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Lacan J.; Intervención en la mesa “Psicoanálisis y Medicina”; Colegio Medicina
Salpêtrière, 16-02-1966.
http://www.iztacala.unam.mx/errancia/v15/litorales_5.html
medicina), el mote de “psiquis” o “psíquico” no hace más que trasladar esa falla al siglo
XXI heredando, al modo más cartesiano y barroco, la tradición escolástica y filosófica de
más de dos mil años.
Un poco de historia
Cito: “Las representaciones primitivas del «alma» son muy varias, pero se destacan tres
rasgos comunes a muchas de ellas. El alma es concebida a veces como un soplo, aliento
o hálito, equivalente a la respiración; cuando falta tal aliento, el individuo muere. A
veces es concebida como una especie de fuego; al morir el individuo, este «fuego» –que
es el «calor vital»– se apaga. A veces, finalmente, se concibe como una sombra,
presentida o de algún modo «entrevista» durante el sueño. En los dos primeros casos, el
alma es más bien como un principio de vida; en el último caso, más bien como una
«sombra o un simulacro». La idea del alma como aliento, hálito, exhalación, soplo, etc.,
es acaso la más común. E. B. Tylor ha indicado que puede hallarse en «las principales
corrientes de la filosofía universal». Los términos usados para designar tal «alma» en
diversas culturas muestran cuán difundida se halla esta idea. Así, en los vocablos nefesh
(hebreo), nefs (árabe), atman (sánscrito), pneuma (griego), animus y anima (latín), todos
los cuales significan de un modo o de otro «aliento», aun cuando luego vayan
adquiriendo el significado de un cierto principio o de una cierta realidad distintos del
cuerpo. En algunos casos los términos usados para designar el «alma» son distintos de
los empleados para referirse al «aliento». Así ocurre con el sánscrito prana –a diferencia
de atman–, con el hebreo neshmah –a diferencia de nefesh–, con el árabe ruh –a
diferencia de nefs–, etc. Un origen «material» puede hallarse, sin embargo, en los citados
vocablos, lo mismo que en los términos psyche (griego), duja (ruso), Geist (alemán) –
este último, usualmente traducido por 'espíritu', tiene la misma raíz que el inglés ghost,
comúnmente vertido por 'fantasma'–. A veces se distingue entre el «alma» como
«principio de vida» y el «alma» como «doble» por medio de dos distintos vocablos.
Ejemplos son kra y chraman (antiguo egipcio), zymos [thymos] y psyche (en griego). Esta
última distinción es sobremanera importante, aunque no siempre se expresa mediante
uso de distintos términos. Así, psyche designa en Homero por igual «la vida» (la vida
como «aliento») y la sombra incorpórea o imagen (a veces, sin embargo, designada
mediante el vocablo eidolón). Puede decirse que la idea del «alma» se va precisando –y,
si se quiere, purificando– a medida que los términos empleados para referirse a ella
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tienden a describir menos un principio vital general que una especie de «doble» propio
de cada uno de los hombres.” (2)
Sí: porque hay otra cuestión: el psicoanálisis no es ningún tipo de psicología, y mucho
menos “profunda”. Como expresó Lacan: “La psicología es vehículo de ideales: la
psique no representa en ella más que el padrinazgo que hace que se la califique de
académica. El ideal es siervo de la sociedad.” (3)
2
Ferrater Mora J.; Diccionario de Filosofía. Tomo I. Alianza Editorial, Madrid 1979, p.
101-9.
3
Lacan J.; Posición de lo Inconsciente; Congreso de Bonneval. Escritos II. Siglo XXI;
Bs. As., 1987, p. 811.
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el cerebro; de allí que Lacan expresó “yo pienso con los pies, no se ustedes…”
Obviamente que sin cerebro no hay cuerpo, pero tampoco sin corazón.
Las actuales herramientas informáticas nos permiten saber que Psiquis es una palabra que
Freud ha usado en su Obra más de mil quinientas veces; conjugadas de otras cientos de
maneras posibles. No hay duda de que su postura fue separar éste término de su
concepción clásica y, a la vez, hacerlo propio en el marco de su invento. (Cuando digo
“invento”, obviamente me estoy refiriendo a lo inconsciente que aún muchos colegas –y
no simplemente pensadores ajenos a este discurso- siguen postulando que es un
descubrimiento; olvidándose que lo inconsciente “se inventa” en el dispositivo analítico
al igual que el síntoma; y que la “fábrica permanente” de ese invento se actualiza, bajo
transferencia, con la lectura de un analista. En definitiva, estoy diciendo –recordando a
Lacan- que quien no se analiza no tiene inconsciente.)
El psicoanálisis (el que Jacques Lacan ha sabido leer de Sigmund Freud) plantea una
versión de trazo único. Trazo único quiere decir cero dualismo. La tesis es directa: el
psiquismo no existe: lo psíquico no existe o, en todo caso, si se pretende homologarlo a
algo -a modo de oportunidad y de forzaje-, debemos decir que el psiquismo es el cuerpo;
acotando sin demora que ya estamos planteando un pleonasmo lingüístico: ya que todo
cuerpo –para ser tal- fue de hecho “encapsulado” dentro de la Cultura y –por ende- todo
“germen” natural está perdido.
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Lacan J.; Seminario XI; Cuatro Conceptos…, clase del 15 de enero de 1964. Ed. Paidós;
Bs. As., 1987; p. 14.
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En todo caso -en referencia anterior a lo real- y permitiéndome tomar un término que
Roberto Harari ha desplegado últimamente, podemos hablar del realenguaje.(5) Por eso
el lenguaje no existe; sino que “no es más que lo que el discurso científico elabora para
5
Harari R.; “Acerca de lo real del lenguaje en la clínica psicoanalítica” en: Actualidad
Psicológica nro. 326; Bs. As.; 2004.
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dar cuenta de lo que yo llamo la lalengua”(6) y porque, fundamentalmente, lo
inconsciente no pertenece al campo lingüístico sino al de la lalengua con la cual un sujeto,
goza.
Estoy enunciando –en definitiva- que no hay enfermedad más que en la Cultura.
(Para “enfermar” se necesita algo más que un conjunto de bacterias o algo más que un
oncogen.) El animal –el animal logrado (¿hay algún mamífero así en este mundo actual?)-
no enferma. Ni hablar que el vegetal-logrado tampoco lo hace. (Podríamos buscar lo
“logrado” a nivel zoológico en los animales inferiores -reptiles, cucarachas, moscas-
animales que, justamente, no son el campo del veterinario. Aunque sin ir demasiado
“bajo” podemos pensar que nadie pudo ver un cachalote engripado o un delfín con
gastroenteritis.)
6
Lacan J.; Seminario XX: Aún; última clase: 26 de junio de 1973. Ed. Paidós; Bs. As.,
1992, p. 166.
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Jacques Lacan intenta demostrar a través de un aparato óptico cómo un sujeto necesita
construir su cuerpo. También lo va a demostrar a través de figuras topológicas como la
del Toro. Sería muy técnico extenderse aquí en este desarrollo, pero precisemos –en
principio- que el Cuerpo tiene que quedar inmerso dentro de ciertas imágenes que lo
coagulan, de cierto real (real sexual) que lo atrapa y de una matriz simbólica que lo Dona.
Sin estos 3 registros (Imaginario, Simbólico y Real) no se construye un cuerpo.
El cuerpo no es algo que viene desde el vamos: así como tampoco la sexualidad que –
como bien expresó Oscar Masotta- es un “punto de llegada y no de partida”.
Tanto el Cuerpo como la Sexualidad; el sujeto “la organiza” –o, mejor dicho: al sujeto se
le organiza- en lo que se ha bautizado Complejo de Castración, que muchos colegas
siguen llamando Complejo de Edipo: Edipo no tuvo complejo alguno. Edipo es el mito
hecho acto: se acostó con su madre y mató a su padre.
Esta “organización” (que, repetimos, el sujeto no busca sino que le llega) tiene un camino
a recorrer bañado de avatares, identificaciones y obstáculos. Este trayecto se construye
dentro de un marco: el del Deseo. El Deseo tomado como un real que también llega desde
a-fuera: un sujeto no tiene un deseo, el deseo tiene al sujeto; y ahí radica todo drama
neurótico.
El nombre de ese “haber sido deseado” o de ese “Aparato-Simbólico que desea” Lacan
lo ha nombrado con un matema: A. Este “tesoro de los significantes” que esperan al
sujeto-por-venir, hace que, justamente, el “cacho de carne” se convierta en un “cuerpo”;
atravesamiento fálico mediante. ¿Y qué es el falo? En términos simples, es lo que hace
que lo biológico pierda su estatuto de tal y el organismo (poseedor de agujeros) se
transforme en un cuerpo (poseedor de zonas erógenas; es decir: erogenizado.) El falo es
lo que opaca cualquier necesidad que queda metamorfoseada en demanda y en
innombrable deseo inconsciente. Es, como dirá Lacan, la “marca en que la parte del
logos se une al advenimiento del deseo” (7).
¿Pero entonces cómo? ¿Cambiamos “la psiquis” por “el falo”? ¿Estamos otra vez en lo
virtual? En absoluto no. El falo es lo que aporta el A desde su lugar imaginario y desde
su “experiencia en lo real”. Porque quien representa el A para el proto-sujeto es, ya, un
sujeto-del-lenguaje que, castración mediante, dona una falta. El falo es el significante de
7
Lacan J.; La Bedeutung del Falo; Conferencia del 9/5/1958. Escritos II. Siglo XXI; Bs.
As., 1987, p. 672.
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esa falta. El falo es lo que permite que el ser, sea o no sea. Enlazado a esa premisa, el
sujeto-a-advenir podrá estar impregnado de un cuerpo que ya tiene “la herencia” de “lo
psíquico que no existe”.
Ahora podemos entender por qué el problema planteado por la histérica es el del
encuentro entre lo biológico –que ha quedado divorciado de lo Natural- y el
«representante pulsional», que es del orden del realenguaje.
Aclarando, para ciertos espíritus mal entendidos, que nos estamos refiriendo al habla
(diferenciando malas traducciones “pro-lacanianas” debemos aclarar que parole no es
mot y por ende se trata –para un analista- de la palabra-hablada); habla-materna que no
puede ser “operativa” o “mecánica”, sino que debe estar –permítanme una adjetivación-
amorosa y tiernamente anudada. Diríase más: eróticamente anudada por la voz de la
madre y el eco de un padre que resuene en ella. Y, también aclaremos, que los sordomudos
de nacimiento no están ajenos a esta palabra, así como los ciegos transitan perfectamente
el “estadio del espejo” que es sólo una metáfora óptica para mencionar la alienación del
sujeto al Otro.
Entonces, ¿por qué Lacan descubre que “lo psíquico” no existe? Porque, sencillamente,
existe un cuerpo y no un soma. El soma es lo que queda reprimido (Uverdrangung) para
siempre, “por debajo de la caja” en el Modelo Óptico de Lacan. Cuerpo es ya una
construcción del Otro, creado por los Significantes del Otro, por la Pulsión y el Deseo
que aporta el Otro del Lenguaje. Cuerpo implica ya un constructo cultural. El soma es
orgánico, el cuerpo es cultural. El soma atravesado por el Lenguaje genera un Cuerpo.
Hay un cuerpo con significantes y atravesamiento fálico. No puede haber otro cuerpo
que ese. El verdadero “aparato psíquico” es el aparato de lalengua (el A-parato) o, si se
quiere, el aparato-del-cuerpo que, en el peor de los casos, puede resultar un cuerpo-
aparato: he ahí el marasmo o el autismo; pero ese es tópico de otro ensayo.
A través del habla (único medio del dispositivo) el síntoma modificará su acción
mortificante. Síntoma que no puede estar alojado en otro sitio que en el Cuerpo; goce
mediante (cuando enunciamos “goce” queremos decir, básicamente, un placer extremo
que el sujeto experimenta en el umbral del displacer y –a la vez- un usufructo que el sujeto
realiza de ese Otro que le ha dado su estatuto de sujeto).
Si el “psiquismo” todavía lo concebimos como el Alma y si, como pide Aristóteles es una
sustancia a modo de función («si el ojo fuera un animal, la vista sería su alma, pues la
vista es la substancia o forma del ojo») entonces ese psiquismo es el mismo Soplo que
hace –lo digo en términos bíblicos- del barro un humano hablaser.
Ese Soplo, por ende, no puede ser otro que la Palabra: “…en el principio era el Verbo.”
Lacan nos lo grita para que lo escuchemos: “…el alma es lo que se piensa a propósito
del cuerpo, del lado del mango.”(8) siendo “el mango” (de la sartén) nada menos que el
Habla (lo que permite “sostener” la sartén/hombre).
8
Lacan J.; Seminario XX: Aún; clase: 8 de mayo de 1973. Ed. Paidós; Bs. As., 1992, p.
134.
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de Otro Cuerpo también formado por Palabras: el sujeto nace en A. De este natalicio (o
quizás de estas nupcias, porque lo que en realidad se presenta es una intersección de S
con A), cae la letra-a que es la falta misma por dónde la pulsión hará su recorrido.