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SEMINARIO DE METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACION Y TESIS -2012- 1

FICHA DE CÁTEDRA Nº 1

La Ciencia Moderna

La palabra «ciencia» reviste varios sentidos. Pero hay dos que son fundamentales. Uno de ellos es
genérico. Se refiere al conocimiento que una época considera sólido, fundamentado y avalado por
instituciones. En este sentido se puede hablar de ciencia antigua y medieval. También con este
significado se le decía «ciencia» a la filosofía, aunque la filosofía no es una ciencia.
Otro sentido de la palabra «ciencia» refiere a un conocimiento específico y acotado que ha surgido
en Occidente a partir de la modernidad. Desde este punto de vista, la ciencia existe desde el siglo
XVI. El modelo científico por excelencia, en un primer momento, fue el físico-matemático. Para fin
del siglo XVII otras disciplinas, como la química y la biología, lograron su propio espacio científico.
Surgieron asimismo las ciencias sociales.
Obviamente, con anterioridad a la modernidad, ha habido prácticas que luego devinieron ciencia.
Pero no eran ciencias. No es lo mismo la práctica del derecho, cuya historia se remonta al origen
de las sociedades, que las ciencias jurídicas que tematizan el derecho. No es lo mismo la práctica
de la alquimia, que se preocupa por los elementos naturales, que la química, que estudia
científicamente esos mismos elementos. Ambos ejemplos, en tanto ciencia, se consolidan recién a
fin del siglo XVII.
Esther Díaz señala que nuestra actual comprensión de lo que es la ciencia, en tanto paradigma de
verdadero conocimiento, tiene su nacimiento básicamente en la modernidad. Ésta, con Galileo a la
cabeza, desplazó el antiguo concepto de ciencia hacia otras bases, iniciando una nueva época en
la cual prevalece la idea de método. Methodos es un concepto griego que aludía a un “camino por
medio del cual aproximarse a lo que debe conocerse”, y, en su sentido moderno (sobre todo desde
Descartes), adquiere el significado de un concepto unitario que, más allá de las peculiaridades del
ámbito estudiado, implica la exclusión del error mediante verificación y comprobación. Así, la
tendencia fundamental del pensamiento moderno es la de identificar el saber, el conocimiento
propiamente dicho, con lo comprobable y, por tanto, la verdad con la certeza. Esto es lo que
posibilita, a partir del innegable avance de las ciencias naturales desde el siglo XVII, la reducción
de la verdad al método, entendida aquella como algo que, allí en el mundo, se presta a una
mirada total y abarcadora, y comprendiendo a éste como objetividad y experimentación. Desde los
siglos XVI y XVII, y en concordancia con una serie de profundas transformaciones políticas y
sociales, surge un concepto de conocimiento científico que, basado ahora en el desarrollo exitoso
de las ciencias naturales, se extiende hasta el siglo XX. La conciencia del poder de la razón para
controlar y transformar la naturaleza dota a la ciencia de un nuevo objetivo central: la búsqueda
de las leyes que regulan la realidad, suponiendo –hoy podríamos decir que mágicamente– que sin
lugar a dudas un tal conocimiento traería aparejado un despliegue universal de progreso social.
Esta idea de ciencia –centrada en el método, ejemplificada en el carácter modélico de las ciencias
naturales, patrón de todo saber en sentido estricto y dedicada a la tarea del dominio de la
naturaleza– es en parte la base de lo que entendemos por conocimiento científico desde la
modernidad.

Etapas de surgimiento y consolidación de la Ciencia Moderna

Lo que hoy conocemos como ciencia moderna reconoce el siglo XVII como su origen. El contexto
europeo, signado por una serie de descubrimientos, transformaciones económicas y sociales
sumadas a la revolución científica provocaron la expansión de la civilización occidental por sobre
las demás.
El pensamiento científico implicaba pasar de la consideración de la naturaleza como sustancia,
forma y cualidad dentro de la tradición filosófica de Aristóteles a otra postulada por Galileo cuya
aspiración principal será promover la matematización del mundo natural a través de la explicación
de las leyes universales capaces de dar cuenta de las regularidades de los fenómenos. En palabras
de Salomón (1996) se transita desde el conocer es contemplar al conocer es actuar, manipular,
transformar.
De acuerdo a Zaffaroni (2005) el proceso que lleva a la consolidación de la Ciencia Moderna
atraviesa tres etapas distintas. A saber; Institucionalización, Profesionalización e Industrialización.
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FICHA DE CÁTEDRA Nº 1

La primera etapa se inicia a partir de 1620 cuando Francis Bacon sienta las bases de la nueva
ciencia en su obra “Nuevo Organum”, distinguiendo: a) los conocimientos científicos, b) el método
para obtener estos conocimientos: inductivo y experimental, c) los recursos humanos y materiales
para generar esos conocimientos. Al mismo tiempo, es Bacon quien pergeña la Casa de la
sabiduría, la Casa de Salomón, antecedente indudable de la institución inglesa.1
Surge con Bacon la primera sociología del conocimiento en tanto su producción trata los modos de
evitar el error a través de la teoría de los idola2. Su concepción de ciencia era el modo de
recuperar el paraíso, perdido a causa del pecado, que será recuperado mediante las artes y las
ciencias.
De la etapa de institucionalización quedan instituciones emblemáticas como la Royal Society en
Inglaterra (creada en 1662 durante el reinado de Carlos II), la Academie Royal de Sciences en
Francia (fundada en el reinado de Luis XIV)
La primera de estas instituciones fue fundada por Robert Boyle quien en su testamento les desea a
sus compañeros “un feliz éxito en sus laudables intentos para descubrir la verdadera naturaleza de
las obras de Dios” Esta cita ilustra el pensamiento del siglo XVII donde los conceptos de razón,
naturaleza y dios tiñen el discurso científico en el nacimiento de la ciencia en un doble sentido:
fundando la posibilidad de un orden y abriendo la posibilidad de conocer ese orden, es decir,
fundando la posibilidad de la verdad.3 Whitehead (1972) señala que el supuesto básico de la
Ciencia Moderna “es el convencimiento generalizado e instintivo de un orden de cosas, y en
particular, de un orden de la naturaleza (…) Esta fe en la posibilidad de la ciencia, producida
anteriormente al desarrollo de la teoría moderna, es un derivado inconsciente de la teología
medieval”. A esto agrega Popper (1972) “nuestras motivaciones y nuestros ideales puramente
científicos, como el ideal de la pura búsqueda de la verdad, hunden sus raíces más profundas en
valoraciones extracientíficas, y en parte, religiosas”
Estos círculos científicos pioneros estaban asociados al poder político para buscar y obtener su
protección. Francis Bacon4 había calificado ya a la investigación científica como un servicio público
y Galileo escribía “interferir con la labor de los científicos sería condenarlos a que vean lo que no
ven, que no comprendan lo que comprenden y cuando buscan, que encuentren lo contrario de lo
que encuentran”. En este contexto de nuevas ideas las primeras instituciones científicas tenían sus
características particulares, sus miembros pertenecían a grupos de elite, de la Iglesia, del Ejército
y la política. Pasaría mucho tiempo hasta que los llamados científicos gozaran de reconocimiento
social. La institución francesa (Academie Royal de Sciences) bajo control real brindaba altos
salarios y contaba con un buen presupuesto, mientras que la inglesa otorgaba a sus integrantes
un apoyo más formal que económico.

1 Lamo de Espinosa (1994) ET AL “La sociología del conocimiento y la ciencia” Madrid: Alianza Editorial.
2
En el parágrafo 39 de su obra Novum organum publicada en el siglo XVII, muestra que el conocimiento no se produce
en un espacio puro, sino que existen fenómenos que lo afectan. Algunos de ellos son los dogmas filosóficos y científicos,
la naturaleza humana y las tradiciones en las que el investigador se ha formado. F. Bacon desarrolló el concepto de
mitos colectivos (idola), estableciendo que se pueden constituir en puentes u obstáculos para las relaciones entre el
conocimiento ordinario –de sentido común– y el conocimiento científico. F. Bacon clasifica los idola en cuatro:
-Idola tribu (ídolos de la tribu). Bacon señala que todo individuo, por tener la naturaleza humana, presenta prejuicios
propios de su especie, como confundir la realidad con el deseo o el engaño de los sentidos. Los ídolos de la tribu son los
errores en que la mente cae por causa de su misma naturaleza, propensa a sacar conclusiones precipitadamente, a
ubicar regularidades donde no las hay, a confundir ideas con datos, a ser demasiado crédulo, etc. Estos ídolos conducen,
finalmente, a la falsedad porque se apoyan en los datos engañosos que proporcionan los sentidos.
-Idola specus (de la caverna). Además de padecer de los prejuicios propios del género humano, cada persona sufre de
los prejuicios inherentes a su personalidad, carácter, sentimientos o pasiones. Emergen, por tanto, de la subjetividad y
velan por la auténtica naturaleza de la verdad. Son prejuicios de carácter individual, están frecuentemente ocultos, o
están disimulados. No somos conscientes de que este prejuicio nos nubla la visión.
-Idola fori (ídolos del mercado). Es un prejuicio que procede del uso del lenguaje y se origina por el contacto entre los
hombres. Causa un auténtico reino de la confusión, pues llega a utilizar conceptos ilusorios para cosas inexistentes.
Cuando los conceptos faltan, los suplen oportunamente las palabras
-Idola teatri (ídolos del teatro). Surgen por los dogmas filosóficos, científicos o las ideologías, y tienen que ver con la
incapacidad de poner en tela de juicio la tradición en la que el investigador fue formado. Son los que se derivan de las
falsas teorías, que han engañado a los hombres a la manera como los actores engañan a su público en el teatro.
Los idola se constituyen en falsos dioses a los que el hombre de la ciencia les rinde tributo sin pensar por qué.
3 Lamo de Espinosa. Op Cit.
4 Bacon-1627- citado en Salomón (1996)
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La denominación científico fue expresada por primera vez en 1840 por el reverendo Whewell (casi
doscientos años después de la creación de Royal Society) sustituyendo la denominación de filósofo
natural o sabio.
El reconocimiento social y legal de la actividad científica llegó poco antes de la Segunda Guerra
Mundial, marcando un hito en este proceso, la capacitación técnica ofrecida por la Ecole
Polytechnique de Francia, con laboratorio de investigación y enseñanza; lamentablemente luego
L’Ecole se dedicó únicamente a la enseñanza.
Entre 1881 y1914 se duplicó el número de científico y las otras categorías de miembros se
redujeron considerablemente. Este aumento de científicos dinamizó la competencia por el
reconocimiento y los recursos económicos que les permitían seguir en carrera. La comunidad
científica adquiere un doble rol: comunicar y reglamentar. El progreso del científico se desarrolla a
través de la publicación de resultados y mediante la cooperación con otros grupos de especialistas
que trasciende fronteras e ideologías.
Dentro del campo científico, los vínculos entre ciencia y tecnología se estrechan de tal modo que
su desarrollo se hace cada vez más interdependiente. Rápidamente se van desdibujando sus
fronteras, los procesos de innovación dependen del avance de la ciencia y muchas innovaciones
tecnológicas se realizan en laboratorios industriales, siendo frecuente que el sistema de
administración, control y evaluación característico de la industria se aplique a las actividades de
investigación, aún en las universidades.
El aumento de inversión en el área científica crece ostensiblemente a partir de la segunda mitad
del siglo XX en países europeos como Alemania, Francia e Inglaterra y también en Estados Unidos.
Las consecuencias iatrogénicas de la intervención de la ciencia en diferentes contextos sociales y
culturales, produciendo menos y no más calidad de vida demuestran que el objetivo de Bacon de
extender el bienestar y la felicidad ha devenido en una ciencia funcional al crecimiento económico
de los países desarrollados, generando el agotamiento de los recursos naturales hipotecando la
existencia de las generaciones futuras.5
Las Ciencias Sociales. Origen y disputas6.

La aparición manifiesta de las llamadas Ciencias Sociales aconteció en la Europa del siglo XIX, en
el momento histórico en que se hizo evdente que la sociedad, la vida de os hombres en ella, las
relaciones que se gestaban entre las personas no eran ni algo claro, ni dado de una vez por todas.
La Europa del siglo XIX no encuentra modos de pensar la sociedad, se encuentra sin elementos
para comprender el todo social, los comportamientos individuales, las relaciones sociales. Fruto de
una lucha con el mundo social que se había vuelto problemático surgieron las que conocemos hoy
como ciencias: la Sociología, la historia, la política, la economía, la psicología…pero, ¿eran
verdaderamente ciencias en aquel momento? L respuesta dependerá de la definición de ciencia
que se adopte.
Desde sus orígenes las llamadas Ciencias del Espíritu, Humanas o Sociales se enfrentaron al
interrogante planteado desde la matriz positivista acerca de su status de cientificidad. La constante
es la polémica sobre su status de verdad.
En sus inicios, algunos señalaban su carácter de ciencias y otros no. Unos exigían que las “nuevas”
ciencias se acomodaran al paradigma o modelo de las ciencias verdaderas, es decir, de las físico-
naturales; mientras que otros defendían su carácter autónomo. La polémica que subyace a estos
planteos es la siguiente: ¿qué es la ciencia? Lo problemático e inquietante es observar la
diversidad de criterios que se aplican al término. Para establecer el debate es indudable la
necesidad de bucear en la génesis del debate de la mano de la Filosofía de la Ciencia.
La reflexión acerca del origen de la ciencia nos referencia a von Wright (1980) para distinguir la
presencia de dos tradiciones que están presentes en la historia de la ciencia: la aristotélica y la

5 Ulrich Beck (1992) señala “Justamente con la capacidad creciente de opciones técnicas crece la incalculabilidad de sus
consecuencias…Dicho de otro modo, en la sociedad de riesgo las consecuencias desconocidas y no queridas pasan a ser
la fuerza dominante en la historia y en la sociedad (…) La sociedad de riesgo es una sociedad catastrófica. En ella la
condición excepcional amenaza con ser la norma”
6 Las referencias se apoyan en el texto de JM Mardones (1989) “Filosofía de las Ciencias Humanas y Sociales” México:
Antropos.
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galileana. Cuando von Wright habla de tradiciones está indicando dos tipos de planteamientos
absolutamente diferentes entre sí acerca de las condiciones que ha de satisfacer un argumento
que se quiera denominar científico.
Ambas tradiciones tienen su raíz en el pensamiento griego. Desde este punto de vista, no nos
deben engañar sus nombres. La tradición Aristotélica se remonta al pensamiento de su homónimo,
mientras que la Galileana recibe de Galileo Galilei su nombre, pero recoge sus raíces de
pensadores anteriores a Aristóteles como es el caso de Pitágoras o de Platón. Que quede claro: lo
que nos interesa no son las referencias personales, sino las diferentes concepciones de ciencia que
ambas vehiculan. Estas tradiciones, con su caudal histórico llegan a la actualidad y persisten en
una confrontación cuyo lugar más visible es la fundamentación de las disciplinas humanas/sociales
como científicas.

La tradición Aristotélica (Ciencia como explicación teleológica)


Desde esta tradición la investigación científica se origina cuando el observador se percata de la
existencia de ciertos fenómenos. El principio original de la investigación es la observación. Pero la
explicación científica sólo se obtiene cuando se logra dar razón de los hechos o fenómenos
observados.
Con Aristóteles, la explicación para ser científica recorre un camino inductivo: se inicia en la
observación de los fenómenos y deriva en la elaboración de los principios generales o principios
explicativos del mismo. Estos principios se infieren por enumeración simple o por inducción directa.
De este modo se obtienen generalizaciones acerca de las propiedades de la especie o género. Esta
etapa se denomina inducción y consiste en obtener principios explicativos a partir de los
fenómenos que se han de explicar. Pero el aporte de Aristóteles es la necesidad de completar este
proceso con un segundo momento: el deductivo, consistente en deducir enunciados acerca de los
fenómenos a partir de las premisas que incluyan o contengan a los principios explicativos. Según
el filósofo debe existir una relación causal entre las premisas y la conclusión del silogismo acerca
del fenómeno que se intenta explicar.7
La característica fundamental de la explicación aristotélica es su causa final, conocida como telos,
de ahí que la explicación desde esta tradición recibe el apelativo de teleológica.
La explicación teleológica o finalista tiene el propósito de señalar con qué fin ocurren los
fenómenos.8 El supuesto implícito señala que las acciones humanas contienen un telos que las
cubre de sentido, una intencionalidad, cierta finalidad desde la cual están orientadas.

La tradición Galileana (Ciencia como explicación causal)


Las primeras críticas a la tradición Aristotélica se remontan al siglo XIII y son las que de a poco le
dan forma, contenido y perspectiva a un modo de concebir a la ciencia opuesta al razonamiento
inductivo analítico.
Hacia el siglo XVI durante el Renacimiento tardío y la época del Barroco, las condiciones sociales y
culturales maduraron al punto de hacer posible el “giro copernicano”, es decir la emergencia de un
pensamiento que deja de mirar el universo como un conjunto de sustancias con sus propiedades y
poderes, para verlo como un flujo de acontecimientos que suceden según leyes.
En estas condiciones nace la ciencia moderna y es bajo esta lógica que se erigen las primeras
disciplinas sociales/humanas. Esta nueva concepción del mundo es visible en las obras de Bacon,
de Galileo y se aleja de la metafísica para adoptar características de funcional y mecanicista. Los
nuevos ojos de la ciencia están transidos de ansias de poder y control de la naturaleza. El centro
no es ya el mundo (y sus sustancias) sino el hombre. Esta mirada cosifica, reduce la naturaleza a
objeto para sus necesidades y utilidades. Se trata de reducir las propiedades de un fenómeno en
una formula matemática.
Esta tradición asume un interés pragmático, mecánico-causalista cuyos interrogantes indagan por
el cómo más inmediato y próximo de los fenómenos y sus consecuencias. De este modo se

7 Nótese que para Aristóteles la causa de un fenómeno tiene cuatro aspectos: causa formal, causa material, causa
eficiente y causa final.
8 Aristóteles dirá que la explicación teleológica se aplica tanto al desarrollo y crecimiento de los organismos vivos, como
a aquellos de origen inanimado o inorgánico.
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cristaliza un método que a la postre será considerado único y representara el canon de


cientificidad al que deberán ajustarse todas las disciplinas: el método experimental. Será la
comparación de las hipótesis con las consecuencias deducidas mediante la observación de la
realidad o experimentación la que otorgara valor explicativo a los argumentos.
Los supuestos que dotan de sentido esta tradición se inscriben en el pensamiento de los
humanistas, los que dirán que la naturaleza y el cosmos se pueden expresar en lenguaje
matemático. No es necesario buscar la sustancia sino las leyes matemáticas capaces de develar la
estructura real del mundo físico. Las formulaciones teleológicas de Aristóteles se remplazan por las
formulaciones matemáticas de Arquímedes.
El pensamiento humanista comulgó con el capitalismo naciente a los fines de consolidar esta
tradición. Los cambios en los modos de producción, el surgimiento de los centros urbanos y el
esquema de oferta y demanda favorece la acumulación del capital y el fortalecimiento de una
nueva clase social urbana: la burguesía. Propio de ésta será el gusto por una cultura más secular,
una propensión a los hechos concretos y su sentido del orden y lo positivo. Lo positivo es lo que se
asocia a lo útil y pragmático. El interés de la nueva ciencia es acorde con el afán de dominar la
naturaleza y desde una actitud del conocimiento Bacon será el gran apóstol de esta actitud
tecnológica.
El aspecto más importante del planteo galileano es el énfasis en el valor de la abstracción e
idealización de la ciencia. El pensamiento científico no trabajará con complicaciones empíricas sino
con conceptos ideales y considera como explicación científica a aquella que se formule en términos
de leyes que relacionan fenómenos determinados numéricamente, es decir, matemáticamente.
Tales explicaciones tomarán la forma de hipótesis causales. Pero causal aquí posee una
connotación funcional en una perspectiva mecanicista.

En términos generales puede decirse que la polémica acerca del status de cientificidad de las
Ciencias Humanas y Sociales ha girado en torno de la confrontación entre explicación causal
versus explicación teleológica. Con el correr de los siglos esta polémica se traducirá en explicación
(ERKLÄREN) frente a la comprensión (VERSTEHEN) En tal sentido revisaremos las polémicas
presentes en la Filosofía de las Ciencias Sociales y Humanas.

Primer polémica: Positivismo decimonónico vs. Hermenéutica.


El contexto donde tiene lugar esta polémica es la Europa del siglo XIX, la que eclosiona y atraviesa
por la crisis donde se gesta la Revolución Francesa. La crisis de la sociedad se hizo evidente lo
mismo que la ignorancia teórica al respecto.
Hacia mediados del mismo siglo en pensamiento occidental se encuentra con unas ciencias físico-
naturales consolidadas y unas ciencias sociales con pretensiones y aspiraciones de cientificidad. En
tal sentido, la matriz filosófica consolidada es la del positivismo decimonónico, expresada en A
Comte y JS Mill. El término positivismo fue utilizado por primera vez por el filósofo y matemático
francés del siglo XIX Auguste Comte (1798-1857), pero algunos de los conceptos positivistas se
remontan al filósofo británico David Hume (1711-1775), al filósofo francés Saint-Simon (1760-
1825), y al filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804).
El positivismo es una corriente filosófica que no admite como científicos otros conocimientos, sino
los que proceden de la experiencia, rechazando, por tanto, toda noción a priori y todo concepto
universal y absoluto. El hecho es la única realidad científica, y la experiencia y la inducción, los
métodos exclusivos de la ciencia. Por su lado negativo, el positivismo es negación de todo ideal, de
los principios absolutos y necesarios de la razón, es decir, de la metafísica.
Definido por Comte, sus principales atributos están dados por:
-El monismo metodológico: los objetos son abordados desde la unidad del método y la
homogeneidad doctrinal. Sólo se puede entender de una única forma aquello que se considere
como una auténtica explicación científica.
-El modelo o canon de las ciencias naturales exactas: la unidad del método positivo tiene un canon
o ideal metodológico frente al que se confrontaba el grado de desarrollo y perfección de todas las
demás ciencias: el baremo de las ciencias físico-matemáticas.
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-La explicación causal o erklären como característica de la explicación científica: la ciencia avanza
preguntándose por las causas fundamentales de un hecho. Tal explicación de carácter causal viene
expresada también en a búsqueda de leyes generales hipotéticas de la naturaleza que subsuman
los casos o hechos individuales.
-El interés dominador del conocimiento positivista: el control y el dominio de la naturaleza
constituye el objetivo de la ciencia. Cuando la razón se unilateraliza hacia la cosificación y
absolutiza sus posiciones estamos ante lo que Adorno y Habermas llaman razón instrumental.
Este positivismo pretenderá hacer ciencia social siguiendo la tipificación ideal de la física
matemática, acentuando la relevancia de las leyes generales para la explicación científica y
tratando de subsumir bajo el mismo y único método a todo saber con pretensiones científicas. Se
trataba de hacer física social según Comte.

Frente a esto se fue fraguando en Alemania una tendencia antipositivista que madurará con el
nombre de Hermenéutica9.
De acuerdo a Nava Ortiz (s/d) todavía no existe un consenso para considerar a la hermenéutica
una técnica, un método, un arte o una filosofía, ya que se considera todo a la vez, más sus
interpretaciones no son ambiguas. La hermenéutica tiene como finalidad principal interpretar y
comprender textos y contextos. Dicha interpretación y comprensión son conceptos derivados del
Verstehen, que nació en oposición al Erklären o descripción, términos acuñados por el filósofo
alemán de finales del siglo XIX y principios del XX J. G. Droysen.
Debido al predominio de los métodos positivistas que dejaban fuera toda interpretación de lo
sensible e interno de los individuos, la hermenéutica resurgió hacia el siglo XIX, como parte de un
movimiento de rechazo al predominio de los cánones y hegemonías ideológicas y de apertura de
una nueva dialogicidad. El planteamiento que hizo la hermenéutica al positivismo, fue captar y
comprender los "aspectos internos del ser humano", que Droysen definió como manifestaciones
sensibles de la "interioridad de los sujetos", cuyas manifestaciones expresan la interioridad y las
expresiones sensibles del ser humano. No captarlas, equivaldría a no comprenderlas, de ahí la
importante tarea que cubre la hermenéutica.
En el mapa europeo, la corriente anti-positivista habrá de surgir en Alemania, Italia e Inglaterra.
Las principales confrontaciones de los hermeneutas son el rechazo al monismo metodológico, a la
física-matemática como canon ideal regulador de toda explicación científica, al afán predictivo y
causalista y la reducción de la razón a la razón instrumental.
El primero de los hermeneutas, Droysen (1858) aportará a esta contracorriente la idea de que “la
manifestación de lo singular es comprendida (Verstanden) como una manifestación o expresión de
lo interior en cuanto se retrotrae a lo interior” Para Droysen el humano expresa su interioridad
mediante manifestaciones sensibles, y toda expresión humana sensible refleja una interioridad. No
captar en esas manifestaciones esa dimensión interna equivale a no comprenderlo.

9 Autores como Nava Ortiz (s/d) señalan que El origen de la hermenéutica se sitúa en la mitología de la Grecia antigua,
donde Hermes fue designado por los dioses para llevar y traer mensajes, consejos o amonestaciones a los hombres. Sin
embargo, la primera función consistió sólo en transmitir mensajes, sin mediar en su interpretación. Los procesos de la
interpretación hermenéutica se denominan bajo dos grupos: a) Método Histórico-Filológico o Retórico, caracterizado por
la interpretación literaria de los textos, sobre todo los bíblicos, bajo un enfoque dogmático o de interpretación literal,
fenómeno que se observó sobre todo, durante la era Patrística y el Método Histórico-Alegórico o Simbólico, caracterizado
por adaptar la lectura e interpretación de los textos a la mentalidad y época de los lectores o intérpretes, fenómeno que
se observó sobre todo era Escolástica, a partir de la interpretación de los simbolismos ocultos en el Nuevo Testamento,
todo ello mediante alegorías o metáforas.
Fue en a era Patrística o Hebrea (siglos I. a V d. C.) y la era Griega Clásica o Helenística (s. V a I a. C.), cuando
surgieron, se delimitaron y perfeccionaron los métodos de interpretación hermenéutica. Con el surgimiento del
Cristianismo (incluyendo el movimiento de Reforma y la difusión de la Biblia como texto de la Iglesia Romana) a inicios
de la era moderna, cuando se presentó una ruptura del Método Histórico-Filológico, resurgiendo el Método Histórico
Alegórico, como técnica, arte, método y filosofía de interpretación y comprensión humanos. Ambos métodos se
vincularon con al problema de la historicidad, donde la interpretación gramatical apuntó a lo que en algún tiempo
pretendió decirse y quiso conservarse o sustituirse, a través de una expresión verbal devenida históricamente en un
nuevo signo.
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Este autor fue quien establece las diferencias entre explicación (Erklären) y comprensión
(Verstehen). Desde sus aportes en las Ciencias Sociales el término Verstehen es sinónimo de
comprensión, viene a representar una concepción metodológica propia del campo.
Dentro de la corriente hermenéutica algunos autores complejizarán el concepto de comprensión
fortaleciendo la postura anti-positivista. Así por ejemplo, para Dilthey10 y Simmel la comprensión
tiene una resonancia psicológica, una forma de empatía (Einfühlung) o identificación afectivo-
mental que reactualiza la atmósfera espiritual, sentidos, pensamientos de sus objetos de estudio.
A ello Dilthey agrega la pertenencia del investigador y la realidad investigada al mismo universo
histórico: el mundo cultural e histórico del hombre. Se da por tanto, una unidad sujeto-objeto que
permite la comprensión desde dentro de los fenómenos históricos, sociales, humanos.
A ellos se sumarán los aportes de Windelband (1894) quien señala que estamos ante un modo de
conocer fenómenos individuales e irrepetibles. Este autor calificó de nomotéticas a las ciencias que
persiguen leyes generales e ideográficas a aquellas dedicadas a la comprensión de las
peculiaridades individuales y únicas.
Weber dirá que la comprensión es el método de las ciencias cuyos objetos representan una
relación de valor que hace que dichos objetos se nos presenten relevantes, con una significatividad
que no poseen los objetos de las ciencias naturales. Es, precisamente, esa significatividad la que
permite identificar y seleccionar tales objetos. El investigador llega a la comprensión de tal
significado porque puede compartir, comparte con el objeto los valores que le atribuyen
significado.
Es en el último Dilthey donde se observa claramente que escapando del tejido positivista, hay una
recuperación del pensamiento aristotélico. Dilthey dirá “el espíritu solo puede comprender lo que
ha hecho”. La explicación para ser científica debe procurar que los fenómenos sean inteligibles
teleológicamente, antes que determinar su predictibilidad a partir de causas eficientes.
Hacia fines del siglo XIX la polémica quedará manifiesta en los planteos de Durkheim, por un lado,
y de Max Weber por el otro. El primero desde Las reglas del método sociológico dirá que los
hechos sociales deben investigarse como cosas, mientras que desde la Sociología Comprensiva de
Weber se aboga por la recuperación de los sentidos que originan la acción social.

La segunda polémica: Racionalismo Crítica vs. Teoría Crítica.


El contexto donde tiene lugar esta polémica es el periodo de entre guerras. Este tiempo conoce el
resurgimiento de la lógica, iniciado alrededor de 1850. El desarrollo de la lógica se vinculó al
positivismo y dio como resultado el denominado Positivismo Lógico (1920) referentes de esta
corriente serán B. Russel el primer Wittgenstein y los integrantes del Círculo de Viena.
Este positivismo lógico argumentará que los únicos enunciados científicos son aquellos sometidos a
la lógica y a la verificación empírica. Científico es solo, por tanto, aquel análisis de la realidad que
trabaje con la teoría de la relación lógico-matemática y la verificación empírica. Para Carnap,
referente del Círculo de Viena, el objetivo era reconstruir racionalmente todos los posibles
enunciados de la ciencia universal, lógicamente trabada. Carnap planteara la superación de la
pseudociencia mediante el análisis lógico del lenguaje, es decir, el ideal de un lenguaje científico
universal hecho e signos y símbolos nuevos, neutrales, unívocos, sin lastres históricos. Es el
máximo ideal de exactitud absoluta, precisión y formalización. Además de ello, el Círculo plantea la
comprobación y verificación empírica de todas las afirmaciones. Se tendrán por verdaderos
aquellos enunciados capaces de ser sometidos a observación directa y comprobación mediante
experimentos.
También de matriz positivista pero alejado del absolutismo del Círculo de Viena, Karl Popper dirá
desde el Racionalismo Crítico que la mayoría de los enunciados científicos no son verificables
empíricamente y que el rechazarlos conduciría a la muerte de la ciencia. Las críticas esbozadas en
Lógica de la Investigación aparecido a mediados de siglo arremeten contra el positivismo lógico e
inauguran lo que en la Filosofía de la ciencia se conoce como Racionalismo crítico (traducido
también Criticismo racional)

10 Esta idea psicologizada de la comprensión es el más vulgarizado. La de Dilthey no es una teoría psicológica de la
comprensión puesto que está lejos de tomar la parte por el sobre el todo.
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Para el racionalismo crítico la ciencia no avanza verificando empíricamente cada enunciado. Antes
bien, las hipótesis científicas pretenden posibilitar el conocimiento de las leyes de la naturaleza y
poder efectuar pronósticos con validez para el futuro pero que no son verificables.
k. Popper dirá que los enunciados científicos hay que entenderlos como esbozos arbitrarios,
creativos, que sólo tienen lugar conjetural e hipotético y necesitan la comprobación ulterior. Y ya
que no se pueden comprobar todos los posibles casos subsumidos por una hipótesis científica, no
podremos utilizar la verificación, sino la falsación. Lo que podemos hacer no será verificar el
universo de casos, sino comprobar si algún elemento del universo no reúne los atributos señalados
en la hipótesis. Si encontramos algún caso que contradiga nuestra hipótesis esta quedará falseada.
El fundamento lógico del falsacionismo es que de un enunciado o frase singlar se puede seguir la
negación de una frase o enunciado general, pero no una frase o teoría general. Cuando la teoría
resiste los intentos de falsación será aceptada como científica provisionalmente mientras no se
demuestre lo contrario.
La ciencia de Popper deja de ser inductiva para ser deductiva, deja de ser absoluta para ser
conjetural, provisoria. El criterio de validación es el de la falsación. Este es el método científico al
que se tienen que someter también las ciencias sociales humanas. Cae pues en un monismo
metodológico. Toda explicación científica adopta en último término la forma de un esquema lógico
donde el fenómeno que hay que explicar será la conclusión de una inferencia lógica deductiva,
cuyas premisas están constituidas por la teoría y las condiciones iniciales. El tipo de explicación es
causal en sentido amplio.

Durante el periodo entre las dos guerras mundiales se fundó en Alemania un instituto de
investigación anexo a la Universidad de Frankfurt que tras varios años daría origen a lo que luego
se conocería mundialmente como la Escuela de Frankfurt. Su fundador es Horkheimer. A él se
sumarán Adorno, Marcuse, Fromm, Loventhal, Polloch. Herederos del marxismo su pretensión es
analizar la sociedad occidental capitalista y proporciona una teoría de la sociedad que posibilite a
la razón emancipadora las orientaciones para caminar hacia una sociedad buena, humana y
racional.
Para Adorno (1973) “La ciencia no es sino un descubrir la verdad y la falsedad de aquello que el
fenómeno observado quiere ser por si mismo…no hay conocimiento que en virtud del
discernimiento, inherente a él entre lo verdadero y lo falso, no sea, al mismo tiempo, crítico. Solo
una sociología capaz de poner en movimiento las antítesis petrificadas de su organización
accedería a si mismo”11
Marcuse (1969) aporta que el conocimiento no es un registro y sistematización de los hechos, sino
“un impulso proviene precisamente de la fuerza con que habla, en contra de los hechos,
mostrando las posibilidades de mejora frente a una mala situación fáctica. La teoría crítica se
opone a la justicia de la realidad, al positivismo satisfecho, pero a diferencia de la filosofía, fija
siempre sus objetivos a partir de las tendencias existentes en el proceso social.
Los supuestos de la Teoría crítica se fundan en la teoría marxista acerca del carácter práctico de la
atribución de verdad a un pensamiento. Por ello Horkheimer (1976) dice “solamente una sociedad
mejor puede establecer la condición para un pensar verdadero”
La primera generación de la Teoría Crítica de Frankfurt se enfrentará con el positivismo al señalar
en la obra de Horkheimer (1937) que el positivista no advierte que su ver, su percibir está
mediado por la sociedad (burguesa, capitalista) en la que vive. Si renuncia a percibir esta
mediación de la totalidad social del momento histórico que vive, se condena a percibir
apariencias.12 De este modo, la teoría crítica niega la supremacía de la observación como fuente
de conocimiento. Tampoco niega los hechos, pero se niega a consagrarlos como reales por
antonomasia. “Lo que es no es todo” dirá Adorno. Allí donde no se advierte el carácter dinámico,
procesual de la realidad, cargado de potencialidades, se reduce la realidad a lo ya dado. Y tras las
reducciones están las justificaciones. La ciencia positivista ligada al nacimiento del capitalismo y al
desarrollo industrial privilegia una dimensión de la razón: la que atiende a la búsqueda de los
medios para conseguir unos objetivos dados. Son esos objetivos o fines los que son puestos

11 Citado en Vasilachis de Gialdino, I 81992: 35)


12 Fragmentos extraídos de Horkheimer (1974) Teoría Crítica. Amorrortu: Bs As.
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FICHA DE CÁTEDRA Nº 1

decisionísticamente por quienes controlan y pagan los servicio de la ciencia. La razón se reduce a
la razón instrumental. De este modo, la ciencia positivista funciona con el prestigio de sus éxitos
tecnológicos, y su racionalización en la teoría de la ciencia, como una ideología legitimadora de la
unidimensionalización de la razón.
No se puede desvincular el contexto de justificación del contexto de descubrimiento, es decir, no
se puede atender a la lógica de la ciencia, al funcionamiento conceptual, y prescindir del contexto
sociopolítico-económico donde se asienta tal ciencia. También en los factores existenciales y
sociales que penetran en la ciencia se asientan problemas epistemológicos pues quien olvida este
entorno (que Adorno y Horkheimer llaman totalidad social) desconocen además de las funciones
sociales que ejercita su teorización, la verdadera objetividad de los fenómenos que analiza.
Los correctivos de Adorno hacia el positivismo lógico y el Racionalismo crítico son los siguientes:
a) al principio de la ciencia no está el problema mental, sino e problema real, es decir, la
contradicción. Al comienzo de las ciencias sociales-que quede claro-están las contradicciones
sociales;
b) se acepta que la raíz fundamental del método científico es la crítica, es decir, se conoce a través
de la crítica. De la razón crítica. Adorno renuncia a confiar en la fuerza la razón ya que de este
modo las ciencias sociales quedan privadas del momento hermenéutico de la anticipación. Sin
anticipar in modelo de sociedad, que exprese el ansia emancipadora, racional y de búsqueda del
mundo social bueno del hombre, no hay posibilidad de escapar del anillo mágico de la repetición
de lo dado, ni de dar cuenta del todo social que enmarca y da sentido a los hechos sociales
concretos.
La crítica social conlleva la observación de los datos particulares, sin verlos estructurados en la
totalidad social, es superficial. Y la crítica que no está dirigida por el interés emancipador no
penetra más allá de la apariencia. De este modo, se impone una metodología que atiende a los
datos de la realidad pro va más allá de lo aparente para captar el fenómeno en su objetividad.
Esto sólo se logra si se acepta que la razón mantiene una autonomía relativa respecto de los
hechos;
c) la objetividad se alcanza con el método crítico (Adorno, Horkheimer). La vía crítica n sólo es
formal, no sólo se limita a la reflexión sobre los enunciados, métodos y aparatos conceptuales,
sino es crítica del objeto del que dependen todos estos momentos, es decir, del sujeto y los
sujetos vinculados a la ciencia organizada. Si la crítica no se convierte en crítica de la sociedad, sus
conceptos no son verdaderos;
d) lo que separa la teoría crítica de otros pensamientos es su horizonte emancipador, “el interés
por la supresión de la injusticia social” (Horkheimer, 1937) Este interés es de carácter no ortodoxo,
es desideologizador, nombra lo que nadie nombre, desvela la injusticia como camino, como vía
negativa para hacer florecer la verdad de la sociedad futura que deseamos.

Los postulados de Popper y de Horkheimer han sido replicados, sostenidos por sus discípulos e
impulsados hasta la actualidad, dando lugar a la tercera fase de la polémica desatada en el marco
de las dos tradiciones en investigación.

Tercera polémica: la explicación vs la intención.


Esta polémica se aviva alrededor de 1957 producto del debate originado a raíz de la aplicación del
esquema lógico básico de Popper al análisis de los fenómenos históricos. Surgió entonces el
debate respecto de qué es la explicación y cómo debería darse en las ciencias sociales. E
Anscombe es quien introduce la noción de intencionalidad para dar cuenta de que la distinción
entre explicación y comprensión se da a tenor de la conducta intencional presente en la
descripción de un hecho o fenómeno.
Tratando de explicar la historia, Hempel dirá que una ley es una implicación universal (todos los A
son b) o bien una correlación probabilística es decir, las leyes enuncian concomitancia regular o
uniforme de los fenómenos, entonces el déficit de las explicaciones históricas refieren a la
ausencia de referencia a leyes generales. En este sentido, Popper dirá que las leyes históricas son
algo familiar que se supone implícitamente como dado y debido a esa naturaleza trivial de la que
se originan no merece mención explicita.
SEMINARIO DE METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACION Y TESIS -2012- 10
FICHA DE CÁTEDRA Nº 1

Frente a esto, los herederos de la tradición aristotélica señalan que la explicación histórica tiene
sus propias características, atendiendo al planteo de Dray (1964) acerca de que la explicación es
mostrar el proceder adecuado o racional en la ocasión considerada.
Señalando que las explicaciones históricas no pueden fundarse en leyes generales, Von Wright
aporta el concepto del silogismo práctico, recuperando a Aristóteles. El silogismo indica 1)el punto
de partida de la premisa mayor del silogismo menciona alguna cosa pretendida o la meta de
actuación; 2) la premisa menor refiere algún acto conducente a su logro, así como un medio
dirigido a tal fin; 3) finalmente la conclusión consiste en e empleo de este medio para alcanzar tal
cuestión. El silogismo provee un modelo explicativo legitimo por si mismo que constituye una
alternativa definida al modelo de cobertura legal teórico subsuntivo.
Más adelante, Winch (1972) dirá que el investigador social tiene que comprender el significado de
los datos del comportamiento o conducta social que observa y registra si quiere tratarlos como
hechos sociales. La comprensión ocurre cuando interpreta los datos en términos de conceptos y
reglas que determinan la realidad social de los agentes estudiados. Sin la comprensión de las
reglas de juego no hay comprensión del comportamiento en sociedad. La conclusión metodológica
que saca Winch es que la explicación científica de la conducta social debe servirse del mismo
entramado conceptual utilizado por los propios agentes sociales.
Anteriormente, Schütz influido por la fenomenología de Husserl, reformula el carácter definitivo de
las construcciones científicas. Los científicos tratan con sucesos que revelan estructuras intrínsecas
de significatividad, tal significatividad es inherente al mundo social. La consecuencia de este
planteo es el rechazo al positivismo que no ha captado la complejidad de la actitud natural del
hombre en su vida cotidiana. Las construcciones científicas en las ciencias sociales son
construcciones segundas, puesto que son elaboraciones sobre las construcciones ya por el actor
social en su vida cotidiana. Tales construcciones segundas trabajan con un modelo de
interpretación subjetiva de las acciones sociales que deberá ser coherente lógicamente y sobre
todo, adecuarse asimismo a la comprensión que de dicha acción tienen el actor social y sus
semejantes (expresada en sentido común)
Superadores aún más son los planteos de la Segunda Generación de Frankfurt, especialmente en J
Habermas y K Apel, que introducen unas correcciones para explicaciones científicas autenticas de
lo social.
El giro que introduce la segunda generación alude al análisis de los intereses que rigen el
conocimiento. Dirán que la razón humana esta imbricada inextricablemente con el interés. No hay
conocimiento sin interés. Habermas, siguiendo a Horkheimer, distingue entre el interés que dirige
el conocimiento de la naturaleza, orientado fundamentalmente al control y dominio de la misma,
del interés práctico de las ciencias que tratan de que se establezca una buena comunicación entre
los dialogantes (ciencias histórico-hermenéuticas) e interés emancipativo que orienta las ciencias
sistemáticas de la acción o ciencias sociales. Lo que demuestra es que las ciencias están referidas
al interés cognoscitivo emancipatorio, que se asienta sobre la autorreflexión y pugna por conducir
al hombre a un ejercicio adulto de la razón, libre de la dependencia de poderes hipostasiados.
Así desemboca Habermas en el planteo de que la razón es intersubjetiva. El positivista salta por
encima de la función comunicativa del lenguaje, presuponiendo un lenguaje objetivo y universal,
que sería, intersubjetivo a piori (Carnap)
Habermas y Apel llegan a la conclusión de que es posible la mediación dialéctica del Verstehen o
comprensión hermenéutica, mediante el Erklären, o la cuasi-explicación. Es decir, es posible y se
debe hacer ciencia social crítico-hermenéutica co un método que necesariamente tiene que utilizar
tanto la interpretación como la explicación por causas, orientada por el interés emancipativo y
dirigida a hacer una sociedad buena, humana y racional.
La ciencia para la segunda generación de Frankfurt tiene una finalidad: servir a la construcción de
una sociedad donde los individuos puedan ser realmente personas, la ciencia para ser mejores
hombre en una buena sociedad o vida buena (Aristóteles)

De los modelos lógicos-normativos a los modelos históricos y procesuales.


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La efervescencia teórica que supo generarse en los sesenta y setenta hizo posible que al interior
de la Filosofía de la ciencia hayan entrado en consideración las condiciones históricas y sociales
que antes no parecían considerarse en la producción del conocimiento científico.
El estado de la cuestión en los ochenta hizo posible el pasaje de los modelos lógicos y normativos
a los procesuales e históricos. Este pasaje se caracteriza por:
a) El postempirismo
En esta línea se alistan los discípulos de Popper, de entre los cuales descolla Lakatos. Su aporte
señala que el edificio de la ciencia no se destruye simplemente a través de la falsación de las
teorías. Al contrario, los científicos defienden sus teorías (sus programas de investigación) con
cinturones protectores o de seguridad, creando anillos defensivos de la hipótesis. Lakatos habla de
programas de investigación que resguardan en centro firme, al que rodea un cinturón de hipótesis
auxiliares. El programa se mantendrá vigente mientras siga prediciendo con cierto éxito y
explicando más que sus rivales. De este modo, dentro de la matriz galileana se abandona el diseño
de conjeturas y refutaciones. La misma matriz positivista se apresta a conceder mayor atención a
proceso de la ciencia. Ya no se detiene tajantemente en la división entre contexto de
descubrimiento y el de justificación (Reichenbach)

b) La estructura de las revoluciones científicas


La entrada de las consideraciones históricas y sociales se produce con la obra de Tomas Kuhn. La
confrontación de teorías, la disputa entre los diferentes paradigmas, la competencia entre escuelas
y comunidades científicas penetran la ciencia misma. Solo cuando las anomalías detectadas son
reconocidas por la mayoría de los miembros de la comunidad científica, están dadas las
condiciones para el cambio de paradigmas, para una revolución científica.
Kuhn introduce el estudio de la dinámica del proceso mediante el cual se obtiene el conocimiento
científico. Afirmara el carácter no lineal ni acumulativo del desarrollo científico, así como la
inconmensurabilidad de los paradigmas existentes en la ciencia (ítem cuestionado desde el campo
de las Ciencias Sociales y Humanas)

c) ¿Todo vale en la Ciencia?


El porte de Feyerabend llevara a cuestionar la vigencia del método de investigación al punto de
indicar la muerte del método único. Para el epistemólogo ya no hay núcleos que defender sino
dogmas que derribar y nuevas teorías que edificar. La ciencia se asemeja al arte.
No son las pretensiones de Feyerabend decretar la muerte de la ciencia, sino visibilizar la crítica al
inductivismo, las debilidades del falsacionismo, y los matices del método científico.
Las discusiones desatadas por Feyerabend han servido para decr que la ciencia no esta tan
claramente demarcada de otras áreas intelectuales, ni que hay una unidad de método dentro de la
ciencia. El método hipotético-deductivo no es el único método científico.

Hacia una visión equilibrada


La modestia ha penetrado la ciencia. Ya no caben las visiones puramente lógicas o metodológicas,
la sociología, la historia tienen mucho que decir a la hora de tener una visión adecuada del
quehacer científico y su teorización. Quedan vigentes las polémicas respecto de los supuestos que
orientan el hacer ciencia, la adecuación y el rigor en el uso de los conceptos teóricos, la necesidad
de interpretación, la vinculación entre teoría y praxis, descripción y prescripción, observador y
teoría…pero va creciendo el consenso acerca de algunas de las cuestiones sin acentuar las aristas
de la diferencia y sin el tono discriminador dominante en el debate de los setenta. Entre esos
consensos están: la vigencia de dos tradiciones en investigación social y su origen griego; el
rechazo de los exclusivismos; el postulado de la complementariedad con lo cual el método
científico se ensancha, aparece el ideal de las generalizaciones débiles y el camino hacia la
transdisciplina.

Bibliografía consultada
MARDONES, J.M. (1989) Filosofía de las Ciencias Humanas y Sociales. Materiales para una
fundamentación científica. México. Antropos.
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FICHA DE CÁTEDRA Nº 1

MILLS, Wright. (1964) “Dos estilos de investigación en ciencias sociales” En: Poder y Política.
México, FCE.
MILLS, WRIGHT. La imaginación sociológica. Fondo de Cultura Económica. México.
VASILACHIS, Irene (1995) Métodos cualitativos I. EUDEBA. Bs As.
ZAFFARONI, Adriana (2005) Modos de producción del conocimiento. Seminario de Doctorado.
UBA.

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