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3 INTRODUCCIÓN

3 ¿DÓNDE ESTÁ SAN SEBASTIÁN DE GARABANDAL?

3 ¿QUIÉN SE APARECIÓ A LOS VIDENTES?

6 LOS HECHOS FUERON…

8 ¿DE QUÉ MILAGRO ESTABA HABLANDO LA VIRGEN?

9 18 DE OCTUBRE DE 1961 PRIMER MENSAJE

10 18 DE JUNIO DE 1965 SEGUNDO MENSAJE

10 13 DE NOVIEMBRE DE 1965 ALEGRÍA Y TRISTEZA

12 SOBRE LAS PROFECÍAS

16 LAS NIÑAS

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INTRODUCCIÓN

Monseñor João Pereira Venancio, Obispo de Fátima, dijo que la Santísima Virgen se despidió en Fátima como
Nuestra Señora del Carmen y que tuvo noticias de esta frase, "hasta San Sebastián de España", de un libro
carmelitano publicado en Brasil hacia los años de 1930, pero que no se dio cuenta de su significado hasta que
conoció las Apariciones de San Sebastián de Garabandal. Monseñor João Pereira Venancio considera a las
Apariciones de Garabandal como una continuación de las Apariciones de Fátima.

¿Dónde está San Sebastián de Garabandal?

El 18 de Junio de 1961 tuvo lugar la primera Aparición de San Miguel Arcángel en Garabandal, pueblo de la
Comunidad de Cantabria España, de nombre completo "San Sebastián de Garabandal", situado a los pies de la
histórica Peña Sagra y en las estribaciones de los Picos de Europa. Es una localidad del municipio de Rionansa.
Dista ocho km de la capital municipal, Puentenansa. En el año 2008 contaba con una población de 107 habitantes.

En el punto rojo se indica el lugar que ocupa San Sebastián de Garabandal en España (Europa)

¿Quién se apareció a las videntes?

Nuestra Señora del Carmen de Garabandal. En Garabandal la Virgen se presenta bajo la advocación del
Carmen, vestida al modo primitivo de la advocación con túnica blanca y manto azul, portando en ocasiones al
Niño Jesús o el tradicional escapulario que entregó la Virgen a San Simón Stock en 1251. La advocación tiene su
origen en el nombre del monte Carmelo situado en tierra santa separando Galilea de Samaria. En la Sagrada
Escritura se describe este monte como área de bosque frondoso y viñas abundantes (Jer. 48,33). De hecho el
significado del nombre Carmen es viña o jardín de Dios. Desde su cumbre a 546 m. de altura se domina una vista
impresionante del mar Mediterráneo.

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Según las niñas: "Siempre se nos aparecía de repente, sólo que unas
veces traía el Niño y otras no. Su postura más habitual era estar con
los brazos abiertos y extendidos, mirándonos: - Sus ojos eran negros,
¡muy dulces y misericordiosos!, más bien grandes. Parecía como si no
mirara a la cara, ni al cuerpo, ¡sino al alma!.

Su mirada es muy difícil de describir. “- Hace a uno amarla más y


pensar más en Ella. Mirándola a la cara, nos hace felices del todo, y
mirándonos Ella, todavía más. Cuando nos hablaba, nos miraba, y
también cambiaba de mirada durante la conversación."

Su voz, "es muy dulce y armoniosa, se oye por los oídos, aunque sus
palabras penetran en el corazón; es como si se metiera la voz dentro.
¡Hablaba con voz clarísima y dulcísima!. Alguna vez se rió, además de
sonreírse, que era lo habitual. Se oía su risa, como sus palabras; pero
la risa era más no sé qué que el habla. ¡No sé explicar su risa!. Nunca
sabré explicarla, era muy hermosa."

“Un día, en una aparición de la Virgen, nosotras llevábamos puesto el


cilicio, aunque muy flojo, y para que Ella se diera cuenta de que lo llevábamos, lo teníamos en la cintura, nos lo
palpábamos de cuando en cuando. Nos dijo: - Sí, ya sé que lo lleváis; pero no es eso precisamente lo que pido de
vosotras, ni lo que más me agrada, sino la fidelidad en la vida ordinaria. También nos dijo una vez:- Si viérais juntos a
un ángel y a un sacerdote, tendríais que venerar primero al sacerdote.”

Sagrado Corazón de Jesús. En Garabandal, el Sagrado Corazón


de Jesús solo se apareció en una ocasión a Jacinta, el día 30 de
junio de 1961, es decir antes de que vieran por primera vez las
cuatro niñas a la Virgen. Jacinta vió al Señor, de pie sobre una
nubecilla blanca, vestido con túnica blanca y manto rojo, dejando
ver sobre la parte izquierda de su pecho su Corazón, de color rojo
intenso, que despedía rayos blancos y dorados.

No habló a la niña. Con su mano izquierda señalaba su Corazón,


mientras le hacía señas, con la derecha, para que se acercara.
Jacinta obedeció, y quedó deslumbrada por la belleza y resplandor
de sus vestidos, más aún que de su persona.

Dos cosas le impresionaron de un modo indeleble para el resto de


su vida: la mirada de Jesús y su porte majestuoso. “Aquella
mirada penetraba hasta lo más profundo del alma de un modo que
no lo puedo explicar, aquel mirar del Señor estaba impregnado de un
Amor inmenso.” Dice Jacinta que no hubiera podido estar así
mucho tiempo porque su alma se habría ido con Jesús.

La visión del Sagrado Corazón en Garabandal le impresionó más que la de Nuestra Señora y a pesar de que no le
ha vuelto a ver, cada vez que ve su imagen o habla de Él, tiene una fuerte sensación dentro de sí como de ver a
alguien muy querido que no es capaz de explicar. La visión siempre ha permanecido viva en mi mente. Recuerdo
habérselo dicho a mi madre, cuando dudaba si había visto a la Virgen y al Ángel; pero de esta visión del Sagrado
Corazón, aunque me fuese a morir, yo insistiría en que fue verdad. Es algo de lo que nunca dudé.

San Miguel Arcángel. Las apariciones del arcángel San Miguel en Garabandal fueron las más frecuentes,
después de las de la Virgen del Carmen. De hecho la precedió en solitario desde el 18 de junio hasta el día 1 de
julio de 1961 para preparar a las niñas y después la acompañó en su primera aparición, junto al arcángel San
Gabriel, el día 2 de julio, fiesta entonces de la Visitación.

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Más adelante San Miguel se encargó de dar la comunión a las niñas de Garabandal, en forma habitualmente
invisible a las demás personas presentes, excepto el día 18 de julio de 1962 (Milagruco). Además fue el
transmisor directo de los dos mensajes públicos que la Virgen dio en Garabandal. Hoy día, además de su
imagen en la Iglesia del pueblo, que vemos en la foto, existe una capilla dedicada a San Miguel a medio camino
entre Garabandal y los Pinos.

San Gabriel Arcángel. El arcángel San Gabriel se apareció en Garabandal en una sóla ocasión, coincidiendo con
el primer día que se manifestó la Virgen, el 2 de julio de 1961. Su aspecto era de un joven vestido con túnica
blanca, muy semejante aquel día a San Miguel a quien ya conocían las niñas, hasta el punto que dijeron que
parecían mellizos. En realidad las niñas no conocieron su identidad hasta pasado un tiempo. La presencia en
Garabandal del arcángel San Gabriel es muy significativa ya que se trata del ángel enviado por Dios al profeta
Daniel para explicarle los tiempos que faltan para poner fin a la rebeldía, para sellar los pecados, para expiar la
culpa, para instaurar justicia eterna, para sellar visión y profecía, para ungir el santo de los santos (Dan. 9, 24).

Santiago Apóstol. El Apóstol Santiago se apareció en Garabandal el día de su fiesta (25 de julio) del año 1961.
Su manifestación se realizó cabalgando por el cielo durante unos diez minutos cerca de la medianoche. El hecho
pudieron verlo muchas personas que estaban aquel día en Garabandal, y entre ellos D. Valentín Marichalar
párroco del pueblo. Por el modo de aparecerse no queda ningún mensaje en forma de palabras. Sin embargo es
significativo que se manifestara confirmando la tradición de constante ayuda a los españoles y naciones
hispanoamericanas en las batallas contra los enemigos de la fe.

Hace 300 años Francisco de Quevedo escribía al rey Felipe IV: “Dios hizo a Santiago, Patrón de España, que no
existía entonces, para que cuando llegue el día pudiera interceder por ella y volverla otra vez a la vida con su doctrina
y con su espada”. Sin duda, ese día queda muy cercano del tiempo de los sucesos anunciados en Garabandal.

San Miguel Arcángel San Gabriel Arcángel Apóstol Santiago

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Los hechos fueron...

En San Sebastián de Garabandal se conserva la huella dejada por la presencia de la Santísima Virgen María en las
casi 3000 apariciones públicas entre los años 1961 y 1965 a cuatro niñas de entre 11 y 12 años: Conchita
González, Mari Cruz González, Jacinta González y Mari Loli Mazón.

El 18 de junio de 1961 tuvo lugar la primera aparición de San Miguel Arcángel. En Garabandal, San Miguel se
apareció durante varios días a las cuatro niñas con el fin de prepararlas para la venida de la Virgen María en la
tarde del domingo, 2 de julio de 1961. El 1 de julio de 1961, el Ángel habló a las niñas y les dijo: "¿Sabéis por qué
he venido? Debo anunciaros que la Virgen Santísima se os aparecerá mañana como Nuestra Señora del Monte
Carmelo"

El 2 de julio, fiesta de la Visitación en aquel entonces, hacia las


seis de la tarde, las muchachas estaban en la "calleja", cuando la
Virgen se apareció con el niño Jesús y dos ángeles. A uno de los
ángeles le reconocieron como el que se les había estado
apareciendo, que después fue identificado como S. Miguel
Arcángel, y el otro parecía idéntico. Había más arriba, y a la
derecha, un ojo que las muchachas llamaron el ojo de Dios. Sin
miedo alguno, las niñas comenzaron a hablar con la Virgen.
Hablaban sobre sus familias y el trabajo que hacían en casa o en los
campos y la Virgen sonreía. Conchita dijo que era como si su Madre
hubiera estado ausente durante un viaje y acabara de volver.
Rezaron el rosario con la Virgen, y Ella les enseñaba a rezarlo bien.
Cuando la Virgen dijo que se tenía que marchar, las pequeñas le insistían para que no se fuera. Ella, para
consolarlas, les prometió volver al día siguiente.

Y volvería aún, no sólo al día siguiente, sino en centenares de encuentros, en ocasiones varias veces a lo largo
del día y de la noche. Las niñas sabían perfectamente cuándo iban a tener aparición, gracias a lo que ellas
mismas denominaban "las llamadas". Recibían tres "llamadas", que consistían en una alegría creciente que
precedía y anunciaba la aparición. A la tercera "llamada", la alegría era tan grande que salían corriendo desde
donde estuvieran hacia el lugar de la aparición, llegando casi simultáneamente y donde caían repentinamente de
rodillas y en trance extático.

En agosto de 1961 comenzaron las marchas extáticas, las


niñas comenzaron a caminar en éxtasis hacia delante y hacia
detrás a través de la aldea, con sus ojos fijos todo el tiempo
en lo alto.

Al comienzo de las apariciones, para hacer reír al Niño Jesús


que Nuestra Madre del Cielo a veces traía en brazos, las niñas
le ofrecían pequeñas piedras. El Niño no tomaba las piedras,
pero Nuestra Madre sí. Las besaba y encargaba a las niñas
que las dieran a determinadas personas después del éxtasis.
Al ver esto, los espectadores comenzaron a dar a las niñas
numerosos objetos religiosos para que fueran besados por
la Virgen, o los colocaban en una mesa puesta a un lado
para este propósito en los hogares de las niñas, cuando
ellas no estaban presentes. No había manera de que ellas supieran a quién pertenecía cada artículo. Aún así,
en éxtasis, la cabeza siempre alzada con los ojos fijos en el cielo, guiadas sólo por su visión, nunca se
equivocaban en las miles de veces que devolvieron rosarios, medallas, anillos de boda u otros artículos a sus
legítimos dueños. Entre los objetos, apareció un día una polvera. Las mismas niñas se extrañaron al ver este
objeto profano presentado para ser besado por la Virgen y se resistían a ello, pero cuando la Virgen llegó, lo
primero que pidió para besar fue la polvera, diciendo que era "algo de su Hijo". Al terminar el éxtasis, la dueña de
la polvera desveló que, durante la Guerra Civil Española, aquella polvera había servido para llevar la Eucaristía a
escondidas a personas encarceladas que iban a ser ejecutadas.

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Durante los éxtasis, nuestras pequeñas
protagonistas, llevaban siempre un crucifijo que
ofrecían a las personas presentes para que lo
veneraran. Por orden de la Virgen solían extender el
crucifijo a quien Ella les indicaba. Después de un
éxtasis, Conchita se enteró de que todos aquellos a
los que había dado a besar el crucifijo eran
sacerdotes vestidos de civil. Fueron numerosas las
ocasiones en que las niñas en éxtasis reconocieron a
los sacerdotes y religiosos vestidos de paisano, sin
tener ninguna otra señal para saberlo que lo que les
dijera su visión.

Poco a poco, a medida que la noticia fue corriendo de


boca en boca, comenzaron a llegar visitantes venidos
de fuera del pueblo, de fuera incluso de España,
hasta el punto de que pronto llegarán a juntarse de
500 a 3000 personas por día, que se unirán al rezo de
los vecinos de Garabandal en espera de la aparición.

Pronto, al lado de las niñas en éxtasis, se vio


aparecer a muchos sacerdotes y médicos decididos a
probar la verdad o falsedad de las apariciones. Entre
los primeros, llegaron a este rincón de la montaña
teólogos de prestigio, profesores, sacerdotes
diocesanos y religiosos, algunos de ellos con
importantes cargos dentro de la Iglesia. Realizaron
sus indagaciones a nivel teológico y doctrinal y
examinaron la vida de las niñas. Pudieron
comprobar que eran niñas perfectamente sanas y
equilibradas, sin ansia de espectacularidad, aun
cuando no dejaran de tener "cosas de niñas" cuando
estaban fuera del éxtasis, lo cual las hacía más
normales si cabe. Comprobaron que, en todo el
tiempo que duraron las apariciones, las niñas no
desatendieron sus obligaciones escolares, ni la
ayuda en casa o en las labores del campo, y eso a pesar de que la aparición las hubiera mantenido en vela hasta
altas horas de la madrugada, sufriendo muchas veces las inclemencias del tiempo: la lluvia, el frío o la nieve. La
misma Virgen les repetía a menudo que fueran obedientes a sus padres. También las animaba a hacer
sacrificios, en concreto por los sacerdotes, para que fueran santos, y por los que dudaban, para que siguieran
siendo sacerdotes. Les enseñó a tener horror al pecado, ayudándolas a formar su conciencia, respondiendo a las
mil preguntas que le ponían las niñas. Las niñas afirmaron que después de ver a la Virgen tenían más ganas de
amar a Jesús y a María y de hablar a todos del Señor y de su Madre Santísima. Llama siempre la atención ese
trato sencillo y confiado que las niñas tenían con su Madre del Cielo, que hasta jugó con ellas en ocasiones y que
con frecuencia las despedía con un beso.

Los médicos, por su parte, comprobaron asombrados los extraños fenómenos físicos que acompañaban a los
éxtasis. Durante estos, la insensibilidad al dolor era total, aun cuando se les pinchase con agujas o incluso se
les quemase con cigarrillos. Sus cuerpos adquirían un peso extraordinario que hacía imposible levantarlas u
obligarlas a hacer el más mínimo movimiento de sus miembros. Sus ojos abiertos contemplando la aparición
eran bombardeados con la luz de focos potentes y de flashes sin que la expresión de sus rostros fuera perturbada.
Corrían hacia el lugar de su visión llegando antes que nadie, incluso de jóvenes fuertes y entrenados, y llegaban
sin señales del esfuerzo físico realizado, mientras que los demás lo hacían ahogados y sudorosos. Caían de
rodillas estrepitosamente sobre las rocas sin hacerse ningún daño. Caminaban en éxtasis hacia delante y hacia
detrás por las callejuelas mal empedradas de la aldea o incluso campo a través, con la cabeza totalmente alzada,

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sus ojos fijos en lo alto todo el tiempo, sin ver por dónde iban y sin caerse ni tropezarse nunca. Nada de esto tiene
una explicación natural.

Entre los muchos sacerdotes que subieron a Garabandal para estudiar los hechos estaba el P. Luis Mª Andreu,
jesuita, que subió a Garabandal junto con su hermano, el también jesuita P. Ramón Andreu, movidos ambos
más por la curiosidad que por la esperanza de encontrar cosas serias. Lo que vieron les convenció bien pronto de
la verdad de lo que contaban las niñas. El 8 de agosto 1961 el P. Luis Mª Andreu hizo una segunda visita a
Garabandal. Por la noche, al entrar las niñas en éxtasis, se colocó cerca de ellas para observarlas con
detenimiento. De repente, los que estaban con él pudieron ver cómo una indescriptible emoción invadía al
Padre. Su rostro cambió de aspecto y las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas. De repente, gritó:
"¡Milagro, milagro, milagro, milagro!". En el coche que le llevaba de regreso a su residencia esa misma noche,
sus compañeros de viaje se quedaron impresionados por la alegría que desbordaba al Padre y por la seguridad
con la que hablaba de los hechos de Garabandal. Repetía emocionado: "¡Qué contento estoy! ¡Qué regalo me ha
hecho la Virgen! ¡Vaya suerte tener una Madre así en el Cielo! Yo no puedo tener la menor duda sobre la verdad
de las visiones. ¡Hoy es el día más feliz de mi vida!" Después de esta última frase quedó en silencio. "¿Padre, le
pasa algo?" El P. Luis Mª Andreu había muerto. Era un hombre todavía joven al que no se le conocía ninguna
enfermedad. La Virgen dijo a las niñas que el día 8 de agosto,” el P. Luis Mª Andreu, no sólo la había visto a Ella,
sino que había tenido también una visión del Gran Milagro que vendría.”

El Padre Luis Mª Andreu en el momento de su visión particular junto a las niñas videntes

¿De qué Milagro estaba hablando la Virgen?

En octubre de 1961, la Virgen comunicó a Conchita el Gran Milagro, más tarde también lo comunicó a las otras
tres. Conchita dice que será un jueves a las 8.30 h. de la tarde y durará un cuarto de hora; pero una señal
quedará visible en los pinos hasta el final de los tiempos. Coincidirá con un gran evento eclesial. Sanarán los
enfermos que estén allí, los pecadores se convertirán y los incrédulos creerán. Conchita sabe la fecha del
Milagro y lo anunciará con ocho días de anticipación. Antes del Gran Milagro habrá un aviso sobrenatural que
vendrá directamente de Dios para prepararnos. El aviso se verá en el Cielo en todo el mundo y será sentido por
todos, cualquiera que sea su condición y conocimiento de Dios, exactamente al mismo tiempo. Será una
experiencia terrible pero para el bien de nuestras almas porque veremos en el interior de nosotros mismos, en

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nuestra conciencia, el bien y el mal que hemos hecho. Dios desea nuestra salvación. Por eso, el aviso no tiene
como finalidad el temor sino que nos acerquemos más a Él y tengamos más fe. Si después del Milagro el
mundo no cambia vendrá un castigo. Dice Conchita: "El Castigo, si no cambiamos, será horrible. Nosotras, Loli,
Jacinta y yo, lo hemos visto; pero yo no puedo decir en qué consiste, porque no tengo permiso de la Virgen".

18 de octubre de 1961 PRIMER MENSAJE

Un día importante, sin duda, en la historia de las apariciones de nuestra Señora en Garabandal fue el 18 de
octubre de 1961, fecha en que la Virgen dio permiso a las niñas para comunicar a todos su primer mensaje. La
fuerte lluvia, que no cesó en todo el día, no desanimó a las miles de personas que ese día llegaron hasta
Garabandal. Al caer la tarde, en los Pinos, las niñas leyeron el texto del mensaje: "Hay que hacer muchos
sacrificios, mucha penitencia, visitar al Santísimo, pero antes tenemos que ser muy buenos. Y si no lo hacemos
nos vendrá un castigo. Ya se está llenando la copa y si no cambiamos nos vendrá un castigo muy grande". Con
sencillez de madre, María Santísima daba a sus hijos las indicaciones que estos necesitaban oír para bien de sus
almas. Si no tomamos el camino de la Cruz, si la Eucaristía no es el centro de nuestras vidas y de cada uno de
nuestros días, si no somos buenos, si no nos convertimos, el Señor no tendrá más remedio que intervenir para
que comprendamos la importancia de lo que está en juego, nuestra salvación.

Tras la comunicación de este primer mensaje, las niñas pedían con frecuencia a la Virgen que hiciese un
milagro para que la gente creyese en las apariciones. Cuando en el pueblo no iba a haber misa, para que las
niñas no quedaran sin comulgar, el mismo San Miguel venía para darles la comunión. Un día, San Miguel
comunicó a Conchita que en una de esas ocasiones en que él le traía la comunión, la forma se haría visible en su
lengua. A Conchita no le pareció un gran milagro porque ella pensaba que la forma era siempre visible a los
presentes. Cuando llegó el día, que había sido anunciado por Conchita quince días antes, había cientos de
personas en el pueblo. En la noche del 18 al 19 de julio de 1962, a la una y media de la madrugada, ocurrió el
milagro, un milagro precisamente eucarístico. Parece lo justo, dado que ayudarnos a profundizar en el amor y
veneración por la Eucaristía parece una de las claves de lo que la Virgen vino a hacer a Garabandal. Uno de los
presentes pudo grabar algunos instantes en vídeo donde se ve la forma blanca aparecer en la boca de Conchita.

Instántanea captada en el preciso momento del milagro.

Durante los dos primeros años, las manifestaciones del Cielo se multiplicaban sin parar. A partir de 1963, las niñas
ya no tuvieron tantas apariciones como al principio, y a veces el Cielo se comunicaba con ellas a través de
locuciones interiores, que ellas sentían pronunciar en su alma por la Virgen y en alguna ocasión por el mismo
Señor. A pesar de eso, las peregrinaciones seguían fluyendo hacia Garabandal con un aumento notable en el
número de peregrinos procedentes del extranjero. Al apartado pueblo de la montaña llegaban auténticas
personalidades del mundo eclesial, periodistas de importantes medios, diplomáticos, empresarios, escritores...
Se dieron casos de conversiones notables y curaciones de índole físico y espiritual. En Garabandal, la Virgen
parece especializada en sanar los corazones y las almas.

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18 de junio de 1965 SEGUNDO MENSAJE

El segundo mensaje de la Virgen llegó pocos meses antes del fin de las apariciones, el 18 de junio del 1965. Es
San Miguel el encargado de comunicar el mensaje a Conchita de parte de la Virgen. Las lágrimas ruedan por el
rostro de la muchacha a medida que él va hablando. "Como no se ha cumplido y no se ha dado mucho a conocer
mi mensaje del 18 de octubre de 1961, os diré que este es el último. Antes, la copa se estaba llenando, ahora,
está rebosando. Muchos cardenales, obispos y sacerdotes van por el camino de la perdición, y con ellos llevan a
muchas más almas. A la Eucaristía cada vez se le da menos importancia. Debéis evitar la ira del buen Dios
sobre vosotros con vuestros esfuerzos. Si le pedís perdón con alma sincera, Él os perdonará. Yo, vuestra Madre,
por intercesión del Ángel San Miguel, os quiero decir que os enmendéis. ¡Ya estáis en los últimos avisos! Os
quiero mucho y no quiero vuestra condenación. Pedidnos sinceramente y nosotros os lo daremos. Debéis
sacrificaros más. Pensad en la Pasión de Jesús".

El mensaje, breve en palabras, era verdaderamente largo en contenido y no hacía sino describir la dolorosa
situación que estaba viviendo la Iglesia Católica, a punto de concluir el Concilio Vaticano II. Pocos meses después
de la comunicación de este segundo mensaje, Pablo VI publicaría la encíclica Mysterium Fidei, en la que el
Pontífice expresaría precisamente su grave preocupación por la confusión doctrinal respecto al mayor tesoro que
la Iglesia posee, la Eucaristía. Pero, el 18 de junio de 1965, Conchita no podía conocer lo que estaba sucediendo,
porque la crisis de doctrina y culto que comenzaba a estallar en el seno de la Iglesia, apenas había llegado a
España, y menos a esa aldea perdida en la montaña. De igual manera, la gran crisis sacerdotal todavía no se podía
ni imaginar, y sin embargo pronto se convertiría en motivo de nuevo y profundo sufrimiento para el sucesor de
Pedro y para toda la Iglesia.

13 de Noviembre de 1965 ALEGRÍA Y TRISTEZA

El 13 de noviembre de 1965 fue para Conchita un día de alegría y tristeza mezcladas. Subió sola a los Pinos, bajo
la lluvia. María Santísima se apareció de nuevo a la joven. Venía con el Niño, muy sonriente, pero esta vez sería la
última. La Virgen, dirigiéndose a Conchita, dijo: "¡Háblame, Conchita, háblame de mis hijos! A todos los llevo
debajo de mi manto (…) Os quiero mucho y deseo vuestra salvación (…) Pon de tu parte todo lo que puedas y
nosotros te ayudaremos. Esta será la última vez que me verás aquí, pero estaré siempre contigo y con todos
mis hijos. Conchita, debes visitar más a mi Hijo en el Sagrario. ¿Por qué te dejas llevar de la pereza para no
visitarle? Él os está esperando día y noche". Conchita dijo a la Virgen: "¡Qué feliz soy cuando os veo. ¿Por qué no
me llevas ahora contigo?". Ella le contestó: "Acuérdate de lo que te dije el día de tu santo. Cuando te presentes
delante de Dios tienes que mostrarle tus manos, llenas de obras hechas por ti a favor de tus hermanos y para
gloria de Dios. En este momento tienes las manos vacías".

Lugar llamado Los Pinos

Así terminaron las manifestaciones visibles de nuestra Señora en Garabandal. Los momentos felices que las niñas
habían pasado con su Madre Celestial habían terminado, pero sentían aún su presencia y los efectos dejados en
su alma. Conchita dijo de las apariciones: "Me dejaron el alma llena de paz y alegría y de un gran deseo de
vencer mis defectos y de amar al Señor y a su Madre Santísima con todas mis fuerzas".

Son los mismos efectos que nuestra Madre del Cielo quiere dejar en las almas de todos sus hijos: la certeza de
tener una Madre muy cercana que vela por nosotros, el deseo de conversión que nace en el alma que medita la
Pasión, el amor y la veneración por el tesoro más precioso que posee la Iglesia: la Eucaristía. María Santísima

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estará siempre con todos sus hijos. Lo que prometió a Conchita en esa última aparición nos lo promete a
nosotros: “Nosotros te ayudaremos. Yo estaré siempre contigo y con todos mis hijos".

Las cuatro niñas vivieron con la Virgen María una experiencia tierna y familiar. De Ella aprendieron
enseñanzas y vivencias que les ayudaron a vivir familiarmente con Dios en la vida diaria.

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SOBRE LAS PROFECÍAS

Todo el mundo se pregunta cuando viene el Aviso y el


Milagro. Lo cierto es que sólo Conchita conoce la fecha
del Milagro, ya que la Virgen le dijo que será un jueves y le
dijo también el día, el mes y el año para que lo anunciase
al mundo ocho días antes. Sobre esto ha habido confusión
ya que se ha dicho que más gente sabe por ella la fecha
del Milagro, pero no es así, lo más que ella ha dado
conocer privadamente son circunstancias del día del
Milagro, como el acontecimiento muy importante para la
Iglesia que coincidirá con la fecha del Milagro y que el
Papa verá el Milagro desde donde esté.

Todo lo que se dice sobre fechas que se vienen dando son sólo especulaciones. La Virgen dijo que habrá permiso
oficial para que los Sacerdotes, Religiosos y Religiosas suban a Garabandal, un tiempo antes del gran día del
Milagro. La Virgen María dijo que, antes del Milagro, el Obispo que esté en Santander, recibirá una prueba
personal para que dé permiso Oficial a los Sacerdotes de subir y en esas fechas se retirarán todas las notas
negativas.

Urge mucho que se haga la Oración y Penitencia que tanto nos pide la Santísima Virgen María en sus Mensajes. El
santo sacerdote estigmatizado Padre Pío de Pietrelcina conocía personalmente las Apariciones de Garabandal
de sus conversaciones personales con la Virgen María y escribió en vida a Conchita diciéndole entre otras cosas
"no creerán en vuestras Apariciones y cuando crean será demasiado tarde".

El 3 de marzo de 1962, las cuatro jóvenes videntes: Conchita, Mari Loli,


Jacinta y Mari Cruz, recibieron una carta anónima en San Sebastián de
Garabandal. Este incidente fue contado por el Doctor Celestino Ortiz,
un incuestionable testigo, y sobre él hace un recuento el Padre
Eusebio García de Pesquera en su libro "Se fue con prisas a la
Montaña". Lo explica así:

Félix López, un antiguo alumno del Seminario Mayor de Derio


(Bilbao), que luego fue profesor en la escuela de Garabandal, estaba
reunido con algunas personas en la cocina en casa de Conchita. La
niña recibió una carta que no entendió, así que le solicitó a Félix que se
la tradujera. Estaba escrita en italiano y Félix, después de leerla dijo:
«Por su estilo bien podría ser del Padre Pío». Conchita le preguntó si conocía la dirección del Padre Pío y al recibir
una contestación afirmativa le pidió que le ayudara a escribirle una carta para dar respuesta a la suya y
manifestarle su agradecimiento.
Una vez que habían terminado la carta, la dejaron sobre la mesa de la cocina, sin doblarla. Después de un rato,
Conchita entró en éxtasis y rezó el Rosario. Al regresar a su estado normal, Félix le preguntó: «¿Preguntaste a la
Virgen si la carta era del Padre Pío?» «Sí, y me dio una respuesta secreta para enviarle.» La niña subió a su
habitación, regresando poco más tarde con un papel escrito a mano. Delante de todos, metió el papel en el sobre,
en el que había ya sido escrita la dirección del Padre Pío por el profesor, sellándolo luego. La carta que había
llegado a Conchita, sin firma y sin dirección de regreso, pero con sello italiano, decía lo siguiente:

“Mis queridas niñas:


A las nueve de la mañana, la Santísima Virgen me encomendó que os dijera lo siguiente: «¡Oh, benditas niñas
de San Sebastián de Garabandal! Yo os prometo que estaré con vosotras hasta el fin de los siglos y que
vosotras estaréis conmigo durante el fin del mundo y después, unidas conmigo en la gloria del Paraíso». Os
envío una copia del Santo Rosario de Fátima, que la Virgen me pidió que os enviara. El Rosario fue compuesto
por la Virgen y debe ser propagado para la salvación de los pecadores y para la preservación de la humanidad
de los terribles castigos con los que el buen Dios la amenaza. Os doy un consejo: Rezad y haced que los demás
recen porque el mundo está a comienzos de la perdición. No creen en vosotras ni en vuestras conversaciones
con la Señora de Blanco; lo harán cuando ya sea demasiado tarde.”

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Ya en 1965 el Arcángel San Miguel dijo "la Copa está ya rebosando", por los pecados del mundo, señal
apocalíptica que hizo decir a la Virgen que "no esperamos el Castigo, pero sin esperarlo vendrá si no se deja de
ofender a Dios". La Santísima Virgen le dijo a Conchita que poco antes del Milagro muy poca gente creerá en
Garabandal.

El Aviso: Antes del Gran Milagro, habrá un aviso sobrenatural que vendrá directamente de Dios para
prepararnos. El aviso se verá en el Cielo desde cualquier parte del mundo y será sentido por todos, cualquiera que
sea su condición y conocimiento de Dios, exactamente al mismo tiempo. Será una experiencia terrible, pero para
el bien de nuestras almas, porque veremos en el interior de nosotros mismos, en nuestra conciencia, el bien y el
mal que hemos hecho. Dios desea nuestra salvación, entonces el aviso no tiene como finalidad el temor sino que
nos acerquemos más a Él y tengamos más fe.

El Milagro: En octubre de 1961, la Virgen comunicó a Conchita el Gran Milagro, más tarde también lo comunicó a
las otras tres. Conchita dice que será un jueves a las 8:30 de la tarde y que durará un cuarto de hora; pero una
señal quedará visible en los pinos hasta el finalde los tiempos. Coincidirá con un gran evento eclesial. Sanarán los
enfermos que estén allí, los pecadores se convertirán y los incrédulos creerán. Conchita sabe la fecha del Milagro
y lo anunciará con ocho días de anticipación.

El Milagro de Garabandal es el hecho central de los profetizados en las apariciones de Garabandal. Se conocen
algunos detalles sobre él pero no se conoce su contenido sino tan solo indirectamente por circunstancias
periféricas al propio hecho que han contado las niñas de Garabandal. Entre esos detalles que han dicho se sabe
que será el mayor Milagro de la historia, después, de la Resurrección de Jesucristo. Para ver el Milagro y
aprovechar su contenido espiritual se requiere un nivel de purificación interior que lo favorecerá el Aviso previo de
carácter global.

Su objeto es dar una última gran ayuda a los hombres para su conversión pues si el mundo no cambia con esto,
Dios permitirá una gran tribulación y un Castigo de purificación universal. En palabras deConchita, como el
Castigo es muy, muy grande, como lo merecemos, el milagro también es inmensamente grande, como el mundo
lo necesita.

La Virgen pidió a Dios el Milagro como último remedio para evitar o atenuar el Castigo. Los efectos interiores en
las personas que lo vean directamenteserá que creerán, como ocurrió al Padre Luis Andreu, y los pecadores se
convertirán.

Entre los efectos visibles del Milagro estarán que los enfermos que lo presencien sanarán. Su desarrollo se
podrá televisar, si bien no está claro cómo participarán de los efectos quienes lo vean por este medio.
Quedará una señal permanente en el pino que se aparecía la Virgen, frente a la última estación actual del Vía
Crucis que finaliza en los Pinos. Esta señal permanente posterior al Milagro se podrá ver y filmar pero no tocar. El
Papa verá el Milagro desde donde esté, lo cual parece corroborar que para entonces habrá tenido que salir de
Roma para esconderse, pues las circunstancias de persecución a los cristianos del entorno del Aviso aún
persistirán en la mayor parte del mundo.

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Geográficamente el Milagro se podrá ver no solo en los Pinos de Garabandal, sino en las montañas adyacentes,
es decir parece que ocurrirá en el aire y más probablemente en el cielo. Respecto al momento, Conchita conoce
la fecha exacta, que no puede decir hasta 8 días antes, pero si ha avanzado que el Milagro ocurrirá
en jueves, festividad de un mártir de la Eucaristía, entre los días 8 y 16 del mes de marzo, abril o mayo. En el
momento actual estos datos limitan las fechas posibles a los días 11 (S. Estanislao) y 13 (S.Hermenegildo) de
abril. La hora local en que ocurrirá el Milagro será hacia las 20:30, es decir casi de noche, y durará unos 15
minutos. Ocurrirá dentro de los siguientes 12 meses al Aviso, aunque posiblemente en año diferente. Las
circunstancias sociales, por algún motivo próximo, serán de incredulidad, lo cual junto a otros posibles motivos,
hará que la asistencia no sea tan numerosa como cabría esperar. No obstante aquel día coincidirá con un
acontecimiento importante para la Iglesia, infrecuente, feliz y venturoso.

Un estudio más completo sobre el Milagro de Garabandal, relacionado con menciones en la Sagrada Escritura a
este importante suceso, puede verse en el libro "Garabandal, 50 años después"

El Castigo: Si finalmente los hombres no se convierten el primer mensaje formal de Garabandal habla de un
castigo divino a la humanidad, de magnitud desconocida en la historia. Como el castigo es muy, muy grande,
como lo merecemos, el milagro también es inmensamente grande, como el mundo lo necesita.

El contenido del Castigo se les reveló a las niñas de Garabandal un mes antes de ocurrir el milagro de la
Comunión visible, en dos noches sucesivas anteriores a la fiesta del Corpus de 1962, es decir casi en el primer
aniversario de la primera aparición del Ángel en Garabandal. Como resultado de lo que vieron la primera noche,
las niñas dieron gritos impresionantes que asustaron a todo el pueblo que asistía a cierta distancia al éxtasis.

Para la siguiente noche las niñas indicaron que todos debían quedar lejos de ellas de modo que no se las viera,
aunque ellas estarían en el Cuadro. Entre lo que se alcanzaba a oír se escuchaba: ¡Oh, permitid que los niños
pequeños mueran antes de que esto suceda; dad tiempo a que la gente se pueda confesar antes de que
suceda… ¡Espera! ¡Espera!...¡Que se confiesen todos!... ¡Ay!... ¡Ay!... Los asistentes empezaron a pedir y
pedirse perdón públicamente.

Entre los asistentes aquella noche en Garabandal el Padre Larrazabal, que había llegado para ayudar en la
festividad del Corpus, rezaba muy emocionado en alta voz y todos le seguían. Cuando cesaba un momento, las
niñas, de la manera más angustiosa, volvían a llorar y a gritar, aplacándose de nuevo cuando proseguía el rezo de
los asistentes.

La madre de Jacinta, una de las cuatro niñas, recuerda que las oía llorar con tales voces y tal horror, que quiso
correr hacia su hija, para ver qué pasaba, pero la echaron hacia atrás. Años más tarde, recordando el suceso el
albañil del pueblo, se jactaba de ser hombre que no conoce el miedo, que anda de noche por cualquier rincón del
pueblo o por caminos apartados de los montes de Garabandal, sin sobresalto ni temblor. Pero aquella noche de
los gritos, reunidos todos allí en la oscuridad, oyendo a distancia los llantos y los chillidos de las niñas..., le
temblaban de tal modo las piernas, que las rodillas daban la una contra la otra sin que lo pudiera remediar: nunca
he vivido cosa igual. La impresionante aparición acabó hacia las dos de la madrugada. Al volver a la normalidad,
dijeron las niñas que se quedaban allí, todo el resto de la noche, en oración. Todos quedaron rezando con ellas
hasta las seis de la mañana. A esa hora, el sacerdote se fue para la iglesia. Le siguió y se confesó todo el pueblo.

Días más tarde escribieron algunas líneas sobre lo que habían visto. La Virgen nos ha dicho que no esperamos el
Castigo, pero sin esperarlo vendrá; porque el mundo no ha cambiado y ya lo ha dicho con ésta dos veces y no
la atendemos, porque el mundo está peor y hay que cambiar mucho y no ha cambiado nada. Preparaos,
confesar, que el Castigo pronto vendrá, y el mundo sigue igual. Lo digo: que el mundo sigue igual. ¡Qué pena
que no cambie! Pronto vendrá el Castigo muy grande, si no cambia.

Recordando años después este texto que escribieron, Loli añadió algunos detalles. Aquello era horrible de ver.
Nosotras estábamos totalmente espantadas... y yo no encuentro palabras para explicar aquello...Veíamos

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ríos que se convertían en sangre... fuego que caía del cielo... Y algo mucho peor aún, que yo no puedo revelar
ahora. En cualquier caso la Virgen dijo a Conchita que el Castigo no es una guerra, sino algo que viene de
Dios.

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LAS NIÑAS

Conchita González González, nació el 7 de febrero de 1949.


Era la última y la única chica de los hijos de Aniceta
González, que perdió tempranamente a su marido. Tenía
tres hermanos mayores que ella: Serafín, que trabajaba en
las minas en la provincia de León; Aniceto, al que llamaban
familiarmente Cetuco y que murió en 1965; y Miguel. El 26
de mayo de 1973, Conchita se casó con Patrick J. Keena en
Long Island (Nueva York), donde vive actualmente. Tiene
cuatro hijos: María Concepción, Fátima Miriam, Ana María
Josefa y Patrick Joseph María. Conchita escribió un Diario
personal que aquí os dejamos: Diario de Conchita.

Jacinta González González, nació el 27 de abril de 1949. Sus padres eran Simón y María, cristianos de gran fe. La
familia estaba formada por ocho hijos. Jacinta se casó con Jeffrey Moynihan, de California (EE.UU.), el 21 de
febrero de 1976. Tiene una hija, María, y actualmente vive a las afueras de Los Ángeles, California

María Cruz González Barrido, nació el 21 de junio de 1950. Hija de Escolástico y Pilar. Su familia era menos
fervorosa. Aunque era un año más joven, era tan alta como sus tres compañeras. Se casó con Ignacio Caballero en
mayo de 1970. Tienen 4 hijos y actualmente residen en Avilés, Asturias.

María Dolores Mazón González, (D.E.P) nació el 1 de mayo de 1949. La llamaban Loli y era la segunda de los 6
hijos de Ceferino y Julia. Ceferino llevaba la alcaldía del pueblo y, además de las cosas del campo, tenía un
pequeño establecimiento o taberna. Loli se casó con Francis Lafelur en Massachusetts (EE.UU.) en 1974, con
quien tuvo 3 hijos: Francis, María Melanie y María Dolores. Durante 7 años padeció la enfermedad autoinmune
"lupus eritematoso" en el aparato respiratorio, que se agravó hasta causarle la muerte el 20 de abril de 2009, a la
edad de 59 años, en su domicilio de Plaistow (Masachusetts, EE.UU.).

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Fuentes:

http://www.garabandal.it/es/

http://www.garabandal.org.es/

Antonio Yagüe, Garabandal 50 años después

Diario de Conchita

Padre Francisco A. Benac S.J

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