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¿QUÉ ES LA CONCIENCIA?

Cuando era niño, pensaba que la conciencia era una especie de saco donde se
guardaban las buenas intenciones, esto es al menos lo que deduje de lo que 
decían mis mayores, dicho saco, tenía dientes que en cualquier momento
podían morderte y remorderte. A veces, podías no tener el saco pues
escuchabas frases como ¡No tienes conciencia! que venía a significar que no
tenías idea buena, otras veces tenías saco pero debía de ser muy pequeño o
estar casi vacío porque tenías ¡Poca conciencia!

El niño fue creciendo y ya podía identificar por lo menos los mordiscos del
dichoso saco, cada vez que creía haber hecho algo mal,  sentía los mordiscos
sobre la boca del estómago y los pensamientos que cruzaban por mi mente en
tales momentos eran invariablemente ¡Eres malo! ¡Eres culpable! ¡Mereces un
castigo! ¡El mayor y el peor! ¡Verás cuando se entere mi ...! y lindezas por el
estilo que al fin y al cabo era lo que llevaba oyendo de mis mayores desde
pequeñito. Así pues, la asociación de ideas era inevitable; el saco estaba en el
estómago y mordía cada vez que eras culpable de algo. No es de extrañar que
a los 21 años y haciendo la mili se me declarara una úlcera, pues de tanto
morder y remorder terminó por hacer un agujero.

El niño necesitó pasar de los cuarenta, para acertar a ver que la conciencia
es otra cosa y de aquello han pasado más de diez.

Vamos aprendiendo las palabras a lo largo de nuestras vidas, asociadas a un


concepto determinado que generalmente heredamos de nuestro entorno
cultural. Rara vez nos paramos a pensar sobre su auténtico significado, este es
el motivo por el que muchas veces no nos entendemos a pesar de hablar el
mismo idioma. Personalmente, consulto con frecuencia la enciclopedia y
aprendo mucho, buscando la etimología de las palabras.

A la hora de escribir con intención de publicar, trato de asegurarme de no


estar errado en mis afirmaciones y consulto tanto la documentación de la que
dispongo como en Internet. Es exactamente lo que acabo de hacer mientras
escribo este artículo y me he llevado una tremenda sorpresa. No voy a decir
en qué página, pero transcribo a continuación lo que he leído.

La palabra "conciencia" nos viene del latín "conscientia," que significa estar
consciente de culpa, esta palabra está derivada de com (culpa) y sciere
(saber).

Y se queda tan ancho. No digo la página, pero si te interesa  visitarla, te


basta con poner en el buscador "etimología de la palabra conciencia" y te
aparecerá.

"Así que el niño que yo fui, va a estar en lo cierto en cuanto a la culpa se


refiere". Esto es una prueba más de hasta qué punto nos influye el entorno
cultural en el que hemos crecido.
Aunque el latín no es precisamente mi fuerte, trataré de deshacer el
equivoco. Es cierto que la palabra latina para consciencia es conscientia, ae y
que el verbo saber  es scio, is, ire. Pero no se de donde se saca el com y le
atribuye el significado de (culpa). La palabra culpa, no ha variado del latín al
castellano, en latín es culpa,ae. El verbo como, is, ere, significa adornar o
peinar, así que la raíz com, no cuadra en la palabra consciencia, sin embargo
sí lo hace la preposición cum que es la preposición con castellana.

Vamos pues con lo que dice la enciclopedia sobre consciencia o conciencia:

Conciencia f. Conocimiento intuitivo o reflexivo que el sujeto humano 


tiene de su existencia, de sus estados y de sus actos y del medio que le
rodea. •• Conocimiento o sentimiento íntimo del valor moral de las acciones
humanas.

Conocimiento "Intuitivo" o "Reflexivo", o sea, la capacidad humana de darse


cuenta, hablando en nuestro idioma cotidiano.

Las dos primeras acepciones de la enciclopedia, nos vienen que ni pintadas


para describir los dos tipos de conciencia que tenemos.

La primera es la auténticamente nuestra, la individual, el conocimiento de


nuestra existencia, estados, actos y medio. La segunda corresponde a la
conciencia social, puesto que la moralidad la dicta la sociedad en la que
vivimos, es por lo tanto prestada o adquirida.

Así pues tenemos una conciencia individual y otra social, ambas son
necesarias y complementarias, pero todo tiene su orden y no conviene perder
de vista que la que manda, la que de verdad te ha de importar es la tuya, la
individual. En contra de lo que la sociedad se ha empeñado y continúa
haciéndolo, no es la sociedad la que transforma al individuo, sino el individuo
el que hace evolucionar a la sociedad. Ciertamente que el vivir en grupo hace
crecer al hombre, pero no debido a las normas morales de dicho grupo, sino a
la experiencia que comporta el hecho de convivir. Habitualmente la
conciencia social es hipócrita, juega con una doble moral y todo acaba por
convertirse en un "Da igual lo que hagas siempre que no se enteren", lo
importante es aparentar en lugar de "ser". Si por las estructuras sociales
fuera, todavía se quemaría a muchas mujeres en la hoguera como "brujas" o
se lapidaría a los homosexuales o continuaría siendo obligatorio el servicio
militar. La sociedad se transforma por que el individuo lo hace, son siempre
los "héroes" los que se atreven a dar un paso adelante, despiertan un área
nueva de su conciencia y lo proclaman a los cuatro vientos, siendo
consecuentes con su nueva conciencia aunque ello les acarree la muerte. La
conciencia social cambia, cuando un número determinado de individuos a lo
que llamamos masa crítica, lo ha hecho. Las instituciones "garantes del orden"
nunca van por delante de los individuos, de hecho, siempre van muy por
detrás.

El perro que remordía las entrañas tiene que ver más con la conciencia
social que con la individual, pues ese dolor emocional en la boca del estómago
es producto del miedo al rechazo. De ahí el empeño en la ocultación y el
echar la culpa a otro de todo lo que nos ocurre. Esto lo aprendemos
rápidamente desde niños, así que siempre "ha empezado él". La verdadera
conciencia no remuerde, simplemente no te permite hacer aquello que ya
sabes que te retrasa en tu propio crecimiento. La auténtica conciencia,
sencillamente no te proporciona la energía necesaria para actuar cuando tal
actuación es contraria y por el contrario te dota de una energía irrefrenable,
cuando la acción es concordante. Por esta razón, para poder actuar de modo
contrario a la conciencia, es necesario aliarse con otras energías, como el
temor o el odio y para no actuar cuando la conciencia lo reclama, es
necesario refugiarse en el miedo.

CONCIENCIA Y ESPÍRITU

¿Cual es la relación entre conciencia y espíritu? ¿Quién evoluciona, la


conciencia o el espíritu?

Hemos utilizado tantas palabras y tan variadas interpretaciones para las


mismas cosas, que hoy resulta difícil mantener una conversación de índole
trascendental y entenderse. Volvamos a recurrir a la Real Academia. La
primera acepción que nos da la RAE para espíritu es: Ser inmaterial dotado de
razón. Es una interpretación válida por supuesto, pero a mi juicio demasiado
aséptica, casi más hecha para contentar a creyentes y no creyentes. Aunque
más adelante y figurativamente dice: Principio generador. Esencia o sustancia
de una cosa y en el apartado de Filosofía dice: Realidad  que no es corpórea o
material. Dimensión del ser humano que no puede ser reducida  a la
estructura meramente fisiológica del mismo. Ya nos vamos acercando.

Recurro a la Real Academia por tener un punto de partida, pues suponemos


que es ahí donde se recoge el sentido más amplio de los vocablos que
utilizamos. Hablar de Espíritu, conciencia, alma, Dios, destino, trascendencia,
etc., es hacerlo del mundo intangible, incluso conceptos como mente, razón o
sentimiento también forman parte de ese mundo intangible e ilimitado.
Nuestro cerebro racional que sí es algo limitado y tangible, no puede
encontrar definiciones válidas para lo indefinido. Es obvio que no puede
definirse o limitarse, lo indefinible o ilimitado. Este es el motivo por el que
nos encontramos con tantísimos conceptos que pareciendo diferentes, tal solo
son intentos de explicar la misma cosa. Eso que tratamos de explicar, no
puede ser definido, pero sí percibido, sentido o presentido; por tal motivo
cuando un ser humano alcanza a percibir aunque solo sea alguno de sus
aspectos, se afana en  comunicárselo a los demás y no queda otro remedio
que recurrir a analogías con lo conocido y que nuestro cerebro puede
manejar; así surgen los símbolos, leyendas, parábolas etc. El problema es
además, que cuando el sujeto que ha percibido se lo cuenta a otro, ese otro
no puede comprenderlo hasta que él mismo no haya vivido una experiencia
similar; hasta entonces solo podrá hacerse una vaga idea de lo que escucha.
Por todas estas razones, resulta absurdo enzarzarse en discusiones y peleas
sobre lo inefable. Es evidente por lo expuesto, que quien se enzarza en ellas,
es precisamente quien no ha percibido nada y habla solo de oídas, de lo
aprendido en su propia cultura o en otras.

Todo esto lo digo con conocimiento de causa, pues yo soy el primero en


haberme enzarzado muchísimas veces en vanas discusiones de esta índole,
discusiones que no son mas que luchas entre egos, motivadas por el temor a
que sean falsas las creencias en las que hemos fundamentado nuestra vida y a
las cuales estamos aferrados.

Por poner un sencillo ejemplo. He visto rebatir desde posiciones


eclesiásticas, definiciones de corriente nueva era sobre los Ángeles. Las
posiciones eclesiásticas se sentían molestas ante la definición de los Ángeles
como energías. Sin embargo, estas mismas posiciones te hablarán después
sobre la "Fuerza del Espíritu" y ¿No es acaso la fuerza una energía? y ¿No
definen a los Ángeles como espíritus puros? ¿Entonces cuál es el problema?

Soy partidario de simplificar, de sintetizar y con esa intención paso a


exponer mis propias percepciones.

A mi modo de ver, Espíritu solo hay uno y es eso a lo que llamamos Dios tal
como está definido más arriba, como principio generador, esencia "y"
sustancia en lugar de "o", en cuya definición, encajan todas las demás. ¿Es
energía? Por supuesto, es la energía misma y como bien dice el postulado
científico "La energía, ni se crea ni se destruye, solo se transforma". ¿Dotado
de razón? También evidentemente dotado y padre de la razón. ¿Es Mente? Sí
de nuevo, de hecho, el universo tiene su existencia en la Mente Divina.
¿Entonces qué es mi Espíritu?  Es tan solo una de las infinitas probabilidades
de manifestación de ese "SER" o único Espíritu, por eso le llamamos espíritu
individualizado, como dice el evangelio de Juan "Hijo de Dios único" pues cada
uno de nosotros somos una de esas probabilidades única e irrepetible. De ahí
también la frase "El Padre y yo somos uno y lo mismo" ¿Qué es pues la
conciencia? La capacidad de ese espíritu individualizado que soy, de
reconocerse a sí mismo como tal. Ahí tienes pues la famosa trinidad. El Padre
o principio generador, el Hijo como probabilidad manifestada y la relación
entre ambos o Espíritu Santo, relación establecida por eso que llamamos
conciencia. Tres personas distintas y UNO solo en verdad.

El despertar de la conciencia es pues, comenzar a darse cuenta de lo cierto


de cuanto acabo de decir y ser coherente con ello.

Puedes comprobar, si las definiciones propuestas excluyen a alguna otra de


las que hayas conocido o si por el contrario las aglutinan a todas.

¿Qué evoluciona entonces el espíritu o la conciencia? Según lo expuesto,


espíritu individualizado y conciencia, son la misma cosa y la escalera por la
que esa conciencia baja y sube, (involución - evolución), es el Espíritu de
Dios. Ahí tienes la figura del sueño de Jacob con una escalera apoyada en
tierra por la que suben y bajan los Ángeles y Jehová en lo alto de ella.
 

Carlos Galindo

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