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INTRODUCCIÓN

En una investigación sobre las formas que adopta el recuerdo social que pretende ser
seria se deben definir dos conceptos que lo atraviesan inevitablemente, y que por lo
tanto resultan cruciales para nuestro estudio, a saber, estos dos temas como mente
y memoria. Así, y sólo así, establecidos los conceptos sobre estos términos y
tomándolos como la base de nuestras exploraciones podremos dedicarnos
al análisis de la memoria social. Examinaremos cómo se puede distinguir una clara
relación entre ésta y la ideología, cómo ésta última modela a la primera y cómo entre
ambas se influyen y se reproducen en las prácticas sociales, siendo la conmemoración
una de las formas que adopta, en donde las comunidades celebran hechos del pasado
con el propósito de recordarlos y que se mantengan vigentes en el tiempo, pero que en
ese mismoproceso conmemorativo a su vez se silencian ciertos aspectos contradictorios
de la historia común a ellos en función de su identidad e unión como grupo social. Para
dar cuenta de todos estos aspectos de la memoria colectiva hemos seleccionado un
ejemplo, que esperamos, eche luz sobre estas cuestiones, siendo este la celebración del
Día de la Raza, del cual nos servimos también para articular muchos de los conceptos
aquítratados.
El término ideología no cobró existencia hasta el año 1796, hasta que fue forjado por
Cabanis, Destutt de Tracy y sus amigos. Quienes le asignaron por objeto
la teoría (genética) de las ideas. Marx retoma el termino 50 años después y le da un
sentido muy distinto: "La ideología pasa a ser el sistema de ideas, representaciones, que
domina el espíritu del hombre o un grupo social".

Louis Althusser, desarrolla la teoría marxista del Estado y define los Aparatos


ideológicos de estado que se presentan bajo las formas de instituciones distintas y
especializadas (aparatos Ideológicos de estado escolar, familiar, religioso, jurídico,
político, social, de la información, cultural, etc.) que funcionan principalmente mediante
la ideología. Althusser se opone a la problemática marxista tradicional que ve en la
ideología falsaconciencia, representación deformada de lo real que sería determina por
el lugar ocupado por los individuos a nivel de las relaciones de producción. Althusser
propone por el contrario una problemática de la ideología como práctica productora de
sujetos: "Toda ideología tiene como función construir individuos concretos en sujetos".

Althusser no sale de la problemática instrumental que reduce el estado a un aparto de


coerción (Aparto represivo de Estado). La dominación se impone por la fuerza y por la
ideología. Althusser no logra liberarse completamente de la problemática economicista
de la ideología porque queda prisionero de uno de sus aspectos: el reduccionismo
de clase (todo sujeto es un sujeto de clase; cada clase posee su ideología paradigmática;
todo elemento ideológico tiene una necesaria pertenencia de clase). (Mouffe. Pág. 125-
129) Gramsci, fue el primer marxista que estableció una problemática no reduccionista
de la ideología.

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DESARROLLO PARTE CENTRAL DEL TRABAJO

La ideología se basa en una doble convicción; por un lado, que el mundo existente en
el momento de su formulación responde a unas relaciones sociales y políticas
determinadas; y, por otro, que dicho orden debe modificarse. No obstante, y aunque
es cierto que no existe ninguna ideología que estrictamente pretenda la preservación
de la realidad, Mannheim piensa que todas son conservadoras mientras que, según el
marxismo, la ideología burguesa responde a una superestructura que busca justificar y
perpetuar las diferencias de clase.
A través de la creación de símbolos identificativos de sí mismas o de la simple
generación de adhesiones o de rechazos, las ideologías juegan en muchas ocasiones
un papel fundamental en el mantenimiento de la unidad comunitaria de grupos o
pueblos.
Además, dotando a los miembros que la profesan de la ilusión o la idea cierta de que
tienen fines comunes y congruentes, la ideología convence de que la mejor forma de
defenderlos es a través de la acción política que se deriva de los principios que ella
formula.
Y es que, para alcanzar el modelo utópico de sociedad futura, es necesario que la
doctrina se sostenga en movimientos políticos activos que concretan los contenidos
filosóficos más abstractos.

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IDEOLOGIAS EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD

1. EL MAOÍSMO

El maoísmo es una doctrina elaborada por Mao Tse-Tung para adaptar el marxismo a
las condiciones de las sociedades agrícolas tradicionales, a la realidad de la China previa
a la Revolución, y luego puesta en práctica a partir del triunfo de la misma en el año
1949.
El maoísmo se caracteriza por una evidente impronta populista y antielitista que le aleja
del marxismo leninismo. No olvidemos que Lenin había defendido el papel de la
vanguardia del partido, especie de élite revolucionaria. Mao quería una revolución
continua, y una descentralización, todo lo contrario de lo que en la URSS se practicaba.
De las masas, organizadas en una especie de comunas, surgirían unas ideas, como en un
torbellino de ideas, que luego habría que sistematizar y organizar, tarea que se plasmaría
en un libro rojo. Es un marxismo participativo pero, en realidad, esto se quedó en pura
retórica, ya que el régimen político maoísta fue otra forma de totalitarismo; se
necesitaban las formas dictatoriales para imponer su igualitarismo radical. El maoismo
tuvo un gran predicamento en movimientos revolucionarios o guerrillas de países con
sociedades agrarias, siendo el más famoso el maoísmo de Sendero Luminoso peruano,
que practicó durante décadas un terrible terrorismo.

Las ideas de Mao se pusieron en práctica, como hemos visto, a partir del triunfo de la
Revolución, en dos grandes etapas o movimientos: El Gran Salto Adelante, y la
Revolución Cultural. Estos dos planes se basaban en la racionalidad colectivizadora y
pretendían una alternativa rural al estalinismo, más volcado hacia la industria y hacia la
centralización. Pero estos dos planes fueron un desastre humano enorme: caos y
hambrunas en el primero, y represión de la inteligencia y la cultura en el segundo. Una
consecuencia fuera de China de estos planes fue la, tristemente, emulación que hizo el
régimen de Pol Pot, que practicó un verdadero genocidio.

 La necesidad de esclarecer estas cuestiones se ha hecho de lo más urgente debido a que
el maoísmo compite abiertamente con otras escuelas de pensamiento comunista por el
reconocimiento internacional. Pero ya antes de iniciar esta competición el maoísmo
había existido como corriente, y luego como tendencia dominante del comunismo chino
durante treinta o treinta y cinco años. Bajo su bandera, las fuerzas principales de la
revolución china emprendieron la más prolongada guerra civil de la historia moderna y
consiguieron la victoria en 1949, abriendo la mayor brecha en el capitalismo mundial
desde la Revolución de Octubre y sacando a la Unión Soviética de su aislamiento.
Difícilmente puede sorprender que el maoísmo saliera finalmente de sus fronteras
nacionales y solicitara para sus ideas la atención mundial. Lo sorprendente es que no lo
haya hecho antes, y que permaneciera durante tanto tiempo dentro de los límites de su
experiencia nacional.

El maoísmo ofrece, en este sentido, un contraste sorprendente con el leninismo. Este


último también existió al principio como una escuela de pensamiento puramente rusa.
Pero no por mucho tiempo. En 1915, tras el colapso de la Segunda Internacional, Lenin

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era ya la figura central del movimiento en favor de la Tercera, su iniciador e inspirador;
el bolchevismo, como fracción del Partido Social-Demócrata Ruso, no tenía más de un
decenio. Con anterioridad a ello los bolcheviques, como otros socialistas rusos, habían
vivido intensamente todos los problemas del marxismo internacional, absorbido toda su
experiencia, participado en todas sus discusiones, y se habían sentido ligados por
vínculos inquebrantables de solidaridad moral, intelectual y política. El maoísmo, desde
el principio fue semejante al bolchevismo en dinamismo y vitalidad revolucionaria, pero
se diferenció de él por su relativa estrechez de horizontes y por la falta de contacto
directo con los desarrollos críticos del marxismo contemporáneo. Uno vacila al decirlo,
pero lo cierto es que la revolución china, que por su ámbito es la mayor de todas las
revoluciones de la historia, fue dirigida por el más provinciano e ”insular” de los
partidos revolucionarios. Esta paradoja muestra en todo su relieve el poder inherente a
la propia revolución.

1.1. Mao antes de la formación del partido comunista chino

Hacer un repaso de la historia de China nos ayuda a entender mejor el maoísmo, pero
conocer la infancia y la juventud de Mao también nos ayuda a comprender la base de su
doctrina política. Mao Tse Tung nace el 26 de diciembre de 1893 en la China profunda,
en la aldea campesina de Shaa-shan (Hunan), hijo de una campesina de mentalidad
religiosa y de un granjero. Tomando como referencia los niveles de vida locales y
teniendo en cuenta su condición de campesinos, la familia de Mao podría ser
considerada como acomodada, posición que debían agradecer a la hábil gestión de las
tierras realizadas por el padre de Mao.

Desde su infancia Mao estuvo trabajando en el campo, algo que era habitual en su época
y contexto social, pero, Mao, gracias a la próspera situación económica de su padre,
pudo acudir a la escuela, donde su padre esperaba que recibiese los conocimientos para
conseguir y mejorar su negocio. La educación recibida por Mao era bajo el sistema
confuciano, esto hizo que, años más tarde, cuando cambió el sistema educativo, su
educación clásica no tuviera valor.

La relación con su padre durante sus primeros años de vida fue de confrontación
constante, tanto es así que Mao percibía esta relación ya como una lucha revolucionaria
en la que su padre representaba el Poder Gobernante mientras que él, junto con el resto
de su familia, formaba la Oposición. A pesar de estas batallas paterno-filiales, el padre
de Mao siguió invirtiendo en la educación de su hijo.

Mientras Mao seguía educándose y formándose, los cambios en China se sucedían:


movimientos de apoyo al sistema imperial se encontraban con agitadores anti-manchúes
(Los manchúes eran un grupo étnico, originario de Manchuria que gobernaron China
hasta el año 1911). Mao, que ya llegaba al fin de su adolescencia, buscaba y apoyaba
dicho cambio de régimen pues sostenía la idea de que los chinos debían recuperar el
gobierno de China y, por tanto, que el mandato de los manchúes debía terminar.

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Así, en 1911 Mao junto con algunos de sus compañeros de escuela se unió al ejército
republicano justo en el momento en el que la revolución explotó. Parecía que los
camaradas de Mao no tendrían que luchar en una nueva guerra, o al menos no contra los
manchúes, pero sí de nuevo contra las septentrionales, que no reconocían a los
meridionales el derecho a gobernar. Pero aunque fueron organizadas manifestaciones
contra Yuan Shikai, los líderes rebeldes concluyeron un pacto. Sun Yatsen fue
proclamado presidente de la nueva República de China, y el emperador abdicó
oficialmente el 12 de febrero de 1912. (Clements, 2006:33)

El 14 de febrero, tras la dimisión de Sun Yatsen, Yuan Shikai asumió la presidencia, se


proclamó la República de China y se dieron por terminados los siglos de dominio
manchú.

El fin de la revolución permitió a Mao abandonar la milicia y proseguir con sus


estudios. No obstante, el clima del país tras la caída del gobierno manchú no era de
calma, los conflictos en China se sucedían, dividida entre las prefecturas del norte, que
apoyaban a Yuan Shikai y las del sur, que mostraban su apoyo a Sun Yatsen, el cual
formó el Partido Nacionalista (KMT).

La indignación de Mao ante muchos de los acontecimientos que se sucedían le llevó a


implicarse de forma activa: organizó un grupo secreto en el que reclutaba gente para
debatir temas del día y realizar ejercicio físico.

Para poder continuar con sus estudios comenzó a trabajar en la biblioteca de la


Universidad de Pekín, época que coincidió con el fin de la Primera Guerra Mundial
cuyos tratados de clausura, a ojos de Mao dejaban a China como un territorio más a
saquear. Mao formo la Asociación de estudiantes unidos de Hunan, durante el verano de
1919 organizó manifestaciones y comenzó a publicar un seminario: la Revista del rio
Xiang. Esta publicación que hizo que sus ideas llamaran la atención de muchos
estudiosos.

Tras dar con las primeras traducciones de Karl Marx en chino en 1920, será uno de los
cinco participantes de un Círculo de Estudios Marxistas en Hunan.

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2. MARXISMO

El Marxismo es el conjunto de doctrinas políticas y filosóficas derivadas de la obra de


Karl Marx, filósofo, economista, periodista y revolucionario del siglo XIX y de su
amigo Friedrich Engels quien lo ayudo en mucho de sus avances en sus teorías.

El marxismo también llamado como el “socialismo científico”, se fundamentaba sobre


un profundo análisis económico de la sociedad capitalista. Por medio del materialismo
dialéctico de Hegel, Marx demostraba la necesidad de las modificaciones históricas en
el desarrollo de las formas de organización social como consecuencia de las existencia
de contradicciones en los modos de producción. Marx y Engels se basaron en la
filosofía de Hegel y de Feuerbach, ambos alemanes, la economía política de Adam
Smith, la economía ricardiana y el socialismo utópico francés del siglo XIX para
desarrollar una crítica de la sociedad que es tanto científica como revolucionaria.

Esta crítica alcanzó su expresión más sistemática en su obra más importante, El capital:
crítica de la economía política. Además de las raíces mencionadas, algunos pensadores
marxistas del siglo XX, como Louis Althusser, Toni Negri o Miguel Abensour han
señalado en la obra de Marx, el desarrollo de temas presentes en la obra de Maquiavelo
o Spinoza. Desde la muerte de Marx en 1883, varios grupos del mundo entero han
apelado al marxismo como base intelectual de sus políticas, que pueden ser
radicalmente distintas y opuestas. Una de las mayores divisiones ocurrió entre los
socialdemócratas, que alegaban que la transición al socialismo puede ocurrir dentro de
un sistema pluripartidista y capitalista, y los comunistas, que alegaban que la transición
a una sociedad socialista requería una revolución. La socialdemocracia resultó en la
formación del Partido Laborista y del Partido Socialdemócrata de Alemania, entre otros
partidos; en tanto que el comunismo resultó en la formación de varios partidos
comunistas; en 1918 en Rusia, previo a la formación de la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas, dimanan 2 partidos del Partido Obrero Social Demócrata de
Rusia: el Partido Comunista, formación comunista, y el Partido Social Demócrata de
Rusia, de tendencia socialdemócrata. Aún sigue habiendo muchos movimientos
revolucionarios y partidos políticos en todo el mundo, desde el final de la Unión
Soviética, aunque el internacionalismo obrero ha sufrido una grave crisis. Aunque hay
partidos socialdemócratas en el poder en varias naciones de Occidente, hace mucho que
se distanciaron de sus lazos históricos con Marx y sus ideas. En la actualidad en Laos,
Vietnam, Cuba, la República Popular China y Moldavia hay en el poder gobiernos que
dicen ser marxistas.

2.1. Características del marxismo

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Las características propias de la filosofía Marxista y del Marxismo, como doctrina total
y armónica que abarca, no solamente la filosofía sino la economía y la teoría y práctica
del socialismo científico, se distingue por lo siguiente:

2.1.1. Relación entre la teoría y la práctica: Esta característica es indiscutible.


Recuerden la tesis de Marx sobre Feuerbach donde dice que “hasta ahora los
filósofos se han dedicado a interpretar el mundo, pero lo que se trata es de
transformarlo”. En otras tesis afirma que esa transformación sólo se logra
mediante la práctica social revolucionaria que actúa sobre el medio y el
hombre a la vez. Precisamente para llevar a cabo esa práctica social
revolucionaria fue que Marx y Engels se dedicaron a estudiar profundamente
la economía política y a organizar el movimiento obrero de manera que el
proletariado estuviera en condiciones, como clase revolucionaria, de tomar el
poder y crear la sociedad socialista donde los hombres, dueños de las leyes
sociales, fueran, en verdad, los señores de la naturaleza.

2.1.2. El Marxismo es el fruto de toda la herencia cultural anterior: El


Marxismo no es una negación absoluta de todo el pasado. No ha surgido de
la cabeza de los clásicos, como dice la mitología griega que nació Atenea ó
Minerva de la cabeza de Zeus.
Sobre este tema que estamos considerando Lenin escribió lo siguiente: “La
historia de la filosofía y de la ciencia social enseñan con toda claridad que en
el Marxismo no hay nada que se parezca al “sectarismo” en el sentido de una
doctrina encastillada, anquilosada, que haya surgido al margen de la calzada
real por la que discurre y se desarrolla la civilización universal. Por el
contrario, el genio de Marx estriba precisamente en haber dado soluciones a
los problemas planteados antes de él por el pensamiento avanzado de la
humanidad. Su doctrina surgió como directa ó inmediata continuación de las
formuladas por los más grandes representantes de la filosofía, la economía
política y el socialismo”. Las tres fuentes más inmediatas del Marxismo
fueron: la Economía política inglesa, especialmente las teorías de Adam
Smith y David Ricardo; el socialismo utópico de Saint Simón y Fourier,
franceses y Richard Owen, inglés; y la filosofía clásica Alemana,
particularmente la de Hegel.
2.1.3. El Marxismo es antidogmatico: Marx, Engels y Lenin fueron ejemplos
altos de antidogmatismo. Sus más señaladas ideas se desarrollaron de
manera polémica. Todas sus obras filosóficas fueron polémicas. Lo polémico
es lo contrario de lo dogmático. El Marxismo, como todas las cosas y
fenómenos del universo no se desarrolla sin luchas.Sólo de modo polémico
podemos destruir las falsedades del enemigo, ya sea abierto ó enmascarado.
Nuestro combate no tiene efectividad si adoptamos una actitud dogmatica,
como existen muchos que dicen “ésta es nuestra verdad y basta”.

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La mejor forma de demostrar nuestra verdad – que si, la tenemos, y es
verdad verdadera, es confrontarla en la polémica. Por supuesto; con el arma
acerada de los principios.
2.1.4. Es ciencia; se desarrolla con la ciencia, y sirve de método al desarrollo
de las ciencias particulares: El carácter de ciencia del Marxismo ha
quedado probado en las características anteriores. Se ha demostrado que
nace con las ciencias y se desarrolla con ellas. Ahora nos toca demostrar, en
especial, que el investigador, el científico, el político, en fin, el sabio, en
cualquier rama del saber necesita del Marxismo. No es que seamos tan
absolutistas que neguemos que muchos descubrimientos científicos se han
realizado sin que sus descubridores conocieran la filosofía de Marx, Engels,
Lenin. Pero lo cierto es que cuando tal cosa ha ocurrido, el sabio queriéndolo
ó no queriéndolo, conociendo ó no conociendo el Marxismo, ha logrado sus
objetivos, aplicando en la práctica, la concepción materialista dialéctica del
mundo.
2.1.5. El Marxismo es una doctrina eminentemente humanista:Existen muchas
razones que demuestran el carácter humanista del Marxismo, entre las cuales
tenemos:
Primero: desarrolla en el hombre la confianza en si mismo, y no solamente la
confianza individualista; sino también (cuando se vincula a los otros
hombres que piensan y sienten como él) desarrolla la conciencia de su
misión histórica, como factor de liberación de su clase y de todo genero
humano.
Segundo: rompe los límites humanistas del humanismo burgués, porque
toma como punto de partida la idea definida por Marx de que el hombre es el
conjunto de relaciones sociales, no el individuo aislado y abstracto.
Tercero: no es un humanismo de evasión, es decir, un humanismo que lleva
al hombre a aislarse de sus semejantes que sufren, sino que es aquel que
“echa su suerte con los pobres de la tierra” y “se salva “, salvando al resto de
los hombres.
2.1.6. El Marxismo es arma ideológica del proletariado: La filosofía Marxista le
señala al proletariado el camino para liberarse de la esclavitud espiritual de
la religión, y los prejuicios y supersticiones que estimulan las clases
opresoras; lo pone en condiciones de poseer una concepción del mundo
certera, científica, que lo conduce a la lucha por la transformación
revolucionaria de la sociedad.
Por otra parte, la economía política científica, del marxismo, enseña a los
trabajadores que la propiedad privada, el capital, el trabajo asalariado, y la
explotación capitalista son relaciones reales y efectivas de un régimen social
que sólo se puede destruir mediante la acción práctica revolucionaria.
Además demuestra a los trabajadores que el socialismo no es una utopía. Les
enseña que organizándose en un partido de clase y aplicando la estrategia y
las tácticas adecuadas, puedan arrancarle el poder a la burguesía, establecer

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su propio poder y construir a la nueva sociedad, libre de explotación del
hombre por el hombre.
2.1.7. El Marxismo es partidista, pero por ser científico, es la más objetiva de
todas las doctrinas sociales: Sabemos, por lo estudiado más arriba, que toda
teoría sociológica o económica expresa los intereses de una u otra clase y es
por tanto, una teoría partidista; hasta la filosofía.Las clases explotadoras,
interesadas en eternizar su dominio, sólo se fundamentan en la ciencia, eso
limitadamente, como ocurrió con la burguesía en su fase ascendente, cuando
luchan por el desplazamiento de otra clase. Luego, asentadas en el poder, se
esfuerzan por negar todo aquello que entra en contradicción con sus
intereses. Su ideología se aparta cada vez más de la ciencia. Así, por
ejemplo, el materialismo y el ateísmo de los ideólogos burgueses del siglo
XVIII han sido echados al “rincón del olvido” y, en su lugar, proliferan hoy
el irracionalismo, el neopositivismo, el pragmatismo, el existencialismo, el
personalismo, y otros refritos idealistas en el campo de la filosofía, que no
tiene otro fin que “llenar el vacío ideológico” racional del capitalismo.

2.2. Vigencia del Marxismo en el Siglo XXI

Es la realidad misma la que confirma su validez histórica. Ya se han señalado algunos


datos sobre la situación en la que sobreviven la mayoría de los habitantes del planeta, lo
cual se ha agravado por la prepotencia del imperialismo estadounidense y el surgimiento
del neofascismo. Vemos como los EE.UU. y sus aliados masacraron al pueblo Iraquí,
como mantienen una constante política de agresión a Cuba y fomentan la
contrarrevolución financiando a mercenarios que los medios del engaño pretenden
calificar como "disidentes", observamos la intromisión de los Estados Unidos (y no
solo) en los asuntos internos de la República Bolivariana de Venezuela y de Colombia
donde los militares y los grupos terroristas de derecha pretenden derrotar a la
insurgencia. Pero también asistimos a una fase de ascenso de las luchas populares que,
aunque dispersas, constituyen elementos importantes en el desarrollo de la revolución
mundial; así la radicalización del proceso revolucionario en Venezuela, la defensa de la
revolución y las conquistas del socialismo en Cuba, la lucha de los pueblos iraquí, sirio,
libio y su resistencia contra los invasores, la firmeza del movimiento guerrillero
colombiano, el combate popular en Bolivia, el avance de la guerra popular en la India,
la lucha contra el fascismo en Ucrania, etc. En todos ellos está el pensamiento de Karl
Marx como una guía de acción revolucionaria. También aquí, en las entrañas de la
bestia capitalista, los pueblos del mediterráneo, se observa un claro resurgir de la
resistencia y la lucha, lastrada sin duda por la falta de un referente organizativo y de una
estrategia revolucionaria, aunque esto debe ser objeto de otra reflexión.

La obra de Marx y Engels y demás autores marxistas aparece en la actualidad como el


único método que, además de explicar coherentemente el pasado, permite comprender
qué está sucediendo a escala mundial y, lo que es más importante, cuales son las
tendencias ante el futuro. Estas son las razones de la actual vuelta al estudio del
marxismo (en 2009 El Capital fue el libro más vendido en Alemania), y también las que
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explican que éste reaparezca, renazca de sus cenizas, cada vez que, tras haberlo dado
por muerto, las exigencias de la lucha de clases a escala mundial imponen su vuelta a
escena.

Ahora bien, cada vez que el marxismo es dado por muerto se produce en su interior una
verdadera autocrítica creativa, un repaso de las causas que le han llevado a esa situación
y, a la vez, por su mismo contenido dialéctico, un enriquecimiento de su método para
responder a las nuevas formas que adquieren las contradicciones esenciales del
capitalismo.

3. LENINISMO

El leninismo se desarrolló y se formó bajo el imperialismo, cuando las contradicciones


del capitalismo habían llegado ya a su grado extremo, cuando la revolución proletaria se
había convertido ya en una cuestión de la actividad práctica inmediata, cuando el
antiguo período de preparación de la clase obrera para la revolución había llegado a su
tope, cediendo lugar a un nuevo período, al período de asalto directo del capitalismo.

    Lenin llamó al imperialismo "capitalismo agonizante". ¿Por qué? Porque el


imperialismo lleva las contradicciones del capitalismo a su último límite, a su grado
extremo, más allá del cual empieza la revolución. Entre estas contradicciones, hay tres
que deben ser consideradas como las más importantes.

    La primera contradicción es la existente entre el trabajo y el capital. El imperialismo


es la omnipotencia de los trusts y de los sindicatos monopolistas, de los bancos y de la
oligarquía financiera de los países industriales. En la lucha contra esta fuerza
omnipotente, los métodos habituales de la clase obrera -- los sindicatos y las
cooperativas, los partidos parlamentarios y la lucha parlamentaria -- resultan
absolutamente insuficientes. Una de dos: u os entregáis a merced del capital, vegetáis a
la antigua y os hundís cada vez más, o empuñáis un arma nueva; así plantea la cuestión
el imperialismo a las masas de millones de proletarios. El imperialismo lleva a la clase
obrera a la revolución.

    La segunda contradicción es la existente entre los distintos grupos financieros y las
distintas potencias imperialistas en su lucha por las fuentes de materias primas, por
territorios ajenos. El imperialismo es la exportación de capitales a las fuentes de
materias primas, la lucha furiosa por la posesión monopolista de estas fuentes, la lucha
por un nuevo reparto del mundo ya repartido, lucha mantenida con particular
encarnizamiento por los nuevos grupos financieros y por las nuevas potencias, que
buscan "un lugar bajo el sol", contra los viejos grupos y las viejas potencias, tenazmente
aferrados a sus conquistas. La particularidad de esta lucha furiosa entre los distintos
grupos de capitalistas es que entraña como elemento inevitable las guerras imperialistas,
guerras por la conquista de territorios ajenos. Esta circunstancia tiene, a su vez, la
particularidad de que lleva al mutuo debilitamiento de los imperialistas, quebranta las
posiciones del capitalismo en general, aproxima el momento de la revolución proletaria
y hace de esta revolución una necesidad práctica.

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    La tercera contradicción es la existente entre un puñado de naciones "civilizadas"
dominantes y centenares de millones de hombres de las colonias y de los países
dependientes. El imperialismo es la explotación más descarada y la opresión más
inhumana de centenares de millones de habitantes de las inmensas colonias y países
dependientes. Extraer superbeneficios: tal es el objetivo de esta explotación y de esta
opresión. Pero, al explotar a esos países, el imperialismo se ve obligado a construir en
ellos ferrocarriles, fábricas, centros industriales y comerciales. La aparición de la clase
de los proletarios, la formación de una intelectualidad del país, el despertar de la
conciencia nacional y el incremento del movimiento de liberación son resultados
inevitables de esta "política". El incremento del movimiento revolucionario en todas las
colonias y en todos los países dependientes, sin excepción, lo evidencia de modo
palmario. Esta circunstancia es importante para el proletariado, porque mina de raíz las
posiciones del capitalismo, convirtiendo a las colonias y a los países dependientes, de
reservas del imperialismo, en reservas de la revolución proletaria.

Señalaremos en primer lugar que la Rusia zarista era un foco de todo género de
opresión -- capitalista, colonial y militar -- en su forma más inhumana y más bárbara.
¿Quién ignora que, en Rusia, la omnipotencia del capital se fundía con el despotismo
zarista; la agresividad del nacionalismo ruso, con las atrocidades del zarismo contra los
pueblos no rusos; la explotación de zonas enteras -- Turquía, Persia, China --, con la
anexión de estas zonas por el zarismo, con las guerras anexionistas? Lenin tenía razón
cuando decía que el zarismo era un "imperialismo militar-feudal". El zarismo era la
condensación de los aspectos más negativos del imperialismo, elevados al cubo.

    Además, la Rusia zarista no sólo era una importantísima reserva del imperialismo
occidental porque abría sus puertas de par en par al capital extranjero, que tenía en sus
manos ramas tan decisivas de la economía nacional de Rusia como los combustibles y la
metalurgia, sino también porque podía po ner al servicio de los imperialistas
occidentales millones de soldados. Recordad el ejército ruso de catorce millones de
hombres, que derramó su sangre en los frentes imperialistas para asegurar fabulosas
ganancias a los capitalistas anglo franceses. Además, el zarismo no sólo era el perro de
presa del imperialismo en el Oriente de Europa, sino también el agente del imperialismo
occidental para exprimir de la población centenares de millones: los intereses de los
empréstitos que el zarismo obtenía en París y en Londres, en Berlín y en Bruselas.

3.1. Principales características del Leninismo: Con referencia a las


características más resaltantes del Leninismo, se pueden encontrar las siguientes:
o Corriente política cuya base ideológica sigue la tradición de la doctrina
del marxismo.
o En este sentido, el leninismo plantea la creación de una fuerza de
trabajadores, los cuales deben caracterizarse por su conciencia de clase, a
fin de crear la base ideológica y militante del proletariado.
o Igualmente, el leninismo plantea la importancia de crear un equipo de
vanguardia y formación política, concebido como el Partido Comunista,
el cual se encargará de liderar la lucha y organizar a los obreros

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pertenecientes al proletariado, a fin de conducirlos apropiadamente en la
tarea de desmontar el capitalismo para instaurar el socialismo.
o Así mismo, el leninismo identifica dos tipos de trabajadores, aquellos
con conciencia de clase, producto de la ideología adquirida durante la
lucha y militancia comunista, y aquellos que no la tenían, y que para el
leninismo podían representar el riesgo de inyectar al movimiento obrero
ideas reformistas, que sólo llevaran a la reincorporación y
restablecimiento del Capitalismo.
o De igual forma, el leninismo plantea que la lucha del proletariado no
puede concentrarse únicamente en lograr victorias o cambios a nivel
económico, pues esto conduciría a la conformación de movimientos
sindicalistas-reformistas que más temprano que tarde lo único que
lograrían era afianzar el sistema capitalista.
o Con referencia al punto anterior, el leninismo cree firmemente –de
acuerdo a su base marxista- que la misión de la vanguardia comunista
es cambiar el metabolismo del sistema y las relaciones y medios de
producción, a fin de desmontar el sistema capitalista.
o En cuanto a qué hacer con el sistema capitalista, el leninismo cree
firmemente en la importancia de desmontar este sistema, a fin de
instaurar el comunismo.
o Así también, otra de las creencias del leninismo es concebir al socialismo
como sistema sustituto del capitalismo, el cual debe ser implementado en
primer momento, luego del desmontaje del capitalismo, y antes de la
instauración del Comunismo. De esta forma, el socialismo –en la lógica
del leninismo- es el camino o modelo de transición entre el capitalismo y
el comunismo.
o Igualmente, el leninismo se distingue por creer y propulsar una
revolución proletaria, que tendría como objetivo desmontar la doctrina
capitalista, y la instauración de la dictadura del proletariado, la cual sería
un sistema democrático, en el cual los obreros ejercerían el poder
político, a través de la organización del movimiento obrero en
determinadas unidades.
o A diferencia de marxismo, que veía al Capitalismo como un modelo
nacional, el leninismo –al considerar el carácter imperialista del
Capitalismo- asume a este sistema económico como un modelo
global, que intenta a toda costa impedir el nacimiento de la revolución
proletaria, para lo cual crea modelos coloniales, así como una
aristocracia de trabajadores, a fin de seguir alimentándose y
fortaleciéndose.
o Consciente de esta situación el leninismo señala que el socialismo no
podrá desmontar el capitalismo mientras sea instaurado en una economía
débil, al tiempo en que un país industrializado difícilmente asuma por
propia decisión un sistema socialista, pues es el Capitalismo el que lo ha

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tomado y formado. De esta forma, la única solución en la conformación
de un estado federal que procure la unión de varias economías, lo cual
originó en su primer momento la conformación de la URSS.
o En última instancia, el Socialismo plantea la necesidad del nacimiento de
una revolución mundial del proletariado que logre en su victoria el
desmontaje total del sistema capitalista e imperialista.

4. COMUNISMO

En su uso más común, la palabra comunismo, se refiere a la filosofía política derivada


de las obras e ideas de Karl Marx y otros teóricos, principalmente Friedrich Engels,
Rosa Luxemburgo, Vladimir Lenin, León Trotsky, Antonio Gramsci, entre otros. Una
de las principales obras teóricas de ésta corriente política, es el Manifiesto comunista de
Marx y Engels y el Capital, de Marx. Estas obras fueron un punto de partida para la
mayor parte del pensamiento comunista, que se entiende como su continuación
histórica. Las principales características del modelo de sociedad comunal propuesto en
las obras de Marx y Engels, al cual se lo llama comunismo, son:

• La abolición de las clases sociales.

• La satisfacción de las necesidades de todas las personas.

• La abolición de la propiedad privada de los medios de producción.

• La extinción del estado al asumir el pueblo todas sus funciones.

Para llegar a tal estado Marx propone un estado de transición en el cual los proletarios
tomarían el poder para abolir la propiedad privada de los medios de producción, y
cambiar la orientación de la economía capitalista hacia una que esté centralmente
planificada, de tal manera que se provean todas las necesidades de la población. Marx
entiende que, al proveerse todas las necesidades de la población, dejarían de existir las
clases sociales, y por lo tanto, la necesidad de un Estado que vigile a la clase
trabajadora.

Algunas vertientes del socialismo, y del comunismo, identificadas como anarquistas,


defienden la abolición inmediata del Estado. Las divisiones entre estas dos corrientes
del pensamiento político se volvieron más claras cuando la Primera Internacional
terminó como resultado de una escisión entre marxistas, (que acreditaban la necesidad
de tomar el poder para realizar una revolución), y los bakuninistas, (que afirmaban que
no habría revolución a menos que el Estado y el capitalismo fueran abolidos al mismo
tiempo). Marx consideraba que solamente en una sociedad sin clases, dejaría de existir
lo que él llamó la explotación del hombre por el hombre. Consideraba, además que

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solamente la clase trabajadora, era productora de plusvalía, principalmente los de la
industria, y que solamente mediante una lucha política consciente, podría terminar con
el capitalismo. El objetivo de ésta revolución sería acabar con el estado como un
instrumento político para la existencia de las clases.

4.1. Orígenes: Tras la muerte de Lenin en 1924 y tras unos años de lucha por
el poder se consolida en la Unión Soviética el poder de Stalin, que dará forma al
país y extenderá el comunismo por la Europa del Este tras la II Guerra Mundial
al ocupar medio continente el Ejército Rojo en su lucha contra Hitler. Stalin
pondrá en marcha todos los principios de la revolución de 1917 (colectivización
de la agricultura, economía planificada…) y hará extensivas estas ideas a esos
países sometidos de Europa –a los que se denominarán democracias populares- y
a otros que se incluirán en su bloque. Tras su muerte en 1953 se abre una lucha
por el liderazgo y será Kruschev su heredero, aunque no tendrá el poder que
había tenido Stalin, y así sus oponentes políticos le destituirán de sus cargos en
1964, dos años después de la crisis de los misiles. A la época de Kruschev le
sigue la larga etapa de Breznev, que supone en muchos sentidos un retroceso y
un aumento del control sobre los países sometidos como demostró en
Checoslovaquia en 1968. Tras su muerte en 1982 deja un país sumido en una
profunda crisis y al borde del hundimiento. Sus dos ancianos sucesores –
Andropov y Chernienkoen tres años no solucionan nada. En 1985 accede al
poder Gorbachov, un hombre joven y con ganas de reformar el país a través de
la perestroika, pero desató fuerzas que a la larga acabarán con la URSS.
También estudiaremos el comunismo en China desde el triunfo de Mao en 1948
y la evolución del país hasta finales de los ochenta.
Las ideas comunistas surgieron a partir del llamado socialismo utópico, cuyos
principales exponentes, son Robert Owen, Charles Fourier, y Saint-Simon.
Robert Owen fue el primer autor en considerar que el valor de los productos
debía medirse en base al trabajo incorporado a ellas, y no al valor en dinero que
se les atribuye. Charles Fourier fue el primero en proponer la abolición del
capitalismo para la formación de una sociedad comunista. Y el Conde de Saint-
Simon consideró que la nueva sociedad debía estar planificada para atender las
necesidades de los pobres. Estos autores propusieron la transición hacia nuevas
sociedades a través de comunidades rurales autosuficientes por el trabajo de
voluntarios, sin embargo, no consideraban que la sociedad capitalista estuviera
compuesta por clases sociales antagónicas.

4.2. Características del comunismo


o Equidad: Permitir el reparto equitativo del trabajo en función de la
habilidad y de los beneficios en función de las necesidades.
o Abolición de la propiedad privada: Por medio de la revolución debe
eliminar la propiedad privada y el estado debe satisfacer las necesidades
públicas.

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o Suprimir los legisladores: No se necesita que haya un gobierno
coercitivo, se eliminan los organismos legislativos.
o Desaparición de las clases: Al no haber clases, no existe la denominación
de una clase sobre la otra. Extinción del estado como herramienta de
denominación.

4.3. Precursores del comunismo


o KARL MARX:
Testigo y víctima de la primera gran crisis del capitalismo (década de
1830) y de las revoluciones de 1848, Marx se propuso desarrollar una
teoría económica capaz de aportar explicaciones a la crisis, pero a la vez
de interpelar al proletariado a participar en ella activamente para producir
un cambio revolucionario. Karl Marx defiende el comunismo como la
única posibilidad de superar la secular alienación humana.
El marxismo afirma que la clase obrera debe actuar contra la burguesía y
el capital para instaurar el socialismo, y el leninismo dice cómo hacerlo,
que es creando una "asociación" de los trabajadores más conscientes
sobre la situación del proletariado, que sería un Partido Comunista, el
cual organizaría la lucha.
Los objetivos inmediatos de los comunistas serían el derrocamiento de la
dominación burguesa, la conquista del poder político por el proletariado
y la abolición de la propiedad privada. El establecimiento del comunismo
no sería el resultado inevitable de un proceso histórico. Establecidas las
condiciones políticas y económicas, sobrevivirían, en la sociedad
socialista elementos fundamentales de la vieja sociedad: relaciones
económicas, sociales, jurídicas, intelectuales, etc. E n esta primera fase el
comunismo no desaparecería todavía la oposición entre el trabajo
intelectual y manual, y el insuficiente grado de desarrollo económico y
espiritual haría aún necesaria la distribución de los productos de
consumo según la cantidad y calidad del trabajo, así como
el mantenimiento de las relaciones monetario-mercantiles en la sociedad.
o FRIEDRICH ENGELS:
Engels nació en Barmen, Renania del Norte (Alemania), en el seno de
una familia capitalista, dueña de fábricas. Fue a estudiar a Berlín, donde
entró en contacto con las ideas más radicales de su tiempo. Después fue
enviado por su familia a Manchester para llevar los negocios familiares y
con la esperanza de alejarlo de sus ideales.
Engels apoyó a Marx económicamente y trabajó con él en algunas obras.
Fue Engels el que mostró a Karl Marx el movimiento obrero inglés lo
incitó a criticar la teoría económica clásica.
Tras la muerte de Marx, Engels se convirtió en el garante de la incipiente
socialdemocracia alemana, de la Segunda Internacional y del socialismo
mundial, salvaguardando lo esencial de la ideología marxista

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o VLADIMIR LENIN:
Lenin fue en la cuestión de la organización comunista. Argumentaba que
la lucha económica del proletariado sólo lo llevaría a adquirir una
ideología sindicalista y que la conciencia marxista y revolucionaria
debían ser introducidas desde fuera. Además, planteaba que la clase
obrera, para llevar a cabo su actividad revolucionaria, debería contar con
un destacamento que dirigiera su lucha, el Partido Comunista. Según
Lenin, los objetivos del partido sólo podrían ser alcanzados a través de
una forma de organización disciplinada conocida
como centralismo democrático. El Leninismo mantiene que
el imperialismo es el estado más alto del capitalismo, y que el
capitalismo sólo puede ser vencido a través de los medios
revolucionarios (cualquier intento de reformar el capitalismo está
destinado al fracaso). Lenin creía en la destrucción del Estado capitalista
a través de la revolución proletaria, y en reemplazar a ese Estado por
la dictadura del proletariado (un sistema de democracia de los
trabajadores, en el que los trabajadores tendrían el poder político.

4.4. Vigencia actual del comunismo: En la tradición marxista que abreva en


la famosa Tesis 11 de Feuerbach, detrás de cada reformulación de la teoría del
Estado y de cada debate sobre el contenido de la Democracia está el afán no solo
de comprender la forma efectiva de la dominación por simple gusto
gnoseológico, sino de configurar alternativas viables de cambio social. Porque
en la comprensión de la esencia de la dominación, de sus resortes y
características, está ínsito el diseño de la estrategia viable para su
transformación.
Por otra parte, cada vez que se revisan estos conceptos se lo hace desde un punto
concreto de la historia, que ilumina el pasado e interroga el futuro desde una
preocupación presente. De ahí que no sea lo mismo pensar el Estado a fines del
siglo pasado que del presente, aunque sostengamos que los núcleos duros de la
dominación capitalista sigan tan vigentes entonces como ahora. Claro que se
trata de identificar, precisamente, el carácter de esos núcleos duros. Por eso hay
que considerar que, aún cuando en las teorías marxistas del Estado hay un
reconocimiento de la historicidad de las formas de dominación, siempre ha
campeado cierto afán esencialista, en el sentido de atrapar los elementos
esencialmente invariantes de la dominación.
El conjunto de los análisis marxistas han puesto su foco sobre los estados
nacionales desarrollados en cuanto esquemas de dominación que se ejercen
sobre territorios delimitados. La relación entre la base material y las formas
políticas, entre las clases dominantes y las subalternas, y entre ambas y el
aparato estatal son miradas con el prisma de las democracias capitalistas más
avanzadas en el momento de auge del modelo interventor benefactor.
Es aquí donde el proyecto del marxismo puede retomar su vitalidad, puede
recobrar su sentido de la historia y rescatarse del rincón de las utópicas

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expresiones de buenos deseos al que quieren empujarlo. Porque lo difícil de la
tarea no la convierte en irreal o imposible. Solo muestra la cantidad de fuerzas
que es preciso articular para lograrlo.
Y así como no es posible desarrollar una política que revierta la relación
desfavorable a los sectores subordinados sin una reflexión (que reconocemos
contradictoria y no cerrada), tampoco podremos avanzar si no somos capaces de
enfrentarnos valientemente a la cuestión democrática. Diciéndolo claramente, es
preciso que el proyecto marxista se encuadre al interior del proyecto
democrático, escapando a toda tentativa de fundación estatalista, pero a la vez no
sometiéndose al chantaje de enfrentar como pares opuestos estado-mercado. Y
entendemos que ello es posible recuperando, y desarrollando, lo que hemos
denominado la primera definición de Democracia de Marx.

5. CAPITALISMO

En el curso del siglo XVIII se generalizó la manufactura, el proceso de producción


quedó concentrado en una sala de trabajo dónde se reunían los obreros. Cada uno seguía
trabajando con métodos artesanales, pero era un obrero que recibía un salario fijo por su
trabajo. El edificio, los instrumentos de trabajo y las materias primas constituían el
capital que era propiedad del empresario capitalista.

Ante la creciente complejidad de los procesos manufactureros, fue preciso disponer de


capitales más grandes para la empresa industrial. Los artesanos se vieron avasallados
por la producción más barata que introdujo el uso de grandes equipos y no pudieron
competir con el capitalismo industrial. La industria doméstica, es decir, el trabajo de
manufactura hecho en domicilio, no tarda en sucumbir ante la presión de las
necesidades técnicas, que requieren de una división cada vez mayor del trabajo. Al
descomponerse el trabajo en un sin numero de operaciones de precisión que deben ser
controladas, ante la intervención de las máquinas cuya posesión exige grandes capitales
y cuyo funcionamiento requiere la presencia en un mismo lugar de los obreros que
trabajan en un mismo proceso productivo, se crea la fabrica capitalista moderna. Con
este cambio el capital no solo se hizo intermediario comercial entre los productores y
consumidores; ahora concentra a sus trabajadores en un mismo lugar donde controla la
fabricación, la calidad del producto, el uso de la maquinaria, el aprovechamiento de los
insumos y el máximo rendimiento de la mano de obra.

La disolución de los talleres domésticos y la agricultura “de mercado” crearon la


demanda propicia para absorber la producción fabril. Sobre la base de este mercado
interior, el capitalismo industrial hallo la necesaria solidez para volcarse al comercio
exterior, fuente de la acumulación que originalmente creó las condiciones necesarias
para la formación de capitales. Con ello, el capitalismo moderno ya tenía su rostro. Y al

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dominar el nuevo sistema productivo, la empresa capitalista altero radicalmente las
relaciones de trabajo, el concepto de trabajo y la situación social del trabajo.

El capitalismo de hecho es una forma de civilización y por civilización se puede


entender como una sociedad se ordenada y se organizada, El pensamiento liberal del
siglo XVIII-XX parte de considerar el capitalismo como un orden natural de inspiración
divina y apologista además de que su preocupación es saber como Dios ordeno las
cosas.

El capitalismo surgió como un sistema social posterior al feudalismo, de ahí la


esclavitud. La revolución política y económica fue hecha en ciertas ocasiones “desde
arriba” por grandes mercaderes aliados con terratenientes, mientras que en otras fue
dirigida por pequeños capitalistas e contra de los señores feudales. Japón y Prusia serían
un ejemplo del primer caso; Inglaterra y Francia el segundo.

Este proceso se verificó, de todos modos, en dos fases: en la primera, el pequeño


productor consiguió su emancipación de las cargas feudales que pesaban sobre él y, en
la segunda, fue separado de la propiedad de los medios de producción (tierra, ganado,
taller artesano, etc.) para convertirse en un asalariado sujeto a un capitalista. La
acumulación de grandes capitales, que se sumaron a los obtenidos anteriormente en el
comercio, en un número reducido de manos hizo que se pudiesen aplicar las
innovaciones técnicas surgidas durante el siglo XVIII. Fue entonces cuando apareció el
capitalismo industrial, como prolongación del capitalismo comercial dominante desde
los siglos XI y XII, al que reemplazó comenzando a implantarse en las sociedades más
avanzadas.

5.1. Características del capitalismo:


o Propiedad privada de los medios de producción.
o División del trabajo, maquinismo y producción en masa (común a otros
sistemas).
o Economía empresarial, empresa, consecución máximo beneficio privado.
o Sistema de libre mercado. Libre intercambio entre productores y
consumidores.
o A través del mercado se ponen de acuerdo oferentes y demandantes y se
fijan los precios de los productos. Oferta y demanda.
o Las empresas son precio-aceptantes: no pueden ni establecer ni modificar
precios.
Libertad de trabajo y de contratación. Es relativa: sindicatos, por una
parte, con sus presiones; patronal, por otra, con las suyas; papel del
Estado con el Welfare State, reglamentaciones, normas, convenios, etc.
o Existencia de diversas sociedades privadas. Elevada iniciativa privada.
o Disociación capital-trabajo.
o Escasa intervención estatal.
o Libertad de entrada/salida del mercado.
o Información total y gratuita para todos.
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5.2. Vigencia actual del Capitalismo: El capitalismo rentístico se refuerza
de modo espontáneo a partir de la creciente renta fiscal, pero inmerso en un
cuadro agudo de contradicciones y desbalances, a lo largo del período 2000-
2010, que se acota por razones de disponibilidad estadística. En ese período
cobran importancia empresas rentables del Estado que, operando bajo la lógica
funcional del capital, entregan también plusvalía a las arcas públicas, como
CANTV, Movilnet o la banca nacionalizada, en la forma de impuestos y
dividendos. Con el Plan Simón Bolívar 2007-2013, se emprenden inversiones de
envergadura en todas las ramas económicas, con énfasis en el sector agrícola y
agroindustrial, instaurando una nueva etapa de desarrollo equivalente por su
peso al período de sustitución de importaciones. Esta vez la clave no fue la
estrategia sustitutiva focalizada en el sector privado, sino el crecimiento público
soportado en la inversión de renta petrolera y las alianzas multilaterales. Como
en la etapa sustitutiva, se dio de nuevo total prioridad al mercado interno,
producto del objetivo de inclusión social del gobierno.

6. FASCISMO

El fascismo exalta la idea de nación frente a la de individuo o clase; suprime la


discrepancia política en beneficio de un partido único y los localismos en beneficio del
centralismo; y propone como ideal la construcción de una utópica sociedad perfecta a
partir de la hegemonía de las élites, a las que se insiste en que deben seguir las masas.
Utiliza hábilmente los nuevos medios de comunicación y el carisma de un líder en el
que se concentra todo el poder. Aprovecha los sentimientos de miedo y frustración
colectiva para exacerbarlos mediante la violencia, la represión y la propaganda, y los
desplaza contra un enemigo común (real o imaginario, interior o exterior), que actúa de
chivo expiatorio frente al que volcar toda la agresividad de forma irreflexiva, logrando
la unidad y adhesión (voluntaria o por la fuerza) de la población. Es expansionista y
militarista, utilizando los mecanismos movilizadores del irredentismo
territorial y el imperialismo que ya habían sido experimentados por el nacionalismo del
Siglo XIX. El fascismo es un sistema político que trata de llevar a cabo un
encuadramiento unitario de una sociedad en crisis dentro de una dimensión dinámica y
trágica promoviendo la movilización de masas por medio de la identificación de las
reivindicaciones sociales con las reivindicaciones nacionales Las conexiones del
fascismo con movimientos intelectuales -artísticos como el futurismo y otras
vanguardias y filosóficos, como el irracionalismo y el vitalismo- supusieron en realidad,
más que su influencia, su utilización y manipulación. En concreto en el caso de
Alemania, ocurrió con tópicos culturales como el del superhombre de Nietzsche, o
incluso con las desviaciones pseudocientíficas justificadoras del racismo, como la
eugenesia y el darwinismo social. La ciencia misma fue un principal objeto de
consideración, encuadrada y subordinada de forma totalitaria al Estado y al Partido -de

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forma no muy diferente a como lo era en la Unión Soviética-. Como dice Isaiah Berlin,
la Rebelión Romántica ha ido socavando los pilares de la tradición occidental
ofreciendo como alternativa "la autoafirmación romántica, el nacionalismo, el culto a
los héroes y los líderes, y al final... fascismo e irracionalismo brutal y la opresión de las
minorías". En ausencia de reglas objetivas las nuevas reglas las hacen los propios
rebeldes: "Los fines no son valores objetivos... Los fines no son descubiertos en
absoluto, sino construidos, no se encuentran sino que se crean".... llega a inspirar la
política del Estado: la ciencia aria consistía en un constructor social de modo que la
herencia racial del observador "afectaba directamente la perspectiva de su trabajo". De
ahí que los científicos de razas indeseables no resultarán admisibles y solo se podría
escuchar a aquéllos que estuvieran en sintonía con las masas, el völk. La física debía ser
reinterpretada para relacionarla no con la materia sino con el espíritu, descartándose así
la objetividad y la internacionalidad de la ciencia.

6.1. El fascismo como sistema político: El concepto de régimen fascista


puede aplicarse a los sistemas políticos autoritarios de la Europa de entreguerras
y a los que se imponen por todo el continente durante la Segunda Guerra
Mundial; de un modo destacado y en primer lugar a la Italia de Benito Mussolini
(1922) que inaugura el modelo, seguida por la Alemania de Adolfo Hitler (1933)
que lo lleva a sus últimas consecuencias, y cerrando el ciclo, la España de
Francisco Franco (desde 1936) que se prolonga mucho más tiempo y evoluciona
fuera del periodo (hasta 1975). El fascismo en la Alemania nazi o nacional-
socialismo añade un componente racial, adoptado en un segundo momento por
el fascismo italiano y el resto de movimientos fascistas o fascistizantes, para los
cuales el componente religioso es mucho más importante, tanto que Trevor-
Roper ha podido definir el término Fascismo clerical (entre los que estaría el
nacionalcatolicismo español).

6.2. Difusión del modelo en otros países: Las ideas fascistas tuvieron eco en
casi todos los países europeos y algunos sudamericanos, por ejemplo en
Argentina. La identificación o no con el fascismo de movimientos que suelen
calificarse de populismo es objeto de controversia. De una manera mucho más
evidente, en Alemania y en España surgieron a semejanza del Fascio italiano
organizaciones como el Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores
(nazi, con sus camisas pardas) y la Falange Española (con sus camisas azules)
respectivamente. Los despliegues de masas, organizados y disciplinados, que
utilizaban el saludo brazo en alto a imitación del fascista, formaron parte de la
liturgia fascista en todos esos movimientos. Durante la Segunda Guerra Mundial
se impusieron en buena parte de Europa gobiernos denominados
colaboracionistas que desarrollaron regímenes fascistas con mayor o menor
grado de similitud al alemán o italiano.

6.3. Pervivencia del concepto hasta la actualidad: El fascismo en sus


expresiones más tradicionales resurgió en Occidente en las décadas de los 80 y

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90 del siglo XX bajo el nombre de neofascismo, aunque con formas no muy
distintas a las que tuvo históricamente. En concreto en Italia apareció después de
la segunda guerra mundial bajo la forma del partido político Movimento Sociale
Italiano (misinos) Recientemente, con el surgimiento en la escena internacional
del fundamentalismo islámico a partir de la revolución iraní (1979) y su
extensión a otras repúblicas islámicas, así como al terrorismo internacional; para
calificarlo peyorativamente se ha venido utilizando el epíteto de islamofascismo,
aunque tales movimientos ideológicos son bastante alejados entre sí.

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