DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN ARTÍSTICA CONSERVATORIO PROVINCIAL DE MÚSICA de TRES ARROYOS CARRERA: Profesorado de Música con orientación en Instrumento MATERIA: PERSPECTIVA FILOSÓFICO PEDAGÓGICA II AÑO: 2º PROFESORA: MEDINA MENDOZA Inés Natalia CICLO: 2020
ALUMNO: Joaquín Etcheverry
Tanto Barrico como Meirieu coinciden en que la llegada de la tecnología a la vida de la
sociedad ha impactado fuertemente sobre la educación. Ambos son partidarios de incluirlas dentro del aula, como parte del proceso educativo, asumiendo la escuela el rol de enseñar a sus alumnos cómo utilizarlas. Se coincide en que la resistencia a ese cambio no tiene ningún sentido, aunque pueden aparecer conductas de ese tipo, basadas fundamentalmente en la resistencia al cambio por parte de los adultos. En este sentido, es crucial una buena comunicación entre los adultos (sujetos que enseñan) y los jóvenes (sujetos que aprenden) para que dicha enseñanza pueda ser llevada a cabo. Se debe tener en cuenta que el conocimiento es un hecho social. Su génesis está en los esfuerzos y representaciones elaboradas por todos los integrantes de una sociedad, en su esfuerzo por comprender de la mejor manera posible la realizada que los rodea. Según Meirieu, en este contexto de incorporación de nuevas tecnologías, la escuela tiene un doble rol: - Reconsiderar los aportes de lo digital como herramienta pedagógica. Aprovechar la oportunidad para plantear ejercicios acordes a la velocidad de cada alumno, teniendo paciencia a los errores y de esa manera evitar las frustraciones. Enseñar el uso de los motores de búsqueda, enseñar a seleccionar la información, discernir cuál es confiable y cuál no. - Introducir espacios de observación, reflexión, meditación, que hacen de contrapeso a la aceleración permanente a la que son sumergidos los alumnos (provocada por el empleo de las tecnologías). Ayudar a los alumnos a que transformen sus opiniones, en convicciones razonadas. En este sentido, un diálogo entre sujeto que enseña y sujeto que aprende se puede dar de manera fructífera sólo cuando se da igualdad de condiciones entre ambos participantes, por lo que es necesario que ambas partes se sometan a las características de la nueva realidad (ambos conozcan las particularidades del medio en el cual se desenvuelven) para que de los espacios de reflexión y crítica a la realidad pueda arribarse al conocimiento. La única posibilidad que tiene la educación (entendida como ciencia social crítica) para poder realizar una transformación en la sociedad, es involucrándose con la sociedad actual, tomando en cuenta las distintas realidades y pudiendo tener la “empatía” necesaria para poder comprender los distintos puntos de vista. De esta manera se establecerán vínculos de diálogo e intercambio más productivos entre los distintos actores. Las tecnologías brindan esa posibilidad, pudiendo adaptar las ejercitaciones propuestas a las diferentes características de cada uno de los alumnos o grupos de alumnos, de modo de maximizar el potencial de cada uno de ellos. El conocimiento científico que los educadores aportan al aula debe dialogar con el conocimiento empírico e intuitivo que traen habitualmente los sujetos que aprenden (todas las personas tienen la capacidad de reflexionar e interrogar el mundo en el que viven), de modo de generar espacios de encuentro y crítica (autocrítica), que ponga en duda permanentemente las convicciones de uno y otro. Esto conlleva a la construcción de un conocimiento transformador de la realidad de ambos. Es, además, una buena forma de sortear la resistencia a los nuevos cambios que pudieran aparecer, ya que el diálogo hace desaparecer las sensaciones de “amenaza” y “peligro” que pudieran llegar a percibir ciertas personas ante los cambios de paradigma (introducidos en este caso puntual por las nuevas tecnologías). El correcto empleo de las innovaciones tecnológicas en la educación, su correcto uso y la reflexión sobre lo allí encontrado, llevan a que se aumente el acervo de conocimientos de una sociedad, con la consecuente emancipación de los educandos, logrando de ese modo una toma de conciencia sobre su lugar en la sociedad.