La configuración del Tribunal Constitucional aparece recogida en el título IX de la
Constitución, artículos de 159 a 165 de la Constitución de 1978. El desarrollo de este título, se lleva a cabo a través de la ley orgánica 2/1979 del 3 de octubre del Tribunal Constitucional. El art 159.1 de la CE y los arts. 16-26 Ley Orgánica, establecen que el Tribunal Constitucional se compone de doce miembros nombrados por el Rey, de ellos ocho magistrados son de origen parlamentario debiendo ser elegidos cuatro por el Congreso y cuatro por el Senado, por una mayoría de tres quintas partes de los miembros de cada Cámara legislativa. Dos son magistrados de origen gubernamental a propuesta del Consejo de Ministros. Y los otros dos magistrados restantes provienen de origen judicial a propuesta del Consejo General del Poder Judicial, por mayoría de tres quintas partes. Destaca que los cuatro magistrados a nombrar por el Senado después de la reforma realizada por la Ley Orgánica 6/2007 deben ser propuesto por las Asambleas Legislativas de las Comunidades Autónomas. Critica por que el número de magistrados sea par, siendo el voto de calidad del presidente en caso de empate el que decide. Y también el excesivo peso de los poderes políticos Gobierno y Cámara legislativa en su elección. En el caso de los elegidos por el Congreso y el Senado deben acudir a unas comparecencias ante dichas Cámaras para exponer su currículo. La Constitución establece que los magistrados deberán ser nombrados entre magistrados, fiscales, profesores de universidad, funcionarios públicos y abogados. Todos ellos juristas de reconocida competencia con más de 15 años en el ejercicio profesional. La duración de su mandato es de 9 años y se renovaran una tercera parte cada tres años, es decir que se renuevan de cuatro en cuatro magistrados, a tal fin se agrupan los magistrados de origen gubernamental y los dos elegidos por el Consejo General del Poder Judicial, en un solo grupo. Continuarán en el ejercicio de sus funciones hasta que hayan tomado posesión quienes hubieran de sucederles. Los magistrados del Tribunal Constitucional son independientes e inamovibles sustanciándose su responsabilidad penal ante el Tribunal Supremo, es decir, están aforados. El Tribunal Constitucional está formado por: un presidente, un vicepresidente, el Pleno: 12 magistrados; dos salas y cuatro secciones. El Presidente ejerce sus funciones de régimen interno y de representación aparte de presidir el Pleno y la Sala 1ª. Su mandato es de tres años. El Pleno se compone por los 12 magistrados. La importancia de este órgano es tal que se puede generalizar (cabe las excepciones): todas las competencias del Tribunal Constitucional, si exceptuamos el reconocimiento del recurso de amparo, son ejercidas por el Pleno, como se puede ver en el art. 10 de LO 2/1979. Puede recabar para resolver las competencias que no tenga atribuidas por la citada norma. Las Salas presididas la primera por el presiente y la segunda por el vicepresidente, están compuestas por seis magistrados cada una. Conocen de los recursos de amparo según el art. 11 de su norma reguladora. Excepto si: 1. El Pleno pide reconocer ese recurso de amparo 2. La Sala se aparta de la doctrina consolidada, ya que la Sala debe someter su decisión al Pleno, dice el art.13. 3. Excepcionalmente la Sala puede pedir para si competencias que corresponden a las Secciones. Las 4 secciones compuestas de tres magistrados cada una, gozan con carácter general de competencias en admisión de asuntos que también deban conocer el Pleno y las Salas. El ex artículo 52 de la LOTC, reformado por la Ley Orgánica 6/2007 establece que también pueden asumir la resolución de recursos de amparo siempre que la Sala competente se lo indique, debido a que la resolución de dicho amparo consiste en aplicar la doctrina consolidada. TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: COMPETENCIAS La configuración del Tribunal Constitucional aparece recogida en el título IX de la Constitución, artículos de 159 a 165 de la Constitución de 1978. El desarrollo de este título, se lleva a cabo a través de la ley orgánica 2/1979 del 3 de octubre del Tribunal Constitucional. Las competencias del Tribunal se relacionan en el art. 161 de la Constitución, y son desarrolladas en el art. 2.1 de su Ley Orgánica. Se trata de una enumeración abierta, con expresa previsión de que el Tribunal conocerá de las demás materias que le atribuyan la Constitución o las leyes orgánicas. Las principales competencias atribuidas al Tribunal Constitucional son las siguientes: a) Control de constitucionalidad de normas con rango de ley, sean del Estado o de las Comunidades Autónomas. Este control se realiza a través del recurso de inconstitucionalidad y de la cuestión de inconstitucionalidad. El primero es un recurso directo y abstracto, promovido por el Presidente del Gobierno, el Defensor del Pueblo, cincuenta Diputados o Senadores y los Gobiernos y Parlamentos autonómicos. La cuestión de inconstitucionalidad es un mecanismo prejudicial que puede ser suscitado por cualquier órgano jurisdiccional que, al conocer de un proceso, considere que la ley que debe aplicar al caso y de cuya validez dependa el fallo pudiera ser contraria a la Constitución. b) b) Recurso de amparo en defensa de las libertades y derechos fundamentales reconocidos en los arts. 14 a 30 de la Constitución. Puede ser interpuesto por cualquier persona, nacional o extranjera, física o jurídica, frente a violaciones de estas libertades y derechos originadas por disposiciones, actos jurídicos, omisiones o simples vías de hecho de los poderes públicos. c) Conflictos constitucionales, bien territoriales, como los de competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas o éstas entre sí, o los promovidos en defensa de la autonomía local por municipios y provincias frente al Estado o las Comunidades Autónomas; bien de atribuciones entre órganos constitucionales del Estado Los conflictos de competencia territoriales pueden ser positivos o negativos. Los positivos, entre el Estado y una o más Comunidades Autónomas o de dos o más Comunidades Autónomas entre sí, pueden ser planteados por el Gobierno de la Nación y los Ejecutivos autonómicos; y tienen por objeto disposiciones, resoluciones y actos sobre los que exista una controversia en cuanto a la distribución constitucional y estatutaria de competencias estatales y autonómicas. Con los conflictos negativos se trata de resolver la titularidad de una competencia respecto de la que ninguno de los órganos requeridos se estima competente, y puede ser promovido por particulares interesados y por el Gobierno de la Nación. A su vez, los municipios y provincias pueden promover un conflicto en defensa de la autonomía local, frente a leyes o normas con rango de ley, estatales o autonómicas, que lesionen la autonomía local constitucionalmente garantizada. Los conflictos de atribuciones entre órganos constitucionales del Estado pueden oponer al Gobierno de la Nación, al Congreso de los Diputados, al Senado y al Consejo General del Poder Judicial entre sí, y tienen por objeto la definición de sus respectivas atribuciones constitucionales. d) Control previo de constitucionalidad de Tratados internacionales, a requerimiento del Gobierno, del Congreso de los Diputados o del Senado. Se trata de un procedimiento con el que se pretende evitar la integración en el Derecho español de normas internacionales contrarias a la Constitución. e) Control previo de inconstitucionalidad de los Proyectos de Estatutos de Autonomía y las Propuestas de Reforma de los mismos. Se recupera este procedimiento, que fue suprimido en 1985, con la finalidad de evitar la inclusión en las normas básicas de las Comunidades Autónomas de aspectos que puedan entrar en colisión con la Constitución. La revisión solo podrá afectar a los nuevos Proyectos de Estatuto y a las Propuestas de Reforma una vez aprobados por las Cortes Generales y de forma previa a la celebración del referéndum, cuando este trámite esté previsto en el territorio de procedencia del texto impugnado.