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“fidelizar y sacar el máximo provecho a los clientes actuales, es mas rentable que
aplicar esfuerzos, muchas veces infructuoso, para capturar clientes de la
competencia”
La segunda razón tiene que ver con el “quienes” son o quiero que sean mis
clientes. Lo que es tanto como establecer qué y cómo quiero que sea mi
empresa, porque ello tendrá implicaciones en todo el negocio.
BENEFICIOS DE LA SEGMENTACIÓN
Cuatro son los criterios clásicos que se encuentran en casi todos los manuales de
marketing, pero, como dice el refrán, “no hay quinto malo”: LA SEGEMNTACIÓN
GEODEMOGRAFICA; un modelo de segmentación de clientes que esta en pleno
auge y que demuestra una notables capacidad para identificar pautas de
comportamientos de los consumidores y, sobre todo, para localizarles
territorialmente.
DECATHLON
Una primera delimitación a la macrosegmentacion que tiene que ver con nuestra
estrategia y nuestro estilo de negocio. Es decir, la función básica, necesidad que
queríamos atender, a la tecnología, a como al servicio que prestamos, a un grupo de
clientes y finalmente aplicar esas fases que comentaba además estos criterios de
microsegmentación. Es decir, el básico sociodemográfico, y alguno más que se
relacione con los objetivos que perseguimos.
https://www.gestiopolis.com/planificacion-estrategica-de-marketing-para-la-gestion-
organizacional/
Ad by Valueimpression
Planificar es prever y decidir hoy las acciones que nos pueden llevar desde el
presente hasta un futuro deseable.
No se trata de hacer predicciones acerca del futuro, sino de tomar las decisiones
pertinentes para que ese futuro ocurra.
Ad by Valueimpression
El tema del planeamiento estratégico ocupa cada día un lugar más relevante, los
directivos comprueban progresivamente las ventajas que reporta el desarrollo de
este proceso para conducir de forma lógica e integral a la organización tanto en el
corto, mediano, como en el largo plazo.
La misión de la organización.
La historia y los grandes líderes nos han enseñado que una visión atractiva sobre el
futuro puede tener un efecto muy estimulante en las personas. También se ha
recogido alguna evidencia en torno a que las organizaciones que han desarrollado un
plan estratégico, sean ellas grandes o pequeñas, tienen un mejor desempeño que las
que no lo han hecho.
El Marketing estratégico nos sirve para que la empresa pueda aprovechar todas las
oportunidades que le ofrece el entorno, superando las amenazas del mismo,
haciendo frente a los retos constantes que se le presentan. (Muñiz, 2001)
La Planificación Estratégica del Marketing según afirma Muñiz, (2005); tiene por
finalidad producir cambios profundos en los mercados de la organización y en la
cultura interna.
Definir la Misión.
Según Hall, (1978) “La empresa diversificada debería ser dirigida como una
“cartera de negocios”, con cada unidad de negocio sirviendo a un segmento
producto/mercado claramente definido, con una estrategia claramente definida”.
Pero según Gluck, Kauman y Walleck, (1980) las Unidades Estratégicas de Negocio;
son entidades organizativas suficientemente grandes y homogéneas para que
puedan ejercer un control efectivo sobre la mayoría de los factores que afectan a
su negocio.
De forma similar, para Aaker, (1987) una Unidad Estratégica de Negocio, es una
unidad organizativa que posee, o debería poseer, una estrategia de empresa
definida y que tiene un gerente con responsabilidad en la venta y en los beneficios.
Conclusiones
https://www.foromarketing.com/gestion-lobbies-herramienta-marketing-
estrategico#sthash.VlTniV6a.dpuf
Gestión de ‘lobbies’: Herramienta de Marketing
Estratégico
6 junio, 2013
http://www.luismiguelmanene.com/2012/04/04/el-mercado-concepto-tipos-estrategias-
atractivo-y-segmentacion/
MERCADO: CONCEPTO, TIPOS, ESTRATEGIAS,
ATRACTIVO Y SEGMENTACIÓN
El 4 abril 2012 en Conocimientos, Marketing, Ventas
NOTA.-
2.-Concepto.-
Mercado es otra palabra, como Marketing, que tiene diferentes interpretaciones,
entendiéndose, en términos generales, como el lugar en donde coinciden para hacer sus
transacciones los compradores (la demanda) y los vendedores (la oferta). Un mercado es el
área dentro de la cual los vendedores y los compradores de una mercancía mantienen
estrechas relaciones comerciales, y llevan a cabo abundantes transacciones de tal manera
que los distintos precios a que éstas se realizan tienden a unificarse.
Entendemos por mercado el lugar en que asisten las fuerzas de la oferta y la demanda para realizar
las transacción de bienes y servicios a un determinado precio. El mercado está en todas partes
donde quiera que las personas cambien bienes o servicios por dinero.
Se pueden identificar y definir los mercados en función de los segmentos que los conforman
esto es, los grupos específicos compuestos por entes con características homogéneas.
En un sentido económico general, mercado es un grupo de compradores y vendedores que
están en un contacto lo suficientemente próximo para las transacciones entre cualquier par de
ellos, afecte las condiciones de compra o de venta de los demás.
Comprende todas las personas, hogares, empresas e instituciones que tiene necesidades a
ser satisfechas con los productos de los ofertantes. Son mercados reales los que consumen
estos productos y mercados potenciales los que no consumiéndolos aún, podrían hacerlo en
el presente inmediato o en el futuro.
3.-Estudio de mercado.-
En una época de globalización y de alta competitividad de productos o servicios, es necesario
estar alerta a las exigencias y expectativas del mercado, para ello es de vital importancia para
asegurar el éxito de las empresas hacer uso de técnicas y herramientas, que lleven a cabo un
estudio de mercado con una serie de investigaciones sobre la competencia, los canales de
distribución, lugares de venta del producto, la publicidad existente en el mercado, precios, etc.
El estudio o investigación de mercados es aportar informacion adecuada ante problemas
planteados en el proceso de toma de decisiones en el area comercial de una organización.
El estudio de mercado es la función que vincula a consumidores, clientes y público con el
analista del mercado a través de la información, la cual se utiliza para identificar y definir las
oportunidades y problemas de mercado; para generar, refinar y evaluar las medidas de
comercio y para mejorar la comprensión del proceso del mismo.
Dicho de otra manera el estudio de mercado es una herramienta de mercado que permite y facilita
la obtención de datos, resultados que de una u otra forma serán analizados, procesados mediante
herramientas estadísticas y así obtener como resultados la aceptación o no y sus complicaciones de
un producto dentro del mercado.
3.1.-Aspectos a analizar.-
Con el estudio de mercado pueden lograrse múltiples objetivos y puede aplicarse en la
práctica a cuatro campos definidos, de los cuales mencionaremos algunos de los aspectos
mas importantes a analizar, como son:
El consumidor:
o Sus motivaciones de consumo
o Sus hábitos de compra
o Sus opiniones sobre nuestro producto y los de la competencia.
o Su aceptación de precio, preferencias, etc.
El producto:
o Estudios sobre los usos del producto.
o Tests sobre su aceptación
o Tests comparativos con los de la competencia.
o Estudios sobre sus formas, tamaños y envases.
El mercado:
La publicidad:
o Pre-tests de anuncios y campañas
o Estudios a priori y a posteriori de la realización de una campaña, sobre
actitudes del consumo hacia una marca.
o Estudios sobre eficacia publicitaria, etc.
3.2.-Fuentes de información.-
Para obtener los datos que nos puedan ayudar a conocer e interpretar un determinado
4.-Tipos de mercado.-
Puesto que los mercados están construidos por personas, hogares, empresas o instituciones
que demandan productos, las acciones de marketing de una empresa deben estar
sistemáticamente dirigidas a cubrir los requerimientos particulares de estos mercados para
proporcionarles una mejor satisfacción de sus necesidades específicas.
Así tendremos diversas clasificaciones o tipos de mercado según sean los criterios aplicados, a
saber:
4.1.-Según su extensión:
o Mercado Total.- conformado por la totalidad del universo con necesidades que pueden
ser satisfechas por la oferta de una empresa.
o Mercado Potencial.- conformado por todos los entes del mercado total que ademas
de desear un servicio o un bien están en condiciones de adquirirlas.
o Mercado Objetivo.– esta conformado por los segmentos del mercado potencial que han
o Mercado de los productores .-Los productos no los compran en su mayoría para ser
consumidos, sino transformados en otros productos o comercializados como
intermediarios. Este mercado es mucho más rico en el número de transacciones que el de
consumo, porque hasta que el producto está finalizado pasa por varios procesos de
transformación. En una economía desarrollada, el 80% de las transacciones se realiza en
este mercado. La pertenencia a este mercado se identifica por la actitud del comprador , y
el uso del producto, y será sustancialmente diferente la venta (un ordenador es diferente si
se vende a un particular que a una empresa). El precio también será una variable que
tenga diferente importancia en un mercado y en otro. Una peculiaridad de este mercado,
es el proceso de compra, en el que deciden diferentes personas. Así, en el proceso de
venta es importante saber qué papel desempeña cada persona. La compra en una
empresa no es un gasto como en el mercado de consumo sino un coste, y esto hace que
la compra sea mucho más racional.
o Mercado de los revendedores.- Los demandantes de este mercado son las empresas,
personas o instituciones que adquieren los productos con objeto de venderlos o alquilarlos
a otros, pero sin transformarlos. Estos revendedores compran dos tipos de productos: los
destinados a la reventa y los destinados al desarrollo de su trabajo y mantenimiento y
mejora de instalaciones. Las motivaciones de compra en este sector son parecidas a las
del mercado de productores. También en este caso, las compras suponen costes y, por
ello, las decisiones están igualmente protagonizadas por el componente racional y
económico. Si esta empresa es pequeña el proceso de decisión es corto, y más largo
según sea mayor ésta.
o Mercados de instituciones oficiales.-En este mercado se englobarían todas las
instituciones oficiales. Se diferencia en que en el proceso de compra no es tan importante
el factor económico como el servicio a la comunidad. Por otra parte las decisiones siguen
pautas legales con procedimientos rígidos y preestablecidos.
o Mercado de servicios.– Constituye el sector terciario de la actividad económica con un
elevado indice de desarrollo. Presenta dificultades de definición, entendiéndose por tales,
aquellos bienes materiales, que en muchos casos utilizan soportes materiales para ser
transmitidos, identificables por separado, que satisfacen deseos y necesidades y que
pueden ser destinados a consumidores o a industrias. Por ejemplo: servicios de
banca,leasing, ventas a plazos, seguros, asistencia sanitaria, educación, inmobiliaria,
transportes, hostelería, consultorías, informacion, etc.
5.-Estrategias de mercado.-
La elección de los productos-mercados y con ello de las actividades que se van a realizar en el seno de
una organización, el análisis del comportamiento competitivo y el proceso de recolocación de
recursos, son tres aspectos del contexto estratégico de una perspectiva de marketing dentro de la
dirección estratégica de la empresa.
El reconocimiento de la importancia de las necesidades, creencias, comportamientos y valores
de los grupos de consumidores, a los que la empresa desea llegar y la evaluacion de sus
propias posibilidades es la primera actividad especifica de la función de marketing.
Por tanto, la exigencia de una estrecha colaboración conceptual y operativa entre la dirección
estratégica de una organización , con la estrategia de marketing y la evaluacion de la cartera
de productos-mercados es evidente.
Las estrategias de marketing se basan en la segmentación del mercado, esto quiere decir que en la
mayoría de productos y servicios no nos dirigimos a la globalidad del mercado, sino a grupos
específicos de consumidores. Esto es lógico si tenemos en cuenta que el marketing se basa
en el cliente y si queremos adecuar la oferta tenemos que segmentar. Esto quiere decir que
cada día tenemos que analizar a un mayor número de grupos más reducidos para alcanzar a
la globalidad. Hoy en día esta técnica se denomina microsegmentación. De aquí surge la
expansión en el desarrollo de productos cada vez más específicos y especializados, el añadir
servicio y personalización a los productos, es decir convertir productos en productos-servicios,
y la expansión del marketing directo que es el que consigue una segmentación más precisa y una
atención más personalizada. La microsegmentación clasifica a los grupos por sus diferentes
estilos de vida.
Las estrategias de mercado en un producto-mercado amplio, son:
1.el método del mercado objetivo único: segmentar el mercado y escoger uno de los
segmentos homogéneos, como mercado meta de la firma.
2.el método del mercado objetivo múltiple: segmentar el mercado y elegir dos o más
segmentos, cada uno de los cuales será tratado como mercado meta separado, que necesita
una mezcla comercial diferente.
3.el método del mercado objetivo combinado : combinar dos o más submercados en un
mercado meta mayor como base para una estrategia.
5.1.-Métodos para identificar nuevos negocios.-Debemos ser capaces de descubrir las
oportunidades para nuevos negocios y no suponer que todo será igual para siempre. Si bien
existen muchas maneras creativas para describir oportunidades, existen 4 métodos formales
para identificar nuevos negocios:
1. Penetración en el mercado. En la penetración del mercado buscamos quitarle
clientes a la competencia mediante una mejor publicidad, mayor distribución, reducciones
de precio, nuevos envases, etc.
2. Desarrollo del mercado. En el desarrollo del mercado tratamos de captar nuevos
clientes sin modificar el producto.
3. Desarrollo del producto. Con el desarrollo del producto tratamos de satisfacer las
necesidades del cliente diseñando el producto adecuadamente y a un precio competitivo.
4. Diversificación. En este caso la diferenciación es primordial para por medio de la
diversiificación llamar la atención del cliente y lograr su impulso de comprar.
Para poder ubicar oportunidades de negocios es importante estudiar la situación en 3 niveles:
o El Entorno Nacional. Se debe estar informado de los cambios en los campos político,
económico, social y tecnológico. Hoy en día recibimos una fuerte influencia en nuestras
actividades de las decisiones del gobierno, la marcha de la economía, y las sorprendentes
y rápidas innovaciones tecnológicas.
o El Sector Específico. Los cambios en el entorno causan diversos efectos en cada
sector considerando el tipo de productos o servicios, la competencia, la producción, los
precios y las tendencias de los consumidores.
o El Consumidor. En un mercado de libre competencia, es el consumidor o comprador el
que tiene la decisión final sobre el éxito o fracaso de un producto o servicio.
5.2.-Fases de un estudio del mercado.-Podemos considerar las siguientes etapas para realizar un
análisis estratégico del mercado :
https://paulcapriotti.wordpress.com/
Hace unos días, hablando con un amigo sobre la situación general generada por
la crisis sanitaria del Coronavirus y sobre mi anterior post acerca del colapso de
los servicios de atención al cliente de líneas aéreas, hoteles y agencias de viajes,
me comentó lo siguiente:
¿Y qué quieres?. Esto no es una tormenta que hace suspender unos cuantos
vuelos. Ninguna empresa está preparada para una crisis de estas características.
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Así pues, parece que los comunicadores disponen de una amplia y profunda
formación, bibliografía y entrenamiento en estos temas. Y entonces, en esta crisis
del Coronavirus, me surgen varias dudas y preguntas, para las cuales no estoy
seguro si tengo respuestas…
Duda 1: las líneas aéreas, agencias de viajes o cadenas hoteleras (por mencionar
sólo algunas de las empresas muy afectadas) ¿tienen Dircoms y/o
Departamentos de Comunicación cualificados para afrontar situaciones de crisis
de gran envergadura? ¿Acaso estas organizaciones tienen contratadas a
reconocidas Agencias de Comunicación y Relaciones Públicas para que los
asesoren y ayuden en estas situaciones?
REPORT THIS AD
¿Respuesta 3?: la respuesta posible podría ser como dijo mi amigo: es que nadie
podía imaginar una crisis de esta magnitud. ¿No? ¿No se podía
imaginar? Cuando empecé a escribir este post, busqué en Google las crisis
sanitarias de los últimos 20 años. Esta búsqueda me llevó solo unos 15 minutos!!!
y encontré lo siguiente:
Así, a grosso modo, entre brotes epidémicos, epidemias (y hasta una posible
pandemia), regionales o internacionales, en los últimos 20 años ha habido unas
7 crisis sanitarias de diferente importancia (seguramente ha habido más, pero
no las he podido documentar). Incluso hay un Monitor de posibles crisis
sanitarias (el GPMB) elaborado por la Organización Mundial de la Salud y el
Banco Mundial que en 2019 ya advertía de la posibilidad de una pandemia.
Con estos datos en las manos, los Departamentos de Comunicación, sus Dircoms
(y sus agencias) tendrían que haber considerado en sus manuales de crisis la
posibilidad de una crisis sanitaria, incluida una de este nivel. ¿No se podía
imaginar?
EXTRAS
www.paulcapriotti.wordpress.com/page/3
La hora de la verdad de la Atención "online"
al Público
Sin embargo, la crisis del Coronavirus y su gran repercusión en diversos sectores como el
hotelero, de agencias de viajes y de transporte aéreo, está poniendo en cuestión los sistemas
“digitales” de atención al cliente de las empresas. Y también ha permitido evaluar la
fiabilidad de muchas de las afirmaciones realizadas por los “gurús” de los social media
durante los últimos 15 años.
La siguiente afirmación (o alguna parecida) es el mantra que han venido repitiendo en los
últimos años algunos “gurús” de los social media:
“Los social media revolucionarán la interacción, la relación y la atención al público,
porque permiten un contacto inmediato, directo, humano y cercano con las personas, a
la vez que una conversación en real time con el público“.
A la hora de la verdad, en una situación crítica, cuando realmente deberían dar un valor
diferencial y un salto cualitativo en la atención al público, los social media de las
empresas NO ESTÁN DANDO LA TALLA en el servicio al cliente. Si van a revolucionar
el servicio de atención al público, quizás lo harán en el futuro. Pero esta claro que, en el
presente, pues no.
Sobre la inmediatez y rapidez de la interacción, esta idea ha explotado cómo un globo
pinchado. Con la excusa de “la gran cantidad de consultas recibidas“, las plataformas de
social media de líneas aéreas, agencias y hoteles tardan horas, y en algunos casos, días (sí,
días, “hasta 7 días” dice el Twitter de la agencia de viajes digital eDreams) en responder a
las consultas desesperadas y en algunos casos, urgentes, de las personas. Y en otros casos,
directamente ni contestan. Ante una situación de crisis como la actual, ¿las empresas no
tenían previsión de ampliar el equipo para hacer frente al volumen y urgencia de solicitudes
de información? ¿Acaso esperaban solucionar la situación con el equipo que tenían para la
atención habitual y cotidiana de clientes?. Si ahora las interacciones se multiplican x 1000,
quizás deberían contratar personal adicional para atender el pico de demanda ¿o tal vez
antes tenían al equipo muy infrautilizado (y ahora hiper super saturado)?. La realidad es
que, mayoritariamente, no están atendiendo al público de una forma mínimamente
adecuada.
Esto también demuestra que en todo lo relacionado con “lo digital” hay mucho de
charlatanería y mucho más aún de esnobismo. Que unos cuantos (o muchos) “gurús” se han
llenado (y se están llenando) los bolsillos asesorando o “conferenciando” sobre las
bondades inigualables de los social media como instrumentos de interacción, relación y
atención al público. Y esto también es culpa nuestra (sí, de nosotros los esnobs asistentes a
esos cursos y conferencias), que babeamos con los “espejitos de colores” que nos venden
en PowerPoints de alto diseño y con muchas de las tonterías que nos cuentan.
Finalmente, aunque parezca paradójico, las personas que han tenido la suerte de no sufrir
una “lobotomía digital” por parte del chatbot, terminan recurriendo al viejo y tradicional
sistema offline del TELÉFONO o yendo a una OFICINA (física, no online), para hablar
con alguna PERSONA (física), que en muchos casos entiende su problema y en algunos
afortunados casos le soluciona el problema. Sí, una persona, al teléfono o en la oficina.
Como hace 25 años.
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Publicado el18 marzo, 2020CategoríasAcadémico/Profesional,Conceptos,Internet/Redes
SocialesEtiquetasatención al cliente,comunicación corporativa,imagen/reputación,internet,redes
sociales1 comentarioen La hora de la verdad de la Atención "online" al Público
Si Usted prefiere algo corto, divertido, con fotos y sin mucha fundamentación, vaya a
Facebook, Instagram o a otra red social.
(Si quiere decir que lo leyó, pero no tiene ganas de leer, vaya a las “Conclusiones”)
El Dieselgate puede ser considerado como un caso paradigmático en pleno siglo 21,
puesto que es una grave crisis repentina de una empresa líder (no un proceso largo de crisis
y decadencia de una empresa), es de alcance global (fabrica en más de 20 y vende en más
de 150 países), es una de las empresas de referencia en su sector y a nivel internacional, es
de consumo masivo de muchos de sus productos (y por lo tanto es de conocimiento e
impacto en un grupo amplio de la opinión pública), es una empresa que cotiza en bolsa (y
por ello, sujeta al escrutinio de los inversores y a los vaivenes bursátiles) y además el
escándalo alcanzó gran conocimiento y difusión mediática y digital, alcanzando a un
amplio número de sujetos de los diversos stakeholders de la compañía.
Durante los primeros meses del escándalo, los medios y las redes sociales (sobre todo,
aquellos especializados en Negocios, Comunicación y Marketing) se llenaron de
opiniones sobre el tema, manejando diversas hipótesis sobre el impacto de la crisis en el
devenir de la compañía. Eran puntos de vista en caliente, con los comentarios ajustándose
cada día de acuerdo con el devenir de los hechos. Es decir, era un análisis del impacto de
la crisis en tiempo real, ya que en un período de unos cuantos días o semanas (o incluso
algunos meses) solo es posible una reflexión sobre el impacto puntual.
Los datos de la tabla sobre la evolución de los rankings no dejan lugar a dudas: VW estaba
entre las primeras 15 empresas con mejor reputación (general y de RSE) el año
anterior a la crisis (con una valoración fuerte o robusta de unos 75 puntos) y en los 4 años
siguientes prácticamente “desaparece” del ranking de las 100 empresas con mejor
reputación (con una valoración media o moderada entre 60 y 65 puntos). Si bien la caída
de posición en el ranking es espectacular (pasó de estar entre las 15 primeras a no figurar
entre las 100 del ranking), la caída en la valoración o puntuación de la empresa no es tan
acusada o marcada como podría suponerse para un escándalo de estas proporciones (puesto
que pasa de “fuerte” a “moderada”, solo 1 escalón inferior en la escala de valoración de
Reptrak).
Para analizar la evolución del Valor (financiero) de Marca, se tomaron 2 de los principales
rankings internacionales: el Best Global 100 (de Interbrand) y el BrandFinance Global
100 (de BrandFinance). Los rankings se analizan a partir de 2015, porque se realizan con
información recogida en la primera mitad del año. Así, el impacto del Dieselgate se
produce en los rankings de 2016, y se toma el año previo de 2015 como referencia. Se
analizaron los rankings publicados hasta 2019.
Para analizar la evolución temporal del Valor Bursátil, se tomaron 2 tipos de datos:
la capitalización bursátil y el precio de la acción de la compañía. Los datos se extrajeron
de Bloomberg, y se tomaron también algunos datos puntuales de referencia: la situación
justo antes de la aparición pública del escándalo, el punto más bajo y el más alto de la
valoración bursátil desde el escándalo, y la situación actual. Los datos se analizan a partir
de 2015, que es el año del escándalo (se produjo en septiembre de 2015) y se analizaron los
datos hasta la fecha de redacción del post (el 21/10/2019).
Para afrontar los diversos riesgos generados por el escándalo (multas, penalizaciones,
indemnizaciones, etc.), la empresa ha ido provisionando cantidades anuales de dinero,
hasta una cifra acumulada aproximada de 29.000 millones de euros desde 2015 hasta
2018 (según los diversos reportes anuales de la compañía). Estas cifras han ido teniendo un
impacto (más o menos significativo) en los beneficios finales de VW cada año (véase la
tabla de “Evolución de la Actividad de Negocio”). Diversos artículos y análisis realizados
indican que la “factura” total por el escándalo podría estar entre los 30.000 y 40.000
millones de euros, aunque no se sabe cuánto será realmente, porque dependerá de la
evolución de los juicios y multas. En función de este “coste” que podría llegar a tener
el Dieselgate en relación con los “beneficios” obtenidos por el engaño, algunas
reflexiones y análisis (como este post de Alberto Vilariño) señalan que si bien la
“factura” del escándalo no le va a salir “gratis” a la empresa, sí que le saldría bastante
o muy “barata” en términos del impacto económico en las cuentas de la compañía.
Para analizar la evolución temporal de los Resultados del Negocio se tomaron los
siguientes datos: las Ventas, los Ingresos, el Beneficio Bruto, el Resultado Operativo y
las Ganancias/Beneficios. Los datos se obtuvieron de los Reportes Anuales de VW. La
información se analiza a partir de 2014, que es el año anterior el escándalo (en septiembre
2015) y se analizaron los datos hasta 2018, que es el último año con datos disponibles.
Así, en resumidas cuentas, las ideas claves que podemos extraer de los datos analizados son
las siguientes:
Impacto en el Valor de Marca: si bien los 2 rankings muestran una diferencia importante
en la caída inmediata por la crisis, ambos rankings coinciden en la tendencia fundamental:
caída puntual y momentánea por la crisis, y rápida recuperación para volver a la situación
previa a la crisis en los 2 años siguientes.
Podríamos pensar que la gestión de la crisis ha sido tan buena por parte de la empresa
que el impacto del escándalo se ha reducido al mínimo. Me permito dudar de esta posible
conclusión, ya que es algo difícil de asumir, puesto que la gestión de crisis fue muy criticada
durante el transcurso de los acontecimientos, tanto a nivel comunicativo (silencio comunicativo,
poca información y transparencia, manejo poco hábil de la situación, etc.) como a nivel gerencial
(asunción de responsabilidades, dimisiones de directivos implicados con bonus inmorales, “chivos
expiatorios” poco creíbles, etc.).
Otro aspecto a considerar, difícil de asumir por los comunicadores, es la posibilidad real
de que la Reputación y la RSE no tengan (al menos en la actualidad) la importancia y el impacto
en los públicos que nosotros le presuponemos en nuestras afirmaciones, postulados o teorías
acerca de la reputación y la comunicación en las organizaciones. Los datos demuestran que la
reputación de VW se ha visto seriamente afectada, pero esa caída o perdida significativa y
sostenida de reputación no ha afectado de manera determinante a la actividad de la compañía
(sólo de forma puntual y no a los fundamentos del negocio). Por lo tanto, podríamos afirmar
que, en este caso, no hay una vinculación o correlación directa entre la Reputación y la RSE con
la actividad de negocio. Esto quizás puede provenir del sesgo que genera la investigación en
Reputación y RSE, en la cual se analiza aquello que los públicos “dicen/piensan” (la Reputación),
mientras que los resultados de la actividad de negocio expresan claramente aquello que los
públicos realmente “hacen” (el Comportamiento).
Para finalizar, conviene remarcar que no podemos generalizar las conclusiones a partir
de los datos de un caso puntual (como el aquí analizado). Sería interesante poder ampliar
este tipo de análisis a un grupo extenso de casos (aquí tienen tema para un artículo
académico, una tesis de maestría o incluso una tesis doctoral, para quienes estén
interesados, jaja), que permitiera valorar y contrastar si estamos ante una excepción (es
decir, que esta crisis de Reputación y RSE y su bastante leve impacto en la actividad de
negocio de la empresa es un caso concreto, excepcional y poco habitual), o si por el
contrario estamos ante un caso que ejemplifica y representa la realidad general de
una mayoría de situaciones (o sea, que las crisis de Reputación y RSE no tendrían
realmente un impacto decisivo en el negocio).
Creo que necesitamos hacer una reflexión mucho más amplia, mirando a largo plazo, en
frío y con perspectiva, en lugar de tanto debate en tiempo real y en caliente. Porque si no es
así, estaremos haciendo opinología y no análisis estratégico en la gestión de
comunicación.
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Publicado el25 octubre,
2019CategoríasAcadémico/Profesional,Conceptos,Estrategia,Investigación,Reputación/Imagen,RS
EEtiquetascomunicación corporativa,estrategia,imagen/reputación,organizaciones,relaciones
públicas,RSE4 comentariosen Dieselgate: Crisis de Reputación e Impacto en el Negocio.
La Era de la Recomendación
En los últimos meses he leído algunas noticias dónde se explica cómo una agencia de
comunicación trabaja en la creación de perfiles falsos en redes sociales, para posicionar a esos
personajes en determinados segmentos o temas, y luego ofrecerlos como influencers a las
empresas/marcas, para lograr apoyo o recomendación (o sea, lo que se conoce como advocacy).
Parece que esa persona a la que sigues y admiras en Instagram…no existe!!!
No sé por qué me sorprendo. Algo similar ya pasó hace varios años con la creación de blogs falsos
para difundir ideas o apoyar productos y servicios (aquí pueden leer sobre un caso y otro caso). Si
eso ya se hacía unos 10 o 15 años atrás (cuando los blogs eran un “must” de Internet y de la
interacción)…¿Acaso pensábamos que no se iba a hacer con las redes sociales?.
Asistimos a la “sofisticación del engaño”: Hemos pasado de las “noticias falsas” (fake news) a las
“personas falsas” (fake profiles). Ya no es un bot automatizado tradicional (ahora ya bastante
identificable por los expertos), sino un perfil que parece real (gestionado por personas “de carne y
hueso”), que tiene aspecto de persona real (se contratan a personas/modelos para que cedan su
imagen física) y que se comporta en las redes sociales como cualquier perfil personal real. Pero
que, en realidad, es un perfil ficticio de una persona que no existe y que difunde acciones,
actividades y opiniones que supuestamente hace y dice esa persona que no existe…
Sin embargo, más allá del debate inicial que lleva a plantearse si dicha práctica profesional es
correcta o no (en términos de legalidad, legitimidad o moralidad) en la gestión de comunicación de
una organización, creo que este tema merece una reflexión conceptual más profunda, y de la cual
les planteo algunas ideas para el debate:
1) De la “realidad real” a “lo que creemos que es la realidad”. Siempre en mis seminarios sobre
imagen y reputación corporativa insisto en la idea de que evaluamos, juzgamos, decidimos y
elegimos en función de lo que creemos que es real. La creación de perfiles falsos en redes sociales
sigue esa lógica: en la medida que creemos que el “personaje” es un sujeto real que vive en el
mundo real, consideramos sus opiniones y recomendaciones como reales. En este sentido, una
noticia/perfil es falso o verdadero en función de si la persona cree que es falso o verdadero: una
noticia verdadera puede ser considerada como falsa por un grupo de personas (y actuarán en
consecuencia), mientras que una noticia falsa puede ser considerada como verdadera por un
determinado grupo de personas (y causará un impacto cognitivo y conductual real). Así, no hay
nada más real que una firme creencia: hay personas que (aún hoy) piensan que la tierra es plana, y
actúan en función de esa creencia (por ejemplo, están preparando un crucero para ir hasta los
confines de la Tierra en 2020). O sea, como decía Shakespeare: “Todo es verdad o es mentira,
según el cristal con que se mira“.
2) La creación de personajes (perfiles falsos) no es un invento de la era digital. En los últimos
años se escuchan opiniones de “reconocidos expertos en la materia” que parecen abonar la idea
de que todo se inventó con internet en el ámbito de la comunicación de las organizaciones (desde
los influencers hasta las fake news). Por ejemplo, escuchamos cosas como “ahora, con la web 2.0
la gente se recomienda productos y servicios“, “ahora con las redes sociales han proliferado los
influencers“, “ahora con internet la gente busca información y compara productos y servicios“, y
así un largo etcétera. ¿acaso nada de eso existía antes de 1995?. Esta claro que hay un problema
de “miopía comunicativa” (puede ser que estos gurús sólo hayan leído cosas relacionadas con
entorno digital) o incluso de “analfabetismo comunicativo” (puede ser que no hayan leído nada de
nada). La creación de personajes, eventos, historias o noticias ficticias para lograr influencia existe
desde mucho tiempo antes de Internet. Sin remontarme a la era del Cromañón o de la Grecia o
Roma clásica, hay ejemplos que todo el mundo que estudió (o leyó) algo de Comunicación
seguramente conoce. Pueden revisar el texto de D.Boorstin de la década de 1960 sobre la
construcción de pseudo-eventos o leer alguno de los textos de E. Bernays de principios del siglo XX
(o libros y artículos sobre sus teorías). O mirar películas como La cortina de humo. Y todas estas
cosas son de las épocas en las que internet era aún ciencia ficción (y, en algunos casos, hasta la
televisión era ciencia ficción, jajaja).
Así pues, llevamos décadas en plena “Era de la Recomendación” (The Advocacy Age) aunque, en
los últimos 25 años, internet y las redes sociales han ampliado el número de “recomendadores”
(influencers), han sofisticado los procesos de “recomendación” (advocacy) y han multiplicado el
alcance de las “recomendaciones”.
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Publicado el29 enero,
2019CategoríasAcadémico/Profesional,Conceptos,Influencers,Internet/Redes
Sociales,Reputación/ImagenEtiquetascomunicación,comunicación
corporativa,imagen/reputación,internet,redes sociales,relaciones públicas,web 2.01 comentarioen
La Era de la Recomendación
MAINMEDIA>SOCIAL: evaluación
estratégica de la Reputación Digital
A partir del análisis de los diversos marcadores de impacto de las publicaciones en las redes
sociales, el Modelo desarrolla un conjunto de 5 KPIs estratégicos de Reputación Digital,
que están estandarizados y por ello favorecen su integración en un “scorecard” general de
medición para su comparación con otros indicadores:
Basado en el usuario: Analiza la Conversación Social Digital, es decir, todo lo que los
demás sujetos “dicen” de una organización o marca en el ecosistema digital 2.0 (y no lo que
dice de sí misma la propia entidad). La reputación es lo que otros dicen de ti, no lo que tú
opinas de ti mismo.
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Publicado el10 mayo, 2018CategoríasAcadémico/Profesional,Estrategia,Internet/Redes
Sociales,Investigación,Mainmedia,Medición,Reputación/Imagen2 comentariosen
MAINMEDIA>SOCIAL: evaluación estratégica de la Reputación Digital
Medición táctica y estratégica de la
Reputación Digital
En los últimos años he dedicado bastante tiempo a estudiar cómo se miden y evalúan los
resultados de la comunicación digital en las organizaciones y la reputación en el entorno
digital. Al analizar los modelos que se utilizan en la actualidad, podríamos establecer un
conjunto de patrones que permiten afirmar que los instrumentos disponibles están
orientados a la medición de la operativa o táctica cotidiana de la gestión de las redes
sociales y poco centrados en la evaluación estratégica. Algunas características generales
de la medición y evaluación en el ámbito digital son las siguientes:
Por otra parte, las necesidades táctico/operativas de muchos gestores de redes sociales
(acceso permanente y en tiempo real para gestionar las publicaciones en las diversas
plataformas en el día a día, o incluso en el intradía), así como las necesidades de
escalabilidad y rentabilidad de las empresas de monitoreo y análisis de redes sociales
(gestión de muchísimos datos para muchos clientes, que se piden de forma permanente y en
tiempo real), han llevado a que la medición sea realizada bajo 2 condicionantes
íntimamente ligados:
La relación entre “automatización” y “fiabilidad” es uno de los temas claves del debate
sobre la medición en social media, ya que la gran mayoría de las usuarios en las redes
sociales utilizan un lenguaje coloquial, lleno de expresiones y giros idiomáticos, frases o
comentarios con dobles o múltiples sentidos, ironías, etc, lo cual genera una alta
complejidad en la interpretación de las publicaciones. Así, por ejemplo, poner o no poner
una coma, o la ubicación de la coma en un texto, puede cambiar totalmente el sentido de un
titular, de un post o de un tuit.
El análisis de contenido cualitativo y en profundidad (datos complejos no estructurados)
realizado por sistemas automatizados o semiautomatizados está aún lejos de ser fiable en
algunos procesos. Así, estos sistemas son altamente fiables y eficientes en la “búsqueda” de
menciones de empresas, marcas, etc. (con porcentajes muy elevados de acierto y rapidez en
la búsqueda), porque sólo deben identificar y seleccionar “menciones” (palabras). Pero su
fiabilidad decrece a medida que el análisis se hace más “complejo”. En el caso de la
categorización temática o conceptual, la fiabilidad se reduce significativamente, puesto que
pasamos de la “mención” a la “interpretación”. La asignación de “sentido” dependerá no
sólo de la organización sintáctica y el sentido literal, sino también de la situación
contextual, y por lo tanto, las posibilidades de interpretación son múltiples. Y en el caso del
análisis de sentiment, los resultados suelen ser bastante cuestionables, con porcentajes muy
altos de “neutralidad” y muchos errores en la asignación de valoraciones positivas y
negativas.
Por supuesto que el análisis “humano” no es infalible, pero con analistas expertos y bien
entrenados la fiabilidad en la interpretación está en torno al 90-95%. En el futuro (quizás
próximo) las máquinas analizarán como un ser humano, pero en el presente aún no.
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Publicado el8 mayo, 2018CategoríasAcadémico/Profesional,Conceptos,Estrategia,Internet/Redes
Sociales,Investigación,Mainmedia,Medición,Reputación/Imagen1 comentarioen Medición táctica y
estratégica de la Reputación Digital
La Comunicación de los Museos
Luego de estos 10 años investigando sobre la temática, me queda un sabor agridulce con los
museos:
>> La gran mayoría de los visitantes de los grandes museos son… Turistas!!!. En general,
los museos son poco conocidos por los ciudadanos de su entorno próximo y, por lo tanto,
las posibilidades de que vayan a los museos son bastante reducidas. Los habitantes de la
ciudad representan un porcentaje muy pequeño del total de visitantes y son (en su mayoría)
estudiantes de primaria y secundaria que van en visitas escolares.
>> Se suele considerar la comunicación corporativa del museo o de las exposiciones como
algo que desvirtúa la función social o pedagógica del museo, ya sea porque implica
una “mercantilización” de la propuesta museística o porque lleva a la “masificación” de
los museos. Y no como una función que aporta valor a dicha función social o pedagógica,
contribuyendo a dar a conocer y hacer accesible los museos y sus exposiciones a los
ciudadanos. En muchos casos, sigue habiendo una visión elitista por parte de los museos
del consumo cultural museístico.
>> La comunicación digital de los museos (webs, blogs, redes sociales) se observa
principalmente como una oportunidad de maximizar el alcance de las acciones con un
ahorro de costos de comunicación (“llegar a mucha gente con una inversión mínima”) y no
como una oportunidad de acercarse a los ciudadanos e interactuar con ellos. La mayor parte
de los resultados de las investigaciones indican que la comunicación digital se utiliza
solamente como un instrumento de difusión de información, y no como una herramienta
para relacionarse y dialogar con los públicos.
Sin embargo, si miramos el lado positivo de los resultados obtenidos en estos 10 años de
investigación, la conclusión principal es que la comunicación puede jugar un papel
fundamental en la democratización cultural de los museos, contribuyendo a impulsar
el conocimiento de los mismos y mejorar la interacción de estas entidades con sus
públicos. Y está todo por hacer.
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Publicado el13 marzo, 2018CategoríasAcadémico/Profesional,Artículos,Internet/Redes
Sociales,Investigación,museosEtiquetascomunicación,comunicación
corporativa,internet,museos,organizaciones,redes sociales,relaciones públicas2 comentariosen La
Comunicación de los Museos
¿Por qué medir la Reputación Mediática?
Como muchos de Ustedes seguramente ya saben, en los últimos años he focalizado gran
parte de mi dedicación académica y profesional en la medición y evaluación de la
Reputación Mediática, impulsando la metodología #MAINMEDIA e implantando el
modelo MAINMEDIA en proyectos de España, México, Argentina, Colombia y Chile.
Las razones esenciales de la “muerte anunciada” de los medios tradicionales que indican
los gurús digitales suele estar basada en 3 premisas principales (hay muchas más, pero las
más repetidas son estas 3):
Ante estos datos, es bastante difícil sostener y defender la importancia de los medios
tradicionales. Sin embargo, estas tendencias y evidencias no indican que dejamos de
consumir “noticias”, sino que señala que las noticias se consumen de manera diferente al
sistema tradicional de medios masivos.
La famosa “crisis de los medios” es, pues, básicamente una crisis de negocio (menos
beneficios de las empresas periodísticas) y de soporte (el papel y las ondas hertzianas), pero
no es una crisis de la función esencial de los medios: dar a la gente información e
interpretación de “lo que pasa en el mundo” (algo que ya dijo W. Lippmann en 1922).
De hecho, con Internet se consumen más noticias que nunca. Nunca antes los medios
tradicionales habían tenido tanta audiencia. Si se suman los usuarios de los soportes
tradicionales de los medios y los usuarios de los nuevos soportes de los medios, nunca en la
historia ha habido tanta gente “consumiendo noticias”.
En realidad, la situación actual es sólo un reajuste del ecosistema mediático, como ya pasó
con la aparición de la radio, de la TV abierta, de la TV por cable/satélite, etc. Y que volverá
a pasar seguramente en la próximas décadas como pasó en las anteriores.
En cualquier caso, la evolución de Internet y de las redes sociales en los últimos 10 años y
su relación con los medios tradicionales (desde la “guerra” con Google News hasta la
“colaboración” con Facebook), así como los resultados de múltiples estudios e
investigaciones (muchos de ellos realizados por el Pew Research Center y el Reuters
Institute) sobre el consumo de noticias por parte de las personas me han llevado a afirmar
repetidas veces la siguiente frase (y de ellos hay constancia en mis muros de Facebook y
Twitter):
En este sentido, los cambios no necesariamente implicarán la muerte de los viejos medios
tradicionales, sino la necesaria actualización hacia nuevas formatos, para adaptarse al
nuevo entorno (ya lo dijo Darwin en 1885 en El origen de las especies, y en la actualidad
hay muchos autores que hablan de “Darwinismo Digital”). Carlos Scolari habla
habitualmente de “ecología de los medios”, donde una de las ideas centrales es
la #MediaEvolution, la adaptación necesaria de los viejos medios ante la llegada de nuevos
actores y de nuevas formas de consumo de la información en el ecosistema mediático.
Por otra parte, a pesar de la “muerte anunciada” (desde hace décadas) de los medios
masivos, podemos observar que hay algunos aspectos que cuestionan esa afirmación e
indican la relevancia actual de los medios tradicionales (los medios, no los soportes) en la
construcción de la agenda pública actual:
Los websites de los medios tradicionales más relevantes de cada país se encuentran
habitualmente entre los sitios más visitados (normalmente están entre las 100 primeras webs del
país según el Ranking Alexa). Por ejemplo, El País está en el puesto 13 en España, el New York
Times está en el puesto 31 de USA, Clarín está en el puesto 11 de Argentina, etc.)
Los medios tradicionales también tienen un altísimo número de seguidores en las
principales redes sociales, que son los lugares donde actualmente mucha gente busca las noticias
(la gente que ya no compra el periódico o no ve la TV). Por ejemplo, el New York Times tiene 28
millones en Twitter, el Wall Street Journal tiene más de 11 millones, El País tiene 5,5 millones, The
Guardian tiene 5,6 millones, etc. Así, los medios tradicionales son uno de los
principales Influencers en el mundo online. De hecho, según datos de Twitter, alrededor del 70%
de los trending topics se constituyen como tal a partir de que algún medio tradicional tuitea y/o
retuitea un determinado tema.
Cuando se busca información en los motores de búsqueda (Google, Bing, etc.) sobre una
determinada noticia o hecho/acontecimiento noticioso, los principales resultados en las
búsquedas suelen presentar mayoritariamente links hacia noticias de las webs de los principales
medios de comunicación tradicionales.
Las versiones online de los medios “tradicionales” (prensa escrita, radio y TV) son
actualmente una de las principales fuentes de información que alimenta el timeline de
muchísimos Influencers y también sirven de referencia en el debate en las redes sociales (Twitter,
Facebook, LinkedIn, etc). Es decir, son Influencers de Influencers (¿reInfluencers /
recontraInfluencers?) . Quizás no seguimos a ningún medio de comunicación, pero seguimos a
personas que leen, difunden y nos recomiendan artículos de los medios tradicionales.
Así, los medios tradicionales siguen siendo actores claves en la construcción de la agenda
pública (ahora altamente digitalizada). Aunque ahora el proceso de construcción de la
agenda pública y los flujos de selección de noticias (“gatekeeping”) se han hecho más
complejos: muchas personas o Influencers son “social media gatekeepers” que seleccionan,
difunden, comentan y reconstruyen online muchos de sus contenidos a partir de las noticias
seleccionadas por los medios masivos (los “gatekeepers tradicionales”). Así, accedemos a
un menú personalizado de noticias en nuestros timelines, que se construye a partir de varios
procesos consecutivos de “gatekeeping”: por parte de los gatekeepers tradicionales (los
medios masivos) y los nuevos social media gatekeepers (personas e Influencers digitales).
Esto supone todo un reto para los estudiosos actuales de la agenda-setting, el framing y
demás teorías del impacto de los medios en la opinión pública. Y también debería suponer
todo un reto para los profesionales implicados en la gestión de Media Relations y en la
medición y evaluación de la Reputación Mediática.
Finalmente, una razón clave para justificar (más aún si cabe) la medición y evaluación de la
Reputación Mediática:
Extras
Aquí les dejo algunos posts previos con reflexiones vinculadas con Medición y Evaluación
Estratégica de Reputación Mediática, que pueden orientar sobre los indicadores claves y
dar pistas sobre las métricas adecuadas para la gestión estratégica de Media Relations.
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Publicado el7 julio, 2016CategoríasAcadémico/Profesional,Estrategia,Internet/Redes
Sociales,Investigación,Mainmedia,Medición,Reputación MediáticaEtiquetascomunicación
corporativa,estrategia,internet,mainmedia,media relations,medición/evaluación,redes
sociales,relaciones públicas,reputación mediática,web 2.01 comentarioen ¿Por qué medir la
Reputación Mediática?
El caso Volkswagen ha puesto otra vez sobre la mesa el debate sobre la RSE (o
Sostenibilidad, o como la quieran llamar), su importancia para las empresas y el impacto
que tiene en su negocio y en la cuenta de resultados, y va camino de convertirse en un
nuevo hito en el campo de la RSE (con lo fueron en su momento los
casos Enron o WorldCom a finales de los años 90 y principios del 2000) y BP hace pocos
años, por citar algunos de los ejemplos más significativos.
¿Queda la RSE en entredicho? ¿Se confirman los postulados de los descreídos, acerca de
que la RSE era sólo una cuestión de imagen y de maquillaje? ¿Es sólo un caso aislado
(como plantean los defensores de la RSE) o es una práctica general en las empresas? Creo
que el caso VW tiene un componente clave para la evolución futura de la actividad de RSE
en las empresas.
La clave esencial del caso VW no es que los coches contaminaran más de lo permitido (lo
cual es un atentado grave a los principios de respeto al medio ambiente) sino que afecta
principalmente a la integridad, ética o moral de los directivos de la empresa, que diseñaron
conscientemente una estrategia para hacer trampas y saltarse la ley.
Hace unos años, tanto en el caso BP (el vertido de crudo en el Golfo de México) como en
el caso Fukuyima (la explosión del reactor nuclear en Japón), las consecuencias
medioambientales de ambos casos terminaron por eclipsar (al menos mediática y
públicamente) el debate sobre la integridad o ética directiva que implicaba (en ambos
casos) la falta de inversiones y de preocupación por las normas óptimas de seguridad como
forma de optimizar o maximizar el beneficio o la rentabilidad de las instalaciones.
En el caso VW, al no ser las consecuencias ambientales tan graves (al menos no tanto como
en los casos citados) el debate se está centrando ahora (creo yo que merecidamente) en el
centro neurálgico de la RSE: el compromiso moral o ético asumido por los directivos de la
compañía a la hora de impulsar, desarrollar, implementar y aceptar conscientemente
prácticas no responsables para mejorar la actividad de negocio y su competitividad,
beneficios o resultados. Y al mismo tiempo hacer alarde y difusión de las ventajas
competitivas obtenidas con dichas prácticas. Y no estamos hablando de un comportamiento
poco ético de 4 ingenieros aislados (como intentan hacernos creer), ya que alcanza a la
empresa a nivel global y a millones de coches manipulados. Está claro que es un fraude
urdido, aprobado y/o consentido a nivel de dirección a escala internacional. Y que si no
hubiera sido descubierto por las autoridades en USA se hubiera continuado haciendo sin
ningún tipo de pesar por parte de la alta dirección de la empresa.
Veremos en los próximos meses (o quizás años) si esto es realmente así (y pone en peligro
la competitividad y/o supervivencia de la empresa) o se queda sólo en una caída puntual
trimestral/anual de ingresos o beneficios, que se recuperan y compensan rápidamente en los
siguientes trimestres o años (y que habitualmente se soluciona con despidos masivos de
trabajadores o recortes de inversión, como ya están anunciando).
Si se da sólo una caída puntual de reputación, ingresos, beneficios, etc., y no hay una
penalización mayor por parte del mercado, de los inversores, de las autoridades y de la
sociedad, entonces las empresas tendrán un mensaje claramente identificado: no se
preocupen si engañan o son unos irresponsables: todo es cuestión de ingeniería financiera
y cálculo de riesgo económico. O sea, hablando en números: el engaño es rentable, si se
ha logrado generar en los últimos años unos ingresos o beneficios superiores del xxx% y
obtenido una posición de liderazgo en la industria, y la penalización será de un xxx%
inferior a dichos resultados, ingresos o beneficios. Sólo es cuestión de análisis de riesgos,
como hacen los bancos cuando pedimos un crédito o una hipoteca (el beneficio de los
intereses a lograr en relación con la probabilidad de impago del crédito).
Está claro que será necesaria una mayor regulación y control sobre la actuación responsable
de las empresas por parte de entidades o instituciones independientes más allá de la propia
entidad (lo cual es algo contradictorio con la idea de que la RSE debe ser autorregulada),
pero también parece claro que la autorregulación no está funcionando adecuadamente. Y
también que debe regularse claramente la responsabilidad penal (y no sólo moral como
hasta ahora) de las conductas irresponsables de los directivos.
Creo que no es el fin de la RSE (ni del DIRSE), puesto que es una perspectiva ya
consolidada en muchísimas empresas. Pero sí creo que es la defunción de la RSE tal como
la hemos conocido hasta ahora. La RSE del futuro debería asumir que cualquier
planteamiento social o medioambiental de una organización pasa primero por aceptar e
interiorizar unos principios de integridad y ética profesional por parte de los directivos, que
son los máximos responsables de impulsar y promover la implantación de un modelo de
negocio sustentable en una organización.
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Publicado el28 octubre,
2015CategoríasAcadémico/Profesional,Reputación/Imagen,RSEEtiquetasética,comunicación,comu
nicación corporativa,crisis,empresas,imagen/reputación,relaciones públicas,RSE5 comentariosen
De BP a VW: ¿la muerte de la RSE? (tal como la conocemos).
“Detrás de un gran Storytelling siempre hay una gran idea o concepto clave”, recuerdo
que dije en un evento donde las palabras ‘Storytelling’ y ‘Estrategia’ se estaban usando casi
como sinónimos y parecía que el Storytelling era, en sí, la estrategia comunicativa de una
organización o marca.
En los últimos años, la creación de contenidos se ha vuelto una actividad de moda no sólo
en Relaciones Públicas, sino también en Marketing, Publicidad e incluso entre los
ingenieros metidos a Content Managers. Y directamente vinculado a ello, el Storytelling se
ha convertido en algo así como un ‘must’ comunicacional, que toda empresa debe realizar
y toda agencia debe ofrecer si no quieren ser consideradas como obsoletas. Por eso, si en
lugar de hablar de Storytelling hablas de ‘idea fuerza’, ‘mensaje clave’ o incluso ‘atributos
de identidad’, parece que estás out, vetusto, obsoleto y que perteneces a una generación
anterior a las definidas con las últimas letras del abecedario.
Sin embargo, en este post voy a reivindicar algunos de esos ‘viejos conceptos’, a la vez que
intentar poner un poco de distancia reflexiva sobre el tema del Storytelling.
Y comienzo por la conclusión: desde mi punto de vista, el Storytelling no es más que una
Táctica Comunicativa que responde a unos planteamientos estratégicos previos en la
planificación de comunicación. Una táctica tan buena o tan mala, tan útil o inútil, tan
necesaria o innecesaria, como cualquier otra. Así, el Storytelling no es una ‘estrategia
comunicativa’, ni hacer Storytelling es ‘hacer estrategias de comunicación’, sino que es una
herramienta táctica específica dentro de la estrategia comunicativa de una
organización/marca. En las próximas líneas intentaré reflexionar sobre esta idea.
Esta estructura de 3 niveles puede asociarse con los 3 niveles habituales de la planificación
de comunicación: estratégico, táctico y operativo. Y vincularlos con las decisiones
relacionadas con el Discurso de una Organización o Marca.
Porque un buen Storytelling sin una idea clave detrás… es sólo literatura.
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Publicado el4 junio,
2015CategoríasAcadémico/Profesional,Conceptos,EstrategiaEtiquetasbranding,comunicación
corporativa,empresas,estrategia,instituciones,management,organizaciones,planificación/gestión,r
elaciones públicas1 comentarioen Storytelling: ¿Táctica o Estrategia?
La Pirámide de las
Necesidades Corporativas
La pregunta clave de todo esto es ¿para qué nos pagan a los comunicadores?.
Ante esta pregunta, casi nadie me responde ‘para vender más’, o ‘para generar
cash’ o cualquier cosa similar. Si esta hubiera sido tu respuesta, creo que te has
equivocado de profesión y no necesitas seguir leyendo este post, sino realizar un
Máster en Ventas o un curso de Dale Carnagie. La mayoría de las respuestas que
escucho están relacionadas con la actividad o las acciones cotidianas que
desarrollan las personas en una Agencia o Departamento de Comunicación. Las
más habituales suelen estar en la línea de: ‘para planear y desarrollar campañas
de comunicación’, ‘para crear buena publicidad’, ‘para organizar eventos’, ‘para
hacer relaciones con los medios’ o cosas más trendies como ‘para gestionar las
redes sociales de la empresa’ o ‘para hacer Storytelling’. Si estas han sido tus
respuestas, tu perspectiva de comunicación se orienta a lo táctico/operativo, y
estás centrado en pensar y desarrollar solamente los outputs (lo que haces
cotidianamente) y no en los outcomes (el resultado a lograr).
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Publicado el6 mayo,
2015CategoríasAcadémico/Profesional,Conceptos,Estrategia,InvestigaciónEtiquetasbrand
ing,comunicación,comunicación
corporativa,empresas,estrategia,imagen/reputación,management,organizaciones,planifica
ción/gestión,relaciones públicas,reputación mediática1 comentarioen La Pirámide de las
Necesidades Corporativas
Parece que en los últimos tiempos esto del ROI se ha convertido en el “santo grial”
de cualquier conversación o debate sobre Comunicación Estratégica en las redes
sociales. Si no hablas de ROI parece que estás out. Parafrasear el nombre de
la célebre canción de Joaquín Sabina en el título espero que me inspire para
hablar del tema (jajaja).
En este post voy a empezar por el final, por la conclusión: los comunicadores
(Relaciones Públicas, Publicistas, Diseñadores, unos cuantos marketineros que
ahora hablan de comunicación y todos aquellos que en los últimos años se han
“subido al carro” de la Comunicación) NO entendemos bien lo que significa ROI.
Además, la justificación del uso de este significado del término ROI también está
relacionado con una frase que se ha puesto de moda en los últimos tiempos en el
ámbito de la Comunicación: “debemos hablar el lenguaje de la Dirección”. Como si
el discurso del CEO o del Comité Directivo fuera puramente monetario. Si fuera
así, el único interlocutor válido sería el Jefe de Ventas. O sea, ¿el CEO no se cree
nada de toda esa “jerga comunicativa” de Reputación, Imagen, Notoriedad,
Sostenibilidad, etc.? ¿Acaso al Director de Marketing le pasa lo mismo con
cuestiones como Posicionamiento, Segmentación, Nicho, etc.? ¿Y al Director de
RRHH tampoco nadie lo entiende cuando habla de motivación, cultura
corporativa, clima laboral, etc.? En los últimos 10 años debe haber habido una
gran involución en los directivos de los Comités Ejecutivos, porque yo recuerdo
(de mi época de Dircom) que nos entendíamos perfectamente en las reuniones
aunque cada uno hablara en su lenguaje.
Pero la clave de todo este debate alrededor del ROI se traduce en la siguiente
pregunta: ¿Podemos traducir directamente nuestra acción de comunicación en
términos de conversión a ventas? ¿Podemos asegurar que la acción de
comunicación generará determinada conversión a ventas? O si lo quieren plantear
desde una implicación mucho más personal: ¿Estás tan seguro/a que tus
acciones, campaña o plan llevarán a la conversión a ventas? ¿Estarías
dispuesto/a a “prometer” en tus objetivos de comunicación la conversión a ventas?
¿Apostarías tu sueldo, tu puesto de trabajo o tu contrato con un cliente
asegurando que tu acción influirá directamente en la conversión a ventas?. En mi
(antigua) etapa como Dircom, cuando una agencia me realizaba un planteamiento
muy seguro de conversión a ventas en una propuesta de campaña, mi
contraoferta era: “Ok, si estás tan convencido de ello, cobrarás en función de los
resultados obtenidos y si no logramos los resultados de ventas establecidos, no
cobras“. Nadie estaba dispuesto a aceptar dicha “oferta”.
O sea, puedo decirlo más alto pero no más claro: el ROI no es sólo conversión a
ventas, sino que esa es una posibilidad entre muchas de generar “retorno sobre la
inversión” de comunicación (y en muchas ocasiones, ni siquiera es la más
importante).
Quizás debemos educar al CEO (y a todo el equipo directivo) sobre el alcance real
de la acción de comunicación, y cual es ROI real que podemos generar. Y no
dejarnos seducir por los cantos de sirena de algunos/as que solamente “predican”
desde cómodas posiciones de conferenciantes, o aún peor, desde las confortables
tribunas tuiteras. Pero, antes que nada, tal vez debemos educarnos a nosotros
mismos (a los comunicadores y a todos los recién llegados al campo de la
Comunicación) para reconocer el alcance real de nuestra acción de comunicación.
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Publicado el16 febrero,
2015CategoríasAcadémico/Profesional,Conceptos,EstrategiaEtiquetascomunicación
corporativa,estrategia,management,planificación/gestión,relaciones públicas1
comentarioen Pongamos que hablo de…ROI
Por eso, la mayoría de las predicciones para el 2015 acertarán y muy pocas
fallarán, puesto que la mayoría de las predicciones realizadas son confirmaciones
de procesos ya en marcha. Además cubren todo el espectro posible de
situaciones, con lo cual la probabilidad de acierto es muy alta. Incluso, en algunos
casos, las predicciones o tendencias funcionan como profecías autocumplidas, ya
que cuando leemos y asumimos dicha predicción, contribuimos a desarrollarla y
confirmarla. Por ejemplo, si algún gurú señala como una tendencia clave que
“Instagram será la red social clave para las empresas en 2015“, es probable que
muchos profesionales que trabajan en la gestión de la comunicación digital
decidan abrir un perfil de su empresa en dicha red social “para no quedar
rezagados de las últimas tendencias de comunicación digital corporativa”… y de
esa manera estaremos contribuyendo a cumplir la predicción.
Unas “tendencias para el 2015” (o para cualquier año en curso) indicarían, desde
mi punto de vista, una doble cuestión preocupante: por una parte, que algunas
personas consideran que el medio/largo plazo (el futuro) son, como mucho, 12
meses, lo cual implica una perspectiva y una visión muy limitada y ligada
esencialmente a lo táctico/operativo, al día a día. Y por otra parte, más que
“tendencias de futuro” son “realidades de presente”, lo que revela poca capacidad
para abstraerse de los signos/marcas de los acontecimientos cotidianos, para
valorar aspectos disruptivos o de valor estratégico de medio/largo plazo.
Extras
Análisis estratégico de Escenarios (F.J. Garrido)
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Publicado el26 enero, 2015CategoríasAcadémico/Profesional,Conceptos,perfil
profesionalEtiquetascomunicación
corporativa,empresas,estrategia,organizaciones,perfiles
profesionales,planificación/gestión,relaciones públicasDeja un comentarioen Mirando la
bola de cristal: tendencias y predicciones anuales en Comunicación.
En este post vamos a complementar las reflexiones que vengo haciendo en posts
anteriores sobre los KPI de Reputación Mediática, y contribuir nuevamente a la
iniciativa #carnavalRRPP que está impulsando en esta edición la reflexión sobre
medición en comunicación.
Hoy quiero comentar uno de los indicadores más habituales en los informes
tradicionales del clipping de medios, quizás el más controvertido, pero aún así uno
de los más utilizados en la medición de resultados de Media Relations.
Uno de los sistemas más utilizados en el análisis tradicional del clipping de medios
para medir la importancia de las apariciones en los medios es lo que se conoce
como “equivalencia de valor publicitario” o “valor publicitario estimado” (en
adelante, EVP). O sea: ¿cuánto nos hemos ahorrado si esos espacios los
hubiéramos comprado para publicidad?.
El uso de este indicador no sólo es obsoleto, sino muy poco recomendable, como
señalan entidades como AMEC. La declaración de Barcelona (de 2010) de
AMEC señala de forma taxativa y manifiesta que el EVP “are not the value of
Public Relations”.
El EVP es un método inadecuado por muchas razones, pero sólo voy a señalar las
3 que considero muy importantes:
Pero… ¿por que aún las agencias lo siguen ofreciendo y las empresas o Dircoms
lo siguen solicitando?. Tanto las agencias como los Dircoms saben desde hace
mucho tiempo que ese indicador no sirve para nada, pero aún así sigue
apareciendo en un lugar destacado en los informes.
La excusa de las agencias es la misma desde hace años: es que los clientes me
lo siguen pidiendo. Pero… ¿y donde queda la pedagogía profesional o el
asesoramiento estratégico al cliente? Es interesante constatar como algunas
agencias que adhieren fervientemente a los principios de AMEC, luego ofrecen el
EVP como indicador o incluso como producto en sí mismo (¿business is business,
sí?)
Hace algún tiempo, en una reunión en México, un Dircom de una gran empresa
me preguntaba ¿y si no usamos ese criterio, que usamos?. Ahora tenemos otros
indicadores y métricas específicas que nos permiten evaluar la importancia y la
probabilidad de impacto de las noticias.
Extras
“Es fácil medir el sexo; es difícil medir el amor” (Post, Alfonso González Herrero)
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Publicado el4 noviembre,
2014CategoríasAcadémico/Profesional,Artículos,Conceptos,Investigación,Mainmedia,Med
ición,Reputación MediáticaEtiquetascomunicación
corporativa,imagen/reputación,mainmedia,media relations,medición/evaluación,relaciones
públicas,reputación mediática3 comentariosen Media Reputation Metrics (5): del Valor
Publicitario al Impacto Periodístico
Media Reputation Metrics (4): KPI de
Favorabilidad Mediática
En este post continuamos con las reflexiones sobre los KPI de Reputación
Mediática, ampliando el análisis iniciado en mi post anterior sobre Notoriedad
Mediática y aportando nuevos puntos de vista a la iniciativa #carnavalRRPP de
@blogocorp y @molinaguerrero. Hoy comentaré la segunda dimensión clave de la
medición de Reputación Mediática, necesaria y complementaria de la Notoriedad.
Al presentar las evaluaciones de cada noticia, sólo nos da una visión puntual del
tono de cada presencia mediática, y los resultados generales de volumen de noticias
según su valoración, pero no nos indica cual es el grado de notabilidad o sentiment global
de la organización en un determinado período de tiempo. Es decir, la medición de
la Exposición Mediática del sentiment es limitada y centrada en la noticia y no en el sujeto
analizado. Son resultados útiles para la acción cotidiana, pero no para una evaluación de
carácter estratégico.
De esta manera, este indicador nos permite fijar objetivos estratégicos acerca del
nivel de valoración o sentiment mediático deseado para nuestra organización. Y
plantear e implementar la estrategia de acción de Media Relations a medio y largo
plazo.
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Publicado el31 octubre,
2014CategoríasAcadémico/Profesional,Artículos,Conceptos,Investigación,Mainmedia,Med
ición,Reputación MediáticaEtiquetascomunicación
corporativa,imagen/reputación,mainmedia,media relations,medición/evaluación,relaciones
públicas,reputación mediática2 comentariosen Media Reputation Metrics (4): KPI de
Favorabilidad Mediática
Con este post comienzo una serie de reflexiones sobre los KPI de Reputación
Mediática, o sea, sus diferentes indicadores de medición y evaluación, que ya
avancé en mi post anterior, y que también se enmarca dentro de la
iniciativa #carnavalRRPP que dedica esta edición a las métricas e indicadores de
comunicación. Como mis comentarios sobre los KPI se han alargado mucho, iré
presentando en diferentes posts las ideas sobre cada uno de los indicadores
claves de Reputación Mediática (ya que mis amigos y expertos blogueros dicen
que mis posts son demasiado largos, jajaja).
En cada post iré haciendo una reflexión sobre las métricas utilizadas hasta ahora
por los modelos tradicionales de análisis del clipping de medios (para comentar
sus particularidades) y plantearé cuáles son las alternativas para mejorar la
medición y establecer los KPI adecuados. La primera cuestión a analizar es:
La suma de menciones (este mes hemos tenido xxx menciones) no implica que el
sujeto sea visible en los medios (¿este mes somos visibles o invisibles?). Solamente
sabemos el volumen de apariciones. Pero… ¿es mucho o poco xxx menciones? ¿en
relación con qué aspectos? ¿qué visibilidad real tenemos con xxx menciones? Puede ser
que represente una visibilidad muy alta ( y por lo tanto no será necesario aumentar o
reforzar la acción mediática, porque quizás ya estamos en el punto de saturación
informativa), o quizás sea una visibilidad media o baja (y por ello el objetivo implicará
fortalecer la acción informativa a los medios). Pero al no saberlo, no podemos fijar
objetivos de ese tipo.
No todas las noticias tienen el mismo valor de impacto. No es lo mismo aparecer
en xxx portadas que xxx noticias breves. Y la importancia o relevancia mediática de cada
noticia es un factor clave para determinar el grado de visibilidad de un sujeto en los
medios. Los modelos tradicionales ofrecen un conjunto de datos relativos a las
características de publicación de las noticias (han aparecido xxx noticias con imagen, xxx
noticias en portada, xxx noticias en tal sección, xxx en tal lugar de la página). Pero
conocer las menciones y las características de cada noticia (el tamaño, si tiene o no
imagen, dónde está ubicada, etc.) no es un indicador de la visibilidad mediática, sino sólo
una referencia descriptiva sobre la manera en que el sujeto ha aparecido en los medios.
Y, por supuesto, la importancia de las noticias no tiene ninguna relación ni debe
establecerse en base a la equivalencia de valor publicitario (aunque esto ya lo trataremos
en otro post!!!).
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Publicado el23 octubre,
2014CategoríasAcadémico/Profesional,Artículos,Conceptos,Investigación,Mainmedia,Med
ición,Reputación MediáticaEtiquetascomunicación corporativa,mainmedia,media
relations,medición/evaluación,relaciones públicas,reputación mediática5 comentariosen
Media Reputation Metrics (3): KPI de Notoriedad Mediática
Durante las últimas semanas he estado tuiteando y posteando (con los hashtags
#Noeslomismo, #StrategicMediaRelations, #MeasureDifferent y #Mainmedia) una
serie de preguntas y reflexiones sobre la medición de Reputación Mediática.
Este post pretende aportar una serie de ideas y reflexiones sobre las métricas de
Reputación Mediática, y es complementario con otros posts previos relacionados
con la medición y evaluación en Comunicación (Evaluación ¿Qué es
eso? y Evaluación Táctica y Estratégica).
Como dije en un post anterior, la reflexión académica y la práctica profesional
sobre la medición en Reputación Mediática me llevó a la conclusión de que la
evaluación existente sobre el clipping de medios es muy táctica. Y además
adolece de ciertos problemas o carencias en las metodologías utilizadas. Una de
las deficiencias claves en el ámbito de la medición y evaluación de la presencia
mediática de las empresas o marcas es la falta de KPI (Key Performance
Indicators) claros y consistentes, que pudieran ser definidos con fundamento
científico. La mayor parte de los modelos existentes de análisis de clipping están
elaborados a partir de criterios publicitarios y con indicadores básicos sustentados
en la acumulación de noticias.
Así, durante los últimos 5 años he estado trabajando sobre la cuestión y leyendo
investigaciones provenientes del campo científico. Pero también he estudiado los
modelos de análisis existentes a nivel profesional y he implementado varios
estudios aplicados en diversos tipos de organizaciones. Para ello, he contado con
el apoyo y colaboración de un amplio grupo de académicos y profesionales del
mundo de las Relaciones Públicas, el Periodismo, las Teorías de la Comunicación,
la Reputación Corporativa, las Metodologías cuali y cuanti, etc.
En un próximo post analizaré con más detalle cada uno de estos indicadores, para
comentar sus características y ventajas en relación con los indicadores habituales
utilizados en la medición tradicional del clipping de medios.
EXTRAS
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Publicado el15 octubre,
2014CategoríasAcadémico/Profesional,Conceptos,Investigación,Mainmedia,Medición,Rep
utación MediáticaEtiquetascomunicación corporativa,imagen/reputación,mainmedia,media
relations,medición/evaluación,relaciones públicas,reputación mediática3 comentariosen
Media Reputation Metrics (2): Innovación en Medición.
Media Reputation Metrics: Táctica
+ Estrategia
Desde hace ya bastante tiempo que tengo un interés creciente hacia el tema de la
medición y evaluación en Comunicación y Relaciones Públicas, tanto
por deformación académica como profesional. Creo que es un aspecto clave para
lograr el reconocimiento social de la profesión y también la valoración interna en
las organizaciones. Así lo ponen de manifiesto asociaciones internacionales de
medición y evaluación, como AMEC, o algún artículo destacado.
Además de ello, por una solicitud de un cliente, tuve que trabajar sobre ese tema
desde una perspectiva de análisis estratégico. Así que llevo más de 5 años
buscando y valorando los modelos de medición y análisis de las noticias de las
organizaciones o marcas en los medios masivos (prensa, radio, TV y medios
online), lo que llamamos tradicionalmente el clipping de medios. Pero la verdad es
que encontré un panorama poco estimulante, con poco desarrollo y sustento
científico, y con modelos muy tácticos girando aún sobre cómo estamos saliendo
cada día en los medios y que valor publicitario tiene eso. Así que no tuve más
remedio que armarme mi propio modelo de medición y análisis estratégico de
Reputación Mediática. A esto los yankees lo llaman DIY (do it yourself) jajaja.
Toda esta medición está muy bien y es muy útil para un enfoque táctico de Media
Relations focalizado en la interacción cotidiana con los periodistas. Sin duda es
necesario para el trabajo diario del responsable de relaciones con los medios. Es
una evaluación orientada a actuar/implementar.
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Publicado el21 septiembre,
2014CategoríasAcadémico/Profesional,Investigación,Mainmedia,Medición,Reputación
MediáticaEtiquetasbaremo,comunicación corporativa,mainmedia,media
relations,medición/evaluación,relaciones públicas,reputación mediática5 comentariosen
Media Reputation Metrics: Táctica + Estrategia
Tópicos sobre la RSE
5. La RSE debe ser transversal a toda la cadena de valor y formar parte del core
business (@creamosnrg @unarocaflotando).
10. Nuestra empresa fomenta el diálogo con los stakeholders y crea valor añadido
a su cuenta de resultados (@monssonic).
Como bien dice Jordi Jaumà, este conjunto de frases son ideales para cualquiera
que quiera elaborar un discurso seductor e inspirador sobre la RSE y desee
arrancar aplausos de su audiencia (sea académica o profesional). Y pueden
acompañarlo de hermosas y sugerentes imágenes y vídeos incluidos en una
fantástica presentación de powerpoint, jajaja.
Todo esto me lleva a plantearme: ¿es sostenible en el medio y largo plazo este
discurso sobre la RSE si no cambiamos las prácticas empresariales? ¿es
creíble para los stakeholders de la organización nuestro storytelling sobre la RSE?
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Publicado el14 mayo,
2014CategoríasAcadémico/Profesional,Conceptos,RSEEtiquetascomunicación
corporativa,planificación/gestión,relaciones públicas,RSEDeja un comentarioen Tópicos
sobre la RSE
¿Quién influencia a los Influencers?
En fin, como ven, en todo esto tengo más preguntas que respuestas. Creo que
estamos haciendo “lo de siempre” (identificar, caracterizar y gestionar la relación
con un público concreto) aunque por supuesto, cambian las maneras de
interactuar y el contexto de interacción. O sea, cambian las formas, pero no el
fondo. Así pues, Nada nuevo bajo el sol.
Pero, ¿es que antes de internet no existían los Influencers?. ¿Qué hacían las
organizaciones antes de los social media?. ¿No trabajaban con los Influencers?
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Publicado el7 marzo, 2014CategoríasAcadémico/Profesional,Conceptos,Internet/Redes
SocialesEtiquetascomunicación corporativa,internet,planificación/gestión,redes
sociales,relaciones públicas,web 2.012 comentariosen ¿Quién influencia a
los Influencers?
Reputación Corporativa como
Activo Estratégico
Bien, creo que se debería reflexionar un poco más sobre la cuestión, ya que esta
afirmación me genera algunas dudas:
Primera duda: ¿la frase se refiere sólo a la “buena reputación”? O sea, ¿tardamos
mucho tiempo en construir una buena reputación y casi nada en tirarla por la
borda?… ¿O también sirve para la “mala reputación”?. Si fuera así, ¿podríamos
decir que la “mala reputación” tarda también muchos años en construirse y 5
minutos en desaparecer? Esta sería una gran noticia para aquellas marcas,
empresas, personas o partidos políticos que tienen muy mala reputación, jajaja.
Segunda duda: con la misma frecuencia que escucho dicha frase, también oigo
comentarios sobre el valor que genera tener una buena reputación, como por
ejemplo que “la reputación es un apoyo clave para situaciones de crisis”, o que
“los públicos aceptan mejor un error puntual de las empresas que tienen buena
reputación”, y también que “los públicos dan un margen mayor de confianza ante
un comportamiento incorrecto a una empresa con buena reputación”… Estos
planteamientos sostienen que la buena reputación sirve como soporte o “colchón”
de confianza ante una actuación incorrecta puntual. ¿Son incorrectas estas
afirmaciones?.
Así, el fundamento básico de la frase inicial estaría en que mucha gente considera
que la pérdida de reputación se ha debido a la última crisis, a una mala decisión
concreta o a un comportamiento inadecuado puntual de una marca o empresa…
Muchas empresas y marcas con buena reputación han tenido crisis o problemas
puntuales en los últimos años (cada uno de Ustedes seguramente conocerá un
buen número de casos), y es probable que algunas situaciones hayan creado
dudas en sus públicos, pero seguramente la mayoría de ellas habrán superado
esas situaciones con las decisiones adecuadas y el apoyo de su reputación. Y si
no las superaron será porque no tenían tan buena reputación como creían, o
porque siguieron acumulando malas decisiones y prácticas cotidianas.
Entonces, ¿podríamos replantear la frase inicial? Quizás podría ser algo así:
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Publicado el13 enero,
2014CategoríasAcadémico/Profesional,ConceptosEtiquetascomunicación
corporativa,estrategia,imagen/reputación1 comentarioen Reputación Corporativa como
Activo Estratégico
Ante esta situación, vale la pena realizar una reflexión y plantearse por qué, ya en
la segunda década del siglo XXI, la medición y evaluación de la comunicación
sigue siendo un déficit importante en organizaciones y consultoras. Algunas de las
razones posibles (aunque no necesariamente acertadas) podrían ser las
siguientes:
Razón 1: demasiada orientación a la acción. La mayor parte de nosotros fuimos
formados para orientarnos al “hacer diario”, dándole prioridad al diseño y ejecución
de las acciones, pero poca atención a la medición de las actividades ejecutadas.
En las universidades, la mayor parte de las asignaturas están pensadas para
aprender a “hacer”, y cuando entras en el mundo profesional, lo importante es
saber ejecutar las acciones (eventos, prensa, redacción, diseño, etc.), y la mayor
parte de nuestro tiempo se dedica a implementar actividades. Por ejemplo, el 90%
del tiempo de la mayoría de los Community Managers está dedicado a la
“producción de contenidos” de la organización (posts, tweets, etc.) y a la gestión
de las infinitas redes sociales de la entidad, lo cual les deja poco tiempo para
investigar a los públicos online, analizar sus comportamientos y opiniones en las
redes sociales y responder e interactuar (o sea, “conversar”) con ellos. Así, nos
convertimos en unos cracks en la realización de las acciones, pero somos
un desastre en la evaluación de las mismas. Lo que nos lleva a la segunda
razón…
Así, parece ser que la medición y evaluación de resultados son el patito feo de la
gestión de comunicación. Sin embargo, la medición de la comunicación no es sólo
“la última etapa de la campaña o plan de comunicación”, sino un instrumento clave
para demostrar el valor o la contribución de la comunicación al logro de los
objetivos de una organización. ¿Hasta cuándo podrán sobrevivir los directivos o
consultoras sin demostrar su contribución a los objetivos o resultados de la
organización? ¿Hasta cuándo seguiremos pidiendo un asiento en el Consejo
Directivo, si no somos capaces de demostrar que nuestro trabajo crea valor para
la organización?. No tengo la respuesta, pero se verá en pocos años…
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Publicado el7 octubre, 2013CategoríasAcadémico/Profesional,Investigación,perfil
profesionalEtiquetascomunicación
corporativa,imagen/reputación,medición/evaluación,planificación/gestión,relaciones
públicas6 comentariosen ¿Medición y Evaluación?… ¿Y eso para qué sirve?
De Conformistas a Revolucionarios
Una frase que encontré, atribuida a Benedetti (cuando creíamos tener todas las
respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas) fue el punto de partida de
este post. Me hizo recordar otra frase, expuesta por Jorge Wagensberg (Director
Científico de la Fundación La Caixa): Cambiar de respuestas es evolución.
Cambiar de preguntas es revolución. Y también la relacioné con un comentario
atribuido a Einstein: si buscas resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo.
Todas estas frases refieren básicamente al mismo planteamiento: cómo nos
enfrentamos a las situaciones (personales o profesionales), y en última instancia,
cómo afrontamos el cambio.
Por una parte, hay una importante cantidad de profesionales y académicos que
llevan mucho tiempo usando las mismas respuestas para las mismas preguntas, o
sea, dando viejas soluciones a viejas necesidades o problemas: Para solucionar
esto se suele hacer esto (las ideas, conceptos y prácticas “as usual”). O sea,
haciendo lo mismo de toda la vida, sin apenas cambios. Estos son los
profesionales o académicos conformistas. Siguen funcionando en la profesión (y
sobreviviendo) porque están bastante bien posicionados y hay lugar para todos,
pero su eficacia va mermando con el tiempo y los cambios. Son “la vieja guardia”,
aunque también hay muchos jóvenes profesionales copiando viejas prácticas. Este
perfil no cambiará la profesión, sino que la profesión (y el entorno laboral) lo
cambiarán a él (y si no cambia, desaparecerá).
Sin embargo, son pocos aún los académicos y profesionales que se animan a
cambiar las preguntas, lo cual nos llevará no sólo a nuevas respuestas, sino a una
nueva forma de ver la disciplina. ¿Qué es lo que realmente estamos
haciendo?, ¿Cuál es realmente la necesidad o problema al que nos
enfrentamos?, ¿Cuál es el objetivo central de nuestra profesión?, ¿Para qué sirve
realmente nuestra profesión? (ideas, conceptos y prácticas “disruptivas”). Estos
son los revolucionarios, aquellos que se cuestionan el paradigma actual de la
disciplina, y que cambiarán la comunicación de los próximos 50 años. Este perfil
académico y profesional es actualmente escaso, porque significa darle la vuelta a
nuestra disciplina, saliendo de lo que se llama la “zona de confort”. Son aquellos
que se animan a cambiar las reglas de juego, aquellos sacuden los cimientos y
obligan al resto a cambiar, son los que liderarán nuestra profesión en el futuro.
¿Vamos a esperar a que otros nos cambien las preguntas? ¿Vamos a dejar que
otros nos señalen la dirección correcta o establezcan las reglas del juego?. Si es
así, no lideraremos el cambio, sino que seguiremos los planteamientos de otros. Y
nos seguirá pasando, de forma cíclica, como en la frase de Benedetti…
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Publicado el6 septiembre, 2013CategoríasAcadémico/Profesional,Conceptos,perfil
profesionalEtiquetascomunicación,comunicación corporativa,organizaciones,perfiles
profesionales,relaciones públicasDeja un comentarioen De Conformistas
a Revolucionarios
Con internet y los social media, parece ser que las empresas han descubierto que
existe una cosa que se llama “boca-oreja” (no confundir con el “boca a boca”, jaja)
que algunos utilizan en su versión anglófona (“word of mouth”) y otros adeptos a
construir neologismos han denominado como “buzz”. Antes de los social media,
las empresas se preocupaban muy poco del boca-oreja, porque supongo que
consideraban que no era relevante, o simplemente no le daban la importancia que
tenía. Ahora bien, desde que existen los social media, parece ser que lo único
importante es “lo que la gente comenta en internet sobre nuestra empresa y
nuestros productos y servicios”.
Desde mi punto de vista, los social media sólo han hecho que sea
manifiestamente visible (y medible) dicho boca-oreja, y que además haya
alcanzado una dimensión masiva, así como una alta velocidad de circulación y
reproducción de las opiniones. En este sentido, los social media no han creado el
“word of mouth” sino que simplemente lo han ampliado exponencialmente.
Parece ser, pues, que hay una cierta contradicción entre la “aptitud 2.0” (las
capacidades tecnológicas y de gestión de las herramientas para conversar) y la
“actitud 1.0” (la poca predisposición a conversar) de las organizaciones en
general, jajaja.
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Publicado el27 mayo, 2013CategoríasAcadémico/Profesional,Internet/Redes
SocialesEtiquetascomunicación corporativa,internet,redes sociales,relaciones
públicas,web 2.02 comentariosen Ready for Conversation?
La Era del Descontrol
Este post complementa y amplia mi post anterior, que era una reflexión inicial
sobre el impacto de Internet en la comunicación de las organizaciones. Pero aquí
intento ir un poco más allá y quiero analizar el fenómeno de Internet desde una
perspectiva menos “instrumental” y más “estratégica”.
La imagen que ilustra este post (Scrat y su perenne persecución de “su” siempre
escurridiza y esquiva bellota, de las películas Ice Age) es el fiel reflejo de la
situación actual. La irrupción de Internet y, sobre todo, la consolidación de
los social media ha configurado, en mi opinión, una gran contradicción que he
querido denominar como la “paradoja del control”: nunca antes tuvimos tanta
información (por algo la llaman “Big Data“) sobre los públicos y sus opiniones,
comentarios, sentimientos, sugerencias, etc., y a la vez tan poca capacidad para
“controlar” (gestionar o influir) en lo que las personas dicen o piensan de la
organización.
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Publicado el19 marzo, 2013CategoríasAcadémico/Profesional,Internet/Redes
SocialesEtiquetascomunicación corporativa,internet,redes sociales,relaciones
públicas,web 2.05 comentariosen La Era del Descontrol
Las ideas que siguen son solamente una primera reflexiones sobre estas
cuestiones, que buscan estimular el debate. Son también puntos de vista
parciales, ya que no es mi visión completa del fenómeno de Internet. De hecho, en
los próximos posts voy a ir apuntando otras ideas, pero en este me gustaría
reflexionar sobre 2 afirmaciones comúnmente aceptadas:
Así pues, la clave de toda esta cuestión es que muchas veces se confunde la idea
de “público” con “audiencia”, tal como sugiere la imagen que ilustra este
post (¡gracias Estamos On!). ¿Alguien aún cree que los “internautas” en general
son una “comunidad”? No pueden ser catalogados como tal ya que son un
agregado de individuos cuyos intereses no necesariamente coinciden o son
similares en relación con la organización. ¿Todos los followers de Twitter son una
comunidad? ¿Todos los amigos de Facebook son una comunidad? Pues yo creo
que no. De hecho, es probable que muchas o todas nuestras “comunidades”
(públicos) se encuentren presentes, parcial o totalmente, en Internet. Pero ello no
implica que sean una única “comunidad”.
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Publicado el25 febrero, 2013CategoríasAcadémico/Profesional,Internet/Redes
SocialesEtiquetascomunicación corporativa,internet,redes sociales,web 2.06
comentariosen Los Públicos son estratégicos, Internet no.
Uno de los primeros posts que escribí para el viejo Bidireccional (allá por el 2006)
lo denomine “el nombre de la criatura“, una breve reflexión sobre la terminología
utilizada para referirse a nuestro ámbito de la comunicación en las organizaciones
(Relaciones Publicas, Comunicación Corporativa, Comunicación Institucional,
Comunicación Organizacional, Comunicación Integrada, Comunicación Global,
etc.).
En esa misma línea (me he “renovado”, pero no tanto, ja, ja) mi primer post del
nuevo Bidireccional intenta una reflexión (y espero conseguirla) sobre la nueva
oleada terminológica que “inunda” nuestro ámbito de conocimiento y trabajo.
Por una parte, desde una perspectiva conceptual, en los últimos años nos
encontramos con la confluencia de múltiples disciplinas alrededor de ese objetivo
central (“generar y compartir contenidos..…”): relaciones públicas, publicidad,
periodismo, relaciones humanas, comunicación social, diseño… pero también
psicología, sociología, marketing, management. Y en los últimos tiempos (gracias
a internet, la web 2.0, la tecnología y demás yerbas) se han sumado los
ingenieros, matemáticos, informáticos y otras especialidades técnicas que
empezaron en la programación y han extendido su influencia en el campo de los
contenidos (o sea, éramos pocos… ¡y encima parió la abuela!, ja, ja). ¡Todos
tienen (tenemos) algo que decir sobre la cuestión!. Lo que visto desde una
perspectiva integradora supondría algo muy positivo (la interdisciplinariedad o
transdisciplinariedad) se ha terminado convirtiendo en un “campo de batalla”
donde cada uno quiere imponer su perspectiva (o, al menos, darle
preponderancia). Así, se inicia un debate ficticio en pos de delimitar y diferenciar el
alcance conceptual de cada una de las expresiones o términos (como ya ha
pasado con cuestiones como imagen y reputación, discusión en la cual he
participado activamente -pueden ver mi opinión en el capítulo 4 de “Branding
Corporativo”-). Esto nos lleva a invertir mucho tiempo y esfuerzo en dicha
discusión para no llegar nunca a buen puerto.
Por otra parte, desde el enfoque de la práctica profesional, observamos que, cada
vez más, los espacios laborales también se solapan en las organizaciones
(disputa típica en los últimos tiempos: ¿quién o qué área debe gestionar los social
media en la organización?) y la competencia crece a pasos agigantados. En este
contexto “competitivo”, cada actor (profesionales a nivel individual y agencias a
nivel colectivo), dentro de las organizaciones y fuera de ellas, se esfuerzan por
generar espacios propios que los diferencien de los demás. Y lo hacemos creando
nuevas “labels” (o versiones de algunas ya existentes) como una manera de
establecer un espacio o “territorio” propio (los seres humanos no dejamos de ser,
en el fondo, animales territoriales). De esta manera, “nuevos” ámbitos de trabajo (y
de negocio) nacen, crecen, se desarrollan (algunos incluso se “reproducen”, ja, ja)
y mueren a una velocidad vertiginosa. Tan rápido, que ni siquiera dejan la mínima
huella en la profesión.
De esta manera, esto es como la escena del “camarote de los Hermanos Marx”
(de la película Una noche en la Ópera), donde cada vez va entrando más y más
gente (personas, agencias, empresas, académicos, etc.) y la habitación (el campo
de conocimiento o laboral) sigue teniendo la misma (o casi la misma) dimensión.
Los nuevos nombres no son más que intentos de “abrir los codos” para ganar
espacio y construir pequeños habitáculos dentro del “camarote” para meternos allí
(eso sí, sólo nosotros, si es posible, ja, ja).
Así, ¿son necesarias tantas nuevas denominaciones?. Pues parece que sí: es una
cuestión de “mercado” (académico y profesional). Tenemos la necesidad
imperiosa de generar espacios propios y diferenciarnos de la cada vez más
ingente cantidad de actores en nuestro campo de trabajo. Pero en el camino de
lograr nuestra diferenciación, no perdamos de vista el punto de partida (quienes
somos y qué hacemos), ni la idea clave (la diferenciación debe ser solvente y
sostenible en el tiempo) ni tampoco la meta esencial: desarrollar y compartir
contenidos y espacios de interacción que nos permitan establecer relaciones
estables y duraderas con los públicos.
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Publicado el30 enero,
2013CategoríasAcadémico/Profesional,ConceptosEtiquetascomunicación,comunicación
corporativa,organizaciones,relaciones públicas5 comentariosen El camarote de los
Hermanos Marx
Bienvenidos!!!
Este cambio llevaba un par de años gestándose aunque nunca tenía tiempo
suficiente para poder dedicarme a ello. Además, mi interés por las redes sociales
“de inmediatez” (digamos Twitter, Facebook y LinkedIn) habían dejado en un
segundo plano mi preocupación por el blog (imagino que ya se habían dado
cuenta por el estado en que estaba el “viejo” Bidireccional, ja, ja). Sin embargo, las
reveladoras conversaciones (yo casi diría que “clases gratuitas”) con mis amigos
Carlos Scolari y Hugo Pardo (co-autores de un blog de referencia, Digitalismo)
sobre la evolución del ecosistema digital y las nuevas funciones de los blogs han
“obrado el milagro” de motivarme a reconvertirlo.
Por otro lado, he intentado adaptarme a las nuevas lógicas de la web 2.0 y de las
redes sociales, transformando este blog en un espacio de reflexión sobre los
temas de comunicación corporativa, relaciones públicas, imagen y reputación
corporativa, en fin, todo lo relacionado con la comunicación en las organizaciones.
No será un blog de noticias o actualidad sobre el sector, ya que para eso ahora
hay otras herramientas más eficientes (Twitter o Facebook, por ejemplo), sino que
utilizaré esta plataforma para comentar, debatir e intercambiar opiniones sobre
algunos tópicos de nuestro ámbito con cierta calma, espacio y profundidad. Aquí
podré (podremos) desahogarnos a gusto…. adulando sin límites los aspectos
positivos de la profesión, y despotricando y criticando sin piedad sus aspectos
negativos, ja, ja, ja.
https://verne.elpais.com/verne/2017/06/28/articulo/1498658933_664228.html
A lo mejor te sientes demasiado viejo para ser un millennial. No tuviste móvil hasta
que llegaste a la universidad, por ejemplo, y puede que incluso tengas hijos. No
estás para que te llamen la generación del futuro. Pero al mismo tiempo, la
Generación X te resulta muy lejana. El grunge era algo que escuchaban tus
hermanos mayores y conoces a Winona Ryder más de Stranger Things que
de Reality Bites.
En tal caso, es posible que seas un xennial. Tranquilo, no es un insulto. Creo.
El término, que mezcla la X con el final de la palabra millennial, aparece por
primera vez en un artículo de la web Good publicado en 2014. Allí se definía como
“una microgeneración que funciona como puente entre el descontento de la
Generación X y el alegre optimismo de los millennials”, pero “sin estar tan
enfadados como la Generación X ni tan seguros como los millennials”.
Si se ha popularizado en las últimas semanas ha sido gracias a un meme muy
compartido en Twitter y en Facebook. Según este texto, con el que muchos se
sienten identificados, estas son las cuatro características de esta generación bisagra.
Nótese la invitación a la nostalgia que supone mencionar la trilogía de Star
Wars, subrayando que es la “original”. Es decir, la buena. (Pincha en la imagen para
leer la traducción).
Quizás el rasgo más distintivo es el tercero: como dice el periodista Michael Harris
en su libro The End of Absence, somos la última generación que recordará cómo era
la vida antes de internet. Coincide Dan Woodman, sociólogo de la Universidad de
Melbourne, que explica a Verne por correo electrónico que el término xennial tiene
sentido cuando se habla de las experiencias digitales, que son similares para
los millennials más viejos y para los gen-x más jóvenes.
Woodman, por cierto, se ha convertido de forma accidental en el sociólogo oficial
de los xennials. La web Mamamia le entrevistó la semana pasada en un artículo
sobre el tema, pero otros medios han pasado a otorgarle el mérito de haber acuñado
la palabra: “Se lo han inventado -se queja-. Se lleva hablando del término en internet
desde hace unos cuantos años”.
Los últimos en llamar al fijo de sus amigos
Los xennials vivimos muchos años sin internet. No había Tinder y teníamos que
llamar al teléfono fijo de la persona que nos gustaba para invitarla al cine, confiando
en que no contestara su padre o su madre. Hemos comprado discos porque era la
única forma de escuchar la música que queríamos cuando queríamos. Y salíamos de
casa sin móvil y sin que nadie nos pudiera avisar de que llegaba tarde.
Pero también comenzamos a usar internet y el teléfono (quizás un Nokia 3310 sin
conexión a internet) en el instituto o en la universidad, lo que fue suficiente para que
al comenzar a trabajar algún jefe nos dijera algo así como “tú sabes cómo va eso del
internet, ¿verdad?”, antes de pedirnos que le abriéramos una cuenta de correo en
Hotmail.
Moreno recuerda que los jóvenes “son un colectivo muy heterogéneo” y resulta muy
difícil definirlos a todos con los mismos adjetivos. “Parece que solo se haga para
venderles productos, que ponerles una etiqueta sea como ponerles un precio”.
Ant
es de Google existía Altavista. Captura de pantalla de enero de 1999, extraída de
web.archive.org
Nadie quiere ser millennial
No solo hay etiquetas para los millennials más viejos. También para los más
jóvenes: muchos consideran que los últimos millennials son los nacidos en 1993 y a
partir de entonces hay que hablar de Generación Z, como recoge este artículo de The
New York Times, que los define como trabajadores y preocupados por el futuro.
Total, que nadie quiere ser millennial. La etiqueta, que de por sí es muy discutible,
genera rechazo: solo el 40% de los estadounidenses que entran dentro de la
categoría se sienten parte de ella, según el centro de investigaciones sociológicas
Pew Research. De hecho, un 33% se considera parte de la Generación X (imagino
que muchos ahora se sentirán xennials).
Esto es comprensible si tenemos en cuenta que la mayoría de calificativos que se les
dedica son (injustamente) negativos: “Egoístas, vagos, ninis... -enumera Moreno-.
Son adjetivos que no se corresponden con la realidad”. En su opinión, responden a
una lógica de mercado en la que se quiere fomentar el individualismo y acusar a los
jóvenes de no ser capaces de resolver problemas que a menudo han heredado de
generaciones anteriores.
Esto no quiere decir que estos términos no tengan ningún valor. Como explica
Woodman, parafraseando a José Ortega y Gasset, “estamos formados por el tiempo
en el que vivimos”, especialmente por las experiencias de nuestra juventud, “que
determinan nuestras vidas y pueden crear nuevos movimientos políticos”.
VIDEOS COMPLEMENTARIOS
https://www.youtube.com/watch?v=TCpNzWdoO3Y&feature=youtu.be
https://www.youtube.com/watch?v=HDNNiTARVZ0&feature=youtu.be
https://www.youtube.com/watch?v=Mc0ggyHcQBk&feature=youtu.be
https://www.youtube.com/watch?v=CxeiLWeRm-w&feature=youtu.be
https://www.youtube.com/watch?v=2iVPPh1p550&feature=youtu.be
https://marketingcosmeticaperfumeria.wordpress.com/2011/03/21/la-evolucion-en-
publicidad-en-cosmetica-%E2%80%A6%E2%80%A6/
https://www.workshopexperience.com/maquillaje-elaboracion-evolucion/
OBJETIVOS
1. Identificar la importancia de la “ESTRATEGIA” de la empresa.
2. Interrelacionar la “estrategia” y el “Marketing”, y comprender la
importancia del Marketing Estratégico para el éxito de la compañía.
3. Detectar y aplicar las variables del Marketing Estratégico dentro de
una situación global del negocio; aprovechando las oportunidades que
brinda el mercado. Superando las amenazas y haciendo frente a los
nuevos retos.