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• Me tranquilizo al delegar decisiones para que me resulte más sencillo diluir las
complicaciones que la vida me plantea: no elijo porque es demasiado complicado, pero
me someto a las elecciones de los demás, renunciando al esfuerzo y entregando mi poder
al otro.
• Me considero bueno al delegar las decisiones que no soy capaz de tomar a quien, por el
contrario, debería tutelar: caigo en el autoengaño de ser democrático al pedir a alguien
que me sustituya en la asunción de responsabilidades exclusivamente mías.
• Me tranquilizo al delegar a otras personas “capaces” lo que creo que soy incapaz de
hacer: me niego la posibilidad de aprender a tener confianza en mí mismo y en mis
recursos.
Esta pregunta NO tiene una respuesta correcta. En este punto debemos plantearnos si es una
“buena pregunta o no”.
Analogía: Hombre que en la duda de si elegir agua o paja para comer se muere de hambre.
PREGUNTA (bidireccional) RESPUESTA con UNO MISMO y/o con LOS DEMÁS.
• Perversión de la razón: Piensa más allá de lo pensable. ¿Dios existe? / ¿Qué puedo hacer
para estar seguro de que tengo la mente perfectamente sana?
• Inquisidor: En cualquier caso eres culpable. ¿Podría ser el asesino de las niñas?
• Saboteador: De todos modos te equivocas. ¿Qué quiero hacer de mayor? ¿Será esta la
mejor elección?.
• Perseguidor: De todas formas no estás a la altura. Fracasarás miserablemente.
• Hiperracionalidad: Debo estar absolutamente seguro antes de actuar ¿Cual es la correcta?
• Delegación patológica: De todos modos debes delegar en quien es mejor que tú. ¿Cómo
poner en crisis a un hijo?
ABORDAJE
Diálogo estratégico:
Reestructuración:
Podemos mirarlo de otra manera para ver si es que la depresión viene después de los
periodos de duda. (Planteamos una hipótesis que luego comprobará).
Prescripción:
“Cada vez que debas enfrentarte con aquellas dudas que te obligan a buscar respuestas
tranquilizadoras, siendo demasiado perturbadoras para ti, coge papel y boli y desarrolla por
escrito todo el debate interior que se produce en tu mente, transcribe exactamente, al pie de
la letra, las preguntas y las respuestas que tú mismo te das. Si quieres también puedes
exagerar voluntariamente esta disputa. Con ello, cuando te surja la duda, tendrás dos
posibilidades: o bloqueas las respuestas para inhibir las preguntas y para colapsar la duda
sobre sí misma, o escribes todo lo que se debate en tu mente hasta su límite extremo”.
Analogía: Haremos como Ulises, atarte al mástil para que las sirenas no puedan alcanzarte,
mientras llevamos el timón para orientarte hacia el lugar que quieres estar.
Otras Prescripciones:
2: Peor fantasía: Se prescribe en los casos en los que no haya un afrontamiento espontáneo.
3: Diario de a bordo:
5: Conjura de silencio: Como se que para ti es imposible evitar evitar, te voy a pedir que
hagas la conjura del silencio. Metáfora: Es como echar fertilizante a una planta.