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SOLTAR PARA VIVIR, RITUALES TERAPÉUTICOS

Desde el momento de la concepción el ser humano se enfrenta a un sinfín de situaciones,


desafíos, alegrías y pérdidas que son parte de su ciclo vital y que requieren un proceso de
adaptación y ajuste continuo para poder mantener su bienestar biopsicosocial; uno de esos
sucesos naturales de la vida es la muerte como destino inevitable de todo ser vivo, siendo la
culminación de la vida y un evento incierto antes y después de ella; este desenlace no culmina
allí, debido a las afectaciones que pueden producirse a los que rodean al fallecido, en donde se
genera una serie de reacciones que surgen tan pronto se da la noticia, lo cual se conoce como
duelo.

A pesar de que la muerte es un evento universal y todo ser humano la experimenta,


diversas partes del mundo la viven y la asumen de diferentes maneras, en donde se tiene en
cuenta la ubicación geográfica, la cultura, la manera en como suceden los hechos, y en la forma
como el hombre regula las emociones. Por tanto, Borgeois citado por Vargas, R. en el año 2003
refiere al duelo como "La pérdida de un familiar y/o un ser querido con sus consecuencias psico-
afectivas, sus manifestaciones exteriores y rituales y el proceso psicológico evolutivo
consecutivo a la pérdida".

Referente a lo anterior, el duelo es un proceso que abarca una gran cantidad de aspectos,
uno en particular es la cultura dentro de la cual se desencadenan rituales con el fin de llevar a la
persona a un estado de aprendizaje y aceptación de la perdida. En culturas como el islam que
asumen la concepción de la muerte con alegría. Los islámicos explica los pasos a seguir antes,
durante y después de la muerte de un familiar, desde antes de la llegada de la muerte hasta el
entierro, se conforma toda una ceremonia del adiós para esta importante etapa de la vida.

Dentro de tiendas multicolores llamadas shader situadas frente a la casa del fallecido, se
lleva a cabo una oración por el difunto en la que, generalmente, sólo los hombres pueden
participar, puesto que en estas oportunidades las mujeres suelen quedarse dentro de la casa. El
rezo, llamado salat-l- janazah, está dirigido por un Imam. Tras el salat, solo los hombres acuden
al cementerio en un cortejo fúnebre para proceder al entierro, no se práctica la cremación y la
costumbre de visitar las tumbas de fallecidos no es muy difundida (Scalici, E., 2013).

Por otro lado, en el Tibet la existencia de la muerte llega a ser un estimulante para el
desarrollo del hombre ya que es utilizada como un elemento psicológico indispensable para la
consciencia del carácter transitorio de la vida, del cambio de todas las cosas y del valor precioso
de la vida. En este sentido, la muerte no es vista como un enemigo que se debe combatir y evitar
a toda costa, sino como un aspecto indispensable de la vida. Luego de la muerte física, esta
filosofía ancestral enseña que el arte de morir es tan importante como el arte de vivir, y que el
futuro del alma depende de una muerte correctamente aceptada por él mismo, y controlada por
un familiar u otra persona, quién lo acompañará en este proceso (Scalici, E., 2013).

De igual forma, en la cultura mexicana se combina los símbolos nativos con los católicos,
es donde se lleva a cabo el Día de los muertos, con la concepción de que el fallecido no se fuera
solo sino con alimentos, armas y riquezas, por lo que practican las ofrendas y los altares en un
ambiente festivo. Sin embargo, en África, en el Lumbalú se canta, se llora, se baila y se alaba al
fallecido, que está presente. La vela dura 9 días, y si se honra bien al fallecido con este rito, se
considera que logrará traspasar al mundo de los muertos. El Lumbalú mantiene como idea
principal la solidaridad e identidad comunitaria ya que refuerza los vínculos de grupo (Scalici,
E., 2013).
En las culturas orientales que practican el budismo, la vida no acaba con la muerte. La
persona se reencarna en otra vida y debe aprender en cada vida, lecciones para ir mejorando
hasta llegar a ser un ser puro espiritual, que se ha ido perfeccionando a través de esas diferentes
vidas. Según la visión budista, la vida es eterna ya que atraviesa sucesivas encarnaciones, la
muerte no se considera tanto el cese de una existencia como el principio de una nueva. Para los
budistas el fenómeno de la trasmigración es obvio, así que la muerte es necesaria y garantiza que
quienes practiquen con sinceridad, se acercarán a la muerte en un estado de plena satisfacción
(Scalici, E., 2013).

De igual forma, la preocupación del hindú no es la muerte, ésta no es el enemigo.


Mientras la vida se concibe como preexistencia, ya ha existido de alguna manera, y cuando él
desaparece, no hay paso del ser a la nada. Si el occidental va tras la inmortalidad y desea eludir
la muerte que le angustia, el hindú en cambio busca liberarse de la vida, escapar a la existencia
terrestre. En el pensamiento religioso del hinduismo, la muerte consiste en la unión del alma
individual con el alma Universal, por lo que se cree que al morir se pasa no a otra vida como la
que conocemos en la Tierra, sino a otra forma de existencia, que es esencialmente espiritual
(Scalici, E., 2013).

También se tiene cuenta la cultura judía como ejemplo, dentro de la cual se establecen
unas etapas que orientan a la persona y guían la pena, se inicia con tres días de pésame, se
prosigue con siete días de luto, luego se dan tres días de reajuste y finalmente once días de
recuerdo y restablecimiento No obstante, cuando no se cumple con estos parámetros y el duelo
persiste se puede considerar un duelo patológico según las características que presente, la
duración del mismo, inicia a las pocas horas del evento y por lo general tiende a desaparecer al
cabo de seis meses a un año del evento. (Vargas, R. 2003). Cuando se presenta esta situación se
prosigue a trabajar con rituales terapéuticos diferenciando en primera medida si el duelo ocurrió
inesperado o de manera conflictiva.

Dando continuidad a lo anterior, el duelo es un estado de afectación que provoca una


pausa en el rendimiento de las actividades diarias, el ser humano se colapsa de ideas las cuales se
acumulan en la mente, estas referentes a lo que pudo y no fue, en otro de los casos cuando el
suceso fue por motivo de enfermedad terminal se adelanta el proceso haciendo una despedida
favorable, sin embargo, surge el ¿pude hacer más? ¿debí hacer más? Son muchos los
interrogantes que aborda una persona omitiendo la ejecución de los hechos, si el proceso se
extiende es allí donde se procede a llevar a cabo los rituales de confrontación y sanación.

Por lo contrario, para Worden, quien toma ideas de Freud acerca de los duelos, citado
por Yoffe, L. (s.f) expone que “el duelo es un proceso y no un estado” Esta concepción permite
reflexionar sobre el uso de la palabra estado como referencia para conceptualizar el duelo, ¿Qué
es un estado? ¿porque no usarlo como termino de referencia en el duelo? si bien el estado es el
modo de estar de una persona o cosa donde varía según el entorno. Y un proceso se establece
como la secuencia de actos que se van transformando a medida que avanzan, en efecto al revisar
los dos significados cuando el autor se inclina por la connotación “proceso” es porque si el duelo
se trabaja de dicha manera implica tareas de elaboración de la pérdida que “requieren esfuerzo”.

Para el desarrollo de rituales terapéuticos es importante en primera instancia evaluar el


grado de afectación del paciente eso se daría a modo de entrevista con el consultante donde se
indagará en aspectos relevantes a lo sucedido que aporten y beneficien el tratamiento, de lo
contrario si no se aclara la información los resultados no serán óptimos y traerán futuras
repercusiones. Por tanto, uno de los puntos clave a trabajar es la cultura, y ¿Por qué la cultura?
Como se sustentaba en los párrafos introductorios en dichos contextos se inculcan múltiples
formas de manejar ese tipo de afectaciones que se trasmiten de generación en generación
planteando esquemas que marcan un patrón. Para dar claridad a lo expuesto un claro ejemplo de
ello es la ropa negra como símbolo de dolor y respeto.

Por consiguiente, no se puede abandonar el carácter terapéutico el cual se concebiría


como la unión de rituales extraídos de diferentes ubicaciones geográficas todas reunidas y
consolidadas para un fin, no obstante, el texto plante un prototipo de ritual el cual se divide en
tres momentos secuenciales preparación, reorganización y fase de finalización si una no está
clara y superada no se puede pasar a la otra. Pero también es cierto que dentro de los rituales de
despedidas puede llegar aparecer algunas complicaciones, según Hart, O. (1991). Ocurre
“cuando se carece de rituales bien desarrollados, muchas personas no son capaces de resolver,
contando con sus propios recursos, sus procesos de duelo y adaptarse a sus nuevas
circunstancias”.

Estas perspectivas basadas en la informacion cultural a lo largo de ña hitoria y el


analisis realizado algunos autores marcan mucho la necesidad de hacer de el duelo un proceso
estructurado donde se debe tener una base que tenga como finalidad la aceptacion de este suceso
como lo es la muerte, algo que ha permitido a lo largo de la historia a las personas es que si bien
cada cultura a desarrollado rituales especificicos , donde algunos tienen tiempos especificos,
nombres incluso hasta reglamentos, cada uno a su manera busca un mismo fin, y es el de buscar
que las personas tomen la muerte como algo mas en el transcurso de la vida, que se asimile de la
mejor manera y sobre todo que desde pequeños se les prepara para este momento, mediamte
enseñarzas que se demuestran con el ejemplo, esto ha permitido a las perspnas vivir con plenitud
sin pensar en la muerte como algo inminente, saben que esta presente y puede ocurrir en
cualquier momento pero no interrumpe el continuo andar de la vida, este proceso si bien tiene
una base establecida y unas corrientes culturales que le dan forma, sigue siendo la misma
persona que sufre este duelo quien decide como enfrentarse a este episodio, algunos demoran
mas tiempp que otros, inclusive algunas personas llegan a desarrollar costumbres particulares
que posteriormente enseñarian a su familia y descendencia, llegando a crear costumbres
especificicas rn alguna familias, por lo que el enfoque de que se debe tener frente a estas
situaciones es que cada ser humano es diferente y afronta la muerte de diferente manera, al fin al
cabo es una de las experiencias que por mas preparacion que se realice es un momento que
representa una carga emocional muy fuerte que no siempre se puede controlar.

Aun se debe indagar mas sobre este tema, y mas tratar de mostrar a las personas como
se va la muerte en estas culturas ennptro lugares del mundo ya que esta percepcion mas global ,
permite a las personas asinilar que es algo natural, que aunque suele ser duronde asimilar es algo
que ha ocurrido desde la existencia misma del hombre y lo acompañara hasta el fin de sus dias.
Referencias

Vargas, R. (2003). Duelo y pérdida. Rev. Med. leg. Vol. 20 (2). Recuperado de:
https://www.scielo.sa.cr/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1409-00152003000200005

Hart, O. (1991). Rituales de despedida en la terapia de duelo. 17. 35-44.

Yoffe, L. (s.f). El duelo por la muerte de un ser querido: creencias culturales y espirituales. Rev.
Psicología, Cultura y Sociedad. Recuperado de: file:///D:/Downloads/Dialnet-
ElDueloPorLaMuerteDeUnSerQuerido-5645411.pdf

Scalici, E. (2013). Escuela transpersonal, la muerte en diferentes culturas. Recuperado de:


https://escuelatranspersonal.com/wp-content/uploads/2013/11/la- muerte-en- diferentes-
culturas.pdf

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