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En la casa del Dios Google.

No deja de llamarme la atención ciertos actos que las instancias del poder político
llevan a cabo. Y generalmente se tratan de actos en los laterales de las grandes
manifestaciones. En este caso me refiero a la visita de la Presidenta a las nuevas
oficinas de Google en Buenos Aires.

¿Es habitual que un presidente de un país inaugure una agencia económica y de


negocios de una empresa? No hablo de fábricas o emprendimientos sociales. ¿No hay
en ello un desliz, un corrimiento de lugar , una permanente deriva de intereses que se
produce entre el poder de gobierno y alianzas estratégicas con sectores privados
concentradores de capital? ¿No se muestra allí, como sobre un escenario, imágenes y
figuras que luego no encajan en otros discursos que realiza quien está a cargo de la
presidencia?

Pretendo decir que no se trata de un problema ligado a ningún partido en especial.


Tampoco parece tributario del peronismo en particular, aunque alguien pueda sacar
esa consecuencia. Impresiona como una confusión básica entre espacios, lugares que
seducen, invitan, compran una cercanía con el poder y al mismo tiempo revelan cierta
manera de hacer política que resulta evidentemente engañosa.

Primeramente, ¿qué es Google? Es una sociedad privada de derecho estadounidense,


fundada en 1998 y que cotiza en la bolsa desde el 2004. Es la marca de un motor de
búsqueda de excepcional rendimiento. Nadie que disponga de una computadora ignora
la capacidad de búsqueda, rapidez y confianza que ofrece esta marca. Actualmente
hay mas de 24 mil millones de páginas Web en la red. Además es una compañía que
se ha expandido en múltiples servicios accesorios (Gmail es solo una de ellas). Pero eso
no es todo. Google encarna una misión muy particular, la de organizar toda la
información en el mundo(sic). ¿Cuáles son los intereses de Google en este proyecto
que funciona tan bien? ¿Qué sucede cuando cualquier usuario se pliega a sus servicios?
Estas y otras preguntas fueron estudiadas y respondidas en un reciente libro de
Barbara Cassin “Googléame. La segunda misión de los Estados Unidos”, Fondo de
Cultura Económica. Allí encontramos una serie de lecturas que la autora le merecen
tanto el logo de la empresa, como sus estatutos, su tecnología de búsqueda y sobre todo
su economía y la política que desarrollan sin que uno advierta lo que en ese sitio se
produce.

¿Qué hacía entonces la Presidenta inaugurando este nuevo local? La breve pieza de
oratoria que ella desplegó ese día frente a un auditorio de “amigos” y reproducido por
la prensa escrita y televisiva me llamó mucho la atención. No solamente lo que dijo de
esa empresa y de su relación con la Argentina sino “cómo” lo dijo. Hay allí una serie de
indicadores acerca de la situación actual del poder político en juego.

Primeramente el grado de confianza, de familiaridad con la que la presidenta trató a


uno de los fundadores de Google. Una intimidad la cual ya de entrada da lugar a
suspicacia. “Veía el video y lo veía a Larry Page, uno de los dos fundadores de Google,
mucho más joven de cómo lo conocí cuando me fue a visitar a Calafate en compañía de
su esposa. Allí lo conocí y tuve la oportunidad de vislumbrar no solamente una cabeza
muy importante, como digo yo, sino también una cabeza comprometida con los
cambios que tenemos en el siglo XXI.” Una escena familiar empieza a superponerse
con la escena del estado.

En otro tramo se refirió a la democracia. ¿Coincidirá su definición de democracia con


la que hace jugar Google en sus fundamentos? Conviene situar mejor este punto. Si
democracia es lo que Google plantea está articulada con la idea de que cada uno de los
usuarios constituye una porción de la información y además tendrá acceso libre e igual
a la Web. O sea, una organización que no acepta discensos ni críticas ni oposiciones ya
que se trataría de un Bien de toda la humanidad. ¿Quién podría ir en contra de los
Bienes? La democracia de Google se mide en que cada “clic” en el Mouse sobre un link
cuanta para ponderar una página. A mas cantidad de gente que busca una página,
esta se encarama en la cima de la lista y así… es mas visible y requerida. Y cada clic
hace llega directa o indirectamente a Google una suma de un centavo de dólar. Ahí está
el negocio. Ya no se trata de universalidades sino de universalidades económicamente
apropiadas, es decir, rentables. Google se sometió al gobierno de China (un mercado
potencial de millones de clientes) censurando páginas de contenido político. Entonces,
¿Cómo se compatibilizan las ideas de democracia?

“Pero creo que lo más importante que podamos tener en emprendimientos como el de
Google y todo lo referida a la red, es lo que recién mencionaba Gonzalo, la profunda
democratización que da la red en materia de información frente a lo que denomino los
sistemas formales de comunicación.” Dijo la Presidenta.

Esa consideración la hizo decir a la presidenta que si hubiese estado la Web en los
tiempos de la dictadura del 76, tal vez no hubiese habido 30000 desaparecidos. Para
empezar, si hubiese habido en los '70 este nivel de  comunicación... también lo hubiese
tenido el estado y su ejército represor. Además la sociedad hubiese  sido otra. No
debemos de olvidar que los gozos y las sombras no se revierten con mejor
información. Hay que tomar conocimiento de la "bomba informática"  a la que hoy
estamos afectados. Me parece que  esa práctica de  mirar al pasado y colocarle un
elemento del presente es  mas bien un ejercicio de ciencia fricción (sic). El pasado se
construyó con  los elementos de su tiempo.  

Finalmente la Presidenta habló y se refirió a la ética y a la generación de riqueza de


esta manera: “Ya no hace falta desapoderar a alguien, ya no hace falta conquistarlo
militarmente o económicamente, sacarle sus recursos para generar riqueza. Es a partir
de la inteligencia, del conocimiento, de cabezas importantes, que podemos generar
riqueza, trabajo, conocimiento, información y democratización.” Parecen palabras
dictadas por el stablishment mas capitalista y moderno del planeta. Ya no hay que
matar a nadie ni robar sino que es otra cosa; las guerras son informáticas, de control
mundial mediante las redes de información, ordenando y disciplinando sin que las
mayorías lo adviertan. La política de la búsqueda del Bien y enfrentar al Mal es
altamente contagiosa y más si la cercanía con el poder informático es tan grande como
para que un presidente acompañe esa empresa. Ni Bush se atrevería a tanto de manera
tan descarada. Tal vez será por eso que la Presidenta se creyó en derecho de
homenajear la inteligencia de Bill Gates (en casa de Google nada menos, su
“archienemigo económico”) por no decir que no sabía la relación que hay entre ellos. .
Por lo visto, todo cabe en la casa del señor Dios Google. Google es bueno y produce el
mejor de los mundos posibles haciendo que el mínimo de mal inevitable se vuelque.
Todo esto tiene algo de obscenidad. No hay pudor en ciertas confesiones públicas. La
foto de la ocasión es el ejemplo de ello. Las sonrisas cunden, las manos soportan y
agarran firmemente a la imagen de la empresa del bien coloreada con la bandera
argentina. ¿Todo es aceptable? ¿Todo es vendible? Y si… en el mundo de Google así es.
O sea, que estamos en serios problemas.

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