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Latín I

Teórico Nº 4

Lengua y Cultura Latinas I (Cát. F-Pégolo, 2° cuatrimestre de 2020)

Teórico N° 4 (viernes 4 de septiembre)

Profesora Liliana Pégolo: Buenas tardes. Hoy vamos a presentar la segunda


declinación. La pueden encontrar en la ficha teórica.

La segunda declinación se caracteriza, en general, por comprender sustantivos y


adjetivos de tema en –o/e- y por una -i larga en el genitivo. Esto es lo que les va a permitir
determinar que ese ―nombre‖ pertenece a la segunda declinación. Esta se trata de un
subsistema nominal constituido por sustantivos masculinos en su mayoría. Hay también
algunos sustantivos femeninos que particularmente son nombres de árboles; hay algún
sustantivo que aparece en documentos literarios como masculino y femenino; hay un
sustantivo femenino, humus, que permanece con esa determinación genérica. Pero así como
en la primera el predominio era de sustantivos femeninos, la segunda se caracteriza por
una mayoría de sustantivos masculinos. Pero, atención no olvidemos a los adjetivos que se
declinan según este paradigma.

En la clase anterior dijimos que, en lo que respecta al género, el latín tiene tres.
En la segunda declinación aparecen sustantivos y adjetivos neutros. Por eso es que si
miran la clasificación que nosotros hicimos en la ficha, dice que el tema de la segunda
declinación es /-o/ y /-e/. En esta declinación sí vamos a poder determinar con claridad el
tema frente a la desinencia, cosa que con la primera declinación no sucedía en todos los casos.
Los gramáticos, sobre todos los que hacen gramática histórica, dicen que en lo que respecta a
la primera declinación hay una contracción del tema con la desinencia en el caso nominativo,
por ejemplo; por lo tanto, en la primera declinación confluyen la vocal del tema con la
desinencia propiamente dicha. Ahora, cuando presentemos la segunda declinación, van a
poder observar que se puede diferenciar la vocal temática de la desinencia propiamente dicha.

La segunda declinación presenta varios modelos. La cuestión comienza a


complejizarse como verán. El modelo que elegimos para su presentación es dominus, -i, que
en la clase del martes vimos en su variante femenina domina. Podemos observar que la raíz
no cambia sino que lo que cambia es la desinencia y, en consecuencia, va a cambiar el modelo
de declinación y el tema, en relación con la forma femenina domina.

Dominus significa ―señor‖. Piensen que avanzado el Imperio, en lo que se llama el


período tardío (este se extendería desde la segunda mitad del siglo II d.C. hasta Carlomagno,
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tal como señalan alguna parte de la crítica historiográfica) aparece el Dominado como forma
de gobierno, y esta palabra ―Dominado‖ proviene de dominus. No obstante, la dominatio e
incluso un sinónimo, el dominatus, es el poder de un tirano o bien de un grupo oligárquico

Vamos a declinar dominus, -i. La /u/ del tema en realidad proviene de una /o/. En el
latín arcaico (período que se extiende entre el siglo VI a.C. hasta el siglo III a.C.) aparece, por
ejemplo, en documentos epigráficos.

El siglo III a.C. es un siglo ―bisagra‖ para Roma. Es el siglo en que Roma toma
contacto definitivo con el mundo griego. Además, es el siglo en que Roma lucha contra los
cartagineses. Roma se torna, entonces, la domina del Mediterráneo. Y se produce un proceso
de aculturación. Las élites que se tornan poderosas son las gentes (grupos familiares) y junto
con la adquisición de territorios y con la abundancia económica, comienza a producirse un
proceso de aculturación. El mundo griego atrajo a Roma y los grupos dominantes necesitaron
construir una literatura. Este mismo proceso lo podemos comparar con lo que sucedió con
nuestra Generación del ‗80; es exactamente igual. Por esto, muchos de los procedimientos
lingüísticos, es decir la transformación de la lengua, tienen lugar en el siglo III a.C.; es por
eso que lo califico como un siglo ―bisagra‖.

Dominus es el que se encuentra a la cabeza de un gran número de subalternos, se trata


de un individuo sumamente poderoso desde el punto de vista económico y político. En una
ocasión se me preguntó si es semejante es al pater familiar. En relación con esto, me olvidé
de comentarles algo. Existe un genitivo de la primera declinación que en lugar de ser /-ae/ es
/-ās/: este aparece en la declinación del sustantivo familia, en palabras compuestas como
paterfamilias (―padre de familia‖). Esto es porque el genitivo arcaico de la primera
declinación es /-as/ y la ―familia‖ es una institución que está fundada sobre lo religioso, entre
otros fundamentos, de ahí que el paterfamilias tenga una autoridad de carácter ―sacrosanto‖,
denominada maiestas.

Por otra parte, la familia no estaba solo constituida por el padre, la madre y los hijos.
El concepto de familia es un concepto mucho más amplio que presupone a la servidumbre —
es decir los esclavos—, a otros hijos que, muchas veces, son adoptados por diversas
cuestiones, y los clientes. Podríamos pensar cómo funciona el concepto de familia en
sociedades de carácter ―ilegal‖ como, por ejemplo, la mafia. Los clientes, aquellos que debían
presentarse al patronus tenían que ir todas las mañanas a saludar al paterfamilias. Clientes
eran todos los que no estaban ―emparentados‖ desde el punto de vista sanguíneo y desde el
punto de vista político como ―iguales‖ (la sociedad romana es horizontal entre los que
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pertenecen a la misma clase y vertical en lo que respecta a las estructuras sociales), quienes
recibían algún tipo de protección por parte del patronus, que bien podía ser un dominus.
Muchas veces habrán escuchado hablar de clientela política, pero esto no es un invento del día
de hoy: los clientes tenían que ir a saludar al señor, y el señor les retribuía posiblemente con
un ―platito‖ de comida: la sportula. Estas cosas nos sirven para poder ver que la lengua no es
simplemente una declinación. Busquen las sátiras de un poeta como Juvenal (ss.I-II d.C.) para
enterarse qué es ser un cliente.

Declinamos, entonces, dominus:

Singular Plural

N domin – u-s domin - i


V domin - e domin - i
Ac domin – u-m domin – o-s
G domin - i domin – o-rum
D domin - o domin - is
Ab domin - o domin - is

En el nominativo singular, advertimos la /-u/, que como ya dijimos en un período


arcaico es -o, frente a la desinencia propiamente dicha del nominativo que es /-s/.

En el vocativo singular aparece la alternancia que se puede ver en la ficha cuando


dice que el tema es -o/e.

En el acusativo singular advertimos que se empieza a confirmar lo que dijimos en la


clase anterior: la desinencia del acusativo singular es /-m/.

El genitivo singular, /-ī/, proviene del diptongo /-ei/. Luego, se contrae y, como es
un diptongo, al contraerse mantiene el carácter de vocal larga.

En el dativo singular podemos ver que permanece la vocal temática /-o/. Ésta
proviene del diptongo /-oi/. El ablativo singular también es domino, pero como ya
señalamos ayer, la desinencia propiamente dicha del ablativo era la /-d/ pero esta ha caído.

La desinencia /- ī/ del nominativo y el vocativo plural proviene de antiguos


diptongos, uno de ellos se mantuvo hasta época republicana.
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En el acusativo plural, la /-o/ del tema es larga porque la desinencia /-s/, en


realidad, proviene de una desinencia /-ns/.

En cuanto al genitivo plural, recordemos que /-um/ es la desinencia de genitivo plural


en todas las declinaciones. Que aparezcan elementos diferentes es un problema de asimilación
con otros subsistemas morfológicos, como la asimilación con la declinación de los
pronombres. Como explicamos en la clase anterior /-rum/ se origina en un hipotético /*-som/.

La desinencia /-is/ de dativo y ablativo plural proviene del diptongo /-eis/.

Este es uno de los modelos de la segunda declinación. Pueden observar que en


algunos casos la desinencia y la vocal temática coinciden.

Por este modelo se declinan también los adjetivos que presentan tema -o/e. Ayer
vimos el adjetivo clara, el masculino correspondiente es clarus. Vamos a empezar a enunciar,
entonces, el adjetivo de primera clase: clarus, clara… Todavía nos falta algo para
completarlo.

Estamos ya en condiciones de hacer una declinación conjunta entre un sustantivo que


decline por primera y un adjetivo que decline por segunda. Si, por ejemplo, nos encontramos
con el sustantivo poeta, -ae (m) debemos concordarlo con el adjetivo con clarus y no con el
femenino clara.

Entonces, vamos a hacer la declinación conjunta de clarus poeta. El sustantivo sigue


el modelo de la declinación a la que pertenece. Y los adjetivos de primera clase siguen el
modelo de la primera y la segunda declinación según corresponda por su género. Lo que
hay que tener siempre en claro es la concordancia de caso, género y número, y no el
modelo de declinación.

Singular Plural

N clarus poeta clari poetae


V clare poeta clari poetae
Ac clarum poetam claros poetas
G clari poetae clarorum poetarum
D claro poetae claris poetis
Ab claro poeta claris poeti
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En general, la pregunta que se hacen les estudiantes es acerca de cómo darse cuenta de
la declinación a la que pertenecen las palabras a declinar.

Y mi respuesta es que la gramática se crea para poder establecer taxonomías y,


evidentemente, para poder reflexionar sobre la lengua y sus posibilidades de ser asimilada. La
gramática es una metodología de enseñanza: de categorizaciones, de especificaciones. Frente
al corpus de la lengua, los gramáticos establecen límites, por ejemplo, entre el nominativo y el
genitivo. Este puede ser un camino. Ahora bien, el genitivo es lo más seguro para poder
determinar a la declinación que pertenece un sustantivo. Es mucho más seguro que otros
caminos porque no hay ningún genitivo singular que se repita entre las cinco declinaciones
latinas. Yo, como alumna/-o/-e, sé que si me ―enfrento‖ a /-ae/ el sustantivo pertenece a la
primera declinación, si ―veo‖ /-i/ como genitivo, pertenece a la segunda. Así podremos ir
construyendo las restantes declinaciones. A mí me parece que esto sirve mucho más que
darnos cuenta de cuál es el tema, que podría llevarnos a confusiones más adelante.

Ahora bien, los adjetivos, y estos son de primera clase, se enuncian SOLO en
nominativo. En el nominativo de los tres géneros. Aún nos resta ver el neutro. La gramática
ha sistematizado el enunciado de los adjetivos de la siguiente manera y en este orden:
masculino, femenino y neutro. Algo más: no olvidar que los adjetivos de primera clase
siguen los modelos de la primera y la segunda declinación. Los de la segunda declinación
para el masculino y el neutro; los de la primera para el femenino.

Ahora, pasamos a los sustantivos neutros terminados en /-um/. En realidad, el tema


sigue siendo /-o/, pero ya dijimos que la /o/ se transformó en /u/. Lo que debemos entender es
que la /-m/ es la desinencia de neutro.

El neutro que hemos tomado como modelo es templum, -i (n):

Singular Plural
N templ - um templ - a
V templ - um templ - a
Ac templ - um templ - a
G templ – i templ - orum
D templ – o templ - is
Ab templ – o templ - is
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Lo que caracteriza a los sustantivos neutros (sin importar si son de la segunda, la


tercera o la cuarta declinación) es que nominativo, vocativo y acusativo son iguales.
Quienes hayan cursado griego o lo están haciendo ahora, podrán observar que esto también
ocurre en griego. Por lo cual, tenemos que pensar que hay elementos comunes entre estas
lenguas. Además, presentan características morfológicas muy similares.

Por otro lado, la desinencia de nominativo, vocativo y acusativo plural neutro es


/-ă/. Esto es igual para todos los sustantivos neutros.

Dado que pertenece a la segunda declinación, las desinencias del genitivo, el dativo y
el ablativo son exactamente iguales a las que vimos en los sustantivos masculinos (y
femeninos) terminados en /-us/.

Tienen que acostumbrarse a que en latín hay una cantidad considerable de sustantivos
de género neutro. Nosotros los hemos perdido, en nuestra lengua solo hay restos de neutro,
sobre todo en el sistema pronominal. Por ejemplo: ―esto‖, ―aquello‖ es neutro.

¿Cómo será, entonces, el nominativo para el género neutro del adjetivo de primera
clase? Tenemos clarus para masculino y clara para femenino. El neutro es clarum

Entonces, finalmente, el enunciado de los adjetivos de primera clase es: clarus, clara,
clarum. En el diccionario, lo van a encontrar de la siguiente manera, por ejemplo:

altus, -a, -um.

(m.) (f.) (n.)

El diccionario no da ninguna especificación con respecto al género, porque se entiende


que ya está especificado en el enunciado.

Como se imaginarán, los adjetivos neutros solo los van a declinar junto a sustantivos
neutros. Uno de los ejercicios paradigmáticos o modélicos del primer parcial es la declinación
conjunta. Les solemos pedir a les estudiantes la declinación conjunta de un sustantivo y un
adjetivo. Les damos el enunciado del sustantivo y el del adjetivo. Ustedes tendrán que hacer
las concordancias correspondientes. No cometan el error, que vi en tantes alumnes en mi larga
carrera docente,: no declinen todo el adjetivo. Cuando digo ―todo el adjetivo‖ me refiero a los
tres géneros. Es un error también paradigmático. El adjetivo se enuncia de manera completa
para poder ver si el alumno, la alumna sabe cómo tiene que concordar el sustantivo y el
adjetivo. Entonces, si el sustantivo es neutro, tendrá que declinar con el adjetivo que
corresponde en género y número.
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Por lo tanto, si el sustantivo es neutro, solo se declina el adjetivo en género


neutro.

Seguidamente, nos detendremos en algunas observaciones de la segunda declinación


que tienen en la ficha.

En cuanto al género, son, en mayor medida, sustantivos masculinos. Los sustantivos


femeninos son nombres de árboles y algunos nombres de ciudades (Corinthus) e islas (Delus).

Por otro lado, hay tres sustantivos neutros que no tienen enunciado en /-um/ sino que
presentan el nominativo en /-us/: virus, pelagus y vulgus. Además, estos tres sustantivos
neutros, cuyo nominativo es en /-us/, no tienen plural.

En cuanto al número, hay sustantivos que son pluraliatantum: liberi, Fasti, etc. Fasti
eran los días en que se realizaban determinado tipo de festividades, por supuesto, de carácter
religioso. ¿Cómo encontraremos Fasti en el diccionario? Así como dijimos que tenebrae es
pluraliatantum y que el diccionario nos los indica a través del enunciado tenebrae, -arum,,
encontramos que Fasti se enuncia en el diccionario Fasti, -orum. No salimos de la regla de
enunciar nominativo y genitivo.

Lo mismo ocurre con los sustantivos neutros. En la ficha, en las observaciones que
corresponden al modelo de templum, -i, van a encontrar sustantivos pluraliatantum de género
neutro. Esto es lo primero que ustedes van a tener que desambiguar, porque si ven, por
ejemplo, arma van a recordar la primera declinación. Si solo nos quedamos con el
nominativo, podemos creer que arma es un sustantivo de la primera declinación. Por lo tanto,
debemos dirigir la mirada al genitivo: arma, -orum. La desinencia /-orum/ de genitivo nos
indica que es una palabra que pertenece a la segunda declinación. La /-a/ en el nominativo
evidencia que es una palabra de género neutro, con la particularidad de que solamente se
declina en plural.

Otra observación más. Sustantivos como filius, nuntius y nombres propios como
Vergilius presentan un nominativo en -ius. Es decir que antes de la vocal temática tenemos
una ―i‖, un afijo secundario que va a traer algunos problemas en la declinación. Por
ejemplo, presentan el vocativo singular en ―i‖ larga. Es decir que en lugar de /-e/ tendremos
/-i/. La e alguna vez estuvo, pero se contrajo con la presencia de la /-i/. Al unirse dos vocales,
la ―i‖ del vocativo se alarga. Esta doble /-ii/, que puede aparecer en el genitivo, también
aparece en el nominativo y vocativo plural: filii, nuntii. ¿Por qué razón? Hay una regla que
dice que hay que mantener la misma cantidad de sílabas tanto en el nominativo y vocativo
singular como en el plural. Es una regla, pero a veces por necesidad los poetas agregan una
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―i‖ o la quitan. Pero, en el período republicano suelen no contraerse; esto recién comienza
durante el Imperio.

El resto de los sustantivos comunes y los nombres propios con /i/ larga siguen la regla
general, por ejemplo: Darie. Como es una palabra de origen griego, en realidad la /i/ es larga
y por eso la /-e/ del vocativo se mantiene. Esta es una excepción.

No olvidar que todos los nombres sean comunes o propios se declinan. Hay que pensar
que la declinación es una cuestión relacional: si tenemos que hablar de alguien que es el hijo
de Mario, tendremos que decir filius Mari o filius Mar(i)i.

Si es sustantivo, en latín se declina. Hay un solo invariable, aunque puede presentar


algún caso: nihil (―nada‖). Es casi indeclinable, podríamos decir.

Los nombres se declinan. Si digo Vergili carmina significa ―los poemas de Virgilio‖.
Si leemos en la portada de un libro Titi Lucreti De rerum natura significa Acerca de la
naturaleza de las cosas de Tito Lucrecio.

No debemos olvidar que hay determinados casos que aportan un valor semántico de
importancia, como por ejemplo el genitivo. Sucede que a medida que fue evolucionando la
lengua, la declinación se fue perdiendo. Entonces, hubo que reemplazar con preposiciones.
¿Cuáles son los valores semánticos de la preposición ―de‖? Si digo ―la casa de madera‖, ―el
hijo de Juan‖ el uso del ―de‖ no es el mismo en esos casos. Esto tiene que ver con lo que
quedó de la carga semántica de los casos de la declinación. En un caso indica origen, en otro
caso indica la cualidad o la materia.

A continuación, la declinación de filius, -(i)i.

Profesora: Dale. Tienen que pensar que la /i/ tiene que estar siempre

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N filius filii
V filī filii
Ac filium filios
G fil(i)i filiorum
D filio filiis / filis
Ab filio filiis / filis
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En el dativo y el ablativo plural puede aparecer tanto con una /i/ como con dos. Esto lo
pueden ver en la declinación de deus, -i, que tienen en la ficha. Pero, una cosa más: ahora que
ya sabemos la primera y la segunda declinación, podría ocurrir que nos enfrentemos en un
texto con los dativos y/o ablativos de sustantivos como filia/filius; deus/dea; equus/equa.
¿Cómo sabemos cuál es el masculino y el femenino? La lengua se vale de la desinencia /-bus/
para ―discriminarlos‖. De esto resulta: filiis et filiabus (―para los hijos y las hijas‖); deis et
deabus (―para los dioses y las diosas‖); equis et equabus (―para los caballos y las yeguas‖).

Ahora, vamos a pasar al último modelo de la segunda declinación. Son los


sustantivos en nominativo /-er/ o /-ir/ que provienen del tema /-ro/. Hay tres sub-modelos:

puer, pueri (m)

magister, magistri (m)

vir, viri (m)

Podemos observar que la desinencia del genitivo no cambia. Es el genitivo lo que


ustedes tendrán que tomar como referencia para poder darse cuenta de que pertenece a
la segunda declinación.

Vir es una palabra muy importante para la cultura latina. Ser un vir es ―ser un varón‖.
La palabra virtus tiene la raíz de ―varón‖, es decir, que los que tenían virtudes eran los
varones. Las mujeres solo tenían pudicitia, es decir, las mujeres simplemente eran
―pudorosas‖. Esto presupone cómo varones y mujeres de esa sociedad patriarcal, sometida a
los dictámenes del paterfamilias, podían actuar públicamente.

¿Cómo llegamos de la vocal temática –o/e inicial a puer? Llegamos a través de un


fenómeno que los gramáticos llaman ―samprasarana‖ (palabra del sánscrito). Veremos
brevemente en qué consiste el proceso de evolución morfológica del ―samprasarana‖, pero
esto no lo tienen que saber necesariamente.

El tema, como dijimos es /-ro/. Esto quiere decir que se trata de nombres (esto no solo
ocurre con sustantivos sino que también ocurre con algunos adjetivos) donde aparece la
vibrante ―r‖. La consonante vibrante, al igual que la liquida, cuando aparece hace ―lío‖. Se
supone que la /o/ es la vocal temática, vocal breve. La /-s/ es la desinencia propiamente dicha
del nominativo. La /o/ cae, por lo que se produce el encuentro de la vibrante con la sibilante.
La vibrante tiende a asimilar su punto de articulación. Los lingüistas presuponen que la /s/ se
convierte también en una /r/: /-rr/, lo que es muy difícil de sostener en una pronunciación. En
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consecuencia, la segunda /r/ (de derecha a izquierda) se silabiza. Ante este fenómeno, aparece
la vocal /e/, que es la que encontramos en el nominativo singular de puer.

Tema en /-ro/: -ros > -rs > -ṛr > -r (una de las vibrantes se vocaliza) >-er

En su comienzo, pudo haber sido pueros. De pueros, entonces, evolucionó en puer.

En la declinación de estos sustantivos, en lo único que tienen que tener cuidado es en


la declinación del nominativo y el vocativo singular. Nada más. Veamos, entonces, la
declinación de puer. Nominativo y vocativo singular: puer. A partir del acusativo declina
como cualquier sustantivo de segunda declinación.

Singular Plural
N puer pueri
V puer pueri
Ac puerum pueros
G pueri puerorum
D puero pueris
Ab puero pueris

El segundo modelo es el modelo de magister, magistri, que es donde tienen que


tener mucho cuidado. Podemos observar que en el genitivo la /e/ no está. Esto se debe a que
se constituye un grupo consonántico entre la oclusiva y la vibrante. Otro ejemplo: culter,
cultri (―cuchillo‖); faber, fabri (―artesano‖). Entonces, ¿por qué puer no puede tener este
genitivo? Porque no hay consonantes que puedan constituir grupo consonántico. La /t/, la
/b/, son consonantes oclusivas que pueden constituir grupo consonántico con la vibrante. Lo
interesante es que el diccionario va a decir magister, -tri; faber, -bri. De este modelo, en la
ficha tienen declinado minister, ministri.

Por último, vamos a declinar conjuntamente magistra et magister (―maestra y


maestro‖). Magistra se declina por primera. La palabra et, como en francés, es la conjunción
coordinante ―y‖.

Singular Plural
N magistra et magister magistrae et magistri
V magistra et magister magistrae et magistri
Ac magistram et magistrum magistras et magistros
G magistrae et magistri magistrarum et magistrorum
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D magistrae et magistro magistris et magistris


Ab magistra et magistro magistris et magistris

No obstante, no hay registro de dativo y ablativo plural para el sustantivo magistra, -


ae, en lo que respecta a los diccionarios. Quizás se tenga que declinar para este ejercicio
escolar: magistrabus et magistris.

Ya hemos visto la primera y la segunda declinación. Ya no van a soñar con ovejitas y


angelitos sino con sustantivos y adjetivos latinos.

Hasta la próxima semana.

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