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2.

HACIA UN NUEVO MAPA GEOPOLÍTICO EN EL PRÓXIMO ORIENTE

Como se ha comentado, el punto de partida de la presente investigación se centra en el


ocaso del imperio Asirio, que llegó a su punto culminante de poder con el largo reinado
de Asurbanipal1. Profundas crisis, sobretodo de carácter interno, darán paso a una etapa
de decadencia, que a la postre acabará definitivamente con el imperio en el año -612,
fecha donde cae su capital, Nínive, a manos de la confederación formada por medos y
babilonios. El tablero político del Próximo Oriente se mueve. Esta nueva etapa marcada
por el resurgimiento por todo lo alto de Babilonia, tendrá consecuencias en toda la
región. Medos, egipcios, caldeos y las poblaciones sometidas al imperio asirio moverán
ficha.

2.1. Crisis en el imperio asirio


El estado neoasirio se caracterizó en materia de política internacional por la
promoción de una fuerte política expansionista. Esta les llevó a conquistar casi toda
Asia Anterior y Babilonia, llegando incluso bajo el reinado de Asurbanipal (-668-627) a
Anatolia y Egipto. Los territorios conquistados fueron sometidos a gobernadores asirios
o a reyezuelos vasallos del poder asirio, con las consiguientes cargas tributarias2.
Ahora bien, ya sobre el fin del reinado de Asurbanipal la información de la que
disponemos es escasa, de hecho, no hay constancia de ningún documento oficial que
indique la fecha exacta del fin del mandato y defina claramente su sucesión, aunque
probablemente se sucedieran dos de su hijos en el trono3. Este hecho podría representar
simbólicamente el caos en el que ya se veía sumida la administración asiria.
A mediados del siglo VII, el gran imperio asirio, con su enorme capital, Nínive,
enriquecida con palacios y obras de arte, y la famosa biblioteca en la que fueron
reunidas todas las obras de la literatura, entraba en saturación. Los males que aquejaba
el imperio se venían arrastrando desde hacía años. Pese a las conquistas, la represión
militar y el gobierno ejercido desde los palacios provinciales sobre los territorios
anexionados, el imperio carecía de unidad. Muchas de sus partes no mantenían una
sólida relación económica entre sí, la unidad lingüística se había realizado a expensas
del asirio y a favor del arameo, y las continuas deportaciones en masa de las

1
Roux, 392
2
Sanmartín 160
3
CASSIN, E., BOTTÉRO, J. y VERCOUTTER, J., (1993:80)
poblaciones sometidas había contribuido notablemente a incrementar esta debilidad
interna4. Mientras que los aparatos administrativo y ceremonial no paraban de crecer,
las rentas y tributos, frutos de la expansión, empezaron a disminuir con la pérdida del
control de las provincias más lejanas. Esta combinación, sumada al debilitamiento de la
autoridad desde la muerte de Asurbanipal y los abusos de poder militar dieron como
resultado un estallido de desórdenes. Su epicentro, las poblaciones arameas y caldeas
del sur de Babilonia, principalmente de Bīt-Yakn y del País del Mar5.

2.2. Babilonia bajo el yugo asirio


Babilonia, que desde finales de la época casita no jugaba un papel preponderante en
lo que respecta a política internacional, se había visto sometida a una fuerte presión por
el imperio asirio. Esta presión se reforzó durante los reinados de Ssamsi-Adad V (-823-
811) y sus sucesores, los cuales terminaron por reclamar sus derechos al trono
babilónico, llegándolo a ocupar en repetidas ocasiones6. Como es de suponer, esto no
era de recibo en Babilonia, cuyos jefes soñaban con agrupar en una verdadera unidad
política a todas las tribus nómadas, entre las cuales la comunidad de raza y de religión,
el deseo de apropiarse de las tierras de cultivo, y también el odio contra el ocupante
asirio, creando así un nacionalismo agresivo y envidioso.7 De esta forma se sucedieron
revueltas en la zona, donde los babilonios intentaron en cada ocasión favorable
independizarse del yugo asirio. El jeque caldeo Merodac-Baladán estuvo en varias
ocasiones a punto de conseguirlo a principios del año 700.
La vuelta de torna la dio Nabopalasar, jefe caldeo, cuyo poder creyó conveniente
reconocer oficialmente el por aquel entonces rey de Asiria, Sinsharishkun. Las
dificultades por las que atravesaba el imperio asirio dieron alas a las esperanzas de
independencia de Babilonia. Nabopalasar decide atacar. Primero saqueó Uruk y después
atacó Nippur. La reacción asiria no se hizo esperar e hizo retroceder a Nabopalasar a
Uruk por un lado y cercó Babilonia por otro. La contienda se acabó decantado a favor
de los babilonios, cuando Nabopalasar logró vencer en Uruk y la población de
Babilonia pudo romper el cerco. El 23 de noviembre del año -626 Nabopalasar es
reconocido oficialmente rey de Akkad8. De esta forma, se fundaría la dinastía
4
Wagner 269
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CASSIN, E., BOTTÉRO, J. y VERCOUTTER, J., (1993:81)
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Sanmartín 161
7
CASSIN, E., BOTTÉRO, J. y VERCOUTTER, J., (1993:82)
8
Los imperios 82 extraido de
neobabilonica.
Pero no todo estaba resuelto, el ejército asirio, a pesar de la crisis de su imperio,
distaba de ser débil, permanecía leal y poderoso. Los asirios seguían guardando la
iniciativa, los contraataques babilonios eran prudentes y limitados. En este momento
histórico se interrumpe el texto de la crónica, que hasta entonces había detallado todo el
curso de los acontecimientos. Cuando, en el -616, comienza el relato de una nueva
crónica podremos ver que la correlación de fuerzas habrá cambiado, será allí donde
nuevos actores entrarán en juego.

2.3. La caída de Nínive


Cuando en el -616, décimo año de Nabopalasar, comienza el relato de una nueva
crónica, esta relata como son ya las tropas babilónicas las que han tomado la iniciativa9.
El escenario toma un vuelco total, son los babilonios los que han tomado la iniciativa y
año a año han ido expulsando a los asirios progresivamente de las ciudades de la Baja
Mesopotamia. Los babilonios empezarán a remontar por el río Tigris, llegando a asediar
la ciudad de Asur. En esta ocasión el ataque es rechazado por las tropas asirias, pero en
esta fase, los babilonios encontraron un aliado sumamente eficaz en el pueblo de los
medos.
Los medos ocupaban la zona central de los Zagros y la ruta de Jorasán, habían
sufrido igualmente durante siglos las incursiones y saqueos de los asirios. A pesar de
ello, se habían aprovechado también de su vecindad, ya sea controlando la ruta
comercial de Jorasán, vendiendo a los asirios caballos o incluso suministrando tropas
auxiliares.10 Cuando la suerte del conflicto entre caldeos y asirios se decantaba a favor
de los primeros, los medos decidieron intervenir, probablemente movidos no sólo por
rencores seculares y deseos de revancha de montañeses siempre oprimidos por el
imperio, sino también por la nueva religiosidad zoroástrica que, en aquellos momentos,
estaba echando raíces en la meseta de Irán11. Sea como fuere, la intervención de los
medos se caracterizá por su violencia destructiva. De la mano de los babilonios, esta vez
sí, arrasaron Asur en el -614. Parece ser que en el mismo campo de batalla, Nabopalasar
por los babilonios y Ciaxares por los medos, firmaron un tratado de amistad, el cual iba
a ser reforzado a través del matrimonio entre su hija con el hijo del rey babilonio.12
9
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Más alla de la biblia, 198
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Más allá de la biblia 198
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CASSIN, E., BOTTÉRO, J. y VERCOUTTER, J., (1993:83)
La destrucción de Asur no fue un golpe fatal, pero había dejado en la lona a los
asirios. Sinshariskun, al mando del ejército, pudo reunir de nuevo algunas fuerzas para
intentar frenar la embestida de las tropas de la confederación médica y el ejército
babilonio, que ya se dirigían a la capital Nínive.
La capital fue asediada en el -612, pudiendo resistir tres meses. Después fue tomada,
saqueda y su rey Sinsharishkun muerto, probablemente en la batalla. Parte de la
población logró huir bajo la dirección de Ashshuruballit, que se había hecho proclamar
rey de Asiria, a la postre, el último. El último bastión asirio fue entonces Kharrān, que
ya era el último fragmento del territorio nacional.
Con el hundimiento de Asiria, también Egipto intentó meter baza. El farón de
entonces, Nekao, volvió a subir por el corredor siriopalestino hasta su extremo norte, no
tanto para prestar apoyo a lo que quedaba de Asiria, sino más bien para cortar el paso a
los caldeos en el Éufrates y volver a tomar el control de Siria Palestina, territorio que
Egipto no había dejado nunca de considerar posesión suya milenaria.13 De ahora en
adelante, serán las tropas egipcias las que van a encontrarse los babilonios ante ellos.
Egipto tomará el relevo de Asiria sobre el Éufrates.
De esta forma llegamos a un nuevo mapa geopolítico de Oriente Próximo. Asiria
desaparece para siempre, con un halo de misterio incluido, no se sabe nada de lo que le
sucedió a su último monarca, Ashshuruballit (algunos historiadores se han preguntado si
no fueron los mismos aliados egipcios que se deshicieron de él). 14 Los medos ocupan
Asiria propiamente dicha, considerando el medio y alto valle del Tigris como su
frontera occidental. Los babilonios, dueños de toda Mesopotamia y de todo el valle del
Éufrates, estimaban que el conjunto de territorios del oeste del río les correspondía por
derecho. Por su parte, el faraón reivindica abiertamente lo que había sido su dominio
siriopalestino. Pero en esa zona, a su vez, los reinos que habían seguido siendo
autónomos se aprovecharán de esta nueva situación para reivindicar su posesión e
iniciar nuevos proyectos de crecimiento, ejemplo de ello es el reino de Judá15.

3. EL AUGE DE LA DINASTÍA NEOBABILONICA

Pronto en Babilonia subirá al trono el príncipe heredero, Nabucodonosor II (-604-

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Roux, 397
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CASSIN, E., BOTTÉRO, J. y VERCOUTTER, J., (1993:84)
15
Más allá de la Biblia 202
562), el monarca más importante de la dinastía neobabilónica. Bajo su mandato realizó
una extensa campaña de expansión que le sirvió para someter al nuevo imperio
neobabilónico, que incluía toda Mesopotamia norte y central, Siria, Anatolia y
Palestina. Igualmente fueron importantes los choques con Egipto. Por otro lado,
merecerá una mención especial la obra de Nabucodonosor en Babilonia, el cual impulsó
una extraordinaria actividad arquitectónica, de carácter predominantemente religioso.
La ciudad bajo su reinado alcanzó su mayor esplendor16.

3.1. La política de Nabucodonosor II


En -607 Nabopalasar se encontró un difícil obstáculo en su campaña por apoderarse
de Siria, la guarnición egipcia que defendía el campamento fortificado de Karkemish,
sobre el río Éufrates, plaza estratégica para la eventual entrada a la zona de Siria
Palestina. Después de dos intentonas, Nabopalasar, ya en avanzada edad, decide
encargar la misión al príncipe heredero, Nabucodonosor, nombrándolo jefe de todos los
ejércitos. Cabe apuntar que desde hace dos años, Nabopalasar ya había asociado a su
hijo más estrechamente al ejercicio del poder, dirigiendo, por ejemplo, campañas
conjuntamente.
Nabucodonosor cumplió el encargo con creces. En -605 tomó Karkemish franqueando
por sorpresa el Éufrates. La violencia de los combates, en los cuales abundaron los
furiosos cuerpos a cuerpos, dan buena prueba de lo que Babilonia y Egipto se estaban
jugando. De hecho, la victoria de Karkemish hizo caer en manos de Nabucodonosor la
mayor parte de Siria-Palestina, desde el Éufrates hasta la frontera egipcia.17
Inmediatamente después, todavía en -605 morirá Nabopalasar. Nabucodonosor será
reconocido como rey el 7 de septiembre de ese año, tanto en la capital como en las otras
ciudades del reino.18
A partir de ese momento, dado que la situación interior se desarrollaba en plena
calma, permitió a Nabucodonosor llevar a cabo una muy considerable política exterior.
Una de sus principales acciones en este sentido fue empezar largas campañas por todo
el territorio, principalmente en Siria, encontrando más bien poca resistencia, donde el
nuevo rey volvía cargado con un enorme botín. Uno de los objetivos de estas campañas
era igualmente tener vigilado de cerca de Egipto. En -601incluso los llego a atacar

16
Sanmartín 164
17
Roux 398
18
Los imperios 86 extraído de
directamente, pero el faraón Nekao, que había tenido tiempo de movilizar sus fuerzas
pudo repeler el ataque. Las pérdidas por ambos bandos fueron elevadas,
Nabucodosnosor necesitó dos años para poder reconstruir su ejército19.
A lo largo de estos años, los babilonios habían intentando atribuirse una imagen más
benevolente sobre los territorios conquistados de las que tenían sus predecesores asirios.
Por ejemplo, no recordaron sus empresas militares en sus inscripciones
conmemorativas, se entregaron al cuidado de los templos, acentuando el carácter de
liberación de sus campañas y la utilización cultural de los recursos20:

El Líbano, montaña del cedro, sobre la cual un enemigo extranjero (los egipcios)
gobernaba depredando sus riquezas: sus gentes estaban dispersas, tras huir lejos.
Con la potencia de mis señores Nabu y Marduk, yo organicé el ejército para una
expedición al Líbano. Hice feliz aquella tierra arrinconando de ella al enemigo
arriba y abajo. A los habitantes dispersos los reuní y volví a establecerlos… Hice
vivir a los habitantes del Líbano con seguridad, a todos juntos, sin que nadie los
molestase. (ANET, p.307)21

Cabe decir, sin embargo, que la práctica bélica de Nabucodonosor no fue tan amable.
A la eficiencia de la maquinaria de combate y de asedio, el ejército babilonio, bajo el
mando del monarca, supo añadir la movilidad del saqueador. De esta forma pudo, sin
demasiados problemas, sofocar y someter a aquellos territorios que intentaron resistir,
como Tiro o Judá, cuyo caso trataremos extensamente en el capítulo quinto de este
trabajo.
Las crónicas que han permitido a los investigadores seguir fielmente el curso de los
acontecimientos finalizan en -595. A partir de ese año, faltan tres crónicas que debían
cubrir los treinta y ocho años siguientes. 22 Sin embargo, no podemos finalizar este
apartado sin hacer referencia a dos hechos, a la postre menores, que intentaron mermar
el poder del monarca en ese año. Por un lado, un ataque elamita en el Tigris. Y por otro,
una revuelta interior de los medios militares, la cual fue dura y rápidamente reprimida
por Nabucodonosor.

19
Los imperios 86
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Más allá de la Biblia 230
21
cita en Roux 400
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CASSIN, E., BOTTÉRO, J. y VERCOUTTER, J., (1993:87)
3.2. El esplendor de Babilonia
La obra de Nabopalasar, artífice del encumbramiento político de Babilonia, fue
ampliamente continuada por Nabucodonosor, prosiguió con el engrandecimiento de la
ciudad, en todos los sentidos, hasta convertirla en metrópoli de toda Mesopotomia.
Posiblemente se trataba de la ciudad más grande del mundo23. Cubría una extensión de
850 hectáreas y contenía, según se cuenta, 1179 templos y capillas, con una población
estimada de 100.000 personas, pudiendo llegar a albergar el doble24.
El hecho de que Nabucodonosor pudiera mantener sólidamente sus posesiones a lo
largo de sus años de mandato, permitió al monarca llenar sustancialmente las arcas
babilónicas. Gracias a estas riquezas, Nabucodonosor impulsó una política interior con
un objetivo bien definido, convertir la ciudad de Babilonia en el centro político de un
reino fuerte y próspero. Cabe decir en este sentido, que Babilonia había sido ya –desde
la época de Hammurapi a comienzos del II milenio a.C.- el punto de referencia para
toda el Próximo Oriente asiático, y en especial para Asiria, su dueña en lo político pero
su discípula en lo cultural25. Ahora, con Nabucodonosor, volvería a convertirse en el
centro político y cultural del mundo antiguo.
Para ello, Nabucodonosor inició una serie de construcciones y reformas en la ciudad
de gran calado, no podemos olvidar que la ciudad había sufrido destrucciones en las
pasadas guerras. Los considerables trabajos estuvieron encaminados por un lado a
reforzar o extender las defensas de la capital. Y por otro, a profundizar en el sentido
cultural y religioso de Babilonia, que estaba viviendo la apoteosis de su dios, Marduk,
en cuyo honor se había compuesto unos siglos antes el «Mito de la Creación» en lengua
acadia26.
Son dignos de mención diferentes labores realizadas bajo el reinado de
Nabucodonosor. En primer lugar, acabó los trabajos de reconstrucción del Etemenanki,
la gran torre de pisos, que había sido iniciada bajo el reinado precedente. Restauró
varias capillas del gran templo de Marduk y reconstruyó varios templos, prodigando por
todas partes el oro, la plata, las piedras preciosas y las maderas raras27.
Sobre el cauce del Éufrates al norte de la ciudad, Nabucodonosor reconstruyó a
mayor escala un palacio que su padre había levantado. La obra fue monumental, el

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Roux 408
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Sanmartín 164
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CASSIN, E., BOTTÉRO, J. y VERCOUTTER, J., (1993:90)
palacio comprendía cinco patios, una puerta monumental, un sinfín de salas y estaba
muy bien fortificado. Es en este palacio, en su ángulo nordeste posiblemente (nota al
pie), donde se elevaban los famosos jardines colgantes.
Además de la vía procesional (veintidós metros de ancha, hecha con baldosa de
piedra calcárea blanca y mármol rojo) brillaba por su belleza la puerta de Ihtar, la
más bella de las ocho puertas de la ciudad. Esta formaba un conjunto colosal, con tres
portillos y torres almenadas, adornada en su fachada y en sus muros interiores, con
ladrillos de esmalte azul, con filas alternas de dragones y toros en relieve.
Babilonia, que estuvo durante tanto tiempo replegada sobre si misma durante la
hegemonía asiria, no dejó de ser nunca la guardiana de las tradiciones sumerio-acadias
en esta zona “sagrada” de Mesopotamia. El renacer de Babilonia, bajo la dinastía
caldea, tenía que estar ligada, de alguna forma, al renacer de la ciudad, eso sí, teñida de
una fuerte impronta religiosa28.

4. EL REINO DE JUDÁ ENTRE EL IMPERIO ASIRIO Y BABILONIO

En el capítulo cuarto del presente trabajo detenemos momentáneamente la línea


cronológica seguida, para volver a los cincuenta años (640-590) en que se sitúa el
hundimiento del imperio asirio. Así, focalizaremos nuestra atención en el legado de los
reinos de Israel y Judá, para luego prestar toda la atención al pequeño reino de Judá, y
en como vivió este periodo, siempre a la sombra ya sea de Asiria, Egipto o Babilonia,
hasta la toma de Jerusalem por Nabucodonosor.

4.1 El reino del Norte y el reino del Sur


Los reinos históricos de Israel (el reino del Norte) y Judá (el reino del Sur) tenían
personalidades políticas, culturales y hasta lingüisticas diferentes. En varias ocasiones
su relación desembocó en hostilidades. De hecho, los reinos solo convivieron bajo la
unión personal de David y Salomón (s.-X).29 El sino de ambos reinos fue poco
esplendoroso. La desaparición de ambos –como los profetas bíblicos habían anunciado
en numerosas ocasiones30- sería inevitable.

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Sanmartin 172
30
Kung 126
El reino del Norte, con su capital Samaria, tuvo una breve y agitada historia. Mientras
el imperio asirio se convertía en hegemónico en la región, Israel, estuvo enfrascada en
guerras con Siria, con los amonitas y moabitas, ignorando o subestimando el peligro que
les amenazaba por parte de los asirios. Rápidamente se convertirían en vasallos suyos.
Bajo el dominio de Teglat-Falasar III (-745-727), Israel, junto a los fenicios y los
filisteos prepararon una gran coalición antisiria31, a la cual “invitaron” a participar a
Acaz, rey de Judá. Éste no solamente rechazó unirse, sino que pidió ayuda al rey asirio,
el cual intervino de inmediato. La entrada de Teglat-Falasar tuvo consecuencias
dramáticas para el reino del Norte, deportó a las clases dirigentes y solo dejó una migaja
de estado (Efraim), convertido en estado vasallo dependiente bajo un rey proasirio.
Una década más tarde (Salmansar V habia sustituido a Teglat-Falasar), se produjo en
Efraim un nuevo levantamiento. Samaria fue sitiada y después de tres años de
resistencia, conquistada en -722. Ese fue el fin del reino del Norte, de ahora en adelante,
el nombre de “Israel” solo fue reclamado por el reino del Sur, Judá32.
El reino del Sur, con capital Jerusalem, a pesar de ser más débil desde un punto de
vista económico y político, resultó ser más estable. Posiblemente por considerarse
heredero único, no solo del estado davídico y de su ideología, sino también de la
tradición religiosa que se había desarrollado en el reino del Norte y de su culto.
La declinación a la coalición antisiria de Ajaz también tuvo consecuencias. Aunque
forzados por la necesidad, los de Judá se habían declarado dependientes de los asirios,
y, cuando también se produjo un intento de levantamiento de los del Sur, acabaron
siendo igualmente vasallos de la gran potencia asiria. En todos los lugares de Judea,
incluso en el Templo de Jerusalem, podían encontrarse divinidades y cultos asirios33.
El ocaso del imperio asirio permitió un breve respiro en el reino del Sur, el rey Josías
(-639-609) intentará aprovecharlo.

4.1 El reinado de Josías


Los cincuenta años comprendidos entre -640 y -590 situados alrededor del
hundimiento de Asiria representaron para las poblaciones sometidas al imperio y para
los estados vasallos adyacentes a él un intermedio si no de libertad, sí desde luego de

31
Cazelles 173
32
Los imperios
33
Cazelles 183
recuperación de las posibilidades de iniciativa.34 Igualmente, esta renovada libertad de
acción para la periferia imperial supuso igualmente un período de fermentos
ideológicos. Prueba de ello es el reinado del rey Josías en Judá.
Tras subir al trono jovencísimo, Josías supo aprovechar la situación favorable para
dar al reino de Judá un nuevo impulso. Sus aspectos más destacables serán las reformas
que promulgará de carácter religioso e ideológico, cuyas bases materiales y políticas no
son desde luego despreciables.35
Josías impulsará que en primer lugar el Templo de Jerusalem, y después toda la
ciudad, fueran consideradas como sede de Dios y, por consiguiente, sagradas, a través
de concentrar todo el culto sacrificial en el Templo. Igualmente hará ordenar a todos los
sacerdotes de Yahvé que trasladen su residencia a Jerusalem y llevará a cabo una
“purificación” de cultos paganos y sincretistas, de sus altares, objetos e imágenes en
todo el territorio (II Re 23:4-14)36. Por último se instaura una nueva reglamentación de
todo el culto israelita. De esta forma, Josías intentó imponer la unicidad de dios, del
culto, y del lugar del culto. De este programa de reformas se derivó un profundo cambio
político y religioso con una marcada voluntad de reunificación y asimilación, que le
llevó posiblemente a anexionarse partes del reino del Norte37
Sin embargo, parece que Josías tropezó con una fuerte oposición a su política de
reformas. Las tribus del norte guardaban una mal recuerdo de la política de los reyes de
Judá (caso de Ajaz citado anteriormente, por ejemplo) y sus tradiciones religiosas se
habían alejado mucho de Jerusalem durante el dominio asirio (la llegada de poblaciones
extranjeras deportadas por Asiria había hecho acrecentar el sincretismo (II Re 17: 24-
34)38.
A pesar de ello, Josías prosiguió estrechando la relación que tenía el culto a Yahvé y
el sentimiento nacional, hasta que en un determinado punto esa voluntad le llevó a
cometer un acto, a todas luces, de osadía. Se encontrará en medio de un mapa
geopolítico que se está sacudiendo.

4.3 El fracaso y el legado


Cuando en pleno desmoronamiento de Asiria, el faraón Nekao trató de avanzar en

34
Más alla de la Bíblia 201
35
Más allá de la Bíblia 204
36
cita en Más allá de la Biblia
37
Cazelles 183
38
cita en Cazelles 183
-609 hacia el Eufrates para enfrentarse a los babilonios, que ya habían acabado con los
últimos residuos del imperio Asirio, le va a salir al paso Josías con un ejército en
Meggido. Su objetivo, impedir que Egipto se constituyese de nuevo en amo de Siria y
Palestina, perdiendo así Judá la libertad obtenida. La batalla se decanta del lado egipcio,
mientras que Josías encontró la muerte o fue herido mortalmente 39. En ese instante la
reforma de Josías acaba, la confianza en Yahvé es puesta en tela de juicio y el rigor
reformista abandonado. La suerte de las reformas de Josías, está atestiguada por los
escritos del profeta Jeremías, que ya en tiempos del rey había manifestado su apoyo
explícito a los principios de estas.40
De esta forma, Judá quedó bajo dependencia de Egipto. El hijo de Josías, Joacaz, que
había sido proclamado sucesor de su padre por el pueblo, fue destituido inmediatamente
por Nekao. En su lugar nombró rey a su hermano Eliaquim (-609-598), dándole el
nombre de Joaquim para indicar que el nuevo monarca era un producto suyo.
Sin embargo, el dominio egipcio en la franja sirio-palestina no duraría mucho. Pronto
Nekao tendrá que enfrentarse a los babilonios, ya dirigidos por Nabucodonosor, en
Karkemish, a orillas del Eufrates.

5. LA TOMA DE JERUSALEM

El reino de Judá que había caído sobre soberanía egipcia, será suplantado pronto por
otra dominación, la del imperio neobabilónico. Después de Josías, la situación política
del reino era bastante clara: la monarquía tenía los días contados. No había sitio para un
Estado-tope políticamente entre el norte y el sur. Analizamos aquí los sucesos que
llevaron a Nabucodonosor II a tomar dos veces la ciudad de Jersualem y el bullicio
interno del reino de Judá, que a la postre, le había llegado ya el final.

5.1. Una mala herencia, primera capitulación


En el año -605 se produce un cambio fundamental en la situación política de la
región. La zona sirio-palestina era pretendida por los egipcios al mando del farón
Nekao y los babilonios dirigidos por Nabucodonosor. La batalla, como ha sido
explicada anteriormente, terminó con victoria de este último. Como aparece en II Reyes

39
Los imperios 179
40
Más allá de la Biblia 215
24:7: «El rey de Egipto ya no salió más de su país, porque el rey de Babel le arrebató
todo lo que le había pertenecido, desde el río de Egipto hasta el Eufrates».
De esta forma, toda la región Siria Palestina cae en poder de Nabucodonosor. Pero
éste no pudo afianzar inmediatamente la conquista, ya que su padre, Nabopalasar,
muere meses más tarde. El vencedor tuvo que regresar rápidamente a Babilonia para
asegurarse la sucesión41.
El rey Joaquim, por su parte, sobrevivió a este desplazamiento del poder,
reconociendo a tiempo y de forma adecuada al nuevo soberano, Nabucodonosor. En
este punto se puede poner de relieve las diferentes interpretaciones que se tenían de este
vasallaje. Para los babilonios, el sometimiento fue un acto espontáneo e incruento:
«Todos los reyes de Hatti vinieron a su presencia y él recibió su enorme tributo» (ABC,
p.100:17)42. Por otra parte las fuentes proféticas recogen el efecto del sometimiento de
forma muy diferente: «Todos llegan para entregarse a la violencia. Sus rostros ardientes
son (como viento) solano y amontonan cautivos como arena. Se burla de los reyes, se
mofa de los príncipes, se ríe de todas las plazas fuertes; alza un terraplén y las toma»
(Habacuc 1:6-10).
Durante tres año el reino de Judá pagará sus tributos a Nabucodonosor, quién recogió
el botín y procedió a algunos asedios, sin asalto decisivo. Sin embargo, en -601, a raíz
de los choques entre Egipto y Babilonia, Joaquim vislumbra que podría darse un nuevo
cambio de tendencia en lo que se refiere a la hegemonía de la zona y aprovecha para
negar su obediencia a Nabucodonosor43. Vuelve la tentación de librarse del yugo y
Joaquim enciende la mecha del levantamiento. Quiso el destino que el rey muriera (-
598) antes del contraataque de Nabucodonosor.
Así, su hijo y sucesor Joaquín, de dieciocho años de edad, se encontró en una
situación extremadamente delicada, quedando como responsable de la rebelión. A los
tres meses de su reinado tiene que enfrentarse a Nabucodonosor que viene a poner sitio
a Jerusalem.
Éste, asediado por los babilonios, decidió capitular inmediatamente. Parece ser que
Nabucodonosor, dada la rendición, trató con bastante indulgencia a Joaquín.44 A pesar
de eso, Jerusalem no se libró de ser conquistada, cae el 2 de Adar, es decir, el 15 o 16 de
marzo de -597. El palacio y el Templo fueron saqueados, se deportaron a miles de
41
Cazelles 188
42
cita en Más allá de la Biblia 219
43
Roux 399
44
Los imperios 172
personas45 (entre ellos Joaquín y su familia, parte del clero, dignatarios…) y se
proclamó un nuevo rey vasallo, Sedecías, tio de Joaquín.
La catástrofe de Jerusalem fue considerada durante largo tiempo como una desgracia
nacional. El período de diez años que sigue a la deportación de Joaquín (-597-587) será
una época llena de explosión política entre la población de Judá.

5.2. Las tensiones internas


A partir de la primera toma de Jerusalem, Nabucodonosor quiso disponer de un
gobierno “seguro” en Jersualem. Por ello, consciente que el Templo era un verdadero
hogar nacionalista46 deportará no solamente al rey Joaquin (substituido por Sedecías)
sino también a parte del clero, profeta Ezequiel incluido. Realmente no parece que
Nabucodonosor ganará por aquel entonces demasiada popularidad en Judá. El tributo
era pesado (acrecentado en -594 y -593), y al fin y al cabo, Babilonia caía muy lejos.
En Jerusalem se mantuvo una fiebre iluminista, que se alimentaba de los recuerdos
de la liberación del -701 y de los odios contra las expoliaciones de -597. Los habitantes
de Judá se dividían, pues, entre aquellos que incitaban una decidida resistencia a
Babilonia y los que viendo la ineficacia de esta resistencia, reclamaban moderación.
Esta división se extendía también a los exiliados de -597. A pesar de la distancia, las
poblaciones mantuvieron una activa relación, de tal manera que los unos estaban bien
informados de los otros y trataban de influirse mutuamente.
El debate interno que se desarrollaba por entonces puede ser seguido, sobre todo, a
través de los libros de Jeremías y Ezequiel. En este punto cabe dedicar unas pocas líneas
a explicar un poco sobre estas figuras proféticas.
Estos, a pesar de lo que se pueda pensar, no se presentan como adivinos, sino tal
como indica el sentido original del término griego prophetes como los que «declaran
con toda franqueza», «anuncian» algo. En su sentido hebreo, nabi, hace referencia al
«que llama» o al «llamado». Así, los profetas se erigen como los “llamados” de manera
especial por Dios. Ese profetismo comenzará en la historia con la institución de la
monarquía y, en el fondo, acabará con ella, en la catástrofe del exilio.47 Su misión,
proclamar el mensaje de Dios mediante acciones simbólicas y dichos proféticos. Sus
palabras, dirigidas a todo el pueblo, fueron recogidas por sus discípulos y conservadas

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en libros que llevan sus respectivos nombres. A través de su mensaje exhortarán y
advertirán, amenazarán con el ocaso a los dos reinos; arremeterán contra el culto
mundanizado y contra los cultos extranjeros; proclamaron una fe estrictamente
monoteísta y seguirán una línea de dura crítica social.48
Volviendo al debate interno, la discusión giaraba en que politica seguir frente al
vasallaje babilonio. Una parte de la corte del rey Sedecías apoyaba decididamente una
revuelta, la cual se apoyaría en una alianza con los egipcios y otros vecinos de Judá.
Otra, era mucho más moderada y advertía del peligro que podía conllevar la rebelión.
Existía incluso una tercera postura que defendía la rebelión, partiendo de la base que
Yavé no habría permitido nunca habría consentido nunca la llegada de los caldeos.
Los profetas Ezequiel y Jeremías habían tomado posición (Al parecer Sedecías había
pedido consejo en varias ocasiones a Jeremías49). Jeremías sostenía que la intervención
caldea y el consiguiente desastre eran inevitables en cuanto instrumento de cólera divina
contra las traiciones de apostasía que habían tenido lugar en Jersusalem (Jer 21:5-7). En
cierto modo su postura en filocaldea, contraria a la sublevación. De hecho, el profeta
acabo encarcelado por su postura frente a los babilonios por ser considerado
colaboracionista.50 Ezequiel, por su parte y desde el exilio, piensa también que la suerte
de Judá está prefigurada por analogía en la de Israel y motivada por una larga serie de
traiciones. Considera igualmente que los babilonios actúan por voluntad divina y que el
final es inevitable. Además, advierte que la alianza con los egipcios y la ruptura del
vasallaje babilonio comportaría terribles consecuencias (Ez 17:15-18).

5.3. La destrucción de Jerusalem


A la larga, el rey Sedecías no pudo resistir las propuestas seductoras de los egipcios
y de otros vecinos de Judá para que abandonara a Nabucodonosor, a pesar de las
repetidas advertencias (véase Jeremías). Así, se urde una nueva coalición contra
Babilonia. Estos reaccionan rápidamente51. Nabucodonosor, que no esperaba otra cosa,
arremetió contra las plazas fuertes judías de la Sefelá (Laquis y Azeqa) y puso sitio a
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Jerusalem enero de -588. Las esperanzas para el reino de Judá volvían cuando el farón
Hofrá, siguiendo sus compromisos de aliado de romper el cerco actúa y amenaza la
retaguardia de Nabucodonosor (Jer 37: 4-11). Más acabó siendo una mera ilusión. El
ejército de socorro del farón se retiró, tal vez sin dar ni siquiera batalla52.
El asedio a Jerusalem siguió adelante. Este se hizo insostenible después de año y
medio, los víveres comenzaron a escasear y llegó el hambre a la ciudad. Sedecías, con
el fin de movilizar todas las fuerzas disponibles, llegó incluso a proclamar una
manumisión de los esclavos hebreos que acabó de vuelta en esclavitud53.
Cuando en julio de -587 fue abierta una brecha en las murallas de la ciudad, Sedecías
intentó escapar junto a sus hijos y el cuerpo de guardia, pero le dieron alcance de cerca
de Jericó. La ciudad resistió todavía unos meses sin rey y su tropa de elite, hasta que los
caldeos, al mando de Nebuzardán, entraron en las murallas. Esta vez no habría piedad,
el castigo de Nabucodonosor fue fulminante.
Para empezar, Sedecías y los suyos fueron conducidos a Riblá, ante Nabucodonosor.
Éste, mandó matar ante los ojos de Sedecías a sus hijos. Luego le sacó los ojo, y
finalmente lo deportó Babilonia (II Re 25:7). En agosto de -587, Nebuzadan, provisto
de amplios poderes54, destruyó completamente Jerusalem, derribó las murallas, redujo a
cenizas el Templo, el palacio y otros edificios de cierta importancia, saqueó el Templo,
deportó a miles de judíos y mandó a sesenta y siete notables, entre ellos, a cinco
distinguidos sacerdotes a Riblá, donde serían ajusticiados.
Los babilonios dejarán a Godolías como “gobernador” de Judá, o de lo que quedaba
de ella. Godolías había sido prefecto del palacio de Sedecías, y era el miembro más
autorizado de la familia Safán además de uno de los más convencidos partidarios el
movimiento filocaldeo55. Junto a él se refugiaron otros miembros de la élite que no
habían sido deportados, entre ellos Jeremías, y juraron un pacto de colaboración, a
través del cual se comprometían a someterse al nuevo dominio (Jer 40:9-10), con el fin
de conseguir la recuperación económica y social.
Pero el drama todavía no había acabado. Al cabo de pocos meses, Godolías fue
asesinado junto a su corte, entre los que se contaban judíos y caldeos, por un grupo de
conjurados «de sangre real» (II Re 25:25), que no habían sido deportados porque habían
permanecido armados en localidades periféricas que los caldeos no habían conquistado.
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De aquí en adelante poco sabemos de la suerte de Judá en estos años. Los personajes
de relieve y muchos judíos por miedo a las represalias huyeron a Egipto, sumiendo al
territorio en el caos más absoluto, sin clase dirigente y con la población diezmada por la
guerra, al peste, el hambre y la emigración.56

6. CONCLUSIONES

El período histórico en que se ha centrado este trabajo, se abre con la caída del
imperio asirio. Sigue con el auge, en contrapartida, del imperio neobabilónio y focaliza
a través de su monarca más representativo, Nabucodonosor II, su expansión, tomando el
caso particular de la toma y el vasallaje del reino de Judá.
De este convulso período podemos extraer varias conclusiones significantes, que
serán determinadas por los cambios políticos y religiosos que vivió toda la región de la
época. Así, la dinastía caldea, que junto a sus aliados medos, se habían hecho dueños y
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señores de toda Mesopotamia gracias a la destrucción de un imperio asirio que había
entrado en barrena, buscarán en una Babilonia independiente recuperar el prestigio
perdido. Podemos ver por las políticas que llevaron a cabo Nabopalasar, y sobre todo
Nabucodonosor, que todos los esfuerzos se concentraron en su propio país. Fue una
época de innumerables reconstrucciones, de renacimiento político, económico, cultural
y religioso. Para llevar a cabo este gran movimiento, la recuperación de los pedazos de
territorio que habían estado bajo dominio asirio fue fundamental, el botín y los tributos
dieron la oportunidad desde un punto de vista económico para llevar a cabo la gran
reforma.
Por su parte, el reino de Judá, que había resultado en principio más estable que su
vecino del norte, vivió constantemente entre el vasallaje y la búsqueda de
autodeterminación. Dada la situación política, que les hizo estar a la sombra, primero de
los asirios, después de los babilonios, convirtieron las esperanzas de libertad en
aventuras demasiado peligrosas y con un final previsible. Los únicos años en que el
reino de Judá tuvo un respiro (-640-590) fueron aprovechados por Josías para impulsar
una profunda reforma política. Destacar en este punto, que el siglo VII a.C. vió como se
llevaron a cabo profundas tendencias renovadoras, las reformas de Josías encaminadas a
la unificación del culto y la gran obra de Nabucodonosor en Babilonia así lo atestiguan.
La toma de Jerusalem por parte de Nabucodonosor muestra el punto álgido de este
encuentro entre un imperio en auge, en busca de la gloria y un reino que intentaba
encontrarse en un mapa político en el que no tenía cabida. Así, el hecho de
Nabucodonosor tomara dos veces la capital de reino de Judá, muestra como el monarca
quiso afianzar sus posesiones decididamente, y a la vez su carácter más piadoso frente
al vasallaje, si se compara por ejemplo con la forma de intervención característica de los
asirios. Para Judá, la época de hegemonia caldea resultó ser a la postre más de lo
mismo. Búsqueda insistente de alianzas y coaliciones, ya sea con Egipto, ya sea con sus
vecinos más cercanos que no llevaban a nada, más allá de su propia destrucción. De esta
forma se cerraría una página importante de la historia.
La elección de Mesopotamia, historia política, económica y cultural de Georges Roux
es causa de haber sido uno de los libros en que me he apoyado en la redacción de mi
trabajo de curso, dedicado a Nabucodonosr II y su toma de Jerusalem.
Para mi, como estudiante nuevo en la materia, realizar una reseña (cuyo componente
crítico es esencial) resulta un poco embarazoso, ya que a pesar de que mi conocimiento
en lo que respecta a Mesopotamia ha ido creciendo a lo largo de este semestre, me
siento muy pequeño frente a la grandiosidad de la obra de Roux, una verdadera
eminencia en su campo. De él he aprendido mucho, su lectura ha marcado en mi un
antes y un después en mi concepción de la materia.
El libro Mespotamia, es antes que nada, un manual de iniciación, ya que a pesar de
su extensión (quinientas páginas y veinticinco capítulos), el objeto de la investigación es
inmensamente grande, ya que no deja de ser el análisis de una civilización de casi
cuatro mil años. En su estudio, se tratará desde la definición en sí del ámbito de estudio,
la civilización del valle del Tigris y el Eufrates, siguiendo con sus inicios, sus diferentes
apogeo y auges, y finalmente su lenta y larga decadencia en los inicios de la era
cristiana.
Quizás lo más remarcable de la lectura de la obra de Roux es que uno puede no
solamente ver con precisión y exactitud la evolución histórica de la civilización con sus
diferentes denominaciones (caldea, sumerio-acadia…) a pesar de ser un único y mismo
fenómeno, sino que puede hacerse una idea del grandioso legado que esta nos ha
dejado. Al fin y al cabo, se nos demostrará que es en Mesopotamia donde se darán las
primeras experiencias de agricultura, los primeros esbozos del derecho, los primeros
análisis del Universo, los primeros sistemas administrativos eficaces, los símbolos
religioso y como no, la invención de la escritura por parte de los sumerios
aproximadamente en el -3300, y con ello la primera literatura y la primera tradición
escrita.
Tal como indica su autor, la obra no va dirigida fundamentalmente a especialistas. Se
puede apreciar que a pesar de la complejidad histórica de la temática que se trata, su
lectura no deja de ser nunca dinámica y sobretodo clara, hecho imprescindible para
poder crear una imagen definida de la historia. En este sentido, es muy admirable la
gran cantidad de tablas cronológicas, mapas e ilustraciones que nos ofrece el autor,
ayudando sin lugar a duda a cumplir dicho objetivo.
7. BIBLIOGRAFIA

- CASSIN, E., BOTTÉRO, J. y VERCOUTTER, J., 1993, Los imperios del Antiguo Oriente, III:
La primera mitad del primer milenio (Historia Universal Siglo XXI, volumen 4),
Madrid-México: Siglo XXI editores.
- CAZELLES, C., 1984, Historia política de Israel: desde los orígenes a Alejandro Magno
(Introducción a la lectura de la Biblia, volumen 1), Madrid: Ediciones Cristiandad.
- DE VAUX, R., 1975, Historia antigua de Israel, Madrid: Ediciones Cristiandad.
- KUNG, H., 1993, El Judaísmo. Pasado, presente y futuro, Barcelona: Círculo de
Lectores
- LIVERANI, M., 2005, Más allá de la Biblia. Historia antigua de Israel, Barcelona:
Crítica
- ROUX, G., 1987 Mesopotamia. Historia política, económica y cultural, Madrid: Akal.
- SANMARTÍN, J. 1998, “El Próximo Oriente asiático. Mesopotamia y sus áreas de
influencia”, en: Joaquin Sanmartín / José M. Serrano, Historia Antigua del Próximo
Oriente: Mesopotamia y Egipto, Madrid: Akal.
- WAGNER, C. 1999, Historia del Cercano Oriente, Salamanca: Ediciones Universidad de
Salamanca

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