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Nombre de la Ética
asignatura:
Fecha: 7 Septiembre de 2020
El autor parte de la definición de los conceptos de ética y moral, de los valores y su naturaleza
objetiva/ subjetiva, enfatizando su importancia para los profesionales de la psicología, así
como también lo que sustentan sus modelos de ayuda y el respeto al sistema de valores del
paciente. Se realiza un breve concepto de la bioética, planteando los cuatro principios legados
del mismo: no maleficencia, beneficencia, autonomía y justicia, definidos y concretizados en
la práctica de nuestro quehacer. Se analizan los principios y reglas a tener en cuenta durante el
ejercicio de la profesión y la relación Psicólogo-Paciente, desde donde surgen los códigos
éticos y deontológicos para el ejercicio de la psicología, que nos permiten ante la presencia de
dilemas éticos en nuestra práctica, llegar al consenso y a la toma de decisiones beneficentes
para nuestros pacientes tomando en cuenta los principios mencionados y desde una postura de
la ética de la responsabilidad, garantizando el compromiso ético de la profesión hacia la
sociedad.
Descripción de la lectura o cuerpo del trabajo: responde a una
construcción que explica en forma detallada, el desarrollo de los diferentes
aspectos encontrados en la introducción, se divide en tres partes
1. Exposición de la tesis desarrollada en el texto base
2. Argumentos que complementan y sustentan la tesis
3. Ubicación del asunto del texto base en relación con otros autores
Otro concepto que es importante conocer es la Deontología, faceta aplicada de la ética que se
ocupa de los deberes de los profesionales, es decir de la conducta y los actos propios de los
integrantes de determinada profesión. (Chamarro, 2007). Según la cual existen ciertas acciones
que se deben realizar, y otras que no se deben realizar, más allá de las consecuencias positivas
o negativas que puedan traer. Estas reglas de actuación profesional son más detalladas y
precisas que los principios éticos que rigen la profesión del psicólogo. Los principios éticos de
los psicólogos son los ideales y aspiraciones con los cuales se orienta la actuación profesional
que van más allá del deber cumplido, no son reglas que hay que cumplir obligados, son más
bien objetivos de conducta que se adopta de forma voluntaria. (Knapp y Vande Creek, 2006).
Mientras la deontología se ocupa de los deberes del psicólogo la ética se ocupa de las
necesidades y derechos de los pacientes, haciendo que la deontología sea un enfoque sesgado
y deja de lado al paciente y sus derechos que es un actor principal en la relación profesional –
paciente.
La Bioética por el contrario es una disciplina encargada del estudio sistemático de la conducta
humana en el área de las ciencias de la vida y del cuidado de la salud, en cuanto dicha
conducta es examinada a la luz de los valores y principios morales, e intenta establecer cuáles
son las soluciones satisfactorias para todas las personas e instituciones implicadas en un
dilema ético (el sistema sanitario, el paciente, su familia y el mismo profesional).
En el año 1971, Van Rensselaer Potter, oncólogo estadounidense, introduce por primera vez el
término bioética en la literatura científica con el título de su libro: Bioética, un puente al
futuro. El Informe Belmont nos dejó cuatro principios bioéticos fundamentales:
PRINCIPIOS
No Maleficencia: Consideraremos la beneficencia y la no maleficencia cuando, por ejemplo,
hacemos uso de las técnicas y procedimientos para los que estamos entrenados, respetamos el
trabajo de nuestros colegas, no nos aprovechamos de la ignorancia o desconocimiento del
paciente para obtener beneficios económicos o de otra índole, establecemos una relación
terapéutica fundamentada en la verdad, protegemos y defendemos los derechos de nuestros
pacientes, diferenciamos entre enfermedad y enfermo, colaboramos en alejar los riesgos o
peligros que puedan amenazar a nuestros clientes y respetamos cada ser humano sin
discriminación.
La Autonomía: Se verá reflejada cuando vemos a las personas como seres humanos con
“recursos” para mejorar y tomar decisiones buenas, cuando respetamos sus puntos de vista o
visiones del mundo, cuando respetamos el derecho de confidencialidad, cuando evitamos
cualquier tipo de coerción que pueda estar afectando la voluntad del paciente, cuando
informamos sobre los procedimientos e intervenciones a realizar y solicitamos consentimiento
y cuando aportamos información fidedigna sobre los beneficios y los riesgos del tratamiento.
La Justicia: Se verá objetivado en nuestra práctica en el momento que promovemos el
derecho a la salud mental para todos los ciudadanos, fomentamos una distribución de recursos
más equitativa y velamos porque los más desposeídos reciban cada vez más una atención de
calidad.
REGLAS
Franca – Tarrago (1996), destaca tres normas o reglas que considera básicas y prescriptibles en
la relación Psicólogo-persona: