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Diferencias entre
Psicoanálisis y Psicoterapia.
Bibliografía: Introducción a la clínica psicoanalítica Diferencias entre
Psicoanálisis. Galende, E. (1990). Psicoanálisis y Salud mental. Para una crítica
de la razón psiquiátrica. [Capítulo 6: Los tratamientos analíticos en las
instituciones. pp. 263-272]. Buenos Aires: Paidós.
GALLENDE: “EL PSICOANALISIS Y LA SALUD MENTAL” Propone
problematizar. Recuperar en toda su amplitud el conjunto de factores que
determinan los modos en que se plantean los problemas de la Salud Mental, la
manera de comprenderlo y las respuestas políticas que se efectúan. Se trata de
potenciar el análisis para mejorar las respuestas prácticas. Los problemas de
Salud Mental son cualitativos, es decir, tienen que ver con la calidad de la vida.
Son las relaciones humanas concretas que genera la sociedad industrializada las
responsables del crecimiento de poblaciones con mayor riesgo de fracasar o
enfermar. La idea que sustentó la Psiquiatría, de considerar a los trastornos
psicológicos como a las demás enfermedades que trata el médico fue mostrando
su insuficiencia, su incapacidad de dar respuesta a los nuevos problemas. Es
necesaria una revaloración de lo subjetivo para esta vuelta a la preocupación y
al interés por los sujetos reales y actuales, el psicoanálisis ha cobrado
importancia. Pero no hay que olvidar que la respuesta psiquiátrica al malestar
cultural no puede suplirse con una respuesta psicoanalítica igualmente reductora e
ilusoria.
PSICOTERAPIAS PSICOANALISIS
-El uso del diván. Eso es debido a que no tolera permanecer bajo la mirada fija de los
pacientes muchas horas al día y además no quiere que sus gestos influyan al paciente.
Tiene el propósito de prevenir la contaminación de la transferencia.
- Comunicaciones: mientras las ocurrencias y comunicaciones estén no hay que tocar el
tema de la transferencia, hasta que haya devenido resistencia. Si uno le comunica al
analizado aquello reprimido, mayor será dice Freud la resistencia cuanto mayor uno acertó.
Hay que esperar a que el paciente esté próximo a ello.
Práctico 2-A: Método analítico. Bibliografía: Clase Gilberto Simoes
El presente artículo se centra en diversos interrogantes que se hace Gilberto Simoes,
médico psicoanalista, sobre cómo es la clínica en la actualidad y los distintos cambios que
fue teniendo la clínica psicoanalítica desde la época freudiana. El autor abre la pregunta
¿una nueva clínica psicoanalítica? Indicando que la clínica cambia permanentemente.
¿Qué significa decir que cambia? Significa que cambian los psicoanalistas en tanto la
posición frente a las nuevas problemáticas, la realidad socioeconómica del momento, y
cómo esta realidad se incluye en los dispositivos terapéuticos. ¿Qué es lo que se podría
pensar que no cambia? El método analítico con sus reglas. Las reglas son la atención
flotante, la neutralidad y la abstinencia, para el analista y la asociación libre para el
paciente. Freud basó estas reglas en la determinación inconciente, teniendo en cuenta que
pidiéndole a alguien que diga lo que se le viene a la cabeza, iba a tener algún sentido,
aunque al principio parezca carecer de él. A eso Freud lo llamó determinismo, es decir lo
que aparece en la conciencia viene determinado por lo inconsciente. Pero además de
estas reglas, Freud enumero una serie de consejos, que tuvieron que ver con su
experiencia singular en la clínica con los pacientes que tenía. Algunos de estos consejos
fueron no tomar apuntes mientras escuchaba al paciente para no fijarse en nada en
particular. El uso del diván porque no toleraba tener la mirada de los pacientes tantas horas
del día y para que sus gestos no influencien al paciente. El tiempo de las sesiones de 50
minutos y la frecuencia, en esa época de varias sesiones semanales. El dinero, cobrando a
todos sus pacientes y desaconsejando la atención gratuita. Ahora bien, estos son consejos
basados en la clínica de esa época y con las problemáticas que tenían sus pacientes en
ese momento así como sus condiciones socioeconómicas. Hoy en día, el autor refiere que
cambiaron tanto los analistas como los pacientes y sus problemáticas, así como cambiaron
las relaciones entre ellos y la actitud que tienen ambos frente al análisis. Los tiempos son
otros.
Y si bien, lo que importa es el discurso analítico, muchas veces la regulación del encuadre
desde lo institucional, la frecuencia de las sesiones cuando son afectadas por la realidad
social, hacen que se entorpezca la condición analítica en tanto la subjetividad de ambos, es
involucrada en el encuentro.
Es la situación económica, social, que se mete en los consultorios, interrumpiendo los
tratamientos o la frecuencia de las sesiones. Además del retraso de los pagos. No es lo
mismo, la atención en un consultorio de modo particular, que la cantidad de sesiones
asignadas por la obra social, es decir el límite en el tiempo, ni tampoco el manejo del
dinero, sea el paciente que consulta por una prepaga/obra social, como en una institución
hospitalaria. Hay que pensar en las distintas realidades y la subjetividad del caso por caso,
más allá de las purezas de las teorías. Hay que pensar la clínica con cada paciente y cada
vez.
CLASE 4 – PRÁCTICO A Función de las primeras entrevistas. Condiciones de
posibilidad de un Tratamiento. Diagnóstico. Analizabilidad. Bibliografía: Aulagnier P.
(1992) El aprendiz de historiador y el maestro-brujo. (Parte 3. Las entrevistas preliminares y
los movimientos de apertura: A y B pp.168-185) Buenos Aires, Amorrortu editores.
Las entrevistas preliminares El texto destaca la importancia de realizar entrevistas
diagnósticas previas a la instalación de la Transferencia. Subraya algunas de las
implicancias del tiempo en el análisis. Uno de los constreñimientos del análisis es el tiempo
que exige. El otro papel que juega el tiempo, es el de las urgencias clínicas; si bien no es
una terapéutica de la urgencia, nos encontramos con urgencias psíquicas a las que
tenemos que atender. El tiempo de la Interpretación: es un tiempo que el analista se
tomará, caso por caso, pero que alude también al tiempo que hay que esperar para que
cada paciente pueda escuchar una interpretación. El tiempo del que disponemos para una
indicación de análisis y para los movimientos de apertura: Piera Aulagnier sugiere, no
tomarse mucho tiempo, ya que un sujeto puede estar dispuesto a hacer de nuestra persona
el soporte de sus proyecciones con mucha carga afectiva y si, decidimos no atenderlo,
podría vivirlo como un rechazo y eso confirmarle la existencia de un perseguidor. Se podría
producir una descompensación o un desencadenamiento.
Diagnóstico diferencial y las entrevistas preliminares. Los criterios teóricos nos ayudan,
pero siempre se debe tener en cuenta que nos encontramos con un sujeto viviente y
escuchamos la singularidad. Darse tiempo para ver que hay detrás de ese cuadro
sintomático para diagnosticar. Escucharse para saber si uno quiere proponerse como
analista para ese sujeto.
El calificativo de analizable
Para Piera Aulagnier un sujeto es analizable si está dispuesto a vérselas con su propio
conflicto psíquico y sus síntomas. Es preciso que las deducciones que se puedan extraer de
las entrevistas preliminares, hagan esperar que se pueda poner luz al conflicto
inconsciente. Que el sujeto, una vez terminado su itinerario analítico, pueda poner lo que
adquirió en la experiencia vivida, al servicio de objetivos elegidos, siempre en función de su
singularidad, de su problemática y de su historia. Modificación orientada a reforzar la acción
de Eros a expensas de Tánatos.
Los movimientos de apertura.
Consideraciones de los movimientos de apertura por fuera del registro de la psicosis. Los
movimientos de apertura son función de lo que el analista prevé y anticipa sobre la relación
transferencial futura. Todo analista deberá tener en cuenta la intensidad y la cualidad de los
afectos movilizados en los dos partenaires en el curso de los encuentros.
Forma parte de los momentos de inicio plantear el encuadre de trabajo teniendo
en cuenta si se va a proponer cara a cara o diván, la frecuencia de las sesiones,
los honorarios, así como establecer la forma de diálogo, no se puede dialogar del
mismo modo con todos los pacientes.
Decidir qué elementos de los que oímos elegimos, para elegir también los
movimientos de apertura, de qué cuadro partir, (la autora toma la idea del juego de
ajedrez). Elegir la apertura más idónea, para reducir en la transferencia que se va
a establecer, los efectos de los movimientos de resistencia.
A. La apertura de la partida en la psicosis
No solo que el abanico de aperturas es limitado por las exigencias metodológicas,
sino que siempre nos vemos precisados a elegir una apertura compatible con la
singularidad del otro jugador, y de sus propios movimientos de apertura.
La particularidad en los casos de sujetos psicóticos es que mucho antes de
encontrarse con nosotros ha dejado de creer que en el juego de su vida pueda
encontrar jugadores diferentes a los ya conocidos. Para el psicótico, dice Piera
Aulagnier, si el pasado es responsable de su presente, lo es en la medida en que
su presente ya ha sido decidido por su pasado; todo ha sido ya anunciado,
previsto, predicho, escrito.
El analista en los tiempos de apertura, ocupando la posición del oído del que
habla, podrá transformar un pensamiento sin destinatario, en un discurso que uno
puede oír y que él mismo sujeto puede oír. Es otro, indeterminado aún, quien
escucha un discurso destinado al progenitor, al perseguidor, dios o el diablo, pero
la presencia de una escucha nueva, pasa a garantizar al sujeto que esto que dice
forma de nuevo parte de lo oíble, de lo investible por el otro. El psicótico necesita
de esta seguridad; esta seguridad es la que funda la posibilidad de una relación de
investimento en el registro de la psicosis.
Bibliografía: Rubinstein A. (1999) “Algunas cuestiones relativas al diagnóstico en
Psicoanálisis”. En Revista Universitaria de Psicoanálisis. p.p. 1-9. Buenos Aires.
Facultad de Psicología. UBA.
El texto hace un recorrido histórico acerca del lugar que ocupó la cuestión del
diagnóstico para la psiquiatría y el psicoanálisis.
El término diagnóstico
De la Real Academia Española, dos acepciones, de la palabra diagnóstico y
diagnosis:
1. Etimológicamente, deriva del griego y significa distinguir, conocer. Esta
acepción se puede identificar al término con el proceso de conocimiento,
discernimiento, discriminación, y no necesariamente en un rotulamiento.
La psiquiatría
Por un lado la autora, hace mención al valor que tuvo el intento de poner orden a
los fenómenos de principio de siglo por parte de la psiquiatría clásica; la precisión
y la riqueza del detalle en las descripciones fenoménicas y en las clasificaciones;
al mismo tiempo, refiere que la psiquiatría produce un modo de pensar creando
categorías universales para entender la singularidad. Sin embargo, afirma la
autora, el cuestionamiento que puede hacerse al diagnóstico en su dimensión
objetivante, no debe hacernos concluir que hay que eliminarlo, sino que hace
necesario redefinir en base a qué criterios se hace, y en qué lugar de la teoría y de
la práctica se ubica.
El diagnóstico como saber
Hablar de diagnóstico es construir un saber, es hacer teoría. No es una cuestión
meramente especulativa, ya que esta teoría tiene consecuencias a nivel de
nuestra práctica, y al mismo tiempo surge de ella. Cada teoría recorta el campo
particular de los fenómenos clínicos de un modo diferente; citamos un ejemplo: lo
que en una teoría se define como estructura borderline, para otra puede ser una
estructura narcisista, y para otra una neurosis grave.
El diagnóstico en psicoanálisis
El diagnóstico de un sujeto es un diagnóstico producido en transferencia, y da
cuenta de la posición del sujeto en la estructura.
Se trata de construir un saber que permite ordenar y penetrar en la complejidad
de lo real. Están las diferentes estructuras y diferenciarlas es sumamente
importante, pero eso no nos dice nada acerca de ese sujeto, ni de sus
significantes particulares, ni de sus marcas, ni de sus fantasmas.
De S. Freud el texto dice que creó una nueva clasificación nosográfica, pero
además, se interrogó por las condiciones de producción de cada patología, y los
mecanismos universales; y se propuso discernir entre las diferentes formas de
funcionamiento, y estar atento a la singularidad; a la vez que descubrió que en la
variabilidad de lo fenoménico hay un orden y una legalidad.
Con J. Lacan cobró importancia el diagnóstico de estructura; se lo consideró
decisivo para la dirección de la cura, y particularmente para diferenciar neurosis de
pre-psicosis, y evitar así el desencadenamiento.
Destaca el valor de la fecundidad de la obra de S. Freud y de J. Lacan en la
construcción de un saber a partir de un pensamiento que permite reconocer
diferencias y recurrencias producidas en las condiciones de la experiencia
analítica. El diagnóstico psicoanalítico se realiza en transferencia.
Diagnóstico y práctica analítica
Rubinstein A. subraya en este último punto del texto las relaciones entre
diagnóstico y práctica analítica: particularmente el modo en que dicho saber opera
en el analista cuando éste toma su lugar en el dispositivo. La producción teórica y
la práctica analítica constituyen dos momentos diferenciados del quehacer
analítico, aunque sin duda interdependientes. No permite estar atentos a la
singularidad del paciente, anteponer el “saber referencial” al “saber textual”. La
afirmación de Lacan en “Variantes de la Cura Tipo”: “Lo que el analista debe
saber: ignorar lo que sabe”. Lacan, 1955. Tomar el diagnóstico como certeza
anticipadamente, obtura la escucha; pero desconocerlo puede llevar al analista a
perder su orientación en la cura. El análisis se lleva a cabo en una tensión entre
experiencia y teoría.
Dificultades diagnósticas
Freud en “La iniciación del tratamiento”, plantea la necesidad de un tratamiento de
ensayo para tomar conocimiento del caso y decidir si ese sujeto es apto para el
análisis. No se trata de hacer una clasificación de superficie, sino de penetrar en la
trama de relaciones, en la posición del sujeto en la estructura, y esto no siempre
puede establecerse de entrada. Podría decirse que el diagnóstico es una conjetura
que se construye a partir de lo que se escucha y que debe ser verificada en lo que
se escucha. Esto requiere que el analista esté dispuesto a reconocer sus errores,
si aparece algo nuevo, o si escucha algo que no había escuchado.
Práctico 5- A: Transferencia. Instalación de la transferencia. Transferencia
como motor y como obstáculo.
Bibliografía: Transferencia Instalación de la transferencia. Transferencia como
motor y como obstáculo. -Freud, S. (1912). Sobre la dinámica de la transferencia.
[Volumen XII. pp. 93-106]. Buenos Aires: Amorrortu editores
Freud, S. (1914-1915). Puntualizaciones sobre el amor de transferencia. [Volumen
XII. pp. 159-174]. Buenos Aires. Amorrortu editores.
-Freud, S. (1915-1916). Conferencias de introducción al psicoanálisis.
[Conferencia 27: La
transferencia. Parte III. pp. 392-407. Volumen XVI]. Buenos Aires: Amorrortu
editores.
-Freud, S. (1915-1916). Conferencias de Introducción al psicoanálisis.
[Conferencia 28: La
terapia analítica. Parte III. pp.408-422]. Buenos Aires: Amorrortu editores.