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Hechos relevantes:
1) El 7 de marzo de 1996 Jairo Rodríguez y Gladys Cañadulce constituyeron la sociedad
Nuevos Recursos que se dedica a la venta de equipos para control de calidad, inspección
y recubrimientos.
3) El 18 de julio de 2007, Fresen presentó a los esposos Rodríguez- Cañadulce una oferta
de compra por todas sus cuotas de la sociedad. Esta propuesta fue aceptada el 19 de
septiembre de 2007.
5) El 13 de abril de 2009 Indutecsa, empresa que se dedica al mismo mercado que Nuevos
recursos, designó a Jairo Rodríguez y Gladys Cañadulce como gerente y suplente de la
compañía.
Además , dice la Superintendencia que existen circunstancias a partir de las cuales puede
tenerse por cierto que Indutecsa fue fundada, organizada y dirigida, en la práctica, por Jairo
Antonio Rodríguez Castelblanco y Gladys Cañadulce.
Por otro lado, se demuestra que Indutecsa recurrió a algunos proveedores extranjeros con
los que según la clausula cuarta del contrato no podía realizar negocios.
Ahora bien, con lo relacionado con la ley de competencia desleal, lo primero que analiza la
Superintendencia son los actos de desviación de clientela de la ley 256 de 1996,
afirmando que en materia contractual los señores Jairo Rodríguez y Gladys Cañadulce
generaron un incumplimiento de sus obligaciones al participar en el mismo mercado con
los mismos proveedores y además de crear una sociedad que se dedicaba a la misma
actividad.
Por otro lado, sobre los actos de confusión, tampoco se demostró que Nuevos Recursos
hubiera desplegado actuaciones tendientes a la confusión de los consumidores sobre la
identidad de donde provienen los productos, Indutecsa.
En otro orden de cosas, en cuanto a los actos de engaño y descredito de la ley 256 de
1996 requiere que se trata de información que sea inexacta o falsa. Es por ello que,
Nuevos Recursos no incurrió en actos de engaño o descredito ya que la información que
difundió no era falsa sobre el incumplimiento de la clausula cuarta del contrato.
Así, en lo referente a los otros actos de competencia desleal: violación de normas, pactos
desleales de exclusividad, la Superintendencia desestimó las pretensiones ya que no se
demostraron o se explicaron en la demanda.
Por otro lado, en relación con los actos de descredito y explotación de reputación ajena no
se remitieron suficientes pruebas que permitieran encuadrar dicha conducta.
Por último, la corte hace un análisis de los perjuicios ocasionados y por ello el monto
indemnizatorio que le corresponde.
Norma (s) específica (s) que se analiza (n) o sirven de sustento para la motivación de
la sentencia:
Ley 256 de 1996 artículos 7, 8, 12 ,15 y 17.
Decisión:
1) Declarar que Jairo Rodríguez y Gladys Cañadulce incurrieron en el acto de competencia
desleal del articulo 7 de la ley 256 de 1996.
2) Condenar a Jairo Rodríguez y a Gladys Cañadulce a pagar al demandante una suma de
$268.856.000.
Regla jurídica aplicable:
No es desleal una convención que restringe a una de las partes contratantes
participar en el mercado.
Si es desleal el incumplimiento de una obligación que restringe a una de las partes
contratantes participar en el mercado.
Jurisprudencia citada:
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil. M.P. Carlos Ignacio Jaramillo.
Bogotá D.C., veintiocho (28) de febrero de dos mil cinco (2005).
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil. Sentencia de octubre 31 de
2002, exp.6459.
Superintendencia de Industria y Comercio. Sentencia No. 004 de julio 29 de 2008.
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil. Sentencia de julio 5 de 2007,
exp.1989-09134-01
Corte Suprema de Justicia. Sentencia del 30 de agosto de 2011, exp.11001-3103-
012-1999-01957-01. M.P. William Namen Vargas.
Corte Constitucional. Sentencia C-535 de 1997.
Superintendencia de Industria y Comercio. Resolución No. 17.710 de 2005.
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil. Sentencia de agosto 9 de 2000,
exp.5372.
Superintendencia de Industria y Comercio. Sentencia No. 16 de 2011 y No. 001 de
2012.
Observaciones: