Sunteți pe pagina 1din 3

abrazar el cambio de forma positiva​.

Nuestra sociedad ha cambiado en los últimos años. La tecnología y un


cambio en la forma de entender el mundo que nos rodea, ha hecho que
vivamos en un mundo mucho más dinámico, en el que el cambio es
parte de nuestro día a día.

Antes los cambios se producían muy lentamente. Ahora los cambios se


suceden de forma vertiginosa, todo se implementa muy rápidamente.

Ante esta situación ¿Qué postura podemos tomar como profesionales?

Seamos realistas, el cambio, en una primera aproximación, no es algo


que nos apetezca. Preferimos las situaciones estables y continuistas, ya
que vemos el cambio como una amenaza.

Pero debemos acercarnos al cambio con otro punto de vista.

En inteligencia emocional se hace la distinción entre inteligente y listo.

• Inteligente es aquel capaz de utilizar capacidades objetivas y


analíticas.
• Listo es aquel que es hábil para adaptarse.

Y se define ser “listo” como ser flexible, frente a ser “tonto” que sería
ser rígido.

Hoy en día, una de las habilidades más valoradas en un profesional es,


sin duda, su capacidad de adaptación, su capacidad de ser flexible
adaptándose a los cambios. Si no tenemos esta actitud, nos percibirán
como personas rígidas con poca habilidad.

Debemos entrenar nuestra capacidad de asimilar los cambios, nuestra


adaptabilidad. Para ello te planteo que reflexiones sobre los siguientes
aspectos positivos del cambio:

• Cambiar, siempre es más interesante y entretenido que quedarnos


donde estamos.

No hay nada más duro que pasar nuestra vida como profesionales sin
tener retos. El mayor porcentaje de nuestro tiempo lo pasamos
trabajando, busquemos que sea motivante, diferente, nuevo.

• Todos queremos que nuestras carreras profesionales progresen y


muchas veces, no es fácil encontrar cómo hacerlo.

Los cambios, son sin duda los momentos en los que podemos saltar y
avanzar. Si entendemos esos cambios como un reto, podremos
progresar, respondiendo con nuestra actitud flexible a las necesidades
de mi organización.

• El que cambia tiene la ventaja. El que cambia ya está en el punto


al que tienen que llegar los demás. Y a mí me gusta tener ventaja.

Cuando tengamos que afrontar un cambio, hagámoslo rápido. Dilatar


ese momento, no sólo nos hará estar incómodos más tiempo, sino que
nos hará perder esa posición ventajosa de los que llegan primero.
• Si no cambiamos y lo demás lo hacen, estamos perdiendo
competitividad. Es un riesgo muy alto que corremos y del que no
solemos ser conscientes hasta que es tarde.

Porque en esta vida no nos piden que seamos perfectos, tenemos


margen para cometer, de vez en cuando un error. Sin embargo, algo
que esta sociedad nos penaliza siempre y muy contundentemente es
que dudemos. La duda transmite una imagen muy negativa de un
profesional. Por ello, no dudemos y ante los cambios demos un paso
adelante, divirtámonos en el proceso y destaquemos ante los demás
tomando ventaja.

Cambiar es avanzar.

S-ar putea să vă placă și