Sunteți pe pagina 1din 7

MEDARD KEHL

ESCATOLOGIA
EDICIONES
SIGÚEME
LUX MUNDI MEDARD KEHL
70

ESCATOLOGIA

Otras obras en la colección Lux Mundi:

— A. Bentué, La opción creyente (LM 62)


— R. Fisichella, La revelación: evento y credibilidad (LM 63)
— H. Kessler, La resurrección de Jesús (LM 65)
— U. Sánchez, Moral conflictiva (LM 67) EDICIONES SIGÚEME
— C. Floristán, Teología práctica (LM 68) SALAMANCA
— L. Rubio (ed.), La formación de los sacerdotes (LM 69) 1992
CONTENIDO

Prólogo 9
Introducción 11
~x I. L A PERCEPCIÓN: ANÁLISIS DE TESTIMONIOS ACTUALES DE
ESPERANZA CRISTIANA Y SU ENTORNO 29

II. L A VERIFICACIÓN: INVESTIGACIONES SOBRE EL FUNDAMENTO


HISTÓRICO DE LA ESPERANZA CRISTIANA 83
1. La prehistoria de la esperanza cristiana 85
2. Esperanza desde la plenitud: Jesucristo 131
3. Presente y futuro del reino de Dios en la fe de la Iglesia 161
III. L A ACTUALIZACIÓN: FUNDAMENT ACIÓN SISTEMÁTICA DE UNA
ESPERANZA CRISTIANA RESPONSABLE HOY 211
Introducción 213
1. Modos de realización del reino de Dios 219
2. El individuo en el proceso de consumación del reino de
Dios 251
IV. L A CONFIRMACIÓN: LA ESPERANZA CRISTIANA EN DIÁLOGO
CON INTERPRETACIONES DE LA HISTORIA AJENAS AL CRISTIA-
NISMO 299
1. El marco dialogal: «reino de Dios» y «comunidad de
Tradujo Manuel Olasagasti comunicación universal» 301
sobre el original alemán Eschatologie Miindi: 2. La filosofía de la historia de un perfeccionamiento del
ser humano postulada éticamente: I. Kant 307
© Echter Verlag, Würzburg 1986 i M , -,
© Ediciones Sigúeme, S.A., 1992 • 3. La fuerza reconciliadora de la «razón en la historia»:
Apartado 332 - Salamanca (España) '/v> V Crtdihtuda, • M 6? G. W. Fr. Hegel 313
M 65': 4. Tres variantes de una teoría marxista de la historia . . 325
ISBN: 84-301-1169-7
Depósito legal: S. 700-1992 ?Í«Ü3 5. La eternidad en el instante: el «Zaratustra» de Fr. Nietz-
Printed in Spain H ;,
Imprime: Imprenta Calatrava, Soc. Coop. sche 349
VI 69)
Polígono El Montalvo - Salamanca 1992 Conclusión: Teología y praxis de la esperanza 359
274 La actualización: fundamentación sistemática El individuo en el proceso de consumación del reino de Dios 275

creado, sino la acción y conducta del creador con su criatura» 59 . acoge esta relación creatural salvada y renovada por Cristo, par-
Dios crea en la resurrección de los muertos una nueva criatura ticipa en la nueva creación del Cristo resucitado de la muerte.
sin la existencia de un soporte de identidad permanente en el En cualquier caso sigue abierta la pregunta sobre el sujeto de
hombre mismo. El único soporte de identidad en la criatura es esa consumación final en esta nueva creación a través de una
Dios y su fidelidad hacia esta criatura. En lugar de la felicidad «conversión» que incluye la muerte: ¿quién se «convierte», pa-
de un alma inmortal, la expresión bíblica «resurrección de los sando de la muerte a la vida?
muertos» pasa a ocupar el centro de la escatología.
La teología católica ha formulado fuertes objeciones contra 4. Resurrección «en la muerte» (teología católica actual)
esta teoría de la nueva creación radical del ser humano de la
nada. Ella también admite, obviamente, que la «vida eterna» no La teología católica ha emprendido en los últimos cuarenta
nace del auto-poder del hombre, de su alma inmortal o de la años numerosos intentos de reinterpretar el problema de la rela-
voluntad de su yo espiritual, sino que sólo se puede recibir como ción entre la «inmortalidad del alma» y la «resurrección del cuer-
don del Dios que resucita a los muertos. Pero este don tiene su po». Se ha alcanzado un consenso en este punto 60 . El esquema
fundamento en la creación, ya que el Dios redentor no es dife- básico (inspirado generalmente en K. Rahner) de los ensayos
rente del Dios creador. El hombre sigue siendo en la muerte recientes se puede resumir así: el ser humano unitario (como
una criatura de Dios; y como tal recibe de Dios la existencia con persona corpórea) abriga una esperanza unitaria, por obra de la
dependencia y autonomía al mismo tiempo. Esta «mismidad» gracia de Cristo, en la superación de la muerte: la resurrección
otorgada del ser humano no puede desaparecer por el pecado ni como participación en la resurrección de Jesús; el objetivo pri-
por la muerte, pues el «sí» creador de Dios a su criatura es mordial de nuestra esperanza no puede ser la felicidad del alma
irrevocable. Pero este «sí» tiene su lugar no sólo en la conciencia inmortal, liberada del cuerpo, sino la comunión humana plena,
y en la acción de Dios, sino en la realidad creada, prestándole triunfadora de la muerte, con el Cristo resucitado.
un carácter indeleble y haciéndola participar (de modo finito y En este regreso al mensaje bíblico original de esperanza hay
creatural) en la indestructibilidad del amor de Dios. Por eso no que evitar más que antes las tendencias excesivamente dualistas
puede haber una annihilatio de la criatura en la muerte; pues tanto en antropología como en escatología. Esto se logra sobre
Dios tendría que retirar la participación gratuita, de su amor todo: 1. identificando la inmortalidad del alma y la resurrección
realizada en la criatura misma, lo cual es en sí una contradicción. del cuerpo; 2. situando este proceso unitario de consumación ya
Porque ello significaría la autodisolución del amor de Dios en su en la muerte de cada individuo. Es decir: la consumación final
irrevocabilidad creadora y por tanto en su divinidad. que espera el creyente en la muerte y, por tanto, la superación
Por eso la «nueva creación» acontecida en la resurrección de definitiva de su historia vital en la vida de Dios, se equipara con
los muertos no sigue la vía de la plena desaparición de la «anti- lo que llama la Biblia «resurrección de los muertos». Lo que el
gua» creación, sino que pasa por la conversión radical desde la hombre espera de Dios en la muerte no es simplemente la felici-
relación pervertida entre criatura y creador al modo de vida de dad de un primer grado de perfección que posee el alma liberada
Cristo definitivamente logrado en su obediencia al Padre. En él del cuerpo, sino que abarca la totalidad de la perfección perso-
cuajó la relación originariamente proyectada entre criatura y nal. La «comunión con Cristo», que según Pablo sobrevive a la
creador bajo una figura única, inderivable (es decir, no surgida muerte, coincide —sobre todo, una vez depurado el inventario
de la creación misma). En la medida en que un ser humano de ideas apocalípticas condicionado por el tiempo— con la resu-

60. De este consenso se han distanciado expresamente J. Ratzinger, L.


Scheffczyk, J. Finkenzeller, A. Ziegenaus, F. Holbok y otros; cf. G. Greshake,
59. K. Barth, Kirchliche Dogmatik III/2, Zürich 1948, 428. Naherwartung - Auferstehung - Unsterblichkeit, 113s, 161s.
276 La actualización: fundamentación sistemática El individuo en el proceso de consumación del reino de Dios 277

rrección de los muertos. Las diversas ideas de la escatología esta tierra); el cuerpo integral {Leib) es un concepto mucho más
bíblica y de la Iglesia primitiva se identifican entre sí en su conte- amplio, designa toda la realidad cósmico-histórico-material del
nido objetivo real y no se sistematizan ya simplemente como ser humano como persona. Este cuerpo integral es un momento
ideas ni se alinean temporalmente (según el esquema: primero la esencial e irrenunciable de la vida perfecta de la resurrección.
comunión del alma con Cristo, y el último día la resurrección del Lo «puramente» corporal se pueda abandonar a la tierra y a sus
cuerpo y la reconstitución del hombre en su integridad). leyes biológicas de muerte y nuevo devenir. Esta reflexión antro-
Pero esta equiparación suscita algún problema: ¿qué ocurre pológica se puede reforzar diciendo que actualmente apenas po-
con el cuerpo del ser humano, que evidentemente no resucita, al demos concebir la idea de un cuerpo resucitado que aparezca
morir, con su figura empírica? ¿qué ocurre con todo el universo «corporalmente», que sea perceptible de modo análogo al actual
material y corpóreo? ¿quedará abandonado simplemente a la co- y se puede conocer empíricamente en el espacio y el tiempo.
rrupción definitiva... sin esperanza de una consumación final? Encajan aquí las mismas reflexiones que hacíamos antes a propó-
En este problema hay que recordar, sobre todo, que «cuerpo» sito de la consumación final de nuestra tierra: no resucitará ni
{soma) en sentido bíblico no designa lo contrario a «alma» o a será perfeccionado el cuerpo «en sí», sino en tanto que está inte-
persona espiritual (una substancia material), sino al ser humano grado en la autorrealización corpóreo-personal del hombre.
entero, considerado en relación con el mundo y con los otros ¿Qué significa esto?
seres humanos; el hombre como ser referido al mundo y a las Hay, ante todo, en esta reinterpretación del cuerpo resucita-
otras personas es globalmente «cuerpo» 61 . En esta perspectiva do una cierta espiritualización respecto al momento puramente
cuerpo y «mismidad» del ser humano son idénticos, como se ex- somático de nuestro cuerpo. Pero no se puede negar que lo con-
presa por ejemplo en el relato de la institución de la eucaristía: trario, la idea de una resurrección que incluya lo corporal «en
«Esto es mi cuerpo que será entregado por vosotros». Por eso sí», en su realidad sensible espacio-temporal (aunque esté «trans-
cuando se habla de resurrección del «cuerpo» se significa siempre, figurada» o transformada... pero ¿qué significa esto concreta-
en sentido bíblico, la resurrección del hombre en su integridad. mente?) resulta afín a las representaciones mitológicas que olvi-
Esa palabra incluye también en el mundo neotestamentario dan la heterogeneidad radical tanto de la realidad divina y la
la idea de una reanimación, transformación o nueva creación del realidad humana como de la realidad intrahistórica y la realidad
cadáver descompuesto. Tales ideas —basadas en la imagen del trascendente. En consecuencia esta teología del cuerpo resucita-
hombre y del mundo propia de la apocalíptica— suelen evitarse do incide fácilmente en el mundo de nuestras percepciones sensi-
en la teología católica actual. Este proceder se basa, por un lado, bles, olvidando el carácter rigurosamente analógico que, pese a
en una distinción antropológica (corriente desde M. Scheler) en- todas las similitudes, implica una desemejanza siempre mayor.
tre cuerpo físico y cuerpo integral: cuerpo físico {Kórper) designa Pero el contenido teológicamente relevante de la «resurrec-
en sí la realidad material del hombre, extendida en el espacio y ción del cuerpo» no debe perderse en modo alguno con esa cauta
el tiempo (su piel, su carne y sangre, sus huesos, el sustrato «desmitologización». El ser humano no es perfectible como un
bioquímico que tiene en común con los otros seres vivientes de yo puramente espiritual o un «alma» que puede ser feliz «libera-
da del cuerpo» (precisamente mediante la separación del cuerpo
en la muerte). Existe fundamentalmente como una libertad per-
61. Cf. J. Schmid, Leib, en LThK VI, 899-902; E. Schweizer, Soma, en sonal que sólo se realiza en la relación interhumana con la histo-
ThWNT VII, 1024-91; K. Rahner, Experiencia del Espíritu, Madrid 1978; J. B. ria y el mundo. Dentro de la existencia ligada al espacio-tiempo
Metz, Leib, en LThK VI, 902-905; J. Splett, Cuerpo y alma, en SM II, 84-91;
G. Greshake, Auferstehung der Toten, Essen 1969, 384s; R. Schulte, Leib und antes de la muerte, esta relación se efectúa en la corporeidad
Seele, en Christlicher Glaube in moderner Gesellschaft V, Freiburg 1980, 5-61; G. material; pero el hombre abandona al morir el mundo estructu-
Scherer, Das Leib-Seele-Problem in seiner Relevanz für die individuelle Eschato-
logie, en F. Dexinger (ed.), Tod - Hoffnung - Jenseits, Wien 1983, 61-88. rado espacio-temporalmente, de suerte que el cuerpo como tal
278 La actualización: fundamentación sistemática El individuo en el proceso de consumación del reino de Dios 279

pierde relevancia para él. Mas no por eso queda al margen del Sin una cierta polaridad entre espíritu y materia, entre la persona
proceso de perfección: como figura que el hombre se ha construi- (con autoconciencia y libertad) y su cuerpo empírico, cualquier
do por su cuenta en su realización histórica y con la que el mun- antropología y escatología es inviable desde el fenómeno de la
do (a la inversa) se ha impreso en él, el cuerpo y la materialidad persona humana 64 . Pero ¿hay que seguir llamando a eso «dualis-
de nuestro mundo reunida, apropiada personalmente y confor- mo», que se caracteriza por extremar la diferencia entre dos po-
mada en él, quedan integrados definitivamente 62 . Dicho de otro los a costa de la identidad, hasta incurrir en la escisión?
modo, el hombre al morir alcanza su consumación final como Creo que Pablo afronta de modo parecido este problema
alguien relacionado con otros seres humanos a los que está ligado cuando escribe en su lenguaje y dentro de su horizonte concep-
en su historia y sociedad común, relacionado con la cultura y la tual: «Así también en la resurrección de los muertos se siembra
técnica que él se crea como mundo vital; relacionado además corrupción, resucita incorrupción; se siembra vileza, resucita glo-
con la naturaleza que le está confiada como entorno humano. ria; se siembra debilidad, resucita fortaleza; se siembra un cuer-
Por eso la «resurrección del cuerpo» significa que el hombre po terreno (literalmente: anímico, psíquico), resucita un cuerpo
como ser relacional se consuma mediante relaciones especiales y supraterreno (literalmente: espiritual, pneumático). Pues si hay
permanentes con el mundo interhumano, cultural y natural que un cuerpo terreno, hay también un cuerpo supraterreno» (1 Cor
hacen de él la persona histórica concreta. Estas relaciones se 15, 42-44)65. No tenemos, pues, por qué ser en este tema, preci-
interrumpen con la muerte en su apariencia empírica, espacio- samente en lo concerniente a un «dualismo» o a una unidad de
temporal («corpórea»); pero si la muerte no significa sólo un la esperanza antropológico-escatológica, más paulinos que el
final, sino también una consumación, el ser humano quedará propio Pablo.
«superado» definitivamente en estas relaciones históricas.
En síntesis, nuestra pregunta por el «sujeto» de la consuma- 5. La «forma de identidad» superadora de la muerte (reinterpre-
ción final es contestada por muchos teólogos católicos de hoy en tación de la «inmortalidad»)
estos términos: el sujeto es el ser humano en su referencia corpó-
reo-anímica al mundo y, por ende, al mundo en su relación hu- Para concluir este capítulo abordemos de nuevo la significa-
manizada con el hombre. Pese a este intento de superar un craso ción especial de la libertad humana en el acontecimiento de la
dualismo en la antropología y en la escatología, la respuesta les
parece a muchos insatisfactoria. Pues ¿no queda como sujeto de
64. Cf. G. Haeffner, Vom Unzerstórbaren im Menschen, en W. Breuning
la consumación final un alma inmortal «depurada» antropológica (ed.), Seele. Problembegriff christlicher Eschatologie, Freiburg 1986.
y cosmológicamente? 63 ¿no resulta esta «corporeidad» del ser 65. H. J. Klauck, KorintherbriefVll, Würzburg 1984, 118s, sobre este pasa-
humano y de su mundo, salvada en la muerte, excesivamente je: «El material de imágenes tomado de la parábola anterior se aplica en cinco
eficaces antítesis al tema de la resurrección. Hay quienes limitan el significado de
«espiritualizada»? ¿no se traslada el dualismo escatológico a la la 'siembra' a la sepultura del cuerpo muerto o a la creación del hombre terreno,
relación entre la persona (corpóreo-anímica) y el cuerpo físico? pero podría aplicarse más en general a la trayectoria entera de la vida con la
muerte como final. Las frases tienen un sabor dualista, y esto obedece a que
Pudiera ser; pero yo no veo de momento ninguna otra teoría Pablo elabora tradiciones sapienciales dualistas. Su intención es destacar el carác-
medianamente convincente capaz de integrar con tanta armonía ter milagroso de la nueva vida. El v. 44 es el verdadero objetivo de la serie de
las más diversas perspectivas de la esperanza cristiana en la resu- antítesis. El antagonismo entre cuerpo 'psíquico' y cuerpo 'espiritual' presupone
un modelo antropológico de tres grados que tiene afinidades con el gnosticismo...
rrección de los muertos (cf. supra, 239-243 sobre el perfecciona- La psyje —inmortal en Platón— pertenece también, con la sarx, a lo perecedero,
miento de la tierra «en sí» y «en su referencia» al ser humano). y sólo eXpneuma sobrevive, es el garante de la exigida continuidad. Pablo intenta
retener a toda costa el concepto de soma dentro de este marco de referencia. La
individualidad e identidad de la persona depende según él del cuerpo; por eso no
62. Cf. también G. Greshake, en Naherwartung- Auferstehung- Unsterblich- puede conformarse con una inmortalidad del alma. Quizá la frase condicional
keit, 114s. del v. 44b alude a la resurrección de Jesús como único ejemplo, hasta ahora, de
63. Cf. las objeciones de J. Ratzinger, Escatología, 105-112. tránsito realizado desde la corporeidad psíquica a una corporeidad pneumática».
280 La actualización: fundamentación sistemática El individuo en el proceso de consumación del reino de Dios 281

consumación final. Hemos visto que tiene gran importancia tanto Cristo» (1 Cor 15, 18; 1 Tes 4, 16) pueden confiar (como los que
en la visión cristiana de la muerte como en la interpretación de aún viven) en estar un día con el Señor para siempre (1 Tes 4,
la consumación final, ya que es la capacidad propiamente huma- 17). Estar «en» y «con» Cristo significa la participación en su
na de encontrar su totalidad y su estado definitivo. ¿Podemos vida y muerte a causa del reino de Dios; es la relación de fe con
afirmar entonces que la libertad del ser humano es lo que sobre- Jesucristo y la acogida en su relación con el Padre; es —en otros
vive a la muerte (en analogía con el «alma inmortal») y funda- términos— estar poseídos del Espíritu santo, que es el mismo en
menta la identidad del hombre muerto con el hombre vivo? Esto Jesucristo y en sus seguidores. Esta relación permanente con Je-
es sin duda válido en cierto sentido. Porque la libertad humana sucristo es el punto de conexión entre la vida y la muerte; es la
como tal no es simplemente la capacidad de autoafirmarse «defi- forma de identidad fundamental, superadora de la muerte; es,
nitivamente» más allá de la muerte, sino de decirle «sí» a Dios y en cierto modo, el «alma» del hombre fallecido; ella le convierte
al don de su amor. Dado que el amor creador de Dios dice un sí en el posible sujeto de la consumación final.
incondicional y sin arrepentirse a su criatura (el amor de Dios Ahora bien, si la muerte es la fase definitiva de encuentro de
como amor infinito no puede «acabar» o retraerse y dejar caer a la identidad del hombre que concentra la vida entera (cf. supra,
la criatura en la nada) y dado que en este «sí» de Dios subyace 256-263), entonces se produce aquí la identificación definitiva y
la capacitación del ser humano para el sí de respuesta, de acepta- total con Cristo para aquel que sigue a Cristo también en la
ción del amor de Dios, hay en el hombre una «fuerza» (otorga- muerte. Sólo aquello que se puede insertar y conformar en esta
da) que «puede ser más fuerte que la muerte»: es la libertad relación de fe con Jesucristo define ahora la identidad del ser
capacitada para el amor de respuesta. Aunque nosotros sólo co- humano y le hace ser el socio redimido del encuentro patente y
nozcamos esta libertad en su figura empírica, como libertad físi- definitivo con Dios.
co-corporal, su concepto no excluye que se pueda realizar tam- Podemos contestar así, en síntesis, la pregunta inicial del pre-
bién en otra forma que trascienda este modo de experiencia em- sente capítulo: el hombre, ser humano que encuentra su identi-
pírico-material. dad en la relación personal de fe con Jesucristo, es el sujeto
Esperamos que esto suceda realmente en virtud de la resu- (individual) de la consumación; él es el soma pneumatikon (cf.
rrección de Jesús y de la promesa presente en ella de participa- 1 Cor 15, 44), el hombre conformado por el Espíritu de amor
ción en su vida resucitada... «ya vivamos ya muramos» (cf. Rom entre el Padre y el Hijo.
14, 8). La mera experiencia de nuestra libertad creatural no nos
autoriza a esperar una consumación definitiva del ser humano;
sólo la participación en la vida y muerte de Jesucristo, que cum- III. MOMENTOS DEL PROCESO DE CONSUMACIÓN
plió plenamente el destino de la libertad creada y liberó así nues-
tra libertad de su cerrazón mortal frente a Dios, sólo la participa- Vamos a desarrollar más, en este capítulo, la idea de la bús-
ción en su «sí» aceptado por Dios en la resurrección, justifica queda de identidad del hombre a través de su relación de fe con
nuestra esperanza de que también nosotros seamos salvados defi- Jesucristo, para interpretar así los diversos contenidos que la tra-
nitivamente más allá de la muerte. dición eclesial liga a la consumación esperada en la muerte. Bus-
Esto quiere decir en el lenguaje de la proclamación paulina: camos, pues, ahora la «vertiente interna» de la muerte, que no
«Si vivimos, vivimos para el Señor, y si morimos, morimos para puede desglosarse en fases sucesivas, sino tan sólo en momentos
el Señor. Ya vivamos ya muramos, somos del Señor» (Rom 14, de contenido diversamente marcados de un mismo acontecimien-
8; cf. 1 Cor 15, 23); o: «Si Jesús —y tal es nuestra fe— murió y to de perfección. Como el fenómeno de la muerte impide hablar
resucitó, Dios por medio de Jesús llevará también a los difuntos de una extensión temporal de este acontecimiento, tampoco cabe
junto con él a la gloria» (1 Tes 4, 14), ya que los «fallecidos en afirmar que todo sucede ahora, según esta concepción, «en el

S-ar putea să vă placă și