organización profesional, los equipos
1950 Dep. Caldas Millonarios que hasta entonces se limitaban a par­
1951 Millonarios Boca Juniors tidos amistosos entre sí y con algunos
1952 Millonarios Boca Juniors cuadros argentinos, peruanos y costa­
1953 Millonarios Quindío rricenses, habían propiciado el llama­
1954 Nacional Quindío do fútbol «marrón», es decir, un pro­
1955 Medellín Nacional fesionalismo disfrazado de amateuris-
1956 Quindío Millonarios mo. Los jugadores se pagaban por de­
1957 Medellín Tolima bajo de la mesa.
1958 Santa Fe Millonarios El impulso del primer torneo pro­
1959 Millonarios Medellín fesional —que se jugaba en seis ciu­
1960 Santa Fe América dades— contó con la cooperación de
1961 Millonarios Medellín la empresa de aviación nacional que
1962 Millonarios Cali transportaba los equipos de un lado a Millonarios
1963 Millonarios Santa Fe otro, sin tropiezos. en 1950: Aguilera,
Las entradas se vendían casi en su Mosquera,
1964 Millonarios Cúcuta Di Stefano,
1965 Cali Nacional totalidad y la prosperidad económica Pedernera, Castillo,
1966 Santa Fe Medellín le dio a la Dimayor más poder que a Cobo Zuluaga,
1967 Cali Millonarios la Asociación del Fútbol. No tardó en Cabillón, Lires
1968 U. Magdalena Cali despertarse la disputa por el manejo López; atrás:

1969 Cali América de este deporte. Pini, Ochoa, Aves,


Cozzi, Soria,
1970 Cali Junior Los equipos intensificaron la con­ Rossi, Aldabe,
1971 Santa Fe Nacional tratación de jugadores y técnicos ex­ García, Danilo
1972 Cali tranjeros. Millonarios trajo de Argen­ y el masajista
Millonarios tina al profesor Carlos «Cacho» Al- Malaver.
1973 Nacional Millonarios
1974 Cali Nacional
1975 Santa Fe Millonarios
1976 Nacional Cali
1977 Junior Cali
1978 Millonarios Cali
1979 América Santa Fe
1980 Junior Cali
1981 Nacional Tolima
1982 América Tolima
1983 América Junior
1984 América Millonarios
1985 América Cali
1986 América Cali
1987 Millonarios América
1988 Millonarios Nacional
360 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

dabe para que dirigiera el equipo. Con


visión de profeta, Aldabe aconsejó la
traída de los valores más importantes
del fútbol argentino, lo cual se vio fa­
vorecido por el descontento de los ju­
gadores de Argentina, quienes, frus­
trados por la mala paga, vieron en Co­
lombia una mina de oro para satisfacer
sus aspiraciones.
Las transacciones —según el regla­
mento de la FIFA— debían hacerse de
federación a federación y pagando al­
tas sumas de dinero por el pase. Sin
embargo, los huelguistas del fútbol ar­
gentino aceptaron ser contratados di­
rectamente, lo que significaba para
ellos una ventaja y también para los
equipos colombianos, que evitaban el
pago de derechos internacionalmente
convenidos.
Así se inició el éxodo de jugadores
no ya sólo de Argentina sino de Brasil,
Paraguay, Perú, Hungría, Inglaterra,
Yugoslavia y, en fin, de todos aquellos
países en donde el fútbol se encontra­
ba más desarrollado.
Carlos «Cacho» Aldabe concibió la
idea de contratar a Adolfo Pedernera,
el jugador de mayor personalidad de
la Argentina y hombre de gran ascen­
dencia entre sus colegas. Se vinculó a
Millonarios en 1949 y orientó la con-

Rossi, Pedernera
y Contreras:
tres grandes
figuras de la
época dorada
del fútbol
colombiano.

El Cali
en 1931: Luis A.
Rojas, Fernando
Rengifo, Marco T.
Villalobos,
A. Escobar,
Isidro Díaz.
Capítulo 14 361

tratación de otros jugadores, con lo gar en la Argentina, en donde el cé­


cual quedó abierto el boquete de lo lebre periodista Borocotó lo bautizó
que se denominó el «fútbol pirata» de como el «Caimán de Boedo».
Colombia. En 1957, el «Caimán» fue arquero
Adolfo Pedernera, nacido en 1918 de la selección de Colombia que en
en Buenos Aires, fue un genio del fút­ Lima y en el desarrollo de un campeo­
bol que se inició en las divisiones in­ nato suramericano, venció a Uruguay
feriores del Club Huracán y luego, en por 1-0, disfrutando entonces del más
1933, pasó al famoso River Plate lla­ impresionante y emocionante apoyo
mado también Los Millonarios, de Ar­ del público peruano. El único tanto
gentina. Este apelativo fue el que del partido fue anotado por otra ce­
tomó luego el equipo Los Millonarios lebridad colombiana, Carlos Arango,
de Bogotá, como simple apodo del de Santa Marta. El «Caimán» también
Municipal, pero en vista de la popu­ fue protagonista del inesperado y glo­
laridad de ese nombre se adoptó ofi­ Caimán Sánchez,
rioso empate de Colombia frente a la Cobo Zuluaga
cialmente. El bautizo fue del periodis­ Unión Soviética, durante las finales y Maravilla Gamboa.
ta Luis Camacho Montoya del diario
El Tiempo de Bogotá.
Pedernera formó parte de la «ma-
quinita» de River Plate al lado de Mu­
ñoz, Moreno, Labruna y Lostau. Hizo
parte de la selección de Argentina,
hasta que en 1949 llegó a Bogotá para
enrolarse al equipo bogotano.
Años después y tras haberse des­
pedido de Millonarios, en un partido
que este equipo disputó con el Vasco
da Gama del Brasil, pasó al América
de Cali. Pedernera fue la figura cen­
tral de la época de El Dorado.
El Deportivo Cali contrató por esa
época al célebre jugador peruano Va­
leriano López, centro delantero y au­
tor de cientos de goles que anotaba
gracias a su estatura y buena cabeza.
Fue el símbolo de la escuela peruana
de entonces y tuvo en Cali la más cor­
dial y entusiasta acogida. Formó parte
de la selección del Perú.
Otra de las figuras prominentes fue
el brasileño Heleno de Freitas, colosal
jugador que enriqueció el fútbol co­
lombiano y que era considerado como
uno de los delanteros más sobresalien­
tes del mundo. En Colombia defendió
los colores del Atlético Junior de Ba-
rranquilla.
Los colombianos tenían pocas opor­
tunidades por aquellos tiempos, pero
la figura más sobresaliente fue Efraín
«Caimán» Sánchez, arquero barran-
quillero, quien se inició con el Junior
Pero luego prestó sus servicios al De­
portivo Cali y al América. Pasó a ju­
362 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Gabriel Ochoa Uribe,


portero de
Millonarios
y del América de
Río de Janeiro,
donde hizo sus
estudios de
medicina.
Hoy, afamado
director técnico,
es el hombre que
ha ganado más
campeonatos
en el fútbol
nacional.

del campeonato mundial de fútbol de narios, en donde actuó, como tal, so­
Chile. Los dos equipos dividieron ho­ litariamente. También jugó con Santa
nores a 4 tantos por bando en la nor­ Fe y Atlético Nacional de Medellín.
teña ciudad chilena de Arica. En el mundial de Chile actuó como ca­
Efraín Sánchez se dedicó por último pitán de la selección de Colombia,
a la dirección técnica y tuvo la fortuna siempre en su puesto de marcador de
de clasificarse subcampeón de la Copa punta. Actualmente es escuchado
América en el año de 1975, tras perder como comentarista de fútbol en la ciu­
la final disputada en Caracas frente a dad de Medellín.
la selección del Perú. De esta época de El Dorado tam­
Millonarios trajo, también en 1949, bién surgió el conocido técnico Ga­
a Alfredo Di Stéfano, quien, atraído briel Ochoa Uribe, antioqueño, y
por El Dorado de Colombia, no vaciló quien, a la par de su afición deportiva,
en trasladarse a Bogotá. Nacido en siguió estudios de medicina. En Millo­
1926 en Buenos Aires, hizo parte de narios jugó como portero, suplente
la célebre «maquinita» del River Píate del célebre argentino Julio Cozzi, con­
de Buenos Aires. Era tan veloz que siderado como uno de los más nota­
mereció el apodo de «Saeta Rubia». bles arqueros del continente. Ochoa
Posteriormente pasó al famoso equipo Uribe tuvo actuaciones muy notables;
español Real Madrid, en donde hizo paró tiros penalty y en Río de Janeiro
una de las carreras futbolísticas más se distinguió como magnífico guarda-
brillantes del mundo. Algunos lo han palos hasta el punto que lo contrató el
considerado, junto con Pelé, como America de Río de Janeiro, en donde
uno de los más virtuosos atacantes a además continuó sus estudios de me­
nivel mundial. dicina. Ochoa Uribe tuvo sus mayores
Francisco «Cobo» Zuluaga, antio- éxitos como técnico y es el hombre
queño, fue uno de los grandes baluar­ que ha ganado más campeonatos en la
tes del fútbol colombiano, y en ocasio­ historia del fútbol nacional. Dirigió la
nes único jugador nacional de Millo­ selección de Colombia. Aunque muy
363

controvertido, Gabriel Ochoa Uribe presentación del Bucaramanga, en ca­


ha hecho escuela en Colombia distin­ lidad de empresario, según negocia­
guiéndose por su disciplina, rigor y efi­ ción que se hizo con los señores Marco
cacia. Alzate Avendaño y Hoyos Robledo,
Jorge Orth, de Hungría, no sólo fue propietarios del equipo de la U.
destacado jugador de su país habiendo El Huracán y el Boca Juniors, de
formado parte de la selección de su Medellín y Cali respectivamente, de­
patria sino que, dedicado a la direc­ jaron de existir. En la actualidad, los
ción técnica, actuó como entrenador equipos que militan en la división pro­
de la selección de Chile en 1930 para fesional son 15: Millonarios, Santa Fe,
el primer campeonato mundial de fút­ Deportivo Cali, América, Cúcuta, At­
bol en Uruguay. Contratado por el de­ lético Bucaramanga, Deportivo Inde­
partamento del Valle, hizo escuela, y pendiente Medellín, Atlético Nacio­
por cierto que entre sus discípulos fi­ nal, Tolima, Quindío, Unión Magda­
guran muchos que le dieron brillo al lena, Deportivo Pereira, Cristal Cal­
fútbol colombiano. Entre otros se re­ das, Atlético Junior y Sporting.
cuerda a Delio «Maravilla» Gamboa, Problemas de carácter financiero les
Marino Klinger, Daguía, Sinisterra, hicieron dar a los equipos muchas Atlético
Bucaramanga,
«Tabaco» Escobar, Abadía, Cóndor vueltas. El Bucaramanga se convirtió antes Oro Negro,
Valencia y muchos más. en el Oro Negro y pasó a representar en 1950:
En el desarrollo del fútbol profesio­ a Barrancabermeja, donde fijó su Córdoba,
nal, unos equipos sucumbían y otros sede; luego se trasladó a Cartagena D'Ambrosio, Ortiz,
surgían. El Universidad, que era el bajo el nombre de Real Cartagena. Su Cardozo, Rubio,
Peluffo, Fraccione,
tercer equipo de Bogotá, cedió su fi­ dirigente José Luis Mendoza Cárde­ Bustamante,
cha al Atlético Bucaramanga. El mis­ nas parecía un gitano, buscándole re­ Bernasconi,
mo Adolfo Pedernera intervino en re­ cursos económicos al equipo que, fi- entre otros.
364 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

nalmente, regresó a su sede original, Echagüe; Villalba y Achúcarro; Agüe­


donde permanece no sin haber parti­ ro, E. Jara, Ángel Jara, Aguilera y
cipado de El Dorado, con jugadores Benítez.
de la talla de Gambina, Pesarini, Ber- Goles: Gutiérrez (minuto 10) y Díaz
nasconi, Peluffo, Asciolo y Fraccione. (89). Ángel Jara (30 y 88) y Echeverri
Un movimiento en favor del crio­ (autogol, 67).
llismo se desarrolló en Bogotá y en
todo el país, gracias a los periodistas 30 de junio, Montevideo.
que empezaron a ver la necesidad de Uruguay 1 - Colombia 0
tener fútbol propio. Los jugadores na­ Uruguay: Taibo; Correa, Martínez y
cionales eran entonces llamados «Los González; Goncalvez y Miramontes;
Galeotes» y su inclusión en los equi­ Borges, Ambrois, Míguez, H. Rodrí­
pos fue aumentando paulatinamente, guez y Roque.
aunque algunos creen que no en el nú­ Colombia: Sánchez; Zuluaga, Her­
mero más adecuado a las necesidades. nando Caicedo e Ignacio Calle; Díaz
Sea de ello lo que fuere, Colombia y Silva; Carrillo, Coll, Arango, Gutié­
tuvo notabilidades de Argentina, Bra­ rrez y Delio Gamboa.
sil y Perú; de Yugoslavia, Hungría e Gol: Míguez (de penal, minuto 89).
Inglaterra. Se habían roto todos los
moldes, pero se descuidó el fútbol au­ 7 de julio, Asunción
ténticamente nacional. Paraguay 3 - Colombia 0
Colombia ha participado en com­ Paraguay: Casco; Lezcano, Arévalo y
peticiones de Copa del Mundo, pero Echagüe; Villalba y Achúcarro; Agüe­
hasta ahora solamente una vez ha lle­ ro, E. Jara, A. Jara, Aguilera y Be-
gado a las finales, en 1960 en Chile. El nítez.
historial de su intervención en este Colombia: Sánchez; Echeverri, Cai-
torneo, eliminatorias y finales, es el si­ cedo y Calle; Díaz y Silva; Carrillo,
guiente: Arango, Gamboa, Gutiérrez y Valerio
Delatour.
1957 (para Suecia, 1958) Goles: Enrique Jara (minutos 11 y 77)
16 de junio, Bogotá y Juan Agüero (27).
Colombia 1 - Uruguay 1
Colombia: Efraín Sánchez; Luis Ru­ 1961 (para Chile, 1962)
bio, Francisco Zuluaga y Hernando 30 de abril, Bogotá
Moyano; Ricardo Díaz y Jaime Silva; Colombia 1 - Perú 0
Alejandro Carrillo, Marcos Coll, Car­ Colombia: Sánchez; Zuluaga, Hernán
los Arango, Jaime Gutiérrez y Héctor Echeverri, Calle y Rolando Serrano;
García. Silva e Ignacio Pérez; Germán Ace­
Director técnico: Orlando Orlandini, ros, Eusebio Escobar, Delio Gamboa
argentino. y Héctor González.
Uruguay: Taibo; Correa, Martínez y Director técnico: Adolfo Pedernera,
González; Goncalvez y Miramontes; argentino.
Borges, Pipo Rodríguez, Héctor Ro­ Perú: Felandro; Fléming, Fernández,
dríguez, Ambrois y Campero. Cruzado y De la Vega; Calderón y
Goles: Arango (minuto 15) y Ambrois Drago; Moltalvo, Uribe, Carrasco y
(minuto 51). Huapayá.
Gol: Eusebio Escobar (minuto 27).
20 de junio, Bogotá
Colombia 2 - Paraguay 3 7 de mayo, Lima
Colombia: Sánchez; Hernán Eche- Perú 1 - Colombia 1
verry, Rubio y Moyano; Díaz y Silva; Perú: Cárpena; Calenzani, Fernán­
Carrillo, Coll, Arango, Gutiérrez y dez, Cruzado y De la Vega; Calderón
García. y Flórez; Montalvo, Uribe, Márquez y
Paraguay: Casco; Arévalo, Lezcano y Delgado.
Capítulo 14 365

Colombia: Sánchez; Calle, Aníbal Al­ 3 de junio, Arica El portero ruso


zate, Hernán Echeverri y Serrano; Sil­ Colombia 4 - Unión Soviética 4 Yashine, "La araña
va y Pérez; Aceros, Escobar, Gamboa Colombia: Sánchez; H. Echeverri, Al­ negra", increpa
a los colombianos
y González. zate, López y González; Serrano y después de sufrir
Goles: De la Vega, de penal (minuto Coll; Aceros, Rada, Klinger y Héctor el primer gol
3) y González (69). Serrano falló un González. en Arica, Chile,
penal en el minuto 85. URSS: Yashin; Cokheli, Ostrovsky, el 3 de junio
Nota: Colombia obtuvo así su primera Voroin y Maslenkin; Netto y Chislen- de 1962,
en partido que
y única clasificación hasta el momen­ ko; Ivanov, Ponedelnik, Kanevski y se empató en un
to, para las finales de la Copa del Meshki. memorable 4 a 4.
Mundo, con un total de 3 puntos. Goles: Aceros (minuto 22), Coll (68),
Rada (72) y Klinger (76). Ivanov (9),
Finales Chile, 1960 Chislenko (11) y Ponedelnik (13 y 57).
30 de mayo, Arica
Colombia 1 - Uruguay 2 7 de junio, Arica
Colombia: Sánchez; Héctor Echeve- Colombia 0 - Yugoslavia 5
rri, Oscar López, Zuluaga y Jaime Colombia: Sánchez; H. Echeverri, Al­
González; Silva y Coll (Luis Paz); zate, López y J. González; Serrano y
Aceros, Klinger (Pérez), Gamboa y Coll; Aceros, Rada, Klinger y Héctor
Jairo Arias (Carlos Aponte). González.
Uruguay: Sosa; Emilio Álvarez, Tro­ Yugoslavia: Suskic; Durkovic, Jusufi,
che, Méndez y Elíseo Álvarez; Gon- Radakovic y Markovic; Popovic y An-
calvez y Sassia; Cubillas, Rocha, Lan- kovic; Jercovic, Galic, Sekularac y
gón y Pérez. Melic.
Goles: Zuluaga, penal (minuto 18). Goles: Jerkovic (minutos 20, 25 y 88),
Cubillas (57) y Sassia (84). Galic (62) y Melic (83).
366 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

1965 (para Inglaterra, 1966) Goles: Antonio Rada (minuto 70, de


20 de julio, Barranquilla penal, y 72).
Colombia 0 - Ecuador 1 Nota: El fútbol colombiano estaba di­
Colombia: Calixto Avena; Hermene­ vidido entre Adefútbol, que tenía el
gildo Segrera, Carlos Peña, Walberto reconocimiento de la FIFA, y la Fe-
Peña y José A. Vargas; Joaquín Pardo debol, entidad que manejaba el ren­
y Miguel Pérez; Henry Toscano, Jairo tado.
Aguirre, Oswaldo Moreno y Emiliano
Gómez. 1969 (para México, 1970)
Director técnico: Antonio Julio de la 27 de julio, Bogotá
Hoz, colombiano. Colombia 3 - Venezuela 0
Ecuador: Ansaldo; Quijano, Lecaro, Colombia: Luis Largacha; Arturo Se-
Macías y Bustamante; Cañarte y Cruz; govia, Segrera, Oscar López y Gabriel
Muñoz, Bolaños, Raymondi y Larrea. Hernández; Francisco García y Mario
Gol: Washington Muñoz (minuto 17). Agudelo; Jorge González, Alejandro
Brand, Jorge Gallego y Norman Ortiz
25 de julio, Guayaquil (Germán González).
Ecuador 2 - Colombia 0 Director técnico: Francisco Zuluaga,
Ecuador: Ansaldo; Quijano, Lecaro, colombiano.
Macías y Bustamante; Gómez y Zam- Venezuela: Colmenares (Fassano);
brano; Muñoz, Bolaños, Raymondi y Chicho, Sánchez, Freddy y David;
Larrea. Antonio y Pedrito; Tortolero (Rafa),
Colombia: Avena; Vargas, Teobaldo Iriarte, Mendoza y Nitti.
Torres, Segrera y Maya; Pérez y Par­ Goles: Jorge González (minutos 34 y
do; Toscano, Antonio Rada, Moreno 56) y Hermenegildo Segrera (76, de
y Pedro Brugés. penal).
Goles: Raymondi (minutos 55 y 75).
2 de agosto, Caracas
Venezuela 1 - Colombia 1
1 de agosto, Santiago Venezuela: Fassano; David, Freddy,
Chile 7 - Colombia 2 Sánchez y Chicho; Pedrito y Antonio;
Chile: Nietzche; Valentini, Donoso, Rafa, Mendoza, Iriarte y Nitti.
González y Contreras; Hodge y Mén­ Colombia: Largacha; Segovia, Segre-
dez; Prieto, Campos, Foilloux y Sán­ ra, López y Hernández; García y Agu-
chez. delo; González, Gallego (Nicolás Lo-
Colombia: Armando Pérez; Carlos batón), Brand (Javier Tamayo) y Nor­
Valderrama, Maya, Teobaldo Torres man Ortiz.
y Peña; Segrera y Pardo; Toscano, A. Goles: Mendoza (minuto 10) y Ta-
Tovar, Moreno y Brugés. mayo (61).
Goles: Sánchez (minuto 6), Méndez (7 Expulsado: Jorge González (minu­
y 69), Foilloux (26 y 64), Campos (42)
y Prieto (58). Hermenegildo Segrera to 43).
(82 y 89).
Expulsado: Joaquín Pardo, Colombia. 6 de abril, Bogotá
Colombia 0 - Brasil 2
Colombia: Largacha; Segovia, Segre-
7 de agosto, Barranquilla ra, López y Fernando «Bombillo»
Colombia 2 - Chile 0 Castro; Joaquín Sánchez, García y
Colombia: Avena; Maya, Vargas, To­ Agudelo; Tamayo, Gallego (Gustavo
rres y Segrera; Pérez y Pardo; Tosca- Santa) y Norman Ortiz (Brand).
no, Rada, Moreno y Olinto Fonseca. Brasil: Félix; Carlos Alberto, Djalma
Chile: Nietzche; Valentín, Dono­ Días, Joel y Rildo; Piazza y Gerson;
so, González y Contreras; Hodge y Jairzinho (Paulo César), Tostao, Pele
Méndez; Prieto, Landa, Foilloux y Edú.
y Sánchez. Goles: Tostao (minutos 38 y 44).
Captado 14 367

10 de agosto, Bogotá Director técnico: Todor Veselinovic.


Colombia 0 - Paraguay 1 Ecuador: Méndez; Peláez, Portilla,
Colombia: Largacha; Segovia, Segre- Noriega y Ortiz; Cabezas (W. Mu­
ra, López (Pedro Vásquez) y «Bom­ ñoz), Bolaños y Camacho (Polo Ca­
billo» Castro; Agudelo y García; San­ rrera); Lasso, Estupiñán y Marcos
ta, Gallego, Brand y Norman Ortiz Guime.
(Gabriel Hernández). Goles: Willington Ortiz (minuto 44) y
Paraguay: Aguilera; Bobadilla, Moli- Hermenegildo Segrera (72, autogol).
nas, S. Rojas y Mendoza; Sosa y P. "Fútbol",
Rojas; Martínez, Ocampos, Valdés 24 de junio, Bogotá caricatura
(Escobar) y Jiménez (Saturnino Colombia 0 - Uruguay 0 de Ricardo
Arrúa). Colombia: Zape; Segovia, Ortega, Rendón.
Goles: Martínez (minuto 56). Rodríguez y Joaquín González; Segre-
ra, Henry Caicedo (Adolfo Andra-
21 de agosto, Río de Janeiro de) y Brand; W. Ortiz, Morón y V.
Brasil 6 - Colombia 2 Campaz.
Brasil: Félix; Carlos Alberto, Djalma Uruguay: Santos; Olivera, Masnik,
Días, Rildo y Joel; Piazza y Gerson Ubiñas y Soryez; Cardaccio, Espárra­
(Rivelino); Jairzinho, Tostao, Pelé go y Cubilla; Rey (Morena), Maneiro
(Paulo Cesar) y Edú. y Corbo (Bertocchi).
Colombia: Largacha (Otoniel Quin­ Expulsados: Víctor Campaz y Olivera.
tana); Segovia, Segrera, Luis «Came­
llo» Soto y «Bombillo» Castro; Abel 28 de junio, Guayaquil
Álvarez y Agudelo (J. Sánchez); Jorge Ecuador: Méndez; Peláez, Portilla,
Ramírez, Orlando Mesa, Gallego y Noriega y Jesús Ortiz; Bolaños, Ca-
Santa. macho (Castañeda) y Muñoz; Lasso,
Goles: Tostao (minutos 14 y 41), Edú Estupiñán y M. Guime (Polo Ca­
(55), Pelé (60), Rivelino (86) y Jair- rrera).
zinho (88). Orlando Mesa (17) y Jorge Colombia: Zape; Segovia, Ortega,
Gallego (89). Rodríguez y Gerardo Moncada; Luis
Soto (Brand), H. Segrera y Domingo
24 de agosto, Asunción González; Díaz, W. Ortiz y Morón.
Paraguay 2 - Colombia 1 Goles: Willington Ortiz (minuto 49,
Paraguay: Villanueva; Molinas, Bo- de penal) y Washington Muñoz (30,
badilla, Sergio Rojas y Mendoza; P. de penal).
Rojas e Ivaldi; Mora (Ferreira),
Arrúa, Ocampos y Jiménez. 5 de julio, Montevideo
Colombia: Quintana; Segovia, Soto, Uruguay 0 - Colombia 1
Segrera y «Bombillo» Castro; Álvarez Uruguay: Santos; Ubiñas, Desimone,
y Agudelo (Santa); Ramírez, Gallego, Masnik y Soryez; Cardaccio, Bertoc-
Mesa y Jorge González. chi y Espárrago; Cubilla, Morena y
Goles: Saturnino Arrúa (minutos 29 y Corbo.
49). Hermenegildo Segrera (82, de pe­ Colombia: Zape; Segovia, Ortega,
nal). Rodríguez y Moncada; Soto, D. Gon­
zález y Segrera; Díaz, Ortiz y Morón
1973 (para Alemania Occidental, (Andrade).
1974) Gol: Willington Ortiz (minuto 70).
21 de julio, Bogotá Nota: Uruguay obtuvo la primera ca­
Colombia 1 - Ecuador 1 silla por la vía del gol-diferencia. Co­
Colombia: Pedro Zape; Segovia, Ós­ lombia terminó invicto.
car Ortega, Jaime Rodríguez y Henry
Caicedo; Brand, Segrera y Víctor 1977 (para Argentina, 1978)
Campaz; Willington Ortiz, Ernesto 20 de febrero, Bogotá
Díaz (Soto) y Jaime Morón. Colombia 0 - Brasil 0
368 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Colombia: Luis G. López (nacido en 1981 (para España, 1982)


Argentina); Segovia, Henry Caicedo 26 de julio, Bogotá
(Gabriel Berdugo), José Zárate y Ós­ Colombia 1 - Perú 1
car Bolaño; Oswaldo Calero, Eduardo Colombia: Pedro Zape; Jorge Porras,
Retat y Diego Umaña; W. Ortiz, Astolfo Romero, Francisco Maturana
Eduardo Vilarete y Jorge R. Cáceres y Fernando Castro; Juan Caicedo, Ra­
(nacido en Argentina). fael Otero (Ángel M. Torres, minuto
Director técnico: Blagoje Vidinic, yu­ 45) y César F. Valverde (Rafael Agu-
goslavo. delo, 86); Willington Ortiz, Eduardo
Brasil: Leao; Ze María, Amaral, Fus- Vilarete y Hernán Darío Herrera (ca­
cao y Wladimir; Givanildo (Cazapa- pitán).
va), Rivelino y Fal^ao; Gil (Waldo- Director técnico: Carlos Salvador Bi-
miro), Roberto y Zico. lardo, argentino.
Perú: Quiroga; Duarte, Díaz, Chum-
24 de febrero, Bogotá pitaz (capitán) y Rojas; Cuetto, Ve-
Colombia 0 - Paraguay 1 lásquez (Olaechea) y Uribe (La
Colombia: Luis G. López; Segovia, Rosa); Barbadillo, Cubillas y Oblitas.
Caicedo (Berdugo), Zárate y Bolaño; Director técnico: Elba de Padua Lima
Jorge Amado (nacido en Argentina), (Tim), brasileño.
Umaña y Retat; Ortiz, Vilarete (Juan Goles: Hernán Darío Herrera (minuto
Moreno) y Jorge R. Cáceres. 65) y Guillermo La Rosa (85).
Paraguay: José Benítez; Espínola, Arbitro: Arturo Ithurralde, argentino.
Hugo Benítez, Aifuch e Insfrán; Jara- Jueces de línea: Claudio Busca y Teo­
Saguier, Sossa y Kiese; Lazzarini doro Nitti, argentinos.
(Aquino), Paniagua y Bareiro.
Gol: Jara-Saguier (minuto 26). 9 de agosto, Montevideo
Uruguay 3 - Colombia 2
6 de marzo, Asunción Uruguay: Rodolfo Rodríguez; José
Paraguay 1 - Colombia 1 Moreira, Juan Carlos Blanco, Hugo
Paraguay: Benítez; Espínola, Benítez de León y Daniel Martínez; Eduardo
Isasi, Aifuch e Insfrán; Jara-Saguier, de la Peña (Jorge Barrios, minuto 58),
Sossa y Aquino; Baéz (Lazzarini), Pa- Ariel Krasowski y Rubén Paz; Ernes­
niagua (Eladio Vera) y Bareiro. to Vargas, Waldemar Victorino y Ju­
Colombia: López; Segovia, Zárate, lio Morales.
Soto y Bolaño; Calero, Umaña (Ama­ Colombia: Zape; Porras, Romero,
do) y Retat; Ortiz, Vilarete y Moreno Maturana y F. Castro; Valverde, Sar­
(Alonso López). miento y Otero (Juan Caicedo, mi­
Goles: Jara-Saguier (minuto 89) y nuto 81); W. Ortiz (Diego Umaña,
Eduardo Vilarete (58). 73), Herrera y Ángel M. Torres.
Goles: Rubén Paz (minuto 20), Julio
9 de marzo, Río de Janeiro Morales (80, de penal, y 86). Pedro
Brasil 6 - Colombia 0 Sarmiento (41) y Hernán Darío He­
Brasil: Leao; Ze María, Luis Pereira, rrera (58).
Carlos A. Torres y Marinho (Edinho);
Cerezo, Zico y Rivelino; Gil (Joaozin- 16 de agosto, Lima
ho), Roberto y Paulo César Lima. Perú 2 - Colombia 0
Colombia: López; Segovia, Berdugo, Perú: Quiroga; Duarte, Díaz, Chum-
Zárate y Bolaño; Calero, Umaña y pitaz y Rojas; Cueto, Velásquez
Retat; Ortiz (Juan Moreno), Vilarete (Olaechea) y Uribe; Barbadillo, La
y Cáceres. Rosa y Oblitas.
Goles: Roberto (minutos 16 y 33), Colombia: Zape; Porras, Maturana,
Zico (26), Marinho (41 y 55) y Rive- Luis Eduardo Reyes y Castro; Otero,
lino (89). Valverde (Caicedo, 55) y Sarmiento
Expulsados: Zico y Zárate. (Vilarete, 46); Torres, Herrera y Ortiz.
Capítulo 14 369

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Expulsado: Rafael Otero (minuto 60). Willington Ortiz; Amoldo Iguarán, Selección Colombia
Goles: Gerónimo Barbadillo (minuto Víctor Lugo y Jesús Barrios (Américo en 1962: Rada,
5) y Julio César Uribe (70, de penal). Quiñones). Acero, Coll,
Director téc: Gabriel Ochoa Uribe. Klinger, J, González;
López, H. González,
13 de septiembre, Bogotá Perú: Acazuso; Rojas, Díaz (expul­ Caimán Sánchez,
Colombia 1 - Uruguay 1 sado), Requena y Olaechea; Chirinos, Serrano, Alzate,
Colombia: Carlos Valencia; Evert Velásquez y Cueto; Barbadillo, Na­ Echeverri
González, Miguel Prince, Reyes (Ger­ varro y Oblitas (Uribe). y el masajista
mán Morales) y F. Castro; Sarmiento Director técnico: Moisés Barack. Malaver.
(J. Caicedo), Valverde y Umaña; To­ Árbitro: Luis Barrancos, Bolivia.
rres, Rafael Agudelo y Herrera. Gol: Miguel Prince (minuto 26); falló
Uruguay: Rodríguez; Moreira, Blan­ pena máxima (47).
co, Marcenara y Martínez (González);
Barrios, Krasowsky (Russo) y Paz; 2 de junio, Bogotá
Bueno, Victorino y Vargas. Colombia 1 - Argentina 3
Goles: Hernán Darío Herrera (minuto Colombia: Zape (Octavio Gómez, 3);
12, de penal) y Waldemar Victori­ Luis N. Gil, Prince, Molina y Alonso
no (43). López; Morales, Sarmiento y Quiñó-
nez (Herrera): Manuel Córdoba, Or-
1985 (para México, 1986) tiz e Iguarán.
26 de mayo, Bogotá Argentina: Fillol; Claussen, Passare-
Colombia 1 - Perú 0 lla, Trossero y Garré; Russo, Giusti,
Colombia: Pedro Zape; Víctor Luna, Trobbiani (Barbas) y Maradona; Bu-
Miguel Prince, Norberto Molina y Jor­ rruchaga y Pasculi (Dertycia).
ge Porras; Pedro Sarmiento, Germán Director técnico: Carlos Salvador Bi-
Morales, (Hernán Darío Herrera) y lardo.
370 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Árbitro: César Arnaldo Coelho, Goles: Cedeño (6) y Bernardo Añor


Brasil. (64), Willington Ortiz (16) y Hernán
Goles: Pasculi (minutos 43 y 68) y Bu- Darío Herrera (minuto 60, de penal).
rruchaga (88). Prince (61).
30 de junio, Bogotá
9 de junio, Lima Colombia 2 - Venezuela 0
Perú 0 - Colombia 0 Colombia: Carlos F. Navarro Monto-
Perú: Acazuso; Leo Rojas, Olaechea, ya; Luna, Alvaro Escobar, Luis E.
Díaz y Gástulo; Chirinos, Cueto y Reyes y Porras; Sarmiento, Carlos Ri-
Uribe; Barbadillo (Malásquez), Na­ caurte (Barrios) y Herrera (Eugenes
varro e Hirano (La Rosa). Cuadrado); Córdoba, Ortiz y Lugo.
Colombia: Octavio Gómez, Víctor Director técnico: Gabriel Ochoa.
Luna, Miguel Prince, Gonzalo Soto y Venezuela: Nikolac; Torres, Gonzá­
Jorge Porras; Pedro Sarmiento, Ger­ lez, Acosta y Betancur; Carrero (Elli),
mán Morales y Américo Quiñónez; Sánchez y Maldonado; Cedeño (Mén­
Córdoba (Jesús Barrios), Willington dez), Márquez y Febles.
Ortiz y Arnoldo Iguarán (Víctor Árbitro: Sergio Vásquez Sánchez,
Lugo). Chile.
Arbitro: Juan Daniel Cardellino, Uru­ Goles: Córdoba (minuto 15) y Herre­
guay. ra (28, de penal). Herrera falló pe­
nal (42).
16 de junio, Buenos Aires
Argentina 1 - Colombia 0 Repesca-Primera fase
Argentina: Fillol; Claussen, Passare- 27 de octubre, Asunción
11a, Trossero y Garré; Giusti (Barbas), Paraguay 3 - Colombia 0
Russo, Burruchaga y Maradona; Val- Paraguay: Roberto Fernández; Juan
dano y Pasculli. Bautista Torales, Rogelio Delgado,
Colombia: Octavio Gómez; Víctor César Zavala y Wladimiro Schettina
Luna, Miguel Prince, Gonzalo Soto y (Virgilio Cáceres); Julio César Ro­
Jorge Porras; Pedro Sarmiento (Amé- mero, Jorge Amado Núñez y Adolfino
rico Quiñónez), Germán Morales y Cañete; Buenaventura Ferreira, Ra­
W. Ortiz; Manuel Córdoba, Víctor món Ángel Hicks y Roberto Cabañas
Lugo (Carlos Ricaurte) e Iguarán. (Jorge Guash).
Árbitro: Gabriel González, Paraguay. Director técnico: Cayetano Re.
Gol: Jorge Valdano (minuto 25). Colombia: Carlos Fernando Navarro
Montoya; Félix Polo, Alvaro Escobar,
23 de junio, San Cristóbal Miguel Prince (Jorge Ambuila) y Car­
Venezuela 2 - Colombia 2 los Mario Hoyos; Luis Murillo, Ger­
Venezuela: Baena; Landaeta (Mal- mán Morales y José Hernández (Car­
donado), Acosta, Simonelli y Cam­ los Valderrama); Gabriel Gómez, Wi-
pos; Torres, Sánchez y Méndez; llington Ortiz y John E. Castaño.
Añor, Cedeño (Carrero) y Márquez. Árbitro: Carlos Espósito, Argentina.
Director técnico: Walter Roque, uru­ Goles: Ramón Ángel Hicks (minuto
guayo. 15), Julio César Romero (de penal,
Colombia: Luis O. Gómez; Víctor 70), Roberto Cabañas (79).
Luna, Miguel Prince, Gonzalo Soto y
Jorge Porras; Pedro Sarmiento, Ger­ 3 de noviembre, Cali
mán Morales y Wilson Américo Qui- Colombia 2 - Paraguay 1
ñónez (Hernán Darío Herrera); Jesús Colombia: Carlos F. Navarro; Víctor
Barrios, Willington Ortiz y Víctor Luna, Miguel Prince, Álvaro Escobar
Lugo (Luis E. Reyes). y Jorge Ambuila; Álex Escobar, Luis
Director técnico: Gabriel Ochoa Murillo y Carlos Valderrama; Antony
Uribe. de Ávila (Sergio Angulo), W. Ortiz y
Árbitro: Ramón Barreto, uruguayo. John E. Castaño (Víctor Lugo).
Capítulo 14 371

Director técnico: Gabriel Ochoa U. prendido entre la calle 26 con carrera


Paraguay: Fernández; Torales, Zaba- 7a y la calle 63 en sentido norte para
la Delgado y Schettina; Cañete, Nú- luego regresar por la carrera 13 hasta
ñez y Romero Ferreira, Hicks (Men­ la citada calle 26.
doza) y Cabañas (Guash). Guillermo Pignalosa, más tarde di­
Director técnico: Cayetano Re. rectivo de la Federación Colombiana
Arbitro: Roberto Wright, Brasil. de Ciclismo, fue el gran animador de
Goles: Buenaventura Ferreira (minu­ la época no sólo gracias a su aptitudes
to 57), Sergio Angulo (66) y Willing- sino a sus bicicletas, las más modernas
ton Ortiz (88). de entonces, importadas de Italia.
En 1938, se incluyó el ciclismo en el
Ciclismo, los mayores triunfos programa de los I Juegos Deportivos
Bolivarianos, con los cuales celebró
Con el nombre de Sociedad Ciclista se Bogotá su cuarto centenario de fun­
fundó el primer club de Colombia, en dación. La figura estelar fue el barran-
la ciudad de Bucaramanga y en julio de quillero Marcos Gutiérrez, ciertamen­
1898. Cien aficionados, dispersos, re­ te uno de los precursores del ciclismo
solvieron convocar una asamblea con el competitivo en el plano internacional.
fin de constituir un grupo organizado. En el año 1950, invitada Colombia
En la hoja volante en la cual se invitaba a participar en los Juegos Centroa­
a participar a esos pedalistas, se decía: mericanos y del Caribe de Guatemala,
«Formalmente excitamos a los ciclistas se decidió enviar un equipo de ciclistas
a que no desatiendan este proyecto. El que obtuvo medalla de oro en pista.
escrutinio se verificará dentro de ocho En efecto, el equipo colombiano de
días. ¡A votar pronto!» 4.000 metros persecución por equipos
En Bogotá solían hacerse carreras obtuvo la victoria frente a Cuba, Mé­
cortas, en el tramo de Chapinero com­ xico y otros países. El equipo estaba

El campeón
Efraín Forero,
El Zipa, bajando
de Riosucio
durante la
II Vuelta a
Colombia.
372 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

integrado por Efraín Forero —a quien


se conocía por sus prácticas en el in­ Ganadores de la vuelta
cipiente ciclismo de Cundinamarca—, El cuadro de honor de la Vuelta a
el capitán del ejército Ortiz, el semi­ Colombia está conformado por los
narista Efraín Rozo, después conocido siguientes ganadores:.
como el «cura Rozo», y el aficionado
vallecaucano Jaime Tarquino. 1951 — Efraín Forero
Forero cuenta su emoción inolvi­ (Cundinamarca)
dable cuando al subir al pódium de los 1952 — José Beyaert (Francia)
vencedores, junto a sus compañeros, 1953 — Ramón Hoyos (Antioquia)
escuchó las notas del himno nacional. 1954 — Ramón Hoyos (Antioquia)
Tal fue su primera gran experiencia in­ 1955 — Ramón Hoyos (Antioquia)
ternacional. Era el presagio de nuevas 1956 — Ramón Hoyos (Antioquia)
y sensacionales victorias. 1957 — José Gómez del Moral
El joven atleta inglés, radicado en (España)
Bogotá, Donald Raskin, de profesión 1958 — Ramón Hoyos (Antioquia)
comerciante al lado de su padre, quien 1959 — Rubén Darío Gómez
había emigrado a Colombia, tuvo la (Risaralda)
idea de organizar la primera Vuelta a 1960 — Hernán Medina C.
Colombia. Se la propuso primero a sus (Antioquia)
compañeros de la entonces Asociación 1961 — Rubén Darío Gómez
Colombiana de Ciclismo (hoy Fede­ (Risaralda)
ración) Guillermo Pignalosa, Mario 1962 — Roberto Buitrago
«Remoladlo» Martínez y al periodista (Cundinamarca)
Jorge Enrique Buitrago «Mirón». Or­ 1963 — Martín E. Rodríguez
ganizaron una expedición a Maniza- (Antioquia)
les, y sugirieron que Efraín Forero hi­ 1964 — Martín E. Rodríguez
ciera el recorrido a fin de comprobar (Antioquia)
si era posible o no que llegara una bi­ 1965 — Javier Suárez (Antioquia)
cicleta. No sólo era posible sino que 1966 — Martín E. Rodríguez
Efraín Forero, en su «caballito de ace­ (Antioquia)
ro», llegó primero que el vehículo que 1967 — Martín E. Rodríguez
transportaba a los dirigentes. (Antioquia)
Inmediatamente, los directivos se 1968 — Pedro J. Sánchez (Tolima)
dirigieron al periódico El Tiempo y 1969 — Pablo Hernández
ofrecieron el proyecto al redactor Pa­ (Risaralda)
blo Camacho Montoya, quien se en­ 1970 — Rafael Antonio Niño
tusiasmó y persuadió a su periódico de (Boyacá)
la importancia de apoyar la iniciativa. 1971 — Alvaro Pachón
El 5 de enero de 1951 partió la pri­ (Cundinamarca)
mera vuelta por vías intransitables y 1972 — Miguel Samacá
con la inscripción de 34 corredores de (Cundinamarca)
diferentes sitios del país. El costo de 1973 — Rafael Antonio Niño
esta vuelta fue de unos siete mil pesos. (Boyacá)
Y Efraín Forero, el primer ganador. 1974 — Miguel Samacá
Convertido en ídolo, tuvo a su llegada (Cundinamarca)
a Bogotá el recibimiento más impre­ 1975 — Rafael Antonio Niño
sionante que se haya vivido. La mu­ (Boyacá)
chedumbre gritaba: «A Francia... 1976 — José Patrocinio Jiménez
(Cundinamarca)
Efraín Forero a Francia.» 1977 —- Rafael Antonio Niño
La avenida Jiménez, frente a la Go­ (Boyacá)
bernación de Cundinamarca, en Bo­ 1978 — Rafael Antonio Niño
gotá, presenció una manifestación sin (Boyacá)
precedentes.
Capítulo 14 373

La Vuelta a Colombia, que se dis­ Llegada del


1979 — Alfonso Flórez (Santander) putaba sobre caminos de herradura, francés José
1980 — Rafael Antonio Niño con pesadas y ruidosas bicicletas, tuvo Beyaert, campeón
(Boyacá) de la II Vuelta
en su segunda versión la aparición de a Colombia, 1952.
1981 — Fabio Parra (Boyacá) uno de los más notables protagonistas: Con el español
1982 — Cristóbal Pérez (Boyacá) Ramón Hoyos Vallejo. José Gómez del
1983 — Alfonso Flórez (Santander) Fue en su segunda vuelta cuando Moral (1957), es
1984 — Luis Herrera el único ciclista
Hoyos ganó, por primera vez, una eta­ extranjero que
(Cundinamarca) pa, la novena, disputada entre Cali y ha obtenido
1985 — Luis Herrera Sevilla sobre un recorrido de 169 ki­ este título.
(Cundinamarca) lómetros.
1986 — Luis Herrera En esa misma vuelta, al cumplirse la
(Cundinamarca) primera etapa entre Bogotá y Honda,
1987 — Pablo Wilches Hoyos llegó fuera de tiempo y fue des­
(Cundinamarca) calificado. Por una gracia especial, él
1988 — Luis Herrera y otros que estaban en la misma situa­
(Cundinamarca) ción fueron readmitidos. Un año des­
pués, en la tercera vuelta, Hoyos ga-
374 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Ramón Hoyos Vallejo, naba por primera vez la gran compe­


pentacampeón tición. Nacido en Marinilla, Antio-
de la Vuelta a quia, en 1932, fue campeón cinco ve­
Colombia, que ganó
en 1953, 1954,
ces, convirtiéndose en la figura más
1955, 1956 y 1958. sobresaliente de los años cincuenta.
Participó también en los Juegos Olím­
picos de Melbourne, en 1956, y se des­
tacó brillantemente en la Vuelta a Mé­
xico.
Más tarde surgió Rubén Darío Gó­
mez, «El Tigrillo», quien fue califica­
do, también por primera vez, como el
«Deportista del año» según el concur­
so anual propuesto por el diario El Es­
pectador.
Martín Emilio
Luego surgió uno de los más nota­
"Cochise" bles corredores: Martín Emilio «Co-
Rodríguez con el chise» Rodríguez, ganador de cuatro
padre Feliciano vueltas, campeón mundial aficionado
Goesner y con de la prueba de 4.000 metros de per­
Gustavo Pérez. secución individual, título obtenido en
Ganador de cuatro
Vueltas a Colombia
Varese, Italia, 1971, y plusmarquista
(1963, 64, 66 y 67). mundial de la hora, marca conquista­
da en el velódromo de la ciudad de
México en 1970.
En Varese, la final de la prueba de
persecución individual sobre 4.000
metros fue disputada por el colombia­
no frente al suizo Karl Fuchs, estable­
ciendo un promedio de 48,972 kiló­
metros por hora.
«Cochise» recorrió en la hora
47,553,24 kilómetros, quebrando la
marca anterior que ostentaba Mogens
Frey, de Dinamarca.
Rafael Antonio Niño, nacido en
Cucaita, Boyacá, ha sido el ciclista
que ha ganado mayor número de vuel­
tas. Acumuló seis victorias que lo
acreditan como el corredor más fuerte
que haya tenido el país.
Las Vueltas a Colombia sólo fueron
ganadas por extranjeros en dos ocasio­
nes. En 1957 por el español José Gó­
mez del Moral, quien contó con la
ventaja de que se retiraron de la prue­
ba de aquel año los corredores de
Antioquia, debido a un chico pleito
sobre si el corredor Hoyos se había re­
molcado o no, como lo afirmaba un
juez que con la ayuda de unos bi­
nóculos sostenía que se había produ­
cido este hecho. En 1952, con motivo
de la II Vuelta, el triunfo le corres-
Capítulo 14 375

"Cochise" Rodríguez
es triunfalmente
recibido en Bogotá
a su regreso de
México, el 14 de
octubre de 1970.
después de haber
establecido en el
velódromo de esa
ciudad la marca
mundial de la hora
en 47.533.24 km.,
antes en poder del
danés Mogens Frey
Jensen. Lo acompaña

Vfh el entrenador
Claudio Costa.
Cochise también

o fue campeón mundial


aficionado de los
4 000 ms persecución
(Varese, Italia,
1971). Abajo,
Martín Ramírez,
campeón del
Dauphiné Liberé,
1984.

pondió al francés José Beyaert, quien


se impuso limpia y llanamente. Be-
yaert se radicó en Colombia y entre
sus títulos internacionales figura el de
haber sido campeón olímpico de ruta
en Londres, en el año 1948.
A partir de los años ochenta, el ci­
clismo cobró mayor importancia. Se
empezó a hablar en términos interna­
cionales. Se hicieron contactos con el
viejo continente y se buscó financia­
ción para posibles campañas en Eu­
ropa. Los intentos, tímidos y modes­
tos, que habían hecho por Europa los
corredores colombianos, inclusive con
la participación de Efraín Forero, el
ganador de la I Vuelta a Colombia,
habían fracasado.
El presidente de la Federación de
Ciclismo, Miguel Ángel Bermúdez,
joven dirigente y dinámico trabajador,
consiguió interesar a varias firmas co­
merciales para invertir un fuerte ca­
pital en la participación de Colombia
en Europa. En 1983 se hizo el primer
intento en la Vuelta a Francia, con re­
sultados aceptables. En 1984 se insis­
tió y mientras el colombiano Martín
Ramírez, en actuación dramática, ga-
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
376

naba la prueba clásica conocida como


el Dauphiné Liberé, Lucho Herrera se
imponía en el Alpe D'Huez durante la
Vuelta a Francia. Estos primeros éxi­
tos presagiaban un futuro halagador.
En 1985, el ciclismo colombiano
preparó una intensa campaña en Eu­
ropa y decidió inscribir equipos en la
Vuelta a España, en el Giro de Italia,
en el clásico Dauphiné Liberé y en la
Vuelta a Francia. Fue una difícil cam­
paña pero con resultados positivos. En
efecto, en España el colombiano Fran­
cisco Rodríguez, más conocido como

Lucho Herrera,
en dos dramáticos
momentos de su
carrera en Europa,
donde ha sido
campeón de la
Vuelta a España,
en 1987.
En Colombia,
ha obtenido el
campeonato
en cuatro
ocasiones:
1984, 1985, 1986
y 1988.
Capitulo 14 377

«Pacho», logró clasificarse en el tercer za, Cundinamarca, y en 1947 se creó


lugar, aunque corriendo por un equi­ la Federación Colombiana de Golf.
po español. El número de practicantes del golf
A la Vuelta a Colombia y al clásico se estima en unos diez mil, incluyendo
RC N de 1985 vinieron prestantes co­ jugadores de clubes populares de Bo­
rredores europeos. El intercambio gotá, como el de La Florida, El Por­
quedó enlazado y en la Vuelta a Fran­ venir, el Popular Club de Golf y otros.
cia, por fin, Lucho Herrera, el famoso Los jugadores son de todas las eda­
«jardinerito» de Fusagasugá, se clasi­ des, pero los hombres predominan. El
ficó «rey de la montaña», superando a país ha conquistado diversos títulos in­
los mejores y convirtiéndose, virtual­ ternacionales en América del Sur y en
mente, en el mejor trepador de mon­ eventos celebrados en Centroamérica
taña del mundo. Además, los colom­ y en el Caribe. Las canchas del país
bianos ganaron en el Tour tres etapas. están consideradas, algunas de ellas,
entre las mejores del mundo, pero las
Golf colombiano del Club El Rincón se distinguen por
su belleza y magnífico trazado. Algu­
La historia del golf colombiano se re­ nos clubes gastan más de tres millones
monta a más de setenta años y este de­ de pesos mensuales en su manteni­
porte fue introducido por bogotanos miento.
que habían residido en Inglaterra. El El mejor jugador aficionado de golf
más entusiasta de los precursores y de Colombia ha sido, posiblemente,
virtual introductor de este deporte en Diego Correa, quien ostentó el título
Colombia fue don Joaquín Samper cinco veces. Sin embargo, Alberto
Brush, quien, junto a Carlos A. de Gamboa Álvarez fue durante diez
Vengoechea, resolvió trazar el primer años el jugador más destacado, aun­
campo de golf en Bogotá en un potre­ que en la actualidad, con la renova­
ro situado en la Carrera 13 con la Ca­ ción de las generaciones, el número
lle 37 en donde empezó a funcionar el uno es Luis Alfredo Puerto entre los
Club de La Macarena. Participaron de profesionales, y Fabio Alberto Bernal
esta feliz iniciativa, entre otros, Ma­ entre los aficionados.
nuel S. de Santamaría, Ulpiano A. de La campeona nacional es Susana
Valenzuela, Frank Koppel, Eusebio «Sussy» Faccini. Las mujeres no han
Umaña y Tomás Samper Brush. practicado tanto el golf como los hom­
La tradición del golf colombiano ha bres, pero han ocupado en América
sido preservada por Enrique «Bam­ del Sur posiciones muy destacadas.
buco» Samper, hijo de don Joaquín
Samper Brush, y puede decirse que Tenis
este deporte, reservado en un princi­
pio a ciertas acomodadas familias, ha El tenis, uno de los más antiguos de­
logrado popularizarse en la actualidad portes que se han practicado en Co­
en todo el país. En 1921 vino un téc­ lombia, tuvo desde sus comienzos
nico inglés, Thomas Trendall, quien grandes clásicos. Fabio Villegas, de
no sólo fabricaba los palos de golf sino Manizales, fue históricamente el pri­
que era técnico en la construcción de mer campeón nacional antes de los
campos. Fue remplazado posterior­ años treinta, cuando surgió un joven,
mente por su compatriota Frank Ap- Jorge Combariza, quien al ganar el tí­
tulo máximo ocupó las primeras pla­
El golf se extendió en los años trein­ nas de los diarios y revistas del país
ta Por todo el país. Se fundaron el por sus brillantes actuaciones. Aún
Club Campestre de Cali y el Club hoy, con más de setenta años de edad,
Campestre de Bucaramanga, Los La­ Jorge Combariza practica el tenis y se
gartos de Bogotá, Campestre de Ma- ha constituido en el máximo ejemplo
nizales, San Andrés Golf Club de Fun- de permanencia deportiva.
378 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

constituyéndose en ídolos deportivos


al más alto nivel, Combariza en Bo­
gotá y Echavarría en Medellín.
En 1938, Combariza representó a
Colombia durante los primeros Juegos
Bolivarianos celebrados en Bogotá y
allí se midió con el ecuatoriano Pan­
cho Segura, quien ganó el título en
gran final con el colombiano. Pancho
Segura fue, posteriormente, uno de
los mejores tenistas del mundo.
Actualmente, el campeón nacional
es Carlos Eduardo Gómez, del Valle
del Cauca, y éste lleva ya dos títulos
nacionales que lo acreditan como el
mejor del momento. En la rama fe­
menina se distingue Elsa Rodríguez,
quien lleva acumulados doce campeo­
natos nacionales, lo que constituye
una marca sin precedentes en la his­
toria del tenis nacional.
El tenis colombiano ha intervenido,
con regular éxito, en la disputa de la
famosa Copa Davis, el torneo más
acreditado del mundo. Alguna vez,
Colombia derrotó a la representación
de los Estados Unidos, triunfo que
sorprendió a la crítica mundial y que
despertó mucho entusiasmo.

Juegos Olímpicos
Los Juegos Olímpicos, máxima expre­
sión del deporte en el mundo, sé ce­
lebran cada cuatro años. El certamen,
que data de la antigüedad, fue resta­
blecido en el año 1896 por el barón
Pierre de Coubertin, de Francia, y los
primeros juegos modernos tuvieron
lugar en Atenas, como homenaje a la
Grecia clásica.
Colombia sólo vino a participar,
Carlos J. En Medellín surgió, paralelamente, casi extraoficialmente porque aún no
Echavarría, otro gran campeón, Carlos J. Echa- había una organización adecuada, en
campeón nacional varría, quien fuera un destacado in­ 1932, en los Juegos Olímpicos de Los
de tenis en
los años 30. dustrial, llegando a ser el gerente y Ángeles, cuando se presentó a correr
presidente de la compañía textilera el maratón el colombiano (de Samacá,
Coltejer. Entre Combariza y Echava- Boyacá) Jorge Perry Villate, cuya afi­
rría se sostuvo durante largos años una ción nació de sus viajes por Europa.
competencia y una rivalidad que lle­ Perry, más tarde instructor de educa­
naba las tribunas de los pequeños es­ ción física, no terminó la carrera, pero
cenarios donde ellos se enfrentaban. en el desfile inaugural de esos juegos
De pantalón largo y blanco competían portó la bandera colombiana como
estos dos extraordinarios jugadores, gran atleta solitario.
Capítulo 14 379

En 1936, en pleno auge de Adolfo nas consiguió un puesto modesto. Jai­


Hitler, los juegos se celebraron en me Aparicio ya no se encontraba, en
Berlín, y Colombia envió una pequeña esa época, en su apogeo, y no tuvo por
delegación gracias al entusiasmo de tanto la figuración que se esperaba.
Juan de Dios Salgado, bogotano, edu­ Posteriormente Colombia ha venido
cado en Francia, y que fue uno de los asistiendo a todos los Juegos Olímpi­
precursores del atletismo en Colom­ cos ininterrumpidamente pasando por
bia. Entonces fueron atletas conocidos Roma, Tokio, México, Munich, Mon-
y prestantes como José Domingo Sán­ treal, Moscú, Los Ángeles y Seúl.
chez, de Cartagena, campeón de los Paralelamente a los Juegos Olímpi­
100 y 200 metros planos con tiempo de cos, Colombia continuó celebrando
11 segundos en los 100; Campo Elias sus Juegos Nacionales, aunque con no
Gutiérrez, de Cartagena, lanzador de pocos tropiezos. En 1980, estos juegos Jaime Aparicio,
disco; Emilio Torres, bogotano, corre­ fueron limitados para categorías ju­ una gloria nacional
dor de 800 y 1.500 metros; y Hernan­ veniles, empeño que continuó hasta del atletismo.
do Navarrete, en 5.000 metros, quie­ los juegos de Armenia, Pereira, Ma- Especialista en
nes asistieron a los juegos de Alema­ 400 metros planos
nizales e Ibagué en 1988. y 400 metros vallas,
nia sin éxito alguno, pero cumpliendo la obtuvo triunfos
romántica máxima de Coubertin: «lo en los Juegos
importante es participar». Deportistas del año Suramericanos,
Centroamericanos
Esos deportistas, pregoneros de un mo­ y Panamericanos
vimiento moderno, viajaban en buques Desde 1960 hasta 1984, los deportis­ de los años
de carga y pasaje," mal alimentados y tas más destacados, entre las 34 dis­ 50 y 60
casi sin un centavo en el bolsillo. ciplinas deportivas que se practican
Colombia dejó de asistir a los jue­ en Colombia, y según las encuestas
gos de Helsinki en 1952, cuando es­ de El Espectador, en colaboración
taba en su apogeo uno de los atletas con periodistas especializados de
más prestigiosos del país, Jaime Apa­ todo el país, han sido los siguientes:
ricio, corredor de los 400 metros pla­ 1960 — Rubén Darío Gómez
nos y 400 vallas, pruebas en las que ha­ (ciclismo).
bía obtenido notables triunfos en Su- 1961 — Ingrid Berg (natación).
ramérica y en Centroamérica, así como 1962 — Bernardo Caravallo
en los juegos Panamericanos. (boxeo).
Sin embargo, cuatro años después, 1963 — Desierto.
un puñado de cronistas y aficionados, 1964 — Desierto.
encabezados por Mike Forero Nou- 1965 — Alvaro Mejía Flórez
gués, lanzador de la iniciativa, y el co­ (atletismo).
nocido narrador y presentador de ra­ 1966 — Álvaro Mejía Flórez
dio Carlos Pinzón, propusieron la ini­ (atletismo).
ciativa de financiar con dineros colec­ 1967 — Martín «Cochise» Rodrí­
tados entre los amigos una delegación guez (ciclismo).
nacional a los Juegos Olímpicos de 1968 — Martín «Cochise» Rodrí­
Melbourne en 1956. La campaña tuvo guez (ciclismo).
eco y en un avión DC-4, especialmen­ 1969 — Rodrigo Valdés (boxeo) y
te acondicionado por Avianca, el Alvaro Pachón (ciclismo).
HK-136, viajó una buena delegación 1970 — Martín «Cochise» Rodrí­
que participó en diversos deportes guez (ciclismo) y Olga Lucía
como atletismo, ciclismo, natación, de Angulo (natación)
pesas, lucha y otros. 1971 — Martín «Cochise» Rodrí­
Ramón Hoyos Vallejo fue uno de guez (ciclismo).
los más destacados en la prueba de 1972 — Antonio Cervantes (boxeo).
ruta, en la que pudo haber logrado un 1973 — Antonio Cervantes (boxeo).
puesto de honor, pero, por un error de 1974 — Helmut Bellingrodt (tiro).
ubicación en el pelotón puntero, ape­
380 Nueva Historia de Colombia Vol. VI

Títulos mundiales en boxeo


1975 — Pedro Antonio Zape
(fútbol). El boxeo colombiano tiene una vieja
1976 — Fernando Cammaert historia; después de los éxitos de Ra­
(motociclismo). fael Tanco y Rafael Plata en Bogotá
1977 — Alonso Zapata (ajedrez). aunque en un nivel modesto pero lle­
1978 — Ricardo Cardona (boxeo). no de entusiasmo, hubo grandes figu­
1979 — Pablo Restrepo Moreno ras como el samario Kid Dunlop y Kid
(natación). Colombia, dos técnicos que asombra­
1980 — Alfonso Flórez Ortiz ron pero que, por falta de medios de
(ciclismo). comunicación, no tuvieron la popula­
1981 — Manuel Maturana (boxeo). ridad que merecían.
1982 — Cristóbal Pérez (ciclismo). En Calamar, departamento de Bo­
1983 — Domingo Tibaduiza lívar, se realizó posiblemente la pri­
(atletismo). mera pelea entre un aficionado local y
1984 — Helmut Bellingrodt (tiro). un norteamericano, marinero de pro­
1985 — Luis Alberto «Lucho» fesión. Nadie recuerda ahora los nom­
Herrera (ciclismo). bres de los protagonistas. En Bucara-
1986 — Miguel «Happy» Lora manga, otro miembro de la clase alta,
(boxeo). Emilio Garnica, fue virtual campeón
1987 — José «Sugar Baby» Rojas de la región. Instaló un gimnasio y di­
Bernardo Caraballo, Morales (boxeo). fundió no sólo el boxeo sino la gim­
considerado el 1988 — Jorge Eliécer Julio nasia culturista.
boxeador mejor Bernardo Caraballo, considerado
dotado que ha
Rocha (boxeo).
tenido el país. justamente como el boxeador mejor
dotado que haya tenido Colombia, fue
el primero en disputar un campeonato
mundial frente al brasileño, de fama
mundial, Eder Joffre. Caraballo sur­
gió, como aspirante al título mundial
de los pesos gallos, después de haber
derrotado al venezolano Ramón
Arias.
La pelea por el título mundial entre
Caraballo y Joffre se llevó a cabo en
Bogotá, improvisando un cuadrilátero
en el estadio de El Campín, el 27 de
noviembre de 1964. Fue un memora­
ble desafío, pero el brasileño se im­
puso, por fuera de combate, en el sép­
timo asalto.
En 1972, en desarrollo de los Juegos
Olímpicos de Munich, Alemania, los
pugilistas colombianos Alfonso Pérez
y Clemente Rojas ganaron las prime­
ras medallas olímpicas de bronce, tras
una ardua campaña que levantó la mo­
ral del deporte colombiano.
El 28 de octubre de ese mismo año,
en Panamá, Antonio «Pambelé» Cer­
vantes se convirtió en el primer cam­
peón mundial de Colombia, en la ca­
tegoría de los welters ligeros, tras im­
ponerse por fuera de combate en el dé-
Capítulo 14 381

Rodrigo "Rocky"
Valdés, campeón
mundial de los pesos
medianos al derrotar
en Mónaco a
Benny Briscoe.

Antonio "Pambelé"
Cervantes, primer
campeón de boxeo
de Colombia,
en la categoría
welter ligeros,
al vencer a
Alfonso Frazer,
octubre de 1972.

cimo asalto al monarca de entonces,


Alfonso «Peppermint» Frazer. La
campaña de «Pambelé» ha sido la más
notable que haya realizado peleador
alguno en Colombia, no sólo por
su larga carrera como campeón del
mundo, sino por las jugosas bolsas que
cobró.
El segundo campeón mundial fue
Rodrigo «Rocky» Valdés, al conquis­
tar el cinturón en la categoría de los
pesos medianos en Mónaco, Monte-
cario, al derrotar a Benny Briscoe, de
los Estados Unidos.
«Rocky» Valdés se enfrentó, en dos
ocasiones, a Carlos Monzón, consi­
derado como uno de los boxeadores
más afamados del mundo. Sin embar­
go, el argentino le derrotó en los dos
combates.
Ricardo Cardona fue el tercer cam­
peón mundial al imponerse en la ca­
tegoría pluma ligero a Soo Wang-
hong, de Corea del Sur, el 7 de mayo
de 1978 en Seúl.
Un hermano del anterior, Pruden­
cio Cardona, fue el cuarto campeón
382 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Miguel "Happy Lora, del mundo, aunque fugazmente, en el


campeón mundial de
los gallos, al
peso gallo de la rama aficionada, des­
derrotar a Daniel pués de imponerse a Chang Im-suk,
Zaragoza, en 1985. de Corea del Sur, por decisión divi­
En la foto de dida de los jueces, en Montreal, Ca­
arriba, durante su nadá, el 19 de noviembre de 1981.
defensa del título
ante Wilfredo Finalmente, el 9 de agosto de 1985,
Vásquez, febrero en Miami, Miguel «Happy» Lora, de
de 1986. Al lado, Montería, ganó para Colombia el
con el presidente quinto campeonato mundial de boxeo
Belisario Betancur. en la categoría gallo, en la cual su gran
predecesor, aunque sin corona, había
sido Bernardo Caraballo.
Ese día, en una pelea pactada a
doce asaltos, ganó el colombiano por
decisión unánime de los jueces, des­
pués de haber enviado a la lona al me­
xicano Daniel Zaragoza en tres oca­
siones.
En realidad, en sus cinco primeras
defensas del título, Miguel «Happy»
Lora demostró claramente su talla de
campeón. Las dos primeras y la última
de 1987 —su época más dura— se lle­
varon a cabo en Miami, y en ellas fue
Capítulo 14 383

derrotando fulminantemente a los pri­ (la última de Jorge Eliécer Julio, en


meros retadores que fueron amena­ Seúl) y siete títulos mundiales, tres de
zando su campeonato: inicialmente a los cuales había obtenido poco antes.
Wilfredo Vásquez y a Enrique Sán­
chez, de República Dominicana, y al Triunfos beisboleros
norteamericano Minus Ray, el 27 de
noviembre de 1987. La tercera y cuar­ Cartagena fue la cuna del béisbol en
ta defensa se llevaron a cabo en Ba- Colombia, cuando el 10 de septiembre
rranquilla y en ellas derrotó a los do­ de 1903 los hermanos Gonzalo, Ernesto
minicanos Alberto Dávila, por KO el e Ibrahim Zúñiga Ángel, tras haber
15 de noviembre de 1986, y a Antonio cumplido sus estudios en los Estados
Alvear, el 26 de julio de 1987. Unidos, regresaron a la Ciudad Heroica
En este año no sólo se dieron las y aparecieron en la Plaza de Santo Do­
mejores peleas de Happy Lora, sino mingo portando los primeros imple­
dos nuevos títulos mundiales de boxeo mentos de este deporte. De manera in­
para Colombia. El primero el 12 de fe­ mediata se dieron a la tarea de enseñar
brero de 1987 en Ciudad de Panamá, el juego de la pelota y las manillas.
cuando el retador colombiano Fidel En 1912 se fundó el primer club con
Bassa derrotó por decisión al campeón el nombre de La Popa. La Liga de
mundial de la categoría mosca, el pa­ Béisbol de Bolívar se fundó en 1914,
nameño Ilario Zapata. El 8 de agosto y organizó el primer campeonato na­
siguiente, el campeón mundial de la cional en 1948.
categoría supermosca, Santos Laciar, Sin embargo, años antes, en 1944,
fue apabullado en Miami por el sép­ Colombia participó en la VII Serie
timo campeón colombiano, José «Su- Mundial de Béisbol de Caracas lo­
gar Baby» Rojas Morales, quien ade­ grando dos victorias y acusando cinco
más tuvo su primera defensa del título derrotas. En 1947, en Cartagena, y
en la misma ciudad, noqueando al ar­ después de haber intervenido en tres
gentino Gustavo Bailas, el 24 de oc­ series mundiales, Colombia logró por
tubre. primera vez el título mundial de afi­
A los dos meses de ganar su título, cionados.
Fidel Bassa enfrentó una gran pelea La gloriosa y recordada novena de
viajando, casi solo, a defender su co­ 1947 estaba formada por un puñado
rona contra el británico David de jugadores que eran más conocidos
McAuley, en Belfast, en condiciones por sus apodos que por sus verdaderos
climáticas que lo dejaban en desven­ nombres. Fueron ellos Pedro «Chita»
taja frente al retador. No obstante, Miranda, Carlos «Petaca» Rodríguez,
Bassa confirmó el campeonato derri­ Andrés «Fantasma» Cavadía, Ramón
bando a McAuley el 25 de abril de «Varita» Erazo, Armando «Niño Bue­
1987. En el mes de agosto siguiente, no» Crizón, Humberto «Papi» Vargas,
su contendor fue el ex campeón Ilario Carlos «Pipa» Bustos, José «Mono Ju­
Zapata, a quien derrotó en Barran- das» Araújo, Manuel «Policía» Peña­
quilla, en decisión que el panameño randa, Néstor «Jiquí» Redondo, An­
aún no ha reconocido, argumentando drés «Venao» Flórez, Julio Isidro
que un fanático en la esquina colom­ «Cobby» Flórez, Cipriano «Flaco»
biana lo hizo resbalar y perder puntos Herrera, Marcial «Joló» Miranda, En­
definitivos. Y para confirmar aún más rique «Quique» Hernández, Julián
su título, Bassa derrotó al eterno re­ «Pololo» de Avila, Miguel «Ñato» Ra­
tador de Zapata, el dominicano Félix mírez y Roberto «Rápido» Pérez,
Martí, el 18 de diciembre del mismo quienes fueron dirigidos por el cubano
año, en Cartagena. Andrés «Pelayo» Chacón. Esta misma
Al terminar los 80, Colombia tenía escuadra venía de ganar el título má­
en su historial tres medallas de bronce ximo de los Juegos Centroamericanos
en boxeo logradas en Juegos Olímpicos y del Caribe, en 1946.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
384

Colombia vence a Por segunda vez Colombia ganó la juegos en 1902 con los Atléticos de Fi-
Santo Domingo Serie Mundial en 1965, celebrada en ladelfia, jugando en calidad de guar-
y es campeón su XVI versión, con sede en las ciu­ dabases.
mundial aficionado,
Cartagena, 1947.
dades de Cartagena y Barranquilla. La Sin embargo, es Orlando «Ñato»
novena fue dirigida en esta ocasión Ramírez, pelotero de Cartagena, a
por otro cubano, Tony Pacheco, y el quien se concede ese honor en los re­
puñado de jugadores estuvo confor­ gistros oficiales. Recientemente se in­
mado por Gerardo Guzmán, Esteban corporó también a las Grandes Ligas
Bonfante, José Miguel Corpas, Wil- otro cartagenero, Joaquín Gutiérrez
frido Rodríguez, Guillermo Rodrí­ Ramírez, que se inició allí con Los
guez, Ubaldo Salinas, Milciades Me- Angelinos y luego pasó a las filas de
jía, Martín Agustín, Edmond Corde­ los Medias Rojas de Boston. Casual­
ro, Luis de Arco, José Castro, Isidro mente estos dos jugadores se desem­
Herrera, Arthur Forbes, Juan Gue­ peñan como paracortos.
rrero, Astolfo Alvear, Tomás Mo­ Otros colombianos también actua­
reno, Óscar Luis Gómez y Ascensión ron en los Estados Unidos pero en ca­
Díaz. tegorías inferiores, y entre ellos se
El primer colombiano en llegar a las menciona a Enrique «Quique» Her­
Grandes Ligas fue Luis Castro, nacido nández, Carlos «Pipa» Bustos y Hum­
en Panamá, a quien se atribuyen 41 berto «Papi» Vargas.
Capítulo 14 385

El béisbol se practica principalmen­ que había conservado durante 19 años


te en el litoral Atlántico, pero ya ha a la liga del departamento de Sucre en
logrado penetrar a otros departamen­ el torneo que —accidentado por la fal­
tos como Norte de Santander, Santan­ ta de buen tiempo— se llevó a cabo en
der, Antioquia, Valle, Tolima y Bo­ Bogotá, en octubre de 1987. No obs­
gotá. Los campeonatos nacionales se tante, el campeonato de Bogotá de­
juegan regularmente, pero Bolívar mostró el buen nivel de este deporte
mantiene el monopolio del juego. en Colombia y abrió aún más las puer­
Una novena infantil, de Cartagena, tas del béisbol profesional en el país,
ganó en 1985 el Campeonato Sura- para dar cabida a las estrellas que han
mericano de esa categoría. debido marcharse al exterior por la
El real semillero de peloteros y ba­ ausencia de un buen nivel permanen­
teadores colombianos ha sido el Cam­ te, como en el caso del bateador Joa­
peonato Nacional de Béisbol Aficio­ quín «Jackie» Gutiérrez, quien actual­
nado, que dominó desde su primera mente es el primer jonronero del equi­
edición en 1963 el departamento de po Torices en la llamada «Liga Ame­
Córdoba, equipo que cedió la corona ricana» de Estados Unidos.

Domínguez,
el santandereano volador Jaime Ortiz Alvear

E fraín Domínguez Rueda, naci­ su esposa Marlene del Socorro Ta-


do en Barrancabermeja el 18 de bares. Su confianza: sus piernas y su
agosto de 1953, es el colombiano que
velocidad nata. Dueño de un gran
más títulos mundiales ha conseguido estilo, con su cuerpo dibujado por ci­
en menor tiempo. catrices de muchos accidentes en el
Hijo de un hogar de cinco her­ cemento de los velódromos, Domín­
manos, padre de una niña de cinco guez se metió en la cabeza la idea
años y un niño de ocho, Efraín Do­ de vencer al cronómetro y obtener
mínguez tuvo que afrontar hasta sus la triple corona en un esfuerzo
mismos nervios para colocarse sobre solitario.
el sillín de una bicicleta y rodar en Ex campeón panamericano, ex ga­
los velódromos. Bachiller, con tres nador del Caracol de Pista y múlti­
semestres en Administración de Em­ ples veces vencedor en torneos na­
presas en la Universidad Pontifica cionales, este santandereano afinca­
Bolivariana de Medellín, Domín­ do en Medellín, su cuna ciclística, se
guez se propuso mejorar tres regis­ presentó en el óvalo azteca de La
tros del mundo en pista, guiado por Magdalena el 8 de noviembre de
Mario «Papaya» Vanegas y con la 1985 para derrumbar la marca de ve­
venia médica de William Jiménez. locidad sobre 200 metros lanzados y
Todo se preparó, todo se dispuso. a la postre lo consiguió: 10 segundos
El escenario escogido fue el veló­ 778 centésimas para un promedio
dromo La Magdalena Michuca, de horario de 66 kilómetros 802 metros,
Ciudad de México, con una longitud relevando el tiempo que tenía como
de 333,33 metros. Domínguez se primado mundial el italiano Antonio
adiestró en forma metódica para Maspes con 10,800 impuestos el 21
cumplir su triple hazaña: apoderarse de julio de 1960. Domínguez le había
de las marcas mundiales en veloci­ ganado al tiempo. Veinticinco años
dad, 500 metros y el kilómetro. tenía el registro de Maspes en la cú­
El mejor apoyo: su corazón y el de pula cronométrica.
386 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Ese mismo 8 de noviembre, Do­ rueda delantera de 26 radios y una


mínguez atacó el récord de los 500 posterior lenticular. El peso de la
metros lanzados y marcó 27 segun­ máquina fue de 10 kilos y bielas de
dos y 897 centésimas para un pro­ 170. Domínguez se acomodó anató­
medio de 64 kilómetros y 523 metros micamente a la bicicleta y esto per­
por hora. El tope mundial pertenecía mitió una integración entre el corre­
a Robert Dill Bundi de Suiza con dor y el implemento, utilizando una
28,705 fijado el 11 de agosto de 1982 multiplicación de 51 x 15.
en el velódromo Oerlikon de Zurich. Mientras el médico William Jimé­
El 9 de noviembre, Domínguez nez lanzaba su sombrero al viento y
rodó sobre el kilómetro lanzado y «Papaya» Vanegas besaba un cruci­
sumó su tercer récord del mundo en fijo, Efraín Domínguez quedaba ba­
pista con 1 minuto 5 décimas 200 ñado de sudor y lágrimas. En el fon­
centésimas, desalojando de la tabla do, él había cumplido el sueño de su
de plusmarquistas profesionales a vida: ganarles a los incrédulos, a ese
Urs Freuler de Suiza, quien tenía miedo de los velocistas en la madera
1.06.91 desde el 9 de agosto de 1983, o en el cemento, y doblegar al cro­
cuando consiguió su registro en Zu- nógrafo.
rich. Domínguez recorrió la primera Domínguez ha conseguido una tri­
vuelta en 23 segundos 740 milésimas, ple corona que pocos en la historia
la segunda en 43,490 y la tercera, del pedal pueden lograr, que no han
para completar el kilómetro, en conseguido.
1,05,200, imponiendo un promedio Desde ya, Efraín Domínguez Rue­
de 55 kilómetros 214 metros por da, ese temperamental deportista de
hora. El pistero colombiano empleó Barrancabermeja, se ha convertido
una bicicleta Cacho de Vaca sobre en uno de los más grandes soldados
medidas, con un marco 55 1/2, una del músculo en todos los tiempos.

Lucho Herrera,
el ciclista de los ochenta Ignacio Gómez Gómez

«En toda mi experiencia como ciclis­ años de esta década, que en Colom­
ta, ni siquiera en Europa he visto a bia el ciclismo es el deporte nacional.
ningún corredor que suba tan rápido Los ídolos de las regiones que ya
como Luis Herrera. Es algo formi­ no competían sobre la bicicleta se
dable.» dedicaron a dirigir técnicamente a
(Greg Lemond, equipos nacionales. Las pasiones
campeón mundial de ruta.) que antes se desataban por ellos —y
Lucho Herrera,
cuatro veces
que estuvieron a punto de generar
incidentes de orden público— desa­
campeón de la
Vuelta a Colombia,
campeón de la
Vuelta a España,
C on Luis Alberto Herrera, el
«Jardinerito de Fusagasugá»,
representando a nuestro país en
pruebas más difíciles del mundo, el
parecieron por completo cuando se
trataba de recibir al equipo nacional
las
que venía de triunfar en el extran­
y figura del
Tour de France. ciclismo colombiano hace su entrada jero. Los primeros éxitos de Lucho
en la década de los ochenta. Las Herrera en la década de los ochenta
constantes noticias sobre los triunfos convencieron a los patrocinadores de
de los ciclistas colombianos en el ex­ mirar al exterior y, a partir del sub­
terior reafirman, desde los primeros campeonato de la montaña conquis­
Capítulo 14 387

tado por el Jardinerito en el Tour de nados casi por completo por Fabio
l'Avenir (el 19 de septiembre de Enrique Parra. Por encima de He­
1982), comenzaron a multiplicarse rrera en la clasificación general que­
los triunfos y las reverencias de los dó Rafael Antonio Niño, quien com­
ciclistas extranjeros hacia «Los Es­ petía con el equipo «Lotería de Bo-
carabajos». yacá A». En el puesto 16, a más de
Para los colombianos, la corona 45 minutos del primer lugar y sin cla­
del mejor ciclista se había sucedido sificación destacada en la montaña,
década por década en la cabeza de figuró el Jardinerito.
un deportista cada vez con mejores El desquite con Fabio Parra fue
condiciones y experiencia: Ramón ese mismo año en el ascenso de La
Hoyos Vallejo, en las carreteras des­ Línea, superándolo ampliamente en
tapadas desde las primeras compe­ la quinta etapa del Clásico RCN,
tencias en la década de los cincuenta; pero de nuevo le correspondió el 16.°
Martín Emilio «Cochise» Rodríguez, puesto en la clasificación general,
imponiendo la marca del kilómetro esta vez a 22 minutos del campeón,
en los sesenta y marcado en las com­ Manuel Ignacio Gutiérrez. En 1982,
petencias de cerca por su sucesor, la vigésima segunda versión del Clá­
Rafael Antonio Niño, quien más tar­ sico RCN tenía como principal atrac­
de sería rival y después director téc­ tivo la figura del campeón del Tour
nico del equipo de Lucho Herrera. de l'Avenir, el francés Pascal Simon.
El 29 de enero de 1980, Luis Al­ Los extranjeros quedaron relegados
berto Herrera tomó por primera vez a las últimas posiciones con el ataque
la partida en una competencia de ca­ que Lucho Herrera y el equipo «Val
rácter nacional. Él y su compañero Yin» iniciaron cerca a Manizales, en
Alirio Lagos conformaban el equipo la séptima etapa de la competencia.
«Ciclos Fusagasugá», al arrancar Herrera llegó un minuto y 17 segun­
desde Popayán la XIII edición de la dos antes que su inmediato perse­
Vuelta de la Juventud. guidor, Rafael Antonio Niño, y se
Al cabo de siete etapas, la com­ puso la camiseta de líder que con­
petencia terminó en Bogotá dando servó hasta Medellín, ganando inclu­
como ganador a Martín Ramírez, sive la última etapa. En la Vuelta a
quien más tarde se haría co-equipero Colombia de 1983 la nota dolorosa
de Herrera en competencias inter­ fue el accidente que obligó al Jardi-
nacionales. En su debut, al Jardine- nerito a abandonar la competencia,
rito le correspondió ser líder de la cuando ocupaba el 7.° puesto en la
montaña, ganando el título en la úl­ clasificación general y se perfilaba
tima etapa —entre Melgar y Bogo­ como líder de la montaña.
tá— y sorprendiendo a la prensa con Sólo hasta el 19 de septiembre de
sus ascensos en El Boquerón y Las 1982, Luis Alberto Herrera pudo
Rosas, en los que dejó atrás al cam­ conquistar su primer triunfo inter­
peón Martín Ramírez y a Alirio Chi- nacional, arrebatando la admiración
zabas. de la prensa de Francia. En la déci­
Los patrocinadores no se hicieron ma etapa del Tour de l'Avenir, entre
esperar. Al año siguiente, Lucho Dinvoc-Les-Bains y el alto de Mor-
Herrera vestía la camiseta de «Val zine, apabulló a los demás competi­
Yin», de Pereira, junto con Juan de dores con una inolvidable escapada
Dios Morales, Willian Cañón, José que le ayudó a conquistar la camiseta
H. Betancur y Hernando Martínez, de líder de la montaña. Al final,
en la XXXI Vuelta a Colombia. De Cristóbal Pérez fue tercero en la cla­
Cúcuta hasta Cali, se recorrieron sificación general y Rafael Acevedo
1.707 kilómetros, que fueron domi­ campeón de la cuesta; Lucho He­
388 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

rrera quedó un lugar por debajo internacional Coors Clasic demostró


de los dos. su deseo de mantener en Colombia
El éxito de los pedalistas colom­ el primer lugar conquistado en 1982
bianos en competencias europeas por Patrocinio Jiménez. En el pró­
atrajo a muchos corredores de ese logo se hizo dueño del segundo lugar
continente a los eventos del país, al­ de la clasificación general, que no
gunas veces con el propósito velado perdió hasta la última etapa, cuando
de aprender la técnica que los colom­ los corredores estadounidenses lan­
bianos utilizan en los ascensos. En zaron un feroz ataque que lo hizo lle­
1984, el entonces campeón mundial gar 7 minutos y 26 segundos después
de ruta, Greg Lemond, y el ganador del ganador y por ello, luego de ha­
de la Vuelta a Francia, Laurent Fig- ber ganado una etapa, tuvo que con­
non, se hicieron presentes en el Clá­ formarse con un tercer puesto en la
sico RCN para enfrentar a los «es­ tabla de posiciones.
carabajos» en su propio terreno, En el premio Guillermo Tell de
acompañados por una nómina de Suiza, el equipo colombiano corrió
campeones europeos que incluía a bajo la dirección técnica del excam­
Pascal Simon, Marc Madiot, Charles peón Martín Emilio «Cochise» Ro­
Mottet y el grandioso Robert Millar. dríguez y le fue aún peor. «Condo-
Como era de esperarse, Lucho rito» Corredor ganó la primera etapa
Herrera se coronó de nuevo cam­ y Lucho la última, pero tuvo que
peón del Clásico RCN. El año an­ conformarse con el puesto 33, a 15
terior también había venido un equi­ minutos del ganador absoluto.
po francés patrocinado por la firma Para ratificar el fervor de los co­
Renault, con la sensible baja de Sean lombianos, Herrera gana en 1984 la
Kelly, quien se accidentó en otra Vuelta a Colombia, tomando la ca­
competencia; el Jardinerito se coro­ miseta de líder cuando faltaban cua­
nó rey de la montaña y de la clasifi­ tro etapas para la conclusión. En to­
cación general, haciendo parte del dos los tramos siguientes llegó de
equipo que ganó «Isla San Pedro de primero y al entrar a Bogotá era
Aquitania». también líder de la montaña. Ese
Su rápida carrera a nivel interna­ mismo año, Francisco «Pacho» Ro­
cional le había impedido participar dríguez le arrebata el triunfo del Clá­
en la prueba de fuego que todos los sico RCN, considerado entonces
ciclistas colombianos habían pasado como terreno exclusivo de Herrera,
antes de competir en el exterior: la quien sólo conservó el liderato de la
Vuelta a Colombia. Su día fue el 8 montaña.
de junio de 1983, cuando ganó so­ Sus hazañas en las carreteras del
brado su primera estapa en el máxi­ país se repitieron año por año hasta
mo evento nacional, poniéndose la 1985-1986, cuando ganó el premio de
camiseta de líder de la montaña al «Deportista del año», luego de con­
llegar de primero en el paso de La quistar por cuarta vez el Clásico
Línea, considerado el más difícil de RCN, por tercera vez la Vuelta a Co­
nuestras competencias. Al terminar lombia y por ser el rey de la montaña
la prueba, Alfonso Flórez Ortiz ga­ en el Tour de France. Cuando en
naba su más difícil duelo y Lucho mayo de 1987 el Jardinerito se co­
Herrero era segundo en la general e ronó campeón general y de la mon­
indiscutible líder en la montaña. taña en la Vuelta a España, hubo
En julio de 1983, la mala suerte toda una experiencia en competen­
acompañó al campeón a Estados cias internacionales en la cual tam­
Unidos. Desde el mismo día en que bién se conjugó la veteranía de las
arrancó la IX edición de la carrera épocas anteriores del ciclismo co­
Capítulo 14 389

lombiano, pues luego de haber sido Vuelta a Francia, también en 1985.


dirigido técnicamente por «Cochise» Nuevamente en Morzine conquistó
Rodríguez, pasó a recibir instruccio­ la camiseta de líder de la montaña y
nes del sucesor de éste, Rafael An­ saltó del puesto 59.° al 25.° en la cla­
tonio Niño. Lucho Herrera comenzó sificación individual. La etapa si­
a ser admirado por el público euro­ guiente fue para Fabio Parra por lle­
peo durante sus intervenciones en el gar centímetros adelante de Lucho y
Tour de France de 1984 y de 1985. la posterior fue el gran triunfo del
Su primera intervención memorable Jardinerito, al entrar ensangrentado
en la máxima carrera del mundo fue —reponiéndose aún de las lesiones
en la décima primera etapa de la sufridas en una caída— y triunfante
competencia de 1984, con una nueva a Saint-Etienne. Los premios de
y sorprendente escapada al llegar a montaña fueron para Lucho, sépti­
l'Alpe de Huez. Laurent Fignon, mo en la clasificación general, a muy
uno de los más opcionados, fue el se­ poco tiempo de Bernard Hinault.
gundo en llegar, 49 segundos des­ En 1986, la llave Greg Lemond-
pués que Lucho, Greg Lemond llegó Bernand Hinault impidió que el co­
3 minutos después, y detrás de él to­ rredor colombiano pudiera repetir su
dos los favoritos: Bernard Hinault, hazaña, y sólo le correspondió el
Stephen Roche y Urs Zimmerman, subcampeonato de la montaña en el
que tardó casi cinco minutos más que Tour de France. Pero con los triun­
el campeón para conquistar la cima. fos anteriores ya se estaba anuncian­
Pero al día siguiente se presentaron do un predominio de los pedalistas
los quebrantos de salud y bajó del colombianos en las competencias del
puesto 9.° hasta el 17.° y, cuando ter­ Viejo Continente, pues tanto como
minó la prueba, el mayor título que los europeos aprendieron a escalar
se trajo a Colombia fue el cuarto lu­ como colombianos —resultaron
gar de Herrera en la montaña. triunfadores en Colombia, como el
La Vuelta a España de 1985 tuvo español «Perico» Delgado—, los pe-
como principales invitados a los co­ dalistas colombianos aprendieron a
rredores colombianos: Pacho Rodrí­ correr en terrenos llanos.
guez trabajaba con un equipo espa­ El 24 de mayo de 1987, Luis Al­
ñol y Herrera visitaba la península berto Herrera regresó a Colombia
en representación de Colombia. Ro­ convertido en el campeón absoluto
dríguez terminó en la primera posi­ de la Vuelta a España, trayendo con­
ción, seguido por Herrera y por el sigo la camiseta del equipo ganador,
francés Robert Millar. la del líder individual y la del rey de
El mismo equipo colombiano, re­ la montaña. Con él, también alcan­
forzado por el director Jorge Tenjo zaba su segunda consagración el me­
y con una nómina de gregarios para jor ciclista de la generación anterior,
el Jardinerito integrada por campeo­ Rafael Antonio Niño, quien había
nes nacionales (Martín Ramírez, Sa­ sido su director técnico. Y con este
muel Cabrera, Carlos Mario Jara- último triunfo ciclista, Lucho Herre­
millo, Fabio Parra, Condorito Co­ ra se hizo merecedor a la copa como
rredor, Antonio Agudelo, Rogelio el mejor deportista de América La­
Arango y Hernán Loayza), trabajó tina, otorgada por Prensa Latina en
fuerte para el primer triunfo en la 1988.
390 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Bibliografía
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PELÁEZ RESTREPO, HERNÁN. Nuestro fútbol (1948-1976). Bogotá, A.R.M. Alfonso Rentería
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RUEDA C, CARLOS ARTURO. Fútbol!!! Bogotá, Centro Don Bosco, s.f.
VACA HERNÁNDEZ, ÁNGEL HUMBERTO. Compilación de disposiciones sobre educación física de
Colombia. Bogotá, Imprenta Nacional, 1958.
Capítulo 15 391

El ajedrez en Colombia
Boris de Greiff el «Europa», en Bogotá, así como el
«Selecto» en Medellín y el «Polo» en
Cali, todos ellos ya desaparecidos.

D ado que la conquista de América La primera vez que se habla en Co­


coincide con la edad de oro del lombia de un «Campeón» de ajedrez
ajedrez español, cuando la habilidadesy en 1928, cuando el joven bogotano
el talento del fraile Ruy López hicie­ Alfonso Herrera gana en Cali un pe­ Miguel Cuéllar
ron de él un favorito en el corte de Fe­ queño torneo realizado con motivo de Gacharná, Maestro
Internacional (1956)
lipe II, debe suponerse que este juego los Primeros Juegos Nacionales. Al­ y ocho veces
llegó al Nuevo Mundo en la primera fonso Herrera gozaba ya entonces de campeón nacional
mitad del siglo XVI. cierto prestigio, pues su nombre había de ajedrez.
Su práctica estaba limitada, como
en Europa, a los estrechos círculos de
la aristocracia. Pero ya Bolívar, que
sin duda lo practicó en el célebre Café
de la Régence, en París, advirtió sus
cualidades, pues se conoce una carta
suya en la cual incluye al ajedrez entre
los pasatiempos útiles que deben en­
señarse a los niños.
En nuestro país, sin embargo, ha­
bría que esperar al siglo XX para que
el ajedrez adquiriera una moderada
popularidad. Y en esto tuvo mucho
que ver la instauración en las princi­
pales ciudades de Colombia, copia
también de las grandes urbes euro­
peas, de los «cafés», refugios de inte­
lectuales, artistas y bohemios, donde
adquirieron carta de ciudadanía el bi­
llar y el ajedrez. Fueron famosos, hace
medio siglo, el «Inglés», el «Moka» y
392 Nueva Historia de Colombia Vol.V I

Miguel Cuéllar aparecido con bastante regularidad en


y Luis A. Sánchez
Sánchez ganó el selectivo y a con­
la primera página de El Tiempo, a fi­ tinuación también el torneo Bolivaria-
juegan una partida
nales del año anterior, 1927, como co­ no. Y aunque Herrera fue segundo en
durante el 28o
Campeonato celebrado mentarista de las partidas del recor­ ambos torneos, tomó la decisión de re­
en Manizales para dado match de Buenos Aires entre tirarse del ajedrez, dejando el campo
conmemorar las José Raúl Capablanca y Alejandro libre para la rivalidad Sánchez-Cué-
bodas de plata Alekhine. llar. Todavía 40 años después, con
de la Feria de
esa ciudad, 1979. Y cuando la capital del país se pre­ ocasión del Campeonato Nacional en
Sánchez, Maestro para a celebrar su IV Centenario, en Manizales, en 1979, su enfrentamiento
Internacional 1938, organizando los Primeros Jue­ constituyó uno de los encuentros cen­
en 1952, fue cinco gos Bolivarianos, se crea la necesidad trales del evento.
veces campeón de poner algo de orden en nuestro de­ A nivel mundial, el ajedrez, que ha­
nacional. porte, y esto hace que también en el bía intentado en 1924, en París, con­
ajedrez se piense por primera vez en formar un organismo rector acatado
reunir a los «jugadores de café» de por todos, debió esperar a que la
más renombre. Ya no era sólo Herre­ muerte de Alekhine (1946) y el final
ra, pues entretanto habían surgido un de la gran guerra permitieran que, al
huilense, Luis A. Sánchez, un boya- lado de la ONU, también surgiera la
cense, Miguel Cuéllar, y un tolimense,
Julio Bravo. FIDE (Fédération Internationale des
Échecs). A ella se afilió Colombia en
Capítulo 15 393

Julio Bravo,
durante el
Campeonato Nacional
celebrado en el
Hotel San Francisco,
Bogotá, 1969.

1950 y desde entonces nuestro país ha Castro (1975), Jorge A. González


sido uno de los más activos en el área (1977), Gildardo García (1977), Alon­
Centroamericana y del Caribe, no so­ so Zapata (1978), Darío Alzate (1982)
lamente participando con regularidad y Mauricio Rodríguez (1982). Y en la
en los eventos que programa la FIDE, rama femenina, Ilse Guggenberger,
sino también organizándolos de ma­ en el año 1976.
nera ejemplar, como fueron los casos Como corolario natural de este pro­
de la VI Olimpiada Mundial Femeni­ ceso, el Congreso de la FIDE otorgó
na (Medellín, 1974) y también del en diciembre de 1984 el título de Gran
Campeonato Mundial de Menores Maestro a Alonso Zapata, cuyo nom­
(Bucaramanga, 1983). bre figuró ya en el listado oficial de ju­
Al tener acceso a los niveles magis­ lio de 1985 entre los mejores cincuenta
trales del ajedrez internacional, el ajedrecistas del mundo. El mismo Za­
progreso no se hizo esperar. Después pata, consagrado «Deportista del
de Sánchez, a quien la FIDE concede Año» en Colombia, en 1978, por su
el título de Maestro Internacional en hazaña en Innsbruck (Austria), en
1952, se hacen merecedores a ese ga­ septiembre del año anterior, cuando
lardón Miguel Cuéllar (1956), Boris se clasificó sub-campeón mundial ju­
de Greiff (1957), José A. Gutiérrez venil superado solamente por el sovié­
(1972), Carlos Cuartas (1975), Óscar tico Artur Yusupov.
394 Nueva Historia de Colombia. Vol. VI

Partidas históricas del ajedrez colombiano


TORNEO INTERNACIONAL DE SANTIAGO 18.AXA, CXA; 19.D4C, D2R;
DE CHILE, 1959 20.T2A, C2T; 21.T2C, D3A;
22.T1D, TR1D; 23.T3D, P4D. «La
situación se ha vuelto desesperada
Blancas: Luis A. Sánchez para las negras y Pachman busca
Negras: Ludek Pachman complicaciones en procura de la sal­
vación», anota Luis Palau en la re­
Esta partida tiene un antecedente vista argentina Ajedrez (julio 1959);
que relata el mismo Pachman, en el 24.PXP, A2D; 25.C4R, D3T;
libro que escribió sobre Fischer: «Un 26.P6D, D8A jaque; 27.T1D, D3T;
día camina Pachman con el chileno 28.
D6C! —(Ver diagrama No.l)—,
Jáuregui por una calle de Santiago y R1T —(en caso de 28...DXD;
se topan con la pareja Bobby-Sán- 29.
PXD, C1A; 30.C6A jaque!,
chez. Pachman hace una broma so­ PXC; 31.PXP jaque, R1T; 32.T8C
bre que Jáuregui derrotará a Fischer jaque, R2T; 33.T2D, etc); 29.AXP,
esa noche y que lo ha preparado para A3A; 30.T2T, AXC; 31.TXD, PXT;
tal efecto. Con tan mala suerte para 32.P7D —el juego está ganado por
el checo, que su veredicto se cumple, las blancas, pero todavía hay una es­
pues Bobby comete un grave error y caramuza.—, T1AR; 33.A6R,
es vencido. Al día siguiente habrán TD1D; 34.T2D, AXPAR; 35.AXA,
de jugar Sánchez y Pachman. Bobby T1CR; 36.T2C, TXD; 37.TXT,
le explica al colombiano que una se­ C1A; 38.TXP jaque, R1C;
mana antes el checo le había mostra­ 39.T6CD, R2A; 40.TXPC, C3R;
do unos análisis de la defensa sicilia­ 41.AXC jaque y las negras abando­
na, que según él daban una posición nan. Después de 41...RXA; 42.R2A
satisfactoria a las negras. Que al ser­ el blanco gana fácilmente. Al con­
le requerida su opinión Bobby había cluir la partida, Fischer abrazó a
dicho «muy interesante», pero que Sánchez y luego con malicia le dijo
en realidad no valían gran cosa. Y al checo: «Yo fui quien te ganó».
rápidamente mostró a Luis Augusto
la idea que los refutaba. Sánchez no TORNEO INTERZONAL DE SOUSSE,
necesitó más y procedió a crear una 1967
partida de antología que le mereció
el premio de brillantez del torneo,
consistente en un lujoso reloj de Blancas: Miguel Cuéllar G.
oro». Negras: Samuel Reschevsky
1.P4R, P4AD; 2.C3AR, P3D; 1.P4D, C3AR; 2.P4AD, P4A;
3.P4D, PXP; 4.CXP, C3AR; 3.P5D, P3D; 4.C3AD, P3CR;
5.C3AD, P3TD; 6.A4AD, P3R; 7.0­ 5.P4R; A2C; 6.A5C, 0-0; 7.D2D,
0, C3A; 8.A3C, A2R; 9.A3R, 0-0; P3R; 8.A2R, PXP; 9.PRXP, T1R;
10.P4A, D2A; 11.D3A, A2D; 10.C3A, A5C; 11.0-0, CD2D;
12.P5A! (La receta de Fischer para 12.TR1R, P3TD; 13.P3TR, AXC;
castigar el prematuro enroque de las 14.AXA, D2A; 15.A4A, P4TR;
negras), P4R; 13.CXC, AXC; 16.P3T, C2T; 17.C4R, C4R;
14.P4C, P3TR («Y ahora, me dijo 18.A2R, T2R; 19.A1A, TD1R;—en
Bobby, lo atacas en el flanco rey y lo el libro del torneo, escrito por Ro-
destruyes»); 15.P4TR!, C2T; bert Wade, se lee: «Acompañada de
16.P5C!, PXP; 17.PXP, AXPC; una oferta de tablas que Cuéllar re-
Capítulo 15 395

husó»— 20.C5C, A3A; 21.CXC, R2T,


35. el gran maestro se equivocó
RXC; 22.T3R, C2D; 23.T3AR, C4R con 35...C4T? —(Ver diagrama No.
—nueva oferta de tablas, que no la 2)—, en lugar de lo cual AXA se­
menciona el libro pero la recuerda el guido de C5R habría quizás condu­
cronista que acompañó a Miguel cido al ansiado empate. Después de
como analista en este torneo— P5A!,
36. P4CR; 37.P6A!, T4R;
24.T3CD, C2D; 25.T1A, A4R 38.AXA, TXA; 39.D2D!!, T(6)4R,
26A5C, A3A; 27.A3R, C4R es evidente que a TXT la respuesta
28.D2A, R1C; 29.A2D, C2D es DXP jaque, 40.A5A, C5A;
30.
T3C, A4R; 31.P4A, A5D jaque 41.TXC, T7R. Reschevsky confiaba
32.R1T, C3A; 33.A3D, P5T en esta jugada intermedia para po­
T3A,
34. A6R —por tercera y última der capturar la torre, una vez que la
vez, Reschevsky propone el empate. dama se retire. Pero casi se cae del
Era la primera ocasión —¡y la últi­ asiento cuando Cuéllar replicó
ma!— en que el gran maestro nor­ 42.T4R!!. Se puso colorado como un
teamericano enfrentaba al colombia­ tomate y se rindió. Una partida his­
no, y por lo tanto no sabía que con tórica, y como lo dice el libro de
él no había tregua. Después de Wade: «Un hermoso remate.»

Diagrama 1 Diagrama 2

BLANCAS: LUIS A. SÁNCHEZ BLANCAS: MIGUEL CUÉLLAR


NEGRAS: LUDEK PACHMAN NEGRAS: S. RESCHEVSKY
SANTIAGO, 1959 SOUSSE, 1967

abcdefgh
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
396

Campeones nacionales de ajedrez

Año Lugar Nombre

1946 Bogotá Miguel Cuéllar G.


1947 Bogotá Luis A. Sánchez
1949 Bogotá Luis A. Sánchez
1951 Bogotá Boris de Greiff y M. Cuéllar G.
1953 Bogotá Miguel Cuéllar G.
1954 Cali Luis A. Sánchez
1955 Manizales Miguel Cuéllar G.
1956 Ibagué Miguel Cuéllar G.
1957 Montería Miguel Cuéllar G.
1958 Pereira Luis A. Sánchez
1959 Barranquilla Miguel Cuéllar G.
1961 Medellín Miguel Cuéllar G.
1962 Buga Luis A. Sánchez
1963 Cúcuta Juan M. Minaya
1964 Villavicencio José S. Rodríguez
1965 Belencito Carlos Cuartas
1967 Bucaramanga Carlos Cuartas
1968 Medellín Carlos Cuartas
1969 Bogotá José S. Rodríguez
1970 Bogotá Carlos Cuartas
1971 Bucaramanga Miguel Cuéllar G.
1972 Barranquilla Oscar Castro
1974 Medellín-Bogotá Oscar Castro
1975 Bogotá Carlos Cuartas
1976 Cali Carlos Cuartas
1977 Medellín Gildardo García
1978 Envigado Gildardo García
1979 Manizales Jorge A. González
1979 Envigado Gildardo García
1980 Pereira Alonso Zapata
1981 Bogotá Alonso Zapata
1983 Envigado Carlos Cuartas
1985 Bucaramanga Gildardo García
1986 Bogotá Gildardo García
1987 Cali Gildardo García
1988 Bogotá Luis Baquero

Nota: Hasta 1969 se jugaron los se regresó al sistema de todos contra


campeonatos por el sistema de todos todos. En 1983 y 1985 se jugó por el
contra todos. En 1970 se jugó por el sistema suizo y en 1986 se volvió a dis­
sistema suizo a 9 rondas, lo mismo que putar todos contra todos. En 1951 se
en Barranquilla, en 1972. El de 1971 empató el primer lugar entre Boris de
fue todos contra todos. En 1974 se dis­ Greiff y Miguel Cuéllar, y no hubo de­
putó el título en un match entre el sempate, si bien el sistema SB (Sone-
campeón de 1972 (Castro) y el ven­ barn-Berger) favorecía al primero. En
cedor de una serie de eliminatorias en 1963 el primer lugar se empató entre
1973 (Javier Alzate). De 1975 a 1981 Minaya y Sánchez, pero se declaró
Capítulo 15 397

campeón al primero por mejor sistema título para el primero. En 1972 se im­
SB. En 1969 se impuso Rodríguez lue­ puso Castro en el triangular de desem­
go de 2-2 en el desempate ante Cuéllar pate —en Cali— ante Minaya y F.
y mejor SB. Igual resultado en 1970 Muñoz, con quienes había compartido
entre Cuartas y Minaya determinó el el primer lugar en Barranquilla.

1. Boris de Greiff,
Maestro Internacional
(1957), campeón
nacional en 1951
(Foto en el Torneo
Capablanca, Cuba,
1962).
2. Alonso Zapata,
Maestro Internacional
(1978), Gran Maestro
(1984), dos veces
campeón nacional.
3. Partida
Cuéllar-De Greiff,
Barrancabermeja,
1969, observada por
el ministro de Minas
Carlos Arríela y
por el árbitro
internacional Julio
Ernesto Mejía.
Nueva Historia de Colombia. Vol. VI
398

1. Anita Castro
de Sánchez y Amira
Poveda {hoy señora
de De Greijf), antes
de iniciar una
partida en Bogotá,
1956.
2. Ilse Guggenberg,
Maestra Internacional
(1976), ocho veces
campeona nacional.
3. Anita Castro
de Sánchez y el
fiscal de la
Federación de
Ajedrez Jorge Mora
presencian una
partida durante
el torneo de 1968,
en Bogotá.
Capítulo 15 399

Campeonas nacionales de ajedrez


Año Lugar Nombre

1965 Medellín Ilse Guggenberger


1972 Medellín Ilse Guggenberger
1974 Bogotá Ilse Guggenberger
1975 Bogotá Ilse Guggenberger
1976 Moniquirá Teresa Leiva
1977 Medellín Rosalba Patiño
1978 Cartagena Ilse Guggenberger
1979 Girardot Ilse Guggenberger
1980 Bucaramanga Ilse Guggenberger
1981 Riohacha Adriana Salazar
1982 Sevilla Teresa Leiva
1983 Bucaramanga Adriana Salazar
1984 Bucaramanga Ilse Guggenberger
1985 Bogotá Adriana Salazar
1986 Bogotá Adriana Salazar
1987 Ibagué Isolina Majul
1988 Bogotá Adriana Salazar

Nota: Entre 1945 y 1965 se consi­ y del Ecuador, logrando buenos re­
deró que la mejor ajedrecista del país sultados. Además, en 1956 doña Anita
era doña Anita Castro de Sánchez, se proclamó vencedora en Bogotá de
quien desde la emisora radioaficiona- un torneo femenino que, aunque no
da HK3BH, propiedad de su esposo el tuvo participación de otras regiones
doctor Pompilio Sánchez, disputó par­ del país, ratificó su condición de nú­
tidas con famosas jugadoras de Cuba mero uno en Colombia.
400

Participación de Colombia en olimpiadas mundiales masculinas

Año Lugar N.° países Posición

1954 Amsterdam 26 18
1956 Moscú- 34 18
1958 Munich 36 16
1964 Tel Aviv 50 31
1966 La Habana 52 22
1970 Siegen 60 23
1972 Skopje 62 25
1974 Niza 73 20
1976 Haifa 48 10
1978 Buenos Aires 65 23
1980 Malta 82 36
1982 Lucerna 92 20
1984 Salónica 88 30
1986 Dubai 108 35
1988 Salónica 113 30
Participación de Colombia en olimpiadas mundiales femeninas

Año Lugar N.° países Posición

1974 Medellín 26 17
1976 Haifa 23 15
1978 Buenos Aires 32 19
1980 Malta 42 18
1982 Lucerna 45 15
1984 Salónica 51 23
1986 Dubai 49 29
1988 Salónica 56 26

Nota: A partir de 1976, tanto en Hungría, y Niza (1974), clasificando


masculino como en femenino, las por única vez antes que Cuba y supe­
Olimpiadas se realizan por el llamado rando además a Islandia, Polonia, Ca­
«sistema suizo». En Haifa (1976) no nadá, Dinamarca, Suiza y Francia. En
participaron los países socialistas y por femenino, la mejor actuación ha sido
ello, quizás, técnicamente las mejores en Lucerna (1982), superando entre
actuaciones de Colombia sean en mas­ otros a los Estados Unidos, a Brasil y
culino: Munich (1958), eliminando a a la Argentina.

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