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PHILLIP KOTATAK, Conrad. Antropología.

Una exploración de la diversidad humana con temas de la


cultura hispana. 6ª Ed. Madrid, McGrawHill, 1996. pp. 1-18.

Capitulo 1
EL CAMPO DE LA ANTROPOLOGIA
La producción industrial ha
influido profundamente en los
pueblos de todo el mundo. La
presente economía global y las
comunicaciones conectan a todos
los pueblos contemporáneos,
directa o indirectamente, en lo
que se denomina moderno
sistema mundial. Aquí, niños de
la Nigeria rural se enfrentan
fascinados a un televisor que
funciona gracias a la energía
solar.

ADAPTACION, VARIACION Y CAMBIO


 Recuadro: Los antropólogos también experimentan el choque cultural

ANTROPOLOGIA GENERAL

LAS Subdisciplinas DE LA ANTROPOLOGIA


 Antropología cultural
 Antropología arqueológica
 Antropología Biológica o Física
 Antropología lingüística
 Antropología Aplicada

LA ANTROPOLOGIA Y OTRAS Ciencias HUMANAS


 Antropología cultural y sociología
 Antropología, Ciencia política y economía
 Antropología y Humanidades

Recuadro: Margaret Mead: una antropóloga popular


 Antropología y Psicología
 Antropología e historia

«Eso es precisamente la naturaleza humana.» «Todo el mundo es más o menos igual.» Estas
opiniones, escuchadas en conversaciones, en los medios de comunicación y en cientos de escenas
cotidianas, fomentan la idea errónea de que la gente de otros países tiene los mismos deseos,
sentimientos y aspiraciones que nosotros. Tales afirmaciones proclaman que, puesto que la gente es
esencialmente la misma, todos están deseosos de recibir las ideas, creencias, instituciones, valores,
prácticas y productos de una expansiva cultura norteamericana. Con frecuencia, esta presunción
suele ser errónea.

La antropología ofrece una visión más amplia —una perspectiva característicamente comparativa y
transcultural. La mayoría de la gente piensa que los antropólogos estudian fósiles y culturas
preindustriales, y, de hecho, también lo hacen. Mis investigaciones me han llevado hasta remotos
poblados de Brasil y de Madagascar, una gran isla frente a la costa suroriental de África. En Brasil me
hice a la mar con pescadores que utilizaban sencillos botes de vela para navegar por el Atlántico.
Entre los betsileo de Madagascar trabajé en los campos de arroz y tomé parte en ceremonias en las
que hube de meterme en tumbas para amortajar de nuevo los cadáveres en descomposición de los
antepasados.

Sin embargo, la antropología va mucho más allá del mero estudio de los pueblos preindustriales. Es
una disciplina científica de carácter comparativo que analiza todas las sociedades, antiguas y
modernas, simples y complejas. La mayoría de las restantes ciencias sociales tienden a centrarse en
una única sociedad, generalmente un país industrial como los Estados Unidos o Canadá. La
antropología, no obstante, ofrece una perspectiva transcultural única, comparando constantemente las
costumbres de una sociedad con las de otras. Ejemplificar la comparación transcultural y el interés
creciente de la antropología por la sociedad moderna es el tema de mi propia y reciente investigación
sobre el contexto cultural y el impacto de la televisión en los Estados Unidos y Brasil (Kottak, 1990).

Para llegar a ser un antropólogo cultural, normalmente se hace trabajo de campo etnográfico. Esto
suele suponer pasar un año o más en otra cultura, viviendo con la gente local y aprendiendo sobre sus
costumbres. No importa cuánto aprenda y descubra el antropólogo sobre esa cultura, éste o ésta
sigue siendo un extraño en ella. Esa experiencia de alienación supone un impacto profundo en el
investigador. Habiendo aprendido a respetar otras costumbres y creencias, los antropólogos nunca
pueden olvidar que hay un mundo más amplio. Existen formas normales de pensar y actuar diferentes
a las nuestras.

ADAPTACION, VARIACION Y CAMBIO


Los humanos son los animales más adaptables del mundo. En los Andes bolivianos, la gente se
despierta en poblaciones situadas a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar para ascender
todavía varios centenares de metros más y trabajar en minas de estaño. Las tribus del desierto
australiano adoran animales y discuten de filosofía. La gente sobrevive a la malaria en los trópicos. El
hombre ha pisado la luna. El modelo de la Nave Espacial Enterprise en la Smithsonian Institution en
Washington simboliza el deseo de explorar en busca de nueva vida y civilizaciones, sencillamente de
llegar más allá de donde nunca nadie ha llegado antes. Deseos de conocer lo desconocido, de
controlar lo incontrolable y de traer orden al caos tienen su expresión entre todas las gentes. La
flexibilidad y la adaptabilidad son atributos humanos básicos, y la diversidad humana es el objeto de
estudio de la antropología.

A menudo, los estudiantes se sorprenden ante la amplitud de la antropología, que es una ciencia
holística en grado único. Estudia la totalidad de la condición humana: pasado, presente y futuro;
biología, sociedad, lenguaje y cultura. La gente comparte la sociedad —vida organizada en grupos—
con otros animales. Sin embargo, la cultura es algo distintivamente humano. Las culturas son
tradiciones y costumbres, transmitidas mediante el aprendizaje, que rigen las creencias y el
comportamiento de las personas expuestas a ellas. Los niños aprenden estas tradiciones creciendo
dentro de una sociedad particular.

Las tradiciones culturales incluyen costumbres y opiniones, desarrolladas a lo largo de generaciones,


sobre lo que es un comportamiento adecuado o inadecuado. Las tradiciones culturales responden a
preguntas como: ¿Cómo debemos hacer las cosas? ¿Cómo interpretamos el mundo? ¿Cómo
distinguimos el bien del mal? Una cultura genera una serie de constantes en el pensamiento y el
comportamiento de una sociedad determinada.

El rasgo fundamental de las tradiciones culturales es su transmisión mediante el aprendizaje en lugar


de mediante la herencia biológica. La cultura no es en sí misma biológica, pero descansa en la
biología homínida. (Los homínidos son los miembros de una familia biológica que incluye a los
humanos fósiles y a los vivientes.) Durante más de un millón de años, los homínidos han poseído, al
menos, algunas de las capacidades biológicas de las que depende la cultura. Estas capacidades son

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el aprendizaje, el pensamiento simbólico, el uso del lenguaje y el empleo de herramientas y de otros
rasgos culturales para organizar sus vidas y adaptarse a sus entornos.

Desligada del tiempo y del espacio, la antropología reflexiona sobre y se enfrenta a las grandes
cuestiones de la existencia humana. Mediante el examen de los huesos y de las herramientas
antiguas, los antropólogos resuelven los misterios de los orígenes de los homínidos. ¿Cuándo se
separaron nuestros antepasados de aquellos remotos tíos abuelos cuyos descendientes son los
simios? ¿Cuándo y cómo se originó el Homo Sapiens? ¿Cómo ha cambiado nuestra especie? ¿Qué
somos ahora y a dónde vamos? ¿Cómo han influido los cambios en la cultura y la sociedad en el
cambio biológico? Nuestro género, Homo, ha estado cambiando durante más de un millón de años. La
adaptación cultural y biológica y la evolución han estado interrelacionadas y han sido
complementarias, y los humanos continúan adaptándose tanto biológica como culturalmente.

La adaptación (el proceso por el que los organismos hacen frente a las tensiones medioambientales)
implica una interrelación entre biología y cultura. Como ejemplo, considérense cuatro formas
diferentes mediante las que los humanos pueden hacer frente a una baja presión de oxígeno. Las
cabinas presurizadas de los aviones, equipadas con máscaras de oxígeno ilustran la adaptación
cultural (tecnológica). Los nativos del altiplano peruano parecen poseer ciertas ventajas genéticas
paca vivir en altitudes muy elevadas, donde la presión del aire es baja. Sin embargo, la adaptación
humana a las altitudes muy elevadas no se limita a la cultura y los genes.

Las personas que han crecido en una altitud elevada son allí más eficientes fisiológicamente de lo que
lo son personas genéticamente similares. La plasticidad biológica humana (la habilidad para cambiar)
permite tal adaptación fisiológica a largo plazo durante las etapas de crecimiento y desarrollo.
También poseemos la capacidad de adaptación fisiológica inmediata. Así, las personas de las llanuras
que llegan a las zonas altas incrementan de inmediato su ritmo de respiración, doblando generalmente
el ritmo usual al nivel del mar. La hiperventilación aumenta la cantidad de oxígeno en sus arterias y
pulmones y, puesto que el pulso también se incrementa, la sangre llega a los tejidos más
rápidamente. Todas estas variadas respuestas adaptantes —culturales y biológicas, voluntarias e
involuntarias, conscientes e inconscientes— están dirigidas a una única meta: incrementar el
abastecimiento de oxígeno en el organismo humano.

Gran parte de la diversidad que observamos, tanto en ras culturas como en la naturaleza, es el reflejó
de la adaptación a entornos y circunstancias varios. La gente manipula su entorno de modo creativo;
no se ve simplemente determinada por él. Reconociendo este hecho, John Bennet (1969, pág. 19)
definió la adaptación cultural como «el elemento del comportamiento humano solventador de
problemas, creativo o capaz de hacerles frente» en tanto que las personas toman y hacen uso de
recursos y resuelven los problemas inmediatos afrontándolos. Esta es la primera dimensión del
comportamiento adaptante: implica «satisfacción de fines: si la forma de afrontar los problemas es
exitosa, las personas alcanzan sus objetivos» (Bennet, 1969, pág. 13). En una economía de mercado
moderna estos objetivos incluyen la producción, los ingresos y los deseos o necesidades de consumo.

Además de la satisfacción de estos fines individuales, la preservación de los recursos es una


segunda, e igualmente importante, dimensión de la adaptación cultural. «Una economía que alcanza
beneficios, pero lo hace al coste de abusar o agotar sus recursos, podría ser adaptante en un sentido
(el primero), pero puede decirse de ella que es una mala adaptación [énfasis añadido] en otro.» En
otras palabras, el comportamiento que beneficia a los individuos podría dañar el entorno y amenazar
la supervivencia del grupo a largo plazo. Las sociedades «tienen que intentar equilibrar la
preservación de los recursos frente al éxito económico si su deseo es el de un asentamiento
permanente o indefinido [en su entorno]» (Bennet, 1969, página 13).

A medida que se ha ido desarrollando la historia de los homínidos, los medios de adaptación sociales
y culturales han ido adquiriendo una importancia creciente. En este proceso, los humanos han
concebido diversas formas de hacer frente a la gama de entornos y de sistemas sociales (local,
regional, nacional y global) que han ocupado en el tiempo y el espacio. El ritmo de cambio cultural se
ha acelerado, particularmente durante los últimos 10.000 años. Durante millones de años, la caza y la

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recolección del botín de la naturaleza forrajeo1— fue la única base de la subsistencia de los
homínidos. Sin embargo, sólo se tardó unos pocos milenios en pasar a la producción de alimentos
(cultivo de plantas y domesticación de animales), algo que tuvo lugar en Oriente Medio hace unos
10.000 o 12.000 años, para sustituir a la recolección en la mayoría de las áreas. La gente comenzó a
producir sus propios alimentos, plantando cosechas y criando animales, en lugar de tomar
simplemente lo que la naturaleza tuviera que ofrecer.

Entre 6.000 y 5.000 años antes de nuestra era surgieron las primeras civilizaciones en Oriente Medio.
(Civilizaciones, naciones-estado, o, más sencillamente estados, son sociedades complejas con un
gobierno central y clases sociales.) Mucho más recientemente, la producción industrial ha influido
profundamente en los pueblos de todo el mundo. La economía global actual y las comunicaciones
unen a todas las personas contemporáneas, directa o indirectamente, en el moderno sistema mundial.
La gente, desde su emplazamiento local, tiene que enfrentarse a fuerzas generadas por sistemas
progresivamente más amplios —región, nación y mundo. El estudio de tales adaptaciones
contemporáneas genera nuevos retos para la antropología: «Las culturas de los pueblos de la tierra
necesitan ser redescubiertas constantemente a medida que sus gentes las reinventan en
circunstancias históricas cambiantes» (Marcus y Fischer, 1986, pág. 24).

En el decurso de la historia humana, las grandes innovaciones se han difundido a costa de las
anteriores. Toda revolución económica ha tenido repercusiones sociales y culturales. En este libro
examinaremos comportamientos e instituciones, creencias, costumbres y prácticas asociadas con
diversos sistemas económicos: recolección, producción de alimentos, industrialización y el moderno
sistema mundial.

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LOS ANTROPOLOGOS TAMBIEN EXPERIMENTAN EL CHOQUE


CULTURAL
La primera vez que viví en Arembepe (Brasil) fue durante el verano (norteamericano) de 1962. Era el
año que pasaba del nivel junior a senior en el Columbia College de Nueva York, donde me estaba
especializando en antropología. Fui a Arembepe como miembro de un programa, ya extinto, diseñado
para que los aspirantes a graduarse adquiriesen experiencia de campo —estudio de primera mano de
la cultura y la vida social de una sociedad extraña.

Habiendo crecido en una cultura determinada y siendo tremendamente curiosos acerca de las otras,
los antropólogos también experimentan el impacto cultural, en especial en su primer viaje de campo.
El término impacto cultural se refiere a la totalidad de los sentimientos respecto a hallarse en un medio
extraño y a las consiguientes reacciones. Se trata de un sentimiento gélido y de progresivo
extrañamiento, de carecer de buena parte de las referencias más comunes, y triviales (y por tanto
básicas) de la propia cultura de origen.

Cuando planeaba mi partida hacia Brasil en 1962, no podía imaginar cuan desnudo me iba a sentir sin
la túnica de mi propia lengua y cultura. Mi estancia en Arembepe sería mi primer viaje fuera de los
Estados Unidos. Yo era un muchacho urbano criado en Atlanta, Georgia, y en Nueva York. Tenía
poca experiencia de la vida rural en mi propio país, ninguna sobre Latinoamérica, y sólo unos
conocimientos mínimos de portugués.

1
La conexión etimológica entre el término español e inglés (foraging) es evidente. Traduzco así, a
pesar de que en el diccionario de la Real Academia Española forrajeo no se atribuya a los humanos.

En el texto, el término se refiere a búsqueda de alimentos, fundamentalmente de origen vegetal —


aunque no se excluye nada de lo que se encuentre, como carroña, por ejemplo—, en este caso por y
para los humanos y no para el ganado. Más adelante, en el Capítulo 6, veremos que utilizo el término
forrajeros siguiendo esta misma lógica (N. del T.).

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De Nueva York directo a Salvador, Bahía, Brasil. Tan sólo una breve parada en Río de Janeiro; una
visita más larga a esta ciudad sería la recompensa al acabar el trabajo de campo. Cuando nuestro
avión se aproximaba al tropical Salvador, no podía creer la blancura de la arena. «¿Eso no es nieve,
verdad?», le señalé a un miembro del equipo de campo...

Mis primeras impresiones de Bahía fueron olfativas —olores extraños de mangos maduros y pasados,
de plátanos y de frutos de la pasión— y de omnipresentes y pesadas moscas de la fruta que nunca
había visto antes, aunque había leído abundantemente sobre su comportamiento reproductivo en las
clases de genética. Había extrañas mezclas de arroz, frijoles negros y pedazos gelatinosos de carnes
in-identificables y trozos de piel flotando. El café era fuerte y el azúcar basto, y encima de todas las
mesas había envases con mondadientes y harina de mandioca (yuca), para espolvorear, como si de
queso parmesano se tratara, sobre cualquier cosa que uno pudiera comer. Recuerdo la sopa de
copos de avena y un guiso viscoso de lengua de vaca con tomates. En una comida, una cabeza de
pescado medio desintegrada, con los ojos todavía sujetos, aunque sólo ligeramente, me miraba
mientras el resto del cuerpo flotaba en una cacerola de un aceite de palma de brillante color naranja...

Sólo recuerdo vagamente mi primer día en Arembepe. Al contrario que otros etnógrafos que han
estudiado tribus remotas en las selvas tropicales del interior de Sudamérica o de las tierras altas de
Papúa Nueva Guinea, no tuve que darme una caminata o montar en canoa durante días para llegar a
mi lugar de trabajo de campo. Arembepe, en comparación con tales lugares, no estaba aislado,
aunque sí comparado con otros lugares en los que había estado...

Recuerdo lo que sucedió al llegar. No había una verdadera carretera que llegara hasta el pueblo.
Entrando por el sur, los vehículos sencillamente se abrían paso entre los cocoteros, siguiendo
rodadas dejadas por automóviles que habían pasado previamente. Un enjambre de niños nos había
oído llegar y persiguieron nuestro coche por las calles del pueblo hasta que estacionamos enfrente de
nuestra casa, cerca de la plaza central. Nuestros primeros días en Arembepe transcurrieron entre
niños que nos seguían por doquier.

Durante semanas tuvimos pocos momentos de privacidad. Los niños observaban cada uno de
nuestros movimientos a través de la ventana de nuestro salón. Ocasionalmente, alguno hacía una
observación incomprensible. Generalmente, sólo hacían que estar allí. A veces se acicalaban el pelo
unos a otros, comiéndose los piojos que encontraban...

Un etnógrafo trabajando.
Durante una visita en
1980, el autor, Conrad
Kottak, se pone al día
sobre Arembepe, una
comunidad costera en el
estado de Bahía, en el
Brasil nororiental, que
había estado estudiando
desde 1962.

Los sonidos, las sensaciones, las vistas, los olores y los sabores de la vida en el noreste de Brasil,
yen Arembepe, se fueron haciendo familiares poco a poco. Gradualmente fui aceptando el hecho de
que el único papel higiénico disponible a un precio razonable tenía casi la textura del papel lija. Me fui
acostumbrando a este mundo sin Kleenex en el que habitualmente colgaban mucosidades de las
narices de los niños del pueblo cada vez que un resfriado pasaba por Arembepe. Un mundo en el
que, aparentemente sin esfuerzo, mujeres con unas caderas que se balanceaban graciosamente
portaban sobre sus cabezas latas de queroseno de 18 litros llenas de agua, donde los muchachos
hacían volar cometas y competían en cazar moscas con sus manos, donde las ancianas fumaban en
pipa, los tenderos ofrecían cachaca (ron vulgar) a las nueve de la mañana y los hombres jugaban al

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dominó en las tardes perezosas cuando no se iba de pesca. Yo visitaba un mundo donde la vida
humana estaba orientada hacia el agua —el mar, donde los hombres pescaban, y la laguna, donde
las mujeres lavaban comunalmente la ropa, los platos y sus propios cuerpos.

Esta descripción está adaptada de mi estudio etnográfico Assault on Paradise: So¬cial Change in a
Brazilian Village, segunda ed. McGraw-Hill, Nueva York. 1992.
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ANTROPOLOGIA GENERAL
La antropología, como disciplina académica, conocida también como antropología general, incluye
cuatro subdisciplinas principales: antropología sociocultural, arqueológica, biológica y lingüística. (En
adelante utilizaré el término abreviado de antropología cultural como sinónimo de «antropología
sociocultural».) La mayoría de los antropólogos norteamericanos, incluido yo mismo, se especializan
en antropología cultural. Sin embargo, la mayoría están también familiarizados con los conceptos
básicos de las restantes subdisciplinas. Los principales departamentos de antropología suelen incluir
representantes de todas ellas.

Existen razones históricas para la inclusión de cuatro subdisciplinas en un único campo. La


antropología norteamericana nació hace un siglo del interés por la historia y las culturas de las
poblaciones nativas de Norteamérica (los «indios norteamericanos»). La preocupación por los
orígenes y la diversidad de los nativos norteamericanos agrupó los estudios sobre costumbres, vida
social, lenguaje y rasgos físicos. En Europa no se desarrolló una antropología así de unificada, y las
aquí llamadas subdisciplinas suelen existir de forma independiente.

Hay también razones lógicas para la unidad de la antropología norteamericana. Cada subdisciplina
tiene en cuenta variaciones en el tiempo y el espacio (es decir, en diferentes áreas geográficas). Los
antropólogos culturales y arqueológicos estudian (entre muchos otros temas) los cambios en la vida
social y en las costumbres. Los antropólogos biológicos analizan los cambios en la forma física. Los
antropólogos lingüísticos intentan reconstruir los fundamentos de las lenguas antiguas estudiando las
modernas. Esta preocupación por las variaciones en el tiempo podría exponerse de forma diferente:
un interés por la evolución es lo que unifica las subdisciplinas de la antropología. Definida de forma
simple, la evolución es cambio en la forma a través de las generaciones. Charles Darwin lo llamó
«descendencia con modificación».

Las subdisciplinas se influyen unas a otras en tanto que los antropólogos hablan, leen libros y revistas
especializados y se asocian en organizaciones profesionales. La antropología general explora los
fundamentos de la biología, la psicología, la sociedad y la cultura humanas y tiene en cuenta sus
interrelaciones. Los antropólogos comparten ciertas asunciones clave. Una es que no pueden
extraerse conclusiones profundas sobre la «naturaleza humana» a partir de una única tradición
cultural.

Con frecuencia escuchamos preguntas sobre «naturaleza-cultura» y «genética-entorno». Por ejemplo,


tomemos las diferencias de género. ¿Las capacidades, actitudes y comportamientos masculino y
femenino reflejan variaciones biológicas o culturales? ¿Existen contrastes universales de tipo
emocional e intelectual entre los sexos? ¿Son las hembras menos agresivas que los machos? ¿Es el
dominio masculino un universal humano? A través del examen de las diversas culturas, la
antropología nos muestra que muchos contrastes entre los hombres y las mujeres se deben a la
preparación cultural más que a la biología.

La antropología no es una ciencia de lo exótico practicada por académicos encerrados en torres de


marfil, sino una disciplina con mucho que contarle a la gente. Una de sus contribuciones es su papel
de liberación y ampliación de fronteras en la educación superior. La organización profesional más
importante de la antropología, la American Anthropological Association (Asociación [Norte]Americana
de Antropología, a veces denominada también Triple A. (N. del T.)) ha recibido el reconocimiento de

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su papel como servicio público a través de la introducción de una quinta subdisciplina, la antropología
aplicada —la aplicación de los datos, las perspectivas, la teoría y los métodos antropológicos para
identificar, evaluar y resolver problemas sociales contemporáneos. Cada vez son más los
antropólogos de las cuatro subdisciplinas principales los que trabajan en estas áreas «aplicadas»,
como son la salud pública, la planificación familiar y el desarrollo económico.

LAS SUBDISCIPLINAS DE LA ANTROPOLOGIA


Antropología cultural
Los antropólogos culturales estudian la sociedad y la cultura, describiendo y explicando las similitudes
y diferencias culturales. Al considerar la diversidad en el tiempo y el espacio, los antropólogos tienen
que distinguir entre lo universal, lo general y lo particular. Ciertas características biológicas,
psicológicas, sociales y culturales son universales —compartidas por todos los humanos. Otras son
meramente generales —compartidas por muchos, pero no por todos los grupos humanos. Y luego
están las particulares —no compartidas en absoluto.

En la antropología cultural hay que distinguir dos aspectos: la etnografía (basada en el trabajo de
campo) y la etnología (basada en la comparación transcultural). La etnografía proporciona la
«etnodescripción» de un grupo, una sociedad o cultura particulares. Durante el trabajo de campo, el
etnógrafo recoge datos que luego organiza, describe, analiza e interpreta para construir y presentar la
etnodescripción (por ejemplo, un libro, un artículo o película). Tradicionalmente los etnógrafos han
convivido con pequeñas comunidades y estudiado el comportamiento local, las creencias, las
costumbres, la vida social, las actividades económicas, las políticas y la religión.

La perspectiva antropológica resultante suele diferir radicalmente de las de la ciencia política o de la


economía. Tales disciplinas se centran en las organizaciones nacionales y oficiales y, con frecuencia,
en las élites. Sin embargo, los grupos tradicionalmente estudiados por los antropólogos solían ser
relativamente pobres y nada poderosos. Con frecuencia, los etnógrafos han podido observar prácticas
discriminatorias para con tales pueblos, que sufren escasez de alimentos, dietas deficientes y otros
aspectos de la pobreza. La perspectiva antropológica es diferente —no necesariamente mejor. Los
expertos en ciencia política estudian los programas que desarrollan los planificadores nacionales, y los
antropólogos ven cómo funcionan estos programas en el plano local. Ambas perspectivas son
necesarias para entender la vida humana a finales del siglo xx.

Los antropólogos reconocen que las culturas no están aisladas. Como señaló Franz Boas (1940/1966)
hace muchos años, el contacto entre tribus vecinas siempre ha existido y se ha extendido por áreas
de enorme amplitud. Desde una perspectiva de sistema-mundo se reconoce que muchas
características culturales locales reflejan la posición política y económica ocupada por una sociedad
dentro de un sistema más amplio. «Las poblaciones humanas construyen sus culturas en interacción
unas con otras, no de forma aislada» (Wolf, 1982, pág. ix). La gente local participa cada vez más de
los eventos regionales, nacionales y mundiales.

Existen muchas fuentes de exposición a las fuerzas externas, incluidos medios de comunicación de
masas, migración y transporte moderno. La nación y la ciudad invaden cada vez más las comunidades
locales en forma de turistas, agentes de desarrollo, funcionarios civiles y religiosos y candidatos
políticos. Tales conexiones, o interconexiones, son componentes importantes de los sistemas
regionales, nacionales e internacionales de la política, la economía y la información. Estos sistemas
más amplios afectan de forma creciente a la gente y a los lugares que tradicionalmente ha estudiado
la antropología. El estudio de tales conexiones y sistemas es una parte importante del objeto de
estudio de la antropología moderna.

La etnología, el otro elemento de la antropología cultural, analiza y compara los resultados de la


etnografía —los datos recogidos en diferentes sociedades. Los etnólogos intentan identificar y explicar
las diferencias y las similitudes culturales, para distinguir entre universalidad, generalidad y
particularidad (véase el capítulo «La Cultura»). La etnología toma datos para la comparación no

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únicamente de la etnografía, sino también de las otras subdisciplinas, en particular de la antropología
arqueológica, que reconstruye los sistemas sociales del pasado.

Antropología arqueológica
La antropología arqueológica (más sencillamente «arqueología») reconstruye, describe e interpreta
el comportamiento humano y los patrones culturales a través de los restos materiales. A los
arqueólogos se les conoce más por estudiar la prehistoria (el período anterior a la invención de la
escritura, hace algo menos de 6.000 años). Sin embargo, también estudian las culturas históricas, e
incluso las vivas. Durante un proyecto de investigación iniciado en Tucson, Arizona, por ejemplo, el
arqueólogo William Rathje ha aprendido mucho de la vida contemporánea estudiando la basura
moderna. El valor de la «basurología», como la llama Rathje, es que proporciona «evidencias de lo
que la gente hizo, y no de lo que ellos piensan que hicieron, lo que piensan que deberían haber
hecho, o lo que el investigador piensa que habrían hecho» (Harrison, Rathje y Hughes, 1992, página
103). Lo que la gente dice puede contrastar fuertemente con su comportamiento real, tal como reveló
la basurología. Por ejemplo, los basurólogos descubrieron que los tres barrios de Tucson donde,
según lo dicho por los informantes, se daba el consumo más bajo de cerveza, tenían el mayor número
de latas de cerveza vacías por vivienda (Podolefsky & Brown, eds., 1992, pág. 100).

Utilizando los restos materiales como datos primarios, e informados por el conocimiento etnográfico y
la teoría etnológica, los arqueólogos analizan los procesos y patrones culturales. A los arqueólogos les
interesan diferentes tipos de restos. La basura nos dice sobre el consumo y las actividades. Los
cereales silvestres y los domesticados tienen características diferentes que permiten a los
arqueólogos distinguir entre recolección y cultivo. El examen de los huesos de animales revela la edad
de los mismos en el momento de ser sacrificados y proporcionan información útil para determinar si
las especies eran salvajes o domesticadas.

Analizando tales datos, los arqueólogos responden a diversas preguntas sobre las economías
antiguas. ¿El grupo sometido a estudio obtenía su carne de la caza, o domesticaba y criaba animales,
matando solamente los de cierta edad y sexo? ¿Los alimentos vegetales procedían de plantas
silvestres o de cosechas sembradas, cuidadas y recolectadas? En los lugares donde la gente vive o
ha vivido, los arqueólogos encuentran artefactos, elementos materiales que los humanos han
modificado o construido. ¿Los residentes construían, intercambiaban o compraban determinados
elementos? A partir de tal información los arqueólogos reconstruyen patrones de producción, comercio
y consumo.

Los arqueólogos han dedicado mucho tiempo al estudio de los cascotes de cerámica, puesto que son
más duraderos que otros artefactos, como la madera y los textiles. Los tipos de cerámica encontrados
en una excavación pueden dar idea de la complejidad tecnológica, mientras que la cantidad de
fragmentos permite hacer una estimación del tamaño y densidad de la población. El descubrimiento
de que los ceramistas utilizaban materiales no disponibles localmente sugiere la existencia de
sistemas de comercio. Similitudes en la manufactura y la decoración de los restos encontrados en
yacimientos diferentes podrían ser la prueba de conexiones culturales. Los grupos con cerámicas
similares podrían estar históricamente relacionados. Quizá compartían antepasados culturales
comunes, comerciaban entre sí, o pertenecían al mismo sistema político.

Muchos arqueólogos analizan la paleoecología. La ecología es el estudio de las interrelaciones entre


los seres vivos de un entorno. Los organismos y el entorno constituyen conjuntamente un
ecosistema, es decir un orden pautado de flujos e intercambios de energía. La ecología humana, o
ecología cultural, estudia ecosistemas que incluyen personas, centrándose en las formas en las que
los humanos hacen uso de «los influjos de la naturaleza y son influidos por la organización social y los
valores culturales (Bennet, 1969, páginas 10-1 1). La paleoecología estudia los ecosistema del
pasado. Al estudiar tanto las sociedades del presente como las del pasado, el enfoque ecológico
analiza las interrelaciones entre la población, las necesidades y demandas culturalmente perfiladas, la
división del trabajo, la tecnología, los métodos de producción y las formas de reparto de los recursos
naturales entre aquellos que los necesitan y los utilizan. Un análisis ecológico no puede limitarse a la

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producción local, sino que tiene que estudiar también cómo reacciona la gente a estímulos
económicos e informativos procedentes de fuentes externas.

Además de reconstruir patrones ecológicos, los arqueólogos infieren la evolución cultural, por ejemplo,
a partir de cambios en el tamaño y el tipo de asentamientos y la distancia entre ellos. Una ciudad se
desarrolla en una región en la que un siglo antes sólo existían pueblos, aldeas y caseríos. El número
de niveles de asentamiento (ciudad, pueblo, aldea, caserío) es una medida de la complejidad social.
Los edificios ofrecen pistas sobre las características políticas y religiosas. Las estructuras
arquitectónicas destinadas a fines especiales como los templos y las pirámides sugieren que una
sociedad antigua tenía una autoridad central capaz de dirigir el trabajo en equipo, con esclavos o con
hombres libres. La presencia o ausencia de ciertas estructuras revela diferencias de función entre
asentamientos. Por ejemplo, algunos poblados eran centros ceremoniales con una arquitectura
notable, otros eran cementerios, incluso otros eran comunidades agrícolas.

Los arqueólogos también documentan los patrones y procesos culturales mediante la excavación (en
una cuidadosa sucesión de niveles) de determinados asentamientos. En un área determinada, con el
paso del tiempo, los asentamientos particulares pueden cambiar en términos de forma y fines, así
como también pueden cambiar las conexiones entre ellos. La excavación puede documentar los
cambios en las actividades económicas sociales y políticas.
Para conocer las poblaciones prehistóricas —aquellas sin escritura— la arqueología resulta esencial.
La comparación de secuencias arqueológicas en diferentes áreas ha permitido a los antropólogos la
formulación de leyes del desarrollo. Por ejemplo, ciertos entornos o economías se corresponden con
ciertos tipos de grupos sociales o de sistemas políticos. Tanto la etnografía como la arqueología
comparativa contribuyen a la comprensión de los procesos sociales.

Antropología biológica o física


El objeto de estudio de la antropología biológica o física es la diversidad biológica humana en el
tiempo y el espacio. Gran parte de esta variación la produce una combinación de características
genéticas y medioambientales. Las tensiones medioambientales relevantes incluyen el calor y el frío,
la humedad, la luz solar, la altitud y las enfermedades. El estudio de la variación humana reúne cinco
intereses especiales dentro de la antropología biológica:

1. La evolución de los homínidos tal como la revelan los restos fósiles (paleoantropología).
2. La genética humana.
3. El crecimiento y desarrollo humanos.
4. La plasticidad biológica humana (la capacidad del cuerpo de hacer frente a tensiones como el
calor, el frío y la altitud).
5. La biología, la evolución, el comportamiento y la vida social de los monos, los simios y otros
primates no humanos.

Estos intereses conectan la antropología biológica con otros campos: la biología, la zoología, la
geología, la fisiología, la medicina y la salud pública. La osteología —el estudio de los huesos—
ayuda a los paleoantropólogos, que analizan cráneos, dientes y huesos, a identificar los antepasados
homínidos y trazar los cambios en la anatomía. Los antropólogos biológicos colaboran con los
arqueólogos en la reconstrucción de los aspectos biológicos y culturales de la evolución humana. Los
fósiles y las herramientas se suelen encontrar juntos. Las herramientas nos dan idea de los hábitos,
costumbres y estilos de vida de los homínidos que las usaron.

Hace más de un siglo, Charles Darwin se dio cuenta de que la variedad que existía dentro de
cualquier población permite que algunos individuos (aquellos con características favorables o
adaptantes) tengan más fácil la supervivencia y la reproducción. La genética, que se desarrolló más
tarde, arroja luz sobre las causas y la transmisión de esta variedad. Durante el periodo de vida de
cualquier individuo, el entorno trabaja junto con la herencia para desarrollar características biológicas.
Por ejemplo, la gente con una tendencia genética a ser altos será más baja si reciben una
alimentación pobre durante la infancia. Así, la antropología biológica estudia la influencia del entorno

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(nutrición, altitud, temperatura y enfermedad) sobre el cuerpo a medida que éste se desarrolla. Como
ya se ha señalado, la evolución biológica y cultural humana ha estado interrelacionada y ha sido
complementaria, y los humanos continúan su adaptación tanto biológica como cultural. Esta es la
razón por la que ambas subdisciplinas se estudian dentro de la antropología general.

La antropología biológica (junto con la zoología) incluye también la primatología. Los primates
incluyen a nuestros parientes más próximos —los simios y los monos. Los primatólogos estudian su
biología, evolución, comportamiento y vida social, a menudo en sus entornos naturales. La
primatología apoya a la paleoantropología, porque muchos antropólogos creen que el comportamiento
de los primates arroja luz sobre el de los primeros homínidos (y, por tanto, sobre nuestros orígenes) y
sobre cuestiones de la naturaleza humana y de los universales humanos.

Antropología lingüística
No sabemos (y probablemente nunca lo sabremos) cuándo comenzaron a hablar los homínidos. Sin
embargo, las lenguas gramaticalmente complejas y bien desarrolladas han existido desde hace miles
de años. La antropología lingüística ofrece una ilustración adicional sobre el interés de la
antropología por la comparación, la variación y el cambio. Los antropólogos lingüísticos estudian el
lenguaje en su contexto social y cultural, en el espacio y a través del tiempo. Algunos hacen
inferencias sobre características universales del lenguaje, vinculándolas a uniformidades en el cerebro
humano. Otros reconstruyen lenguas antiguas mediante la comparación de sus descendientes
contemporáneas y, al hacerlo, descubren nuevas facetas de su historia. Incluso otros estudian las
diferencias lingüísticas para descubrir percepciones y patrones de pensamiento diversos en una
multitud de culturas. El estudio de la variación lingüística en su contexto social se denomina
sociolingüística. La sociolingüística analiza la diversidad dentro de una lengua única para mostrar
cómo el habla refleja diferencias sociales. Las técnicas lingüísticas también les resultan de utilidad a
los etnógrafos porque permiten el aprendizaje rápido de lenguas no escritas.

La lingüística descriptiva estudia los sonidos, la gramática y el significado en lenguas concretas. La


lingüística histórica considera la variación en el tiempo, como, por ejemplo, los cambios en el sonido,
la gramática y el vocabulario entre el castellano medieval (hablado en tiempos del Arcipreste de Hita)
y el moderno actual. Se dan también variaciones entre los hablantes de un mismo lenguaje en un
momento dado. Una de las razones para la variación es la geografía, como es el caso de los acentos
y dialectos regionales. La variación lingüística va también asociada a las divisiones sociales, y los
ejemplos de ello incluyen el bilingüismo de los grupos étnicos y los patrones del habla asociados a
ciertas clases sociales. Los antropólogos sociales y culturales colaboran en el estudio de los vínculos
entre el lenguaje y otros aspectos de la cultura.

Antropología aplicada
En su sentido más general, la antropología aplicada incluye cualquier uso del conocimiento y las
técnicas de las cuatro subdisciplinas para identificar, evaluar y resolver problemas prácticos. Debido a
la amplitud de la antropología, tiene muchas aplicaciones. Por ejemplo, el campo, cada vez más
extenso, de la antropología médica tiene en cuenta el contexto sociocultural y las implicaciones de
las enfermedades y las dolencias. La investigación transcultural nos muestra que las percepciones de
la buena y la mala salud, junto con las actuales amenazas y problemas, varían entre culturas. Las
diferentes sociedades y grupos étnicos reconocen diferentes dolencias, síntomas, y causas, y han
desarrollado diferentes sistemas de cuidado de la salud y estrategias de tratamiento. Los antropólogos
médicos son tanto biológicos como culturales, y a la vez teóricos y aplicados. Por ejemplo, los
antropólogos médicos aplicados han servido como intérpretes culturales en programas de salud
pública que tienen que encajar en la cultura local y ser aceptados por la gente local.

Otros antropólogos aplicados trabajan para agencias de desarrollo, evaluando las características
sociales y culturales que influyen en el desarrollo y el cambio económicos. Los antropólogos son
expertos en las culturas locales y, como tales, suelen identificar las condiciones sociales específicas y
las necesidades locales que influirán en el éxito o el fracaso de los esquemas de desarrollo. Los
planificadores de Washington o de Madrid suelen saber poco sobre, digamos, las relaciones de

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parentesco o patronazgo implícitas en la obtención de la mano de obra necesaria para el cultivo del
arroz en cualquier medio rural de sus propios países. Las predicciones y estimaciones del éxito del
proyecto suelen ser poco realistas si no se consulta a un antropólogo especialista en tal escenario
rural. Con frecuencia, los fondos para el desarrollo se malgastan si no se consulta a un antropólogo
para que identifique a los líderes políticos locales cuyo apoyo al programa resulta crítico. Tales
consideraciones han llevado a las organizaciones para el desarrollo a incluir antropólogos, además de
ingenieros agrónomos, economistas, veterinarios, geólogos, ingenieros y especialistas en salud, en
los equipos de planificación.

Los antropólogos también aplican sus conocimientos al estudio de la dimensión humana de la


degradación medioambiental (por ejemplo, deforestación y polución) y el cambio climático global,
analizando cómo influye el entorno en los humanos y cómo afectan las actividades humanas a la
biosfera y a la propia tierra. En Norteamérica, los antropólogos aplicados dedicados a lo que antes
hemos llamado la basurología ayudan a la Environmental Protection Agency (Agencia de Protección
del Medio Ambiente) a la industria del papel y del empaquetado, y a las asociaciones de comercio.
Muchos arqueólogos trabajan ahora en la dirección de recursos culturales aplicando sus
conocimientos a la interpretación, inventariado y preservación de los recursos arqueológicos,
históricos y paleontológicos para las administraciones locales de los distintos estados, o bien para la
administración federal. Los antropólogos forenses (físicos) trabajan con la policía, los analistas
médicos y los juzgados para identificar víctimas de crímenes y accidentes. Partiendo de restos de
esqueletos determinan la edad, el sexo, el tamaño, la raza y el número de víctimas. Los antropólogos
físicos aplicados relacionan los patrones de las heridas con los errores de diseño de aviones y
vehículos.

Los etnógrafos han influido en la política social mostrando que existen fuertes lazos de parentesco en
los barrios de las ciudades, cuya organización social había sido considerada previamente como
«fragmentada» o «patológica». Algunas sugerencias para la realización de mejoras en el sistema
educativo proceden de estudios etnográficos de las clases escolares y de las comunidades del
entorno inmediato. Los antropólogos lingüísticos muestran la influencia de las diferencias dialectales
en el aprendizaje en clase. En general, la antropología aplicada intenta encontrar caminos humanos y
efectivos de ayudar a la gente tradicionalmente estudiada por los antropólogos. El Cuadro 1.1 resume
las relaciones entre las subdisciplinas de la antropología.

LA ANTROPOLOGIA Y OTRAS CIENCIAS HUMANAS


Como ya se ha indicado antes, la diferencia básica entre la antropología y las otras disciplinas que
estudian a las personas es el holismo, la combinación exclusiva en la antropología de las perspectivas
biológica, social, cultural, lingüística, histórica y contemporánea. Paradójicamente, aunque distintiva
de la antropología, esta amplitud la vincula a su vez con muchas otras disciplinas. Las técnicas
utilizadas para fechar fósiles y artefactos le han llegado a la antropología de la física, la química y la
geología. Dado que junto con los huesos humanos y los artefactos se encuentran restos de animales y
plantas, los antropólogos colaboran con los botánicos, zoólogos y palentólogos.

La antropología cultural se halla vinculada a las otras ciencias sociales y humanidades. Así, la socio-
logia contemporánea experimenta una «apertura a la cultura». La antropología interpretativa (Geertz,
1973, 1983), que analiza las culturas como si fueran textos cuyo significado ha de descifrar el
antropólogo, conecta a la antropología con las humanidades y con la historia. Cada vez son más los
historiadores que interpretan los países históricos como textos, prestando atención a su significado
cultural y al contexto social de su creación. La colaboración interdisciplinar es el sello identificador de
la vida académica contemporánea, con un préstamo inmediato de ideas y métodos entre disciplinas
(Geertz, 1980). Esto es especialmente verdad en el caso de la antropología.

Antropología cultural y sociología


La antropología cultural y la sociología comparten su interés en las relaciones, la organización y el
comportamiento sociales. Sin embargo, surgen importantes diferencias entre estas disciplinas a partir
de los tipos de sociedades que cada una de ellas ha estudiado tradicionalmente. Inicialmente los

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sociólogos centraron su enfoque en el occidente industrial; los antropólogos en las sociedades no
industriales. Para enfrentarse a estos distintos tipos de sociedades se desarrollaron diferentes
métodos de recolección y de análisis de datos. Para los estudios a gran escala y de sociedades
complejas, los sociólogos dependieron de cuestionarios y de otros medios de recolectar masivamente
datos cuantificables.

Durante muchos años, las técnicas estadísticas y de muestreo han sido fundamentales en sociología,
mientras que la preparación en estadística ha sido menos común a la antropología (aunque esto está
cambiando a medida que los antropólogos trabajan cada vez más en sociedades modernas).

Los etnógrafos tradicionales estudiaban poblaciones pequeñas, ágrafas (sin escritura) y hacían uso de
métodos apropiados a tal contexto. «La etnografía es un proceso de investigación en el que el
antropólogo realiza un estrecho seguimiento observando, registrando y participando en la vida
cotidiana de otra cultura una experiencia etiquetada como el método del trabajo de campo y luego
escribe informes sobre esa cultura, poniendo énfasis en la descripción detallada» (Marcus y Fischer,
1986, pág. 18). Un método clave descrito en esta cita es la observación participante —tomar parte
en los hechos que uno observa, describe y analiza.

Con la creciente comunicación interdisciplinar, se está produciendo una convergencia entre la


antropología y la sociología. El movimiento de «apertura a la cultura» consiste en un enfoque más
cualitativo e interpretativo de los temas y datos sociológicos. A medida que crece el moderno sistema
mundial, los sociólogos realizan trabajos de investigación en países del Tercer Mundo y en lugares
que antaño se encontraban casi exclusivamente en la órbita de la antropología. Del mismo modo, ante
la expansión de la industrialización, muchos antropólogos trabajan en sociedades industriales, donde
estudian temas muy diversos, que incluyen el declive rural, la vida interna de la ciudad y el papel de
los medios de comunicación de masas en la creación de patrones culturales nacionales. Antropólogos
y sociólogos comparten también un interés en los temas de la raza, la etnicidad, la clase social, el
género y la cultura popular, o de masas, en los países modernos, incluidos los Estados Unidos y
Canadá.

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Cuadro 1.1. Los subcampos de la antropología: el estudio comparativo de la humanidad en el


tiempo y el espacio. La antropología estudia la variación en el tiempo y el espacio de los humanos y
de nuestros parientes más próximos (los otros primates). Comenzando por la izquierda del cuadro,
observamos que todos los subcampos de la antropología estudian variaciones en el tiempo. Los
antropólogos biológicos estudian la evolución de los primates y de los humanos (paleoantropología).
Los arqueólogos estudian generalmente el pasado (aunque algunas técnicas arqueológicas —la
basurología, por ejemplo— pueden usarse para estudiar el presente). Los antropólogos culturales
suelen estudiar etnohistoria, utilizando los registros escritos, como los archivos y los relatos históricos
orales, para reconstruir la historia de un grupo social. Los lingüistas históricos estudian los cambios en
el lenguaje a través del tiempo.

La parte derecha del cuadro nos muestra que los subcampos de la antropología también estudian la
variación en el espacio. Los antropólogos biológicos estudian las características físicas y sociales de
los primates no humanos. Estudian también la variación biológica humana, incluyendo la adaptación
genética y fisiológica. Los antropólogos socioculturales realizan estudios de diferentes culturas y
grupos sociales. Los antropólogos lingüísticos estudian la variación en el lenguaje y en el habla en
contextos sociales y culturales.

El centro de este cuadro representa el aspecto teórico y comparativo de la antropología. Así, los
antropólogos biológicos utilizan la moderna teoría sintética de la evolución, combinando principios
conocidos de evolución y genética, para comprender la variación biológica en el tiempo y el espacio.
La etnología analiza y generaliza acerca de las similitudes y diferencias sociales y culturales en el
tiempo y el espacio. Los datos útiles para la comparación y la teoría han venido de la etnografía, la
etnohistoria, la arqueología y la lingüística. Los antropólogos lingüísticos atienden a las características

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del lenguaje, en tanto que varían (o no varían) en el tiempo y el espacio. Se pueden comparar las
lenguas a fin de reconstruir relaciones entre lenguas modernas y antiguas, o características
universales compartidas por todas ellas.

Algunos campos de estudio, como la antropología médica, tienen componentes tanto biológicos como
socioculturales (así como dimensiones espacio-tiempo). Además, aunque el Cuadro 1.1 no lo
muestre, la antropología incluye tanto la investigación como la aplicación. La antropología aplicada
consiste en el uso de datos, perspectivas, teorías y métodos de la antropología general y de todos sus
subcampos para identificar, evaluar y resolver problemas que afectan a los humanos.

Tiempo Comparación/Teoría Espacio


Evolución de los primates Primatología
Teoría evolutiva Genética humana
Adaptación fisiológica humana
Paleoantropología
Dimensión biológica (arriba)

Coevolución de cultura y enfermedad Antropología médica

Dimensión biológica (abajo)


Arqueología
Etnología Etnografía
Etnohistoria
Lingüística histórica Lingüística comparativa Lingüística descriptiva
Universales lingüísticos Lenguaje y cultura
Sociolingüística

Fuente: Desarrollado a partir de un prototipo de Thomas Collins, profesor de antropología de la


Memphis State University.
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Antropología, ciencia política y economía


La ciencia política y la economía se desarrollaron para investigar dominios particulares del
comportamiento humano —al igual que la sociología, principalmente en los países modernos. En las
sociedades de pequeña escala, en las que se desarrolló la etnografía, la política y la economía no
suelen aparecer como actividades diferenciadas dispuestas para un análisis por separado, como
sucede en la sociedad moderna. Por el contrario, están inmersas, o incrustadas, en el orden social
general. Los antropólogos han ampliado nuestra comprensión comparativa de los sistemas políticos al
mostrar, por ejemplo, que la ley y el crimen no son universales culturales, y también a través del
análisis de asuntos tales como la expresión y resolución del conflicto en sociedades sin una
organización gubernamental.

El objeto de estudio de la economía ha sido definido como economizar —la distribución racional de
medios escasos (recursos) para fines alternativos (usos). La meta de la maximización del beneficio se
considera que es la fuerza que subyace a tal distribución racional. Sin embargo, el sociólogo Max
Weber (1904/1958), cuyo trabajo también ha influido en la antropología, trazó una importante
distinción entre racionalidad formal y sustantiva. La racionalidad formal se refiere a criterios abstractos
de proceder racional basados en la obtención del beneficio. La racionalidad sustantiva se refiere a
criterios de proceder eficiente ajustados a valores culturales. En otras palabras, las motivaciones
varían transculturalmente y guían los tipos de decisiones que la gente toma en las diferentes culturas.
Siguiendo el hilo de Weber, los antropólogos han contribuido a la economía comparativa mostrando

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los diferentes principios que mueven la economía en otras culturas. A
través de la etnografía y la comparación transcultural, los hallazgos
de los economistas y de los politólogos, generalmente basados en
investigaciones realizadas en los países occidentales, pueden
situarse en una perspectiva más amplia.

Antropología y humanidades
Las humanidades estudian el arte, la literatura, la música, la danza y
otras formas de expresión creativa. Tradicionalmente (aunque esto ha
cambiado véase a continuación), se centraban en las «bellas artes»
cultas, cuyo conocimiento se consideraba básico en las personas
«con cultura». La antropología siempre ha ampliado la definición de
«con cultura» más allá del significado elitista de cultivado, sofisticado,
con educación superior, apropiado y de buen gusto. Para los
antropólogos la cultura no se halla confinada en las élites ni en
ningún segmento social. Todos adquirimos cultura mediante la
Margaret Mead, entonces enculturación, el proceso social por el que se aprende y transmite la
conservadora asociada de cultura de generación en generación. Por tanto, todas las expresiones
etnología en el American creativas tienen un potencial interés como productos y documentos
Museum of Natural History, culturales. La creciente aceptación de este punto de vista ha ayudado
sostiene dos muestras del a ampliar el estudio de las humanidades desde las bellas artes,
arte de manus traídas tras consideradas algo propio de la élite, al arte popular y el folclor, y las
una visita de siete meses a expresiones creativas de las masas.
este pueblo de las Islas del
Almirantazgo. Mead La antropología ha influido y está siendo influida por las humanidades
contribuyó al florecimiento de —otro ejemplo de convergencia, el proceso de comunicación y
la antropología haciendo uso colaboración interdisciplinar antes mencionado. Adoptando una visión
de sus investigaciones en las característica de la antropología acerca de la creatividad en su propio
islas de los Mares del Sur contexto social y cultural, los actuales enfoques «postmodernos»
como lecciones de estilos de (Jameson, 1984, 1988) en el campo de las humanidades están
vida alternativos. girando su centro de atención hacia las expresiones creativas
«incultas», de masas y de la cultura popular y local. Otra área de convergencia entre la antropología y
las humanidades es la visión de las expresiones culturales como textos pautados (Ricoeur, 1971;
Geertz, 1973). Así, «el comportamiento no escrito, el discurso, las creencias, la tradición oral y el
ritual» (Clifford, 1988, pág. 39) se interpretan en relación a su significado dentro de un contexto
cultural particular. Un último vínculo entre la antropología y las humanidades sería el estudio de los
informes etnográficos como una forma de literatura (Clifford, 1988; Marcus y Fischer, 1986).

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MARGARET MEAD: UNA ANTROPOLOGA POPULAR


Margaret Mead (1901-1978), la antropóloga más famosa que ha existido, fue una de mis profesoras
en la Universidad de Columbia. Miembro, a tiempo completo, de la plantilla del American Museum of
Natural History (también en Nueva York), enseñó como profesora adjunta en Columbia durante
muchos años.

En el invierno de 1962 hice el curso de Mead sobre pueblos y culturas del Pacífico. Se trataba de una
clase larga que se daba por la noche. Mead hacía entradas dramáticas y solía traer consigo un
séquito de admiradores. Por aquel entonces Mead, una mujer de baja estatura con un aspecto
dominante, tenía la costumbre de caminar con un cayado de pastor. Casi tan alto como ella, el palo
ahorquillado le daba la apariencia de una madura ladrona de ganado.

Mead era conocida como una etnógrafa bien organizada. Por ejemplo, utilizaba un sistema de
anotaciones con un código de colores; se llevaba al trabajo de campo paquetes de grandes fichas de
colores diversos y utilizaba colores determinados para notas sobre temas diferentes, como la

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economía, la religión y la organización social. Sus meticulosos métodos de trabajo de campo se
extendían a todo lo que hacía. Sus estudiantes tenían que rellenar enormes fichas a las que habían
de añadir fotos (algo inusual en los EE.UU. (N. del T.)). Pedía información sobre su procedencia e
intereses, incluido el trabajo en antropología durante el curso anterior. Mead y yo nunca nos
conocimos bien. Sin embargo, utilizó la información de mi ficha de clase para escribirme cartas de
recomendación para mi graduación y para becas.

Durante toda su vida profesional Mead fue una antropóloga popular. Escribió para los científicos
sociales, para el público culto y para la prensa popular.

Tenía una columna en Redbook y solía aparecer con el presentador televisivo Johnny Carson en el
espacio The Tonight Show. Escribió varios libros populares sobre cultura y personalidad (ahora suele
denominarse antropología psicológica). Había sido fuertemente influida por Franz Boas (1858-1942),
su mentor en Columbia y «padre» de la antropología americana. Con el tiempo hizo etnografía en el
Pacífico Sur, incluyendo Samoa y Nueva Guinea. De su primer trabajo decampo surgió el popular libro
Adolescencia, sexo y cultura en Samoa (1928/ 1961) (el título original en inglés era Coming gfAge in
Samoa, cuya traducción aproximada equivaldría a «Hacerse adulto en Samoa» (N. del I)).

Mead se embarcó hacia Samoa con un tema de investigación sugerido por Boas: contrastes entre la
adolescencia femenina en Samoa y en los Estados Unidos.

Sus hallazgos apoyaron el punto de vista boasiano de que la cultura, y no la biología ni la raza,
determina las variaciones en el comportamiento y la personalidad humanos. Derek Freeman (1983)
ha hecho una severa crítica del trabajo de Mead en Samoa. A su vez, la crítica de Freeman ha sido
criticada (Brady, ed. 1983). Homes (1987) ofrece una visión equilibrada que se apoya en su propio
trabajo de campo en Samoa.

El último trabajo de campo de Mead entre los Arapesh, Mundugumor y Tchambuli de Nueva Guinea
dio como resultado Sexo y temperamento en tres sociedades primitivas (1935/1950). Ese libro
documentaba la variación en los rasgos de la personalidad masculina y femenina y sus respectivos
comportamientos a través de las culturas. Lo presentó como un nuevo apoyo al determinismo cultural.

La reputación de Mead se apoyaba en su espíritu aventurero, su intelecto, su introspección, su


enérgica personalidad, su habilidad como escritora y su productividad, junto a los temas que eligió
tratar. Hizo que la vida primitiva resultara relevante para su época y su sociedad. Así, Adolescencia,
sexo y cultura en Samoa se subtitulaba Un estudio psicológico de la juventud primitiva para la
Civilización Occidental [énfasis añadido]. Crecer en Nueva Guinea (1930) (Growing up in New
Guinea) fue subtitulado Un estudio comparativo de la educación primitiva.

El público veía a Margaret Mead como una figura romántica, exótica y controvertida. Vivió una vida
poco ortodoxa para su tiempo y su sexo. Fue una de las primeras feministas. Se casó tres veces. Sus
dos últimos maridos, Reo Fortune y Gregory Bateson, fueron antropólogos. Era una mujer menuda,
solitaria, audaz y determinada que viajó a lugares remotos, vivió con los nativos y sobrevivió para
contarlo. Los relatos de la vida de Mead incluyen su autobiografía Experiencias personales y
científicas de una antropóloga (Este título corresponde a la edición española de Paidós (1987), su
título original es Blackberry Winter y su edición original data de 1972. (N. del T.) Y una biografía
escrita por su única hija Mary Catherine Bateson (1984).

Con una forma de escribir, clara, enérgica y vivaz, Mead abordó temas prominentes de la época de la
Depresión. Sus libros alimentaron una revolución en la discusión de la sexualidad humana espoleada
por la psicología freudiana. Las preocupaciones de la sociedad de la época de la Depresión incluían
temas que los norteamericanos siguen discutiendo aún: la ruptura de la familia, el sexo entre los
adolescentes, la «Nueva Mujer», el control de natalidad, la creciente tasa de divorcios y las aventuras
extramaritales. La antropología floreció en tanto que las islas de los Mares del Sur ofrecían lecciones
sobre el romance, la sexualidad y los estilos de vida alternativos. El «amor libre» en Samoa y las Islas

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Trobriand (como lo describe Malinowski [ 1927,1929b]) proporcionó modelos para un nuevo orden
sexual (Stocking, 1986).
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Antropología y psicología
Al igual que los sociólogos y los economistas, la mayoría de los psicólogos realizan sus trabajos de
investigación en su propia sociedad. La antropología aporta, una vez más, los datos transculturales.
Las afirmaciones sobre la psicología «humana» no pueden basarse únicamente en el comportamiento
observado en un solo tipo de sociedad. El área de la antropología cultural conocida como antropología
psicológica, o cultura y personalidad (el estudio de la variación en los rasgos psicológicos y en las
características de la personalidad entre culturas), conecta con la psicología. Margaret Mead, en sus
muchos libros (1928/1961, 1930), intentó mostrar que los rasgos psicológicos varían ampliamente de
unas culturas a otras. Las sociedades infunden valores diferentes entrenando a los niños de forma
diferente. Las personalidades adultas reflejan las prácticas de una cultura en la crianza de los niños.

Bronislaw Malinowski, que realizó investigaciones entre los isleños trobriandeses del Pacífico Sur, fue
uno de los primeros en contribuir al estudio transcultural de la psicología. Estos isleños trazan su
parentesco matrilinealmente. Se consideran emparentados con la madre y sus parientes, no con el
padre. El pariente que disciplina al niño no es el padre, sino el hermano de la madre, el tío materno.
Uno hereda de su tío y no de su padre. Los trobriandeses muestran un notable respeto hacia su tío,
con quien un muchacho suele tener una relación fría y distante. Por el contrario, la relación
trobriandesa entre padre e hijo es amistosa y afectiva.

El trabajo de Malinowski entre los trobriandeses sugirió modificaciones en la famosa teoría freudiana
de la universalidad del complejo de Edipo (Malinowski, 1927). Según Freud (1918/1950), los
muchachos en torno a los cinco años pasan a sentirse sexualmente atraídos por la madre. El complejo
de Edipo se resuelve, dice Freud, cuando el niño supera sus celos sexuales de, y se identifica con, su
padre. Freud vivió en la Austria patriarcal de finales del siglo xix y principios del xx un entorno
social en el que los padres eran figuras fuertemente autoritarias. El padre austríaco era la figura
primaria de autoridad para el niño y el compañero sexual de la madre, pero en las Trobriand el padre
tenía sólo el rol sexual.

Si como defendía Freud, el complejo de Edipo crea siempre una distancia social basada en los celos
hacia el compañero sexual de la madre, esto se habría dado en las Trobriand y no se daba.
Malinowski llegó a la conclusión de que la estructura de autoridad influía más en la relación padre-hijo
que los celos sexuales. Como muchos antropólogos posteriores, Malinowski mostró que la psicología
individual depende de su contexto cultural. Los antropólogos continúan proporcionando perspectivas
transculturales a las proposiciones psicoanalíticas (Paul, 1989), así como sobre cuestiones de
psicología experimental y cognitiva.

Antropología e historia
La convergencia entre la antropología y la historia ya fue señalada anteriormente en relación con la
tendencia hacia la comunicación interdisciplinar. Son cada vez más los historiadores que interpretan
los documentos y relatos históricos como textos que requieren de su emplazamiento e interpretación
dentro de contextos culturales específicos. Los antropólogos y los historiadores colaboran en el
estudio de temas como el colonialismo y el desarrollo del moderno sistema mundial (Cooper y Stoler,
1989).

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Uno de los primeros en contribuir al estudio comparativo de la psicología fue
Bronislaw Malinowski, que hizo trabajo de campo etnográfico entre los isleños
de las Trobriand, en el Pacífico Sur. Aquí vemos a una mujer trobriandesa que
prepara la cena bajo la mirada de sus parientes y vecinos.

A pesar de esta convergencia, creo que es de utilidad mantener una distinción entre historia (cambio
en el personal) y evolución (cambio en la forma) como dos aspectos del cambio que afectan a las
personas. En este sentido, la historia se centra en los individuos. En un sistema social estable, la
gente entra al nacer y sale al morir o emigrar. Si hay verdadera estabilidad, la gente entra y sale, pero
el sistema permanece el mismo. Se dan cambios en el personal —en los individuos—, pero no en la
forma básica del sistema. El segundo aspecto del cambio (evolución) requiere una perspectiva más
amplia. Un sistema social estable puede tornarse inestable. Un sistema social puede cambiar su
forma o estructura. La evolución es el estudio de tales cambios en la forma. (Aunque la acción
individual siempre impulsa tal cambio sistémico, el foco se centra aquí en el sistema.)

Aunque todavía hay historiadores que centran su atención en los nombres y las fechas individuales,
sin preocuparse demasiado por los procesos o por el contexto social, la distinción entre cambio
personal y cambio formal no enfrenta, en realidad, a todos, ni siquiera a muchos historiadores con los
antropólogos. Un número creciente de historiadores estudia los cambios en la forma social —
transformaciones sociales. En realidad, la creciente colaboración entré historiadores y antropólogos se
ha institucionalizado en programas conjuntos de historia y antropología en varias universidades.

GLOSARIO
Adaptación. El proceso por el que los organismos hacen frente a las tensiones del entorno.
Antropología aplicada. La aplicación de datos, perspectivas, teoría y métodos antropológicos para
identificar, evaluar y resolver problemas sociales contemporáneos.
Antropología arqueológica (arqueología prehistórica). El estudio del comportamiento humano y de
los patrones y procesos culturales a través de los restos materiales.
Antropología biológica. El estudio de la variación biológica humana en el tiempo y el espacio;
incluye la evolución, la genética, el crecimiento y desarrollo y la primatologia.
Antropología general. El campo de la antropología como un todo, abarcando la antropología cultural,
arqueológica, biológica y lingüística.
Antropología lingüística. El estudio descriptivo, comparativo e histórico del lenguaje y de las
similitudes y diferencias lingüísticas en el tiempo, el espacio y la sociedad.

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Antropología médica. Campo que incluye a los antropólogos culturales y biológicos, teóricos y
aplicados, interesados en las implicaciones del contexto cultural y la enfermedad.
Artefactos. Elementos materiales que los humanos han construido o modificado.
Civilización. Una sociedad compleja con un gobierno central y clases sociales; son sinónimos nación-
estado y estado.
Conexiones. Interconexiones entre unidades y sistemas de pequeña y gran escala; vínculos
económicos, políticos, de información y culturales de cualquier tipo entre pueblo, región, nación y
mundo.
Cultura. Distintivamente humana; transmitida a través del aprendizaje, tradiciones y costumbres que
rigen el comportamiento y las creencias.
Cultura y personalidad. Un subcampo de la antropología cultural; analiza la variación en los rasgos
psicológicos y las características de la personalidad entre culturas.
Ecología. El estudio de las interrelaciones entre los seres vivos y su entorno.
Ecología cultural. El estudio de los ecosistemas que incluyen personas, centrado en cómo los
humanos utilizan las influencias de la naturaleza y son influidos por la organización social y los valores
culturales.
Ecosistema. Una organización pautada de flujos e intercambios de energía; incluye organismos que
comparten un entorno común y a ese mismo entorno.
Enculturación. El proceso social por el que se aprende y transmite la cultura de generación en
generación.
Etnografía. Trabajo de campo en una cultura determinada.
Etnología. Comparación transcultural; el estudio comparativo de los datos etnográficos, de la
sociedad y la cultura.
Evolución. Descendencia modificada; cambio en la forma a través de las generaciones.
Estado. Véase civilización.
Holístico. Interesado en la globalidad de la condición humana: pasado, presente y futuro; biología,
sociedad, lenguaje y cultura.
Homínidos. Miembros de la familia biológica (Hominidae) que incluye a los humanos vivos y fósiles.
Nación-estado. Véase civilización.
Observación participante. Una técnica característica de la etnografía; la participación en los hechos
que uno está observando, describiendo y analizando.
Osteología. El estudio de los huesos; útil para los antropólogos biológicos que estudian los fósiles.
Paleoantropología. El estudio de la evolución de los homínidos a través de los restos fósiles.
Paleoecología. El estudio, casi siempre por parte de los arqueólogos, de ecosistemas del pasado.
Prehistoria. El período anterior a la invención de la escritura, hace menos de 6.000 años.
Primates. Monos, simios y prosimios; miembros del orden zoológico que incluye a los humanos.
Primatología. El estudio de la biología, el comportamiento, la vida social y la evolución de los monos,
los simios y otros primates no humanos.
Producción de alimentos. Cultivo de plantas y domesticación (cría de ganado) de animales;
desarrollada por primera vez en Oriente Medio hace entre 10.000 y 12.000 años.
Sociedad. Vida organizada en grupos; típica de humanos y de otros animales.

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