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INTRODUCCIÓN

Sin duda es a partir del 2006, con la entrada en vigencia del Nuevo
Código Procesal Penal en el distrito judicial de Huaura, que los procesos
penales en el Perú, dejaron el antiguo modelo inquisitivo en donde el juez
instructor de la investigación era el que a la vez, se encargaba de sentenciar,
pasando a un nuevo modelo procesal penal (planteado con el código procesal
penal del 2004) en el cual predomina la oralidad en el marco de un sistema
acusatorio con rasgos adversariales, el cual permite mayor celeridad procesal y
que se está implantando paulatinamente en todos los distritos judiciales del
país, siendo el gran reto en distrito judicial de Lima.

Es en dicho contexto que es menester hablar de la “Teoría del Caso”, ya


que al tener un sistema acusatorio con rasgos adversariales sin duda habrá
una confrontación de posiciones entre lo alegado por el Fiscal y la Defensa
Técnica del Investigado, por lo que es necesario tener una estrategia, plan o
como ya lo dijimos una Teoría del Caso, para que a su vez la misma sea
planteada al juez y podamos conseguir el éxito en el proceso penal.

Por otro lado, debemos tener en cuenta que la Teoría del Caso no es
otra cosa más que la hoja de ruta a seguir siempre guiado de los principios de
sencillez, lógica, credibilidad, flexibilidad y suficiencia jurídica, lo cual
garantizará el éxito dentro del proceso penal.

En tal sentido al manifestar que se debe tener una suficiencia jurídica no


sólo está referido a una adecuada subsunción penal, pues no se trata sólo de
armar dicha teoría con una simple adecuación del tipo penal a los hechos, sino
se trata de evaluar de manera concreta que pruebas se tiene, cual es la
coherencia en nuestra narración de los hechos y si los mismos son lógicos, en
tal sentido nace la siguiente interrogante ¿La Teoría del caso, se agota solo en
la correcta subsunción de los hechos?, esta pregunta es sin duda la que
trataremos de desarrollar en el presente trabajo, el cual tratará primigeniamente
de definir que es una teoría del caso, cuáles son los elementos que la
componen para finalmente evaluar cual es la importancia de desarrollar una
buena teoría del caso dentro de un proceso penal.
¿LA TEORÍA DEL CASO, SE AGOTA SOLO EN LA CORRECTA
SUBSUNCIÓN DE LOS HECHOS?

Hemos escuchado a lo largo del tiempo que sucedido un hecho de


relevancia jurídico-penal (es decir la comisión de un presunto delito)
inmediatamente se debe plantear una teoría del caso en relación a los hechos,
pero ¿Qué es una teoría del caso? el jurista Oré sostiene que la teoría del caso
es la herramienta imprescindible sin la cual no podemos afrontar de manera
eficiente y eficazmente un proceso penal, el cual nace con la determinación de
nuestra versión de los hechos y contiene el planteamiento estratégico del
litigante. Es la partitura que nos indica cómo conseguir que nuestra pretensión
resulte vencedora, que nos advierta nuestras debilidades, que nos muestre
cuál es el camino a seguir, así como también, el cómo y cuando hacer valer
nuestra versión (2016, p. 112).

La teoría del caso intenta constituirse en una suerte de plantilla, a través


de la cual el litigante invita a los jueces a mirar la realidad, o más propiamente,
los hechos del caso, proveyéndoles de un lente para dar una lectura
intencionada que permita explicar lo sucedido. Así pues podemos afirmar que
la teoría del caso corresponde a la idea central que adoptamos para explicar y
dar sentido a los hechos que se presentarán como fundantes de una historia,
permitiendo dar cuenta de la existencia de una determinada teoría jurídica
(Sánchez, 2018, p.45).

Ahora bien debemos tener en consideración que el proceso penal está


sujeto a diversos avatares, es difícil, salvo casos excepcionales, saber con
anticipación en qué sentido se producirá la prueba, cómo declarará un testigo,
qué arrojará la pericia, etc., es ahí, donde se demuestra la importancia del
diseño de la teoría del caso, pues ésta permitirá al litigante afrontar con
decisión el problema presentado y de ser el caso asumir responsablemente
una solución.

Además, no hay que confundir teoría del caso con las diversas
estrategias que ejecutemos para hacerla efectiva. Podemos tener diversas
estrategias, pero debemos tener una sola teoría del caso, una sola versión de
los hechos. La concreción de la teoría del caso se puede realizar a través de la
ejecución de diversas estrategias, pero no al revés, una estrategia jamás debe
implicar la ejecución de diversas teorías del caso, al menos no respecto a los
mismos hechos.

La teoría del caso es única en tanto es una la versión de los hechos que
planteamos al Tribunal. En un proceso podemos alegar la inocencia del
imputado, pero eso no nos imposibilita plantear un hábeas corpus si de por
medio existe la afectación de un derecho constitucionalmente protegido, o
plantear un mecanismo procesal de terminación anticipada, o quizá una
excepción de naturaleza de acción aduciendo atipicidad de los hechos. No hay
que confundir teoría del caso con planteamientos estratégicos derivados de
aquella.

Definido entonces que es la teoría del caso señalaremos cuales son las
características de la misma, siendo la primera de ellas y quizá la más
importante que su diseño debe darse al primer momento de enterarnos de los
hechos, nuestra teoría del caso empieza desde el momento que tenemos
conocimiento de los hechos, muchas veces éste se produce cuando asumimos
o nos asignan el caso, es en este momento que debemos definir nuestra
versión de los hechos en coherencia con las pruebas que la sustentan y el
análisis jurídico que desarrollemos. Su desarrollo y ejecución va desde ese
mismo momento hasta que finaliza el proceso, un planteamiento adecuado y
responsable, nos va permitir adoptar y asumir decisiones en el momento
oportuno, hay que saber desde un inicio qué es lo que queremos demostrar.

Por otro lado, debemos tener en cuenta que otra característica de la


teoría del caso es que se debe orientar la misma al juicio oral pues es el eje
central del proceso, no porque toda investigación debe terminar en juicio oral,
sino porque las decisiones más importantes del proceso deben ser asumidas
en función de lo que se conseguiría en el juicio oral. En tal sentido, por ejemplo,
si el Fiscal considera que no tiene seguridad de conseguir una sentencia
condenatoria le convendría llegar a una negociación o un acuerdo reparatorio
con el inculpado.

Un punto resaltante también es señalar que la teoría del caso se


alimenta durante la investigación, nuestra versión de los hechos debe ser la
misma durante todo el proceso; aquella que definamos en un inicio debe ser la
que busquemos sustentar probatoria y jurídicamente después. Por tanto, la
investigación se convierte en el primer escenario para conseguir los elementos
que sustenten nuestra versión; no obstante, la forma cómo afrontemos el caso
puede variar y evolucionar durante la investigación, ello en tanto, durante esta
fase se van recogiendo los diversos elementos que luego se convertirán en
prueba. Cuando asumimos el caso, contamos - como mínimo – con la versión
del supuesto imputado, sin aún saber qué es lo que van a declarar los testigos,
ni en qué concluirá la pericia. De ahí que, la teoría del caso se va alimentando
de toda la información que pueda surgir en la investigación hasta la acusación
fiscal, a partir de la cual ya sabemos cuáles son los hechos y cuáles las
pruebas; con es información se realiza el juicio oral.

Otra característica importante de la teoría del caso es que la misma tiene


que ser única, en el proceso existen dos posiciones: una de la defensa y otra
de la acusación, cada una de ellas debe exponer una sola versión de los
hechos, desde el momento de la imputación. En el juicio oral ya tenemos todas
las piezas sobre la mesa, ya sabemos quienes han acudido como testigos en la
etapa de investigación y qué han declarado, sabemos que existe un documento
pericial y cuál es su conclusión; sin embargo, estos elementos aún no
constituyen prueba, sino simples “papeles” que no hablan ni exponen nada;
pues prueba es aquello actuado en juicio oral. Por tanto, además de nuestra
versión, tenemos también el sustento probatorio y jurídico que nos permitirán
construir una única teoría del caso capaz de enfrentarse en juicio oral, es
importante prescindir de las versiones subsidiarias, ni el Fiscal ni la defensa
pueden exponer diversas posiciones o versiones sobre los mismos hechos.
Hacerlo implicaría perder credibilidad y coherencia, así como el
cuestionamiento de nuestro profesionalismo. No sería nada serio decirle al
Juez que, por ejemplo, el acusado sustrajo personalmente de la bóveda del
Banco un millón de dólares, a exponer luego que no fue él, pero que sin
embargo, él dio la orden; del mismo modo no sería creíble decir que Pedro es
inocente porque no estuvo en el lugar de los hechos; pero en caso de que
hubiese estado, es inocente porque actuó en legítima defensa o en estado de
necesidad, uno es responsable de las decisiones que toma en el proceso.
Además de ello, manejar diversas variables y versiones implica no estar seguro
de nuestra propia posición, y si no estamos seguros de qué es lo que
defendemos o sobre qué acusamos, definitivamente ahí no hay una teoría del
caso. Pero, no sólo nuestra versión de los hechos debe ser única, sino también
las pruebas y la versión jurídica que sustentan; así no puedo tener testigos que
se contradigan o análisis jurídico penales distintos. La teoría del caso debe ser
única, una sola versión de los hechos con sustento probatorio y encuadrada en
un análisis jurídico. Sin embargo, debemos tener en consideración los matices
que permite nuestro ordenamiento procesal. El recientemente promulgado
Decreto Legislativo 983 permite una acusación complementaria, es decir, que
durante el juicio y hasta antes de la acusación oral, el Fiscal mediante escrito
de acusación complementaria podrá ampliar la acusación mediante la
“inclusión de un hecho nuevo” que no haya sido comprendido en la acusación
escrita en su oportunidad, que modifique la calificación legal. ¿Con esta nueva
facultad del Fiscal, cómo queda la teoría del caso de la defensa? ¿Qué debe
hacer frente a este “hecho” nuevo? Mas allá de las cuestiones dogmáticas que
van de lo constitucional a lo procesal, lo cierto es que el defensor debería
mantener su teoría del caso y versión de los hechos iniciales, salvo, que la
modificación implique una variación drástica en su esquema. Ahora bien, una
vez ampliada la acusación y con ella el objeto de imputación, se recibirá la
nueva declaración del imputado. He aquí el momento para trazar nuestra
versión a la luz de estos nuevos hechos. Pero ¿Qué tiempo tenemos para ello?
casi nada, pues se coge a la defensa casi por sorpresa; es más la norma
establece que se informará a las partes que tienen derecho a solicitar la
suspensión del juicio para ofrecer nuevas pruebas o preparar la defensa por no
más de 5 días hábiles.

Otra característica es que la teoría del caso debe ser autosuficiente,


cuando se diseña el relato de los hechos lo hacemos dentro del marco de la
adversariedad, el relato debe hacerse de tal forma que enfrente con éxito las
objeciones, interrogantes y cuestionamientos que pueda plantear la
contraparte, de ahí la importancia de analizar minuciosamente el caso, de
trazar nuestro esquema de acusación o defensa, de saber cuál es nuestra
versión de los hechos, cuáles son nuestras pruebas y cuál es nuestro sustento
jurídico. La teoría del caso “se construye” en base a nuestras acciones y
estrategias, durante todo el curso de la investigación por ello, debemos ser
diligentes y estar atentos a los diversos acontecimientos que se presenten, sin
embargo lo que si debemos tener claro es que a un proceso y menos a un
juicio oral no debemos ir a improvisar ese es el peor error de un litigante,
aunque muchas veces es lo que ocurre en la práctica.

La versión adoptada tiene que ser factible de oponerse a la de la otra


parte, tiene que tener firmeza y consistencia, si afirmamos algo debemos estar
seguros que podemos sustentarlo y probarlo, así por ejemplo, no tendrá
consistencia la versión del abogado que, sin contar con medio probatorio
alguno, sustenta que su patrocinado no estuvo en el lugar de los hechos; frente
a la versión del Fiscal que afirma lo contrario y, además, tiene a 50 testigos que
sostienen haber visto al acusado en el lugar de los hechos. Esto podría ser
lamentable. De ahí que debamos ser cuidadosos.

Otra característica es la sencillez, no hay que redundar en versiones


densas, los argumentos debe girar en torno a las pruebas existentes, no hay
que entrar en sofisticados razonamientos fácticos o dogmáticos, generalmente
caemos en la tentación de exponer técnica y sofisticadamente como si
estuviéramos en un examen de grado, pero debe ser todo lo contrario, debe
buscar facilidad de entendimiento a fin de convencer al Juez que nuestra
versión de los hechos es la real, entonces debemos exponerla sencilla y
lógicamente.

La teoría del caso debe ser debe ser armónica, sin contraposiciones, su
exposición debe guardar una coherencia tal, que permita inferir las
consecuencias jurídicas de los hechos que la soportan. Ya lo hemos dicho,
nuestras pruebas deben ser afines, expuestas bajo una misma línea
argumental, lo cual no quiere decir que vayan a exponer exactamente lo
mismo, pues eso equivaldría y evidenciaría estar “sospechosamente
preparados”. No, de lo que se trata es que nuestras pruebas, de ser el caso
nuestros testigos deben sustentar nuestra narración de los hechos, debe ser
veraz, debe basarse en elementos creíbles y reales que persuadan al juzgador.
La lógica juega un papel importante en nuestro diseño. Al Juez no se le puede
vender una historia poco creíble, carente de veracidad y coherencia, nuestros
argumentos deben ser expuestos lógicamente, no debemos ir a pescar ni a
esperar que nos crean. Hay que ir a convencer. Y se convence con argumentos
basados en hechos reales, debidamente sustentados.

Finalmente, la teoría del caso debe ser suficientemente sustentada


jurídicamente, debe tener una base jurídica que logre demostrar la
concurrencia o no de los elementos del tipo penal o el cumplimiento de los
requisitos de la obtención de la prueba. En este sentido, hay que respetar del
principio de legalidad penal.

Definido entonces la teoría del caso y establecido las características de


la misma, ahora debemos precisar que se necesita para la elaboración de la
teoría del caso

El primer lugar se debe hacer un relato de los hechos, luego de haberse


producido los hechos considerados delictivos y una vez iniciada la investigación
o diligencias previas, las partes deberán construir el relato o versión de los
hechos, la construcción del relato de hechos dependerá en gran medida de los
factores que subyacen al delito imputado, hay que narrar el hecho como si
estuviéramos contando una historia o una película, pero dándole sustento.

Desde la perspectiva del Fiscal el relato debe construirse a partir del


documento policial, la declaración de la víctima y de uno o varios testigos. Por
su parte la defensa partirá de la declaración del imputado al momento de su
detención o durante la investigación. El relato de los hechos del Fiscal deberá
responder a las siguientes interrogantes ¿Quién lo hizo?, ¿Cuándo?, ¿Dónde?,
¿Contra quién o contra qué?, ¿Cómo?, ¿Por qué? y ¿Para qué?.

Por su parte el relato de la defensa deberá responder ¿Cuándo?,


¿Dónde?, ¿Quiénes son los actores?, ¿Tuvo participación en los hechos?,
¿Qué hizo?, ¿Dónde se encontraba cuándo sucedieron los hechos?, ¿Cómo se
enteró?, ¿Por qué el imputado no es el responsable? o ¿Cuál es el motivo que
justifica su actuación? Si bien estas preguntas no son las únicas, son las
básicas al momento de construir nuestro relato, es decir nuestra historia.

Otro componente es la determinación de la teoría jurídica, no basta decir


es culpable o inocente, es necesario que nuestro relato además de ser
coherente, tenga sustento normativo, por ello una vez definido nuestra versión
o relato de los hechos debemos identificar el tipo penal, es decir a qué delito se
adecua la conducta, es la llamada subsunción penal, se trata de analizar si en
el caso se presentan circunstancias modificatorias de responsabilidad penal,
determinar supuestos de dogmática penal aplicable. Pero sin entrar a debates
extensos. Este paso es muy importante porque nos permitirá, en caso del
Fiscal, conocer cuáles son los elementos que debe satisfacer nuestra teoría del
caso para poder obtener una condena, o en caso de la defensa, conocer cuáles
son los elementos que se deben destruir o refutar para conseguir una
absolución.

Ahora no sólo basta con una adecuada subsunción penal sino hay que
construir las proposiciones fácticas del caso, una proposición fáctica es una
afirmación de hecho, respecto del caso concreto, que si el Juez la cree, tiende
a satisfacer un elemento de la teoría jurídica. Dicho de otro modo, una
proposición fáctica es un elemento legal reformulado en un lenguaje corriente,
que se remite a experiencias concretas del caso, sobre las que un testigo sí
puede declarar.

Por consiguiente, los relatos de nuestros testigos determinan finalmente


el contenido de las proposiciones fácticas, a la vez que las proposiciones
fácticas deben estar contenidas en el relato de los testigos. Por lo general las
proposiciones fácticas constituyen las ideas fuerzas de nuestra versión,
plasmadas en frases simples y coherentes, estas proposiciones adquieren
contenido con las declaraciones de los testigos, que responden a la adecuación
del tipo penal, de ahí que sobre las proposiciones fácticas recaigan las
pruebas, lo más adecuado es tener al menos una proposición fáctica por cada
elemento del tipo penal,

Resulta importante destacar la utilidad que prestan a los litigantes las


proposiciones fácticas, entre las que destacan las siguientes: 1) Las
proposiciones fácticas constituyen una forma de resolver la distancia entre una
teoría jurídica, por naturaleza abstracta, y un mero relato de hechos; 2) Las
proposiciones fácticas permiten dirigir una investigación, relevando o
evidenciando los aspectos faltantes para contar con una teoría del caso
determinada y afinada para ser acreditada en juicio; 3) Las proposiciones
fácticas contribuyen a esquematizar las presentaciones que las partes
realizaran en el juicio oral; 4) Las proposiciones fácticas permiten ordenar la
presentación de la evidencia, según un correlato temático o cronológico de los
hechos que deben ser probados para dar por acreditado cada elemento del
tipo, y 5) La utilización de proposiciones fácticas es una ayuda para medir el
posible resultado de un juicio, toda vez que el litigante podrá levantar frente a
cada afirmación de hecho las posibles evidencias que permitirán probar cada
uno de los elementos del tipo de un ilícito.

A decir de BAYTELMAN las proposiciones fácticas son más fuertes en la


medida que más satisfacen el elemento legal para el que fueron ofrecidas; la
fortaleza o debilidad de una proposición fáctica no tiene que ver con que
tengamos prueba para acreditarla; la prueba es crucial, pero es otro problema
(2014, p.213).

Para evaluar la calidad de una proposición fáctica se debe acudir al “test


de la superposición”: mientras más esté mi contraparte en condiciones de
superponer a esa misma proposición fáctica otra interpretación al menos
igualmente razonable y creíble de esos hechos, más débil ella es. Además, la
fortaleza o debilidad de una proposición fáctica no puede evaluarse respecto de
cada una de ellas individualmente consideradas, sino de todas ellas sopesadas
unas con otras, tanto en lo relacionado con las propias como con las de la
contraparte, por tanto la importancia de las proposiciones fácticas es
indiscutible, son el elemento central en la construcción de la teoría del caso.

Otro aspecto importante es la identificación de las debilidades del caso,


en la teoría del caso también debemos incorporar las debilidades del caso que
podrían ser utilizados por la otra parte esto nos servirá para cubrirnos
oportunamente, es por ello que, no sólo es importante conocer nuestras
debilidades, sino también debemos tener una solución o respuesta para ellas,
por eso es que se recomienda adelantar nuestras debilidades con una
respuesta lógica y coherente para que luego no sea presentada por la otra
parte.

Se debe generar un tema a defender en el juicio oral, como en todo


escenario, en el proceso penal, existe un aspecto comunicacional, debemos
procurar que el Juez crea nuestra versión, en el juicio oral no hay que ser
meramente técnicos, porque lo que se discute es un relato de hechos, pero con
sustento, no olvidemos que en el juicio oral nos enfrentamos a una parte
contraria, que también tiene su propia versión, por tanto, debemos aprender a
comunicarnos, a transmitir claramente nuestro mensaje, no basta tener un
buen mensaje, se requiere ser un excelente mensajero, es por ello que
debemos buscar y expresar una frase, a manera de titular de diario. Una frase
que resuma nuestra versión de los hechos, que sea fuerte y clara. Por ejemplo
“lo mató por celos”. Esta frase la vamos a defender durante todo el proceso y
nos servirá para hacer nuestro alegato de apertura y repetirla al momento de
hacer el alegato de cierre.

Finalmente, ya conocido el concepto de la teoría del caso, sus


características y señalar cual es su estructura, estamos en la capacidad de
resolver la interrogante que nos planteamos al inicio ¿La teoría del caso, se
agota solo en la correcta subsunción de los hechos?, sin duda la respuesta a
esta pregunta es negativa pues como ya dijimos no solo basta con una
adecuaciones de los hechos al tipo penal, sino también se tiene que tener
coherencia en las pruebas que uno posee para acreditar su posición ante el
juez.

En otras palabras la subsunción penal es solo una parte de la teoría de


caso, el cual no solo esta compuesto por fudamentación jurídica, sino que
también necesita nutrirse de

?que
CONCLUSIONES

 La teoría del caso no se agota sólo con la adecuación de la conduta al


tipo penal, sino que la teoría del caso implica mucho más que la simple
subsunción penal, abarca también un adecuado relato de hechos y que
los mismos consigan un sustento probatorio.

 Es importante diseñar la teoría del caso a partir de una adecuada


subsunción penal, pues el diseño de la misma planteará tanto al Fiscal
como a la defensa una adecuada estrategia para conseguir el objetivo
final que es el convencimiento del juez.

 No sólo basta una buena adecuación al tipo penal, correcta narración de


los hechos y un buen sustento probatorio para un correcto sustento de
una teoría del caso, sino que más allá de ello también es necesario
identificar las debilidades para enfrentar posibles escenarios de rebate
de la otra parte.

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