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Universidad de San Carlos de Guatemala

Facultad de Humanidades, Sección La Democracia

Departamento de Pedagogía

PEM. En Pedagogía y Técnico en Administración Educativa

Catedrático: José Enrique Palacios Anzueto

Curso: Filosofía de la Educación

TEMA:

COMENTARIO OBRE LA EDUCACION ESCOLAR GUATEMALTECA

Estudiante: Edwin Antonio Bravo Hernández

Registro académico: 201860781

La democracia julio} 2020


COMENTARIO SOBRE LA EDUCACION DE ESCOLAR GUATEMALTECA

En mi opinión, a este sistema educativo le ha hecho falta la capacidad de influir

políticamente en los procesos educativos. Freire, sostenía la doble capacidad de aprender y


enseñar, con nuestros ritmos y con nuestras formas; destacaba también la importancia de
conocer, respetar y adecuar la enseñanza a las personas según sus condiciones de vida para
que la educación sea entonces un proceso humano primeramente y luego, técnico. Quiero
decir que los guatemaltecos y guatemaltecas aprendemos historia, geografía, literatura,
matemática e incluso arte para poder trabajar, para poder consumir, comprar y producir, pero
no para vivir. No para ser libres, sino para hacer correctamente lo que el sistema nos
demanda ¿será que nosotros también podemos exigir algo al sistema en el que vivimos?

¿Qué estamos aprendiendo?


¿Qué estamos enseñando?
¿Para qué nos sirve?

Son las tres preguntas que esencialmente he tomado como puntos de partida y de
investigación para contribuir al sistema educativo actual, para que en lugar de buscar las
respuestas correctas, nos involucremos más en la búsqueda constante de la pregunta y la
palabra común y sencilla, de las maneras de sentir y expresar lo que la persona siente, piensa
y hace al mismo tiempo.

El sistema educativo guatemalteco reduce al niño-niña, joven y estudiante universitario a un


punto y lo incluye a una estadística ¿por qué?  Por ejemplo: Justo prepara unos huevos
revueltos para su examen final de cocina, sin embargo, a “Justo no se la da la cocina como se
le dan los números”; en fin, Justo ha seguido las instrucciones para cocinar los huevos pero al
final se le quemaron, por lo tanto Justo ha reprobado la clase de cocina. Ahora bien, el
maestro o la maestra, ¿a quién califican en realidad? ¿a Justo como persona o al huevo como
resultado? ¿Cómo lo califican? ¿A quién deben responder los maestros? ¿Al sistema
educativo, a la sociedad, a los padres de Justo o a Justo?

La educación debe ser un proceso de amor, de liberación y de apoyo mutuo.


Es decir, que debe ser considerada como un acto estrictamente pedagógico, pero dirigida a la
acción política. Porque todo es político y sin un sistema educativo más humano, entonces
jamás tendremos un mejor sistema de vida global.

La educación antes de ser una cantidad de temas y de evaluaciones, es un conjunto de


infinitas formas de pensar y de hacer, de enseñar y de aprender, de no decir y de comunicar,
un intercambio de saberes y poderes. Es entonces una oportunidad para todo ser humano de
conocer el mundo, la vida y sus manifestaciones en general. Una forma humana y técnica,
pero más humana, para mejorar la calidad de vida de una persona, de una familia, de una
comunidad, de un país, de un continente, ¡del mundo!
Cuando los pueblos reconocen lo que saben y lo que no saben y se dedican a crear
plataformas de convivencia social en lugar de “promociones humanas de producción y
consumo”, entonces, se liberan y crecen, se hacen fuertes y más nobles. Inyectar valores
humanos y sociales a los sistemas actuales de números, estadísticas y competencias es
urgente y obligatorio.

Un sistema educativo basado únicamente en instrucciones técnicas y académicas, no es tan


eficiente como uno combinado primordialmente con amor, respeto y creatividad. Y no
pretendo decir que uno es mejor que el otro, solamente que uno es menos efectivo
humanamente que el otro, pero debe ser el amor la esencia de cualquier manifestación
humana para que la paz y la justicia existan.

En fin, comparto mi estilo de entender el mundo y la palabra educación con las


palabras de Freire: “El estudio no se mide por el número de páginas leídas en una
noche, ni por la cantidad de libros leídos en un semestre. Estudiar no es un acto de
consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas”.

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