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Música popular

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Este artículo forma parte de la categoría:

Historia de la música

Véase también: Portal:Música

La música popular comprende un conjunto de géneros musicales que resultan atractivos para el
gran público y que generalmente son distribuidos a grandes audiencias a través de la industria de
la música. Esto está en contraste tanto con la música culta como con la música tradicional, las
cuales normalmente se difunden por vía académica o por vía oral, respectivamente, a audiencias
más minoritarias.1

La canción, la romanza y la danza son formas musicales populares.

De factura mas elevada y más artística son: la melodía, escrita por los maestros de la música, y la
danza, ejecutada en el teatro con el nombre de ballets, intermedios o divertimientos.

A diferencia de la música tradicional o folclórica, la música popular a menudo no se identifica con


naciones o etnias específicas, sino que tiene un carácter internacional. Entre los géneros más
representativos de la música popular de nuestro tiempo se pueden destacar el pop, el rock, el hip
hop, la música electrónica y el Reguetón entre otros.

Otras denominaciones que recibe a veces la música popular2 son «música ligera» o «música pop»,
aunque no son muy adecuadas al tener ya otros significados más restrictivos. Por otro lado,
«música popular» se ha empleado en ocasiones históricamente para referirse a lo que
actualmente se conoce como música folclórica o tradicional, un uso que todavía pervive en
algunos contextos. Para evitar confusión con este último sentido, a veces se emplea la expresión
«música popular urbana», «música popular moderna», o simplemente «música moderna».3

Índice

1 Definición

2 Historia

2.1 Orígenes

2.2 Siglo XX

2.2.1 El jazz

2.2.2 La canción ligera

2.2.3 El pop y el rock

3 Véase también

4 Referencias

5 Bibliografía
Definición

Los hermanos Steinegger, Distrito de Liezen, Estiria, 1880.

El musicólogo y especialista en música pop Philip Tagg define el concepto a la luz de los aspectos
socioculturales y económicos:

"La música popular, a diferencia de la música culta, es concebida para ser distribuida de forma
masiva, y frecuentemente a grupos grandes y socioculturalmente heterogéneos. Es distribuida y
almacenada de forma no escrita. Sólo es posible en una economía monetaria industrial donde se
convierte en una mercancía y, en sociedades capitalistas, sujetas a las leyes del libre mercado,
según la cual idealmente debe vender lo más posible, de lo menos posible, al mayor precio
posible".

Para Cristopher Mardorf, un enfoque común para definir la música popular es vincular su
popularidad con la escala de la actividad, como la venta de partituras o grabaciones. Este enfoque
tiene un problema, ya que las audiciones repetidas no se cuentan, la profundidad de la respuesta
no se constata, audiencias socialmente diversas son tratadas como un mercado conjunto y no hay
diferenciación entre los estilos musicales. Otra forma de definir la música popular es vincular su
popularidad con los medios de difusión correspondientes. Sin embargo, esto es problemático, ya
que todo tipo de música, desde el folk hasta lo más vanguardista, están sujetos a la mediación de
masas. Un tercer enfoque para definir la música popular es a base de un grupo social, ya sea una
audiencia masiva o una clase social particular (lo más a menudo, aunque no siempre la clase
obrera), un enfoque que es problemático porque las estructuras sociales no pueden ser
simplemente sobrepuestas sobre estilos musicales. Estos tres enfoques son muy parciales y
estáticos también. Además, la comprensión de la música popular ha cambiado con el tiempo.

Historia

Orígenes

El Music Hall de Oxford (hacia 1875).

Hasta finales del siglo XVIII, en Europa, las dos grandes corrientes musicales que había eran la que
actualmente conocemos como música clásica, de tradición escrita y vinculada a la aristocracia, y la
música folclórica (por entonces música popular), de tradición oral y vinculada a una población
fundamentalmente rural.

Esta dualidad artística, que no hacía sino reflejar la clara división social y cultural del público,
empezará a cambiar con el desarrollo de la Revolución Industrial. En países como Reino Unido y
Francia, el crecimiento de las ciudades, la burguesía y el florecimiento de una clase media urbana
interesada en la cultura, promueven la aparición de espectáculos músico-teatrales dirigidos a este
público.4 Estos espectáculos se representarán de forma regular en lugares como las tabernas,
jardines y salones de baile de Londres, o los teatros y los café-concert de París, y serán el caldo de
cultivo para la creación y divulgación de canciones y otras composiciones que irán conformando
una nueva corriente, la música popular urbana. Los primeros espectáculos de este tipo son el
ballad opera y el music hall en el Reino Unido, el teatro de variedades y el vaudeville en Francia, y
un tiempo después el minstrel show en EE. UU.. A estos se sumarían en las siguientes décadas
nuevos formatos de espectáculos de variedades como el cabaret, la revista, el burlesque, etc.

La Bella Otero, bailarina, cantante y actriz de la Belle Époque francesa.

Junto a este desarrollo del mundo del espectáculo se produce también un progresivo
acercamiento de la música a los hogares de la gente, basado por un lado en el abaratamiento de
los instrumentos musicales, y por otro en una disponibilidad cada vez mayor de partituras creadas
para el consumo doméstico. Este nuevo mercado permitió que muchos compositores, que en
épocas anteriores sólo podían trabajar bajo el encargo de una institución religiosa o como
empleados de una corte o un importante mecenas, pudieran ahora convertirse en profesionales
liberales. Sus creaciones serán comercializadas por editoras musicales que se encargarán también
de tutelar los derechos de la composición. Ejemplos de estas creaciones se pueden encontrar en
los lieder alemanes de Schumann o las canzonette italianas de Donizetti, para voz y piano, en las
cuales hay a menudo una estructura similar a la de muchas canciones pop modernas. Un
fenómeno similar ocurre en EE. UU. con la industria musical del Tin Pan Alley -con fuertes raíces en
folclore angloamericano- y su autor más conocido, Stephen Foster.

Por último, en la segunda mitad del siglo XIX también cobra fuerza la ópera ligera u opereta,
primero en París (con figuras como Jacques Offenbach y su popular cancán), después en Viena (de
donde surgieron los famosos valses de los Strauss) y Londres. En España también se practicó el
género de la opereta, bajo el nombre de zarzuela.

Siglo XX

Aunque los estilos de música popular del XIX seguirán teniendo vigencia durante el siglo XX
(especialmente en la primera mitad), el nuevo siglo se va a ver sacudido por dos grandes
movimientos musicales de repercusión internacional: el jazz (en la primera mitad del siglo) y el
rock (en la segunda mitad). Ambos tienen su origen en EE. UU. y ambos están fuertemente
influidos por la música de la población negra.

El jazz
A comienzos de siglo XX, en EE. UU., empiezan a difundirse entre la población urbana diversos
géneros musicales derivados de las tradiciones populares de los africanos que habían llegado
como esclavos al continente, influidas ahora por las tradiciones musicales blancas.

Nacen y adquieren notoriedad de este modo el ragtime, el blues urbano (derivado del blues
primitivo que era cantado en el rural), y finalmente, el jazz, que combinaba la música de banda y
de desfiles que venía sonando sobre todo en Nueva Orleáns, con fuertes dosis de improvisación y
con particulares características rítmicas y estilísticas.

Louis Armstrong, cantante, trompetista y compositor de jazz.

La invención del fonógrafo primero, y de la radio después, permiten una difusión sin precedentes
de estos nuevos géneros musicales, que eran a menudo interpretados por músicos autodidactas
mucho más ligados a una tradición musical que no a la literatura musical. Este hecho, el origen no
europeo de los intérpretes, y el citado recurso a la improvisación, contribuyeron a crear una
música de gran frescura y vitalidad. Al contrario de aquello que había sucedido tantas veces en la
historia de la música, la tecnología ofrecía ahora a una música popular fundada más sobre la
práctica que sobre la escritura, la oportunidad de ser trasmitida y heredada en vez de ser olvidada.

La música jazz continuó desarrollándose durante todo el siglo XX, llegando a ser una música de
gran consumo en los años 20, 30 y 40, principalmente en América, pero también en Europa.
Especial popularidad alcanzó el estilo del swing, de la mano de compositores y directores de
orquesta como Benny Goodman o Glenn Miller. Al mismo tiempo, la canción popular
norteamericana (en voces como la de Bing Crosby y más tarde Ella Fitzgerald o Frank Sinatra) se
vio fuertemente influida por las aportaciones estilísticas del jazz. Esta influencia alcanzaría más
tarde también al rock, a través del rhythm and blues. A partir de los años 40 y 50, junto al declive
de las formas más populares de jazz, empezaron a surgir subgéneros más complejos y disonantes
(como el bebop o el cool jazz), que hicieron que el género jazzístico se fuera volviendo una
"música para músicos" y para entusiastas (cuando no para élites). No obstante, los viejos clásicos
del jazz no desaparecerían ya nunca del repertorio popular, convirtiendo a este género en una de
las mayores aportaciones musicales del nuevo continente.

Édith Piaf, popular intérprete de canción francesa.

La canción ligera
Los estilos de la música popular occidental del siglo XIX, que se nutrieron tanto de fuentes cultas
como folclóricas, siguieron su desarrollo en el siglo XX paralelamente a la aparición de las nuevas
corrientes como el jazz, el rock, o los nuevos géneros hispanoamericanos.

Hasta la década de 1960, en el terreno vocal prevaleció la canción ligera popularizada por los
espectáculos de variedades y por los comienzos de la radio y del cine sonoro, conservando ciertos
caracteres propios en cada país. Así ocurrió con el pop tradicional estadounidense (con creaciones
de Cole Porter, George Gershwin o Irving Berlin), la canción francesa o "chanson" (con artistas
como Edith Piaf o Jacques Brel), la canción italiana (donde destaca la canción napolitana, con
Renato Carosone) o la canción alemana (representada por el Kabarett y el Schlager). Igualmente
sucede en España con la canción española, cuyo género más representativo es primero el cuplé y
después la copla (con figuras como Concha Piquer, Antonio Molina y posteriormente Lola Flores o
Rocío Jurado). Latinoamérica por su parte exportó géneros como el bolero (con Antonio Machín y
otros) o los ritmos de baile tan populares como el tango (con Carlos Gardel), la rumba o el mambo.

En la segunda mitad del siglo los espectáculos de variedades entran en franca decadencia, y
aunque la canción ligera seguirá gozando de notable popularidad hasta nuestros días, irá cediendo
terreno −sobre todo entre la gente joven− ante el avance de la moderna música pop/rock, de la
cual recibirá una considerable influencia llegando incluso a confundirse con ella. El resultado de
esa influencia es el género conocido como canción melódica, representada en el mundo hispano
por artistas como Raphael, Julio Iglesias, Luis Miguel, Il Divo o el brasileño Roberto Carlos,
mientras en el mundo anglosajón se pueden destacar las figuras de Frank Sinatra o Barbra
Streisand. Otros artistas destacables de esta etapa son los franceses Charles Aznavour y Serge
Gainsbourg, la griega Nana Mouskouri o el italiano Domenico Modugno.

Señalar por último la pervivencia en todo el siglo XX de un género mixto entre teatro, música
popular y baile que, con orígenes en el XIX, conservará su fortaleza hasta nuestros días: el musical.
Con epicentro creativo en Broadway (Nueva York) y West End (Londres), de la mano de autores
como Leonard Bernstein o Andrew Lloyd Weber, el musical fructificó también en otras capitales
europeas, latinoamericanas y asiáticas, y tuvo su reflejo también en el séptimo arte con
adaptaciones o creaciones originales dentro del cine musical.

Elvis Presley, artista icono del rock and roll.

El pop y el rock

The Beatles
El rock and roll nació en los años 50 como una música animada y de ritmo rápido que surgía
fundamentalmente de un maridaje interracial entre el rhythm and blues negro y el country blanco.
Pioneros de este género fueron mayormente artistas de color como Chuck Berry o Little Richard,
aunque también cantantes blancos como Bill Haley y especialmente Elvis Presley, que llevaría el
fenómeno del rock and roll a sus máximas cotas de popularidad. El nuevo género, que arraigó
fundamentalmente entre la gente joven, se combinaría en la década siguiente con otros estilos de
música popular dando lugar a una serie de variantes conocidas genéricamente como rock, que
terminarían expandiéndose por los cinco continentes.

En la década de los 60, las figuras dominantes del rock primigenio norteamericano tuvieron que
ceder protagonismo ante el avance de una nueva oleada de grupos británicos que habían recibido
la influencia del rock and roll. Surge lo que se denominaría como Invasión británica. Bandas como
The Beatles, The Rolling Stones, The Who o The Animals, las cuales tuvieron respuesta en
Norteamérica con grupos como The Beach Boys o The Byrds, contribuirían notablemente a la
evolución del rock y al surgimiento de la nueva cara de la música popular blanca: la música pop.
Por otra parte, al final de la década artistas estadounidenses como Jimi Hendrix o The Doors
también jugarían un papel fundamental en el desarrollo de la música rock. Al mismo tiempo, se
consolidaron nuevas tendencias entre los norteamericanos de color, como el soul y el funk, con la
figura destacada de James Brown. Se produjo también en Estados Unidos un revival de la música
folk con la canción protesta, representada entre otros por Bob Dylan.

Los años 70 vieron nacer nuevos estilos, como el hard rock (una variante del rock más dura y de
guitarras eléctricas más distorsionadas), el reggae de origen jamaicano, el rock progresivo, el punk,
el hip hop, la música disco (que dominó las pistas de baile), o los primeros pasos de la música
electrónica en el ámbito de lo popular, donde despuntarán compositores como Jean-Michel Jarre
o Vangelis. Al nivel más comercial, los mayores éxitos pertenecieron a artistas pop como Elton
John o el grupo sueco ABBA y a bandas como Led Zeppelin y Pink Floyd. Al mismo tiempo
alcanzaban repercusión internacional nuevos ritmos latinos como la salsa cubana o la bossa nova
brasileña, y, en distintas zonas del mundo, emergían estilos que mezclaban elementos del
pop/rock occidental con la música popular local (así toman forma el Afropop, el rock latino, el J-
Pop, el pop ruso, etc.). Por último, fue esta década la época dorada de la canción de autor en
países del sur de Europa (España, Francia, Italia...) y Latinoamérica.

Michael Jackson.

La incorporación de los sonidos sintetizados y la popularidad del videoclip marcaron la estética de


la música pop de los 80, donde destacaron figuras como Michael Jackson o Madonna, junto a
grupos pop-rock europeos de una nueva ola (New Wave) que buscaban sonidos alternativos, como
U2 o The Police. En las discotecas, la música disco dejaba paso a la música electrónica de baile
como el post-disco, el house o el techno. Entre los amantes de la música lenta y relajante se
consolidaba el new age y, en el otro extremo del espectro musical, el heavy metal alcanzaba su
mayor popularidad a ambos lados del Atlántico.

En los años 1990, el grunge de Nirvana y el rock alternativo comparten protagonismo con el
britpop de Blur y Oasis en las listas de éxitos, mientras la escena EDM, vinculada a las pistas de
baile, desarrolla una cada vez más variada prole de subgéneros electrónicos (trance, drum and
bass, chill-out...). Una multiplicación similar se consolida desde la década anterior en el ámbito del
heavy metal, con derivaciones como el thrash metal (liderado por la banda Metallica) y otros
subgéneros como el metal progresivo o el death metal. Con todo, las ventas de discos en esta
década estarán lideradas por artistas musicalmente más conservadores como Mariah Carey y otras
estrellas angloamericanas del pop melódico.

La música popular entra así finalmente en el siglo XXI con un ya amplio bagaje a sus espaldas,
caracterizado por la multitud de géneros y estilos que han ido tomando forma década tras década,
y conformando un extenso y variado cuerpo de música apreciado por gente de distintos gustos,
edades, ideologías y extracciones sociales a lo largo y ancho de todo el mundo.

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