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JOHN LOCKE es, tal vez, el primer autor empirista que tiene una repercusión importante en la
historia de la filosofía. Tanto desde el punto de vista de su teoría del conocimiento, como desde
la perspectiva política de su obra, Locke ha entrado en la posteridad como el autor empirista de
más hondo calado histórico. Así, su negación ante el absolutismo político y su visión de la
necesidad de la división de poderes permiten señalarlo como el padre fundador del liberalismo
político. Locke coincide con Descartes en interponer la idea entre la mente y la cosa; dicho de
otra forma: el conocimiento es siempre conocimiento de ideas. Las ideas son el objeto de nuestro
conocimiento, su contenido mismo: todo lo que conocemos son ideas. Pero he aquí la primera
diferencia fundamental: todas las ideas que tenemos no puede provenir sino de mi misma
experiencia.
Partiendo de que todas nuestras ideas proceden de la experiencia, Locke se dedicó al estudio de su
génesis, intentando comprender los mecanismos a través de los cuales pensamos. Por lo tanto el
plantemiento es en cierta forma cartesiano, en cuanto a que trata sobre ideas, pero, al mismo tiempo, se
aleja de la postura de Descartes, al entrar en una postura psicologista acerca de los contenidos mismos
del pensamiento.
A partir de aquí Locke diferencia entre ideas simples e ideas complejas. Las ideas simples serían
como los átomos del conocimiento. En ellas la mente es meramente pasiva, receptiva. Unas ideas
simples proceden de la sensación y otras de la reflexión, y entre ellas debemos diferenciar las ideas
de cualidades primarias (como la figura, el tamaño...) y las ideas de cualidades secundarias (como el
color, el olor...). Locke coincide con Descartes y Galileo en señalar que sólo las ideas primarias
existen realmente en los cuerpos.
Las ideas complejas provienen de la combinación de ideas simples; aquí el entendimiento es
activo, combinando y relacionando ideas simples. De este modo se elaboran ideas de tres tipos:
sustancias, modos y relaciones. Que la experiencia es tanto el origen como el límite del
conocimiento se observa en el análisis de la idea de sustancia. Para Locke, la idea de sustancia
no es más que lo que subyace, el sustrato que pensamos que tiene que haber para nuestras
sensaciones. Pero lo que captamos de las cosas se nos da a través de nuestras sensaciones, y
no podemos ir más allá de ellas. Suponemos, por lo tanto, que hay un objeto "debajo" (por así
decirlo) de estas sensaciones, pero esto es algo que no podremos demostrar.
Existe por lo tanto un conocimiento sensitivo (del que ya hemos hablado), un conocimiento
intuitivo (en el que la mente percibe de manera inmediata la relación entre ideas) y, por último,
pero no menos importante, un conocimiento demostrativo. De la existencia del yo tenemos por
ejemplo, según Locke, un conocimiento intuitivo (la mente está siempre presente ante sí misma,
como en Descartes). De la existencia de las cosas materiales tenemos una evidencia sensitiva,
ya que éstas son la causa de nuestras sensaciones (como en el caso de la manzana). Y, por
último, de Dios tendríamos una certeza demostrativa, según el autor, ya que no podemos pensar
en él sin hacerlo en la causa última de nuestra existencia misma.
Por lo tanto, aunque la postura empirista de Locke pudiera parecer muy radical en cuanto a sus
planteamientos iniciales, vemos como al final las conclusiones metafísicas son similares a las del
propio Descartes.
1. ¿Qué es el conocimiento?
Resulta sumamente complicado definir el conocimiento o establecer sus límites conceptuales. La
mayoría de las aproximaciones a qué cosa es, dependen siempre de la perspectiva filosófica y teórica
que uno posea, dado que existen conocimientos relacionados a todas las ramas del saber humano, y
también a todas las áreas de la experiencia.
Incluso el conocimiento mismo sirve como tema de estudio: la rama de la filosofía que lo estudia se
conoce como Teoría del conocimiento.
Comúnmente, entendemos por conocimiento al proceso mental, cultural e incluso emocional, a
través del cual se refleja y reproduce la realidad en el pensamiento, a partir de diversos tipos de
experiencias, razonamientos y aprendizajes. En este concepto puede incluirse uno o varios de los
siguientes elementos:
Hechos o informaciones que aprendidos por alguien y comprendidos a través de la
experiencia, la educación, la reflexión teórica o experimental.
La totalidad del contenido intelectual y de los saberes que se tienen respecto a un campo
específico de la realidad.
La familiaridad y la consciencia que se obtiene respecto a un evento determinado, luego de
haberlo vivenciado.
Todo aquello que puede pensarse empleando las preguntas “¿cómo?”, “¿cuándo?”,
“¿dónde?” y “¿por qué?”.
2. Elementos del conocimiento
Se reconocen usualmente cuatro elementos del conocimiento, que son los que intervienen en la
adquisición o formulación de un saber cualquiera:
Sujeto. Todo conocimiento es adquirido por un sujeto, es decir, forma parte del bagaje mental
o intelectual de un individuo.
Objeto. Los objetos son todos los elementos reconocibles de la realidad, que sirven al sujeto
para formar conocimientos, es decir, para formularse ideas, entender relaciones, fabricar
pensamientos. El sujeto solo, aislado de todo y de todos, no puede obtener conocimiento.
Operación cognoscitiva. Se trata de un proceso neurofisiológico complejo, que permite
establecer el pensamiento del sujeto en torno al objeto, o sea, permite la interacción entre
sujeto y objeto y su formulación intelectual en el conocimiento.
Pensamiento. El pensamiento es difícil de definir, pero en este ámbito podemos
comprenderlo como la “huella” psíquica que el proceso cognoscitivo deja en el sujeto respecto
de su experiencia con el objeto. Es una representación mental del objeto, inserta en una red
de relaciones mentales y que permiten la existencia del conocimiento como tal.
3. Tipos de conocimiento
Los conocimientos empíricos se obtienen a través del contacto directo con el mundo.
Hay muchas formas de clasificar el conocimiento, atendiendo a su área específica del saber (por
ejemplo: conocimientos médicos, químicos, biológicos, matemáticos, artísticos, etc.), o a su
naturaleza y su forma de adquirirse. Según esto último, tendríamos:
Conocimientos teóricos. Aquellos que provienen de una interpretación de la realidad o de
experiencias de terceros, o sea, indirectamente, o a través de mediaciones conceptuales
como libros, documentos, filmes, explicaciones, etc. De este tipo son los conocimientos
científicos, filosóficos e incluso las creencias religiosas.
Conocimientos empíricos. Se trata de aquellos que obtenemos directamente, a partir de
nuestra vivencia del universo y de los recuerdos que de ella nos quedan. Este tipo de
conocimiento constituye el marco básico de “reglas” sobre cómo opera el mundo, que en
algunos casos pueden llegar a ser intransmisibles, como son el conocimiento espacial,
abstracto y el vinculado con las percepciones.
Conocimientos prácticos. Se trata de los que permiten obtener un fin o realizar una acción
concreta, o que sirven para modelar la conducta. Suelen ser aprendidos por imitación o bien
teóricamente, pero sólo pueden realmente incorporarse cuando son llevados a la práctica. Es
el caso de los conocimientos técnicos, éticos o políticos.
Finalmente, puede hablarse también de conocimientos formales: los que provienen del curso de
una institución de enseñanza, como son la escuela, la universidad, etc.; y conocimientos
informales: los que se adquieren sobre la marcha, en la vida, sin que involucren una dinámica de
enseñanza particular.
Los tipos de conocimiento son las formas mediante las cuales el hombre adquiere información y
organiza los datos para resolver los problemas que se le presentan. El conocimiento es el hecho o la
condición de conocer algo con a través de la experiencia o la asociación.
En filosofía, la teoría del conocimiento se llama epistemología y se ocupa de cuestiones como cuánto
conocimiento proviene de la experiencia o de la capacidad de razonamiento innata.
Según sean las herramientas utilizadas para el desarrollo de las habilidades y destrezas, será el tipo
de conocimiento, el cual puede ser clasificado en numerosas categorías que incluyen el conocimiento
científico, religioso, empírico, intuitivo y filosófico.
Principales clases de conocimiento
1. Conocimiento Científico
El conocimiento científico presenta los datos que explican de forma ordenada y lógica el universo y su
interacción entre los elementos que lo conforman, utilizando la observación y experimentación como
herramientas para que los individuos comprendan los procesos y fenómenos que ocurren en la
naturaleza.
Características del Conocimiento Científico
Presenta una hipótesis, que apoya una suposición para ser comprobada.
Sigue unas normativas estrictas y conduce a conclusiones de tipo objetivo, indistintamente
de las creencias de los individuos investigadores.
Analiza y conceptualiza la realidad social.
Crea tecnología y origina modelos que crean incrementos en el área cultural.
Es importante porque se apoya en la investigación para llegar a conclusiones valederas.
Propicia la observación de forma ordenada y lógica para originar conocimiento.
9. Conocimiento sistémico
El conocimiento sistémico es aquel que surge de la unión de elementos semánticos o matemáticos
para formar sistemas.
El sistema de lectura para ciegos es otro ejemplo de este tipo de conocimiento. El punto
como carácter individual se usa para finalizar una frase escrita. Sin embargo, cuando este
carácter es repetido y organizado de una forma especial dentro del sistema de lectura
braille, permite a las personas invidentes identificar palabras con multiplicidad de
significados.
10. Conocimiento explícito
Como su nombre lo dice, el conocimiento explícito es aquel que es fácil de identificar, recordar y
utilizar.
Es el más comúnmente utilizado para almacenar información es sistemas de documentos y texto.
Características del conocimiento explícito
Tiene como principio asegurar que las personas tengan acceso a información importante
de forma eficiente.
Es fácil de modificar, actualizar, revisar o desechar.
Ejemplos de conocimiento explícito
Una base de datos de una empresa puede ser considerada como un ejemplo de
conocimiento explícito, ya que permite a los usuarios tener acceso a su información de
manera rápida.
Otros ejemplos de conocimiento explícito incluyen los memorandos, notas y ciertos tipos
de documentos esenciales para recordar a un individuo las tareas que tiene pendientes.
11. Conocimiento tácito
El conocimiento tácito es definido como la habilidad práctica que tienen los seres humanos de llevar a
cabo tareas administrativas importantes.
Es intuitivo y basado en la historia de vida de cada persona. Esto se deba a que el conocimiento
tácito se adquiere gradualmente con el pasar de los años a través de la vivencia de experiencias.
Características del conocimiento tácito
Es un tipo de conocimiento difícil de transmitir a otras personas.
Se encuentra profundamente ligado a las acciones personales, el compromiso con una
tarea y el grado de involucración que se tenga con un tema particular.
Ejemplos de conocimiento tácito
El conocimiento tácito puede ser encontrado en la mente de todos los seres humanos, ya
que se encuentra codificado en las creencias culturales, los valores, las actitudes y los
modelos mentales, entre otros.
También se evidencia en el desarrollo de habilidades basadas en la práctica repetitiva de
una acción.
12. Conocimiento incorporado
El conocimiento incorporado es aquel que se encuentra contenido en procesos, productos, culturas,
rutinas, artefactos o estructuras.
Puede ser formal (intencional) o informal (espontáneo), dependiendo de la manera como se aplique.
Características del conocimiento incorporado
Está directamente ligado al conocimiento tácito, ya que cuando su implementación se da
de forma espontánea puede ser difícil de entender o modificar, puesto que crea hábitos.
Cuando el conocimiento incorporado es establecido de forma intencional, puede ser
fácilmente modificado.
Ejemplos de conocimiento incorporado
El conocimiento incorporado es visible en las empresas y los entornos corporativos. Los gerentes o
directores por lo general establecen rutinas y hábitos para sus empleados, con base en las
regulaciones de las empresas para las que trabajan.
Estos hábitos pueden ser modificados conforme las políticas institucionales son alteradas.