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TRATAMIENTO PSICOLÓGICO DE NIÑOS

VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL

Remedios Portillo Cárdenas


Equipo de Orientación Educativa
Malaga-Centro.
E-mail remepc@teleline.es
Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso 1

Resumen

Este trabajo es un estudio teórico que trata de analizar la intervención


terapéutica en niños que han sido víctimas de abusos sexuales. Se define el
abuso sexual a un niño por parte de un adulto, así como sus incidencias y
consecuencias a corto y largo plazo. La intervención depende del tipo de
abuso sufrido y necesidades específicas del niño. Existen diferentes tipos
de intervención según el tipo de abuso y problemas del niño/a, datos que se
obtienen previamente mediante la evaluación. El tratamiento ha de
diseñarse teniendo en cuenta si se hará de forma individual, grupal o de
pareja, si irá dirigido a la familia completa, a la víctima y/o al agresor/a,
seleccionando además el lugar y la temporalización. Se hace referencia a
diferentes escuelas: psicoanalítica, conductual, cognitiva y humanística. Se
detallan técnicas de psicoterapia infantil como conversaciones, juego,
teatro, dibujo, redacciones, relajación, músicoterapia. Terminamos con
ejemplos concretos y comentarios personales (Cuadro1).

Palabras clave: abuso sexual, niño, tratamiento, psicoterapia.

Abstract

In this work we try to analyse the therapeutic intervention in children who


have been victims of sexual abuses. Sexual Abuse to a child by an adult is
defined and so its, incidences and consequences in a short and long time.
The intervention depends on the type of suffered abuse and specific needs
of the child. There are different types of intervention according to the type
of abuse and problems of the child, data that are previonesty obtained from
the evaluation. The treatment has to be designed taking into account if it
will be made in an individual way, on group or on couple, if it will be
addressed to the complete family, to the victim and/or to the aggressor,
selecting the place and the period. It refers to different theoretical schools:
psychoanalytic, behaviourist, cognitive and humanistic. We can find
techniques of child psychotherapy like chats, plays, theatre, drawing,
redactions, relaxation, music therapy. We finish with two specific examples
and personal comments.

Keywords: sexual abuse, child, treatment, psychotherapy.


Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso 2

ÍNDICE DE CONTENIDOS
1.- EL ABUSO SEXUAL

2.- CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS DEL ABUSO SEXUAL

3.- TRATAMIENTO

3.1.- OBJETIVOS DEL TRATAMIENTO

3.2.- REFLEXIONES SOBRE EL TRATAMIENTO CON NIÑOS

VÍCTIMAS DEL ABUSO

3.3.- INTERVENCIÓN: ACTIVIDADES ESPECÍFICAS

3.4..- MODELOS TÍPICOS DE TRATAMIENTO

4.- COMENTARIOS

5.- REFERENCIAS

Cuadro1. Contenidos del trabajo

1. EL ABUSO SEXUAL
Se define el abuso sexual a menores como la actividad encaminada a
proporcionar placer sexual, estimulación o gratificación sexual a un adulto,
que utiliza para ello a un niño/a, aprovechando su situación de superio-
ridad. Consideramos además que existe abuso sexual cuando se dan las
circunstancias de asimetría de edad entre víctima y agresor, lo que supone
una diferencia de aproximadamente cinco años; cuando existe asimetría de
poder, pues el abusador es el que controla o tiene algún tipo de autoridad
con respecto a la víctima; cuando aparece asimetría de conocimientos pues
se supone que el que abusa utiliza su astucia, y cuando existe asimetría de
gratificación.

Las formas más comunes de abusos sexuales a menores son: el


incesto, la violación, la vejación y la explotación sexual (Gallardo 1997a).
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Algunos de estos comportamientos por parte de los agresores pueden


consistir en exhibir sus órganos sexuales, tocar, besar, o manosear a los
menores, conversar con ellos de forma obscena, exhibir películas
pornográficas o fotos, hacer fotos de los menores desnudos, inducirlos a
realizar actividades sexuales o eróticas, etc., todo ello con el objetivo de
obtener una gratificación sexual. Una relación más detallada sobre los
diferentes tipos de abuso sexual la podemos encontrar en Martínez y de
Paúl (1993) y también en ADIMA (1993).

López y del Campo (1999), expresan que existen falsas creencias en


este tema pues se considera que los abusos ocurren raramente, que sólo lo
sufren las niñas, que actualmente se dan más abusos que en el pasado, que
se dan en clase social baja y que los niños no suelen decir la verdad. Todas
estas opiniones, bastante extendidas son discutidas por estos dos autores
que explican claramente cómo los abusos son más frecuentes de lo que
pensamos, que se dan en todas las clases sociales y que es conveniente
creer a los niños o al menos prestarles toda la atención necesaria cuando
dicen que han sufrido un abuso. También Topper (1988) destaca en un
informe de FUNCOE (Fundación Cooperación y Educación) y la Alianza
internacional “Save the Children”, la peligrosa frecuencia con la que se
producen los abusos sexuales infantiles y aboga para que esta cuestión deje
de considerarse un tema tabú. Un 23% de las niñas y un 15% de los niños
sufre abuso sexual en España según un estudio de FUNCOE. Este informe
fue presentado en Valencia con motivo de un Seminario sobre Prevención
del Abuso Sexual (Revista Escuela Española, 1998).

No obstante, Sosa y Capafons (1996) indican que los resultados


sobre estudios de incidencia y prevalencia de abusos sexuales en la
infancia y adolescencia tienden a arrojar resultados muy dispares entre sí y
la extrapolación de resultados a la población general debe realizarse con
precaución.

2. CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS DEL ABUSO SEXUAL

En la mayoría de los casos el abuso sexual provoca en las víctimas


numerosas secuelas negativas a nivel físico, psicológico o comportamental.

Podemos distinguir consecuencias a corto y a largo plazo. ADIMA


(1993) indica que, a largo plazo, los abusos determinan una presencia
significativa de los trastornos disociativos de la personalidad como son
alcoholismo, toxicomanías y conductas delictivas, aparte de graves
problemas en el ajuste sexual.
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Las consecuencias son diferentes si el abusador es un familiar, un


extraño u otro niño (aunque se habla de abuso cuando el agresor es
significativamente mayor que la víctima o cuando está en una posición de
poder o control sobre ella); también es diferente si la relación sexual ha
sido violenta o no. Los abusos en familia suelen ser más traumáticos, ya
que para el niño suponen además sentimientos contradictorios en cuanto a
la confianza, la protección, y el apego que esperamos y sentimos con
relación a nuestros propios familiares.

Personalmente opino que no todos los niños manifiestan el mismo


grado de afectación, para algunos, el abuso, puede significar un trauma y
para otros las consecuencias pueden ser diferentes. En algunas ocasiones,
puede suceder que el grado de sufrimiento no esté relacionado o en
proporción con el suceso en el que el niño ha estado involucrado.

El trauma es el resultado de un acontecimiento al que la persona no


encuentra significado, y que experimenta como algo insuperable e
insufrible. Finkelhor y Browne (1985) definen la dinámica traumagénica
como aquella que altera el desarrollo cognitivo y emocional de la víctima,
distorsionando su autoconcepto, la vista del mundo y las habilidades
afectivas. El trastorno de estrés postraumático se manifiesta en las personas
después de un acontecimiento catastrófico e inhabitual. Ullmann y Werner
(2000) exponen en su obra los distintos tipos de traumas que pueden sufrir
los niños por causas muy diferentes como pueden ser la separación de los
padres, la muerte de estos, la vivencia de una guerra o el abuso sexual. Los
síntomas más frecuentes del trauma son, vueltas al pasado y sueños con
representación del suceso ocurrido, insomnio y depresión. Síntomas que
suelen persistir durante mucho tiempo, años, y a veces, durante toda la
vida. Sobre el tratamiento del trauma, Malacrea (2000) hace una amplia
disertación acerca de niños que han sido víctimas de abuso y expone su
larga experiencia en este tipo de tratamiento.

Topper (1988), indica que Félix López, catedrático de Sexología de


la Universidad de Salamanca en sus investigaciones, ha llegado a la
conclusión de que no todas las víctimas necesitan terapia, pero todas
necesitan ayuda. La víctima puede necesitar una terapia, el agresor la
necesita siempre. Nuestro trabajo, repetimos, va dirigido a la víctima
(niño/a), aunque otras personas relacionadas con el abuso sufrido necesiten
también algún tipo de tratamiento.

Arruabarrena (1996) y Cantón y Cortés (2000) expresan que las


manifestaciones negativas de los menores suelen ser: confusión, tristeza,
irritabilidad, ansiedad, miedo, impotencia, culpa y autorreproche,
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vergüenza, estigmatización, dificultad tanto en las relaciones de apego


como déficit en las habilidades sociales, aislamiento social, desconfianza
hacia todos, o a veces, hacia personas del sexo del agresor, baja auto-
estima, impulsividad, trastornos del sueño o de la alimentación, miedo,
problemas escolares, fugas del domicilio, depresión, labilidad, conductas
autodestructivas y/o suicidas, etc.

Según Arruabarrena (1996) los menores víctimas de abuso pueden


convertirse en potenciales agresores; suelen manifestar además, conductas
hipersexualizadas como la masturbación compulsiva, conductas seduc-
toras, o un exceso de curiosidad por los temas sexuales.

Un estudio detallado y con abundante bibliografía sobre la


sintomatología de las víctimas y la relación con el tipo de abuso, la edad y
el género, lo encontramos en Cantón y Cortés (2000).

López (1995) indica que existen diferencias en cuanto a edad y


género. Si las víctimas son niñas suelen manifestar depresión y ansiedad.
En el caso de los niños puede ocurrir, que se manifiesten más agresivos o
que se conviertan en abusadores de otros niños. Aunque, de Paúl (2000),
Profesor Titular de la Facultad de Psicología de la Universidad del País
Vasco, en una conferencia pronunciada en la Universidad de Málaga,
indicó que es frecuente decir que los abusadores han tenido en su infancia
una historia de abuso sexual o al menos así lo relatan. Pero no es posible
decir que haya una transmisión intergeneracional porque no cuadran las
cifras; la mayoría del abuso se produce de varón a mujer y la mayoría de
las mujeres no son abusadoras sexuales. Sí, se puede decir que puede pesar
la historia de abuso sexual en cuanto a varones que han sido víctimas de
abuso sexual por parte de otro varón, y que van a abusar sexualmente de
otros varones, o también haber sido víctimas de abuso sexual por parte de
un varón y abusar de mujeres.

Recientemente Finkelhor (2000), afirma que existe una mayoría de


abusadores menores, un tercio del 90% masculinos; estos menores a los
que nos referimos suelen imitar el abuso que ya han sufrido. Es posible que
tengan una historia de rechazo social y de estigmatización sin que ellos
mismos sepan el motivo o la causa inicial de estos problemas.

Martínez y de Paúl (1993), distinguen efectos que ocurren asociados


a la edad del niño: Preescolar, Infancia y Adolescencia. Según el tiempo:
se distinguen síntomas que van a aparecer a corto y a largo plazo. Estos
autores indican además, otras variables que afectan a la gravedad de las
consecuencias, tales como la frecuencia y la duración.
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Todos los datos anteriores respecto al tipo de abuso se obtienen


durante la evaluación y son previos a la intervención terapéutica. En
nuestro trabajo partimos de que esta evaluación ya ha sido realizada y
además se han conseguido establecer lazos de empatía con el niño.
Gallardo, Trianes y Jiménez (1998) expresan que esta evaluación previa en
la que el niño manifiesta sus problemas supone un desahogo no traumático
que deja al niño relajado y satisfecho de la atención recibida. Es cierto que
la misma evaluación debe tener desde su inicio intención terapéutica.

3. TRATAMIENTO

El abuso sexual presenta diferentes formas y por tanto también el


tratamiento ha de ser diferente: no es lo mismo si ha existido o no contacto
físico íntimo, vaginal o anal; si ha consistido en exhibicionismo o
inducción al menor a realizar actividades sexuales.

Arruabarrena (1996) distingue el tipo de intervención según su grado


de urgencia. No es igual una intervención en el momento de la crisis que
una intervención a medio o largo plazo. El tipo de intervención depende
también de las necesidades específicas del menor y de la severidad de sus
problemas (Arruabarrena y de Paúl, 1994).

Según Peterson y Urquiza (1993) deben tenerse en cuenta además,


las características del niño: edad, capacidad verbal, madurez emocional,
etc.
En cuanto a la duración del tratamiento, Gallardo (1997b) distingue
los que pueden ser desarrollados a corto, medio y largo plazo. Nuestro
trabajo está pensado para una temporalización de medio plazo y en cuanto
al lugar (familia o centro) optamos por un centro específico tipo
ambulatorio, gabinete o centro escolar. El trabajo tendrá además como edad
de referencia a los niños en la etapa escolar de Primaria (6-12 años).

Aunque el tratamiento en estos casos de abuso puede ir dirigido a la


familia, o a la pareja, y llevado tanto a nivel individual como grupal,
nosotros nos centraremos en la terapia individual, puesto que el trabajo está
pensado para niños que han sufrido abuso extrafamiliar. Esto no quiere
decir que no se incluya a la familia en el tratamiento. Según Jiménez
(1997) la familia, debe incluirse en la medida en que tenga un papel directo
en la etiología y mantenimiento del problema.
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Hacemos en nuestro trabajo, referencia a las diferentes escuelas:


psicoanalítica, conductual, cognitiva y humanística y técnicas terapéuticas
comunes utilizadas con niños y optamos por un modelo ecléctico

Así, la tabla 1, expresa de forma gráfica las opciones que hemos


tomado para nuestro trabajo (zona sombreada).

Entorno en el que se Intrafamiliar Extrafamiliar


produce el abuso

Tipos de conse-
cuencias según la Preescolar Infancia Adolescencia
edad
Duración del Tratamiento en Tratamiento a corto plazo Tratamiento a largo
tratamiento situación de crisis plazo

A quién se dirige el Abusador Niño Víctima Familia de la víctima


tto.

Psicoanalítica Conductual Cognitiva Humanística


Escuelas

Modelo Ecléctico

Sesiones: en forma Grupal Individual

Niveles del trata-


miento Físico Emocional Comportamental

Tabla 1.Opciones de intervención para este estudio

3.1. OBJETIVOS DEL TRATAMIENTO

Se centran en ayudar al menor a entender, integrar y resolver


aquellas experiencias que afectan a su desarrollo, a sus pautas de
interacción con el entorno y, a su seguridad. En el contexto de la
psicoterapia individual, el terapeuta ejerce hacia el niño el rol de un adulto
con el que se puede relacionar de manera sana y segura. De esta manera se
pretende que el niño recupere la confianza básica en sí mismo y aprenda a
relacionarse de manera adaptativa con otros adultos y con sus iguales
(Urquiza y Winn, 1994).

Gallardo (1997b) indica además que el tratamiento debe ir


encaminado a optimizar aquellas potencialidades que han quedado
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afectadas y a eliminar aquellas que favorecen el descontrol. Distingue tres


niveles de intervención: a nivel físico, emocional y comportamental.
Nosotros nos limitaremos al tratamiento de estos dos últimos. Para el nivel
físico, aunque puede tratarse desde el punto de vista psicológico, prefiero el
diseño y la intervención médica. Esta intervención puede ser de forma
individual o en equipo, además de interdisciplinar; en esta forma (en
equipo e interdisciplinar), actuarían de modo conjunto: trabajador social,
médico y psicólogo.

Echeburúa y Guerricaechevarría (2000) proponen como objetivos de


las intervenciones, los siguientes:
a) Como objetivo de la terapia psicoanalítica sería la “catarsis emocional”
que consiste en favorecer la comunicación del paciente de las experiencias
vividas.
b) Objetivos de la psicoterapia cognitiva serían: la reestructuración
cognitiva y el entrenamiento en habilidades específicas de afrontamiento
de estrés.
c) Objetivos del tratamiento conductual serían aumento o implantación de
conductas deseables y reducción o eliminación de las indeseables.
Una exposición más detallada de los objetivos del tratamiento la
encontramos en Arruabarrena (1996).

3.2. REFLEXIONES SOBRE EL TRATAMIENTO CON NIÑOS


VÍCTIMAS DEL ABUSO

La terapia individual es el recurso de intervención más utilizado con


menores. El tratamiento de la víctima, debe, en nuestra opinión, ser
diseñado “a medida” teniendo en cuenta la evaluación inicial y los
problemas que manifiesta esa persona en concreto. Ahora bien, existen
unas normas generales en estos tratamientos a las que haremos referencia,
como son:

En cualquier tipo de tratamiento infantil debemos mostrar empatía,


hacer saber al niño que conocemos sus sentimientos y expresarle nuestro
afecto. Ayudar al niño a reconocer sus sentimientos. El terapeuta debe
inspirar confianza pues en ella se basa parte de su tarea. Cornejo (1996)
indica que a veces el terapeuta pone todo su empeño en diseñar y planificar
actividades para el tratamiento, y aunque esto es necesario, es más
importante aún, que el niño sienta que estamos dispuesto a ayudarle, que
puede contar con nosotros y que tendrá una ayuda sistemática en la que
puede confiar.
Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso 9

Los tratamientos terapéuticos utilizados con niños son muy similares


a los utilizados con adultos. Más que en aspectos conceptuales, las
diferencias radican en la adaptación del procedimiento a la edad y a las
características del menor, así como en el papel más directivo del terapeuta
y/o del coterapeuta (Bragado, 1993).

Tuma (1993), hace un estudio sobre las terapias clásicas aplicas a


niños y distingue entre terapia psicoanalítica, de orientación psicoanalítica,
de relación, estructurada y de terapia centrada en el cliente. En la terapia
psicoanalítica se pretende que el niño entienda sus sentimientos
problemáticos y sus defensas, de modo que pueda tratarlos directamente (lo
que es conocido como insight). El insight se consigue mediante la técnica
de interpretación. En el proceso de logro del insight, lo inconsciente se
convierte en consciente. En resumen, se trata de que la persona conozca y
resuelva sus conflictos inconscientes. Este autor afirma que en la
psicoterapia de orientación psicoanalítica se trata en primer lugar de aliviar
los síntomas que producen problema. El tratamiento consiste en interpretar
la conducta como una defensa contra la ansiedad, en orden a poner fin a
esa conducta.

En la terapia de relación se intenta ayudar al niño a conseguir un


sentimiento de valor personal, liberarlo de los efectos dañinos de su
hostilidad y ansiedad. Esta terapia se centra en la situación actual y en la
relación de paciente con el terapeuta.

La terapia mediante el juego estructurado, parte de la terapia


psicoanalítica, pero sustituye el lenguaje por el juego.

La psicoterapia centrada en el cliente intenta corregir un aprendizaje


defectuoso, proporcionando al individuo la oportunidad de desarrollar una
autoconciencia y una visión positiva de sí mismo. Estos enfoques se
distinguen a lo largo de dos dimensiones principales: la postura activa o
pasiva del terapeuta y el énfasis en la relación o en la técnica como factor
que produce el cambio.

Del Barrio (1997) hace referencia a los técnicas terapéuticas más


usuales basadas en las distintas escuelas. Las técnicas de Modificación de
Conducta parten de las conductas inadecuadas o los síntomas son
conductas aprendidas y por tanto, el tratamiento debe ir dirigido a aprender
a modificar estos patrones. En cualquier perturbación, siguiendo esta
técnica se eligen la conductas con las que se va a trabajar en función de su
relevancia, frecuencia y facilidad para modificarla; planificando además la
correcta aplicación de premios y castigos. Por su parte las Teorías
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Cognitivas parten de que en las conductas inadecuadas o en los síntomas


existen atribuciones causales y pensamientos distorsionados que los
generan. Se trata de reestructurar los patrones de ideas negativas. Habría
que entrenar al niño en técnicas de autocontrol tanto del pensamiento como
del propio cuerpo y control de las preocupaciones, estrategias de resolución
de problemas y en habilidades sociales. El entrenamiento en asertividad,
dentro del campo de las habilidades sociales, significaría enseñar al niño a
defender o establecer los propios derechos sin agredir ni ser agredido
(López y del Campo, 1999). Aunque habría que tener también en cuenta
que tampoco sería conveniente en estrategias de prevención “volcar toda la
carga de la misma en el niño”, pues los resultados indican claramente que
ningún agresor hubiese dejado de abusar sexualmente del menor si éste se
hubiese resistido más, (López, 1998).

Siguiendo a Echeburúa y Guerricaechevarría, (2000) la actuación iría


encaminada a los siguientes logros:

a) Reestructuración cognitiva, ya que las preocupaciones del niño pueden


distorsionar la percepción de la realidad y la creencia en sus propios
recursos para afrontarla. Esta técnica iría pues, enfocada a detectar y a
modificar los pensamientos distorsionados en relación con la situación de
maltrato y abuso.

b) Entrenamiento en habilidades específicas de afrontamiento dirigidas en


primer lugar a reducir los niveles de ansiedad por medio de la técnica de
relajación muscular progresiva; en segundo lugar, a controlar las preocu-
paciones mediante las técnicas de detención del pensamiento y de
distracción cognitiva y la programación de actividades incompatibles; y en
tercer lugar dar pautas de actuación.
En concreto las técnicas cognitivas más usuales serían:
a) Técnicas de habilidades específicas de control por una parte del
pensamiento en cuanto a preocupaciones, atribuciones causales negativas y
pensamientos distorsionados y por otra parte de control del cuerpo,
mediante la relajación muscular .

b) Estrategias de entrenamiento en asertividad, que podría resumirse en que


la persona tiene derecho a expresar y pedir lo que desea, a pedir que se
respeten sus derechos, a negarse a complacer a los demás; todo esto
teniendo en cuenta que también tiene que respetar los derechos de los otros
(Caballo, 1993). Para Nyman (1998) una persona cuyos territorios
espaciales, corporales y emocionales han sido violados necesita ayuda para
establecer y restablecer los límites de dicho territorio. Necesita ayuda para
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identificar y expresar sentimientos de deseo y no deseo, sentimientos


positivos y negativos, sus zonas privadas, buenos y malos secretos. Los
límites o fronteras son un área de tratamiento importante.

c) Entrenamiento en habilidades de resolución de problemas que se define


según Rodríguez Naranjo y Gavino (1997) como un proceso cognitivo
comportamental que ayuda al sujeto a hacer disponibles una variedad de
alternativas de respuesta para enfrentarse con soluciones problemáticas y a
incrementar las respuestas más eficaces de entre esas alternativas.

Por último, la Terapia Humanística apela a los aspectos más sanos de


la personalidad y a los valores humanos comunes entre el terapeuta y el
paciente. Intentan ver a la persona desde el punto de vista global,
integrando el cuerpo la mente y las emociones en un mismo marco de
acción; dentro de ella se incluye la terapia Gestalt. Un programa completo
siguiendo este modelo teórico de terapia dirigido a niños, se encuentra en
el trabajo de Cornejo (1996).

3.3. TÉCNICAS DE INTERVENCIÓN

ACTIVIDADES ESPECÍFICAS:

1.- CONVERSACIONES CON EL NIÑO


A) EN CUANTO AL ABUSO SUFRIDO
B) EN CUANDO A CONDUCTAS SEXUALES

2.- JUEGO LIBRE Y DIRIGIDO


3.- PSICODRAMA
4.- ROLE-PLAYING
5.- DIBUJOS LIBRES
6.- REDACCIONES
7.- RELAJACIÓN
8.- MUSICOTERAPIA

Cuadro 2. Técnicas de intervención


Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso 12

Dar respuesta a todos los problemas que hemos abordado desde una
sola escuela de psicoterapia sería prácticamente imposible. Frecuentemente
se suele optar por una intervención ecléctica a la hora de elegir un
tratamiento. Nuestro modelo de intervención tendrá esta línea.

Existen técnicas que sin cumplir unos requisitos estrictos de


pertenencia a una escuela de psicoterapia determinada o sin cumplir ciertos
criterios, son usuales y de eficacia en los tratamientos con niños: por ej. el
reforzamiento positivo, que suele utilizarse en cualquier intervención
terapéutica, o la relajación. Más que técnicas pueden considerarse como un
complemento de todas ellas.

Exponemos a continuación algunas técnicas usuales en psicoterapia


infantil (Cuadro 2).

3.3.1.CONVERSACIONES Y ACTITUDES CON EL NIÑO

Asumimos que el tratamiento debería incluir una serie de


conversaciones y actitudes con el niño (Tabla 2), en las que conviene tener
en cuenta lo siguiente (Escuela Española, 1998).
a) En cuanto al abuso sufrido
- Explicar que ellos no son culpables del abuso, aunque así lo crean.
Para Nogueiras y otros (1994), el adulto aprovecha la ventaja que le
da su posición de poder o autoridad para envolver a la menor en la
actividad sexual. Ésta carece de capacidad para negarse, o incluso, criterios
para saber si este tipo de conductas son las que hay que esperar de las
personas adultas. Su desarrollo emocional y cognitivo, todavía no se lo
permite, y en, otros, son las mismas estrategias utilizadas por el adulto las
que minan su capacidad de decisión. En estos casos, “el consentimiento” es
una falacia.

- Es preciso asegurar al niño que el abuso no se repetirá, puesto que se han


tomado las medidas oportunas. Significa además dotar al niño de
estrategias para la prevención y para afrontar el abuso si volviese a ocurrir.

- Decirle que saldrá adelante, asegurando también nuestra ayuda. Explicarle


que el abuso podrá superarse y que no determinará toda su vida. Nyman
(1998) insiste en que debemos a ayudar al niño a aceptar. La vida debe
continuar y normalizarse todo lo posible en el caso de los niños víctimas de
abusos sexuales. El terapeuta debe ocuparse de que el niño no quede
atascado en su identidad de víctima. Las experiencias difíciles no pueden
Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso 13

ser totalmente olvidadas y quizás no deberían olvidarse completamente,


pero sí deben ser asimiladas, integradas y transformadas, pasando de ser
algo insoportablemente vergonzoso a un triste recuerdo que no tiene por
qué suponer una memoria constante y un tormento sin fin.

- Motivarle para que hable del suceso y/o los sucesos de abuso que el niño
ha sufrido, diciéndole que es conveniente para él, aunque sin obligarle a
que lo haga. No juzgar cuando el niño relate los hechos e insistir en que
ellos no son culpables.

b) En cuanto a conductas sexuales, según Arruabarrena (1996), hay que


tener en cuenta que, cuando los niños han sido víctimas de abuso es posible
que se den en ellos conductas de precocidad sexual o que se conviertan a su
vez en abusadores, e incluso, lo que es más grave, que continúen
manteniendo una relación con el abusador/a. Por esto, además, de una
adecuada educación sexual ajustada a su edad y nivel cognitivo, es
necesario hablar con el niño de los temas que siguen.

- La Sexualidad en relación con otros


Indicarle que las conductas sexuales pueden ser adecuadas si cumplen
las siguientes condiciones:
. Las relaciones sexuales pueden darse entre personas adultas, no entre
niños.
. Es conveniente que sean entre personas de aproximadamente la misma
edad; López (1995) habla de la asimetría de edad entre el abusador y el
abusado.
. Deben ser con consentimiento mutuo.
. Fuera del ámbito de la familia.
. En una relación de pareja estable.

- La conducta sexual de la masturbación:


Esta puede ser una de las conductas hipersexualizadas de las que hemos
hecho referencia.
. Es conveniente explicar al niño que estas conductas son íntimas y no
deben manifestarse en público.
. En nuestra opinión es una opción que no ayuda a la persona en su
autocontrol y en su desarrollo socioafectivo.

Arruabarrena (1996) expresa que la intervención terapéutica en este


tipo de problemas se centra en corregir las distorsiones cognitivas del niño
respecto a la conducta sexual, reforzar las inhibiciones internas y los
controles externos en relación a las conductas sexuales inaceptables, y
asegurar que el niño adquiera las habilidades necesarias para controlar su
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conducta y satisfacer sus necesidades sexuales de una manera


culturalmente aceptable.

Algunos niños, que han sido abusados por varones, tienen miedo a
sentirse homosexuales (Glaser y Frosh,1997); habría que mitigar la
ansiedad sexual de estos niños insistiendo en la no culpabilidad del menor,
aunque haya habido consentimiento por su parte. Insistir en que su
consentimiento no es válido ya que aunque a él le parezca no tiene la
madurez suficiente para decidir ya que ésta se alcanza con la edad adulta.

c) Resumimos, a partir de los escritos de Camp (1985) y de López (1995),


una serie de temas que conviene trabajar con los niños:
- Tu cuerpo es bueno y te pertenece.- La sexualidad también lo es.- Ningún
niño está obligado a besar a nadie ni a dejarse tocar, abrazar o besar. Y esto
no es sólo para los extraños, también para los familiares.- Tienes derecho a
decir no. Si alguien trata de tocarte de forma que te haga sentir “raro”, di
“no” y cuéntamelo de momento.
En resumen para López (1998), lo anterior significa que tendríamos
que hablar de forma positiva de la sexualidad, advirtiendo al niño que
algunas personas pueden utilizar la sexualidad de forma equivocada. Sería
también imprudente inculcar excesivo miedo o sospechas inadecuadas
cuando establezcan lazos emocionales o afectivos “normales” con sus
amigos o adultos. Es muy importante que los niños vivan la sexualidad sin
relacionarla con el abuso sexual.

Enseñar a los niños que el respeto a los mayores no quiere decir que
tengan que obedecer ciegamente a los adultos. Hablar a los niños de lo que
significa la “obediencia responsable”.

Para Juvonen (1999) los niños esperan que los agresores tengan un
aspecto determinado, no piensan que éstos puedan parecerse a su padre o
amigos de familia. Es bueno que los niños sepan que los pedófilos suelen
darse consejos como “No intentes forzar al niño. Coge sus cosas y te
seguirá”. Se pretende también enseñar a los niños que ellos son más
valiosos que cualquier bien o propiedad.

d) Una vez que el niño ha dicho “no”, puede aparecer un tema más sutil y
que quizás pueda ser entendido por niños mayores. Se trata del tema del
acoso sexual. En el acoso, el abusador intenta conseguir los favores
sexuales de la víctima, quizás de forma abierta o tal vez de forma solapada.
Cuando recibe el rechazo suele pasar a otra forma de acoso, que podría ser
el acoso moral. Puede que se dedique a desprestigiar, a minusvalorar a esa
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persona o a descalificar e infravalorar sus trabajos. Defenderse de esta


situación es más difícil pero no imposible (Hirigoyen,1999).

Actitudes y temas de conversación: en cuanto...


al abuso sufrido

. No culpabilizar al menor
. Asegurar que el abuso no se repetirá
. Ofrecer nuestra ayuda para superar el abuso
. Motivarle para que hable del suceso
conductas

. Deben ser social y éticamente aceptables


sexuales

. Qué son las conductas hipersexualizadas


. Problemas de identidad sexual
asertividad

. Aprender a decir “no”


. Obediencia “responsable” a los adultos
. No todas las relaciones que se establecen son peligrosas

. Actitudes positivas hacia la sexualidad


otras

. El acoso moral

Tabla 2. Entrevistas con el niño: temas a tratar y actitudes del adulto

3.3.2.JUEGO LIBRE Y DIRIGIDO

Puede recibir el nombre de ludoterapia. Existen dos modalidades de


esta técnica, la no directiva y la planificada. La forma de trabajo, en la
primera, sería decir al niño que puede trabajar o jugar como él quiera, y
también que puede explicar todo lo que se le ocurra durante el tiempo en
que lo está haciendo, tanto del dibujo como de lo que él quiera hablar.

En la forma planificada el terapeuta interviene indicando al niño el


contexto en el que debe jugar o la forma en que debe hacerlo. Tanto en una
como otra, el terapeuta, puede intervenir en el juego reconduciéndolo hacia
lo que considere necesario.
Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso 16

Para las distintas actividades debe diseñarse un programa de


actuación que incluya: preparación del lugar de trabajo con distintas clases
de objetos lúdicos tales como títeres, juguetes tanto de figuras humanas
como de objetos; y objetos que no siendo juguetes puedan despertar la
creatividad del niño o el deseo de jugar como lápices y hojas para dibujar, o
escribir, etc.

En el caso del abuso, que estamos tratando, los juguetes pueden ser
muñecos con atributos sexuales bien definidos (Del Barrio, 1997), si se
pretende que el niño se exprese y libere su angustia mediante la
manifestación de sus sentimientos en el juego.

3.3.3.PSICODRAMA

Moreno (1979), define el psicodrama como un método de


investigación de la verdad a través de métodos dramáticos. Se pretende, la
expresión y verbalización de los sentimientos.

La técnica consiste en montar secuencias teatrales donde se expresan


libremente los sentimientos que se desean, esta técnica es difícil en
tratamiento individual, siendo más fácil en tratamiento grupal, no obstante
puede emplearse una variante de la misma: la silla vacía. En la silla, se
supone que se encuentra la persona a la que tenemos que dirigirnos,
naturalmente con nuestros conflictos. Después se invierten los papeles y el
niño pasa a ocupar la silla que estaba vacía y se dirige al que se supone está
en el lugar que él ha abandonado. A los niños parece no gustarles esta
técnica, por lo que puede ser más recomendable utilizar el teatro de guiñol.

3.3.4.ROLE-PLAYING

Esta técnica que es una variedad del Psicodrama, aunque aquí los
participantes desempeñan papeles o roles diferentes a los que tienen
asignados en la vida real. Consiste en que una persona actúe de forma y
manera como lo haría otra.

Gallardo (1997b) propone su utilización en el apartado que


corresponde al tratamiento emocional en el abuso, puesto que hay niños
incapaces de expresar sus sentimientos y emociones después del mismo;
con el role-playing se pretende que aprendan a expresarse. Esta expresión,
repetimos, debe ser para ellos una liberación.
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3.3.5.DIBUJOS LIBRES

El dibujo, a la vez que nos ayuda a evaluar el maltrato que el niño ha


sufrido (Test del Dibujo de la Figura Humana – Goodenouhg y Machover,
Test de la Familia, Test del Árbol, Test del Dibujo Casa-Árbol-Persona,
etc.), puede servirle también para que exprese y se libere de sus conflictos
emocionales. En este aspecto, Furth (1998), afirma que los dibujos pueden
ser expresiones del inconsciente y a la vez base para la terapia. Pueden
servir pues, tanto de mecanismos auxiliares de terapia como de
instrumentos de diagnóstico.

3.3.6. REDACCIONES

Cornejo (1996) trabaja con las redacciones, iniciando cada día una
página en la que coloca una frase como enunciado. Por ejemplo: “Me pone
triste que”. Es conveniente obligar a algunos niños a que escriban esta
especie de diario y motivar con formatos divertidos si el niño se resiste.

3.3.7.RELAJACIÓN
Martorell (1996), dice que el interés principal de la relajación, estriba
en que los estados alcanzados por medio de ella son incompatibles con la
ansiedad y sus estados asociados.

Existen numerosos juegos de relajación para niños, en los que a


veces el terapeuta sirve de modelo. Algunos pueden ser como los que se
exponen a continuación.

Decir a los niños que son muñecos de trapo, o un sauce, o globos


que se van desinflando. Otros juegos de relajación pueden ser los que
tomamos de Olba (2000), como “la ola del mar”o “pintar una estrella antes
de dormir”. El movimiento de las olas se representa con el movimiento de
los brazos, estirándolos hacia el frente y arriba para representar la llegada
y hacia atrás para representar el reflujo, aunque existen muchos juegos para
niños con el fin de conseguir la relajación. También se puede emplear
alguna grabación musical o la propia voz del terapeuta dando las pautas
para relajarse.

Cautela y Groden (1989), integran los trabajos de relajación tanto de


Schultz como de Jacobson (clásicos y pioneros de esta técnica) e indican
que mediante la relajación el paciente va tomando conciencia, sintiendo y
destensando cada una de las partes de su cuerpo. Existen otras muchas
adaptaciones y técnicas o modos de relajación para niños, que se
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comercializan en forma de grabaciones, como el curso de relajación de


Ramírez (1990).

3.3.8.MUSICOTERAPIA

Según Alonso (1994), consiste en utilizar audiciones musicales,


actividad rítmica simple, exploración de diferentes sonidos con el fin de
relajar o evitar ciertas dolencias. La psicoterapia actual considera la
música como una técnica capaz de influir sobre las emociones, para
conseguir un determinado estado de ánimo o incluso parar curar. Lo
importante no es la calidad de la música, sino que ésta determine la
relajación de la persona. Algunos expertos abogan por determinadas
composiciones clásicas de Mozart, Strauss, Vivaldi, Bach, etc.

Pensamos que es difícil que los niños atiendan en una composición


musical, tal como hace un adulto, pero sí puede utilizarse como música de
fondo en combinación con algún otro trabajo que estemos realizando.

3.3.4.-MODELOS TÍPICOS DE TRATAMIENTO

Pipher (1998) en su texto describe numerosos casos de tratamientos


aplicados a adolescentes. En el texto nos sugiere lo que realmente se hace
en intervención en casos individuales. Se trata de una chica que ha sufrido
una violación por parte de unos extraños. En un primer lugar la
intervención va dirigida a toda la familia. Después el tratamiento es
fundamentalmente individual, de dos sesiones por semana. Al principio, la
terapeuta incita a que la niña exprese el abuso sufrido. Una vez roto, de
forma costosa, el primer bloqueo, la paciente libremente narra una y otra
vez el suceso, parece que hacerlo le hace sentir menos angustia. Esta
autora, invita a la chica a escribir unas cartas a los agresores, no para que se
las envíe sino para que exprese en ellas todos sus sentimientos. También la
orienta a que descargue toda su rabia contra un saco de boxeo. La familia,
continúa interviniendo en el tratamiento asistiendo a una sesión mensual.
Finalmente se unen al grupo de tratamiento las hermanas de la chica.

Este es un modelo clásico de tratamiento, que parece usual, aunque


es difícil que en un resumen quede reflejada toda la riqueza que la autora
invierte en sus terapias o el esfuerzo que muchos terapeutas ponen en su
trabajo.

La descripción de un tratamiento que sigue en parte la misma forma


de intervención la encontramos en el texto de Forward y Buck (1990).
Estos autores reflejan en sus escritos sus trabajos con adultos víctimas de
Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso 19

maltrato familiar. En el capítulo dedicado al incesto, se insiste en la gran


necesidad de tratamiento para estas personas y se opta por el nivel grupal.
Se asegura que casi todos ellos mejoran cuando asisten a tratamiento en
grupo, aunque en algunos casos pueda aconsejarse el tratamiento
individual.

El modelo de tratamiento propuesto por estos autores se lleva a cabo


a través de tres etapas básicas: el ultraje, el duelo y la liberación. Las
técnicas fundamentales con las que trabajan son “las cartas” y el “role
playing”. El que la persona pueda expresar en un grupo todo aquello que
siente y el compartir con otras personas que sufren un problema similar,
supone sin duda una buena liberación.

Tanto el modelo de tratamiento anterior como este, son más


acertados para adultos que para niños. Sin duda pueden aprovecharse de
ambos algunas técnicas después que hayan sido adaptadas a las caracte-
rísticas y edad de los usuarios.

4. COMENTARIOS

La aportación de este trabajo consiste, en que gran parte de la


bibliografía sobre el tema psicoterapia dirigida a niños se centra más en la
evaluación y menos en el tratamiento. Éste, cuando aparece va dirigido a la
familia, a nivel de grupo y a los agresores; muy pocos documentos sobre
tratamiento van dirigidos al trabajo con la víctima, de aquí nuestra
aportación en este punto concreto.

Por otra parte vemos en nuestro trabajo situaciones que aunque no se


consideran abuso son similares al abuso. Cuando, un niño me dice
crudamente: “El Benchi dice que el Flopy le ha dado por...”, (el supuesto
niño víctima tiene nueve años y el segundo, supuesto abusador, doce),
pensamos en qué significa un abuso. Para que se considere abuso algunos
autores como Glaser y Frosh (1997), indican como dijimos al inicio del
tema, que debe haber al menos una diferencia entre abusador y víctima de
cinco años, aunque no todos los autores se ponen de acuerdo y existe una
gran controversia sobre el tema, pero no es menos cierto que un niño
puede abusar de otro aunque ambos sean menores y de aproximadamente la
misma edad. Somos partidarios de medidas más educativas que
penalizadoras, y en caso de menores más aún. En caso de “¿abuso? ” o
maltrato a menores cualquier persona puede ponerse en contacto a través
del teléfono gratuito 900.210.966 habilitado por la Dirección General de
Infancia y Familia, de la Consejería de Asuntos Sociales de la Junta de
Andalucía.
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Otro tipo de interrogante relacionado con el caso anterior lo plantean


Cirillo y Di Blasio (1997): ¿Se puede “curar”, en ausencia de demanda?. Si
los niños se niegan al tratamiento, el requisito fundamental para una terapia
– o sea la motivación espontánea- se viene completamente abajo. Existen
situaciones en las que el niño no desea el tratamiento, a veces manifiesta
hostilidad o negativismo desafiante hacia el mismo. En estos casos obligar
a un tratamiento de psicoterapia individual sería contraproducente. La
intervención tendría que plantearse de otro modo. Es el mismo problema
que ocurre con los adultos cuando tienen que asistir a tratamiento por orden
judicial y el condenado ni cree en el tratamiento ni lo desea.
Indudablemente si el terapeuta no consigue convencer de alguna forma al
cliente el grado de eficacia puede ser nulo. Los resultados de las
investigaciones actuales con adultos sobre este tema son descritos por
Arruabarrena (1994), que expresa que se obtienen buenos resultados en
todos los casos; no tenemos sin embargo, resultados sobre situaciones
similares con niños, por lo que nos parece que éste podría ser un posible
tema a investigar.

Tampoco sería oportuno intervenir con un tratamiento


psicoterapéutico, en el mismo momento en que se produce la agresión, tal
como algunos adultos desean. El tratamiento debe cumplir unos requisitos,
entre ellos una correcta planificación. Otra cosa es intervenir impidiendo el
abuso y que éste se produzca poniendo a salvo a la víctima. A ello estará
obligado cualquier adulto que esté presente o descubra, la agresión o el
abuso.

En algunos momentos, en centros escolares piden al orientador que


intervenga en el conflicto “en el mismo momento en que se produce”. En
caso de agresiones, o graves conflictos, los profesores prefieren “mandar
en ese momento a los agresores o a los autores del conflicto al psicólogo”
y que éste resuelva el problema. No nos parece que sea la forma adecuada
de trabajar. El trabajo del orientador debe estar planificado y no puede ser
cortado en cada momento por las “urgencias”, más aún si son constantes.
Cuando existe una agresión entre menores, el adulto que la percibe debe
impedirla, otra cosa es que puedan darse un apoyo terapéutico o unos
primeros auxilios para una persona en crisis, pero repito que éstos deben
ser planificados.

Las medidas más eficaces son siempre las educativas y preventivas:


una buena educación sexual ofrece a nuestros niños la mejor prevención del
abuso. Estos temas se tratan en nuestras escuelas como transversales del
currículo. Los temas transversales, entre ellos la Educación Sexual, no se
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circunscriben a un área de experiencias y conocimientos concretos, sino


que deben estar de alguna manera presentes en todas las áreas; han de
impregnar todos los conocimientos que el alumno reciba en la escuela.

En este sentido, la Junta de Andalucía (1999a,b,c,d,e) ha enviado a


todos los centros de Infantil y Primaria, en el curso escolar (1999-2000), un
programa específico y completo para la educación afectiva y sexual.

Los programas preventivos pueden ir dirigidos a todos los grupos de


niños pero con especial incidencia deben llevarse a grupos de riesgo como
son los de ambientes de delincuencia y marginales, a niños con minusvalías
y a niños de familias con problemas de drogadicción o desestructuradas.

Son válidos para nuestros entornos educativos los que presentan Del
Campo y López, (1997a,b,c,d,e) dirigidos a los niveles de infantil, primaria
y secundaria. También puede abordarse el tema preventivo con la
presentación de unos vídeos que recomendamos: Liberman (1992) para
niños de Infantil y Primaria, y el publicado por AISPAS (1998) para
Secundaria.

Los materiales que hemos indicado pueden ser fácilmente utilizados


en contextos escolares; una correcta utilización de los mismos, ayudará sin
duda en el tema que hemos tratado.
Tratamiento psicológico de niños víctimas de abuso 22

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