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Las melodías ejecutadas por los iroqueses, van desde tonadas de una sola
nota, es decir, monótonas, para cantos especiales, hasta otras que contemplan de
dos a ocho sonidos. Las canciones de los rituales se entonan a diferentes voces
para darle mayor intensidad, dependiendo del propósito. Las melodías suelen
comenzar en la nota más alta y van descendiendo cuatro o cinco.
Los cantantes de las praderas emplean una voz más fuerte y alta que la de
los vecinos del Este. Además recurren a un vibrato que imprime el sonido
entrecortado parecido a las gárgaras. Inician con una nota alta y luego como los
iroqueses, descienden la escala. Los pies negros dan diferente valor a sus cantos,
los de índole religiosa tienen mayor importancia que todos los demás. La música
proveniente de alucinaciones y sueños son de segunda importancia y por último,
aquellos sociales para juegos y danzas, de menor valor. Al igual que los
iroqueses, los instrumentos primarios son los Idiófonos, como las calabazas, y los
tambores, de dos tipos: el más común de bastidor, y el otro de parches.
El estilo vocal de los kwakiutl tiende a ser más relajado que el de las
praderas, semejante a las formas del Este ya que las tonadas no tienen más de
tres o cinco notas. Además de eso, han desarrollado una estrecha relación entre el
tambor y la voz: El primero se adelanta ligeramente al cantante al tocar un poco
fuera del acento principal. Poseen una gran variedad de Idiófonos y tambores que
crean percusión al golpearlos.
BIBLIOGRAFÍA