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fuc on un principio democrética, y a veces incluso, como en el caso La purificacion del alma no se obtenia solamente mediante ac-
de lsis, revolucionaria. Se difundieron poco a poco y de abajo arri- tos liturgicos, también se llegaba a ella mediante el renunciamiento
ba, y no fue al celo de los funcionarios a lo que primero apelaron, y el sufrimiento (26).) El sentido de la palabra expiatio cambio: la

mer s
sino a la conciencia popular.
A decir verdad, estos cujtosyexcepto el de Mitra, parecj_a"1lapri-
c '§>casion‘de’c6m abulas
austgrosue lose loomanos. Sé en-

e impudicas y ritos atroces o abyectos.


groseras
os dioses de Egipto fueron
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expiacion ya no se adquiere mas mediante el exacto cumplimiento
de determinadas ceremonias agradables a los dioses y exigidas por
un codigo sagrado, del mismo modo que se impone una multa para
reparar un dao, sino mediante una privacion 0 un dolor persona-
les. La abstinencia, que impide a los funestos principios introducir-
expulsadQ_s_,Qle_,Roma..pQ.r..Augu§w.y, 0S }
Se en nosotros con el alimento, y la continencia, que preserva al
inrn5l€s4_p_e_go)_lg~era_nMso.bre.wdo_a.0}oss_c1e_Lppder2 porque esta- 1 hombre de toda contaminacion y de toda debilidad, se han conver-
baifejjgposicion con una determinada cqncepc_ig_3;1"gi_§l‘9_r:<l§,r1. social. ~ tido en los medios de liberarse del dominio de los poderes del mal
Silse preocufaabarrmedfanamenteiiZlelmuterlgs publico, qaoanymugha y de conseguir la gracia para con el cielo (27). Lasmaceraciones,
mas importancia a la vida intewrigr, y en consecuencia al valor de la las peregrinaciones dolorosas y las confesiones publicas, e incluso
persona humaknalMljoswsacérrlotes orientales traian sobre todo a Ita- a veces las flagelaciones y las mutilaciones, todas las formas de la
li§F'.§'co§a°§‘H1evas: los misteriosos medios de purificacion por los p_e_r1i§_e11,ci_a y de la nJ19”rtifi<;_acj_o_11Llevantan al hombre caido y lo
cuales pretendian borrar las manchas del alma y la garantia de una , aproximan a los dioses. El sirio que ha ofendido a su diosa comién-
bienaventurada inmortalidad que seria la recompensa ‘dc la pie- dose sus peces sagrados se sienta al borde de un camino, cubierto
dad (21)- con un saco y vestido de sordidos harapos y proclama humildemen-
Estas religiones pretendieron en primer lugar hacg§_g_ue_ las al- te su falta para obtener el perdon (28). <<Tres veces en pleno invier-
mas hallasen de nuevo siperdidapuneia (22), y esto de dos mo- no, dice Juvenal (29), el devoto de Isis se sumergera en el helado
dos, yaésea mediante las ceremonias rituales, o bien por las mortifi- Tiber y temblando de frio se paseara alrededor del templo sobre
caciones y penitencias. Conocian en primer lugar una serie de ablu- sus rodillas ensangrentadas, e ira, si la diosa se lo pirdena, hasta los
ciones y de lustraciones que se suponia que eran capaces de devolver confines de Egipto a coger el agua del Nilo que aspergera en el
al mistes su primigenia inocencia. Debia, o bien lavarse con el agua santuario». Vemos como se introduce en Europa ell) ascetismo
consagrada de acuerdo con determinadas formulas prescritas —se oriental. "““"'“"'"m“ I
trata en realidad de un rito magico, la limpieza del cuerpo actua “‘““Pe'rT)‘a partir de ahora, si hay en este mundo actos impios y pa-
por simpatia sobre el espiritu interior, es una auténtica desinfeccion siones impuras que contaminan y profqnan las almas, y si éstas no
espiritual—; o bien se le rociaba o absorbia la sangre de una vfcti- pueden liberarse de esta infeccion mas que mediante determinadas

in E d&rmte
ma degollada por los propios sacerdotes, y aqui interviene la idea expiaciones prescritas por los dioses, sera preciso que se conozca la
de que el licor que uye en nuestras venas es un principio de vida profundidad de la falta, asi como las necesarias penitencias. Y sera
capaz de comunicar una nueva existencia (23). En efecto, estos ri- al clero a quien le corresponda juzgar las faltas e imponer las pe-
tos y otros anélogos (24) utilizados en los misterios tenian, segun nintencias.
se creia, el efecto de re en 1 iniciado y hacerlo renacer a una al ue poseia en Roma. El sacerdote y_amn9Wes_~soplarn§n*te$_e(l‘guar-
vida inmaculada e ~\ d§(]mTde §§§ggraQas, el intermediarioe1_1_t_r_e_§:_lNhgmbre
o_§,l_€:1,SI§Q_Q_Y.l.9.$_£llQ§§§_, Sin0_un dire'cr~é's“pIrY'rYfal. Enseara a sus ‘g-~

(21) En Grecia los cultos orientales se difundieronjnenoglue erlcualguier otra 0V6j BS la larga serie Clél Obli61?5‘€W§' 'Y" ‘€"p'I%f)lEiCiOI16S qLl€ (1€b€I1 I

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que bastaban para satisfacer las necesidades rehgiosas.
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proteger su fragilidad contra los ataques de los espiritus malécos.
(22) El desarrollo del <<ritual de purificacién» ha sido ampliamenre expuesto en I
511 conlumo POT el seor Fame“? The evolution Of Religion» 1905- PP- 88 Y 55- (26) Ver Agustin: Civit Dei, X, 28: Confiteris tamen (sc. Porphyrius) etiam spi-
(23) volveré sobre F5‘? Pumofil hablar del tauroboho» CaP~ HI~ ritalem animan sine theurgicis artibus et sine tetetis quibus frustra discendis elaborasti
(24) N0 podremos insistlr aqui sobre las dlversas formas que adopta esta catar- posse continentiae virrute purgari (ver Ibid., X, 23 e infra, cap. VIII, n. 24).
nca de_los_m1ster1os orientales, frecuentemente sus formas han continuado siendo I (27) N0 podemos mgs qug ggbgzaf aqui un tema dc un gran jme;é5_ E1 trarado
mu)’ Prlmltlvas Y la Idea que his "1§P"5 todavla ‘I5 tT3"5PaY¢m¢_; 351 Cllalldo ~lll‘/@031 De Abstinentia de Porfirio, permitiria tratarlo con una amplitud que rara vez pode-
"°5 _1T1u°5"3,(VI- PP- 521 Y 55;) al fld dc la Mag"!/I Male’ d@5P°J5"d°§¢ dc 5115 bellos mos alcanzar en este tipo de estudios. Ver Parnell: 1.c. p. 154 y ss.
V¢5"d°5_Y dand°5el°5 al/"Chl$’a”'“ Para bolrar t°qa§ 13$ flIa5 del 8_r1O (ul totum se- (28) Menandro en Porfirio: De abstin. II, 15; ver Plutarco: De superst. 7, p. 168
"191 "P"-’t annum)» L? Idea de Yransfemncla mecamc? de la Poluclén mllame 61 D; Tertuliano: De Paeniten. 9. Acerca de los peces sagrados de Atargatis, ver infra,
abandono tie los vestidos es frecuente entre los S3lV8_]6S. Ver Parnell: Op. cit., p. Cap, V. En Apuleyo (Mez., VIII, 28) el gallus de la diosa se acusa publicamente de
117 Y lamb?" I_:1'aZ@1'{ Gold?" B0_"8h,_I 2, P- 60- su crimen y se autocastiga flagelandose. Ver Gruppe: Griech. Myth, p. 1545; Far-
(25) Dieterichz Eme Mnhraslzturgze, pp. 157 y ss; Hepding: Attis, pp. 195 y ss. n¢1; Ev01u;_ of religion, PL 55; Ramsay; Cities 1, 152_
‘/r Frmv Golden Bough, III 2, PP- 424 y 88- .
5, .
(29) Juv. v1, 523 y ss., 537 y ss.; ver Séneca Vit. Beat. xxvr, 8.
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