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¿QUÉ SE CELEBRA EN EL BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA DEL

PERÚ?

Nos encontramos a 3 años de cumplir 200 años de libertad, y esa fecha es un motivo de

festejo para todo el Perú. El Bicentenario de nuestra Independencia es un momento para

celebrar los logros y mirar al futuro. Es una fecha conmemorativa, una fiesta nacional y

también un momento oportuno para preguntarnos si estamos yendo por buen camino, si

hemos recorrido los pasos que deberíamos recorrer y si hemos cumplido con las

expectativas ciudadanas.

El 1921 cuando celebramos los 100 años de nuestra independencia de la corona española,

se hablaba de la “Patria Nueva” del progreso la incorporación indígena a la nación peruana,

hoy el reto es distinto. El gran proyecto y la gran tarea es que la ciudadanía se convierta en

una categoría universal y que cualquier peruano de cualquier provincia, se sientan peruanos

se sientan en uso de sus deberes y derechos ciudadanos. Se articulan trabajos de diferentes

sectores para este y otros cambios. El Perú es ahora un país multicultural, multilingüístico

que reconoce sus diferencias y que se unen para superarlas, pero también para celebrar.

BICENTENARIO: ¿QUÉ PAÍS QUEREMOS SER?

“Es hora también de avizorar con seriedad el país que queremos legar para las generaciones

futuras, manteniendo lo bueno y desterrando todo lo malo”

Cuando usted lea estas líneas, la cuenta regresiva rumbo a la conmemoración

del bicentenario de la independencia nacional habrá comenzado porque hoy el

presidente Martín Vizcarra lanza en Huamanga la agenda de esta celebración que se

prolongará incluso hasta el 2024, fecha coincidente con la conmemoración de los 200 años

de la Batalla de Ayacucho.
Pero más allá de los actos protocolares, de los discursos grandilocuentes, de los pechos

henchidos y orgullosos, de las fotos circunspectas y de la pompa que rodea con frecuencia

festividades semejantes, el bicentenario constituye una oportunidad única para hacer un

balance de la trayectoria histórica de los últimos dos siglos y la posibilidad de plantearnos

una profunda reflexión acerca de qué país hemos construido y cuál queremos para el futuro.

Ha sido un largo y duro camino en el que debemos sentirnos orgullosos por lo que hicieron

los precursores, los próceres, los hombres y mujeres de a pie que contribuyeron con su

infatigable lucha, sangre y heroísmo a conquistar la independencia y a perfilar el Perú como

nación.

En una ocasión tan especial como la que comenzamos, es hora también de avizorar con

seriedad el país que queremos legar para las generaciones futuras, manteniendo lo bueno y

desterrando todo lo malo. No será una tarea sencilla; por el contrario, será una tarea ardua y

titánica, pues en muchos casos deberemos realizar reformas profundas.

Pero ¿qué país debe ser ese? Permítanme hacer un ejercicio mental y ofrecer mi punto de

vista para iniciar este debate que debería replicarse también en el seno de cada familia, en

cada escuela, en cada centro de trabajo y enriquecerse con el concurso de todos los

peruanos.

Ese país que sueño es un país donde las libertades primen y el sistema democrático sea tan

estable que las instituciones se transformen en verdaderos pilares de la confianza

ciudadana, donde los partidos políticos se conviertan en auténticas representaciones de las

diversas corrientes de pensamiento y que solo ansíen el progreso de nuestra nación y no el

de un puñado de sus dirigentes.

Un país donde los buenos triunfen sobre los malos, donde los hambrientos y menesterosos

consigan alimento, donde todos los niños vayan a escuelas bien implementadas y ninguno

de ellos padezca anemia o desnutrición crónica, donde los corruptos sean juzgados con todo

el rigor de la ley sin favoritismos ni compadrazgos, donde los políticos cumplan sus
promesas y los ciudadanos, en su mayoría, seamos ajenos a mezquindades, rencores,

envidias.

Un país donde los trabajadores reciban salarios justos y dignos, donde sus derechos

laborales sean respetados; donde exista acceso universal a un sistema de salud de calidad,

donde se consiga una pensión digna al jubilarse y se llegue a la vejez sin zozobra ni grandes

carestías.

Un país donde convivamos en armonía con las diferentes etnias, credos, culturas que

poseemos, dentro de un Perú sin excluidos ni marginados, donde nos enorgullezcamos de la

condición de nación multicultural, multilingüística.

Un país donde hayamos renunciado al atraso, a la falta de equidad de género, a la

desigualdad de oportunidades, al racismo, a la homofobia, reafirmándonos que todos somos

iguales: peruanos de pleno derecho.

Un país donde se abandonó la espeluznante posición de ser uno de los lugares más

peligrosos del mundo para las mujeres, donde ninguna de ellas sufra el miedo de salir a la

calle sin ser agredida, ni corra el riesgo de ser acosada, maltratada, violada o, incluso,

asesinada.

Un país donde los lectores sean mayoría porque sacian en los libros el apetito voraz por

incrementar y perfeccionar su educación y porque celebran en ellos el orgullo de contar con

una variada cultura representada por una rica tradición de grandes escritores, poetas e

intelectuales en general.

Un país donde se respeta y venera a los artistas y les da el sitial que merecen porque

reconoce en ellos su voz y su contribución al engrandecimiento de nuestra cultura.

Un país que, sin claudicar en su camino al desarrollo, preserva su patrimonio natural, cuida

el medio ambiente, dentro de un debate racional que promueve el desarrollo sustentable de

la gran y hermosa geografía que poseemos.


Un país donde la violencia sea la excepción y no la regla, donde nadie tema ser víctima de

un asalto, de perder la vida atropellado por un ómnibus o un automóvil que incumple las

reglas de tránsito y que sabe que la justicia solo formará parte de las páginas policiales

porque castigará con la fuerza de la ley a los delincuentes, ya que cuenta con magistrados

probos e independientes.

Un país donde predominen las buenas costumbres, donde los jóvenes encuentren en el

deporte el refugio ideal para su desarrollo y sano esparcimiento, donde los estadios sean

verdaderos puntos de encuentro y no de rivalidades ni absurdos enconos.

Un país donde vivan personas carentes de ansiedades, alejadas de pequeñas e inservibles

inquietudes, de angustias inútiles sobre el futuro, donde cada uno de nosotros se vuelva un

forjador de sueños y que la felicidad que anhelamos todos sea un poquito más fácil de

alcanzar.

En síntesis, un país donde el bicentenario se haya convertido en una auténtica oportunidad

para celebrar que los buenos tiempos de los peruanos llegaron para quedarse y que ahora

formarán parte, para siempre, de nosotros.

[CITATION TvP18 \l 10250 ][CITATION Coy18 \l 10250 ]

WEB GRAFÍA
Coya, H. (10 de 11 de 2018). El Comercio. Obtenido de
https://elcomercio.pe/opinion/columnistas/bicentenario-peru-pais-queremos-hugo-coya-
noticia-576136-noticia/?ref=ecr

Tv.Perú. (10 de 11 de 2018). Obtenido de https://www.tvperu.gob.pe/novedades/tvperu/que-se-


celebra-en-el-bicentenario-de-la-independencia-del-peru

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